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BREVE MANUAL MASÓNICO. Edgar Perramón Q. 1.-Los Principios Universales de la Franc-Masonería 2 2.-La Masonería y el Arte Real 4 3.-Los cuatro primeros documentos masónicos 6 4.-Los solsticios 9 5.-Los fundadores y los primeros pasos en Londres 11 6.-Los tres Grados y algo de historia simbólica 12 7.-El Grado de Maestro 12 8.-Los Landmarks 14 9.-La iniciación, sus fuentes filosóficas y el juramento 15 10.-Ideas masónicas y filosóficas en el Primer Grado (Poner Gráfico) 17 11.-El Gran Arquitecto del Universo 17 11.-La Biblia y otros Libros de la sabiduría 18 12.-El Templo de Salomón y otros símbolos fundamentales 19 13.-La doctrina social de la Masonería 20 14.-La Masonería y el Laicismo 21 15.-El Testamento Masónico 23 16.-El Águila Bicéfala en la Masonería 23 17.-El Himno Masónico 26 18- Las condenas a la Masonería 27 20.-Los casos Torrubia y Taxil 28 21.-La Gran Reunión Americana, Miranda, O¨Higgins 31 y las Logias Lautarinas 22.- La Masonería Venezolana 35 23.-Cinco grandes inspiradores de la Masonería Venezolana 37 24.- Masones en el Panteón Nacional 43 25.- Los símbolos patrios de Venezuela 44 26.- La Masonería, una esperanza 45 Caracas 2006 Tercera Edición Revisada

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BREVE MANUAL MASÓNICO.

Edgar Perramón Q.

1.-Los Principios Universales de la Franc-Masonería 2 2.-La Masonería y el Arte Real 4 3.-Los cuatro primeros documentos masónicos 6 4.-Los solsticios 9 5.-Los fundadores y los primeros pasos en Londres 11 6.-Los tres Grados y algo de historia simbólica 12 7.-El Grado de Maestro 12 8.-Los Landmarks 14 9.-La iniciación, sus fuentes filosóficas y el juramento 15 10.-Ideas masónicas y filosóficas en el Primer Grado (Poner Gráfico) 17 11.-El Gran Arquitecto del Universo 17 11.-La Biblia y otros Libros de la sabiduría 18 12.-El Templo de Salomón y otros símbolos fundamentales 19 13.-La doctrina social de la Masonería 20 14.-La Masonería y el Laicismo 21 15.-El Testamento Masónico 23 16.-El Águila Bicéfala en la Masonería 23 17.-El Himno Masónico 26 18- Las condenas a la Masonería 27 20.-Los casos Torrubia y Taxil 28 21.-La Gran Reunión Americana, Miranda, O¨Higgins 31 y las Logias Lautarinas 22.- La Masonería Venezolana 35 23.-Cinco grandes inspiradores de la Masonería Venezolana 37 24.- Masones en el Panteón Nacional 43 25.- Los símbolos patrios de Venezuela 44 26.- La Masonería, una esperanza 45 Caracas 2006 Tercera Edición Revisada

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BREVE MANUAL MASÓNICO.

Edgar Perramón Q. 1.- Principios universales de la Masonería. Se dan, en seguida, los Principios Universales de la Masonería, los que, con sus ideales humanistas, han sido capaces de contribuir, en cuanto ha sido posible, a la transformación, en cada época, del hombre y la sociedad.

"Principios Universales de la Francmasonería".

Art.1º.- "La Francmasonería es una institución universal, fundamentalmente filosófica, destinada a trabajar por el advenimiento de la justicia, de la solidaridad y de la paz en la Humanidad. "No es una secta, ni es un partido. Está compuesta de hombres libres, ingresados a ella por la Iniciación y unidos entre sí por el vínculo de la Fraternidad, que se dedican, usando métodos tradicionales y simbólicos, a labrar su propio perfeccionamiento mediante el estudio de la ciencia y la investigación de la verdad, la práctica de la virtud y el ejercicio de la filantropía, a fin de ser útiles al progreso moral, intelectual y material de la sociedad. Art.2º.- "La Francmasonería considera que el trabajo, en todas sus manifestaciones, es uno de los deberes y uno de los derechos del hombre y el medio más eficaz para el desenvolvimiento de la personalidad, y lo exige a sus adeptos como contribución indispensable al mejoramiento de la colectividad. "Acepta los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, combate la explotación del hombre por el hombre, los privilegios y la intolerancia.

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"La Institución estima que las concepciones metafísicas son del dominio exclusivo de la conciencia. No prohibe ni impone a sus miembros ninguna convicción religiosa, pero rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo”. (Primera Conferencia Interamericana de la Francmasonería Simbólica, realizada en Montevideo entre el 14 y el 20 de abril de 1947).

“De los Principios”.

La Francmasonería es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Se ingresa a ella popr medio de la Iniciación. Fundada en el sentimiento de la Fraternidad, constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. Como Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad. Promueve entre sus adeptos la búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive, para alcanzar la fraternidad universal del género humano. A través de sus miembros proyecta sobre la sociedad humana la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta. No es una secta ni es un partido. Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo. Aleja de sus Templos las discusiones de política partidista o de todo sectarismo religioso. Sustenta los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia. Los francmasones se reconocen entre sí como Hermanos donde quiera que se encuentren. Se deben ayuda y asistencia. Tienen, además, la obligación de practicar la solidaridad humana. En la búsqueda de la verdad y en el logro de la justicia, es deber de los francmasones mantenerse en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad.

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Los francmasones respetan la opinión ajena y defienden la libertad de expresión. Anhelan unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva la paz y entendimiento y elimine los prejuicios de toda índole. Aman a su patria, respetan la ley y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente. Los francmasones, de acuerdo con los Antiguos Usos y Costumbres de la Institución, se reconocen entre sí por medio de signos, palabras y tocamientos que se comunican tradicionalmente en Logia dentro del secreto del ceremonial. Cada francmasón es libre de dar a conocer o silenciar su condición de tal, pero le está vedado revelar la de su Hermano. Considera la Orden, que el trabajo, en todas sus manifestaciones, es uno de los deberes y uno de los derechos esenciales del hombre y el medio más eficaz para el desenvolvimiento de la personalidad, contribuyendo con ello al progreso social. Proclama al Grande Arquitecto del Universo como Principios Generador y como Símbolo Superior de su aspiración y construcción éticas. No prohibe ni impone a sus miembros ninguna convicción religiosa. Las Grandes Logias se gobiernan según los principios tradicionales de la Orden Universal, de acuerdo con sus propias Constituciones y con los principios legales regularmente adoptados en el ejercicio y función de su soberanía. Francmasones, Logias y Grandes Logias se empeñan constantemente en el perfeccionamiento del Hombre y de la Sociedad, a través del Amor, la Solidaridad, la Justicia y la Paz, para Gloria del Grande Arquitecto del Universo. (Declaración de Principios la Gran Logia de Chile, del 25 de junio de 1971)

2.- La Masonería y el Arte Real.

La Masonería surgió, como se sabe, en Inglaterra a comienzos del Siglo XVIII, en 1717.

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Hacia el comienzo del Siglo XVIII las antiguas logias de constructores se encontraban en precarias condiciones como lo señala Findel en la "Historia General de la Masonería". La Masonería moderna nació cuando los constructores prácticos se unieron a los constructores teóricos, cuando los masones especulativos, enseñando la filosofía y la moral, fueron recibidos en las logias compuestas hasta entonces por obreros que levantaban edificios materiales. Los historiadores de la Masonería llaman Arte Real al que cumplieron esos obreros y albañiles de la construcción durante toda la Edad Media (Siglos V-XV) y que formaban gildas y cofradías que se reunían periódicamente para confraternizar. Esos obreros de la Masonería de Obra trabajaban directamente con las herramientas con que se ganaban su subsistencia. Poco a poco las fueron abandonando por la precaria situación económica de comienzos del Siglo XVIII en que la construcción fue, prácticamente, paralizada. Los masones aceptados, que habían sido admitidos en las gildas y cofradías sin ser propiamente obreros manuales, conservaron los términos técnicos en uso y los signos que se referían simbólicamente al arte de la construcción de los templos, dándoles un sentido más moral y filosófico, abandonando para siempre la enseñanza del arte gótico. Esa actividad de los constructores operativos es lo que suele llamarse el Arte Real, el Arte que ponían en sus obras, el Arte Real para levantar enormes y bellas construcciones durante toda la Edad Media y que aún hoy son dignas de admiración. En 1717, el notable hombre de ciencias, Jean Theophile Desaguliers, miembro de la Academia Real de Londres, se propuso, junto con otros distinguidos masones aceptados, como el erudito antropólogo y anticuario George Payne y el teólogo James Anderson, poner en marcha un proyecto destinado a fundar una Gran Logia, lo que, efectivamente se hizo en Londres, en la Posada del Manzano, el 24 de junio de 1717. Se eligió, como primer Gran Maestro, a Anthony Sayer, de cuya vida muy poco se sabe todavía.

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A George Payne le correspondió recopilar toda la documentación masónica existente la que publicó como las "Treinta y Nueve Ordenanzas Generales" que se pusieron en práctica desde 1721 y que constituyen hoy, junto con el Manual Regio de 1390, el Manuscrito Cooke de 1420 y el Libro de las Constituciones de James Anderson de 1723, los cuatro principales documentos de la Masonería Especulativa. La Masonería de Obra no tuvo los tres grados simbólicos como hoy los conocemos. Al parecer sólo existía el grado de Compañero del oficio y, después, se fue modelando la ceremonia de ingreso como el grado de Aprendiz. El grado de Maestro llegó más tarde, en 1738, pero cuando ya estaba funcionando la Masonería Especulativa, fundada, como decimos, en 1717. Todos los estudiosos de la Masonería dicen que el Grado de Maestro es el más importante de la Orden, al que Oswald Wirth llama, en su libro "El Libro del Maestro", el "supremo grado de la jerarquía masónica". La Masonería Escocesa sería entonces el estudio detenido, en cada uno de sus grados, del propio Grado Tercero para que los Maestros sean cada día mejores masones en las logias simbólicas. Es decir, la Masonería Escocesa sería un importante curso de perfeccionamiento para Maestros. El Arte Real, que durante la Masonería de Obra se aplicó en cada construcción con estabilidad y belleza, hoy se aplica en cada espíritu para que cada masón trabaje mejor el suyo, con una alta moral y teniendo en vista los valores de justicia, paz, armonía y fraternidad como los más elevados fines de la Masonería. El Arte Real tiene un sentido netamente espiritual y eminentemente ético.

3.- Los cuatro primeros documentos masónicos El más antiguo documento de la Masonería es el Manuscrito Regio, llamado, también, de Haliwell, escrito por los años 1390, años de reforma y austeridad, en que Chaucer ponía los fundamentos de su idioma.

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El Manuscrito, un viejo pergamino en forma de libro, fue encontrado en 1839, en la Biblioteca Regia del Museo Británico, por Jones O. Haliwell y publicado en 1840. El Rey Jorge II --que gobernó 33 años, entre 1727 y 1760, cuando fallece, a los 77 años-- lo obsequió al Museo Británico. En 1717, cuando se funda la Gran Logia de Londres, gobernaba su padre, Jorge I, ya de 57 años, quien, siendo de la casa alemana de Hannover, accedió al trono británico en 1714 hasta su muerte, 13 años más tarde, en 1727. El Manuscrito Regio es un poema de 794 versos y fue conocido como "Un poema de deberes morales". ¿Qué dicen los versos ? Entre el verso 1 y 56 se habla cómo Euclides enseñó Geometría a los hijos de los nobles de Egipto. El matemático griego enseñaba en Alejandría, durante el reinado de Ptolomeo I (Siglo III A.J.C) y su obra "Elementos" es la base de la geometría plana actual. Entre el verso 57 y 86 se cuenta la llegada de la Fraternidad de la Geometría a Inglaterra, en los tiempos del Rey Adelstonus, quien convocó a una asamblea en la que se adoptaron 15 artículos y 15 puntos, base fundamental del Manuscrito. De la línea 87, donde comienza la parte vital del documento, a la 260 se exponen los 15 artículos con normas éticas de no murmurar, ser justo, veraz y solidario, tratar a los Hermanos con amor, bondad y lealtad. De la línea 261 a la 470 se dan a conocer y relacionan los 15 puntos que se refieren a las recomendaciones éticas que forman la parte estrictamente masónica del documento. El Maestro Masón, por ejemplo, debe ser fraterno, fiel y leal, honrado y veraz, debe ser puntual y de cumplida justicia con sus trabajadores y empleados, el Maestro no empleará a una persona inmoral y debe tratar siempre a sus Hermanos con equidad y espíritu de amor fraternal, etc.

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Entre el verso 471 y 496 se describe la Asamblea que debe reunirse cada año y a la que deben asistir todos los hombres de la Fraternidad. Los demás versos tratan diversas materias, como la edificación de la torre de Babilonia, los fabricantes de imágenes e, incluso, al final, se recomiendan hábitos de pulcritud y limpieza. En 1889 la "Quator Coronati Lodge" de Londres lo publicó con importantes comentarios de R. F. Gould. Otro tanto hizo R.H. Baxter, quien llevó el Manuscrito Regio al inglés moderno. El ilustre masón cubano Aurelio Almeyda hizo, a fines del Siglo XIX, una versión en verso libre del Manuscrito Regio, la más conocida hasta hoy, que publicó en "El Consultor del Masón" y que la Masonería Chilena divulgó en la "Revista Masónica de Chile" N ° 8, en octubre de 1938. Desde el punto de vista de la antigüedad, los investigadores masónicos señalan que, después del Manuscrito Regio, están el Manuscrito Cooke o “Viejos Mandatos” del gremio de los constructores, publicado alrededor de 1420 y llevado al inglés moderno por Herbert Poole, quien retuvo la hermosa fraseología medieval; las "Treinta y Nueve Ordenanzas Generales", recopiladas, en 1721, por el Gran Maestro y erudito anticuario George Payne; y el Libro de las Constituciones de James Anderson, del 17 de Enero de 1723. El Manuscrito Cooke se refiere a la Geometría, la Gramática, la Retórica, la Dialéctica, la Aritmética, la Música y la Astronomía y está entre la Masonería Operativa y la Francmasonería Especulativa de hoy día. Dice que los masones, “tanto el más modesto como el más alto, deberán ser bien y verdaderamente servidos en este Arte” (de la Masonería) y deben respetarse y amarse como si fuesen hermanos y que deben mantenerse lealmente juntos; y el que tenga más habilidad que la enseñe a su hermano. Euclides, gracias a la Geometría, de la que fue uno de sus primeros fundadores, enseñó a los hombres en el Egipto a hacer muros y zanjas, aprovechando las aguas del Nilo, con lo que convirtió al país “abundante en toda suerte de frutos”. Con el “Arte de la Masonería” “construyeron ciudades y pueblos, castillos y templos y residencias de los Señores, y vivieron honestamente y lealmente mediante el dicho arte”. Incluso “Salomón

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confirmó los Mandatos que David su padre había dado a los Masones. Y Salomón mismo les enseñó sus maneras, pero pocos diferentes de las maneras actualmente usadas”. Ningún artesano tenía la práctica de la Ciencia de la Geometría tan bien como los Masones. “Hombres buenos, por esta causa y en esta forma la Masonería tuvo su primer comienzo”. Las Ordenanzas eran la facultad del Gran Maestro de presidir y citar extraordinariamente, inspeccionar las logias, llevar un libro de registro, de establecer que las postulaciones de candidatos debían informarse con un mes de anticipación y de que las iniciaciones debían ser con el asentimiento unánime de los Hermanos, de velar por la conducta de los Hermanos y establecer normas de carácter eleccionario, etc. La Ordenanza 39 establecía que la Asamblea Anual podía modificar las anteriores ordenanzas o hacer otras nuevas en interés y beneficio de la cofradía, siempre que se mantuvieran, con escrupulosidad, los antiguos principios o antiguos límites (old landmaks). El 29 de junio de 1721 se encargó una Constitución a Anderson, quien la termina, seis meses más tarde, el 27 de diciembre de ese mismo año, con el nombre de "Historia, obligación, organización y poesías". El 17 de enero de 1723 se aprueba la Constitución, de 13 hojas y media, ya con su nombre definitivo de Libro de las Constituciones. Anderson nació alrededor de 1680, en Aberdeen, Escocia, y murió el 1 ° de junio de 1739, a los 59 años. Según dicha Constitución, el masón está obligado a practicar la moral, ser una persona tranquila y tolerante, sometida a las leyes del país, juiciosa y serena en la logia y fuera de ella, ejemplo delante de profanos, en casa, en todas partes, etc. Los viejos y sapientes documentos de la Masonería, no sólo sabios por ser bellamente encomiados, dejan, como siempre, a los hombres de bien y de ley, las más nuevas lecciones éticas y las más cuidadosas y armonizadas enseñanzas de tolerancia y fraternidad.

4.- Los Solsticios.

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Las Fiestas Solsticiales figuran entre los acontecimientos rituales más importantes de la Masonería. Astronómicamente, los solsticios corresponden al punto de la elíptica --el círculo máximo del movimiento solar-- en que el sol alcanza su máxima declinación (norte o sur), es decir, la máxima o mínima altura sobre el horizonte, la boreal y austral. El primer solsticio, del 21 al 22 de junio, es de verano para el hemisferio norte en que se registra el día más largo del año y la noche más corta, y de invierno para el hemisferio sur, con el día más corto del año. El segundo solsticio, del 21 al 22 de diciembre, es el de invierno para el hemisferio norte y de verano para el hemisferio sur, con el día más corto y más largo del año, respectivamente. En esas dos fechas, en que la naturaleza expresa la constante variación de la intensidad solar y genera la marcha de las estaciones, se producen el día más largo, con el simbolismo de la luz y la esperanza con que los masones iluminan su búsqueda de la verdad; y la noche más corta, con el simbolismo del recogimiento y la reflexión. Casi todos los pueblos de la antigüedad consagraron festividades especiales a las fiestas solsticiales, que llamaron las puertas de las estaciones, y cuya presencia está en sus ritos como un elemento de regeneración. En los tiempos de la Masonería Operativa medieval, constructora de templos y catedrales, el 24 de junio se identificaba con el día de San Juan Bautista y el 27 de diciembre con el día de San Juan Evangelista. A ambos se les consideró como grandes iniciados, en la Orden de los Esenios: el Bautista anunció la venida y el sacrificio redentor del Maestro Jesús y el Evangelista fue el verbo encendido de su doctrina. No es extraño, entonces, que las cuatro Logias que constituyeron la Gran Logia de Londres se reunieran el 24 de junio de 1717, el día de San Juan, para elegir al primer Gran Maestro, fecha que señala el nacimiento de la Masonería Simbólica.

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La Masonería ve, en los solsticios, no necesariamente una reflexión astronómica, sino una conmemoración esotérica del misterio de la vida y del eterno retorno, del ciclo evolutivo de la naturaleza y de su constante renovación. Usualmente, las Grandes Logias celebran, en esas fechas, en junio y diciembre, sus más importantes Asambleas anuales en que proyectan y perfeccionan su labor.

5.- Los fundadores y los primeros pasos en Londres.

La Masonería es una escuela de perfeccionamiento ético al servicio del hombre y la sociedad. Entre sus principales fundadores figuran: Anthony Sayer, que falleció a los 70 años, posiblemente el 5 de enero de 1742 y de cuya vida, nacimiento, profesión, fecha de iniciación, casi nada se sabe; George Payne, erudito anticuario; Jean Theophile Desaguliers (1683, La Rochelle, Francia-1744, Londres), notable hombre de ciencias, con numerosos descubrimientos en el campo de la física, la óptica y las matemáticas, miembro de la Academia Real, amigo entrañable de Isaac Newton; y James Anderson, doctor en teología. Se agruparon entonces cuatro Logias, entre las que existían en Londres: La Logia de San Pablo de la Posada del Ganso, la Logia de la Posada de la Corona, la Logia de la Posada del Manzano, y la Logia de la Posada del Romano. Estas cuatro Logias se reúnen en febrero de 1717, en la Posada del Manzano, y acuerdan fundar la Gran Logia de Londres, lo que tiene lugar el 24 de junio de 1717, fecha en que, además, se celebra el Solsticio de Verano. Anthony Sayer fue elegido como el primer Gran Maestro. Murió el año 1742, a la edad de 70 años, y sus restos se encuentran en el cementerio Coventgarden de Londres. Le suceden el Gran Maestro George Payne, al año siguiente, el 24 de junio de 1718 y, luego, Jean Theophile Desaguliers, el 24 de junio de 1719.

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Payne es quien recopila los principales documentos masónicos existentes en esa fecha. Recopiló, desde luego, las "Treinta y Nueve Ordenanzas Generales", en práctica en 1721. Anderson las comparó con los antiguos documentos.

6.- Los tres Grados y algo de historia simbólica.

A comienzos del Siglo XVIII, en la Masonería había sólo una ceremonia única de iniciación y un solo grado, el de Compañero. El Tercer Grado se propagó en las Logias especulativas a partir de 1725. La existencia de los tres grados fue reconocida por la Gran Logia de Londres en 1738, pero sólo tuvo carácter universal en 1757, es decir 32 años después. La Leyenda de Hiram era ignorada en la Masonería Operativa. Sólo hacía alusiones a Hiram rey, pero no a Hiram arquitecto. La Masonería Especulativa tiene un doble origen: la gilda profesional y los rosacruces o, mejor, rosicrucianos. De la gilda profesional vienen su organización, los primeros dirigentes, las tradiciones de la construcción, el simbolismo profesional, etc. Y de los rosacruces, de los Siglos XVI, XVII y XVIII, más allá de la alquimia y la astrología, de las filosofías panteísta y neo-platonista, viene su fuerza como precursora del evolucionismo, del humanismo y de una exigente filosofía moral. Después, al margen de un sistema cerrado, vendrán el desarrollo de toda una filosofía avanzada en su ideal de un humanitarismo universalista y una ética citeriorista y laica, cercana a la concepción kantiana, centrada en la conciencia del deber y el cumplimiento de la ley moral.

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La Masonería ha estado animada siempre por un sentimiento progresista que rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo, y por ello crece cada día en la fuerza incontrastable de las ideas y del espíritu.

7.- El Grado de Maestro.

No hay duda que el Grado de Maestro es la máxima creación de la Masonería Especulativa, a tal punto que los grados del Cuarto al Treinta y Tres entregan notables leyendas sucesivas para que el Maestro mantenga su inquietud y vuelva a la Cámara del Medio a ejercer en ella su cátedra magistral, con propiedad y solvencia. Todo indica que la Maestría es la finalidad última de la Masonería Especulativa. Una buena Maestría es la clave de la madurez iniciática. El notable historiador e investigador de la Masonería contemporánea, René García Valenzuela, cuyo nombre lleva en su honor la Cátedra de Estudios Filosóficos y Masónicos de la Universidad La República, de Chile, sostenía "que no hay otra meta, dentro de nuestra Augusta Orden, que la Sublime Maestría. Ella se puede alcanzar tanto dentro de la Cámara del Medio como dentro de la Masonería Escocesa. El primer camino envuelve un alto grado de autodocencia. El segundo camino tiene las ventajas de un programa de estudio pedagógica y masónicamente delimitado. La Masonería Capitular no enseña nuevas verdades que las ya adquiridas dentro de la Masonería Simbólica. Sólo desarrolla algunas de ellas con mayor extensión y profundidad. La Masonería Capitular no concede ningún honor que pueda ser superior al título de Maestro, iniciáticamente alcanzando e iniciáticamente desempeñado. Sólo crea mayores responsabilidades por una mejor formación magistral". ("La Sublime Maestría, suprema meta iniciática", en Citerior N º 17, Santiago, febrero, 1952) En el Libro del Maestro de Oswald Wirth se indican estos mismos planteamientos y se dice que "en Masonería ninguna actividad es superior a la del Maestro. Por sobre el Maestro no hay nada". Es, agrega, el "supremo grado de la jerarquía masónica".

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El Maestro tiene, a juicio de García Valenzuela, cuatro deberes fundamentales: 1.- Iniciáticos, para que prospere en él un constante renacer de sus ideales y se revitalicen sus anhelos de superación; 2.- Docentes, para entregar enseñanzas útiles y escogidas y ejemplos de autenticidad fortalecedora; 3.- Éticos, para responder con eficiencia y honestidad a la responsabilidad que tiene contraída con la familia, con el trabajo, con la sociedad; y 4.- de Relación, para conducir y colaborar solidariamente con la sociedad civil y con aquellas preocupaciones legítimas de las personas, respecto de su dignidad, derechos y bienestar.

8.- Los Landmarks.

Por primera vez se habla de landmarks en el Art. 39 de los Reglamentos Generales de 1721, durante la Gran Maestría del V∴H∴ Jorge Payne y está en los Deberes del Francmasón de la Constitución de Anderson. Cada logia puede hacer su reglamento siempre que los antiguos límites sean preservados. Es importante conocer los landmarks, en su exacta y compleja dimensión. Los landmarks reúnen tres factores claves: Antigüedad, Universalidad e Irrevocabilidad. Henry B. Grant en "Book of Constitution" (1910), para masones de Kentucky, reconoce 54 landmarks; Alberto Mackey en "Jurisprudencia Masónica (1874) reconoce 25 landmarks; Luke A. Lockwood en "Masonic Law and Practice" reconoce 19; Rob Morris en "A code of Masonic Law" (1856), reconoce 17 landmarks; John W. Simons en "Masonic Jurisprudence" reconoce 15; A.S.Mc Bride en "Speculative Masonery, its Mission, its Evolutions, its Landmark (Glasgow, 1924), reconoce 11 landmarks; y Alexander Bacon, en un trabajo publicado en Nueva York, en 1918, reconoce sólo 3 landmarks, lo que, de suyo, plantea la complejidad del tema.

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No todos los estudiosos sobre la materia reconocen el mismo número de landmarks ni nunca han sido definitivamente seleccionados. En efecto, Grandt reconoce, como hemos visto, 54 landmarks; Aurelio Almeyda, 29; Mackey, 25; Lockwood, 19; Morris, 17; Simons, 15; Mc Bride, 11; Roscoe Pound, Pike, Wirth y Carlos F. Betancourt reconocen 7 landmarks y Alexander Bacon reconoce sólo 3 landmarks. De los 25 landmarks sugeridos por Mackey, sólo siete tendrían, para Alberto Pike, las características ya anotadas: 1.- La necesidad para los masones de congregarse en Logias; 2.- El gobierno de cada Logia por un Maestro y Vigilantes; 3.- La necesidad de que toda Logia, cuando se congregue, este debidamente resguardada. Para Pike es un landmark, aún cuando no es necesario tener un Guarda Templo; 4.- Ningún visitante no conocido por algún Hermano presente como masón, puede entrar en una Logia sin previo examen. Es un landmark que ninguna persona no garantizada pueda visitar sin ser examinado; 5.- Creer en una vida que sea una continuación de ésta, pero no bajo un concepto de resurrección es ciertamente suficiente. La inmortalidad se consigue a través de una obra ética desarrollada en la vida; 6.- Todos los hombres, a los ojos de Dios, son iguales y se reúnen en la Logia bajo un nivel común. No es un landmark de la Masonería. Pero es un landmark que en una Logia todos los masones permanecen a un nivel común; y 7.- Es un landmark que los secretos de la Francmasonería no pueden divulgarse. Se mantiene muy firme su carácter secreto, con el cual ha vivido por centurias, en resguardo de su doctrina y en defensa de sus miembros, en tantas partes, todavía, amenazados por pensar libremente. Los landmarks se refieren, también, para otros autores, a: 1.- Medios de reconocimiento; 2.- División de la Masonería Simbólica en tres grados; 3.- Leyenda del Tercer Grado; 4.- Gobierno del Gran Maestro; 5.- Prerrogativa del Gran Maestro de presidir la Asamblea; 6.- El secreto de la Institución, etc.

9.- La iniciación, sus fuentes filosóficas y el juramento.

Las pruebas simbólicas que se registran en la Iniciación tienen un origen muy remoto, en la propia Filosofía de la Naturaleza del mundo griego.

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a) Primer viaje simbólico y purificación por el aire. Entre los Filósofos de la Naturaleza, Anaxímenes sostenía que el origen de todas las cosas estaba en el aire. b) Segundo Viaje simbólico y purificación por el agua. En la Escuela de Mileto, que estudiaba la naturaleza del mundo físico (physis), Tales de Mileto sostenía que el agua era el elemento primario. c) Tercer viaje simbólico y purificación por el fuego. Para Heráclito de Efeso, la sustancia esencial es el fuego, que es movilidad y transformación, cambio y fluir constante. La Filosofía de la Naturaleza nació en Jonia y tuvo por centro a Mileto, en el Siglo VI a.c. En la Filosofía de la Naturaleza figuran la Escuela de Mileto, con Tales, Anaxímenes y Anaximandro; la Escuela Pitagórica o Itálica, que floreció en la Magna Grecia con Pitágoras de Samos, el sabio jonio para quien los elementos de todas las cosas son los números, ya que el mundo entero es armonía y número; la Escuela de Heráclito de Efeso, para quien, jonio también, todo está sujeto a un constante devenir; y la Escuela de Elea, de la Magna Grecia, con Jenófanes, Parménides y Zenón, para quienes todo es simple apariencia y para quienes sólo existe una realidad, el Ser, que es uno y todo, ya que el no-ser no es, y a quien sólo se le puede conocer por la razón o logos. Después, en el Siglo V a.c., vienen los últimos pre-socráticos: Empédocles, para quien la fuerza vital era el amor, el odio; Anaxágoras, para quien el nous o espíritu es el que ha producido la ordenación del mundo en el paso del caos al cosmos; y Demócrito de Abdera, para quien el origen de las cosas está en el átomo, en el vacío. Más adelante, viene la Filosofía del Hombre, con los sofistas (sofos, sabio), que inician los estudios del hombre, de sus aspiraciones y de su felicidad.

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Estudian gramática, retórica y oratoria con las figuras de Protágoras, Gorgias, Pródico e Hipias. Como una reacción contra el relativismo de los sofistas, surge la teoría de que la verdad existe y de que hay normas de conducta absolutas. Entre sus sabios representantes, están Sócrates (469-399,70 años) para quien el hombre, mediante la razón, puede llegar al conocimiento de un orden moral eterno e inmutable y para quien, la idea del bien, es la forma suprema de la virtud, la felicidad y la belleza; Platón (469-347, 81 años), discípulo de Sócrates, para quien, desde su Academia, lo único con existencia real son las ideas, que son perfectas, eternas, inmutables y universales y para quien la idea de las ideas es la perfección, el bien o Dios; y Aristóteles (384-322, 64 años), profesor de Alejandro y para quien, desde el Liceo, al rechazar la teoría de las ideas de Platón, sostiene que la experiencia sensible no es una ilusión. El juramento de Primer Grado, en su doble expresión, contempla guardar, en todas sus manifestaciones, los secretos que le confíe la Logia. En otras Grandes Logias se jura por el cumplimiento de las leyes de la Orden, por acatar las decisiones de los superiores, ser discreto e impenetrable y no hacer nada para divulgar los secretos de la Institución.

10.- Ideas masónicas y filosóficas en el Primer Grado.

(Nota…..Se ruega poner aquí, en página completa, el gráfico Ideas masónicas..., que se encuentra en este mismo diskette, en archivo

separado con el nombre de Grafico Simbólico)

11.- El Gran Arquitecto del Universo.

Se ha dicho que para obviar los inconvenientes de las diversas convicciones en el vasto campo de la religión, de la filosofía y de la ciencia, la Masonería propone la fórmula conciliatoria y universal del Grande Arquitecto del

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Universo, al que cada cual, según su cultura e idiosincrasia, le puede revestir libremente de esencia y atributos. García Valenzuela señaló que para él "la mejor interpretación del Gran Arquitecto del Universo es como símbolo y principio rector de la Masonería y del Universo" ("La arquitectónica de la Francmasonería frente al concepto de lo divino", Citerior N º 31 y 32, Santiago, abril-mayo de 1953). Si bien la Masonería no se pronuncia sobre aspectos metafísicos, numerosos estudiosos e investigadores han abordado, desde el punto de vista personal, materias relativas a doctrinas y sistemas como el teísmo (Dios creador y ordenador del universo); deísmo (Dios autor de la naturaleza, pero sin admitir su revelación ni culto externo); panteísmo (Dios identificado con el universo); agnosticismo (no afirma ni niega la existencia de Dios, inaccesible al entendimiento humano) y ateísmo (niega, como el existencialismo, la existencia o causalidad de Dios).

12.- La Biblia y otros Libros de la sabiduría.

Como la Masonería recibe a personas de las más diversas religiones, en nuestros países se encuentra, en el altar de los juramentos, la Biblia, pero en otros, están la Torá o Ley, que es el conjunto de cinco libros o Pentateuco, atribuidos a Moisés (Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio); el Corán, abierto y cubierto con un velo; el Bhagavad Gita; el Guru Granth Sahib; o el Zend-Avesta con las enseñanzas de Zoroastro. La Biblia y los otros Libros figuran como símbolos del saber. La Biblia se divide en dos grandes partes: el Antiguo Testamento, escrito en hebreo con algunas partes en arameo, contiene los escritos anteriores al nacimiento de Cristo, y el Nuevo Testamento, escrito en lengua griega, comprende los posteriores. El Antiguo Testamento, que fue traducido al latín en el Siglo IV por San Jerónimo, se divide en tres secciones: La Torá o Ley; Los Libros de los Profetas, entre los que se incluyen los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes; y Los Escritos o Hagiógrafos, que incluyen textos de diversa índole

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como el Cantar de los Cantares, los Salmos, el Libro de los Proverbios, el Libro de Job, el Eclesiastés, etc). Para los judíos, el Antiguo Testamento sigue siendo el libro sagrado, la ley revelada directamente por Yahvé a Moisés. El Nuevo Testamento incluye los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas y el Apocalipsis. En la Masonería la Biblia se abre, en Primer Grado, usualmente, en el Salmos 133, versículos 1, 2 y 3; en Segundo Grado en Amós 7, versículos 7 y 8; y en Tercer Grado en Eclesiastés 12, versículos del 1 al 7. Otra Grandes Logias prefieren, en Segundo Grado, los Salmos 140, versículos del 1 al 5; y, en Tercer Grado, I Reyes 5, versículos 1 al 10. En la Masonería Escocesa, la Biblia continúa sobre el altar, al parecer cerrada, en el centro del Templo, destinada a solemnizar los juramentos, pero no existe la apertura que se registra en el simbolismo.

13.- El Templo de Salomón y otros símbolos fundamentales.

El Templo de Salomón se construyó, en el Monte Moría, en siete años y en él participaron 153.600 personas: 80 mil cortadores, 70 mil cargadores y 3.600 superintendentes, todos bajo la dirección superior del Maestro Hiram Abif, símbolo moral y la idea indestructible del progreso, prototipo del justo que triunfa de la muerte y la corrupción. El Templo tenía 9 metros de ancho, 9 metros de alto y 18 metros de largo. Más el Santuario, unido al Templo, de 9 metros también, hacía un total de 27 metros de largo. (Ver la Biblia, 2 Crónicas, Capítulos 2 y 3). Dos escalas de caracol, que representaban la vida, al subir, y la muerte, al bajar, de 15 gradas cada una, conducían a la balaustrada del frente y del coro. A la entrada, estaban las dos Columnas, B (la fuerza) y J (la belleza), sobre las cuales se encontraban el Universo y una Granada, ligeramente abierta como

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símbolo de madurez. Al pie de las columnas, se encontraban la Piedra Bruta, al lado norte, y la Piedra Cúbica al sur. A los costados del Templo, sustentándolo, las doce columnas zodiacales, de estilo gótico, de 24 estrías cada una, simbolizando las 24 horas del día. Al Templo se llegaba subiendo 15 gradas: tres de Aprendiz, cinco de Compañero y siete de Maestro. El mosaico, símbolo de la tolerancia, tenía 32 escaques blancos y 32 negros de 20x20 cm. cada uno. Luego el reclinatorio del juramento y, en seguida, sobre los 64 escaques, el altar, cuyos vértices indicaban los cuatro puntos cardinales sobre la base de un cubo, que es el hombre. Sobre el altar, usualmente cuadrado, el candelabro de tres luces, Salud, Fuerza, Belleza; la escuadra, símbolo de rectitud; el compás, símbolo de regularidad, y la Biblia. La Cadena, que rodeaba el friso, tenía 360 eslabones, correspondientes a los 360 grados de todas las órbitas siderales. Arriba, en el firmamento, al sur, las cuatro estrellas de la Cruz del Sur, cercana al polo sur; y, al norte, las cuatro brillantes estrellas de la constelación boreal de Pegaso, visibles en verano-otoño. En el Museo Masónico de la Gran Logia de Chile se puede admirar una hermosa réplica del Templo de Salomón, hecha, en el lapso de siete años, por el ilustre investigador Venerable Hermano José Rafart.

14.- La doctrina social de la Masonería.

La doctrina social de la Masonería no es una estructura ideológica ni un programa económico, cultural o político, sino una orientación fundamental para el hombre y la sociedad, respondiendo tanto a las exigencias de la ciencia como a los desafíos éticos y morales. La doctrina social de la Masonería es el instrumento humanista que se tiene para construir una sociedad más justa, más solidaria, más libertaria y fraterna.

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La desigualdad no es la meta de la Masonería, de consiguiente hay que trabajar por suprimir todos los privilegios y las injusticias. La Masonería no es experta en política ni en economía, pero es maestra en lo ético y moral. Por ello, no puede callar en defensa del bienestar del hombre y del progreso de la sociedad. Se trata de plantear, con la solvencia que tiene, las instancias morales que se derivan de los obstáculos –injusticia social, desempleo, insuficiencia escolar, exclusión social, pobreza creciente e inseguridad social-- que se oponen a la plenitud del desarrollo social de la mujer y del hombre de hoy. A la Masonería han tratado de dividirla, penetrarla, infiltrarla, neutralizarla o confundirla en el plano de su competencia moral. Todas las instituciones, religiosas, políticas, culturales y sociales hablan. La Masonería no puede callar.

15.- La Masonería y el laicismo.

El laicismo es, en la definición clásica, la doctrina que defiende la independencia de la sociedad y del Estado de toda influencia eclesiástica o religiosa, o la escuela o enseñanza en que no se introduce ningún dogma religioso. El laicismo es la expresión más moderna del proceso histórico de secularización que permitió los derechos y libertades fundamentales del hombre y que permitió, también, la consolidación de las instituciones democráticas en un plano de igualdad, participación y tolerancia. El laicismo ha sido la respuesta a todos los totalitarismos religiosos y políticos, a los dogmas inamovibles y a los poderes políticos y económicos definitivos e inapelables. El laicismo ha liberado progresivamente al hombre de toda suerte de servidumbres y exclusiones y lucha por el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y aún de religión.

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El laicismo ha sido, sin duda, el soporte fundamental de la soberanía popular y de la libre determinación de los individuos. El laicismo ha permitido la emancipación de todos los poderes que afianzan la libertad, no sólo en materia educacional y religiosa, sino en todos los proyectos éticos contemporáneos. Después de la dura lucha desarrollada desde el siglo XVIII en que la iglesia y el estado se disputaron la escuela y la universidad, con más o menos discrecionalidad, el laicismo moderno enfrenta hoy cuestiones de singular gravedad como el racismo, la exclusión social y el empobrecimiento de continentes enteros, los fundamentalismos religiosos, el restauracionismo romano que pretende revitalizar a la iglesia como poder político y, desde luego, los nacionalismos excluyentes y las bárbaras limpiezas étnicas. En los 40 años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), se registraron 88 guerras mientras que desde 1945 han estallado cerca de 200 guerras de alta intensidad, la mayor parte a consecuencia de conflictos étnicos y religiosos que constituyen un mayor peligro que el originado por la Guerra Fría (1949-1990). En la década de los 90 y comienzos del Siglo XXI aparecen los gobiernos religiosos, los movimientos para la construcción de estados religiosos conservadores y las luchas, con legislación adaptada, impermeables y contrarias a la modernización como punto de partida de una creciente inestabilidad política. Basados en la infabilidad literal de los textos sagrados, crecen los movimientos fundamentalistas, la violencia, los atentados, las luchas internas, los enfrentamientos y las tendencias separatistas. De igual manera aumentan los aparatos burocráticos, financieros y educacionales a través de las universidades, y comunicacionales a través de más de 200 compañías de televisión y cerca de 2.000 radioemisoras de gran potencia para influir y presionar a la opinión pública, en defensa de sus propios intereses, y lograr las preferencias políticas de los electores. Numerosos movimientos religiosos se han convertido en nuevos actores políticos con creciente número de partidos y bancadas parlamentarias como ocurre en numerosos países de América Latina y el Caribe.

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Se buscan sociedades tuteladas y dependientes con dioses a la medida de sus necesidades. Frente a ello, la Masonería aspira a que la fraternidad y la justicia reinen entre todos los hombres y los pueblos. Cree que ninguna diferencia por razones de raza, religión o concepciones políticas, sociales o filosóficas, debe ser suficiente para que los seres humanos no posean y practiquen, en toda su amplitud, los sentimientos fraternales. El amor y respeto a la Patria, dentro de un marco de solidaridad, es idea sagrada para todo masón. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, en su artículo 59, dice que “el Estado garantizará la libertad de religión y de culto” y que “nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u otra el ejercicio de sus derechos”. Esa es la meta del laicismo, la plenitud del pensamiento libre. Lograr que el hombre sea cada vez más perfecto y libre, es la meta ideal de la Orden, particularmente en momentos en que la paz y la seguridad se encuentran en peligro y que la inquietud crece en los 194 países del mundo. La avasallante globalización cultural, las difusas ideas de nación y las prédicas neoliberales conservadoras son los nuevos enemigos del laicismo, de la moral laica, la solidaridad y la convivencia humanista y participativa. La Masonería, con riguroso idealismo crítico kantiano, ha luchado siempre por el advenimiento de una sociedad más justa y más humana, más fraterna e igualitaria. Y ningún instrumento mejor y más vital que el laicismo para que el valor inapreciable de la tolerancia se desarrolle en favor de todos los hombres y su destino, cualesquiera que sean sus creencias, su raza y su nacionalidad.

16.- El Testamento Masónico.

El Testamento Masónico, voluntario e íntimo, presente en el Cuarto de Reflexiones, en los inicios de la recepción de los profanos, consta de tres preguntas, en la mayoría de las Grandes Logias. Se está a pocos pasos de iniciar una nueva vida.

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La Gran Logia de Chile, pregunta en su Testamento Masónico: ¿Cuáles son los deberes del hombre para con sus semejantes, para consigo mismo y qué memoria desearías dejar de vos después de vuestros días? Otras Grandes Logias, como la Gran Logia de Venezuela formula tres preguntas: ¿Cuáles son los deberes del hombre para con Dios, para con sus semejantes y para consigo mismo ? Se trata de un tema importante para meditar y asumir el compromiso de iniciar, con coraje y sin dobleces, una nueva vida al servicio del hombre y la sociedad.

17.- El Águila Bicéfala en la Masonería.

El águila se ha constituido, a través de la historia, en el símbolo de la fortaleza y la dignidad, y por su belleza y majestuosidad ha presidido emblemas, escudos y blasones. El águila de dos cabezas de Lagash, antigua ciudad de Mesopotamia, es el más antiguo penacho real que existe en el mundo. En el siglo VII, Mesopotamia fue invadida por los árabes, quienes establecieron su capital en Bagdad. En el siglo XVI cayó bajo el dominio de los turcos otomanos hasta la Primera Guerra Mundial cuando ocurrió la ocupación británica. Irak se independizó en 1932 con el rey Faisal. La mayor parte de la República de Irak constituye lo que fue la antigua región de Mesopotamia que, en griego, quiere decir "país entre ríos", esto es entre el Tigris y Eufrates que, cerca de su desembocadura en el golfo Pérsico, forman un único curso fluvial, el Shat-el-Arab. En 1877 Ernest de Sarzec inició las excavaciones en las ruinas de Lagash, en Mesopotamia, al sur de Babilonia y su trabajos dieron a luz la civilización más antigua de la revolución histórica del hombre, la de Sumer, hacia el año 3.100 antes de Cristo. El territorio de Sumer correspondía a la región más meridional de Mesopotamia.

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Los sumerios inventaron, durante el tercer milenio antes de la era cristiana, la escritura cuneiforme, la más antigua forma de lenguaje escrito, trabajaron el cobre, el bronce, el oro y la plata y dejaron notables esculturas metálicas y poemas, epopeyas, himnos y proverbios memorables. El águila bicéfala fue el símbolo de poder por más de dos mil años antes de la construcción del Templo de Salomón, en el monte Moría, por Hiram Abif, símbolo moral, idea indestructible del progreso y prototipo del justo que, por su obra, triunfa de la muerte y la corrupción. El águila fue una antigua insignia de los reyes de Persia, actual República Islámica de Irán; un pájaro sagrado del sol en Egipto; el emblema de Júpiter en Grecia; y el símbolo del Dios Supremo entre los druidas, los sacerdotes y sabios de los pueblos celtas. Ninguna otra creación heráldica ni divisa emblemática actual tiene tal antigüedad, ya que estuvo en uso mil años antes del Éxodo de Egipto y ha sido símbolo durante cincuenta centurias. El águila bicéfala fue llevada durante las ocho Cruzadas, entre 1095 y 1270, en los 175 años de lucha del mundo cristiano en contra del mundo musulmán, a los emperadores de Oriente y Occidente, cuyos sucesores, en los últimos tiempos, fueron la casa alemana de Habsburgo (1493-1914), vinculada a Austria, Hungría y España, y la casa rusa de Románov (1613-1918). Una cabeza inclinada miraba hacia el Oriente para resguardar a los que pudieran acercarse a esa dirección y, la otra, inclinada hacia el Occidente, con iguales propósitos (Ver "Historia y significado del Águila Bicéfala", Citerior N º 150-151, Santiago, marzo-abril, 1963). El águila bicéfala se incorpora por primera vez en la Masonería en el año 1758, cuando se funda en París el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente, cuya organización, conocida con el nombre de Rito de Perfección o de Heredom, constaba de 25 grados, incluyendo los tres grados simbólicos. El Rito de Perfección fue traído más tarde a América, a Santo Domingo, en 1761, por el francés Esteban Morín, y fue ampliado a 33 grados por él y, u, otros en Kingston, Jamaica, en o alrededor de 1767. (Informe Lindsay, 4.9.1948, del Comité de Historia del Supremo Consejo del Grado 33 para la

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Jurisdicción Norte de los EE. UU., Citerior, Santiago, Chile, N º 33-34 de junio-julio, 1953, y 35-36 de agosto-septiembre, 1953) Como símbolo del Rito Escocés, el águila aparece en los Grados 18, 30, 32 y 33, siendo de una cabeza en el primero de ellos y bicéfala en los demás. Entre las insignias del Grado 33, según las Grandes Constituciones de 1786 de la Masonería Escocesa, revisadas por la Convención de Lausanne de 1875, figura "un águila de plata de dos cabezas, sobre las que está sobrepuesto un triángulo con la punta para abajo. El águila sujeta una espada de oro entre sus garras. Los picos y las garras son de oro". La espada tiene la divisa "Deus Meumque jus" (Dios y nuestro derecho) y debajo del águila está el lema "Ordo ab Chao" (Orden en el Caos). En la Convención de Lausanne se encuentra, al inicio, la Declaración de Principios de la Masonería Escocesa.

18.- El Himno Masónico.

Tres semanas antes de su muerte, el 5 de diciembre de 1791, a los 35 años, nuestro amado Hermano Mozart escribió su "Pequeña Cantata Masónica" (K. 623) para la fiesta de reinstalación de la Logia "La esperanza nuevamente coronada", que dirigió personalmente, sacando fuerzas de flaquezas. Fue la última tenida a la que pudo asistir. Problablemente, fue cantada el 18 de noviembre de 1791. La letra de la Cantata --como la de "La Flauta Mágica"-- pertenece a su Hermano Emmanuel Schikaneder. "La Pequeña Cantata" ha sido calificada como el sublime testamento espiritual de Mozart. El recitativo del tenor dice: "Por vez primera, mis nobles Hermanos, nos congrega esta nueva sede de la Sabiduría y la Virtud. Bendigamos este sitio como el santuario de nuestra labor, aquella que habrá de descifrarnos el gran secreto. Es dulce el sentimiento del masón en un día de tanto júbilo que enlaza, de nuevo y con

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mayor firmeza, nuestra cadena fraternal; dulce el pensamiento para la Humanidad que hoy gana un nuevo sitio para el hombre; dulce el recuerdo de los lugares donde cada corazón fraternal puede llegar a ser lo que fue, lo que es y lo que será sin limitaciones; donde el ejemplo le enseña, como la mayor de las virtudes, el reinado de la benevolencia, de la solidaridad". En la parte final de la Cantata, "Para el cierre de la Logia", se encuentra el Himno Masónico, que se refiere a la Cadena Fraternal con que los Hermanos se separan al término de su trabajo. Dice, al comienzo, la letra: "Con las manos entrelazadas, dejad, Hermanos, terminar nuestro trabajo con júbilo y alegría". Mozart se inició el 14 de diciembre de 1784, a los 28 años, en la Logia "Caridad" de Viena. Poco tiempo después, el 6 de abril de 1785, se inició su propio padre, Leopoldo, al ver a su hijo convertido en un masón entusiasta, identificado con los principios de tolerancia, justicia y fraternidad. Mozart fue un asiduo visitante de la Logia "La Verdadera Armonía", cuyo Venerable Maestro era el sabio Ignaz von Born, notable investigador científico y humanista. Un descubrimiento científico del Hermano Born y la ayuda generosa de José II, le inspiraron "La alegría del Masón". A Joseph Haydn, su Maestro y Hermano, le dedicó los seis cuartetos de cuerda con que se celebra su ingreso a la Masonería. Wolfgang Amadeus Mozart, que había nacido en Salzburgo, la hermosa ciudad barroca de Austria, el 27 de enero de 1756, nos dejó alrededor de 20 bellísimas obras masónicas.

19.- Las condenas a la Masonería.

Las condenas en contra de la Masonería comenzaron 15 años después de promulgada la Constitución de Anderson, en 1723. En 1737, una conferencia extraordinaria del Santo Oficio, probablemente presidida por Clemente XII, lanzó la primera condenación. En 1738, el mismo

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Papa Clemente XII, ya de 86 años, lanzó la primera encíclica en contra de la Masonería. En 1751, apareció la segunda encíclica, "Providas", de Benedicto XIV, que creó los primeros mártires del Arte Real. En 1814, apareció la tercera encíclica en contra de la Masonería por parte del Papa Pío VII, quien, dos años más tarde, el 12 de abril de 1816, condenó, también, la emancipación americana. En 1825, la "Quograviora mala" de León XII fue motivo suficiente para ahorcar a siete masones españoles. El mismo Papa, en una encíclica del 24 de septiembre de 1824, en favor de la dominación de Fernando VII, había condenado la Independencia de América. Pío VIII y Gregorio XVI condenaron, oficialmente, a los francmasones. Pío IX, que gobernó a la Iglesia Católica durante 32 años, entre 1846 y 1878, período en que se produjo la pérdida de los Estados Pontificios, condenó a la Masonería no menos de ocho veces en encíclicas y alocuciones. "Humanum Genus" del Papa León XIII, en 1884, renovó el anatema pontificio, ruta que también siguió su sucesor Pío X, que, en los 11 años de su pontificado, entre 1903 y 1914, estigmatizó a la Francmasonería como "obra del diablo" y "peste impura". El Congreso Antimasónico de Trento, Italia, en 1896, acordó, también, combatir la "infame secta". El Código de Derecho Canónico (Codex Juris Canonici) también ha exteriorizado su explícita condenación. Desde luego, se prohibe el ingreso de los francmasones a las órdenes religiosas y a las sociedades católicas (cánones 542 y 693), se les desconoce el derecho al patronato (canon 1453) y son, como tales, excomulgados (canon 2335). Religiosos pertenecientes a la Masonería caen bajo diferentes penas (canon 2336). Están prohibidas para los francmasones las honras fúnebres de la iglesia (canon 1065) y la sepultura católica (1240) y cuando ella se ha concedido equivocadamente y siempre que no signifique gran perjuicio, debe el fallecido ser exhumado y conducido a otros sitios (canon 1242). El hijo fiel de la Iglesia no puede informarse sobre los objetivos y fines de la Francmasonería, como tampoco sobre su posición frente a la religión y a la sociedad civil (canon 1399).

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Contra la Masonería pesan 17 encíclicas, condenas y anatemas, 9 citas en el Derecho Canónico y no menos de 400 documentos.

20.- Los casos Torrubia y Taxil.

En 1751 apareció la encíclica "Providas" de Benedicto XIV, la segunda en contra de la Orden. La primera encíclica la lanzó Clemente XII, en 1738, 15 años después de promulgada la Constitución de Anderson, en 1723. Pero antes de estas dos primeras encíclicas --de las 17 que hay en contra de la Masonería--, hubo una condena, también de Clemente XII, aprobada en una conferencia extraordinaria del Santo Oficio, en 1737. En virtud de esta encíclica "Providas", la Inquisición, creada por el Papa Gregorio IX en 1231, para descubrir y erradicar la herejía, apresó a los primeros mártires de la Masonería, los primeros mártires del Arte Real, muchos de los cuales fueron aherrojados al banquillo de los galeotes. El Rey de España Fernando VI, que gobernó durante 13 años, hasta su muerte, a los 49 años, en 1759, desterró de su reino a todos los masones culpables del delito de traición. El jesuita santanderino Francisco de Rávago y Noriega, confesor del Rey desde hacía cuatro años, desplegó toda su astucia para que el Rey actuara de acuerdo con los deseos del mandato pontificio. Fray José Torrubia, sacerdote franciscano y censor y revisor de la Inquisición en Madrid, se hizo iniciar en una Logia de Madrid, previamente absuelto por el Penitenciario Pontificio. Cabe recordar, que la Inquisición fue reformada en 1908 y se transformó en la Congregación del Santo Oficio y en 1965 quedó como Congregación para la Doctrina de la Fe. En su informe, Fray Torrubia sostuvo cinco cargos en contra de los masones: sodomitas, brujos, herejes, ateos y peligrosos para el Estado. "Para mayor glorificación de la fe y edificación de los fieles --dijo Torrubia-- deberían ser quemados vivos en un ejemplar auto de fe". No se llegó a tan extrema medida, pero los masones fueron cruelmente perseguidos.

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Torrubia presentó una denuncia contra 97 logias. El libro de Torrubia se llamó "Centinela contra los Francmasones". El procedimiento se patentó después como infiltración colectiva y creó, desde luego, una gran desorientación en la Masonería, que casi la pierde. Hubo jesuitismo de mandil, confusión, fuertes intentos neutralizadores, intentos sostenidos de apartarla de los principios, distracción, desvío de objetivos y dilación de ciertos principios hasta hacerlos inocuos para el dogmatismo romano. Un complejo episodio que valdría la pena de analizar con detenimiento como una forma de conocer la variedad de métodos que se han empleado en contra de la Orden, aprovechando, en este caso, el lado débil de la institución: la tolerancia. Durante la persecución de la Masonería italiana por el fascismo y en la égida de Pavelich, en la disuelta Yugoslavia, la Iglesia se manifestó complaciente y contemporizadora. Pero cuando vio que en los días del Tercer Reich no sólo los comunistas, judíos y masones lo estaban pasando mal, sino que también los católicos, empezó a olvidar el secular litigio y beligerancia. Cuando el nacismo vio similitudes entre masones y jesuitas, entonces la Iglesia autorizó al jesuita Herman Gruber para entrar en un pacto de tipo cultural y eliminar los métodos de combate. Pero cuando pasó el peligro jugando la carta del socialcristianismo, empezó de nuevo el cesarismo pontificio con su "noble y gloriosa intransigencia" de que habló uno de los más notables historiadores de la Masonería, René García Valenzuela. Cabe recordar que las tácticas tradicionales e infructuosas respecto de la Masonería han sido suprimirla, absorberla, penetrarla, infiltrarla, desviarla, neutralizarla o confundirla. Por eso, el conocimiento de la doctrina y de los principios constituye, sin duda, una de las herramientas más efectivas para la defensa de la Orden. Es verdad que los ataques venidos de afuera son peligrosos, pero lo son mucho más aquellos que nos vienen de adentro, por información insuficiente o por desconocimiento de nuestros principios por parte de nuestros hermanos.

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Otro es el caso de Taxil. Leo Taxil --seudónimo del periodista francés Jogand Pagés--, luchador anticlerical, se convirtió súbitamente al catolicismo, en 1885. Realizó una campaña, durante 12 años (1885-1897), en contra de la Masonería. Su libro "Hermanos Tres Puntos", "Los misterios de la Francmasonería develados" y sus artículos de ficción convulsionaron a media Europa. El Papa León XIII, en audiencia privada, le alentó en su combate e, incluso, llamó a un Congreso Anti-Masónico de Trento el 2 de septiembre de 1896 e inaugurado el 29 del mismo mes. Taxil sostenía que la Masonería era la escoria de la raza humana, una cloaca de inmundicia, una vergonzosa plaga, tenebrosa, reptante y escondida por los más infames vicios. Madres --decía-- esconded a vuestros hijos ! Le atribuía a la Masonería crímenes, hechos deleznables, todo. Nunca se había extendido tanto la credulidad humana con tan grotesca mixtificación. Leo Taxil sostenía que todos los viernes, a las 3 de la tarde, el jefe de la Masonería conversaba y planeaba la acción diabólica con el propio Lucifer. El 19 de abril de 1897, 12 años después, en un teatro de París, Taxil anunció que revelaría nuevos hechos y acontecimientos sobre la Masonería. En honor a la verdad --dijo-- todo no fue más que una historia divertida a costilla del Papa, de los obispos, de los sacerdotes, de los católicos, de los crédulos e incrédulos. ¡Una historia divertida! (Sobre Torrubia, Citerior N º 8 de mayo, 1951 y Citerior N º 12 de septiembre, 1951; sobre Taxil, August Pauls, Citerior N º 4 y 5 de Enero-Febrero, 1951 y Enrique Neiman en "Reactualización de la cloaca anti-masónica" en la Revista Masónica de Chile, noviembre-diciembre, 1978. Ver, también, Hernán Ramírez Necochea en "La Iglesia frente a la emancipación americana", Editora Austral, Santiago, 1960).

21.- La Gran Reunión Americana, Miranda, O¨Higgins y las Logias Lautarinas.

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En 1798, a los 48 años, el Precursor Francisco de Miranda fundó la Gran Reunión Americana, una logia para la organización ideológica y política de la lucha emancipadora. Inglaterra estaba gobernada por el Rey Jorge III.

En su casa de Grafton Street N ° 27, que Miranda adquirió en 1802 –ahora N ° 58 Grafton Way, en el barrio Bloomsbury, en Londres- estuvo la primera representación diplomática de América en Europa, la vanguardia de la revolución continental y el lugar donde se reclutaron los legionarios europeos que vinieron a la independencia de América. Miranda, el combatiente en tres continentes, es el Maestro de la libertad y del americanismo, el primero que tiene una concepción unitaria de Hispanoamérica y el primero que habla en nombre de América. Todo está registrado en su llamada Colombeia, los 63 grandes volúmenes manuscritos que dejó y que lo sitúan como el más grande memoralista de su época. Hablaba seis idiomas y traducía del latín y del griego. Miranda vio a Hispanoamérica como una sola nación y es, acaso, uno de sus aportes más notables y permanentes al proyecto de unidad de nuestros pueblos. Miranda, no obstante sus frustradas expediciones libertarias el 27 de abril de 1806 en Ocumare de la Costa y el 3 de agosto del mismo año en La Vela de Coro, la primera capital de Venezuela, es quien, a los 56 años, libra la primera batalla por la Independencia del continente. Miranda permaneció cinco días en Coro en un intento de libertar a la población, pero la ciudad fue evacuada. Había partido de Nueva York, el 2 de febrero de 1806, en ruta hacia Haití, y el 12 de marzo se jura en la bahía haitiana de Jacquemel la bandera tricolor, amarillo, azul y rojo, que ondeaba en el mástil del bergantín “Leandro”, en el cual iba la primera imprenta que llegó a Venezuela y en la que se imprime la primera proclama. Desde el 14 de julio de 1811 esa será la bandera de Venezuela. Son las lecciones que recibieron todos los libertadores de América y, desde luego, en 1810, sus compatriotas, el futuro y genial Libertador de cinco naciones, Simón Bolívar, de 27 años; el insigne Maestro de América don

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Andrés Bello, de 29; y el notable diplomático Luis López Méndez, de 42. Miranda recién cumplía los 60 años. Eran los años del pensamiento ilustrado, tolerante y humanista y de la pasión por las obras de Haydn y Mozart, algunas de las cuales dejaron allí, personalmente, los geniales compositores y masones austríacos en sus giras por Europa. Miranda tocaba piano y flauta travesera y a quien le acompañaron los programas de los conciertos, óperas y representaciones teatrales a los que asistió en Milán, Nápoles, París, Atenas o Rusia. Las Logias Lautarinas fueron las sucursales de la Gran Reunión Americana que se establecieron en Europa y América, entre 1800 y 1823 en París, Madrid, Cádiz, Buenos Aires, Mendoza, Santiago y otras ciudades. En las Logias Lautarinas fueron iniciados, de Chile, Bernardo O¨Higgins, José Miguel Carrera, José Cortés de Madariaga, Camilo Henríquez, Manuel José de Salas, Juan Martínez de Rozas, José Gregorio Argomedo, Bernardo Vera y Pintado, José Miguel Infante, Juan Mackenna, José Antonio Rojas, Hipólito Villegas, Santiago Mardones. De Venezuela: Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez (estos dos últimos quedaron para siempre en Chile, en Santiago y Casablanca, donde fallecieron en 1865 y 1841, a los 84 y 83 años, respectivamente). De Argentina: José de San Martín, Belgrado, José María Zapiola, Carlos María de Alvear, Bernardo Monteagudo, Juan Martín de Pueyrredón, José Antonio Alvarez Condarco, Mariano Moreno, Gregorio Gómez. De Ecuador: los quiteños Carlos Montúfar, Vicente Rocafuerte y Juan Pío de Montúfar. De Perú: Pablo de Olavide y José del Pozo y Sucre. De Colombia (Granada): Antonio Nariño, Francisco Antonio Zea, José María Vergara Lozano. De Italia: Francisco Isnardi. De Honduras: José Cecilio del Valle. De Cuba: Pedro José Caro. De México: Servando Teresa de Mier. La Logia “Lautaro” de Santiago fue fundada el 13 de marzo de 1813, en la calle Santo Domingo N ° 79, bajo la Presidencia del diputado y miembro del Congreso Nacional y futuro Libertador de Chile, don Bernardo O¨Higgins, quien tenía entonces 35 años. La Logia Lautarina de Santiago dispuso usar los rituales y reglamentos de la Logia hermana de Buenos Aires, con cinco Grados y su trilogía de Unión, Fe, Victoria.

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Entre sus miembros se contaban, entre chilenos y argentinos, José de San Martín, Antonio y José Irisarri, Bernardo Monteagudo, Manuel Blanco Encalada, Ramón Freire, Juan Gregorio Las Heras y otras prominentes figuras de ese tiempo. Lautaro fue el indígena chileno que murió luchando cuando no cumplía los 22 años, en 1557, y de quien le habló a su Maestro, Francisco de Miranda, su joven discípulo, Bernardo O¨Higgins cuando tenía 20 años, en 1798, en Londres. Lautaro había sido inmortalizado, en su heroica valentía y gallardía, en “La Araucana”, el primer gran poema épico y pilar de la lengua castellana, escrito por Alonso de Ercilla y Zúñiga, en 1569, dedicado a la conquista española de América. El poeta y militar madrileño escribió su obra, con un total de 37 cantos, cuando recién cumplía los 36 años. O¨Higgins asistía a las clases de matemáticas de Miranda y ya iniciado en la penumbra de las Gran Reunión Americana, le escuchaba su pensamiento libertario sobre la Independencia y la unidad nacional hispanoamericana. Miranda, el maestro de libertadores, le hablaba a O¨Higgins de “nuestra patria común”. Cuando a principios de 1799, O¨Higgins decide abandonar Londres y marcharse a España para regresar a Chile, Miranda, con la confianza ilimitada que le tiene, le envía una carta confidencial –“Consejos de un viejo sudamericano a un joven compatriota al regresar de Inglaterra a su país”- en que le hace presente que “los obstáculos para servir a vuestro país son tan numerosos, tan formidables, tan invencibles llegaré a decir, que sólo el más ardiente amor por vuestra Patria podría sosteneros en vuestros esfuerzos por su felicidad”. Fue, como dice Vicuña Mackenna, el “pasaporte verdaderamente profético” para el soldado y mártir. O¨Higgins, con las enseñanzas recibidas en Londres, asume la idea, en 1810, de la independencia absoluta de Chile y de una constitución liberal como la que se abría paso en los países más avanzados del mundo. Todo termina el 28 de enero de 1823, cuando O¨Higgins, presionado por la aristocracia, y dispuesto a evitar una guerra civil, abdica con hidalguía y

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generosidad como Director Supremo. “No me queda otra cosa que decir, que hice a mi Patria todo el bien posible que estuvo a mis alcances”. El 7 de septiembre de 1823, el Libertador Simón Bolívar brinda, en Lima, por O¨Higgins en el gran agasajo que las autoridades peruanas le ofrecían al Libertador de Chile. Fue un brindis de emoción y gratitud, un testimonio, ambos iniciados en los mismos principios al fin, de hermandad y reconocimiento a su vocación libertaria. Chile, recuperándose de sus días difíciles, nunca olvidó ese gesto solidario y patriótico de Bolívar. Cuando muere, en Santa Marta, Colombia, a los 47 años, el 17 de diciembre de 1830, Chile es el único país que decreta duelo nacional de ocho días, el 15 de abril de 1831. Todos los funcionarios públicos vistieron de luto por Bolívar. O¨Higgins, añorando su Patria, murió en Lima, de una afección cardíaca, 19 años más tarde, el 24 de octubre de 1842, a los 64 años. Nadie le escuchó jamás una queja por tamaña injusticia. Su Maestro, el Generalísimo Francisco de Miranda murió en la enfermería de la cárcel de La Carraca, situada en una isla en la bahía de Cádiz, como reo de Estado, a los 66 años, a la una de la madrugada del 14 de julio de 1816, el día de Francia. Su esposa, Sara Andrew, había quedado sola en 1810 con sus dos hijos, Leandro y Francisco, y sobrevió 31 años al Precursor. 20 años después de su muerte, los franceses grabaron en el Arco de Triunfo de París, en glorificación de Napoleón, el nombre de Miranda, entre los generales de la Revolución dignos de perpetua memoria.

Desde el 18 de diciembre de 1997, un busto heroico de Francisco de Miranda, que se debe al gran escultor venezolano Ygnacio Mejía, está situado en el patio de la casa central de la Universidad La República, donde, al día siguiente, en una ceremonia única y ejemplar, bajo la magnífica dirección del Rector Prof. Jorge Carvajal Muñoz, Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, fue inaugurada la Cátedra Miranda con la clase magistral que dictó el

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distinguido académico y miembro de la Masonería Venezolana Prof. Efraín Subero. Fue la forma visionaria de seguir a Miranda con nobleza y gratitud.

22.- La Masonería Venezolana.

A través de seis vertientes llegó la Masonería a Venezuela: 1.- 1797: Cuatro reformistas españoles, miembros de la Logia "España" que funcionaba en la calle Basteros de Madrid, fueron deportados por encabezar la conspiración de San Blas, en 1795, destinada a sustituir la monarquía por una república liberal: Juan Bautista Picornell, profesor y economista y, luego, médico; Manuel Cortés de Campomanes, ingeniero; José Lax, profesor de humanidades; y Sebastián Andrés, profesor de matemáticas. Estos cuatro masones españoles iniciaron a los venezolanos José María España Rodríguez y Manuel Gual Curbelo y, posiblemente, a Simón Rodríguez. 2.- 1798: El Precursor Francisco de Miranda funda, en Londres, la Gran Reunión Americana, con sucursales, las Logias Lautarinas, que se establecieron, a partir de 1800, en Cádiz, París, Madrid, Buenos Aires, Mendoza y Santiago de Chile. Muchas figuras ilustres de Venezuela y del continente, como el futuro Libertador de Chile, don Bernardo O¨Higgins, se incorporaron a su labor política, cívica y masónica. En junio de 1810 viajaron a Londres, Simón Bolívar Palacios, Andrés Bello López y Luis López Méndez. Fue el tercer y último viaje de Bolívar a Europa. Fue el año del notable encuentro con Miranda en la propia casa del Precursor, en Grafton Street N º 27, el 13 de julio de 1810, donde precisamente funcionaba la Gran Reunión Americana. 3.- 1811: Se fundó, en Cumaná, la Logia "Perfecta Armonía" N ° 74, bajo la jurisdicción de la Gran Logia de Maryland. Muchos venezolanos se incorporaron a la Masonería a través de esta logia.

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Cumaná fue una de las primeras ciudades que se pronunció, el 27 de abril de 1810, por el movimiento libertador que se había iniciado en Caracas el 19 de abril y aún se dio un Cabildo dirigido por los destacados vecinos, Vicente de Sucre Urbaneja, padre del Mariscal Antonio José de Sucre Alcalá; José María Vargas Ponce, futuro Presidente de la República; y Mariano de la Cova Planes, abogado y profesor de filosofía. Esta logia fue depositaria del gran fervor espiritual y patriótico de sus miembros y funcionó hasta 1823. 4.- 1814: Se fundó, en Carúpano, la Logia "Patria", bajo la jurisdicción de la Gran Logia de Vermont, con el apoyo del Capitán Charles Mac Tuckers del bergantín "Patria". El Capitán Mac Tuckers era de Boston. Esta logia que, según algunos historiadores, habría sido la segunda logia masónica fundada en Venezuela, fue una logia mártir. Sus miembros fueron luchadores incansables por la libertad y la justicia. Bolívar vio el templo destruido por fanáticos el 1 ° de junio de 1816 y se informó directamente, conmovido, de la implacable y perversa persecución de que fueron objeto sus miembros. La Logia "Patria" sigue siendo un símbolo de patriotismo y fidelidad masónica. 5.- 1818: Se fundó en Angostura --ciudad fundada en 1764 por Carlos III y a la que se le dio el nombre de Ciudad Bolívar el 30 de mayo de 1846--, la Logia "Concordia", con el apoyo del Capitán James Ambrosio del bergantín inglés "Hunter". Pedro Maneiro Lárez, cuyo diploma tiene la fecha 14 de julio de 1824 es, probablemente, el primer margariteño que ingresó, en Angostura, a la Masonería. (Jesús Manuel Subero en "Pedro Maneiro y la logia de Angostura", El Universal, 19.9.92). La Logia "Concordia" fue un centro muy activo que estimuló la lucha republicana y apoyó a los barcos patriotas que operaban en contra de la flota realista.

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6.- 1824: El 21 de abril de 1824 llegó a Caracas, el joyero e intelectual francés, de 61 años, Joseph Cerneau, con Carta Patente del Supremo Consejo Unido del Hemisferio Occidental y concede altos Grados de la Masonería a ilustres patriotas y luchadores por la justicia y la libertad. Como consecuencia de la breve y fructífera labor que cumplió en Caracas, se fundaron la Gran Logia de Venezuela y el Supremo Consejo del Grado 33, el 24 de junio de 1824. La Gran Logia se reactivó el 9 de septiembre de 1838 y el Supremo Consejo se refundó el 10 de mayo de 1840.

23.- Cinco grandes inspiradores de la Masonería Venezolana. Francisco de Miranda Rodríguez partió de Caracas a los 21 años, en enero de 1771, e ingresó a la Masonería, probablemente en Madrid, a los 23 años. Fundó en Londres, en 1798, la Gran Reunión Americana, una logia para la emancipación continental, con sucursales, las Logias Lautarinas, que se establecieron en Europa y América, entre 1800 y 1823, en París, Madrid, Cádiz, Buenos Aires, Mendoza, Santiago de Chile y otras ciudades. Por la Gran Reunión Americana y las Logias Lautarinas pasaron casi todos los próceres latinoamericanos que combatían por la independencia americana. No hay documentos ni diplomas masónicos del Precursor, pero los testimonios personales abundan, particularmente sus visitas a las Logias de Oslo (Noruega), Gotemburgo (Suecia) y Amberes (Bélgica) como el mismo lo señala. (Miranda, o,c., III, 60,81,86 y 335). Hablaba seis idiomas. Miranda es el primero que tiene una concepción unitaria de Hispanoamérica y el primero que habla en nombre de América. A Miranda se deben las primeras expediciones libertarias de Venezuela el 27 de abril de 1806 en Ocumare de la Costa y el 3 de agosto del mismo año en la Vela de Coro. Y a Miranda se debe la primera bandera, que iza a bordo del buque “Leandro” –como el nombre de su hijo mayor- el 12 de marzo de 1806, frente a las costas de Haití. En el mismo barco viene la imprenta que

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servirá para reproducir la “Proclama a los pueblos habitantes del Continente Américo-Colombiano”. Miranda murió en Cádiz, como reo de Estado, a los 66 años, el 14 de julio de 1816, después de una larga y dolorosa agonía, de tres meses y diecinueve días en la enfermería de la cárcel. Dos años antes, el 5 de enero de 1814 había sido encarcelado allí, “pagando en sacrificio –como dice Mariano Picón Salas- su amor por América y por la Libertad”. 20 años más tarde, los franceses grabaron su nombre en el Arco de Triunfo y 79 años más tarde, Venezuela erige, en el Panteón Nacional, un cenotafio, decretado por el Presidente Joaquín Crespo Torres, distinguido miembro, también, de la Masonería, el 22 de enero de 1895, y es obra del artista Julio Roversi. Simón Bolívar Palacios ingresó a la Masonería a los 21 años, en Cádiz, en su segundo viaje a Europa, en enero de 1804, ya viudo de María Teresa Toro, que había fallecido, en San Mateo, a 91 km. de Caracas, en enero de 1803, después de ocho meses de su matrimonio. Humboldt le regaló al joven Bolívar, en su primer viaje a Europa, en 1799, en París, un libro sobre "Los altos grados de la Masonería", impreso en 1774; debió ser el inicio de su interés por la Masonería. Bolívar hizo intensa vida masónica en París, donde participó activamente en la Logia San Alejandro de Escocia, el primer y tercer miércoles de cada mes. El 11 de noviembre de 1805 recibió el Grado de Compañero y, antes de terminar el año de 1806, en fecha que no ha sido posible precisar, era promovido al último de los tres grados simbólicos de la Masonería, el de Maestro. El escenario físico de la acción de Bolívar en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia fue de más de 5 millones de Km.2, equivalente a 23 países de Europa o al doble de los desplazamientos de Napoleón.

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El Libertador participó en 79 batallas y cabalgó 64.000 Km. en 25 años de lucha y sacrificio. Dejó no menos de 10.000 documentos, 2.052 cartas y 193 proclamas. El Manifiesto de Cartagena (15 de noviembre de 1812); la Carta de Jamaica (6 de septiembre de 1815); y el Discurso de Angostura (15 de febrero de 1819), hoy Ciudad Bolívar, son elocuentes y notables testimonios del pensamiento masónico de libertad, unidad e integración de Bolívar. La vida masónica activa de Bolívar fue breve, pero supo dejarle huellas profundas e indelebles. El 3 de diciembre de 1814, fue excomulgado por un edicto de los gobernadores del arzobispado de Bogotá, los canónigos Juan Bautista Pey y José Domingo Duquesne y, más tarde, el 4 de agosto de 1829, fue calificado de liberal y ateo por la Sagrada Congregación de Negocios Eclesiásticos Extraordinarios del Vaticano, en su sesión 116. Al medio día del 17 de diciembre de 1830, muere Bolívar en la Quinta de San Pedro Alejandrino, a 5 KM. de Santa Marta, en Colombia, adonde había llegado el día primero, en el bergantín nacional “Manuel”, desembarcando a las 7.30 de la noche. Su médico francés, de 34 años, Alejandro Próspero Reverend y amigos leales y generosos, casi todos extranjeros, están a su lado. Se fue con una camisa del General José Laurencio Silva, masón como él, porque las suyas estaban rotas. Su leal y sabio amigo, José María Vargas, el Presidente de 1835-1836, también masón, va a ser su albacea testamentario, encargo que cumple con notable acuciosidad. Mientras muchos se regocijaban por la muerte del Libertador, los periódicos de Londres, Nueva York y "El Araucano" de Santiago de Chile del 16 de abril de 1831 decían que Bolívar era una figura gloriosa. Chile decretó entonces duelo nacional de 8 días y los funcionarios públicos chilenos vistieron de luto como "profundo dolor por tan triste pérdida" y "gratitud por la larga carrera de servicios gloriosos prestados a la independencia americana" por el Libertador Simón Bolívar. Además, no se olvidaba el fraterno y solidario discurso que Bolívar pronunció en Lima en homenaje a Bernardo O'Higgins, el 7 de septiembre de 1823, en el agasajo

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que las autoridades peruanas ofrecían al desterrado Libertador de Chile, que con singular abnegación cívica había abdicado al mando supremo el 28 de enero de 1823. Bolívar siempre había destacado "la afinidad de principios" que lo unía con O'Higgins. 12 años después, sus restos fueron sepultados en la Caracas de su país natal, el 17 de diciembre de 1842, en la segunda Presidencia del general Páez. Andrés Bello López ingresó a la Masonería en Londres, a los 29 años, en 1810. Allí vivió 19 años hasta su partida a Chile, en 1829. Con Bolívar y Luis López Méndez, Bello llegó a Porstmouth, en el bergantín "Wellington", de la Armada británica, el 10 de julio de 1810. Tres días después estaban en Londres, en la casa de Miranda, donde de inmediato se incorporan a esa logia para la emancipación continental que fue la Gran Reunión Americana. Hermoso el tributo de Bello a Miranda: "Con reverencia, ofrezco a tu ceniza/ este humilde tributo, y la sagrada/ rama a tu efigie venerable ciño". En Chile, el sabio e insigne Maestro de América, fue el primer Rector de la Universidad de Chile y lo será hasta su muerte; fue redactor del Código Civil de la República; senador, investidura que mantuvo por 28 años hasta su muerte; y el Congreso Nacional le otorgó la nacionalidad, el 12 de octubre de 1832, sin que perdiera la suya. Don Andrés Bello vivió 36 años en Chile y murió a los 84, el 15 de octubre de 1865. Ilustres bellistas han dicho que la enorme obra de Bello, no fue fruto exclusivo de su inteligencia formidable, sino que también “Chile dio la oportunidad, recibió la enseñanza, aprovechó sus esfuerzos, estimuló sus iniciativas y maduró su obra" (Rafael Caldera, El Nacional, 22.11.80). Simón Rodríguez --su verdadero nombre era Simón Carreño Rodríguez-- ingresó a la Masonería probablemente en La Guaira, en 1797, a los 26 años, iniciado por los cuatro masones españoles republicanos, ya citados, que cumplían allí condena.

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Fue profesor de Bolívar hasta que éste cumplió 14 años. Sus relaciones se mantuvieron por unos treinta y cinco años. Cuando le sorprenden sus vinculaciones masónicas y libertarias con su sabio colega español reformista, nacido en Palma de Mallorca, reo de Estado en La Guaira, Juan Bautista Picornell y sus conterráneos José María España Rodríguez y Manuel Gual Curbelo --quienes redactaron las llamadas "Ordenanzas" de liberación-- partió, apresuradamente, para siempre, desde La Guaira, con destino a Jamaica y, luego, a Estados Unidos, donde vivió cuatro años. En 1801 viajó a Francia; en 1804 se reunió con Bolívar; y en abril de 1805 partieron juntos a Italia; el 15 de agosto de 1805, con Fernando Rodríguez del Toro, presenció el famoso juramento de Bolívar en el Monte Sacro de dedicarse a la causa de la Independencia Hispanoamericana; en 1806 inició su largo peregrinar por Alemania, Prusia, Polonia y Rusia hasta que en 1823 aparece en Londres, donde se encuentra con don Andrés Bello. Es el mismo año en que emprende su retorno a América, por Cartagena de Indias. En 1825 se reencuentra con Bolívar en Lima; en 1834 publica en Concepción, Chile, "Luces y Virtudes Sociales"; en 1839 se reencuentra con Bello en Santiago y deja dos hijos en Chile. Por último, don Simón se fue a Amotape, Perú, no lejos de Paita, donde un día había visitado a Manuelita Sáenz Aispuru, y allí muere, a los 83 años, en 1854, dos años antes que su buena amiga y el gran amor de Bolívar. El 28 de octubre de 1997, la Municipalidad de Santiago de Chile develó un busto del insigne Maestro, en la Plaza Venezuela, frente a la Estación Mapocho de la capital como testimonio de admiración y reconocimiento a su obra imperecedera. Antonio José de Sucre Alcalá casi niño, ya de sub-teniente, como oficial de las Milicias Regladas, se afilió, en Cumaná, su ciudad natal, a la Revolución de 1810 y a la Masonería. En la Logia de Cumaná su nombre aparece en repetidas oportunidades

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Su padre, Vicente Sucre y Urbaneja, fue Alcalde de Cumaná, el primer Ayuntamiento de Venezuela, con no menos de 18.000 habitantes, que, como tal, reconoció el movimiento independentista de 1810. Fue, también, una de las más importantes figuras de la Masonería. Sucre conoció a Miranda a los 16 años, en Valencia, y allí conoció, también, a Bolívar, en agosto de 1811. Sucre, el genial estratega, le dio Independencia a Ecuador, en Pichincha, en cuatro horas de valor inigualado, el 24 de mayo de 1822; y a Perú, en Ayacucho --Rincón de los Muertos, en lenguaje indígena--, en tres horas de gloria, el 9 de diciembre de 1824, respectivamente. El glorioso cumanés supo comandar, con brillo y valor, tropas de venezolanos, argentinos, peruanos, ecuatorianos, bolivianos y chilenos. A los 22 años era general de brigada, a los 24 general de división y a los 29 Gran Mariscal. Los suyos fueron 20 años de vida patriótica y de dominio de los clásicos militares greco-latinos, Federico II de Prusia, Napoleón y Rousseau, el ideólogo. Participó en 37 encuentros de guerra, 12 batallas, 18 combates y 7 sitios, 22 en Venezuela, 6 en Ecuador, 5 en Colombia y 4 en Perú. El 6 de agosto de 1825, creó Bolivia y en agosto de 1828 renunció a su Presidencia vitalicia. Los 28 mil pesos que le donó el Congreso de Bolivia, los repartió entre los pobres, los huérfanos y las viudas de la victoria de Ayacucho. La Masonería de Bolivia, particularmente la vieja Chuquisaca, hoy Sucre en su honor y gloria, conserva su nombre como el de uno de los masones más ilustres y de más noble influencia. En Chuquisaca estaba la Universidad de San Francisco Xavier, la más antigua de América del Sur, fundada en 1624. Sucre --decía Bolívar-- es caballero en todo, es la cabeza mejor organizada de Colombia. Su vida es una lección de noble y fecunda trayectoria y de una infinita generosidad. Era 11 años menor que Bolívar.

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Los restos de Sucre, que a los 35 años, el 4 de junio de 1830, cayó abatido en las montañas colombianas de Berruecos por los arteros enemigos de la Gran Colombia. Su esposa. Mariana Carcelén Larrea, Marquesa de Solanda y su pequeña hija Teresita, de cuatro meses, le quedaron esperando en Quito. Sus restos están, desde el 4 de junio de 1900, aniversario del sacrificio del insigne venezolano, en la Catedral Metropolitana de Quito. Tres naciones se disputaron la honra de velar sus cenizas.

24.- Masones en el Panteón Nacional.

El Panteón Nacional fue construido por el Presidente Antonio Guzmán Blanco e inaugurado el 28 de octubre de 1875, como templo de la gratitud nacional, para recibir allí los restos de los próceres de nuestra Independencia y los venezolanos más ilustres. En el Panteón Nacional, donde hay 139 ilustres venezolanos, se encuentran 39 masones: Lisandro Alvarado Marchena, Raimundo Andueza Palacio, Francisco Aranda, Juan Bautista Arismendi Subero, Francisco de Paula Avendaño López, Andrés Bello López (cenotafio), José Francisco Bermúdez Figuera, Andrés Eloy Blanco Iturbe, Rufino Blanco Fombona, José Félix Blanco, Simón Bolívar Palacios, Luis Brión Detrois, Manuel Ezequiel Bruzual, Juan José Conde, Lino de Clemente Palacios, Manuel María Echeandía, Juan Crisóstomo Falcón Zavarce, Antonio Leocadio Guzmán Agueda, Antonio Guzmán Blanco, Tomás Lander Acal, Francisco Linares Alcántara, Santiago Mariño Carige, Francisco de Miranda Rodríguez (cenotafio), José Gregorio Monagas Burgos, José Tadeo Monagas Burgos, Juan de Dios Monzón, Daniel Florencio O' Leary Burke, José Antonio Páez Herrera, Juan Antonio Pérez Bonalde, Judas Tadeo Piñango Mellado, Luis Razetti Martínez, José Félix Ribas Herrera, Simón Rodríguez, José Tomás Sanabria Meleán, José Laurencio Silva Flores, Carlos Soublette Jerez, Antonio José de Sucre Alcalá (cenotafio), Diego Bautista Urbaneja Sturdy y José María Vargas Ponce. Falta, en el Panteón Nacional, el Presidente de la República, en el período 1860-1861, Manuel Felipe Tovar y Tovar, quien falleció, en París, a los 63 años, en 1866. Sus restos siguen en el cementerio de Epinay en París, no

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obstante el decreto de 1875 del Presidente Guzmán Blanco para que fueran inhumados en el Panteón Nacional. Dicho decreto aún no ha sido cumplido.

25.- Los símbolos patrios de Venezuela.

La Canción patriótica "Gloria al Bravo Pueblo" de los ilustres Hermanos Vicente Salias Sanoja y Juan José Landaeta Arévalo fue elevada a la categoría de Himno Nacional por el tres veces Presidente de Venezuela, el ilustre Hermano Antonio Guzmán Blanco, el 25 de mayo de 1881. Vicente Salias Sanoja, autor de la letra, fue hijo de Caracas --donde nació el 23 de marzo de 1776--, médico, poeta y diplomático, fundador de la Sociedad Patriótica de Caracas y un trabajador incansable por la libertad de Venezuela. El barco el "Correo de Gibraltar" en que iba hacia el exilio rumbo a Curazao, fue capturado por un corsario español y conducido a Puerto Cabello, donde ese gran patriota fue fusilado, a los 38 años, el 17 de septiembre de 1814. Juan José Landaeta Arévalo, hijo, también, de Caracas, donde nació el 10 de marzo de 1780, fue violinista, compositor y director de orquesta, brillante alumno de la Escuela de Música de Caracas y fundador, en 1811, de la Sociedad de Conciertos de Caracas. El distinguido compositor y revolucionario falleció en Caracas, a los 32 años, a consecuencia del terremoto del 26 de marzo de 1812. El Himno fue, entre 1810 y 1814, un canto que los patriotas cantaban con gran entusiasmo y fervor como un verdadero himno a la libertad. El 12 de marzo de 1806, antes de iniciar sus expediciones libertarias a Venezuela por Ocumare de la Costa el 27 de abril y La Vela de Coro el 3 de agosto de ese mismo año, el Generalísimo Francisco de Miranda Rodríguez iza, por primera vez, la Bandera Nacional, a bordo del buque "Leandro", frente a las costas de Haití. Cinco años más tarde, el 14 de julio de 1811, es oficialmente izada en la hoy llamada Plaza Bolívar de Caracas, sostenida por los jóvenes José María y Prudencio España, hijos del patriota revolucionario y

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uno de los primeros masones venezolanos, José María España, en el mismo sitio en que éste fue ajusticiado el 8 de mayo de 1799. El 18 de abril de 1836, el Congreso Nacional, durante la Presidencia de otro masón, el Presidente José María Vargas Ponce, decreta el Escudo de las Armas de la República de Venezuela. La historia de los símbolos patrios venezolanos ha estado siempre estrechamente ligada a la Masonería, en su larga trayectoria al servicio de Venezuela.

26.- La Masonería, una esperanza.

Son muchos los indicadores que anuncian cambios y trastornos en la sociedad contemporánea, sin que todavía se comprenda la que viene. Los modelos económicos de libre mercado, que a comienzos de los años 90 se presentaban con imbatibles victorias estadísticas, comienzan a naufragar por la exclusión social, la desigualdad en el saber y el descalabro de servicios y derechos fundamentales. El término de la Guerra Fría (1949-1990), creada por la Segunda Guerra Mundial para dividir al mundo en Este y Oeste; la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989; la Guerra del Golfo Pérsico de enero y febrero de 1991; la proscripción del Partido Comunista el 29 de septiembre de 1991 por el Parlamento soviético después de 74 años de florecimiento sin contrapeso; el fin pacífico de Checoslovaquia el 1° de enero de 1993 cuando nacen las Repúblicas Eslovaca y Checa; el acuerdo de mutuo reconocimiento entre Israel y la OLP el 13 de septiembre de 1993 con que se puso fin a un siglo de derramamiento de sangre y los nuevos conflictos entre el pueblo palestino e Israel; la disolución del Parlamento de Rusia por el Presidente Boris Yeltsin, el 21 de septiembre de 1993; la desesperada resistencia de Chechenia, la tragedia de los refugiados en la región africana de los Grandes Lagos, la más densamente poblada y donde lo esencial es la tierra --Ruanda, Burundi y la parte oriental de Zaire que se desploma--, la desintegración de las seis repúblicas de Yugoslavia, derivada de la intervención extranjera y de las tensiones entre los 30 grupos étnicos y la trágica explosión de sus movimientos nacionalistas; los atentados del 11 de septiembre del 2001

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contra las dos torres del World Trade Center y un ala del Pentágono, con los que se ataca por primera vez a Estados Unidos en su propia casa; la invasión de Irak el 19 de marzo de 2003, la quiebra institucional de Haití el 29 de febrero de 2004 y el desamparo de gran parte de la humanidad, que ni las Naciones Unidas han podido contener, genera controvertidas esperanzas, desafíos y búsquedas que no pueden agotarse. Aumentan, también, los movimientos religiosos fundamentalistas con poderosos dispositivos comunicacionales de radio y televisión para influir en la opinión pública y conquistar, a través de los templos y los partidos políticos que han creado, las preferencias de los electores. Millones de personas, por razones políticas y económicas, viven en un país diferente de su país de origen y buscan solidaridad, compasión y justicia, en tanto siguen los conflictos armados en todos los continentes que amenazan al mundo. La paz está ausente en los tres cuartos del planeta. En América Latina la democracia, que parece perder vitalidad, está amenazada por la exclusión social, la pobreza y una crisis de confianza. ¿Cuándo dejaremos de llorar sobre nosotros mismos, decía hace poco José Saramago, cuándo dejaremos de decir que no tenemos culpa? El problema moral dominante de la pobreza quedó sin resolver en el Siglo XX. Muchos pueblos se sienten confundidos y fatigados en tanto que la mujer y el hombre de hoy anhelan democracias y programas económicos que no sacrifiquen la justicia ni la libertad. La Masonería puede ser, en los años que vienen, una de las instituciones morales portadoras de grandes esperanzas e inquietudes que contribuya a encontrar el camino humanista y solidario de una democracia que no sea de prédica, de consumo o lucro, sino de persuasión, de justicia y participación, de aire puro y empleo digno.

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La Masonería no es un partido ni una religión, sino un instituto de perfeccionamiento ético al servicio del hombre y, a través suyo, de la sociedad. La Masonería es una de las grandes posibilidades para que el hombre fortalezca las tradiciones culturales y espirituales, deje a las nuevas generaciones una sociedad más tolerante y solidaria, más justa y participativa y pueda construir un futuro próximo de paz y equidad. E. P. Q.