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46 VIVA medio de transporte se insta- le con las ciclovías protegidas, espacios que mediante un cor- dón de cemento separan al ci- clista de los autos. Súbete a mi bici, muchacha “Los ciclistas no son guerreros o activistas ecológicos –desta- ca Aaron Halász, de Cycle Chic Budapest–. Son sólo personas que quieren llegar de A hasta B de una manera fácil.” Cycle Chic nació en la bici-amigable ciu- dad de Copenhague, pero su mensajesereplicaenBudapest, Barcelona o Curitiba. Así, todos los entusiastas de la bici con- cluyen en la misma estrategia de difusión: imponer a la bici como una tendencia glamo- rosa. “Acá te califican de rata –dispara Félix Busso–, pero en ciudades como París si usás la bici sos un tipo cool.” Por eso adhiere al movimiento mun- dial: “Usar la bici en serio. Que sea el símbolo del transporte sustentable y con onda, ¡que se ponga de moda!”. Desde Canadá, Alain Ayotte –ya un experto en eso de ami- gar a ciudades y bicis– apunta a otra acción de sentido común; las personas emulan a otras que ven: “Obvio que las bicisendas ayudan a crear ese sentimiento de seguridad para los ciclistas, y es importante tenerlas... De todas maneras, es la historia del huevo y la gallina. Si hay un sistema público de bicicletas eficiente, se empieza a crear esa masa crítica y de repente la gente empieza a sentirse más segura de andar en bici porque hay muchas más bicicletas en la calle. Es un fenómeno que vemos en todo el mundo. Si hay un buen sistema de bike sha- ring, se crea ese movimiento de cicilistas y la gente se une”. En el DF mexicano, la bici pelea con el smog. Cifras 30 kilómetros de caminos para bicis hay en la ciudad de Buenos Aires: 5,2 km de bicisendas y 24,8 de ciclovías. 100 kilómetros entre bicisendas y ciclovías es el objetivo para fines del año 2011. 24 horas dura el préstamo gratuito de bicicletas del programa Bus+bici, de Sevilla, España. 42 millones de viajes se hicieron en las bicis públicas de Velib en París durante 2009.

Bicicletas revista Viva

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Septiembre 2010

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Page 1: Bicicletas revista Viva

46 VIVA

medio de transporte se insta-le con las ciclovías protegidas, espacios que mediante un cor-dón de cemento separan al ci-clista de los autos.

Súbete a mi bici, muchacha“Los ciclistas no son guerreros o activistas ecológicos –desta-ca Aaron Halász, de Cycle Chic Budapest–. Son sólo personas que quieren llegar de A hasta B de una manera fácil.” Cycle Chic nació en la bici-amigable ciu-dad de Copenhague, pero su mensaje se replica en Budapest, Barcelona o Curitiba. Así, todos los entusiastas de la bici con-cluyen en la misma estrategia de difusión: imponer a la bici como una tendencia glamo-rosa. “Acá te califican de rata –dispara Félix Busso–, pero en ciudades como París si usás la bici sos un tipo cool.” Por eso adhiere al movimiento mun-

dial: “Usar la bici en serio. Que sea el símbolo del transporte sustentable y con onda, ¡que se ponga de moda!”.

Desde Canadá, Alain Ayotte –ya un experto en eso de ami-gar a ciudades y bicis– apunta a otra acción de sentido común; las personas emulan a otras que ven: “Obvio que las bicisendas ayudan a crear ese sentimiento de seguridad para los ciclistas, y es importante tenerlas... De todas maneras, es la historia del huevo y la gallina. Si hay un sistema público de bicicletas eficiente, se empieza a crear esa masa crítica y de repente la gente empieza a sentirse más segura de andar en bici porque hay muchas más bicicletas en la calle. Es un fenómeno que vemos en todo el mundo. Si hay un buen sistema de bike sha-ring, se crea ese movimiento de cicilistas y la gente se une”.

En el DF mexicano,

la bici pelea con el smog.

Cifras

30 kilómetros de caminos para bicis hay en la ciudad de Buenos Aires: 5,2 km de bicisendas y 24,8 de ciclovías.

100 kilómetros entre bicisendas y ciclovías es el objetivo para fines del año 2011.

24 horas dura el préstamo gratuito de bicicletas del programa Bus+bici, de Sevilla, España.

42 millones de viajes se hicieron en las bicis públicas de Velib en París durante 2009.