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Año IV. Número 39. Caracas, diciembre de 2012 • 20 Bs Edición venezolana LA AGRESIÓN DE ISRAEL A GAZA El antisemitismo como chantaje político P . 6-7 EL VOTO DE LAS MUJERES Y LAS MINORIAS Estados Unidos: ¿el fin de la estrategia sudista? • P . 14-15 ALVARO GARCIA LINERA Hacia una revolución económica post capitalista P . 12-13 (continúa en la p. 8) “A hora que el pueblo árabe, con la primavera árabe, afirma su aspiración a la democracia, ha llegado el tiempo de la primavera palestina, el tiempo de su inde- pendencia”, declaraba Mahmoud Abbas en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 23 de septiembre de 2011, bajo los aplausos cerrados de toda la con- currencia. Un año después, cuando el presidente de la Autoridad Palestina regresa a la misma Asamblea, la guerra israelí contra Gaza confirmó la persistencia de la resistencia de los palestinos, que se rehúsan a desaparecer de la escena política, pero también la relación de fuerzas que parece hacer inaccesible el sueño de independencia: Estados Unidos y la Unión Europea apoyan las posiciones del gobierno de Tel Aviv. El balance de la ofensiva israelí, que terminó el 21 de noviem- bre gracias a un cese al fuego negociado principalmente por el presidente egipcio Mohamed Morsi, perteneciente al movimiento de los Hermanos musulmanes, no es negativo para Hamas. A pesar de los numerosos civiles muertos, los centenares de heridos, la destrucción indiscriminada, esta organización, rival de Fatah y de la Autoridad Palestina, salió reforzada. Su popularidad, que estaba erosionada en Gaza por sus métodos para gobernar, se consolidó: puso a prueba sus capacidades militares frente a la ocupación, que numerosos palestinos estiman legítimas, y obtuvo un aligeramiento al bloqueo que tanto el presidente Abbas como Estados Unidos y la Unión Europea reclamaban desde hace años pero nunca fueron capaces de conseguirlo. Finalmente, Hamas fue reconocido como un interlocutor legítimo por el mundo árabe y por Turquía. El primer ministro egipcio, el ministro de relaciones exteriores tunecino y una delegación de la Liga árabe pasaron por Gaza. Esta crisis israelí-palestina, la primera desde el comienzo de la “primavera árabe”, no puede ocultar la exigencia democrática sin precedente que ha visto el día en Oriente Medio. En el contexto palestino, esta “primavera” animó a la población a reclamar con más insistencia el fin del proceso de Oslo así como el examen crítico del régimen que se deriva de esto y del principio que lo fundamenta: el de dos Estados separados. La “primavera” le dio luz al conflicto que opone a una gran parte de los palestinos, principalmente a los jóvenes, y a su clase política sobre el futuro de la lucha por la independencia y la dirección que hay que darle. Los palestinos, desde el mes de febrero de 2011, estaban en las calles para manifestar su apoyo a la revolución egipcia. En Ramala, Gaza y Naplus, una multitud de Anonymus, de jóvenes, de personalidades políticas independientes y de miembros de organizaciones no gubernamentales (ONG) aprovechaban la E stamos viviendo el desarrollo más grande de la creación integracionis- ta de nuestra América. Esta unión es un sueño vinculado determinantemente al ideario de la independencia, que siempre ha estado presente en las luchas patriotas del continente. Es una gesta vital que es transversal a los objetivos de libertad y desarrollo de la América Latina. El canciller y vicepresidente de la Re- pública, Nicolás Maduro, en su discurso como Orador de Orden ante la Asamblea Nacional el 5 de julio de 2012, recuerda: “Desde el momento fundador de nuestra vida republicana, se fue perfilando un duelo histórico: el duelo ideológico, político y de valores entre la doctrina de los libertado- res, la doctrina del Libertador Bolívar y de Monroe, que traza la línea divisoria entre patria y colonia en nuestro continente”. Para Estados Unidos (EEUU) y su sobre- vivencia, es vital que no se logre la unión para seguir manteniéndose como imperio. Este conflicto de intereses, imperio- dominación-económica-y-militar vs. La- tinoamérica unidad-libertad-desarrollo- económico-seguridad, ha seguido una línea histórica que nos lleva hasta la adhesión de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur), como última batalla ganada por las fuerzas patriotas del continente. Para comprender la complejidad de los procesos de unión de nuestros pueblos, hay que dirigir la vista hacia los objetivos de Estados Unidos. Éste ha actuado de for- ma permanente y sostenida para evitar la unión latinoamericana, con la pretensión de dominar mediante la sustracción y ter- giversación del ideario del Libertador, y así construir la fuente de suministros para mantener su modelo insostenible y depre- dador. Simón Bolívar visualizó así al Congre- so Anfictiónico de Panamá: “Una Asam- blea que sirva de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete de sus tratados públicos y de juez, árbitro y conciliador en disputas y diferencias de la América Unida”. Este Congreso (Panamá, 1826-1828) tuvo como objetivos la independencia de mancomún de toda potencia extranjera así como su respectiva integridad y sus for- mas republicanas, fijando los principios generales en los que ha de descansar el derecho público americano, con un Plan General para la defensa común y particular de cada Estado en caso de ser amenazado por alguna potencia extranjera y, por últi- mo, el establecimiento de una preferencia comercial latinoamericana. Estados Unidos, por no ser latinoame- ricano, por haber sido neutral en la guerra con España y por sus posturas defensoras del esclavismo, no fue invitado por Bolívar a la cita anfictiónica, sin embargo Santan- der, junto a los Cancilleres de México y Centroamérica, cursan la invitación a John Quince Adams, presidente de EEUU. Henry Clair, Secretario de Estado es- tadounidense escribe un requisitorio con instrucciones y órdenes a los delegados de EEUU al Congreso: “Oponerse al objeti- vo de promoción de arreglos comerciales en condiciones de igualdad de todos los países latinoamericanos. Este gobierno no puede consentir en semejante excepción; la resistirán ustedes en todas sus formas si se propone y se negarán ustedes a todo tratado que la admita”. Otra instrucción clara del Secretario de Estado Norteamericano fue oponer- se a una posible autonomía anfictiónica: “Rechazar cualquier idea de un Consejo Anfictiónico investido con poderes para decidir sobre asuntos de seguridad, comer - cio o navegación. Como medida cautelar, exigir que todo acuerdo suscrito deba ser ratificado por los Congresos” 1 . El Congreso Anfictiónico produjo un excelente instrumento jurídico, el “Tratado Magnífico Titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación Perpetua”, el cual no fue ratificado por los Congresos de Centroamérica, Perú y México. Los ataques de EEUU hacía el Liber- tador son sostenidos y desplegados por todo el continente. El embajador nortea- mericano en Lima, William Tudor, acusa a Bolívar de ambicionar un trono, de escla- vizar a los países andinos, de actuar con doblez y crueldad y promueve una guerra entre Perú y Ecuador por la posesión de Guayaquil. En 1828, se disolvió el Congreso Anfic- tiónico de Panamá; en 1830, se desmembró la Gran Colombia y, en 1834, las Provincias Unidas de Centroamérica, dando nacimien- to a cinco naciones. La Organización de Estados Americanos (OEA) En el discurso, Maduro expresa:“En el año de 1889 se convocó la primera Conferen- cia Panamericana realizada en Washington, con lo que la fragmentación latinoameri- cana se profundizó. El panamericanismo se convirtió en la doctrina “de unión hemisfé- rica”, pero para afianzar solamente la hege- monía de los Estados Unidos. La pérdida de la doctrina de la Unión Bolivariana sellaba en el siglo XIX, una vez más, la pérdida de la independencia. En su aspecto comer- cial, la Primera Conferencia Panamericana (1889-Washington DC), fue una estrate- gia de EEUU para adueñarse del comercio con el resto de América del Sur, crear una Del Congreso Anfictiónico a Venezuela en el Mercosur Bolívar vs Monroe: patria o colonia De la ofensiva contra Gaza a la batalla en la ONU Palestina se niega a desaparecer Por Leïla Farsakh* Por Isabel Delgado Arria* (continúa en la p. 2) “Cuando circunstancias más favorables nos permitan comunicaciones más frecuentes y relaciones más estrechas, nosotros nos apresu- raremos con el más vivo interés a entablar, por nuestra parte, el pacto americano que formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente de América al mundo, con un aspec- to de majestad y grandeza, sin ejemplos en las naciones antiguas. La América, así unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la Reina de las Naciones y la Madre de las Repúblicas” Simón Bolívar

Bolívar vs Monroe: patria o colonia

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Isabel Delgado Arria / Diciembre de 2012

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LE MONDE diplomatique Venezuela 1Caracas • diciembre de 2012

A ñ o I V. N ú m e r o 3 9 . C a r a c a s , d i c i e m b r e d e 2 0 1 2 • 2 0 B s E d i c i ó n v e n e z o l a n a

LA AGRESIÓN DE ISRAEL A GAZAEl antisemitismo como chantaje político P. 6-7

EL VOTO DE LAS MUJERES Y LAS MINORIASEstados Unidos: ¿el fin de la estrategia sudista? • P. 14-15

A L V A R O G A R C I A L I N E R AHacia una revolución económica post capitalista P. 12-13

(continúa en la p. 8)

“Ahora que el pueblo árabe, con la primavera árabe, afirma su aspiración a la democracia, ha llegado el tiempo de la primavera palestina, el tiempo de su inde-

pendencia”, declaraba Mahmoud Abbas en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 23 de septiembre de 2011, bajo los aplausos cerrados de toda la con-currencia. Un año después, cuando el presidente de la Autoridad Palestina regresa a la misma Asamblea, la guerra israelí contra Gaza confirmó la persistencia de la resistencia de los palestinos, que se rehúsan a desaparecer de la escena política, pero también la relación de fuerzas que parece hacer inaccesible el sueño de independencia: Estados Unidos y la Unión Europea apoyan las posiciones del gobierno de Tel Aviv.

El balance de la ofensiva israelí, que terminó el 21 de noviem-bre gracias a un cese al fuego negociado principalmente por el presidente egipcio Mohamed Morsi, perteneciente al movimiento de los Hermanos musulmanes, no es negativo para Hamas. A pesar de los numerosos civiles muertos, los centenares de heridos, la destrucción indiscriminada, esta organización, rival de Fatah y de la Autoridad Palestina, salió reforzada. Su popularidad, que estaba erosionada en Gaza por sus métodos para gobernar, se consolidó: puso a prueba sus capacidades militares frente a la ocupación, que numerosos palestinos estiman legítimas, y obtuvo un aligeramiento al bloqueo que tanto el presidente Abbas como Estados Unidos y la Unión Europea reclamaban desde hace años pero nunca fueron capaces de conseguirlo. Finalmente, Hamas fue reconocido como un interlocutor legítimo por el mundo árabe y por Turquía. El primer ministro egipcio, el ministro de relaciones exteriores tunecino y una delegación de la Liga árabe pasaron por Gaza.

Esta crisis israelí-palestina, la primera desde el comienzo de la “primavera árabe”, no puede ocultar la exigencia democrática sin precedente que ha visto el día en Oriente Medio. En el contexto palestino, esta “primavera” animó a la población a reclamar con más insistencia el fin del proceso de Oslo así como el examen crítico del régimen que se deriva de esto y del principio que lo fundamenta: el de dos Estados separados. La “primavera” le dio luz al conflicto que opone a una gran parte de los palestinos, principalmente a los jóvenes, y a su clase política sobre el futuro de la lucha por la independencia y la dirección que hay que darle.

Los palestinos, desde el mes de febrero de 2011, estaban en las calles para manifestar su apoyo a la revolución egipcia. En Ramala, Gaza y Naplus, una multitud de Anonymus, de jóvenes, de personalidades políticas independientes y de miembros de organizaciones no gubernamentales (ONG) aprovechaban la

Estamos viviendo el desarrollo más grande de la creación integracionis-ta de nuestra América. Esta unión es

un sueño vinculado determinantemente al ideario de la independencia, que siempre ha estado presente en las luchas patriotas del continente. Es una gesta vital que es transversal a los objetivos de libertad y desarrollo de la América Latina.

El canciller y vicepresidente de la Re-pública, Nicolás Maduro, en su discurso como Orador de Orden ante la Asamblea Nacional el 5 de julio de 2012, recuerda: “Desde el momento fundador de nuestra vida republicana, se fue perfilando un duelo histórico: el duelo ideológico, político y de valores entre la doctrina de los libertado-res, la doctrina del Libertador Bolívar y de Monroe, que traza la línea divisoria entre patria y colonia en nuestro continente”. Para Estados Unidos (EEUU) y su sobre-vivencia, es vital que no se logre la unión para seguir manteniéndose como imperio.

Este conflicto de intereses, imperio-dominación-económica-y-militar vs. La-tinoamérica unidad-libertad-desarrollo-económico-seguridad, ha seguido una línea histórica que nos lleva hasta la adhesión de Venezuela al Mercado Común del Sur

(Mercosur), como última batalla ganada por las fuerzas patriotas del continente.

Para comprender la complejidad de los procesos de unión de nuestros pueblos, hay que dirigir la vista hacia los objetivos de Estados Unidos. Éste ha actuado de for-ma permanente y sostenida para evitar la unión latinoamericana, con la pretensión de dominar mediante la sustracción y ter-giversación del ideario del Libertador, y así construir la fuente de suministros para mantener su modelo insostenible y depre-dador.

Simón Bolívar visualizó así al Congre-so Anfictiónico de Panamá: “Una Asam-blea que sirva de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete de sus tratados públicos y de juez, árbitro y conciliador en disputas y diferencias de la América Unida”.

Este Congreso (Panamá, 1826-1828) tuvo como objetivos la independencia de mancomún de toda potencia extranjera así como su respectiva integridad y sus for-mas republicanas, fijando los principios generales en los que ha de descansar el derecho público americano, con un Plan General para la defensa común y particular de cada Estado en caso de ser amenazado por alguna potencia extranjera y, por últi-mo, el establecimiento de una preferencia comercial latinoamericana.

Estados Unidos, por no ser latinoame-ricano, por haber sido neutral en la guerra con España y por sus posturas defensoras del esclavismo, no fue invitado por Bolívar a la cita anfictiónica, sin embargo Santan-der, junto a los Cancilleres de México y Centroamérica, cursan la invitación a John Quince Adams, presidente de EEUU.

Henry Clair, Secretario de Estado es-tadounidense escribe un requisitorio con instrucciones y órdenes a los delegados de EEUU al Congreso: “Oponerse al objeti-vo de promoción de arreglos comerciales en condiciones de igualdad de todos los países latinoamericanos. Este gobierno no puede consentir en semejante excepción; la resistirán ustedes en todas sus formas

si se propone y se negarán ustedes a todo tratado que la admita”.

Otra instrucción clara del Secretario de Estado Norteamericano fue oponer-se a una posible autonomía anfictiónica: “Rechazar cualquier idea de un Consejo Anfictiónico investido con poderes para decidir sobre asuntos de seguridad, comer-cio o navegación. Como medida cautelar, exigir que todo acuerdo suscrito deba ser ratificado por los Congresos”1.

El Congreso Anfictiónico produjo un excelente instrumento jurídico, el “Tratado Magnífico Titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación Perpetua”, el cual no fue ratificado por los Congresos de Centroamérica, Perú y México.

Los ataques de EEUU hacía el Liber-tador son sostenidos y desplegados por todo el continente. El embajador nortea-mericano en Lima, William Tudor, acusa a Bolívar de ambicionar un trono, de escla-vizar a los países andinos, de actuar con doblez y crueldad y promueve una guerra entre Perú y Ecuador por la posesión de Guayaquil.

En 1828, se disolvió el Congreso Anfic-tiónico de Panamá; en 1830, se desmembró la Gran Colombia y, en 1834, las Provincias Unidas de Centroamérica, dando nacimien-to a cinco naciones.

La Organización de Estados Americanos (OEA)En el discurso, Maduro expresa: “En el año de 1889 se convocó la primera Conferen-cia Panamericana realizada en Washington, con lo que la fragmentación latinoameri-cana se profundizó. El panamericanismo se convirtió en la doctrina “de unión hemisfé-rica”, pero para afianzar solamente la hege-monía de los Estados Unidos. La pérdida de la doctrina de la Unión Bolivariana sellaba en el siglo XIX, una vez más, la pérdida de la independencia. En su aspecto comer-cial, la Primera Conferencia Panamericana (1889-Washington DC), fue una estrate-gia de EEUU para adueñarse del comercio con el resto de América del Sur, crear una

Del Congreso Anfictiónico a Venezuela en el Mercosur

Bolívar vs Monroe: patria o coloniaDe la ofensiva contra Gaza a la batalla en la ONU

Palestina se niega a desaparecer

Por Leïla Farsakh*

Por Isabel Delgado Arria*

(continúa en la p. 2)

“Cuando circunstancias más favorables nos permitan comunicaciones más frecuentes y relaciones más estrechas, nosotros nos apresu-raremos con el más vivo interés a entablar, por nuestra parte, el pacto americano que formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente de América al mundo, con un aspec-to de majestad y grandeza, sin ejemplos en las naciones antiguas. La América, así unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la Reina de las Naciones y la Madre de las Repúblicas”

Simón Bolívar

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Caracas • diciembre de 2012LE MONDE diplomatique Venezuela 2

Raúl CazalDirectorEstela AganchulEditora

Florángel GómezPrensa y relaciones institucionalesSamuel BravoConcepción gráfica

Ugo RamalloIlustra en este número

Producciones del WaraimaTraducción: Estela Aganchul, corrección y producción gráficaGráficas LaukiImpresiónDepósito legalpp 200801DC1253

Es una publicación deProducciones del Waraima 7257 C.A.RIF: J-29596783-7Víctor GarcíaPresidente

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Caracas, diciembre de 2012

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sos de integración tanto los vigentes y como los nacientes, impregnándolos de una visión mercantilista. Es así como in-cidió sobre las experiencias de integración latinoamericanas y caribeñas, como en la Asocia-ción Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc), que contaba con un buen proyecto pero el hecho de ser concebido me-diante el desarrollo intensivo de inversiones extranjeras, re-sultó en que éstas llegaban a la región para beneficio de los dueños del dinero. Estos inte-reses encontrados sumen a la Alalc en una parálisis, pero es el Consenso de Washington, cual Caballo de Troya de los intere-ses multinacionales, quien le da la estocada hasta convertirla en Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) –apertura del capital extranjero, desre-gulación y privatización–.

También el Acuerdo de Cartagena deja de lado su vi-sión de desarrollo transformán-dose en Comunidad Andina de Naciones (CAN), con un solo objetivo: beneficiar al libre comercio. Nace el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), Comunidad del Caribe (Caricom), Mercosur y el Área de Libre Comercia de las Amé-ricas (Alca).

Este último es un proyecto hegemónico de vieja data, que trató de imponerse en la Con-ferencia Panamericana a fina-les de 1889, y ve la luz un siglo después, en 1994, en la ciudad

de Miami. Con este acuerdo Estados Unidos buscaba hacer norma, lo que ya había logrado hacer política y dogma (disci-plina presupuestaria, reordena-miento de las prioridades del gasto público, reforma impo-sitiva, liberalización financiera, tipo de cambio único y moneda competitiva, liberalización del comercio internacional, elimi-nación de las barreras a las inversiones extranjeras direc-tas, privatización de empresas estatales, desregulación de los mercados, compras guberna-mentales, patentamiento de la vida y privatización de la bio-diversidad con el respectivo conocimiento indígena sobre la misma).

Sin embargo, en la III Cum-bre de las Américas, celebrada en abril de 2001 en Québec, por primera vez un gobierno latinoamericano se manifiesta su desacuerdo con el Área de Libre Comercio de las Améri-cas: el presidente Hugo Chávez firmó la Declaración con dos reservas, a saber: “La delega-ción de Venezuela desea reser-var su posición acerca de los párrafos 1 y 6 de la Declaración de Quebec, por cuanto (…) Entendemos que el ejercicio democrático abarca además la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones y en la gestión de gobierno, con miras a la construcción diaria de un proceso dirigido al desarrollo integral de la sociedad. (…)”. Y respecto al párrafo 15 de la Declaración y al párrafo 6-A del Plan de Acción, aclara que: “Venezuela reserva su posición (…) en virtud de las consultas que se llevan a cabo entre los diversos sectores del Gobierno nacional en función de nuestra legislación interna (…). De esta manera, por primera vez un Jefe de Estado latinoamericano, en-frenta este acuerdo, rompiendo el consenso en el hemisferio; y se convierte en voz de cientos de movimientos sociales, indí-genas, campesinos, sindicatos y hasta sectores empresariales latinoamericanos que denun-ciaban que con el Alca, Estados Unidos realizaría su designio histórico al lograr la incorpo-ración subordinada de América Latina a su territorio econó-mico y a su área de influencia político-militar.

El principal interés nor-teamericano con el Alca, se concentra en las economías grandes: Brasil, Argentina y Venezuela con su fantástico poder de compra, compro-metiendo en el acuerdo a los recursos naturales, fuerza labo-ral y energía barata. Si juntamos esta ecuación con el no poco despreciable elemento de Esta-dos nacionales reducidos a su mínima capacidad, las megaem-presas multinacionales tendrían

Este conflicto de intereses, imperio-dominación-económica-y-militar vs. Latinoamérica unidad-libertad-desarrollo-económico-seguridad, ha seguido una línea histórica que nos lleva hasta la adhesión de Venezuela al Mercosur, como última batalla ganada por las fuerzas patriotas del continente

unión aduanera, instrumentar mecanismos para la solución pacífica de las controversias y reacomodar la infraestructura de los puertos latinoamerica-nos para la recepción de im-portaciones, acordar el respeto de los derechos de propiedad intelectual y acordar medidas sanitarias para el fomento de rutas de bienes entre la metró-polis y los países satélite.

De la IX Conferencia Pana-mericana, realizada en Bogotá, en el año 1948, nace la OEA, y al mismo tiempo la CIA asesina a Jorge Eliécer Gaitán y estalla “el Bogotazo”.

El Consenso de WashingtonEstados Unidos impuso a América latina una serie de políticas económicas con el objeto de alinear los procesos económicos latinoamericanos a favor de la economía esta-dounidense. Utilizó su inmen-sa maquinaria ideológica para posicionar la idea de que los mercados se gobernaban a sí mismos, sin condiciones, sin protección a usuarios ni con-sumidores. Cualquier otra idea fue severamente cuestionada. Utilizando la crisis de la deuda, extorsionó y condicionó –por medio del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI)– a los Estados latinoame-ricanos a abrir sus economías a la expoliación internacional. Esta política norteamericana también permeó los proce-

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plena capacidad de acción.A juicio del canciller Ma-

duro: “La acción hermanada y conjunta de los presidentes de la República Federativa del Brasil, compañero Lula Da Silva, del presidente de la República Argentina Néstor Kirchner, y del presidente constitucional de la República Bolivariana Hugo Chávez permitió este gran logro, hoy más que nun-ca debemos rendir un tributo sanmartiniano y peronista a Néstor Kirchner, gloria eterna a su memoria y a su recuerdo.”.

El golpe viene de las eco-nomías sobre las que Estados Unidos tiene más interés: Ve-nezuela + Mercosur no acep-tan la renovación de las nego-ciaciones y muere el acuerdo hemisférico de libre comercio. El presidente Hugo Chávez no dudó en afirmar que la hora de América Latina había llegado y por lo tanto era imprescindible una “Alianza contra el hambre”: “Esta alianza debe poner el én-fasis en lo social y colocar en primer lugar la satisfacción de las necesidades de los pueblos, atendiendo áreas prioritarias como la salud, educación que bajo el modelo capitalista neo-liberal son privilegio de unos pocos y objeto de la exclusión de las mayorías empobrecidas”.

Poco después el presiden-te Chávez y su homólogo Fidel Castro anuncian la creación de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (Alba). Entones, Estados Uni-dos redefine su estrategia, y profundiza la firma de tratados bilaterales de comercio. En el Continente existen 11 Trata-dos de Libre Comercio: Ca-nadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Méjico, Nicaragua y Perú.

Mes y medio después de ser derrotado el Alca por Mercosur + Venezuela, el pre-sidente Chávez solicita formal-mente el ingreso de Venezuela al organismo regional. Como respuesta, Estados Unidos de-fine a Mercosur como un blo-que antinorteamericano y pone en funcionamiento su poderosa maquinaria de aliados en Lati-noamérica con el único fin de que no se materialice el ingreso de Venezuela.

La construcción de esta área económica común, en la cual las empresas (nacionales, regionales o extra regionales) pertenecientes a la misma tie-nen ventajas en relación a las empresas que se encuentran fuera de este ámbito, con prefe-rencias arancelarias regionales, es incompatible con la instala-ción de un área de colonialismo económico con pretensiones de dominio norteamericano. Por eso el Mercosur es un proceso de integración que

poderoso actor económico en cuanto a crecimiento, comer-cio internacional, inversión ex-tranjera, innovación tecnológi-ca y fuente de financiamiento internacional.

Todo esto sin dejar de ha-cer esfuerzos determinantes para el fortalecimiento de las industrias de sus Estados so-cios, haciendo hincapié en la transformación y diversifica-ción del patrón exportador de materias primas, aumentando la inversión en el desarrollo de las cadenas productivas hasta las industrias ligeras y en los secto-res intensivos de conocimiento. El Mercosur, hoy, trabaja para superar la visión centrada en el libre comercio y proyectarse como modelo de integración que impulsa el salto industrial hacia la producción de bienes de máximo valor agregado que se conviertan en motores para el desarrollo.

Venezuela en el MercosurPara el canciller Maduro, el in-greso de Venezuela, en julio de 2012, representa el cierre del círculo de una lucha continen-tal de siglos: “(…) el ingreso de Venezuela hoy al Mercosur, hace eco en las condiciones actuales de lo que pretendió ser la Confederación junto al Perú y Bolivia en su momento; significa el acoplamiento prác-tico de la Venezuela caribeña, a la dinámica de la unión sura-mericana”.

Esta incorporación será un punto de inflexión determinan-te en el desarrollo del bloque

como espacio de integración económico de América Latina y el Caribe. Es por ello que Es-tados Unidos puso en marcha su maquinaria de influencias e imposiciones para evitar que se materializara esta unión estra-tégica.

Para el embajador Samuel Pinheiro Guimarães: “El recha-zo del Senado paraguayo a la aprobación del ingreso de Vene-zuela al Mercosur se tornó en una cuestión estratégica funda-mental para la política nortea-

La pérdida de la doctrina de la Unión Bolivariana sellaba en el siglo XIX, una vez más, la pérdida de la independencia. En su aspecto comercial, la Primera Conferencia Panamericana (1889-Washington DC), fue una estrategia de EEUU para adueñarse del comercio con el resto de América del Sur

Estados Unidos impuso a América latina una serie de políticas económicas con el objeto de alinear los procesos económicos latinoamericanos a favor de la economía estadounidense. Utilizó su inmensa maquinaria ideológica para posicionar la idea de que los mercados se gobernaban a sí mismos, sin condiciones, sin protección a usuarios ni consumidores. Cualquier otra idea fue severamente cuestionada

Mercosur post AlcaEn Mar de Plata (noviembre de 2005) nace con fuerza el Mer-cosur político. Liderado por presidentes progresistas se re-define como un espacio para la integración comercial, indus-trial, política, social y cultural. El organismo cambia su agenda y comienza a darle fuerza a los otros pilares de la integración. Fortalece el Foro de Consulta y Concertación Política, crea el Fondo de Convergencia Estruc-tural, el Instituto de Derechos Humanos, el Instituto Social, se materializa el Parlamento del Mercosur, se crea el Grupo de Integración Productiva con su Fondo para Pequeñas y media-nas Empresas, etc. A lo largo de estos años ha hecho un gran esfuerzo para construir una gobernanza en donde el pilar comercial conviva, con el mis-mo grado de importancia, con los pilares industrial, político y social.

El Mercosur supo tomar medidas de política económi-ca para adaptarse a los tiem-pos, redefinirse para actuar al servicio de los pueblos y de sus economías, responder a los grandes retos impuestos por las realidades de un mun-do globalizado, por la crisis estructural de los países de-sarrollados, por una economía mundial en donde los grandes acumuladores de capital se tra-gan al publicitado “Estado de bienestar” de naciones ente-ras, por una economía mundial en donde China, en solo déca-das, evolucionó como el más

mericana en América del Sur. El proceso de impeachment del presidente Fernando Lugo fue considerado golpe por todos los Estados de América del Sur y, de acuerdo con el Compromi-so Democrático del Mercosur, Paraguay fue suspendido de la Unasur y del Mercosur, sin que los neogolpistas manifestasen ninguna consideración por las gestiones de los Cancilleres de la Unasur, a quienes recibieron, inclusive, con arrogancia. Como consecuencia de la suspensión paraguaya, fue posible y legal que los gobiernos de Argenti-na, Brasil y Uruguay aprobaran el ingreso de Venezuela en el Mercosur a partir del 31 de julio de 2012. Acontecimiento que ni los neogolpistas, ni sus admiradores más fervorosos –Estados Unidos, España, el Va-ticano, Alemania, los primeros que reconocieron al gobierno ilegal de Franco– parecen haber previsto”.

Citando nuevamente a Maduro: “En el ingreso de Ve-nezuela a Mercosur, está la conjunción y la concreción de los sueños que tuvieron Simón Bolívar, José Inácio Abreu e Lima, José Gervasio Artigas, San Martín, Francisco Solano López y tantos otros”.

El Congreso Anfictiónico revive en el Mercosur, y lo que sigue estando en juego es la influencia económica y política de Estados Unidos en América continental y caribeña vs. el fu-turo de la gran nación latinoa-mericana y caribeña soberana, diversa e igualitaria. l

tiene tres momentos históricos fundamentales, los cuales han consolidado su fuerza política.

Creación del MercosurEn marzo de 1991, los países que actualmente conforman el Mercosur acababan de superar crueles dictaduras. El Mercosur se funda durante el apogeo del Consenso de Washington, de una marcada ideología neoli-beral. Este nuevo organismo establece un bloque de inte-gración con un marcado acento en el tráfico de bienes y en el debate de aspectos de orden aduanero, de hecho las máxi-mas instancias son la Comisión de Comercio, el Grupo de Mer-cado Común y el Consejo de Mercado Común.