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BIOSFERA, revista de Naturaleza y Sociedad de Canarias

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Revista que aborda aspectos de ecología, medio ambiente y naturaleza, de las Islas Canarias, España.

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BIOSFERA - Nº 16/2012

Viñátigo (Persea indica)flo

raca

naria

El viñátigo, Persea indica, es uno de los árboles representativos de nuestro ecosistema más valioso, la Laurisilva. Se trata de un árbol de la familia de las lauráceas, de gran desarrollo, sólo superado en altura por el tilo. Ambos forman parte del bosque más puro y frondoso, encontrándose en los cauces de los barrancos húmedos y en vaguadas con gran desarrollo del suelo. Se identifica fácilmente por su aspecto muy similar al aguacatero, P. americana, ambos con hojas lanceoladas grandes, sin glándulas ni agallas, que enrojecen al envejecer. Además su fruto es como un aguacate de pequeño tamaño, con una única semilla. Estas dos especies constituyen un ejemplo de paleoflora previa a la separación de los continentes africano y americano. Posteriormente el viñátigo quedó relegado a los archipiélagos de la Macaronesia (Canarias, Azores y Madeira), debido a las glaciaciones europeas y la desertización del Sáhara.El árbol, al igual que sus parientes, es rico en compuestos químicos tipo terpenos, lactonas y alcaloides, que le confiere propiedades antiinflamatorias y antibióticas, aunque también tóxicas y narcóticas. Curiosamente las ratas se alimentan de sus brotes y hojas, sin aparentemente rechazar el estado de embriaguez que adquieren.

Susi MartínBiólogo

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Editorial

Opinión- (pág. 4)Actualidad- Tubo Volcánico de Todoque o Cueva de Las Palomas (págs. 6 a 9)- Valores históricos y etnográficos del Paisaje Protegido de Tamanca (págs. 20 a 22)- Red Insular de Refugios de Montaña (págs. 26-27)Biodiversidad- La Micología en la Isla de La Palma (págs. 10 a 13)- Los caracoles, testigos milenarios del cambio climático (pág. 45)Ciencia y Tecnología- Mirando al Cielo: Basura espacial (págs. 14 a 18)Espacios Naturales- Sitio de Interés Científico del Barranco del Agua (pág. 19)Educación Ambiental- La Cueva Honda de Miranda, un aula no convencional (págs. 23 a 25)Sostenibilidad- La Agenda 21 Local en La Palma; una herramienta sostenible en el olvido (Págs. 28 a 31)Etnografía- La Rosa del Pino Canario (págs. 34 a 39)- Ruta Etnográfica: Pino de la Virgen en PUntagorda (circular) (págs. 40 a 44)Arqueología- El Yacimiento Arqueológico de Belmaco (págs. 46 a 50)- Noticias de Arqueología (pág. 51)Experiencias- AutArca; Centro para un Desarrollo Ecológico en Tijarafe (págs. 32-33)Además...- Plantas Medicinales: Psoralea bituminosa (pág. 52)- Salud Natural: La Acupuntura (pág. 53)

Director/Editor:Miguel Angel Pérez Caleromail: [email protected]

Redacción:Francisco Govantes MorenoÁngel Jesús Martín TrianaNestor José Pellitero LorenzoCarlos Asterio Abreu DíazJorge Pais PaisPedro Rodríguez

Colaboran en este número:José Domingo Fernández PérezVicente J. Escobio GarcíaAsamblea Ecologista de La Palma

Diseño: Ediciones AlternativasImpresión: Publidisa

Edita:Ediciones Alternativas La PalmaAvda. de La Constitución nº338789 Puntagorda - Isla de La Palma (Tenerife)Telf./Fax 922 49 34 51e-mail: [email protected]

Colabora en la edición:Asociación de Actividades Medioambientales Aire Libree-mail: [email protected]

Dep. Legal. TF-398/98ISSN 1695-9442

Impreso en papel ecológico libre de cloro y sin compuestos sulfurosos, en impresión directa (sin fotolitos).

Biosfera es una publicación independiente cuyos únicos ingresos provienen de su venta en kioskos y librerías, de suscriptores y de las empresas y entidades que insertan su publicidad en la misma. Las opiniones vertidas en los artículos de esta revista corresponden a la de sus autores.

Biosfera admite la colaboración de cuantas personas o colectivos así lo deseen y ajusten sus textos a las exigen-cias técnicas de la revista, y deben ser remitidos por mail a la siguiente dirección: redacció[email protected]

Biosfera admite el intercambio con otras publica-ciones cuyos contenidos sean similares (naturale-za, ecología, sostenibilidad, etc.).

Los artículos contenidos en esta publicación deben ser citados como indica el ejemplo:

- GOVANTES MORENO, Francisco (2005): El conocimiento del Medio y la Educación Ambiental. BIOSFERA nº11 (Invierno 2005): 26-29.

Biosfera continúa en su compromiso de dar a conocer la realidad ecológica y social de nuestra isla. Este número 16 está cargado de información y repor-tajes que siguen la línea trazada originalmente cuando salió por vez primera al público, esta revista.

En estos momentos de crisis, difícil se hace mantener una modesta publicación como esta, por eso queremos agrade-cer a aquellas entidades y empresas que continúan manteniendo su apoyo hacia la única revista que sobre medio ambiente se edita en la isla. De ver-dad, gracias.

Ese mismo momento, se antoja como una oportunidad para cambiar las cosas. Los recursos naturales los debemos aprovechar de una forma más racional y sostenible. También en nuestra isla es posible, solo hace falta cambiar el chip y desarrollar una econo-mía más en armonía con nuestro medio y con las personas que aquí habitamos.

Muchos son los temas que hemos recogido en este número, por ello invitamos a nuestros lectores a que los disfruten, y a que continúen apo-yando nuestro proyecto.

Miguel Angel Pérez Calero (director y editor)

Sumario

www.revistabiosfera.org

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Signos NaturalesAunque le arranques los pétalos,

no quitarás su belleza a la flor. Rabindranath Tagore (1861-1941)

Foto: Miguel Calero ©

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BIOSFERA - Nº 16/2012Foto: Miguel Calero ©

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Introducción. La CuevaDesde el anuncio de la considerable inversión pública que

posibilitará la visita didáctica y turística a la denominada local-mente como Cueva de Las Palomas y oficialmente como tubo volcánico de Todoque, se ha desatado una cierta polémica res-pecto precisamente al nombre de esta cavidad ya que la mis-ma se localiza de manera poco discutible en el pago de Las Manchas y no en el vecino de Todoque, ambos en el municipio palmero de Los Llanos de Aridane.

Este tubo volcánico se formó muy recientemente. Y no ya desde el punto de vista geológico sino del mismo histórico pues-to que se configuró durante la erupción del volcán de San Juan, en 1949. De hecho, se puede precisar que tuvo su origen entre los días 8 y 23 de julio de ese año, tiempo durante el cual estuvo emitiendo lava la fisura del Llano del Banco y en el seno de cuya masa magmática se formó la cueva por el mecanismo habitual de solidificación de la costra externa del río de lava y permanen-cia del interior fluido hasta su drenaje.

Una vez frío y sólido el tubo lávico empezó la colonización biológica del mismo, tanto por los invertebrados que consti-tuyen su fauna más interesante como por parte de los verte-brados, destacando aquí la abundancia de palomas que llevó a algunos lugareños, al parecer y en una fecha indeterminada pero en cualquier caso ya metida en la década de los 50 del pasado siglo, a nominarla popularmente como Cueva de Las Palomas. El hecho de que estos colúmbidos frecuenten los tubos volcánicos no es algo inusual. Antes y al contrario, es un hecho consustancial a la misma biología de las volátiles y ello ha determinado que el topónimo “cueva de las palomas” se repita a lo largo y ancho de toda geografía en la que coexis-tan cavidades y estas aves, en cualquier lugar del mundo y

existiendo dentro del propio contexto canario numerosos casos de un extremo al otro del Archipiélago.

El origen del nombre de la cuevaDe acuerdo con la normativa espeleológica internacional, el

nombre oficial de una cavidad es el que determinan los auto-res del estudio y descripción espeleotopográfica de la misma el cual, o bien se registra como propiedad intelectual o bien se publica en una revista especializada, siendo esto último lo más habitual. Como lo más habitual también es que el nombre que se adjudica a la cueva sea precisamente el usado comúnmente por los habitantes del entorno o, si no lo hay, el de un accidente geográfico próximo, localidad, etc. Incluso se le puede dedicar a una persona. Y hay algunos casos realmente curiosos y anec-dóticos tanto en el entorno inmediato a la cueva que nos ocupa como en los contextos insular, archipielágico y mundial.

En el caso de esta cavidad, los autores de su primer estudio “serio”, en 1986, fueron unos bioespeleólogos tinerfeños ads-critos al Grupo de Investigaciones Espeleológicas de Tenerife (GIET) dependiente del Departamento de Zoología de la Uni-versidad de La Laguna. Según me confirma personalmente el que fuera líder del equipo, el hoy doctor José Luis Martín Esqui-vel, él mismo fue llevado en una primera instancia a la cavidad por personal de Medio Ambiente vecino del entorno y el cual le informó que iban a la “cueva de Todoque”, por lo que ese fue el nombre que anotó en el cuaderno de campo y el que poste-riormente figuraría tanto en la topografía como en el resto del trabajo, por lo que finalmente adquirió naturaleza de oficialidad.

TUBO VOLCÁNICO DE TODOQUE o CUEVA DE LAS PALOMAS

Este tubo volcánico se formó muy recientemente. Y no ya desde el punto de

vista geológico sino del mismo histórico puesto que se configuró durante la

erupción del volcán de San Juan, en 1949.

Francisco Govantes

Moreno

Biólogo y espeleólogo

Profesor de Ciencias del

IES J.M. Pérez Pulido

Arriba Cabecera: El autor en la cueva.

A PROPÓSITO DEL NOMBRE OFICIAL Y POPULAR DE ESTE MONUMENTO NATURAL

Actualidad

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Es cierto que en estudios y publicaciones posteriores tanto de este grupo de investigadores como de otros ha salido a cola-ción el nombre de “Cueva de Las Palomas” que sin embargo se ha desestimado en favor del otro por las razones comentadas antes y por las que la confusión estaría servida con otras cavi-dades más y previamente conocidas. Como comenta a raíz de la elaboración de este artículo el propio Dr. Esquivel, “es que cueva de las palomas son todas”. Además, hay que considerar que, independientemente de lo acertado o no desde el punto de vista estrictamente geográfico, el nombre de Tubo de Todoque tenía ya cierta generalización. Hay que tener en cuenta que la cueva se da a conocer de manera amplia debido la actuación vandálica por parte del dueño de los terrenos bajo los cuales discurría parte del tubo, usando una pala mecánica con la que intentó obstruir la cueva además de arrasar parte del magní-fico lajial y malpaís circundante, hecho ocurrido en diciembre de 1.985 o enero de 1.986. El trágico suceso, que provocó a la larga la iniciativa de proteger legalmente la cueva, fue recogido por el periódico El Día en su edición del ocho de enero de 1986, y ya en esa noticia se denomina a la cueva como Tubo de Todo-que. El informe de los espeleólogos es posterior y, por lo tanto, se limita a recoger de forma oficial un nombre que ya se usaba y que además no les pareció muy desencaminado, ya que ade-más de la cita en tal sentido del personal de Medio Ambiente, al preguntar a la gente de la zona por la localización del lugar (pri-mera boca inferior, junto a la próxima original de la cueva antes de que las palas dieran al traste con la misma y no el jameo actual de acceso más utilizado, mucho más arriba) les dijeron que aquello era el límite entre Todoque y Las Manchas. Esto reforzó aún más la opción por el nombre de Todoque por parecerles más identificativo, apropiado, abori-gen, etc.; que de Las Manchas, donde además hay muchos más tubos, algunos gestados en la misma colada de éste más conocido y que se recogen en el artículo que puede consultarse en el número 2 de la revista Vulcania: http://www.vulcania.org/revistas/Vulcania_2/Vulcania2_pp1-44_y_color.pdf.

En este artículo, ya antiguo, no se recogen otras cuevas próximas e indiscutiblemente también en Las Manchas, como la Cueva del Vidrio, estudiada y nomenclaturada por quien suscribe estas líneas jun-to a José Miguel Hernández, otro espeleólogo local, y que jugará también un papel importante respecto al centro de interpretación de la Cueva de Todoque. Por lo tanto, haber usado un nombre a priori más correcto como el de Cueva de Las Manchas hubiese sido finalmente tan poco claro e identificativo como el de Cueva de Las Palomas.

El hecho de adjudicar al tubo el nombre de Cueva de Todoque pese a lo evidentemente desacertado, fue sin mala fe y con desconocimiento de la sana, y aún fraterna, rivalidad social que siempre existe entre pagos vecinos. Y ese nombre de Cueva o Tubo Volcánico de Todoque es el que ha figurado durante casi tres décadas ya al menos en toda la abundante literatura científica y técnica al respecto, incluidos los catálogos de Espacios Naturales a nivel canario, nacional e internacional. Y en toda la propaganda turística y cultural en torno a esta cueva.

Otros determinantes que contribuyen a la confusiónPara complicar más el asunto de la localización de la cue-

va, hay que hacer notar que este tubo discurre de manera prácticamente lineal de Este a Oeste, pasando por debajo de la carretera que une Las Manchas con Todoque y avanzando hacia la costa un considerable trecho que resultaba inaccesible al menos desde el removimiento de tierras causado por la pala y, probablemente, de acceso sumamente complicado antes del mismo pues los tramos inferiores del tubo actual más conocido derivan en sus últimos metros en un recorrido en gatera autén-ticamente complicado aún para personas convenientemente equipadas y con experiencia en espeleología. Sin embargo, un grupo de espeleólogos palmeros entre los que me encontraba, descubrimos en 1998 un angosto paso de acceso a este tramo “perdido” pero no desde el interior de la cueva ya conocida sino al explorar externamente los tramos occidentales de la colada del San Juan, y bastante hacia el oeste de la carretera que une Todoque con las Manchas. Por ello denominamos como “Todo-que II” a este nuevo tramo de cueva, no sólo por ser la conti-nuación natural del tubo principal sino por considerar que este tramo se encontraba ya propiamente en el pago de Todoque y por lo tanto una parte de la cueva en su conjunto sí que estaría en ese pago y no entera en Las Manchas, aunque efectivamen-te la boca principal del conjunto sí que está en éste último y además ahí estará toda la infraestructura de apoyo a la visita de la cueva que está ya en fase de ejecución (Se puede consultar la referencia a este nuevo tramo, su descripción y topografría en el mismo artículo de la revista Vulcania citado antes).

Derecha: Cueva de Las Palomas.

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Por otra parte, y para enredar más el asunto, resulta que en la mayor parte de la bibliografía legal y técnica en torno a esta cueva que, no olvidemos, forma parte de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos con la categoría de Monumento Natural y existiendo una protección suplementaria como Área de Sensibilidad Ecológica de la zona suprayacente, la cartografía recoge erróneamente el emplazamiento de la cueva existiendo un considerable desfase entre las localizaciones topográficas real y sobre el papel de la misma. Para abundar más respecto a este hecho y la situación y desarrollo de la cueva comple-ta, sugiero consultar los artículos también publicados en www.vulcania.org del técnico federativo y experto espeleotopógrafo Octavio Fernández Lorenzo.

La situación actual. ¿Sería factible cambiar el nombre a la cueva?

Lo cierto es que, en cualquier caso, siempre que los espeleó-logos palmeros damos alguna charla en la que se hace referen-cia al tubo, usamos los dos nombres y el lugar. Esto es, solemos decir: Tubo volcánico de Todoque o Cueva de Las Palomas, en Las Manchas... Y no tendría porqué haber problema alguno en que en el Centro de Interpretación aparezca así en su rotulación. Lamentablemente, no parece que algo más se puede hacer res-pecto al nombre, pues como Tubo de Todoque se le lleva deno-minando al menos un cuarto de siglo. Y no sólo aparece así en las publicaciones de Espeleología, sino en toda la legislación en torno a él desde el año 1987. Así, la cueva fue declarada por Ley 12/1987 de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias como Paraje Natural de Interés Nacional del Tubo Volcánico de Todoque y reclasificado con ese nombre a su actual categoría de Monumento Natural por Ley 12/1994 de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias. Nombre y categoría que se mantienen en el Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de Canarias. Además durante ese tiempo el Ayuntamiento de Los Llanos hizo un Plan Especial de Protección de dicha cueva manteniendo el nombre de la misma. Y eso al margen de la aprobación, ya definitiva, por parte del Gobierno de Canarias y con el visto bueno del Patronato de Espacios Protegidos dependiente del Cabildo de La Palma de las Normas de Conservación que regulan los diversos aspectos a considerar en cuento a Monumento Natural que es.

¿Por qué en todo este tiempo y con tanto cambio y actualización normativa, además de los correspon-dientes plazos de información pública, aprobacio-nes provisionales y demás, no ha habido no ya un cambio sino ni siquiera un intento, propuesta, etc. de sustituir el nombre a la cueva por parte de instancias municipales, vecinales o al menos de algún particu-lar? El que a estas alturas aparezcan en la prensa polémicas respecto al nombre e incluso amenazas de “no permitir” que la cueva se siga denominando así, sólo servirá para perjudicar la única iniciativa que garantizaría la preservación real de la cueva, y es el de regular las hasta ahora visitas incontroladas

mediante un interesante proyecto que redundará en bene-ficios indiscutibles para todo el entorno inmediato a la cueva, ésta por supuesto y además, las propias Manchas y aún el resto de la Isla. Porque si, efectivamente, el tubo en cuestión no es ni el más grande ni el más bonito ni el más interesante científicamente de los que hay en La Palma (aunque reúne valores notables en todos esos aspectos), sí que existe con-senso en el colectivo de espeleólogos insular en que es el más adecuado para su visita por el público no especializado, dada su cercanía a vías de comunicación e infraestructura turís-tica, su espectacular entorno, el clima de la zona y sobre todo el que al ser conocido y visitado incontroladamente se deteriora a pasos agigantados.

Aquí la Administración, aunque sea para variar, ha recogido las inquietudes en ese sentido plasmadas en diversas publica-ciones como la reiteradamente citada revista Vulcania, y alguna muestra podría ser este otro artículo de hace más de una década ya: http://www.vulcania.org/revistas/Vulcania_3/Vulcania3_pp56-61.pdf (se hace referencia especialmente a esta revista porque, dado su carácter digital abierto y gratuito, es de fácil consulta).

Una solución mínimamente paliativa y probablemente la única viable, como ya se ha apuntado, pueda ser que en el Centro de Interpretación en proyecto puedan rotularse los dos nombres, el oficial y el popular y aclarar su situación real y hasta esta pequeña historia binomial. Cosa que además es frecuente en espeleología. Así a la Cueva de los Naturalistas en Lanzarote también la llaman “Cueva de Masdache” y sin salir de La Palma, la Cueva Honda del Bejenado la conocemos asimismo como “Cueva de Eduardo y los Chicos” o la Cueva Honda de Miranda se denomina también como “Cueva de la Escuela Taller” e inclu-so como “Cueva de Nina Jaubert”, por estar localizada junto a la residencia de tal nombre.

Derecha: Tramo de Tooque II.

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TUBO VOLCÁNICO DE TODOQUE

El intento de denominar de otra manera a la cueva que nos ocupa sería como intentar ahora cambiar el nombre a la Caldera de Taburiente por el de Caldera de Aceró, aunque éste último fuera estricta e históricamente más propio y a pesar de que igual en Tenerra se pregunten por qué a toda la Caldera se la llama “de Taburiente” cuando ése topónimo identifica en sentido estricto a sólo una parte de la misma y no a toda.

Lo cierto es que esta notable cueva está en La Palma y bien orgullosos de ella y comprometidos con su esperanzador futuro deberíamos estar todos los palmeros pero especialmente los de Las Manchas, en un gesto de generosidad y comprensión, y los de Todoque por responsabilidad nominal.

Francisco Govantes Moreno.

Biólogo, psicogedagogo y Master en Educación Ambiental, realiza su tesis doctoral en Didáctica de la Espeleología, asignatura que ha impartido durante diez años dentro del currículo oficial de la ESO.Vocal de Divulgación del Grupo de Espeleología Tebexcorade-La Palma, es secretario de la Asociación Vulcania que edita la revista de espeleología del mismo nombre y de la que asimismo es miembro de su consejo de redacción.Ejerce de portavoz del Colegio Oficial de Biólogos en el Patronato Insular de Espacios Naturales Protegidos de La Palma, en cuya red se encuentra integrado el Monumento Natural del Tubo Volcánico de Todoque.Ha publicado numerosos artículos, ponencias, comunicaciones a congresos, etc. y participado en diferentes estudios e iniciativas respecto a la Cueva de Todoque como elaboración de Evaluacio-nes de Impacto Ecológico, corredacción del Plan Especial de Pro-tección, correcciones a las Normas de Conservación o proyectos de uso y gestión tanto a instancias privadas como públicas.

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El Archipiélago Canario se considera como una región micó-foba, con pocos conocimientos y escasos o nulos usos de los hongos, frente a las zonas tradicionalmente micófilas, amantes de las setas y con un inmenso compendio de conocimientos que incluye nombres populares, recetarios gastronómicos y abun-dante literatura. A esta consideración ha contribuido la constan-te repetición del hecho por parte de los investigadores universi-tarios, los únicos que hasta hace unos pocos años trabajaban en el campo micológico en las islas.

Sin embargo, los habitantes prehispánicos de las islas sí consumían setas. La crónica de Gómez Escudero de 1484 es clara: “…mariscos, frutos silvestres, mocanes que es vaga negra, maiores que mirto azofaifas, madroños y vicacaros colo-rados i con muchas semillitas o granilla, i anse de comer muy maduros, estando verdes imitan a el alcaparón i otras raises como turmas, jongos, ñames, higos asperos que no ai en Spa-ña”. Los siglos posteriores vieron como el consumo de setas fue abandonado por la nueva población colonizadora hasta llegar a nuestros días. Pensamos que al menos dos factores se deben de tener en cuenta para entender la situación: por un lado la región de procedencia de las personas que llegaron a las islas tras la Conquista, la mayoría gallegos y portugue-ses, así como también andaluces y extremeños, zonas todas netamente micófobas con sus correspondientes excepciones, y por otro la rápida eliminación de los bosques para cubrir sus necesidades industriales y urbanísticas. Una prueba a favor de este último punto reside en el hecho de que en comarcas don-de el bosque no se eliminó, se mantuvo una pequeña tradición recolectora de algunas especies. Otro argumento que desmien-te la micofobia, al menos en algunas partes del territorio insular, lo constituyen los trabajos de investigación de la Sociedad Mico-

lógica de Gran Canaria en islas como El Hierro y Fuerteventura, o de José Perera con la toponimia de El Hierro y La Gomera. En ellos se pueden encontrar testimonios de uso de muchas especies e incluso una gran cantidad de nombres populares, hoy casi olvidados muchos de ellos.

Así, en Canarias existen tradiciones micológicas fuertemente arraigadas en la población de Fuerteventura y Lanzarote, que recolectan criadas o papascrías en la primavera y tienen una interesante colección de recetas en la cocina; o en la comarca de Azofa, en El Hierro, donde se consumen hongos (jongos), champiñones que crecen en los prados donde pasta el ganado, siendo el resto de setas que no se comen considerados como hongos de burro. También en El Hierro se han consumido las nacidas, del género Rhizopogon, como complemento a la dieta y para aumentar el caldero del champurrio, el potaje de El Pinar. Existen datos de consumo muy antiguos en Tenerife, como las turmas (nacidas) de la zona de Icod o en Gran Canaria, papas-tumba del género Terfezia en los altos de Guía y de turmas, Ter-fezia, en Agaete. Sin embargo, para la mayoría de la población rural, las setas son llamadas brujillas y no se tocan siquiera.

La Palma no se queda al margen de la tradición micófila en las islas. Por un lado, el consumo de nacidas en las poblaciones cercanas a los pinares ha sido habitual desde tiempos inmemo-riales, y por otro, la existencia de nombres populares para algu-nas especies, como el de carolinas, para los níscalos (según Arnoldo Santos en el prólogo del libro Las Setas en La Palma, pero también utilizado para los cantarelos, Cantharellus spp.), dan cuenta de una tradición ancestral.

En la actualidad la búsqueda y recolección de setas para el consumo se ha disparado en Canarias, al igual que en el resto de España, debido, especialmente, a la resonancia que le dan

LA MICOLOGÍA EN LA ISLA DE LA PALMA UN POCO DE HISTORIA

Vicente J. Escobio García

Biólogo. Profesor del IES Joaquín Artiles

(Agüimes)

Presidente de la Sociedad

Micológica de Gran Canaria

Arriba: Clitocybula wildpretii, endemis-mo de La Palma, La Gomera y Tenerife.

Fotos: V. Escobio

El Archipiélago Canario se considera como una región micófoba, con pocos conocimientos y escasos o nulos usos de los hongos, sin embargo, los habitantes prehispánicos de las islas sí consumían setas

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los medios de comunicación y los cocineros mediáticos. Desde el punto de vista comercial, aunque en Canarias es práctica-mente imposible mantener una carta de restaurante con la posi-ble cosecha estacional, sobre todo por la irregularidad de las precipitaciones, sí hay mercadillos de agricultores que venden setas durante el otoño con continuidad, al menos en Tenerife. En otras islas aparecen ocasionalmente, de manos de alema-nes principalmente. Igualmente, aparecen platos con setas recolectadas en la isla en los menús de restaurantes, si bien, no existen ni en los mercadillos ni en los restaurantes, documenta-ción para un seguimiento acerca del producto, tal y como ocurre en otros lugares de España.

En cuanto al consumo personal son muchos los recolectores particulares que se lanzan al monte a por setas. De lunes a viernes parados y jubilados y los fines de semana el resto de los aficionados, el mes de noviembre suele ser el principal para este objetivo. La influencia de peninsulares y extranjeros, italia-nos y alemanes, incluyendo el origen familiar, es el punto de ini-cio para muchos neófitos. Otro grupo de recolectores proceden de familias relacionadas con el medio rural más estrechamente, sobre todo pastores y personas que trabajan en el monte.

En La Palma ocurre lo mismo que en las otras islas, siendo igualmente las especies buscadas las mismas. En la actualidad, además de las nacidas ya comentadas, que son la especie más popular, los níscalos o carolinas son la segunda especie más buscada. La facilidad de reconocerla y su abundancia en los pinares la hacen ser muy conocida por los aficionados. Los hon-gos pertenecientes a la familia de los boletos, los que parecen que tienen una esponja en la parte de abajo del sombrero, son el siguiente grupo en la clasificación de especies interesantes. Sui-llus y Boletus de varias especies son muy abundantes y pinares y castañeros y se llegan a recolectar muchos kilos cada año. Hay cerca de veinticinco especies de buena calidad en la isla que son consumidas por los conocedores. Y no hay que olvidar que exis-ten unas cuantas especies peligrosas, como las mortales Ama-nita phalloides, en castañeros, o Galerina marginata, en pinares. En total otra veintena de especies peligrosas con varios grados de peligrosidad. ¿Y el resto? Pues cumplen su función en la naturaleza, nos aportan su belleza en los montes y nos hacen agradable un paseo entre los árboles.

Como ha ocurrido en el resto del archipiélago, el estudio de las setas en La Palma es bastante tardío. El primer recolector científico de hongos en Canarias ha sido considerado tradicio-nalmente Jean Baptiste Bory De Saint-Vincent (1780-1864). Este explorador francés zarpó de Le Havre en 1800 y estuvo dos años en Canarias, abandonando las Islas en 1802. En 1803 publica en París su famosa obra donde cita una serie de plan-tas, helechos, algas y líquenes y hongos de Tenerife. De éstos nombra cuatro especies, de los que destaca Clavaria (du lau-rier), la “madre del loro”, hoy conocida como Laurobasidium lauri (Geyler) Jülich, documentada con una lámina.

En 1828 arriba a Tenerife Philip-Barker Webb (1793-1854) de camino hacia Brasil. Fue al encuentro de Sabin Berthelot (1794-1880) en el Barranco de Tahodio y hasta que parten hacia Europa en 1830, viajan por las islas recolectando espe-címenes e información etnográfica y geográfica. En París comienzan a editar la Historia Natural de las Islas Cana-rias en tres tomos y un atlas. En el tomo III se encuentra la Phytographia canariensis, donde describen un buen número de plantas canarias nuevas para la ciencia. En la parte corres-pondiente a las criptógamas (Plantes Cellulaires) se describen 56 especies de hongos. La mayoría de las recolecciones las efectuó M. Despréaux, sobre todo en Gran Canaria, mientras que unas pocas, quince, corresponden a Webb y Berthelot. Todos los hongos fueron determinados por Jean Pierre Mon-

tagne, aunque con enormes dificultades, ya que se tiene que basar en dibujos colorea-dos sin detalles anatómicos ni de la espora-da, u otras características como inserción de las láminas, forma, etc., detalles necesarios para una correcta identificación. Del total de especies, la mitad de la lista corresponde a táxones válidos en la actualidad, 36 espe-cies. Existe un grupo cuya presencia no se ha podido constatar en las Islas, un total de once, y otro que se considera dudoso en cuanto a la existencia de esas especies. Así, al primero corresponden Armillaria mellea, Ganoderma lucidum, Psilocybe fasciculare, (los nombres son los actuales) por ejemplo. Al segundo Coprinus plutonius Montag., encon-trado en La Gomera en 1836. En el tercero está Phallus canariensis Montag. que fue

Arriba: Nacidas, cuyo consumo es habitual des-de tiempos inmemoria-les.

Fotos: V. Escobio

Izquierda: Fotografiando setas en la campaña de la SMGC La Palma-El Hierro 2007.

Fotos: V. Escobio

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recolectado en Gran Canaria en dos ocasiones, en 1834 y 1836 en el Monte Lentiscal.

Webb y Berthelot llegaron a La Palma a finales de mayo de 1830. El 25 de mayo comenzaron su expedición por la isla dirigiéndose desde la capital de la isla hacia El Paso y Los Llanos, pasando la noche en Argual. Estuvieron más de un mes en La Palma hacien-do excursiones a diversas partes de la isla. Dada la época del año, es poco probable que recolectaran hongos durante sus travesías palmeras. Sí hay referencias a las recolecciones de Despréaux en La Palma, aunque escasas. Así, sobre hojas de Trifolium stellatum L. encontró, sin localidad concreta para la isla, Dothidea trifolii Fr. (Mycosphaerella killianii Petr.) Otra especie que citó para la isla fue Plutonia tinctoria Despr. (Pisolithus tinctorius (Mich.: Pers.) Coker et Couch, asociado a raíces de Cistus. Seguramente hay más reco-lectas palmeras de Despréaux, pero no se encuentran citadas en la obra de Webb y Berthelot.

Aún siendo La Palma una isla de gran importancia cultural y con mucho peso específico en el archipiélago a finales del siglo XIX, las dificultades de transporte fuera de las islas centrales hicieron desis-tir a muchos científicos de la visita. De modo que hasta la primera mitad del siglo XX no empiezan a aparecer publicaciones donde se pueden encontrar especies de hongos que viven en la isla. Aunque Catherinne Cool nombra La Palma en un artículo de 1925, realmente se refiere a hongos recolectados por Despréaux. Hasta 1957 no apa-recen referencias en el libro de Manuel Jordán de Urríes dedicado a los hongos microscópicos de Canarias. Aunque está muy interesado

en los bosques de monteverde, visita toda la isla y cita un buen núme-ro de especies de este peculiar grupo de organismos. En 1962 los noruegos Finn-Egil Eckblad, que cita Astraeus hygrometricus, e Ivar Jørstad, trabajando con hongos microscópicos, añaden nuevas citas al catálogo insular.

Será a partir de 1969, con el inicio de los trabajos de Departamento de Botánica de la Universidad de La Laguna cuando se empieza a estudiar la isla y se van añadiendo nuevas especies al conjunto de la micobionta palmera. Así, en 1973, los doctores Wildpret y Beltrán Teje-ra, acompañados de los entonces licenciados en Biología y actuales doctores de origen palmero Pérez de Paz y Santos Guerra publican en la revista Vieraea un grupo de nuevas especies para la isla. Comienza una época de estudios micológicos sobre la Caldera de Taburiente, Los Tiles o los pinares de Fuencaliente después de un incendio, que completan de manera importante el número de especies que se pue-den encontrar en la geografía isleña.

En 1979 se instala en La Palma la micóloga alemana Rose Marie Dähncke y comienza una segunda época dorada, con un espectacular aumento de nuevas especies tanto para la lista insular como para la ciencia, ya que además de su trabajo personal, recibe la visita de impor-tantes micólogos europeos, que conocen la isla y publican nuevas espe-cies para la ciencia, como es el caso del italiano Marco Contu. El último trabajo de este tipo ha sido el catálogo elaborado por los miembros de la Sociedad Micológica de Durango a lo largo de los dos últimos años.

No será la única investigadora europea que se instale en la isla, ya que la sueca, Cecilia Hosinsky, llega como componente del Telescopio Solar de Suecia en la década de los ochenta del pasado siglo. Veci-na de Garafía, trabaja principalmente en etnografía, habiendo hecho muchas aportaciones en el campo de la divulgación de las especies fúngicas palmeras.

Gymnopilus spectabilis, especie tóxica muy abundante en Palma.Fotos: V. Escobio

Arriba Izquierda: Día de las setas 2011. Mesa con algunas de las especies recolectadas.Abajo Izquierda: Día de las setas 2011. Rose Marie Dähncke conversa con el micólogo aragonés Paco Serrano.Derecha: Día de las setas 2011. Especies del monteverde palmero.

Fotos: V. Escobio

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LA MICOLOGÍA EN LA ISLA DE LA PALMA

En 2003 se funda la Sociedad Micológica de La Palma que aporta nuevos aires y energía a la micología insular y sugiere un panorama interesante para mantener el nivel de esta ciencia, no solo en La Pal-ma, sino para todo el archipiélago. La celebración del Día de las Setas en la Pared Vieja o en El Pilar ha servido para que se reúnan cada año los aficionados y comenten novedades y especies recolectadas a lo largo de la mañana, al igual que ocurre con el resto de Jornadas Micológicas que se celebran en las islas en noviembre y diciembre.

De resultas de todo esto, en la actualidad se conocen en la isla de La Palma un alto número de especies de hongos. Aunque en el catá-logo del Gobierno de Canarias, publicado en el BIOTA, en su edición de 2009, aparecen 1090 especies, con 26 endemismos, hay que con-sultar el Artenlisten de Rose Marie Dähncke, actualizado en otoño de 2010, para ver que hay 1385 especies citadas en La Palma, un número impresionante consecuencia, sobre todo, de los estudios de los últimos cuarenta años.

AgradecimientosSin la ayuda y la amistad de Paco Govantes y Raquel Latorre nun-

ca hubiéramos podido caminar entre pinos en La Palma, comentando muchas de las cosas aquí escritas.

BIBLIOGRAFÍA:

-BAÑARES AUDET, A.; BELTRÁN TEJERA, E. (2009). Some rare or interesting Agaricales (Basidiomycotina) of Caldera de Tabu-riente National Park (La Palma, Canary Islands). Cryptogamie, Mycologie, 30(1), 21-38-BELTRÁN TEJERA, E., (1980). Catálogo de los hongos sapró-fitos presentes en el Archipiélago Canario. Instituto de Estudios Canarios. La Laguna, 47 pp.-BELTRÁN TEJERA, E., RODRÍGUEZ ARMAS, J.L.; BAÑARES BAUDET, A. (2003). Observaciones sobre la sucesión fúngica en pinares después de un incendio: pinares de Fuencaliente (La Palma, Islas Canarias). Bol. Soc. Micol. Madrid, 27, 101-147.- BELTRÁN TEJERA, ESPERANZA; QUIJADA, LUIS, JONATHAN DÍAZ, J.; RODRÍGUEZ-ARMAS, LAURA; BAÑARES, ÁNGEL; LEAL, JULIO. (2009). Estudio micológico de El Canal y Los Tiles (La Palma, Islas Canarias). V. Datos adicionales. Anales del Jardín Botánico de Madrid, Vol 66, No S1 (2009).- BELTRÁN TEJERA, E., (2010). FUNGI. En: Lista de especies silvestres de Canarias. Hongos, plantas y animales terrestres, 218-220. (2009). ARECHAVALETA, M.; RODRÍGUEZ, S.; ZURITA, N.; GARCÍA A. (coord.). Gobierno de Canarias.- BORY DE SAINT-VINCENT, J.B.G.M. Ensayos sobre las Islas Afortunadas y la antigua Atlántida o Compendio de la Historia General del Archipiélago Canario. Ed. J.A.D.L. La Orotava. 1988.-DÄHNCKE, R.M. 1998. Las setas en La Palma. Cabildo Insular de La Palma y CajaCanarias.- DÄHNCKE, ROSE MARIE. (2006). Ciento dos setas que crecen en comunidades de Cistus symphytifolius Lam. y Cistus monspe-liensis L. en la isla de La Palma (Islas Canarias). Cantarela, 31, 1-4.-DÄHNCKE, R.M.; INNOCENTI, MAURO. (2007). Cystoderma terrei f. lutea y Helvella lacunosa f. alba, dos formas nuevas encontradas en La Palma y otras adiciones al catálogo fúngico de las Islas Canarias. Cantarela, 34, 1-4.-DÄHNCKE, R.M.; CONTU, M.; ORTEGA, A. (20089. Una nuova specie di Rhodocybe dalle isole Canarie. Revista di Micologia, anno LI, N. 2, 127-132-DÄHNCKE, ROSE MARIE; INNOCENTI, MAURO, LÓPEZ QUIN-TANILLA, JUAN FRANCISCO; BAILÓN CASANOVA, ARMANDO: CHÁVEZ BARRETO, DOMINGO; ESCOBIO GARCÍA, VICENTE J. (2009). Stropharia aeruginosa f. azafranoides f. nov. , una nueva forma de la isla de La Palma y algunas otras nuevas citas para el catálogo fúngico de La Gomera, Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife (Islas Canarias). Cantarela, 42, 1-4.- FERNÁNDEZ VICENTE J.; IGLESIAS, P.; HIDALGO, F., OYAR-ZABAL, M. (2010). Aportaciones al conocimiento micológico de la isla de La Palma (II) y una nueva especie de Tricholosporum. Errotari, 7. Soc. Micol. de Durango.- GÓMEZ ESCUDERO, P. (1484). En: MORALES PADRÓN, F. (1993). Canarias: Crónicas de su conquista. p. 431. Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria.- JORDÁN DE URRÍES, M. (1957). Hongos microscópicos de Canarias. El Museo Canario.- PERERA LÓPEZ, José. (2005). La toponimia de La Gomera (Un estudio sobre nombres de lugar, las voces indígenas y los nom-bres de plantas, animales y hongos de La Gomera). La Gomera, AIDER (Asociación Insular de Desarrollo Rural) [en CD Rom].- PERERA LÓPEZ, J. (2006). Los nombre comunes de plantas, animales y hongos de El Hierro. Academia Canaria de la Lengua. Tenerife. CD Rom.- WEBB, P.B. ; BERTHELOT, B. (1842-1850). Histoire Naturelle del îles Canaries. París.- WILDPRET DE LA TORRE, W.; PÉREZ DE PAZ, P.L.; BELTRÁN TEJERA E.; SANTOS GUERRA, A. (1973). Contribución al estudio de los hongos superiores de la Isla de La Palma. Vieraea, 2, 118-128.

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Mirando al CieloBASURA ESPACIAL

Según el diccionario de la RAE (Real Academia Esapañola), en su segunda y tercera acepción, el término basura “se refie-re a los residuos desechados y otros desperdicios” así como al “lugar donde se tiran esos residuos y desperdicios”. El término basura espacial, o chatarra espacial, surge con la llamada era del espacio y denota a cualquier objeto artificial y sin utilidad que gira en órbita alrededor de nuestro planeta. Si atendemos a las definiciones de la RAE sobre la basura, llegamos a una conclusión evidente: nuestro espacio exterior más cercano no solo alberga basura, se ha convertido en basura.

De todos los objetos de origen humano que orbitan sobre nuestras cabezas, solo el 5-7% corresponde a satélites activos (operativos) que cumplen alguna función militar o civil, el resto es sencillamente basura. El primer registro oficial, del que se tiene conocimiento sobre la generación de basura espacial, es del 29 de junio de 1961: el desprendimiento de una etapa del cohete Ablestar que puso en órbita al satélite Tran-sit 4A (el primer satélite de navegación de la Marina de EE.UU). Tres años más tarde, en plena guerra fría, ocurrió la primera destruc-ción intencionada de un satélite, el número 50 de la serie Cosmos (soviético), oficial-mente al “no poder ser recobrado según lo previsto” en su reingreso atmosférico.

Desde que en 1957 se lanzó el primer satélite, el Spútnik 1, han orbitado la Tierra millares de artilugios creados por el hombre con distintos fines (muchos de ellos milita-res), los cuales se han ido acumulando a distintas alturas orbitando la tierra. De todos ellos el más veterano, y que aún nos sobre-vuela, es el segundo satélite estadouniden-se y el cuarto de la historia, el Vanguard I, lanzado en marzo de 1958.

La denominada basura espacial se encuentra compuesta por una variedad inimaginable de objetos, entre los que se podrían dar como ejemplo: los satélites no operativos, piezas de maqui-naria liberadas durante operaciones espaciales, viejos depósi-tos de combustible, los fragmentos de los más de 160 satélites y fases de cohetes que han sido destruidos en órbita, etc. (la lista es interminable). La mayor concentración de estos objetos se ubica a 1.000 Km. de altura, con unos picos de máxima den-sidad aproximadamente a los 850, 1.000, 1.500, 2.000 y 36.000 kilómetros sobre la superficie terrestre.

De todos los objetos de origen humano que orbitan sobre nuestras cabezas, solo el 5-7% corresponde a satélites activos (operativos) que cumplen alguna función militar o civil, el resto es sencillamente basura.

Abajo: Desde Internet se puede descargar un archivo de marcado para Goo-gle Earth que muestra los objetos en órbita terrestre. Hay tres versiones y un manual (en inglés). http://www.satellitedebris.net/whatsup/?tag=space-debris.

Pedro Rodríguez

Texto y gráficos

Ciencia y Tecnología

Foto: NASA

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Ciencia y Tecnología

Las CifrasLa cantidad de objetos y fragmentos de procedencia humana

que pululan alrededor de la Tierra es francamente impresionante. Lo peor de todo es que, en vez de disminuir, la cifra aumenta cada año (alrededor de un 5%), lo que hace que la probabilidad de ocurrir impactos entre ellos aumente de forma proporcional.

Los científicos estiman que hay unos 500.000 fragmentos con un diámetro aproximado de entre 1-10 cm y varias decenas de millones menores de 1 cm en torno a nuestro planeta, girando a velocidades sorprendentes y que los convierten en auténticos proyectiles moviéndose a distintas alturas por el espacio.

Se estima que la velocidad relativa promedio de los objetos situados en LEO (Low Earth Orbit) es de unos 10 km/s, mientras que en GEO (Geostationary Orbit) es de 3 km/s. Un fragmento de unos 84 gr. tendría una energía cinética equivalente de 4,15.106 Joules en el primer caso y de 3,74.105 en el segundo. Para que nos hagamos una idea, basta decir que para una masa como la descrita, estos valores de energía equivaldrían a la producida por la explosión de unos 1000 gr. de TNT para el primero y de unos 90 gr. para el segundo. El daño que tal fragmento llegaría a causar depende, entre otros, del ángulo de impacto y podrían ir desde perforaciones en el fuselaje, pasando por el cambio de órbita, hasta la destrucción total del satélite.

El NRC (Consejo Nacional de Investigación de Estados Uni-dos) publicó un comunicado, en septiem-bre del 2011, en el que se daba a cono-cer un estudio realizado por un grupo de investigadores, con Donald Kessler a la cabeza, sobre la problemática plantea-da por la basura espacial. El informe de 182 páginas fruto de esta investigación recoge, entre otras cosas, que el núme-ro total de fragmentos de más de 10 cm, catalogados por la Red de Seguimien-to Espacial de Estados Unidos (SSN), habría sufrido un incremento sustancial de unos 6.145 nuevos objetos entre los años 2006-2011. Este organismo acadé-mico (privado y sin ánimo de lucro) afirma también que la destrucción intencionada

de un satélite chino (el FENGYUN 1-C), ocurrida en el año 2007 durante la prueba de un misil, aportó a la basura espacial más de 150.000 objetos con un tamaño superior a 1 cm y que, con una acción similar por parte de Estados Unidos en el 2008, con-siguieron entre ambas el triste récord de duplicar la cantidad de objetos inútiles y peligrosos que orbitan la Tierra.

Síndrome de KesslerDonald J. Kessler es un astrofísico estadounidense que ejer-

ció como científico de la NASA (en el Johnson Space Center de Houston, Texas) y es conocido a nivel mundial por sus estudios en el campo de la acumulación de la denominada basura espa-cial y de sus consecuencias. Visionario y profeta, a sus estudios (publicados en 1978 junto a Burton Cour-Palais) se las conoce con el nombre de Síndrome de Kessler. En líneas generales, la teoría expone que la densidad espacial de objetos que giran en torno a nuestro planeta, en las órbitas más utilizadas, llegaría a un punto crítico (hacia el año 2000) que provocaría colisiones con un efecto de cascada o dominó y esto, a su vez, desem-bocaría en un incremento exponencial de la basura espacial. Como resultado final, al cabo de varias décadas, estas órbitas, en especial las SSO (Sun-synchronous Orbits, a unos 700-800 kilómetros de altitud), quedarían inutilizables al crearse un cin-turón de destructivos fragmentos sin control.

Satélite HEO

Satélite MEO

Satélite LEO

Satélite GEO

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Derecha: Los satélites son pieza clave en nuestra sociedad, la sociedad de la información.

Arriba: Los satélites se pueden clasificar, entre otras, por su tipo de órbita.

Izquierda: Composición de los objetos artificiales que orbitan la Tierra, según Walter Flury, experto en basura espacial de la ESA (Agencia Espacial Europea).

Naves operativas 7%

Otros fragmentos 44%

Naves obsoletas 22%

Restos de cohetes 17%

Objetos de las misiones 13%

Distribución por tipos

Objetos en Órbita Terrestre

Fuente: ESA.

Distribución por usos

Comunicaciones 59,98%

Observación 8,32%

Militares 8,11%

Navegación 8,21%

Astrofísicos 6,00%

Meteorología 5,03%

Otros 8,01%

Satélites Artificiales

974 operativos al 06/06/2012

GEO 41,99%

Elípticas 3,70%

MEO 6,47%

LEO 47,84%

Distribución por órbitas

Fuente: UCSS.

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Este telescopio localiza, primeramente, los objetos que orbitan en la faja geoestacionaria y luego los que se hallan en las órbi-tas de transferencia geoestacionaria, calculando y estudiando sus parámetros orbitales (altitud, velocidad y trayectoria).

Por otra parte, la Agencia de Investigación de Proyectos Avan-zados de Defensa Norteamericana (DARPA) informó, a mediados del año pasado, el desarrollo del mayor telescopio de todo el mun-do destinado exclusivamente al estudio de la basura espacial. El SST (Telescopio para la Vigilancia Espacial), con un espejo de 3,5 metros de diámetro, tres veces más grande que los hasta ahora utilizados y con un coste de 110 millones de dólares, tendrá como

objetivo de sus observacio-nes a GEO, a unos 35.786 kilómetros de altura, la órbita con mayor densidad de saté-lites de telecomunicaciones.

Es conocido por los cien-tíficos que el estado de la atmósfera terrestre no es inalterable, por el contrario, cambia siguiendo unos ciclos que vienen definidos por las variaciones del campo mag-nético, la influencia gravita-toria de la luna y, principal-mente, por la actividad del sol. Así pues, durante los periodos de máximos en la actividad solar (de unos 11 años de duración) el flujo de radiación es superior al habitual y los vientos sola-res provocan una expansión en las capas atmósfericas.

La primera colisión espacial entre dos objetos intactos se produjo en 2009, cuando un satélite de comunicaciones (operativo) de la red lridium y el satélite ruso Cosmos 2251 (inerte) chocaron a 789 kilómetros sobre Siberia, generando milla-res de nuevos fragmentos de basura espacial. Este hecho, enmarcado dentro de las teorías de Kessler, evidencia que se ha llegado a un punto crítico, ya que la mitad de todas las colisiones espaciales de la historia han ocurrido en un cor-to y cercano periodo de tiempo (2005-2009).

En junio del año 2011, los seis miembros de la Estación Espacial Internacional (ISS) fueron evacuados a las dos naves rusas Soyuz, atra-cadas en la plataforma del complejo, ante la más que posible colisión con fragmentos de chatarra espacial. Los seguimientos desde tierra habían pronosticado que estos fragmentos pasarían a unos 820 metros de la ISS, aunque lo hicieron a solo 250, por suerte, no se registraron impactos. No es la primera vez que la ISS entra en alerta por colisión con basura espacial y, dada su loca-lización, seguramente no será la última.

Vigilancia y SoluciónHasta ahora la principal contribución de la ESA (Agencia Espa-

cial Europea) al estudio de la basura espacial ha sido la Esta-ción Óptica Terrestre (OGS). Inaugurada allá por el año 1995, se encuentra en el Observatorio del Teide (Tenerife) y cuenta con un telescopio Ritchey-Chretien/Coudé de un metro de diámetro y cuatro cámaras CCDs (de 2048x2048 píxeles) que cubren un campo de 0,7x0,7 grados. El Instituto de Astrofísica de Canarias lleva el mando de las operaciones de esta estación y, desde ene-ro de 2001, desarrolla campañas periódicas de rastreo e identifi-cación de basura espacial en las órbitas de transferencia y GEO.

La Estación Espacial Internacional se ubica en una franja orbital (LEO) que la hace vulnerable a los impactos.

Foto: NASA

Izquierda: La basura espacial en cifras.

Distribución por tamaños

Menores de 1 centímetro >35.000.000

Entre 1-10 centímetros ±500.000

Mayores de 10 centímetros ±19.000

Naves obsoletas 23,66%

Otros 44,09%

Restos de cohetes 18,28%Objetos

de misiones 13,98%

Distribución por tipos

Basura Espacial

Fuente: NASA, ESA.

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BASURA ESPACIAL

En tal circunstancia, la basura espacial reduce su velocidad por el aumento de la fricción atmosférica, y por ello desciende, lle-gándose a producir una merma de entre un 10-20% en el núme-ro de fragmentos en órbita. Este fenómeno se dio, por ejemplo, entre los años 1979-1990 y se llegó, en 1989, a un máximo de 3 objetos catalogados deorbitados al día (con unos 600 en total al final del ciclo). Este hecho natural puede constituir un alivio significativo al problema, pero desde luego no lo soluciona.

De las propuestas hechas por la comunidad científica interna-cional, es destacable la de la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio), que expone una forma relativamente sencilla y barata de eliminar la basura que nos orbita y los riesgos que ella conlleva. Se trata de un novísimo sistema de rayos láser (de poca potencia) capaz de frenar lentamente los fragmentos de basura espacial y modificar así su órbita, de esta manera arderían por fricción con la atmósfera al hacer un rein-greso a alta velocidad. Se trata por tanto de un sistema muy viable al que, por des-gracia, la administración de la NASA no ha dado su apoyo definitivo.

La segunda de las opciones, ésta con sello español, llega de la mano de los investigadores de la Universidad Poli-técnica de Madrid. El llamado Ion Beam Shepherd for Contactless Space Debris Removal (Guía con Chorro de Iones para La Eliminación por Bajo Contacto de Basura Espacial) consistiría en ejercer de forma persistente una fuerza deorbitante sobre los objetos (utilizando para ello un chorro de iones), acompañándolos así en una trayectoria de transferencia, hasta su reentrada atmosférica o a una órbita cementerio determinada con antelación.

La segunda de las soluciones europeas viene en boca del científico italiano Marco M. Castronuovo. Se basa en un satélite dotado de miembros robóticos que recogerían los fragmentos más voluminosos y los llevarían a órbitas más bajas, donde se destruirían al ingresar en la atmósfera. En el proceso, el satélite identificaría al objetivo y se uniría a él por medio de un brazo arti-culado, mientras que otro brazo le colocaría alguno de los cinco dispositivos propulsores que lleva consigo. Después, el objeto en cuestión sería liberado y el propulsor se activaría para conducirlo hasta una altitud menor. Cuando se quedara sin dispositivos pro-pulsores, el satélite iría al encuentro de una estación orbital, en la cual se abastecería y volvería a comenzar de nuevo.

La última propuesta, y quizás la más curiosa, es la de la Agen-cia Espacial Japonesa, que consiste en una red parecida a las utilizadas para pescar y con la cual, quienes operen dicha red, atraparían la basura que está orbitando. Se dice que estaría hecha de unos cables de una altísima resistencia y con 1 mm. de grosor (aunque no se sabe todavía de que material). Esta red extendida (que mediría varios kilómetros), luego de recoger suficiente basura espacial (proceso que llevaría semanas), sería atraída por la gravedad terrestre con una reentrada atmosférica controlada y terminaría siendo recobrada por barcos en alta mar.

Las soluciones tratadas anteriormente, no son más que una muestra del amplio abanico de propuestas, proyectos e inven-ciones varias, todas sin concretar, que se han presentado ante la delicada situación que genera la basura espacial. Está claro que todas ellas requieren inversiones más o menos altas en investi-gación, desarrollo y puesta en marcha en algo que no va a gene-rar beneficios directos y a corto plazo, pero se sabe que esto es lo que marca la diferencia entre lo dicho y lo hecho en nuestra sociedad, una sociedad globalizada que depende en gran medi-da, curiosamente, de los servicios que prestan los satélites.

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La cúpula de la Estación Óptica Terrestre (OGS), bajo el cielo estrellado del Teide (Tenerife). Foto: IAC

El satélite robótico fruto de la imagi-nación del científico italiano Marco Catronuovo. Un proyecto caro, por su elaboración y mantenimiento, que difícilmente se hará realidad.

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ConclusiónNo existe una legislación a nivel inter-

nacional que obligue a los países, ni a las empresas dueñas de los satélites y demás objetos que nos orbitan cada día, a retirarlos de circulación cuando terminan su vida útil. Lagunas legales y las desconfianzas de los regímenes políticos complican enormemente el encontrar una solución, aunque si bien hay regulaciones por parte de la ONU para los nuevos lanzamientos, atenerse a ellas es algo totalmente voluntario y países como China y Rusia no quieren ni oír hablar de ellas. En esto, como en todo, dependemos de los intereses de las grandes superpoten-cias mundiales y de los caprichos de quienes las gobiernan.

GLOSARIO:- Energía cinética: energía que posee una masa debido al movimiento. Equivale al trabajo necesario para acelerar dicha masa desde el estado de reposo hasta una velocidad determinada.- GEO (Geostationary Orbit, órbita geoestacionaria, órbita de Clarke): caso par-ticular de las GSO (Geosynchronous Orbit, orbita geosíncrona). Los satélites que las utilizan están a una altitud de unos 35.786 Km. en el plano del Ecuador, en la dirección de la rotación terrestre y con un periodo orbital de 23 h 56 min (un día).- HEO (High Earth Orbit, órbita terrestre alta): es cualquier órbita cuyo apogeo se encuentra por encima de las órbitas geoestacionarias.- Joule: unidad de energía en el Sistema Internacional de Medidas. Se define como un 1 Nw.m (un Newton por metro) y equivale a unas 0,238902957 cal (calorías).- Ion: es una partícula (átomo o molécula) cargada eléctricamente (positiva o negativa).- LEO (Low Earth Orbit, órbitas bajas terrestres): órbita baja (entre 200-2.000 Km. de altitud), generalmente circular y con un ángulo bajo de inclinación en relación al Ecuador. Los satélites en LEO tienen un período de rotación inferior al terrestre, por lo que su posición relativa en el cielo cambia constantemente.- MEO (Medium Earth Orbit, órbita terrestre media): corresponde al espacio orbital situado entre los 2.000 y los 35.700 km. de altitud. En esta zona es donde se sitúan los satélites GPS (± 20.000 Km.). Los satélites que operan en esta zona tienen un periodo orbital de entre 2-24 horas.- Órbita de transferencia: es aquella que debe seguir un satélite para desplazarse desde una órbita de un cierto radio de altitud a otra de un radio diferente.- Órbitas elípticas: son órbitas de gran excentricidad, lo que provoca que sus apo-geos y perigeos se den en distintas alturas orbitales (por ejemplo entre LEO y HEO). - SSO (Sun-synchronous Orbits, órbitas heliosíncronas): son un caso particular de las LEO. Son unas órbitas entre 600-800 Km. y en la cual el llamado plano orbital está sincronizado con el sol (la dirección del sol hace siempre un ángulo constante con el plano en que orbita el satélite).

BIBLIOGRAFÍA:- KESSLER, D. J.; COUR-PALAIS, B. G. (1978). Collision Frequen-cy of Artificial Satellites: The Creation of a Debris Belt, Journal Of Geophysical Research, Volume 83 (A6), 2637-2646. http://webpa-ges.charter.net/dkessler/files/Collision%20Frequency.pdf.- WRIGHT, D. (2007). Space debris. Physics Today, Octuber 2007, 35-40. http://www.ucsusa.org/assets/documents/nwgs/wright-space-debris-physics-today.pdf.- Union of Concerned Scientics Satellite Database. http://www.uc-susa.org/nuclear_weapons_and_global_security/space_weapons/technical_issues/ucs-satellite-database.html.- GRECO, L.; WRIGHT D. (2010). Securing the Skies. Union of Concerned Scientists, November 2010. http://www.ucsusa.org/assets/documents/nwgs/securing-the-skies-full-report-1.pdf.- INSTITUTO DE ASTROFÍSICA DE CANARIAS. Telescopios. OGS. http://www.iac.es/proyectos.php?op1=7&op2=16&id=3.- PRIMACK, J. (2002). Debris and Future Space Activities. Future Securi-ty in Space: Commercial, Military, and Arms Control Trade-Offs, Occasio-nal Paper No. 10, 18-22. http://cns.miis.edu/opapers/op10/op10.pdf.- FLURY W., MEHRHOLZ D. y otros. (2002). Detecting, Tracking and Imaging Space Debris. ESA, Bulletin 109, February 2002, 128-134. http://www.esa.int/esapub/bulletin/bullet109/chapter16_bul109.pdf.- MERINO, M.; AHEDO, E. y otros. (2011). Ion Beam Shepherd Sa-tellite for Space Debris Removal. Universidad Politécnica de Madrid: 4TH European Conference for Aerospace Sciences, 1-8. http://web.fmetsia.upm.es/ep2/docs/publicaciones/ahed11f.pdf.

El UARS, en su reingreso, provocó en 2011 una más de las tantas situaciones de alerta creadas en los 54 años de era espacial.

La destrucción intencionada de los satélites obsoletos no ha hecho más que agravar el problema, creando cantidades enormes de nuevos desechos.

BASURA ESPACIALFuente: NASA.Año Descripción

1991 El satélite inactivo Cosmos 1934 impactó con los restos catalogados del satélite Cosmos 296.

1996 El satélite activo francés Cerise chocó con restos catalogados de una etapa de un cohete Ariane.

1997 El satélite inactivo NOAA 7 fue alcanzado por restos no catalogados lo suficientemente grandes como para cambiar su órbita y crear restos adicionales.

2002 El satélite inactivo Cosmos 539 chocó con restos no catalogados lo suficientemente grandes como para cambiar su órbita y crear restos adicionales.

2005 Un cohete de los EE.UU. fue impactado por los restos catalogados de de un cohete chino.

2007 El satélite activo Meteosat 8 fue alcanzado por restos no catalogados lo suficientemente grandes como para cambiar su órbita.

2007 El satélite inactivo UARS de la NASA se supone que fue alcanzado por restos no catalogados lo suficientemente grandes como para crear restos adicionales.

2009 Un satélite activo Iridium fue impactado por el satélite inactivo Cosmos 2251.

Colisiones Conocidas Entre Objetos en Órbita

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Extensión: 74,6 hectáreas.

Población: Ninguna.

Municipio: Puntallana.

Altitud mínima: 50 metros.

Altitud máxima: 495 metros.

Proximidad a Otros Espacios: Parque Natural de Las Nieves, pero sin relación directa.

Declaración y Antecedentes: Fue declarado por Ley 12/1987 de 19 de junio, de Declaración de Espacios Natu-rales de Canarias como paraje natural de interés nacional del Cardonal de Martín Luis, reclasificado a su actual cate-goría por Ley 12/1994 de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias y confirmada tal categoría según Decreto Legislativo de 1/2000 por el que se aprobó el Tex-to Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y la de Espacios Naturales de Canarias.

Protecciones Suplementarias: Todo el sitio es por definición área de sensibilidad ecológica, a efectos de lo indicado en la Ley 11/1990 de 13 de julio, de Prevención de Impacto Ecológico.

Flora: El espacio fue declarado por la magnífica repre-sentación de cardonal canario de Euphorbia canariensis. Junto a estos ejemplares, a veces en densidades muy notables, se encuentran otros de las especies acompa-ñantes típicas del ecosistema como son los cornicales o las retamas en los lugares más bajos, mientras que en los más altos se encuentra una parca representación de bosque termófilo con presencia de los elementos arbóreos más típicos (Palmeras, barbusanos, acebuches o marmu-lanos).

SITIO DE INTERÉS CIENTÍFICO DEL BARRANCO DEL AGUA (P-18)

Cardonal canario Acebuche

Barbusano

Marmulano

Francisco Govantes Moreno

Biólogo

Espacios Naturales de La Palma

Fauna: La asociada a las formaciones florísticas, desta-cando la invertebrada. Entre los vertebrados abundan los lagartos y las aves típicas del ecosistema, con notable pre-sencia de bisbitas camineros.

Características Generales: Aparte de los valores men-cionados, cabe destacar que toda la zona tiene también un notable valor geológico, constituyendo una buena muestra de encaje de barranco en coladas basálticas de las series pliocénicas que configurran el noroeste de la Isla. La ero-sión ha actuado dejando una relieve en forma de garganta muy bien conservado, lo que aporta un apreciable valor pai-sajístico a la zona y eso a pesar de que el espacio protegido está atravesada por la carretera general del Norte, varias tuberías y tiene presencia en general de actividad agrícola, tanto actual como abandonada y que se manifiesta por la presencia de cultivos de platanera, pajeros, tanquetas de agua y bancales.

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La LocalizaciónEl paisaje protegido de Tamanca se localiza en la comarca

suroccidental de la isla de La Palma, ocupando una superficie de 20,07 Km2, tomando diferentes territorios de los municipios de Los Llanos de Aridane, El Paso y Fuencaliente, entre los setecientos y los mil metros de altitud aproximadamente.

Su situación, con respecto a los vientos Alisios, lo emplaza en el sotavento palmero, en una de las zonas más cálidas de la ínsula y con un nivel de precipitaciones muy bajo.

Los Valores NaturalesLa vegetación presente en este territorio presenta varios gru-

pos: líquenes y briofitos asociados a los malpaíses y a los riscos escarpados; higuerillas, retamas, vinagreras y otras especies pertenecientes al suelo xerófilo y una amplia representación de pinos en su parte superior y brezos aislados.

La fauna es muy pobre y se reduce a reptiles como los lagartos y una avifauna ligada a las zonas cálidas y secas de La Palma.

Su mitad septentrional se caracteriza por varios malpaíses formados por las erupciones volcánicas de Tihuya -1585- y El Charco -1712- que cubrieron una parte significativa. Mientras que la otra mitad presenta un suelo volcánico arenoso en una parte y una tierra evolucionada en su mayor superficie.

La Ocupación Humana del TerritorioLa única población significativa de este paisaje protegido es

El Charco, con una ocupación inferior a los cincuenta habitan-tes, aparte de alguna vivienda aislada aneja a la carretera gene-ral. La citada localidad es relativamente reciente, creciendo al amparo de la vía.

Las actividades económicas desarrolladas han estado ligadas al sector primario:

-Los principales cultivos sembrados en el interior de este paisaje

protegido fueron los granos -cereales y legumbres- para asegu-rar el sustento a las familias relacionadas con estos páramos; actualmente, los cereales y las legumbres han perdido su impor-tancia de antaño y su testigo ha sido recogido por la vid en la mitad meridional. Las higueras, los almendreros y los morales se reparten por el territorio de manera residual ya que su cuida-do fue abandonado hace décadas.

-La ganadería también fue una actividad desarrollada, prin-cipalmente el pastoreo de cabras, el cual se mantiene aun por parte de dos modestas granjas, pero, al igual que la agricultura y la explotación forestal, ha mermado considerablemente.

-La explotación forestal se ha centrado en el corte de pinos y en la recogida de pinillo. Esta última actividad supuso una importante fuente de ingresos para las familias de Las Manchas y El Charco durante las décadas intermedias del siglo XX. A día de hoy, cualquier aprovechamiento relacionado con el pinar se limita a la carga de esporádicas camionetas de pinillo para servir como abono vegetal para las fincas de plataneras.

LOS VALORES HISTÓRICOS Y ETNOGRÁFICOS DEL PAISAJE PROTEGIDO DE TAMANCA

Su situación, con respecto a los vientos Alisios, lo emplaza en el sotavento palmero, en una de las zonas más cálidas de

la ínsula y con un nivel de precipitaciones muy bajo.

Derecha: el interior de una de las viviendas.

Nestor Pellitero

Investigador etnográfico

Arriba: Antiguo horno para el secado de higos.

Actualidad

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Actualidad

Los Hechos Históricos de La NaturalezaLa erupción del volcán Tihuya tuvo lugar el 15 de mayo de

1585 y se mantuvo activa hasta el 15 de agosto del mismo año. Sus lavas llegaron al mar recorriendo el costado meridional de la Montaña de Jedey, arrasando destacadas tierras destinadas al plantío de centeno; pastos utilizados como dehesa para el ganado; y una floreciente apicultura. (Lorenzo, J.)

La erupción del volcán del Charco tuvo su inicio el 9 de octu-bre del año 1712 y permaneció hasta el 3 de diciembre del mis-mo año. Sus lavas, ramificadas en varios brazos, alcanzaron el litoral por diferentes lugares, incrementando la plataforma cos-tera de Puerto Naos-El Remo al igual que el volcán anterior. El principal daño producido por esta colada fue la inutilización de superficies preparadas para el desarrollo de la agricultura y la ganadería. (Cariacedo, J.)

La trágica riada acaecida, principalmente en El Llanito -Bre-ña Alta-, el 17 de enero de 1957 también causó estragos en el territorio comprendido en el interior de este paisaje protegido.

Por ejemplo, la ladera septentrional del Barranco de Las Pal-mas, frente al Charco de Las Palmas, poco después de dejar atrás Jedey en dirección a Fuencaliente y debajo de la carretera gene-ral, mantiene aun a la vista los escombros que cubrieron unas viviendas, quedando apenas huellas de la presencia de éstas.

Los Valores EtnográficosLa arquitectura rural es un fiel reflejo de las dificultades para

prosperar en un medio árido como las tierras contenidas es este espacio protegido.

Los núcleos poblacionales tradicionales y muy aislados se caracterizan por su dispersión y en su representación por vivien-das terreras techadas con tejas del país: Charco de Las Pal-mas; las Casas del Malpaís; y las Casas Viejas. La explicación a este bajo nivel de ocupación se debe al reparto de las tierras después de la conquista insular, estructurando el territorio por medio de datas comprendidas de mar a cumbre, construyendo una o dos núcleos aislados de viviendas aisladas en el interior de estos grandes predios.

La carencia de fuentes significativas limitó el asentamiento poblacional y, aun así fue duro en este entorno, lo cual queda plasmado en la presencia de aljibes asociados a las antiguas viviendas. Las escasas lluvias eran aprovechadas mediante su recogida en las techumbres y conducidas a estos depósitos soterrados. La necesidad por el líquido vital llevó a la construc-ción de un aljibe aislado muy singular; dicha cisterna se loca-liza en una pequeña prominencia, cerca del Camino Real, que recoge el agua de sendas barranqueras anejas, conducidas por tarjeas de mampostería hechas con piedras, arena y cemento, sorteando el suelo poroso.

Abajo: Una de las eras

presentes en las tierras de

secano. continúa pág. sig.→

Arriba: Inicio del Camino de Las Esperillas.

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se de una imprevista lluvia. El único ejemplo conocido de este tipo de construcción en el Paisaje Protegido de Tamanca, debido a los materiales empleados para su edificación, se encuentra dañada como consecuencia del incendio forestal acaecido en el mes de agosto del 2009 y la posterior riada del invierno siguiente.

La colada más meridional del volcán del Charco, sobre la carretera general, alberga la Ermita de Santa Cecilia, una cons-trucción muy singular en la isla: una planta circular, el uso de la piedra volcánica para su construcción y su cúpula abovedada y rematada por una cruz, la convierten en la única de estas carac-terísticas en la Isla.

Los Antiguos CaminosDesde el sur hacia el norte y viceversa, el antiguo Camino

Real que circunvalaba la Isla mantiene su mejor tramo conserva-do en la mitad meridional de la ínsula a su paso por la mitad sep-tentrional de este paisaje protegido y la otra mitad queda sosla-yada por un corto tramo de la carretera general y una pista de tierra desde El Charco hasta las proximidades de Los Canarios.

Todavía, los antiguos rastros de tira son visibles en el pinar, llegando hasta la carretera general. Estas rudimentarias vías servían para el arrastre de madera y fejes de pinillo.

Hacia el mar, el llamado Camino de Las Esperillas servía de paso a los vecinos del Charco para pasar el verano en El Remo, dedicándose mayormente a diferentes tareas relacionadas con la agricultura, la ganadería y la pesca. Por otro lado, los pacen-ses también tomaban esta vía pedregosa para llevar los cho-chos cultivados en sus medianías y proceder a su curtido en la charca aun existente.

Las eras son igualmente localizables junto a las viviendas aisladas. Su construcción delata una relativa trascendencia relacionada con su utilización y las superficies sembradas de cereales destinados a su trilla en las correspondientse eras. El grueso muro del perímetro y el suelo adecuadamente empedra-do desvelan una duradera construcción para un uso anual.

Otra construcción independiente pero asociada a las casas es el horno destinado al secado de higos. Su forma cuadrangular, estructurada en base a piedras, arena, tierra y cemento sirvió para el horneado de higos cuando las lluvias no permitían su deshidratado bajo los rayos solares. La aparición de este ele-mento industrial vinculado con la agricultura es sinónimo de una importante representación de la higuera en el territorio.

Una edificación característica de Fuencaliente, la choza com-puesta por paredes secas y de piedra volcánica y tapadas con sarmientos de vides, muy presentes en Los Canarios y Las Caletas, tienen su representación en este espacio, concreta-mente en la mitad meridional.

Al igual que su sencilla construcción, este habitáculo tenía como función guardar los aperos del viticultor o para proteger-

Una de las antiguas

viviendas lo-calizadas en este espacio

natural.

BIBLIOGRAFÍA:

- LORENZO RODRÍGUEZ, JUAN B. Noticias para la historia de La Palma. Tomo l, 231.- CARIACEDO, JUAN C. Los volcanes de las Islas Canarias. Tomo IV,126. Patronato de Turismo del Excmo. Cabildo Insular de La Palma.

Abajo: Un aljibe que aprovecha el agua de las lluvias por medio de canales de mampostería.

Actualidad VALORES ETNOGRÁFICOS DE TAMANCA

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La tradicional estructuración de los ecosistemas canarios los configura en franjas altitudinales impuestas por los llamados pisos bioclimáticos que determinan a su vez las correspondien-tes formaciones vegetales: Pinar, Monteverde, etc. El factor determinante aquí, evidentemente es el climático, muy deter-minado a su vez por la altitud y la orientación respecto a los vientos. Sin embargo a esta clasificación zonal puede superpo-nerse otra (azonal) donde los factores determinantes son predo-minantemente edáficos, esto es, que tienen más que ver con la naturaleza del sustrato y no estando por lo tanto circunscritos a una determinada franja en la pirámide insular. Es el caso de los barrancos, los riscos o las lavas recientes.

Precisamente entre las lavas, y como un caso particular dentro de las mismas se propone la subcategoría de los tubos volcánicos. Éstos son cavidades subterráneas gestadas, en su caso más general, por la solidificación de la superficie de la masa lávica incandescente mientras su parte inferior (en realidad, interior) permanece fluida hasta su drenaje final quedando un tubo hueco, muchas veces de dimensiones que permiten el tránsito humano a veces en tramos kilométricos.

LA CUEVA HONDA DE MIRANDA (Breña Alta, La Palma) UN AULA NO CONVENCIONAL DE MEDIO NATURAL CANARIO

Francisco Govantes

Moreno

Biólogo y espeleólogo

Profesor de Ciencias del

IES J.M. Pérez Pulido

Constituye su estudio y exploración una modalidad bien definida y consolidada dentro de la Espeleología conocida como Espeleo-logía Volcánica o Vulcanoespeleología (García, R. et al, 1998).

Este es precisamente el caso de la Cueva Honda de Miranda, sita en ese pago del municipio de Breña Alta y que fue puesta al descubierto, con la apertura de su única bocas conocida, durante los trabajos de una Escuela Taller que edificaba la actual Resi-dencias Nina Jaubert (de ahí que la cavidad también se conozca precisamente con los nombres de Cueva de la Escuela Taller o Cueva de Nina Jaubert, según Fernández, M. et al. 1999).

Se trata de una cavidad extraordinariamente interesante des-de múltiples aspectos, siendo una de las cavidades de mayor longitud de La Palma y de las pocas que supera el kilómetro de desarrollo. Posee un gran interés geomorfológico, con magní-ficas estructuras volcánicas, y alberga una rica fauna inverte-brada que por su singularidad la ha hecho merecedora de una iniciativa de propuesta como espacio natural protegido a instan-cias del Consorcio Insular de la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma.

El Interés NaturalEntre los aspectos geológicos son de destacar las bellas cor-

nisas presentes tanto en los tramos en los que se puede tran-sitar erguido con otros en los que hay que agacharse, estando en muchas zonas tapizadas de concreciones de yeso y carbo-nato cálcico. Otros espeleotemas a destacar son los estafilitos, castillos lávicos y, a mayor escala, las estructuras mayores de puentes de lava o las grandes galerías y gateras constituyendo diferentes ramales, algunos interconectados formando cruces y cascadas lávicas de gran belleza, como la conocida como El Salto (Dumpiérrez, F. et. al. 2000).

continúa pág. sig.→

Izquierda: Sala de esta cueva ubicada en Breña Alta.

Arriba: Galería principal de La Cueva Honda de Miranda.

Se trata de una cavidad extraordinariamente interesante desde múltiples aspectos, siendo una de las cavidades de mayor longitud de La Palma y

de las pocas que supera el kilómetro de desarrollo.

Educación Ambiental

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Es de destacar también, como uno de sus enclaves geomorfológicos más sin-gulares, el Laberinto de Los Cornetes, formado por avenidas de lavas considera-blemente fluidas que propiciaron la conso-lidación de dos tipos de estructuras: Por un lado, un pequeño entramado laberín-tico de hasta seis pequeños tubos parale-los, entrecruzados y a distintos niveles; y por otra parte, restos de antiguas burbujas de magma que explotaron y sus paredes abombadas quedaron solidificadas, en una bella conjunción con los pequeños tubos antes mencionados. El conjunto, que abarca una superficie de unos 200 m2, recuerda al laberinto cartilaginoso nasal y de ahí su nombre. Esta formación es una de las mejores expresiones en La Palma de formación de tramos de cavidades por drenaje de lóbulos magmáticos, los cua-les se forman por enfriamiento diferencial de sus cortezas exteriores y que se hinchan por nuevos apor-tes lávicos hasta que rompen por uno o varios puntos y dejan escapar la lava para formar nuevos lóbulos, sin ningún orden espacial. Al cesar el aporte de lava los conductos se drenan y queda una compleja red de tubos interconectados como los del laberinto descrito y siendo algo decididamente poco frecuente en el medio volcánico subterráneo canario.

Pero no solo el interés de la Cueva Honda de Miranda se circunscribe al contexto geológico que configura, no obstante, un biotopo subterráneo de especiales condiciones de habitabi-lidad (oscuridad total, alta humedad, estabilidad térmica) y que los seres vivos han colonizado adaptándose hasta el punto que muchas de las especies ya no son capaces de vivir fuera de él. Así podemos encontrar en esta cueva ocho especies endémicas de La Palma y por lo tanto que no se encuentran en otro lugar del mundo fuera de la Isla: Hemycicla granomalleata (molusco, estilomatoforado), Palmorchestia hypogea (anfípodo), Lobop-tera fortunata (blatárido), Collartida tanausui (heteróptero), Aptilotus martini (díptero) y Licinopsis angustula, Domene bena-

hoarensis, y Laparocerus dacilae (coleópteros).Por otro lado, la presencia de Periplaneta americana indica

grados de contaminación en algunos tramos del tubo por aguas cargadas de materia orgánica, provenientes probablemente de las construcciones que existen en superficie y por debajo de varias de las cuales discurren notables tramos de la cueva.

El que probablemente la boca de la cueva que abrieron los obreros sea la única que haya tenido nunca la cavidad no favore-ció el acceso a la misma tanto de los aborígenes humanos como de otros animales de cierto porte, por lo que no se han encon-trado restos fósiles de vertebrados, ni indicios de su actividad.

El Interés DidácticoPor todo lo expuesto, no cabe duda de que una visita de

carácter didáctico a la Cueva Honda de Miranda viene a com-plementar y satisfacer multitud de aspectos que se estudian en diversas materias del currículo escolar, siendo especialmente

notable el caso de Medio Natural Canario, materia optativa para el último año de Bachi-llerato y que cursan, entre otros, los alumnos de ese nivel del IES José María Pérez Puli-do de Los Llanos de Aridane. Se concentran así en esta actividad y de manera multidis-ciplinar aspectos evidentes de Geografía, Biología, Geología, Física o Química, pero también la interpretación de los datos topo-gráficos y estadísticos compete al Dibujo o las Matemáticas y la comprensión holística del entorno abarca aspectos transversales como la Educación Ambiental y otros deri-vados de la propia actividad de visita (tra-bajo en grupo, complementariedad, etc.).

Izquierda: Galería con llamativas cornisas.

Arriba: Vista de una galería secundaria de esta singular cueva palmera.

Educación Ambiental

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colaboración del Grupo de Montaña y Espeleología Didáctica del propio instituto y la autorización del Ayuntamiento de Bre-ña Alta, que gestiona la cavidad con el control de su acceso. Es de destacar que durante más de una década se impartió, has-ta su eliminación por la Consejería de Educación, en el citado instituto de Los Llanos de Aridane y en el IES Luis Cobiella Cue-vas de Santa Cruz de La Palma una materia optativa que con el nombre de “Espeleología Vocánica” pretendía en el nivel de 4º de la ESO y de manera mucho más amplia, cumplir con los mismos objetivos que estas visitas didácticas a lo que es sin duda uno de los medios más fascinantes de la rica naturaleza canaria.

BIBLIOGRAFÍA:- DUMPIÉRREZ, F.; FERNÁNDEZ, M.; FERNÁNDEZ, O.; GARCÍA, R.; GONZÁLEZ, A. J.; GOVANTES, F.; HERNÁNDEZ, J. M.; MUÑOZ, M. (2000). Las cavidades volcánicas de los municipios de Breña Baja, Breña Alta y S/C de La Palma (La Palma, Islas Canarias). Vulcania. Vol. 4, 1-45. La Palma.- FERNÁNDEZ, M.; FERNÁNDEZ O.; GOVANTES, F. (1999). Guía de Espeleología. Patronato de Turismo del Excmo. Cabildo Insular de La Palma. 20 pp. - GARCÍA, R., GOVANTES, F.; MARTÍN, M. A. (1998). Conceptos de Espeleología Volcánica Canaria. Ed. Cabildo de Santa Cruz de La Palma. 118 pp.- GOVANTES, F. (1999). La Vulcanoespeleología canaria como marco de una actividad multidisciplinar en Secunda-ria. Aldebarán Nº 2, 15-17. Tenerife.- GOVANTES, F. (2000). La Espeleología Volcánica Cana-ria en La Palma. Aldebarán Nº 3, 8 - 9. Tenerife.- GOVANTES, F. (2000). La Espeleología Volcánica. Una herramienta para la Enseñanza Secundaria en Canarias. Vulcania. Vol. 4, 46-60. La Palma.

No hay que olvidad finalmente que la Espeleología no es sólo una ciencia mixta, sino también un deporte que cuenta con su correspondiente Federación al amparo del Consejo Superior de Deportes y con presencia de clubes activos en ésta y otras islas del Archipiélago. También aquí la materia escolar de Educación Física tiene mucho que aportar a la hora de realizar la explora-ción de la cueva por los alumnos (Govantes, F. 1999, 2000).

De esta manera anualmente se programa desde el Depar-tamento de Biología y Geología del Centro una visita a esta cueva contando con la aprobación del Consejo Escolar, la

Izquierda: Superación de gatera.

Arriba: Topografía Cueva Honda de Miranda (Breña Alta).

LA CUEVA HONDA DE MIRANDA

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Actualidad

El Cabildo de La Palma ha puesto en uso la Red Insular de Refugios de Alta Montaña que comprende por el momento siete instalaciones alojativas en el entorno del sendero de gran recorrido GR131/E7, popularmente conocido como Ruta de la Crestería o Ruta del Bastón.

Los refugios de alta montaña se reparte por la geografía insular palmera en enclaves estratégicos, tales como lo son las antiguas casas forestales o de camineros, que eran usadas por aquellas personas que tenían a su cargo la vigilancia y cuidado de los bosques, carreteras o caminos.

Aprovechando estas instalaciones, el Cabildo de La Palma ha ido incorporando poco a poco a la oferta alojativa de la isla, refugios y albergues que integran una novedosa red insular que permite el uso y disfrute de estos refugios destinados a resguar-dar a senderistas.

El proyecto ha permitido la rehabilitación de nueve de estas construcciones, además de una nueva que se situará en el entorno del Roque de Los Muchachos, y que será de gran uti-lidad para los senderistas que quieran completar la Ruta del Bastón.Reglamento de Uso

Desde la Consejería de Turismo del cabildo palmero, en la persona de su titular, Julio Cabrera, se anima a todos los sende-ristas ya sean locales como turistas, a usar estas instalaciones y a conocer La Palma a través de sus senderos.

El uso de los refugios se reserva, exclusivamente, a sende-ristas que desarrollen su actividad por los senderos homologa-dos de la red insular. La duración máxima de la estancia en un mismo refugio de la red será de una noche, siendo obligatorio reservar de manera previa a la estancia, las plazas a utilizar. Por supuesto que es necesario haber abonado antes la cuota del servicio a través de los medios que determina el Cabildo. El precio a abonar por los usuarios es por el momento de 10€ por persona, y lo serán en concepto de mantenimiento, limpieza y conservación de las instalaciones.

De manera previa al uso de los refugios, el usuario deberá retirar la llave de los mismos en las oficinas centrales de gestión de la Red ubicadas en la Hacienda Quinta Verde en la capital palmera. Para ello es necesario la presentación del DNI y el comprobante de pago. La retirada de la llave implicará el pago de una fianza de 50,00€, que deberá abonarse en efectivo en dichas oficinas y que será devuelta a la entrega de las llaves, en el tiempo pactado y tras comprobar el efectivo cumplimiento del reglamento de uso

EL CABILDO DE LA PALMA PONE EN USOLA RED INSULAR DE REFUGIOS DE MONTAÑA

Pared Vieja (Breña Ata).

Hilera de la Cumbre.

El Time (Tijarafe).

Tinizara (Tijarafe). El Pilar (El Paso). Gallegos (Barlovento)

Miguel Calero

Director Biosfera

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RED INSULAR DE REFUGIOS DE MONTAÑA (operativos a marzo de 2012)

Denominación Ubicación Altitud Plazas Servicios SenderosTINIZARA Tijarafe 1.334 6 Chimenea/estufa de leña

Acceso en coche 4x4

Refugio de Montaña situado en la intersección de los senderos PR LP 10 y PR LP 12.1. Desde el mismo se puede acceder, tanto al sendero GR 130, como al GR 131/E7.

EL TIME Tijarafe 742 8 Luz, agua, WC

Pequeño comedor

Acceso en coche 4x4

Refugio de montaña situado a 10 metros del mirador de “Las Cabezadas” con unas magnificas vistas al Valle de Aridane y a la Costa Oeste de la isla. El mirador cuenta con un petroglifo de la época prehispánica orientado al Sur. El GR 131 (Ruta del Bastón), se encuentra a tan sólo 500 metros de distancia.

EL PILAR El Paso 1.450 30 Agua, WC

Estufa de leña

Área Recreativa

Acceso en coche

Refugio de montaña situado en el Centro de la isla, en el área recreativa de El Pilar.

Conecta con los senderos: GR131 / E7, PRLP 14, PR LP 16, PR LP 17 y PR LP 18.

GALLEGOS Barlovento 1.250 6 Chimenea/estufa de leña

Acceso en coche 4x4

Pequeño Refugio de Montaña situado en el sendero PR LP 20, que posibilita la conexión con los senderos de Gran Recorrido GR 130 y GR 131/E7.

HILERA DE LA CUMBRE

El Paso Breña Alta

1.420 4 Chimenea/estufa de leña

Acceso en coche 4x4

Pequeño Refugio de Montaña ubicado en el GR 131/E7 y al inicio de la zon a conocida como El Reventón.

PARED VIEJA Breña Alta 1.200 4 Agua, WC

Estufa de leña

Pequeño comedor

Acceso en coche

Refugio de Montaña ubicado en el sendero PR LP 18, muy próximo al Refugio de Montaña El Pilar y, por tanto, al sendero GR 131/E7. Se encuentra en el área recreativa que lleva su nombre.

FUENTE DE LOS ROQUES

Fuencaliente 1.105 4 Agua, WC

Estufa de leña

Área Recreativa

Acceso en coche

Refugio de Montaña ubicado en el sendero GR 131/E7, dentro del área recreativa que lleva su nombre.y muy próximo a la Ruta de Los Volcanes.

Normas generales de usoAl ser los refugios instalaciones de Interés Público, desde el Cabildo se han ela-borado unas normas generales de uso a cumplir por todos los usuarios, quienes deberán poner el máximo de interés en la conservación de las instalaciones. No obstante se han determinado las siguientes prohibiciones:

- Encender infiernillos o cocinar fuera del lugar destinado para ello.- Encender velas y/o fumar en los mismos.- Permanecer en ellos fuera del horario establecido, salvo enfermedad o emer-gencia.- Desplazar muebles o enseres de su sitio habitual.- Uso obligatorio del saco de dormir o similar. Se aconseja el uso de esterilla aislante al carecer de colchones las literas.- Acceder a las camas con botas o material de montaña, debiéndose colocar éstos en el lugar adecuado.- El funcionamiento de toda clase de aparatos sonoros que pudieran molestar al resto de los usuarios.- La entrada de toda clase de animales.- Dormir fuera de los lugares indicados para ello.

Así mismo, y como elemental norma de respeto a los demás, se deberá:- Respetar las normas de Seguridad expuestas en el Refugio.- Recoger y trasladar la basura generada hasta el punto de recogida más cer-cano.- Se tendrá especial cuidado en dejar perfectamente cerradas puertas y venta-nas, así como apagar totalmente los fuegos.

El personal designado para atender las instalaciones podrá presentarse en las mis-mas en cualquier momento y solicitar identificación y comprobante del abono del servicio. Se considerará falta grave, la no presentación de dicho comprobante pro-cediéndose al abandono inmediato de las instalaciones y a la pérdida de la fianza.

RED INSULAR DE REFUGIOS DE MONTAÑA

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En la actualidad pocos dudan de que como consecuencia de la relación irracional hombre-medio ha surgido una problemática ambiental que pone en peligro la misma naturaleza del sistema y afecta directamente al hombre. Ello hace necesario promover un modelo de desarrollo que utilice racionalmente los recursos y el medio en general: el Desarrollo Sostenible, que apuesta por el uso racional de los recursos y que parte de la base de que todos los problemas ambientales tienen, en su origen, carác-ter local, aunque sus efectos se produzcan a una escala más amplia, supramunicipal e incluso global. Esto conlleva a que las entidades locales tengan responsabilidad en este problema y, por sus características, pueden y deben actuar en la gestión del medio ambiente, propiciando e impulsando el desarrollo soste-nible en su ámbito de competencia.

Una herramienta idónea para ello es la Agenda 21 Local (A21L) que nace en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en la llamada Cum-bre de Río de 1992. La A21L propone una metodología en la que adquiere especial protagonismo la participación ciudadana. Nace aquíun interesante instrumento y un proceso a largo pla-zo que busca la implantación del desarrollo sostenible a nivel

local, por lo que está pensado para pequeños territorios como los municipios (Castilla Gutiérrez, C.:2007).

En este proceso se parte del hecho que sólo con el conoci-miento exhaustivo del municipio podremos detectar la problemá-tica y las potencialidades existentes en el mismo. Para lograrlo se debe realizar un diagnóstico municipal, obtenido por la inte-gración del diagnóstico técnico y del diagnóstico ciudadano, que es el punto de partida para el establecimiento del Plan de Acción Loca (PAL), que se basa en la integración, con criterios sostenibles, de las políticas municipales en todos los ámbitos del territorio municipal, para lo que debe existir acuerdo entre los distintos grupos y personas, entre los que destacamos los repre-sentantes políticos, el personal técnico municipal, los agentes económicos y sociales, sin olvidar a los vecinos del municipio.

En definitiva, es un proyecto que trata de definir el futuro económico, social y ambiental de los municipios, algo que se plasma en dicho Plan de Acción Local que tiene como objetivo primordial planificar la sostenibilidad local, es decir, la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.

En este sentido, un aspecto importante a tener muy en cuenta es que no se deben esperar resultados inmediatos pues con esta herramienta se intenta definir el futuro, no el presente. La decisión de una Administración Local de asumir la implantación de una Agenda 21 Local(A21L) supone, aunque no siempre se cumpla, un compromiso local para lograr la consecución de una progresiva inclusión de los ciudadanos en la planificación municipal y la incorporación de sus propuestas y decisiones consensuadas en un plan de trabajo para la mejora colectiva del municipio y su comarca. Por lo tanto, es importante destacar el papel de los ayuntamientos, como órganos gestores, que serán los encargados de impulsar la implantación de una estrategia municipal y ciudadana como base para la definición y desarrollo práctico del Plan de Acción Local (PAL).

Así la Agenda 21 Local tiene como finalidad los siguientes objetivos:

● Conocer la realidad municipal, tras el estudio de las variables ambientales, sociales y económicas que la integran, para estable-cer los problemas reales y asegurar el éxito de la gestión municipal.

José Domingo

Fernández Pérez

Geógrafo

LA AGENDA 21 LOCAL EN LA PALMA UNA HERRAMIENTA SOSTENIBLE EN EL OLVIDO

Sostenibilidad

En los primeros años de la pasada década de convirtió en una herramienta moderna, ilusionante y con grandes posibilidades de éxito de cara a elaborar estrategias de desarrollo sostenible a escala municipal, teniendo como plus convertir a la participación ciudadana como motor de desarrollo. Sin embar-go, en poco tiempo cayó en el olvido. Conozcamos a la Agenda 21 Local, una

herramienta sostenible en el olvido en la Isla Bonita, un supuesto ejemplo para la sostenibilidad.

Buzón de sugerencias instalado en Villa de Mazo.Foto: Ader La Palma

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● Mejorar la gestión municipal ambiental, económica y social, tras la aplicación de las recomendaciones derivadas del análisis del diagnóstico integral del municipio.

● Definir el modelo de futuro más adecuado para el munici-pio y sus habitantes: representantes políticos, personal técnico municipal, agentes implicados y ciudadanía en general.

● Consecución práctica de dicho modelo de futuro a través de la definición, implantación y puesta en marcha de los Programas de Actuación que conforman el Plan de Acción Local.

● Mejorar de la calidad de vida en el municipio. La A21L en La Palma ¿Qué pasa con ella?

Varios municipios palmeros realizaron acciones para la implantaciónde sus respectivas Agendas 21 Locales durante el trienio 2002-2005. Hasta ocho municipios recibieron subvención de los fondos comunitarios LEADER+ para tal fin: San Andrés y Sauces,Puntallana, Breña Alta, Breña Baja,Villa de Mazo, Punta-gorda, Los Llanos de Aridane y Garafía fueron “los afortunados”.

El Grupo de Acción Local de La Palma asumido por ADER-La Palma, quien elaboró el Plan de Desarrollo Rural para el quin-quenio 2001-2006 incorporando en el mismo la implantación de la A21L en los municipios de la isla, realizó lacoordinación téc-nica de la puesta en marchade todo el proceso de implantación, colaborando estrechamente en la realización de los diagnósti-cos participativos así como en el diseño y coordinaciónde las reuniones sectoriales y territoriales en las que se debatía, se discutía y planificaba el futuro del municipio. Además no hay que olvidar su activa acción en la puesta en marcha del Foro de Par-ticipación Ciudadana y en el Plan de Acción Local (PAL), acción más destacable y joya del proceso, a la cual llegaron únicamen-te los municipios de San Andrés y Sauces y la Villa de Mazo.

Seguidamente, a modo resumen, conozcamos lo acontecido en cada territorio.

Villa de Mazo. El Ayuntamiento de Villa de Mazo acordó en Pleno su compromiso de poner en marcha una Agenda 21 Local mediante la firma de la Carta de Aalborg en 2002 y desde noviembre de 2003 se desarrolla un proyecto de implantación de la A21L. Se consolida la misma en el bienio 2003-2005. Se llega a elaborar un excelente PAL pero el proceso de estanca y paraliza.

San Andrés y Sauces. Fue el municipio fue pionero en la Isla en la implantación de la A21L. Se firma la Carta de Aalborg a inicios del año 2003 y entre abril de 2003 y marzo de 2004 se recopilan un gran volumen de información variada. Se realiza un pre diagnóstico y un diagnóstico que ilusiona a la población local, que participa de forma importante en los inicios del pro-yecto. En el verano de 2004 se constituye el Foro de Partici-pación Ciudadana, con 53 participantes, y se aprueba el PAL. Políticos lo tildan como un disparate y con una priorización de acciones absurda. Se paraliza el proceso y fracasa la A21L a pesar de que algunas acciones del PAL se llevan a cabo en otro marco temporal y en otros proyectos.

Breña Baja. En febrero de 2003 el Ayuntamiento pone en mar-cha una serie de actuaciones para la implantación de la A21L con la intención de poder establecer formalmente el Foro de Participación Ciudadana por la sostenibilidad de la localidad. Se realiza una campaña de información y concienciación ciudada-na acerca de la implicación y repercusión que la implantación de dicha agenda tiene para el municipio y se comienza a elaborar el diagnóstico medioambiental municipal. Su implantación fracasa.

Puntagorda. A finales de 2003 se pone en marcha la fase de información sobre la A21L en el municipio. Se realiza una encuesta ciudadana para conocer los aspectos del desarrollo del municipio que preocupan a los ciudadanos. Se pretender dar a conocer la A21L entre los vecinos bajo el lema “Puntagorda, camino a la sostenibilidad”. Se avanza a buen ritmo, se elabora el Diagnóstico pero no se logra constituir el Foro ni el PAL.

Los Llanos de Aridane. No se pasa de un Plan de Partici-pación Social y de un Programa de Educación Ambiental en centros escolares. Se realiza un Diagnóstico y un estudio de percepción ciudadana.

Puntallana. Fracasa el proceso de implantación, fundamen-talmente, por la escasa participación de los ciudadanos en el proyecto.

Tijarafe. No se llega a implantar en su totalidad. Se recopila la información y se elabora el Diagnóstico, que es aprobado. En 2007 se paraliza el proceso y no llega a constituirse el Foro ni el PAL.

Garafía. En 2003 se aprueba un plan de trabajo que permite poner en marcha la A21L. En el pleno en donde se aprueba dicho plan se admite que “la A21L es un proyecto del y para el municipio, y el ayuntamiento, como órgano gestor, será el encar-

LA AGENDA LOCAL 21 EN LA PALMA

El Ayuntamiento de Puntagorda instaló unas estructuras informativas con buzones en las que los vecinos pueden expresar sus sugerencias, con escaso éxito.

En Los Sauces se llegó a avanzar bastante con la A21L, pero finalmente todos los esfuerzos quedaron en nada.

Foto: Ader La Palma

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gado de impulsar la implantación de una estrategia municipal y ciudadana de cara a la definición y desarrollo práctico del Plan de Acción Local”. Sin embargo dicho PAL jamás se redactaría.La importancia de la A21L

Su importancia de cara al desarrollo sostenible de municipios queda fuera de toda duda, al constituirse como una herramienta participativa que permite a la ciudadanía participar y definir el futuro deseable de su territorio. Es decir, los ciudadanos cons-tituyen el motor del proyecto. Este aspecto es vital ya que no sólo son ellos los dueños del territorio y de la cultura, sino que además son los beneficiarios, el objeto, e incluso los perjudi-cados del cualquier proceso de desarrollo que se ejecute. Con esta herramienta, la población debe reflejar “como se siente” y “donde está” para definir como “se quieren sentirse y hasta don-de quieren ir, hasta donde quieren llegar”, definir, en definitiva, “que futuro quieren”.

Su implantación requiere valorar adecuadamente los recur-sos endógenos de los que disponen los municipios así como una interpretación adecuada de la sostenibilidad, entendida esta desde un punto de vista ambiental (conservar pero también valorizar el medio y los recursos), económico (debe buscar en la medida de lo posible la autosuficiencia alimentaria, energética y el uso sostenible del recurso agua) y sociocultural (apuesta por elevar la calidad de vida y la identidad propia local).

Clave es cambiar la interpretación del desarrollo en la escala local, debiéndose producir una descentralización en la toma de decisiones, en donde los políticos no serán la mano diseñadora y ejecutadora de los proyectos de desarrollo siendo clave tam-bién que exista un predominio de lo local en temas tan importan-te como la producción, el capital, el consumo, el empleo, etc.). Todo ello entendiendo y asumiendo la diversidad local (cultural, ambiental, biológica,etc.)¿Por qué ha fracasado?

Pregunta de compleja respuesta, cargada de fundamentos difíciles de demostrar y de un alto componente de subjetividad. Pero lo cierto es que estamos ante una herramienta sostenible en el olvido. ¿Cómo un recurso tan útil y con, a priori, tanta fuerza ha podido fracasar?

Ciertamente la A21L necesita del convencimiento y apoyo de la población en cada una de sus etapas para funcionar, ya que es la misma el motor del proceso. Implica un conocimiento global del espacio municipal y de las fuerzas que operan en él, y permite desarrollar una visión de futuro del municipio, la que define el modelo de desarrollo elegido en conjunto para corto, medio y largo plazo. En este sentido el poder político y la volun-tad del mismo se torna decisivo (en el capítulo 28 de la Agenda 21 se expresa la necesidad de que cada autoridad local inicie un diálogo con sus ciudadanos, organizaciones privadas).

Pero realmente ¿sabían los municipios en que proyecto ini-ciaban su andadura? ¿Conocían a lo que se comprometían?. O quizás simplemente ¿se subieron a un tren que estaba “de moda” y que aportaba parte de los fondos necesarios para el desarrollo del proyecto?

Los ayuntamientos contaron con el asesoramiento suficiente pero cuando tenían que continuar el camino por si solos ¿qué paso?Lo cierto es que a tenor de la experiencia, son muy pocas-las corporaciones localesen este país que muestran interés y se inician en procesos participativos. Es como si tuvieran temor a perder parte de sus competencias en materia de desarrollo, como si no quisieran “ceder” a los ciudadanos parte del poder que éstos les confieren cada cuatro años.

De nada o poco valió el esfuerzo de ADER La Palma, que buscó organizar la sociedad para el desarrollo (era uno de sus

ejes principales en su Plan de Desarrollo Rural para la Isla en estos años). Pese a financiar hasta ocho municipios sólo adquirió protagonismo real en tres, asu-miendo su coordinación y exigiendo una participación ciudadana efectiva (ADER, 2002). Y fue en estos municipios donde el proceso brilló con luz propia en La Pal-ma, especialmente en los municipios de San Andrés y Sauces y Villa de Mazo, en los cuales se culminó el proceso de implan-tación con la realización del Diagnóstico Ambiental, la constitución de Foro de Par-ticipación Ciudadana y el Plan Acción Local

Sostenibilidad

En Villa de Mazo se llegaron a celebrar reuniones sectoriales.Foto: Ader La Palma

La Asociación Aire Libre desarrolló diversas actividades con jóvenes y mayores, para la elaboración del Diagnóstico de la A21L de Puntagora. Foto: Aire Libre

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en donde se priorizaban una serie de proyectos elegidos por la comunidad (recordad: motor del proyecto) en pos de desarrollo sostenible a medio y largo plazo, escala mínima exigible para proyectos de esta índole. Sin embargo, lo cierto es que fracasa-ron a pesar de realizar gran parte de las tareas necesarias.

En la actualidad, sin lugar a dudas, se hace necesaria una continuidad temporal para que esta herramienta sea efectiva y tenga éxito. El poder político local debe permitir que surja y se desarrolle el debate sobre los problemas locales y dejar que la ciudadanía proponga ideas y proyectos a ejecutar en su terri-torio de cara al desarrollo del mismo. Lógico que se necesite apoyo externo, máxime cuando no siempre en los ayuntamien-tos existe ese personal cualificado para acciones como éstas. Botón de muestra sirva como fueron los municipios coordinados por ADER La Palma quienes más lejos llegaron en esta iniciati-va novedosa pero hoy en el olvido.

Se hace necesario y vital reactivar este proceso en la Isla, en donde debe hacer una coordinación entre ayuntamientos, aso-ciaciones y vecinos para lograr poner en marcha proyectos que desarrollen los municipios rurales en La Palma, varios de los cuales se encuentran estancados y deprimidos desde el punto de vista social, económico y demográfico.

Debe emprenderse el camino de las convocatorias y poner en funcionamiento las distintas comisiones y asambleas constitui-das para el desarrollo de la A21L, en donde la población debe pasar a un papel activo, en donde participe y lidere el proyecto, teniendo que abrir la mano los políticos para permitir que la ciu-dadanía cuente de verdad. Sólo siguiendo esta línea tienen los municipios palmeros una oportunidad real y viable para desa-rrollarse de forma sostenible, máxime en los tiempos de crisis que nos ha tocado vivir. Si en algunos casos ya tenemos ini-ciados y desarrollado el camino, ¿por qué no retomarlo? Sólo así podremos iniciar en La Palma un camino continuo hacia esa sostenibilidad que tanto “se anuncia y se vende”, parece que muchas veces de cara a la galería y a la publicidad, pero que luego se topa con algunas decisiones un tanto irracionales y extrañas. La Agenda 21 Local es un proyecto ideal para lograr avanzar de forma coherente hacia el futuro, pero siempre que se entienda como un compromiso compartido por parte de toda la comunidad, ya que el PAL no es más que un programa de accio-nes propuestas y priorizadas en base a la voluntad de sus partici-pantes y beneficiarios, poniendo en valor el potencial endógeno.

Afirmando esto cabe preguntarse por ciertas cuestio-nes: ¿Tenemos los palmeros una cultura participativa real? ¿Necesitaremos siempre fuertes estímulos y escándalos para activarla?¿Queremos los palmeros ser partícipes en nuestro desarrollo? ¿Estamos preparados para ello?

Seguimos con las incógnitas: ¿Ha existido un interés real por parte, especialmente de los gobernantes, por animar, apoyar, ayudar e incluso protagonizar los proyectos del PAL? Podemos aventurarnos a dar respuesta negativa a tal pregunta.

¿Realmente desean los gobernantes fomentar la participación activa de sus vecinos? ¿Se atreven a relanzar y fomentar la par-nzar y fomentar la par-ticipación? ¿Se atreverán algún día a dar responsabilidad a los ciudadanos para decidir sobre el futuro de su territorio?

De lo que no hay duda es que ha existido una alarmante falta de visión con la Agenda 21 Local, especialmente desde el punto de vista político. Sin embargo, también es cierto que losciudada-nos tienen su corresponsabilidad en el fracaso del proceso, ya

que desaparecieron del mismo, debiendo retomar su importante papel en el mismo a base de exigir su participación en él, no conformándose con quedar al margen de procesos como éstos. ¿Acaso están los políticos actuales mejor formados y más pre-parados que los ciudadanos para decidir el destino de nuestro territorio?

La A21L es un extraordinario precursor de la innovación en la gestión pública y su apuesta requiere buscar acuerdos sociales, racionalizar procesos, introducir criterios de calidad y ofrecer nue-vos estándares en la prestación de servicios. Ya es hora de retomar el camino iniciado y de apostar seriamente por esta herramienta.

Muchas incógnitas sin una clara respuesta. Una vez llegado a este punto cabe preguntarse si realmente tenemos recursos humanos para ello. El que escribe estas líneas apuesta firme-mente porque si. Sólo falta alzar la voz, subirse al proyecto y luchar por lo que uno cree, por lo que uno merece, por el desa-rrollo sostenible y el desarrollo coherente de La Palma. Pero todo ello requiere un compromiso social y político: ¿Estamos preparados para ello?.

BIBLIOGRAFÍA:

- ASOCIACIÓN PARA EL DESARROLLO RURAL DE LA ISLA DE LA PALMA (2002), LEADER+: Plan de Desarrollo Rural Isla de La Palma 2001-2006. ADER LA Palma. Villa de Mazo.- CASTILLA GUTIERREZ, C. (2007). La Agenda 21 Local y el De-sarrollo Local en García Rodríguez, J. L. y RODRIGUEZ MARTÍN, J. A. (editores), Teoría y Práctica del Desarrollo local en Canarias. Manual para agentes de desarrollo local y rural, Federación Cana-ria de Desarrollo Rural, 401-416. Las Palmas de Gran Canaria.- AGENDA 21. (1992). Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Río de Janeiro, República Fe-derativa del Brasil. http://www2.medioambiente.gov.ar/acuerdos/convenciones/rio92/agenda21/ageindi.htm.

La impli-cación de los jóvenes en la A21L de los diferentes municipios fue impor-tante.Foto: Aire Libre

LA AGENDA LOCAL 21 EN LA PALMA

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Experiencias

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Bárbara y Eric Graf son una pareja que desde 2007 desarrollan en Tijarafe un interesante proyecto de sustentabilidad bajo el concepto que ellos denomi-nan Matricultura.

Matricultura comprende, en sus propias palabras, “sentir de manera personal y compartida, pensar por sí mismo y actuar con responsabilidad y con respeto, participar con entusiasmo, recuperar y elevar la inteligencia social, emocional y espiritual inherente, teniendo como fondo común a la Madre Tierra”.

Los Graf han fundado un centro para el desarrollo ecológico y alternativo que denominan Autarca.

Autarca comprende una finca de unos 25.000 m2 ubicado en Tinizara, donde crean, amplían y perfeccionan continuamente los valores básicos de Matricultura, en función de los resultados de investigación en la vida práctica.

El Centro para un Desarrollo Ecológico Autarca facilita ade-más el contacto con otros científicos e investigadores, a la vez que constituye una plataforma informativa y de capacitación para aquellos pioneros que deseen escaparse del sistema y adentrarse en el origen y vida de la Madre Tierra.

Bárbara y Eric, junto a sus dos hijos, han dado vida a esta finca, basándose en principios de permacultura y en la propia experiencia que le marca la Naturaleza.

Autarca: Centro para un Desarrollo Ecológico y Alternativo en Tijarafe

Las diferentes imágenes muestran el trabajo rea-lizado por Bárbara y Eric en Autarca, combinando la experiencia con el aprendizaje desde la propia

Madre Tierra.

La combinación de los diferentes elementos, hace que la vida sea biodiversa en esta finca de Tijarafe, donde se puede comprobar in-situ que muchos de los conocimientos

y técnicas aplicadas, son altamente favorables para la Naturaleza.Fotos: Biosfera

Miguel Calero

Director

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Análisis de Autarca con conceptos básicosSituación de partida en el año 2007 Situación de partida en el año 2010

Biotopos vitales y modelo de análisis

Matricultura analiza biotopos vitales, sistemas sociales, económi-cos y culturales en lo relativo a su integridad y vitalidad.

El modelo de análisis de Matricultura trabaja con un lenguaje de imágenes, con esquemas que ilustran los sistemas a investigar en toda su complejidad y, al mismo tiempo, los representan de mane-ra sintética. Sobre la base de estos esquemas se pueden mostrar potenciales insuficientemente desarrollados, ámbitos de vida vigo-rosamente integrados y también aquellos que estén sobrecarga-

dos. Los resultados del análisis se sondean en la implementación. Matricultura integra campos de investigación, conocimiento y

aplicación que promuevan la vivificación y sanación de la Madre Tierra, como origen y soporte de toda la vida. En Matricultura, el concepto de Madre Tierra comprende de manera implícita las cuali-dades: tierra, agua, aire, fuego y energía vital con todas las formas de vida que provocan y siempre llevan a lo nuevo.

Matricultura pone mucho valor en la implementación práctica de los conocimientos obtenidos. En la vida concreta se busca y aplica una y otra vez una retroacción lo más exacta posible de análisis e integración.

Más Información: www.matricultura.org

AUTARCA, CENTRO PARA UN DESARROLLO ECOLÓGICO

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Origen del pino canarioEl pino canario (Pinus canariensis) es el árbol más abundante

de nuestro archipiélago. Más de la mitad de todos los árboles que actualmente crecen en las islas, tanto nativas como intro-ducidas, pertenecen a esta especie endémica de Canarias. Hay grandes bosques de pino en las cumbres de Tenerife, La Palma, El Hierro y Gran Canaria. En la Gomera su presencia es pun-tual, y los ejemplares que crecen en Lanzarote y Fuerteventura son todos cultivados. Los pinares, incluyendo los de repobla-ción, cubren actualmente el 60% de toda la superficie forestal de Canarias (120.000 hectáreas).

Es una especie de origen muy antiguo, de la que se han encontrado fósiles en yacimientos del Terciario de la cuenca mediterránea, desde España hasta Turquía. Probablemente fue una de las primeras plantas que colonizaron el archipiélago canario. Sus ancestros continentales se extinguieron a finales del Mioceno, hace más de cinco millones de años, debido a los drásticos cambios climáticos acaecidos en ese período geológi-co. En Canarias, sin embargo, logró sobrevivir hasta la actuali-dad, gracias a la variada topografía y a la estabilidad climática de nuestras islas.

Aspectos generalesComo la mayoría de las coníferas, el pino canario posee un

extraordinario sistema radicular, con una raíz principal pivotante muy robusta y otras secundarias que se extienden vigorosa-mente en diferentes direcciones en busca de agua y nutrientes. Ellas lo sujetan con firmeza al sustrato y permiten su desarrollo en todo tipo de suelos, incluyendo los malpaíses de origen vol-cánico reciente.

Los pinos jóvenes crecen con rapidez, y en pocas décadas alcanzan 10 o más metros de altura, adquiriendo un porte pirami-dal. A medida que pasan los años, la corteza del tronco se hace más gruesa, superponiéndose una capa tras otra, a la vez que se cuartea en placas regulares de tonalidades grisáceas y rojizas.

Gracias a esa corteza laminada, de hasta 8 cm de grosor, los pinos adultos son capaces de resistir incendios forestales moderados, volviendo a rebrotar incluso cuando han perdido todas sus hojas y ramas.

Sus hojas o acículas son finas y largas, de hasta 30 cm, y están unidas de tres en tres por la base, formando grandes manojos en el extremo de las ramas más jóvenes. Es un árbol monoico, con las flores masculinas y las femeninas situadas en el mismo ejemplar. En primavera, las flores masculinas expul-san a la atmósfera grandes cantidades de polen amarillo. Las inflorescencias femeninas son piñas de color verde cuando jóvenes, tornándose marrones con el paso del tiempo. Una vez fecundadas por el polen, tardan unos dos años en madurar. Cuando se completa su desarrollo, las piñas se abren y dejan libres los piñones (semillas), cada uno de los cuales está pro-visto de un apéndice alar que le sirve para ser transportado a grandes distancias por el viento.

Los pinos adultos pueden alcanzar los 30 m de altura, aun-que algunos superan los 50 m. Los ejemplares viejos, muchos de ellos varias veces centenarios, presentan formas capricho-sas, cada uno según su propia historia de crecimiento.

La madera del pino canario muestra un marcado contraste entre la albura, o parte exterior, y el duramen, o parte interior. La primera es blanda y de color blanco-amarillento; la interior, lla-mada tea, es muy resinosa y de color rojo acaramelado. La tea es prácticamente incorruptible, y siempre ha sido muy apreciada en construcción, tanto de interiores (vigas, techumbre, escale-ras, suelos) como de exteriores (canales de agua, balcones, contraventanas, terrazas). Los pinos de las zonas altas, secas y frías, presentan mayor volumen de tea que los de las zonas inferiores, más cálidas y húmedas. Antaño las cumbres isleñas estaban pobladas por pinos gigantescos, pero casi todos fueron talados tras la conquista, precisamente por las magníficas cua-lidades de la tea. (Ramos J.; Angles C.)

EL PINO CANARIO: La Rosa del Pino y la pro-ducción de estiércol en La Palma

Los aprovechamientos forestales en la Palma desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX, fue un factor económico importante para la sociedad rural de la isla y un medio de subsistencia en épocas de pocas lluvias y malas cosechas.

Carlos Asterio Abreu

Investigador etnográfico

Arriba Cabecera: bosque de pinos (Cumbre de Puntagorda).Fotos: Carlos Abreu

Etnografía

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Etnografía

Evolución de las explotaciones forestales en La Palma

Los aprovechamientos forestales han formado parte desde siempre del desarrollo de los isleños. Después de la Conquista, se encontraron con que el pinar cubría la mayor parte de la isla, por lo que su explotación no represen-toó ninguna dificultad para los mismos. La elevada demanda de madera con fines domésticos y ganaderos, así como industrial (hornos de brea, construcción naval y plantas azucareras), genera en una rápida e intensa actividad taladora y roturadora. Con el incremento de la población se produce un aumento de estas explotaciones forestales, uso que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Esto provoca un deterioro en la masa forestal insular generando grandes calvicies en los bosques de pinar de la Isla.

Desde comienzos del siglo XVII hasta mediados del XX, se alcanzó el máximo desarrollo agrícola y ganadero del archipié-lago. Durante esa larga etapa no se produjeron tantas roturacio-nes masivas como en el período anterior, pero continuaron sien-do importantes los aprovechamientos forestales (leña, madera para la construcción y útiles domésticos, etc.). Producción forestal en el municipio de Puntagorda

En el siglo XVI los nuevos colonos del municipio se asenta-ron en la zona que hoy se conoce como Pueblo, hasta donde llegaba históricamente el bosque de pinos. El Pueblo original se configuro en torno al antiguo templo de San Mauro (S.XVI), don-de la explotación forestal ha formado parte del desarrollo agra-rio y ganadero del contorno del municipio. En un principio esta explotación no careció de problemas para su beneficio al encon-

trarse la masa forestal a cotas bajas de 250 a 300 metros. Los grandes terrateniente permiten la utilización de estas áreas para uso exclusivamente doméstico del campesinado que estaba en la explotación de esas tierras como aparceros y medianeros. Con el paso del tiempo se fueron ampliando las zonas ganade-ras y de cultivos para la siembra de frutales y cereales, lo que favoreció el desplazamiento de la población a cotas más altas para la obtención de estos recursos, edificando sus pequeñas y humildes casas de piedras junto a los caminos o callejones que discurrían desde la costa hasta el monte o la cumbre donde enlazaban con un único sendero, que llevaba a la Ciudad (Santa Cruz de la Palma) y donde confluían todos los pueblos norteños.

Según las referencias orales en Puntagorda a lo largo del siglo XX se caracterizó por el aumento de las talas y rozas de montes por una gran parte de la población en las zonas de medianías y cumbre, estas se realizaban de forma clandestina por la escasez de los mismos en las áreas de costa. La leña

y madera eran imprescindi-bles para los usos cotidia-nos, hacer casas, construir tanques de madera en que almacenar el agua de lluvia. El monte público se convierte en su principal proveedor de madera para la mayoría de estos campesinos.

Por ello en 1913, el recién creado Cabildo insular y la Delegación de Gobierno se preocuparon de pedirle a la Guardia Civil que realizaran frecuentes visitas a los mon-tes del estado para evitar daños que se estaban produ-ciendo por la usurpación clan-destina. La medida tuvo poca efectividad, como lo demues-

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Arriba: Detalle de las hojas y la piña del Pino Canario (Pinus canariensis).Fotos: Carlos Abreu

Abajo: Pino de Los Medios (Municipio de Puntagorda).Fotos: Carlos Abreu

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tra las repoblaciones que fueron necesarias mas tarde en el municipio.

A partir de la década de 1920 el municipio de Puntagor-da ya dispuso de guarda forestal, aunque por los mismos motivos presupuestarios, solo existía uno, responsable de la vigilancia de todos los montes de los municipios de Tijarafe, Puntagorda y una parte de Garafia. (Hernández, M.; 2007)

La rosa del pino canarioLa práctica de rosar un pino en el municipio de Puntagor-

da posiblemente se realizó desde siglos pasados, aunque las referencias orales señalan que ya en siglo XIX se poda-ba el pino canario en los municipios del noroeste de la isla, para el aprovechamiento de la rama en su utilización en la cabaña ganadera de estos.

El proceso de la primera rosa del pino comienza en los pri-meros cuatro o cinco años de crecimiento de este procurando que no excediera una altura de seis metros por la fragilidad de su tallo principal. El comienzo de la rosa se realiza desde la copa pero sin cortar la terminación de esta para permitir el cre-cimiento del mismo, finalizando la poda en la base del árbol. En el corte de la rama se utilizaba un machete para las ramas delgadas y una hachuela para los brazos más gruesos del árbol, realizando el corte en estos a unos 20 centímetros de su base para que sirviera de soporte a modo de escalera para facilitar el acceso a la copa del pino a la persona que realizaba la poda.

La siguiente rosa se realiza a los cuatro o cinco años poste-

riores a la primera poda donde se procede al corte de la copa ya que el árbol tiene una altura adecuada de unos 8 metros. El árbol mantiene un buen porte de tallo por lo tanto se para su crecimiento con el corte de la copa. El acceso a la copa por el rosador depende de la habilidad de cada persona y general-mente es libre sin la utilización de ningún tipo de cuerdas para el ascenso al árbol, con una mano se sujeta al árbol y con la otra corta con el machete o hachuela.

Terminada la rosa se procede a la recogida de la rama en fejes de 60 centímetros de diámetro por 1.70 de largo ama-rrados por una cuerda en cada uno de los extremos de esta a una distancia de unos 60 centímetros del centro del feje. Este era la carga para una persona y el peso alcanzaba los 50 a 60 kilos por unidad aproximadamente. El desplazamiento era a pie

Abajo: Pinar en el que se aprecia el rosado, El Calvario (Puntagorda). Fotos: Carlos Abreu

Etnografía

Derecha: Imágen descriptiva de los aparejos de un burro.

Dibujo: Luis Pérez Cabrera

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EL PINO CANARIO

cuando no se tenía una bestia para estos menesteres y el reco-rrido podía ser kilométrico hasta el lugar del corral o el picadero.

Generalmente la rosa de un pino de 10 años debe dar de cuatro a cinco fejes de pinocha verde. La carga en mulo se rea-lizaba con tres fejes del mismo tamaño, uno en cada extremo y otro en la parte superior al lomo del animal, los vacios que se formaban en cada feje en el lateral de estos los rellenan con rama verde llamados calzos o brazados, esto permite que la carga quede sujeta y uniforme, posteriormente se sujeta al cuer-po del animal con las cinchas y la sobrecarga.

El picadero consiste en un tronco de madera de pino circular de unos 50 centímetros de altura por 35 de ancho donde se pro-cede al picado de la rama por un machete a unos 8 centímetros de largo. Una vez picado esta rama de pino se suele mezclar con helechera, jaras, amagantes, codesos también picados o pinocha seca y se utiliza para la cama o echadero de los anima-les domésticos cabras, cochinos, ovejas, vacas dentro del corral para mantener limpio la zona donde se recoge la manada.

Esta práctica se extiende a lo largo del municipio de Tija-

fue básicamente maderera, producción de brea, varas y car-bón principalmente.

En los municipios de Fuencaliente, Mazo y El Paso el desbro-ce de los pinos y la quema del matorral en otoño solo estaban permitidos para fines agrícolas en áreas de cultivo y pastos, se admitía podar hasta la mitad de la capacidad arbórea del mis-mo, posteriormente se quemaban las ramas para utilizar la ceni-za como fertilizante en los cultivos de estos. Esta práctica de quema de rastrojos para uso agrícola se generalizó en todos los municipios de la isla. Su utilización como fertilizante es conocida posiblemente desde siglos, costumbre que se mantuvo a lo lar-go del siglo XX, hasta la llegada de los abonos químicos en los años 70. Sin duda alguna esto contribuyó a la destrucción histó-rica de una gran cantidad de bosque en estas áreas de cultivo.

Según las referencias orales en el municipio de Puntagorda los pinos que se localizaban en propiedades de cultivo tanto en costa como en medianías y barrancos, se utilizaban para la práctica de la rosa. Se indultaban para esta práctica todos los que estuvieran al lado de una casa o era, ya que su sombra representaba un lugar de descanso en los meses estacionales de más calor. Estaba prohibida su poda en todos los montes públicos aunque clandestinamente se realizaba alguna rosa

rafe, Puntagorda y una parte de Garafía que se amplía hasta la zona de costa del barrio de El Castillo. La permanencia de esta tradición en estas zonas se debe a que los pequeños bosques de pinar se mantienen en cotas cercanas a los 300 metros en algunas áreas, por ello se convierte en la materia prima más abundante para su explotación y utilización en el desarrollo de la cabaña ganadera. Su práctica se ve reflejada en estos tres municipios. En el resto de la isla el aprovecha-miento forestal en Barlovento, Los Sauces, Puntallana, Mazo, Las Breñas es de laurisilva, encontrándose en cotas inferiores a los 300 metros. El Pinar en estos municipios se localiza a partir de los 1200 metros y su explotación en la etapa histórica

Derecha: Aplicando el rosado a un pino, El Calvario (Puntagorda).

Fotos: Carlos Abreu

continúa pág. sig.→Arriba: Aclarado del pino.

Dibujo: Luis Pérez Cabrera

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en zonas alejadas de los núcleos de población.

La rosa del pino se lleva a cabo principalmente en las zonas com-prendidas entre El Castillo (Garafia) y Tijarafe, debido principalmente a la inexistencia del Fayal-Brezal. En el resto de Garafía, la explotación mayoritaría era del Monteverde.

A partir de 1970, la protección de la masa forestal por la institución del estado ICONA ,conlleva a la prohibi-ción de la rosa de pino canario para su explotación en su totalidad. Las protestas de los ganaderos flexibilizó, no obstante, esta prohibición debido a la tradición histórica que se mante-nía. Esta práctica siguió utilizándose en los pinos que se localizaban en áreas de cultivo.

La producción de abonos orgánicos para uso agríco-la en los siglos XX-XXI

La práctica de producción o transformación del ramas verdes de pino, pinocha seca, jara, amagante y codeso, en el desa-rrollo de la cabaña ganadera de los municipios del noroeste de la isla para la fabricación de abonos orgánicos, ha sido sin lugar a dudas una actividad realizada desde antaño por nues-tros ancestros, para su utilización posterior en las explotaciones agrícolas de cada familia. El transporte se realizaba en mulo, caballo o a hombro, en sacos o en unas pequeñas redes llama-das barzinas.

La explotación de las ramas verdes del pino se utilizaba en principio para el ganado vacuno en las granjas. Estas camas vegetales verdes que se colocaban dentro del corral tenían la facilidad de un buen drenaje del orín del animal, caso opuesto

a la pinocha seca que es más permeable y hace que el animal se ensucie más rápido. Esto hizo posteriormente, y aún en la actualidad, que el ganadero se decantara por el Monteverde por ser más duradero y mas aseado para el animal, en detrimento del pinillo, además de obternerse un estiércol de mayor calidad e incluso más demandado por los agricultores.

Cabe decir aquí, que la producción de estiércol de la cabaña ganadera de cabras, ovejas y cochinos que se criaban sueltos en las grandes extensiones de los barrancos controlados por cercos de madera o piedras, era prácticamente nula. La explo-tación de estos rebaños se realizaba principalmente en la venta de carne y fabricación de queso.

A principios del siglo XX el abono orgánico que se realiza-ba en las pequeñas explotaciones agrarias, fue utilizado como trueque para la obten-ción de otros productos dentro de la eco-nomía de las zonas rurales entre vecinos. Posteriormente durante la construcción de la nueva carretera que une el Valle de Arida-ne con la Comarca Oeste de la Isla, en los años 60 del pasado siglo XX, se intensifica el transporte de estiércol como actividad comercial en mulos hasta el punto más cer-cano donde se construía la carretera. Des-de allí su transporte se hacía en pequeños camiones, cubriendo así la demanda en la creciente actividad agrícola del cultivo de plátano y tomate en los municipios de Los Llanos de Aridane y Tazacorte.

Desde épocas pasadas, el aprovecha-miento vegetal para el abono de los campos de cultivo, era por lo general el que se loca-lizaba en las cercanías de la vivienda o el

Arriba: Haciendo el feje tras la rosa. Fotos: Carlos Abreu

Etnografía

Arriba: Pila de materia orgánica de brezo y faya, El Tablado (Garafia).

Fotos: Carlos Abreu

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BIOSFERA - Nº 16/2012

corral de los animales domésticos. Su uso en los cultivos de frutales,hortalizas (papas) o cereales, fue constante para obte-ner un mejor rendimiento en estas siembras.

La demanda de los abonos orgánicos durante los años 70 por la citada expansión agrícola, hace insuficiente la producción de estiércol de rama verde de pino. Estas pequeñas explotaciones ganaderas de Tijarafe y Puntagorda pasan de un proceso tradi-cional a una producción industrial, con la compra de máquinas de picar monte que facilitaba el aumento de la producción de estos abonos orgánicos. Ello conlleva, al aumento de la cabaña ganadera. Esto representaba un dinero extra dentro de la explo-tación ganadera (leche, queso, carne, estiércol) en continua expansión. A partir de los años 80 y hasta finales del siglo XX, la gran demanda de cisco o estiércol y el aumento de su precio hizo que los ganaderos de la zona arrendaran en el municipio de Garafia grandes extensiones de monte de brezo y faya para la pica y producción de abono orgánico.

La gran solicitud de estos abonos dificultó la explotación de rama verde de pino, lo que generó que se aprovechara cualquier tipo de vegetación como es el caso de la jara, el amagante, el codeso y la pinocha seca, mezclados con la pinocha verde. La competencia de precios y la calidad de los abonos orgánicos, hicieron que el propio mercado se inclinara por los abonos de hoja o laurisilva que tenían mayor calidad, que terminó despla-zando la producción de los de pinocha verde o seco. Ante tal competencia, el estiércol de pinillo, abarataría su precio por metros cúbicos, lo que generó que su fabricación decayera y no fuera rentable por los bajos precios e iría desapareciendo pau-latinamente su explotación comercial, centrándose solamente su utilización en pequeñas explotaciones agrícolas familiares.

Cabe destacar, que si inicialemente el estiércol de hoja era más barato, posteriormente se fue encareciendo debido a su demanda.

La explotación de la pinocha seca o pinillo posiblemente fue mayor que la de monte verde de pino, a finales del siglo XIX. La extracción de pinocha seca del monte público va disminu-yendo a finales de siglo XX, hasta prácticamente tener una presencia minoritaria en las explotaciones ganaderas, debido

BIBLIOGRAFÍA:

- RAMOS, Juanjo; ANGLES Carlos M. Los pinares canarios Pasado y presente. Rincones del Atlántico, 2. - HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, María Rosa. (2007). Memorias de un olvido, 258-271.- SUARES GRIMON, Vicente J. (1991). La Propiedad de la tierra. Historia de canarias, 530-535. Editorial Prensa Ibérica. Valencia.

FUENTES ORALES:

- RODRIGUEZ TAÑO, José Oriol (CHICHO), 52 años.- RODRIGUEZ RIVEROL, José Carlos, 22 años. Vecinos del municipio de Puntagorda.- GARCIA ACOSTA, Evelio. 88 años. Molinero de Profesión.Vecino del barrio de las Tricias, municipio de Garafia.- RODRIGUEZ PÉREZ, Máximo; 65 años.Vecino del barrio de Tinizara, municipio de Tijarafe.

DIBUJOS:

- PÉREZ CABRERA, Luis.

Izquierda: Monte picado y una de las máqui-nas empleadas para ello.

Fotos: Carlos Abreu

EL PINO CANARIO

también a la fuerte introducción de los abonos químicos en el mercado agrí-cola insular.

En cuanto al precio, un camión de capacidad de carga aproximada de 10 metros cúbicos en 1980, se vendía si era de pinocha verde o seca, en unas 8 ó 9 mil pesetas; pero si la carga era de monte de laurisilva, su valor ascen-día a 10 ó 12 mil pesetas, dependien-do si la demanda de los cultivos era en invierno o en verano.

El incremento de los abonos químicos en la agricultura pal-mera, por ser estos más baratos, efectivos y obtener mejores resultados en el desarrollo y peso de los productos agrícolas; significó el desplazamiento y la desaparición de la rosa de pino y la disminución de la producción de abonos orgánicos, mayorita-riamente de brezo y faya.

A modo anecdótico, otro tipo de abonos muy utilizados por el campesino, era el que se sustraía de cualquier cueva donde anidaban aves como la paloma común y la pardela, ya que los excrementos constituían un polvo blanco de alto valor nutritivo muy codiciado por el lugareño para abonar sus cosechas. Esto significó también, la destrucción de la estratigrafía en una gran cantidad de cuevas-habitación utilizados por los antiguos nati-vos de la isla. (Rodríguez Taño, J.; Rodríguez Riverol, J.; García Acosta,E.; Rodríguez Pérez, M.).

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PINO DE LA VIRGEN - Puntagorda (circular)

CONSIDERACIONES 1) Esta ruta se corresponde con un recorrido circular: primera-mente, una ascensión continua desde el Pino de La Virgen hasta Fátima; después, un tramo descendente desde Fátima hasta las medianías el barrio del Roque y por último, un trayecto con una leve subida y una posterior bajada hasta el Pino de La Virgen. Ante esta breve descripción, la dificultad se puede estimar como inter-media ya que, aunque con desniveles apreciables, la orografía no resulta agotadora.2) La posibilidad de proveerse de agua en esta ruta la encontramos en la parte inferior del Rodadero, en el corte con la carretera general, unos metros hacia el sur por la orilla de la vía nos llevará a un chorro de agua. Otro aspecto de interés en este punto es la peligrosidad del paso por la carretera general, extremando la precaución ante los ve-hículos que nos podrían sorprender, tomando como referencia un es-pejo situado en el margen opuesto o desplazándonos hacia un lado u otro para tener una mayor visibilidad y respuesta ante la aparición imprevista de un vehículo.3) A excepción de dos cortos tramos empedrados en el Topo Blanco y El Rodadero, el resto del trayecto presenta firmes más regulares, no representando peligrosidad para el caminante. Siempre es reco-mendable llevar calzado con suelas cuyo relieve evite resbalones.4) En cuanto a la vestimenta, la adecuada según la estación del año, al igual que la protección frente al sol en las estaciones sola-res del año, debiendo usar protectores solares y gorras.5) El estado de conservación de esta ruta es excelente, manteniendo un firme definido y adecuado.6) La letra normal alude a los comentarios relacionados con algu-nos de los aspectos reseñables de este recorrido.7) La letra cursiva se refiere a la dirección a tomar en cada bifurca-ción, intersección o cruce de vías, según el caso.8) Un aspecto interesante de esta ruta es el punto de salida y de llegada, el cual resulta ser el mismo.

Nestor Pellitero

Texto y Fotos

Los principales atractivos de este recorrido son el almendrero, sus innumerables viviendas terreras de tipología canaria y las amplias panorámicas de sus principales núcleos poblacionales: el Pino de La Virgen y El Pinar.

IntroducciónEsta ruta transcurre en el corazón del municipio de Punta-

gorda, abarcando sus medianías centrales a través de pistas y caminos que nos permiten describir un trayecto circular.

Los principales atractivos de este recorrido son el almendrero, su cultivo más representativo; su arquitectura civil, con sus innu-merables viviendas terreras de tipología canaria; y las amplias panorámicas de sus principales núcleos poblacionales: el Pino de La Virgen y El Pinar.

DescripciónDesde la confluencia de calles junto al Ayuntamiento de

Puntagorda y el Pino de La Virgen, tomar dirección oriental y ascender hasta la carretera general, obviando la Avenida de Los Almendros y la calle lindante al costado occidental de la Plaza de San Mauro.

Cruzar la carretera general y tomar el camino empedrado; poco más arriba, el camino deja paso a una pista de cemen-to. La intersección de la pista será solventada en el sentido traído hasta el momento, quedando detrás el Topo Blanco.

Continuar por la vía con firme de cemento, la cual girará más arriba en dirección sur para llegar a una pista asfalta-da, al lugar conocido como Fátima.

Fátima, topónimo que da nombre a la localidad más elevada de Puntagorda, junto a la Montaña de Miguel Sánchez, tiene su origen en la imagen entronizada en una modesta capilla.

Tomar por la pista asfaltada en sentido descendente has-ta una bifurcación, desechando otra pista asfaltada que sigue dirección meridional.

Escoger la derivación meridional, aquella que atraviesa la ladera a un mismo nivel hasta el mirador de la Montaña de Miguel Sánchez.

Arriba: Los almendreros pueblan las medianías puntagorderas.

Ruta Etnográfica

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PINO LA VIRGEN (circular)

La vista desde este lugar siempre es amplia, interesante e instructiva del paisaje que queda a nuestros pies.

La panorámica que ofrece la Montaña de Miguel Sánchez abarca las medianías altas del municipio, desde El Roque has-ta El Fayal. La primera impresión que le llega al caminante es la gran representación de almendreros repartidos por doquier, más destacados a nuestro pie con su vestimenta durante los primeros meses del año.

Todavía, la amplia profusión de almendreros y las tradicio-nales viviendas terreras mantienen una bella estampa pertene-cientes al siglo anterior.

Al fondo, en el recorte del acantilado sobre el mar, la Montaña de Matos y la Montaña de La Solanita, al sur de la primera, son las elevaciones más destacadas de la costa.

El Fayal -amplia franja de pinos situada al norte del pinar- parece querer alcanzar el mar pero su trayectoria fue cortada hace siglos con el acomodo y preparación de las tierras de las medianías bajas para el cultivo de cereales y legumbres. Este paraje es un vestigio del estado de los pinares de la zona de transición del Alisio, hacia sotavento, una masa boscosa compuesta por pinos excelsos y con un sotobosque compuesto por brezos, fayas y jaras.

Los dos principales núcleos pobla-cionales de Puntagorda quedan esta-blecidos en El Pinar y el Pino de La Virgen; el primero al norte del segun-do y separado por el Barranco de Las Piñas-San Mauro. Ambas entidades presentan un alto grado de dispersión, contando con numerosos núcleos poblacionales aislados.

A una altitud mayor, el pinar acapa-ra el territorio, rompiendo su dominio los terrenos que fueron rozados y ganados para el plantío de vides, un cultivo que actualmente ocupa la pri-mera riqueza agrícola del municipio. La intensa explotación forestal y la necesidad de tierras para la siem-bra de cereales, legumbres y papas contribuyeron a la aparición de esta destacada zona agrícola, inserta en la zona de quintos. Más arriba, sobre los terrenos ganados al pinar, éste vuel-ve a tomar el protagonismo de forma omnipresente, quedando al fondo y recortado contra el azul celeste el Roque Chico y el Morro de La Crespa.

La espesura del pinar y el descenso paulatino de la pendiente nos oculta la fractura del Barranco de Izcagua, con ello el pinar de Puntagorda y Garafía parecen una única alfombra verde desde nuestra posición. La Monta-ña de Las Tricias, sobre el barrio del mismo nombre, rompe con la armonía del declive, dominado siempre por las coníferas.

Dejando atrás la referida elevación, a la altura de la pri-mera vivienda, proseguir por el camino empedrado situa-do en el costado meridional del lomo y no por la pista de cemento, descendiendo por el lugar conocido como El Rodadero hasta la carretera general.

La tradición recuerda como El Rodadero fue sitio de paso para yuntas arrastrando palos de tea desde el pinar. Aun hoy parte de ese empedrado se puede observar a nuestro paso.

Este firme duro y apegado al terreno permitía resistir el paso de animales de gran peso y voluminosos palos ya que la fric-ción de las patas y los troncos sobre un suelo blando provo-caba su deterioro, levantando la fina capa de tierra y la lluvia arrastraba estos sedimentos, formando irregularidades en el camino. Este hecho mermaba la utilidad del camino, debiendo repararse después de las temporadas de lluvias.

Nuevamente, cruzar la reseñada vía principal hasta una calle transversal. Girar a la derecha y, pocos metros más adelante, continuar bajando por la carretera de dos carri-les hasta la primera curva.

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Izquierda: La modesta capilla de Fátima.

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Descender por la pista de cemento para conectar, más abajo, con la carretera, en una curva, a la entrada de la vía asfaltada que toma dirección norte.

La arquitectura rural siempre ha estado apegada al territorio circundante y su construcción hace una clara referencia a los recursos existentes para su construcción así como la economía existente en tiempos pasados a través de sus oficios. Otros fac-tores como el clima y la disponibilidad económica del propietario también marcaban el estilo y la calidad de la futura construcción, mayormente la vivienda.

La antigua casa puntagordera es ampliamente observada en sus medianías.

La mayor parte de los materiales fueron recogidos de las proximidades, tales como piedras, tierra, arena, barro y made-ra; solamente aquellos propietarios con mejores prestaciones podían adquirir, desde el exterior, cal, cemento y tejas foráneas, por medio del comercio marítimo a través del Puerto de Punta-gorda, a la espera de la llegada de la carretera.

La fabricación de una casa integraba un grupo de trabajado-res muy diversos aunque complementarios. Primeramente, los albañiles se encargaban de la apertura del solar, el levantamien-to de las paredes y el cubrimiento del techo con tejas; los car-pinteros aportaban sus conocimientos para las distintas piezas de madera: puertas, ventanas, soallados, techumbres, canales, etc. y los tejeros, con su grupo de trabajadores cualificados y especializados en cada tarea, componían las tejas necesarias para el techado de las viviendas.

Referente a las tejas del país, si la disponibilidad económica se lo permitía, el futuro inquilino de la vivienda podía adquirir teja plana, también denominada francesa o alicantina a causa de su procedencia, para tapar su tejado. Este artículo de impor-tación foránea ofrecía un mejor rendimiento económico, funcio-nal y duradero frente a las elaboradas artesanalmente en los distintos tejares del municipio.

La copiosidad de tea en los pinares de Puntagorda y del adyacente municipio de Garafía fue una excelente fuente de

recursos para la obra de carpintería del inmueble. Las puertas y las ventanas, tan-to sus marcos como sus hojas, llevaban un trabajo de encaje en las paredes; el soalla-do, la colocación de un piso nivelado y la techumbre, con sus diferentes partes, con-tando con la elección de dos, tres o cuatro aguas.

Un rasgo identificador de la vivienda terrera de Puntagorda y la comarca meri-dional de Garafía -especialmente el barrio de Las Tricias- es la aparición de sendas canales, una a cada lado del costado largo inmediatamente debajo de cada vertiente del tejado.

Proseguir por la mencionada pista asfaltada en dirección norte hasta una intersección con otra vía, desechando la bajada y escogiendo hacia el este para girar rápidamente al norte.

El almendrero ha reportado varios bene-ficios para los agricultores que han cuidado de ellos.

Los redrojos eran recolectados para la elaboración de cestos, principalmente ces-tos de manos y espuertas. La rectitud, la longitud y la fortaleza de estas fibras que crecen al pie de su tronco fueron idóneas para la fabricación de los referidos enva-ses, ofreciendo una mayor durabilidad que los homónimos confeccionados con tiras de follao aunque la fibra de este arbusto silvestre sea más flexible. La utilidad del cesto de mano se relacionaba con la reco-lección de fruta: higos, almendras, y cirue-las principalmente; el traslado de la comida desde la vivienda hasta el campo, lugar en el cual se practicaban las faenas agrícolas, ganaderas y forestales; la recogida de los huevos del corral; etc.

Izquierda: El Rodadero, lugar que aún mantiene un antiguo camino de tira.

Ruta Etnográfica

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Sus hojas, ripiadas de sus ramas, sirvieron y sirven para alimentar a los conejos. En estos últimos años, aprove-chando la recolección de las almendras sobre mantas pertinentemente colo-cadas sobre el suelo, las hojas tienen como fin la alimentación de los citados roedores aunque de un modo muy pun-tual, circunscrito a la época de la reco-gida de su fruta, a la entrada del otoño.

Otro aspecto que resalta la importan-cia del almendrero fue el uso gastronó-mico de la almendra. El papel de este fruto en la gastronomía palmera ha des-puntado hasta situarse algunos de sus productos como representativos de la repostería insular: los almendrados, el bienmesabe y el queso de almendras son algunos de sus delicias.

Abajo: Detalle de la flor del almendrero (Prunus amydalatylus) en todo su esplendor.

Izquierda: Un paisaje puntagordero a finales del invierno, con el verde de la hierba y los almendros en flor.

La almendra fue un producto agríco-la de gran importancia comercial para las familias que contaban con algunos canteros de este frutal. Su recogida y entrega al ventero les permitía saldar la deuda contraída durante los meses anteriores en los cuales el agricultor llevaba productos de primera necesi-dad -aceite, azúcar, arroz, alpargatas, fósforos, etc.-, quedando en su debe hasta la entrega de las almendras, formalizando las cuentas con poste-rioridad.

La historia puntagordera ha estado tan apegada a este frutal que, coinci-diendo con el apogeo de su floración, se realiza la Fiesta del Almendro en Flor. Esta fiesta da comienzo desde la mañana del domingo escogido, dando rienda suelta a la festividad, hasta la noche.

El árbol Prunus amydalatylus tiene como nombres vulgares el almen-dro y el almendrero para referirse a él; aunque el término almendro es más común fuera de la Isla, el voca-blo almendrero ha tenido una mayor aceptación desde tiempos pasados para aludir al árbol entre los palmeros, constituyendo tal el nombre designado por el pueblo.

PINO LA VIRGEN (circular)

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Más adelante, continuando en la direc-ción marcada, atravesar la pista asfaltada que desciende de la carretera general hacia Fagundo y, en la siguiente, girar al noroeste para terminar donde comenzó esta ruta, bajo la sombra del Pino de La Virgen.

Las medianías puntagorderas se encuentran plagadas de almendreros. Su floración duran-te los dos primeros meses del año envuelve al municipio en una estela de colores blancos y rosados, primero como puntos en el árbol y lue-go cubriendo el suelo anejo al tronco como una alfombra.

La gran superficie ocupada por este frutal de secano, tanto en este municipio como en Tijara-fe, El Paso y la comarca meridional de Garafía, es una expresión de la gran riqueza económica que supuso en tiempos pasados, más aun cuan-do las nuevas generaciones desconocen su tras-cendencia en la economía histórica de la Isla. La mayor exportación de Puntagorda a lo largo de su historia ha sido la almendra, sobre todo cuan-do no llegaba el tráfico rodado hasta sus tierras; el Puerto de Puntagorda constituyó el enclave de emisión de su preciado fruto hacia el exterior.

EL RODADERO

CHORRO

EL ROQUELA CASA BLANCA

FAGUNDOPINO

DE LA VIRGEN

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200

400

600

800

1000

1200

1400

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Altitud

Km

RUTA PINO DE LA VIRGEN - PINO DE LA VIRGEN (II)

PINO DE LA VIRGEN

EL TOPO BLANCO

ERMITA DE

FÁTIMA

EL RODADERO

MONTAÑA DE

LA SEPULTURA

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600

800

1000

1200

1400

0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2 1,4 1,6 1,8 2,0 2,2

Altitud

Km

RUTA PINO DE LA VIRGEN - PINO DE LA VIRGEN (I)

Abajo: Las edificaciones antiguas se integran en el paisaje de Puntagorda.

Derecha: Gráficas de altimetría obtenidas a lo largo de la ruta.

Ruta Etnográfica PINO LA VIRGEN (circular)

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La doctora en Biología por la Universidad de La Laguna, Yurena Yanes, impartió recientemente en el Museo Arqueológico Bena-horita una conferencia, en la que puso de manifiesto una serie de aspectos sobre la importancia ecológica de los gasterópodos en el estudio de la evolución del clima a lo largo de los siglos.

Los caracoles terrestres son organismos relevantes ecológi-camente dado que forman parte del ecosistema e interactúan con el medio terrestre así como con otros organismos; por lo tanto, estos invertebrados son una pieza importante para el fun-cionamiento del ecosistema. A pesar de su habitual presencia después de las lluvias de cada año, el mundo científico ha indi-cado su alarmante regresión a nivel global durante los últimos años.Importancia científica

Un claro argumento sobre la trascendencia de los gasteró-podos queda expuesto en la idoneidad de estos organismos para los estudios paleo ambientales y paleo ecológicos de los lugares a causa de su relativa copiosidad en cualquier medio y su sensibilidad frente a los cambios ecológicos, climáticos y antropogénicos.

Las variaciones del clima quedan registradas en su compo-sición química, su composición taxonómica, su diversidad, su talla de concha y su abundancia.

Todo esto es posible gracias a su concha carbonatada que presenta un alto potencial de preservación, apareciendo en distintos tipos de yacimientos. Las conchas carbonatadas se conservan en depósitos sedimentarios como suelos de cuevas, derrubios de laderas, depósitos eólicos o paleo suelos, e incluso en yacimientos arqueológicos.

Mayormente, los caracoles son herbívoros, alimentándose tanto de materia verde como en descomposición; no obstan-te, también hay caracoles omnívoros que se alimentan tanto de materia vegetal como animal; y como caso más extremo, los caracoles carnívoros que se nutren de otros caracoles y peque-ños insectos. Su evolución

La edad de los caracoles varía según sus hábitos alimenti-cios: los herbívoros tienen una vida media de tres años, mien-tras que los omnívoros alcanzan los quince años.

La actividad de los caracoles está supeditada a dos paráme-tros climáticos vitales: una temperatura entre los diez y los vein-tisiete grados, una escala que facilita su óptimo funcionamiento

biológico, relantizando el mismo por debajo o por encima de sus niveles; y una humedad relativa al menos del setenta por ciento de humedad relativa en el ambiente para poder ser acti-vos, favorecer su crecimiento e impedir su evaporización que lo llevarían a su desecación.

La maleocofauna canaria es abundante y diversa gracias al medio insular, habiéndose catalogado unas 264 especies, de las cuales el 84% son endémicas del Archipiélago. Aun con estos datos, otros medios insulares presentan unos resultados mayores, lo que da una idea de su involución.Fósiles de 50 mil años

Durante la ponencia, la doctora Yurena Yanes López puso de manifiesto como las islas de Fuerteventura, Lanzarote y algunos de los islotes presentan interesantes yacimientos de gasterópodos. Mediante el estudio de los gasterópodos se ha obtenido que el registro fósil de Canarias alcanza los últimos cincuenta mil años. Los resultados obtenidos han arrojado como esta especie sufre una regresión en el tiempo. Varios factores afectan a esta variable: el cambio climático, la modificación del área insular, y la acción antropológica. Como el registro fósil es anterior a la llegada del hombre a las islas, hace 2000 años, el cambio climático podría ser la causa del declive de estos inver-tebrados en el Archipiélago.

Por otra parte, los estudios científicos efectuados sobre los restos fósiles de los caracoles permiten la reconstrucción de la paleovegetación en función de los restos vegetales hallados en las conchas fosilizadas, apuntando su época, y averiguando los distintos cambios climáticos acaecidos en las eras pasadas.

Como conclusión final, los caracoles terrestres se pueden estudiar a través de diferentes disciplinas y distintas técnicas,

obteniendo una información diversa y única del pasado, debiendo proteger esta lla-ve que nos abre una época muy antigua.

La doctora Yurena Yanes, tras ofrecer su conferencia en el Museo Arqueológico Benahorita.

Foto: Nestor Pellitero

LOS CARACOLES, TESTIGOS MILENARIOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Nestor Pellitero

Redacción

Biodiversidad

El mundo científico ha puesto de relieve la trascendencia de los gasterópodos para el conocimiento de las condiciones climáticas y ecológicas de las eras pasadas.

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Arriba: In-terior de la Cueva de Belmaco.

EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE BELMACO UN SALTO AL PASADO

El Caboco de Belmaco constituía el centro neurálgico del bando prehispánico de Tigalate. La antigua Benahoare estaba compartimentada, a finales del siglo XV, en 12 cantones

independientes que abarcaban desde la orilla del mar a las cumbres más altas.

Felipe Jorge

Pais Pais

Doctor en Arqueología

IntroducciónBelmaco es, sin ningún género de dudas, el yacimiento

arqueológico más emblemático de La Palma. Las primeras noticias sobre sus petroglifos nos fueron proporcionadas, en 1752, por Domingo Van de Walle de Cervellón. A partir de esos momentos El Caboco de Belmaco se convirtió en lugar de peregrinación obligado para todos aquellos científicos, erudi-tos, investigadores, etc que visitaron la antigua Benahoare. Las referencias bibliográficas sobre este yacimiento fueron constan-tes hasta la década de los 80 del siglo XX por parte de todos los estudiosos de la etapa prehispánica de de Canarias. Hasta ese momento, los grabados rupestres de Belmaco fueron una pieza clave para explicar las diferentes hipótesis existentes sobre el poblamiento prehistórico del archipiélago, estableciendo para-lelos formales entre sus motivos geométricos con los que apa-recen en otras culturas que, de cualquier forma, estaban muy alejadas en el espacio y el tiempo.

El Caboco de Belmaco constituía el centro neurálgico del bando prehispánico de Tigalate. La antigua Benahoare estaba compartimentada, a finales del siglo XV, en 12 cantones inde-pendientes que abarcaban desde la orilla del mar a las cumbres más altas. Según el monje franciscano J. Abreu Galindo “El quinto señorío, Tigalate y Mazo hasta Tedote, donde al presen-te llaman la Breña, interpretada en castellano; porque tedote en lengua palmera quiere decir “monte”. Y de esta tierra eran señores Juguiro y Garehagua, hermanos; y a éste le llamaron de este nombre, porque al tiempo que nacía, dicen que cercaron a su madre muchos perros; y porque haguayan quiere decir en su lengua “perro”, por eso le pusieron el nombre, el cual era mal acondicionado y muy belicoso.” (1977:267).

El Conjunto ArqueológicoEl conjunto arqueológico de Belmaco está formado por un

poblado de unas 13 cuevas naturales de habitación que se aglu-tinan en los alrededores del caboco homónimo que señala el cambio de denominación entre el tramo medio-inferior (Barran-co de Las Cuevas) y el curso medio-superior (Barranco de La Chíchara). A ello debemos añadir una preciosa estación de gra-bados rupestres geométricos que cuenta con 4 paneles.

La Cueva de BelmacoSin duda, el yacimiento más interesante es la gigantesca cue-

va que se abre a media altura del caboco que interrumpe el cau-ce del barranco. La cavidad presenta unas magníficas condicio-nes de habitabilidad en cuanto a sus dimensiones, luminosidad, exposición y protección contra las inclemencias del tiempo. Su emplazamiento, sobre la cota de los 380 metros, es ideal para el aprovechamiento de los recursos marinos, así como para los abundantes y frondosos pastizales que se extienden por las inmediaciones.

La boca de la cueva está expuesta hacia el este. La anchura total, de extremo a extremo, es de 48 metros. La profundidad es muy variable, oscilando entre los 8,50 metros en el extre-mo izquierdo, los 15,50 metros en la parte central y los 19,50 metros en la zona derecha. La planta es muy irregular al pre-sentar numerosas covachas y oquedades en los sectores más profundos que, sin duda, constituían el área más apetecida para servir como dormitorio a los benahoaritas que vivían allí. La altura en la boca es de 7 metros, decreciendo progresivamente hacia el fondo, aunque en pocas zonas desciende por debajo de los 2 metros.

Arqueología

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Esas características permitieron una ocupación continuada desde la primera arribada de benahoaritas a la isla hasta que su cultura fue erradicada por las huestes de Alonso Fernández de Lugo a finales del siglo XV. Sus enormes dimensiones permitían albergar a un grupo familiar amplio, que podría rondar las 15-20 personas, como mínimo.

Por todo ello, no debe extrañarnos que en este yacimiento se hayan llevado a cabo infinidad de actuaciones arqueológicas que, poco a poco, han ido desvelando buena parte de sus secre-tos. Los primeros trabajos científicos fueron llevados a cabo por Luis Diego Cuscoy tras la adquisición del conjunto por parte del Cabildo Insular de La Palma a raíz de la riada de 1957 que dejó al descubierto buena parte de su estratigrafía. La excavación se efectuó en 3 campañas (1959, 1960 y 1962), dividiéndose la cavidad en 4 sectores que abarcaban todo el yacimiento, si bien la zona más rica en vestigios se encontraba en el extre-mo izquierdo, donde se descubrió una potente estratigrafía que alcanzó los 4,15 metros de espesor. Se extrajo una ingente can-tidad de materiales que, actualmente, están depositados en el Museo de la Ciencia y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife. Entre las piezas más intere-santes cabe destacar varias vasijas, un fósil, un esqueleto humano, 1627 fragmentos de cerámica, 651 piezas líticas, 729 restos malacológicos, 18 punzones de hueso, varias cucharas y colgantes de madera, etc. (L. Diego Cuscoy; 1962).

Posteriormente, en 1974 y 1979, el arqueólogo palmero Mauro Hernández Pérez excavó en la parte central de la cueva, poniendo al descubierto una estratigrafía que superaba ligeramente los dos metros de espesor. Durante la primera campaña se descubrieron 647 fragmentos de cerámica, 30 piezas líticas, mientras que en la segunda, mucho más pobre, se contabilizaron 199 fragmentos de cerámica, 21 obje-tos líticos. En total se contabilizaron 443 evidencias óseas. Entre las piezas más llamativas cabe reseñar la mitad de un disco barro circular y varios colgantes en concha de púrpura y la cabeza de un fémur de una oveja. Los resultados de estos trabajos fueron extraordinariamente importantes para la etapa prehispánica de La Palma. Por esas mismas fechas, en 1972, los fundadores del Departamento de Prehistoria de la Universidad de La Laguna Manuel Pellicer y Pilar Acos-ta excavaron en los yacimientos de Los Guinchos y El Humo (Breña Alta).

Los materiales descubiertos en estas tres cuevas de habita-ción, especialmente los fragmentos de cerámica, permitieron al Dr. Mauro S. Hernández Pérez elaborar una secuencia cro-nológica relativa del poblamiento prehistórico insular en función de la variación de los motivos decorativos de las vasijas. (M. Hernández Pérez: 1977; 66-68).

En 1984 la Consejería de Cultura del Gobierno Autónomo de Canarias financió un proyecto, dirigido por los arqueólogos V. Valencia Afonso y A. Álamo Torres, que tenía como fin el adecentamiento y la protección del yacimiento ante la visita creciente e incontrolada de turistas. Los trabajos consistieron, básicamente, en la limpieza general del conjunto prehispáni-co (cueva de habitación y grabados rupestres), así como su entorno (taludes del barranco), el arreglo de los senderos y, sobre todo, la construcción de varios muros de contención de la estratigrafía que había quedado al descubierto durante la ria-da de 1957 y las excavaciones de Luis Diego Cuscoy y Mauro Hernández Pérez.

Derecha: Excavación de Belmaco en 1974.

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EL YACIMIENTO DE BELMACO

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Arqueología

A finales de la década de los 80 se comenzó a gestar el “Plan Especial de Conservación de la Zona Arqueológica de Belma-co”, cuyo proyecto inicial fue elaborado por el Museo Arqueoló-gico de Santa Cruz de Tenerife. Estos trabajos quedaron en el olvido y, tras el abandono total de la idea inicial y la redacción de un nuevo proyecto, se dio el impulso definitivo a partir de 1993 con la firma de un convenio de colaboración entre la Dirección General de Patrimonio Histórico de Canarias, el Excmo. Cabildo Insular de La Palma y el Ayuntamiento de Villa de Mazo. Buena parte de los recursos monetarios necesarios para ejecutar este proyecto procedían de fondos europeos a través del programa ADER. Finalmente, todos los esfuerzos culminaron el 25 de marzo de 1999 con la inauguración del Parque Arqueológico de Belmaco.

Entre el 11 y el 18 de diciembre del año 2000 se llevaron a cabo una serie de trabajos arqueológicos financiados por la Dirección General de Patrimonio Histórico de Canarias y ejecu-tados por la empresa ARQUEOCANARIAS S. L. Los estudios consistieron, básicamente, en la restauración y consolidación del corte estratigráfico que quedó al descubierto durante las excavaciones de Mauro Hernández Pérez en la parte central de la cueva, así como la limpieza, restauración y consolidación de los 4 petroglifos.

Hasta fechas muy recientes Belmaco era considerado como una gran cueva natural de habitación. Sin embargo, un estudio más concienzudo de todos los vestigios prehispánicos que se encuentran en este yacimiento (petroglifos, un enterramiento, ausencia de estratigrafía en algunos puntos, enormes y com-

pactadas capas de cenizas, ubicación estratégica, etc) nos per-miten darle un valor mágico-religioso mucho más importante del que pensábamos, de tal manera que podríamos estar hablando de una especie de santuario al que acudirían los benahoaritas de los alrededores para dar gracias o pedir ayuda a sus dioses (Jorge Pais Pais y Antonio Tejera Gaspar: 2010; 222-232).

Los Grabados Rupestres de BelmacoNo obstante, y a pesar de las interesantes resultados de las

excavaciones arqueológicas desarrolladas, el interés de Bel-maco se ha centrado, fundamentalmente, en sus preciosos grabados rupestres de tipo geométrico. Estas enigmáticas ins-cripciones son las que han otorgado fama internacional a este conjunto arqueológico. Los petroglifos de Belmaco, junto con los grabados rupestres de El Júlan (El Hierro) y la Cueva Pintada de Gáldar (Gran Canaria), constituyen, sin ningún género de dudas, los tres yacimientos arqueológicos más emblemáticos y conocidos de la prehistoria canaria.

Los grabados rupestres de Belmaco fueron dados a conocer por primera vez en 1752 por Domingo Van de Walle de Cerve-llón. A finales de ese mismo siglo, fue José Viera y Clavijo quien se interesó por aquellos extraños símbolos grabados en la pie-dra. Este mismo autor fue el primero que apuntó que la Cueva de Belmaco era la residencia de los dos capitanes del bando de Tigalate: Juguiro y Garehagua.

Las siguientes referencias sobre este yacimiento no se produ-cen hasta 1862, cuando el investigador alemán Karl von Fritsch realizó el calco de los grabados rupestres. A finales de este mismo siglo fue el naturalista Sabin Berthelot quien se interesa nuevamente por los petroglifos de Belmaco.

También a finales del siglo XIX debe-mos destacar la visita a Belmaco del paleontólogo francés René Verneau que volvió a calcar los petroglifos y practicó una excavación arqueológica en una necrópolis de la desembocadu-ra del Barranco de Las Cuevas, aguas abajo del Caboco de Belmaco.

El interés de los grabados rupestres de Belmaco se intensificó notablemen-te durante el siglo XX a tenor de las investigaciones sobre el origen del poblamiento prehispánico de Las Islas Canarias. En medio de esta polémica siempre han estado los petroglifos de Belmaco. Por tanto, las referencias a este yacimiento han sido continuas e inexcusables en los trabajos científicos de Juan Alvarez Delgado, Luis Diego Cuscoy, Manuel Pellicer, Pilar Acosta, J. Martínez Santa-Olalla, A. Beltrán, M. Hernández Pérez, Juan F. Navarro

Izquierda: Espirales y meandriformes de Belmaco.

Derecha: Estratigrafía arqueológica en la parte

central de la Cueva de Belmaco.

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Mederos, E. Martín Rodríguez, F. J. Pais Pais, etc.

La estación de grabados rupestres de Belmaco está for-mada por 4 paneles que tienen como soporte grandes bloques de basalto exentos. Tienen unas dimensiones variables superando los 2 metros de anchura el más voluminoso. Los petroglifos de Belmaco se incluyen dentro del grupo de los motivos geométricos. La temática predominante está formada por espirales, círculos-semicírculos concéntricos y meandriformes, etc que pueden aparecer aislados o forman-do grupos muy abigarrados y entrelazados entre sí. La téc-nica de ejecución fue el picado de anchura y profundidad muy variables. En algunos motivos también se aprecian rastros de que fueron abrasionados y en otros son claramente perceptibles los puntos de percusión.

Uno de los temas más controvertidos de la etapa prehis-pánica palmera, y que aún está lejos de tener una solución definitiva, es el posible significado de los grabados rupestres geométricos realizados por los benahoaritas. En medio de esta polémica siempre han estado los petroglifos de Belmaco, ya desde el mismo momento de su hallazgo en 1752. Así, para J.

Viera y Clavijo estos grabados rupestres “ … no parecen sino unos puros garabatos, juegos de la casualidad o la fantasía de los antiguos bárbaros …” (Tomo I; 1982: 156). En 1794 el obispo D. Antonio Tavira y Almazán piensa que “ … los signos podrían ser caracteres de una verdadera escritura … realizados por aventureros fenicios.” (M. Hernández Pérez; 1972: 573). El interés despertado por estos petroglifos fue tal que, en 1859, la Real Academia de la Historia dictaminó que “ … se trataba de signos convencionales, y que no se podia determinar a qué

género de escritura correspondían.” (L. Diego Cuscoy; 1955: 7-8)

Los verdaderos intentos para buscar-le un significado a los grabados rupes-tres de Belmaco, así como a todos los demás que se habían descubierto por toda la orografía insular, se intensifi-can a partir de mediados del siglo XX. Para J. Alvarez Delgado “ … Los signos (se refiere a los petroglifos de Belmaco) tienen indudablemente carácter simbó-lico solar … me permiten hallar notorias semejanzas con otros signos pétreos de culturas neolíticas también alusivas al culto solar.” (1941: 98).

Por contra, para J. Martínez Santa-Olalla, en un artículo titulado: “Los gra-bados rupestres de Canarias y las rela-ciones atlánticas”, respondían “ … a un culto a la fecundidad, a la diosa de las fuentes y de las aguas.” Luis Diego Cus-coy opinaba de forma muy similar: “Las espirales, meandros y laberintos pueden ser representaciones ideográficas de charcos con ondas, regatos, pequeñas corrientes derramadas, trazos de signifi-cación mágica o topográfica…” (L. Diego Cuscoy; 1955: 18).

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Arriba: Gran panel de petroglifos de Belmaco.

EL YACIMIENTO DE BELMACO

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Arquelogía

BIBLIOGRAFÍA:

- ABREU GALINDO, J. (1977). Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canarias. Santa Cruz de Tenerife.- ACOSTA PEREZ, D. (1963). Crónica de La Palma. Notable diser-tación de Luis Diego Cuscoy sobre Belmaco. Periódico LA TARDE. Santa Cruz de Tenerife. 25 de Mayo de 1963.- ALEMAN, G. (1962). La Cueva de Belmaco en la segunda fase de su excavación, Periódico EL DIA. Santa Cruz de Tenerife. 22 de Septiembre de 1962.- ALVAREZ DELGADO, J. (1941). Miscelánea guanche. I. Bena-hoare. Revista de Historia Canaria, VII, 180-184. La Laguna.- ALVAREZ DELGADO, J. (1949). Los petroglifos de Canarias. Madrid. - BELTRAN, A. (1971). El arte rupestre canario y las relaciones atlánticas. Anuario de Estudios Atlánticos, XVII, 281-306. Madrid-Las Palmas.- BELTRAN, A. Algo sobre arte rupestre canario, en especial sobre los signos circulares y laberínticos de la isla de La Palma. Probelemas de difusión, de convergencia y de repetición de ideas elementales. El Museo Canario, XLVII, 69-106. Las Palmas de Gran Canaria.- DIEGO CUSCOY, L. (1955). Nuevas consideraciones en torno a los petroglifos del Caboco de Belmaco Isla de La Palma. Revista de Historia Canaria, XXI, 6-29. La Laguna.

DIEGO CUSCOY, L. (1962). Memoria de las excavaciones en Belmaco. Museo Arqueológico del Puerto de La Cruz. Inédito.- HERNANDEZ PEREZ, M. (1977). La Palma prehispánica. Las Palmas de Gran Canaria.- HERNANDEZ PEREZ, M.(1999). La Cueva de Belmaco. Mazo. Isla de La Palma. Madrid.- MARTIN RODRIGUEZ, E.; PAIS PAIS, F. J. (1996). Las manifes-taciones rupestres de La Palma. Manifestaciones Rupestres de las Islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife. 299-360.- PAIS PAIS, F. J. (1997). El bando prehispánico de Tigalate-Mazo. Tenerife.- PAIS PAIS, F. J.; TEJERA GASPAR, A. (2010). La religión de los benahoaritas. Santa Cruz de La Palma.- PELLICER CATALAN, M.; ACOSTA MARTINEZ, P. (1975). Estra-tigrafías en la isla de La Palma (Canarias). XIII Congreso Nacional de Arqueología, 289-292. Zaragoza.- VALENCIA AFONSO, V.; ALAMO TORRES, A. (1988). Informe sobre la limpieza y adecentamiento del yacimiento arqueológico de Belmaco (Mazo. Isla de La Palma). Investigaciones Arqueológicas en Canarias I, 171-177. Santa Cruz de Tenerife. - VERNEAU, R. (1981). Cinco años de estancia en las Islas Cana-rias. La Orotava. - VIERA Y CLAVIJO, J. (1982). Noticias de la Historia General de las Islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife.

Para el Dr. Mauro Hernández Pérez “ … estas estaciones están situadas en aquellos lugares donde los pastores se con-centran, ya para dar de beber a sus ganados, para encerrar-los –cabocos- o para llevarlos a pastar, colocándose en este caso el pastor en un lugar elevado desde donde pueda vigilar el ganado...” (1977: 58).

Otras hipótesis han apuntado que los grabados rupestres de Belmaco y, en general, los petroglifos geométricos prehispáni-cos de La Palma, podrían estar relacionados con marcas de propiedad, delimitación de campos de pastoreo, señalamiento de rutas pastoriles, ritos solsticiales, etc.

Arriba: Una de las piedras con grabados más significativas de este yacimiento arqueológico.

Las últimas investigaciones buscan su explicación en el apar-tado de los ritos propiciatorios: “ … Pero estos conocimientos, transmitidos a lo largo de generaciones, de nada le sirven a la hora de que su ganado sea más fecundo o cese la sequía y la lluvia riegue de nuevo la tierra, haciendo brotar la hierba en los campos y manar el agua en las fuentes. Para controlar estos procesos naturales que escapan a su experiencia racional, hace uso de la magia (los grabados rupestres) a fin de garantizar la supervivencia de su ganado que es, en definitiva, la suya pro-pia.” (E. Martín Rodríguez y F. J. Pais Pais; 1996: 338).

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El Cabildo de La Palma, a través de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, y la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, colaboran en la realización de los trabajos de fotograme-tría digital que permitirá la documenta-ción inmediata y real de la estación de petroglifos de La Zarcita, en Garafía.

Este sistema viene a sustituir la técnica de “calcos” de paneles con papel vegetal o plástico, y es la primera vez que se utiliza en la Isla. A los trabajos de toma de datos in-situ, le siguen una ardua labor de investigación y puesta a disposición de otros arqueólogos del material obtenido.

Para la reproducción de la estación de petroglifos se emplean técnicas no invasivas, que no ocasionan ningún tipo de daño a los paneles. Se utilizan tres técnicas complementarias: la fotogra-metría digital terrestre, el láser escáner topográfico y complementando a los anteriores, el escaneado inteligente con una estación total de imagen. Asimismo, se pretende extender este trabajo en una segunda fase a la estación de La Zarza, limítrofe con la anterior.

Los petroglifos de La Zarcita son estudiados mediante técnicas de fotogrametría

Noticias de Arqueología

La doctora en Arqueología Renata Springer, especialista en petroglifos prehispánicos alfabetiformes, ha estado recientemente en La Palma para estudiar los conjuntos de Tajodeque, en la Caldera de Taburiente; El Verde, en el Barranco Tenisca, y el Barranco de Rodrigo, en La Cancelita, todos en el municipio de El Paso; así como el Barranco del Agua Dulce en Puntagorda, así como el denominado como “Ídolo Bereber”, que se expone en el Museo Arqueológico Benahorita.

Renate Springer estudia los petroglifos alfabetifor-mes de La Palma

El conjunto de cabañas que se encuentra en el barranco de Las Ovejas, en el municipio palmero de El Paso, no es de origen prehispánico, tal y como se creía hasta el momento.

Así lo aseguró el arqueólogo y profesor de la Universidad de La Laguna, Juan Francisco Navarro Mederos, en el transcurso de una conferencia ofrecida en el Museo Arqueológico Benahorita de La Palma, en la que presentó las conclusiones de los sondeos realizados en siete de las cabañas que se ubican en una zona próxima al área recreativa de El Pilar.

Navarro aseguró que tras los sondeos estratigráficos realizados no se han encontrado evi-dencias de que estos recintos hayan sido usados por los antiguos pobladores de La Palma.

Este conjunto de unas cien cabañas de piedras, fue descubierto en los años ochenta y hasta el momento se creía que eran de origen prehispánico, por lo que desde el Cabildo de La Palma se apoyo el proyecto de sondeo por parte de arqueólogos de la Universidad de La Laguna para determinar esta sospecha.

Según explicó el profesor Navarro Mederos, en ninguna de las estratigrafías realizadas se encontró resto aborigen alguno, “lo que hemos encontrado son restos de cerámica popular canaria de principios del siglo XIX, así como piedras de sílex que eran usadas para prender fuego en esa misma época”.

No obstante, Juan Francisco Navarro dijo que los únicos restos de cerámica aborígen encontrados en toda la zona corresponden a la Fase IV (más reciente) y estaban esparcidos en superficie, “lo que sí dice que los benahoritas estuvieron por allí, pero no que construyeran estas cabañas de piedra”.

Sondeos arqueológicos confirman que el poblado del barranco de Las Ovejas no es aborigen

Juan Francisco Navarro Mederos, durante su con-ferencia en el Museo Arqueológico Benahorita.

Fotos: M. Calero

Cabañas del Siglo XVIII

La explicación que dan los arqueólogos de la Universidad de La Laguna tras investigar en los archivos históricos y una vez realizados los sondeos, es que estas construcciones fue-ron realizadas a finales del siglo XVIII y principios del XIX para ser las moradas de quienes se desplazaban a esta zona para la obtención de raíces de helechos, un material vegetal muy codiciado con el que se obtenía una harina que servía de alimento en las épocas de hambruna.

“Además de las evidencias arqueólogicas, hemos encontrado referencias documentales en el Museo Canario, en donde se encuentra el archivo del ilustrado Antonio Pestana Rodríguez que describe perfectamen-te esta actividad en esta zona de La Palma”, señaló Navarro Mederos.

De esta forma este conjunto de cabañas y corrales de piedra cobran ahora un valor patrimonial histórico asociado con la etnografía palmera, por lo que desde el área de Patrimonio del Cabildo de La Palma se estudia ya la puesta en uso de toda la zona para el conocimien-to popular.

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Psoralea bituminosa

Nombre común: Tedera

Nombre científico: Psoralea bituminosa.

Familia: Fabáceas (Leguminosas).

Parte de la planta: Planta entera.

Principios activos: Esencia psoralea, cumarinas, fitoestrógenos.

Época de recolección: Primavera-invierno.

Lugar de recolección: Asilvestrada. Frecuente en la zona entre los 200 y 900 mestro de altitud.

Características: Planta herbácea perenne que alcanza unos 70 cms. Sus flores de color púrpura son muy bonitas aunque pequeñas, al frotarlas desprenden olor a betún.

Modo de empleo: Se maja y se aplica unas gotas (oídos y piel). Decocción.

Propiedades: Vulneraria, eritematosa, forrajera.

Uso: Calma el dolor de oído. Alivia la acidez de estómago. Congestión cutánea (piel). Alivia la tos.

También se usa a modo de infusión en el postparto del ganado.

BIBLIOGRAFÍA:

- ADMINISTRATOR. (2006). Tedera. Centro de Interpretación de Plantas Medicinales de Tejeda. http://www.plantasmedicinales-canarias.com/index.php?option=com_content&task=view&id=92&Itemid=28

- http://www.rinconcitocanario.com/plantas/pag2/cardoraro.htm

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salud

nat

ural

La AcupunturaLa acupuntura (del lat. acus: aguja , y pungere: punción) es una técnica de medi-cina tradicional china que trata de la inserción y la manipulación de agujas en el

cuerpo con el objetivo de restaurar la salud y el bienestar en el paciente.

BIBLIOGRAFÍA:

- http://www.acupunturachina.net/

En la acupuntura se realiza un extenso interrogatorio al paciente, un examen minucioso de su lengua y de su aspec-to general para buscar posibles desequilibrios de energía. Los expertos acupuntores utilizan también la pulsología para deter-minar un diagnóstico.Una sesión de acupuntura puede durar entre 30 y 45 minutos.

La acupuntura nació en China hace mas de 3000 años, en algunos documentos se la sitúa entre los años 2696 a 2598 A.C. Esta antigua ciencia que ha sido perfeccionada durante miles de años, forma parte de la medicina tradicional china y se basa en la inserción y la manipulación de finas agujas en puntos especí-ficos (llamados en chino xue) del cuerpo, con el fin de mejorar el flujo y equilibrio de energía a lo largo de estos meridianos que atraviesan nuestro cuerpo. Mediante esta medicina curativa se pretende restaurar la salud y el bienestar del paciente.

La medicina china también contempla con este fin el uso de las moxas, un cono o puro hecho con la planta de Artemisa Vul-garis que se coloca sobre la aguja o cerca de la piel, en los pun-tos de acupuntura. Los acupuntores utilizan ampliamente esta técnica para tratar dolores. El Yin y el Yang

En la medicina china se cree que las enfermedades se produ-cen por un desequilibrio de las dos modalidades del ch’í: el yin, y el yang (yin-yang); por lo que la actuación sobre los puntos de acupuntura intenta reequilibrar la energía, estimulándolos o pro-duciendo una depresión en ellos. Los puntos de acupuntura se distinguen por tener distintas aplicaciones basadas en tres prin-cipios: reequilibrar, estimular o sedar, ese flujo vital. Los puntos de acupuntura mas importantes son los que regulan el fondo energético y se encuentran repartidos de codos a dedos, en los antebrazos; y de rodillas a pies en la pierna.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a la acupuntura como complemento eficaz para un vario espectro de enfermedades, especialmente de carácter crónico. La terapia mediante acupuntura implica para el paciente una reducción en la ingesta de fármacos, así como una ayuda para la reducción del dolor en procedimientos quirúrgicos o procesos inflamato-rios. La OMS ha publicado documentos y guías para animar los estudios clínicos de esta disciplina médica como un camino

para validar la acupuntura y formalizar su uso terapéutico y de prevención de enfermedades.

Los partidarios de la acupuntura indican que es apropiada para el tratamiento de un gran abanico de patologías, hacien-do especial mención al uso en casos de hernia discal, alergias, procesos inflamatorios o infecciones gripales. También destacan su uso como analgésico, e incluso para reducir el dolor en pro-cedimientos quirúrgicos.

La medicina moderna ha estudiado la acupuntura para tratar de dar una explicación científica a los efectos que se le atribuye. Aunque los estudios no han sido fructuosos en este sentido, se sabe que afecta al sistema nervioso, estimulando la actividad de sustancias analgésicas (como las endorfinas y las células del sistema inmune) cuando se actúa sobre determinados puntos de acupuntura del organismo.

En otros estudios se ha desvelado que la terapia china altera la química cerebral, alterando la liberación de neurotransmiso-res y hormonas que actúan sobre las funciones involuntarias de nuestro organismo (reacciones inmunes, flujo sanguíneo, ten-sión arterial, etc.).

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