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Año IV Edición N° 10

Boletín N°10 Diálogo Paranaense

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Escriben en este Número: - Natalia Noacco (PS) - Ramiro Pereira (UCR) - Francisco Uranga (MID) - Nicolás Motura (UCR) - Gustavo Tarragona (UCA) - Gonzalo García Garro (PJ)

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Año IV Edición N° 10

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Este número 10 del Boletín de Diálogo Paranaense es el primero del2015, año cuyo carácter electoral va evidenciándose cada vez más en eldiscurrir de los meses. No obstante ello, este Boletín ha procuradoescapar a la coyuntura, de modo que la edición cuenta incluso con unerudito trabajo histórico, y otro sobre los usos de la historia.

El Boletín sigue promoviendo el Diálogo. Cabe aquí decir que hacecuatro años tal expresión se había vuelto casi una lanza de ataque aloficialismo nacional, pero con el tiempo seguramente se irá perdiendoesa connotación, manteniéndose en cambio la necesidad de dialogar,palabra pomposa que podría reemplazarse con el mas coloquial 'hayque hablar', y añadimos, hay que escuchar. Por eso el énfasis en publicarescritos de los cuales explicita e implícitamente se derivan concepcionespolíticas e ideológicas en algunos casos muy diferentes. Y es que eldiálogo no es algo para arrojarle al que supuestamente no dialoga, sinoalgo para practicar, comenzando por cada uno y su casa.

Además queda el desafío a los amig@s de nuestra querida ciudad paraque escriban.

Sigue siendo un desafío el afrontar temáticas locales o desde unaperspectiva local, lo que implica ir más allá – o más acá – de los discursosnacionales de los diferentes colectivos político – ideológicos y tomarnota de asuntos propios, sus tonos, sus particularidades. Y es que lonacional a veces se presenta en lo local con dejos de sobreactuación.

Finalmente, la satisfacción de llegar al número 10 del Boletín,manteniendo este ámbito como lo fue en su inicio, propiciando elencuentro, el conocimiento, y modestamente, la difusión delpensamiento político de hombres y mujeres de Paraná.

EDITORIAL

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Pensar la situación política actual de Entre Ríos es un desafío que implica velocidad. Labrevedad de las posiciones políticas de los principales referentes es flor de un día y de algunamanera los entrerriano debemos hacer un ejercicio mental para imaginar un gobierno que nonaufrague en el intento (con toda la ciudadanía a bordo). La conjunción entre lahiperconectividad y el pragmatismo en la política hace que nos imaginemos inmersos enescenarios de rejunte donde confluyen políticos de piel y hueso con ideologías,supuestamente antitéticas.

Vivimos en un contexto de liquidez conceptual, donde se pretende instalar la idea de que laoposición es un todo homogéneo, sin matices ni fisuras. Vemos un armado de opositores yopositoras que se aglutinan sin miramientos para cumplir el firme objetivo de sacar del poderal oficialismo actual en un “frente del NO”. Pareciera que ya no cabe preguntarse quiénes sonestos representantes que lo conforman y, mucho menos, cuáles son las ideas que sostienen.Sería interesante el ejercicio de recordar que quienes hoy están en el bando de la oposiciónresponden a los intereses de actores de derecha disfrazados en las expresiones “delpueblo”. Mientras dura la campaña inyectan millonarios recursos económicos para potenciarcampañas políticas carentes de proyecto provincial, para no perder de vista los futurosnegocios que beneficiarán siempre a los mismos. Estamos gobernados por clases políticashegemónicas enquistadas en el poder, que difícilmente puedan arrogarse larepresentatividad genuina de quienes trabajan todos los días para sostenerse en este vorazcapitalismo.

Nos encontramos frente a una bisagra histórica donde el partido radical se verá obligado adiluir sus elementos socialdemócratas para fundirse en el pragmatismo de alianzaselectorales del “sálvese quien pueda”.

¿Entonces este “Frente del NO” a qué le dice no? Sin dudas, a la posibilidad de afianzar unfrente del pueblo, progresista, con un programa estratégico de gobernabilidad, que abarqueexpresiones políticas y sociales afines a la izquierda democrática. Existe una profundanecesidad de instalar una herramienta política alternativa por fuera del populismogobernante y la nueva derecha.

El actual gobierno provincial en ocho años de gestión llevó adelante un proyecto populistaque, con prácticas verticalistas y extorsivas, logra instalarse cada día más en los lugares demayor poder y concentración económica de espaldas a los reclamos de sectores populares ytrabajadores.

Frente a este panorama electoral ¿dónde radicaría la diferencia sustancial entre oficialistasdefensores de proyecto nacional kirchnerista y el “Frente del No”?

Es necesario abstraerse para ir más allá de las huellas que viene marcando la tradiciónpolítica entrerriana. El bipartidismo histórico cumplió una etapa. Sin embargo es imperiosoque como electores no deslindemos de responsabilidades a quienes nos trajeron con susprocesos políticos a la crisis actual. Es hora de hablar de los efectos reales de esassupuestas políticas que en síntesis nos dejan a la vista la profunda fragmentación social delpueblo entrerriano.

La oposición entrerriana como un todo homogéneo.¿Quién se anima a imaginar un Gobierno con proyectos tan disímiles?

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Ahora bien, ¿cuál es el motor del cambio?, ¿dónde está el vehículo de la esperanza paracambiar la realidad? Ante todo tenemos la responsabilidad de no callar lo que vemos yvivimos. El ejercicio de nuestra ciudadanía debería apuntalar una democracia de nuevasbases que promueva el cooperativismo, la inclusión, la igualdad y la libertad.

Hacernos cargo de ser artífices de nuestra propia realidad habilita la posibilidad de pensarqué queremos nosotros, qué queremos hacer de esta provincia, qué queremos que haganlos que elegimos como representantes en las elecciones. Es la práctica diaria deentendernos como seres políticos dentro de un proceso de maduración colectiva siqueremos ir hacia una nueva sociedad.

Guillermo Estevez Boero decía “Revolucionario no es el que grita, revolucionario es el quecambia la realidad” y es precisamente en el hacer nuestro donde está la acción política parano caer en polarizaciones que nada tiene que ver con nuestras cotidianidad.

Es por esto que desde el socialismo entrerriano se insiste con la conformación de un espaciode confluencia de fuerzas constructoras de izquierda que dé lugar a nuevos actores comomujeres, jóvenes y trabajadores que se encuentran relegados en nuestra sociedad.

El desafío está puesto en dejar de un lado mezquindades de fuerzas pequeñas para avanzaren acuerdos programáticos de izquierda democrática con aspiraciones de gobernar.

Pensar programas de gobiernos y propuestas concretas deberían ser una provocaciónintelectual para quienes aspiran sólo acomodarse en las bancas del poder legislativo y/ omunicipios sin aspiraciones de transformaciones reales.

En síntesis, imaginarnos un plan de gobierno con sectores tan disímiles nos empuja arecoger el guante y actuar.

Natalia NoaccoProfesora de Educación Física

Miembro de la Mesa Ejecutiva ProvincialPartido Socialista de Entre Ríos.

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El título tiene la intención de ser polisémico, es decir, de tener más de un significado. En estecaso dos. El primero de ellos se refiere al “lugar común” como expresión o ideaexcesivamente utilizada en estos últimos tiempos, con la finalidad de hacer la crítica de latendencia del actual gobierno a obrar al margen de las formas previstas en la ConstituciónNacional escrita, concentrando poderes jurídicos y fácticos en el marco de un régimenconstitucional que en los hechos resulta ser hiper presidencialista.

Este lugar común alude a la República como algo que está en peligro y que hay que salvar, locual propende a aglutinar discursivamente a las fuerzas sociales, políticas e individuosopositores al gobierno. Quien quizás más ha hecho para reforzar este lugar común ha sido laDra. Elisa Carrio con sus tonos apocalípticos.

Como todo lugar común, trasunta a la vez verdades y simplificaciones.

Durante la década del '90, en sus discursos conceptuosos y que denotaban una claravocación docente, el ex presidente Raúl Alfonsín señalaba que nuestro sistema era (debíaser) una República Democrática (o democracia republicana), puesto que mientras lademocracia implicaba el elemento mayoritario popular en el gobierno, la República tendía ala preservación de los derechos del hombre, tanto los fundamentales como la vida y lalibertad, cuanto los derechos patrimoniales. Por eso para que haya República - entre otrascosas - el poder público no debe estar concentrado, ni jurídicamente ni en los hechos, en unasola persona o grupo.

Eran entonces los tiempos de la hegemonía neo-conservadora que denostaba al Estado y suregulación de la economía. Pero pese a ello, en el plano político institucional las diferenciasno eran muy significativas en cuanto al destrato hacia las instituciones, tanto que acomienzos de los '90 hubo el borrador de un proyecto para clausurar el Congreso de laNación –cosa que sí efectivizó el presidente Fujimori en el Perú - mayoría automática en laCorte Suprema de Justicia de la Nación, la búsqueda de eternización en la presidencia víareforma de la Constitución e intento de reelección indefinida, realizada por Perón en 1949 ybuscada luego por Menem y los Kirchner. La década del '90 presentó un Estado que seretiraba de buena parte de sus roles, y que terminó por dejar desamparados a aquellos que afines del siglo XX y comienzos del XXI no tenían lugar en la sociedad por el desempleo, lapobreza y la miseria.

Alfonsín venía de presidir la transición de la dictadura a la democracia, y en rigor de verdad, elEstado argentino había colapsado en buena medida con la crisis hiperinflacionaria de de1989-90. Se trataba de un Estado colonizado por las facciones socio-económicas en pugna,deficitario, aunque no debe olvidarse que en tal déficit era determinante la deuda externaoriginada en la última dictadura militar, y su peso extenuante en el contexto de la agudizacióndel deterioro de los términos de intercambio en los '80.

La República era un discurso válido en los '90 porque el gobierno de entonces avanzaba conviolación de formas y fondos legales. Porque el desguace del “Estado providencia”Argentinofue hecho con la legitimidad democrática del voto popular, y también con la legitimidad dehecho de quien puede obrar como príncipe haciendo caso omiso de normas yprocedimientos.

La República como lugar común.

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¿Es válido hoy? La República es un concepto, y como tal sintetiza, simplifica. Es cierto queexiste un desequilibrio en el poder político, y una exacerbación de nuestro sistemapresidencialista, con consecuencias prácticas muy significativas. De igual modo, es ciertoque el entramado institucional se ha vuelto opaco, por lo que el discurso Republicano –institucionalista plantea una aspiración común de actores con diferentes intereses yconcepciones políticas.

Quiero en cambio enfatizar en el segundo significado que veo en el título de este escrito. LaRepública como lugar común, donde “lugar común” es espacio común, ámbito común. Casiuna vuelta al significado originario de “cosa pública” (res publicae). El discurso de combatecontra la concepción patrimonialista del Estado, la corrupción, el autoritarismo desdeinstituciones estatales, la defensa amplia de los Derechos Humanos.

La República no debiera ser un discurso para los satisfechos.

Ramiro PereiraAbogado.

Miembro del Comité Capitalde la Unión Cívica Radical

y del Instituto Moisés Lebensohn.

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“¿Y si hubiera una guerra fría entre China y Estados Unidos?”, se preguntaba la revistanorteamericana Time en noviembre de 2012. "El rol que cumplía Gran Bretaña a inicios del siglo XX,lo está reemplazando ahora con China y sus productos manufacturados”

revival

“nuestras exportaciones a China estácreciendo casi dos veces más rápidamente que nuestras exportaciones al resto del mundo, lo que lohace una parte clave de mi objetivo de duplicar las exportaciones estadounidenses y mantenercompetitivo a Estados Unidos en el siglo XXI” (19 de enero de 2011, Conferencia de prensa conjuntacon Hu Jintao, entonces presidente de la República Popular China).

, cuestionó de Pino Solanascon motivo del acuerdo ferroviario firmado entreArgentina y el país asiático ese mismo año.

La tentación es irresistible, nadie está totalmente a salvo. Pensar los problemas de nuestra épocacon categorías del pasado es casi un reflejo natural. Y si bien es cierto que el paralelismo con otrosmomentos históricos puede ser útil para simplificar un análisis o comunicar una idea, cuando seconfunde un recurso metafórico con la realidad misma, tarde o temprano el pensamientoesquemático y reduccionista suplanta el pensamiento científico y crítico. Ver en la nueva proyeccióninternacional China un del colonialismo británico de fines del Siglo XIX es un absurdo, pero sinembargo es una caracterización que puede prender muy bien entre el público local: la relación centro-periferia entablada entre Argentina e Inglaterra durante la vigencia del Modelo Agroexportador esbien conocida por todos y está profundamente arraigada en la memoria colectiva. Imaginarse que elmundo del Siglo XXI se dividirá en dos grandes bloques, uno bajo la influencia de EE.UU. y otro de laRepública Popular China, en disputa por el liderazgo político global, sería un intento forzado,bastante tirado de los pelos, de encajar el esquema internacional actual dentro del molde de la GuerraFría. Y sin embargo, consignas minadas de prejuicios e interpretaciones anacrónicas son lanzadasde un lado a otro de las distintas trincheras ideológicas, paralizando cualquier intento de estableceruna discusión seria sobre este tema, quizás el más importante de nuestro tiempo.

En 2012, la suma de importaciones más exportaciones entre China y EE.UU. superó los 500 milmillones de dólares y explicó el 16% del comercio exterior chino y el 13% del estadounidense. En losúltimos 20 años, el monto total intercambiado entre ambas potencias creció al espectacular ritmo del11% anual promedio, lo que significó una multiplicación por 8 veces y media entre 1993 y 2013. Esteincremento constante y acelerado en los intercambios llevó a China al cuarto lugar en el podio de lossocios comerciales de Estados Unidos, detrás de la Unión Europea y los restantes integrantes delNAFTA, Canadá y Méjico. Como contrapartida, EE.UU. se convirtió en el principal socio comercial dela República Popular China. Barack Obama sintetizó muy claramente la importancia que ha cobradopara su país la relación con la segunda economía mundial:

Al margen de los millones y losporcientos, el aspecto esencial que debe destacarse es que el arrollador ascenso de la economíaasiática de los últimos 20 años estuvo basado, en gran medida, en una fuerte interdependencia con elpaís norteamericano. Un proceso diametralmente opuesto al desenvuelto entre los dos polos de laguerra fría: no existía comercio alguno entre EE.UU y la Unión Soviética. Este solo dato derrumba lashipótesis de una “nueva guerra Fría” en el Siglo XXI. Naturalmente, existen tensiones y competenciapara captar mercados y ganar influencia en el tablero geopolítico mundial, pero estas tienen lugardentro de un sistema internacional único y unificado. Estamos frente a un nuevo escenario, signadopor la cooperación, el intercambio y la competencia, no por la “coexistencia pacífica”.

La fuerza de las cosas

Durante su visita a nuestro país en julio del año pasado, el Presidente chino, Xi Jinping, informó quesu país había decidido elevar el status de Argentina de “Socio Estratégico” a “Socio EstratégicoIntegral”.

¿El libro blanco de la segunda tiranía?

Mirar al mundo con los ojos del presente

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Esto implica sumar a las dimensiones política y económica la cooperación científico-tecnológica y,potencialmente, también la militar. En enero de este año, Cristina Fernández de Kirchner retribuyó lavisita con un viaje oficial a oriente, con el fin de profundizar esta sociedad. Durante las reunionescelebradas, se suscribieron 22 acuerdos de cooperación en materia de Salud, Telecomunicaciones,Aeroespacial y Energía Nuclear, entre otros. Se destacan, además, convenios firmados paraimpulsar proyectos concretos, como la construcción de dos centrales nucleares en territorioargentino.

Las noticias fueron celebradas ruidosamente desde el gobierno. Sin embargo, no todos fueron tanoptimistas. Los más críticos vieron en la “asociación estratégica integral” un eufemismo para unasuerte de neocolonialismo chino, lo que les valió una dura réplica bajada desde la mismísima cima delpoder: la Presidente los acusó de ser “estúpidos” y tener un “corset intelectual y colonial”. Un debatede alto nivel político, digamos. Ahora, bien, ¿tiene sentido comparar esta nueva etapa de lasrelaciones internacionales argentinas con la relación trabada con el Imperio Británico a principios delsiglo pasado?. Veamos.

En 2008, China publicó , donde especifica sus objetivosestratégicos en la región: abastecerse de minerales, alimentos y energía. En palabras simples,asigna a la región el papel de proveedor de materias primas. En el reverso de la moneda,encontramos que sus exportaciones hacia América del Sur son fundamentalmente bienesindustriales. Así las cosas, uno estaría tentado a darle la razón a Pino Solanas. El panorama es aúnmenos alentador cuando se analiza la evolución de la balanza comercial Sino-Argentina: luego de unperiodo superavitario entre 2001 y 2007, en 2008 ingresó en una etapa crecientemente deficitariapara nuestro país, que en 2014 llegó a 5.789 millones de dólares, su máximo valor histórico. Estedesfasaje se debe al estancamiento de nuestras exportaciones hacia China en los últimos 6 años,periodo en el cual las importaciones de aquel origen se duplicaron. Hasta cierto punto, esta dinámicaresponde a un fenómeno que excede nuestras fronteras: a raíz de la crisis global de 2008/2009 queinauguró un periodo de bajo crecimiento de las economías avanzadas, que se extiende hastanuestros días, China produjo un viraje en su estrategia comercial, redireccionando una mayor partede su producción hacia los mercados de nuestra región a la par que busca reorientar su expansióneconómica hacia adentro.

En el plano de las finanzas internacionales, China ha comenzado a dar señales que agudizan lasalertas de los más desconfiados. Decidida a emprender la fase de internacionalización de sumoneda, el renminbi (o yuan), intensificó su intervención auxiliando a países necesitados de divisas,como el swap pactado con Argentina por un monto equivalente a 11.000 millones de dólares. Laspretensiones chinas de consolidar su moneda como medio de cambio y reserva de valor internacionalclarifican sus intenciones de ascender hacia el centro del poder mundial, dejando atrás los discursosdonde sus dirigentes le adjudicaban el status del “más grande de los países emergentes”. A su vez,siguió profundizando la expansión de sus capitales hacia el resto del mundo, con la adquisición decompañías en el exterior y el financiamiento de obras de infraestructura en todo el globo,especialmente aquellas vinculadas con sus intereses estratégicos, como las que facilitan laproducción y transporte de materias primas en África y Latinoamérica.

Entonces, ¿es China un país neocolonialista?. A pesar de los indicios que pudieran encontrarse,resulta difícil ver ambiciones imperialistas en la tierra de Mao Tse Tung. Tal vez sea el resultado de supropia historia nacional, surcada por etapas de humillantes sometimientos a potencias extranjerascomo la que se inició luego de las guerras del opio, tal vez sea el producto de una cosmovisióndiferente entre su dirigencia. Lo cierto es que a la hora de firmar acuerdos comerciales, de asistir aeconomías con problemas de liquidez o de decidir financiar obras de infraestructura, la RepúblicaPopular no establece condicionamientos sobre la política macroeconómica de otras naciones nibusca interferir en asuntos de política interna. Dos diferencias notables respecto de las potencias queprotagonizaron el escenario mundial durante el siglo pasado.

“El libro blanco sobre América Latina”

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Según Jorge Castro, analista internacional especializado en China, la fuente de legitimidad delpoder político a lo largo de toda la historia de aquel país ha sido la capacidad del gobierno paragarantizar la seguridad alimentaria de su inmensa población. Todas las dinastías imperiales cayeronen momentos de hambrunas y deterioro de las condiciones sociales. Esto explica por qué lasautoridades del Partido Comunista Chino (PCCh) tienen fijada su máxima prioridad en elabastecimiento de alimentos, y luego de los minerales y el petróleo necesarios para sostener laelevada tasa de crecimiento de la economía. El “Libro Blanco…”, por lo tanto, debe ser entendidocomo la explicitación de los objetivos estratégicos de aquel país en base a sus intereses nacionales yno como un plan de sometimiento colonial para nuestra región. La disparidad de fuerzas y la falta declaridad sobre nuestros propios objetivos estratégicos son, en definitiva, las mayores amenazas paraArgentina en esta relación que entraña, sin embargo, formidables oportunidades para nuestro futuro.

Desde los sectores industriales argentinos y brasileños hicieron oír sus cuestionamientos alacercamiento, y, particularmente, al “Convenio Marco de Cooperación en Materia Económica y deInversiones” suscripto entre Buenos Aires y Pekín. Es razonable que así sea, serían los principalesperjudicados ante una eventual avalancha de productos manufacturados de aquel origen. Lascríticas se concentraron en ciertas cláusulas que, según las palabras del empresario brasileño PedroLuiz Passos, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial (IEDI), habilitarían a lasempresas asiáticas a “traer mano de obra desde China e importar insumos y equipos en condicionesmás ventajosas que las concedidas a otros socios comerciales".

Tal vez el pecado más grave cometido durante la larga marcha hacia los acuerdos con China hayasido la unilateralidad con la que se manejó el tema. Passos no disimuló el descontento reinante entreel empresariado de nuestro país vecino:

, sentenció. Que las relaciones entre ambos países no están pasando por su mejormomento no es ninguna novedad, y las responsabilidades de que así sea están repartidas entreambos lados de la frontera. Sin embargo, la crisis actual no debe impedir abstraernos de lasdiscusiones coyunturales y tener una visión estratégica regional.Con sus casi 400 millones de habitantes actuales, Sudamérica es el ámbito ideal para pensar en un

proyecto de integración económica de escala continental. La necesidad de lograr una mayorcompetitividad fuerza a ahondar la integración comercial y productiva regional, que consolidaría unmercado “interno” conjunto suficientemente voluminoso para dar cuerpo al proceso de desarrollo. Asu vez, el objetivo común a todos los miembros de UNASUR de equilibrar la balanza del comercio conla República Popular China, en términos cuantitativos y también cualitativos, pone en evidencia laconveniencia de establecer una estrategia unificada y dejar de lado las negociaciones bilaterales,que debilitan tanto las posiciones de cada una de las naciones como la cohesión política de la región.No estamos condenados a ser el granero del gigante oriental, es posible generar valor agregado localy perfeccionar una inserción internacional más beneficiosa. Las condiciones están dadas, pero es uncamino largo y difícil; depende de nosotros decidir si vamos a emprenderlo esta vez o si vamos aseguir avanzando, cada uno por su cuenta, por la senda del subdesarrollo.

Made in Sudamérica

"Argentina ignoró su sociedad histórica con Brasil, mediadapor el Mercosur"

Francisco UrangaIngeniero Industrial

Vicepresidente de la Fundación para el DesarrolloEntrerriano “Gobernador Raúl Uranga”.

Movimiento de Integración y Desarrollo (MID).

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Sobre los usos y abusos de la historia

1. De la historia magistra vitae al relato científico

Sin pretensión de realizar un riguroso recorrido por las distintas corrientes historiográficas, elpresente artículo busca esbozar ciertas líneas de análisis que permitan resumir los avatares encuanto a la escritura y la intencionalidad de la historia.

Se parte del supuesto de la existencia de una funcionalidad específica de la disciplina, que hallevado a modificar estilos, temáticas y destinatarios. Esta situación es extensible a nivel mundial,más allá del caso argentino, cuya singularidad se busca reflejar.

El desarrollo a continuación, pretende forzar tipologías para dar cuenta de sus aspectos distintivos.No constituye un tipo acabado y cerrado, sino una caracterización que generaliza un estado decosas. La magnitud de trabajos historiográficos, impiden clausurar conceptos y definiciones, por loque a los fines del trabajo, solo persigue una intencionalidad ilustrativa para llegar a la reflexión delfinal.

Habiendo hecho las aclaraciones del caso, nos disponemos a trazar un recorrido, desde laantigüedad hasta nuestros días, haciendo énfasis en el caso argentino, origen y destino del presenteanálisis.

La historia como disciplina ha recorrido caminos muy diversos a lo largo del tiempo, llegando a serconsiderada una ciencia en la actualidad. Pero no siempre detentó ese rótulo.

En la antigüedad, la historia atendía no solo a aquellos acontecimientos dignos de recordar parauna sociedad, sino que también las virtudes cívicas y morales que una comunidad deseaba trasmitir asus futuras generaciones.

La historia era magistra vitae, es decir, espejo donde reflejarse. Esta intencionalidad, escondía otramucho más importante: sostener un orden social. Una justificación a las injusticias al interior de lasociedad.

También en la antigüedad, la historia funcionaba como una forma de otorgar legitimidad a ciertosgobernantes que por razones poco honorables habían llegado al poder. Eso explica la existencia delos llamados “mitos fundadores” que, desde una postura mesiánica, pretendían justificar el origensocial o las arbitrariedades del soberano.

Esta práctica de uso de la historia fue muy común durante muchos siglos. La situación comienza adar un giro con el advenimiento de la modernidad. La ciencia comienza a ser considerada la formareconocida de verdad. Otro relato que careciera de campo y de método, no obtendríareconocimiento.

La historia entonces, cercana a la ficción pedagógica para las elites, dio paso a la escritura científicadel pasado. Nace la historiografía con nuevas técnicas, intereses y finalidades.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, en Europa y América se conforman los Estadosnacionales. Esta situación puso a la historia en el centro del debate acerca del lugar del pasado comoelemento aglutinador. Cada país reescribió su historia nacional, exaltando lo distintivo con miras adotar ideológicamente a una burocracia en formación.

La invención de la nación respondía a una demanda específica: la historiografía era el vehículopara esa misión.

El curso de los acontecimientos pronto demostró que el nacionalismo (la exaltación de la nación)era un arma de doble filo: rescataba lo propio, pero también creaba una actitud hostil hacia elextranjero. La semilla de la discordia se sembró entre las naciones cuyo corolario fueron las guerrasde exterminio del siglo XX, donde la historia también hizo su aporte.

La caída del muro en 1989, no solo culminó con la ilusión socialista, si no que abrió paso a laposmodernidad. La crítica a la racionalidad, junto a la sensación de anomia y fragmentación, derivóen formas nuevas de hacer la historia. Un ejemplo de ello es la microhistoria italiana o los estudiossubalternos, donde la mirada de lo micro sustituye a lo macro.

Sobre los usos y abusos de la historia

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Sin embargo el discurso realista, lejos de desaparecer, se retroalimentó. Nuevos enemigos fueroncreados y a la ausencia de un modelo de escritura, derivó en una crisis de la disciplina.

Nuestro país no fue ajeno a esta tendencia. La historia es reflejo de la sociedad que trata dedescribir, con sus tensiones y contradicciones. Un breve recorrido por sus tendencias, nos ayudará acomprender donde nos encontramos situados.

Sin dar cuenta de todas las corrientes existentes, tres tendencias dentro de la historiografíaargentina son importantes remarcar: la historiografía liberal (comúnmente llamada historia oficial), elrevisionismo y la escritura académica.

La primera nace hacia finales del siglo XIX. Su finalidad era crear un relato nacional que enlazaralos acontecimientos de las provincias en uno solo, reforzando la idea de un origen común desde laRevolución de Mayo a nuestros días.

Esta historia, de quienes sus referentes son Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López, dividía a suspersonajes en buenos y malos, en civilizados y bárbaros. Su objetivo era crear un panteón depróceres en donde reflejarse. La idea de una historia magistra vitae pervive en ella, y las institucionesestatales fueron agentes clave de difusión.

En un contexto de inmigración y progresiva centralización del poder estatal, la escuela y las fuerzasarmadas, crearon una serie de rituales y momentos que cristalizaron una mentalidad nacionalista. Lacelebración de efemérides, el juramento a los símbolos patrios, los monumentos conmemorativos,entre otras acciones, fueron pilares de una idea de país, que desde los sectores dirigentes sepretendía imponer.

Con la progresiva democratización política y social de laArgentina, en las primeras tres décadas delsiglo XX, sectores medios y populares comenzaron a adquirir mayor protagonismo en el entramadosocial. La incipiente industrialización, la sanción de una legislación reparadora y la progresivaescolarización, fue configurando una nueva masa crítica que comenzó a cuestionar los principios deaquellos “padres fundadores”.

La intelectualidad no estuvo exenta de ese proceso. El revisionismo histórico, como su nombre loindica, pretendió “revisar, reformular” los postulados de esa historia oficial. Con ánimo de rescatar lahistoria de los olvidados, esta escritura invirtió los términos haciendo de los buenos, los malos yviceversa.

A esto se sumó una visión pesimista del devenir, que criticaba duramente al proyecto liberal, dandoénfasis a una suerte de despojo del patrimonio nacional, por parte de fuerzas espurias y malignas. Sinembargo, esta historia caía en los mismos errores de aquella manera de historiar, que decía criticar:creaba un relato maniqueo donde los antiguos héroes pasaban a ser los villanos.

El peronismo, fuerza política que nació al calor de los cambios experimentados durante lasdécadas de 1930-1940, se valió de este tipo de historiografía. Su relato de justicia social, asociada auna lucha entre pueblo y oligarquía, se ajustaba perfectamente a esa dicotomía.

A la primera oleada de historiadores, encabezada por los entrerrianos Irazusta y Carlos Ibarguren,le sucedieron José María Rosa, Jorge Abelardo Ramos, Fermín Chávez, Rodolfo Puiggrós, JuanJosé HernándezArregui, entre otros.

De lectura sencilla y distribución masiva, el revisionismo, fue baluarte de la llamada izquierdarevolucionaria durante más de 30 años, inspirando a una generación de jóvenes a la acción política.Organizaciones como Montoneros, por ejemplo, deben su nombre a este tipo de estudios, querescatan personajes antes descuidados, como las huestes de los caudillos.

La violencia política y la dictadura de 1976-1983, sin duda impactó en la sociedad argentina. A lasdesapariciones, la represión y la censura, se le sumó la apertura económica que modificó laestructura productiva del país.

2. El caso argentino

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La normalización de las instituciones, con el advenimiento de la democracia en 1983, fue puntalpara el surgimiento de una nueva forma de hacer historia. Un intento de dejar atrás años deenfrentamientos y que tuvo a las corrientes históricas, como parte de esa lucha.

La academia se nutre de un nuevo clima de época. Retornan exiliados, con nuevas improntas, ynuevas temáticas son abordadas. Rigurosidad metodológica y objetividad, fueron los objetivos deeste tipo de historiografía, hecho por investigadores y para la academia. La idea de reposicionar a ladisciplina como ciencia, creó una comunidad científica que controla a sus miembros, con intencionesclaramente unificadoras.

Sin embargo la tendencia liberal y revisionista no desapareció. Se reciclaron en obras dedivulgación, para un público más masivo, y gozan en la actualidad de fuerte salud. Con ellas, esatendencia a crear mitos fundadores, o conspiraciones que tanto atraen a los públicos de una y otralínea.

La convivencia de tendencias contrapuestas, es síntoma de un momento histórico de crisis. Laausencia de un paradigma de escritura único, denota un cambio de época donde los grandesmetarrelatos ya no alcanzan para explicar la realidad.

La utilización de la historia con intencionalidades políticas e ideológicas, viene desde sunacimiento. El recorrido trazado con anterioridad, demuestra que para cada época, existe unahistoria.

El peligro del uso (y abuso) de la historia, se ha reflejado en las antinomias que ha creado. Granparte del éxito de la historiografía, es que ha sabido nutrir a un público que se ha reflejado en ella,buscando respuestas no solo de su pasado sino también de su futuro.

Ser responsable con lo que se dice, es una premisa para cualquier historiador actual. Las pasionesque encienden, las contradicciones a las que alude y las finalidades que persigue, no deben sercaldo de cultivo para aumentar la brecha entre los sectores sociales.

La academia argentina, reestructurada luego de la dura experiencia de la dictadura, pretende sercustodio de esa premisa. Pero la convivencia con otras tendencias, con mayor llegada al públicogeneral, muchas veces diluyen esas intenciones.

Queda para el futuro, crear una historia donde la masividad no sea oposición de la rigurosidad.Nuevas formas de narrar, nuevos soportes o tal vez, mayor exposición de los historiadores de laacademia en los medios, podrían ser caminos para acercar esa historia, tildada de elitista muchasveces, al público general.

Afortunadamente, el acceso a Internet, nuevas propuestas televisivas (como el canal Encuentro,por ejemplo) y el destino de mayor cantidad de recursos para la investigación, van en esa dirección.Pero resulta insuficiente.

Un proyecto de país, requiere de los argentinos una reconciliación con su pasado de antinomias.Abrevar en ellas no es el camino. La Argentina del futuro necesita de todos. Y de una nueva historia,también.

3.Algunas reflexiones finales

Nicolás MoturaProfesor de Historia. Estudiante de las

licenciaturas de Ciencias Políticas de laFacultad de Trabajo Social UNER e Historia

en la Facultad de Humanidades UADER.Franja Morada Regional Entre Ríos

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Los recientes acuerdos firmados entre la Argentina y China (y particularmente con laprovincia de Entre Ríos) podrían ser considerados por muchos como una cuestión lejana yexótica.

Es que recién en los años 90 del siglo pasado, China comienza un proceso de cada vezmayor acercamiento y presencia en América Latina. La cuestión no carece de importancia, ajuzgar por algunas cuestiones como: es el país más poblado del mundo (más de 1.300millones de habitantes), es una de las economías que más rápida y sostenidamente hacrecido y tiene el 2do PBI luego de los EEUU. Además, es una de las culturas más antiguasdel mundo.

En principio, los primeros contactos entre China y A.L. se dieron unos cuantos años antesdel arribo de Cristóbal Colón a estas tierras. Por otro lado y a la conclusión de la 2da. GuerraMundial y el comienzo de la así llamada Guerra Fría, América Latina queda bajo el área deinfluencia de los EEUU

Si hasta los años ´90 las relaciones de América Latina se centraban particularmente conJapón, hoy por hoy, China parece haber desplazado a aquélla, manteniendo con elsubcontinente latinoamericano lazos que abarcan cuestiones políticas, económicas,tecnológicas y culturales. La creciente importancia de las relaciones entre el GiganteAsiáticoyA.L. se visualizan, entre otros, en el plano comercial.América latina exporta a China más de70.000 millones de dólares e importa de China por más de de 110.000 millones de dólares enimportaciones.

También en el plano político las dos regiones van acercándose cada vez más. Así, desde1990 varios presidentes chinos han visitado América latina, de igual manera que jefes deestado latinoamericanos han llegado hasta la ciudad capital de China.

La creciente proyección de China a nivel mundial y su implicancia en relación a A.L. puedeanalizarse a la luz de dos documentos: el Décimo Segundo Plan Quinquenal, del año 2011 yel “Documento sobre la Política de China haciaAmérica Latina y el Caribe”, del año 2008.

En el 12º Plan Quinquenal se plantean tres temas centrales que influyen y lo continuaránhaciendo en las relaciones de China con América Latina, a saber: a) la transformacióneconómica, b) la escasez de recursos y c) la mejora de la industria.

a)Transformaciones económicas: en este plan quinquenal se establecen los desafíoseconómico-sociales de China, en un contexto económico globalizado altamenteinestable. Así, la crisis financiera global, las fluctuaciones en la demanda mundial, elcambio climático y la seguridad energética son considerados los principales desafíospara el crecimiento económico de China. En este sentido, no hay que perder de vista queel desempeño de la economía china en los últimos 30 años ha sido excepcional. Desde elaño 1979 y hasta el 2014, la economía de este país asiático ha mantenido un promedio decrecimiento del 9,5 % anual, siendo el mejor año 1984, en el que se superó el 15%.

b)Escasez de recursos:Actualmente, alrededor del 20% del territorio chino es desértico;debido a malas práctica agrícolas, sequías y a una demanda creciente por agua, ladesertificación se ha convertido en uno de los retos ambientales más importantes. Porotro lado y reconociendo las limitaciones de éste país en términos de fuentes tradicionalesde energía, el plan sugiere un creciente uso de energías no tradicionales. De todasmaneras, China seguirá dependiendo por varios años más de fuentes externas paracubrir su demanda energética interna, lo cual es potencialmente beneficioso para paísesproductores de petróleo como Brasil y Venezuela, en la región.

China y América Latina, ¿qué puede esperarse de esta relación?

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c)Reforma Industrial: el actual Plan Quinquenal establece un modelo de cambioestructural que supone el retiro del apoyo de China a la manufactura de bajo valoragregado orientada a las exportaciones, la reestructuración de industrias claves, lapromoción de industrias estratégicas y el desarrollo del sector de servicios.

Por otro parte, la actual política exterior de China encuentra en el “Documento sobre laPolítica de China hacia América Latina y el Caribe”, del año 2008, uno de sus pilaresfundamentales (aunque no el único). Dicho documento contiene un prólogo, en el cual seplantea la existencia de grandes cambios en la estructura del sistema internacional, por loscuales la “multipolarización del mundo se vuelve irreversible” y varias partes, con lossiguientes títulos y contenidos mínimos:

Parte I: Posición y papel de América Latina y el Caribe: China destaca el gran potencial dedesarrollo que tiene la región

Parte II: Relaciones entre China y América Latina y el Caribe: se alude a que pese ladistancia geográfica, China y la región están unidas por una antigua amistad y a comoprogresivamente, la mayoría de los países de la región procedió a reconocer a la RepúblicaPopular China entre los años ´70 y ´80.

Parte III: Política de China haciaAmérica Latina y el Caribe: dicha política estará basada enla ampliación del respeto y la confianza mutua, apoyada en los “Cinco principios decoexistencia pacífica”: el respeto a la soberanía e integridad territorial de cada país; la noagresión; no injerencia en los asuntos internos de otros estados; igualdad en las relaciones; el beneficio mutuo

Parte IV: Fortalecimiento de la cooperación omnidireccional entre China yAmérica Latina yel Caribe.

Parte V: Relaciones entre China y las Organizaciones Regionales Latinoamericanas yCaribeñas: el gobierno chino aprecia el papel que desempeñan las organizacionesregionales deAmérica Latina y el Caribe en la salvaguardia de la paz, la estabilidad regional yla promoción de la unidad y el desarrollo.

Para concluir, el resurgimiento de China desde fines de los años 70 como potencia mundial,su rápido crecimiento económico y su integración en la globalización han sidoimportantísimos. En los últimos 15 años, este proceso ha comenzado a tener impactos enAmérica Latina. Los crecientes vínculos económicos y políticos entre China y la región handesatado fuertes discusiones entre académicos, políticos y empresarios. Algunos ven algigante oriental como una potencia imperial emergente, empecinada en la lucha por obtenerrecursos del mundo en desarrollo y como una amenaza competitiva para A.L. Otros, encambio, aplauden las estrategias de desarrollo chinas, pragmáticas y poco ortodoxas y lasdescriben como un modelo exitoso para los países en desarrollo.

La historia dirá cual de las dos visiones se acercó más a la realidad.

Gustavo TarragonaLicenciado en Ciencias Políticas;

Director Departamento Ciencias Políticas yRelaciones Internacionales de la Facultad

Teresa de Ávila UCA Sede Paraná

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El 1 de Marzo de 1870 moría con la patria el Mariscal Solano López

La guerra de la “Triple Infamia” y el genocidio del pueblo paraguayo

Índice:

1. Introducción. 2. El Paraguay de la preguerra. Los hombres del Paraguay soberano. El guaraní y la nación

paraguaya. Las dos pistolas de Gaspar Francia. El “dictador perpetuo” Política proteccionista. Reforma

agraria. Sin vagos y mal entretenidos. Carlos Antonio López profundiza el modelo. La política internacional y

la militarización. Solano López, el sucesor. Modernización y desarrollo del Paraguay. Contra los intereses

del imperio. 3. La Guerra: sus actores y causas. Las razones de la conflagración. Por las libras esterlinas.

Los ingleses: Los hermanos Baring y Rothschild. Objetivos geopolíticos de Inglaterra. En busca del algodón.

Motivos aliados. Otro round de “Civilización vs. Barbarie”. Una guerra inédita en Latinoamérica. Uruguay, la

primera batalla. La masacre de Paysandú. ¿Y Urquiza?. Reacción paraguaya y el paso por Argentina. El

ardid propagandístico de Mitre. “Tratado de la Triple Alianza”. Las primeras batallas. Mitre y la estrategia

militar. Después de Humaitá. Solano López y la resistencia final. El heroico final del Mariscal en Cerro Corá.

Una nación exterminada y saqueada. 4. El genocidio del Pueblo paraguayo. Las cifras del horror. Un

genocidio. Ocultado por la historia universal. Paralelo con el genocidio armenio. Contra la nacionalidad

paraguaya. Testimonio genocida de Sarmiento. La ejecución material. La masacre de Acosta Ñú.

Responsable material. 5. Epílogo en forma de homenaje al pueblo paraguayo.

---------------------------------------------------------------

“La guerra devastó al Paraguay en una medida desconocida en la historia americana. De

1.300.000 habitantes sobrevivieron 300.000, la mayoría mujeres y niños”.

Efraím Cardozo. “Breve historia del Paraguay”. Pág. 109.

1. Introducción.

La Guerra del Paraguay ocurrida entre 1865 y 1870 ha sido, sin duda alguna, el más

funesto y doloroso hecho de la historia de la América hispana. Llamada de la "Triple

Alianza", fue un enfrentamiento bélico sin precedentes donde la República Argentina, “Su

Majestad” el Emperador del Brasil y la República Oriental del Uruguay se aliaron en una

guerra fraticida contra el Paraguay del Mariscal Francisco Solano López.

En nuestro país, se ha enseñado dentro del marco de “la historia oficial-escolar” la guerrade la “Triple Alianza” de la siguiente manera: Que Argentina se vio obligada a intervenir en

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el conflicto para lavar su honor nacional lesionado por la sorpresiva invasión de las

fuerzas paraguayas. Que se fue a la guerra en defensa de los principios democráticos y

civilizadores, contra la barbarie del Dictador Francisco Solano López que tenía sometido y

atrasado al pueblo guaraní. Y que, debido a un supuesto altruismo argentino, no obtuvo

nuestro país ninguna ventaja material después de la victoria.

Esta versión en la actualidad no resiste el menor análisis. Los cuestionamientos a la

historia oficial empezaron contemporáneamente a los hechos con los escritos de Carlos

Guido y Spano y las denuncias de Juan Bautista Alberdi. Los estudios revisionistas que se

consumaron posteriormente, con investigaciones documentadas, expusieron los

intereses económicos, los factores geopolíticos y las líneas ideológicas que se conjugaron

para gestar la guerra de 1865-70.

En 1954, el historiador José María Rosa publica “La Guerra del Paraguay y las

Montoneras Argentinas”, obra canónica del pensamiento nacional y de lectura ineludible

para comprender la naturaleza y los alcances de la conflagración. Este trabajo

monumental abrió camino para que otros historiadores revisionistas profundizaran el

tema. De allí en adelante, la historia oficial se derrumba y la verdad histórica se abre

paso para grabar en la memoria colectiva de la patria grande un genocidio sin paralelo en

la vida de América Latina.

2. El Paraguay de la preguerra.

Los hombres del Paraguay soberano. Es imprescindible, antes de ingresar en el tema

central de éste trabajo, preguntarnos como era el Paraguay de la preguerra. El historiador

mexicano, Carlos Pereyra, en el libro “Solano López y su drama” nos brinda una

abreviada reseña de la política paraguaya: “En vez de cuarenta gobernantes por año o

por mes, el Paraguay conoció tres antes de su redención por los aliados. El Dr. Francia,

D. Carlos Antonio López y Francisco Solano López. Hubo interinidades y puentes, pero

todo en forma pacífica... ”

El doctor Francia gobernó desde los primeros días de la independencia hasta su muerte

en 1840. Lo sucede Carlos Antonio López que fue designado previamente “primer cónsul”

en 1841 y luego, en 1842, cuando se creó la institución presidencial, asume ésta, de

hecho vitalicia, continuando en el mandato hasta su muerte en 1862.

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Lo sucede el segundo López, hijo del anterior, Francisco Solano López, que desempeñó

funciones presidenciales hereditarias hasta marzo de 1870 cuando muere lanceado en

Cerro Corá por los soldados del imperio luso brasilero.

Bajo estas tres largas administraciones, el Paraguay se había librado de los interminables

conflictos internos sufridos por todos los pueblos de América del Sur y fundamentalmente

había logrado implementar políticas de Estado a largo plazo.

El guaraní y la nación paraguaya. El Paraguay como Nación tenía una especial

particularidad que es preciso señalar: contenía un pueblo con identidad nacional propia.

Era una Nación con un consistente y definido ser político y social. En el Paraguay se

produjo un fenómeno sociológico único en la historia americana: los conquistadores

adoptaron la lengua de los conquistados.

El porfiado triunfo del idioma guaraní se alzó en torno del pueblo paraguayo como una

alta barrera que le aisló todo contacto con las culturas occidentales. La lengua guaraní se

convirtió en un fuerte rasgo de diferenciación con respecto a las demás colectividades

americanas, en un cohesivo aglutinante espiritual y en un fuerte lazo que apretó a los

paraguayos ante el peligro de lo exterior.

Un pueblo con identidad nacional y una clase dirigente con conciencia geopolítica eran

dos características que no podían mostrar otros pueblos hispanoamericanos en la

segunda mitad del siglo XIX.

Las dos pistolas de Gaspar Francia. Ya en el comienzo de la emancipación americana,

cuando en 1810 la Junta de Buenos Aires conminaba al gobernador paraguayo a que

fuese reconocida como heredera del Virrey y a enviar diputados para el congreso de

provincias, el doctor José Gaspar de Francia consideró inadmisible la pretensión de

Buenos Aires de asumir por sí sola el mando superior del Virreinato.

Pero, tampoco abogó a favor de continuar dependiendo del caduco poder español. Tuvo

una meridiana claridad cuando proclamó sus “argumentos”: “Mis argumentos en favor de

mis ideas son éstas -dijo depositando dos pistolas sobre la mesa presidencial del

Congreso-: una está destinada contra Fernando VII y la otra contra Buenos Aires.” (1)

El “dictador perpetuo”. Se llamaba Gaspar Rodríguez de Francia. Sin eufemismo sehizo nombrar “Dictador Perpetuo”. Obtuvo el grado de maestro de Filosofía y Doctor enSagrada Teología, además de un doctorado en Derecho en la Universidad de Córdoba.

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Era un gran lector, admirador de Franklin y Voltaire, humanista, indagador de ciencias

varias a quién Mitre lapidó con el sambenito de “tirano más cruel y sangriento que los de

la antigüedad”.

Este doctor Francia, “Padre de la Patria paraguaya”, austero gobernante, solitario y hasta

misterioso para la mirada de los porteños, hizo todo lo necesario para acrecentar

extraordinariamente la economía nacional a través del desarrollo del sector agrícola.

Política proteccionista. Ante el bloqueo comercial de los porteños, las conspiraciones

armadas desde el puerto y la malograda expedición de Belgrano; Francia reacciona

cerrando, política y económicamente, al Paraguay.

Lo replegó sobre sí mismo, construyendo así, un país autosuficiente. La base social de

ésta política la conformaron los pequeños y medianos campesinos y los artesanos,

formaciones sociales no interesadas objetivamente en el librecambio, en la apertura del

país y en el comercio con Europa y los EE.UU.

Las condiciones objetivas del Paraguay permitieron al Dictador realizar su política. La

burguesía local era muy débil y escasa; el país no producía materias primas ni los

alimentos demandados por las grandes potencias mundiales.

Otra característica sui generis, que contribuyó a la conformación particular de la patria

guaraní, fue la presencia de los jesuitas durante un prolongado lapso de la historia

nacional. La misma dificultó la formación de una poderosa clase terrateniente.

Reforma agraria. El Estado, por medio de la confiscación, comenzó a adquirir gran parte

de las tierras en manos de los particulares y también se apropió las propiedades de la

Iglesia. En adelante esas tierras estatales serán arrendadas a los campesinos a muy bajo

precio. A los campesinos arrendatarios el Estado les provee ganado y útiles de labranza.

Se creó una singularísima institución denominada “Estancia de la Patria”. Eran verdaderas

unidades económicas de producción donde se integraban actividades agrícolas,

ganaderas y artesanales. Proveían alimentos al ejército y abastecían al mercado local de

yerba mate y tabaco.

Sin vagos y mal entretenidos. La expansión y el desarrollo del mercado interno, y la

consecuente ocupación de la mano de obra local, generó otro fenómeno singular: la

ausencia absoluta de desocupados. No había “vagos y mal entretenidos”.

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Se formó así una comunidad original donde reinaba la paz social, casi una anomalía en el

mundo de ése entonces. Y así se dio el fenómeno de una economía que, aunque

técnicamente atrasada, permitía la integración del pueblo a la misma.

Carlos Antonio López profundiza el modelo. A la muerte de don Gaspar Francia en

1840, (había gobernado casi tres décadas) le sucede Carlos Antonio López. Su sucesor

reforzará el sector estatal de la economía, habrá más “estancias de la patria”.

Son nacionalizados los arbustos de yerba mate y con ellos los bosques que producen

madera para la construcción. Se sanciona una ley que prohíbe a los extranjeros la

adquisición de tierras y se dispuso construir la primera fundición para el carbón de madera

y tratamiento del mineral de hierro.

Las tierras comunales de la población aborigen fueron pasadas al Estado que las

administraba y se disolvieron las antiguas comunidades indígenas guaraníes. La

población indígena, en vez de ser exterminada como fue en el resto de Latinoamérica, fue

afianzada a la tierra e integrada a la Nación.

Era el Estado el que dirigía la economía y determinaba las políticas de desarrollo. El país

crecía a pesar de la inexistencia de una burguesía urbana. Lentamente se desarrolla lo

que se podría llamar una burguesía rural, que será la base social del régimen.

La política internacional y la militarización. En lo que respecta a la política

internacional, el Paraguay de Carlos Antonio López se comienza a abrir al mundo. Brasil,

solo en función de sus propios intereses, le reconoce su independencia en 1844, acto por

el cual protesta el embajador de Don Juan Manuel de Rosas en Rio de Janeiro. Para el

Restaurador, en su visión americanista que aspiraba a la unidad del viejo Virreinato del

Rio de la Plata le resultaba inadmisible la independencia de una de sus provincias.

El Paraguay que no tenía pactos colectivos con las otras provincias argentinas, los iba

sellando aisladamente y con quién le conviniera para oponerse al gobierno argentino que

le negaba la independencia. Era aliado de Corrientes, mantenía relaciones de interés

mutuo con Brasil y simpatizaba con las potencias europeas bloqueadoras. Luego de

Caseros, pasa el Paraguay a disfrutar su plena soberanía, es reconocida su

independencia por la Confederación y le es permitida la libre navegación de los ríos (2).

Pero sin dudas, el punto esencial de la política de Carlos Antonio López fue lamilitarización del país. Durante su gobierno, su hijo Francisco Solano, sirvió en el

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Page 21: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

ministerio de guerra y trabajó sin descanso en esta área contratando, durante su larga

estadía europea, técnicos, especialistas en fabricación de armas, constructores de

buques, artilleros etc. Todos ellos empleados y controlados por el Estado. Es importante

marcar que el desarrollo militar del Paraguay, a pesar de sus avances, no podía, ni podrá

hacer nada contra las armas y los recursos del Brasil y la Argentina, financiados y

dirigidos por el imperio Británico.

Solano López, el sucesor. Era Francisco Solano López el sucesor indicado del

“Supremo”, un verdadero delfín que profundizó el proyecto de sus antecesores. La notable

continuidad de la política económica de los gobiernos paraguayos se prolonga y ahonda

con el hijo de Carlos Antonio que lo sucede a la muerte de éste en 1862.

El historiador Carlos Pereyra hace un análisis de la concepción geopolítica que Francisco

Solano López poseía de la región y el mundo que es importante transcribir para

comprender luego la naturaleza de la guerra, y el rol que Argentina jugó en ella: “El

general Francisco Solano López consideraba como misión capital del gobernante

paraguayo contrariar los avances del Brasil y formar un pacto de unión con Bolivia, la

República Argentina y el Uruguay. El sentimiento unificador de López tenía que ser muy

mal recibido...”

Modernización y desarrollo del Paraguay. León Pomer, en su libro “La Guerra del

Paraguay” relata, en forma breve pero claramente, el proceso de desarrollo económico y

la gestación del un modelo autónomo del país guaraní. Menciona que en este período

comienza la construcción de vías férreas, telégrafos, fábricas de pólvora y de papel. Son

contratados más técnicos extranjeros y puestos al servicio de la política del Estado.

El Estado toma un papel central en la economía, pero no para enajenar las riquezas del

suelo o desarrollar aquellos sectores de la economía nacional que interesan a los países

centrales sino para determinar políticas soberanas de desarrollo. Este estatismo es un

ejemplo insólito en la América del Siglo XIX.

Contra los intereses del imperio. El Paraguay de la preguerra no era un paraíso como

algunos autores afirman, no fue ni siquiera un país moderno y desarrollado. Pero, la

dirección que iba tomando, el crecimiento y la voluntad que lo guiaba comenzaron a

resultar intolerables para la política del imperio británico.

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Page 22: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

Los ingleses: Los hermanos Baring y Rothschild. En la Argentina, los gobiernos de

Mitre y de Sarmiento obtuvieron fondos de las siguientes fuentes financieras:

1) Entre los particulares, Mr. Tomás Armstrong por ese tiempo director residente del

Ferrocarril Central Argentino, ex Presidente de la Bolsa de Comercio y vocal del Banco de

Buenos Aires, comprometió un préstamo de 50.000 pesos anuales por cada año que

durara la contienda. Varios comerciantes procedieron de la misma manera. Hay una larga

lista de residentes británicos en Buenos Aires que contribuyeron con préstamos al Estado

para solventar los gastos de guerra.

2) El Banco de la Provincia de Buenos Aires, que prácticamente estaba administrado por

ingleses, proveyó de fondos durante toda la guerra con garantía de los ingresos de la

Aduana.

3) El Banco de Londres, filial Buenos Aires, fundado tres años antes del estallido bélico,

adelantó fondos más tarde rembolsados con el producido por un empréstito conseguido

en una banca londinense.

4) Empréstitos brasileros por dos millones de pesos fuertes que en realidad habían sido

proporcionados al Brasil por la banca Rothschild, obviamente británica.

5) Por último, los “señores de la guerra” hicieron un gran negocio: Londres entregó un

empréstito al Estado Argentino por un monto de 1.800.000 libras esterlinas lo que produjo

un endeudamiento a las arcas nacionales de 2.500.0000 libras, cifra a la que se le suman

los intereses usurarios al capital original otorgado. Este empréstito fue otorgado por la

Baring Brothers. La negociación del empréstito, hecha por Norberto de la Riestra, fue otro

capítulo bochornoso de la historia de la deuda externa argentina.

El Brasil, obtuvo prestaciones por un total de 6 millones de libras esterlinas desde 1865,

prácticamente desde el comienzo mismo de la guerra otorgados por la banca Rothschild

que sobre el final de la contienda le entregó 3 millones más.

La participación uruguaya fue financiada en lo fundamental por el Brasil, a través de la

intermediación del Barón de Maua, aquel personaje de fundamental transcendencia en la

preparación de Caseros y la caída de Rosas, quien era también un testaferro de la banca

Rothschild en la región. Al finalizar la guerra el gobierno uruguayo logró, aprovechando la

ocasión, un préstamo por tres y medio de millones de libras.

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El Cónsul Henderson de S. M. Británica le escribió a la Foering Office: “La mayor parte de

la propiedad rural es propiedad del Estado. Las mejores casas de la ciudad pertenecen al

gobierno y éste posee valiosas granjas de cría y agrícolas en todo el país”. Era un

desmesurado estatismo... no dejaba espacio alguno a los ingleses para hacer sus

negocios.

3. La Guerra: sus actores y causas

Las razones de la conflagración. Cada uno de los países aliados tuvo en su momento

una necesidad interna para entrar en guerra con el Paraguay. Pero, más allá de las

razones particulares de los Estados beligerantes, no es difícil, en este caso, encontrar las

causas originales del conflicto en los intereses económicos del imperialismo británico en

la región del Río de la Plata.

Adhiero en este trabajo a las conclusiones que la mayoría de los estudios revisionistas

han arribado luego de investigar la Guerra del Paraguay y sus causas. En síntesis, la

mayor parte de esta tendencia historiográfica expresa que, dentro de la estrategia en el

Río de la Plata del imperialismo británico, elaborada en Londres con fría deliberación, no

podía escapar la necesidad de suprimir el foco de autonomismo y soberanía emplazado

entre Argentina y Brasil que incitaba permanentemente a la rebeldía de los caudillos

contra los poderes centrales establecidos.

La guerra del la Triple Alianza fue una de las primeras manifestaciones mundiales de la

política belicosa del imperialismo capitalista. En este caso, puso a prueba el sometimiento

de tres gobiernos políticamente dependientes al obligarlos a aniquilar a un cuarto rebelde.

La “Pérfida Albión” (2), abatió la Patria guaraní por manos ajenas.

Por las libras esterlinas. La tesis de la participación decisiva del imperio Británico se

puede demostrar leyendo la documentación del Foering Office que muestra las diferentes

operaciones políticas y diplomáticas que van acorralando al Paraguay.

Los diarios de la época también son una valiosa fuente que nos deja entrever a Inglaterra

detrás de las decisiones de los gobiernos. Pero entiendo que la más clara y patente

demostración de la participación de Gran Bretaña en el conflicto la dan los números de las

finanzas que fueron utilizadas en la guerra.

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Page 24: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

Para entender quien era el titiritero de esta guerra fraticida solo tenemos que mirar las

cuentas “del debe y el haber” de las finanzas paraguayas de la pos guerra. El Paraguay

de Solano López era la única nación de la Latinoamérica que no tenía deuda externa.

Después de la guerra, Paraguay fue condenado a pagar los gastos militares de los

aliados. Para ello “contrae” un empréstito con la Baring Brothers por un millón de libras.

Se le descuentan 200.000 libras por gastos, amortizaciones e intereses, pero los bonos

del crédito se deprecian y Asunción no recibe casi ni una sola moneda. Entonces debe

contratar otro empréstito, ahora por dos millones de libras esterlinas, en esta ocasión

garantizado por la tierra paraguaya. Con el tiempo su endeudamiento se incrementa aun

más. Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde con ironía escribieron “El Paraguay ya

está civilizado”: debe 7.500.000 libras.

Resumiendo: fue el capital inglés el principal financista de la guerra. Esos beneficios y el

capital recuperado sirvieron para que una nueva casta de porteños advenedizos en

finanzas internacionales se iniciara desenfrenadamente a la especulación y la usura, pero

esa es harina de otro costal...

Objetivos geopolíticos de Inglaterra. Reparamos entonces que Inglaterra tenía un

objetivo geopolítico: neutralizar el Estado paraguayo que afloraba como un ejemplo de

política proteccionista enemiga del libre cambio en la región. Luego señalamos que la

banca británica, sin duda alguna, financió la guerra. Por último y en función de completar

la participación que tuvo Inglaterra en el conflicto se debe sumar un detonante puntual. El

imperialismo siempre actúa bajo disparadores concretos y urgentes, en el caso de la

guerra contra el Paraguay fue concretamente “un problema de mercado”, me refiero a la

crisis de la producción algodonera.

Hacia 1862 graves perturbaciones estallan en Europa: hay miseria en los centros textiles

europeos y las pérdidas en la bolsa resultan catastróficas. Esta crisis en la industria textil

obedecía a la falta de algodón para abastecer las industrias debido a que el triunfo

norteño y antiesclavista en la guerra de la secesión norteamericana había producido una

pronunciadísima baja en la producción de esa materia prima entonces insustituible.

En busca del algodón. A Gran Bretaña sólo llegan 300.000 fardos de algodón, cuandoLancaster solamente necesitaba 2 millones y medio; y Francia otro millón. Entonces, Gran

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Page 25: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

Bretaña entró a buscar mercados productores de algodón en cualquier parte del mundo.

Desde luego, también en América del Sur.

En 1863, los ojos de Inglaterra miraron al Paraguay gran productor de algodón y

potencialmente ilimitado en recursos naturales. Claro que había una valla: el país

hermano y vecino, gobernado a la sazón por el mariscal Francisco Solano López, no

había abierto aún las puertas al liberalismo económico.

Motivos aliados. Más allá de los motivos británicos para la guerra, cada país aliado tenía

los propios: El Imperio esclavista del Brasil obedecía a una necesidad de expansión

territorial. Pero también es importante destacar que los gobiernos brasileros actuaban

desde hacía mucho tiempo como peones de la política exterior inglesa.

La política mitrista tenía otras razones como ensanchar los mercados, pero son los

compromisos con el Brasil y su rol con relación al imperio esclavista los determinantes en

la decisión de ingresar al conflicto. Después de Caseros el balance político de la región se

volcó definitivamente hacia el Brasil. Era de esta manera que Pedro II era la mano de obra

de Inglaterra en la región, así como Mitre era un auxiliar de la política brasilera.

Pero además de esa relación de dependencia funcional con el Brasil, “Mitre participa en la

guerra, atraído por la necesidad de una alianza política con el Brasil, que debe consolidar

su poder político interno. Con la alianza, por otra parte, se aseguraba la inmovilidad

financiada de Urquiza. Y con ella, la tranquilidad represiva del interior provinciano… La

clase ganadera exportadora, urgía a Mitre… soñaba con la apropiación del tabaco y yerba

mate paraguayos” (Ortega Peña y Duhalde, “Baring Brothers y la Historia Política

Argentina”). Es así que Mitre también buscó, a través de la guerra y los acuerdos en

torno a la misma, soluciones para los problemas internos que tenía.

El Uruguay tuvo un protagonismo menor y funcionó como excusa y disparador de la

contienda. Actuó como “estado tapón”, pero esta vez aliado a las dos poderosas naciones

del Plata.

Otro round de “Civilización vs. Barbarie”. La guerra tuvo asimismo su componenteideológico, nada nuevo en realidad, sino la eterna “cantinela” de “civilización o barbarie”.En este caso la “civilización”, el “progreso” y la “libertad” están extrañamenterepresentados por el imperio esclavócrata del Brasil, la fraudulenta democracia de la

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República de Mitre y el gobierno golpista y usurpador del criminal ex coronel mitrista,

Venancio Flores. Del otro lado, “el atraso”, encarnado en el Paraguay de Solano López.

Otro ejemplo claro de estafa y mentira historiográfica ejemplar se encuentra en el retrato

que la oligarquía porteña hizo del Mariscal Solano López al cual le endilgan atrocidades.

Se levantó una leyenda negra similar a la elaborada por los unitarios en su momento

contra Juan Manuel de Rosas.

Una guerra inédita en Latinoamérica. Fue una guerra larga, aterradora, sangrienta, con

grandes desplazamientos de tropas y armamentos, con acciones heroicas y batallas

feroces.

Muchos historiadores, al tratar la Guerra del Paraguay, profundizan la narración de este

acontecimiento en el desarrollo de la contienda bélica, de este modo la historia de la

Guerra del Paraguay termina siendo para el lector un manual de historia militar. No es ése

mi objetivo, solo mencionaré los más importantes hechos bélicos, los decisivos, optando

por resaltar preferentemente la historia política de la guerra.

Uruguay, la primera batalla. El ataque contra el Paraguay comenzó en realidad con el

ataque contra el único y último aliado que le quedaba en el Río de la Plata. Se trataba del

gobierno uruguayo que por aquel entonces estaba en manos del partido Blanco, la versión

uruguaya del partido federal argentino. El Presidente uruguayo, Bernardo Berro, y su

Canciller, Juan José de Herrera, llevaban adelante una política de equilibro en el Plata,

que con perspectiva continental integraba al Paraguay para enfrentar la prepotencia del

Brasil.

El primer paso en conjunto que darán el imperio brasileño y la oligarquía porteña será

aplastar a este gobierno. Se procedió de la siguiente manera: Brasil, invadiendo por mar y

tierra al Uruguay y Mitre promocionando y armando una revolución encabezada por

Venancio Flores, un viejo conocido de él, que tan eficazmente había actuado en la

represión contra las montoneras federales del interior argentino. Flores pertenecía

políticamente a la vieja cuña del partido colorado-riverista, que era por decirlo de alguna

manera, la versión unitaria en la política uruguaya. Todas estas maniobras fueron

precedidas de una deliberada planificación que, para desgracia de la memoria de los

actores, se encuentra documentada en tratados, acuerdos y misiones secretas entre

Mitre, la corte de Río de Janeiro y Venancio Flores.

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La masacre de Paysandú. En octubre de 1864, el ejército del Brasil con la excusa de

proteger la tranquilidad de los estancieros riograndeses ingresa al territorio oriental y

ocupa la Villa de Melo. Venancio Flores cruza el río Uruguay.

El Partido Blanco oriental resiste la invasión y se concentra en Paysandú, villa defendida

por el Coronel Gómez y cientos de argentinos que se habían sumado a la causa de los

federales orientales. La escuadra brasileña al mando del Almirante Tamandaré ingresa en

aguas argentinas sin problema alguno y asedia y bombardea Paysandú durante días

desde el río.

El bastión termina siendo rodeada por agua, mientras que desde tierra lo acosan 10.000

brasileros. La resistencia es heroica, y cuando ya sin fuerzas los orientales entregan el

fuerte y se rinden, Leandro Gómez, el jefe de la resistencia es ejecutado sin trámite

alguno.

Fue un ensayo de lo que sería la invasión al Paraguay, tuvo un despliegue de armas

desproporcionado, fue la primera vez en la historia de Latinoamérica que se bombardeaba

una ciudad indefensa. El pueblo argentino, en especial los entrerrianos al otro lado del Río

Uruguay, contemplaban con horror y asombro los episodios.

El mensaje quedaba claro, después de este “infame espectáculo” como lo llamará Guido

Spano, venía el turno del Paraguay. Luego de la caída de Paysandú asume la

presidencia del Uruguay Venancio Flores dispuesto a cumplir sus compromisos secretos

con el Brasil en cuanto a continuar la guerra contra el pueblo guaraní.

¿Y Urquiza? Cuando comienza el bombardeo y el asedio de Paysandú, Solano López

ruega al viejo Urquiza su intervención: “Estoy llorando, señor general, de rabia y

desesperación a presencia de los crímenes tan atroces que perpetúan bajo la capa de la

libertad y la civilización” (Carta de Solano López a Urquiza, 11 de noviembre de 1864). En

esos días, en Entre Ríos se desata una furia social contra Mitre. Era conocida la amistad

del entrerriano con el paraguayo, se sabía que el primero le había prometido su apoyo. Se

espera con ansias extremas la voz de Urquiza, un “pronunciamiento” contra Mitre y

Flores.

Pero todo es en vano. Los Aliados conocen bien a Urquiza. El Brasil, haciendo uso de ladiplomacia del patacón “A fin de año le manda un emisario para comprarle 30.000caballos a 12 patacones cada uno; 360.000 patacones, ¡un negoción! Le ha tocado el lado

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flaco. Urquiza vende y deja de a pie a su famosa caballería. No habrá pronunciamiento y

Paisandú sucumbe” (Vivian Trias, “El Paraguay: de Francia el Supremo a la Guerra de la

Triple Alianza).

Por su parte, la oligarquía porteña y los bancos de Buenos Aires hicieron su aporte.

Después de una satisfactoria operación financiera con el Banco de Londres y “mientras

los bancos de Buenos Aires tuvieran reservas, Urquiza no fue un peligro real para el

gobierno de Mitre” (Ortega Peña y Duhalde).

La eficacia del imperio parece incuestionable: Urquiza jamás hizo su pronunciamiento a

favor de los blancos uruguayos ni por Solano López y el Paraguay, sino por el contrario,

se puso a reclutar tropas para la Guerra del Paraguay. Consumó su última gran decisión

política, que fue reprobada masivamente, y en especial por Ricardo López Jordán.

Reacción paraguaya y el paso por Argentina. El golpe brasileño contra Uruguay era, a

la vez de la primera fase de la acción contra el Paraguay, una directa provocación contra

el gobierno guaraní. Paraguay salió a defender al gobierno legal del Uruguay declarando

la guerra al Imperio manifestando que consideraba “atentatorio contra el equilibrio en el

Plata cualquier ocupación del territorio oriental por fuerzas extrañas”.

El Paraguay requiere pasar su ejército por territorio argentino. Mitre se lo niega. Urquiza,

como ya se vio, no mueve un dedo a favor de los paraguayos. En Buenos Aires se desató

una campaña de injurias periodísticas contra la persona del Mariscal López. “La Nación

Argentina”, diario del presidente Mitre, convocó a una “cruzada para redimir al Paraguay”

y conceptuaba a Solano López como “boa en medio del fango sangriento de sus

crímenes” y en un artículo que denominó “El Atila americano” declaraba la guerra de “la

civilización contra la barbarie”, “la “guerra a muerte”. (Citado por José María Rosa.

“Historia Argentina” Tomo 7. Pág. 126.).

El ardid propagandístico de Mitre. El presidente Mitre necesitaba preparar a la opinión

pública contra la guerra ya que la mayor parte de ella, no solo en el interior, sino en

Buenos Aires inclusive, se pronunciaba agresivamente contra Brasil. Los federales

manifestaban su adhesión a la causa paraguaya. Incluso algunos liberales porteños, en

desacuerdo con la “tiranía” de López pero comprendiendo el papel de títere del Brasil que

desempeñaba la Argentina se oponían a la guerra.

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Page 29: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

Nuevamente el gobierno paraguayo pide permiso para atravesar con sus ejércitos la

provincia de Corrientes en dirección al Uruguay. Mitre, mientras asiste militarmente a

Venancio Flores, invoca la neutralidad del país y le niega el permiso. Paraguay como

respuesta le declara formalmente la guerra al gobierno de Mitre en marzo de 1865, apresa

dos pequeños buques argentinos en el puerto de Corrientes e ingresa a la provincia.

Cuando el ejército del Paraguay ingresa a la ciudad de Corrientes no encuentra

resistencia militar alguna.

Mitre oculta a la ciudadanía la declaración de guerra paraguaya durante un mes. La

declaración de guerra se conoció después del primer acto de hostilidad paraguayo

ocurrido un mes después. Por medio de este ardid el gobierno argentino trata de lograr

popularidad para la guerra convirtiendo ahora las causas de la misma en una “agresión

paraguaya gratuita”. Aparece de esta manera Paraguay como país agresor que invade un

país neutral sin declarar previamente la guerra según correspondería a los usos del

Derecho Internacional Público de ese tiempo.

“Tratado de la Triple Alianza”. A mediados de 1865, Argentina, Brasil y Uruguay (este

último ya en poder del partido colorado) unen sus fuerzas contra el Paraguay firmando el

“Tratado de la Triple Alianza”.

El Brasil aportaría su escuadra y el General Mitre sería designado comandante en Jefe de

los Ejércitos coligados. La guerra, “expresa” el convenio, era contra el Tirano López, no

contra el pueblo paraguayo y contenía todas las expectativas territoriales de los Estados

en caso de ganar la guerra y otras disposiciones que aclaran per se el fin de la guerra (3).

Las primeras batallas. Las primeras operaciones de importancia favorecieron a los

aliados: derrotaron al general paraguayo Estigarribia en “Uruguayana” y obtuvieron el

triunfo de “Yatay”. Las fuerzas guaraníes se replegaron.

A partir de la caída de “Paso de la Patria” en 1866 las acciones comienzan a desarrollarse

exclusivamente en territorio paraguayo. En “Estero Bellaco” y en “Tuyutí” se libran dos

batallas con fuertes bajas para ambos bandos.

En el mes de junio vuelven a chocar en “Yatayty Corá” y en el “Boquerón”. El avance

aliado continúa en forma lenta y se afirma con la caída de la fortaleza de “Curuzú”.

Mitre y la estrategia militar. Se requería una victoria para consolidar “Curuzú” y poner alas tropas aliadas frente a la Fortaleza de “Humaitá”. Llega así el turno de “Curupaitý”, una

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pequeña fortificación defendida por 40 cañoncitos móviles, siete regimientos de infantería

y cuatro escuadrones de caballería. Un débil parapeto de palos hacía las veces de

trinchera. Contra éste fuerte piensa Mitre desatar toda la fuerza de la totalidad del ejército

aliado compuesto por 17.000 hombres entre argentinos y brasileños.

Mitre, había “estudiado” el problema en algún manual de estrategia militar europeo.

Ordena el ataque, pero su plan falla debido a las lluvias tropicales y gruesos errores de

evaluación del terreno. Quedan tendidos en los campos fangosos de “Curupaitý” más de

diez mil cadáveres del ejército aliado. Los paraguayos acusan solamente 92 bajas.

Esta derrota atrasaría la guerra notablemente y provocaría un resquebrajamiento en el

frente interno de los aliados. Hay una renovación de mandos en los ejércitos y Mitre tiene

que dejar la comandancia. Pedro II, emperador del Brasil, insinúa a Mitre que vuelva a su

tierra a enfrentar las montoneras que empiezan a sublevarse contra la guerra.

El Marqués de Caxias, el mejor hombre de armas del Imperio, se hace cargo de la

comandancia militar de las fuerzas. Estamos en febrero de 1867, Mitre oculta la derrota y

se marcha a Buenos Aires, faltan todavía tres años más de contienda.

Después de Humaitá. A esta altura de los hechos, el Mariscal López no estaba vencido,

por el contrario contaba con una fuerza militar que le permitirá aun resistir con éxito la

embestida de los aliados.

Con grandes dificultades, la guerra continúa hasta la caída de la fortaleza de “Humaitá”,

en agosto de 1868, en manos del Marqués de Caxias. El camino hacia Asunción se allana

y la ciudad capital cae en manos de los aliados en enero de 1869 después de la derrota

paraguaya en la batalla de “Itá Ibaté”.

Solano López y la resistencia final. La guerra ya está decidida a favor de la Triple

Alianza pero López continúa la resistencia. En un último y desesperado esfuerzo reúne

los restos de las tropas supervivientes en “Caacupé” donde es nuevamente derrotado.

Huye hacia el nordeste acompañado por los pocos oficiales leales que le quedan, casi sin

soldados, lo siguen niños y mujeres (“las residentas”).

Mujeres y niños disfrazados de hombres pelean contra el invasor en la selva paraguaya.

La resistencia es inútil y la tragedia final ya está cerca. Los brasileros le darán alcance a

estos fantasmas agotados por el hambre y el cansancio.

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El heroico final del Mariscal en Cerro Corá. Solano López y el pueblo paraguayo ya

tenían claro que solo pelaban para morir dignamente, como hombres libres. Con su mujer,

Elisa Lynch, su hijo Panchito, (apenas un adolescente que hacía las veces de un

improvisado Jefe de Estado Mayor), sus otros hijos y cerca de 400 paraguayos, en su

mayoría niños y mujeres, llega el 14 de febrero de 1870 a Cerro Corá. Dos semanas

esperarán allí el desenlace final.

El 1 de marzo de 1870 las tropas imperiales rodean a los últimos paraguayos que

resistían y comienzan el asedio. Eran veinte veces más que ellos, tenían armas de

precisión y la mejor caballería pero igual dudan y sienten temor de enfrentar al Mariscal

guaraní. Para palear el miedo, el Brasil pone una recompensa por la cabeza de Solano

López: 100.000 libras esterlinas por el Mariscal pagaban los “civilizadores”. El general

Cámara y su tropa van tras ese premio.

Después de algunas maniobras de posicionamiento, los hombres de Caxias consiguen

dar, en las orillas del Arroyo Aquidaban-niguí, con la última unidad del ejército Paraguayo

y se aprestan a avanzar sobre ellos. José María Rosa, en “La Guerra del Paraguay y las

Montoneras Argentinas” relata los episodios del 1 de Marzo de 1870 en Cerro Corá y el

desenlace de la guerra: “…Llegan los brasileños: un soldado persigue al cirujano

Estigarribia por el arroyo, y lo atraviesa de un lanzazo. López trata de enderezarse, pero

se desploma cayendo al agua; consigue sentarse y saca su espadín de oro con la mano

derecha tomando la punta con la izquierda. Cámara se le acerca y le formula la propuesta

de rigor: “Ríndase Mariscal, le garantizo la vida”, López lo mira con los ojos serenos y

responde con una frase que entra en la historia: “¡Muero con mi Patria!” al tiempo de

amagarle con el espadín. “Desarmen a ese hombre”, ordena Cámara desde respetable

distancia. Ocurre una escena tremenda: un trompudo servidor de la libertad se arroja

sobre el moribundo eludiendo las estocadas del espadín para soltarle la mano de la

empuñadura; el mariscal, anegada en sangre el agua que lo circunda, medio ahogado,

entre los estertores de la muerte, ofrece resistencia; el cambá lo ase del pelo y lo saca del

agua. Ante esa resistencia, Cámara cambia la orden: “¡Maten a ese hombre!”. Un tiro de

Manlicher atraviesa el corazón del mariscal que queda muerto de espaldas, con los ojos

abiertos y la mano crispada en la empuñadura del espadín. “¡Oh! ¡diavo do López!” (“¡oh!

¡Diablo de López!”), comenta el soldado dando con el pie en el cadáver.

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El exterminio de los últimos paraguayos es atroz. El general Roa, sorprendido en el arroyo

Tacuaras, había sido intimado. “¡Rendite paraguayo danado!” (“¡Rendite paraguayo

condenado!”); “¡Jamás!”… y se deja degollar. El vicepresidente Sánchez, moribundo en su

coche, es amenazado. “¡Rindase fío da put…!”… (“¡Rindase hijo de put…!”); el viejo

octogenario abre los ojos asombrado: “¿Rendirme yo?” y descarga su débil bastón sobre

el insolente: un tiro de pistola lo deja muerto. Panchito acompaña a su madre y a sus

hermanos pequeños que han conseguido refugiarse en su coche; hace la guardia junto a

la puerta. Llegan los brasileños y preguntan si esa mujer es “la querida” de López, y esos

niños, “sus bastardos”; Panchito arremete contra los canallas, que sujetan al niño:

“¡Rindete!” “¡Un coronel paraguayo no se rinde!”. Lo matan.

Elisa Lynch cubre el cuerpo de su hijo. Algún desmandado quiere propasarse y la mujer le

impone: “¡Cuidado, soy inglesa!”. ¡Ah, tiene temores ese mayor Floriano Peixoto de otra

cuestión Christie con Inglaterra! La deja en libertad. Elisa buscará esa noche el cuerpo de

Francisco Solano para enterrarlo junto al de Panchito en una tumba cavada por sus

propias manos. El cadáver del mariscal está desnudo, porque la soldadesca lo ha

despojado (el reloj de oro que llevaba esa tarde fue mandado como trofeo a la argentina).

Elisa encuentra una sabana de algodón y amortaja los cuerpos queridos.

Entre el estrépito de triunfo de los vencedores que festejaban su definitiva victoria. Elisa

reza su sencilla oración despidiendo a su compañero y a su hijo. La noche se ha puesto

sobre las tremendas escenas de la tarde, y un farol mortecino, llevado por un niño de

nueve anos, es la única luz que alumbra el sepelio del gran Mariscal.La guerra del

Paraguay ha terminado.”

Una nación exterminada y saqueada. Luego de cinco años en que tropas de Argentina,

Brasil y Uruguay lucharon contra el pueblo paraguayo, éste fue vencido y literalmente

aniquilado.

Entre las ruinas aún humeantes de Asunción, en medio de la peste provocada por los

cadáveres sin sepultura, los aliados imponen un gobierno títere. “Gobierno Provisorio del

Paraguay” que declara libre la comercialización de la yerba mate, el algodón y el corte de

madera en los montes fiscales. Se enajena el ramal de ferrocarril Asunción-Villarrica y en

menos de un año pasan a manos privadas 29 millones de hectáreas de tierra,

simplemente hurtadas a los pocos campesinos que quedaban con vida.

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Page 33: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

También era el momento de aplicar, en lo referente a la cuestión de límites territoriales, el

Tratado de la Triple Alianza. El Brasil, siempre mas “hábil” diplomáticamente, prefirió tratar

directamente con el Paraguay vencido y obtuvo, no solamente el territorio que le

correspondía por el Tratado, sino también una amplia región comprendida entre los ríos

Banco y Apa. El gobierno argentino protestó. Brasil le ofreció en compensación el chaco

paraguayo pero Argentina no aceptó y mantuvo en litigio ésta cuestión durante varios

años.

4. El genocidio del Pueblo paraguayo

Las cifras del horror. El epígrafe de este breve ensayo, una cita del historiador

paraguayo Efraín Cardozo, contiene una cifra escalofriante, los números desnudos de

esta guerra: “De 1.300.000 habitantes sobrevivieron 300.000, la mayoría mujeres y niños”.

En estos números o en las proporciones coinciden la mayoría de los historiadores.

George G. Petre, diplomático británico, escribió que la población del Paraguay fue

“reducida de cerca de un millón de personas bajo el gobierno de Solano López a no más

de trescientas mil, de las cuales más de tres cuartas partes eran mujeres”. Enrique Cesar

Rivera, en “José Hernández y la Guerra del Paraguay” escribe: “Al comenzar esta (la

guerra) contaba el Paraguay con 1.500.000 habitantes; cuando concluyó, quedaban

250.000 viejos, mujeres y niños de corta edad, y solo ruinas de una economía floreciente”.

Abelardo Ramos sostiene una idea similar: “Si al comenzar la guerra el Paraguay contaba

con 1.500.000 habitantes, al concluir la farsa criminal vagaban entre las ruinas humeantes

250.000 niños, mujeres y ancianos sobrevivientes”.

Para que el lector se dé una idea de la magnitud descomunal de la criminalidad de la

guerra solo basta con cotejar estos números con el primer Censo Poblacional que se

realizó en Argentina, contemporáneo a la guerra en 1869. Nuestro país tenía por entonces

1.877.490 habitantes. En mi provincia, Entre Ríos, vivían 134.271 habitantes. Si trazamos

un paralelo con la actualidad, encontraríamos que cerca del 60% de la población

argentina sería asesinada por la guerra. Estaríamos hablando de alrededor más de 25

millones de personas. La magnitud y la proporcionalidad de las muertes asustan con solo

repasarlas en el papel.

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Page 34: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

Ni siquiera el gobierno provisional paraguayo títere, impuesto por Brasil después de la

guerra, pudo esconder lo sucedido. En un censo parcial que se realizó en el Paraguay,

después de la guerra, se concluyó que la población del Paraguay “pasó de unos 500.000

habitantes a 116.351, de los cuales solo el 10% eran hombres y el resto, viejos, mujeres y

niños”. Aunque pueden haber pretendido esconder la verdadera dimensión de la masacre

no pudieron esconder la proporción ni las consecuencias. Aun así, los casi 400.000

paraguayos que los vencedores declaran muertos son más de tres veces la población

entera de la provincia de Entre Ríos, que por aquellos días era la tercera más poblada del

país.

Un genocidio. Tan cierta son las cifras indicadas que el Paraguay de la posguerra se

reconstruyó con el trabajo de las mujeres y los niños, estableciendo un sistema social de

matriarcado combinado con una funcional aceptación de la poligamia debido al exterminio

de la población masculina.

Fue muerta el 75 % de la población. Ante tamaña cifra solo puedo asociar este hecho a

un concepto: genocidio. Son pocos los historiadores que utilizan éste concepto para

denominar lo ocurrido con el pueblo paraguayo. Se prefiere hablar de exterminio,

eliminación, aniquilamiento, pero poco se menciona la noción de genocidio. Los autores

que utilizan el concepto lo hacen como un recurso del lenguaje, como adjetivo superlativo

de la masacre ocurrida, sin profundizar en el significado del término. Entiendo que éste no

es un olvido intencional, ocurre que genocidio es un concepto relativamente “moderno” y

con ciertos alcances polémicos.

El extermino del pueblo paraguayo ocurrido durante la guerra de la Triple Alianza puede

ser considerado técnicamente un genocidio cometido por las fuerzas aliadas del Brasil,

Argentina y Uruguay.

Esta es una hipótesis de trabajo que abordo a continuación: La palabra genocidio fue

creada por Raphael Lemkin en 1944. Deviene del griego: genos-, genes, raíces, familia,

tribu o raza y –cidio-, del latín-cidere, forma combinatoria de caedere, matar) Lemkin

quería referirse con este término a las matanzas por motivos raciales, nacionales o

religiosos. Este pensador judío polaco luchó para que las normas internacionales

definiesen y prohibiesen el genocidio a partir de las masacres en masa ejecutadas en la

segunda guerra mundial.

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Page 35: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

Desde el punto de vista legislativo, dentro del marco del Derecho Internacional Público, la

Asamblea General de las Naciones Unidas confirmó los principios de Derecho

Internacional reconocidos por las distintas instituciones que arbitran la justicia a nivel

internacional y proclamó la resolución 96 sobre el Crimen de Genocidio, que lo define

como "una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros", entre ellos los

"raciales, religiosos o políticos", instando también a tomar las medidas necesarias para la

prevención y sanción de este crimen.

Esta resolución se cristalizó en la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de

Genocidio, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución

260 A del año 1948 que entró en vigor en 1951.

Se lo define de la siguiente manera: El genocidio o asesinato de masas es un delito

internacional que consiste en la comisión, por funcionarios del estado o particulares, de la

eliminación sistemática de un grupo social por motivos de nacionalidad, etnia, raza o

religión. Estos actos comprenden la muerte y lesión a la integridad física o moral de los

miembros del grupo, el exterminio y la adopción de medidas destinadas a impedir los

nacimientos en el grupo.

Una matanza por motivos ideológicos está en debate en los foros internacionales, no está

firmemente considerado como genocidio, aunque a veces se aplica el concepto por

analogía. Esto es lo que pasó en la dictadura genocida de Videla, Massera y cía. que

asaltó el poder en Argentina el 24 de Marzo de 1976.

Ocultado por la historia universal. La memoria colectiva de occidente, los manuales de

historia universal y las enciclopedias registran con claridad algunos asesinatos de masas

acaecidos a los cuales se los denomina genocidio. Entre los más conocidos están el

genocidio Armenio, el sufrido por el pueblo judío durante la Alemania nazi, los progroms

realizados en la Rusia zarista y luego por Stalin contra diferentes minorías étnicas y entre

lo últimos, el cometido en Ruanda en la década del 90. Más acá en el tiempo, y con

procesos judiciales aun en desarrollo, también podemos agregar los casos de la Ex

Yugoeslavia y Camboya.

Pero, en ésta trágica lista no se menciona al genocidio del pueblo paraguayo, a pesar de

que todos los citados, salvo el de Ruanda y los últimos, son anteriores a la creación del

concepto y a la regulación legislativa del mismo.

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Page 36: Boletín N°10 Diálogo Paranaense

Paralelo con el genocidio armenio. Consideremos el genocidio armenio como ejemplo

comparativo con el caso paraguayo. Las atrocidades cometidas contra el pueblo Armenio

por el Imperio Otomano y el Estado de Turquía desde fines del Siglo XIX, durante el

transcurso de la Primera Guerra Mundial y hasta tiempo después de finalizada ésta, son

llamadas en su conjunto el “Genocidio Armenio”. La decisión de llevar adelante el

genocidio en contra de la población Armenia fue tomada por el partido político que

detentaba el poder en el Imperio Otomano, conocido popularmente como los "Jóvenes

Turcos”. Está estimado que un millón y medio de armenios fueron exterminados entre

1915 y 1923. La población armenia del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial

era de aproximadamente dos millones y medio.

A pesar de que la Convención de las Naciones Unidas fue adoptada en 1948, 30 años

después de perpetrarse el genocidio, los ciudadanos de origen armenio procuran lograr el

reconocimiento oficial por parte de los gobiernos donde ellos se han afincado luego de

esos atroces episodios. A pesar de que varios países han reconocido oficialmente el

Genocidio Armenio, la República de Turquía como política de estado niega

sistemáticamente el mismo. La lucha por el derecho, la verdad y la justicia que llevan

adelante los descendientes armenios no ha terminado.

Ni los sobrevivientes del genocidio paraguayo ni sus descendientes han optado por esta

vía legal. Tal vez hoy ya sea tarde, pero si es preciso al menos llamar a las cosas por su

nombre, evitar los eufemismos confusos y, buscando la verdad y la justicia histórica,

designar sin ambigüedades a las masacres de la guerra del Paraguay con su preciso

nombre: Genocidio.

Contra la nacionalidad paraguaya. Distinguimos que la ejecución de un genocidio

puede ser por motivos “de nacionalidad, etnia, raza o religión”. En el caso puntual del

genocidio paraguayo se consumó por motivos de nacionalidad. El objetivo era eliminar la

nacionalidad paraguaya, esa peculiar cultura hispano guaranítica que impedía el libre

comercio y era un mal ejemplo para los otros países americanos.

Paraguay era la única ex colonia española que había podido consolidar una verdaderanacionalidad, una identidad que ciertamente aparecía como peligrosa para el imperialismobritánico: “Insignificante en sí mismo, el Paraguay podía impedir el desarrollo y progresode todos sus vecinos. Su existencia (la del gobierno de Solano López) era nociva y su

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extinción como nacionalidad debía ser provechosa para el propio pueblo como también

para todo el mundo”. Este texto pertenece a Mr. Washburn, ministro de los EE.UU en

Asunción y no expresa su propia opinión sino que se refiere a los conceptos vertidos por

el cónsul inglés Edward Thornton en uno de sus informes al Foering Office.

Testimonio genocida de Sarmiento. El genocidio como delito internacional implica la

existencia previa de un dolo, de una intención de exterminar, además de una decisión

política acompañada de una planificación. En el caso del genocidio armenio la documental

existente permite apreciar que hubo decisión política tomada por un Estado (Turquía) y

una puntillosa planificación para realizar el exterminio.

Pero en el caso del genocidio paraguayo, tal vez hoy resulte imposible demostrar una

planificación por parte de los aliados. Pero, aun así, si se pueden leer cartas como ésta,

de Sarmiento, Presidente de la República Argentina durante los últimos dos años de la

guerra: “Estamos por dudar que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes,

indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la

barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y

feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de

miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era

necesario purgar la tierra de toda esa excresencia humana, raza perdida de cuyo contagio

hay que librarse”.

Esta carta la remite Sarmiento a la pedagoga yanqui Mrs. Mann que desempeñaba un rol

de “gurú” moral y educativo del Padre del Aula. Tiene fecha en el año 1877, es decir la

escribió siete años después de terminada la guerra (5).

La primera afirmación del texto niega o pone en duda la existencia de la nacionalidad

paraguaya: “estamos por dudar que exista el Paraguay”. En los dos párrafos

subsiguientes, los vergonzosos calificativos racistas que utiliza para referirse al pueblo

paraguayo encuadran perfectamente en la tipificación actual del delito de genocidio en

cuanto implica una "una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros”.

En este caso, el grupo humano paraguayo, al que Sarmiento no considera humano. El

final de la carta es un reconocimiento de los ilícitos cometidos y una franca apología del

delito.

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La ejecución material. En lo que se refiere a la comisión material del delito, opino que

éste se consuma en los tiempos finales de la conflagración. Concretamente el exterminio

se produce entre la caída de Humaitá, a principios de 1868, hasta el último combate en

Cerro Corá en 1870.

Son durante estos dos años en que las tropas aliadas combatiendo ya casi sin riesgo

realizan una acción de persecución y masacre contra el pueblo famélico, apestado e

indefenso. Es en éste periodo en que se vio a las “mujeres pelear con los hijos en brazos

armadas de lanza y espada... Un suicidio como no se vio nunca”. (O’Leary).

No creo que se haya tratado de un caso de suicidio colectivo sino de guerrear para

sobrevivir, de pelear para no ser vejadas, se trataba de matar para no morir, de

defenderse, esa es la razón por la cual luchaban las mujeres paraguayas.

La masacre de Acosta Ñú. Hay una batalla de la guerra que grafica como ninguna otra la

crueldad genocida desatada. En ese curso de muerte, la última ofensiva de los aliados, se

produce la masacre de niños en “Acosta Ñú”, el 16 de agosto de 1869. En Acosta Ñu, en

lo se pretendió mostrar como una batalla, alrededor de 3000 niños paraguayos

enfrentaron a 20.000 hombres del ejército imperial.

El historiador paraguayo, Juan José Chiavenatto, relata pasajes de la mascare: “Los niños

de seis a ocho años, en el fragor de la batalla, despavoridos, se agarraban a las piernas

de los soldados brasileros, llorando que no los matasen. Y eran degollados en el acto.

Escondidas en la selva próxima, las madres observaban el desarrollo de la lucha. No

pocas agarraron lanzas y llegaban a comandar un grupo de niños en la resistencia”…….

“después de la insólita batalla de Acosta Nú, cuando estaba terminada, al caer la tarde,

las madres de los niños paraguayos salían de la selva para rescatar los cadáveres de sus

hijos y socorrer los pocos sobrevivientes, el Conde D´Eu mandó incendiar la maleza,

matando quemados a los niños y sus madres”.

El Paraguay, en la actualidad, festeja oficialmente el “Día del Niño” el 16 de agosto en

memoria de la masacre de los niños paraguayos.

Responsable material. En cuanto a la responsabilidad material del genocidio juzgo que

debe de serle atribuida al ejército brasilero, ya que no hubo soldados argentinos en el

desenlace y aniquilamiento final.

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La ausencia de soldados argentinos en el escenario de la matanza no libra de la

responsabilidad política a Sarmiento, Mitre y a la cúpula dirigencial del liberalismo

argentino. Para confirmar nuestra teoría, en mayo 1869 el maestro sanjuanino afirma,

profundizando su vocación genocida: "La guerra del Paraguay concluye por la simple

razón de que matamos a todos los paraguayos mayores de diez años”.

Pero es un brasilero, el jefe de las fuerzas armadas del Imperio, el que escribe ya sin

eufemismos ni rodeos, el que plantea el genocidio como objetivo militar: “Cuanto tiempo,

cuantos hombres, cuántas vidas y cuantos elementos y recursos precisaremos para

terminar la guerra. Para convertir en humo y polvo toda la población paraguaya, para

matar hasta el feto en el vientre de la madre” (Caxias en informe a Pedro II).

“Hasta el feto en el vientre de la madre”... En esta criminal sentencia encontramos lo

propio del genocidio, alcanzar al gen... matar hasta los orígenes mismos de la vida.

5. Epílogo en forma de homenaje al pueblo paraguayo.

Corre el mes de febrero de 1869, el Mariscal López se interna en la selva paraguaya a

resistir con un grupo de leales. Lo siguen viejos, mujeres, niños y algunos soldados

heridos sobrevivientes. La marcha es espectral. Es un ejército fantasma que acosado por

el hambre, las pestes, y los “cambá” ha decidido dejar la vida en la selva antes que

entregar la Patria al invasor brasilero.

Aquel éxodo de todo un pueblo al lado del ejército nacional y siguiendo a su líder es una

de las páginas más sublimes de la historia universal. Constituye uno de los episodios más

grandiosos y conmovedores que nuestra patria grande recuerde, un acto de entrega total,

de patriotismo de un pueblo que siguió como a un Moisés a Solano López. Hasta la

muerte (6).

A miles de kilómetros de distancia, en Southampton, Inglaterra, todavía vive un viejo

adversario del Mariscal: el brigadier Juan Manuel de Rosas. Viejo y pobre, desde su

destierro, sigue con emoción la gran epopeya paraguaya. Ya no es un adversario.

Comprende que, por los avatares de la historia, Francisco Solano López se ha convertido

en el defensor de la causa americana que alguna vez fuera también la suya.

Rosas se entera que López está internado en la selva y sigue ofreciendo pelea fiel a suconsigna de "¡Vencer o Morir!". Esqueléticas figuras van dejando una a una sus vidas por

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esos senderos sin retorno. Los restos del otrora orgulloso pueblo paraguayo marchan

inexorablemente hacia su propia tumba. "Mientras la voz de la patria siga tronando por

montes y laderas, la patria existe, y en pie queda la obligación de luchar por ella". Así se

dirigía a un grupo de heroicas sombras humanas que lo escuchaban alucinados.

El Mariscal López asumía la voz del Paraguay soberano, profundo y americano. Así lo

entendió Juan Manuel de Rosas que absolutamente convencido de su decisión, pide un

cambio en su testamento: El 17 de febrero de 1869 informa sobre el destino que ahora

quiere para la mítica espada del Libertador. El nuevo testamento establece: "Su

Excelencia el Generalísimo Capitán Gral. Don José de San Martín me honró con la

siguiente manda: "La espada que me acompañó en toda la guerra de la independencia

será entregada al General Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los

derechos de la patria". Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi

albacea entregue a su Excelencia el Señor Gran Mariscal, Presidente de la República del

Paraguay y Generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me

acompañó durante me fue posible sostener esos derechos, por la firmeza y sabiduría con

que ha sostenido los derechos de su patria...".

Debieron pasar 84 años para que un gobierno argentino hiciera un reconocimiento

institucional. Recién en 1954, el Presidente Juan Domingo Perón devuelve en un acto

solemne y emotivo en Asunción, los trofeos de guerra, aquel reloj de oro que cuenta José

María Rosa en la cita que transcribí. En su mensaje señaló que “Vengo como un hombre

que viene a rendir homenaje al Paraguay en el nombre de su sagrado Mariscal Francisco

Solano López y hago llegar el abrazo del pueblo argentino a esta Patria tan respetable y

tan querida. En nombre de esa amistad y de esa devolución del pueblo argentino, pongo

en manos del mandatario de este pueblo, como las reliquias, el testimonio de nuestra

hermandad inquebrantable”.

El acto cumple una justicia histórica: las banderas de guerra del Paraguay deben tener su

descanso eterno en suelo guaraní, en la misma tierra donde hoy yacen sepultados el

millón de muertos que se cobró la guerra más infame que nuestra patria contempló.

Gonzalo García GarroAbogado. Asesor de la Cámara de Senadores

de Entre Ríos; Docente de la Cátedra "DerechoConstitucional" en UNER y UADER.

Subsecretario de la Juventud del Gobierno deEntre Ríos

2003/2011. Miembro del Consejo Provincial delPartido Justicialista 2003/2011.

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Notas1. El alegato del Doctor Francia pronunciado en el Congreso de Notables reunido en Asunción en junio de 1810 entre otras cosasenunciaba: "Esta Asamblea no perderá su tiempo debatiendo si el cobarde padre o el apocado hijo es rey de España. Los dos han demostradosu débil espíritu y su desleal corazón. Ni el uno ni el otro pueden ser ya rey en ninguna parte. Más sea o no rey de España el uno o el otro, ¿quénos importa a nosotros? Ninguno de ellos es ya rey del Paraguay. El Paraguay no es el patrimonio de España, ni provincia de Buenos Aires. ElParaguay es Independiente y es República", y siguió diciendo "la única cuestión que debe discutirse en esta asamblea y decidirse por mayoríade votos es: cómo debemos defender y mantener nuestra independencia contra España, contra Lima, contra Buenos Aires y contra Brasil; cómodebemos fomentar la pública prosperidad y el bienestar de todos los habitantes del Paraguay; en suma, qué forma de gobierno debemosadoptar para el Paraguay. Mis argumentos en favor de mis ideas son éstos: y de las faltriqueras interiores de su casaca sacó dos pistolaspequeñas, dic iendo: la una está destinada contra Fernando VII, y la otra contra Buenos Aires.".2. La cuestión de la Independencia del Paraguay. En relación a este punto, y en especial acerca de la relación con la política rosistacabe resaltar que fue con una finalidad muy distinta a los objetivos de Rosas que el Brasil y la Argentina de Mitre reconocieron la“independencia” a la Nación guaraní. Rosas se oponía a la balcanización continental y abrogaba por la unidad del viejo virreinato. Todo loopuesto pretendían Mitre y Pedro II. El mismísimo Abelardo Ramos, un no muy devoto rosista, afirma que: “Treinta años después de la rupturaamericana con España, Paraguay no había declarado aun su independencia. El doctor Francia consideraba al Paraguay parte de la unidadpolítica y geográfica del extinto virreinato, y comprendía –lo mismo que Lopez- que un Paraguay “independiente” le era imposible conservarindefinidamente su plena soberanía y garantizar su evolución económica. En la medida de que Rosas representaba intereses más nacionalesque Mitre, se negó a reconocer la independencia paraguaya que López se vio impulsado a planear; era una forma como cualquier otra demantener bajo la férula de la Aduana porteña al Paraguay. Mitre, en cambio, no tenía inconveniente en admit ir esa monstruosa “soberanía”porque estaba dentro de la política de la burguesía comercial porteña impulsar la “balcanización” del Sur bajo el dictado del amo británico. Laexistencia independiente del Paraguay como “nación” tan ficticia como la de la Argentina, Bolivia o Uruguay se desarrolló de acuerdo a unproceso muy particular. Influyeron en él, al principio, factores geográficos e históricos: la presión del Brasil –su vecino en el rio Paraná-, lacoincidencia de sus producciones y la tendencia brasileña de incluir al Paraguay en su Estado de Matto Grosso. Desde el comienzo del sigloXVIII Portugal estuvo bajo el protectorado británico; toda la historia brasileña transcurre en esa dependencia. Semejante situación determinóque el Brasil, durante el Imperio como bajo la era republicana propendiese constantemente a ejecutar la política inglesa en el Río de la Plata,aprovechando de paso migajas para su clase gobernante. Gran Bretaña sostenía como divisa inconmovible de su estrategia rioplatense. Impedirpor cualquier medio la unificación de las antiguas provincias españolas del Sur” (Abelardo Ramos, “Revolución y Contrarrevolución enArgentina”). Así, a su manera, y con su relación ambivalente con Rosas, la izquierda nacional explica, con claridad meridiana, la cuestión de laindependencia del Paraguay, dando por tierra todas las teorizaciones de la historiografía liberal oficial y la izquierda antipopular que hacían deesta cuestión un hito saliente de su relato antirrosista. También considero importante aclarar puntualmente el episodio de protesta delembajador de Rosas ante la declaración de independencia del Paraguay hecha por el Imperio del Brasil y su sentido político. Con respecto aesto, me parece esclarecedora la cita de otro historiador que no puede ser definido precisamente como rosista que ya hemos citado en estetrabajo. El mexicano Carlos Pereyra, en su libro “Francisco Solano López y la Guerra del Paraguay” se explaya sobre las razones políticas de laposición del gobierno argentino y a la vez nos brinda un cuadro general de la política imperialista del Brasil: “Rosas, a quien se ha reprochadosu localismo bonaerense, entendió las cosas mejor que sus adversarios, y creía que cualquiera intervención, directa o indirecta del Brasil, aun lamás generosa de sus intervenciones, era inaceptable no solo para los porteños, sino para todos los argentinos de cuyo sentimiento nacional élfue defensor y representante. Rechazó el tratado que su ministro el general Guido concluyó con el gobierno del emperador en 1843, y considerócomo acto dirigido contra su patria, no solo la intervención, aislada o conjunta, en cuestione platenses, sino el simple reconocimiento que hizo elImperio de la independencia del Paraguay. ¿Era un error de Rosas? ¿Era el resultado de las miras de los argentinos contra una repúblicaindependiente? ¿Era la prepotencia del bonaerense, deseoso de someter al Paraguay? La respuesta, tardía como todas las respuestas dadaspor los acontecimientos, se encuentra en Cerro Corá. Los paraguayos, como los brasileños, lucharon contra Rosas. Los sucesores de Rosas,unidos a los brasileños, exterminaron al Paraguay. La fatalidad de los hechos imponía su ley, lo mismo a la previsión que a la imprevisión. Setrataba de un sistema vic ioso, si puede haber sistema en la desintegración, y el sistema caía por sus causas de ruina. El Río de la Plata era lacasa dividida contra sí misma. El Imperio del Brasil vio sucesivamente caer a Rosas y a Francisco Solano López. No prevaleció, porque a suvez, llevaba la muerte en sus entrañas. El conquistador no pudo aprovechar la conquista, y fue sucesivamente satélite de otros planetas, oplaneta de otros soles. Es perfectamente comprensible la intransigencia de Rosas, quien no podía ver en el Paraguay una comunidadindependiente. Rosas carecía de formulas para resolver la gravísima cuestión planteada por la independencia del Paraguay, pero en su videnciade la realidad política, estaba convencido que un Paraguay autónomo era imposible. El Paraguay era imposible, y antes de que transcurrierantreinta años desde el interesado reconocimiento que de su independencia hizo el Imperio, la independencia del Paraguay había sido destruidapor el propio D. Pedro”.3. Pérfida Albión. Expresión anglofóbica que se utiliza para denominar de una manera hostil a Inglaterra. Creada por el poeta hispano–francés Agustín Marie de Ximenez. Albión deriva de “albus”, blanco. Color que tienen los acantilados de Dover cuando se los divisa desde elmar. La expresión “pérfida Albión” fue muy usada por Napoleón y sus oficiales para referirse a su enemigo imbatible: El Reino Unido de la GranBretaña.El tratado de la Triple Alianza. Pocos documentos oficiales son tan reveladores de las verdaderas intenciones políticas que van detrás de losactos de Estado como este Tratado. De su simple lectura cualquiera puede deducir con facilidad la naturaleza del conflicto que se avecinaba ylas razones del mismo. El texto del Tratado: El 1º de mayo de 1865, Francisco Octaviano de Almeida Rosa (reemplazante de Paranhos eintegrante del partido liberal brasileño), Carlos de Castro (canciller del gobierno de Venancio Flores) y Rufino de Elizalde (canciller del de Mitre)firmaron en la ciudad de Buenos Aires el tratado de alianza que permanecería secreto debido a sus comprometedoras cláusulas, el mismo es elsiguiente: Art. 1. La República Oriental del Uruguay, Su Majestad el Emperador del Brasil, y la República Argentina contraen alianza ofensiva ydefensiva en la guerra provocada por el gobierno del Paraguay. Art. 2. Los aliados concurrirán con todos los medios de que puedan disponer,por tierra o por los ríos, según fuese necesario. Art. 3. Debiendo las hostilidades comenzar en el territorio de la República Argentina o en la partecolindante del territorio paraguayo, el mando en jefe y la dirección de los ejércitos aliados quedan a cargo del presidente de la RepúblicaArgentina y general en jefe de su ejército, brigadier don Bartolomé Mitre. Las fuerzas navales de los aliados estarán a las inmediatas órdenesdel Vice Almirante Visconde de Tamandaré, comandante en jefe de la escuadra de S.M. el Emperador del Brasil. Las fuerzas terrestres de S.M.el Emperador del Brasil formarán un ejército a las órdenes de su general en jefe, el brigadier don Manuel Luis Osorio. A pesar de que las altaspartes contratantes están conformes en no cambiar el teatro de las operaciones de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos soberanosde las tres naciones, ellas convienen desde ahora en observar el principio de la reciprocidad respecto al mando en jefe, para el caso de queesas operaciones tuviesen que pasar al territorio oriental o brasileño. Art. 4. El orden interior y la economía de las tropas quedan a cargoexclusivamente de sus jefes respectivos. El sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas, vestuarios, equipo y medios de transporte de lastropas aliadas serán por cuenta de los respectivos Estados. Art. 5. Las altas partes contratantes se facilitarán mutuamente los auxilios quetengan y los que necesiten, en la forma que se acuerde. Art. 6. Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las armas sino de comúnacuerdo, y mientras no hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así como a no tratar separadamente, ni firmar ningún tratado de paz,

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tregua, armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda la guerra, sino por perfecta conformidad de todos. Art. 7. No siendo la guerra contra elpueblo paraguayo sino contra su gobierno, los aliados podrán admitir en una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa nación quequisieran concurrir al derrocamiento de dicho gobierno, y les proporcionarán los elementos que necesiten, en la forma y condiciones que seconvenga. Art. 8. Los Aliados se obligan a respetar la independencia, soberanía e integridad territorial de la República del Paraguay. Enconsecuencia el pueblo paraguayo podrá elegir el gobierno y las instituc iones que le convengan, no incorporándose ni pidiendo el protectoradode ninguno de los aliados, como resultado de la guerra. Art. 9. La independencia, soberanía e integridad territorial de la República, serángarantizadas colectivamente, de conformidad con el artículo precedente, por las altas partes contratantes, por el término de cinco años. Art. 10.Queda convenido entre las altas partes contratantes que las exenciones, privilegios o concesiones que obtengan del gobierno del Paraguayserán comunes a todas ellas, gratuitamente si fuesen gratuitas, y con la misma compensación si fuesen condic ionales. Como punto saliente sepuede leer claramente un objetivo puntual era quitar a Paraguay la soberanía de sus ríos. Art. 11. Derrocado que sea el gobierno del Paraguay,los aliados procederán a hacer los arreglos necesarios con las autoridades constituidas, para asegurar la libre navegación de los ríos Paraná yParaguay, de manera que los reglamentos o leyes de aquella República no obsten, impidan o graven el tránsito y navegación directa de losbuques mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos territorios o dominios que no pertenezcan al Paraguay, ytomarán las garantías convenientes para la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que esos reglamentos de política fluvial, bien seanpara los dichos dos ríos o también para el Uruguay, se dictarán de común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros estados ribereños que,dentro del término que se convenga por los aliados, acepten la invitación que se les haga. Art. 12. Los aliados se reservan concertar lasmedidas más convenientes a fin de garantizar la paz con la República del Paraguay después del derrocamiento del actual gobierno. Art. 13. Losaliados nombrarán oportunamente los plenipotenciarios que han de celebrar los arreglos, convenciones o tratados a que hubiese lugar, con elgobierno que se establezca en el Paraguay. Otro punto específico era responsabilizar a Paraguay de la deuda de guerra. Art. 14. Los aliadosexigirán de aquel gobierno el pago de los gastos de la guerra que se han visto obligados a aceptar, así como la reparación e indemnización delos daños y perjuicios causados a sus propiedades públicas y particulares y a las personas de sus ciudadanos, sin expresa declaración deguerra, y por los daños y perjuicios causados subsiguientemente en violación de los principios que gobiernan las leyes de la guerra. LaRepública Oriental del Uruguay exigirá también una indemnización proporcionada a los daños y perjuicios que le ha causado el gobierno delParaguay por la guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad amenazada por aquel gobierno. Art. 15. En una convenciónespecial se determinará el modo y forma para la liquidación y pago de la deuda procedente de las causas antedichas. También dejaban bienclaro los aliados la intención de repartir el terri torio paraguayo. Art. l6. A fin de evitar discusiones y guerras que las cuestiones de límitesenvuelven, queda establecido que los aliados ex igirán del gobierno del Paraguay que celebre tratados definitivos de límites con los respectivosgobiernos bajo las siguientes bases: La República Argentina quedará dividida de la República del Paraguay, por los ríos Paraná y Paraguay,hasta encontrar los límites del Imperio del Brasil, siendo éstos, en la ribera derecha del Río Paraguay, la Bahía Negra. El Imperio del Brasilquedará dividido de la República del Paraguay, en la parte del Paraná, por el primer río después del Salto de las Siete Caídas que, según elreciente mapa de Mouchez, es el Igurey, y desde la boca del Igurey y su curso superior hasta llegar a su nacimiento. En la parte de la riberaizquierda del Paraguay, por el Río Apa, desde su embocadura hasta su nacimiento. En el interior, desde la cumbre de la sierra de Mbaracayú,las vertientes del Este perteneciendo al Brasil y las del Oeste al Paraguay, y tirando líneas, tan rectas como se pueda, de dicha sierra alnacimiento del Apa y del Igurey. Art. 17. Los aliados se garanten recíprocamente el fiel cumplimiento de los acuerdos, arreglos y tratados quehayan de celebrarse con el gobierno que se establecerá en el Paraguay, en virtud de lo convenido en este tratado de alianza, el quepermanecerá siempre en plena fuerza y vigor, al efecto de que estas estipulaciones serán respetadas por la República del Paraguay. A fin deobtener este resultado, ellas convienen en que, en caso de que una de las altas partes contratantes no pudiese obtener del gobierno delParaguay el cumplimiento de lo acordado, o de que este gobierno intentase anular las estipulaciones ajustadas con los aliados, las otrasemplearán activamente sus esfuerzos para que sean respetadas. Si esos esfuerzos fuesen inútiles, los aliados concurrirán con todos susmedios, a fin de hacer efectiva la ejecución de lo estipulado. Art. 18. Este tratado quedará secreto hasta que el objeto principal de la alianza sehaya obtenido. Art. 19. Las estipulaciones de este tratado que no requieran autorización legislativa para su ratificación, empezarán a tenerefecto tan pronto como sean aprobadas por los gobiernos respectivos, y las otras desde el cambio de las ratif icaciones, que tendrá lugar dentrodel término de cuarenta días desde la fecha de dicho tratado, o antes si fuese posible. En testimonio de lo cual los abajo firmados,plenipotenciarios de S.E. el Presidente de la República Argentina, de S.M. el Emperador del Brasil y de S.E. el Gobernador Provisorio de laRepública Oriental, en virtud de nuestros plenos poderes, firmamos este tratado y le hacemos poner nuestros sellos en la Ciudad de BuenosAires, el 1º de Mayo del año de Nuestro Señor de 1865. También se firmó un protocolo adicional secreto que establecía lo siguiente: 1)demolición de las fortif icaciones de Humaitá; 2) desarme de Paraguay y reparto de armas y elementos de guerra entre los aliados; y 3) repartode trofeos y botín que se obtuvieran en territorio paraguayo.5. Vocación genocida de Sarmiento. Esa carta puntual que cito es mencionada por algunos historiadores como una carta dirigida aMitre. Creo, en función de la lectura de diversas fuentes, que eso no es correcto. Son varias las cartas a Mrs. Mann en las que el sanjuanino esexplaya sobre el desprecio que siente por los habitantes de nuestros continente. Hay otra carta que Sarmiento sí dirige a Mitre, en ocasión dePavón, en las que también pone de manifiesto su escaso o nulo respeto por los derechos humanos de nuestros compatriotas: “No trate deeconomizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos”.6. Sobre el martirio del pueblo paraguayo. Son pocos los libros como “Proceso a los Falsificadores de la Historia del Paraguay”, deAtilio García Mellid, que describen con tanta poesía y lirismo la epopeya y el martirio del Paraguay. Este libro, un poco en la sombras, como suautor, por motivos políticos e historiográficos, narra en dos largos tomos la historia del Paraguay, desde la colonización hasta la posguerra. Ensus párrafos, poéticamente elaborados, podemos leer: “Porque podrá borrarse la imagen de los mártires, desdibujarse el paso de los héroes yaventarse las cenizas de los guerreros abatidos, pero no se podrá nunca ocultar la luz inmarcesible de ese holocausto colectivo, ni amortiguar labelleza moral de un sacrif icio de tan inmensas proporciones… Para comprender al Paraguay que sostuvo, durante más de cinco años, unaguerra desigual y aniquiladora, es necesario pensar en esa comunidad activa, en ese destino colectivo en que todos se sentían representados.Lo que esa comunidad defendía, no era un hombre, ni la obra de un hombre: era la obra de todos, que en un hombre –el mejor- se encarnaba.Porque ese hombre y ese pueblo eran la expresión unificadora, maciza e inconfundible del alma paraguaya”.

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