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10A EL NUEVO SIGLO MIÉRCOLES 30 DE ENERO DE 2019 L a filosofía de la historia, no la historia de la filosofía, sirve para descubrir las causas reales de los acontecimientos de la evolución mundial, comprendiendo el compor- tamiento del ser, el ejercicio del poder, la ciencia, la religión, la guerra, etc. Incursión trascendental si es impar- cial, no para inventar la verdad sino para revelarla. Lamentablemente esa tradi- ción suele ser más una leyenda que un testimonio: un relato mítico y fabuloso. La historia, en síntesis, es recuento de la guerra y la paz. Tolstoi, conde ruso o Curzio Malaparte, corresponsal de guerra italiano, son ejemplos de la visión histórica del planeta Tierra, en famosos textos. Estudiar la histo- ria con una mirada filosófica es una práctica que enseñan Weber y Hannah Arendt. El antiguo Testamento relata con- flagraciones; una que todavía, tiene secuelas: muerto Moisés, libertador de hebreos, le correspondió a Josué in- vadir la tierra de promisión y guiando a los israelitas llego a Jericó y acabo a cuchillo con sus habitantes. (L. 6° de Josué) Otro. Culminada la primera gue- rra mundial se suscribió el Tratado de Paz de Versalles el 28 de junio de 1919 entre los Aliados y Alema- nia y, supuestamente, finalizando la Primera Guerra Mundial, entró en vigencia hace 99 años: 10 de enero. Coincidió con la Constitución de Weimar, fundamentación políti- ca alemana, del 11 de noviembre de 1919, ordenando un régimen federal y la elección del presidente por votación popular. El supuesto acuerdo de paz no la consolidó. Estimuló el odio y el ánimo de reivindicación del pueblo humi- llado y sometido por las potencias vencedoras. Entonces, desarrollado el nacionalismo, estimulado por la aludida carta política, Hitler buscó la “justicia” y ahí surgió la conflagración, cuando ocupó a Polonia. La venganza genera venganza. El pensamiento de Cristo predica la paz verdadera, pero sus seguidores no son fieles a esas prédicas grandes. Con la vara que midas seréis medidos, sentenciaba Jesús. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Es toda una filosofía éti- ca que, obviamente, debe postularse en acuerdo para eliminar la guerra. Los tratados de paz deben conce- bir una fórmula ecuánime, pero las penalizaciones impuestas a Alema- nia fueron vistas como vengativas; naciones como Gran Bretaña y Francia consideraron que Hitler protestaba justamente. Chamberlain insinuó aliviar el Tratado para prevenir una nueva guerra. Hace cien años (1919) se creó la Liga de las Naciones para vacunar las guerras. Fue un fracaso, no tenía ejército y no actuaba de manera inmediata. En 1935 Hitler se reveló contra el tratado de Versalles que los alemanes juzgaron inequitativo. El 9 de agosto de 1945 Nagasaki quedó destruida a consecuencia de un bombardeo “terrorista” que arrasó una población desconociendo el tratado de paz. Otro holocausto ¡aplaudido! Mi padre, en sus tiempos, funciona- rio de justicia de paz y corresponsal de guerra de “El Tiempo”, durante el gobierno del León Valencia, me llevó a operaciones militares contra los “bandoleros”. Experiencia ilustre para entender la historia. Opinión B ueno, se vinieron las campañas para las alcaldías, se calentó el cotarro político y aparecen en el pa- norama los diferentes candidatos que aspiran ser burgomaestres; un tiempo de mucho movimiento y exposición de ideas que avalan o sustentan los programas de gobierno y ojalá en esta oportunidad las propuestas sea realizables, lógicas y aterrizadas. Lo digo porque la experiencia me ha demostrado lo traído de los cabellos en algunas propuestas venidas de campañas improvisadas. Las líneas gruesas están represen- tadas por el microtráfico, la salud, la educación y la seguridad; de estos cuatro vectores se pueden derivar otros menos representativos, pero de igual valor ético, moral y econó- mico. Si mis amables lectores me lo permiten, enfocaré por experiencia esta columna sobre seguridad y mi- crotráfico apoyándome en programas y procedimientos, realizados con éxito en gobiernos anteriores o simplemen- te operativos que fijaron un punto de quiebre frente a la delincuencia, como el caso de Bogotá frente al Bronx, acti- vidad que nunca terminó con el golpe de mano al lugar y allanamiento a la ollas que funcionaban en el entorno, sino que se continuó y aun en la fecha las autoridades siguen trabajando en ese sentido, pues de lo contrario los delincuentes retoman el sector y se pierde todo ese gran esfuerzo. De lo anterior podemos colegir que los nuevos administradores deben continuar con programas exitosos e implementar nuevos esquemas sustentados en las experiencias para hacer un trabajo continuo. El narco- tráfico es un reto permanente a las autoridades y en la medida que se bajen las alertas se revitalizará. Sería ideal para la seguridad ciudadana que todos los candidatos estuvieran de acuerdo en que cualquier esfuerzo contra el narcotráfico debe tener un respaldo permanente de la justicia, y asumir consenso sobre la necesidad de acabar definitivamente con la dosis mínima, por ser un recurso inva- luable para las autoridades de policía que, en últimas, son las encargadas de enfrentar esta modalidad delictiva. Ahora dirijámonos al tema seguri- dad que lleva inmerso el narcotráfico, pero con otras connotaciones que la muestran urgida de respaldo ciuda- dano, apoyo de las administraciones y soporte en justicia. Sería ideal que las presupuestas de candidatos fueran analizadas por expertos en seguridad, que les expliquen la via- bilidad de los proyectos, los crucen con la legislación existente sin olvi- dar el soporte económico, porque es fácil en plaza pública proponer o prometer proyectos poco analizados que pueden ir en contravía de la ley como por ejemplo la creación de una guardia civil, utopía que puede terminar enfrentando sectores sin ninguna experticia sobre su imple- mentación; o la organización de poli- cías metropolitanas sin saber cuánto vale formar un policía, su seguridad social, su sanidad, la pensión. Todas ellas son propuestas que es saludable debatir antes de presentar. Reco- miendo pensar en cárceles y justicia, que hacen mucha falta. Fernando Navas Talero* “Demostrado que la venganza genera venganza” Gral (r.) Ernesto Gilibert “Ojalá esta vez propuestas sean serias y viables” Jaime Pinzón López “Constantes disparates del líder del chavismo” CRISIS VENEZOLANA El lenguaje de Maduro N o es propiamente el que utilizó el general Simón Bolívar, ni el de un jefe de Estado, lanza ofensas a diestra y siniestra, ofende a naciones. Los Estados Unidos ofrecieron 20 millones de dólares como ayuda a la oposición al régimen, lo cual considera poco don Nicolás según manifestó en rueda de prensa, donde agregó: “Si Colombia pretendiera hacer lo mismo solo podría aportar cocaína”. La frase, producto del desespero, comprueba la desafortunada construcción de un caótico discurso. Los colombianos somos solidarios con el pueblo hermano, recibimos a sus compatriotas migrantes con afecto, procuramos hacer llevadero su exilio. Mientras él abriga a narcotraficantes y guerrilleros nosotros defendemos la vigencia de los derechos humanos, nos oponemos a la dictadura, anhelamos una transición pacífica en Venezuela para superar la crisis. ¿Qué hacer ante los insultos de Maduro? Nada. Replicarlos carece de sentido. La historia sigue su curso, ese vecino país saldrá adelante, cuando pase el tiempo simplemente se recordará con vergüenza su insólito léxico y el de sus allegados. El tema se extiende porque el proyecto socialista de la llamada revolución bolivariana ha fracasado, las desigualdades sociales sobresalen, la economía colapsa, los productos esenciales de la canasta fa- miliar escasean, el desempleo cunde, un programa de desarrollo dentro del actual esquema es inviable y esto no se arregla con demostraciones de mala educación. Para la existencia de un Estado se requiere la división e independencia de las ramas del poder, con dos presidentes, simultáneo funcionamiento de corporaciones legislativas y parciales de los órganos que imparten justicia, gobernar resulta imposible, máxime cuando gran parte de la comunidad inter- nacional ha fijado su posición. Los políticos deben saber cuando retirarse y en este caso el señor Maduro está en mora de hacerlo, le corresponde facilitar la conformación de un gobierno nacional que convoque a comicios limpios, no le discutiremos su condición de ex presidente. Como ciudadanos de una República también Boli- variana, nos conturba el cúmulo de pronunciamientos aduciendo tesis y propósitos opuestos al lenguaje de unión planteado con altura por el Libertador. Vale la pena repetir lo consignado en su última proclama: “Han presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me per- suadí de que desconfiabais de mi desprendimiento… Todos debemos trabajar por el bien imperturbable de la unión de los pueblos… si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al sepulcro”. Cargar contra el pueblo, comprometer en la represión a las fuerzas armadas y suponer que existe respaldo popular a su favor constituye gran disparate. BITÁCORA DE LA METAMORFOSIS La paz y la guerra PRISMA Candidaturas a las alcaldías

BITÁCORA DE LA METAMORFOSIS La paz y la guerra · de Paz de Versalles el 28 de junio de 1919 entre los Aliados y Alema-nia y, supuestamente, finalizando la Primera Guerra Mundial,

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Page 1: BITÁCORA DE LA METAMORFOSIS La paz y la guerra · de Paz de Versalles el 28 de junio de 1919 entre los Aliados y Alema-nia y, supuestamente, finalizando la Primera Guerra Mundial,

10A EL NUEVO SIGLO miércoles 30 de enero de 2019 Opinión10A EL NUEVO SIGLO MIÉRCOLES 30 DE ENERO DE 2019

La filosofía de la historia, no la historia de la filosofía, sirve para

descubrir las causas reales de los acontecimientos de la evolución mundial, comprendiendo el compor-tamiento del ser, el ejercicio del poder, la ciencia, la religión, la guerra, etc. Incursión trascendental si es impar-cial, no para inventar la verdad sino para revelarla. Lamentablemente esa tradi-ción suele ser más una leyenda que un testimonio: un relato mítico y fabuloso. La historia, en síntesis, es recuento de la guerra y la paz. Tolstoi, conde ruso o Curzio Malaparte, corresponsal de guerra italiano, son ejemplos de la visión histórica del planeta Tierra, en famosos textos. Estudiar la histo-ria con una mirada filosófica es una práctica que enseñan Weber y Hannah Arendt.

El antiguo Testamento relata con-flagraciones; una que todavía, tiene secuelas: muerto Moisés, libertador de hebreos, le correspondió a Josué in-vadir la tierra de promisión y guiando a los israelitas llego a Jericó y acabo a cuchillo con sus habitantes. (L. 6° de Josué)

Otro. Culminada la primera gue-rra mundial se suscribió el Tratado de Paz de Versalles el 28 de junio de 1919 entre los Aliados y Alema-

nia y, supuestamente, finalizando la Primera Guerra Mundial, entró en vigencia hace 99 años: 10 de enero. Coincidió con la Constitución de Weimar, fundamentación políti-ca alemana, del 11 de noviembre de 1919, ordenando un régimen federal y la elección del presidente por votación popular.

El supuesto acuerdo de paz no la consolidó. Estimuló el odio y el ánimo de reivindicación del pueblo humi-llado y sometido por las potencias vencedoras. Entonces, desarrollado el nacionalismo, estimulado por la aludida carta política, Hitler buscó la “justicia” y ahí surgió la conflagración, cuando ocupó a Polonia.

La venganza genera venganza. El pensamiento de Cristo predica la paz verdadera, pero sus seguidores no son fieles a esas prédicas grandes. Con la vara que midas seréis medidos, sentenciaba Jesús. No juzguéis y no

seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Es toda una filosofía éti-ca que, obviamente, debe postularse en acuerdo para eliminar la guerra.

Los tratados de paz deben conce-bir una fórmula ecuánime, pero las penalizaciones impuestas a Alema-nia fueron vistas como vengativas; naciones como Gran Bretaña y Francia consideraron que Hitler protestaba justamente. Chamberlain insinuó aliviar el Tratado para prevenir una nueva guerra.

Hace cien años (1919) se creó la Liga de las Naciones para vacunar las guerras. Fue un fracaso, no tenía ejército y no actuaba de manera inmediata. En 1935 Hitler se reveló contra el tratado de Versalles que los alemanes juzgaron inequitativo.

El 9 de agosto de 1945 Nagasaki quedó destruida a consecuencia de un bombardeo “terrorista” que arrasó una población desconociendo el tratado de paz. Otro holocausto ¡aplaudido!

Mi padre, en sus tiempos, funciona-rio de justicia de paz y corresponsal de guerra de “El Tiempo”, durante el gobierno del León Valencia, me llevó a operaciones militares contra los “bandoleros”. Experiencia ilustre para entender la historia.

Opinión

Bueno, se vinieron las campañas para las alcaldías, se calentó el

cotarro político y aparecen en el pa-norama los diferentes candidatos que aspiran ser burgomaestres; un tiempo de mucho movimiento y exposición de ideas que avalan o sustentan los programas de gobierno y ojalá en esta oportunidad las propuestas sea realizables, lógicas y aterrizadas. Lo digo porque la experiencia me ha demostrado lo traído de los cabellos en algunas propuestas venidas de campañas improvisadas.

Las líneas gruesas están represen-tadas por el microtráfico, la salud, la educación y la seguridad; de estos cuatro vectores se pueden derivar otros menos representativos, pero de igual valor ético, moral y econó-mico. Si mis amables lectores me lo permiten, enfocaré por experiencia esta columna sobre seguridad y mi-crotráfico apoyándome en programas y procedimientos, realizados con éxito en gobiernos anteriores o simplemen-te operativos que fijaron un punto de quiebre frente a la delincuencia, como el caso de Bogotá frente al Bronx, acti-vidad que nunca terminó con el golpe de mano al lugar y allanamiento a la

ollas que funcionaban en el entorno, sino que se continuó y aun en la fecha las autoridades siguen trabajando en ese sentido, pues de lo contrario los delincuentes retoman el sector y se pierde todo ese gran esfuerzo.

De lo anterior podemos colegir que los nuevos administradores deben continuar con programas exitosos e implementar nuevos esquemas sustentados en las experiencias para hacer un trabajo continuo. El narco-tráfico es un reto permanente a las autoridades y en la medida que se bajen las alertas se revitalizará. Sería ideal para la seguridad ciudadana que todos los candidatos estuvieran de acuerdo en que cualquier esfuerzo contra el narcotráfico debe tener un respaldo permanente de la justicia, y asumir consenso sobre la necesidad de acabar definitivamente con la

dosis mínima, por ser un recurso inva-luable para las autoridades de policía que, en últimas, son las encargadas de enfrentar esta modalidad delictiva.

Ahora dirijámonos al tema seguri-dad que lleva inmerso el narcotráfico, pero con otras connotaciones que la muestran urgida de respaldo ciuda-dano, apoyo de las administraciones y soporte en justicia. Sería ideal que las presupuestas de candidatos fueran analizadas por expertos en seguridad, que les expliquen la via-bilidad de los proyectos, los crucen con la legislación existente sin olvi-dar el soporte económico, porque es fácil en plaza pública proponer o prometer proyectos poco analizados que pueden ir en contravía de la ley como por ejemplo la creación de una guardia civil, utopía que puede terminar enfrentando sectores sin ninguna experticia sobre su imple-mentación; o la organización de poli-cías metropolitanas sin saber cuánto vale formar un policía, su seguridad social, su sanidad, la pensión. Todas ellas son propuestas que es saludable debatir antes de presentar. Reco-miendo pensar en cárceles y justicia, que hacen mucha falta.

Fernando Navas Talero*

“Demostrado que la venganza

genera venganza”

Gral (r.) Ernesto Gilibert

“Ojalá esta vez propuestas sean serias y viables”

Jaime Pinzón López

“Constantes disparates del líder

del chavismo”

CRISIS VENEZOLANA

El lenguaje de Maduro

No es propiamente el que utilizó el general Simón Bolívar, ni el de un jefe de Estado, lanza ofensas

a diestra y siniestra, ofende a naciones. Los Estados Unidos ofrecieron 20 millones de dólares como ayuda a la oposición al régimen, lo cual considera poco don Nicolás según manifestó en rueda de prensa, donde agregó: “Si Colombia pretendiera hacer lo mismo solo podría aportar cocaína”. La frase, producto del desespero, comprueba la desafortunada construcción de un caótico discurso.

Los colombianos somos solidarios con el pueblo hermano, recibimos a sus compatriotas migrantes con afecto, procuramos hacer llevadero su exilio. Mientras él abriga a narcotraficantes y guerrilleros nosotros defendemos la vigencia de los derechos humanos, nos oponemos a la dictadura, anhelamos una transición pacífica en Venezuela para superar la crisis. ¿Qué hacer ante los insultos de Maduro? Nada. Replicarlos carece de sentido. La historia sigue su curso, ese vecino país saldrá adelante, cuando pase el tiempo simplemente se recordará con vergüenza su insólito léxico y el de sus allegados.

El tema se extiende porque el proyecto socialista de la llamada revolución bolivariana ha fracasado, las desigualdades sociales sobresalen, la economía colapsa, los productos esenciales de la canasta fa-miliar escasean, el desempleo cunde, un programa de desarrollo dentro del actual esquema es inviable y esto no se arregla con demostraciones de mala educación.

Para la existencia de un Estado se requiere la división e independencia de las ramas del poder, con dos presidentes, simultáneo funcionamiento de corporaciones legislativas y parciales de los órganos que imparten justicia, gobernar resulta imposible, máxime cuando gran parte de la comunidad inter-nacional ha fijado su posición. Los políticos deben saber cuando retirarse y en este caso el señor Maduro está en mora de hacerlo, le corresponde facilitar la conformación de un gobierno nacional que convoque a comicios limpios, no le discutiremos su condición de ex presidente.

Como ciudadanos de una República también Boli-variana, nos conturba el cúmulo de pronunciamientos aduciendo tesis y propósitos opuestos al lenguaje de unión planteado con altura por el Libertador. Vale la pena repetir lo consignado en su última proclama: “Han presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me per-suadí de que desconfiabais de mi desprendimiento…Todos debemos trabajar por el bien imperturbable de la unión de los pueblos… si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al sepulcro”. Cargar contra el pueblo, comprometer en la represión a las fuerzas armadas y suponer que existe respaldo popular a su favor constituye gran disparate.

BITÁCORA DE LA METAMORFOSIS

La paz y la guerra

PRISMA

Candidaturas a las alcaldías