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Bodas de Odio - Caridad Bravo Adams

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CARIDAD BRAVO ADAMSBodas de OdioBodas de Odio (1960)

ARGUMENTO:: ARGUMENTOBodas de Odio se desarrolla a fines del siglo XIX, en el opulento y contrastante mundo de la Rusia zarista. En medio del lujo aristocrtico, una bella y delicada jovencita llamada Lisaveta Ivanovna Kerloff intenta obtener el favor de su padre para casarse con Fedor Mikailovich Lavrezky, un humilde teniente. A punto de conseguir el permiso paterno, el destino engrana las circunstancias de tal forma, que separa irremediablemente a la apasionada pareja. Bodas de Odio encierra toda una gama de sentimientos y pasiones humanas que se desatan merced a una boda cuyos lazos son... de odio. El desenlace de Bodas de Odio es inesperado; se llega a l no sin antes pasar por mil y una intrigas, y desentraar aejos secretos que desgarrarn poco a poco el alma buena de Lisaveta.

SOBRE LA AUTORA:: SOBRE LA AUTORACaridad Bravo Adams fue escritora y actriz. Su obra incluy poesa, novela, periodismo y cine. Se destac principalmente por sus creaciones para la radio y la televisin, las que alcanzaron gran popularidad. Naci en Villahermosa, Tabasco, el 14 de enero de 1904. Muri el 2 de enero de 1990 en la Ciudad de Mxico. Cuando tena diecisis aos fue editado su primer libro de poesa, Ptalos sueltos (1920), en Barcelona, Venezuela. En San Salvador gan La Flor Natural de los Terceros Juegos Florales Centroamericanos por su poema Cuatrologa primordial. En Caracas public, en 1932, Reverberacin. Mientras que Trpico fue editado en Mxico en 1934 y Marejada en 1940 en La Habana. Al referirse a su obra, su vida y la relacin con la crtica, Caridad Bravo dijo: Me niegan el pan y la sal porque escribo para la radio y televisin, pero yo tengo cuatro libros de versos, treinta y ocho novelas y dos obras de teatro; si soy buena o mala no me toca a m discutirlo, pero desde luego que soy escritora. En realidad yo no escribo para que me den el Premio Novel pobre de m-; escribo para llegar al pueblo, a la gran masa humana, a tanta gente que necesita una hora de distraccin."

CAPTULO 01 CAP TULO 01Lisaveta Ivanovna Kerloff sonri con exquisita coquetera, acercndose ms al apuesto teniente de Ulanos que oprima sus manos y la envolva en una mirada apasionada. Era una tarde de otoo y se hallaba en el parque grandioso, aunque descuidado y sombro, de una de aquellas viejas mansiones seoriales en las que el tiempo pareca haber quedado dormido. Corran los ltimos aos del siglo diecinueve y la opulenta ciudad de San Petesburgo se alzaba slo a diez leguas de all. Rfagas heladas del invierno que llegaba, hablan secado las hojas de los rboles, dando al paisaje un tinte dorado, plido; pero la hija del coronel Kerloff pareca llevar sobre su figura de veinte aos toda la primavera de la vida. Lisaveta y Fedor se amaban; saban que Ivn Petrovich, padre de la joven, no se opondra a sus amores, pero que en cambio su madre, Paula Petrovna, nunca consentira su boda. Fedor era casi pobre, y Paula ambicionaba un matrimonio brillante para su hija. En cambio, Ivn Petrovich era un soador, y adorando a Lisaveta, no le negara la felicidad. Decidieron que Fedor fuera esa misma tarde a pedir la mano de la muchacha, aprovechando que Paula Petrovna se hallaba de viaje. Fedor bes la mano de su novia, nica libertad que sta le conceda, y desapareci entre los rboles. Casi en el mismo momento, Dimitri, hermano de Lisaveta, lleg a su lado. Baj del caballo y sonri, diciendo con reproche burln. Hemos jugado media tarde al escondite, Lisa. Estoy harto del bosque, de los paseos a caballo, y de la obligacin de ocuparme de ti que me impone pap siempre que estoy en casa! Pobre Dimitri! Un poco de paciencia... crees que a m me divierte tu compaa? Dimitri Ivanovich Kerloff era slo dos aos mayor que Lisa. Alto y gallardo, tena sin embargo el rostro lampio, aunque plido y ensombrecido por profundas ojeras en el fondo de las cuales ardan unos ojos inquietos y febriles. Era el hijo mimado de Paula Petrovna, cnico y egosta, consumido desde demasiado temprano por los vicios, pero Lisaveta lo miraba con sincera ternura. Cuando vena para ac vi una guerrera azul meterse entre los arbustos dijo Dimitri, una guerrera en el gallardo cuerpo de Fedor Mikailovich Lavrezky... Me parece que he descubierto tu secreto, hermanita. Buena figura, un nombre ilustre, no est mal para distraccin de otoo... y digo distraccin porque es hijo de una viuda pobre y estudi su carrera gracias a la generosidad de su to, que al morir no le dej nada ms. Como distraccin de otoo puede pasar, y eso a condicin de que no te intereses demasiado en su perfil de Apolo ni en sus piernas de bailarn. Si no supiera que hablas en broma, te aborrecera replic ella montando con rapidez en su caballo y alejndose antes de que su hermano pudiera imitarla y seguirla. Lisa! grit. Esprame, tonta de capirote La muchacha no lo oy siquiera. Dimitri corra ya detrs de ella, pero sofren su caballo mirando desde lejos como cruzaba el puentecillo tendido sobre el pequeo ro, dejando atrs los gruesos troncos del bosque de pinos. Pas postes que indicaban el comienzo de otra propiedad, sorte con su habilidad de amazona, tropezones y peligros para aflojar ms an las riendas de su brioso caballo, poniendo a mayor distancia posible entre ella y Dimitri. ste todava grit. Por ah no, Lisa! Ests loca! Vuelve! No entres all! Pero ella se intern ms y ms en el bosque, el cual terminaba en una rpida pendiente. Sobre las hojas cadas, resbaladizas, hmedas de escarcha, resbalaron las patas de su caballo sin que ella pudiera contenerlo. Vertiginosamente sigui, salt una cerca de piedra en la que se cortaba de repente el camino, y al fin, caballo y amazona fueron bruscamente arrojados sobre la pared de

cristales de un invernadero. Voces y gritos de sorpresa se unieron al estrpito de vidrios rotos. Katia, la vieja criada corri, asustada. Ay, seor...! gimi, Es una muchacha... est loca! Se ha matado! Mrala! A los gritos acudi tambin un hombre, gritando indignado. No es lo peor que se haya matado, sino que ha destrozado mis almcigos. Tres meses de trabajo perdido! Lisaveta abri los ojos con esfuerzo tras el duro golpe sufrido. Un dolor agudo la hizo mirar a su mano izquierda que sangraba por una larga herida. Luego mir los rostros hostiles de los campesinos y el de un hombre alto y corpulento, desfigurado por la ira. Quiere decirme por qu ha hecho esto? pregunt l. Era un rostro curtido, de ruda belleza varonil. Los cabellos negros y lacios le caan sobre la frente despejada; llevaba desabrochado el cuello de una blusa azul, como la de los campesinos, manchados de barro los anchos calzones de cosaco y las altas botas que llegaban hasta sus rodillas. Sus bruscos modales sacudieron el orgullo de Lisa, le dieron fuerzas para incorporarse, para alzarse frente a l. No romp su invernadero de intento, seor mo! replic altiva. Bien puede ver cualquiera que me ca. Tambin poda ver cualquiera que hay una cerca de piedra en su camino. Pero usted slo se ocup de correr a su antojo. Licn... grit a uno de los campesinos, hazte cargo de ese pobre caballo que est herido. Tambin ella est herida, seor dijo Katia. Pero el caballo no tiene la culpa y ella s. Iba a presentarle mis excusas, pero es usted un salvaje exclam indignada Lisa. Lo que usted es, prefiero no decirlo. Soy la hija del Coronel Kerloff. Har que le paguen hasta el ltimo kopec de lo que pueden valer sus dichosos vidrios. Del Coronel Kerloff! murmur suavizndose de pronto. No se trata de eso, seorita. No es con dinero con lo que podra usted pagar el estropicio que ha hecho en mis experimentos botnicos. Siento haberme dejado arrebatar por la ira, pero si usted conociera el valor del trabajo y del esfuerzo humano, acaso me comprendera. No deseo comprender nada suyo. Es usted un mujik! Eso soy, seorita admiti con altivez, un mujik. Katia, ocpate de vendarle esa herida, y que la lleven en coche a su casa. No es preciso! aleg ella. Tendr que serlo, Lisaveta Ivanovna, porque yo lo he dispuesto. Bruscamente, tras formular aquella orden precisa, Alejandro Kareline volvi las espaldas a la joven, alejndose. Ella, muy plida, relampagueantes an de rabia los verdes ojos, rechaz los cuidados que quera prodigarle Katia y sali casi corriendo, sin aguardar el coche. Lleg a pie hasta el lugar en que su hermano Dimitri haba detenido su caballo. Llevaba suelta la larga y brillante cabellera de cabellos castaos, haba perdido la fusta y los guantes. Su extrao aspecto ms pareci divertir que alarmar al despreocupado Dimitri. Se acerc a su hermana, para preguntar. Vlgame! Dnde te has metido? Y esa mano que sangra? No es nada. Mi caballo se fue de cabeza contra el invernadero. Le he roto unos cuantos cristales a una especie de energmeno que vive por all y que debe conocernos, porque me nombr correctamente.

No habrs ido a tropezar con el prncipe Kareline! Prncipe? dijo Lisa con desdn. No hombre, all no hay ms que un mujik sucio, descorts y probablemente hasta borracho! En ese caso, ir a darle una leccin de cortesa! No tiene objeto, ya, Dimitri; adems, yo tengo la culpa, por haberme metido en terreno ajeno. Vamos a la casa. sos son los dominios del prncipe Kareline, Lisa... un tipo influyente, poderoso, fabulosamente rico y un poco extravagante. Hace ocho meses que compr la propiedad y todava ningn vecino le ha visto la cara. Hace experimentos botnicos. Pues de todos modos, dir a mi padre que le pague lo que sea. Kareline, o su mayordomo, es un grosero. Dimitri hizo montar a su hermana en su propio caballo y juntos llegaron a la casa. El coronel Kerloff fue a su encuentro, alarmado, preguntando a su hija lo que haba sucedido. Lisa tuvo que volver a relatar su aventura, indignndose de nuevo. Pero se alarm a su vez al ver al viejo notario que llegaba despacio al vestbulo. Lisa saba que Pestof slo iba a ver a su padre para cuestiones de dinero, desagradables, aun cuando el coronel procuraba que su hija no supiera nada de esos asuntos. En efecto, momentos antes de que sus hijos llegaran, l y el notario haban tenido una seria conversacin. Su ruina era absoluta, pero todava tuvo fuerzas para sonrer frente a Lisa, disimulando su angustia. Pero a la joven la inquietaba, adems, en aquella ocasin, el detalle de que, si su padre haba estado toda la tarde hablando con su notario, no poda haber recibido a Fedor Lavrezky. Y no has recibido ms visita que la de Pestof, pap? pregunt ansiosa. No ha venido Fedor Mikailovich? El coronel sonri. S, creo que s, el criado me trajo una tarjeta, pero la verdad es que no le puse mucha atencin. Vio una sombra de angustia pasar por los ojos de su hija preferida y se apresur a decir: Es amigo tuyo, verdad? Lo estimas?... Pero es que estos asuntos de nmeros y de cuentas lo absorben a uno totalmente. Tu amigo quera algo del regimiento... sin duda. Si tiene algo que pedirme, lo servir con mucho gusto. Basta que t tengas empeo en ello. Lisa iba a replicar, pero Pestof se adelant. Recuerde usted, seor, que todava no hemos terminado... tiene usted que decidir. Dimitri miraba alternativamente a su padre y al notario; luego volvi el rostro hacia Lisa, mientras los dos hombres se alejaban hacia el despacho del primero. El joven suspir aliviado. Pestof no lo estimaba. Saba que perda grandes sumas en el juego y seguramente estaba all para advertir a su padre que l haba ayudado a precipitar la ruina de la casa. Lisa fue hasta su cuarto, se cambi, se hizo curar la herida de la mano y sali de nuevo al jardn, yendo hasta un rincn determinado, junto a un banco de piedra casi oculto entre los arbustos, donde el joven teniente del batalln que mandaba el coronel Kerloff, la esperaba. Estrech con pasin sus manos, mientras la angustia hacia temblar sus labios. Sabes que tu padre ni siquiera me escuch, Lisa? Me rechaza antes de orme. Tranquilzate, Fedor. Pap ni siquiera sospecha la razn de tu visita. Fue una pequea burla de la suerte. Llegaste en un mal momento. Est all el notario Pestof. Pap te estima, y no debes darte por vencido ante la primera dificultad. Claro que no, pero t no sabes lo que es ser pobre y acariciar un sueo como el mo, Lisa. Todo me da temor... todo me humilla.

Quieres callarte! Qu importa el dinero? Y aunque me importara, acaso no soy rica por los dos, Fedor? Muchos pensarn que codicio tu dinero. Qu nos importa la opinin de los otros, si nuestro amor est por encima de todo? El dinero! prosigui con desdn. Si vieras el tipo que he conocido esta tarde. Dimitri dice que es millonario, y qu bajo, qu repugnante; un asno cegado de tesoros. Insolente, grosero, brutal. Su titulo de prncipe y su oro. Parece un lacayo! Fedor la mir, asombrado. Conociste al prncipe Kareline? Es el hombre ms notable de Rusia! Pero Alejandro Kareline no puede confundirse con un criado. Es uno de nuestros pocos grandes seores que ama la tierra, que la cultiva con sus propias manos. Pues entonces, es l el mujik que conoc esta tarde, Fedor. Cmo puedes admirar y alabar a un hombre as! Quiz porque soy muy poca cosa, Lisa, y admiro todo lo que es grande, poderoso, notable. Si lo trataras Sin tratarlo lo desprecio; si lo tratara, estoy segura de que llegara a odiarlo. Le debo uno de los peores ratos de mi vida. Mejor no hablemos de l. T y yo tenemos cosas ms importantes. Por tercera vez relat el incidente en el invernadero; despus hablaron sobre ellos mismos, de sus proyectos, del porvenir de amor que les aguardaba. Fedor, tmido, insinuaba que Lisa pusiera en antecedentes a su padre antes de que l le hablara, pero ella se neg. Saba que su madre rechazara a Fedor, ya que deseaba que se casara con un hombre rico, y no convena que estuviera presente cuando fuera a pedir su mano. Paula volvera esa noche para asistir al baile de los Kumiazine, pero al siguiente da regresara a San Petesburgo. Entonces sera el momento oportuno para que Fedor hablara con su padre, sin influencias de ninguna clase. Fedor acept. Se veran en el baile de los Kumiazine, primos suyos. Estara de guardia pero dejara el cuartel a las diez y media y llegara a la fiesta un poco despus de las once. Se despidieron poco ms tarde, con la misma mirada apasionada llena de promesas, con el mismo apretn de manos y el mismo beso sobre los dedos femeninos. Con la misma frase. Fedor... te quiero, te adoro! Lisa... me muero por ti!

Katia! llam Alejandro Kareline. S, padrecito, aqu estoy. Quieres ms t? Humilde, solcita, con una expresin de obediencia ciega en sus ojos cansados, la vieja sierva se acerc hasta la enorme estufa frente a la que su amo fumaba y lea. Era una habitacin amplia y destartalada, con pocos y rsticos muebles, una verdadera isba campesina algo ms grande de lo que suelen ser esas cabaas usadas en Rusia por los labriegos ms humildes, y slo haba dos o tres notas de lujo que marcaban la clase social, diferente, de su dueo. No, beb suficiente, puedes llevarte el samovar respondi. Se puso de pie, rechazando la banqueta en que apoyaba los pies cerca del fuego. Era un hombre bien alto, de anchas espaldas, de rostro fro y severo. Los ojos tenan una mirada dura, cortante, aunque a veces, cuando resbalaban sobre las cosas, se suavizaban como si soaran, como si huyeran de la realidad a mundos ideales y lejanos. Tena la barba corta, muy negra, que encuadraba maravillosamente el rostro curtido de ruda belleza varonil, y lo mismo su blusa azul,

campesina, que sus amplios calzones y sus botas, ayudaban a darle aquel aspecto fiero, spero y descuidado que tanto repugnara a Lisaveta. Qu pas con el caballo de la hija del coronel Kerloff? interrog despus de un instante. Kolia lo cur, seor. Habr que llevarlo, la seorita no ha mandado por l. Es muy linda! verdad, seor? Apenas me fij minti. Detesto a esas muchachas entrometidas, insolentes, que se creen iguales al hombre, y pasan una existencia frvola, intil, enredando e interrumpiendo. Dile a Kolia que lleve l mismo el caballo a esas gentes. No olvides, seor, que tienes que ir a la fiesta. No, promet hacerlo, pero ir temprano para tratar sobre la compra de algunas hectreas ms de las tierras de los Kumiazine. Cmo me gustara poder tener esa huerta mal cultivada que queda a lo largo del ro; es propiedad del coronel Kerloff, un buen seor que ignora cmo tratar a sus hijos y a sus tierras! Si pudiera comprarla! Pero si tengo que juzgarlo por su hija, ser un hombre poco razonable. Pero t conocas a la seorita... dijiste su nombre completo! La seora Kumiazine la nombra con frecuencia; adems es la hija de Paula Petrovna. Su rostro se ensombreci por un instante, como si un recuerdo desagradable cruzara por su mente. Luego sacudi la cabeza, apartando el pensamiento que lo molestaba y fue hasta la puerta con su paso firme, no sin antes volverse a la sierva Katia. Llvame unos vasos de t al invernadero. Hay que terminar hoy mismo de repararlo, no sea que hiele esta noche y se pierdan los semilleros. Tengo que estar all, para que trabajen bien. Al mismo tiempo que su recuerdo ensombreca la frente de Alejandro Kareline, Paula Petrovna pensaba tambin en l, pero de distinta manera. Minutos despus de llegar de San Petesburgo, haba sido puesta en antecedentes, por su marido y el notario, de la desesperada situacin de la familia. Mucho haba contribuido ella a la ruina con su afn de lujo y sus complacencias con Dimitri; pero no estaba dispuesta a enfrentarse a la miseria. La idea de que Alejandro Kareline era su vecino, la hizo sonrer. Soltero, millonario, poda ser la salvacin de la familia Kerloff. Apenas escuch las explicaciones que le daban su marido y su notario, acariciando ya una esperanza. El baile en casa de los Kumiazine sera una brillante oportunidad para poner frente a frente a su hija y al mejor partido de Rusia. Lisaveta estara tan hermosa que el prncipe tendra que mirarla. Conociendo a su marido, no intent hablarle de sus proyectos. Dira que su hija no estaba en venta... y tonteras por el estilo. Haba que salvar a la casa Kerloff de la ruina y aqulla era la nica manera de lograrlo. En cambio, cuando Pestof sali de la mansin de los Kerloff, ella habl con su hijo Dimitri de sus proyectos. l s la comprenda; l s entenda que no podan vivir como pordioseros, y la secundara en sus planes. Con mucho disgusto escuch a Dimitri decir lo que saba sobre los amores de su hermana y el teniente Lavrezky. Se ha enamorado como una tonta, mam. Y se nos casa con l en cualquier descuido que tengamos. Claro que ella supone que tiene dinero por los dos, pero como es tan romntica como pap... se casar con l con dinero o sin dinero. Eso no suceder advirti con firmeza Paula. Dimitri no encontr absurdo el proyecto de su madre de casar a su hermana con el prncipe Kareline, y burln la puso al corriente de lo que sucediera esa misma tarde en el invernadero del vecino. Paula lo oy, sonriendo. Una idea cruz por su cabeza. Aprovechara aquella circunstancia

para hacer una visita a Alejandro. Dimitri asegur que su hermana estaba indignada contra el prncipe. No te preocupes; Alex no es tan malo como parece. Lo conozco desde que era casi un nio... ya arreglar yo todo esto; pero no hables con nadie de nuestros proyectos. Maana los pondr frente a frente en el baile de los Kumiazine. Por la ventana vieron llegar al criado del prncipe llevando el caballo de Lisaveta. Paula volvi a sonrer. Mam murmur Dimitri, sera maravilloso. La fortuna de ese hombre es incalculable, segn cuentan. Ve al encuentro del criado. Recibe t mismo el recado que manda Alex... y vuelve aqu... te espero. Dimitri obedeci. Poco despus volva al lado de su madre, quien no se haba retirado de su observatorio, junto a la ventana. Un recado de lo ms atento, mam inform alegre. El caballo curado por manos expertas, y ni la ms pequea alusin al destrozo de los cristales del invernadero. As me lo supona. Se fue el criado? No... le dije que esperara. Paula Petrovna fue con rapidez hasta el pequeo bargueo, escribi unas lneas a toda prisa en un pliego de elegante papel de hilo, timbrado con sus iniciales. Luego cerr el sobre, lo sell, y lo puso en manos de su asombrado hijo. Para el Prncipe. Dile a ese hombre que lo entregue. Y ya sabes, Dimitri, silencio... absoluto silencio sobre todo esto. Mientras Dimitri cumpla las rdenes de su madre, Lisa entraba en el despacho de su padre. Se alarm al verlo plido, mudo, oprimiendo con sus manos las sienes. Cariosa lleg hasta l. Papacho... qu tienes! Te sientes mal? Un poco, me duele la cabeza, pero no tiene importancia. Ser el cansancio de tanto nmero. Se fue al fin Pestof? S, hace un buen rato. No me di cuenta. Hasta hace poco ha estado Fedor Mikailovich esperando que se fuera para venir a hablarte. Ah, s, claro... quera pedirme algo, verdad? Urgente? Regresar pasado maana, cuando mam no est. Y por qu? interrog sorprendido. Por nada tonteras suyas. Es un poco tmido, vale mucho pero es demasiado modesto; y sabe que mam no simpatiza con l. En cambio, t simpatizas mucho con l... y te interesas, adems por sus asuntos. Lo atender con mucho gusto cuando venga. Quiso enderezarse, y un agudo dolor se lo impidi. Un gemido, que no pudo contener, sali de sus labios. Lisa, ms alarmada, se inclin sobre l. Qu tienes? Arrecia el dolor? S, sobre la sien derecha, pero no es nada. Unas horas de descanso y estar bien. Me ir a la cama inmediatamente. Pap, me parece que lo que tienes no es slo dolor de cabeza, sino una contrariedad, una pena... y siendo una pena tuya, necesito compartirla contigo!

Lisaveta! murmur con ternura, no debo en realidad quejarme de mi suerte cuando Dios me ha dado una hija como t! Quejarte de tu suerte? Pues qu pasa, pap? Nada que t puedas remediar, hijita. Ya! La venida de Pestof no poda traer buenas noticias. Algo de Dimitri, sin duda. Pero mi hermano no es malo, pap, slo es frvolo y despreocupado. Ha vuelto a jugar...? El coronel asinti con la cabeza. Era mejor que creyera eso su hija. No poda decirle la verdad sobre su ruina. La mir con cario y sus ojos casi se empaparon por las lgrimas, que por fortuna pudo contener. Pagars la deuda, verdad? Cualquier cosa... me imagino; slo lamento el disgusto que te causa! Le hablar ahora mismo. No lo hagas, hijita, no vale la pena. Dame un beso y acompame a mi habitacin. Slo anso hacerte la mujer ms feliz de la tierra! Pues lo ser, papacito, si recibes bien al teniente Lavrezky! Salieron. El coronel procuraba disimular su malestar y se apoyaba ligeramente en el frgil brazo de su hija. Te divertirs mucho en el baile de los Kumiazine... hijita! S, pap... mam me ha comprado un vestido precioso... acaso demasiado caro para una joven como yo. Nada es demasiado caro para ti, Lisa querida... murmur, pensando con pena que acaso fuera aquel rico vestido el ltimo que poda ofrecer a su hija adorada. Entraron juntos a la habitacin del Coronel, y no vieron que Paula sala, muy elegante, despus de haber dado orden de que prepararan el mejor carruaje de la casa. Dimitri iba tras ella, pero se despidieron junto a la terraza. Tu padre y tu hermana no deben enterarse del paso que voy a dar explic Paula a su hijo, no tardar. Alejandro Kareline haba ledo vidamente las cortas lneas que escribiera Paula y que le mandara con Kolia, su criado; pero no pens en cambiar de traje, y la aguard detrs de los cristales, sin moverse cuando mir llegar el carruaje con lacayo y cochero de librea. Junto a otra ventana, Katia observaba tambin cuanto suceda afuera. Cmo se parece a su hija, seor! coment. Vas a recibirla aqu mismo? Claro, puesto que ella ha venido a buscarme aqu. Ve a encontrarla y condcela a esta habitacin, Katia. Slo cambi de postura para ir al encuentro de su visitante, cuando ella entr, hablando excesivamente efusiva. Kareline! salud sonriendo. Quieres honrar mi modesta isba tomando asiento en ella? pregunt l, fro, reservado. Ella no se dio por entendida de la frialdad con que era recibida. Tom asiento junto a l y Kareline se dej caer en el silln que ocupaba poco antes cerca del fuego de la chimenea. Cunto se habran sorprendido el marido y los hijos de Paula si la hubieran visto y odo en aquellos instantes! Hablaba con el Prncipe con absoluta confianza, recordando tiempos pasados en Pars, cuando l era un muchacho de quince aos y haba llegado recomendado a ella, poco menos que muerto de hambre. Pero demasiado hbil, Paula no toc el tema que habra sido desagradable, sino que pas por aquellos aos con unas cuantas frases y muchas sonrisas, y en cambio, procur llevar la conversacin hacia donde quera: su hija.

Se enter de que Alejandro la haba conocido; fingi no saber nada sobre el incidente del invernadero y termin asegurando que slo haba ido con el propsito de visitar a un antiguo conocido convertido en vecino. Un poco desconfiado, el prncipe la miraba, pero era tan exquisita, tan bella como siempre. La sonrisa segua siendo ingenua en sus labios y se puso de pie para despedirse. Entonces habl del baile de los Kumiazine. l manifest muy poco entusiasmo. Tienes que ir, Alex... insisti con suavidad; eres ahora un hombre importante; tu suerte ha cambiado por completo. Si, es verdad murmur con irona. Por qu sigues amargado? Tu padre te reconoci, te declar hijo legtimo, te dejo heredero de su fortuna y de su nombre... creo que no tienes razn para quejarte. Ahora eres famoso, noble, inmensamente rico. Tienes un ttulo glorioso y te has hecho grande por ti mismo. Por qu no quieres mezclarte con la aristocracia? Porque nada de todo eso que has mencionado me importa. Acept el ttulo y la fortuna, como se acepta un deber. Los tom como un arma. Gracias a mis millones son menos desgraciados miles de campesinos. Gracias a ellos volv a mis tierras de Rusia, que tanto amo. Pero ni el ttulo ni la fortuna han servido para la nica cosa que yo hubiera querido hacer: resucitar a la sierva que fue mi madre, a la que todo le fue negado, hasta el consuelo de estrechar en sus brazos a su hijo. Y si el prncipe Kareline me bendijo, me falt en cambio la bendicin de mi madre... la de aquella sierva cuya sangre vi correr sin poder hacer nada en mi impotencia de nio. Por Dios, Alex murmur apenada; siento haber despertado tan dolorosos recuerdos. No puedes vivir siempre pensando en eso. Nunca podr dejar de pensar, Paula. Nuevamente puso en juego su habilidad femenina; nuevamente volvi el tema de la fiesta. No me negars el placer de presentarte a mis hijos, Alex. El modo poco amable como se conocieron Lisa y t me entristece. Quiero que olviden ese incidente. Mi hija es una chiquilla, dulce y buena, un poco mimada por su padre y por m. Fuiste brusco con ella y eso la impresion... pero cuando se enter de los trabajos que haces, no pudo menos que admirarte. Ella ama muchsimo la tierra. Sigui hablando, dejando que se deslizara alguna alusin sobre su dolor de madre preocupada por el porvenir de su hija. La frialdad de Alejandro se haba disipado por completo. Paula sonrea para sus adentros, pensando en que el imponente hombre que tena delante segua siendo en sus manos el nio que haba manejado muchos aos atrs. Quiero que vayas a esa fiesta, que bailes con mi hija. Es orgullosita, est muy convencida de la importancia de la dignidad, pero sospecho que a pesar del modo brusco con que la trataste, le llegaste al alma. No puedo creerte, Paula Petrovna. Me parece que te burlas de m. Dios me libre! Hablo con la verdad, Alex! El prncipe frunci el ceo, sin embargo, como a pesar suyo sonri, dejndose ganar un poco por el halago de las palabras que acababa de or y crey ver de nuevo la gentil figura de Lisaveta, erguida frente a l, con los ojos chispeantes de rabia, con su frente pura y altiva, con sus carnosos labios frescos y encendidos, y hubo un extrao estremecimiento en su alta y recia figura de mujik. Puedes estar orgullosa, Paula Petrovna dijo, tu hija es maravillosamente bella, extraordinariamente atractiva, muy parecida a ti, pero si me permites ser sincero, an ms linda! Y despus de aquellas frases, no le fue difcil a su visitante arrancarle la promesa de que se veran en la casa de los Kumiazine.

Cuando sali a acompaarla hasta su coche, vio a Dimitri, que pareca esperar a su madre. Paula frunci ligeramente el ceo desaprobando la presencia de su hijo, pero reaccion en el acto. Con su sonrisa exquisita present a su preferido y Alejandro, que haba odo hablar algo sobre la vida disipada del joven, se sorprendi al escucharlo, haciendo comentarios sobre cultivos de tierra, asegurando que aunque hasta entonces no le haba interesado, estaba pensando seriamente en dedicarse a aprovechar las frtiles tierras de Kerloff. Halag tambin al prncipe con una admiracin que ste no pudo poner en duda y termin diciendo que todos eran hidalgos agricultores. Su madre lo reprendi cuando ya estaban en el coche, de regreso a sus tierras. Dimitri explic que lo haba hecho para que su hermana y su padre no sospecharan nada. En realidad, lo que quera, era enterarse de cmo se haban conocido su madre y aquel misterioso prncipe. Pero Paula no quiso hablar de aquello. Demasiado feliz por el xito de su visita, confirm a su hijo su propsito de casar a Lisaveta con el millonario.

La suntuosa casa de campo de los Kumiazine resplandeca bajo el cielo estrellado de la noche de octubre. Haban sido iluminados con farolillos de colores terrazas y jardines, y brillaba la iluminacin en los salones interiores a travs de las amplias ventanas. Dos orquestas tocaban por turno y el paso incesante de los sirvientes llevando bandejas con copas de champagne, aumentaba grado a grado el calor de la fiesta. Slo para Lisaveta Ivanovna parecan las lujosas estancias heladas y desiertas; iba de un lado a otro huyendo de invitaciones inoportunas, esquivando galanteos, atenta slo a los rezagados que llegaban, cuando en uno de los saloncitos de msica, la joven duea de la casa le sali al encuentro. Vaya! Conque es aqu donde te metes para desesperar a tus admiradores, Lisa? Djame, Nadia! rog a su amiga. Ofrec a tu primo Fedor no bailar con nadie ms que con l. Y tarda en llegar. Est de guardia. Y t consientes? Siendo la hija del coronel debas haber arreglado las cosas para venir con Fedor. Te imaginas que manejo el batalln a mi capricho? S que el coronel Kerloff es incorruptible en asuntos de servicio admiti Nadia riendo, pero tambin es el padre ms complaciente de la tierra, y con habilidad, te habras salido con la tuya. Mi marido dice que las mujeres conseguimos todo cuando somos hbiles. Bueno est tu marido! Tiene teoras estupendas. Dice que para hacer feliz a una mujer, hay que acceder a todos sus caprichos, pero negarse rotundamente a todos sus deseos razonables. Qu horror! Y te somete a ese rgimen? Totalmente... y soy feliz; conmigo no puede fallar. Jams tengo un deseo razonable. Las dos rieron alegremente. As las sorprendi Dimitri quien, por encargo de su madre, deba vigilar a su hermana y llevarla a su lado en cuanto Kareline apareciera en el saln; pero el prncipe no se haba dejado ver en la pista de baile. Nadia inform a Dimitri, cuando ste mencion al personaje, que se hallaba con su marido, en su despacho del piso bajo, hablando de negocios como si no hubiera fiesta. Ni siquiera iba en traje de etiqueta; no pensaba, por lo tanto, entrar al saln. Dimitri advirti que tena que poner todo eso en conocimiento de su madre. Qu les pasa con l? pregunt sorprendida Nadia; les han dado ya el soplo de que est interesado en comprar las tierras de Kerloff?

Dimitri se sorprendi todava ms que Nadia con la noticia... pero no quiso perder el tiempo y se alej casi corriendo. Lisa mir a su amiga, con disgusto. Debo ocultarme de mam y de Dimitri. No quiero que me echen a perder la noche. Necesito estar con Fedor... es todo lo que me importa. Pero criatura, no me extraa que tu madre quiera que hables con el prncipe. Es un tipo maravilloso, extico, encantador, original en todo. Si yo no tuviera que atender a los invitados, no me habra movido de su lado. Es, adems, la atraccin de la temporada. Pues a m hasta su nombre me molesta. Eres tan extravagante como l, Lisa Nadia ri, y yo cre que justamente por eso estaras encantada de conocerlo. Dnde piensas esconderte? En el jardn, en las caballerizas, en cualquier parte. Nadia se alej a su vez, riendo, mientras Lisa tomaba el rumbo del jardn y se tropezaba con Fedor. Lo arrastr, feliz, mientras le explicaba, un poco sofocada por la carrera, el motivo que la impulsaba a no estar en los salones; pero de pronto, al cruzar la terraza, una puerta se abri bruscamente, dando paso a la alta y arrogante figura de Alejandro Kareline, obligndolos a detenerse. Se saludaron brevemente. Lisa no pens siquiera en presentar a Fedor. Tampoco lo esper el Prncipe, quien advirti a la joven, un poco alterada. Debo pensar que la casualidad me favorece. Justamente por encargo de su padre iba a buscarla, Lisaveta Ivanovna. En el despacho la espera. Mi padre? exclam Lisa atnita. S, no se siente bien. La expresin de la muchacha cambi totalmente. Sus mejillas un instante coloreadas por la ira, palidecieron y su mirada busc la de Fedor, con la angustia del desconcierto. Toda la rabia que la brusca aparicin de Kareline le produjera, se desvaneci para dar paso a la alarma. Entremos. Me encarg que no le avisara a nadie ms que a usted. Acababan de dejarnos solos cuando le ocurri el accidente. Accidente? repiti ella. Una especie de desmayo, pero ya pas. Venga. l no desea alarmar a nadie. Yo te aguardo aqu indic Fedor retrocediendo unos pasos. Lisa entr corriendo a la habitacin donde estaba su padre. El Coronel todava tena el rostro lvido, pero pudo sonrer a su hija y tranquilizarla. Vmonos a casa inmediatamente exclam Lisa. No... no. Rogu que te llamaran porque tem que fuera cosa grave y tuve el ansia de verte enseguida. Papacho de mi alma... tienes las manos heladas... te tiemblan! Voy a buscar a mam y nos iremos enseguida a casa. Creo que su hija tiene razn, coronel opin Alejandro. Estaba de pie, frente a la tierna pareja que formaban el padre y la hija y nadie podra adivinar sus sentimientos a juzgar por su rostro fro y sereno. Haba, sin embargo, en su mirada, un noble inters sincero que el viejo coronel agradeci. El seor Kareline ha sido demasiado amable, hijita. La frase qued truncada en sus labios. Paula y Dimitri entraron rpidamente. Hubo un momento de confusin, de gritos de asombro, de lamentaciones por parte de Paula, quien se empe en hacer creer que slo por casualidad estaban all; se mostr alarmada por el estado de

su esposo; pero ste ya se haba enderezado, ya hablaba normalmente, y pidi a todos que volvieran a la fiesta. Paula se quej de que Alejandro no pudiera entrar a los salones sin el traje de etiqueta, y acab pidiendo que su hija y l se reconciliaran por el incidente en el invernadero. Perdnenme si aprovecho el permiso de pap dijo Lisa dando unos pasos hacia la puerta. Dej a mi pareja esperndome en la terraza, y ya empez la pieza que le tengo concedida. Apenas correspondi con una fra inclinacin de cabeza a las palabras amables de Alejandro y Paula disimul con esfuerzo su desagrado, mientras Dimitri sonrea socarronamente. Perdone el aturdimiento de esa criatura, Kareline pidi Paula. No hay nada que perdonar. Yo tambin me retiro. Habl con Kumiazine lo suficiente, y a usted lo ver en su casa, Coronel. Sali tranquilamente por la puerta que daba al vestbulo, eliminando toda posibilidad de encontrarse con alguien. Los ojos de Paula relampagueaban. Vaya un proceder descorts de tu hija! Dejar plantado a Alex! El prncipe no le interesa, Paula coment Kerloff; tiene derecho para demostrar sus simpatas. Pero, parece que conocas al seor Kareline, por el modo como le hablaste. Cierto... fuimos amigos en Pars, hace aos, cuando yo era soltera y l un pobre muchacho estudiante a cargo de mi familia. No lo sabia! No tiene importancia. Vamos, Dimitri. Cuando qued solo, el coronel volvi a sentarse y se oprimi con las manos las sienes. Su rostro expresaba cansancio y sufrimiento. Movi dolorosamente la cabeza, mientras murmuraba. Usar en defender a mi hija las pocas fuerzas que me quedan! Dimitri y su madre atravesaron los salones, buscando a Lisa. Al fin la descubrieron en un extremo de la terraza principal, bailando feliz entre los brazos de Fedor. Me dejara cortar la cabeza si no estn hablando de peticin de mano y de arrancarle el permiso a pap sin que t te enteres dijo Dimitri sin dejar de sonrer. Eso est por verse! Paula estaba roja de ira. Quitaremos de en medio, como sea, a ese tenientillo que nos estorba! Procura enterarte de lo que hablan... mralos. Dejan de bailar y se sientan. Dimitri obedeci la indicacin de su madre, como siempre. Dio la vuelta y lleg a la terraza por el lado opuesto, ocultndose. La voz de su hermana y la de Fedor llegaron claras a l. Lisa contaba a su novio lo que haba sucedido en el despacho de Kumiazine. Fedor no era enemigo del prncipe y lo admiraba; trat de quitar a Lisa la mala impresin que tenia de l, y despus hablaron sobre la visita que deba hacer el teniente, al da siguiente, al coronel. Dimitri, desde su escondite, volvi a sonrer, por su perspicacia. Los novios mencionaron que esperaran a que Paula no estuviera en Kerloff para la peticin de mano. Fedor an vacilaba. Sufra un terrible complejo de inferioridad, pero Lisa se mantuvo inflexible. Es preciso que pap sepa que nuestro amor es definitivo, que nada queremos el uno sin el otro, que sepa que toda mi felicidad est en ti, Fedor... hay que ganar la batalla maana mismo. Te prometo que vencer mi timidez, Lisa... ofreci l, besando la mano de su novia. Dimitri dej su escondite y se reuni con su madre. Comprobadas mis sospechas explic, Lisa est loca por el teniente, mam. Estn dispuestos a jugarse el todo por el todo y maana a las cuatro ir l a pedir la mano de Lisa, confiando en que t estars en San Petesburgo. Paula hizo un gesto amenazador con su mano.

Pues debemos pensar en el modo de separar con astucia, a ese estpido, de tu hermana. Tiene que casarse con Alex. Pero, no has pensado en que ese prncipe de mujiks es spero y rudo? no temes que pueda llegar a ser cruel? Cruel con una mujer tan linda como tu hermana? Bueno, tiene una dureza en la mirada, un imperio... Si ella sabe manejarlo, ser manso como un cordero. Lisa no tiene de diplomtica, ni un pelo, mam. Pues que aprenda a serlo. Tienes razn; adems, no la abandonaremos. Si como sospecho, nuestro viejo casern ha de sacarse a pblica subasta, podramos irnos a vivir con ellos. He odo decir que el palacio de los Kareline en San Petesburgo es digno de un cuento de las mil y una noches. Cierto..., slo una vez estuve en l. No puedes imaginarte el lujo y la riqueza. Pero Alex nunca ha vivido all. Tiene gustos muy sencillos. Ya vi dnde te recibi ayer. Pero dime, mam, tan segura ests de que el prncipe caiga en nuestras redes? S, Dimitri. Lo conozco bien, y estoy segursima de que se enamor de tu hermana desde el primer instante. El Coronel cort el interesante dilogo. Segua sintindose mal. Dimitri se encarg de encontrar a su hermana, que todava bailaba con Fedor y le advirti que deban marcharse. Los jvenes cambiaron una rpida despedida. Buenas noches, Dimitri dijo Fedor. Buenas, Fedor Mikailovich. Saludo y despedida, a menos que vayas al casino un rato despus. Al casino? exclam con enfado Lisa. Vas t al casino, Fedor? Algunas veces admiti sonriendo. Pero no te asustes cort burln Dimitri. Va para ejemplo de moral. Es de los que pasean entre las mesas sin arriesgar un kopec ni al bacar ni a la ruleta. Sera magnfico que hicieras t lo mismo replic Lisa con ira. Hermana querida, no me interesan tus consejos. Vamos? Una ltima mirada se cruz entre los enamorados. Despus Lisa se apoy en el brazo de su hermano, y se alej. La muchacha observ que su hermano sonrea. De qu te res? pregunt molesta. Admiraba la despedida caballeresca y galante de tu teniente. La envidiara cualquier tenor de pera. Eres abominable cuando te burlas de las gentes, Dimitri. No es burla... adems, estoy de vuestra parte. De verdad, hermano? S... si tanto lo quieres, si ests decidida a afrontar por l trabajos y miserias. Y por qu he de tener que afrontar eso? Tendr que ser rudamente sincero, Lisa. Parece que estamos arruinados, y no s por qu pienso que tu teniente no se casara contigo si no tuvieras dote. Arruinados? A veces te gusta mortificarme. Pero s que Fedor, an en ese remotsimo caso, se casara lo mismo.

Bien, no sera malo que lo averiguaras por tu cuenta. Lisa crey que las palabras de su hermano eran slo una broma de mal gusto y no las tom en cuenta. Y las horas pasaron. Tras la noche de baile, brind el otoo una maana esplndida. An no haba bajado Lisaveta de sus habitaciones, cuando ya Dimitri a solas con su madre, ataba los ltimos cabos de un plan perverso. Paula saldra para la estacin, volviendo inmediatamente para esperar en el vestbulo al teniente Lavrezky. Dimitri se encargara de llevarse a Lisa, alejndola hbilmente por el bosque. Paula hablara con Fedor y cuando los hermanos volvieran, ya estara todo concluido. Y el plan se llev a efecto al pie de la letra. Dimitri persuadi a Lisa de que lo acompaar en su acostumbrado paseo a caballo. Se dio por enterado de la visita que hara Lavrezky y convenci fcilmente a Lisa de que era inconveniente que ella esperara en la casa. Adems, sera un paseo muy corto y volveran cuando Fedor estuviera hablando con su padre. Lisa, tranquila respecto a su madre, quien segn crea ella, se haba marchado, acept ir con Dimitri. El joven se haba dado tal maa, que Lisa llego a creer que en verdad, estaba conforme con sus amores con el teniente. No te parece mal que me case con Fedor, Dimitri? insisti. Me sigue pareciendo un desastre, pero si t lo quieres, y pap no es capaz de negarte nada, que le vamos a hacer. Todo estar en que te resignes a vivir pobremente. Lisa frunci un poco el ceo. Por que dices eso? No es la primera vez. Anoche... Anoche te dije que estbamos arruinados y lo tomaste a broma. Pues es la verdad, hermanita. Sospecho, aunque nadie me lo ha dicho; si no anduvieras tan encantada con tu novio, te daras cuenta de que la casa no es la misma. No damos una fiesta, no compramos un coche nuevo, y luego, las visitas de Pestof. Lisa lo mir sorprendida. El rostro de Dimitri estaba serio. S, nuestros negocios van muy mal. Creo que ha habido que hipotecar todas las tierras. Nuestras rentas son mnimas. La tom suavemente por el brazo, alejndose con ella, mientras entre las cortinas de su saloncito particular, Paula Petrovna asomaba el rostro en el que haba una sonrisa siniestra. Paula llam a Boris, el mayordomo, hombre incondicional a su ama, y le habl al odo, cuando estuvo segura de que sus hijos ya estaban lejos. El criado asinti, alejndose. Dimitri continu hablando a Lisa sobre la ruina de la casa. Eso formaba parte del plan. Era indispensable que en el nimo de la muchacha hubiera la conviccin de la ruina, la necesidad de salvar a su padre de la vergenza de no pagar a sus acreedores, e incluso de ayudar a su alivio, ya que la enfermedad que padeca se derivaba de sus angustias financieras. Desliz hbilmente que las ricas herederas no se fijaban en los hidalgos sin dinero... pero que a una mujer le era mucho ms fcil casarse pobre, con un hombre rico. No haba otra forma de rehacer una fortuna que se desmoronaba. Lisa lo escuchaba, predominando en su mente la idea de que su padre sufra, de que por ese motivo estaba enfermo, sin aferrar del todo el sentido de las insidiosas frases de Dimitri. Cabalgaban al mismo paso, tan cerca los dos caballos que podan hablar sin levantar la voz, y el joven, envolvindola en su interesante charla, la llev bastante lejos de la casa. Mientras, Fedor llegaba, y Boris, siguiendo las rdenes de su ama, lo introduca en la biblioteca. El teniente vio entrar, un poco sorprendido y muy temeroso, la todava bella figura de Paula. Salud con grandes muestras de afecto al joven y despus de ofrecerle una taza de t, le asegur

que su marido la haba encargado de hablar con l. Se dio por enterada del motivo de su visita; coment que no era como crea su hija, una madre severa y que todava no olvidaba lo que se senta a los veinte aos. Fedor estaba al principio un poco desconcertado; luego, la confianza empez a invadirlo. Paula hablaba con tanta naturalidad, con tanta sinceridad, que cay en la trampa. Usted me consideraba una enemiga, pero no lo soy, y cuando mi hija me abri su corazn, despus de una discusin con su padre, que es el mejor hombre del mundo, pero que a veces es duro y violento, le promet hablar yo con usted. De cualquier modo, soy su madre. Seora, no sabe cunto me satisface orla decir todo eso... me equivoqu al juzgarla, y le pido perdn. Paula sonri; sigui hablando, siempre en el mismo tono. Conoca los mritos de Fedor, incluso se sentan honrados el coronel y ella por su pretensin de querer casarse con Lisa... pero... haba un pero; no el de que Fedor fuera pobre, sino el de que a veces el dinero representaba honor. El teniente no comprenda, y ella, segura de que el momento oportuno haba llegado, afirm con fingida angustia: La dote de Lisaveta no existe, Teniente. Es algo delicado y penoso, que confo en su honor de caballero para que no lo repita a nadie, ni a mi hija... ella ignora todava esto... pero estamos totalmente arruinados; mi pobre Lisa da la impresin de despreciar el dinero, pero no es as. Lo que ocurre es que no sabe lo que son necesidades. Fedor trat de defenderse. l era pobre, en efecto, pero posea algunas tierras en Ukrania y hara cuanto fuera preciso para hacer feliz a Lisa, librndola de la miseria. No prometa lo que no puede cumplir dijo Paula. Acaso no se da cuenta de la vida a que est acostumbrada Lisa? Yo hara imposibles, seora... la quiero tanto! A qu llama usted imposibles? De repente no s confes turbado, todo esto es tan inesperado. Pero crame que no hay sacrificio ni esfuerzo que no est dispuesto a realizar por ella. Es lo que espero de usted, un sacrificio, el honrado sacrificio de un hombre de bien: alejarse de ella... procurando matar en el corazn de mi hija el amor que ella tambin le tiene. Fedor mir con espanto a Paula. Ella prosigui, con su tono firme, sombro, que cada instante impresionaba ms al joven. La salvacin de todos nosotros, el honor de su padre tambin, depende de la boda de Lisaveta con un hombre lo bastante rico para solucionar nuestros problemas. Usted es honrado, bueno y recto, y por eso le hablo as... le confo un secreto de familia. Lisa no podra vivir con la pena, con el remordimiento de haber causado la muerte de su padre... Ella misma le rechazara a usted con horror si cediera a la debilidad de su corazn, ahora. Aljese, se lo pido. Pero vyase sin hablarle, sin verla. Piense, reflexione lo que acabo de decirle, y dme su palabra de no dirigirse a Lisaveta personalmente ni por escrito, hasta dentro de tres das por lo menos. Oh, seora... me pide usted demasiado! Si despus de eso, su propia conciencia no le seala el mismo camino que yo, vuelva a esta casa y lo juro que ni mi esposo ni yo nos opondremos a su boda. Dejaremos que usted la haga todo lo desgraciada que quiera... porque sera infinitamente desgraciada. Largo rato permaneci Fedor inmvil, baja la cabeza, en lucha desesperada contra s mismo, mientras Paula Petrovna lo miraba, pattico el gesto. Un chispazo de repentina desconfianza encendi sin embargo los ojos del teniente. Por qu no debo hablarle? pregunt.

Por qu? No ser mejor para los dos? Su padre y yo no queremos que ella sepa que el honor de su casa, est en peligro. Es nuestra hija y la amamos sobre todas las cosas. Se trata slo de ahorrarle un gran dolor. No podra siquiera hablar con el coronel? Estoy hablando en nombre de l, ya se lo dije. l lo estima a usted mucho, siente una gran pena al contrariar a su hija; se considera culpable de nuestra ruina, y pienso que esta conferencia con usted puede despertar en l las peores ideas. Por eso me prest a hablar en su lugar. Fedor, desconcertado, asinti con la cabeza. Repito que le ruego pensar y reflexionar. Comprender que Lisa no podra perdonar al hombre por cuya causa su padre tuvo que tomar una resolucin extrema. La mayor prueba de caballerosidad y de amor en su caso, es que no volvamos a saber de usted... pero a su voluntad lo dejo. Buenas tardes, teniente. Fedor sali de all como un ebrio, buscando con ansia a Lisa, a quien no vio por ninguna parte. Camin con lentitud, atravesando el inmenso parque, pero cuando Dimitri y Lisa volvieron de su paseo, no haba nadie. La joven corri al despacho de su padre. Quera asegurarle que no le importaba ser pobre; ms todava: estaba cierta de que Fedor sera feliz sabindola sin dote. Pero al preguntar al coronel por su novio, ste la mir con extraeza. No ha venido? exclam Lisa incrdula. No vino a hablarte de m, pap? Kerloff neg con tristeza. No ha venido, hijita... olvid la cita, probablemente. No poda ser tan ingenuo el coronel para no comprender lo que suceda entre el teniente Lavrezky y su hija, pero no insisti en que ella le confiaba su secreto. Tema que el joven supiera ya su ruina y que eso lo hubiera alejado, y por nada del mundo quera dar una noticia as a su hija. La joven sali conteniendo las lgrimas, y su pena lleg al colmo cuando vio en la escalinata la figura del prncipe Kareline. A la pena se mezcl la ira, pero Kerloff, por primera vez, no estaba de acuerdo con su hija. Es un hombre correctsimo, Lisa... por qu te antipatiza tanto? No, no slo me antipatiza, me es odioso. Me voy a mi cuarto. Tampoco yo tengo hoy cabeza para nada, y tu madre, no hay ni que decir. Mi madre? pregunt atnita. Es que mam est aqu? S, perdi el tren de San Petesburgo y tuvo que volver. Me mand decir con Boris que tena jaqueca, luego ir a verla. Mientras Lisa se alejaba, Alejandro Kareline era introducido por Dimitri. Kerloff lo recibi con su bondad acostumbrada, agradeciendo el inters de su visitante. Los tres hombres se sentaron. Kareline, que no gustaba de perder el tiempo, habl de su intencin de comprar parte de las tierras de Kerloff, y el coronel, con la sencillez que le dictaba su desesperacin, respondi exponiendo el estado ruinoso de sus finanzas. Las tierras estaban hipotecadas y no tena con qu librarlas del gravamen. A Kareline le era profundamente simptico Kerloff; le haban bastado pocas horas para reconocer sus mritos. Sin alardes de podero, dijo. Har cualquier arreglo con usted, Coronel. Me interesan mucho las tierras cercanas al ro. Pasado maana vendr mi notario, seor Kareline... l podr darle todas las explicaciones que necesite. Una luz de esperanza haba brillado en los opacos ojos del coronel. Tambin a l le simpatizaba aquel prncipe-mujik que todos juzgaban extravagante, y que, sin embargo, era slo un hombre que persegua un ideal.

Dimitri se haba puesto de pie y con disimulo sali para reunirse con su madre y ponerla al tanto de lo que suceda. Paula, a su vez, le relato lo que hablara con Fedor. La suerte pareca favorecerla; pero faltaba lo principal: Lisaveta... cmo venceran su amor por uno y su antipata por el otro? Bastar con que Kareline no se d cuenta, hijo mo concluy Paula con optimismo. No tiene de feroz ms que el aspecto. Venceremos. Te lo aseguro. Si este hombre no nos salva, estamos perdidos, y yo no quiero vivir en la miseria. Ya comprenders que yo tampoco, mamita! asegur cnico Dimitri. Kareline fue invitado a tomar el t, y Kerloff advirti que mandara llamar a su hija. Alejandro intervino. Por favor, Coronel, no la llame. No ve usted que no desea estar en mi compaa...? Vi perfectamente, cuando llegu, que hua. Acepte mis excusas, Prncipe! No se sienta ofendido. Mi hija tiene en efecto dolor de cabeza... est disgustada y preocupada. Ah, s? el inters no pudo ser disimulado. Sin contar conque a pesar de todos mis esfuerzos no he podido impedir que lleguen hasta ella comentarios, sospechas. Con mi propia sangre hubiera querido impedirlo, ocultarle nuestra situacin. Lo supongo! La seorita Kerloff es orgullosa y altiva! Es natural que sea as. Ha vivido como una pequea reina en nuestro hogar. Mimarla, cuidarla y hacerla feliz ha sido la mayor preocupacin de toda mi vida...; adems, siente como yo en muchas cosas. Yo no lo creo as. Su semejanza fsica y moral con Paula Petrovna me parece en cambio definitiva. Moral? repiti estupefacto el coronel. No, en absoluto, prncipe. Mi hija y mi esposa son totalmente diferentes. Recuerdo que cuando Paula Petrovna tena la edad de su hija, tambin miraba de ese modo a los que consideraba inferiores en rango y apellido. Para Lisaveta Ivanovna soy menos que el fango que pisan sus pequeos pies. Le suplico que no piense una cosa semejante. Mi pobre hija cambiar totalmente cuando sepa algunas cosas. No deseo que cambie. Pero hablemos de lo que nos importa. Me baj del coche y examin mejor estos terrenos y sus clases de vegetacin natural. Se explay de nuevo en el tema que lo apasionaba, para concluir con sencillez. Me quedo con las tierras de Kerloff, compro la finca en el monto total de sus deudas actuales. No me importan unos miles de rublos ms. Adems, como la casa y el jardn no los necesito, dejaremos que sigan creciendo las rosas. Ustedes pueden habitar la casa mientras lo deseen. Atnito, Kerloff lo escuchaba. Le doy la casa en usufructo como regala y autorizo para el porvenir a cualquier Kerloff sin domicilio para vivir aqu... dejaremos todo arreglado con su notario... no es demasiado, pero... Es usted inmensamente generoso lo interrumpi Kerloff. Quisiera hallar palabras con qu expresar mi gratitud. No son precisas. Corro a decirle a mi hija.

Alejandro lo detuvo con energa. No, un momento. La nica condicin es que no se lo diga usted a su hija. Ella no tiene por qu saberlo... promtamelo. Dme su palabra de honor. Bien, si se es su empeo; es un gesto digno de su generosidad. Lo admiro, y vuelvo a darle las gracias. No hay por qu admirarme. Arreglo las cosas a mi gusto. Las tierras me interesan y son mas. La casa no me interesa y nada ganara con convertirla en una ms de tantas casas cerradas que hay bajo el nombre de Kareline.

Lisa se haba ido con rumbo a su cuarto, pero intranquila, se detuvo en la terraza, mirando con ansia el jardn, escrutando sus rincones favoritos, queriendo ilusionarse todava. Le pareca imposible que Fedor hubiera faltado a su promesa, y un dolor inmenso, iba invadiendo su corazn. Dimitri se le acerc, queriendo consolarla, pero empez a comprender que nada podra compensarla ya, si Fedor la abandonaba. Qu poda haberle sucedido? An buscaba disculpas, an pensaba en que algn deber de su profesin lo haba detenido contra su voluntad en el cuartel. No escuchaba lo que deca su hermano, y lo nico que lastim sus odos fue su ltima frase. Pap invit a comer maana con nosotros al prncipe Kareline. Eh, que? Te lo digo por si quieres preparar con tiempo la fuga. Aunque sera un desaire demasiado rotundo. Por lo visto, es inevitable el tal Kareline dijo con ira. Se estremeci de disgusto, aunque el recuerdo de la figura de su padre preocupado, la oblig a contener la explosin de su impaciencia. Se asom a la baranda de la terraza y por ltima vez busc en las sombras. Es intil... no vendr ya... se dijo, mientras Dimitri se alejaba. Apret los labios; sobre la cinta negra del camino, como puntos de luz brillaban las lucirnagas, trmulas y fugaces como fueran sus ensueos y su alegra. Fedor, en esos momentos, entraba a la casa de su prima Nadia. sta lo recibi con verdadero asombro, sobre todo, al ver su cara demudada y plida. Lo condujo a su saloncito ntimo, elegante, como todo en la suntuosa morada de los Kumiazine. Se dej caer en una butaca forrada de seda, y con voz montona, donde temblaban las lgrimas y la angustia, cont cuanto le haba sucedido. Nadia confirm lo dicho por Paula poco antes. Ya se saba que los Kerloff estaban arruinados. Su madre supone que ser para ella un golpe terrible, concluy Fedor. Y tiene razn apoy Nadia; Lisa es orgullosa, altiva. Adems, adora a su padre. No me extraa que Paula Petrovna te haya hablado como lo hizo. Estoy segura de que Lisa hara cualquier sacrificio por salvar a su padre. Pero tambin creo que deberas hablar con ella. No te digo que promet no acercarme en tres das...? Ella quiere que reflexione... cuando ya he decidido lo que debo hacer. Me alejar para siempre de Lisa. Bien, pobre primo mo exclam Nadia despus de un momento de meditacin. T no puedes hablar con Lisa porque tontamente ofreciste que no lo haras; pero yo s. Tienes confianza en m, Fedor? Acaso no te lo estoy demostrando, viniendo a hablarte as?

Entonces, yo hablar con Lisa maana mismo, te lo prometo. No te sientas humillado, ni herido. El ser pobre no es una cosa que deba humillar a nadie. Depende, Nadia. Yo, por ser pobre, pierdo todo... desde el momento que pierdo a Lisa. Si yo pudiera salvar de la ruina a los Kerloff, ella sera ma. Pero t no sabes lo que ella piensa. Dices que no le hablaste? No te esper, como te haba prometido? No... No estaba en su casa... todo pareca muy preparado. El coronel se neg a hablarme... su esposa, en lugar de irse a San Petesburgo me esper y me explic todo. Lisa no apareci por ninguna parte. Bien. Repito que creo a Lisa capaz de todo por salvar a su padre, pero no hay a la vista ningn millonario que la pretenda. Maana pongo en claro todo esto. Oh, Nadia! No sabes lo que te agradezco que hagas esto por m! Voy a hablarle como a una hermana. Llegar hasta su corazn y averiguar todo. T tienes la mala costumbre de darte por vencido antes de que empiece la batalla. He andado como loco desde que sal de casa de los Kerloff. Y cmo estar la pobre Lisa? Los hombres son tan egostas que no piensan ms que en ellos. Dices que Lisa ignora su ruina, pero sabr al menos que estuviste en su casa, que hablaste con su madre. Su padre le habr dicho la forma en que mand rechazarte. No... No s, Nadia! Tampoco me extraara que no supiera ni eso. Las personas mayores son una verdadera calamidad cuando se trata de esas cosas de dinero. Olvidan lo que son los sentimientos. Hiciste muy mal en abandonarla de esa manera. Pero olvidas que Paula Petrovna me exigi... Mira, Fedor cort Nadia con firmeza; tu defecto ms grave es la conformidad con que aceptas lo que los dems quieren imponerte. Es que para mi desgracia todo lo que me dijo me pareci razonable. Y lo es si vas a renunciar; pero como no ests seguro de hacerlo, tienes que prepararte un camino de regreso. Por lo pronto, vas a escribir unas lneas a Lisa, corteses, amables, explicando que por razones ajenas a tu voluntad te fue imposible verla, y por lo mismo no podrs hablarle en un par de das. No hagas mencin a tu visita a su casa, y as no traicionars la palabra que diste a Paula. Fedor se resisti un poco, al fin accedi. Nadia se encargara de enviar la misiva y al da siguiente hablara ella misma con su amiga. Y el destino empez a tejer una sutil tela de araa con pequeos detalles, tela en la que podan quedar atrapados ms de dos personajes. La carta, que Nadia introdujo en otro sobre que ella rotul para no despertar sospechas, fue entregada a Kerloff, ste la dio a su vez a su hija, quien todava esperaba en la terraza, y al leerla, se sinti desilusionada. Aquellas frases fras, en las que Fedor daba una disculpa por no haber ido y aseguraba que lo hara dos o tres das despus, no fueron un consuelo para Lisa, sino todo lo contrario; con lgrimas en los ojos pens, al leerlas, que haba algo mucho ms importante para Fedor, que ella. Como el Coronel, al entregarle la carta le confirmara lo que antes dijera Dimitri sobre la invitacin hecha al Prncipe, la joven disimul su dolor y prometi a su padre que la miraba ansioso. No te preocupes por m, pap. Y tu invitacin al Prncipe me parece muy bien; puedes tener la absoluta seguridad de que lo tratar con toda clase de consideraciones y cortesas. Y en efecto, la comida del da siguiente en la casa de los Kerloff termin sin el menor incidente desagradable: manjares bien servidos, buenos vinos, ambiente cordial, un verdadero esfuerzo por

agradar al husped que ahora en el viejo saln, muy cerca de la chimenea donde ardan los primeros leos de otoo, tom de manos de Paula Petrovna el caf y el coac y se volvi a Lisaveta, sentada junto a l, y de cuya cortesa no tena esa vez por qu quejarse. Me dicen que le interesa a usted el campo... su cultivo? Cierto. He vivido en l la mayor parte de mi vida, y me siento feliz cerca de la naturaleza. Yo en cambio confieso que prefiero las grandes ciudades, murmur Paula. Pars! Sobre todo Pars. Pero Alejandro volvi a su tema sobre el campo, y pudo constatar que en efecto, Lisaveta lo amaba. Paula miraba maliciosamente al prncipe mientras llenaba de nuevo su copa. Mam, seguramente el seor Kareline no desdea el vodka de nuestros campesinos, debe gustarle mucho ms que tu coac francs. De nuestros campesinos no desdeo nada asegur. La irona de Lisa haba dado en el blanco. Alejandro cambi violentamente de expresin; ella ri, gozosa de haberlo mortificado. Senta como un placer malsano humillando al que todos ensalzaban; pero Paula se apresur a intervenir cortando el peligro de una posible escaramuza verbal y propuso que pasaran al saloncito de msica para que Lisa tocara un rato el piano. Pero Alejandro aleg que era ya demasiado tarde, que otro da tendra inmenso placer en escuchar a la joven. Los seores Kerloff se apresuraron a invitarlo, y l se apresur a aceptar. La misma Lisa fij el da y extendi la mano con tan perfecta cortesa que Alejandro vacil, desarmado ante la gracia y la belleza de aquella criatura a la que no comprenda. Entonces, hasta el martes, Prncipe murmur al despedirse. Sali acompaado de Dimitri y del coronel Kerloff. Paula amonest a su hija y ella no ahorr las frases desagradables. Promet a pap ser corts, pero l es bastante mal educado, mi inocente alusin al vodka no ameritaba que l se negara a orme tocar. Parece que te sacrificas y a nadie ms que a ti le conviene agradar a Kareline. Pues no pienso agradarle. Buenas noches, mam. T s que ests bastante mal educada, y todo por culpa de tu padre se quej Paula. Mientras tanto, los tres hombres haban cruzado la terraza y Dimitri se ofreci a acompaar al prncipe hasta el carruaje. Kerloff volvi a recordarle la prxima invitacin, y entr de nuevo a la casa. Dimitri charl animadamente con el Prncipe. Le confi que iba a salir, llegar hasta la taberna de Lemm, al saln de juego. Alejandro confes que jams haba estado all, ya que no le gustaba dar mal ejemplo a sus empleados, y que si de l dependiera, se cerraran todos esos antros de vicio. Dimitri, con su habilidad y su natural simpata, coment que no pensaba que el prncipe fuera un puritano, y acab convencindolo de que fuera con l a tomar una copa de vodka para que se diera cuenta de que el sitio no era del todo desagradable. Alejandro tena sin duda sus motivos para querer ser amable con el hermano de Lisaveta, y dio rdenes a su cochero. Dimitri, por su parte, adivin lo que suceda en el nimo de su compaero, y como al descuido, llev la pltica al terreno que el otro deseaba. Mi hermana es una muchacha rara... yo soy muy imparcial. Hasta en los ms allegados puedo reconocer los defectos. Mi hermana es reservada, orgullosa, altiva, encerrada en s misma, pero, qu gran corazn y qu gran carcter! Ama la tierra tanto como usted puede amarla! Si yo le dijera que les hallo a ustedes un poco parecidos. Puede rerse si gusta, pero Lisaveta y usted son dos almas llamadas a comprenderse... como si hubieran nacido el uno para la otra.

Bajaron, entrando a la taberna, y la conversacin volvi a recaer en Lisaveta. Alejandro insinu que era extrao que todava no tuviera novio o pretendiente. Dimitri asegur que tena muchos admiradores, pero que ella no se inclinaba por ninguno. Es siempre fra, reservada? interrog interesado Alex. En familia no... Pero es de esas personas a las que hay que ganar con paciencia. En el fondo no es ms que una ingenua y desde luego una idealista con poco sentido comn. Menos mal ri con suavidad, ya que se acercan tiempos malos para la casa Kerloff. La taberna de Lemm estaba llena de rincones confortables y Dimitri supo llevar hbilmente a Kareline hacia una mesa donde poda mirarse de lejos el espectculo general del saln con el pequeo tablado donde msicos y bailarinas ponan la nota tpica. A una sea discreta los camareros sirvieron, silenciosos. De modo que Lisaveta Ivanovna no conoce el amor? pregunt despus de un momento. Estoy convencido de que no tiene la menor idea de lo que son las pasiones todava, afirm convencido Dimitri. En el baile de los Kumiazine la vi rodeada de oficiales... especialmente uno de ellos. Amigos, casi hermanos. Son los oficiales del regimiento de pap, y mi hermana, todo lo que es de pap lo considera propio; es una Kerloff perfecta. Yo en cambio, sal a la rama materna. Es lo que me est pareciendo acept con una leve irona Alex. Hay en usted muchas cosas de Paula Petrovna, pero en cambio Lisa ha tomado lo mejor de ella; su belleza. Bebi de un trago el vaso de Vodka y se puso de pie. Dimitri lo acompa hasta la puerta. No quera forzar los acontecimientos. Pens que ya haba ganado mucho en pocas horas. Cuando regres a su mesa, solo, Lemm, el dueo del establecimiento, se acerc. Se fue tu invitado, Dimitri? pregunt. S, Lemm. Acaba de irse. Tu casa tiene mala fama. Dimitri sonri irnico al alemn alto y delgado que estaba junto a l. Luego contempl por un instante sus largas manos huesudas de dedos rapaces que sostenan un vaso lleno. Me interesa tu invitado dijo. Necesito que asomen por aqu dos o tres tipos como l. La polica ha vuelto a molestarme. Tu maldita regin de aristcratas est llena de mojigatos. Es que el Prncipe es amigo tuyo? Ya lo viste. Venamos de mi casa, donde fue a cenar. Yo voy a quedarme para ver si tengo una racha buena en el juego. Discutieron por unos instantes. Dimitri peda crdito; el alemn le record que ya le deba una gran cantidad de dinero; pero al fin, como en otras ocasiones, la labia de Dimitri venci al avaro. Adems, el joven desliz con habilidad que su hermana gustaba a Kareline y que sin duda se casaran. Prometi llevar al Prncipe a la taberna dos das despus, e incluso hacerlo entrar en la sala de juego. Lemm cedi entregando un fajo de billetes a Dimitri. Alejandro haba entrado en su casa, y se haba despojado del abrigo de piel, acercndose a la chimenea. Katia acudi en el acto para avivar el fuego y ofrecer t a su seor. Un alegre fuego chisporrote y los ojos de la sierva se llenaron de una luz extraa al or decir a Alex que volva de la taberna donde haba bebido vodka. Pero puedes estar tranquila, mi buena Katia asegur riendo. Nada perd en ella. Eres bien rico para perder todo lo que desees, pero jams entrabas a lugares como se. Y qu bien luces con esa ropa, seor! Se enderez a contemplarlo, sonriendo. Tan hermoso como nuestro amo el prncipe Pablo.

Deja en paz el recuerdo de mi padre pidi con rapidez. Te asemejas tanto a l... me pareci verlo de nuevo cuando llegaba de madrugada y se acercaba al fuego que yo haba encendido para l, y mantenido cuidadosamente durante horas y horas. Dura fue tu servidumbre a su lado, verdad, Katia? S seor... pero no me pesaba, cuando l llegaba solo yo era feliz. Pero eran muy pocas veces. Casi siempre se presentaba trayendo hasta las bailarinas de las tabernas. Dame un poco d vodka! pidi disgustado de pronto. S seor... eso era lo que l peda siempre. Se alej con su silencioso paso de esclava, mientras Alejandro extenda sus manos al fuego, rechazando el recuerdo punzante que las palabras de la sierva haban despertado en l; el recuerdo de aquella madre annima y oscura cuya sangre vio correr siendo nio, cuya memoria le estremeca como una corriente elctrica a travs de su carne. Katia volvi y sirvi a su amo. Estuviste contento en la casa de los Kerloff, seor? S... me atendieron muy bien. La seorita debe ser muy hermosa en traje de fiesta. Con todos los trajes es hermosa Lisaveta Ivanovna. Hermosa, pura, y fra... como una estatua hecha de nieve...

Lisaveta sali temprano de su alcoba a la maana siguiente. Apenas pudo dormir, leyendo y releyendo la breve carta de Fedor, escueta, evasiva, en la que temblaba toda la duda y la zozobra, todo el temor y la angustia del alma dbil del teniente Lavrezky. Muy despacio baj las anchas escaleras para encontrarse sorprendida frente al rostro jovial y fresco de su hermano Dimitri. Le confes que todava no se acostaba. Haba jugado con suerte y ganado muchos miles de rublos; pero no slo poda dar buenas noticias a su hermana, ya que por Boris, su mayordomo, saba que Pestof estaba con su padre en el despacho. Se despidi explicando que iba a dormir unas horas. Yo voy a tomar un poco de aire dijo Lisa. Hoy parece que se me caen encima el techo y las paredes. Sali como si efectivamente se ahogara. Haba en su corazn angustia, indignacin. No comprenda la actitud de Fedor; lo saba dbil y rechazaba la idea que lo haca desmerecer a sus ojos; de pronto, se tropez casi con Nadia, quien la recibi en sus brazos. Quiero hablarte en un lugar en que nadie pueda escucharnos; por eso dej a mi cochero lejos, Lisa. Vengo a tratar contigo algo sobre Fedor mi primo. Lisa no disimul su ansiedad. Nadia y ella se trataban como hermanas que se comprenden, y no haba lugar para misterios. Lisaveta conoca la historia de Nadia. Se haba casado obligada por las circunstancias, por inters, con un hombre al que despus am y amaba an con todo su corazn. Federico Kumiazine fue la salvacin de los suyos, y por l su padre haba muerto tranquilo y su madre viva feliz. Por desgracia, Nadia era poco diplomtica, poco hbil, y en lugar de empezar a hablar de Fedor, record aquel matrimonio suyo, que despus fuera su dicha, asegurando que en ese lejano momento amargo, ella habra aceptado a cualquiera para salvar el honor de su familia. Lisa la escuch atnita. Qu quera decir todo aquello? Qu tena que ver con ella y con Fedor? Nadia call un momento, como escogiendo las palabras, como buscando la forma con qu

abordar el delicado tema; acaso ya un poco arrepentida de haberse comprometido a hablar sobre l. Fedor me escribi ayer; apoya en disculpas absurdas su falta a la cita ms urgente de nuestras vidas murmur Lisa. Tuvo que irse por un par de das a ver a su madre... la ta Brbara se puso mal de repente. Pero no dice eso en su carta, habla de una orden urgente de presentarse en el cuartel. Nadia se hizo un lo. S, tena las dos cosas a cuestas, el pobre Fedor! Su madre, y el cuartel. En fin, apremiada por Lisa, que comprenda que menta, tuvo que advertir que no todas las verdades podan decirse. Pero Lisa aleg que entre ellos no deba haber ni la sombra de un engao. La actitud de Nadia la alarmaba y la indignaba al mismo tiempo. Fedor te quiere, Lisa, te quiere con toda su alma. No debes dudar de su amor ni de su sinceridad. Pero la duda ya haba nacido y se agrandaba a cada momento. Nadia asegur que Fedor no haba faltado a su palabra, que haba ido a pedir su mano, pero que no lleg a hablar con el coronel... cierto; surgieron muchos inconvenientes... volvi a desconcertarse, bajo la mirada fra y ya desconfiada de su amiga. Bien... concluy desesperada. Fedor te quiere demasiado para arrastrarte a una existencia de estrecheces, y dada la situacin de ustedes... pues... Yo no creo que se trate de nada grave, pero aqu vivimos como en un pueblo,.. La gente comenta, habla. Qu comenta? Qu habla? apremi Lisa, muy plida. Tonteras... tu hermano juega... los compromisos de tu padre... dicen... Que estamos arruinados, verdad? Dilo... no te espantes! Di claramente que ha llegado eso a odos de Fedor, impidindole que pida mi mano! Un momento, Lisa... las cosas no son como t crees...! No? ri con amargura. No te esfuerces ms, Nadia. Fedor Lavrezky huye de m porque soy pobre! El rumor de que ya no tengo dote, lo ha espantado! Y dices que me ama... que me adora? S... s... te adora... afirm con nuevos bros Nadia, comprendiendo que deba salvar la situacin; lo nico que le duele es pensar en hacerte desgraciada, que no puede ofrecerte la solucin material de tus problemas, mientras que otro cualquiera... Basta! cort indignada Lisa. No me digas ni una palabra ms. No quiero que juzgues mal a Fedor. No puedo explicarte algo, porque dio su palabra de caballero... pero... Lisa se irgui, imaginando cosas peores, ocultas en aquella frase imprudente de Nadia. Quieres callarte? Me basta con lo que has dicho! Dispnsame, pero no puedo ms... me voy! Lisa ech a correr y Nadia iba a seguirla; pero Dimitri le sali al encuentro. Con aire indiferente coment que su hermana tena mal carcter, y quiso disculparla. No aparent darse cuenta de la agitacin y de la palidez de su hermana, ni del desconcierto de Nadia. Ella, a su vez, trat de reaccionar y se despidi contando con precipitacin que slo haba pasado por ah en un paseo matinal. Termin rogando a Dimitri que dijera a Lisa que fuera a su casa en la tarde, y que se lo pidiera a solas. Despus se alej con rapidez atravesando el jardn. Se sorprendi al encontrar a Fedor junto a su coche. El joven, desesperado, quiso saber el resultado de la entrevista. Nadia, llorosa, tuvo que confesar que haba sido un fracaso. Cmo haba llegado a creer Lisa que l no la amaba y que evit pedir su mano porque era pobre? Nadia apenas lo recordaba. Reconstruy la escena lo mejor que pudo y exclam, sollozando.

Sospecho que dije una serie de tonteras, Fedor; perdname. Lisa estaba desesperada, fuera de s, me acorralo, me apremi, me hizo decir lo que yo no quera... luego, no quiso orme ya. Debes ir a hablarle sobre tu palabra de honor, sobre todo el mundo, si no quieres perderla. Si, ya no me importa nada ms que su cario asegur Fedor. Ir a hablarle ahora mismo. Fedor mont en su caballo y se despidi de Nadia, tomando el camino que conduca a la mansin de los Kerloff. Dimitri y Paula lo vieron acercarse por la larga avenida, desde una de las terrazas. El joven haba comunicado a su madre la visita de Nadia, y lo que escuchara, oculto, a unos pasos de las dos amigas. Viene hacia ac. Ya ves lo que significa para l la palabra de honor, mam coment entre irnico y molesto Dimitri. Hay que impedir que vea a tu hermana. Como no quieras que salga al camino y lo desafe. Dnde est Lisa en este momento? Subi a su cuarto, pero puede bajar, y si se le ha ocurrido asomarse a la ventana y lo ha visto, excuso decirte. Bien... ve al cuarto de tu hermana y evita que baje, por todos los medios. Yo me encargo del tenientillo. Fedor ya desmontaba frente a la escalinata central; se detuvo aturdido, plido, al ver a Paula delante de l. Lo he visto acercarse, y no tengo palabras con qu expresarle mi sorpresa. Olvid su palabra de caballero? Seora, vine a rogarle que me releve de ese compromiso rog desesperado Fedor el sacrificio es superior a mis fuerzas. Promet algo que no era capaz de cumplir. Ya lo veo... y no puedo comprender cmo un militar, cmo un hombre bien nacido, procede as, teniente. Nadie podr decirme nada tan duro como lo que me dije a m mismo antes de decidirme a romper mi promesa, seora; pero Lisaveta Ivanovna es toda mi vida, no puedo renunciar a ella as, no puedo! Pues hay quien sabe morir siendo un caballero, teniente Lavrezky. Qu quiere decir, seora...? Lo que usted ya ha comprendido. Acaso mi hija prefiera su amor a la vida de su padre. Para nuestra desgracia, todo est en sus manos! Y ahora me doy cuenta de que son unas manos muy dbiles! Dimitri no haba podido detener a su hermana, quien tambin haba divisado a Fedor desde su ventana; Paula se volvi bruscamente al escuchar la voz alterada de la joven y la persuasiva de Dimitri. Lisa tena enrojecidas de ira las mejillas y lleg en un momento hasta la escalinata. Fedor extendi las manos hacia ella. Lisaveta, tenemos que hablar, es indispensable! murmur. Pero, contra todo lo que pensaban Paula y su hijo, Lisa no asumi una actitud amorosa, ni siquiera condescendiente, ante Fedor. No creo que tengas que agregar nada a lo que ya me mandaste decir! Se volvi hacia su madre. Perdname que llegue de este modo, mam, pero Dimitri estaba empeado en detenerme con sus tonteras. El joven se disculp frente a Paula con una sea elocuente.

No s como decirles hasta qu punto me parece incorrecta la conducta de los tres! replic ella. Yo slo te suplico que me oigas, Lisa...! Pidi Fedor. Y yo te ordeno que vuelvas a tu cuarto. Si este caballero ignora lo que es correccin, ser bueno que le demos una leccin. Seora... implor Lavrezky, avergonzado y ansioso. Sabe que siempre se le recibi con agrado en esta casa, pero su conducta de hoy... Antes de que pudiera terminar su frase, se abri la puerta del despacho del Coronel, y muy agitado sali de l el notario Pestof, llamando. Paula... Lisaveta, Dimitri, pronto, por favor, vengan! Cuatro preguntas casi simultneas cayeron sobre l, para saber qu suceda, pero l slo contest con una frase. El Coronel Kerloff, le ha dado un sncope! Todos corrieron. Lisaveta lleg antes que los dems, junto a su padre. All, convulsionado el rostro, desmadejado el cuerpo, entreabierta la boca, el coronel Kerloff se retorca en la horrible angustia de un extrao sncope. Lisa se arrodill ante l, desesperada; Paula lleg tambin a su lado, as como Dimitri, mientras Fedor se detuvo discretamente junto a la puerta. Es como una embolia. Cay de repente, sin decir siquiera que se senta mal explic Pestof. Hay que llamar al mdico, pronto... ve, Dimitri. Pero Dimitri arrastr con l a Lavrezky, indicndole su caballo que aguardaba afuera. Vaya usted, por favor! Ya sabe dnde vive nuestro mdico... y qu demonios, mi padre es su Coronel, corra! Tiempo le quedar despus para hablar con Lisa. Fedor obedeci como un autmata. Ms tranquilo, Dimitri volvi al lado de los suyos. Lisa sollozaba, Paula pretenda conservar la serenidad. Pestof y Dimitri lo acomodaron con toda clase de precauciones sobre el divn, y en ese instante un nuevo personaje entr en escena. Alejandro Kareline, alarmado atraves la estancia y mientras Paula lo saludaba viendo en l una ayuda providencial, l se inclin sobre el enfermo, dndose cuenta de todo en un instante. Le tom el pulso, busc el latido de su corazn. Lo levant con un gesto decidido entre sus robustos brazos. Es una embolia diagnostic con firmeza. Le practicar los primeros auxilios. Casi una hora pas. Ivn Kerloff estaba en su lecho, rotas las ropas, una bolsa de nieve sobre la cabeza. Se haba hecho el silencio a su alrededor y se haban cerrado ventanas y postigos para evitar la luz violenta. Junto al lecho, atento, silencioso, sereno, Alex vigilaba su corazn y su pulso. Paula y Lisa lo observaban, calladas, llenas de angustia. Dimitri entr avisando que el mdico llegaba. Las dos mujeres y Dimitri salieron, quedando en la habitacin solamente Alex y el doctor. Un momento despus tambin abandon la estancia el Prncipe. Los ojos ansiosos de Lisa se clavaron en l. Clmese, Lisaveta... se lo suplico; la cosa no parece tan grave como amenazaba ser en el primer momento. Sal para tranquilizarlos. Clav en ella su mirada profunda. As, con los cabellos en desorden, los labios temblorosos y las mejillas plidas, con el sencillo traje de maana que la haca parecer ms juvenil, casi una adolescente, Lisaveta le pareci ms bella que nunca, ms exquisita, ms atractiva, y sinti un ansia inmensa de consolarla, de sostenerla, de devolverle con una frase toda la fe que ella demostraba haber perdido.

No se desespere... su padre vivir! Le aseguro que vivir! Ella pareci comprender el deseo que haba en las palabras amables, y acaso por primera vez correspondi con una mirada suave, dulce, y con unas palabras de sincera amistad. Gracias... me hace mucho bien or eso. Pero pap est muy grave. S, venga conmigo, vamos a su lado. Paula y Dimitri contemplaron la escena, satisfechos. Vaya, menos mal coment ella, la fierecita se va amansando. Y tambin l parece ms domesticado murmur Dimitri en el mismo tono bajo de voz que usara su madre; l ser prncipe y millonario, pero es ms spero que un oso de las montaas. Si tu hermana tuviera un poquito de seso y diplomacia, y si el otro no estuviera estorbando, era cosa hecha. Ahora voy a entrar yo tambin al cuarto. Hay que llegarle al corazn a Alex. Fedor espera all abajo indic Dimitri. Y si le llevaras un recado de tu hermana? dijo Paula. Por favor, mam... el papel de recadero amoroso no me, gusta. Le dars una carta ignorando su contenido. Yo misma la escribir. Por fortuna mi letra es idntica a la de tu hermana. Ven... la har en in minuto. Hay que ganar tiempo, darle largas. Lo citaremos maana en cualquier parte, y como ella no ha de ir... Eres muy inteligente, mam coment sonriendo Dimitri. Paula hizo un gesto vago. Seguida de su hijo se encamin al despacho y con bastante rapidez y decisin llev a cabo su propsito. Haba que quitar a Lavrezky de en medio de cualquier manera. Lo dems marchara solo y un poco de despecho por el desengao sera el mejor ingrediente para decidir a Lisa a casarse con otro. Paula conoca bien a su hija y saba que su lado flaco era el orgullo. Que se imaginara que Fedor la despreciaba por algo, y tendran ganada la partida. Una hora ms tarde Lavrezky llegaba a la casa de Nadia y le contaba cuanto haba sucedido, sin omitir el detalle de que el prncipe Kareline llegara y no se separara de la cabecera del enfermo. Termin diciendo a su prima que Lisa le haba enviado con su hermano unas lneas y que lo esperara al da siguiente en el rincn donde siempre se encontraban, en el jardn de los Kerloff. Nadia suspir tranquila. Si lograban hablar, se entenderan. Todo tena arreglo. Fedor movi la cabeza, un poco dudoso. Todo poda tener arreglo, s, pero la ruina de los Kerloff era un hecho, haba tenido oportunidad, mientras aguardaba abajo, de hablar con Pestof, y ste le haba explicado cmo estaban las cosas. Se necesitaban muchos miles de rublos para salvar a la familia de la pobreza total y acaso de la vergenza. Las ltimas palabras de Paula estaban todava en sus odos, y el accidente ocurrido al coronel le pona de manifiesto que lo que dijera su esposa, era verdad. Qu vas a proponerle? indag Nadia. Casarnos enseguida, trasladarnos todos a mi casa de Ukrania, reducir nuestros gastos dedicando una cantidad para amortizar poco a poco las deudas de Kerloff. Voy a prometerle dedicar mi vida a los suyos, y si Lisa me quiere como yo a ella, tendr que aceptar, porque nuestro amor tendr que bastarnos para ser felices. Si le hablas as, la convencers dijo entusiasmada la joven. Mientras, Lisa, al lado de su padre, observaba con angustia sus ms insignificantes movimientos. Al fin, el coronel abri los ojos y trat de sonrer. Como el mdico haba recomendado un silencio absoluto, Lisa se concret a besar la mano del enfermo, y a acariciarle suavemente el pelo alborotado. A pesar de su mejora, la respiracin era fatigosa, los labios

estaban amoratados, inyectados de sangre los tristes ojos. Lisaveta uni sus manos, como para rezar, y de sus pestaas cayeron silenciosas lgrimas. Pap de mi alma! Aqu estar, t no digas nada... estar aqu, contigo... siempre! murmur con infinita ternura. Alejandro y Paula haban salido. El se despidi de Lisa con una leve inclinacin de cabeza. Ella lo mir sin violencia, casi con afecto, y quiso llevarse en sus pupilas aquella visin amable. Apenas escuch lo que Paula le deca; slo cuando advirti que su hija tena un concepto estricto de la propia dignidad, l pareci despertar, para contestar. Es una lstima que no lo comparta su hermano. Oh, Dimitri es un buen muchacho; te aseguro que te equivocas juzgndolo mal. Lo que hace, lo hacen todos a sus aos y en sus condiciones. La que me preocupa es mi hija; si la llega a herir la desgracia de que muera su padre, promteme que estars a nuestro lado, Alex! Alex no respondi inmediatamente. Por un instante le pareci estar frente a la linda hija de Kerloff cuando horas antes le estrechara las manos, y otra vez la imagin como en aquel momento: abandonada, desvalida, necesitando como nadie de amor y de piedad. Entonces la promesa brot sola de sus labios. Si algo malo sucede, Paula, tu hija me tendr a su lado. Y ahora me voy... vendr a saludarlos maana. Cuando Paula volvi al cuarto de su esposo, y comunic que Kareline se haba marchado. Lisa coment: Menos mal; no tena ganas de atender visitas, y el Prncipe se sienta por horas en una butaca. Demuestra inters por nosotros, hija. Se port muy bien con tu padre. Ya lo s; por eso procur ser amable con l. Vendr maana, para saber cmo sigue tu padre. Y pasado maana, para que, si es posible, l e Ivn, resuelvan nuestros problemas. No debemos consentirlo, mam. Es preciso que los problemas de pap los resolvamos nosotros aleg Lisa con altivez. Una determinacin muy juiciosa y muy acertada. Nosotros debemos resolver los problemas de tu padre. No olvides jams esto que ahora decimos, hijita. Ya sabes que con toda mi alma har cualquier cosa por pap. Naturalmente. Y ahora, si quieres bajar, ve... yo me quedo con Ivn. Te veo nerviosa. Alguien me espera, ya lo sabes. Es mejor que hable de una vez por todas con Fedor. Lisa baj muy de prisa las escaleras, pero no encontr ms que a Dimitri, quien le dijo que su enamorado se haba ido despidindose en una forma bastante fra, en cuanto llegara con el mdico. No me explico entonces para qu vino! dijo con rabia ella. Es duro tomar rotundamente ciertas actitudes, Lisa, sin contar con que seguramente hay una dura lucha en el corazn de ese muchacho. Lisaveta Ivanovna se puso muy plida. La insidia de su hermano fue como una flecha envenenada clavndose en su alma, estremeciendo no slo su orgullo, sino ese sentimiento ms hondo, ms ntimo, ms noble, que llamamos dignidad. Hbil y astuto como su madre, Dimitri cambi de tctica. Te hablo as, porque s que me comprendes, y porque me duele lo que te hacen. Eres mi hermana. Sin contar con mi propio orgullo. Es duro entrar al gremio de la gente a quien se desecha por ser pobre.

Pero Fedor es incapaz Qu sabemos, Lisa? A ti te import poco que Fedor Lavrezky no tuviera dinero, pero a Fedor Mikailovich Lavrezky le gustaba tu dote ms que lo que pensabas. Las seas son mortales, hermanita. Dimitri sali despacio de la biblioteca, seguro del efecto de sus crueles palabras, mientras Lisa qued inmvil, con la cabeza baja. Luego, muy despacio tambin, fue hacia la terraza, y mir el camino con gesto desolado. El camino desierto sobre el que caa una tarde de otoo. No, no puede ser se dijo; y sin embargo, si no es, no debi irse as, sin esperar...

Cruzados los brazos, el gesto preocupado, Alejandro Pavlovich pase a grandes pasos frente a la rstica construccin vecina a sus invernaderos, desde donde se vea la sinuosa margen del arroyo que separaba las dos propiedades, el largo camino de los tilos, y ms lejos, como un reflejo de plata entre el verdor, el estanque, con su pabelloncito abandonado y los escasos cisnes que an bogaban sobre sus aguas. Katia, la vieja sierva, solcita y atenta a cada gesto de su amo, daba vueltas a su alrededor, como si no se decidiera a alejarse. Vienes de casa de los Kerloff, seor? se atrevi al fin a preguntar. Cmo est el coronel? Muy mal, Katia respondi con tristeza. Si sale con vida de sta, quedar paraltico o algo por el estilo. As se destruyen las grandes casas, y as castigar Dios a Paula Petrovna. Katia... por qu piensas que Dios debe castigar a Paula? Porque ella te hizo sufrir en otro tiempo, seor. Te humill cuando eras pobre, y estabas desterrado. No te acuerdas ya? S, me acuerdo, Katia, pero al correr los aos, las cosas se ven de otra manera. Acaso no es tan culpable como pens entonces. Ella era rica, mimada, yo llegu a su casa poco ms o menos como un mendigo, qu poda pedirse a una muchacha frvola y sin seso? Slo pensaba entonces en el oro... como slo en eso piensa ahora. Y qu mayor castigo que la pobreza puede Dios enviarle, seor? Si slo fuera ella la que sufriera, no me importara, Katia, pero lo curioso es que no gozo pensando en que sufra, porque hay inocentes que pagarn por los culpables. En eso pensaba... desde que llegu. Pensaba en el viejo Kerloff; crey verlo de nuevo con la angustia de su ruina en la mirada suplicante, y pens tambin en la criatura orgullosa y violenta, a la que ya haba visto bajo una luz distinta, y de sus labios cay una frase. Por los inocentes, habr que salvar a los culpables, Katia. Y Kerloff, en este mismo instante, deca a su hija, con voz lenta y angustiosa. No quisiera morirme, Lisa, sin dejarte al lado de un hombre honrado, desinteresado, capaz de amarte por ti misma. Un hombre digno, recto, generoso... como Alejandro Kareline.

CAPTULO 02 CAP TULO 02Paula lleg a relevar a su hija junto a Kerloff. Habl con l unos momentos, sobre la conveniencia de que Lisa se casara con Kareline. Kerloff, en esa ocasin, estaba de acuerdo con su esposa; sin embargo, aleg. No tiene ambicin ms que de ser dichosa, Paula, y no debemos forzarla. No hay que hablarle de intereses, he notado con pena que no siente simpata alguna por nuestro generoso amigo Alex. No pienso forzar su corazn, Ivn asegur hipcrita Paula, ni siquiera aconsejarla; ahora, dispnsame un instante, me ocupar de hacerla tomar un calmante para que descanse. Es tan nerviosa y tan sensible que temo por su salud. Llam a Tatiana, su criada de confianza y la dej junto al enfermo, yendo a preparar una tisana que llev a Lisa, quien ya se dispona a descansar en su lecho. Acustate del todo, hijita, como si fuera de noche aconsej con cario. No creas que voy a consentir que t tambin te enfermes por un capricho. Bebers esto y tus nervios se calmarn con un buen sueo. Lisa obedeci. Se senta muy cansada, con una sensacin de vaco y de pena que anulaba su voluntad. Qu amargo! Qu es, mam? Tila, con un calmante. En tu vida has tenido peor cara. Lisa baj la cabeza, apretando los labios. No era slo la seguridad de su ruina, ni la tristeza de aquella enfermedad de su padre, que presenta larga y dolorosa, si no fatal. Era tambin el recuerdo de Fedor, la impaciencia, el ansia de volver a verlo, orlo justificar su actitud. Bruscamente, como decidindose, se volvi hacia su madre. Si me prometieras hacerme un favor, mam. Todos los que quieras despus que hayas descansado. Es algo que me interesa mucho. Un amigo debe venir hoy... sin duda vendr preguntando por pap. Te refieres al teniente Lavrezky? pregunt Paula con toda naturalidad. S, temo que no te sea simptico. No temas nada de m, hi