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Inauguración del Virgen del Pino. Crónica del viaje de 14 canari@s a Honduras. Santa Mónica: un centro abierto para niños y jóvenes en situa- ción de riesgo social. Colaboración desde Gran Canaria en el 2005. Doc, Doc, me duele aquí”. Canarias - Honduras: música y emigración. El primer contenedor canario. Mi experiencia en Honduras. Una canción Patricio Larrosa: “Cuando se ayuda a alguien jamás se olvida”. Edita: Canarias con Honduras. Asociación Idea. Sede: Centro Loyola. c/Doctor Chil,15. Boletín nºIX Noviembre 2005 [email protected] www.acoes.org

Boletin05

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Boletín anual Canarias con Honduras 2005

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Inauguración del Virgen del Pino.

Crónica del viaje de 14 canari@s a Honduras.

Santa Mónica: un centro abierto para niños y jóvenes en situa-ción de riesgo social.

Colaboración desde Gran Canaria en el 2005.

“Doc, Doc, me duele aquí”.

Canarias - Honduras: música y emigración.

El primer contenedor canario.

Mi experiencia en Honduras.

Una canción

Patricio Larrosa: “Cuando se ayuda a alguien jamás se olvida”.

Edita: Canarias con Honduras. Asociación Idea. Sede: Centro Loyola. c/Doctor Chil,15.

Boletín nºIX Noviembre 2005 [email protected] www.acoes.org

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Pino Navarro Almeida

De izquierda a derecha, Don Benicio, vigilante de la obra y usuario del centro, recitó un poema en la inauguración; las profesoras y las cocineras; y los 14 canarios que asistieron al acto, con el padre Patricio y el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez.

El 23 de julio de 2005 con el acompañamiento de 14 canarios y canarias se inauguró la primera fase del proyecto “Construcción y mantenimiento Centro Educativo Infantil Virgen del Pino”. La emoción, el esfuer-zo, la amistad, el amor, el entendimiento y la gratitud son sólo algunas de las palabras con las que puedo definir el momento. Se cerraba de esta manera una puerta a la primera fase, para abrir una nueva a la se-gunda, aprobada por el Gobierno de Canarias para la construcción de una segunda planta y el equipamien-to del Centro Educativo Infantil Virgen del Pino. En estos momentos ya estamos en marcha, y digo esta-mos, porque cada vez somos más aquí y allá. Tras la experiencia de un primer año de trabajo todos, hon-dureños y canarios, nos sentimos con más herramientas para poder trabajar juntos aunque nos separe mu-cho mar. Me consta que desde allá, tanto el equipo del Centro Educativo Infantil Virgen del Pino, como el grupo de voluntarios de Acoes, ya están manos a la obra para seguir avanzando, caminando hacia un mis-mo objetivo, mejorar la calidad de vida de tantos niños y niñas y ayudarles a tener una vida digna.

El nuevo centro educativo Virgen del Pino, un sueño posible para 100 niños y niñas

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El Virgen del Pino: Por qué se hizo realidad

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gría, pensando cada día que su lugar es estar en el VIRGEN DEL PINO. Y los más importantes, los 100 niños y niñas que cada día com-parten su alegría y su avances de lo que cada una de nosotras les damos y demostramos que son capaces de mucho, ellos son el eje de este rejón donde el tiempo no se detiene para regalar alegría y cariño. Queremos agradecer a todas las personas que hacen posible esta realidad, que desde lejos cola-boran a que cada día estos ni-ños tengan la oportunidad de ser felices .a todos ellos GRA-CIAS.

Han pasado 3 meses de estar en el nuevo centro, donde cada día nos hemos ido adaptando al cambio y a la nueva comodidad, nos sentimos muy contentos por la amplitud de los salones y donde cada una nos respetamos nuestros espacios. Doña Olga y Doña Marcia en su cocina tan amplia donde pi-can por un lado y pican por otro, con gran alegría, donde la cocina es segura, sin ningún peligro de algún accidente con los niños. Seydi: Con los niños de 5 años en una aula pintada de verde donde se fortalece la esperanza de una Honduras mejor.

Betty: En el aula morada de donde pronto saldrán 33 niños fruto de grandes esfuerzos, que hoy se notan con gran alegría. Anabel: En el aula azul, donde se respeta la igualdad de cada niño y niña, donde la alegría del canto es lo que más sobre-sale. Kenia: Prestando siempre su colaboración con animo y ale-

Betty y Anabel, las profesoras, y Pino (en el centro) Anabel Alonso Moncada

El 18 de enero del 2005 comenzaron las obras del nuevo Virgen del Pino y finalizaron el 18 de junio. Las imágenes recogen algunos momentos del pro-ceso, que incluyó la plantación de un pino en el patio. Niños y mayores de la Colonia 14 de marzo se benefician de las nuevas insta-laciones.

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dio talleres en Santa Mónica; Carmelo fue un perfecto profesor particular de ciencias; Nieves no paró de acá para allá e hizo las mejores amigas de su vida, y yo no se muy bien lo que hice… pe-ro lo cierto es que no paramos!!! Bueno a decir verdad, sí que paramos unos días, y al ritmo de la canción “Tu Sambai de Piripi-ta…” nos fuimos todos juntos a visitar algunas de los tesoros que tiene el país, como las rui-nas mayas de Copán o la costa norte del Caribe. Allí descansa-mos, recargamos pilas, agota-mos las reservas de Imperial (zumo local de cebada fermenta-da) y descubrimos otro país, otra Honduras con una cara más amable…, qué paradoja que un país tan rico en recursos natura-les figure entre los más empo-brecidos del planeta. Y de repente, cuando todavía nos sentíamos unos recién llega-dos, llegó el momento de la des-pedida. Nos volvimos sin ganas la verdad, con la impresión de haber vivido mucho en muy poco tiempo, con nuevas amistades y afectos, con un montón de imá-genes a modo de flashes en la retina, y sin duda con la certeza de que algún día volveremos. Pero también con el compromiso de seguir trabajando desde aquí, y a hacer que la distancia entre Canarias y Honduras sea cada vez menor.

Sumándose a las cuatro canarias -Rosa, Pino, Irene y Estrella- que ya estaban en Honduras desde hacía largo tiempo, un grupo de 10 cana-rios nos decidimos a tomar rumbo hacia tierras catrachas este verano. Entre los meses de julio y agosto fuimos llegando primero el grupo de Tara2 -Emma, Nieves, Mingo, Carlos y el que escribe-, a los pocos días Mónica y Carmelo, y por último Ma-jo, Charo e Isa. Desde un principio hubo lo que se denomina “buen rollito” entre noso-tros, pero seguro que ninguno ima-ginó que lo íbamos a pasar tan bien y a disfrutar tanto de nuestra corta pero fructífera estancia de un mes. Y está claro que no fue la casualidad lo que hizo que este verano se cum-pliera el record de canarios en Tegu-cigalpa, sino que el destino quiso que para la inauguración del Kinder Virgen del Pino toda una parranda canaria estuviera allá para celebrarlo como la ocasión lo merecía, con una emotiva isa. Allí nos alojamos en las casas que los voluntarios hondureños preparan con tanto esmero para los españoles que vamos para allá. Casas con agua corriente un día sí y dos o tres no, y en algunos casos hasta 13 per-sonas con un solo baño…, toda una aventura al más puro estilo “Gran Hermano” para este grupo de “gringos” acostumbrados a la lava-dora, la vitrocerámica, el microón

das, el termo de agua caliente y un sinfín de comodidades más. La fal-ta de recursos nos hizo desarrollar la imaginación, y así nos dimos cuenta de que una sábana sirve de cortina, un viejo colchón es un có-modo sofá, una maleta hace las veces de mesa y un cubo de agua es más que suficiente para darte una ducha. Casi una semana dedicamos a ayudar en los preparativos de la inauguración del Virgen del Pino, pero también hubo tiempo para un montón de cosas más: Charo e Isa dieron talleres con las madres de los niños y niñas del Virgen del Pino; Mingo y Emma impartieron talleres de música con instrumen-tos de material reciclado a los chi-cos y chicas del proyecto Santa Mónica y la escuela Santa Clara; Carlos -“nuestro Doc”- atendió a un montón de pacientes sin recur-sos y sentó las bases de lo que será un plan sanitario para los pro-yectos; Majo apoyó el trabajo de becas de apadrinamiento; Mónica

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Nos dimos cuenta de que una sábana sirve de cortina, un viejo colchón es un cómodo sofá, una maleta hace las veces de mesa y un cubo de agua es más que suficiente para darte una ducha

Óscar Muñoz Negrín

“Tu Sambai de Piripita, Pimienta, Pitonga, Pitanga y Pita”

Crónica del viaje de 14 canari@s a Honduras

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“Santa Mónica” es un centro abierto para niños y jóvenes en situación de riesgo social. Se puso en marcha el 6 de junio, y se inauguró de forma oficial el 19 de agosto. Como invitados espe-ciales se encontraban: el padre Patricio, Sonja Heidegger, representante de ABS en Honduras, y Hans Wollny, consejero de cooperación internacional del minis-terio Exterior Alemán (BMZ), ambos de origen alemán, y responsables de la financiación inicial del proyecto. Santa Mónica está situado en la colonia Villa Cristina, un territorio marginal de aproximadamente 5.000 personas. Este proyecto nace en el año 2004 con el objetivo de mejorar la situación de los niños y jóvenes, en concreto todo lo relacionado con su formación y cuida-do, así como su integración social mos-trándoles las alternativas a una vida en la calle. El número de niños y jóvenes previstos era 50, pero la necesidad y la ilusión de muchas familias hicieron que ampliára-mos el cupo hasta 65. La edad varía ente 7 y 18 años y para seleccionarlos recorrimos toda la colonia, casa por casa, teniendo como criterios: - Niños / jóvenes que pasan la mayor parte de su tiempo en las calles. - Familias con bajos recursos económi-cos. Madres solteras y sin apoyo. - Niños que no han asistido nunca a la escuela o han fallado algún año, bien por falta de motivación o recursos. - Fuerte tendencia a organizarse en maras, consumir drogas y ser victima de la violencia y abuso. Nuestros objetivos específicos son: Integración social de los beneficia-rios. Intentamos involucrar a las ma-dres de familia por medio de talleres de repostería, costura y charlas, aparte de que les pueda servir como ayuda profe-sional.

Fomento del desarrollo El centro pretende que cada niño tenga una atención individualizada. Por medio del apoyo escolar, psicológico y social, estimulando hábitos de responsabili-dad, respeto y amor por todo lo que le rodea. Además, la entrega de dos tiempos de comida durante cinco días de la semana ayudará a mejorar el estado alimenticio y desarrollo indivi-dual de los niños y jóvenes. Educación y formación Como obje-tivo fundamental pretendemos que ningún niño deje de ir a la escuela o al colegio por falta de recursos. Que ten-gan en Santa Mónica un lugar seguro, educativo y creativo en donde puedan desarrollar todo su potencial. Y por parte de los jóvenes facilitar una orien-tación laboral y personal, priorizando hábitos de solidaridad y voluntariado para que ellos mismos puedan impli-carse en las necesidades de su comu-nidad y del proyecto. Santa Mónica no ha hecho más que empezar, la financiación por parte de los alemanes finaliza en diciembre del 2006, y el proyecto se pretende finan-ciar con los apadrinamientos de los niños beneficiarios, con la ayuda de socios colaboradores y cooperaciones por parte de las instituciones públicas, etc. Nosotros desde aquí ya hemos iniciado talleres de serigrafía con los jóvenes, y hemos vendido las primeras camisetas. También estamos haciendo bolsos y llaveros. Aprovecho la oportunidad para agrade-cer a los canarios la confianza y solida-ridad desde los inicios de este proyec-to. A mis compañeras de Forem, a mis amigas y a mi familia por motivarme a la “aventura”, a los canarios que nos visitaron y aportaron su apoyo y ale-gría, y en especial a los integrantes de Canarias con Honduras por su entrega y dedicación a esta causa tan justa.

Santa Mónica: un centro abierto para niños y jóvenes en situación de riesgo

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Espacio educativo y creativo Muchos de los beneficiarios en nuestra selección no habían asistido nunca a la escuela, in-cluso jóvenes de 14 a 17 años, así que mientras se construía el centro se estuvo pendiente de que todos los beneficiarios estu-vieran matriculados en las es-cuelas más cercanas. De este modo, los niños al salir de la escuela tienen un lugar y un espacio educativo y creativo al que asistir. Disponemos de dos turnos, los primeros entran a las 7:30 y salen a las 11:45, y el otro grupo, acceden al centro a las 12:45 y salen 16:45. Lo pri-mero que hacen los muchachos y muchachas al llegar es des-ayunar, después se distribuyen con los educadores y voluntarios de ACOES y tienen una hora y media de apoyo escolar. Después tienen un recreo, donde pueden jugar en las canchas con la pelota, leer en la pequeña biblioteca o armar rompecabe-zas, su juego favorito. La última hora del día lo dedican a recibir talleres que desarrollen su crea-tividad y buenos hábitos, en ellos han aprendido a interpretar con el teatro, hacer diferentes manualidades, tocar la flauta, reciclar latas, botellas y chapas para un taller de percusión, hacer piñatas, títeres, cuenta-cuentos. Antes de marchar a sus escuelas almuerzan en el centro, con ello pretendemos que les influya en su rendimiento acadé-mico y su desarrollo integral. Pretendemos que estos niños y jóvenes no tomen las calles y las bandas juveniles como forma de vida, que puedan disfrutar de sus derechos, utilizando la edu-cación como instrumento de transformación.

Honduras es un país en el que la mayoría de la población es joven y un 80% vive bajo el umbral de la pobreza. Alrededor de 400.000 niños se quedan cada año fuera de las aulas escolares, se-gún el Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras; y 31.164 jóvenes forman parte de las “maras”, nombre que reciben las bandas violentas y criminales que por medio de un sis-tema sectario, atrapan a los jóvenes y les envuelven en un mundo de drogas, robos, disputas y asesinatos. Todo esto ha provocado que este país esté formado por multitud de colonias y ba-rrios marginales de donde proceden multitud de niños y jóvenes que estén actualmente “vagando” por las calles y sumergidos en el mundo de las maras.

Rosa Estupiñán

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Proyectos en los que colaboramos desde Gran Canaria durante el año 2005

84 niñas y niños de la Colonia 14 de Marzo son acogidos, alimen-tados y educados en este centro, que mantenemos desde aquí mediante: - 72 niñas/os becados. - 26 socias/os colaboradores. - 4 donaciones particulares. - Subvención del Gobierno de Canarias para la 2ª fase del proyec-to de construcción y mantenimiento del centro.

1.320 alumnas/os acuden a una escuela privada llamada Santa Clara de Asís, situada en la colonia marginal Ramón Amaya Amador. A pesar de ser privada las familias no tienen ningún gasto al estar becados los estudios.

En estos momentos, desde Gran Canaria apoyamos el proyecto con:

- Las becas de 136 niñas y niños. Desde mayo de 2001 hasta la fecha, se han becado los estudios de 250 niños/as.

- 6 socias/os.

- 2 donaciones particulares.

A través de la participación en este proyecto de ACOES colaboramos con los estudios de más de 3.000 niños y niñas que acuden a escuelas públicas de Honduras. Desde Gran Canaria a lo largo de estos 7 años se han becado los estudios de 346 niñas y niños, en estos mo-mentos hay 117 becados.

Este año hay 101 jóvenes procedentes de comunidades indígenas y de zonas rurales conviviendo en 5 casas, pa-ra tener un mejor acceso a los estudios. Desde aquí colaboramos con: - 18 socias/os. - 3 donaciones (Ayuntamiento de Santa Lucía y particulares).

Este proyecto es para niñas/os y jóvenes en situación de riesgo. En estos momentos se están beneficiando 65. Desde Gran Canaria colaboramos con: 3 socias/os. 6 donaciones (Grupo de Ayuda al Tercer Mundo de Teror y particulares).

986 niñas y niños se han matriculado en esta nueva escuela, aún en construcción, situada en la colonia marginal Nueva Capital y con la que colaboramos mediante:

- 8 socias/os.

- 5 donaciones (parroquia San Francisco de Asís, Ayuntamiento de In-genio, Ayuntamiento de Valleseco y particulares).

Escuela Santa Teresa de Jesús

Escuela Santa Clara de Asís

Becas de estudio San Miguel Arcángel

Casas Populorum Progressio

Proyecto Santa Mónica

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Lo que el movimiento armónico aporta a madres y vecinas

Mi estancia de cuatro meses en Honduras ha estado marcada por los talleres de movimiento corporal armónico compartidos con las madres y vecinas de la colonia Popular. Yo he impartido las sesiones y ellas las han reci-bido, pero en este trabajo psicocorporal en el que el cuerpo es el principal instrumento para sentir y expresar, el camino es siempre de ida y vuelta: nos hemos acercado unas a otras y, con distintas palabras, las dos par-tes hemos expresado y experimentados más o menos lo mismo.

Isabel Padilla León

hiciera este trabajo con ellas aún sin co-nocerme de nada. Y otra vez me sentí agradecida. Esta vez a estas mujeres gracias a las cuales sobrevive la sociedad

de Tegucigalpa. Y me doy cuenta de que sí, de que hay niños desatendidos, pero hay otros que están atendidos y sustentados por estas mujeres que salen todos los días a vender tortillas, a moler maíz, a lavar y planchar, a coser, a cambio de un dinero que, en la mayoría de los casos, sólo les permite afrontar el día de hoy, y que

buscan su lugar en una cultura que las tiene demasiado sometidas. Y conocer un poco más a fondo a estas mujeres me ha ayudado a conocer un poco mejor la sociedad de Tegus y a mirarla con más amor y menos juicios. Con sus miedos y temores, sus inhibiciones, sus pre-ocupaciones, su amor, su ternura, sus alegrías y tristezas, sus an-helos, sus prohibiciones. Y, aunque a veces me cuesta enten-der, esta experiencia me ha ido lle-nando de sentimientos y de emocio-nes pero, sobre todo, me ha hecho acercarme un poco más a mí, a mis miedos y temores, a mi vitalidad, a mi ternura, a mi alegría, a mi triste-

za, me ha llenado de cariño y de amistad. Y otra vez me siento agradecida. Siempre las llevaré en el cora-zón.

Mi experiencia en Honduras ha sido contradictoria. Cuando llegué pensaba qué hago yo aquí, como si no encontrara bien mi sitio, me parecía que los cuatro meses que iba a pasar aquí se me iban a hacer mucho, sentía nostalgia. Y, a la vez, se me desempolvaban muchas emociones. Es todo tan diferente... Lo más que me impactó en un primer momento fue la des-atención de algunos niños. Y empecé a mirar hacia allá des-de aquí y a comparar. Y me di cuenta de muchas cosas. Me di cuenta, por ejemplo, de la suerte de haber tenido unos padres que me sustentaran. Nunca lo había valorado. Y no me refiero precisamente a lo material, me refiero a otra co-sa. Y me sentí afortunada. Y les agradecí. Y en eso que empiezo a hacer un grupo de movimiento armó-nico con madres y vecinas de la colonia Popular, un barrio marginal de Tegucigalpa, Y empiezo a conocer un poquito a las personas por dentro. Su frescura, su espontaneidad, sus necesidades, sus miedos, su risa, su timidez, su riqueza interior. Y también su generosidad al prestarse a que yo

Mi experiencia en Honduras

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Se da un tiempito para sí. Le ha ayudado a ser menos tímida, a moverse, a ver qué le da cada parte de su cuerpo.

Las mujeres hondureñas están discriminadas y esto les ha enseñado a valorarse como mujeres. Al principio no querían venir por miedo a las críticas de la gente del barrio.

Les ha enseñado a relajar el cuerpo, a tocarse y darse ellas mismas masaje (antes no lo hacían), les ha sacado la risa.

Les ha ayudado a convivir, a quitarse la pena. A veces tienen la autoestima baja. Aquí se olvidan de lo de fuera. Se dan cuenta de que tienen que tener un tiempo para ellas. Les ha enseñado a jugar, se sienten libres, dejan las cargas fuera. Esperan se-

guir teniendo su tiempo, ser alegres. Ha creado complicidad entre ellas y, cuando se ven fuera, se saludan de otra forma.

Ha aprendido a tocar su cuerpo y dejar que la toquen.

Se han dado cuenta (sobre todo por trabajos que han hecho con Pino) de que como mujeres tienen derechos, aunque a veces cuesta y cuesta llevar algunas cosas a la práctica. No quieren ser discriminadas e están intentando inculcar estos valores a sus

hijos, que no piensen que sus hermanas les tienen que servir.

Le gusta la música.

Les ha enseñado a trabajar en equipo, a ayudarse unas a otras, a reír.

Se siente libre, relajada, lo más que le gusta es cuando está acostada con música suave y se encuentra consigo mismo, y le vienen recuerdos de antes, pero se valora, siente que vale.

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Primer contenedor canario: "un pequeño milagrito de trabajo compartido que ayuda aquí y allí"

8 de marzo Carmelo Mena Han sido muchísimas las personas que han colabora-do: los que cargaron, los que empaquetaron, los que vendieron lotería para pa-garlo, las que lo compraron, los que hicieron gestiones para que saliera más bara-to, los que fueron a buscar cosas, los que las dona-ron..... Una empresa se hizo cargo gratuitamente del trasporte del contenedor en Gran Ca-naria y de los trámites de aduanas. Varias asociacio-nes se implicaron, también alumnos de institutos como el José Cerpa y el Tamo-gante en Vecindario. En resumen, que ha sido muy buena la experiencia, porque además del buenísi-mo material que mandamos para allá y que irá de pelí-cula para los proyectos, ha habido mucha gente que gracias al contenedor ha visto la oportunidad de co-laborar, de hacer cosas con sus manos con la intención de mejorar algo la existen-cia de otros más desfavore-cidos. Y créanme que hay mucha gente que lo está deseando y no sabe cómo. Bueno, que al final se ha cumplido lo que Patricio me dijo cuando le comuniqué que había unas señoras locas que querían mandar un contenedor a Honduras y que no iba a ser yo quien las desanimara: Patricio dijo: "es un pequeño mila-grito de trabajo compartido que ayuda aquí y allí".

20 de marzo. Pino Navarro Hola a todos, les escribo para contarles que ya llegó el contenedor de Canarias a la monterrey, es decir, a Tegucigalpa, Honduras. Ayer día sábado 19 de mar-zo para ser más exactos a las 17,30 horas, con lo cual casi que se descargó de no-che. Coincidió con la llegada de otro contenedor que ve-nía de Canadá, con lo que ayer tuvimos un total de 7 horas de descarga entre un contenedor y otro. Lo recibi-mos con mucha ilusión y esfuerzo. Al haber coincidido dos contenedores en un día, hecho insólito en esta Mon-terrey, nos temíamos que todos los que descargaron por la mañana el de Canadá no iban a quedar por la tar-de para otro, además todos los populorum y españoles andaban ya de semana san-ta. Pero como no hay mal que por bien no venga, con-vocamos a grupos de ma-dres y de jóvenes de dife-rentes colonias de alrededor y a las 5 de la tarde unas 30 personas se agruparon para ayudarnos. Ahora está como siempre, no es que sea nuevo, la co-cina oficina de Patricio llena de cajas con destinos con-cretos o personales, el resto del material en el almacén de Acoes. Ahora nos queda la otra parte del trabajo, darle viaje a todo el mate-rial y distribuirlo en los cen-tros infantiles y las dos es-cuelas. Gracias a todos por el es-fuerzo y la ayuda.

Honduras siempre estuvo ahí, en mi mente, en la mente del que quiere conocer el mundo y sus gen-tes, en la mente del que no se conforma con ver un mundo injusto, y todo esto se vino a concretar en algo real al escuchar la experiencia de dos amigos que fueron allí, Oscar y Braulio. Ellos me animaron desde el principio y con otros cinco amigos de repente nos vimos embarcados en esta aventura.

Mi profesión es la medicina y en principio parecía que trabajo no me iba a faltar. Tenía por delante dos me-ses de largas colas de gente que traerían a cuestas sus dolores, sus preocupaciones buscando a alguien que les escuchara y en el mejor de los casos les pu-diera ayudar.

Durante las primeras semanas la realidad se va haciendo más clara y todas las ideas que traes de Es-paña se desmoronan. Algo no encajaba, cuando yo me marchara, lleno de experiencias y rico en viven-cias, qué quedaría allí, una cola de gente que diría Doc doc, me duele aquí.

Todos los que vamos a Honduras descubrimos que una de las mejores cosas que tiene son un puñado de hondureños dispuestos a mejorar su entorno y con unas ganas de aprender que ya las quisieran los jóve-nes en España. Además tienen una palabra mágica para expresarlo, capacitación.

Pues esa fue la tarea principal que Honduras me re-servaba. Con mucha fortuna encontré un grupo de 20 jóvenes deseosos de aprender y de aplicar conoci-mientos en sanidad. Manejo de aguas y alimentación, cómo tratar una fiebre, enfermedades infecciosas, primeros auxilios fueron algunos de lo temas que se trabajaron, realizamos revisiones en los colegios, dise-ñamos menús, distribuimos botiquines básicos, y por supuesto ver a gente enferma. La verdad es que nece-sidades hay muchas y trabajo e ideas no faltan.

Honduras me enseñó que la salud empieza por con-servarla, prevenir la enfermedad, mejorar las condi-ciones de vida y esto no se puede hacer solamente con la visión sanitaria. Afortunadamente Acoes se de-dica a la educación y el desarrollo social y esos son los verdaderos pilares para una buena salud.

Pero realmente sirve para algo todo esto, se pregunta-rán algunos; la verdad es que eso lo dirá el tiempo pero mientras tanto les cuento este pequeño testimo-nio. Me lo mandó Wilmer, uno de los que se capacitó en salud. Sucedió durante el huracán Stan que asoló Centroamérica en el octubre pasado. Su relato comen-zaba: “nunca olvidaré el 29 de septiembre” y empecé a leer cómo él y su hermano Óscar se vieron envuel-tos en la catástrofe mientras iban de excursión con su colegio. Uno de los autobuses fue arrastrado por la riada y ellos, dos chicos de 17 y 14 años, eran los únicos capacitados para atender a los heridos, cosa que hicieron con los conocimientos que habían adquiri-do, sin que tuvieran que lamentar ninguna perdida.

Solo por esto vale la pena ir, con poquito que tú les das ellos hacen maravillas y me hacen ver lo impor-tante que es enseñar lo que sabes…

Me vine dos meses después, tras conocer una realidad muy dura con muchas cosas por resolver pero donde vive una gente con una capacidad de transformar e ilusionar impresionante, y cómo no, también me llevo las ganas de regresar para verlos de nuevo.

Doc doc, me duele aquí

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Carlos Ramírez

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nia en el exterior en el año 1991. Las últimas tristes noticias que nos han lle-gado de esta comunidad de descendien tes canarios es que se vio muy afectada por la reciente tragedia del huracán Katrina en Nueva Orleans. Lo que no todos sabíamos es que la segunda migración poblacionista de la Corona fue la emprendida en 1787 hacia la costa de los Mosquitos, en Cen-troamérica, una región envuelta en una permanente lucha por su control entre Gran Bretaña y España. Tras la paz con Inglaterra en 1783, poniendo fin a la Guerra de las Trece Colonias, se garan-tizaba a España la plena soberanía so-bre ese territorio. José Gálvez, Presi-dente del Consejo de Indias, considera-ba que el dominio de esta zona sólo se conseguiría mediante la colonización de la misma. El número total de colonos fue de 1298, de los cuáles 306 procedí-an de Canarias. El plan previsto fracasó en líneas generales por la hostilidad de zambos e indios misquitos y la insalubri-dad del área. Sólo fructificaría en el puerto hondureño de Trujillo con un clima más adecuado, dedicándose a la agricultura en las tierras circunvecinas y en las tierras altas, donde fundarían el lugar de Macuelizo en 1788. No son muchos los datos que dispone-mos de este hecho pero puede, de algu-na manera, responder a nuestra sorpre-sa inicial de encontrar melodías y coplas canarias en Honduras. El canario siem-pre ha sido un pueblo emigrante; pode-mos decir que el continente americano guarda en su esencia parte de nuestra historia y a él le estamos agradecidos porque durante muchos siglos nos aco-gió y dio de comer a muchas familias canarias. Los últimos tiempos han querido que se cambien las tornas, hemos pasado de ser un pueblo emigrante para convertir-nos en receptor. Nuestra cultura, folclo-re, tradiciones seguirán cambiando y nuevos nexos de unión entre culturas irán surgiendo. En un futuro quizás deje de sorprendernos tanto encontrar algu-na de nuestras raíces en un lugar leja-no, como es el pueblo hondureño, con el cual a partir de hoy tendremos un moti-vo más para quererlo y sentirnos parte de él, ya que la música nos ha ayudado a descubrir un nuevo puente de unión entre Honduras y Canarias.

Escuchar a tantos kilómetros de distan-cia de nuestros hogares una canción que asociábamos directamente a nues-tra tierra canaria fue cuanto menos cu-rioso. “Quieres que te ponga la capilla blanca, quieres que te ponga la capilla azul (…)”

Yo apuntaba con algo de asombro la letra con vistas a encontrar algún tipo de respuesta a ese inesperado encuen-tro musical entre Canarias y Honduras. Aquel amigo hondureño seguía cantan-do con la naturalidad de quien canta algo propio de su lugar de origen, y mientras, los canarios que allí nos en-contrábamos sonreíamos algo atónitos y desconcertados. La melodía era muy parecida a la copla que se suele entonar en nuestras islas, en cualquier popurrí de Isas, y la letra variaba en un único vocablo, propio de los cambios que el tiempo suele dar a las palabras; trans-formando capilla por mantilla. Este hecho anecdótico dejó de ser ca-sual cuando dos semanas después otros compañeros canarios que se encontra-ban en medio de la selva de La Mosqui-tita, al noreste del país, volvieron a es-cuchar en boca de un hondureño otra canción popular canaria.

“Con el capotín, tín, tín, tín (…)”

El hecho de que se estableciera un nexo de unión musical entre unas pequeñas islas pegadas a la costa africana y un lugar en una selva perdida en un conti-nente tan inmenso como es América, fue algo muy emocionante y despertó nuestra curiosidad en cuanto al cómo y cuándo había sido posible ese intercam-bio musical entre dos puntos tan lejanos geográficamente. Quizás, algo influenciado por un com-plejo de inferioridad arraigado histórica-mente, los canarios hemos sido incapa-ces de valorar lo propio de nuestra cul-tura. Ha sido en los últimos tiempos cuando la conciencia del hombre canario parece que ha ido despertando de su letargo, comenzando a investigar e inte-resarse por las tradiciones de una tierra que, aunque pequeña, ha contribuido de manera directa e indirecta en el devenir histórico y cultural de muchos pueblos. Si nos centramos en el mero aspecto musical; de todos es sabido que el fol-clore no surge como un todo preestable-cido, sino que es la confluencia de mu-chas aportaciones que a lo largo de la historia se han venido dando dentro de un contexto social y cultural. El folclore

se va enriqueciendo con el tiempo y es el propio pueblo el que se encarga de transmitirlo y hacerlo llegar a futuras generaciones. Hoy en día, las influencias que nos llegan de otras músicas, en este mundo cada vez más global, son muy variadas, desde el punto de vista artístico, etnológico, geográfico...De nosotros depende el grado de asimila-ción de estas músicas y el conocimiento necesario para saber diferenciar lo me-diocre de lo realmente bello y popular. Nuestras raíces deben conservarse sin cerrar las puertas a las nuevas influen-cias que nos llegan; por ello todos debe-mos poner nuestro granito de arena con el fin de que nuestra identidad que es el alma de nuestra conciencia como cana-rios; no se pierda bajo ningún concepto. Fue en 1777, cuando aquellas familias canarias partieron con nuevas ilusiones a un lugar desconocido; mantenían in-tactas sus esperanzas, pues les habían prometido unas tierras y un nuevo hogar; pero la magua de dejar a los suyos quedaba grabada profundamente en sus corazones. Las medidas aprobadas por la Corona de desarrollar una nueva política pobla-cionista en Luisiana se estaban llevando de acuerdo a las instrucciones y plazos previstos por el comandante Matías Gálvez. La premisa era bastante clara, el reclutamiento debía tener un doble propósito militar y poblador; los hom-bres debían ser jóvenes y fornidos, pri-vilegiando a aquellos que estuvieran casados; lo cual contribuiría a preservar la zona ante posibles rebeliones internas de los antiguos colonos franceses. Canarias sería la protagonista de esta política migratoria de abastecimiento poblacional de las colonias españolas en América. Fueron casi 4.000 las familias que partieron, entre los años 1777 y 1783. Muchos isleños acudían atraídos por la oportunidad de viajar de manera gratuita a América y con el aliciente de recibir 90 reales de vellón de sueldo, además de 4 reales diarios hasta el mo-mento en el que saliese el barco. En época de crisis muchos no dudaron el dar un vuelco a sus vidas y se llevaron consigo recuerdos, tradiciones, y como no, las canciones que, de manera implí-cita, siempre acompañan y definen a los pueblos. Hoy sabemos que muchos de estos ca-narios se asentaron en Luisiana, en las orillas del valle de Mississipi, creando la Parroquia de San Bernardo. Actualmen-te se les conocen como “los isleños” y han sabido conservar mucho de aquella tierra que dejaron dos siglos atrás. El gobierno de Canarias mantuvo los pri-meros contactos oficiales con esta colo-

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Domingo Quintana Rivero

Canarias - Honduras: música y emigración

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HONDURASHONDURASHONDURASHONDURAS

Donde crece el tiempo para una canción

Donde regalan sonrisas de ilusión

Donde una caricia sana

Donde el sol cada mañana

Se refleja en tu mirada

Donde llora el cielo que besa a una flor

Donde se mezclan olores y el sabor

De catrachas con frijoles

Baleadas, yuca frita

y el chismol que tu le pones

En lo más hondo en lo profundo de tu mirada

En las raíces de tu dolor

En las honduras de tus sueños

Nos sumergimos los dos

En lo más hondo en lo profundo de tus palabras

En la esperanza de otro color

En las honduras de tus sueños

Nos sumergimos tu y yo.

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Un grupo de canarios pasó este mes de agosto en Hondu-ras. Y mientras vivían las experiencia, Mingo, Emma, Nie-ves, Óscar, Carlos, Carmelo y Mónica fueron escribiendo la canción. Un homenaje a esta tierra, a sus gentes; un re-flejo de los momentos vividos y sentidos que regalaron a todos los voluntarios de Acoes en un concierto que se cele-bró pocos días antes del regreso a la isla. Dice así...

CANARIAS CON HONDURAS

ASOCIACIÓN IDEA

Sede: Centro Loyola, C/ Doctor Chil, nº 15, junto a la Iglesia de los Jesuitas, Vegueta

E-mail:[email protected] www.acoes.org

La cuenta de la Asociación IDEA: Caja Insular de Ahorros de Canarias

Entidad Oficina D.C. Nº cuenta

2052 8000 79 3310263403

Una Canción

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Patricio, con canarios y hondureños.

La casa de Patricio, situada en la colonia Monterrey, la sede de Acoes en Tegucigalpa, es como la casa del pueblo. Mejor dicho: es la casa del pueblo. Llegas y hay un montón de gente de aquí y allá. En su co-cina, dos personas toman café; en lo que podría ser su salón, se desa-rrolla una reunión de responsables de diferentes proyectos. Cinco per-sonas hacen cola para conectarse a Internet, suena el teléfono, alguien grita desde la planta de abajo: “¿y Patricio?”. Patricio es ese señor al que hace tiempo que se le empezó a caer el pelo, con pantalón de pinzas y sandalias, acento andaluz, que entra y sale, atiende a todos, viene, se va…Es el fundador y máximo respon-sable de Acoes (Asociación Colaboración y Esfuerzo). Un hombre com-prometido con los hondureños, un hombre que dice tener un compromi-so y una deuda con los que no tienen nada. En el espacio destinado a su nueva vivienda (visto que su casa ha sido ‘tomada’ por los voluntarios), en la tercera planta de la Monterrey, nos sentamos una mañana de agosto a charlar con Patricio. Casi un mila-gro, que se produce por el hecho, anecdótico para nuestra mentali-dad, pero inusual en ese espacio, de cerrar la puerta para que no entre nadie preguntando por él. La asociación tiene ya una estructura suficientemente sólida como para que cada proyecto camine por su propio pie, con un responsable hondureño al frente que vela él, pero Patricio es más que la cabeza visible. Patricio es el padre, y en el amplio sentido de la palabra. Y tiene na-da menos que 400 hijos, los hondureños que en estos momentos cola-boran con Acoes, y 17.000 ‘ahijados’, que son los hondureños que en la actualidad se benefician directamente los diferentes proyectos que viene impulsando desde hace más de 13 años. Patricio nos habló de su infancia en Huéneja, un pueblo pequeño al norte de Granada donde la población vive de la agricultura; de sus padres, gente sencilla que aún vive en el campo; de su paso por el seminario, donde entró con tan solo 11 años, y de su vocación tempra-na, ser misionero: “me había dado cuenta de que lo más hermoso es ayudar a la gente”. Pese a sus reticencias a ser cura (“por la imagen que uno tiene, no era una figura atrayente, a mi siempre me atrajeron los misioneros, porque los sacerdotes que están allá ayudan, sirven”) , Patricio fue párroco en varios pueblos de Granada, y fue en esos años cuando se reforzó su deseo de marcharse. “Veía que la gente tenía ganas de ayudar a gente de otros países, y me decía: qué ganas de ayudar tienen, ¿y yo que puedo hacer? Hablé con el obispo y le dije que me tenía que ir”. Ayudar. Esa es la palabra que más se oye de la boca de Patricio. Di-ce que cuando ayudas, no lo olvidas, y que las personas que van a Honduras a ayudar, se van con una deuda. A pesar de la pobreza de este país –dice– siempre se recibe más de lo que se da. Y es cierto. La deuda es para siempre. El agradecimiento por lo reci-bido, también.

Patricio Larrosa: “Cuando uno ayuda a alguien, jamás se olvida” Charo Cardenal

Sobre la ayuda: “Cuando uno ayuda a alguien, jamás se olvida. Si alguien no ha tenido la posibili-dad de ayudar a alguien, ¿cómo lo va a hacer? Si el presidente no ayudó a nadie, si sólo vivió el inte-rés, ¿cómo va a implantar la ayu-da social? No está en su cerebro”. La importancia y los límites de la ayuda: “La gente quiere resol-ver el problema al cien por cien, y como no se puede, decide no hacer nada. Entre esos dos extremos está lo que se puede, está el realismo de que yo puedo un poquito. Con lo que hago no se resuelve el pro-blema, pero puedo intentar cola-borar para que las cosas mejoren, sin la ansiedad de que todo se re-suelva. Esto viene bien para hacer-se humilde, para ser menos prepo-tente”. Compartir: “El nivel de desarrollo no se mide por lo que se tiene, sino por lo que se comparte. Las socie-dades muy productivas están muy atrasadas en el compartir: ¡Si hay problemas para dar el 0,7%! Una sociedad que no comparte es una sociedad atrasada. Si a una perso-na le cuesta compartir, hay que ayudarla.” Nuevos proyectos de Acoes: “Queremos seguir con esto. Esta-mos abiertos a lo que pueda venir, y queremos llegar más al mundo rural, a los jóvenes. Que los recur-sos lleguen a los lugares que aleja-dos, a donde es más difícil llegar”.