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II BIOLOGÍA DEL TAO O EL CAMINO DEL AMAR Humberto Maturana Romesín y Ximena Dávila Yáñez

Biología del tao

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II

BIOLOGÍA DEL TAOO

EL CAMINO DEL AMAR

Humberto Maturana Romesín y Ximena Dávila Yáñez

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INTRODUCCIÓN(pp. 71-72)

En la distinción reflexiva que busca llegar a los fundamentos del vivir el ser humano se puede llegar a hacer dos preguntas fundamentales: una por el ser y otra por el mismo hacer. En Occidente, y parte del Oriente, se han preguntado siempre por el ser, esto es, por los en sí universales, trascendentales e independientes de la existencia. La pregunta que Humberto y Ximena se hacen ahora es sobre el hacer: ¿cómo podemos hacer lo que hacemos cuando hacemos lo que hacemos?

Pero estamos en una época en la que la ciencia brinda la posibilidad de la libertad reflexiva, permitiéndonos dejar de lado el fundamento ontológico trascendental a las explicaciones y apegándonos más a lo constitutivo mediante la Matriz Biológico-Cultural de la existencia humana. Desde allí vivimos en la denominada filosofía espontanea en busca del fundamento de todo, en éste caso particular de la experiencia del Tao, en el mismo hacer: ¿qué hacemos en nuestro vivir cuando decimos que experimentamos la noción del Tao?

CAMINO DEL TAO(pp. 73-78)

“El camino del vivir que la noción del Tao evoca, constituye una invitación a un vivir en el bien-estar psíquico-corporal de un vivir sin esfuerzo en la unidad de toda la existencia (p.73).”

Lo que Humberto y Ximena se propondrán en el ensayo es hacer coincidir el resultado de los fundamentos biológico-culturales del vivir humano con la noción Oriental del Tao, es decir, reconocer que toda experiencia humana es primeramente biológica y luego, mediante expansión, cultural. La noción del Tao se constituye como un tipo de expansión particular del ser biológico en donde se generan sentires de bien-estar en la armonía psíquica y corporal de y con todas las dimensiones relacionales, cualquiera sea la circunstancia del vivir que se viva. Por lo tanto el Tao no evoca “lo que se vive” sino “cómo se vive lo que se vive”.

Debido a que la descripción no reemplaza lo descrito es que a continuación se presentan títulos que buscan describir las características de la experiencia del Tao como bien-estar relacional que nace desde fundamentos biológicos.

El presente

El presente es el suceder del vivir mismo. El presente es el ocurrir en el ocurrir, lo que sucede en el fluir del suceder (p.74). Los seres humanos como seres vivos que viven en el lenguajear crean un ámbito generativo del presente continuo cambiante que denominamos pasado y un ámbito de posibilidades de transformación del presente que denominamos futuro, pero ambos desde las coherencias del presente: de modo que pasado y futuro son modos de vivir el presente.

Lo que la noción del Tao evoca es un desapego de las expectativas y prejuicios que el vivir el presente en una sensorialidad de pasado o futuro generan, ya que causan mal-estar relacional fundado en el apego. Se ha de vivir en el lenguajear pero a la vez hemos de fluir espontáneamente en el continuo cambio de un presente que no se amarra a nada, ni a algo que se desea ni a algo que se perdió.

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La experiencia

La experiencia es lo que decimos que nos pasa cuando somos conscientes de que lo que nos pasa nos pasa como un suceder de nuestro vivir que distinguimos en el vivir en el lenguajear (p.75), de modo que la descripción de la experiencia no cambia lo vivido, sólo la constituye en un ámbito de distinción que nos permite reflexionar sobre ella en el lenguajear. Por lo tanto, en el dominio de la coordinación recursiva de haceres, la experiencia humana se puede vivir de modo similar al animal, esto es, en una presente cambiante continuo que posee apego, o de modo reflexivo, y desde aquí existen dos formas de vivir en consciencia: únicamente desde lo que se vive en el suceder mismo o apegado a la idea de algo que no es propio del ocurrir pero que deseamos que ocurra o que no haya ocurrido.

Toda reflexión transforma nuestro vivir en el presente en función de la emoción que le permite surgir como un ámbito generativo del mismo presente pero en otra faceta, por ello la noción del Tao evoca un vivir en el bien-estar consciente espontaneo en la libertad de saber que se evitará el sufrimiento sólo si se vive en el presente del suceder del ocurrir mismo, y no apegado a una expectativa o un prejuicio de lo que no es. Sólo la repetición de la experiencia del ser consciente del sufrimiento del apego al no-ser de un ser (del presente mismo) es aquello que permitirá evocar la noción del Tao, ya que de ningún modo esto puede realizarse fuera del lenguajear ya que éste es el vivir humano.

EL DESAPEGO(pp. 79-81)

“Vivimos en una cultura en la que el dolor que genera la pérdida de lo efímero le da sentido a lo deseado y constituye la medida de su valor (p.79).”

En nuestra cultura es el dolor que produce la pérdida de algo, comúnmente efímero, lo que asigna cuán valioso es ese algo. O lo que es lo mismo, sólo en la medida en que algo se vuelve doloroso en su ausencia es que ese algo tiene valor. Cuando el dolor es conservado, producto que se piensa que algo en sí es valioso, se da origen al sufrimiento y con ello el apego al mal-estar.

Valor y sentido no son propiedades trascendentales sino algo que revela las coherencias relacionales de una cultura que las ha generado como modo de distinguir lo deseado y preferente. El dolor a lo intrínsecamente valioso sólo evoca la ignorancia respeto a “conocer el no-ser del ser” por el cual se sufre. Y en el caso de los seres humanos es el lenguajear mismo el que origina ésta ignorancia. Sólo entender que nada tiene sentido en sí mismo y comprender que todo lo que es valioso lo es porque nosotros lo generamos como tal en nuestra distinción al asignarle propiedades sistémicas-sistémicas específicas es lo que nos podrá liberar del apego al sufrimiento.

La expresión del Tao evoca una manera de vivir en el desapego a todo en sí y a todo fundamento trascendental ajeno a las operaciones de distinción hechas por el propio observador que observa. El Tao invita a vivir en el lenguajear (entendimiento, comprensión, explicación, reflexión) y el emocionar (deseos y preferencias) como entrelazado de forma que todo se haga espontáneamente en el fluir de un vivir sin dolor por no tener lo que no-es o no se tiene.

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EL DESAPEGO(pp. 82-83)

“Los seres vivos existimos en el fluir de lo impermanente, en la continua transformación de nuestra corporalidad en torno a la conservación de una identidad relacional que también puede estar en un

flujo de continuo cambio (p.82).”

El vivir humano es efímero ya que se constituye en la transitoriedad de un devenir de coherencias estructurales que busca conservar su identidad no permanente en el que si se desea generar bien-estar relacional se debe lograr el desapego al control, la envidia, la vanidad, la codicia, la agresión ya toda negación que no viva en el presente sin apegos al deseo de ser del no-ser.

LA EXPLICACIÓN(pp. 84-86)

“Los seres humanos existimos en la continua generación de mundos que surgen y vivimos, por una parte, en el entrelazamiento recursivo de nuestra dinámica biológica, que es el espacio de existencia desde donde somos seres vivos, y por otra parte, en el lenguajear, que como fluir

consensual de coordinaciones de coordinaciones de haceres constituye el ámbito relacional donde existimos como seres humanos en la realización biológica de la materialidad de nuestro vivir

(p.84)”

Sólo los seres humanos, que nos relacionamos en el lenguajear, podemos hacernos preguntas que se contesten con explicaciones, esto es, “la proposición de una dinámica de procesos generativos que da como resultado de su operar aquello mismo que se desea explicar” (p.339), de modo que sólo el humano puede llegar a conocer el origen de algo y su historia como forma de ampliar el entendimiento, es decir, “la visualización de la matriz relacional-operacional en la que lo distinguido hace sentido como lo distinguido” (p.339), en la dinámica de un fenómeno. Dese aquí visionamos que hay dos maneras de describir el camino del Tao, una desde la explicación y otra desde el entendimiento:

a. Entendimiento: Un curso de acciones que evoca sistémicamente la disposición relacional que se debería optar de manera inconsciente para vivir conscientemente el bien-estar que trae consigo el vivir en el presente cambiante continuo sin apegos.

b. Explicación: Un curso de acciones específicas como secuencia de procesos que da como resultado de su operar la experiencia del Tao.

En la búsqueda del Tao ambos caminos se entrecruzan pero sin jamás agotar la vivencia misma en su descripción, ya que la explicación del Tao no es el Tao, la descripción del Tao no es el Tao, y el ansia de vivir en el Tao (…) niega el vivir en el camino del Tao (p.85). Lo importante es que la dinámica inevitable de transformación relacional que brota de la disposición de sentires íntimos vaya en búsqueda del bien-estar que el vivir espontáneamente sin apegos trae.

EL ENTENDIMIENTO(pp. 87-91)

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“Hablamos de entendimiento cuando podemos decir que lo que decimos que sabemos, lo sabemos en un contexto más amplio de coherencias sistémicas que el ámbito restringido de coherencias

operacionales de la situación particular que decimos saber (p.87)”

El entendimiento es un ocurrir biológico, en tanto producto del operar circular el sistema nervioso en el cual los cambios de relaciones de actividad entre sus componentes constituyentes producen cambios de relaciones de actividad entre sus propios componentes constituyentes; un fluir cerrado recursivo. Si bien el sistema nervioso se intersecta ortogonalmente con otros sistemas mediante cambios estructurales que lo hacen transformarse de modo congruente según su operar en su dominio relacional como parte de un organismo, éste se mantiene ciego a la diferencia de interior con exterior, ya que ésta distinción pertenece sólo al operar del observador. El sistema nervioso no interactúa con el medio, el organismo sí (Ibíd). Lo que el sistema nervioso sí hace es dar origen a correlaciones senso/efectoras desde su operar como parte sistémica de un organismo que tiene encuentros recursivos con un medio que lo contiene y lo hace posible en su vivir, y del cual también forma parte, en su totalidad, como elemento sistémico, y a través de ellas transformar su estructura.

En el acoplamiento estructural de un organismo con su nicho mediante la generación recursiva de conductas se modifica su estructura de tal forma que internamente ésta transformación afecta también a nivel estructural a la arquitectura dinámica del sistema nervioso. Para el observador el sistema nervioso aparece como abierto en su operar debido a la capacidad que tiene éste de transformarse plásticamente en su estructura, mediante la creación de correlaciones senso/efectoras, según la interacción que éste tiene con el organismo como particular y éste a su vez en el medio como totalidad. El sistema nervioso cambia en su dinámica siempre como permitiendo el vivir del operar del organismo como totalidad del cual forma parte.

La conducta, como configuración relacional dinámica, surge como interacción que permite una trasformación congruente en la relación organismo/nicho y no como algo en sí que hace el organismo desde sí. La conducta requiere de un organismo que la ejecute y de un medio que conserve el vivir del ejecutante. El medio no preexiste al vivir del organismo, surge con el como única forma de realizarse en fluir de transformaciones estructurales que le permiten el vivir.

Según ésta mirada entonces, el vivir del organismo, en su estructura operacional como arquitectura dinámica variable, surge como un proceso histórico de transformaciones estructurales congruentes recíprocas entre sistema-nervioso/organismo y organismo/nicho que determina a cada instante el fluir de correlaciones senso/efectoras que constituye el presente operacional biológico del organismo (sus sensorialidades) y la realización de los mundos que éste trae a la mano en su operar en el lenguajear (entrelazado con el emocionar) que constituye su presente cultural (sus haceres), y que duran en tanto se logra conservar los requerimientos orgánicos, de ambos dominios relacionales, que constituyen su vivir. A esto Humberto Maturana denomina el “Acoplamiento Estructural”: equiparidad operacional entre el campo sensorial del organismo y el ámbito de acción que el medio emergente le ofrece (p.90) a modo de conservar un tipo de normalidad que permite el bien-estar en el vivir.

LA TRANSFORMACIÓN(pp. 92-95)

“La liberación del dolor y del sufrimiento que genera el apego al valor o sentido que le asignamos a lo perdido, se produce con la ampliación del entendimiento que muestra que el valor o sentido de

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todas las cosas que surgen en el curso del vivir humano es sólo un modo cultural de mirar y actuar, y no una propiedad intrínseca de ellas (p.92).”

La ampliación del entendimiento, como modo de combinación dinámica de sentires y configuraciones relacionales internas del sistema nervioso, es un fenómeno que surge espontáneo en el fluir del vivir de un organismo ya que es la forma en la que él conserva la congruencia estructural en su operar en un espacio cambiante que surge con su hacer como algo mayor al ámbito de coherencias restringido del cual forma parte localmente. El observador puede distinguir cuándo un organismo está operando en un ámbito de coherencias mayor al cual se vive en ese instante particular y también puede notar que las configuraciones relacionales del organismo cambian según el curso contingente de su vivir y no de modo azaroso sino siguiendo un curso definido a cada instante en función de la conservación de su propio vivir en coherencia con un medio que surge con su vivir. Ésta relación no es fija, es cambiante, de modo que la equiparidad operacional entre sensorialidad y posibilidad de acción es un continuo cambio congruente de acciones.

Lo peculiar de nosotros los seres humanos es que vivimos en el lenguajear, de modo que la distinción por parte del sistema nervioso de coherencias relacionales que hacen sentido operacional en todo ámbito, las cuales el organismo las capta como operando como totalidad, son no sólo a nivel biológico sino además cultural, ya que cada mundo que se genera en el vivir humano se diferencia según sus redes de conversaciones que le definen y que se diferencian de otras según su valor o sentido en el ámbito de deseos y preferencias (tales como riqueza, éxito, fama, poder, justicia, etcétera) que se declaran como fuente de posible bien-estar justificación de apego al modo de convivir.

No todo vivir, en tanto se vive en el bien-estar, es un viven en el camino del Tao. Muchos modos de vivir se viven al borde del sufrimiento en el apego a lo trascendente. El Camino del Amar que impulsa al Tao enseñarnos a vivir en el desapego es la única manera de vivir sin apegos al no-ser del ser que se vive como la expectativa y/o preferencias de un presente que no existe pero que es creado a partir de las coherencias del propio presente.

EL CAMINO DEL AMAR(pp. 96-102)

Los seres humanos existimos en el convivir como modo de realización de nuestro propio vivir en conjunto con el vivir de otros a través de coordinaciones recursivas de acciones en el lenguajear, definiendo a cada instante dominios relacionales distintos según diferente es el flujo emocional que funda el hacer de las conductas dentro de dicho espacio. Desde allí surge el conversar como un modo de vivir en el convivir del entrelazamiento del lenguajear y el emocionar que funda los mundos de los cuales somos parte. Pero de todas las emociones que fundan el fluir del devenir del vivir del ser humano sólo el amar es fundamento del bien-estar, ya que sólo en él se presenta la unidad de toda la existencia en su legitimidad total.

El amar entonces es la emoción que reconocemos como fundamento relacional de un dominio particular cuando distinguimos que en el fluir del convivir el otro, la otra o lo otro surge como legítimo otro en convivencia con uno. El amar no conoce buenos ni malos, ni hermosos ni feos: no resiste dualidad. Tampoco resiste expectativas ni prejuicios ya que es unidireccional; no acepta retribución ni anhelo. El amar no es generosidad, ni altruismo ni solidaridad, ya que los adjetivos sólo enuncian intención y si bien se puede describir aquello que se evoca como hacer y sentir en el

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amar, aquello no debe tomarse como conductas relacionales exactas que por sí solas le constituyan ya que aquello sería caer en manipulación. El amar no busca las consecuencias del amar.

“La descripción no muestra lo descrito porque lo descrito pertenece a un dominio relacional que es distinto y disjunto del dominio en que ocurre la descripción. Por esto es posible decir que el amar

que puede ser descrito no es amar (p.97).”Pero, producto de su constitución en el no-apego, el amar es visionario ya que se abre, sin expectativas ni prejuicios, al entendimiento y comprensión de todas las conductas de las dinámicas relacionales. El amar no es bueno, pero produce bien-estar, debido a que el ser humano es el presente de un devenir evolutivo que se definió momento a momento, en los primates bípedos, en torno al surgimiento, realización y conservación de la familia como ámbito de convivir en el amar que permite co-inspiración y co-laboración como un modo de convivir en coordinación recursiva de haceres. Lo humano no nace en el apego al valor del no-ser de lo trascendente/permanente, se origina como un modo de convivir en el conversar bajo la emoción fundamental del amar en el tránsito (transitoriedad) de la legitimidad de lo efímero.

Toda experiencia humana se da en un fluir humano que se distingue humanamente a través del conversar. Nada humano ocurre fuera de la antropósfera, como ámbito generativo del convivir humano que se crea con los mundos que traemos a la mano en el entrelazamiento del lenguajear con el emocionar, de modo que todo lo humano tiene una explicación desde lo humano. Por ello la noción del Tao no puede negar la consciencia de sí que es característica del vivir humano. En cambio, la noción del Tao surge como abstracción de todas aquellas coherencias de todos los dominios del vivir humano que permiten generar el bien-estar psíquico-corporal que funda el convivir social, ya que, debido a que la existencia de los seres vivos es multidimensional, sólo la realización independiente de sus variadas intensidades que luego es integrada como unidad en la totalidad de su operar relacional puede generar el fluir de la conservación de la identidad total del organismo.

En la conservación del vivir de un organismo observamos que surge en el operar de su vivir multidimensional una unidad psíquica que le permite operar como totalidad en un espacio relacional, el cual a su vez está definido en su carácter por el emocionar propio de la circunstancia. Lo que define si viviremos en el apego a lo trascendente o en la transitoriedad del desapego no es la razón sino la emoción, ya que sólo desde el fluir emocional penetramos todas las dimensiones de nuestro vivir. El apego ciega, el amar abre la mirada, ya que el apego sólo distingue dualidades, en cambio el amar múltiples mundos del existir.

Dice Lao-Tzu:

El Tao nada hace y, sin embargo, nada queda sin hacer. El sabio no actúa y todo se hace.

ENLACE III(pp. 103-104)

Los seres humanos hemos vivido proponiendo que se puede explicar los sucederes de forma objetiva respecto de supuestos ontológicos que apelan a una realidad trascendente e independiente a nuestro operar como observadores. Humberto y Ximena piensan que esto no es así, piensan que toda explicación se hace en el vivir y por lo tanto su ase son las coherencias del vivir mismo. El cosmos que surge con el explicar nace como un ámbito de abstracción de coherencias del operar

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como seres vivos que existen desde la biología y se extienden hacia lo cultural (operando aún biológicamente). El cosmos no es nosotros mismos sino nuestro habitar en nuestro habitar.