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Breve ensayo sobre Ibn Arabi Religión y espiritualidad son dos estadios diferentes donde la persona es y actúa, es decir, se realiza El presente trabajo versa sobre la experiencia mística que Ibn ‘Arabi vivió con Allâh y cómo este sufi andalusí expresó dicha vivencia a través de su obra poética, especialmente a través de dos conceptos: belleza y unidad. Así mismo, intentaré exponer cómo influyó de manera decisiva en la mística islámica. El análisis de dichos textos se realizará desde una perspectiva de contenido, ya que carezco de conocimientos de árabe para utilizar documentos escritos en lengua original, y desde un punto de vista que pretende esbozar unas pinceladas teosóficas, disculpándome de antemano por las faltas a la Verdad que aquí cometa. Consciente de mis limitaciones, abordo pues este ensayo desde la humildad como observadora, la curiosidad y la necesidad tanto de Conocimiento, como de encuentro íntimo con la Esencia divina, que para mí se traduce en la búsqueda de las estructuras de la Realidad. Espiritualidad y mística Religión y espiritualidad son dos estadios diferentes donde la persona es y actúa, es decir, se realiza. Una persona puede ser religiosa y no ser espiritual, o viceversa. Es cierto que existen prácticas religiosas que realizadas con intención y de forma constante potencian la espiritualidad del creyente, pero muy pocas personas consiguen fortalecer esta conexión para encontrarse en esta vía espiritual si no es deseándolo desde su corazón. Aunque encontrarse en el camino espiritual no es estar en su búsqueda, ya que lo primero, en última instancia, sólo depende de la voluntad de Allâh. A lo largo de la historia de la Humanidad, Allâh no ha cesado de entablar comunicación y ofrecer alternativas para realizarse espiritualmente que, al final, se encuentra estrechamente relacionado con el camino del autoconocimiento, de modo que existen varias vías místicas o espirituales que llevan a esta conexión íntima con Él, manifestado en Su esencia divina. Esta conexión íntima con lo real, con Allâh, no puede más que perfeccionar la naturaleza humana , porque entregarse a Su Voluntad es dejarse perfeccionar, es dejarse hacer, abandonarse, someterse a Allâh. Las vías místicas que cada persona elije para relacionarse con Allâh dependen del esquema de la estructura de la personalidad que cada uno desarrolla. Allâh nos dice que hay que adorarlo, aunque nos da libertad en cómo hay que adorarlo. Esto es así porque antes ya nos ha dado el conocimiento necesario para poder elegir adecuadamente. Nos dice que si le adoramos en lo externo, en la expresión en las diversas formas de sus atributos, solo obtendremos dolor y sufrimiento. Porque lo externo es ilusorio, no es real, es cambiante, transitorio, casual. Pero si adoramos su intimidad, que es lo único que permanece, lo único que es real, obtendremos todas las recompensas porque estaremos vibrando en y desde su misma sintonía. Así, nuestros deseos y nuestra intención estarían en total consonancia con los deseos de Allâh, dejándole fluir a través de nosotros. Según el plano dimensional en el que nos movamos, hay ciertas cualidades que deben tomar protagonismo en cuanto a la forma de relacionarse con el «medio», lo «externo», lo mal llamado «ajeno» a nosotros. El plano de la moral y la ética requeriría astucia, el de la religión requeriría obediencia y el de la espiritualidad, inteligencia . En este sentido, Ibn al-‘Arabi se desarrolló tanto religiosa (la heterodoxia de sus ideas no le impidió ser obediente y ortodoxo en su religión)

Breve Ensayo Sobre Ibn Arabi

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  • Breve ensayo sobre Ibn Arabi Religin y espiritualidad son dos estadios diferentes donde la persona es y acta, es decir, se realiza El presente trabajo versa sobre la experiencia mstica que Ibn Arabi vivi con Allh y cmo este sufi andalus expres dicha vivencia a travs de su obra potica, especialmente a travs de dos conceptos: belleza y unidad. As mismo, intentar exponer cmo influy de manera decisiva en la mstica islmica. El anlisis de dichos textos se realizar desde una perspectiva de contenido, ya que carezco de conocimientos de rabe para utilizar documentos escritos en lengua original, y desde un punto de vista que pretende esbozar unas pinceladas teosficas, disculpndome de antemano por las faltas a la Verdad que aqu cometa. Consciente de mis limitaciones, abordo pues este ensayo desde la humildad como observadora, la curiosidad y la necesidad tanto de Conocimiento, como de encuentro ntimo con la Esencia divina, que para m se traduce en la bsqueda de las estructuras de la Realidad. Espiritualidad y mstica Religin y espiritualidad son dos estadios diferentes donde la persona es y acta, es decir, se realiza. Una persona puede ser religiosa y no ser espiritual, o viceversa. Es cierto que existen prcticas religiosas que realizadas con intencin y de forma constante potencian la espiritualidad del creyente, pero muy pocas personas consiguen fortalecer esta conexin para encontrarse en esta va espiritual si no es desendolo desde su corazn. Aunque encontrarse en el camino espiritual no es estar en su bsqueda, ya que lo primero, en ltima instancia, slo depende de la voluntad de Allh. A lo largo de la historia de la Humanidad, Allh no ha cesado de entablar comunicacin y ofrecer alternativas para realizarse espiritualmente que, al final, se encuentra estrechamente relacionado con el camino del autoconocimiento, de modo que existen varias vas msticas o espirituales que llevan a esta conexin ntima con l, manifestado en Su esencia divina. Esta conexin ntima con lo real, con Allh, no puede ms que perfeccionar la naturaleza humana , porque entregarse a Su Voluntad es dejarse perfeccionar, es dejarse hacer, abandonarse, someterse a Allh. Las vas msticas que cada persona elije para relacionarse con Allh dependen del esquema de la estructura de la personalidad que cada uno desarrolla. Allh nos dice que hay que adorarlo, aunque nos da libertad en cmo hay que adorarlo. Esto es as porque antes ya nos ha dado el conocimiento necesario para poder elegir adecuadamente. Nos dice que si le adoramos en lo externo, en la expresin en las diversas formas de sus atributos, solo obtendremos dolor y sufrimiento. Porque lo externo es ilusorio, no es real, es cambiante, transitorio, casual. Pero si adoramos su intimidad, que es lo nico que permanece, lo nico que es real, obtendremos todas las recompensas porque estaremos vibrando en y desde su misma sintona. As, nuestros deseos y nuestra intencin estaran en total consonancia con los deseos de Allh, dejndole fluir a travs de nosotros. Segn el plano dimensional en el que nos movamos, hay ciertas cualidades que deben tomar protagonismo en cuanto a la forma de relacionarse con el medio, lo externo, lo mal llamado ajeno a nosotros. El plano de la moral y la tica requerira astucia, el de la religin requerira obediencia y el de la espiritualidad, inteligencia . En este sentido, Ibn al-Arabi se desarroll tanto religiosa (la heterodoxia de sus ideas no le impidi ser obediente y ortodoxo en su religin)

  • como, y en especial, espiritualmente en la va mstica del Islam, a la que se conoce como sufismo o tasawwuf, en rabe. Con respecto a esta va me remito a la definicin de sufi que se ha dado tradicionalmente, siendo el suf aquel que nada posee y que no es posedo por nada. Aunque tambin resulta interesante la que aporta Idries Sahl, cuando dice que el sufi es aquel que se desprende de lo superfluo, y que se llena de reflexin en su direccin hacia Allh; para l tienen el mismo valor el oro y el barro. Contexto teosfico y teosofa de Ibn Arabi La biografa de Ibn Arabi (1165-1240) resulta muy interesante. No voy recopilar aqu toda la informacin acerca de su persona ya que sera demasiado extenso, pero s me gustara recalcar a modo de conclusin lo que para m es la clave del xito y actualidad de sus escritos: En el plano social, tuvo la gran bendicin de nacer en al-Andalus, con toda la riqueza que supona a todos los niveles beber de una sociedad multirracial, multirreligiosa y multicultural; en el plano familiar, se cri en un ambiente culto y propio para el misticismo; y en el plano personal, Ibn Arabi viaj, trabaj y persever en el encuentro con Allh a travs de las prcticas religiosas y espirituales adems de formarse intelectualmente en el estudio de las ciencias cornicas as como yendo al el encuentro de los grandes sabios tanto de al-Andalus como de Oriente, y es que desde joven se relacion con crculos cultos sufes, siempre movido por su naturaleza inquieta y su gran personalidad mstica e intelectual. Ibn Arabi proces todas estas vivencias con una inteligencia sutil que era reflexionada desde el corazn. No es por nada que el maestro Suhrawardi le calificara de ocano de ciencia intuitiva. Antes de comentar cmo influy en el sufismo, creo apropiado tratar de esbozar, an esquemticamente, el panorama filosfico y teolgico del al-Andalus medieval y es que en el mismo tiempo y lugar se estaban dando tres importantes culturas que eran Judasmo, Cristianismo e Islam. Tambin hay que mencionar las influencias de la filosofa griega y la gran influencia de Oriente. La ciencia, las letras, las matemticas, la filosofa, la msica, las artes se desarrollaron con mucha fuerza en un mbito tan frtil como el de al-Andalus. As mismo se reflej tambin en las cosas del espritu, concretndose en diferentes movimientos de pensadores. Frente a la corriente puramente espiritual suf (tasawwuf) encontramos otras tendencias que se engloban en la corriente racional, como los mutaziles, racionalistas musulmanes al tanto de los elementos filosficos del pensamiento griego y neoplatnico; los asares, establecieron una doctrina teolgica a medio camino entre el espiritualismo puro y el racionalismo integral; los falasifa, pensadores racionalistas plenamente imbuidos de las teoras de Aristteles. En el sufismo, son importantes las ideas y reflexiones aportadas por al-Gazali o al-Faradi, as como las de otros grandes sufes de la poca. Algunas figuras destacadas de la espiritualidad islmica de al-Andalus son Ibn Masarra, Ibn Hazm de Crdoba (teora del amor racional) o Averroes (ms conocido por sus aportaciones a la ciencia). Concretamente, la filosofa neoplatnica ejerci una influencia profunda y decisiva en Ibn Arabi. Los datos que avalan esta afirmacin son dos: por un lado, el escolasticismo propio del neoplatonismo clsico que rezuman sus escritos; por otro, la ascendencia plotiniana que revelan los principales conceptos filosficos sobre los que edifica su argumentacin metafsica. En cuanto al primero, la filosofa se identifica con la religin y deriva en teologa racional (escolstica) y precisamente lo que hace Ibn Arabi es apoyarse de la filosofa para racionalizar la verdad iluminada por Allah en la unin exttica, la unin en el xtasis. Esto lo hace no slo para darle consistencia racional, sino tambin para explicar su realidad mstica. En cuanto al segundo, encontramos conceptos plotinianos como el principio de la necesidad o el de la

  • trascendencia ms all del ser, ms all de la sustancia, ms all de la mente. Igualmente, encontramos doctrinas como la del Uno, pensamiento del pensamiento que da origen al intelecto en cuanto que primera manifestacin del Uno, del que es proyeccin o imagen; o como las de las supremas categoras del mundo y del trnsito de la unidad o la multiplicidad. No es capricho que Ibn Arabi se ganase, entre, otros, el sobrenombre de Ibn Alfatun (Hijo de Platn). Concepto de belleza y concepto de unidad Comenzar por el concepto de belleza, para lo que me remito a un pasaje del ltimo libro Juan Jos Tamayo donde afirma que uno de los campos en los que se manifest la oposicin a Ibn Arabi de manera ms severa fue el de la poesa amorosa, en la que estableca una estrecha conexin entre la belleza humana y la realidad divina . Tamayo se refiere a Taryumn al-Aswaq , obra que efectivamente produjo escndalos y crticas como viene siendo habitual cuando se asocia mstica con amor o erotismo, asociacin que suele llevar a vaguedades poco fundadas si su estudio, independientemente del enfoque o del mtodo, no se aborda con la seriedad que merece. A priori, hablar de poesa amorosa en Ibn Arabi no me parece acertado ya que no puede compararse con la poesa amorosa tradicional. El matiz es diferente. A pesar de que el mismo Ibn Arabi en el prlogo, dedica esta obra a la joven persa Nizam, hija de un sabio imam residente en La Meca y encargado de la macama de Abraham y describe los sentimientos que la muchacha le despertaba, hay que entender esta contemplacin desde el punto de vista de una persona que consagra su vida a la mstica y al ascetismo. Por tanto, aunque era humano y no estaba libre de deseos o equivocaciones, s haba llegado a un grado de control mayor que el de una persona con una trayectoria de vida diferente y alejada de la bsqueda de Dios. Esta admiracin de la belleza interna y externa de Nizam debe entenderse como la contemplacin de la belleza divina, manifestada en una de sus formas. Esta sera a grandes rasgos la explicacin misma de uno de los 99 nombres de Allh, Al-Yamil (El Bello), calificativo que, como todos los dems, responde a formas que participan de Su esencia. He elegido el poema El rastro del perfume porque sus versos tratan acerca de la difcil y paradjica existencia de los gnsticos, por su vivencia en el espritu siendo an cuerpo. Asimismo, trata sobre la unin de los contrarios, es decir, obre la corporeizacin de los seres sutiles y la sublimacin de los materiales. Por ltimo, trata igualmente sobre la dialctica y el simbolismo de las sombras y las luces, siendo la divinidad la ms radiante y origen ltimo de todas. (1) Qu no ofrecera mi alma por (volver con las vrgenes) blancas y risueas, que al besar la columna y la piedra conmigo jugaban! (2) Es el perfume quien te gua, al perderte tras de ellas. (3) Nunca se cerr para m la noche, pues como bajo el brillo de la luna llena me hace marchar su recuerdo (4) Viajando junto a sus cabalgaduras, la noche se me hace (clara) como el sol al alba. (5) Con amor cortejo una de ellas: una belleza en el gnero humano sin par!

  • (6) (Tanto, que) al descubrir su rostro te muestra la grandeza de un sol naciente que en su brillo no cesa. (7) El sol (mismo) es la blancura de su rostro, y la( negrura) de la noche su cabello. Qu prodigio es que as se junten el da y la noche! (8) Aun siendo noche, estamos junto a ella a la luz del da, y tras sus cabellos noche se hace el da. Como podemos apreciar, el poema est lleno de metforas que distan mucho de ser superficiales y que una y otra vez remiten a la divinidad. Las vrgenes son las Ciencias divinas, que se muestran al gnstico de forma substancial en el mundo de las formas bajo la epifana. El perfume que gua es un tpico de la poesa rabe clsica y un tema recurrente del Taryumn: las Ciencias sublimes dejan su rastro en el corazn de los buscadores de la va, que las siguen errantes. La noche nunca se cierra porque junto a ella siempre hay luz, que espanta las tinieblas y la ignorancia, iluminando el camino. Con la primera parte del verso 5 indica que el amor es un atributo intrnseco para el gnstico, que es quien habla en este poema. La expresin sin par de la segunda parte del verso hace referencia a la consecucin de la unidad (tawhid). El pelo negro hace alusin a las Ciencias ocultas, de las que ella es portadora que son las ciencias del smbolo y las del discernimiento intuitivo. El sol y la noche reunidos en una imagen paradjica muy propia de Ibn Arabi y de la literatura mstica en general. Esto es el principio ltimo de integracin de los contrarios, como expresin de la totalidad, es decir, Allh. Ya dice el Corn (57,3): l es el principio y el Fin, el Visible y el Escondido. Y es omnisciente. Finalmente, el poema termina continuando la lgica de los versos anteriores, que desafa la razn: la esencia divina es testimonio de su Unicidad (tawhid) y falta de analoga con ningn ser creado. Estando por la contemplacin cercanos a la presencia divina, por la intermediacin de uno de sus Nombre divinos, se contravienen las leyes naturales, hacindose la noche da y el da noche. Personalmente, y retomando ms directamente la idea de belleza, su conexin con la idea de esencia divina me parece lgica. Ni que decir tiene que el hecho de defender esta idea, excluira la idea de que una persona poco agraciada se encuentra lejos de la realidad divina. Si abordamos esta reflexin con mentalidad occidental protocolaria y polticamente correcta, nos quedaremos en simples formas que no llevan a nada. Ms bien me refiero a la idea que refleja el conocido hadiz Dios es bello y ama la belleza, como ya he introducido anteriormente. Aquella persona cuya alma se encuentra en un estadio de consciencia de la realidad divina, esto es, liberada de la influencia limitadora de la mente que no sin ella, se encuentra alineada directamente con la misma esencia divina, lo que no puede ms que producir la dulce armona espiritual de saberse en el centro de su ser, o dicho de otra manera, de encontrarse en equilibrio real, esto es, que emana de lo profundo. Si se me permite utilizar conceptos matemticos tambin parte del carcter de estas ciencias es esotrico aadir que equilibrio y simetra van de la mano. Y es que equilibro se traduce necesariamente en el plano fsico. La belleza humana, como belleza fsica, se relaciona con la simetra del propio cuerpo humano, con su equilibrio fsico (equilibrio en plano). La belleza humana, como belleza espiritual, supone el equilibrio externo (cuerpo) con lo interno (alma, mente) (equilibrio en profundidad). Por tanto, cuando el equilibrio se produce en su totalidad, la belleza humana alcanzara su grado mximo, abandonando tambin el carcter efmero del concepto de belleza que no se encuentra ligado necesariamente a la juventud. En cuanto al concepto de unidad hay que decir que Ibn Arabi matiza esta idea hasta tal punto que marcar profundamente la propia concepcin del conocimiento de Allh, siendo el Amor la

  • va de conocimiento, rechazando totalmente la razn natural. En esta lnea de matizaciones, se me hace obligado hacer un comentario sobre los trminos Dios y Allh. En Occidente, el concepto de Allh se traduce directamente como Dios. Esta traduccin me parece, en sentido estricto, deficiente y, por tanto, engaosa, ya que entre otros motivos, no se ve reflejado el verdadero sentido teosfico que encierra el vocablo en rabe, impregnado de la filosofa oriental, muy marcada por Ibn Arabi. No podemos olvidar que no estamos traduciendo palabras sino conceptos y realidades, as como no podemos obviar la influencia del hinduismo sobre el sufismo. Por tanto, al vocablo occidental habra que aadirle el sentido de Realidad, el sentido de Totalidad. Para el mstico, el concepto Allh es una extrapolacin al universo suf del concepto neoplatnico de lo Uno, esto es, fundamento de todo ser, realidad absoluta, absoluta perfeccin. Dios es, pues, Absoluta Realidad, Principio nico Esencial, Trascendentalidad Metafsica, no condicionado por ningn otro ser, y cuya nica esencia es su radical y unitaria necesidad de ser. Esta es la razn por la que a lo largo del ensayo me he decantado por el trmino Allh en detrimento del de Dios. En lo Absoluto, todo se necesita, todo es interdependiente, y necesario; nada es suficiente en s mismo. Esto es el Verdadero, lo decimos sin metfora. Cuando recuerdo al Uno libre de dependencias, ya sabes a Quien con mis palabras me refiero. El Todo al Todo est unido, ah no cabe distincin alguna. Tomad de m lo que os digo. Ibn Arabi contempla la Unidad divina desde una doble perspectiva: como Unidad estricta (al-ahadiyya) y como Unicidad (al-wahidiyya). La Unidad estricta no podra determinarse ni cuantificarse dentro de unos parmetros racionalistas, mientras que la Unicidad sera fuente de unidad y determinacin de todo cuanto es y existe. Me permito hacer una segunda matizacin, en sintona con la idea expuesta, entre los sustantivos especialmente en su aplicacin como adjetivos diferencia y diversidad. Si todo lo existente y lo no existente emana de una misma fuente que alberga infinitas posibilidades de manifestacin incluso la no-manifestacin, y que conforman la esencia de nuestro ser, es decir, lo que nos define completamente, lo que es perdurable y eterno, lo que es real; entonces, no puede existir nada fuera de esta esencia, fuera de Allh. Esto sera un sentido profundo de la ilaha illa Allah. Por tanto, decir que existen dos esencias, equivaldra a decir que existen dos divinidades, que lo que existe, existe separado y, aunque en un primer momento todo emanase del mismo punto, al manifestarse y tomar forma, tendra una esencia propia y diferente de la que surgi, por lo que, si esto es as, ya no podramos hablar de la maravillosa diversidad que apreciamos en la Creacin, donde todo se mantiene unido por ese hilo conductor que es la esencia divina. Es ms, en tanto que somos, participamos de la esencia divina, y en tanto que participamos, la poseemos para existir y para ser. Es por ello que es posible llegar a la Verdad a travs de este tipo de vas centradas en el autoconocimiento, porque todo es reflejo de todo y no somos ms que espejos donde ms importante que saber qu se refleja sera saber cunto se refleja. Claro que las respuestas solo pueden obtenerse si el cristal de nuestro espejo se encuentra limpio y en perfecto estado, para que este pueda as realizar su funcin. Ejemplificar la exposicin de estos conceptos con el poema No te asombres, cuyo tema

  • central es la paradjica relacin entre lo Uno y lo mltiple: Dijo Ella: Cmo me maravilla el amante, qu (orgulloso) de sus venturas, por entre las flores y el jardn camina! No te asombres por cuanto veas!, dije, pues en el espejo el hombre es a ti a quien contemplas. Las flores y el jardn simbolizan los seres creados. En todas las tradiciones, el jardn representa tanto el paraso condensado como el lugar o estancia de la unin locus amoenus (lugar placentero). En este caso Dios es el amante que se pasea por su Creacin. Se refleja as, por tanto, el contraste entre el Creador, el Uno absoluto y la infinidad de lo creado. Interreligiosidad y espiritualidad en Ibn Arabi El mbito espiritual que nos ocupa, pone especialmente en evidencia las carencias y limitaciones del lenguaje, por lo que es especialmente importante diferenciar los conceptos y advertir la manipulacin para evitar prostituir las ideas y conceptos originales. Seguimos, pues, con matizaciones lingsticas, esta vez entre Islam e islamismo los cuales, y sin entrar en juicios de valor sobre si hay intenciones o no, son utilizados indistintamente como sinnimos por muchos periodistas generando graves confusiones. Aclaremos esta idea: Desarrollarse en el estadio espiritual (a travs del Islam real y no oficial) supone crecer y supone alejarse de imposiciones religiosas que, en la mayora de las ocasiones, obedecen a intereses personales de quienes, en un momento concreto, estn asociados a la institucin y a la influencia que sta ejerce social y polticamente, normalmente debido a que dichas instituciones religiosas aparecen ligadas al poder poltico, transfiriendo los principios religiosos a la esfera poltica (islamismo). La esencia de lo que es Islam supera las delimitaciones formales que supone la religin como fenmeno de masas. Esta idea quedara reflejada en el concepto de interespiritualidad, donde no cabe ms que respetar todas las vas o manifestaciones diversas de unin con Allh. El mismo Ibn Arabi pone esta idea de manifiesto en algunos de sus poemas como en La religin del amor: Capaz de acoger cualquiera de entre las diversas formas mi corazn se ha tornado: Es prado para gacelas y convento para el monje, para los dolos templo, Kaaba para el peregrino. Es las tablas de la Tor y es el libro del Corn. La religin del amor sigo adonde se encamine su caravana, que amor es mi doctrina y mi fe. Otro poema donde transmite esta misma idea sera: Las creencias ms diversas tienen de Dios las personas,

  • mas yo las profeso todas: creo en todas las creencias Y es que las tres grandes religiones monotestas son caras espirituales de un mismo prisma, es decir, tramos ascendentes de un nico camino, que es el de la verdad revelada en el origen primero. El Islam sera entonces tanto el ltimo tramo del camino, con el cierre y la perfeccin de la profeca como el propio camino entero. Ibn Arabi afirma sin duda que el Islam es el ltimo estadio espiritual de una tradicin milenaria, que se perfecciona con la revelacin del Corn y la prctica musulmana del Profeta Muhammad. Esta idea de evolucin islmica es la que abona el mstico. Influencia de Ibn Arabi en la filosofa suf Podemos deducir que el sistema teosfico de Ibn Arabi se fundamenta y corona en su doctrina asctico/ mstica. Toda su vida discurre dispuesto y orientado a justificar el estadio supremo de la vida espiritual: la unin exttica con Allh. Con respecto a la caracterizacin del sufismo de Ibn Arabi, tambin en su ltimo libro, Tamayo recoge la afirmacin de Miguel Cruz Hernndez quien supuestamente dice que lo que caracteriza su sufismo es el monismo de tendencia pantesta. Esto podra no ser exactamente as, ya que, por otro lado, Serrano Ramrez afirma que Ibn Arabi parece estar continuamente bordeando el pantesmo a lo largo del Fusus, y defiende que Idries Shah y Cruz Hernndez insisten, en contra de la opinin sostenida por Asn Palacios, que no cabe ver en Ibn Arabi un pantesmo monista, sino ms bien un uso frecuente de imgenes y simbolismos que encierran frases de sabor pantesta, especialmente para la mentalidad occidental. Cruz Hernndez contina diciendo que si de slo esto hubiera que suponer el pantesmo, pocos msticos y poetas escaparan a este calificativo, tan frecuente en las historias de la filosofa como poco meditado. Tamayo recoge, esta vez ms afinadamente, los siete puntos en los que Cruz Hernndez sintetiza la influencia de Ibn al-Arabi: 1) La negacin de toda analoga entre el Creador y los seres creados; 2) la procesin o procedencia de los seres creados; 3) la alusin esotrica como vocacin divina (la alusin esotrica es un llamamiento divino desde la cumbre de la lejana y la revelacin de una enfermedad concreta.); 4) la aptitud de la naturaleza humana para recibir la profeca y lograr la perfeccin, la santidad. 5) la gnosis es la morada ms alta en el camino de la unin con Allh. 6) la unificacin mstica con Allh; 7) Esta es causa de los milagros que hacen los msticos. Conclusin Ni la filosofa ni la espiritualidad se desarrollan con prisas, prejuicios, intereses econmicos o cualquier otro tipo de limitacin impuesta. A mi parecer, entender a Ibn Arabi resulta muy complicado no por las ideas en s mismas, sino debido a que no estamos ni entrenados ni acostumbrados a enfocar la realidad desde unas estructuras de base tan diferentes a las habituales o incluso, a enfocar la realidad siendo conscientes de la poca solidez de dichas estructuras. Este hecho se acenta especialmente en la cultura de Occidente, donde se ha cultivado una actitud a priori de infravalorar la intuicin y todo lo que no sea demostrable por lo que la visin racionalista y la inteligencia discursiva imperantes, desde las cuales nos empeamos en enfocar nuestras vivencias, no nos llevan ms que a absurdas espirales de mentalismo que nos consumen y de las que a veces somos incapaces de salir. Este cambio necesario de estructuras mentales y enfoques lleva asociado, evidentemente, un cambio del propio lenguaje. En definitiva, para entender en profundidad los entresijos a los que se refiere nuestro autor, se hace necesario por parte de la persona que se acerca a su estudio, una

  • iniciacin espiritual guiada que conlleve una iniciacin intelectual, puesto que los caminos que Ibn Arabi explica y trata de exponer en sus escritos son accesibles solo para el corazn. Es por ello que sus poemas son ntimos, y dedicados a la intimidad de otros corazones que buscan recordar a Allh. Sus escritos, por tanto, no buscan entretener, ni alegrar, sino exponer mtodos para prepararse y llegar a conectar con la esencia divina. Esta va de bsqueda de Dios y de unin en su esencia depende totalmente del grado de recuerdo que habita en lo ms ntimo de nuestros corazones, porque todo vuelve a Allh, pero es un camino precioso para disfrutarlo con calma, amor y conciencia, porque conocerse y amarse es empezar a vibrar en Su misma sintona, y vibrar en su misma sintona es empezar a fluir, y empezar a fluir es realizarse desde la esencia primera, que no es otra que la divina. Y cuando esto ocurre, la existencia es un gozo, porque nos reconocemos como canales sublimes de la expresin de Allh. Ibn Arab y su tiempo Viaje y creacin Ibn al-Arab ha sido y es para los sufes referencia doctrinal de primer orden y, para muchos otros, fuente inagotable de influjo espiritual. Su obra indudablemente es reflejo de las etapas de su experiencia interior, pero stas no son separables de su vida, o lo que es lo mismo, son fruto del constante peregrinar quele hizo recorrer, primero, su patria una y otra vez, y atravesar, despus, el mundo islmico en uno de los momentos ms dramticos de su historia. Los lugares que fueron para l morada ms o menos efmera, los sucesos que le acaecieron y las personas que lerodearon son mucho ms que detalles anecdticos del decorado de su permanente bsqueda espiritual. El conocimiento de estos detalles sera muy til para entender mejor su obra. En los prximos minutos, quisiera proporcionarles alguna informacin de las circunstancias polticas y sociales que en cada lugar encontr y de las ideas que pudo conocer, ms que (aunque tambin) del itinerariogeogrfico y existencialque condujo a Ibn Arabi desde su Murcia natal y la Sevilla de su juventud a Damasco, "refugio de los profetas" (esto ltimo, bien en consonancia con el tema de este encuentro). Dejo para otros la descripcin del viaje interior que le llev, por los caminos de la ascesis y la meditacin, a ese punto donde aalgunos se les desvela el misterio de la unidad de la existencia. Las fechas y los lugares de su vida. Muhammad Ibn al-Arab, llamado por sus seguidores al-Shaykh al-Akbar (el Mayor Maestro), y generalmente conocido como Muhyiddn (Vivificador de la religin), naci en Murcia el 28 de julio de 1165. Aunque su nombrede familia, o su apellido, es segn consta en notas suyas autgrafasIbn al-Arab, existe la costumbre desde la Edad Media de llamarlo Ibn Arab (y, de ah, Abenarabi, transcripcin propuesta por Miguel Asn, y adoptada por las autoridades municipales murcianas para darle nombre a una avenida). La razn de este apellido es su lejano origen rabe, por lnea paterna; sumadre, por el contrario, era bereber. En 1172, tras la muerte del emir del Levante andalus, Ibn Mardanish, el Rey Lobo, y la subsiguiente ocupacin de Murcia por los almohades norteafricanos, pas a residir en

  • Sevilla, al ser llamado su padreque haba sido alto funcionario en el gobierno del Rey Loboa desempear un cargo en la administracin almohade de al-Andalus. Adolescente an, formado en jurisprudencia, gramtica y retrica, se preparaba para trabajar como secretario del gobernador de Sevilla. Pero, cuando contaba menos de quince aos, tuvo una visin que le hizo emprender la bsqueda de la perfeccin reli- giosa. A partir de entonces, frecuent a numerosos ascetas y msticos en al-Andalus y en el Norte de frica. Mantuvo su residencia en Sevilla hasta cumplidos los treinta aos. Despus, se estableci en Tnez y Fez. Retorn a al-Andalus a finales de 1198. Durante casi un ao, no ces de ir y venir por los caminos de su patria. Se trataba de efectuar una ltima visita al pas natal para despedirse de sus maestros y compaeros en la va mstica. Primero se dirigi a Algeciras. Luego continu su ruta hasta Ronda. Desde all, se traslada a Sevilla, a donde llega cuando se estaba construyendo la Giralda. La etapa siguiente es Crdoba. La presencia all de Muhammad coincide con el entierro de Averroes, muerto algn tiempo antes, el 11 de diciembre de 1198, en Marrakech. Desde Crdoba, el viajero se encamina a Granada; ciudad que abandonar al poco para dirigirse a su tierra natal, Murcia, donde se entrevista con Ibn Saydabn, famoso discpulo de Abu Madyn. Unos das despus, ya est de nuevo en camino, esta vez en direccin a Almera, donde llega el 27 de junio de 1199. A partir de ese momento, perdemos la pista de Ibn al-Arab por un tiempo; no la volvemos a encontrar ms que a finales de 1200, ya en el Magreb, en Sal concretamente. Es decir, durante ms de un ao, nuestro suf se retir totalmente del mundo. Sus bigrafos estn completamente seguros de que, de haber efectuado ms viajes para visitar a otras personalidades espirituales, lo sabramos. Tanta es la abundancia de informacin (muchas veces autobiogrfica) que se posee sobre todos sus pasos. De Sal se dirigir a Marrakech, la capital del imperio almohade, ciudad que tambin recibe a veces el sobrenombre de "Tumba de los Santos," por los varios que hay enterrados. Algunos de ellos haban muerto all por que haban sido expatriados y obligados a residir en esa capital. De Marrakech se traslada a Fez y de all a Tnez, no sin antes pasar por Buja. El camino hasta Tnez ser lento, y no llegar all hasta transcurridos nueve meses, pasados junto a hombres que haban alcanzado la cima de la espiritualidad. Despus de Tnez, su destino ser Egipto. En El Cairo estar en 1202. Apenas un ao despus de que una buena parte de la poblacin egipcia hubiera sucumbido a la peste y al hambre que haban asolado el pas. All nuestro suf ser protagonista de un grave incidente, una muestra de las tensiones y los malentendidos surgidos en ms de una ocasin entre sufes de occidente y alfaques de oriente. Segn una fuente un siglo posterior a los hechosde cuyo testimonio hay razones para dudarIbn al-Arab fue condenado a muerte en El Cairo: Los egipcios le reprochaban ciertas palabras pronunciadas por l, e intentaban hacerlo ejecutar. Fue un dirigente del sufismo oficial quien intercedi en su favor, y lo salv. Forzado o no por este grave incidente, decidi continuar su camino hacia La Meca, a donde no fue directamente (remontando el Nilo y atravesando despus el Mar Rojo), sino a travs de

  • Palestina. Se traslad en primer lugarpasando por Gazaa Hebrn, a la tumba de Abraham, el padre de todos los monotesmos, y luego a Jerusalem, donde reza en la mezquita al-Aqs. Luego prosigue su camino hacia Medina, y finalmente llega a La Meca. Tras la estancia en La Meca, Ibn al-Arab reanuda sus actividades en el ao 1204. Infatigable, multiplica sus desplazamientos: Siria, Palestina, Anatolia, Egipto, Iraq... Entre los aos 1204 y 1220, no cesa de recorrer una y otra vez esos pases. En 1205, por ejemplo, est en Bagdad, luego en Msul y, ms tarde, en Konya. En mayo de 1206, se encuentra en Hebrn, y luego lo vemos en otros luga res de Palestina, donde redacta varios tratados. Lo encontramos en El Cairo en 1207, antes de volver a partir para La Meca al ao siguiente. En 1209, visita Alepo. En 1211, est de nuevo en Anatolia. En 1212, se encontraba en Bagdad. En 1214, sabemos que est una vez ms en Alepo. Ese mismo ao, recala en Siwas (Asia Menor). El resto de ese ao y parte del siguiente los pasa en La Meca. En 1215, est otra vez en Anatolia. En 1218, sabemos que reside en Malatya (donde nace uno de sus hijos). En 1220 y 1221, est de nuevo en Alepo. En 1223, se encuentra otra vez en Egipto. Esos continuos desplazamientos no le impiden, sin embargo, aumentar considerablemente el nmero de sus escritos: una cincuentena fueron compuestos en el transcurso de ese mismo perodo. En cada uno de estos desplazamientos se encuentra con discpulos que asisten a sus lecciones. Unas veces se trata de viajeros cuyo camino se cruz con el de Ibn al-Arab; otras veces, son habitantes del lugar, que aprovecharon el paso del maestro por su regin para beneficiarse de su enseanza. A todos los que lo solicitasen se les conceda el correspondiente certificado de lectura, donde constaba el nombre del oyente y la fecha. Muchos de estos certificados han llegado hasta nosotros, y gracias a ellos hemos podido conocer los nombres de unos cincuenta estudiantes. Prcticamente todos (salvo un par de excepciones) son personas ignoradas en las crnicas y los repertorios biogrficos. Ha llamado la atencin de los bigrafos de Muhyiddn el hecho de que, en sus relaciones con soberanos y dirigentes polticos, Ibn al-Arab adoptar en Oriente una actitud muy diferente de la que haba hecho suya en Occidente, donde rehuy el trato con los poderosos y rehus aceptar sus ddivas. En Oriente, si bien es verdad que no busc sistemticamente su compaa, frecuenta los palacios y se codea con los prncipes. El mismo Muhyiddn confesaba que tena, por ejemplo, cierta influencia ante el sultn de Alepo. Y, segn una fuente, el emir de Homs le entregaba cada da 100 dirhams. A diferencia de la mayor parte de los expatriados andaluses, que preferan quedarse en Egipto a donde les haba conducido la ruta de la peregrinacin, Muhyiddn escogi Siria como tierra de asilo en su vejez. Se establecer en Damasco a partir del ao 1223 (pronto cumplira los sesenta aos), junto con un cierto nmero de sus discpulos. La amistad y la proteccin que le prodig la poderosa familia de los Banu Zakuna verdadera dinasta de Cades Mayoreses sin duda una de las razones que hicieron que Ibn al-Arab prefiriera instalarse en Damasco en lugar de en Alepo, donde residan importantes

  • seguidores suyos. Tal proteccin le permiti proseguir su enseanza doctrinal con toda tranquilidad, sin ser inquietado por las autoridades religiosas. Sera precisamente en la casa de un miembro de esta familia, que era llamado con el mismo sobrenombre que nuestro suf, Muhyiddn Ibn Zak, donde Ibn al-Arab muri, siendo enterrado en el mausoleo de la familia. Ibn Arabi El hijo del instante Hace cerca de mil aos, un poeta suf deca de su doctrina que era un sabor, porque su objeto y su fin podran definirse como una sabidura directa de verdades trascendentes, ms comparable con las experiencias de los sentidos que con el conocimiento que procede de la mente. Dnde est la sabidura que perdimos con el conocimiento? Oh boca sonriente, cuya humedad adoro! Saliva cuya miel he probado! Luna revelada, con las mejillas cubiertas del rojo atardecer! Ab Bakr Muhammad bn Al Ibn Arabi nacido el 28 de julio de 1165 en Murcia (Al Andalus), actual Andaluca, fue un mstico suf, filsofo, poeta, viajero y sabio musulmn andalus. Aqu vale una pequea definicin de algo que, como todo lo que atae al Islam, permanece ignorado por la inmensa mayora, especialmente la globalizada, sepultada bajo el oscuro manto de la desinformacin, esa desinformacin que vuelve ominoso lo que solo es distinto y que molesta como piedra en el zapato de una conciencia occidental hecha a la medida de intereses que, esperamos llevada por la arrogancia enmascarando la codicia, poco a poco se va haciendo evidente en la adormecida conciencia colectiva Ms que una doctrina, el sufismo es un puente (puente entre Oriente y Occidente), un camino, una manera de buscar, un arte de llamar. "Buscad y encontraris, llamad y se os abrir." Al modo suf, diramos que la poesa es un sabor. Antes de que el mundo existiera, via, racimo o uva, nuestra alma estaba embriagada de vino inmortal. Ibn al Farid El sufismo y los debates averrostas fomentaron en Ibn Arab nio un espritu tolerante como el que caracteriz a Al-Andalus hasta el siglo XII y que se vio truncado durante la infancia del futuro "jeque de los sufes" por la invasin almohade y posterior ocupacin de Murcia por las huestes de este movimiento integrista religioso-militar procedentes del Magreb. Los enemigos de la paz que asoman su fea cabeza cuando la luz del conocimiento florece Los recuerdos de adolescencia de nuestro personaje parecen haber estado especialmente marcados por dos amistades femeninas, una doble amistad filial por dos venerables mujeres sufes, dos maestras que le iniciarn por el sendero de la intimidad con Allah: Yasmina de

  • Marchena y Ftima de Crdoba. El retrato que nos hace de ambas es una colorida estampa de la poca y nos permite conocer la riqueza y variedad intelectual de un Al-Andalus inquieto y sin prejuicios. Particularmente con esta ltima, sus relaciones se ven rodeadas de un aura extraordinaria. Esta venerable shaykha, a pesar de su avanzada edad, era todava de una belleza y una gracia tal que se la habra tomado por una joven de catorce aos y el joven Ibn Arab no poda evitar enrojecer cuando miraba de frente su rostro Desnuda de sus velos, sera tormento y por ello es esquiva. ramo de duna en un jardn plantado lo contemplo sin pausa, con temor reverente Durante su adolescencia, Ibn Arab cae gravemente enfermo al punto de sumirse en la inconciencia. Se teme por su vida, mientras l, en su universo interior, se ve asediado por los ncubos amenazadores propios de la fiebre que lo acosa, figuras de aspecto infernal danzando a su alrededor (curiosa simetra con Borges). De lo ms profundo del terror, surge un ser de belleza maravillosa, suavemente perfumado, que repele con fuerza invencible a las figuras demonacas. Quin eres? le pregunta IbnArab. Soy la sura Yasn. Su desdichado padre, angustiado junto a su lecho, recitaba en aquel momento esa sura (la 36 del Corn) que se salmodia especialmente para los agonizantes. Sera de las primeras veces que IbnArab penetrara en el lam-al-mithl, el mundo de las imgenes reales y subsistentes, ese mundo en el que nos sumergimos creyendo que esas figuras son subjetivamente reales, cuando lo que queremos decir es que son imaginariamente reales. El ansia de saber condujo a Ibn Arabi a una prolongada vida peregrina a lo largo y a lo ancho de al-Andalus primero y, aprovechando una holgada situacin, tanto espiritual como econmica, recorri el mundo mediterrneo siempre buscando la verdad. Oh, Dios! Sea cual fuere la parte de este mundo que me hayas asignado, concdesela a tus enemigos; y sea cual fuere la parte del otro mundo que me hayas asignado, concdesela a tus amigos. T ya eres bastante para m El pensamiento filosfico de Ibn Arabi es una suma de corrientes neoplatnicas y las tradiciones msticas andaluses. La labor literaria de Ibn Arabi es vastsima, comprendiendo ms de 400 manuscritos. Su Risalat al-Quds, "Tratado de la santidad", es una de las grandes colecciones hagiogrficas del mundo musulmn que encierra un valor histrico excepcional para quien desee conocer la vida espiritual del Islam en los tiempos del filsofo y mstico murciano. En 1.201, peregrina por primera vez a Meca. Tiene treinta y seis aos. Su primera estancia en la ciudad le va a comportar una experiencia tan profunda que va a ser la base de toda su dialctica del amor. Se enamora de la hija de un reputado shayj de Meca La muchacha conjugaba el doble don de extraordinaria belleza y una sabidura turbadora, y le inspirara una de sus obras maestras, Turyumn al - Ashwaq, El intrprete de los Deseos, que despus l mismo

  • comentar en clave suf. Mi corazn se ha vuelto capaz de acoger todas las formas, es pradera para las gacelas, monasterio para monjes. Templo para dolos y Kaaba del peregrino, Tablas de la Torh y Libro de El Corn. La religin que profeso es la del Amor y sea cual sea el rumbo que tome, su montura, el Amor es mi religin y mi fe. Despus de haber permanecido durante dos aos en La Meca, visit Anatolia, a Jerusaln y a El Cairo, otra vez La Meca, Anatolia, Bagdad, y retornando a Anatolia. Luego se traslad a Damasco, donde en 1229 compuso Los engarces de la sabidura (Fuss al-Hkam) Creis que s lo que hago, que por un segundo, o incluso medio segundo, s qu versos saldrn de mi boca? No soy ms que una pluma en manos de un escritor, no ms que una pelota lanzada por un mazo de polo! El contacto con la familia del shayj y de los crculos sufes, procuran a Ibn Arab una paz ntima que ser el resorte de una extraordinaria productividad. Simultneamente, su vida interior se intensifica: las circumbalaciones alrededor de la Kaaba, interiorizada como centro csmico, lo transporta alimentado su esfuerzo y sus percepciones. La existencia para l es imaginacin dentro de la imaginacin. As, es posible afirmar que el nico modo de comunicar lo inefable es, precisamente, mediante el lenguaje potico Si Satn hubiera contemplado en Adn el fulgor de su rostro, no se hubiera rebelado Si Hermes hubiera interpretado las lineas que la belleza escribi en tu rostro no hubiera escrito nada. No pensara en el suyo, ni en palacios No se puede hablar de sufismo sin, al menos, mencionar a Ibn Rushd (Averroes), el gran pensador de Crdoba. Precisamente es a la muerte de este ltimo cuando el pensamiento Islmico va a alcanzar altsimas cotas en Ibn al-Arab, que deja detrs una rica escuela que an perdura. "No hay ms realidad que la realidad", afirma este arte sagrado en su doctrina de geomtrica simpleza. Todas las cosas formadas por las fuerzas del universo tienen una forma y un contenido divinos: perplejidad metafsica. Agotar la realidad, darle un ritmo -aqu y ahora- a esta geometra divina, es la propuesta de estos msticos heterodoxos (de races platnicas - neoplatnicas-, gnsticas y zoroastrianas), de all que se defina al suf como el hijo del tiempo presente o el hijo del instante. Y aqu toca el turno a otros dos grandes poetas sufes: Evocando con vino al amado, Deja ya tu egosmo; no temas la pobreza.

  • bebimos hasta embriagarnos, No persigas el oro. Y bebe, que una vida cuando an la via estaba por crear tan llena de pesares, hay que pasarla toda Ibn al Farid en un sueo profundo o embriagado de vino. Omar Khayyam La metfora de la embriaguez habla de ese viaje del alma desde la dispersin y el pesar hasta el conocimiento real (divino), la promesa de ebriedad ms all de la apariencia efmera. Y es solo cuando se sabe que el sufismo, como la poesa, trasciende las cadenas de la religin hacia una esencial forma de contemplacin -mstica salvaje- ms all de cualquier ideologa. El asombro ante la contemplacin de la realidad lleva al poeta a divinizarla, a volverla sagrada. El poeta suf no pretende tan slo utilizar el lenguaje sino fundirse en comunin con l. Transforma tu cuerpo entero en visin, hazte mirada. Rmi El sentido final del sufismo es la santidad, pero una santidad creada, particular, individual, nunca externa, nunca autocomplaciente. La doctrina de la nada Citas que sugieren otros soles, otros entornos, otras maneras de vivir, ignorados por quienes las elaboraron, universales y vigentes por la misma razn. A semejanza del taosmo y del Zen, el pjaro suf establece una relacin tcita entre revelacin mstica e inspiracin potica y provee la metafsica necesaria para su comprensin. El encanto de un HAIKU japons universalizando el rido paisaje del desierto: Quien no ve la mano que realiza la escritura, supone que el resultado procede del movimiento de la pluma. Rmi Particularmente representativa de esta tradicin primordial es la frase del profeta: "El perfume y las mujeres se me han hecho queridos y el frescor ha venido a mis ojos en la oracin". La mstica ertica tambin tiene cabida en este arte hiertico. Y el sufismo se humaniza: es msica, es sonrisa, es alegra de vivir y, por sobre todo, tolerancia: Su Tor es la tabla de sus piernas en su esplendor, que yo sigo y estudio como si fuera Moiss. Ibn al Farid Como para que no quepan dudas del gen semita que anima y comparten esas dos naciones, unidas por el monotesmo, separadas por brechas ominosas y antojadizas ensanchndose inexorables bajo la malevolencia de un grupo intransigente y manipulador. No hay bondad en un amor si la razn lo gobierna.

  • La respuesta no est en los muros vergonzantes, los misiles inteligentes ni en las bombas de fsforo Adoracin del amor, instinto de posesin del cuerpo, anhelo de fusin del ser en el otro. En la lectura ertica suf hay que presuponer y diferenciar tres clases de amor que, como tres modos de ser, se manifiestan en la criatura: La doctrina de Ibn Arab abunda en el carcter absoluto de Dios como unidad suprema. Nada existe sino Allh. Nada hay fuera de l. Nada existe sino su esencia y voluntad. Pues cuanto hay en existencia es Allh y cuanto en apariencia, criatura. Este estado privilegiado slo logra ser abarcado por el instante potico intuicin del instante, momento que se hace fsico a travs de la danza en la Orden de los Derviches Girvagos. Camellero!, no tengas prisa en llevarla y espera, ya estoy lastimado de seguir sus huellas. Detn las monturas, sujeta sus riendas. Por Allh, por mi pasin y mi dolor! Camellero! Mi alma est dispuesta, pero mis pies no me llevan. Quin me ofreciera piedad y ayuda! Dejar el corazn vaco, cortar los vnculos con el mundo, es el mtodo de ascesis de los sufes, sean cuales sean sus grados o formas y est resumido en la palabra rabe fan, que se puede traducir como "aniquilamiento". "Si quieres ser sincero, muere", dice Ibn al Farid. Aniquilar el ego (el dolo de todo hombre es su ego). "Que tu aniquilamiento sea tal, que no tengas ya que negar ni afirmar". La va mstica es el vaco, pero no el vaco absurdo, sino el vaco pleno. Se vaca de s mismo (kenosis) y se deja invadir por la divinidad. Este ir ms all sobrepasa la razn hasta llegar a la ebriedad. Es el vino del que hablara Omar Khayyam en sus Robaiyyat. No hay lugar digno en el mundo para quien vive sobrio, pues el saber se le escapa a quien ebrio no muere. Ibn al Farid Aqu pobreza, vaco, nada, locura, ebriedad no son ms que el contenido del xtasis. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse dentro de la ortodoxia islmica, admiti la equivalencia de todas las creencias religiosas, en cuya variedad de rituales y leyes vea formalizaciones singulares destinadas a verbalizar el fervor religioso que habita en los hombres. Los deseos cumplidos en Min... En Lala me enamor... Dispar contra Rama, retoz en Saba... La figura de Ibn Arab supera las fronteras geogrficas e histricas, culturales o religiosas, y se extiende a todo aquel que quiera y pueda comprender que "Dios no oculta nada al humano que

  • comprenda que es Uno con Dios". Desde Sevilla los viajes a Crdoba eran frecuentes y as relata Ibn Arab su fugaz pero trascendental encuentro con quien fuera uno de los mayores filsofos del Medioevo junto a Santo Toms de Aquino: "Pas una jornada en Crdoba, en casa de Ab al-Walid ibn Rushd (Averroes), quien anteriormente haba expresado su deseo de conocerme personalmente. En aquella poca yo era todava un joven imberbe. Al entrar en su casa, el filsofo se levant para acogerme con grandes signos de amistad y afecto y me bes. Despus me dijo: S?, y yo le respond: S. Mostr alegra al ver que le comprend. Al observar el motivo de su jbilo, le dije: No. Entonces Ibn Rushd se sorprendi, palideci y dirase que dudaba de s mismo. Seguidamente me hizo la siguiente pregunta: Qu respuesta has encontrado a las cuestiones de la Revelacin y de la gracia divina?, coincide tu respuesta con la que se nos da en el pensamiento especulativo?. Y yo le contest: S-No, Y entre el S y el No los espritus vuelan ms all de la materia y las cabezas se separan de los cuerpos. Al escuchar esto, Ibn Rushd palideci e incluso tembl y escuch sus labios murmurar: Muchos estudiosos de Ibn Arab han considerado estas proclamas de admiracin por los adversarios ideolgicos o religiosos como una prueba de que el gran maestro del sufismo haba superado los lmites marcados por la religin islmica. Nada ms lejos de la realidad. De lo que no cabe duda es que Ibn Arab fue un musulmn piadoso, pero al mismo tiempo un destacado exponente de la cultura andalus, que como hemos dicho, se caracteriz por la tolerancia, el respeto mutuo y las polmicas amistosas entre distintas corrientes de pensamiento. De repente en mi hombro sent un golpe dado por una mano ms suave que la seda, yo me volv y me encontr ante una doncella griega con el rostro ms bello, el hablar ms dulce y corts, de sentido ms delicado, de alusiones ms finas, de conversacin ms elegante que yo jams hubiera visto. Sin duda alguna sobrepasaba a todas las gentes de su tiempo en elegancia, belleza y conocimientos. Ella me pregunt: Seor, cmo era lo que dijiste? A lo que yo contest: Yo quisiera saber si comprenden qu corazn han posedo. Ibn Arab viaj hasta Konya, la actual capital del sufismo turco-iranio, y que all trab contacto con los fundadores de las cofradas motoras del monacato derviche, que guardaban bastante similitud con el sufismo colectivo practicado en Al-Andalus por aquella poca. Por todo esto, hay bigrafos. Profecas acertadas En la primera dcada del siglo XIII Ibn Arab ya haba alcanzado la fama de Qutb que sus maestros le haban pronosticado. En aquellos aos viaj mucho por el Magreb, Egipto, Arabia, Siria, Irak, Anatolia y Al-Andalus. En Al-Andalus visit con frecuencia Granada y Almera, donde se practicaba el sufismo colectivo y la retirada fsica al desierto. Quiz fue en uno de esos retiros en contacto con las escuelas-oasis almerienses donde se inspir el mstico murciano para escribir Viaje al Seor del Poder, su obra cumbre que puede considerarse tambin un manual de canalizacin, en trminos contemporneos. En ella Ibn Arab explica cmo evitar visiones y alucinaciones, presencias de entidades no deseadas y cmo alcanzar finalmente la Unidad. Muere en Damasco el 10 de noviembre de 1240 Algunos de sus bigrafos dicen que muri vctima de las torturas por oponerse a los excesos de

  • la alta sociedad de Damasco, una ciudad enriquecida por el dinero fcil del negocio de las caravanas. Ibn Arab subi al monte Qasiyun, a las afueras de la capital Siria, y dirigindose a la multitud les dijo: "Oh, hombres de Damasco! El dios que adoris est bajo mis pies". Entonces la gente se abalanz sobre l. Le encarcelaron por blasfemo y slo la intervencin de alfaques amigos suyos le salv de la muerte, pero no de un martirio prolongado que le llev a la tumba poco despus. Fue enterrado en el monte Qasiyun de la discordia. La alta sociedad de Damasco le odiaba tanto que destruy su tumba. Cuando el noveno sultn otomano, Selim II, conquist Damasco en 1516 alguien le record esta profeca y la interpret como que el da que Selim se encuentre con Damasco se encontrar la tumba del gran Ibn Arab. Y entonces el sultn turco organiz una expedicin de arquelogos y telogos que buscaron el enterramiento hasta que lo hallaron. Sin embargo, siguieron excavando bajo los restos de Ibn Arab y encontraron un tesoro de monedas de oro que revel lo que quiso decir en vida cuando sentenci: "El dios que adoris est bajo mis pies". Selim II destin aquel tesoro a pagar la construccin de un santuario y una mezquita en el lugar de la tumba, y ambas, todava hoy da, pueden visitarse en el enclave de Salihiyya, en la moderna Damasco. Mi corazn abarca todas las formas, contiene un prado para las gacelas y un monasterio para los monjes cristianos. Hay un templo para los idlatras y un santuario para los peregrinos; en l est la tabla de la Tora y el Libro del Corn. Yo sigo la religin del Amor y voy por cualquier camino por donde me lleve Su camello. sta es la verdadera fe; sta es la verdadera religin.Creis que s lo que hago, que por un segundo, o incluso medio segundo, s qu versos saldrn de mi boca? No soy ms que una pluma en manos de un escritor, no ms que una pelota lanzada por un mazo de polo!