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HUMO DE SAUCE Y COLAS DE PERROS: LOS SISTEMAS DE ASENTAMIENTO DE LOS CAZADORES-RECOLECTORES Y LA FORMACIÓN DE LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS LEWIS R. BINFORD * “Se le preguntó a un esquimal anciano cómo resumiría su vida. Pensó un momento y respondió: “como humo de sauce y colas de perros. Cuando acam- pamos, todo es humo de sauce; cuando nos desplazamos, todo lo que vemos son colas de perros moviéndose delante de nosotros. La vida esquimal está formada por mitades por ambas cosas.” Ese hombre captó en pocas palabras una forma de vida que actualmente ha des- aparecido en gran medida de la experiencia humana: el hombre móvil, que persigue comida, reparo y satisfacción en lugares diferentes de su ambiente. Este artículo ana- liza pautas que he identificado en estudios de campo directos y mediante largas inves- tigaciones en la literatura histórica y etnográfica referente a adaptaciones de cazado- res-recolectores. Mi interés es determinar qué traducen las diferencias en el pautamiento de la movilidad humana (si hubiere algo en ese sentido) y, a su turno, en los “rastros” arqueológicos, tanto “comprensibles” como “predecibles”, dejados por ese comportamiento que son visibles en forma de pautamientos especiales en los sitios arqueológicos. La postura adoptada acepta la responsabilidad de un enfoque sistémico. Es decir, se presume que los sistemas adaptativos humanos constituyen ordenamientos inter- namente diferenciados y organizados de elementos que tienen formas distintas. Se espera que tal diferenciación interna caracterice las acciones cumplidas y las localiza- ciones de los diversos comportamientos. Esto significa que los sitios no son iguales y que es posible esperar que varíen según hayan sido las funciones organizativas que cumplieron dentro de un sistema. ¿Qué clase de variabilidad podemos esperar que haya caracterizado a las adaptaciones cazadoras y recolectoras del pasado? ¿Qué tipos de variabilidad organizativa podemos esperar que se manifiesten entre distintos sitios arqueológicos? ¿Existe entre diferentes sitios arqueológicos algún tipo de variabili- dad regular o determinada que se pueda predecir? En los restos arqueológicos deja- * Originalmente publicado como Willow smoke and dog’s tails: hunter-gatherer settlement systems and archaeological site formation, en AMERICAN ANTIQUITY, volumen 45, n° 1, (enero de 1980), págs. 4-20. Traducido por Luis A. Orquera con permiso del autor.

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HUMO DE SAUCE Y COLAS DE PERROS:LOS SISTEMAS DE ASENTAMIENTO DE LOSCAZADORES-RECOLECTORES Y LA FORMACIÓN DE LOSSITIOS ARQUEOLÓGICOS

LEWIS R. BINFORD*

“Se le preguntó a un esquimal anciano cómo resumiría su vida. Pensó unmomento y respondió: “como humo de sauce y colas de perros. Cuando acam-pamos, todo es humo de sauce; cuando nos desplazamos, todo lo que vemosson colas de perros moviéndose delante de nosotros. La vida esquimal estáformada por mitades por ambas cosas.”

Ese hombre captó en pocas palabras una forma de vida que actualmente ha des-aparecido en gran medida de la experiencia humana: el hombre móvil, que persiguecomida, reparo y satisfacción en lugares diferentes de su ambiente. Este artículo ana-liza pautas que he identificado en estudios de campo directos y mediante largas inves-tigaciones en la literatura histórica y etnográfica referente a adaptaciones de cazado-res-recolectores. Mi interés es determinar qué traducen las diferencias en elpautamiento de la movilidad humana (si hubiere algo en ese sentido) y, a su turno,en los “rastros” arqueológicos, tanto “comprensibles” como “predecibles”, dejadospor ese comportamiento que son visibles en forma de pautamientos especiales en lossitios arqueológicos.

La postura adoptada acepta la responsabilidad de un enfoque sistémico. Es decir,se presume que los sistemas adaptativos humanos constituyen ordenamientos inter-namente diferenciados y organizados de elementos que tienen formas distintas. Seespera que tal diferenciación interna caracterice las acciones cumplidas y las localiza-ciones de los diversos comportamientos. Esto significa que los sitios no son iguales yque es posible esperar que varíen según hayan sido las funciones organizativas quecumplieron dentro de un sistema. ¿Qué clase de variabilidad podemos esperar quehaya caracterizado a las adaptaciones cazadoras y recolectoras del pasado? ¿Qué tiposde variabilidad organizativa podemos esperar que se manifiesten entre distintos sitiosarqueológicos? ¿Existe entre diferentes sitios arqueológicos algún tipo de variabili-dad regular o determinada que se pueda predecir? En los restos arqueológicos deja-

* Originalmente publicado como Willow smoke and dog’s tails: hunter-gatherer settlement systemsand archaeological site formation, en AMERICAN ANTIQUITY, volumen 45, n° 1, (enero de 1980),págs. 4-20. Traducido por Luis A. Orquera con permiso del autor.

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dos por gente cuya vida puede ser caracterizada por “humo de sauce y colas de pe-rros”, ¿existe alguna clase de variación regular o determinada que sea predecible?

En el mejor de los casos, el registro arqueológico es un pautamiento estático deasociaciones y covariaciones entre cosas que están distribuidas en el espacio. Podre-mos asignar significado a ese pautamiento existente en nuestros días sólo si entende-mos qué procesos intervinieron para darle nacimiento. Por lo tanto, para cumplir latarea de arqueólogo debemos contar con refinados conocimiento y comprensión dela dinámica de las adaptaciones culturales, pues fue a partir de tal dinámica que sur-gió el panorama estático que hoy observamos.

No es fácil obtener tal conocimiento y tal comprensión a partir del estudio de losrestos arqueológicos en sí mismos. La situación es similar a las condiciones vigentesdurante los primeros años de desarrollo de la ciencia médica. Deseamos contar conla posibilidad de prevenir y curar las enfermedades. ¿Lograremos tal conocimientomediante el estudio comparativo entre síntomas de enfermedades? Los síntomas sonproducidos por las enfermedades. ¿Pueden ellos decirnos algo acerca de las causasde las enfermedades? De modo semejante, el registro arqueológico es un producto oderivación de un sistema cultural que es sintomático respecto del pasado.

No podemos esperar que a través de un estudio morfológico comparativo de losrestos en sí entendamos las causas que originaron esos restos. Debemos buscar unacomprensión más profunda. Debemos tratar de entender qué relaciones existen en-tre la dinámica de un sistema vigente en el pasado y los subproductos materiales quecontribuyen a formar el registro arqueológico conservado hasta la actualidad. Demodo aun más importante, el primer paso hacia una explicación significativa de lospautamientos que el registro arqueológico pueda haber conservado cronológicamentehasta nuestros días es tratar de entender cómo difieren los sistemas culturales y quées lo que condicionó tales diferencias. Como en la anterior analogía con la cienciamédica, una vez que sepamos algo acerca de la enfermedad y sus causas podremoscodificar los síntomas para permitir un diagnóstico exacto. De igual modo, cuandoen el mundo arqueológico entendamos algo acerca de la relación existente entre elcarácter de los sistemas culturales y la índole de sus subproductos, podremos codifi-car tales derivaciones para permitir que a partir de los restos arqueológicos alcance-mos un diagnóstico exacto respecto de qué clase de sistema cultural se erguía en elpasado tras ellos. No son tareas fáciles de cumplir.

Mi convicción es que sólo mediante una exposición directa a la dinámica –el estu-dio etnoarqueológico de sistemas vivientes– los arqueólogos tendrán buenas posibili-dades de alcanzar suficiente comprensión como para iniciar la tarea de otorgar signi-ficados al registro arqueológico; en síntesis, para desarrollar recursos o métodos queestén destinados al diagnóstico seguro de la variación pautada.

Mi principal experiencia con sistemas vivientes tuvo lugar con los esquimalesNunamiut (Inuit) de Alaska norte-central. Por este motivo fundaré mi tratamiento deun “enfoque diagnóstico” del pautamiento de los asentamientos sobre algunas de misexperiencias con los esquimales. Compararé tal comprensión con cierto número dediferentes sistemas de asentamiento que otros han documentado etnográficamente.Luego analizaré cómo pueden variar los sistemas de asentamiento de cazadores yrecolectores que vivan en ambientes diferentes. Durante ese tratamiento, tendré en

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cuenta los tipos de sitios generados en diversos ambientes, como asimismo algunosordenamientos espaciales que son probables en tales sitios. Un buen diagnóstico de-pende de la teoría, por lo que me interesaré por los factores que condicionan o “cau-san” distintos pautamientos de variación inter-sitios en el registro arqueológico.

BUSCADORES Y RECOLECTORES

En varios análisis anteriores he descrito a los Nunamiut como “organizadoslogísticamente” y con frecuencia he contrastado su sistema de asentamiento y subsis-tencia con el de los pueblos San o “bosquimanos”, a los cuales califiqué como“buscadores” [forager].1

Buscadores

La figura 1 ilustra algunas características de un sistema buscador (esa ilustraciónse funda principalmente sobre los informes proporcionados por Silberbauer en 1972acerca de los G/wi San).

Debemos efectuar aquí varias acotaciones respecto de las características de losbuscadores. El modelo de sistema que presento en la figura 1 ilustra desplazamientosestacionales de la residencia entre una serie de “parcelas” [patches] de recursos. Eseejemplo incluye “artesas” o fuentes de agua permanente, matorrales de melones, etc.Las estrategias buscadoras también pueden ser aplicadas en áreas primordialmenteindiferenciadas, como es frecuentemente el caso de selvas tropicales lluviosas u otrosasentamientos ecuatoriales.

Un rasgo distintivo de las estrategias buscadoras es que por lo común los buscadoresno almacenan alimento: los recogen diariamente. Recorren el campo recolectandocomida donde la “encuentren”, y todos los atardeceres retornan a sus bases residen-ciales. En la figura 1, éstas están representadas por puntos negros ubicados a lo largode los senderos (indicados por líneas cortadas dobles). Los círculos que rodean acada base residencial indican los radios de búsqueda, o sea las distancias hasta lascuales es normal que las partidas de obtención de comida viajen a través de los mato-rrales antes de dar la vuelta e iniciar su viaje de regreso.

Otra característica distintiva es que entre los buscadores puede haber mucha va-riación, tanto en lo que hace al tamaño de los grupos móviles como en cuanto a lacantidad de desplazamientos residenciales producidos a lo largo de un ciclo anual.En parcelas de recursos relativamente grandes u “homogéneos” –tal como el indica-do mediante rayado oblicuo a la derecha de la figura 1– la cantidad de desplazamien-tos residenciales puede aumentar, pero se reducen las distancias entre ellos: esto pro-voca una cobertura intensiva de la “parcela” de recursos. En cambio, si los recursosson escasos y dispersos, puede ocurrir que el tamaño del grupo móvil disminuya yque esas pequeñas unidades se dispersen sobre un área grande, explotando cada una

1 Nota del traductor: ver aclaración de términos en las págs. 11-12.

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FIGURA 1. Caracterización de un sistema de subsistencia-asentamiento “buscador”.

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de ellas un mayor radio de búsqueda. Esta situación está indicada por las múltiplesbases residenciales visibles en el lado izquierdo inferior del “circuito estacional” ilus-trado en la figura 1. Puedo señalar que cuando los grupos buscadores mínimos (estoes: 5 a 10 personas) se dispersan, con frecuencia ocurre un colapso de la división deltrabajo: las partidas buscadoras pueden estar integradas tanto por varones como pormujeres, dedicados todos a procurarse recursos fundamentalmente idénticos.

Quizá el uso que los San hacen del desierto sea algo equívoco como modelo deestrategia buscadora, pues los buscadores más excluyentes son más conocidos en lasselvas ecuatoriales. El cuadro I resume algo de la información obtenida en gruposecuatoriales en cuanto a cantidad de desplazamientos residenciales, distancias pro-medio entre las detenciones y distancias totales cubiertas durante un ciclo anual. Enese cuadro podemos ver que entre los buscadores varía mucho la duración de lapermanencia en diferentes sitios. En el caso de algunos buscadores muy móviles,como por ejemplo los Punam (descritos por Harrison 1949), los sitios residencialespueden ser extremadamente efímeros: en ellos podemos esperar poca acumulaciónde desperdicios y muy poca “visibilidad” arqueológica.

CUADRO I

RESUMEN DE TAMAÑOS GRUPALES Y MOVIMIENTOS ANUALES EN DIVERSOSGRUPOS CAZADORES-RECOLECTORES ECUATORIALES Y SUB-ECUATORIALES

Nota: estos valores son, o bien estimaciones efectuadas por observadores y entrevistadores, o biencálculos que yo hice a partir de información indirecta proporcionada por tales autores.

TAMAÑOMODALDE LOS

GRUPOS

651812075

50-2045 -

2555-18

NOMBREDEL

GRUPO

PenumSemangMbuti

SirionóGuayakí

AetaHadza

Dobe !KungG/wi

CANTIDAD DEMOVIMIENTOSRESIDENCIALES

ANUALES

452112265022315

11-12

DISTANCIASPROMEDIO

INTERSITIOS(km)

711,313,322,7

612,813,123,727

DISTANCIASCUBIERTAS

POR AÑO ENEL CIRCUITO

TOTAL

19515010037022017825675

193

REFERENCIAS

Harrison 1949: 135Schebesta 1929: 150Bicchieri 1969: 149Holmberg 1950Clastres 1972: 150Vanoberbergh 1925: 432Woodburn 1972: 194Lee 1968: 35Silberbauer 1972: 297

Otra característica que puede variar entre los buscadores condiciona aun más la“visibilidad” del registro arqueológico: es la relativa reiteración del uso de la tierraaño tras año. De descripciones de grupos tales como los Punam (Harrison 1949),Guayaquí (Clastres 1972) y otros buscadores muy móviles, surge la impresión de quelos campamentos no son emplazados teniendo en cuenta localizaciones anteriormenteusadas. Los recursos explotados tienen distribución dispersa pero ubicua: no están

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agrupados ni localizados con especificidad como en el caso de los desiertos. En estosúltimos, los pozos de agua son pocos y distantes entre sí: condición en la que pode-mos esperar mayor reiteración de la ocupación año tras año de lugares específicos.

Ejemplos extremos de localizaciones limitadas en relación con recursos críticospueden provocar lo que Taylor (1964) llamó nomadismo atado. Este término sugieremucha reiteración de reutilización de unos mismos lugares (fuentes de agua) duran-te largos períodos. Tal separación espacial tiende a “ligar” el sistema de asentamientoa áreas geográficas específicas, en tanto otras áreas –debido a su distancia desde esosrecursos escasos y cruciales– serán poco ocupadas y raramente utilizadas. Es posibleimaginar una pauta buscadora típica de utilización de la tierra como algo semejantea una margarita: el centro es la base residencial y las partidas buscadoras se desplazanrecorriendo circuitos de búsqueda parecidos a los pétalos de una margarita. La figura2 ilustra esa pauta tal como fue concretamente registrada por John Yellen (1972) enrelación con un grupo móvil de Dobe !Kung.

FIGURA 2. Plano real de viajes de búsqueda efectuados por los !Kung Sanalrededor de sus campamentos base.

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En el ángulo inferior derecho de la figura 1 he indicado una pauta diferente. Conello reconozco que existe una estrategia alternativa, que puede ser llevada ocasional-mente a la práctica por gentes que sean básicamente buscadoras. Podemos imaginar-la como un viaje de cacería durante el cual varios varones abandonan una base resi-dencial y establecen campamentos nocturnos desde los que se mueven en búsquedade caza. De ese modo hacen uso frecuente de lo que he denominado (Binford 1978b) una “combinación de estrategias”. Si tienen éxito en sus intentos de cacería, y si eltamaño corporal del animal es grande o si la distancia hasta el campamento es gran-de y hace calor, pueden decidir secar la carne en medio del campo para luegotransportarla ya procesada hasta el campamento. Esta posibilidad está indicada porel pequeño caballete de oreo dibujado en el ángulo inferior derecho. Luego puedendecidir regresar al campamento-base por el camino que habían utilizado para ir, obien –si más carne es necesaria– más probablemente volver por algún otro caminodonde puedan alcanzar nuevos éxitos de cacería.

Estos pequeños viajes de cacería representan un tipo diferente de estrategia. Setrata de una partida de trabajo especializado, integrada en este caso sólo por varones,que para su propio mantenimiento establecen campamentos lejos de la base residen-cial en que viven. Pueden llevar a cabo actividades especiales que sólo muy rara vezsean cumplidas en el campamento base residencial. Este tipo de estrategia puededejar una clase muy diferente de registro arqueológico, al que deberemos explorarcon mayor grado de detalle cuando tratemos el modelo siguiente.

Sin embargo, antes de hacerlo puede resultar útil resumir algunas de nuestras ex-pectativas en cuanto a los restos arqueológicos dejados por las estrategias buscadoras.El primer punto a señalar es que puede haber dos tipos básicos de contexto espacial enlos que quienes sigan estrategias buscadoras descarten o abandonen restos artefactuales.Uno es la base residencial, que –como hemos visto– es el centro de las actividades desubsistencia, la localización desde la que se desprenden las partidas de búsqueda y don-de tiene lugar la mayoría de las actividades de procesamiento, manufactura y manteni-miento. He señalado que entre los buscadores la movilidad residencial puede variarmucho, tanto en duración como en distancia entre los sitios, y que también puedevariar el tamaño de los grupos: esos factores pueden condicionar las características delregistro arqueológico generado por una ocupación única.

También he sugerido que podemos hallar buscadores en escenarios ambientalesen los que la aparición y la distribución de recursos críticos difieran mucho. Dondehaya pocos lugares en los que se disponga de recursos críticos, las pautas de movili-dad residencial pueden quedar “atadas” en torno de muy pocas ubicaciones (porejemplo: pozos de agua), lo que aumenta la reiteración año tras año en la utilizaciónde esas localizaciones particulares para instalar campamentos residenciales. Cuantomayor sea la reiteración, mayor será la acumulación potencial de restos arqueológi-cos, y por lo tanto mayor será la visibilidad arqueológica.

Hasta el momento, básicamente no he hecho sino repetir algunas de las generali-zaciones formuladas por Yellen (1977: 36-136) a partir de sus experiencias con losbosquimanos del Kalahari, a las que se suman algunas de las deducciones que yo hicea partir de observaciones sobre los campamentos residenciales de los esquimalesNunamiut (Binford 1978 b: 451-497).

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Otras características de las bases residenciales surgirán por contraste con el otro tipode fenómeno arqueológico que puede ser producido por los buscadores: la localiza-ción. La localización es un lugar donde se llevan a cabo tareas exclusivamente extractivas.Como por lo general los buscadores no acumulan alimentos ni otras materias primas,habitualmente tales localizaciones son sitios de procuramiento de “poco bulto”. Esdecir: durante cada episodio sólo se obtienen allí pequeñas cantidades, y por lo tantoel sitio es ocupado sólo por períodos muy cortos. Además, dado que pocas veces sereúnen volúmenes grandes de recursos, la utilización, el agotamiento y el abandonode utensilios ocurren a ritmo muy lento. En realidad, es posible esperar que en talessitios queden pocos o ningún utensilio.

Un buen ejemplo de localización generada por buscadores –un sitio de obtenciónde madera– es el descrito por Hayden:

“Como norma, están separados espacialmente de los campamentos base y son ocupadospor lapsos cortos (habitualmente no más de pocas horas) por grupos de trabajo específi-cos; ... los utensilios líticos empleados son generalmente muy característicos, y los conjun-tos se diferencian mucho en términos de frecuencias proporcionales si se los compara conlos provenientes de campamentos base. ... Con frecuencia, los utensilios empleados sonobtenidos localmente, cerca del sitio en que se procuran los recursos, y por lo generalquedan en el sitio luego de que la actividad ha quedado cumplida. ... Si se camina extensa-mente entre los bosquecillos de mulga, se pueden ver ocasionalmente implementos cor-tantes por golpes [chopping implement], habitualmente al pie de algún tronco de mulga endescomposición. Rara vez había más de dos implementos cortantes a golpes, y la densidadgeneral debe de haber sido de alrededor de un implemento cortante a golpes cada 2500m2 o más.” (Hayden 1978: 190-191).

Si las extracciones son poco voluminosas o hay poca reiteración en el uso de lalocalización, los restos arqueológicos de localizaciones pueden quedar más dispersossobre el paisaje que concentrados en “sitios” reconocibles. Para entenderlos se nece-sitarían técnicas de recolección de datos que difieran de las que los arqueólogos nor-malmente emplean. Para tales situaciones son apropiadas las estrategias arqueológi-cas llamadas “exteriores a los sitios” [off-site]. Como están implicados períodos largos,y como algunos recursos se distribuyen reiteradamente en el ambiente, podemos pre-decir la existencia de considerables acumulaciones en forma de palimpsestos. Esasacumulaciones son agregados de artefactos y por lo tanto pueden “parecer” sitios,pero por lo común carecen de estructura interna y podrían quedar caracterizadosmediante historias de conformación acrecional. Muy importante investigación en estaclase de distribución arqueológica es la que en Estados Unidos inició Thomas (1975);otros interesantes estudios de la llamada “Arqueología exterior a los sitios” están sien-do llevados a cabo actualmente por Robert Foley, de la Universidad de Durham, en elárea de Amboseli, en Kenya (comunicación personal).

Cuanto podemos resumir es que, por lo habitual, los buscadores tienen gran mo-vilidad residencial, se apoderan de bienes de poco bulto y cumplen estrategias deobtención cotidiana regular del alimento. El resultado es que la variabilidad en loscontenidos de sitios residenciales –en caso de mostrar algo– generalmente reflejarálos diferentes cronogramas estacionales de actividades y la diferente duración de las

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ocupaciones. Los sitios denominados “funcionalmente específicos” serán relativamentepocos: como las adquisiciones [inputs] son de poco bulto y los procesamientos dematerias primas efectuados en medio del campo son cortos o limitados, tales localiza-ciones tendrán poca visibilidad. Sin embargo, en caso de afectar períodos largos deutilización del terreno, pueden producir considerable cantidad de restos arqueológi-cos “exteriores a los sitios”. Este tipo de sistema es el que ha recibido el mayor volu-men de atención etnoarqueológica: por ejemplo, los bosquimanos y los aborígenesdel Desierto Central de Australia.

Recolectores

En marcado contraste con la estrategia buscadora, en la que un grupo “recorre”[maps onto] los recursos mediante desplazamientos residenciales y ajustes en el tama-ño grupal, los recolectores logísticamente organizados [logistically organized collectors]se abastecen de recursos específicos mediante grupos de trabajo organizados espe-cialmente.

La figura 3 ilustra algunas características distintivas de una estrategia recolectora.El modelo constituye una generalización a partir de mis experiencias con los esqui-males Nunamiut. A diferencia de los buscadores, los recolectores se caracterizanpor:

a) almacenar comida durante –al menos– parte del año; yb) organizar de modo logístico partidas para obtener alimentos.

Esta última situación tiene implicancias directas en cuanto a los “sitios”, pues losgrupos especiales de trabajo pueden abandonar una localización residencial y esta-blecer campamentos operativos o estaciones desde donde estén en condiciones deplanificar y ejecutar actividades de obtención de alimentos. Si tales actividadesprocuratorias son exitosas, el alimento obtenido podrá ser procesado en el lugar (conla finalidad de facilitar su transporte) y luego llevado hacia los consumidores delcampamento residencial.

En las estrategias logísticas el trabajo se acomoda a distribuciones no coherentesde recursos críticos o a condiciones que de alguna otra manera restrinjan la movili-dad. Dicho sea de otro modo: son acomodamientos a situaciones en las que los consu-midores están cerca de un recurso crítico pero lejos de otro recurso igualmente críti-co. Por lo tanto, de la localización residencial parten unidades de trabajo especial-mente constituidas –grupos de trabajo– que por lo general se desplazan a cierta dis-tancia hasta otras localizaciones específicamente elegidas por considerar que muyprobablemente sean productivas de determinados recursos.

Por lo habitual, los grupos de trabajo logísticamente organizados son pequeños yestán formados por individuos experimentados y conocedores. No son grupos quevayan a “buscar” cualquier recurso que puedan encontrar, sino grupos que tratan deconseguir recursos específicos en contextos específicos. Por consiguiente, para la mayo-ría de los grupos logísticamente organizados podemos identificar metas específicas:van a cazar ovejas a la orilla del salar, o a perseguir caribúes machos a lo largo de lasmárgenes de las tierras altas heladas durante el mes de julio. No buscan comida en

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FIGURA 3. Caracterización de un sistema de subsistencia-asentamientopropio de recolectores.

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función de lo que simplemente encuentren: si van de pesca, van a buscarespecíficamente tímalos o white fish.

Esta especificidad y “especialización” de las estrategias de obtención conduce ados tipos de especificidad funcional de los sitios formados por acción de estrategiasprocuradoras organizadas logísticamente. Los sitios se forman en relación con pro-piedades de la organización logística en sí misma, pero también en relación con lostipos específicos de recursos que son buscados.

Para los buscadores he identificado dos tipos de sitio: las bases residenciales y laslocalizaciones. En virtud del carácter logístico de sus estrategias de obtención, losrecolectores producen cuanto menos otros tres tipos de sitios, a los que llamo campa-mento operativo 2 , estación y escondrijo. Un campamento operativo es un centro operati-vo temporario de un grupo de trabajo, en el que el grupo duerme, come y se mantie-ne a sí mismo de otras maneras mientras permanece fuera de la base residencial.Podemos esperar que los campamentos operativos se diferencien también según laíndole que los recursos que son buscados, por lo que podemos imaginar campamen-tos operativos de cacería de ovejas, campamentos operativos de cacería de caribúes,campamentos operativos de pesca, etc.

Al igual que los buscadores, de hecho los recolectores obtienen o procesan mate-rias primas en localizaciones. Ahora bien: como por lo general las partidaslogísticamente organizadas buscan productos para grupos sociales de tamaño muchomayor que el de ellas, frecuentemente los desperdicios acumulados en las distintaslocalizaciones pueden variar de modo considerable, como en el caso de las matanzasgrupales de bisontes en las Llanuras (ver Frison 1970 o Wheat 1967) o en el de loca-lizaciones de cacería y trozamiento primaverales de caribúes de los Nunamiut talescomo el sitio Anavik (Binford 1978 b: 171-178). Sitios de pesca con grandes represaso lugares de obtención de la planta camas de la meseta de Columbia pueden consti-tuir ejemplos de localizaciones con gran visibilidad arqueológica: en ese sentido seoponen a las localizaciones de poca visibilidad que por lo habitual son producidaspor los buscadores. Esos sitios grandes y muy visibles son también el resultado degrupos logísticamente organizados, que a menudo buscan bienes en cantidades muygrandes para que sirvan al consumo durante períodos considerables.

Rara vez las estaciones y los escondrijos son obra de buscadores. Las estaciones sonsitios donde se asientan grupos de trabajo con propósitos especiales mientras estánrecolectando información: por ejemplo, cuando están observando los movimientosde las manadas (ver Binford 1978 b) o de otros seres humanos. Las estaciones pue-den ser localizaciones de acecho o lugares de detención durante las cacerías, en losque se pueda planificar (pero no necesariamente ejecutar) la estrategia de caza. Lasestaciones son particularmente características de sistemas organizados logísticamente,pues los objetivos específicos están generalmente identificados y porque para cadaobjetivo existe una estrategia específica que, por lo habitual, antes de ser ejecutadadebe recibir “información” en cuanto al comportamiento de los animales.

2 Nota del traductor: “field camp”: literalmente, “campamento de campo”.

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Los escondrijos son ingredientes comunes de estrategias logísticas. En ellos, laobtención exitosa de recursos por parte de grupos relativamente pequeños con desti-no a grupos relativamente grandes se traduce por lo general en grandes masas demateriales. Esto debería ser transportado hacia donde se encuentren los consumido-res, pero en ocasiones puede servir como estímulo para que estos últimos se reubiquen.En uno u otro caso, por lo habitual existe una fase de almacenamiento temporario.Tal almacenamiento “de campo” es frecuentemente efectuado en las instalacionesdisponibles, pero en función específica del volumen obtenido puede ocurrir que seconstruyan instalaciones especiales (ver Binford 1978 a: 223-235).

Desde la perspectiva del registro arqueológico, podemos suponer que las basesresidenciales, las localizaciones, los campamentos operativos, las estaciones y los escondrijosson tipos de sitios probablemente producidos por sistemas logísticamente organiza-dos. Dentro de cada una de esas clases podemos esperar variación adicional, relacio-nada con las estaciones del año y con el carácter de los recursos buscados por losgrupos de trabajo logísticamente organizados.

Existe una fuente más de variación, pues no necesariamente todas las funcioneslogísticas deben estar localizadas de modo independiente. Es posible que en algunoscasos un campamento operativo sea utilizado también como punto de observación, yque en otros pueda igualmente servir como puesto de caza. A veces es posible efec-tuar matanzas (localización) directamente desde un puesto de caza, y allí procesar yocultar temporariamente la carne. Muchas otras combinaciones pueden ser imagina-das. El asunto es sencillo: cuanto mayor sea la cantidad de tipos genéricos de función a los queun sitio pueda servir, mayor será la cantidad de combinaciones posibles, y por lo tanto mayorserá el orden de variabilidad inter-sitios que podamos esperar.

Quizá sea instructivo rastrear contra este telón de fondo algunas de las condicio-nes modeladas en la figura 3. Si comenzamos con la aldea invernal (sitio) de la por-ción central inferior del mapa, varias condiciones están indicadas. La aldea invernales un agrupamiento de viviendas relativamente grandes, localizada en un macizo desauces (combustible de invierno). A la izquierda de la aldea está indicada una seriede expediciones llevadas a cabo por partidas especiales de tramperos con el fin deobtener pieles para la vestimenta invernal. A la derecha de la aldea hay una serie detipos de sitio: un campamento operativo en el que una partida de caza se sustenta a símisma mientras permanece fuera del campamento residencial, una estación o sitio deobservación (ocupada y usada fundamentalmente para recoger información acerca dela presencia o movimientos de la caza) y varias localizaciones, sitios de matanza y escon-drijos que también pueden representar acumulaciones arqueológicas.

También está representado un desplazamiento residencial de comienzos del vera-no (hacia el sitio B). Ese desplazamiento produce un cambio en el albergue y unamayor dependencia de la carne desecada (en lugar de la congelada, como era el casoen la aldea invernal). Desde tal sitio, partidas logísticamente organizadas puedencubrir grandes distancias con el fin de cazar animales tales como caribúes o carnerosmonteses. Pueden aparecer así campamentos operativos y estaciones, al igual que puntosde observación y diversidad de localizaciones de matanza. La combinación diferenteentre funciones en las distintas localizaciones constituye motivo para más complejida-des: por ejemplo, en el extremo derecho del mapa se da una combinación entre

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campamento operativo y punto de observación (en otras situaciones, esas funcionespodrían estar separadas espacialmente).

En la porción superior del mapa se sugiere otro desplazamiento residencial. Esedesplazamiento está acompañado por una reducción en el tamaño grupal, pues elgrupo local se escinde en unidades familiares y cada una de ellas establece campa-mentos residenciales independientes, con pautamientos logísticos poco diferentes.

Debe quedar en claro desde ya que no estamos hablando de dos tipos polares desistemas de asentamiento y subsistencia. Por el contrario, estamos tratando una seriegradual que va desde lo simple hacia lo complejo. Los sistemas logísticamente organi-zados poseen todas las propiedades de un sistema de buscadores más algunas otras.Al ser un sistema, cuando se añaden nuevas propiedades organizativas se efectúanajustes en los ingredientes ya presentes, de modo que la movilidad residencial ya nodesempeña el mismo papel que tenía cuando el sistema no incluía ingredienteslogísticos (aunque todavía pueda haber importantes desplazamientos residenciales).Hay básicamente dos estrategias: “de reconocimiento” [mapping on] y “logística”; lossistemas que emplean ambas son más complejos que los que utilizan una sola y por lotanto tienen mayor repercusión sobre la variabilidad existente en el registro arqueo-lógico. Debe quedar en claro que, a igualdad de otras cosas, podemos esperar un ordenmayor de variación intersitios si aumentan los ingredientes logísticos del sistema de asentamientoy subsistencia.

DISCUSIÓN

Hasta ahora hemos estado hablando de los pautamientos que he percibido en laforma en que cazadores y recolectores se organizan con finalidades de subsistencia.He ofrecido algunas sugerencias analíticas y descriptivas en cuanto a las cosas que esnecesario observar para caracterizar adaptaciones de cazadores-recolectores. He in-tentado justificar una manera particular de estudiar a los cazadores-recolectores y hesugerido que existirían algunas pautas empíricas interesantes que serían visibles en loscazadores-recolectores cuando son observados según las perspectivas que defiendo.

¿Podemos ahora dar comienzo a la importante tarea de construir una explicaciónpara la variación presentada? ¿Podemos comenzar a entender las particulares condi-ciones adaptativas que los grupos humanos enfrentan diferentemente en virtud deencarar ambientes distintos? ¿Podemos comprender qué condiciones harían preferi-ble la estrategia “de reconocimiento” [mapping on]o la “organizada logísticamente”?Para comenzar con un problema más específico: ¿existen claves para los factores quefavorecen o seleccionan en favor de una estrategia buscadora o de una estrategialogística?

Si presumimos que las condiciones tecnológicas y sociales contribuyen a configu-rar los medios y la organización de la producción, deseamos saber si no habrá algu-nos “determinantes” básicos que condicionen la distribución de diferentes “modosde producción” (o sea de las características mezclas de tecnología y organizaciónsocial con miras a la subsistencia). Dicho sea de otro modo: como los sistemas deadaptación social son sistemas que capturan energía, las estrategias que ellos em-

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plean deben mostrar alguna relación con la energía (o, más importante, con la estruc-tura entrópica de los ambientes en los que buscan energía). Podemos esperar que,como consecuencia de la “selección natural”, se produzca cierta reiteración en latecnología o en los medios, como también en la organización (organización deltrabajo) de la producción. Esto es, un movimiento histórico en dirección de un“optimum” para el tipo de situación ambiental [setting]. Dicho sea de otro modo: latecnología –tanto en su sentido de “utensilios” como en su sentido de “trabajo”– esinventada y reorganizada por los seres humanos para resolver ciertos problemas pre-sentados por la estructura energética-entrópica del ambiente en el que procuran ga-nar su subsistencia.

Aceptado este punto de vista, podemos esperar que un modo de producciónbuscador sirva bien a los seres humanos en ciertas condiciones ambientales, pero nonecesariamente en todas. ¿Cuáles pueden ser algunas de esas condiciones? ¿Existenalgunas ubicaciones en los que podamos esperar que las estrategias buscadoras ofrez-can seguridad “óptima” para los grupos de cazadores-recolectores? Creo que es co-rrecto sugerir que, si bien la mayoría de la gente considera la movilidad de las locali-zaciones residenciales como una respuesta a diferencias en la abundancia de alimen-to, pocos son quienes toman en cuenta las condiciones ambientales que estructuranla abundancia de alimentos desde la perspectiva del consumidor humano. QuizáHollywood deba ser culpada por la amplia difusión de la idea de que las “junglas”serían ricas en alimento, en tanto los asentamientos desérticos y árticos serían pobresen él. A su turno, la mayoría de los legos y de los estudiantes principiantes de Ecologíasuponen que en asentamientos árticos y desérticos se daría una mayor movilidad resi-dencial, y que entre los no productores de alimentos que viven en ubicaciones ecua-toriales se daría el mayor grado de “sedentarismo”.

Como base para un mayor análisis he adoptado –simplemente como medioilustrativo de demostración– los datos que Murdock (1967) aportó sobre pautas deasentamiento. Murdock clasificó 168 casos de cazadores y recolectores en cuanto a sugrado de movilidad residencial; cada grupo fue evaluado de 1 a 4 según la formasiguiente:

1) bandas plenamente migratorias o nómades;2) comunidades seminómades cuyos integrantes deambulan en bandas duran-

te (por lo menos) la mitad del año, pero que durante una o más estaciones ocupanasentamientos fijos;

3) comunidades semisedentarias cuyos integrantes pasan de uno a otroasentamiento fijo en diferentes estaciones del año, o que ocupan un únicoasentamiento en forma más o menos permanente pero desde el cual partenestacionalmente porciones importantes de la población para ocupar campamentositinerantes; y

4) asentamientos compactos y relativamente permanentes (Murdock 1967: 159).Esos 168 casos están resumidos en el cuadro II, que contrapone las estimaciones

efectuadas por Murdock en cuanto a la movilidad residencial con la medida de varie-dad ambiental creada por Bailey (1960) que se denomina “temperatura efectiva” (ET).Esta medida describe simultáneamente la cantidad total y la distribución anual de laradiación solar que son características de un lugar dado. Dicho sea de otro modo: la

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453HUMO DE SAUCE Y COLAS DE PERROS

CUADRO II

TABULACIÓN CRUZADA ENTRE PAUTAS DE ASENTAMIENTO (TAL COMOFUERON EVALUADAS POR MURDOCK 1967) Y VALORES DE TEMPERATURA

EFECTIVA (ET) CALCULADA SEGÚN LOS WORLD WEATHER RECORDS

TEMPERATURAEFECTIVA

2514132221

Subtotales

2029282726

Subtotales

1514

Subtotales

1312

Subtotales

1110

Subtotales

98

Subtotales

TOTALES

Nómadesplenos (1)

21321

9 (75,0 %)

13212

9 (64,2 %)

21

3 (9,3 %)

31

4 (7,5 %)

23

5 (11,1 %)

5-

5 (41,6 %)

35 (20,8 %)

Seminó-mades (2)

--1-1

2 (16,7 %)

111-1

4 (28,5 %)

1110

21 (65,6 %)

1715

32 (60,3 %)

156

21 (46,6 %)

31

4 (33,3 %)

84 (50,0 %)

Semiseden-tarios (3)

-1---

1 (8,3 %)

1----

1 (7,1 %)

21

3 (9,3 %)

48

12 (22,6 %)

93

12 (26,6 %)

11

2 (16,6 %)

31 (18,4 %)

Sedenta-rios (4)

-----

-

-----

-

-5

5 (15,6 %)

41

5 (9,4 %)

34

7 (15,4 %)

1-

1 (8,3 %)

18 (10,7 %)

TOTAL

22422

12

34313

14

1517

32

2825

53

2916

45

102

12

168

VALORÍNDICE

1,33

1,42

2,31

2,33

2,46

1,91

temperatura efectiva mide tanto la longitud de la estación de crecimiento como laintensidad de la energía solar disponible durante esa estación. Como la producciónbiótica es primordialmente resultado de la unión entre radiación solar y agua sufi-ciente para sustentar la fotosíntesis, podemos esperar que exista una relación genéri-ca entre el valor de la temperatura efectiva y las pautas globales de actividad biótica(y, por lo tanto, la producción). A igualdad de otros factores, cuanto mayor sea el

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valor de la temperatura efectiva, mayor será la producción de células nuevas dentrodel vegetal o ingrediente productivo del hábitat. Esto significa, en sentido muy sim-plista, que donde la temperatura efectiva sea alta podemos esperar ambientes “ricosen alimento” y que donde la temperatura efectiva sea baja podemos esperar ambien-tes “pobres en comida”.

El cuadro II ilustra algunos hechos interesantes. Notamos que las estrategias “ple-namente nómades” caracterizan al 75 % de los casos de cazadores-recolectores ubica-dos en ambiente plenamente ecuatorial (ET 25 a 21) y que también aparece altamovilidad en un 64,2 % de los casos correspondientes a ambientes semitropicales. Enambientes templados cálidos observamos una drástica reducción en el número decazadores-recolectores “plenamente nómades” (apenas un 9,3 %); en ambientes tem-plados frescos, la cantidad se reduce aun más (7,5 %). Luego, cuando pasamos a losambientes boreales, el número de grupos plenamente nómades aumenta algo (11,1 %) yen ambientes plenamente árticos lo hace drásticamente (alcanza al 41,6 %). Por consi-guiente vemos que la movilidad –cuando es medida según las categorías de Murdock–es mayor en los ambientes ecuatoriales (donde encontramos la más alta productivi-dad del mundo) y árticos (donde se halla la productividad más constantemente baja).

Si resumimos de otra manera los datos del cuadro II, vemos que la mayor concen-tración de cazadores y recolectores sedentarios y semisedentarios se da en las zonasambientales templada y boreal, en tanto la menor concentración aparece en los am-bientes ecuatoriales y semiecuatoriales. Este pautamiento empírico muestra que en-tre los cazadores-recolectores la movilidad responde a condiciones que no son la sim-ple pauta de “abundancia de alimentos”: así lo indica la desproporcionada apariciónde poca movilidad en los ambientes más frescos y menos productivos.

Sugiero que, como la movilidad es una estrategia “de posicionamiento”, bien po-dría constituir una respuesta a propiedades estructurales del ambiente. Es decir, lasparticularidades de la distribución del alimento no se relacionarían directamentecon las más intuitivamente apreciadas condiciones de abundancia alimenticia.

Quizá podamos hallar la clave para los tipos de problemas que son resueltos porlas diferentes estrategias si observamos los contrastes entre las dos estrategias básicaspropiamente dichas. Los buscadores mueven los consumidores hacia los bienes mediante des-plazamientos residenciales frecuentes, en tanto los recolectores transportan los bienes hacia losconsumidores mediando cantidad generalmente menor de desplazamientos residenciales. La pri-mera estrategia, la del “reconocimiento”, se aplicaría únicamente si todos los recur-sos críticos estuvieran dentro del alcance de la búsqueda practicable desde una baseresidencial. Las estrategias logísticas cumplidas por los recolectores resuelven el pro-blema de la distribución discontinua de los recursos críticos (por ejemplo: la falta deaprovisionamiento confiable de algún recurso crítico dentro del radio de búsquedaque rodea a un campamento-base residencial, presumiblemente localizado atendien-do a algún otro recurso igualmente crítico). En condiciones de discontinuidad espacial,un desplazamiento residencial no resuelve el problema: pasar a donde está localizado el otrorecurso reduce la posibilidad de acceso al primero. Es en esas condiciones que las estrate-gias logísticas se ven favorecidas: los cazadores-recolectores se trasladan hacia las proxi-midades de un recurso (por lo general, el que presenta los mayores requerimientosde volumen) y se procuran el otro recurso (o los otros recursos) mediante grupos

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455HUMO DE SAUCE Y COLAS DE PERROS

especiales de trabajo que lo transporta (o los transportan) hasta donde están instala-dos los consumidores.

En los casos de discontinuidad temporal, el modo más probable de resolver el pro-blema está constituido por la estrategia de almacenamiento. Se trata de extender lautilidad temporal de algún recurso más allá del período en que está disponible en elhabitat. Por lo general, esto se logra mediante el desecamiento o mediante el con-gelamiento. El almacenamiento reduce la discontinuidad temporal de los recursos, pero puedeaumentar el problema de la discontinuidad espacial. La discontinuidad espacial puede verseexacerbada si el almacenamiento acumula una masa considerable de recursos en unlugar: esto aumenta el costo de transporte vinculado a los desplazamientos residen-ciales hacia otros recursos que puedan “estar llegando” o que estén localizados a algu-na distancia. Al aumentar la dependencia respecto del almacenamiento se produciráun considerable incremento en el ingrediente logístico del sistema de asentamiento.

Por último, si pensamos que la discontinuidad temporal o espacial entre recursoscríticos constituye una condición propicia para que surjan estrategias logísticas y paraque el papel cumplido por la movilidad residencial se reduzca y transforme, debemosobservar también que cualquier condición que (a) aumente las cantidades de recur-sos críticos y/o (b) aumente la variación climática a lo largo de un ciclo anual tambiénincrementará la probabilidad de mayores discontinuidades en la dispersión de los re-cursos críticos.

Examinemos dos expectativas lógicas que surgen de ese postulado. La ley de varie-dad de requisitos afirma que, para lograr una mayor estabilidad, la variedad de res-puestas homeostáticas necesarias para un sistema dado es igual a la variedad de desa-fíos ambientales que enfrenta. Por consiguiente, podemos esperar que, cuanto másinestable sea el ambiente térmico, mayor será la cantidad de mecanismos homeostáticosoperativos y por lo tanto –a igualdad de otros factores– mayor será la cantidad derecursos críticos. A medida que el número de recursos críticos aumente, se produciráun correlativo incremento en la probabilidad de que ocurra una falta de cohererenciaentre sus respectivas dispersiones. Por consiguiente, cuanto mayor sea la variación estacionalen temperatura, mayor será el papel que podemos esperar que sea cumplido por la movilidadlogística en el asentamiento o estrategia “posicionante”.

En un ambiente ecuatorial, en el que las especies pueden exhibir pautas de pro-ducción diferentes a lo largo del ciclo anual pero la interdigitación entre las diferen-tes programaciones de las distintas especies asegura que habrá alimentos continua-mente disponibles, la estrategia buscadora produce muy buenos resultados. En ubi-caciones templadas y más frescas, tal disponibilidad continua de alimentos disminuyeen función del acortamiento de la estación productiva; por consiguiente, los gruposhumanos que intentan “sobrevivir” deben resolver el problema de cómo “pasar elinvierno”. Tres métodos básicos están disponibles:

a) explotar especies que hayan resuelto por sí mismas el problema de cómopasar el invierno (esto es, cazar otros animales);

b) almacenar productos comestibles acumulados primordialmente durante laestación productiva; o bien

c) almacenar recursos animales acumulados durante períodos de mucha den-sidad y, por lo tanto, de alta disponibilidad.

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Si bien debemos reconocer que el almacenamiento no siempre es factible, podemos esperar queel grado en el que se lo practique varíe cuando disminuye la duración de la estación productiva.A su turno, el grado en que se practique almacenamiento aumenta la probabilidadde incoherencias en la distribución, y por lo tanto condiciona nuevos incrementos enlos sistemas de asentamiento logístico, con las consiguientes reducciones –al menosestacionales– en la movilidad residencial.

Ambas condiciones se relacionan con reducciones ambientales en la longitud dela estación productiva y con las implicancias que ello plantea para los seres humanos,tanto en términos de alimentos como de otros recursos térmicamente regulados. Estosignifica que se da una convergencia ambiental de condiciones que actúan simultáneamente paraaumentar la cantidad de recursos críticos e incrementar las condiciones que favorecen el almacena-miento. Por lo tanto, a partir de los razonamientos aquí presentados, debemos esperarque –a medida que la longitud de la estación productiva disminuya– la movilidad resi-dencial se reduzca y en cambio aumente la dependencia respecto del almacenamiento.

Debemos señalar que ambas expectativas tienen sustento empírico. Tal como ya loindicamos en el cuadro II, en los ambientes con ET menor de 16°C se da un marcadoaumento de casos clasificables como semisedentarios y seminómades. Dicho sea deotro modo: en esos ambientes observamos incrementos en el sedentarismo estacional,con el consiguiente aumento inferido en la obtención logísticamente organizada dealimentos.

La figura 4 ilustra la relación entre la ET y la dependencia respecto del almacena-miento, tal como ella fue estimada por Murdock y Morrow (1970) para una muestra

FIGURA 4. Relación entre temperatura efectiva y dependenciarespecto del almacenamiento.

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de 31 grupos cazadores y recolectores documentados etnográficamente. La depen-dencia respecto del almacenamiento está indicada por una escala ordinal de 1 a 6 (6indica la dependencia mayor). Lo que es interesante en esta pequeña muestra es quese da una clara relación curvilínea entre el aumento de la dependencia respecto delalmacenamiento y el descenso de los valores de ET (que miden la disminución en lalongitud de la estación productiva). Es notable que el almacenamiento sea practica-do únicamente entre cazadores y recolectores que ocupan ambientes cuyos valoresde ET son menores de 15 (o sea en ambientes cuyas estaciones productivas duranmenos de doscientos días).

Las excepciones a esa tendencia general son interesantes y quizás instructivas. Enambientes cálidos hallamos únicamente dos excepciones: los andamaneses y losChenchu. Mi impresión es que los andamaneses están mal clasificados; en cambio,los Chenchu están demostrablemente en proceso de adoptar la agricultura. Las ex-cepciones del extremo “frío” de la distribución son los yukagiros, yámanas, Slave,esquimales del cobre e Ingalik. Creo que los yukagiros y los Ingalik estarían mal clasifi-cados, en tanto los otros casos son probablemente excepciones reales: serían más móvi-les y no acumularían reservas en cantidades apreciables para los inviernos. Otros casosde grupos de clima frío que no almacenan en forma considerable podrían ser los Micmac,Mistassini Cree, Iglulik y esquimales polares, y algunos grupos de esquimales del Cobrey Netsilikmiut, en tanto en ambientes templados podríamos recordar a los tasmanios.Muchos de esos grupos pueden ser técnicamente buscadores con movilidad residencialrelativamente alta, pero son buscadores de tipo diferente al de la mayoría de losbuscadores ecuatoriales.

Como lo hemos señalado, los buscadores ecuatoriales desplazan sus residenciasen relación con los hábitats productores de alimentos considerados en términos es-paciales. Los buscadores de ambiente frío son lo que tiendo a pensar como especialis-tas seriados: cumplen movilidad residencial en relación con la posición del gruporespecto de especies alimenticias particulares cuya disponibilidad se presenta de modosecuencial a lo largo de un ciclo estacional. Si por el momento dejamos aparte esteinteresante aspecto de la cuestión, debe quedar en claro que en la distribución decondiciones ambientales existen definidas pautas geográficas que plantean proble-mas particulares a los cazadores-recolectores. Algunos de esos problemas especificablespueden ser bien resueltos –o, al menos, enfrentados de modo eficiente– medianteestrategias de producción organizadas logísticamente.

Esas estrategias resuelven el problema de la distribución discontinua de recursoscríticos. Las distribuciones discontinuas pueden darse espacialmente, y pueden que-dar exacerbadas por las estrategias de almacenamiento. El almacenamiento siempreproduce grandes acumulaciones en algún lugar, el que por consiguiente tiene altaprobabilidad de quedar instalado discontinuamente respecto de otros recursos críti-cos tales como combustible, agua, reparo, etc. El almacenamiento de gran bulto re-quiere que se determine qué costo es relativamente mayor: si mover los consumido-res y los bienes almacenados hasta el lugar en que existen otros recursos críticos, o siintroducir esos otros recursos en el lugar del almacenamiento mediante una fuerzade trabajo productivo que esté organizada logísticamente.

Debo señalar que, de haber otros factores que restrinjan la movilidad –por ejem-

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plo un aumento en la cantidad de unidades sociales en el área, la competividad entrevarias unidades sociales por el acceso a recursos similares, etc.–, podríamos esperarentonces un concomitante aumento en la producción organizada logísticamente. Ésteno es lugar para encarar temas tan importantes como los orígenes de la agricultura yotros cambios dependientes de la densidad (tanto en la movilidad como en la estrate-gia de producción); simplemente quiero señalar que ante toda condición que restrinja lamovilidad residencial de buscadores o de recolectores podemos esperar como respuesta (entre otrascosas) un aumento en el grado en que la producción se organiza de modo logístico.

CONCLUSIONES: LOS SISTEMAS DE ASENTAMIENTOY LA VARIACIÓN INTER-CONJUNTOS

Es obvio que la discusión previa tiene implicancias significativas en cuanto a cómoentender los conjuntos arqueológicos, su variabilidad y su pautamiento. He sosteni-do en otra ocasión que podemos imaginar un conjunto arqueológico como deriva-ción de “una serie organizada de acontecimientos característicos de un sistema”(Binford 1978 a: 483). Un conjunto que es el producto acumulado de acontecimien-tos que cubren todo un año es bastante grande y puede ser calificado como “de granogrueso”, en la medida en que el grado de resolución posible entre restos arqueológi-cos y acontecimientos específicos es bajo. En cambio, un conjunto acumulado duran-te un período corto –por ejemplo: un campamento de dos días– confiere un grado deresolución “de grano fino” entre restos o subproductos y acontecimientos.

Luego de efectuar las precedentes distinciones, sostuve:1) en la medida en que los acontecimientos se diferencien secuencialmente –y

que la composición de los conjuntos responda a diferencias entre acontecimientos–,la probable variación de contenido entre los conjuntos será mayor cuanto más finosea el grado de resolución del conjunto;

2) el factor que regula el grado de resolución de un conjunto es la movilidad,en el sentido de que una movilidad alta conduce a conjuntos de resolución fina, entanto la movilidad baja produce conjuntos de resolución de grano grueso (ver unmayor análisis en Binford 1978 b: 483-495).

Con referencia a la condición inicial “la medida en que los acontecimientos sediferencien secuencialmente”, sostuve que–según una perspectiva dada por la subsis-tencia– el principal condicionante de la diferenciación de acontecimientos es la va-riación estacional en las variables climáticas básicas: lluvia y radiación solar. Por con-siguiente, sugerí que la variabilidad inter-conjuntos:

– “puede esperarse que aumente cuando disminuya la longitud de la estación productiva”, y/o– “en conjuntos de resolución moderada a fina, cuando se reduzca el equilibrio en la

distribución de precipitaciones a lo largo de ciclo anual” (Binford 1978 b: 484).Los primeros razonamientos se refieren primordialmente a la movilidad residen-

cial. En este artículo he explorado algo la interacción y los determinantes de gradosdiferentes de movilidad residencial vs. logística. He sugerido aquí que, al desarrollarsus estrategias de subsistencia, los cazadores y recolectores emplean dos principiosbásicos de organización:

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– pueden hacer “viajes de reconocimiento del terreno”, desplazando así losconsumidores hacia los recursos;

– o bien pueden transportar “logísticamente” los recursos hacia donde esténlos consumidores.

He sugerido que los roles relativos cumplidos por esos dos principios organizativosen cualquier sistema de subsistencia condicionarán también la índole y el carácter dela variabilidad arqueológica inter-sitios generada por el sistema. Los buscadores quepractican primordialmente una estrategia “de reconocimiento del terreno” genera-rán dos tipos básicos de sitios: las bases residenciales y las localizaciones. La variaciónentre sistemas de búsqueda derivará primordialmente de diferencias en la magnitudde la movilidad residencial y de disimilitudes ambientales que condicionen distintasactividades de subsistencia a lo largo del ciclo anual de estaciones.

Es esperable que los recolectores (que tienden a apoyarse más sobre estrategiaslogísticas) generen más tipos de sitios arqueológicos. Esto es, podemos esperar, ade-más de bases residenciales y de localizaciones, la producción de campamentos operativos,estaciones y escondrijos. Sostuve asimismo que bien se puede esperar que el carácter delas bases residenciales y de las localizaciones cambie según sea el grado relativo deactividad organizada logísticamente que caracterice a un sistema.

Luego pasé al interesante problema de qué es lo que condiciona los roles relativosde las estrategias “de reconocimiento del terreno” y “logística” en un sistema deasentamiento y subsistencia. Sostuve que las estrategias logísticamente fundadas cons-tituirían una respuesta directa al grado de discontinuidad en la localización de recur-sos críticos. Sostuve también que la cantidad de recursos críticos aumenta a medidaque lo hace la severidad climática, y que la dependencia relativa respecto de alimen-tos almacenados aumenta a medida que se reduce la duración de la estación produc-tiva. Señalé que esas características están ligadas, y que ambas tienden a variar segúnla variación geográfica en cuanto a la longitud de la estación productiva. Por consi-guiente, podemos esperar que, a medida que la duración de la estación productiva disminuya,de mantenerse constantes los otros factores aumentará el papel cumplido por las estrategias logísticasdentro de un sistema de asentamiento-subsistencia. También señalé que cualquiera otra con-dición que restrinja la movilidad residencial “normal”entre buscadores o recolectores tenderátambién a favorecer aumentos en las estrategias de obtención organizadas logísticamente. Porconsiguiente, podemos esperar cierta tendencia hacia el aumento asociado con cam-bios dirigidos hacia la producción agrícola.

Puedo ahora integrar mis anteriores argumentos, relativos a los factores que con-dicionan la variación inter-conjuntos en las bases residenciales, con los razonamien-tos incluidos en este artículo respecto de la variación en el registro arqueológiconacida de diferencias organizativas entre estrategias de reconocimiento y logísticasen cuanto a los roles durante el comportamiento de asentamiento-subsistencia degrupos que viven en ambientes diferentes. He sostenido previamente que, a medidaque aumenta la diversidad estacional en la radiación solar o en las precipitaciones, seproduciría –debido a la sensibilidad de los conjuntos ante diferentes acontecimien-tos– un incremento en la variabilidad residencial inter-conjuntos. Esto presupone ungrado de resolución entre los conjuntos que sea aproximadamente constante.

En este artículo he planteado que, bajo condiciones similares, se vería favorecido

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460 LEWIS R. BINFORD

el aumento de la dependencia logística, con la consiguiente reducción en la movili-dad residencial. Esta situación tendría el efecto de disminuir el grado de resoluciónde los conjuntos procedentes de tales ubicaciones. A su turno, esa reducción en el gradode resolución debería producir una disminución de la variabilidad inter-conjuntos entre sitiosresidenciales de sistemas únicos o estrechamente relacionados, ocupados durante estaciones com-parables. Por supuesto, también tendría el efecto de aumentar la complejidad y la “escala” delcontenido del conjunto, referible a toda ocupación ininterrumpida, presumiendo una sensibili-dad del contenido del conjunto ante acontecimientos diferentes.

El efecto general de consecuencias que parecen ser opuestas es, normalmente,alguna diferenciación estacional en los roles relativos de la movilidad residencial vs.logística. Por ejemplo: en algunos ambientes podemos observar alta movilidad resi-dencial en el verano o durante la estación productiva, pero poca movilidad residen-cial durante el invierno, con el concomitante incremento en la movilidad logística.Desde una perspectiva regional, el efecto general podría ser una extensa variabilidadinter-conjuntos derivada de ambas condiciones.

En los ejemplos anteriores, también podemos esperar diferencias cualitativas demenor importancia entre los conjuntos correspondientes a aldeas invernales. Es pro-bable que éstas caigan en una categoría diferente que las residencias veraniegas mó-viles (que podrían ser muy variables y constituir una categoría “con ruido”). Las com-paraciones entre residencias invernales garantizan claramente una distinción categorialfrente a las residencias de verano y podrían constituir una categoría más “clara”, conmenos ruido, dentro de la gran diversidad inter-conjuntos. Los sitios de verano seríanmás variables entre sí, pero también internamente menos complejos.

Aquí hay que remarcar que la variabilidad logística y residencial no debe ser vista comosi estuviera constituida por principios opuestos (aunque se pueden reconocer tenden-cias) sino como alternativas organizativas que en los diferentes ambientes pueden ser emplea-das en proporciones diversas. Esas combinaciones organizativas proporcionan la basepara una extensa variabilidad, que puede producir un pautamiento arqueológico muyconfuso.

En los razonamientos presentados en este artículo, el paso siguiente trata la for-mación de sitios con propósitos especiales. He sugerido que con las estrategias logísticasse pueden esperar nuevos tipos de sitio: campamentos operativos, estaciones y escondrijos.Sostuve también que, al aumentar el uso de estrategias logísticas, cambian asimismoel carácter y la visibilidad de las localizaciones. Por consiguiente, podemos afirmar que –demantenerse constantes otros factores– es posible predecir pautamientos regulares ambientalmentecorrelacionados de variabilidad inter-sitios; esos pautamientos derivarían de aumentos en lacantidad y el carácter funcional de los sitios con propósitos especiales a medida que disminuye laduración de la estación productiva.

Además de tales cambios cuantitativos, como cuando se aplican estrategias logísticaslos recursos que son buscados como “objetivo” principal revisten carácter más espe-cializado, podemos esperar incrementos en la recurrencia de la localización geográ-fica de los sitios con propósitos especiales, así como mayor formación de residuosarqueológicos en sectores restringidos del hábitat en función de una mayor depen-dencia logística (un tratamiento más extenso de este punto puede ser hallado enBinford 1978 b: 488-495).

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461HUMO DE SAUCE Y COLAS DE PERROS

Este último aspecto apunta hacia un tema que en este artículo no ha sido analiza-do en profundidad: las estrategias a largo plazo en el uso de la tierra por parte decazadores-recolectores en distintos contextos ambientales. Este artículo trata primor-dialmente con diferencias estratégicas y organizativas de “plazo corto” (con lo queentiendo aquí en esencia la dinámica de un ciclo anual). He sostenido que existenfactores ambientales que condicionan la variación en la movilidad y las estrategias deuso de la tierra en el corto plazo por parte de los cazadores y recolectores.

No he tomado seriamente en cuenta la posibilidad de que, como consecuencia deuna estrategia que pretenda seguridad, los cazadores y recolectores puedan llegar aconvertirse en sedentarios (a menos que se vean forzados a proceder de esa manera).Conozco la existencia de muchos razonamientos que en lo esencial se remiten a loque yo llamo el “principio del Huerto del Edén”: en algunos sectores del ambiente lascosas habrían sido tan “maravillosas” que no habría existido necesidad de abandonar-los. Encuentro que ésa es una opinión enteramente insostenible, la que podría quedarfácilmente refutada por los estudiosos que conocen de relaciones ecológicas.

No obstante, esto implica que entender las estrategias de corto plazo, en la formaen que aquí las hemos analizado, resulta insuficiente para tratar el pautamiento quederiva de la reiteración de variables en la ubicación geográfica de los sistemas totalesde subsistencia-asentamiento. Para poder comenzar a desarrollar con realismo unateoría comprehensiva del comportamiento de subsistencia-asentamiento de los caza-dores y recolectores, necesitamos tomar en consideración antes, y de modo detalla-do, los factores que condicionan diferencialmente en términos macrogeográficos laocupación o ubicación en plazos largos. Por supuesto, esto es necesario para entenderel pautamiento de los sitios arqueológicos.

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