8/17/2019 Biblioteca Animada

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Biblioteca animada

No había remedio: tenía que leerlos. Si no lo hacía, salían despedidos

del estante*, sobre todo cuando pasaba frente a él de modo que meimpactaran en la cara o la ingle. Todo porque había contraído el mal hábito de

adquirir libros a diestro y siniestro*. Títulos que ni siquiera me llamaban la

atencin, portadas que me resultaban insulsas, ahí estaban, apretu!ados en

el área de libros por leer. "n cambio, los libros leídos se comportaban me!or,

especialmente después de la relectura# se quedaban quietos y dciles, sal$o

algunos, que, pese a leerlos y releerlos, seguían pataleando incansables# uno,

por e!emplo, era sobre un llano in%amado de alg&n autor me'icano nada

prolí(co, no recuerdo el nombre )lo que es curioso porque no se tranquili

sino hasta que lo hube* leído + $eces-.

as un día que abrieron* una librería cerca de la piea que alquilaba. / allí estaban: enciclopedias británicas y francesas, diccionarios académicos

de países cuyos nombres apenas podía pronunciar, ilustrados, empastados

lu!osamente y con el título en letras doradas. "l deseo fue incontenible. 0hora

sé que hice mal en comprarlos todos porque esos duelen más. 1ue no los

enga2e su apariencia de pesade, son en $erdad tan ágiles como los libros en

octa$o*. 3legaba a la piea con bolsas llenas de estos mamotretos, y apenas

entraba en ella empeaban a temblar... "l estudio se $ol$ía entonces un

$erdaddero campo de batalla# para defenderme de tan $oluminosos

enemigos me pertrechaba* de tinas y cacerolas que usaba a modo de

escudo. 3os $ecinos, llegada la noche, que era cuando los libros también

dormían y se daba una tregua temporal*, $enían a que!arse a mi puerta de la

estridencia que pro$ocaba el choque de los misiles librescos contra la olla4

escudo metálica.

5n tratado sobre magia y religin hecha por alg&n sir , sin embargo, ni

siquiera dormía. Todas las noches lo oía patalear en un rincn de la

biblioteca. "n cuanto amanecía

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