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Bibliografía 157 DÍAZ DíAZ, Gonzalo: Hombres y documentos de la filoso/fa española. Volumen 1: A-E. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Filosofía «Luis Vives’>. Madrid, 1980, 656 p. Con la aparición del primer volumen de Hombres y documentos de la filoso/la española se inicia uno de los proyectos bibliográficos más importantes y más necesarios de entre los que se han realizado entre nosotros los últimos años. Se nos depara una enumeración de los distintos filósofos españoles, entendiéndose por español quien ha trabajado en España, en la Península Ibérica, antes de la definitiva independencia de Portugal, así como en los virreinatos de Hispano- américa. Esta enumeracion se completa con una noticia de la vida y, en casos de mayor importancia, de la obra de los mismos, y se completa con una lista cronológica y numerada de sus obras en las distintas ediciones realizadas de las mismas, así como de los estudios realizados sobre él. Por razones obvias, en este primer volumen tam- bién se encuentra una relación de revistas dedicadas a estos temas, junto a una amplia bibliografía general dc 530 obras. A ésta hay que añadir más de 11.000 mencionadas en el volumen que sólo cubre las letías A y B. Se trata, por tanto, del primero de una serie que se proyecta cuente con siete volúmenes en total, serie para la que tam- bién se ha proyectado la inclusión de varios índices que, sin duda, contribuirán a prestarle mayor valor y utilidad para el estudioso. Hay que convenir con el doctor Díaz en que su obra cubre una laguna en la bibliografía de las letras españolas. Asimismo, puede afladirse que constituye un reflejo revelador de nuestra actividad filo- sófica. En este sentido, por ejemplo, se puede resaltar el contraste entre el gran número de obras por oposición a un relativamente es- caso número de estudios sobre las mismas. Ciertamente que se nos presentan excepciones a esta regla, y así podríamos citar los casos de Amor Ruibal (243 estudios) o Jaime Balmes (376 estudios). Con todo, a pesar de estas excepciones, podemos decir que la obra del doctor Diaz, además de llenar un vacio, ha contribuido a que en el futuro se colmen otros y vayamos logrando un mejor conocimiento de nues- tro pasado filosófico. Jaime Di? SALAS ORTUETA DnxÑo, A.: Las concepciones de la lógica. Taurus. Madrid, 1980. El enorme desarrollo que ha alcanzado la lógica en nuestro siglo es causa de su extraordinaria capacidad de presentarse como un con-

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Bibliografía 157

DÍAZ DíAZ, Gonzalo: Hombres y documentosde la filoso/fa española.Volumen 1: A-E. Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas.Instituto de Filosofía «Luis Vives’>. Madrid, 1980, 656 p.

Con la aparición del primer volumen de Hombres y documentosde la filoso/la españolase inicia uno de los proyectos bibliográficosmás importantesy más necesariosde entre los que se han realizadoentre nosotros los últimos años.Se nos depara una enumeracióndelos distintos filósofos españoles,entendiéndosepor españolquien hatrabajado en España,en la PenínsulaIbérica, antes de la definitivaindependenciade Portugal, así como en los virreinatos de Hispano-américa. Esta enumeracion se completa con una noticia de la viday, en casos de mayor importancia, de la obra de los mismos, y secompleta con una lista cronológica y numeradade sus obras en lasdistintas edicionesrealizadasde las mismas,así como de los estudiosrealizados sobreél. Por razonesobvias,en este primer volumen tam-bién se encuentrauna relación de revistas dedicadasa estos temas,junto a una amplia bibliografía general dc 530 obras. A éstahay queañadir más de 11.000 mencionadasen el volumen que sólo cubre lasletías A y B. Se trata, por tanto, del primero de una serie que seproyecta cuentecon siete volúmenesen total, seriepara la que tam-bién se ha proyectadola inclusión de varios índices que, sin duda,contribuirán a prestarle mayor valor y utilidad para el estudioso.

Hay que convenir con el doctor Díaz en que su obra cubre unalaguna en la bibliografía de las letras españolas.Asimismo, puedeafladirseque constituye un reflejo reveladorde nuestraactividad filo-sófica. En este sentido, por ejemplo, se puede resaltar el contrasteentre el gran número de obras por oposición a un relativamentees-caso número de estudios sobre las mismas. Ciertamenteque se nospresentanexcepcionesa esta regla, y así podríamoscitar los casosdeAmor Ruibal (243 estudios) o Jaime Balmes (376 estudios).Con todo,a pesar de estasexcepciones,podemos decir que la obra del doctorDiaz, ademásde llenar un vacio, ha contribuido a que en el futurosecolmen otros y vayamoslogrando un mejor conocimiento de nues-tro pasadofilosófico.

Jaime Di? SALAS ORTUETA

DnxÑo, A.: Las concepcionesde la lógica. Taurus. Madrid, 1980.

El enormedesarrollo que ha alcanzadola lógica en nuestro sigloes causade su extraordinaria capacidadde presentarsecomo un con-

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junto de distintos sistemasformales. La fecundidad de estos lengua-jes ha potenciadola presentaciónde la lógica de un modo operativo,generativo,de modo que, en cierta manera,ha obstaculizadode unamanerainjusta la reflexión sobre su constitucióny sus fundamentos,la investigaciónsobrela naturalezade la lógica. Por todo esto merecedestacarsela publicación de una obra que precisamentetiene comoobjetivo reflexionar sobre «en qué consiste la ciencia que llamamoslógica>’. El estar escrita originalmente en castellanopor un profesorde lógica que ha gozadode gran prestigio y que, desgraciadamente,ha desaparecidoprematuramentede entre nosotros, dota a la obrade un valor adicional por su tratamiento filosófico.

El carácter especial de la obra de Deaño es, por tanto, precisa-mente la reflexión sobre la lógica misma sin evitar los problemasquesurgen ante el encuentro de la multiplicidad de concepcionesy ca-mmnos en una ciencia milenaria, y a la vez manteniendola intenciónde entrar en el tema para encontraren él su posición, la posición per-sonal desdela que explicar todas las otras concepciones.Esta volun-tad de compromiso está explícitamenteexpresadapor Deaño en latercera parte del libro, en el momento de profundizar de un mododecisivo en la cuestión de «qué es la lógica como teoría>’. Cuantomás se introduce en la lógica una consideraciónfilosófica más clari-ficado quedarásu perfil, sus métodos.Se puede,por una parte,hacerlógica y esta actividad suponepartedel esfuerzode los miles de lógi-cos en las universidadese institutos de investigación, colaborandocon su labor, desarrollo y exploración de sistemasformales; se pue-de, asimismo,contar la lógica destacandola labor docentede quienestienen que transmitir esteconocimiento; sin embargo,estasdos acti-vidades quedan incompletas,aun siendo autónomas—no en vano lalógica se presentamuchasveces exclusivamentecomo pura actividadfabricante de lenguajes formales diversos—, dejando la opción dehacer una tercera más «teorética”, menos «operativa»,pero no porello menos necesariay legítima: la tareade pensar la lógica, dé refle-xionar sobre ella, de hacer filosofía de la lógica. Y cuandoesto ocu-rre, la reflexión, según Deaño, ha de estar guiada por el interés debuscar aquella filosofía personal desdela que se puedaexplicar (noya rechazar o admitir) y entender las posiciones de las otras con-cepcionesde la lógica.

A pesar del enunciado explícito de esta posición, en su terceraparte del libro, la opción, no obstante,se revela en toda su articula-ción, al acudir constantementea autoresde lógica para incorporarlosa su explicación,situándolosen su punto de vista para que el pensa-miento de ambos quedeclarificado tanto por su similitud como pordiscrepancia.Ya en el prefacio advierte Deaño que la obra presentadano tiene caráctererudito, sino reflexivo; sin embargo,el que el libro

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haya sido concebido como una memoria de oposiciones preparadapara concursar a la plaza de profesor agregado de la UniversidadAutónoma de Madrid, le ha exigido al autor una precisión y sobretodo un gran esfuerzo de erudición. Pero, al sometersea los condi-cionantesde un plan general de trabajo externo, no quedananuladassus cualidades de expositor y filósofo, sino que, más bien al con-trario, en este caso el método muestrael talante reflexivo de Deaño.Así, pues,sin renunciar ni a la acertadadescripcióny enjuiciamientode los sistemasque comenta,ni a la progresiva configuración de suposición, potencia, sin embargo,la necesidadde perfilaría, evitandoasí caeren el planteamientoexcesivamenteescolaren el que incurreneste tipo de trabajos de oposición en los que las limitaciones de unproyecto impuesto oscureceen ocasionesel pensamientodel autor.Sin embargo,en este casoDeaño puedehacertransparentesu propiopensamientoy sus opciones personalesque emergen reiteradamentea lo largo de su trabajo.

Comienzael autor su análisis de la lógica partiendo de la presen-cia de una ciencia que se nos impone aceptandoasí la exigencia aris-totélica de partir de lo más obvio, de lo más conocido para nosotros.Así nos encontramoscon una ciencia construida como tal, esto es,aceptadaasí por la comunidadde científicos. A esta situación la de-nomina Deaño «el factum de la lógica”, dedicándoleel primero y máscorto de los tres capítulos en los quese divide el libro. A lo largo deél caracteriza el objeto de la lógica, resaltando eí epígrafe cuatro,«La lógica como ciencia formal y universal>’, en el que muestra bre-vementede qué forma ya en Aristóteles —y por lo tanto en el mismoorigen de la lógica— ésta aparececon unoscaracteresde independen-cia y teoreticidad que van a transmitirse hasta nosotros; este epí-grafe, cuyo tratamiento está cargadode intención, repercutirá en elresto de sus consideraciones,especialmenteen la tercera parte. Elresto de esta primera parte está dedicadaa analizar distincionesclá-sicas y tópicos elementalesde la lógica.

La segundapartecontinúa la reflexión sobre la lógica sin aceptarde antemanola actitud de considerarque lo único posible ante unaciencia es constatar su existencia y nadamás, y menos aun cuandoesaciencia ha pasadopor las vicisitudes de la lógica: «la lógica puedey debeser algo más que lógica formal, pero ha de ser necesariamentelógica formal”. Emprende entoncesDeaño la tarea de analizar lasprincipales concepcioneshabidas a lo largo de la historia sobre lanaturalezade la lógica. El adoptarhipótesis de trabajo en estapartedota a Ja obra de un gran interés precisamentepor lo polémicasque puedenser las distincionesque el autor hace y por lo que tienede problemática en general toda clasificación. Divide entonces las

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concepcionesde la lógica en concepciones~<joristicas» y concepcio-nes «paratácticas>’.

Serán concepcionesjorísticas, según la propia etimología de lapalabra, aquellas según las cuales los principios lógicos son algoespecial,algo separadode todos los demásprincipios por un XWPWIL¿~del tipo que sea.Desdeestaperspectiva,Deaño analizaaquellos puntosde vista para los cuales la lógica tiene una naturaleza irreductibley en su exposición desfilan con este adjetivo prácticamentetodas lasconcepcionesque han aportado planteamientosoriginales en lógicay que la han desarrolladocomo una ciencia de alguna maneraautó-noma. Así sitúa en su análisis desde los planteamientosmegárico-estoicos,hastael Wittgenstein del Tractatus,pasandopor la teoría delas «secundaeintentiones”, Frege,Husserl, etc.; entra con ello en unanálisis pormenorizado,a veces prolijo, de las posicionesrespectivaspara determinar en cada caso cuál es el xwps¡Jó; diferenciador decada una de estasposturas.

En cambio, serán concepcionesparatácticasaquellas que consi-deran las verdadeslógicas como algo reductible a otro tipo de ver-dades aunque el proceso de reducción sea más o menos laborioso.Desdeeste punto de vista se desarrolla fundamentalmenteel psicolo-gismo, especialmenteen la versión que da de él JohnStuart Mill, y elplanteamientode Dewey presentandola lógica como lógica de lainvestigación.El tratamiento de esteepígrafe es más escuetoque elanterior ante la expectativa del autor de que sus consideracionestenganun tratamientomás «consecuente>’en la última parte del libro.

Toda esta clasificación que el autor ha tomado como hilo con-ductor provisional de su reflexión es replanteadafinalmentepara sercontrastadacon otras de Popper, Blanshard, Fetaner y Piaget. Enella puedesorprenderal principio la diferenciaque haceDeaño entreel tratamiento jorístico y paratáctico;en efecto, el primero es masabundanteen cuanto al análisis de los textos, e incluso al númerodetextos, y a los maticesconsiderados,y estedesequilibrio hace pensarque ha pasadopor alto planteamientosmás clásicosen los cualesunateoría como la de las segundasintenciones tendrían una raigambrepsicologista, o al menos una tendenciapsicologista, mayor de la querevela Deaño en estos análisis. Asimismo, cabría hacer otras obje-ciones análogascon respectoa las posicionesde Piaget y Nagel, sinembargo esto no hace más que destacarel aspectopolémico que ellibro manifiesta y que acentúa su interés.

La relativa brevedaden el tratamiento de las concepcionespara-tácticas de la lógica viene compensadaen la tercera parte del libro,en la que eí autor aborda su propia concepción de la lógica proce-diendo desde aproximacionessucesivasa partir del proceder de lalógica como una actividad creadora de estrategias,nivel en el que

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sitúan en definitiva a la lógica aquellos que la reducen a prolonga-ciones de los procesospsíquicos,hasta la consideraciónde la lógicacomo una teoría. Esta teoría habría de darse «en nuestro caminoascendentepor la filosofía>’ y, por lo tanto, no en las concepcionespracticistas, sino en las concepcioneslingiiísticas de los principioslógicos; será ésta, según Deaño, la mínima fundamentación de laló~ a exigible por —o aceptablepara— cualquiera que domine lalógica actual. Y es precisamenteaquí donde él reencuentraa Witt-genstein y va perfilando a través de él su propio pensamiento,susopiniones, surgiendo así el punto de vista fundamental del autor. Dela lógica tendrá, según la ascensiónque nos propone (Wittgenstein-Kant), en principio, una concepción trascendentalpara llegar a unidealismo trascendentalque presentaaquí como equivalente a tras-cendentalismoacabado.Llegada a este punto la reflexión se vuelvea plantear, en un acto en cierta manera reduplicativamentereflejo,el problema de las «otras concepcionesde la lógica» (¿por qué nodar una concepciónrealista de la lógica?), así como la posición y larelación de la lógica con respectoa otras ciencias,corno la psicología,la lingiiistica, la matemática,para terminar con un breve comentariosobrela relación entre lógica, lógica formal y filosofía, donde intentaexplicar las dificultades que presentapara la lógica la reflexión sobresu propia naturalezaante sus desarrollos formales.

Finaliza el libro con un apéndicesobre el método de investigaciónen lógica y una selecciónde bibliografía fundamental sobrelos temastratados.Se acercaen el tratamiento del método no a una concepciónpositivista o neopositivista, sino a planteamientosposterioresen losque la reconstrucciónde la ciencia sea verdaderamentehistórica, yaque la ciencia es una con su desarrollo histórico. Ahora bien, dadoque en la lógica no hay investigacionesen este terreno, cabría pre-guntarsesi no era ésta precisamenteuna empresaque pretendíareali-zar Deaño en el curso de sus futuras investigaciones,ya que conti-nuamenteacude a autoresque de alguna forma han analizado temassimilares en la historia de la matemática,tales como Elaine Koppel-mann, Michael Crowe y H. Mehrtan, para terminar en el apéndiceconsiderando las posibilidades de aplicación de las categoríasdeestos tres autoresa la historia de la lógica. El carácterprovisional deesteapéndicequedade manifiesto en la preguntacon la que termina,acercade la posibilidad de que la historia de la lógica sea similara la de las demás ciencias,o bien presentealguna singularidad quehaga de ella un caso especialcomo resultado de su naturalezatras-cendental.

Al terminar la lectura del libro de Deaño Las concepcionesdela lógica se comprendeque no acabecon una clausura que pretendadejar los problemaszanjados,y esto no sólo por la abundanciade

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problemática, que producirá en el lector reacciones críticas, sinotambién, creemos, que por la propia voluntad del autor de dejarabierta una salida para ulteriores reflexiones. Estas pueden encon-trarse cg el material inédito de Deaño, cuya próxima publicaciónanuncian Carlos Solís y Javier Muguerzay que tal vez contenganlarespuestaa una de las posiblespreguntasque suscita la obra comen-tada: ¿cómo es posible ver la historia de la lógica como un cuerpocontinuo que se desarrolla ininterrumpidamente desde Aristóteleshastanuestros días y en el que a su vez su progreso dependede laopción filosófica que cadaautor mantiene?Tal vez lo que más llamala atencióna lo largo de toda la exposiciónes precisamentela escasaconsideraciónque le merecea Deaño el contraste, las posiblesrup-tinas que suponen los distintos estadios de la lógica. Posiblementeeste tema, que él aborda de una manera rápida en e! apéndice, seauno de los puntos que hayan de considerar los continuadoresde sustrabajos.

Javier ORDÓÑEZ