62

Breves apuntes sobre la higiene de los tuberculosos

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Facultad de Medicina de México.

BREVES APUNTES

SOBRE LA HIGIENE DE LOS TUBERCULOSOS

PRUEBA ESCRITAQue para el examen general de Medicina, Cirujía y Obstetricia

presenta al Jurado Calificador,

ANTONIO RODRIGUEZAlumno de la Escuela Nacional de Medicina y Miembro

de la Sociedad Filoiátrica.

Mtí'Xieo.IMPRENTA, LIT. Y ENCUADERNACION DE IRENEO PAZ.

Segunda del Relox 4—Calle N. 7 mím. 127

1894

Facultad de Medicina de México.

BREVES APUNTES

SOBRE LA HIGIENE DE LOS TUBERCULOSOS

PRUEBA ESCRITAQue para el examen general de Medicina, Cirujía y Obstetricia

presenta al Jurado Calificador,

ANTONIO RODRIGUEZAlumno de la Escuela Nacional de Medicina y Miembro

de la Sociedad Filoiátrica.

MEXICO.IMPRENTA, LIT. Y ENCUADERNACION DE IRENEO PAZ.

Segunda del Relox 4—Calle N. 7 mim. 127

1894

A MIS QUERIDOS PADRES

FR/\[ÍI(S(0 RODRIGUEZ GONZALEZY

RODRIGUEZ,PEQUEÑA MUESTRA DE CARIÑO Y GRATITUD.

A MIS HERMANOS

JESUj p/\RIA Y p/\RiA RODRIGUEZ,

j\ L memoria. de mis hermanos

muertos desadórnenle el 10 de ulio de 188y.

A los Pro esoKes de la Escuela N de Medicina,

Señores jurados:

la obligación ineludible dePresen tar ante vuestro ilustrado jui-

* eio una prueba escrita para aspirar altítulo de la Escuela Nacional de Medicinay convencido de que cualquier punto que es-cogiera, tendría que adolecer de los defec-tos inherentes á mi falta de conocimientos y depráctica, me fijé en el punto que hoy someto ávuestro inapelable fallo, higiene de los tuber-culosos, por ser de gran importancia tanto porla frecuencia de la tuberculosis cnanto que se-gún muchos autores, los solos cuidados higiéni-cos son muchas veces suficientes para obtenerla curación de la enfermedad.

Solamente el deber me hace acometer unaempresa superior á mis fuerzas, pues para es-cribir algo propio, se necesita un caudal de in-teligencia y de conocimientos de que carezco ab-solutamente, pero creo que vosotros al juzgar-me seréis indulgentes, pues tendréis en cuentalas dificultades conque se tropieza en un tra-bajo de esta naturaleza.

■N estudio completo de las causas dela tuberculosis comprendería no sóloel estudio de la causa determinan-

te que es el bacillus de Koch, sino el másimportante aún de las causas predisponentes,de las condiciones que favorecen la reproduc-ción del bacillus en el pulmón, pues no bas-ta la penetración de los gérmenes patóge-nos para que se declare la enfermedad; senecesitan circunstancias particulares, por ciertodesconocidas en su mayor parte, de receptivi-dad, de oportunidad morbosa, para que la ac-ción de los gérmenes no quede estéril. Peronosotros nos limitaremos al estudio del primergrupo de causas por deducirse de su modo deacción la profilaxia que según Daremberg tie-ne tal importancia que si se siguieran al pié dela letra sus prescripciones, se lograría quitar ála humanidad uno de sus más fatales tributos.

En cuanto al segundo grupo bastará decirque todas las enfermedades predisponen á la tu-berculosis, y obran de la misma manera todaslas circunstancias higiénicas capaces de produ-cir á la larga una debilidad constitucional defi-

10

nitiva. Las más comunes de éstas causas sonla lactancia insuficiente, los trabajos intelectua-les precoces ó excesivos, los trabajos de los ta-lleres en las grandes ciudades manufactureras, lamala alimentación,la acumulación,la habitaciónenlugares oscuros y sobre todo mal ventilados,el exceso de onanismo y de coito, etc., etc. Enlas mujeres,los embarazos demasiado repetidos,la lactancia prolongada demasiado ó muy fre-cuente. Los efectos de éstas causas se manifies-tan con tanta mayor seguridad y mas rápida-mente, cuando el individuo está más expuestoá irritaciones bronco-pulmonares accidentales,como enfriamientos, polvos orgánicos ó inorgá-nicos, etc., etc.

La tuberculosis nunca es hereditaria sinoadquirida. “Un tísico nace de un tísico,” de-cía Hipócrates, y después de él la generali-dad de los médicos han creído que los hijos delos tuberculosos estaban condenados á morir dela misma manera. Chornel, Roche, Monneret, ymuchos otros no titubeaban en considerar la he-rencia como la causa más poderosa de la tuber-culosis.

“La herencia, dice Hallopeau, atributo esen-cial de la vida, afecta la constitución general“del ser. El producto de la concepción sufrien-do la influencia de sus dos generadores, tiende“á semejárseles, no solamente ]>or sus caracte-res morfológicos, sino también por sus aptitu-“des funcionales: es decir, que puede heredar“sus defectos y sus predisposiciones morbosas.”Definida de esta manera la herencia, sólo se

11

puede admitir en el caso particular que nosocupa, que se herede un terreno, una constitu-ción orgánica, tejidos y humores favorables ála pululación del bacillus pero no el bacillus.

Chauveau dice haber observado lesiones tu-berculosas en los fetos de vacas tísicas. Recien-temente Johne (de Dresde) ha visto en un fe-to de ocho meses que provenía de una vaca tu-berculosa, granulaciones donde comprobó lapresencia del bacillus. En los fetos humanos,Peter refiere haber encontrado una vez lesio-nes francamente tuberculosas y Charrin vio unamujer tísica que dio ¿i luz un niño de siete me-ses y medio, el cual murió al tercer día: en esteniñose encontraron lesiones tuberculosas en losórganos abdominales, especialmente en el híga-do, los ganglios y el bazo.

Estos hechos perfectamente comprobados ymuchos otros que sería largo referir prueban laexistencia de la.tuberculosis intrauterina: ¿peroesta tuberculosis es trasmitida por verdadera he-rencia, no se puede invocar el contagio para ex-plicar la aparición de la enfermedad?

Baumgarten ha sostenido que el feto era con-taminado no por la sangre de la madre, antesde su nacimiento, sino por el padre que envíaespermatozoides tuberculosos al óvulo de la ma-dre. Si esta concepción fuera exacta, un indi-viduo no podría procrear hijos tuberculosos sinodespués de haber infectado á la madre, puesque los bacillus contenidos en el óvulo se es-parcirían en los tejidos de la madre. Pero lasestadísticas presentadas por Leudet en el Con-

12

greso de Ginebra prueban que la mayor partede los matrimonios en que el marido era tísico,la mujer no lo era ni después de haber dado áluz hijos que más tarde se hicieron tuberculosos.

Además, la hypótesis de Baumgrten es difí-cilmente conciliable con el hecho de que puedaincorporarse el bacillüs al espermatozoide porla pequeñez de este último elemento, por la in-movilidad del bacillüs, y por último, el esper-matozoide resiste á la manera de los núcleosque no son atacados por los bacillüs.'

La tuberculosis pertenece á la clase de lasenfermedades infecciosas y estas enfermedadespueden ser trasmitidas al nuevo ser durante lavida intrauterina, pues la placenta anexa alorganismo materno puede llevarle al feto á lavez que los materiales de nutrición los princi-pios infecciosos que le ha transmitido la sangrematerna. Pero no hay punto de comparaciónentre este verdadero contagio y la viciación delprincipio de evolución (pie caracteriza la ver-dadera herencia.

Los casos de contagio durante la vida intrau-terina son en muy pequeño número para quese pueda afirmar, en caso de (pie este modo detransmisión de la enfermedad se confunda conla herencia, (pie esta causa tiene gran impor-tancia en la aparición de la tuberculosis: por elcontrario los numerosos fetos examinados pormuchos autores, entre otros Vignal, que pie-sentó sus observaciones en el último Congresode tuberculosis, no tenían lesión alguna tuber-

13

culosa á pesar de que las madres estaban ya enel período de tisis pulmonar.

Estos hechos son suficientes para demostrarcon Bouchardat que si bien es cosa triste nacerde padres tuberculosos, no les es porque el ni-ño nazca con tubérculos, sino porque heredalas disposiciones, los gustos, las costumbres, loshábitos é inminencias morbosas que lo puedenhacer contraer la enfermedad. En una palabrase hereda un terreno fértil donde el germen

• O

puede desarrollarse á maravilla pero no el ger-men, se nace tuberculisable pero no tubercu-loso.

Por consiguiente la transmisión de la tuber-culosis durante la vida intrauterina por heren-cia ó contagio es la excepción, la transmisióndurante la vida extrauterina es la regla.

La tisis pulmonar es trasmisible de los ani-males al hombre y del hombre al hombre. Estacontagiosidad era admitida por Hipócrates ylos médicos contemporáneos de este grandehombre, y por todas las generaciones de médi-cos que les sucedieron hasta los tiempos de La-ence, en que la generalidad negaba el contagio.

En la edad media, en Italia, los gobiernosprescribían el aislamiento de los tísicos, la decla-ración de la enfermedad era obligatoria y los ob-jetos usados por los que morían de esta enfer-medad, eran quemados. En Pro venza en el si-glo XVII1, desde que un enfermo era recono-cido tuberculoso, nadie se servía de los objetosque usaba y al morir se quemaba su ropa, seraspaban las paredes de su cuarto y se pinta-

14

ban, se lavaban los pisos y se exponían á la in •

temperie durante un año, los muebles que ha-bía usado.

Poco á poco se fue perdiendo entre los mé-dicos la idea del contagio y sólo quedó en elpueblo, fiel á las antiguas tradiciones, hasta queen 1865 Villemin, por experiencias admitidaspor todo el mundo, demostró la inoculabilidadde la tuberculosis. La dificutad de seguir la víadel contagio, desde el contagioso hasta el conta-giado,hizo que se vacilara enadmitir el gran en-cubrimiento de Villemin hasta que Koch en1882 aisló el bacillus de la tuberculosis y pro-dujo la tuberculosis con los cultivos en que lohabía colocado.

Los hechos clínicos vinieron en apoyo de lasexperiencias de laboratorio. La siguiente ob-servación de Villettes no deja duda respectodel contagio de la tuberculosis. Jean A., nacidode padres tísicos se casa con Antoniette A. na-cida de padres sanos. Pronto aparecen en elmarido los síntomas de la tuberculosis; muere,y su mujer se casa de nuevo, muriendo tísica,pero no sin legar á su nuevo marido la enfer-medad que la llevaba al sepulcro. En los últi-mos meses de su enfermedad, Antoniette habíareclamado los auxilios de una sobrina suya ca-sada y perfectamente sana: esta sobrina muriótísica, habiendo contagiado á su marido quepereció poco tiempo después, víctima de la mis-ma enfermedad.

Los trabajos modernos lian demostrado quela vía subcutánea es raras veces seguida por el

15

virus tuberculoso para penetrar en el cuerpohumano, que la tuberculosis es ya introducidapor las vías aereas ya por las vías digestivas.Han demostrado también que si se inoculanmaterias tuberculosas en el tejido celular ó enlos ganglios, las lesiones quedan con frecuencialocalizadas al lugar inoculado, pero si la inocula-ción se hace por inyección intravenosa, la locali-zación primitiva es en el pulmón. Otro tanto pa-sa cuando la contaminación se hace por las víasdigestivas: eu este caso pueden no producirselesiones intestinales á pesar de haber penetradolos lacillos, que por los limfáticos ó la sangrevan á fijarse primitivamente en el pulmón.

El aire expirado por los tísicos no contienebacillus, estos están contenidos en los esputos.Tappeiner hizo respirar á dos perros el aire ex-pirado por la tos y la respiración normal de unhombre tisico y no se hicieron tuberculosos.Los resultados contrarios obtenidos por otrosexperimentadores, mezclando animales sanoscon enfermos provienen de que los animales sa-nos estaban en contacto con los productos tu-berculosos, mientras que haciéndolos respirar elmismo aire, pero separados por un tabique su-ficientemente alto para que no se pudieran jun-tar, ninguno contrajo la enfermedad.

El peligro de la vida en común está en elesputo. En el enfermo misino, los labios, la bar-ba y los vestidos si está sucio, y en su derredorlos objetos que haya podido introducir á suboca y los que pueda ensuciar con su esputo,son los temibles. El esputo seco es tan peligro-

16

so como el húmedo. Vignal, Fisher y Schill handejado secar esputos y han visto que conser-vaban su virulencia. Los bacillus han podidoresistir durante todo un invierno y hasta dosaños como en el caso referido por Schotellius.

Las materias expectoradas que caen al suelo,se revuelven después de secas en un polvo ca-paz de elevarse en la atmósfera y dotado depropiedades virulentas como lo demuestran lasinoculaciones hechas en animales con el polvoque rodea las camas de los tísicos que escupen enel suelo. En 38 experiencias hechas con elpolvode las salas de hospitales, destinadas á tísicos,15 determinaron la tuberculosis. Según Spill-manr. y Huashalter las moscas que penetranen las escupideras de los tísicos esparcen excre-mentos cargados de bacillus y creen que pue-den contaminar las sustancias alimenticias so-bre las que se paran. Los polvos de los espu-tos tuberculosos pueden infectar los alimentos,cuando los enfermos escupen en un comedor.

La virulencia de los esputos secos es tal queGrancher y Ledoux-Lebard, asientan que si seeleva su temperatura á 1003 durante 3 horas,matan aún á los animales en 95 días.

La transmisión de la tuberculosis por la ali-mentación está perfectamente demostaada pormultitud de experiencias. La carne que conten-ga ganglios linfáticos puede transmitir la en-fermedad, pero de todas las sustancias alimen-ticias, la leche es la que con más frecuencia esvehículo del bacillus. Puede contenerlo, yasea que la glándula esté enferma,ó ya, lo que es

17

más frecuente que la vaca al lamerse lo depo-site en su superficie, ó también porque los mi-crobios patógenos pueden pasar de la sangre ála leche aunque la glándula esté enteramentesana.

Esta parece ser la causa principal de la granmortalidad de los niños de 1 á2 años, pues se-gún Landouzv,la quinta parte y según Boltz lamitad de los niños muertos en París entre 1 y 2años, mueren de tuberculosis. Indudablemente,que en esta gran mortalidad influye algo másque la sola ingestión de leche tuberculosa. Losniños pobres como lo hace notar Landouzy soncuidados por parientes ó vecinos tísicos, que nopodiendo trabajar, son naturalmente encarga-dos de esta ocupación. Se encuentran pues es-tos desgraciados niños en las más favorablescondiciones de promiscuidad para que el peli-gro sea inminente.O

Además, los niños se llevan á la boca cuantoencuentran por el suelo infectado por los pol-vos de esputos tuberculosos.

E1 contagio de> la tuberculosis por la lechefue observado por Robinson en los miembrosde una tribu nómada del Asia Menor.

Es necesario saber que la ingestión de pro-ductos tuberculosos no produce siempre la tu-berculosis, puesto que el virus penetra casi siem-pre al estómago donde la acción del jugo gás-trico, gracias á su ácido clorhídrico libre alteracasi siempre su virulencia. Para que el conta-gio por las vías digestivas puede hacerse se ne-

18

cesita que las funciones digestivas, estén alte-radas y en particular que el ácido libre del es-tómago, sea secretado en pequeña cantidad.

Para que pueda operarse el contagio por lasvías aéreas se necesita que éstas estén predis-puestas á recibir el bacillüs por irritaciónprévia, por una bronquitis aguda ó crónica.

La importancia de la acumulación es tal quelas estadísticas deBruselas, dan de 100 muertospor tisis, 27 en los obreros que trabajan al airelibre, 45 en los que tienen una profesión seden-taria, fifi en los mozos de café y 11 solamenteen los agricultores.

Laenec cuenta que era en Paris, médico deun convento donde todas las hermanas se hi-cieron tuberculosas en un espacio de 10 años,excepto las encargadas de cuidar el jardín, óque salían á pasear.

Los médicos de la marina dicen que en todoslos países salvajes, cuando un tísico entra ánnacasa, toda la familia, uno tras otro de sus miem-bros mueren tísicos.

Por último, la transmisión de los tuberculo-sis puede hacerse por los órganos génito urina-rios.

Los Lechos anteriormente asentados pruebande una manera palmaria, que aún confundien-do como se hace, el contagio intrauterino conla herencia, en los casos en que este modo detransmisión se ha podido observar, son insufi-cientes para asegurar que esta causa tenga granimportancia en la potogenia de la enfermedad,

19

no así el contagio, causa sine qua non de latuberculosis y cuya importancia es tal que liahecho entrar el estudio de las condiciones enque se desarrolla la tisis, en una vía verda-deramente científica y de fecundos resultadospara la humanidad.

PROFILAXIA.

A tuberculosis de las vacas, pareceser bastante frecuente, pues Lydtinencontró en una de las mejores leche-

rías de Carlsruhe, que de 19 vacas todas porcierto de la apariencia más tranquizadora, 12estaban tuberculosas.

Xocard, Gutmann Rang y muchos otros creenque basta la inyección de de 0 C30 de tuberculi-na de Koch para producir en las vacas que tie-nen aún una tuberculosis inapreciable por losmedios físicos una reacción febril bastante mar-cada para poder ser utilizada como medio dediagnóstico. Pero en el caso muchísimo más fre-cuente en la práctica en que no pueda compro-barse el origen de estos alimentos, se deben to-mar ciertas precauciones, elevar la temperaturade la leche, carne, etc., con lo que se destruyeninfaliblemente los bacillüs.

Según Grancher basta una temperatura de70° para destruir en un minuto la virulencia delos bacillüs, por consiguiente,bastara someter

21

la leche á la ebullición por el método de Soxhletpara que se pueda tomar con toda confianza.

La carne que se emplea en ciertas prepara-ciones, enteramente enteramente cruda, debe-rá ser escogida cuidadosamente, de manera queno tenga nada de los tejidos no musculares ve-cinos y la que contenga gángl¡os deberá ser so-metida á la ébullión, después de reducirla á pe-queños pedazos.

Para ponerse á cubierto de los esputos húme-dos y del polvo de los esputos secos, se prohi-birá enérgicamente á los tísicos escupir en elsuelo, donde los bacillcs viven durante mu-cho tiempo conservando íntegras sus propieda-des virulentas. No se debe consentir como sehace algunas veces en los Llospitales, que los en-fermos escupan en lienzos, como pañuelos ócualesquiera otros, porque estos lienzos se secany ensucian cuanto objeto se pone en contactocon ellos mientras no son lavados.

Los esputos de los tísicos deben de ser reci-bidos en una escupidera que contenga agua ycubierta á fin de que las moscas no se introduz-can en ella, pues se ha observado que estos ani-males después de haberse introducido en las es-cupideras, tienen bacillus que depositan en elexcremento. Lna botella de cerradura metálicay de cuello ancho como propone Dethweiler,llena perfectamente esta condición. El conteni-do de las escupideras debe ser vertido en los ex-cusados donde los microbios saprofitos destru-yen rápidamente los cacillos.

Otro medio para* destruir la virulencia de los

22

bacillus consiste en someter los esputos á laacción de sustancias desinfectantes, pero estemedio da resultados mucho más inciertos, puesse han empleado casi todos los antisépticos ysus resultados son poco satisfactorios.

Además, en la práctica pocas veces los en-fermos pueden hacer estos gastos, por cuya ra-zón, lo mismo que por sus resultados, los espu-tos deben recibirse en un vaso que contengaaserrín que se quema después de haber servido,lavando la escupidera con agua hirviente.

Es indispensable no servirse de los mismosobjetos que usen los tísicos á no ser que se ele-ven á una temperatura de 100 3

Los tísicos deberán lavarse cuidadosamentela boca, sin olvidar las comisuras labiales, labarba vecina de la boca, muchas veces al díacon una solución bórica al 2Ó3 por 100° Es-tos cuidados son muy importantes, porqueeste orificio está constantemente infectado porlos esputos: testigo el hecho observado porMusgrave—Claj de una partera tuberculosaque acostumbraba hacerles á los recien nacidosla respiración artificial, tuvieran ó no síntomasde asfixia, pues bien, 13 niños de los atendi-dos por esta partera murieron de meningitistuberculosa.

Siendo el aire y la luz, los grandes destruc-tores de microbios se deberá ventilar y asolearlos cuartos ocupados por los tísicos. Se debe-rá tomar ciertas precauciones al barrer estoscuartos, pues cuando se agita el aire de una ha-

23

bitación se levantan polvos que contienen losBACILLUS.

Kierner y Albibert han encontrado en uncuartel durante la noche, 14 microbios por litrode aire y 220 en la mañana, cuando el polvo delas salas del cuartel es removido por los solda-dos al vestirse.

Stern ha observado que cuando se produceuna corriente de aire general, los gérmenes mi-O ' O

crobianos disminuyen de G20 á 2 por litro endos minutos solamente: se debe pues al barrer,procurar establecer una corriente de aire quearrastre los polvos del aire. No se debe mojarel suelo para barrer, pues los microbios fijos enel suelo por el agua tan luego como se seca seesparcen en la atmósfera. En los dormitorios sedeben dejar las ventanas abiertas durante el díay en los talleres y lugares donde se aglomeragran cantidad de gente, se deben dejar las ven-tanas abiertas de día y de noche y barrer cuan-do estén vacíos estos lugares. Desgraciadamen-te no es posible en la práctica pero sería lo quellenara las aspiraciones de la Higiene en estesentido, emplear el medio que Board llevóá cabo en su servicio del Hospital Saint-Pothin,y que consiste en fomar un pavimento imper-meable con parafina exten dula caliente conciertos rodillos á propósito, ó fría después dehaberla disuelto en petróleo; este pavimentotendría la ventaja de poderse lavar cuántasveces fuera necesario.

Tomando todas estas precauciones, la vida encomún con los tísicos no presenta peligro algu-

24

no y se podrá prodigarles los cuidados más ín-timos con toda confianza.

En el calentamiento de los cuartos de los tí-sicos, se deben seguir al pie de la letra las reglasgenerales para el calentamiento de las habita-ciones, como son mantener una temperaturauniforme y no demasiado alta, asegurar la eva-cuación de los productos de la combustión y nosecar el aire de la habitación.

Se debe desconfiar de los coches destinadosal trasporte de los tísicos, lo mismo que de losHoteles. Sería pues indispensable hacer una des-infección rigurosa, tanto de los coches comode los muebles que los tísicos usen, cosa difícilpor cierto, principalmente en las casas partícu-la!•es. Daremberg recomienda para la desinfec-ción de los pisos, de las telas y de todos losobjetos, con excepción de los de metal, el em-pleo de la solución siguiente, después de haberlavado estos objetos con agua de jabón.

Sublimado corrosivo 30 gramos.Acido tártrico 45

,,

Agua 10 litrosPara los objetos de metal se pueden reempla-

zar el sublimado por algún otro de los numero -

sos desinfectantes que se usan diariamente enmedicina.

El blanqueo de las habitaciones con la cal esinsuficiente para destruir los gérmenes tuber-culosos En 1889 Giaxa lo ha demostrado porexperiencias muy concluyentes. Extendió losesputos en una pared y los dejó sacar, lavó lapared é inyectó el agua del lavado á 3 cuyos que

25

murieron tuberculosos. Repitió la experienciadespués de haber blanqueado la pared con aguade cal, dos veces, y el agua del lavado produjosiempre la tuberculosis en los cuyos.

Daremberg aconseja también, no leer los li-bros de loe gabinetes de lectura en los lugaresfrecuentados por los tísicos, pues estos enfermospueden propagar la enfermedad por sus manossúcias muchas veces por los esputos.

Es evidente que todas las medidas de higié-ne pública y privada que combatan la acumu-lación, el mefitisimo del aire y la suciedad, con-tribuirán á destruir las causas permanentes decontagio. Estas medidas higiénicas colocaráno

#oal individuo en condiciones mucho más venta-

josas para luchar victoriosamente con la infec-ción. Será sobre todo útil combatir las costum-bres sedentarias de ciertos individuos que pa-sas horas enteras en las cantinas respirando unaire verdaderamente envenenado. Ransome hademostrado en el reciente congreso de higieneverificado en Londres, que la proporción generalde los tísicos en Inglaterra habia disminuido de2.5 á 1.5 por 1000 desde la adopción de los re-glamentos sobre la salud pública.

Si se siguieran al pié de la letra las prescrip-ciones higiénicas, en las casas de los tísicos, enlos talleres, en los cuarteles, en una palabra, entodos los lugares en donde el hombre está ex-puesto á la contaminación, los resultados seríanmás satisfactorios todavía que los obtenidos has-ta ahora en Inglaterra y en otros lugares dondese da alguna importancia á estos consejos, por

26

cierto fáciles de seguir, con un poco de buenavoluntad.

Si las causas de contaminación mencionadasson capaces de provocar la tuberculosis en elhombre, lo serán con mayor razón en el niño.Un niño no debe vivir con un tísico, pues nun-ca se le podrá vigilar lo suficiente para que seesté seguro de evitarle todas las ocasiones decontagio, estando además expuesto al contagiopor las caricias, los besos, que le prodigan losindividuos tuberculosos. Los niños nacidos depadres tuberculosos, deberán ser alejados de lacasa paterna y criados en el campo, donde elgénero de vida, la buena alimentación, el airepuro, los ejercicios metódicos, modificarán ladebilidad constitucional, la predisposición paracontraer esta terrible enfermedad.

La verdad de esta aserción está comprobadapor numerosos hechos observados en que losniños nacidos de padres tuberculosos y educa-dos en los orfanatóiios de Nuremberg y de Mu-nich se hacen tísicos tan pocas veces, que ape-nas muere uno cada 10 años de estos asilados.

Para el ejército se tendrá cuidado de reclu-tar individuos perfectamente sanos y de licen-ciarlos tan luego como comienzen á estar en-fermos. Tomadas todas estas precauciones se ve-rá que la inmensa mayoría de los casos consi-derados como hereditarios no son sino contagiofácil de explicar por las circunstancias en quese desarrolla la enfermedad.

ALIMENTACION.

fallo de la generalidad de los mé-dieos que condenaba á los desgra-ciados tuberculosos á una muerte

segura é inevitable hiciérase lo que se hiciera,pierde cada día su valor, minado por su basepor la experiencia diaria de verdaderas autori-dades en la materia, como Laence, Pidoux,Chareot, Jacoud, Peter, Von Ziemmzen, Kan -

some y muchos otros más que sería largo enu-merar. Estos autores han comprobado la cura-ción completa y absoluta de la tuberculosis.

Leudet de Rouen decía en la Academia deMedicina de Paris que había cuidado 19 tísicos,los cuales estaban curados después de más 10años: muchos se habían casado y tenido hijosperfectamente sanos: los signos físicos de lasantiguas lesiones habían desaparecido y noquedaba ya mas que un endurecimiento pul-monar. Daremberff refiere haber cuidado á va-

Orios tísicos, en los que la curación se manteníacompleta mucho tiempo después de haber ter-minado el tratamiento.

28

Todas las formas de la tisis pulmonar son cu-rables, pero en las formas agudas ó subagudas,es decir rápidas, la marcha hace todo trata-miento impotente, á no ser que se tenga la fe-licidad de provocar una detención, durante lacual los medicamentos y la higiene excitan lasbuenas disposiciones del organismo. Pero mien-tras más se acerca la fiebre al tipo continuo, lasprobabilidades de curación‘son menores.

La tisis de los diabéticos se considera gene-ralmente como incurable, pues al lado de unaque otra curación, cuántos fracasos registranlos estadistas.

En la tisis común es en las que la curacionesson más frecuentes. Cuando principia la tuber-culosis, si su marcha es lenta, Daremberg diceque el enfermo puede con seguridad curarse,si el tratamiento es bien dirigido y si el enfer-mo cuenta con los recursos suficientes parallevar una vida cómoda y arreglada. Aún enel período de reblandecimiento la enfermedades curable siempre que la elevación vesperalde la temperatura sea poco intensa y que lasvías digestivas del enfermo funcionen regular-mente.

La confianza del médico en la curación haráque el enfermo participe de la esperanza desslvarse, contribuyendo en gran manera al re-sultado final.

Grancher y Cliarcot son los que más han con-tribuido á esclarecer el mecanismo de curaciónde la tuberculosis. El primero de estos autoresdemostró que el tuberculosis es una neoplasia

29

fibro-caseosa con tendencias á caseificarse, esdecir, á reblandecerse y á ulcerarse, como ha-cerse fibrosa, es decir, á cicatrizar.

La degeneración de los productos inflamato-rios de origen tuberculoso no es fatal, pues sibien laobliteración délos vasos en las zonas infil-tradas, es la regla, muchas veces puede producirsela transformación fibrosa sin pasar por la Gasifica-ción y aun este modo de terminación con fre-cuencia se detiene en su marcha por la evolu-ción fibrosa, medio de defensa precioso de quedispone el organismo en su lucha por la vida.Habría durante el tiempo en que este trabajose apera, según el profesor Renaut de Lyon, lu-cha entre dos tendencias inflamatorias opues-tas en sus efectos; la inflamación específica quetiene siempre tendenciaá destruir y laño espe-cífica, causada por la irritación de los bacillusque obran como cuerpos extraños en el tejidopulmonar y que tiende á reparar los perjuicioscausados por la primera.

Las substancias secretadas por los bacillusvivos, lo mismo que las contenidas en los cadá-veres de los bacillus muertos son igualmentenocivas y son capaces unas y otras de producirla supuración: por consiguiente la opinión deHnnterde Londres que cree que las substanciasque provienen de los bacillus producen latransformación fibrosa de los tejidos, no estáde acuerdo con los hechos anatomopatológicos.

Estos hechos prueban que es enteramenteinútil matar los bacillus tuberculosos, en casode que esto fuera posible, puesto quelos bacillus

30

muertos forman ya pus, ja tubérculos y espar-cen siempre venenos en el organismo. 8e nece-sita pues contrarrestar y neutralizar los vene-nos formados por los gérmenes vivos, ó conser-vados en los muertos. Este resultado se obtienepor una buena higiene, la aereación, la sobrealimentación, el reposo, que son los grandes an-tagonistas de las intoxicaciones de origen mi-o

<.

ocrobiano. Grancher ha dicho con razón: “la cu-ración no puede efectuarse sino cuando el or-ganismo tiene en reserva fuerzas suplementa-rias, pues es toda cicatriz un trabajo de forma-“ción que supone una actividad celular exage-rada y el empleo de materiales tomados á la“la sansre ó á la linfa. Si la nutrición de las ce-O

“dillas de la zona embrionaria se sostiene, estos“elementos se organizan en tejido conjuntivo“Se necesita pues que la nutrición normal de las“celdillas orgánicas se efectué y aun mejor que“antes, puesto que los elementos tiene que pro-ducir una vegetación conjuntiva reparadora.”

Se necesita además para obtener la evoluciónde las lesiones tuberculosas, permitir á los gló-bulos blancos destruir los bacillus, lo que nose consigue sino con una buena higiene; á estose limitará en cuanto al tratamiento de la cau-sa, el papel del médico, mientras no llegue eldía en que las lesiones pulmonares se puedantratar con el cloruro de zinc, que tan brillantesresultados dio a Lannelong en el tratamiento delas lesiones tuberculosas de los huesos v de lasJ

articulaciones.La alimentación es pues la principal anua de

defensa contra la tuberculosis. Los casos de in-dividuos que viven mucho tiempo á pesar de loavanzado de sus lesiones tuberculosas es fre-cuente, siempre que conserven el apetito y di-gieran bien.

Debove ha realizado un gran progreso, demos-trando que el apetito de los tísicos no está deninguna manera en relación con sus facultadesdigestivas. Ymmermann y Bale han demostra-do también que el jugo gástrico es normal enlos tísicos que no tienen una calentura fuerte:de 55 enfermos, 31 pudieron digerir en 6 horas,la comida de prueba de Leu be y sus estómagosno contenían ni ácido*butyrico, ni acido lácti-co. Se debe pues hacerlos comer de grado ó porfuerza, con la seguridad de que podrán llegar ádigerir perfectamente cantidades convenientesde alimentos.

En caso de que no valgan razones ni ruegospara hacer comer á los enfermos se podrá em-plear la sobrealimentación, valiéndose de la son-da rígida de Debove ó del tubo blando de Fau-cher. Este método de alimentación está sobretodo indicado en los casos de vómitos incoerre-cibles y que sobrevienen con la tos ó sin ella.

Los tísicos son consumidos por la fiebre, laspérdidas sudurales, intestinales y brónquicas. Lacantidad que asimilan es casi nula, mientrasque las pérdidas en materias albuminoides, gra-sas y salinas son muj grandes. Sus orinas contie-nen pocas materias azoadas, indicio seguro de lainsuficiencia de la renovación orgánica, mientrasque la eliminación del ácido carbónico aumenta

de una manera’ considerable como lo ha observa-do Quinquaud. Es indispensable pues restituiral organismo por una alimentación apropiada,abundante v sana las substancias consumidas

•/

en exceso.Los tísicos que conservan el apetito pueden

sujetarse al régimen alimenticio que sigue: car-ne 600 gramos, pan 250: 2 huevos, materias gra-sas 80 gramos, papas 100 gramos; arroz, chicha-ros, frijoles, lentejas, maíz 300 gramos: cervezaun litro, y medio litro de leche: se puede aña-dir á esta ración queso y frutas. Esta masa ali-menticia se tomará en 4 ó 5 veces al día te-niendo cuidado de que hf comida más abundan-te sea al medio día. Se pueden hacer ciertasconcesiones á los caprichos y gustóte de los en-fermos, pues de esta manera se conseguirá másfácilmente el objeto que el médico se propone.

Sidos tísicos tienen una gran calentura en lu-gar de sobre alimentarlos se deberá ponerlos áración. No tomarán sino leche, huevos, alcohol,jaleas animales ó vegetales y un poco de carnecruda ó pulverizada. Se deberá en estos casosdar la preferencia á los alimentos líquidos so-bre los sólidos.

La carne debe ocupar un lugar considerable,pero no exclusivo en la alimentación de los tu-berculosos. Esta substancia es la que contienemásazóe y se lia observado además que es másfrecuente la tisis en los animales herbívoros queen los carnívoros. No es necesario que esté pre-parada de una manera especial: el enfermo pue-de satisfacer su gusto tomándola como más le

33

agrade y de la clase que quiera pues tan buenaes la carne de buey, como el pescado, los crus-táceos etc. La adición de ciertas salsas aromáti-cas también es útil.

La carne cruda introducida en la terapéuticade la tisis pulmonar por Weiss de San Peters-burgo, es un alimento de primer orden. Des-pués de raspada la carne con un cuchillo y ma-chacada en un mortero, se obtiene una pulpaque presenta al estómago, fibras muscularesmuy pequeñas, fácilmente atacables por el jugogástrico. La ténia se desarrolla algunas vecespor el uso de carne cruda, pero este es un in-conveniente muy ligero al lado de las grandesventajas que tiene este género de alimentación.

Al principio, los enfermos tienen una repug-nancia invencible para el uso déla carne cruda:se les debe permitir valerse del artificio quequieran, para ocultar el color y sabor de estealimento. También se les debe permitir tomarlaá la hora que quieran, comenzando por peque-ñas dosis, 40 ó 50 gramos, hasta llegar á 200 ó300 gramos.

Cuando este alimento produzca la diarreadebe asociársele alguna sustancia que calme laexcitabilidad intestinal.

Tan útiles como la carne cruda son los pol-vos de carne introducidos por Debove en laalimentación de los tísicos. Esta preparaciónestá fundada en la propiedad que tiene la al-búmina de que secada á una temperatura de65 puede después calentarse á 110° sin perdersu digestabilidad.

34

Esta preparación representa cuatro veces supeso de carne cruda: es por consiguiente mu-cho mas nutritiva y de muy fácil digestión. Sepuede dar hasta la cantidad de 300 gramosque representa 1.200 gramos de carne cruda,haciendo uso de la sonda, si es necesario, ómezclada con leche. Gracias á este método,Grancher, Debove, Bouchard y Dujardin-Beau-metz han obtenido verdaderas resurrecciones.

Se puede mezclar el polvo al vino de Mála-ga, al cognac, al rom, en una palabra, buscarel medio mas agradable, para que el enfermose habitúe á utilizar este precioso recurso.

Se reemplaza á veces el jugo de carne á lasotras preparaciones; pero esta costumbre esmala, porque el jugo contiene pequeña canti-dad de principios azoados, como se puede con-vencer á los enfermos que creen absorber unalimento maravilloso, haciendo evaporar el ju-go que deja solamente una pequeña cantidadde residuos sólidos.

El jugo, lo misino que el té de buey contie-nen sustancias salinas que excitan el apetito yfavorecen la aximilación, pero son también pur-gantes por las sales de potasa que en su mayorparte forman el residuo sólido.

Los extractos de carne son deplorables ali-mentos. Contienen cantidades considerablesde sales de potasa, de creatina, creatinina, xan-tina, hypoxantina, ácidos úrico, inosico, esdecir verdaderos venenos. Muller cuenta queha sufrido diarrea siempre que ha añadido 30gramos de extracto de carne á sus alimentos.

35

E1 caldo es un buen alimento cuando estágordo v un buen excitante del apetito cuandono contiene gran cantidad de grasa y es sola-mente aromático. Pero debe tomarse en peque-ña cantidad porque contiene bastantes sales depotasa que añadidas á las que contiene la car-ne, perjudican la nutrición. Se necesita por locontrario dar al hombre sales de cal que seránsobre todo suministradas por el agua potable;la química enseña que con una ración de ali-mentos sólidos, no se absorbe sino un gramo decal y se expulsan dos gramos: tomamos un gra-mo á la agua de bebida que lo contiene bajo laforma de carbonato ó de bicarbonato de cal. Es-ta cal constituye la trama mineral del tejido hue-soso y de otros tejidos, principalmente del fi-broso que se debe de procurar formar en los tí-sicos para producir la cicatrización de la ulce-ración tuberculosa.

Las peptonas pueden ser un adyuvante útilen la alimentación de los tísicos. Son materiasalbuminoides hidratadas por la acción de la pep-sina acidificada. Son más fácilmente absorbi-bles (pie las albúminas, porque pueden penetrará través de las paredes del intestino sin sufrirningún trabajo químico. Absorbidas, se trasfor-man de nuevo en albúminas. Al atravesar lamucosa intestinal se deshidratan como lo ha-cen los ácidos grasos y la glicerina que se tras-forman en grasas neutras y vueltas á tomar porel quilo y la sangre, sirven para la nutrición per-mitiendo la fijación de su ázoe por los tejidos.

Las peptonas sólidas pueden ser ingeridas co-

36

mo el polvo de carne: pueden también ser toma-das en obleas de 2 gramos cinco veces por dia,Leube ha demostrado que son absorbidas per-fectamente hasta por el intestino grueso: variosenfermos de tisis laringea, que no podían intro-ducir por el exófago ni sólidos ni líquidos hansido alimentados durante muchos meses con la-vativas de peptonas. Se pueden preparar fácil-mente las peptonas según la formula de Hinnin-

gramos de carne de buey, sin grasa, sonreducidos á pedazos pequeños y puestos á di-ge! ir durante 24 horas y á una temperaturade 45 P

,en 2 litros de agua adicionada de 12

centímetros cúbicos de ácido clorhídrico puro yde 2 gramos de pepsina muy activa. El liquidoque queda se filtra, se neutraliza con una solu-ción de cloruro de sodio y se concentra á la tem-peratura de la ebullición hasta que se reduzcaá la mitad y se filtra de nuevo: á este líquidose le añaden G claras de huevo y además 50 gra-mos de azúcar para cada lavativa. Para que elenfermo conserve la lavativa se debe poner an-tes una lavativa de agua con unas cuantas go-tas de láudano.

La gelatina y las materias contenidas en loshuesos, los tendones, las patas y la cabeza delos animales pueden utilziarse por poco tiempo,para dar á los tísicos alimentación variada. És-tos productos contienen sustancias capaces detrasformarse en albuminoides pero no se pue-den emplear durante mucho tiempo porqueproducen la diarrea.

Las grasas son alimentos de primer orden

37

para los tísicos. Bnchardat pretendía que la ti-sis sólo se desarrollaba en los individuos priva-dos de sustancias grasas. Se ha pretendido aúnque est&s sustancias son bactericidas. Estas sonexageraciones, pero Yoit ha demostrado que ladigestión y asimilación de la grasa, hace máslento el movimiento de desasimilación, no so-lamente de los cuerpos grasos, sino también delos albuminoides. Si bien es cierto (pie el organis-mo puede formar grasas á expensas de todos losalimentos, necesita para formar la cantidad sufi-ciente, una cantidad enorme de sustancias al-buminoides y es mucho más sencillo darle lagrasa ya formada. La exhalación de ácido car-bónico es mucho mayor en el tísico que en elhombre sano, razón de más para que necesitela ingestión de cantidades mayores de grasa.

J. Kank ha demostrado por una experienciamuy sencilla, la influencia de las grasas en lanutrición. Ha visto que un hombre alimentadocon 500 gramos de carne, 200 dé pan, 15 degrasa,, 10 de sales y 2 litios de agua, se enfla-quecía y eliminaba más ázoe del (pie absorvía;mas el peso de su cuerpo aumentaba y lá pér -

dida de ázoe desaparecía si se añadían 100gramos de grasa á este régimen.

Las grasas (pie se absorven más fácilmenteson la líquidas. Dastre ha demostrado que elácido oleico y los aceites pueden absorverse en-teramente, mientras que la estearina deja 90por 100 de residuo. La grasa de puerco es sinembargo de fácil absorción, pero el aceite de hí-gado de bacalao es la grasa que mejor se absor-

38

ve y contiene abundantes elementos biliaresque aumentan su digestibilidad. Los cerealescomo el maíz, trigo, arroz, etc. contienen bue-nas cantidades de grasa, lo mismo que•ciertosalimentos de origen animal como los huevos,los sesos que contienen además de grasas ordi-narias, lecitinas ó grasas fosforadas. Los mismosprincipios se encuentran en los huevos de can-grejo, en los de esturgión conservados en acei-te bajo el nombre de caviar. El hígado graso esel más indigesto de los alimentos grasos. Lasgrasas son difícilmente absorvidas por el intes-tino grueso, cuando se las introduce por mediode lavativas; sin embargo, Eichhorst y Edwaldhan visto que los huevos se absorven bien cuan-do se les añade 1 «ramo (|e sa i común á cada

O

huevo.Los vegetales no deben de desempeñar en la

alimentación, más que el papel secundario quetienen en* la alimentación en general, pues sibien es cierto que algunos vegetales contienenmaterias azoadas, éstas están en pequeña can-tidad y se necesita una gran cantidad de le-gumbres ja no para los trabajos de reparaciónsino solamente para conservar la vida. En cam-bio mezcladas en cantidad conveniente á lasgrasas j las carnes, los hidratos de carbón con-tenidos en las legumbres y los frutos contribu-yen al ahorro de materias azoadas y á fijar lagrasa.

La celulosa que contienen en gran cantidadlos vegetales es la causa de su poca digestibili-dad y esto es tal vez una ventaja para el hom-

39

bre, pues Treud ha encontrado celulosa en lostubérculos de los tísicos, siendo por consiguien-te muy posible quo la alimentación vegetalpredisponga á la tuberculosis más que la ani-mal. Contienen además los vegetales bastantecantidad de sales de potasa y ya hemos ristoque perjudican la nutrición.

Se debe recomendar á los tísicos que masti-quen con paciencia el pan, porque el almidónde los cereales exige mucha ptyalina, es decir,saliva para trasfomarse en dextrina asimilable.

Para obviar la indigestibilidad de los hidra-tos de carbón obtenidos de las legumbres, De-bove ha ideado preparar la fécula soluble ca-lentando la fécula de papa durante tres horasá una temperatura de 180°. Obtenida de estamanera, la fécula es soluble en el agua y la le-che y se pueden dar á los enfermos hasta 400gramos de esta fécula disueltos en dos litros deleche.

La leche es un alimento completo, puesto quecontiene materias azoadas como la caseina, ma-terias grasas como la mantequilla é hidrocarbo-nados como la lactosa. Pero si este alimentopuede ser suficiente para los niños, de ningunamanera lo podrá ser para los adultos y muchomenos para los tísicos. Para tener la cantidadnecesaria de materias azoadas sería indispensa-ble una cantidad verdaderamente enorme deleche y los tuberculosos no pueden absorvergran cantidad de alimentos, sobre todo si tienendispepsia nerviosa.

¡Se han preconizado todas las clases de leche

40

en el tratamiento de la tuberculosis y para al-gunos médicos antiguos como Galeno, y aúnpara algunos de nuestros tiempos, la leche demujer es una verdadera panacea en esta enfer-medad. La leche de mujer contiene solamentemás fosfatos de cal que las otras leches y for-ma un cuagulo más blando: otro tanto pasacon la leche de burra, pero estas ventajas queson inapreciales para los niños, valen bien pocopara los adultos.

Cuando la leche provoque pesantez en el es-tómago, se le añade uu poco de coñac, de kirshó de agua de flores de naranjo: si provoca dia-rrea, se le mezcla con agua de cal, y si provocaconstipación se le añade agua alcalina ó un po-co de magnesia calcinada.

Lós derivados de la leche, como mantequi-lla y todas las variedades de quesos, contienengran cantidad de sustancias azoadas y debenprodigarse abundantemente en la alimentaciónde los tísicos.

El Kouinis es la leche de burra 6 de vaca, fer-mentada por la acción de la levadura de cer-veza. Bogoiawlenski dice que de 100 tísicossometidos al tratamiento por esta sustancia yque tomaban cada día 4 ú 8 botellas de estebrebaje, 15 curaron y el resto se mejoró nota-blemente. Postnikoff pretende haber obtenidoasí una diminución de la infiltración tuberculo-sa y aún una diminución de las cavernas. Ex-periencias razonadas solo permiten asegurarque el koumis es un buen alimento y que pue-

41

de administrarse con ventaja á los tísicos queno tienen calentura.

El Kéfir es para los montañeses del Cáucasolo que el Koumis para los tártaros. Se le pre-para añadiendo á la leche de vaca un fermentollamado dtspora caucásica. Bajo su influen-cia la leche se trasforma en alcohol, ácido lácti-co y ácido carbónico. Tiene una acción pareci-da a la del koumis.

El suero de la leche ha gozado de una gran#

O Ofama. Se enviaba á los tísicos á ciertos lugaresde Europa, donde según se decía, curaban ente-ramente con la sola ingestión durante algún

O.

o

tiempo, de suero. Se atribulan resultados ver-daderamente maravillosos al suero de borrega,y hacían á los enfermos absorber sendos vasos aldía. El suero no tiene acción alguna sobre la tí-sis: los buenos efectos de estas curas se debenal aire puro de las montañas y á la vida del airelibre de que se disfruta en los lugares donde seoperan.

La acción del alcohol se interpreta de mane-ra diferente, para algunos hasta favorece la tras-formación esclerosa de los tubérculos, llegandohasta asegurar que el alcoholis es antagonista dela tuberculosis, mientras que para otros, todolo contrario.

Como alimento para los tísicos no es de des-deñarse y se puede dar á estos enfermos en losclimas fríos hasta 60 á 80 gramos de cognac:en los calientes 25 ó 30 bastan. Debe de to-marse después de las comidas y en pequeñacantidad cada vez. Aunque su acción es fugi-

42

tiva, presta reales servicios á los tísicos levan-tando la calorificación. Jacoud prescribe en elprimer periodo de la tuberculosis la siguientepoción:

Tintara de canela de 2 á 6 gramos.Jarabe de corteza de naranjas

amargas 30 á 50Cognac 30 á 60 „

Extracto de quina 2 á 4,,

El empleo del alcohol en inyecciones intra-pulmonares no hadado resultado ninguno.

El uso del vino tiene mas bien inconvenien-tes que ventajas, principalmente el del vino tin-to, por las frecuentes adulteraciones que sufreesta bebida. En caso de prescribir vino á lostísicos se les aconsejará (pie usen mejor los vi-nos blancos, como Marsala, Madera, etc., etc.

Las bebidas fermentadas que como la cerve-za y el pulque contienen materias nutritivas sonuna excelente ayuda en el tratamiento de latuberculosis.

Todas las bebidas fermentadas deberán serprohibidas á los tísicos gotosos: deberán tomarsolo agua, leche, té ligero; comerán poca carneroja y su alimentación se compondrá principal-mente de carnes blancas, de pescados, huevosy cuerpos grasos.

Se ha recomendado también el uso de la uva,en Alemania, Suiza, y Austria. Los tísicos en-gordan, sometidos á este régimen, pero soloconviene á los constipados. Sus buenos resul-tados son debidos á las condiciones en que se

43

encuentran los tísicos, en los lugares adonde sedirigen.

Cuando se arregle el régimen alimenticio deO O

un tísico, se deberá procurar ante todo, darlealimentos ricos en sustancias azoadas, porqueeste enfermo necesita no solo mantenerse sinoreparar las numerosas pérdidas que tiene porlos esputos, los sudores, la calentura, y algunasveces por las orinas: su organismo está según laingeniosa comparación de Armand Gautier, enlas condiciones de una máquina calentada conpoco combustible, la cual es solo capaz de ven-cer las resistencias ordinarias. Por consiguien-te, solo una sobrealimentación bien dirigida eslo único capaz de dar al tísico la tuerza sufi-ciente para luchar con las numerosas causas quedeprimen su organismo.

El organismo puede asimilar un exceso demateriales nutritivos y llegar á una asimilaciónverdaderamente sorprendente como se obser-va en los grandes comedores. Este aumento enlas reservas del organismo es muy útil en lostísicos por las razones antes indicadas. Peropara conseguir este resultado se necesita unaalimentación mixta, compuesta de albuminoi-des, grasas y feculentos en proporciones conve-nientes, pues ninguna de las sustancias alimen-ticias que pertenecen á estos tres grupos es su-ceptible de llenar el papel que tiene que des-empeñar la alimentación en el tratamiento delas enfermedades crónicas, y particularmenteen la que nos ocupa.

La nutrición es en último resultado un con-

junto de reacciones químicas que se opera enel interior de los tejidos, reacciones que consis-ten en su mayor parte en oxidaciones y des-xidaciones y que dan por resultado la forma-ción de los productos eliminados por el orga-nismo. La urea, el ácido carbónico y el aguano son sino el término final de estas combina-ciones. Para que estas reacciones se produzcanconvenientemente, se necesita pues el concursode sus causas, el aire, el calor solar y la luz.

En la última parte de nuestro trabajo estu-diamos las condiciones en que debe estar colo-cado el individuo para que la acción de estasfuerzas d<j la naturaleza no permanezca estéril.

enfermo crónico que se alimentabien, tiene grandes probabilidadesde salvarse, pero como acabamos

de ver no se vive de lo que se come sino de loque se asimila j se necesita para que se efec-túe esta función convenientemente, una vidaal aire libre, pero vida de enfermo, de ser frá-gil. Los cuidados higiénicos forman gran par-te del tratamiento de los tísicos, pues comodice Grancher, después de haber agotado enbalde todos los medios terapéuticos preconiza-dos para atacar directamente la causa de estaenfermedad, se tiene que recurrir á fortalecerel organismo, á darle los medios de defensa,por un género de vida perfectamente metodi-zado.

El aire puro no tiene buena influencia porquemate al microbio, sino porque hace vivir al hom-bre con mas intensidad. Ño ataca directamen-te la causa, pero si indirectamente que equiva-le á lo mismo. Células bien nutridas son un me-dio desfavorable para la pululación de los parási-

tos. La benéfica influencia del aire fue recono-cida desde la más remota antigüedad: Hipócra-tes, Galeno, los Arabes, recomendaban á los tí-sicos vivir al aire libre. Tholozan durante la cam-paña de Crimea observó que á pesar de la ma-la alimentación del ejército, y de la vida entrela lluvia y la nieve en 1200 enfermos el nume-ro de tísicos era casi nulo. Posteriormente seobservó, que cuando circunstancias accidenta-les obligaban á los tísicos á vivir al aire libre enlugar de agravarse, se mejoraban, respirabanmás fácilmente, escupían sin tos quintosa y suapetito aumentaba.

Teóricamente no hay quien no admita la be-néfica influencia del aire puro, pero desgracia-damente en la práctica, las preocupaciones in-veteradas y la rutina hacen que por temoresimaginarios, el enfermo respire constantemen-te un aire verdaderamente envenenado y que nopuede sino acelerar el desenlace fatal de su en-fermedad. Esto es tanto más de sentirse cuanto(pie á poca costa se 'puede colocar al enfermo encondiciones convenientes. Pedir que todos los tí-sicos vayan á buscar los climas benignos, los lu-gares destinados especialmente á la curación desu enfermedad, sería una utopía, pues la inmen-sa mayoría carece de los recursos necesarios yaun entre los acomodados, razones de otro gé-nero harían esto imposible, pero lo (pie si sepuede y se debe realizar es convencer á losen-termos de la importancia de ciertas prácticas hi-giénicas fáciles de realizar y (pie son para ellosla vida.

47

En los espacios cerrados donde se acostumbracolocar a los enfermos, el aire se hace bien prontoirrespirable, no porque disminuya la cantidad deoxígeno, pues Paul Bert ha demostrado que elaire puede perder 15 p 5 de su oxígeno, impu-nemente para los animales, ni tampoco por elaumento de ácido carbónico porque ha habidoquien respire durante una hora en una atmós-fera conteniendo 10 p § de ácido carbónico, si-no porque el pulmón exala vapor de agua car-gado de venenos.

Gavarret por una experiencia reproducida porHammond y otros, comprobó que los animalesencerrados en un espacio cerrado mueren á pe-sar de que se remplace el oxígeno consumido yse absorba el ácido carbónico producido. Este-aire contiene sustancias orgánicas puesto quedecolora el permanganato de potasa, y los va-pores exhalados, condensados en un aparato re-frigerador é inoculados á los animales, han pro-ducido siempre la muerte.

Ante hechos de tal importancia, la conclusiónsalta á la vista y es que no se debe tener á lostísicos sino en habitaciones perfectamente ven-tiladas durante la noche y durante el dia debenvivir al aire libre. ¿Pero de que manera obte-ner este resultado?

Entre los numerosos medios de que se dispo-ne para ventilar una habitación pocos son losque se puedan emplear, pues la mayor parte sibien realizan bastante bien el objeto, exigen re-cursos de que no pueden disponer la inmensamayoría de las familias. Debemos pues buscar

un medio que á la vez (pie sea económico lleneel objeto á que se le destina. Los ventiladoresde Slierringham y de Appert, que consisten elprimero en una construcción móvil á voluntadv que tiene su abertura en la parte superior, y elsegundo en láminas de vidrio provistas de agu-gei’os de forma cónica de base vuelta hacia el in-terior de la habitación. Estos ventiladores ase-guran de una manera suficiente la renovacióndel aire, pero en los climas benignos y en las es-taciones en que sea posible, el mejor medio deventilación es abrir las ventanas.

Una de las principales razones que dan loshigienistas en contra de este último modo deventilación es el emfriamiento á que se exponenlos individuos que ocupan la habitación, peroeste reproche no parece fundado, puesto queBennet comprobó que en las costas del Medite-rráneo cualquier (pie fuera la temperatura exte-rior, nunca bajaba en las habitaciones ventila-das de esta manera abajo de 10 9 y tambiénque nunca habia más que uno ó dos grados dediferencia entre las habitaciones herméticamen-te cerradas v las abiertas.

Si i l embargo para evitar los inconvenientesque este m xlo de ventilación pudiera traer álos enfermos se necesita acostumbrarlos prime-ro abriendo la ventana del euarto vecino, lue-go entreabriendo la ventana del cuarto del en-fermo, teniendo cuidado de interponer corti-nas 6 persianas y por último se puede llegar áabrir completamente la ventana.

Los resultados obtenidos por este medio son

49

verdaderamente notables. En Francia Bou-chard, Constantin Paul, Dujardin—Beaumetz,Debove han preconizado esta práctica higié-nica y solo tienen que felicitarse.

Si el enfermo es muj pusilánime y teme abrirlas ventanas de su cuarto se puede recurrir alaparato ingenioso de Leprevost con el que se to -

ma el aire de fuera de la habitación para que elenfermo lo pueda respirar completamente puro.

Durante el día el enfermo vivirá al aire li-bre, pero el estado de su enfermedad debe serla norma para escoger las condiciones particu-lares de su modo de vida. Cuando un tubercu-loso no tenga calentura, puede impunementepasear durante una hora en la mañana y dosen la tarde, no así cuando tiene calentura enlas tardes, pues en este caso deberá permaneceren su cuarto.

Eu general no es cierto que el reposo debili-te á los tísicos, por el contrario su organismoconserva toda su energía para luchar con la en-fermedad, por consiguiente aún los tuberculo-sos que tienen apariencias de curación, no de-ben fatigarse. Daremberg cita el caso de unaO O

joven que hacía un año parecía curada y que ápesar de sus consejos hacía grandes paseos, puesbien, esta joven tuvo derrepente una hemopti-sis, después una bronco-pneumonia tuberculosaque la mató en quince días.

Se deben prohibir terminantemente á los tí-sicos toda clase de ejercicios que puedan fati-garlos. Las ascenciones á lugares elevados exi-giendo un exceso de consumo de materias or-

50

gánicas, lo mismo que los trabajos intelectua-les, las ocupaciones que exijan vivir durantevarias horas en oficinas, debilitan al enfermo ylo imposibilitan para luchar ventajosamente conla enfermedad.

El mejor medio de habituar al enfermo alaire es exponerle estando acostado. En los lu-gares destinados exclusivamente á la curaciónde la tuberculosis, los enfermos fuera del tiem-po destinado á los paseos y á las comidas per-manecen durante todo el día acostados en camasinstaladas en galerías ó kioscos abiertos al airelibre. De esta manera están á cubierto del en-friamiento aún por temperaturas muy bajas.

Esto mismo se puede hacer en las casas par-ticulares, hoteles, hospitales, pues no son indis-pensables construcciones especiales, solamentehabitaciones donde el aire v la luz entren á to-

* %j

rrentes.No se debe exponer á los enfermos á tempe-

raturas superiores á 20 c La nefasta influenciaque la elevación de temperatura ejerce en los tí-sicos ha sido comprobada por numerosas obser-vaciones. Tan luego como la temperatura pasade 20° los enfermos sienten eran malestar, conO /

tendencia al síncope y elevación de tempera-tura que desaparece si se les hace permaneceralgún tiempo en su habitación.

La posición más favorable para que la tempe-ratura sea uniforme, es el decúbito lateral ódorsal, pues de esta manera la circulación se ha-ce sin estorbos: no así cuando el individuo está

51

sentado, entonces el corazón tiene que vencerlas resistencias que forman los ángulos rectos delas articulaciones de la cadera y délas rodillas.Esta es pues la posición que deben guardar losenfermos cuando tengan abiertas las ventanasde sus cuartos principalmente por poderse abri-gar mejor.

El aire expirado por el pulmón contiene grancantidad de vapor de agua, está saturado á latemperatura del cuerpo y además hemos vistoque contiene verdaderos venenos: se comprendefácilmente que en una atmósfera saturada de va -

por de agua esta exhalación no podrá hacersey que las sustancias nocivas eliminadas por elpulmón permanecerán en este órgano, envene-nando al individuo. Por consiguiente en los lu-gares húmedos donde á la puesta del sol por eldescenso de la temperatura el aire se saturabruscamente de vapor de agua, no se debe per-mitir á los tísicos estar al aire libre porque ade-más de que la exhalación de productos nocivoses incompleta se exponen á congestiones delaparato respiratorio como lo ha demostradoBerthelot.

Tomando estas precauciones los enfermos lle-gan á endurecerse ó habituarse á las variacionesatmosféricas; pueden llegar hasta á respirar unaire glacial, á condición de que permanezcan ensus camas perfectamente abrigados. Este siste-ma de endurecimiento tiene más ventajas queel que cuida al enfermo de las visicitudes at-mosféricas, pues por grandes é inteligentes quesean los cuidados, llega un momento en que el

52

más ligero descuido es suficiente para produciruna grave complicación en organismos tan en-clenques y poco habituados á estos peligros.

Además de estas razones que por si solas se-rían suficientes para recomendar este método,razones de orden moral y no despreciables porcierto, prestan un poderoso apoyo á las ante-riormente enunciadas. El enfermo fuera de lassombrías paredes de su cuarto, donde langui-decía presa de ideas negras considerándose yaal borde del sepulcro, siente renacer su esperan-za, comienza á participar de la vida general dela que se creía excluido: la verdura de los cam-pos, los paseos le hacen tolerable una vida an-tes odiosa, no es ya un soldado en derrota enquien las causas morbíficas se ceban, sino unindividuo que tiene la esperanza de curar y co-mo dice Vóltaire: “la esperanza de curar cons-tituye la mitad de la curación.”

Como antes hemos dicho solo se podrá usarcon confianza el recurso de abrir las ventanasdurante la noche en los climas templados, en losfrios se necesita por el contrario calentar la ha-bitación de manera que tenga una temperaturade 15 ó 16 grados

El calentamiento de las habitaciones de lostísicas tiene que reunir condiciones importan-tísimos.

1 P La temperatura debe ser uniforme y nodemasiado alta ni demasiado baja; el términomedio que hemos señalado parece ser el másconveniente, pues el sueño parece más confor-

tante en una atmósfera fresca que en unacaliente.

2 P La temperatura debe ser uniforme en to-das las partes de la habitación, paredes, mueblesetc., pues se sienten grandes molestias cuandose penetra á una habitación cuyo aire está ca-liente y las paredes frias, por la radiación de ca-lor que se hace del cuerpo á las paredes.

3 P La fuente de calor debe de variar á vo-luntad de intensidad de manera de poder con-servar siempre la misma temperatura cuales-quiera que sean los cambios de la temperaturaexterior y debe de dar el mayor calor posibley lo más económicamente posible.

4 P Una délas más importantes condicio-nes de llenar es mantener en la habitación unestatado hygrométrico suficientemente elevado.Cuando el aire esta caliente y seco los enfer-mos se sienten oprimidos, no pueden expecto-rar y como los esputos contienen sustancias no-civas para su organismo, se comprenden los in-convenientes y las molestias á que están suje-tos los enfermos en estas circunstancias.

5 P Los focos de calor deben estar dispues-tos de manera que la evacuación de los produc-tos de la combustión pueda hacerse fácilmentey no refluyan á la habitación.

Los numerosos medios ideados para realizarel calentamiento de las habitaciones tienen to-dos por objeto ó calentar el aire ó las paredesde la habitación; unos y otros tienen inconve-nientes y ventajas, indicaremos aquel métodoque parezca ser más aplicable en la práctica.

54

. El calentamiento del aire se puede hacer lo-calmente, es decir colocando el foco de calor enla habitación misma ó lejos de la habitación.Lo primero se consigue con las chimeneas or-dinarias que tienen la gran ventaja de que soná la vez que focos de calor agentes poderososde ventilación. Son un poco costosas pues so-lo se utiliza una pequeña parte del calor produ-cido, pero aprovechando la ingeniosa idea del in-geniero inglés Douglas Galton se puede aprove-char una cantidad mucho mayor de calor ó co-locándolas en el centro de la habitación, enton-ces calientan el aire á la vez que por irradiación, por contacto con las paredes de la chi-menea.

Este sistema tiene la ventaja de no bajar mu-cho el grado hygrométrico del aire porque noeleva mucho la temperatura de la habitación.

Los otros sistemas de calentamiento centraly el de las paredes solo son aplicables en losgrandes edificios como hospitales, hoteles, gran-des casas particulares, pues necesitan gastosbastante fuertes; por consiguiente se debe pre-ferir para calentar los cuartos de los tísicos leschimeneas centrales.

El alambrado debe también llenar las con-diciones higiénicas para no exponer á los tísi-cos á las congestiones por la proximidad de unfoco intenso de calor, como por ejemplo los pi-cos de ü'as.

Las excitaciones de la piel hacen eco sobrela nutrición general, asi se deben emplear me-tódicamente en los tuberculosos las fricciones, lo-

55

ciones, duchas frias y demás medios que excitanlastfunciones de la piel.

Todas las mañanas ó todas tardes se lesfriccionará todo el cuerpo con alcohol á 95 P óesencia de trementina: se debe después de lafricción húmeda hacer una fricción seca con lien-zos de franela ó con una toalla aspera. Paraprevenir los malos efectos del enfriamiento sedebe frotar al enfermo sin descubrirlo. A lostísicos que tengan sudores nocturnos se les fric-cionará de la misma manera.

Cuando tengan una lio-era elevación de teiu-O O

peratura ó una atonía general del organismo,con enfriamiento frecuente de las extremi-dades inferiores, se les aconsejarán ablucionesfrescas con agua con vinagre ó salada. Para

<3 ohacer estas abluciones el tísico se coloca en elel centro de una gran vasija de zinc y exprimesobre su nuca esponjas que pasea después portodo el cuerpo. El agua debe de estar prime-ro á 22 P v se va bajando progresivamente sutemperatura hasta llegar á 12 P Después de laloción fresca el.enfermo se friccionará fuertemen-te durante 15 ó 20 minutos. En los reumáti-cos estas lociones frias tienen reales inconve-nientes y se deberá conforme al consejo de La-segue dar á estos enfermos baños á una tempe-ratura de 3 P inferior á la del cuerpo.

Las duchas frias recomendadas por muchos,entre otros Brehmer que dice que en el estable-cimiento de Goerbersdorj, de 106 enfermos tra-tados durante 6 meses por el agua fria ha obser-vado 39curaciones, 34 mejorías notables, 19 mo-

56

jorías poco marcadas, 10 agravaciones, y 4muertos. «

Al lado de estos resultados satisfactorios esnecesario señalar los fracasos que son bastantefrecuentes para que no se pueda recomendar es-te método como general sino solamente en ca-sos particulares. En los reumáticos y los goto-sos, en los que tienen lesiones extensas ó calen-tura elevada este método no puede dar sino ma-los resultados; varias veces se ha observado laaparición de pleuresías en estos individuos.

Lo mejor para excitar, las funciones de la pieles, según Daremberg, la compresa usada muchoen Alemania y en Rusia y que el autor citadorecomienda principalmente para los tísicos quetienen dolores de costado ó nevralgías. Sobreel punto doloroso se coloca una toalla mojadaen agua fria después de esprimirla y se fija alpecho con un vendaje de franela. Algunos mi-nutos después de la aplicación de esta compre-sa el enfermo siente un calor agradable, su pielse enrojece fuertemente y cuando se quita des-pués de algunas horas la compresa, humea co-mo si se hubiera introducido en agua hirviendo.

La gimnasia respiratoria debe recomendarseá los tísicos que tienen una aptrofiade los mús-culos torácicos y la estrechez del tórax con sa-liente del externo». Pero esta gimnasia respira-toria solo dará buenos resultados en los enfer-mos que no tienen tendencias á las congestio-nes pulmonares, en los que no tienen fiebre nilesiones en via de evolución m

T da por el contra-rio muy buenos resultados en los que tienen le-

57

siones cicatrizadas y enfisema alrededor de ellas.La gimnasia pulmonar puede efectuarse sin

aparatos especiales, basta sólo que el tísico hagacada cuarto de hora inspiraciones y expiracio-nes profundas por la nariz. Las respiración na-sal es preferible á la respiración bucal porquees más lenta. Se puede unirá las inspiracionesprofundas, movimientos lentos y rítmicos de losmiembros superiores que se ejecutarán confór-me á los preceptos de Daily de la manera si-guiente: el enfermo se coloca contra una pa-red al aire libre ó en un cuarto que tenga laventanaabierta: extenderá los brazos hácia ade-lante y horizontal mente, después los separa encruz inclinando el pecho hácia adelante paravolver de nuevo á la posición inicial: repetiráeste ejercicio 5 ó fi veces de seguido. Puedetambién hacer ciertos ejercicios que necesitenpoca fuerza como estirar resortes á propósito,separando los codos del cuerpo. Pero ningunode estos ejercicios debe ser violento, ni debenhacerse dentro de los gimnasios que están ge-neralmente mal ventilados, sino al aire libre.

Los vestidos de los tísicos serán escogidos• O

cuidadosamente, deberán ser calientes sin serpesados. Deberán llenar la condición indispen-sable de mantener uniforme la temperaturadel cuerpo, deberán ser por consiguiente bas-tantes gruesos y de géneros poco conductorespara oponerse á la radiación en el invierno ymás ligeros en el verano, no tanto sin embargoque no detengan el calor del medio en que vi-ve el enfermo.

58

La ropa interior de lana es muy convenien-te para los tísicos, pues se opone á la evapora-ción brusca del sudor, evitando así las conges-tiones bronco-pulmonares á que están tan ex-puestos los tuberculosos por este motivo.

Las extremidades del cuerpo, los piés y aúnel cuello y la cabeza deben estar bien abriga-dos. Frangois Frank ha observado que la tem-peratura del cerebro era inferior á la tempera-tura de la sangre de la aorta torácica y que estadiferencia desaparece cuando se cubre el cuellocon un grueso abrigo de lana, aumenta por elcontrario cuando se enfría el cuello. Para lospiés lo que dá el máximum de calor es un parde medias de lana cubierto de otro de mediasde seda.

Como los enfermos tienen que romper consus constumbres anteriores, sus ocupaciones,sus placeres, tienen que llevar una vida perfec -

tamente metodizada, se necesita de toda la cien-cia del médico para hacerles comprender lasventajas de los cuidados higiénicos, á la vezque de toda su autoridad para hacerlos perseve-rar en el buen camino; pero si consigue esto sese tendrá avanzada de una manera nótable lacuración, pues como dice Laenee, “la tisis es in-curable por los medicamentos solos, todo lo“contrario cuando se prescribe á los enfermos“pocos medicamentos y mucha higiene.”

jhiícmlo QÍQcLtLqiL^,