Berríos, Fernando. El desafío de ser laico en América Latina

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  • 8/8/2019 Berros, Fernando. El desafo de ser laico en Amrica Latina

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    Desafo de ser laico en Latinoamrica

    Los laicos en la Iglesia y en el mundo segn el documento de Aparecida.

    Fernando Berros

    Desafo de ser laico en Latinoamrica

    Santiago de Chile / Religin Comunidad de discpulos misioneros en una "nueva realidad social, plural,diferenciada y globalizada"Para el Documento Conclusivo de Aparecida, el gran imperativo de la Iglesia latinoamericanahoy es reconocerse, antes de cualquier consideracin, como comunidad de discpulos. Discpulo es aquel que ha tenido unencuentro personal con Jesucristo, desde la experiencia de la conversin y la fe, y esa experiencia inevitablemente lorebasa y lo impulsa a comunicarla, es decir, a la misin. La misin, para la religin cristiana, consiste bsicamente enevangelizar, porque, como lo dice la misma palabra, el encuentro con Jesucristo es una experiencia de plenitud y de

    alegra que no cabe sino anunciar como una buena noticia. La buena noticia de la vida plena que el Padre Dios nos hadado en Jesucristo. Pero debemos conocer bien la realidad en la que vivimos y en la cual estamos llamados a serdiscpulos-misioneros (cap. 2, mtodo Ver-Juzgar-Actuar). Por aqu parte el documento (primera parte).

    Dnde y cmo se manifiesta concretamente esa experiencia de encuentro pleno con Cristo que desborda en misin? A

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    esto responde la segunda parte del documento: en la vida misma, en la dignidad de lo humano, que se vivecotidianamente en la familia, en el trabajo, en el encuentro con otros y con el mundo que compartimos (cap. 4). All y noen otra parte, los discpulos misioneros estamos llamados a la santidad en el seguimiento de Jess y de su mensaje delReino.

    Pero y aqu viene algo importante que no se haba subrayado an suficientemente- la Iglesia no es slo la sumade experiencias personales-individuales de encuentro con Cristo, sino que estas experiencias slo son posibles en el

    contexto de la comunin eclesial. Es la comunidad la que posibilita que personas individuales puedan tener esteencuentro. Esto distingue al cristianismo de toda forma de religiosidad intimista (cap. 5). Y esto se expresaconcretamente en el hecho de que el llegar a ser un autntico discpulo misionero ser el fruto de un proceso deformacin que se vive en los diversos espacios de la comunidad eclesial, partiendo por la familia (cap. 6).

    La tercera parte del documento ahonda en el tema de los principales contenidos y caminos concretos de la misin a laque se siente llamada la Iglesia del Continente. El primero y fundamental es que la comunicacin de la vida plena enCristo tiene que verificarse en el servicio de los cristianos a la vida plena y digna para todos, para las personasconcretas, sobre todo para aquellos que estn ms lejos de ello. Siguiendo en esto las orientaciones de BenedictoXVI, el documento reitera aqu la necesidad y la urgencia de la verificacin de la caridad que es Diosmismo! en la justicia y de no abandonar, sino, por el contrario, renovar la opcin preferencial por los pobres yexcluidos, de los "rostros sufrientes" que hoy estn en las periferias del mundo de la globalizacin. Un segundo tema

    importante es la defensa de la vida humana y de las personas en todos los momentos de la vida. Por ltimo, unaespecial atencin y cuidado de las culturas y de la cultura, incluyendo los desafos que plantea hoy a la Iglesia la culturade la globalizacin y del pluralismo.

    Por qu esta renovada insistencia en la idea de la Iglesia como comunidad de "discpulos-misioneros"? La respuestadebe buscarse sobre todo en la percepcin de la situacin socio-cultural del mundo de hoy, como una "nueva realidadsocial, plural, diferenciada y globalizada", que desafa a buscar "nuevas respuestas que den sustento a la fe y vivenciadel discipulado" (n. 345). En su conjunto, este contexto global es percibido por los obispos sobre todo como un espaciode diversidad y de pluralismo, un modelo de sociedad en que crecientemente la Iglesia como institucin ha ido perdiendorelevancia social. Y donde tambin la transmisin de la fe se ha tornado ms difcil.

    La autocomprensin eclesial basada en la nocin de comunin o "comunidad de discpulos", es lo fundamental y slo en esehorizonte es posible entender adecuadamente el sentido y el aporte especfico de las diversas vocaciones, carismas yministerios en la Iglesia. Todas las afirmaciones fundamentales del documento sobre la vocacin cristiana se aplican, porello, a la comunidad en su conjunto y no a una u otra "vocacin especfica" dentro de ella.

    Esto no es nuevo. As lo entendi la Iglesia desde sus mismos orgenes (ver, por ejemplo, 1Co 12, 12ss) y en la historiareciente lo ha recuperado con especial fuerza el Concilio Vaticano II. Pero hoy, ante los nuevos desafos de la realidadmundial, el documento de Aparecida lo redescubre con una fuerza y un sentido nuevos.

    Hacia un redescubrimiento de la vocacin laical

    De los fieles cristianos laicos se habla en muchos momentos en el documento. Se podra decir que a propsito de todoslos grandes temas, lo cual indica cunto se espera de nosotros en la vida y en el quehacer de la Iglesia en elcontinente. Y no es extrao, si somos la gran mayora de los que formamos la comunidad eclesial!

    Una especial mencin sobre los laicos se hace en la segunda parte, especficamente en el captulo 5 sobre "la comunin delos discpulos misioneros en la Iglesia". Siguiendo la perspectiva eclesiolgica que se ha destacado en el acpiteanterior, el documento se refiere aqu a la vocacin laical como una de las "vocaciones especficas" dentro de la Iglesiaque se entiende, toda ella, como misionera (nn. 209-215). La intuicin de fondo es que la Iglesia, para poder sermisionera, debe ser antes un autntico espacio de comunin de los discpulos de Jess. Un espacio comunitario en quecada cual pueda descubrir y realizar su propia vocacin cristiana junto a otros hermanos que recorren su propio camino,siguiendo todos al mismo Maestro y guiados por el mismo Espritu.

    En ese contexto, para caracterizar la vocacin laical el documento se apoya en Lumen gentium n. 31; y lo hace citando laparte de ese pargrafo que ofrece una descripcin positiva de esta vocacin, es decir, desde lo que ella es en s misma yno desde el punto de vista de lo que la distingue del sacerdocio ministerial y de la vida religiosa. Se quiere evitar as

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    entender al laico por aquello que no tiene (segn ese enfoque, el laico sera aquel cristiano que no tiene la ordenacinsacerdotal ni la profesin de los votos en la vida religiosa), y se intenta ms bien describirlo positivamente, por lo quetiene y por lo que es: "Los fieles laicos son los cristianos que estn incorporados a Cristo por el bautismo, que formanel pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan, segn su condicin, lamisin de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo" (n. 209)

    Como un aporte a las cuestiones que haban quedado en cierta medida abiertas desde el Concilio Vaticano y en la

    misma perspectiva establecida por el magisterio posterior, el documento de Aparecida destaca el rol de los laicos tantoen el mundo (n. 210) como al interior de la Iglesia, que est llamada a ser el espacio "donde todos vivan de maneraresponsable su compromiso cristiano" (n. 211). Una vez ms, pero con un acento nuevo, se insiste en que ello sloser posible mediante una "slida formacin doctrinal, pastoral, espiritual y un adecuado acompaamiento" (n. 212).

    Se insiste en que todo ello debe concretarse y no quedar en meras ideas. Por de pronto, los laicos "han de ser parteactiva y creativa en la elaboracin de proyectos pastorales a favor de la comunidad" (n. 213). El llamado es muy concreto.Si hubiera que decirlo con otras palabras, el desafo es que, a diferencia de lo que muchos piensan, los laicos no debenser slo "destinatarios" de los proyectos pastorales en la Iglesia, sino que pueden y deben participar verdaderamente ensu gestacin. El documento, en este pasaje, no elude el hecho de que esto plantea una fuerte exigencia a los pastores:"una mayor apertura de mentalidad para que entiendan y acojan el ser y el hacer del laicoen la Iglesia, quien por su bautismo y su confirmacin, es discpulo y misionero de Jesucristo. En otras palabras, es

    necesario que el laico sea tenido muy en cuenta con un espritu de comunin y participacin" (ibid.).

    Aunque no se lo dice explcitamente, en la concreta articulacin de la pastoral est, pues, en juego el modo de ejercer laautoridad en la Iglesia. La comunin real ser posible si la autoridad de los pastores se ejerce promoviendo laparticipacin y la corresponsabilidad de los miembros de la comunidad. No se trata de desconocer o de negar lalegitimidad de la autoridad de los pastores en la Iglesia, sino de entenderla y de ejercerla en coherencia con laeclesiologa de comunin.

    Y como lo recin dicho es de gran importancia, con audacia los mismos obispos destacan en este pasaje instanciasconcretas de participacin eclesial: los consejos parroquiales y consejos diocesanos y nacionales de fieles laicos, comoinstancias que ayuden a promover en los laicos "la construccin de ciudadana y la construccin de eclesialidad

    (como) un solo y nico movimiento" (n. 215).

    Por ltimo, se destaca como "un signo esperanzador" el fortalecimiento de "variadas asociaciones laicales,movimientos apostlicos eclesiales e itinerarios de formacin cristiana y comunidades eclesiales y nuevas comunidades,que deben ser apoyados por los pastores". Tales son los canales concretos que "ayudan a que muchos bautizados ymuchos grupos misioneros asuman con mayor responsabilidad su identidad cristiana y colaboren ms activamente enla misin evangelizadora" (n. 214).

    Por todo lo reseado, este pasaje de los nmeros 209 a 215 debera ser reflexionado muy a fondo por toda lacomunidad eclesial, y en especial por los laicos que buscan crecer en la conciencia de su vocacin cristiana.

    Otras concreciones de la vocacin laical

    A partir de ese marco general que se ha intentado aqu mostrar y explicar a grandes rasgos, a travs de todo eldocumento, como ya decamos al comienzo, se menciona y se destaca el rol de los laicos en las grandes tareas en queha de concretarse la misin de la comunidad de los discpulos de Jesucristo. No sera posible resear aqu cada una deestas indicaciones, pero puede ser til sealar para una posterior profundizacin los principalesncleos temticos en que se destaca la necesidad de la participacin laical:

    a) La importancia de su relacin con los dems actores eclesiales en el imperativo comn de la corresponsabilidad enla misin, aspecto que se destaca en los pasajes del documento en que se habla de otras "vocacionesespecficas"(especialmente en el captulo 5).

    b) La necesaria participacin de los laicos en los procesos de formacin de los discpulos misioneros (todo el captulo 6).

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    c) La participacin insustituible de los laicos en la misin (captulo 7) y sobre todo en la promocin de la dignidad humana enlos asuntos sociales y de la vida pblica (captulo 8 y capitulo 10, nn. 501-508). Esto no significa que todos los laicosdeban sentirse llamados a asumir protagonismos en la vida pblica. Ms bien, tal vez la mayora de los cristianosestn invitados a vivir su vocacin en medio de las sencillas y poco vistosas realidades cotidianas, como la familia y eltrabajo. Esta intuicin est expresada, como hemos dicho, de manera bastante clara al inicio de la segunda parte, en loscaptulos 3 y 4.

    d) Los desafos asociados a roles importantes de los laicos en el mundo y en la Iglesia. Entre otros (mencionados en elcaptulo 9): el matrimonio y la familia (nn. 432-437); las mujeres (nn. 451-458); los adolescentes y los jvenes (nn. 442-446), etc.

    e) Por ltimo y como orientacin general, algo que se dice casi al final del documento, a propsito de los "nuevosarepagos y centros de decisin" (acpite 10.4): el llamado a "favorecer la formacin de un laicado capaz de actuar comoverdadero sujeto eclesial y competente interlocutor entre la Iglesia y la sociedad, y la sociedad y la Iglesia" (n. 497a).Algo que slo ser posible si existen en la Iglesias cristianos laicos adultos, conscientes de su dignidad de bautizados yde las exigencias que comporta su corresponsabilidad en la misin de la comunidad de los discpulos.

    La gran tarea pendiente es traducir ms exactamente el contenido de la misin a que Aparecida impele con tanto mpetua toda la Iglesia de Latinoamrica y El Caribe. No es funcin de un documento eclesial el llevar a cabo esta tarea.Corresponde a las comunidades locales el discernir, en su propia situacin, las formas concretas de expresin y decomunicacin de la plenitud que Dios ofrece a todos en la persona de su Hijo Jess.

    Conclusiones y perspectivas

    Puede afirmarse que el documento conclusivo de la Conferencia de Aparecida contiene una fuerte y especial reafirmacinde la dignidad y de la importancia del laicado en la Iglesia, en el contexto, ms amplio y ms importante, de unaconcepcin de la Iglesia como comunin y pueblo de Dios inserto en la sociedad humana para ser fermento y servidora del

    reinado de Dios en Jesucristo. Lo ms relevante en esta nueva acentuacin es el rol misionero que le compete a toda lacomunidad eclesial, a partir de la experiencia fundamental compartida del seguimiento de Jess en su discipulado.

    Ms que pensar en grandes estrategias para influir en la sociedad, el primer desafo que se plantea a la comunidadeclesial en Aparecida es recuperar en primer lugar en su propio seno la autenticidad y profundidad de la vocacincristiana, que cada cual ha de descubrir y vivir en comunin. A partir de all y slo a partir de all serposible realizar un autntico servicio misionero en el mundo. Y ello, adems, como fruto de una experiencia dediscernimiento, puesto que el llamado de Dios y su Evangelio son ante todo una interpelacin a la libertad; libertad que espreciso vivir no como la mera bsqueda individual de la propia realizacin, sino como aquella experiencia fundante enque el creyente pueda reconocerse como persona en y para una comunidad, que lo necesita y que a la vez es el para lespacio natural de acogida y crecimiento.

    ___________________________Fernando Berros MedelTelogo de la Universidad Alberto Hurtado y Director del Centro Teolgico Manuel Larran.

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