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Boletin Educacion Igualitaria Colectivos UCH

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boletin preparado por distinto colectivos de la UCH para la movilizacion 2012

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P ara nadie es un misterio que este año al movimiento estu-diantil le ha costado retomar la iniciativa e irrumpir como

una real fuerza en el escenario, y aun-que si bien las pocas marchas que se han hecho en el año siguen siendo ma-sivas, la escasa discusión política sobre la coyuntura y la moderación que des-de un inicio se ha visto en la CON-FECH tildando este como el “año de las propuestas” en donde “marchas, paros y tomas” eran formas desgastadas, han impedido que estos hitos se inserten en un real proceso de lucha, expresando más que nada una suerte de inercia y naturalización de la protesta social, da-das por las condiciones de pasividad, despolitización y desarticulación organi-zativa en las que aún nos encontramos como Movimiento Estudiantil, las que impi- den que pasemos del des-

contento latente al desarrollo de mayores clari-dades políticas por nuestra lu-cha por la edu-cación. Mientras tan-to el gobierno sigue cursando la agenda de ajustes para el sistema de

educación superior del bloque domi-nante, apoyándose muchas veces en cuestiones que el mismo movimiento planteó, pero que ante la imprecisión y falta de proyecto dejaron un flanco abierto para que los poderosos ejecu-ten los ajustes que necesita el mode-lo (por mencionar algunos ejemplos: “fin del CAE” que abre de lleno las puertas del financiamiento estatal a las Ues pri-vadas, anuncio de la superintendencia de educación, incorporación del ranking a las ponderaciones de ingreso a la ESUP por el CRUCH, reformas del pre-grado, etc.) Ante esta situación las fuerzas políticas presentes en la mesa FECH han mani-festado un consenso generalizado en torno a que este año para reimpulsar la movilización la lucha del movimiento es-tudiantil debe centrarse en plantear “demandas estratégicas” que permi-tan “avanzar y ganar cosas concre-tas” (fin al lucro por medio de una su-perintendencia, democratización, AFD Ues estatales), junto con la instalación en el “debate público” y a nivel de ins-titucionalidad de ciertas “temáticas es-tratégicas” (carácter del estado, refor-ma tributaria, reformas políticas). Frente a esto ¿Qué tan estratégicos son es-tos avances? ¿Dónde quedaron las demandas enarboladas el año pasa-do? ¿Desde cuándo peleamos por regular el mercado y paliar los exce-

Este boletín ha sido realizado en base a una serie de discusiones que han llevado a cabo en conjunto

distintos colectivos locales de la Universidad de Chile que mantienen una preocupación por la construc-

ción de un movimiento estudiantil que adopte la lucha por la educación como una demanda del pueblo

chileno, siendo parte de él y no viéndolo como algo ajeno o por fuera del movimiento.

sos del modelo? Para nosotros la disyuntiva en la que se encuentra hoy el movimiento estu-diantil se resume en si saldremos este 2012 a exigir un cambio estructural del modelo educativo –y por ende de la sociedad que lo sustenta- o si nos limitaremos a pedir ajustes que lo “mejoren”. Y frente a ella tenemos una respuesta cate-górica: nuestra lucha es hasta alcanzar una educación igualitaria y de cali-dad para el pueblo, en la que el sentido que ten-ga el conocimiento sea la realización completa de la sociedad, eliminando toda posibilidad e intención de ge-nerar un negocio a raíz de él. Esta no cabe en los mar-cos y lógicas del capitalismo, por lo que para conseguir una educación igualitaria la lucha debe ser una disputa que represente al pueblo a través de un proyecto de transfor-

mación del conjunto de la socie-dad. En este sentido, lo reivindicativo se enmarca en el objetivo de enfren-tar el modelo político-económico

imperante (capitalismo neoliberal avanzado), esto implica que no

debemos apuntar ni a mejorarlo, ni hacerlo sostenible, sino

justamente a lo contrario: a ir

derribando los pilares en los

que se sustenta.

Lo anterior no es po-sible de conseguir si no es en la movilización, en la lucha y en la protesta por cam-

biar la sociedad y en el trabajo cons-tante entre compañeros en las facul-tades, forjando en lo cotidiano las claridades políticas y de proyecto que nos permitan fortalecer el movi-miento y conseguir nuestros objeti-vos.

Este boletín ha sido realizado en base a una serie de discusiones que han llevado a cabo en conjunto

distintos colectivos locales de la Universidad de Chile que mantienen una preocupación por la construc-

ción de un movimiento estudiantil que adopte la lucha por la educación como una demanda del pueblo

chileno, siendo parte de él y no viéndolo como algo ajeno o por fuera del movimiento.

EL DESPERTAR

Facultad de Economía y Negocio (FEN)

LA ESCOTILLA

Facultad de la Salud

NODO

Facultad de Derecho

LA REVOLTOSA

Instituto de Administración Pública (INAP)

PLATAFORMA COLECTIVA

Campus Juan Gómez Milla (JGM)

Que la educación es un bien de consu-mo es algo que casi se ha hecho parte del sentido común, como también que se obtienen ganancias con nuestro aprendi-zaje. Y es tanta la implantación de esta forma de concebir la educación que has-ta nosotros mismos la vemos lucrativa-mente ¿no parece ser esta una inversión más que en algún momento se retribuirá por medio de un cartón y una profesión? Pero ¿qué concepción podría estar en contra del entendimiento del conocimien-to y la educación como una mercancía transable? Durante el 2011 e incluso en años anteriores se instaló con fuerza la idea de que la educación debe ser un derecho social garantizado constitu-cionalmente, es decir que el Estado asuma la responsabilidad superando su carácter subsidiario al sector privado y la mera focalización de sus recursos e inci-dencia donde el mercado no entra a cu-brir un servicio por su baja rentabilidad. A esto se ha sumado la consigna de la hegemonía pública y control del sec-tor privado (eufemismo para plantear un sistema mixto de provisión y oferta edu-cativa en el que las instituciones asuman un “rol público”), pero ¿es esto suficien-te? :

Cuando hablamos de Educación Iguali-taria entendemos esta demanda como parte de un horizonte mayor que es la lucha por una nueva sociedad en don-de la igualdad sea un principio básico. Por ejemplo, en la sociedad que tene-mos actualmente aunque la educación sea gratuita o esté garantizada constitu-cionalmente ¿será posible que real-mente un niño rico y uno pobre asimi-len de la misma forma el conocimien-to y reciban la misma educación? Creemos que no basta con que el Esta-do asegure cierto nivel educativo si la sociedad sigue reproduciendo desigual-dades estructurales por medio de la apropiación de las riquezas a expensas del trabajo mal remunerado y precariza-do de la mayoría. La educación igualita-ria es realmente una demanda revolucio-naria si entendemos que esta no cabe en los marcos y lógicas del capitalis-mo es decir nos estructura un horizonte social para construir nuestras platafor-mas de lucha y nuestros pliegos reivindi-cativos sin limitarnos a lo que nos impo-ne el modelo. Y ¿qué tipo de educa-ción igual para todos queremos? Una que esté realmente al servicio del pueblo, en donde el conocimiento sir-va para el desarrollo pleno de la so-ciedad y de los sujetos de forma inte-

En los últimos años se han levantado muchas consignas al calor de la lucha estudiantil: “Educación gratuita”, “Educación pública y de calidad” o “Fin al lucro” han sido algunas de las banderas de lucha que han copado las marchas, coronado las tomas de los liceos, decorado las murallas de la ciudad, etc. Y si bien sabemos que unas pocas palabras difícilmente expre-san todo lo que aparece en los petitorios, si creemos que estas deben contener la centrali-dad de las demandas y el horizonte al que se aspira como movimiento estudiantil. En ese sentido ¿Por qué levantar como horizonte y aspecto central de nuestras demandas la lucha por una “Educación Igualitaria y de Calidad”? la respuesta es simple si coincidimos en que es necesario hacer un cambio estructural de todo el modelo educativo para resol-ver los problemas que esta tiene, inclusive la misma concepción que se tiene de la edu-cación actualmente.

gral. Eso pensamos al hablar de educa-ción de calidad, al igual que concebi-mos que para alcanzarla es necesario desalojar completamente el mercado de nuestro sistema educativo en la medida que imprime sus lógicas a lo que se en-tiende por calidad. Queda claro por tanto que el límite que impo-ne el hablar de dere-chos sociales y de he-gemonía pública sin profundizar el contenido estratégico de esta apuesta (horizonte) y sin dar cuenta del me-canismo concreto de la propuesta, esta reduci-do a un mayor peso del Estado en la garantía y regulación del sistema de educación superior. El mercado educativo queda intacto, manteniéndose lógicas como la compe-tencia y empobreciéndose nuestra edu-cación: sus pilares se barnizan con un leve pintarrajeo de justicia social. Así, los problemas seguirán reprodu-ciéndose al dejar intacto el negocio legal o ilegal con la venta de títulos y conoci-mientos, por medio de un sistema seg-mentado, propio de la diversificación na-tural de un mercado, donde los sectores

acomodados seguirán recibiendo mejor educación, por medio de instituciones para que los ricos puedan acceder cum-pliendo mecanismos de selectividad for-males o por medio del pago (si son insti-tuciones privadas), e instituciones priva-das para los pobres sin selectividad for-

mal y por medio de al-guna beca o algún cré-dito (subsidio a los pri-vados) Para asegurar un dere-cho social y eliminar la noción de bien de con-sumo de la educación no basta con regular el mercado y darle un peso relativo mayor al sector estatal (tomando en cuenta que el sector privado absorbe más del 80% de la matricu-

la) para que conviva con el sector priva-do. Si hablamos de un nuevo proyec-to de educación debemos luchar por una reforma estructural integral. El Mercado educacional, por tanto la seg-mentación y la competencia entre insti-tuciones, debe ser eliminado, el sector estatal debe reforzarse a tal nivel que involucre un plan de financiamiento na-cional como fondo de recuperación e inversión para la educación pública en su nivel básico y medio, mediante la es-tatización de los liceos, en su nivel

técnico por medio de la crea-ción de ins-

“Esta especie de

sección estudiantil de

un “Programa Popu-

lar” es el que define

el contenido de un

real proyecto educa-

cional del pueblo”

tituciones técnicas estatales, en sus universidades regionales y metropoli-tanas (que asegure un fondo basal 100% y gratuidad). Luego que se asegu-ren condiciones de infraestructura se deberá genera un aumento radical de la matricula estatal por medio de un acceso igualitario, sin restricciones for-males o financieras más allá de las que plantee la necesidad de profesionales por parte de la sociedad según un plan de desarrollo nacional específico. De esta forma se asegura un derecho social universal para todos y no solamente un fortalecimiento de la regulación de los privados. Esta especie de sección es-tudiantil de un “Programa Popular” es el que define el contenido de un real proyecto educacional del pueblo y no el mero hecho formal de asambleas multisectoriales (del pequeño ac-tivo político); no se trata de procedimientos, sino de conteni-dos, y sólo en su combinación pueden consti-tuirse en espa-cios de real sobe-ranía popular. Sólo así tiene sentido hablar de “demandas es-tratégicas”, ya que con un horizonte claro podemos ha-cer material un nuevo proyecto educativo que tenga como principio el desarrollo del conocimiento y la enseñanza para to-

dos y de forma igualitaria. Esto no sólo permite luchar por algo concreto, sino que calibra el objetivo al cual debemos apuntar. No basta con decir que hay que luchar por cualquier demanda para evi-tar quedarnos con las manos vacías, como plantea la mayoría de las fuerzas del pleno FECH. El límite entre la desorientación, el oportunismo y las buenas intenciones, se difumina si antes no definimos nuestros horizontes y los contenidos, aunque sean provisionales e iniciales, que le den sentido a verdade-ras “demandas estratégicas” o correctas “demandas concretas”.

!A LEVANTAR DESDE NUESTRAS ASAMBLEAS EL PROYECTO DE

EDUCACIÓN QUE QUEREMOS DES-DE Y PARA EL PUEBLO!

El “No al lucro” es uno de las tantas cosas que dejó el 2011 para el movimiento estudiantil. Es una consigna que al igual que las movilizaciones, es tan masivamente conocida como imprecisa. A todos nos suena familiar, es un frase que los estudiantes hemos podido instalar incluso más allá de los muros universitarios, pero ¿qué entendemos por “No al lucro”? ¿La Confech entiende lo mismo? ¿Y el gobierno? No. Para muchos

estudiantes dicha consigna representó el rechazo al negocio

educativo.

Una forma de decir que

basta de enriquecer a los empresarios a costillas del esfuerzo de las familias trabajadoras. Y nosotros no podemos estar más que de acuerdo con ello. Pero, el problema empieza cuando vemos que la línea oficial que se ha ido marcando en la Confech aprovecha la imprecisión del “No al lucro” para transar los objetivos de nuestra lucha. Sin cambiar la consigna pasamos desde oponernos completamente al negocio educativo a pedir arreglines que regulen el funcionamiento del mercado. El gobierno comprendió muy bien que en el “segundo

tiempo” los dirigentes quieren jugar más moderado y comenzó a afinar su estrategia para que toda nuestra rabia contra este modelo injusto quede sólo en crear una

Superintendencia que fiscalice a los empresarios de la educación. ¿Qué pasó? ¿Por qué el “No al lucro” resultó ser tan elástico como un chicle? El problema es que el lucro es sólo uno de los tantos elementos propios del modelo educativo. Como lucrar es sacarle provecho a un negocio, es decir, que algún dueño o administrador de una universidad privada pueda retirar excedentes (ganancias), la

consigna “No al lucro” da para mucho o para muy poco. ¿Acaso las universidades estatales no están sometidas también a la lógica del negocio educativo o es que de verdad creemos que el problema educacional del pueblo de Chile se limita a que las 7 universidades señalas del Informe de la Cámara de Diputados se suben por el chorro aprovechando la débil legislación? Debemos luchar para eliminar completamente el negocio educativo, porque sólo de esta manera es posible imaginarse la nueva educación que nuestro pueblo necesita. No sirve de nada blanquear el sistema creando instituciones anti-lucro, porque nada asegura que mientras bloqueemos una puerta por la que los empresarios sacan sus ganancias, ellos sepan abrir otras tres. Además la existencia del negocio implica que se apliquen distintas lógicas que dañan nuestra educación. Por ejemplo, las instituciones deben competir entre ellas por los recursos, obligándolas a diferenciarse y potenciar lo mejor que tengan para captar a los estudiantes/consumidores. Se inventan pruebas estandarizadas únicas en el mundo, para rankiar desde los colegios hasta las universidades y mejorar la posibilidad de competencia precarizando aún más nuestra enseñanza y el conocimiento, como bien lo ha expresado el SIMCE.

Los pos-títulos que cada vez pasan a ser un negocio más rentable para sustentar lógicas de autofinanciamiento apoyadas con la política “de educación continua y precarización del pre-grado”, a esto podemos agregar la venta de servicios o de patentes y la búsqueda de nuevos mecanismos de triangulación, como él aumento directo de sueldos para los controladores, etc. Hay quienes dicen que al menos eso sería un avance, nosotros creemos que sí lo seria, pero para los ricos, pues les permitiría apaciguar el conflicto, que se extiende más allá de la visión economicista que ha primado durante el último tiempo ¿Alguien se ha cuestionado el contenido y el sentido de nuestra educación? el nivel de “ignorancia ilustrada” en que han entrado los profesionales, que llega a tal nivel que los esforzados títulos comienzan a perder toda su valoración, ante un mercado de la educación y del trabajo, sustentado en un único criterio: la ganancia de unos cuantos mercachifles. Tenemos que entender que contra la lógica depredadora de los negocios no hay regulación estatal que pueda proteger al pueblo y que por lo tanto, debemos tomar el problema educacional desde su raíz:

¡A sacar el mercado de la educación! ¡Fin al negocio

educativo, a sus mecanismos y a sus lógicas!

¿Que define a la lucha por la educa-ción como una lucha popular?, ¿Porque esta no debe quedarse en los límites de una disputas meramente cor-porativa? Desde la CONFECH, plenarios y asambleas se ha escuchado el diag-nóstico de que el 2011 perdimos por-que los sectores de trabajadores pro-ductivos no se sumaron a la lucha. Es decir, que la fuerza estudiantil tiene límites y que la efectividad de esta sólo tiene sentido si es una lucha multisec-torial. Esa tesis que ya se repite constante-mente y que parece ser signo de radi-calidad tiene bastantes falencias. En primer lugar el 2011 no perdimos por-que los sectores productivos no se unieron a la lucha (por medio de paros productivos y huelgas), sino que por las propias incapacidades del movi-miento: la falta de organización real y de una dirección eficaz, más allá del posicionamiento mediático de las diri-gencias. En segundo lugar, se presu-pone que los sectores productivos es-tán organizados y dispuestos a luchar, lo que si bien puede ser cierto ante un posible impulso coyuntural de un movi-miento y en ciertas expresiones minús-culas en comparación con la totalidad de los trabajadores, tiende a ser un

contrasentido ante la realidad que vive el conjunto del movimiento popular chi-leno y ante el carácter de la organiza-ción y movilización del trabajador orga-nizado ¿Se presupone con esto que la lucha junto a los trabajadores no es necesaria? claro que no, esta es pri-mordial, pero no se hará efectiva y real por el hecho de agitar una consigna de articulación multisectorial o por la de-claración conjunta de los dirigentes del pequeño activo sindical actual - amplia-mente hegemonizado por las fuerzas concertacionistas y reformistas del PC. El contenido de la lucha por la edu-cación no se define solamente por las fuerzas con la que se articula el movimiento estudiantil, sino que también y principalmente por la di-rección a la que apuntan (reformas, ajustes o cambios estructurales) y a quien benefician (sólo a los estu-diantes, a al conjunto del pueblo). Por eso nos atrevemos a decir que aunque hayan salido más de 200.000 a las calles o que porciones no menores del pueblo apoyaron al movimiento, nuestra lucha no superó un formato corporativo, es decir, una lucha estu-diantil por evitar que se nos quiten o den beneficios. A pesar de esto debe quedar claro que una lucha por deman-das inmediatas para los estudiantes, mientras involucre un alto grado de

participación y organización es un proceso valioso para darle crecimiento y acumulación al movimiento, pero el problema ocurre precisamente cuando tenemos que pasar de la con-signa a la materialidad de la demanda popular. Una demanda es popular en tanto tenga sentido para el

mundo popular, es decir que permita que este pueda hacerla suya y luchar por ella porque mejora directamente sus condiciones de vida y se direccio-na a cambiarlas de forma radical. La educación gratuita y el fin al lu-cro tiene sentido si es que estas mejorar también son sentidas por el gran abanico de gente que no puede ingresar a la educación o por los hi-jos de trabajadores que hoy están recibiendo un conocimiento precari-zado que sólo les dará el status de del título universitario, pero los condenara a sufrir las mismas carencias que sus padres: deu-das, bajos sueldos o condiciones laborales alienantes. Una educa-ción igualitaria involucra el hecho de que una educación de calidad debe ser para todos por igual, eliminan-do la existencia de ghettos de privilegio como las universidades de elite.

Sólo de esta forma es posible que el

pueblo trabajador asuma esa lucha

como suya y que por medio de proce-

sos de organización que los involu-

cren a ellos directamente (desalojando

todo signo de paternalismo o asistencia-

lismo) asuman a la vez la tarea de lu-

char por

una so-

ciedad

distinta.

Esta últi-

ma es

la con-

dición

para que

se resuelva de

raíz

el

pro-

blema

educati-

vo, y la lu-

cha que da-

mos hoy en

los marcos

de este

Chile injusto y

desigual debe

apuntar no sólo a

solucionar nuestros problemas inmedia-

tos, sino que articular y proyectar

nuestra lucha hacia ese objetivo es-

tratégico. Es decir, ir acercando nues-

tra pelea hacia horizontes populares y

anticapitalistas, como condición base

para entender al movimiento estudian-

til como parte del pueblo organizado.