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bol 6-parte 2 - CUBA ARQUEOLÓGICA · HISTORIA El bohío: vivienda esclava en ... elemental utilizada por el esclavo africano en Cuba, ... Monografía histórica-geográfica de San

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El bohío: vivienda esclava en lasplantaciones cubanas del siglo XIX

Por: Lisette Roura Alvarez y Teresa Angelbello Izquierdo

Resumen

La visita a plantaciones en diferentes regionesdel país y el trabajo arqueológico desplegadoen el cafetal El Padre a través del proyecto LaEtnia Afrocubana, conjuntamente con ladoctora Theresa Singleton (Universidad deSiracusa) nos motivó a esclarecer algunospuntos sobre la vivienda esclava en la etapadel auge económico industrial cubano en elsiglo XIX.El objetivo de esta investigación es demostrarque los bohíos, como vivienda destinada a losnegros esclavos, predominaron a lo largo detodo el país en las principales zonasproductoras de azúcar y café, a partir de lacombinación de datos históricos yarqueológicos, hipótesis que cambiaradicalmente las manejadas hasta la fecha,con respecto al modo de vida del esclavo,logrando además definir una nueva tipologíade poblado esclavo, hasta ahora no reportado.

Abstract

Visits to plantations in different regions of thecountry and the archaeological workundertaken at the coffee plantation known asEl Padre, under the project Afro-CubanEthnic Groups with the contribution of Dr.Theresa Singleton (Suyracuse University),motivated us to clarify some views on slavehousing during the Cuban industrialeconomic boom of the 19c.The goal of this research is proving thatbohios (type of crude dwelling) devoted forslaves, were predominant all over the countryin the main areas involved with sugar andcoffee production. Our study was based on acombination of historical and archaeologicaldata, thus radically changing the views heldon the topic of the slave way of life untilrecently. As a result, a new typology of theslave town, until now unknown, has beendefined.

En el año 1999 comienzan las excavaciones arqueológicas en el cafetalSanta Ana de Viajacas o El Padre, como también se le conoce, en elmunicipio habanero de Madruga. Esta plantación tenía una particularidad:poseía un poblado amurallado de esclavos. Desde entonces, la imagendel cafetal o ingenio con el típico barracón que habíamos tenido siemprese desvanecía, y comenzamos a cuestionar algunos puntos sobre lavivienda esclava que hasta ese momento se consideraban esclarecidos:¿Cuántas plantaciones poseían bohíos y cuántas habían implantado elbarracón como medida de seguridad contra las fugas y los alzamientos?¿Fueron estas las causas del surgimiento de los grandes barracones enel siglo XIX? ¿Fueron los barracones los que predominaron en lasplantaciones esclavistas, o fueron los bohíos?

El despegue de las plantaciones se produce a finales del siglo XVIII

como consecuencia de la gran acumulación de capitales autóctonos enla Isla, la ruina de Saint Domingue como gran centro productor de azúcar,la demanda de este producto y del café por parte del mercado capitalistamundial y las posibilidades de concentración de fuerza de trabajo. Estasindustrias tenían como objetivo primordial la venta de sus mercancíasen el mercado internacional y funcionaron, principalmente, con mano deobra esclava hasta 1886.

Honorato Bernard de Chateausalins, profesor de la Universidad deLa Habana y miembro eminente de la Sociedad Económica de Amigosdel País, publica en 1831 El Vademécum de los hacendados cubanos, donderecomienda que las viviendas de los esclavos …se fabriquen en forma debarracón con una sola puerta, cuidando el administrador o mayoral de recoger lallave por las noches […]1 Por lo tanto, fue el primero que registródocumentalmente el término barracón para designar estas cons-trucciones. Sin embargo, a pesar de la definición de Chateausalins,también se le llamó barracón al conjunto de chozas o bohíos destinadosa los esclavos, por lo que podemos encontrarnos ante la descripción de

1 Honorato B. de Chateausalins: El Vademécum de los hacendados cubanos, p. 32.

...el barracón, niño, el barracón era como una cuartería. Hacinamiento,miseria, agotamiento físico, depravación moral, ansia de libertad, pasiónsexual, temor, odio tal vez...

Juan Pérez de La Riva, 1975

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un cafetal o ingenio donde se mencione este término,y en realidad los negros podían estar agrupados enpoblados de pequeñas casas. Tal es el caso de lasdescripciones per-tenecientes al ingenio trinitarioBuena Vista, donde se mencionan, y existían una…casa de mampostería y tejas, vivienda del mayoral, otracasa y barracón con 32 habitaciones;2 refiriéndose en estecaso al lugar donde estuvo enclavado el poblado delos esclavos, el cual contaba con 32 casas. Según JuanPérez de La Riva, ...la palabra bohío se usó con granambigüedad […] y tan pronto designaba la choza del esclavocomo su departamento dentro del barracón.3

Desde el punto de vista histórico-arqueológico sehan podido definir dos tipos de barracones en lasplantaciones cubanas: barracón de patio y barracónde nave, ambos ampliamente descritos en labibliografía especializada.

2 A.H.T.: Escribanía Cipriano Villafuerte, Protocolización de Operaciones Testamentarias (ingenio Buena Vista), 19 de marzo de 1908.3 Juan Pérez de la Riva: El barracón y otros ensayos, p. 224 Jesús Guanche: Procesos etnoculturales de Cuba, pp. 226-227.

fig. 1. Barracón de patio y tres variantes del barracón de nave

La segunda modalidad de vivienda esclava a laque nos referiremos es el bohío. Constituye el tipo dehabitación rural cubana más tradicional y primario,heredado de nuestros aborígenes. Fue la vivienda máselemental utilizada por el esclavo africano en Cuba,que era muy diferente a la construida por el indio. Sibien en la del aborigen vivía toda la familia, en estepodía residir desde un solo individuo hasta unconglomerado, que partía de la pareja como célulafamiliar. Posteriormente, los emigrantes, funda-mentalmente los canarios, adoptaron este tipo deconstrucción –con algunas modificaciones– paraasentarse en los campos cubanos como sitieros; deahí que el bohío cubano es todo un compendiotranscultural aborigen-afro-hispánico.4

Con el paso del tiempo, los materiales utilizados ensu construcción se fueron diversificando, aunque lo

fig. 2. Zonas de gran desarrollo plantacionista

usual era erigirlos de yagua o tabla y guano. Sinembargo, en el siglo XIX también se considerabanbohíos o ranchos a las pequeñas casas de campoedificadas de embarrado o mampostería, techadas contejamaní o tejas. Estos coincidieron cronológicamen-te dentro y fuera de las plantaciones cubanas.

Ahora bien, existe una tercera categoría de viviendaesclava que hasta el presente solo hemos encontradoen una plantación y nos resulta muy interesante: lospueblos amurallados de esclavos. Esta es unamodalidad curiosísima pues, a nuestro juicio, fue unacombinación entre el barracón de patio y los caseríos.A ella nos referiremos posteriormente.

Zonas de gran desarrollo plantacionista

Sin duda alguna, existieron en Cuba, regionesque por las condiciones de sus suelos, la cercaníacon los puertos permitiendo que la exportación delas mercancías no constituyera una traba para laventa y la disponibilidad de terrenos suficientes paralos sembrados, se desarrollaron, más que en otras,las plantaciones de café y de azúcar. Según datoshistóricos que nos remontan al año 1846, la zonaoccidental de la Isla era la de mayor auge en ambosreglones.

Hacia el oriente de la Sierra del Rosario, ubicadaen la actual provincia de Pinar del Río, se asentaronen los inicios del siglo XIX numerosos caficultores deorigen francés y criollos adinerados, quienes con-virtieron estas lomas en una de las zonas másflorecientes de Cuba. Esta área cafetalera se de-sarrolló hasta mediados de dicho siglo, en la que seerigieron cerca de 100 plantaciones.

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5 Modesto González: Ultimo escalón alcanzado por la plantación comercial azucarera esclavista (1827-1886), p. 5.6 Arturo Echezarreta: Monografía histórica-geográfica de San José de Las Lajas, s/p.7 Idem.8 Manuel Barcia Paz, com. pers. 2004.9 Rolando Álvarez: Huellas francesas en el occidente de Cuba (siglos XVI-XIX), p. 61.10 Modesto González: Ob. cit., p. 5.11 Alejandro de Humboldt: Ensayo Político sobre la Isla de Cuba, p. 170.12 Manuel Moreno Fraginals: El ingenio, complejo económico social cubano del azúcar, t. I, p. 114.13 Alejandro de Humboldt: Ob. cit, p. 170.

cafetales nunca jugaron un papel secundario y enregiones como Bemba (Jovellanos), Cimarrones, LaGuanábana, Limonar e incluso Cárdenas, había unmayor número de cafetales en comparación con losingenios,8 existiendo una fuerte presencia francesa;por ejemplo, en 1827 sumaban 203 las plantacionescaficultoras, todas ellas fomentadas en la primeramitad del siglo XIX.9 Entre ellas se destacaban loscafetales La Industria y Moscú, siendo la dotación deéste último una de las que se sublevó en los acon-tecimientos de La Escalera.

Desde bien temprano del siglo XIX, la industriaazucarera irrumpe en áreas matanceras, creciendo yconvirtiéndose en la región donde florecieron grandescolosos cañeros. Hacia 1827 el partido de Matanzasproduce ya el 25 % del azúcar cubano y en 1859, junto aColón y Cárdenas, elaboraban el 55,5 %.10 Y es que esteúltimo territorio poseía en 1852, por sí solo, 221 ingeniosy en él se encontraban los más importantes del paíspor sus adelantos, extensión, mejoras y rendimientos.11

En la década de 1858-1868, la expansión matancerahabía llegado a su fin como consecuencia del mismoagotamiento térreo que se había experimentado haciael oeste, sobre todo en el partido de Colón, que en 1857llegó a ser la principal región azucarera de Cuba.12

Como un fenómeno independiente del augehabanero-matancero, surge la industria azucarera enTrinidad, importantísima zona productora en relacióncon la disponibilidad de sus tierras. Los sembradíosbordearon las montañas y se desplazaron por losvalles, precisamente allí se construyeron dos de losgigantes cubanos: Guáimaro y Güinía de Soto. Eldesarrollo trinitario en el renglón azucarero alcanzósu cénit hacia 1840 cuando los 43 ingenios queproducían en ese año, sobrepasaban las 8 000 to-nelalas. Sin embargo, no se puede obviar el renglóncafetalero, pues aunque no fue una industria quefloreció tanto como el azúcar en esta región, losdocumentos han dejado constancia de la existenciade 35 cafetales en el año 1817.13

Ahora bien, en las jurisdicciones habaneras fuedonde se comenzó a desarrollar con gran ímpetu laplantación esclavista azucarera a partir de los años1788-1792. Ya en 1762 existía un centenar de ingeniosen los caminos que se alejaban de la ciudad, ypaulatinamente se fueron expandiendo hacia las zonasdonde las tierras no habían sido cultivadas. En 1804 LaHabana contaba ya con 237 ingenios y hacia 1817 sunúmero se elevó considerablemente; solamente enlos territorios correspondientes a Bejucal, Santiagode las Vegas, Guanabacoa, Jaruco y Güines existían312 de ellos.5 Estos ingenios, en su mayoría, no poseíanmás de 80 esclavos y elaboraban de 500 a 1 500 cajasde azúcar.6 También se desarrolló en el territoriohabanero un fuerte movimiento cafetalero; re-cordemos que hacia las áreas occidentales seasentaron gran cantidad de colonos procedentes deSaint Domingue y otras zonas. Por ejemplo, en laprimera mitad del siglo XIX, se registran en el términomunicipal de San José de Las Lajas un total de 26ingenios, pero también 24 cafetales, plantaciones quecoexistieron y se desarrollaron al unísono.7 Mientrasse mantuvieron altos los precios del café, muchasplantaciones continuaron produciendo y la regiónhabanera no fue la excepción. Entre la jurisdicción deGuanajay, Güira de Melena, San Marcos, Artemisa,Alquízar, Ceiba de Agua y San Antonio de los Baños, seubicaba el famoso «Jardín de Cuba», llamado así por labelleza de sus haciendas cafetaleras. Charles AugustusMurray, viajero norteamericano que visitó Cuba en ladécada del treinta del siglo XIX, relata que los cafetalesde esta región, como lo fueron La Tentativa, LaEsperanza, La Simpatía, La Rotunda, La Matilde, LaSerafina y La Catalina, eran como jardines-haciendas.

Una vez consolidado el desarrollo de la plantaciónen La Habana, se extiende hacia el este, abarcando elnorte y centro de la actual provincia de Matanzas,sobre todo en los territorios de Cárdenas y Colón.Aunque se desarrolló ampliamente la producción deazúcar en este pedazo de tierra occidental, los

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Esto no sucede en la actual región de Villa Clara,pues en ese año se reportan 78 haciendas cafetalerasque convivían con 14 escasos ingenios.14 Así pues,estas tierras, al igual que las de Cienfuegos, aún semantenían en excelentes condiciones para el desa-rrollo azucarero, que vendría a sustituir el practicadoen las desgastadas tierras habaneras, matanceras ytrinitarias, a causa del uso intensivo. Sin embargo,más que la antigua Villa Clara, fue en Sagua La Grande,villa fundada en 1817, donde invade el azúcar junto aCienfuegos, ciudad fundada dos años más tarde. Lasmagníficas tierras agrícolas y los bosques existenteshicieron que a partir de 1827, los sacarócratashabaneros y trinitarios de apellidos tan ilustres comoO´Farrill e Iznaga, pusieran sus ojos y fortunas enestas zonas.15 Hasta la década del sesenta del siglo XIX

las haciendas ubicadas en estas áreas se encuentranproduciendo al máximo, aunque nunca llegan al statusalcanzado por las industrias azucareras ya men-cionadas, en las cuales se elaboró el 90 % de laproducción azucarera cubana del siglo XIX.

Durante la primera mitad de este siglo, los ingenioscontinuaron su expansión a través de todo el territorionacional, desarrollándose medianamente estaindustria en los territorios orientales. El puertosantiaguero siempre constituyó uno de los principalesexportadores de la Isla, más aún después de serfavorecido comercialmente a finales del siglo XVIII.Desde fechas bien tempranas, aparecieron hacia elsur siembras cañeras que aprovecharon los vallesintramontanos, así como hacia la zona de El Caney.Ya en 1759 sumaban 38 los ingenios en la jurisdicciónsantiaguera, pero el ritmo de crecimiento se volviómuy lento en comparación con lo que sucedía enoccidente. En 1859, el porciento de la producción conrelación al país era menos de 1 %.16

Lo mismo sucedió en los territorios de la actualprovincia de Guantánamo, donde el fértil valle delGuaso y las montañas propiciaron el desarrolloeconómico a mediados del siglo XVIII como un apéndicede la región santiaguera. En 1777 solamente existían 3trapiches que molían con dotaciones que no llegaban

14 Idem.15 Moreno Fraginal: Ob. cit., p. 144.16 Ibídem, p. 148.17 José Sánchez: El azúcar en el valle de los ingenios guantanameros, pp. 12-26.18 Roland T. Ely: Cuando reinaba Su Majestad El Azúcar, p. 577.19 Juan Pérez de La Riva: Ob. cit., pp. 380-386.20 Carlos Venegas: Cuba y sus pueblos, censos y mapas de los siglos XVIII y XIX, pp. 88-89.

a 20 esclavos, no fue hasta 1817, que se funda el primeringenio. La mayor cantidad de plantaciones seconcentraron en el partido de Santa Catalina, dondese ubicaban, hacia 1841, las únicas 7 haciendasazucareras existentes.17

En 1860, cuando la mayoría de los grandesproductores azucareros cubanos se encontraban endescenso, los ingenios santiagueros llegaron a la cifrade 89 y continuaban creciendo, mientras que losguantanameros sumaban 25, la mayoría de los cualesya se habían mecanizado.18 Esta evolución tardía traecomo consecuencia que el oriente cubano constituyerala fuente azucarera que suple, en gran medida, ladecadencia de las producciones de azúcar registradashacia el occidente y centro de la Isla.

Como un fenómeno paralelo a la vida azucarera,se desarrolló fuertemente la producción cafetalera.Este auge lo trae consigo, fundamentalmente, lainmigración de caficultores desde el sur luego de lossucesos acaecidos en Saint Domingue. En 1841 existían604 haciendas en la región del cinturón cafetalero deSantiago de Cuba, siendo estos los que más semantuvieron produciendo, hasta que la Guerra de losDiez Años asestó un duro golpe a los hacendadosestablecidos en la cuenca del Cauto. Estas plan-taciones de más de 100 esclavos, como La Gran Sofía,fueron las que resistieron la crisis del segundo terciodel siglo XIX.19

No cabe dudas de que las cuatro grandes zonasdonde se concentraron las mayores plantacionesesclavistas, se ubicaron en las cercanías de las tambiéncuatro grandes ciudades portuarias cubanas,privilegiadas y favorecidas por el Reglamento para elLibre Comercio de España a Indias de 1778 y la TrataLibre en 1789: La Habana, Matanzas, Trinidad ySantiago de Cuba.20

¿Bohío o barracón?

Como es lógico que sucediera, durante los siglosXVI, XVII y XVIII, en los que se fomentan no pocasplantaciones esclavistas en Cuba, los hacendados le

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daban relativa importancia a la disposición de lasviviendas de los esclavos, las que en muchos casosse colocaban ad libitum en el llamado batey. A menudo,las áreas dentro de estos eran compartidas con losmonteros u otros trabajadores de la hacienda, peroen otros se delimitaba un trozo de terreno donde seerguían únicamente los escasos ranchos destinadosa los negros, como sucedió en el ingenio NuestraSeñora del Rosario y la Limpia y Pura Concepción,plantación más conocida como la de las tierras del RíoPiedras. Esta industria guanabacoense floreció en ladécada del cincuenta del siglo XVII y contaba con unareducidísima dotación de 20 esclavos, los que debíanobtener la mayor parte de su comida en las siembrasaledañas a sus viviendas.21

21 A.G.I.: Escribanía de Cámara, pieza 2da, fol. 852 v., 25 de noviembre de 1655, referenciado por Francisco Castillo Meléndez: «Un año de vida de uningenio cubano (1655-1656)»,en Anuario de Estudios Americanos, pp. 452-453.22 Juan Pérez de La Riva: Ob. cit., p. 24.23 Francisco Pérez de La Riva: «La habitación rural en Cuba», en Revista de la Junta Nacional de Arqueología y Etnología, p. 300.24 Mercedes García: Misticismo y capitales. Los jesuitas en la economía de Cuba (1720-1767), pp. 43-51.25 Idem.26 Hortensia Pichardo: Documentos para la historia de Cuba, t. I, p. 158.27 Levi Marrero: «Economía y Sociedad», en Francisco Castillo Meléndez: Ob. cit., p. 460.

El Bohío, vivienda esclava

La tipología de vivienda adoptada fue el bohío detabla y guano y, en casos minoritarios, de embarradoy tejas. El piso solía ser de tierra apisonada y en él seclavaban postes de madera redondeados, cuyafunción era soportar los entarimados que servían decamas. Los bastidores probablemente estuvieronamarrados con bejuco colorado, tejidos luego conbejucos de tortuga o tiras de majagua.22 Fre-cuentemente, estas pequeñas aglomeraciones dereducidos inmuebles dieron lugar, en el siglo XVIII, a

caseríos que trascendieron su condición paraconvertirse en poblados que han llegado hastanuestros días, como por ejemplo Ranchuelo yCorralillo.23 Al igual que en los 2 citados ingenios, todoparece indicar que los esclavos que habitaban ytrabajaban en estas haciendas no eran muchos, puesambas industrias se habían desarrollado poco,comparandolas con el desarrollo que llegan a alcanzaren la primera mitad del siglo XIX.

Con posteridad a 1750 es que la producción de cafése fomenta, pues aún el mercado internacional norespaldaba con altos precios tan preciado grano. Porlo tanto, es de suponer que la cantidad de esclavosque vivían en estas plantaciones era también muyreducida. Ya en los últimos años del siglo XVIII comienzapara el café un período de auge económico, rivalizandocon el azúcar. Como consecuencia, la cantidad deesclavos que comienzan a convivir en estas haciendasaumenta consi-derablemente, como por ejemplo, ladotación del ingenio Río Blanco, el que poseía 99 bohíospara albergar a una negrada de 242 esclavos.24 Estesistema de vivienda esclava fue fomentado en 1759por los jesuitas radicados en La Habana, los quetambién eran propietarios del ingenio Poveda –32bohíos para 68 esclavos.25

Uno de los factores que frenaba la expansión deesta industria era la limitación de la fuerza de trabajodisponible, situación que se resolvió con la Real Céduladel 6 de febrero de 1789, y la puesta en vigor de laautorización para la introducción libre de esclavos enCuba y otras colonias.26 Por otro lado, la baja de losprecios del azúcar en el mercado era tan significativa,que hacia 1683 esta había hecho desaparecer la terceraparte de los ingenios cubanos, y los que se manteníanproduciendo no alcanzaban la rentabilidad.27

El final de este siglo marca el término de una etapa,y el comienzo de otra para el azúcar y el café. Lainclusión del vapor en los ingenios, posibilitando asíun mayor rendimiento de las zafras y el aumento delas ganancias de los hacendados, trajo una expansiónazucarera. Como consecuencia, se necesitaron, aún

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más, brazos fuertes y ágiles que garantizaran la cañaque se requería para el proceso productivo delingenio, y a partir de entonces las dotaciones sehicieron mucho más numerosas. Ya en 1821 habían155 000 esclavos en 750 ingenios; 54 000 en 900cafetales; 36 000 en fincas ganaderas, tabacaleras yotros cultivos, y 20 000 en ocupaciones domésticas.28

En 1827 los ingenios sumaban un millar, existían 2 067cafetales, 76 algodonales, 60 cacaotales, 3 090 potreros,5 534 vegas de tabaco y 13 947 sitios de labor yestancias; los que albergaban a 286 942 esclavos.29

Las condiciones de vivienda esclava hasta el año1800 se mantuvieron inalterables, tornándose bastantecomplejas durante todo el siglo XIX, pues los ha-cendados adoptaban en sus plantaciones el modo devida para sus esclavos de acuerdo con tres factoresfundamentales: las condiciones del terreno donde sesituaba la hacienda, la situación económica en que seencontraban y la situación imperante en el país conrespecto a la esclavitud.

Hacia 1804, era de 198 000 el número de esclavoscensados en la Isla, como consecuencia de la grandemanda de fuerza de trabajo en las plantaciones; yhacia 1843, ascendían ya a 589 333.30 Pero, ¿influyódefinitivamente la cantidad de esclavos presentes enlas dotaciones como para transformar el modo devida de estos? Hemos constatado que plantacionescon reducido número de esclavos poseían barraconesde naves en los que eran encerrados, e ingenios ycafetales en los que sucedía todo lo contrario yhabitaban en aglomeraciones de bohíos y casuchasubicadas en zonas cercanas a las áreas industrialesde los complejos.

Generalmente, los bohíos dejan de situarse ad libitum,para acomodarse en lugares previamente escogidos ymuchos de los ingenios modernizaron sus accesorios yadoptaron el barracón de patio como método organizativoeficaz, y como medida de control para la dotación, aunqueen este punto surge una nueva interrogante: ¿Predo-minaron los bohíos en las plantaciones cubanas?

La mayoría de las haciendas ubicadas en la Sierradel Rosario tenían organizadas las habitaciones delos esclavos a partir de bohíos construidos de madera

28 Fernando Charadán López: La industria azucarera en Cuba, p. 17.29 Ramiro Guerra: Azúcar y población en las Antillas, p. 61.30 Francisco Pérez de La Riva: Ob. cit., p. 301.31 Jorge Freddy Ramírez, com. pers., 2004.32 José Novoa Betancourt: Los esclavos en Holguín (1720-1867). Estudio Socio Demográfico, p. 43.

o embarrado, y en muy pocos casos en barraconesde mampostería naviculares. Si bien es cierto que loscafetales acostumbraban a poseer dotaciones com-puestas por números menores de esclavos que losnecesarios en la industria azucarera, estos cafetales,que producían en el orden de los miles de arrobas,poseían dotaciones que excedían el centenar deesclavos en múltiples casos. Hasta el momento, enunas 70 plantaciones localizadas, se ha detectadosolamente un barracón de mampostería, ubicado enla hacienda Buena Vista. Esta llegó a tener una fuerzade trabajo de 130 esclavos y la nave estaba divididaen 11 habitaciones; sin embargo, allí también se utilizóel bohío, coincidiendo cronológicamente con elbarracón. La diferencia de quiénes vivían en unos yen otros estaba dada por su status civil dentro delcafetal: los recién llegados, los solteros y los más«belicosos» solían ser ubicados en los barracones,mientras que los que habían creado familia solían serubicados en los bohíos.31

Por su parte, la presencia esclava en el territorioholguinero asciende a partir de los primeros añosdel siglo XIX, alcanzando su clímax hacia 1866, fechaen que se reporta el número mayor de ingenios ytrapiches en el llamado eje azucarero Uñas-Gibara-Fray Benito. En las plantaciones que producían enesta fecha, situadas dentro de este «eje», seubicaba el 73,14 % de todos los esclavos del áreaagrícola de la jurisdicción. Estos ingenios ytrapiches llegaron a sumar 72 en ese mismo año,sin embargo, no sucedió lo mismo con la pro-ducción cafetalera de la zona, donde se reportan –como máximo– 11 haciendas hacia 1827. Estasplantaciones –tanto las azucareras como lascafetaleras– no parecen haber conocido el barra-cón, sino el conjunto de chozas o bohíos. Dentro deeste ámbito, Gibara constituyó un área donde sefundaron varios ingenios. A su paso por uno deellos, en 1840, un viajero nos dejó su descripción: Ala derecha se encontraban los conucos de los negros otierras de autoconsumo cuyo producto es de su propiedad(…) Los bohíos están todos sobre la misma colina y formanuna pequeña villa…32

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La zona santiaguera se caracterizó por una fuertepresencia industrial cafetalera, siendo las regionesde El Cobre y La Gran Piedra las que más sedesarrollaron en este renglón. La Isabelica, cafetalubicado en esta última zona, fue investigadaarqueológicamente en la década del sesenta del sigloXX por Fernando Boytel Bambú, quien afirmó:

La Isabelica parece no haber tenido barracón de esclavosconstruido de mampostería…

Se encuentran las bases y pisos de una serie deconstrucciones correspondientes sin duda a pequeñasviviendas en la cima misma de la montaña y a unos 40 metrosde la casa directamente sobre la tahona o moulin y a uncostado de la caballeriza.

Allí hay huellas de unas seis de estas construcciones quedebieron haber sido de madera u cuje embarrado acorde conla influencia andaluza.33

La casi nula presencia de barracones en estoscafetales indica el predominio de los bohíos comovivienda esclava en esta región. La Gran Sofíaconstituye uno de los ejemplos de plantación mássignificativo en la zona, en el que todavía se puedenobservar las ruinas del barracón de nave y de lamayoría de sus fábricas.34

Otros datos nos llegan de la mano de viajeros quevisitaron la zona oriental a mediados del siglo XIX.Hippolyte Piron nos narra, a partir de su estancia en elcafetal San Pablo, propiedad de don José Ramírez,ubicado en el partido de El Cobre –cuartón Brazo delCauto, según la división político-administrativa vigentedesde 1861 hasta 1878–, que …en la pendiente de la colinase escalonaban las chozas donde vivían los negros, miserablescabañas construidas con un encañado recubierto de arcilla ytechadas con hoja de palma.35Además, visitó el cafetalSanta Ana Margarita, en Juraguá, donde también noscuenta como: Las chozas de los esclavos estaban, en otraspartes, construidas con trenzados recubiertos de arcilla ytechados con hojas de palma. Igualmente, WalterGoodman, quien vista Cuba desde 1864 hasta 1869,recorre Santiago de Cuba y uno de los ingenios allí

33 Fernando Boytel Jambú: «Restauración de un cafetal de los colonos franceses en la Sierra Maestra», en Revista de la Junta NacionaldeArqueología y Etnología (separata), s/p.34 En una reciente visita a algunas haciendas cafetaleras de la Gran Piedra, se pudo comprobar el «buen» estado de conservación que presentan lasestructuras murarias del cafetal La Gran Sofía.35 Hippolyte Pirón: La Isla de Cuba, p. 116 (su viaje lo realiza entre los años 1859-1873).36 El texto no especifica el nombre del ingenio ni el de su propietario, solamente se refiere a este como don Benigno.37 Walter Goodman: Un artista en Cuba, p. 192.38 Ileana Donatién: «El ingenio San Idelfonso cuenta su historia», en El azúcar en el Valle de los Ingenios guantanameros (1532-1899), p. 54.39 A.N.C.: Escribanía de Varios, leg. 236, no 3561.

localizado,36 y cita que su dueño …destinaba casitas deguano, limpias y bien construidas, colocadas en hilera, a losesclavos que tienen familia.37

En la región guantanamera se desarrolló tar-díamente la industria azucarera en comparación conel nivel alcanzado en la región occidental y central delpaís, contando en 1862 solamente con 25 ingenios, losque en su mayoría utilizaban el buey como fuerzamotriz. Estos hacendados eran también, en sumayoría, de origen francés, pero el dueño del ingenioSan Idelfonso, el primero que empezó a producir enesta zona entre 1815 y 1816, fue Andrés YaromirHadfeg, natural de Viena, capital del imperio deAustria. En 1818, esta plantación contaba con …unacasa de vivienda, caballeriza, vivienda del mayoral, casahospital, cárcel, estanque para miel, casa alambique, almacén,herrería, casa de pailas, horno de cal, casa de purga, 31caballerías montuosas, una dotación de 164 esclavos, 30 bohíosy 0.15 cavas. de conucos para los negros.38 Como puedeconstatarse, a través de la documentación históricanos han llegado múltiples crónicas sobre la utilizacióndel bohío en la zona oriental de Cuba, lo que nos hacepensar que ellos tuvieron una presencia mayoritariaen las plantaciones de estos territorios.

Ahora bien, en las regiones habaneras, matanceras,villaclareñas y cienfuegueras la «historia» fue di-ferente. Todo parece indicar que hasta finales de ladécada del veinte del siglo XIX, los barracones que seconstruyeron en esta zona fueron del tipo brasileño, osea, de nave; mientras que se mantuvieron los bohíosen la mayoría de las haciendas, a pesar del aumentoen la intensidad de las rebeliones. Hemos podidorecoger datos que confirman lo anterior; por ejemplo,el cafetal La Plasencia (La Cuca), ubicado en Artemisa,tenía en la segunda década del siglo XIX una dotacióncercana a los 100 esclavos, los que poseían bohíos demadera y guano, alrededor de un pequeño bateydentro del espacio doméstico.39

Cirilo Villaverde, en su Excursión a Vueltabajo, nosdeja constancia de su visita a Guanajay, donde se

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encontraba el San Francisco, ingenio propiedad delos señores condes de Herrera. Según el autor, …alfondo [de la casa de vivienda] estaban la casa de molienday de caldera, todo en una pieza, y detrás, a la derecha, losbohíos o moradas de los esclavos, todos de paja, a la izquierda,la casa de bagazo, el tejar y las caballerizas.40

Mientras tanto, florecía cada vez más el ingenioAlejandría, fundado en 1797 en la villa de San Julián deGüines, logró convertirse en el centro de produc-ción azucarera más importante de la región habanera.En 1839 producía ya 1 000 cajas de azúcar y contabacon una dotación de 102 esclavos, llegando a tener166 en el año 1863.41 A pesar de considerarse un granproductor y de tener una amplia dotación, este ingeniotampoco poseía barracón, sino bohíos de yaguas yguano con sus respectivos conucos.42

Anselmo Suárez y Romero, quien publicó un artículoen 1859 dedicado exclusivamente a los ingenios ytambién visitó esta región, nos describe uno de ellos,del cual no aparece referencia alguna. Solamente noscuenta que: Los bohíos se hallan a corta distancia detrás delas fábricas, y pueden por su miseria y desnudez considerarsecomo los suburbios o arrabales del pequeño pueblo a que uningenio se parece.43 Este era condueño del Surinam,ingenio al cual se refiere pormenorizadamente en unadescripción publicada en 1850. Esta fábrica poseía bohíoscomo vivienda esclava y ...en vez de hacerlos en calles,formando un cuadrado u otra cualquiera figura simétrica, dejana los negros levantarlos en el lugar que a cada cual se le antoja.44

Pero, ¿qué había pasado en las plantaciones paraque los hacendados se decidieran a construirbarracones?

El 15 de junio de 1825 ocurrió en Guamacaro –cercadel actual poblado de Coliseo– uno de los le-vantamientos de esclavos más sangrientos querecuerda la historia cubana. Iniciado en el cafetal deFouquier, la revuelta abarcó 18 o 20 plantaciones decafé, alzándose más de 400 esclavos, pues el grupocrecía a medida que los rebeldes recorrían las fincas

40 Cirilo Villaverde: Excursión a Vueltabajo, p. 67.41 A.N.C.: Escribanía de Nuño, t. III, fol. 1085-1085.42 Richard Madden: The island of Cuba: its resources, progress and prospect, considered in relation especially to the influence of it prosperity on theinterest of the British West India, p. 177.43 Anselmo Suárez y Romero: «Ingenios», en Artículos de costumbres cubanas del siglo XIX, p. 192.44 Manuel Moreno Fraginals: Ob. cit., p. 66.45 Gloria García: Conspiraciones y revueltas. La actividad política de los negros en Cuba (1790-1845), pp. 83-85.46 A.N.C.: Gobierno Superior Civil, 1469/57999.47 Ibídem, 14 de abril de 1842.48 Ibídem, 26 de febrero de 1842.49 Ibídem,5 de marzo de 1842.

cercanas en una zona tan densamente poblada. Untotal de 16 hombres, mujeres y niños blancos fueronejecutados, y otros 4 o 5 resultaron heridos; muchasinstalaciones, viviendas y parte de las cosechas fuerondestruidas. Finalmente, la revuelta fue sofocada y losrebeldes apresados, la mayoría terminaron en elpelotón de fusilamiento y de los múltiples azotes, a losque tampoco sobrevivieron.45

Como consecuencia, el gobernador de Matanzas,Cecilio Ayllón, pone en vigor el Reglamento de PolicíaRural de la Jurisdicción de Matanzas ese mismo año,en el artículo 14 establecía que: De esta fecha á tres añosse habrá construido en toda finca, cuya dotación exceda detreinta negros edificio á propósito para que se recojan estos yreúnan bajo llave, teniendo este los convenientes alojamientosá fin de que estén divididos los estados y los sexos. En lasfincas de menor dotación podrán reconcentrarse lo más posiblelos bojíos, poniéndose bajo una estacada espesa de cuatro ácinco varas de alto con su puerta y llave segura.46

Por lo tanto, muchos de los hacendados matan-ceros decidieron adoptar este reglamento. Es cono-cido que la primera descripción de un barracón depatio la realizó Abiel Abbot en carta fechada el 19de febrero de 1828 desde el ingenio La Carolina,propiedad de W. Taylor. En 1831, El Vademécum…,escrito por H. B. de Chateausalins entusiasmará, alparecer, a los plantacionistas cubanos, pues este librose reedita, al menos, tres veces más.

Sin embargo, no a todos entusiasmó la idea delbarracón. En contestación de don Jacinto GonzálezLarrinaga con respecto al expediente instruido por ordensuperior para reformar el sistema moral, higiénico yalimentario de los siervos que se emplean en laagricultura, de 1842, afirma que: Es conveniente y puesto enrazón que vivan los negros con sus familias en sus bohíos, me-jor que en barracones cerrados […]47 Por su parte, don RafaelO’Farrill afirma que: Los esclavos casados deben vivir enbohíos,48 y don Sebastián de Lasa prefería …continuarcon los bohíos en lugar de los barracones cerrados […]49

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En 1843, el capitán general, don Gerónimo Valdés,pone en práctica el «Bando de Gobernación y Policíade la Isla de Cuba» –había sido redactado un añoantes– con dos documentos anexos, uno de los cualesconstituía un Reglamento de Esclavos. Muchos de lospreceptos contenidos en él, con frecuencia no secumplían, como por ejemplo:

- artículo 6: Los amos darán precisamente á susesclavos de campo, dos o tres comidas al día […]

- artículo 25: Los amos cuidarán con el mayor esmerode construir para los esclavos solteros habitacionesespaciosas en punto seco y ventilado con separación paralos dos sexos […]50

Pero, en este último artículo, también se señalabaque los esclavos debían concentrarse en un inmueble,de manera que pudiesen …quedar todos en la noche bajollave.51 Como consecuencia de ello, las reacciones delos esclavos y de algunos plantócratas no se hicieronesperar; ya en la década del treinta del siglo XX nohabían sido pocos los motines causados por laimplantación de los barracones. Por su parte, JoséMontalvo y Castillo, dueño de varios ingenios en eloccidente del país, consideraba excesivo que unhombre forzado al trabajo diurno debiera serencerrado en la noche, comunicándoselo de estamanera al Capitán General en carta fechada el 15 deagosto de 1843;52 en la cual, además, solicita elconsentimiento de este para mantener el sistema debohíos empleado hasta el momento por él. El marquésde Campo Florido, dueño también de varias fincas,coincidía con Montalvo, y apuntaba que no por tenerbohíos en sus fincas deja de ejercer una estrictavigilancia en ellas, en las cuales los esclavos vivían enfamilias y amaban como una propiedad inviolable.53

Por su parte, el Capitán General, preocupado por estasituación, consulta lo estipulado en el reglamento condon Domingo Aldama, y este, entre otras muchascuestiones, le refiere que está convencido …de queningún perjuicio reporta el dueño con hacerlos vivir por familias,en bohíos o piezas separadas […], señalándole que él asílo hace e hizo siempre.54

La construcción de las nuevas «cárceles», sin dudasaminoró las rebeliones y las fugas, pero en modoalguno las eliminó. Qué mejor ejemplo que losalzamientos que se sucedieron a lo largo de 1843 enlos ingenios Alcancía, La Luisa, La Trinidad, Las Nieves,La Aurora, Triunvirato y Ácana; plantaciones que secaracterizaban por sus vastos barracones de patio yque formaron parte de la llamada Conspiración de LaEscalera. Además, los esclavos continuaron fugándoseen la noche y escapándose hacia las tabernascercanas, donde bebían aguardiente o vendíanproductos propios o robados.55

Con posterioridad a estos violentos años, nodudamos que muchos hacendados hayan optado porgarantizar su seguridad, construyendo grandesestructuras carcelarias; pero ¿hasta qué punto pudohaber ocurrido esto? Por solamente citar un ejemplo;la gran zona azucarera occidental de Cárdenas poseía221 ingenios en 1852, pero únicamente en 98 de elloslos esclavos vivían en barracones y de estos,solamente 73 estaban construidos de mampostería;56

por lo tanto, el 60 % de los negros continuaronhabitando en bohíos. Si bien, este sistema carcelariose implanta, fundamentalmente, en las grandesindustrias de la llanura Habana-Matanzas, no en todasellas se llevó a cabo su aplicación.

En 1857, ve la luz un libro de vital importancia parael conocimiento de nuestras industrias azucareras delsiglo XIX. Esta edición de lujo de Los ingenios. Colección devistas de los principales ingenios de azúcar de la Isla de Cuba,redactado por Justo Germán Cantero –Gentil Hombrede Cámara de Su Majestad y Alférez Real de Trinidad–e ilustrado por el dibujante y litógrafo EduardoLaplante, nos muestra en excelentes imágenes unacrónica fehaciente de estos grandes colosos. Se puedecorroborar que en algunos de estos gigantes comoSan José (La Angosta), Intrépido, La Amistad, ManacaIznaga, Buena Vista y Güinía de Soto, se podíanobservar poblados de bohíos que albergaban nu-merosas dotaciones de esclavos; los necesarios paraalcanzar las producciones de estas plantaciones. Por

50 Hortensia Pichardo: Ob. cit., pp. 318-326.51 Idem.52 Gloria García: La esclavitud desde la esclavitud, pp. 19-20.53 Ibidem. p. 37.54 María del Carmen Barcia: La otra familia. Parientes, redes y descendencia de los esclavos en Cuba, p. 216.55 Ibídem. p. 36.56 Idem.

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lo tanto, no todos los grandes colosos modernizaron las viviendas de susnegros a la par de las maquinarias.

La mayoría de los autores consideran que la fórmula era muy sencilla:grandes y modernas máquinas igual a grandes y modernos barracones;sin embargo, ya hemos visto que algunos de los grandes y modernoscolosos azucareros de mediados del XIX no poseían barracones, sinocasuchas para los esclavos. Anselmo Suárez y Romero, en su colecciónde artículos publicada en 1859, brevemente nos acerca a esta temática:En algunas fincas los hay [los bohíos] de mampostería y tejas, mas ahí no hadominado seguramente otro móvil que el lujo o el tener más sujetos a los esclavos,porque en general, si los hacendados hacen tan grandes y costosas las demásfábricas, no sucede lo mismo con los bohíos […]; y menos buscan albañiles ycarpinteros que los fabriquen, […]57 Y es que hay que tener muy en cuentatambién, que no todos los hacendados poseían capital destinado al«bienestar» de su dotación, o no prestaban la debida importancia a lasviviendas; un barracón de nave podía llegar a costar 10 000 pesos y unode patio 25 000. Por lo tanto, en muchos casos, la fórmula nunca funcionó.

En 1861, Álvaro Reynoso aconseja sabiamente a los hacendadoscubanos a que volvieran al sistema de bohíos pero, propone además,cercar todo el pueblo […] con una gran muralla, aunque personalmenteestimaba que esta precaución no era necesaria.58 Juan Pérez de La Rivaafirma que …en el barrio negro, los bohíos no estuvieron nunca cerrados, porqueno había posibilidad técnica de cerrarlos, tendrían que ser demasiado grandes lascercas;59 sin embargo, al menos, una plantación funcionó con este sis-

fig. 4. Ingenio Intrépido, donde pueden observarse alineados hacia la izquierdalos bohíos de los esclavos

tema: el cafetal Santa Ana deBiajacas. Esta hacienda se en-contraba ya bien establecida en1822, con una dotación de 102esclavos,60 siendo propiedad delpresbítero don Ignacio O´Farrill; porlo que también se le conoce con elnombre de El Padre. Se encuentraa 11 Km del pueblo de Madruga yse ubica sobre una de las ele-vaciones del sistema montañosoBejucal-Madruga-Coliseo. En lascampañas arqueológicas efec-tuadas hasta el momento se hanpodido rescatar más de 11 000artefactos dentro del área delbarracón y 93 huellas de postes,siendo estas, según su diámetro,forma y profundidad, utilizadaspara diferentes funciones. Lasmayores fueron, seguramente,utilizadas para colocar los postesesquineros que se necesitaban enla construcción de los bohíos. Segúnla información documental hallada,existían un total de 45 de estos,…de embarrado y guano dentro de uncercado de mampostería, para unadotación de 77 esclavos (1839).61

Este cercado posee 3,35 m de alturay actualmente puede apreciarse elbuen estado de conservación enque se ha mantenido desde suconstrucción. La descripción citadacorresponde con una tasaciónperteneciente a la testamentaríadel propietario, escrita 22 añosantes de que Reynoso lanzara supropuesta, aunque estamos com-pletamente seguros que estecercado existía desde mucho antes.Es posible que futuras explo-raciones y excavaciones arqueo-

57 Fernando Ortiz: Los negros esclavos, p. 200.58 Álvaro Reynoso: «Estudios progresivos», en El barracón y otros ensayos, pp. 43-44.59 Juan Pérez de La Riva: La conquista del espacio cubano, p. 163.60 A.N.C.: Gobierno Superior Civil, leg. 871, exp. 29460, año 1822.61 A.N.C.: Escribanía de Galletti, leg. 245, no.1, 1838-1839, s/p.

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lógicas nos develen una muestra más amplia de estetipo de construcciones, pues hasta el momento es elúnico caso conocido en Cuba.

Reynoso nos cuenta también, con el objeto deapoyar su propuesta, que en los bohíos viven losesclavos con gran comodidad y holgura, rodeados detodos los objetos necesarios para su existencia, y que…en todas las fincas del señor O´Farrill se ha mantenido es-te orden y no por eso se ejerce una policía menos severa.62

Este dato es muy interesante pues, ¿a cuál de losO´Farrill pudo haberse estado refiriendo en 1861? Sindudas, no a Ignacio O´Farrill, ya que este muere en1842 y el cafetal rápidamente deja de funcionar; por loque tenemos otra evidencia de la existencia de bohíosen plantaciones que se encontraban produciendo enuna fecha tan tardía.

Se puede observar también como algunasplantaciones, además de las existentes en la Sierradel Rosario, combinaron barracones y bohíos, comoen el caso del cafetal Santa Brígida, ubicado dentro dela zona madrugueña. En una tasación correspondientea 1860, se describe …un barracón de mampostería y tejasde veinte y cinco varas de frente y cinco de fondo.63 Por loque se puede observar aún hoy, esta estructura poseíaun tabique divisorio en el centro, quizás con el objetivode fraccionar la dotación –que por entonces era de 22negros–, separando las mujeres y los hombres en lashoras de descanso. Sin embargo, solamente lossolteros habitaban en este recinto, pues los casadosvivían en bohíos.64

En las áreas villaclareñas predominó la utilizaciónde barracones, sobre todo en las zonas de Sagua LaGrande y Remedios. Hacia 1846 se encontrabanmoliendo 71 ingenios en Cienfuegos, los que senuclearon alrededor de las tierras que irrigaban losríos Damují, Salado, Arimao y Caonao.65 Estudiosaislados sobre las ruinas que pertenecieron a algunasde estas plantaciones, y que aún sobreviven nos re-ferencian la presencia de barracones de patio y naveen las llamadas Carolina, Dos Hermanos, Manuelita y

Caridad,66 sin embargo, parece no haber sucedidoigual en los ingenios Soledad, Hormiguero, Por-tugalete, Caracas y San Agustín, pues estos nuncatuvieron barracones.67 Coincidentemente, SamuelHazard nos ha dejado una excelente descripción deuna hacienda llamada Carolina –la que no ne-cesariamente tiene que ser la ya mencionada–,situada cerca de la ciudad, la que tenía fama de seruna de las mejores administrada de Cuba. Pertenecíaa H. Stewart, natural de Filadelfia y era muy notablepor las viviendas que se construyeron para la dotaciónde 500 esclavos. Estos vivían en una especie depoblado modelo, con casitas de piedra, …todasdispuestas en orden limpio y atractivo.68

En el año 1800 los ingenios trinitarios, ubicados enel llamado Valle de los Ingenios, contaban ya con12 000 brazos,69 cifra que se refleja en las produccionesalcanzadas en la primera mitad del siglo XIX. En 1803,varias de estas industrias poseían dotaciones quesobrepasaban los 100 negros,70 y durante las cincodécadas venideras la cantidad de trabajadores en elterritorio se mantiene por encima de los 10 000,solamente superada –en la región central– hacia 1861,

62 Álvaro Reynoso: Ob. cit., p. 61.63 A.N.C.: Escribanía de Barreto, leg. 107, no.9.64 Gabino de la Rosa Corzo; com. pers., 2004.65 Lilia Marín Brito: «Los barracones de los esclavos en la antigua región de Cienfuegos» en Islas, pp. 77.66 Idem.67 Historia provincial de Cienfuegos (período colonial), anexos 13 y 14.68 S. Hazard: «Haciendas e ingenios de la Isla de Cuba» en Cuando Reinaba Su Majestad el Azúcar, p. 479.69 Carmen Alfonso Hernández: Trinidad. Historia, leyendas y algo más,p. 45.70 Moreno Fraginal: Ob. cit., p. 142.

fig. 5. Muro perimetral del poblado de esclavos del cafetal El Padre

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por los 19 150 esclavos que laboraban en la jurisdicción de Sagua LaGrande,71 fecha en que la producción trinitaria había descendido consi-derablemente.

En opinión de Juan Pérez de La Riva: En 1855, […], los principales ingeniosde la región Habana-Matanzas, de Trinidad, Remedios y Sagua tienen barraconesde patio recién construidos o en vías de construcción;72 sin embargo,curiosamente en la zona azucarera de Trinidad no se han halladovestigios de este tipo de estructura, y la mayoría de los dueños de losgrandes colosos que allí molieron mantuvieron la costumbre de permitira sus esclavos vivir en pequeñas casas de embarrado y tejas.

En 1854, el ingenio Manaca-Iznaga llega a poseer 424 esclavos, losque habitaban en 51 ranchos.73 Justo Germán Cantero lo considerabacomo uno de los grandes productores de azúcar de Cuba, dejándonosla siguiente descripción de los ranchos donde vivían los trabajadores:Las habitaciones de los negros son de mampostería y teja, formando cuatrocalles, y se componen de sala, comedor, aposento, recámara y un portal al frentede sus respectivas calles.74

Por su parte, el ingenio Guáimaro fue una plantación fomentada en ladécada del ochenta del siglo XVIII, logrando en 1827 la mayor zafra del

fig. 6. Casa de esclavos perteneciente al poblado del ingenioManaca Iznaga, Trinidad

mundo: 943 toneladas de azúcarmascabado y purgado.75 Esta plan-tación llega a tener en 1830 unadotación de 300 esclavos hom-bres.76 En un plano realizado en elaño 1857, aparece representadoeste ingenio con un poblado deesclavos, que al igual que enManaca-Iznaga, fue levantado deembarrado y guano, pero situadoen la ladera de la loma que servíade base a la gran casa de vivienda.Los agrimensores Francisco La-vallee (183?) y Francisco Laplante(1857), reflejaron en su obra elingenio Guáimaro. En ambas re-presentaciones se pueden ob-servar perfectamente los bohíos delos esclavos, ubicados ordena-damente al pie de la loma, …si-tuados en terrenos altos y secos, aseadosy cómodos; fueron levantados 32 deellos y, al igual que los de Manaca-Iznaga, fueron construidos demampostería y tejas.77

En el Güinía de Soto vivíantambién los esclavos, que porentonces llegaban a 400, en …ran-chos sólidos, de mampostería y teja[…],78 así como en el Magua, el cualen 1798 poseía ya 102 esclavos enla dotación,79 llegando a poseer 320en el año 1830.80 San Pablo de LasLajas fue otro de los ingenios dondese implantó el rancho para losesclavos. En 1843 se estaba ree-dificando el poblado de mamposteríay teja en el mismo orden en que ha sido

71 Los censos de población y vivienda, CEE, tomo I, vol. 2, en Ultimo escalón alcanzado por la plantación comercial azucarera esclavista (1827-1886), p. 57.72 Ob. Cit., p. 26.73 A.H.T.: Familia Iznaga, intestado de Alejo Iznaga, tasación de 1854.74 Justo G. Cantero: Los ingenios. Colección de vistas de los principales ingenios de azúcar de la Isla de Cuba, s/p.75 Moreno Fraginal: Ob. cit., p. 142.76 A.H.T.: Escribanías, testamento de J. M. Borrell, 10 de enero de 1830.77 Justo Germán Cantero: Ob. cit., s/p.78 Ibídem.79 Sin referencia de archivo, en Historia de Trinidad,p. 76.80 A.H.T.: Escribanía Joaquín Orizondo, esc. del 24 de marzo de 1830.

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fig. 7. Ingenio Güinía de Soto, donde puede observarse hacia la izquierda el poblado de esclavos

planteado.81 En este ingenio no solo vivían los negros en ranchos hasta lamitad del siglo XIX, sino que se reconstruyeron para mejorar suscondiciones de vivienda.

Se han podido encontrar numerosos de estos poblados en planosrealizados durante el siglo XIX en la región trinitaria, pero sin duda alguna,el mapa más significativo y el que más información de esta índole nos haaportado, fue el realizado por Julio Sagebien y Delgado en 1855, el cualrepresenta aquellas plantaciones que se ubicaban en áreas cercanas allugar donde se construiría la vía férrea que atravesaría todo el valle.

fig. 8. Detalle del mapa de Sagebien, donde se muestra en detalle la distribución de las fábricas yel poblado de los esclavos. Cortesía A.N.C.

Este «Plano y perfil del Ferrocarrilproyectado entre Trinidad y SanctiEspíritu» nos muestra un potrero y22 haciendas azucareras, en 20 delas cuales son representados lospoblados de bohíos destinados alos negros esclavos.

Reflexiones finales

El establecimiento de la viviendaesclava en nuestro país fue muchomás complejo de lo que hoy ima-ginamos, y debemos tener presenteque cada plantación constituía uncomplejo autónomo, con sus pro-pias costumbres, reglas y dispo-siciones, independientemente delos reglamentos establecidos porel gobierno colonial.

En los primeros 200 años dedesarrollo industrial, en los cualesse fomentaron no pocas plan-taciones esclavistas en Cuba, laubicación de los poblados fue muysencilla, pues los ranchos erancolocados, en zonas predeter-minadas por los dueños y donde elesclavo estimara mejor dentro deellas. Al parecer, estas cons-trucciones se levantaban sin orga-nización alguna, quizás por sureducido número, pues las do-taciones eran considerablementepequeñas en comparación con lasque se aprecian a partir del últimocuarto del siglo XVIII.

A partir de entonces, los po-blados necesitarían organizarse,pues la mayoría de los complejos,sobre todo los azucareros, seamplían y modifican con la fi-nalidad de aumentar sus pro-ducciones. El entorno jugó un papelfundamental en la ubicación de losbohíos, sobre todo en los cafetales,

81 A.H.T.: Notaría Manuel Néstor Aparicio, t. II, fol. 733-741v, 18 de noviembre de 1843.

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muchas veces situados en zonas montañosas yaccidentadas, haciendo que el diseño de la plantacióntuviera que adaptarse a la topografía del terreno. Enla mayoría de los casos los esclavos llevaban siemprela peor parte, y sus viviendas eran situadas, hayansido bohíos o barracones, en las áreas de peorescondiciones. Es probable que el factor topográficocontribuyera, de manera considerable, a la im-plantación de bohíos y no de barracones.

Casi siempre las habitaciones de los esclavos selevantaban muy cercanas a las zonas fabriles, de estamanera se trasladaban mucho más rápido y, porsupuesto, no necesitaban desfilar por los alrededoresde la casa de vivienda.

Mucho influyó también el status económico de loshacendados y el interés que mostraban por lascondiciones en que vivían sus trabajadores, puescuando no se tenía el suficiente dinero era imposibleremodelar construcción alguna; pero a menudo semejoraban los inmuebles pertenecientes a la plantación,exceptuando las habitaciones de los esclavos.

No son pocos los plantócratas de las regionesoccidental y central que optaron por el barracón como

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Por lo tanto, es muy probable que los bohíos, comovivienda esclava, hayan predominado a lo largo detodo el territorio nacional. Fueron las construccionesque menos resistieron el intemperismo, y porconsiguiente, el paso del tiempo. No obstante,solamente futuras exploraciones e investigacionesarqueológicas a lo largo de la isla dirán la última palabrasobre este tema.

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Fondos del Archivo Nacional de Cuba

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