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  • C135R

    030480

    9788420609607

  • REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

  • Manuel Castells

    REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

    LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN LA ERA DE INTERNET

    Traduccin de Mara Hernndez

    CENTRO DE INVESTIGACIONESY PSTUDJOS SUPERIORES

    EN -itTMOP 3i*A SOCIALDSO'.' \TE

    e?BOTECA CieSaS CARMEN CASTAEDA QAROA

    Alianza Editorial

  • Titulo original: Networks of Outrage a nd Hope. Social Movements in the Internet Age

    ^ factura------

    fecha-ingreso J n , ir.n rw . L i i m j

    ED. 0 UBRERA/------- ---------

    p re c io *

    p R n O D E N C tA J ^ ^ ^

    Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra est protegido por la Ley, que establece penas de prisin y/o multas, adems de las correspondientes indemnizaciones por daos y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren pblicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artstica o cientfica, o su transformacin, interpretacin o ejecucin artstica fijada en cualquier tipo de

    soporte o comunicada a travs de cualquier medio, sin la preceptiva autorizacin.

    Manuel Castells Olivan, 2012

    de la traduccin: Mara Hernndez Daz, 2012

    Alianza Editorial, S. A., M adrid, 2012

    ("alie Juan Ignacio Luca de'lena, 15; 28027 Madrid; telf. 91 393 88 88

    ww w: al ia nzaedi rori a]. es

    ISBN ; 978-84-206-0960-7 Depsito legal: M. 34,107-201 2

    Printed in Spain

    SI QUIIiRK RECIBIR INFORM ACIN PERIDICA SOBRE LAS NOVEDADES DE ALIANZA EDITORIAL, ENVE UN CORREO ELECTR N ICO A LA DIRECCIN :

    aliatvaeditorial(r'nayj.es

  • ParaAlain Touraine, mi padre intelectual,

    terico de los movimientos sociales.

  • }

    1

  • INDICE

    AGRADECIM IENTOS ............................................................................ 13

    OBERTURA: CONECTAR LAS M ENTES, CREAR SIGNIFICADO, CO NTESTAR EL P O D E R ...................................................... 19

    PRELUDIO A LA REVOLUCIN: D O N D E TODO EMPEZ .... 37Tnez: La revolucin de la libertad y la dignidad ....................... 38La revolucin de las cacerolas en Islandia: del colapso financiero

    a la elaboracin popular de una nueva Constitucin a travsde Internet........................................................................................ 47

    Viento del Sur, viento del Norte: vectores transculturales del cambio social .......................................................................................... 58

    LA REVOLUCIN E G IP C IA ................................................................ 65El espacio de flujos y el espacio de lugares en la revolucin egipcia . 68La respuesta del estado a una revolucin mediada por Internet: la

    gran desconexin ............................................................................ 73Quines eran los que protestaban y qu era la protesta? .............. 77Las mujeres en la revolucin ............................................................... 80

  • 1

    La cuestin islmica ............................................................................. 83La revolucin continuar ................................................................ 86Comprender la revolucin egipcia..................................................... 88

    D IGNIDAD, VIOLENCIA Y GEOPOLTICA: LOS LEVANTAM IENTO S RABES .......................................................................... 99Violencia y estado ................................................................................. 102Una revolucin digital? ...................................................................... 108

    UNA REVO LUCI N RIZOM TICA: LAS INDIGNADAS ENESPAA ................................................................................................ 115Un movimiento autogestionado........................................................ 124Qu quieren las indignadas? ............................................................. 126El discurso del movimiento................................................................ 129Reinventando la prctica democrtica: un movimiento asamblea-

    rio sin lderes .................................................................................. 133De la deliberacin a la accin: la cuestin de la violencia ............ 137Un movimiento poltico contra el sistema poltico ....................... 140Una revolucin rizomtica .................................................................. 144

    O CCU PY WALL STR EET: C O SE C H A N D O LA SAL DE LAT IE R R A ................................................................................................. 157La ira, el trueno, la chispa ................................................................... 1 57La pradera en llamas ............................................................................ 162Un movimiento en red ........................................................................ 170La democracia directa en la prctica................................................. 177Un movimiento sin demandas: El proceso es el mensaje ......... 183Violencia contra un movimiento no violento ................................. 186Qu consigui el movimiento? ........................................................ 189La sal de la T ierra .................................................................................. 195

    CAMBIAR EL M U N D O EN LA SO CIEDAD R E D ....................... 209Los movimientos sociales en red: un modelo emergente? .......... 211Internet y la cultura de la autonoma ............................................... 218Los movimientos sociales en red y la poltica reformista: un amor

    im posible......................................................................................... 223

    10 REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

  • NDICE 11

    MS ALL DE LA IN D IGN A CI N , LA ESPERANZA: VIDA Y M UERTE D E LOS M OVIM IENTOS SOCIALES EN RED ... 231

    APNDICES

    Cronologa de la revolucin egipcia, junio de 2 0 10-diciembrede 2011 ........................................................................................... 237

    Cronologa de los levantamientos rabes, diciembre de 2010-diciembre de 2011 ........................................................................ 242

    Cronologa del movimiento de las indignadas en Espaa, mayode 2011-mayo de 2012 ................................................................ 248

    Cronologa del movimiento Occupy, febrero de 2011-marzo de2012 ................................................................................................. 259

    La opinin pblica y el movimiento Occupy en Estados Unidos .. 275 La opinin pblica en algunos pases respecto a Occupy y movi

    mientos similares ........................................................................... 287Actitud de los ciudadanos hacia los gobiernos y las instituciones

    polticas y financieras en la Unin Europea, Estados Unidos y el mundo en general ................................................................. 288

  • AGRADECIMIENTOS

    Noviem bre de 2011 fue un buen mes. M i am igo John Thom pson, uno de los socilogos ms destacados en el estudio poltico de los m edios de com unicacin, me haba invitado a Cam bridge para dar una serie de conferencias en el program a C R A SSH de esa universidad. Estuve alojado en el m agnfico edificio medieval del St. John s College, donde el ambiente m onstico y la interaccin colegial me proporcionaron un espacio-tiem po de serenidad para reflexionar sobre mis ideas tras un intenso ao inmerso en la teora y prctica de los movim ientos sociales. C om o le sucedi a m ucha gente en todo el m undo, primero me sorprend y despus me movilic con las protestas que se iniciaron en Tnez en diciembre de 2010 y que se difundieron viralmente por todo el m undo rabe. En estos ltim os aos haba estado siguiendo el surgim iento de movim ientos sociales en red, apoyados en el uso de Internet y las redes de com unicacin m vil, en M adrid en 2004, en Irn en 2009, y en otros pases del m undo. Durante casi una decada estuve estudiando la transform acin de las relaciones de poder en interaccin con el cam bio en las com uni

  • 1 4 REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

    caciones y detect el nacimiento de un nuevo modelo de movimien^ ros sociales, quizs las nuevas formas de cambio social en el siglo XXI. Este fenmeno conectaba con mi experiencia personal como veterano de mayo del 68 en Pars. Volv a sentir la misma alegra que haba sentido entonces: de repente todo pareca posible; el mundo no estaba irremediablemente condenado al cinismo poltico y la imposicin burocrtica de formas de vida sin sentido. Por todas partes, de Islandia a Tnez, de WikiLeaks a Anonymous y, poco despus, de Atenas a Madrid y Nueva York, eran evidentes los sntomas de una nueva era revolucionaria, una poca de revoluciones encaminadas a explorar el sentido de la vida ms que a tomar el poder en el estado. La crisis del capitalismo financiero global no era obligatoriamente un callejn sin salida; poda ser incluso el indicio de un nuevo comienzo de forma inesperada. Durante 2011 empec a recopilar informacin sobre estos nuevos movimientos sociales, compartiendo mis investigaciones con mis estudiantes de la University o f Southern California. Despus di algunas conferencias para comunicar mis ideas preliminares en la Northwestern University, en el College d Etudes Mondiales de Pars, en Oxford, en la Universitt Oberta de Catalunya en Barcelona y en la London School o f Economics. Cada vez estaba ms convencido de que en el mundo estaba pasando algo realmente importante. Dos das antes de volver a Barcelona desde Los Angeles, el 19 de mayo, recib un correo electrnico de una joven de Madrid a la que no conoca, en el que me deca que iban a ocupar las plazas de las ciudades espaolas y que por qu no me una a ellos de alguna forma, teniendo en cuenta lo que haba escrito sobre el tema. Mi corazn se aceler. Sera posible? Habra esperanza nuevamente? En cuanto aterric en Barcelona, me fui a la Plaza de Catalunya. All estaban, cientos de ellas, debatiendo a pleno sol, pacficamente y con total seriedad. Conoc a las indignadas. Result que mis dos principales ayudantes de investigacin en Barcelona, Joana y Amalia, ya formaban parte del movimiento. Pero no para investigar. Estaban tan indignadas como los dems y haban decidido actuar. Yo no acamp, mis huesos no hubieran soportado dormir sobre el pavimento. Pero desde entonces he seguido a diario las acti

  • AGRADECIMIENTOS 1 5

    vidades del movimiento, visitando las acampadas de Barcelona y Madrid; hablando cuando alguien me lo peda ante la Acampada Barcelona u Occupy London, y ayudando a elaborar algunas de las propuestas que surgan del movimiento. Conect espontneamente con los valores y el estilo del movimiento, despojado en gran medida de ideologas obsoletas y polticas manipuladoras. As empez un viaje de apoyo a estos movimientos y de estudio de su significado. Sin un objeto concreto y, por supuesto, sin ninguna intencin de escribir un libro; desde luego no a corto plazo. Vivir es mucho ms interesante que escribir, especialmente cuando uno ya ha escrito veinticinco libros. As pues, estaba en Cambridge con la oportunidad de hablar y debatir con un magnfico grupo de inteligentes estudiantes que adems eran ciudadanos comprometidos. Decid centrar mi serie de conferencias en Los movimientos sociales en la era de Internet para ordenarme las ideas, con la esperanza de que la interaccin con estudiantes y colegas me ayudara a comprender mejor el significado de movimientos tan diversos. Fue fantstico. Intenso, riguroso, autntico, y sin ningn tipo de boato acadmico. Al terminar el mes, cuando me despeda, mis colegas John Thompson e Isidora Chacn insistieron en que deba escribir un libro basado en estas conferencias. Un libro breve, de rpida escritura, menos acadmico de lo habitual. Breve? De rpida escritura? Nunca haba hecho algo as. Mis libros se gestan normalmente en al menos cinco aos y suelen tener ms de cuatrocientas pginas. S, puedes hacer otro dentro de cinco aos, me dijeron, pero ahora lo que se necesita es un libro sencillo que organice el debate y ayude a reflexionar sobre el movimiento y a que el gran pblico comprenda mejor estos nuevos movimientos. Lograron que me sintiera culpable de no hacerlo, ya que la nica aportacin potencialmente til que puedo hacer a un mundo mejor procede de mi experiencia vital como investigador, escritor y profesor, no de mi activismo, que a menudo es confuso. Ced a su peticin y aqu estoy, cuatro meses despus. Ha sido rpido y agotador. Corto, para lo que suele ser normal en m. En cuanto a su relevancia, lo dejo al juicio de los lectores. Mi primer agradecimiento es por tanto para John e Isidora, los instigadores de esta

  • 1 6 REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

    empresa. Ellos demostraron su inters siguiendo y comentando el borrador durante la elaboracin de este proyecto. Les estoy profundamente agradecido por su generosidad y aportacin intelectual.

    Sin embargo, a pesar del impulso que recib en Cambridge, no habra podido cumplir mi promesa sin la ayuda de un extraordinario grupo de jvenes investigadores con los que trabaj regularmente en Barcelona y Los Angeles. En cuanto regres de Inglaterra me di cuenta de que estaba en apuros y ped ayuda a mis amigas y compaeras de investigacin. Junto con Joana Conill y Amalia Crdenas haba creado un pequeo equipo de investigacin en la Universitt Oberta de Catalunya (U O C) para estudiar el nacimiento de culturas econmicas alternativas en Barcelona. Muchos de los grupos y personas observados se convirtieron de hecho en participantes en el movimiento de las indignadas. Com o Joana y Amalia ya formaban parte del movimiento, accedieron a ayudarme con bsqueda de informacin y anlisis, con la condicin de no participar en la redaccin final de la investigacin por motivos personales. Amalia tambin recogi y analiz informacin sobre Islandia y Occupy Wall Street, mientras que yo utilic mi red de colegas, amigos y antiguos alumnos para recopilar informacin, contrastar datos y escuchar ideas, especialmente sobre los pases rabes. Otras personas del movimiento tambin accedieron a hablar conmigo o con mis colaboradores sobre los temas y la historia del movimiento. Quiero agradecrselo especialmente a Javier Toret y Arnau Monterde, ambos de Barcelona.

    En Los Angeles, mi colaboradora de investigacin Lana Swartz, una destacada doctoranda de la Annenberg School of Communica- tion en U SC , que tambin participaba en Occupy Los Angeles, acept con una inusitada generosidad, inteligencia y rigor ayudarme en la recopilacin de datos y en el anlisis del movimiento Occupy en Estados Unidos. Joan Donovan, una activa participante de Occupy Los ngeles e Inter-Occupy, veterana de muchas luchas por la justicia social y estudiante de doctorado en U C San Diego, me dio algunas ideas clave que me ayudaron a comprender. Dorian Bon, estudiante de la Universidad de Columbia, me cont su experiencia

  • AGRADECIMIENTOS 1 7

    en el movimiento estudiantil asociado a Occupy Wall Street. Mi amigo y colega Sasha Costanza-Chock, profesor del MIT, comparti los datos de un estudio indito sobre el movimiento Occupy en Estados Unidos. Maytha Alhassen, una periodista rabe-americana y doctoranda en Estudios Americanos y Etnicos en la University of Southern California en Los ngeles, que haba viajado a los pases rabes durante las protestas, colabor estrechamente conmigo, informndome sobre acontecimientos clave que haba presenciado, facilitndome el acceso a fuentes rabes y, lo ms importante, ensendome lo que realmente haba pasado en todas partes. Soy, por supuesto, el nico responsable de los numerosos errores que probablemente habr cometido en mi interpretacin. Pero sin su valiosa ayuda, stos habran sido muchos ms. Gracias a la calidad de su aportacin me atrev a analizar los procesos especficos de las protestas rabes.

    M gratitud y reconocimiento van a este grupo tan variado de personas excepcionales que aceptaron colaborar en el proyecto de este libro, que se convirti en una empresa realmente colectiva, aunque el resultado final se elabor en la soledad de la autora.

    Al igual que en mis libros anteriores, mi ayudante Melody Lutz, escritora de profesin, fue el punto de enlace fundamental entre el autor y el lector, haciendo posible nuestra comunicacin. M reconocimiento de todo corazn para Melody.

    La complejidad del proceso de trabajo que acabo de esbozar y que dio lugar a este libro requiri de unas grandes dotes de gestin y organizacin y buenas dosis de paciencia. Mi ms sincero agradecimiento por ello a Clelia Azucena Garciasaas, mi ayudante personal en la Annenberg School o f Communicaton, que dirigi todo el proyecto, coordin la investigacin y la edicin, complet lagunas, recopil informacin, corrig errores y se asegur de que este volumen llegara a las manos del lector con la garanta de su control de calidad. Quisiera agradecer tambin la aportacin de Noelia Daz Lpez, mi ayudante personal en la Universitt Oberta de Catalunya, por su continua y eficaz ayuda en todas mis actividades de investigacin.

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    Por ltimo, como en anteriores investigaciones y libros, nada de esto habra sido posible sin el entorno afectivo de mi familia. Por todo ello quiero expresar mi amor y gratitud a mi esposa, Emma Kiselyova, a mi hija Nuria, a mi hija compartida Lena, a mis nietos Clara, Gabriel y Sasha, a mi hermana Irene y a mi cuado Jos.

    En la encrucijada de emocin y conocimiento, trabajo y experiencia, historia personal y esperanza de futuro, es donde naci este libro. Para ti.

    Barcelona y Santa Mnica, diciembre 2011 - abril 2012

  • OBERTURA

    CONECTAR LAS MENTES, CREAR SIGNIFICADO, CONTESTAR EL PODER

    Ocurri cuando nadie lo esperaba. En un mundo presa de la crisis econmica, el cinismo poltico, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurri. De pronto, la gente derrocaba dictaduras slo con sus manos, aunque estuvieran cubiertas con la sangre derramada por los cados. Los magos de las finanzas pasaron de ser objeto de envidia pblica a objetivo del desprecio universal. Los polticos quedaron en evidencia como corruptos y mentirosos. Se denunci a los gobiernos. Los medios de comunicacin se hicieron sospechosos. La confianza se desvaneci. Y la confianza es lo que cohesiona a una sociedad, al mercado y a las instituciones. Sin confianza, nada funciona. Sin confianza, el contrato social se disuelve y la sociedad desaparece, transformndose en individuos a la defensiva que luchan por sobrevivir. Sin embargo, en los mrgenes de un mundo que haba llegado al lmite de su capacidad para que los seres humanos convivieran y compartieran la vida con la naturaleza, los individuos volvieron a unirse para encontrar nuevas formas de ser nosotros, el pueblo. Ai principio fueron unos cuantos, a los que se unieron cien

  • 2 0 REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

    tos, que se conectaron en red con miles, apoyados por millones con su voz y su bsqueda de esperanza, bastante catica, que atravesaba ideologas y modas, para conectar con las preocupaciones reales de la gente real en la experiencia humana real que reivindicaban. Empez en las redes sociales de Internet, que son espacios de autonoma en gran medida fuera del control de gobiernos y corporaciones que, a lo largo de la historia, han monopolizado los canales de comunicacin como cimiento de su poder. Compartiendo dolor y esperanza en el espacio pblico de la red, conectndose entre s e imaginando proyectos de distintos orgenes, los individuos formaron redes sin tener en cuenta sus opiniones personales ni su filiacin. Se unieron. Y su unin les ayud a superar el miedo, esa emocin paralizante de la que se vale el poder para prosperar y reproducirse mediante la intimidacin o la disuasin y, si es necesario, mediante la pura violencia, manifiesta o impuesta desde las instituciones. Desde la seguridad del ciberespacio, gente de toda edad y condicin se atrevi a ocupar el espacio urbano, en una cita a ciegas con el destino que queran forjar, reclamando su derecho a hacer historia su historia en una demostracin de la conciencia de s mismos que siempre ha caracterizado a los grandes movimientos sociales.

    Los movimientos se extendieron por contagio en un mundo conectado en red mediante Internet inalmbrico y marcado por la rpida difusin viral de imgenes e ideas. Empezaron por el Norte y por el Sur, en Islandia y en Tnez, y desde all la chispa prendi en un paisaje social diverso devastado por la codicia y la manipulacin en todos los rincones del planeta azul. No fue slo la pobreza, o la crisis econmica, o la falta de democracia lo que provoc esta rebelin polifactica. Por supuesto, todas las manifestaciones dolorosas de una sociedad injusta y de una poltica antidemocrtica estuvieron presentes en las protestas. Pero fue fundamentalmente la humillacin causada por el cinismo y la arrogancia de los poderosos, tanto del mbito financiero como poltico y cultural, lo que uni a aquellos que transformaron el miedo en indignacin y la indignacin en esperanza de una humanidad mejor. Una humanidad que tena que reconstruirse desde cero, escapando de las mltiples trampas ideol

  • CONECTAR LAS MENTES, CREAR SIGNIFICADO, CONTESTAR EL PODER 2 1

    gicas e institucionales que haban conducido una y otra vez a un callejn sin salida, haciendo un nuevo camino al andar. Se trataba de encontrar la dignidad en el sufrimiento de la humillacin, temas recurrentes en la mayora de los movimientos.

    Los movimientos sociales en red se extendieron primero en el mundo rabe y fueron combatidos con violencia sanguinaria por las dictaduras rabes. Corrieron suerte diversa, de la victoria y las con- cesiones a repetidas matanzas y guerras civiles. Otros movimientos surgieron contra la gestin ineficaz de la crisis econmica en Europa y en Estados Unidos por parte de unos gobiernos que se alinearon con las lites financieras responsables de la crisis a costa de sus ciudadanos: en Espaa, Grecia, Portugal, Italia (donde las movilizaciones de las mujeres contribuyeron a acabar con la bufonesca commedia deiarte de Berlusconi), en Gran Bretaa (donde la ocupacin de plazas y la defensa del sector pblico por parte de los sindicatos y los estudiantes aunaron fuerzas) y con menor intensidad pero un simbolismo parecido en la mayora de los pases europeos. En Israel, un movimiento espontneo con numerosas demandas se convirti en la mayor movilizacin popular de su historia, consiguiendo muchas de sus reivindicaciones. En Estados Unidos el movimiento Occupy Wall Street, igual de espontneo que los dems y tambin conectado en red en el ciberespado y en el espacio urbano como los otros, se convirti en el acontecimiento del ao y afect a una gran parte del pas, hasta el punto de que la revista Time nombr a El Manifestante como persona del ao. El lema del 99% , cuyo bienestar se haba sacrificado en inters del 1% que controla el 23% de la riqueza del pas, se convirti en el tema dominante de la vida poltica estadounidense. El 15 de octubre de 2011 una red global de movimientos de ocupacin bajo la bandera de Unidos por un cambio global moviliz a millones de personas en 951 ciudades de 82 pases del mundo, reivindicando justicia social y democracia autntica. En todos los casos los movimientos ignoraron a los partidos polticos, desconfiaron de los medios de comunicacin, no reconocieron ningn liderazgo y rechazaron cualquier organizacin formal, dependiendo de Internet y de las asambleas locales para el debate colectivo y la toma de decisiones.

  • 2 2 REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

    Este libro intenta arrojar luz sobre estos movimientos: su formacin, dinmica, valores y perspectivas de cambio social. Es una investigacin de los movimientos sociales de la sociedad red, los movimientos que en ltima instancia formarn las sociedades del siglo XXI a travs de prcticas conflictivas arraigadas en las contradicciones fundamentales de nuestro mundo. El anlisis que aqu se presenta se basa en la observacin de los movimientos, pero no intenta ni describirlos ni aportar una demostracin de los argumentos expresados en el texto. Hay mucha informacin, artculos, libros, reportajes y blogs que se pueden consultar fcilmente navegando por Internet. Y por otro lado es demasiado pronto para elaborar una interpretacin sistemtica y acadmica sobre estos movimientos. Por ello mi objetivo es ms modesto: proponer algunas hiptesis, basadas en la observacin, sobre la naturaleza y perspectivas de los movimientos sociales en red con la esperanza de identificar los nuevos caminos del cambio social en nuestra poca y estimular el debate sobre las repercusiones prcticas (y, en ltima instancia, polticas) de dichas hiptesis.

    Este anlisis se basa en una teora empricamente fundada sobre el poder que present en mi libro Comunicacin y poder (2009), una teora que proporciona el marco analtico para comprender los movimientos que se estudian aqu.

    Comienzo con la premisa de que las relaciones de poder constitu- yen el fundamento de la sociedad porque los que ostentan el poder construyen las instituciones de la sociedad segn sus valores e intereses. El poder se ejerce mediante la coaccin (el monopolio de la violencia, legtima o no, por el control del estado) y la construccin de significados en las mentes a travs de mecanismos de manipula- cin simblica. Las relaciones de poder estn incorporadas en las instituciones de la sociedad, y especialmente en el estado. Sin embargo, como las sociedades son contradictorias y conflictivas, donde quiera que haya poder hay tambin contrapoder, que considero como la capacidad de los actores sociales para desafiar al poder incorporado en las instituciones de la sociedad con el objetivo de reclamar la representacin de sus propios valores e intereses. Todos los sistemas institucionales son un reflejo de las relaciones de poder, as

  • CONECTAR LAS MENTES, CREAR SIGNIFICADO, CONTESTAR EL PODER 2 3

    como de los lmites de estas relaciones de poder negociadas en un proceso histrico interminable de conflictos y acuerdos. La configuracin propiamente dicha del estado y otras instituciones que regulan la vida de la gente depende de esta interaccin constante entre poder y contrapoder.

    La coaccin y la intimidacin, basadas en el monopolio del estado para ejercer la violencia, son mecanismos fundamentales para imponer la voluntad de los que controlan las instituciones de la sociedad. Sin embargo, la construccin de significados en la mente humana es una fuente de poder ms estable y decisiva. La forma en que pensamos determina el destino de las instituciones, normas y valores que estructuran las sociedades. Muy pocos sistemas institucionales pueden perdurar si se basan exclusivamente en la coaccin. La tortura fsica es menos eficaz que la manipulacin mental. Si la mayora de la gente piensa de forma contraria a los valores y normas institucionalizados en las leyes y reglamentos impuestos por el estado, el sistema cambiar, aunque no necesariamente para cumplir las esperanzas de los agentes del cambio social. Por eso, la lucha de poder fundamental es la batalla por la construccin de significados en las mentes.

    El ser humano construye significados al interactuar con su entorno natural y social, interconectando sus redes neuronales con las redes de la naturaleza y las redes sociales. Esta interconexin funciona mediante el acto de la comunicacin. Comunicar es compartir significados mediante el intercambio de informacin. Para la sociedad en sentido amplio, la principal fuente de produccin social de significado es el proceso de comunicacin socializada. La comunicacin socializada es aquella que existe en el mbito pblico ms all de la comunicacin interpersonal. La transformacin continua de la tecnologa de la comunicacin en la era digital extiende el alcance de los medios de comunicacin a todos los mbitos de la vida social en una red que es al mismo tiempo local y global, genrica y personal, en una configuracin constantemente cambiante. El proceso de construccin de significado se caracteriza por una gran diversidad. Sin embargo, hay una caracterstica comn a todos los procesos de cons-

  • 2 4 REDES DE INDIGNACIN Y ESPERANZA

    truccn simblica: en gran medida dependen de los mensajes y de los marcos creados, formateados y difundidos en las redes de comunicacin multimedia. Aunque la mente de cada individuo construya su propio significado al interpretar a su manera los materiales recibidos, este proceso mental est condicionado por el entorno de las comunicaciones. Es decir, la transformacin del entorno de las comunicaciones afecta directamente a la forma en que se construye el significado y, por tanto, a la produccin de las relaciones de poder. En los ltimos aos el cambio fundamental en el mundo de las comunicaciones ha sido el nacimiento de lo que he llamado autocomu- nicacin de masas: el uso de Internet y de las redes inalmbricas como plataformas de comunicacin digital. Es comunicacin de masas porque procesa mensajes de muchos para muchos y potencialmente puede llegar a numerosos receptores y conectarse a incontables redes que transmiten informacin digitalizada en un barrio o por todo el mundo. Es autocomunicacin porque el emisor decide el mensaje de forma autnoma, designa a los posibles receptores y selecciona los mensajes de las redes de comunicacin que quiere recuperar. La au- tocomunicacin de masas se basa en redes horizontales de comunicacin interactiva que, en gran medida, los gobiernos y las empresas tienen dificultad para controlar. Por otra parte, la comunicacin digital es multimodal y permite una referencia constante a un hipertex- to global de informacin cuyos elementos el comunicador puede mezclar segn los proyectos concretos de comunicacin. La autocomunicacin de masas proporciona la plataforma tecnolgica para la construccin de la autonoma del actor social, ya sea individual o colectivo, frente a las instituciones de la sociedad. Por eso los gobiernos tienen miedo de Internet y las empresas mantienen una relacin de amor-odio con la red e intentan obtener beneficios al tiempo que limitan su potencial de libertad (por ejemplo, controlando el intercambio libre de archivos o las redes de cdigo abierto).

    En nuestra sociedad, que he conceptualizado como sociedad red, el poder es multidimensional y est organizado en torno a redes programadas en cada campo de actividad humana de acuerdo con los intereses y valores de los actores empoderados. Las redes de poder lo

  • CONECTAR LAS MENTES, CREAR SIGNIFICADO, CONTESTAR EL PODER 2 5

    ejercen influyendo en la mente humana predominantemente (pero no exclusivamente) mediante redes multimedia de comunicacin de masas. Por tanto, las redes de comunicacin son fuente decisiva de construccin de poder.

    Las redes de poder en varios mbitos de la actividad humana se conectan entre s. Las redes financieras globales y las redes multimedia globales estn ntimamente enlazadas, y esta meta-red acumula un poder extraordinario. Pero no todo el poder, porque esta meta- red de finanzas y medios de comunicacin depende a su vez de otras grandes redes, como la red poltica, la red de produccin cultural (que abarca todo tipo de producto cultural, no slo productos de comunicacin), la red militar y de seguridad, la red del crimen organizado y la decisiva red global de produccin y aplicacin de la ciencia, la tecnologa y la gestin del conocimiento. Estas redes no se fusionan, sino que establecen estrategias de colaboracin y competicin formando redes puntuales para proyectos concretos. Pero todas tienen un inters comn: controlar la capacidad de definir las reglas y normas de la sociedad mediante un sistema poltico que responda fundamentalmente a sus intereses y valores. Por eso, la red de poder construida en torno al estado y el sistema poltico desempea un papel fundamental en la interconexin general del poder. Esto se debe, en primer lugar, a que el funcionamiento estable del sistema y la reproduccin de las relaciones de poder en cada red dependen, en ltima instancia, de las funciones de coordinacin y regulacin del estado, como pudo comprobarse en el derrumbamiento de los mercados financieros en 2008, cuando se pidi ayuda a los gobiernos de todo el mundo. Adems, a travs del estado las distintas formas de ejercer el poder en mbitos sociales diferenciados se relacionan con el monopolio de la violencia como capacidad para imponer el poder en ltima instancia. Por tanto, mientras que las redes de comunicacin procesan la construccin de significado de la que depende el poder, el estado constituye la red predeterminada para el funcionamiento adecuado de las dems redes de poder.

    De qu forma se conectan entre s las redes de poder conservando su campo de accin especfico? Lo hacen mediante un mecanis

  • mo bsico de construccin de poder en la sociedad red: el poder de interconexin, que es la capacidad para conectar dos o ms redes en el proceso de construccin de poder para cada una de ellas en sus campos respectivos.

    Quin ostenta entonces el poder en la sociedad red? Los programadores (programmers) con capacidad para programar cada una de las redes principales de las que depende la vida de la gente (gobierno, parlamento, ejrcito y seguridad, finanzas, medios de comunicacin, instituciones cientficas y tecnolgicas, etc.). Y los conmutadores (switchers) que conectan diferentes redes (magnates de los medios de comunicacin introducidos en la clase poltica, lites financieras que financian a las lites polticas, lites polticas que rescatan a las instituciones financieras, corporaciones mediticas entrelazadas con corporaciones econmicas, instituciones acadmicas financiadas por grandes empresas, etc.).

    Si el poder se ejerce mediante la programacin y la conexin de redes, entonces el contrapoder, el intento deliberado de cambiar las relaciones de poder, se activa mediante la reprogramacin de redes en torno a intereses y valores alternativos o mediante la interrupcin de las conexiones dominantes y la conexin de redes de resistencia y cambio social. Los actores del cambio social pueden ejercer una influencia decisiva utilizando mecanismos de construccin de poder que se correspondan con las formas y procesos del poder en la sociedad red. Mediante la produccin de mensajes autnomos para los medios de comunicacin de masas y el desarrollo de redes autnomas de comunicacin horizontal, los ciudadanos de la era de la informacin pueden inventar nuevos programas para sus vidas con los materiales de sus sufrimientos, sus miedos, sueos y esperanzas. Al compartir experiencias, construyen proyectos. Subvierten la prctica habitual de comunicacin ocupando el medio y creando el mensaje. Superan la impotencia de su desesperacin solitaria comunicando sus deseos. Luchan contra el poder establecido identificando las redes de la experiencia humana.

    A travs de la historia, los movimientos sociales han producido nuevos valores y objetivos que transforman las instituciones de la

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    sociedad para representar estos valores, creando nuevas normas para organizar la vida social. Los movimientos sociales ejercen el contra- poder construyndose en primer lugar a s mismos mediante un proceso de comunicacin autnoma, libre del control del poder institucional. Com o los medios de comunicacin de masas estn controlados en gran medida por los gobiernos y las corporaciones, en la sociedad red la autonoma comunicativa se construye fundamentalmente en las redes de Internet y en las plataformas de comunicacin inalmbrica. Las redes sociales digitales ofrecen la posibilidad de deliberar y coordinar acciones sin trabas. No obstante, ste es slo un elemento de los procesos comunicativos a travs de los cuales los movimientos sociales se relacionan con la sociedad en general. Tambin necesitan establecer un espacio pblico creando comunidades libres en el espacio urbano. Com o el espacio pblico institucional el espacio designado constitucionalmente para la deliberacin est ocupado por los intereses de las lites dominantes y sus redes, los movimientos sociales tienen que labrarse un nuevo espacio pblico que no se limite a Internet sino que se haga visible en los lugares donde se desarrolla la vida social. Por eso ocupan el espacio urbano y edificios simblicos. Los espacios ocupados han tenido un papel destacado en la historia del cambio social, as como en las prcticas actuales, por tres razones bsicas:

    Crean comunidad, y la comunidad se basa en el compaerismo. El compaerismo es un mecanismo psicolgico fundamental para superar el miedo. Y superar el miedo es el umbral fundamental que deben cruzar los individuos para comprometerse en un movimiento social, ya que saben que en ltima instancia tendrn que enfrentarse a la violencia si traspasan los lmites establecidos por las lites dominantes para mantener su dominio. En la historia de los movimientos sociales las barricadas erigidas en las calles tenan muy poco valor defensivo; de hecho, se convertan en blancos fciles para la artillera o para las brigadas antidisturbios, dependiendo del contexto. Pero siempre definan un dentro y fuera, un nosotros contra ellos, de forma que, al incorporarse a un lugar ocupado y

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    desafiar las normas burocrticas del uso del espacio, otros ciudadanos pudieran ser parte del movimiento sin necesidad de adherirse a una ideologa u organizacin, simplemente estando all por sus propias razones.

    Los espacios ocupados no son algo sin sentido: normalmente estn cargados con el poder simblico de la invasin de los centros de poder del estado o de las instituciones financieras. O bien, en relacin con la historia, evocan recuerdos de revueltas populares que expresaron la voluntad de los ciudadanos cuando se cerraban otras formas de representacin. A menudo se ocupan edificios por su simbolismo o para afirmar el derecho del uso pblico de una propiedad especulativa vaca. Al tomar y ocupar el espacio urbano los ciudadanos recuperan su propia ciudad, una ciudad de la que fueron desalojados por la especulacin inmobiliaria y la burocracia municipal. Algunos grandes movimientos sociales de la historia, como la Com una de Pars en 1871 o las huelgas de Glasgow en 1915 (origen de la vivienda pblica en Gran Bretaa), empezaron como huelgas de alquileres contra la especulacin inmobiliaria. El control del espacio simboliza el control de la vida de la gente.

    Al construir una comunidad libre en un lugar simblico, los movimientos sociales crean un espacio pblico, espacio para la deliberacin que finalmente se convierte en un espacio poltico, espacio de reunin de asambleas soberanas para recuperar los derechos de representacin que han sido capturados en instituciones polticas constituidas en su mayora para conveniencia de los intereses y valores dominantes. En nuestra sociedad, el espacio pblico de los movimientos sociales se construye como espacio hbrido entre las redes sociales de Internet y el espacio urbano ocupado: conectando el ci- berespacio y el espacio urbano en una interaccin incesante y constituyendo tecnolgica y culturalmente comunidades instantneas de prcticas transformadoras.

    La cuestin fundamental es que este nuevo espacio pblico, el espacio interconectado entre el espacio digital y el urbano, es un espacio de comunicacin autnoma. La autonoma de la comunicacin es la esencia de los movimientos sociales porque es lo que per

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    mite la formacin del movimiento y lo que hace que ste se relacione con la sociedad en general ms all del control del poder de comunicacin por parte de los poderosos.

    De dnde proceden los movimientos sociales? Cmo se forman? Sus races estn en la injusticia fundamental de todas las sociedades, continuamente enfrentada a las aspiraciones de justicia de las personas. En cada contexto especfico los habituales jinetes del apocalipsis de la humanidad cabalgan juntos en abigarrado aquelarre: explotacin econmica, pobreza desesperada, desigualdad inicua, poltica antidemocrtica, estados represores, justicia injusta, racismo, xenofobia, negacin cultural, censura, brutalidad policial, belicismo, fanatismo religioso (a menudo contra las creencias religiosas de los dems), negligencia hacia el planeta azul (nuestro nico hogar), indiferencia por la libertad personal, violacin de la privacidad, gerontocracia, intolerancia, sexismo, homofobia y otras atrocidades en la extensa galera de retratos que representan a los monstruos que somos. Y por supuesto siempre, en cada caso y en todos los contextos, la dominacin absoluta de los hombres sobre las mujeres y los nios como base fundamental de un (injusto) orden social. Los movimientos sociales han tenido siempre toda una serie de causas estructurales y motivos personales para rebelarse contra una o varias dimensiones de la dominacin social. Sin embargo, conocer sus razones no responde a la pregunta sobre su nacimiento. Puesto que, segn mi punto de vista, los movimientos sociales son la fuente del cambio social y, por tanto, de constitucin de la sociedad, esta cuestin es fundamental. Tan fundamental que hay bibliotecas enteras dedicadas a dar una respuesta aproximada y, por tanto, no lo har aqu ya que este libro no pretende ser otro tratado sobre los movimientos sociales sino una pequea ventana a un mundo naciente. Pero s dir lo siguiente: los movimientos sociales, por supuesto ahora, y probablemente durante la historia (ms all del mbito de mi competencia), estn formados por personas. Lo digo en plural porque en casi todos los anlisis que he ledo sobre los movimientos sociales de cualquier poca y sociedad encuentro pocos individuos, algunas veces tan slo el tpico hroe acompaado por una multitud

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    indiferenciada, llamada clase social o etnia, o gnero, o nacin, o creyentes o cualquier otra denominacin colectiva de los subconjun- tos de diversidad humana. Sin embargo, aunque agrupar la experiencia vital de la gente en cmodas categoras analticas de estructura social es un mtodo til, las prcticas reales que permiten el nacimiento de los movimientos sociales y el cambio de las instituciones y, en ltima instancia, de la estructura social las realizan los individuos: personas de carne y hueso. La pregunta clave que hay que entender es dnde, cmo y por qu una persona o mil personas deciden, individualmente, hacer algo que les advierten repetidamente que no deben hacer porque sern castigadas. Normalmente son un puado de personas, a veces slo una, las que inician un movimiento. Los tericos sociales normalmente las llaman agencia. Yo los llamo individuos. Y por tanto tenemos que entender la motivacin de cada individuo; de qu forma se interconectan mentalmente con otros y forman redes y por qu son capaces de hacerlo en un proceso de comunicacin que lleva al final a la accin colectiva; de qu forma estas redes negocian la diversidad de intereses y valores presentes en la red para centrarse en un conjunto de objetivos comunes; cmo estas redes se relacionan con la sociedad en general y con muchos otros individuos y cmo y por qu esta conexin funciona en muchos casos llevando a los individuos a ampliar las redes formadas en la resistencia a la dominacin y a implicarse en un ataque multimo- dal contra un orden injusto.

    Desde el punto de vista de los individuos, los movimientos sociales son movimientos emocionales. La insurgencia no empieza con un programa ni una estrategia poltica. Esto puede surgir despus, cuando aparecen lderes desde dentro o fuera del movimiento para promover los programas polticos, ideolgicos y personales que pueden o no relacionarse con el origen y las motivaciones de los participantes en el movimiento. Pero el big bang de un movimiento social empieza con la transformacin de la emocin en accin. Segn la teora de la inteligencia afectiva, las emociones ms importantes para la movilizacin social y el comportamiento poltico son el miedo (una emocin negativa) y el entusiasmo (una emocin positiva). Las

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    emociones positivas y negativas se relacionan con dos sistemas de motivacin bsicos resultado de la evolucin humana: aproximacin y evitacin. El sistema de aproximacin est relacionado con el comportamiento de bsqueda de objetivos que dirige al individuo a experiencias satisfactorias. Los individuos se muestran entusiasmados cuando se movilizan por un objetivo que les importa. Esta es la razn por la que el entusiasmo est directamente relacionado con otra emocin positiva: la esperanza. La esperanza proyecta el comportamiento hacia el futuro. Com o una de las caractersticas diferenciado- ras de la mente humana es la capacidad para imaginar el futuro, la esperanza es un ingrediente fundamental para apoyar la accin de bsqueda de objetivos. No obstante, para que surja el entusiasmo y la esperanza, los individuos tienen que superar la emocin negativa resultado del sistema de la evitacin: la ansiedad. La ansiedad es una respuesta a una amenaza externa sobre la que la persona amenazada no tiene control. Por lo tanto, la ansiedad lleva al miedo y tiene un efecto paralizante. La superacin de la ansiedad en un comportamiento sociopoltico a menudo es resultado de otra emocin negativa: la ira. La ira aumenta con la percepcin de una accin injusta y con la identificacin del agente responsable de ella. Las investigaciones neurocientficas han demostrado que la ira est asociada a un comportamiento que asume riesgos. Cuando el individuo supera el miedo, las emociones positivas se imponen a medida que el entusiasmo activa la accin y la esperanza anticipa la recompensa de la accin arriesgada. No obstante, para que se forme un movimiento social, la activacin emocional de los individuos debe conectar con otros individuos. Para ello se requiere un proceso de comunicacin de una experiencia individual a los dems. Para que un proceso de comunicacin funcione, hay dos requisitos: la consonancia cognitiva entre emisores y receptores del mensaje y un canal de comunicacin eficaz. La empatia en el proceso de comunicacin est determinada por experiencias similares a las que motivaron el estallido emocional original. En concreto: si muchos individuos se sienten humillados, explotados, ignorados o mal representados, estarn dispuestos a transformar su ira en accin en cuanto superen el miedo. Este miedo

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    lo superan mediante la manifestacin extrema de la ira en forma de indignacin cuando tienen noticia de que alguien con quien se identifican ha sufrido algo insoportable. Esta identificacin se consigue mejor compartiendo sentimientos en una forma de compaerismo que se crea en el proceso de comunicacin. La segunda condicin para que las experiencias individuales se conecten y formen un movimiento es, por tanto, la existencia de un proceso de comunicacin que propague los acontecimientos y las emociones asociadas a las mismas. Cuanto ms rpido e interactivo sea el proceso de comunicacin, ms probable es que se forme un proceso de accin colectiva, arraigado en la indignacin, impulsado por el entusiasmo y motiva- do por la esperanza.

    Histricamente, los movimientos sociales siempre han dependido de la existencia de mecanismos de comunicacin especficos: rumores, sermones, panfletos y manifiestos, divulgados de persona a persona, desde el pulpito, la prensa, o por cualquier medio de comunicacin disponible. En nuestra poca, la comunicacin multimodal con redes digitales de comunicacin horizontal es el medio de comunicacin ms rpido, autnomo, interactivo, reprogramable y autopropagable de la historia. Las caractersticas de los procesos de comunicacin entre individuos comprometidos en el movimiento social determinan las caractersticas organizativas del propio movimiento social: cuanto ms interactiva y autoconfigurable sea la comunicacin, menos jerrquica es la organizacin y ms participativo el movimiento. Por eso los movimientos sociales en red de la era digital representan una nueva especie de movimiento social.

    Si los orgenes de los movimientos sociales se encuentran en las emociones de los individuos y en sus interconexiones a partir de la empatia cognitiva, cul es el papel de las ideas, ideologas y propuestas programticas consideradas tradicionalmente como la materia de la que est hecho el cambio social? En realidad son materiales indispensables para el paso de la accin impulsada por las emociones a la deliberacin y la construccin de proyectos. Su incorporacin a la prctica del movimiento tambin es un proceso de comunicacin, y la forma en que est construido este proceso deter

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    mina el papel de estos materiales ideacionales en el significado, evolucin e impacto del movimiento social. Cuanto ms se generen las ideas dentro del movimiento a partir de la experiencia de sus participantes, ms representativo, entusiasta y prometedor ser aqul, y viceversa. Sucede muy a menudo que los movimientos se convierten en materia prima de experimentacin ideolgica o instrumentacin poltica al definir objetivos y representaciones que tienen poco que ver con su realidad. A veces incluso en su legado histrico la experiencia humana del movimiento suele sustituirse por una imagen reconstruida para la legitimacin de los lderes polticos o para la reivindicacin de las teoras de los intelectuales orgnicos. Un ejemplo que hace al caso es el de cmo se convirti la Com una de Pars en su reconstruccin ideolgica, a pesar de los esfuerzos de los historiadores para restaurar su realidad, en una protorrevolucin proletaria en una ciudad que en aquella poca contaba con pocos obreros industriales entre sus habitantes. Por qu se interpret mal una revolucin municipal, provocada por una huelga de alquileres y dirigida en parte por mujeres, tiene que ver con la inexactitud de las fuentes de Karl Marx en sus escritos sobre la Comuna, basados fundamentalmente en su correspondencia con Elizabeth Dmitrieva, presidenta del Sindicato de Mujeres, figura socialista de la C omuna que slo vea lo que ella y su mentor queran ver. La interpretacin errnea de los movimientos por parte de sus lderes, idelogos o cronistas tiene consecuencias considerables, ya que introduce una escisin irreversible entre los actores del movimiento y los proyectos construidos en su nombre, a menudo sin su conocimiento ni consentimiento.

    La siguiente pregunta para comprender los movimientos sociales tiene que ver con la evaluacin del impacto real de la accin conjunta de estas redes de individuos en las instituciones de la sociedad, as como en ellos mismos. Para esto se requieren otros datos e instrumentos analticos, ya que las caractersticas de las instituciones y de las redes de dominacin tendrn que enfrentarse a las caractersticas de las redes de cambio social. En pocas palabras, para que las redes de contrapoder prevalezcan sobre las redes de poder incorporadas en

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    la organizacin de la sociedad, tendrn que reprogramar la poltica, la economa, la cultura o cualquier otra dimensin que pretendan cambiar introduciendo en los programas de las instituciones, as como en su propia vida, otras instrucciones entre las que se encuentra, en algunas versiones utpicas, la regla de no regular nada. Adems, tendrn que activar las conexiones entre distintas redes de cambio social, por ejemplo, entre redes prodemocrticas y redes de justicia econmica, redes feministas, redes de conservacin medioambiental, redes pacifistas, redes por la libertad, etc. Comprender en qu condiciones se producen estos procesos y cules son los resultados sociales de cada proceso especfico no puede ser asunto de teora formal. Hay que basar el anlisis en la observacin.

    Las herramientas tericas que he propuesto aqu son simplemente eso, herramientas, cuya utilidad o futilidad slo se puede evaluar utilizndolas para examinar las prcticas de los movimientos sociales en red que este libro pretende analizar. Sin embargo, no codificar la observacin de estos movimientos en trminos abstractos para que encajen en el enfoque conceptual aqu presentado. En su lugar, mi teora se integrar en una observacin selectiva de los movimientos, para reunir al final de mi viaje intelectual las conclusiones ms sobresalientes de este estudio en un marco analtico. Pretendo que sta sea mi aportacin a la comprensin de los movimientos sociales en red como precursores del cambio social en el siglo XXL

    Una ltima palabra sobre los orgenes y condiciones de las reflexiones que aqu presento. He tenido un participacin marginal en el movimiento de las indignadas de Barcelona y he apoyado y simpatizado con los movimientos de otros pases. Pero, como suelo hacer, he mantenido la mxima distancia posible entre mis creencias personales y mi anlisis. Sin pretender lograr la objetividad, he intentado presentar los movimientos en sus propias palabras y sus propios actos, usando algunas observaciones directas y un acervo considerable de informacin: algunas de entrevistas individuales y otras de fuentes secundarias que se indican en las referencias de cada captulo y en los apndices del libro. En realidad, me identifico con el principio bsico de este movimiento polifactico sin lderes: me

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    represento exclusivamente a m mismo y sta es sencillamente mi reflexin sobre lo que he visto, odo o ledo. Soy un individuo y hago lo que he aprendido en mi vida: investigar procesos de cambio social con la esperanza de que esta investigacin pueda aportar algo a los que luchan, con gran riesgo, por un mundo en el que quisiramos vivir.

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    Qu tienen en comn Tnez e Islandia? Nada en absoluto. Y sin embargo, los levantamientos polticos que transformaron las instituciones de gobierno en ambos pases entre 2009 y 2011 se han convertido en referencia para los movimientos sociales que sacudieron el orden poltico en el mundo rabe y desafiaron a las instituciones polticas europeas y estadounidenses. En la primera manifestacin multitudi- naria en la plaza Tahrir de El Cairo, el 25 de enero de 2011, miles de personas gritaban Tnez es la solucin, modificando a propsito el eslogan El islam es la solucin que en aos recientes haba presidido las movilizaciones sociales en el mundo rabe. Se referan al derrocamiento de la dictadura de Ben Al, que huy del pas el 14 de enero, tras semanas de protestas populares que vencieron a la cruenta represin del rgimen. Cuando las indignadas espaolas empezaron a acampar en las principales plazas de las ciudades del pas en mayo de 2011, proclamaban que Islandia es la solucin. Y cuando los neoyorquinos ocuparon los espacios pblicos prximos a Wall Street el 17 de septiembre de 2011, bautizaron el primer campamento Tahrir Square, igual que las acampadas de plaza Catalunya en Barcelona.

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    Cul poda ser el hilo comn que una en las mentes de la gente sus experiencias de revuelta a pesar de que sus contextos culturales, econmicos e institucionales fueran tan diferentes? En pocas palabras: su sentimiento de empoderamento. Un sentimiento que naci de la indignacin contra los gobiernos y la clase poltica, ya fuera dictatorial o, en su opinin, pseudodemocrtica. Indignacin provocada por la rabia ante la complicidad que perciban entre la lite financiera y la lite poltica y que estall por la reaccin emocional que caus algn acontecimiento insoportable. Y fue posible por la superacin del miedo mediante la unin forjada en las redes del ciberespacio y en las comunidades del espacio urbano. Adems, tanto en Tnez como en Islan- dia hubo transformaciones polticas tangibles, as como nuevas culturas cvicas que surgieron de los movimientos en un intervalo muy corto. Transformaciones que materializaron la posibilidad de conseguir algunas de las reivindicaciones clave de los manifestantes. Por ello es pertinente, desde el punto de vista analtico, que nos centremos en primer lugar en estos dos procesos para identificar las semillas del cambio social que un viento de esperanza disemin a otros contextos, en ocasiones germinando en nuevas formas y valores sociales y, en otros casos, sofocadas por la maquinaria de represin alertada por el poder establecido que en un principio se vio sorprendido, despus atemorizado y, en ltima instancia, llam a la accin preventiva en todo el mundo. Una nueva generacin de activistas ha descubierto nuevas formas de cambio poltico mediante la capacidad de comunicarse y organizarse de forma autnoma, fuera del alcance de los mtodos habituales de control poltico y econmico. Si bien hubo precedentes de estos nuevos movimientos sociales en la ltima dcada (especialmente en Espaa en 2004 y en Irn en 2009), podemos decir que su plena expresin empez en Tnez y en Islandia.

    Tnez: La revolucin de la libertad y la dignidad '

    Empez en un lugar inusitado: Sidi Buzid, una pequea ciudad de40.000 habitantes del centro de Tnez, una zona pobre al sur de la

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    capital. El nombre de Mohamed Buazizi, un vendedor ambulante de 26 aos, ha quedado grabado en la historia como el de alguien que cambi el destino del mundo rabe. Su inmolacin, quemndose a s mismo a las once y media de la maana del 17 de diciembre de 2010 ante un edificio del gobierno, fue su definitivo grito de pn> testa contra la repetida y humillante confiscacin de su puesto de frutas por la polica local ante su negativa a pagar un soborno. La ltima confiscacin se haba producido una hora antes ese mismo da. Muri el 3 de enero de 2011 en el hospital de Tnez donde el dictador le haba llevado para aplacar la ira de la poblacin. Efectivamente, tan slo unas horas despus de prenderse fuego, cientos de jvenes a los que las autoridades haban humillado de forma similar protestaban delante del mismo edificio. Al, el primo de Mohamed, grab la protesta y colg el vdeo en Internet. Hubo otros suicidios simblicos e intentos de suicidio que alimentaron la ira y animaron a los jvenes. En unos das se iniciaron manifestaciones espontneas en todo el pas, empezando en las provincias y llegando a la capital a principios de enero, a pesar de la brutal represin de la polica, que mat al menos a 147 personas e hiri a cientos de ellas. Pero el 12 de enero de 2011 el general Rachid Ammar, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas tunecinas, se neg a disparar contra los manifestantes. Fue inmediatamente depuesto, pero el 14 de enero de 2011 el dictador Ben Al y su familia abandonaron Tnez y se refugiaron en Arabia Saud cuando el gobierno francs, el aliado ms prximo a Ben Al desde su llegada al poder en 1987, le neg su apoyo. Se haba convertido en un estorbo para sus socios internacionales y haba que encontrar un sustituto en la lite poltica del propio rgimen. Pero la victoria no calm a los manifestantes. En realidad, les anim a exigir la destitucin de todos los gerifaltes del rgimen, a reclamar libertad poltica y de expresin y a pedir unas elecciones realmente democrticas con una nueva ley electoral. Seguan gritando Dgage! Dgage! (Lrgate!) a todos los que estaban en el poder: polticos corruptos, especuladores financieros, polica represora y medios serviles. La difusin de los vdeos de las protestas y de la violencia policial en Internet estuvo acompaada de llamadas

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    a la accin en las calles y las plazas de las ciudades de todo el pas, empezando por las provincias centrales occidentales y trasladndose despus a la propia capital. La conexin entre la comunicacin libre en Facebook, YouTube y Twitter y la ocupacin del espacio urbano cre un espacio pblico hbrido de libertad que se convirti en la principal caracterstica de la rebelin tunecina, presagio de futuros movimientos en otros pases. Se formaron caravanas solidarias de cientos de coches con destino a la capital. El 22 de enero de 2011 la Caravana de la libertad (Qfilat al-hurriyya)y con origen en Sidi Buzid y Menzel Buzaiane, lleg a la kasbah de la medina de Tnez exigiendo la dimisin del gobierno provisional de Mohamed Ghan- nuchi, una evidente continuacin del rgimen tanto desde el punto de vista del personal como de las polticas. Como afirmacin simblica del poder del pueblo, ese da los manifestantes ocuparon la Place du Gouvernement, en el corazn de la kasbah, donde se encuentran la mayora de los ministerios. Levantaron tiendas y organizaron un foro permanente con animados debates que duraron hasta bien entrada la noche. Las conversaciones se alargaron en algunos casos dos semanas seguidas. Se grabaron y el vdeo de los debates se difundi por Internet. Pero su lenguaje no era slo digital. Las paredes de la plaza estaban cubiertas con eslganes en rabe, francs e ingls, ya que el movimiento quera identificarse con el mundo exterior para proclamar sus derechos y aspiraciones. Coreaban lemas y canciones de protesta. Con ms frecuencia cantaban el verso ms conocido del himno nacional: Si el pueblo desea vivir un da, el destino tendr que responder (Idh I-sha buyawman anida I-hayt,fa-l budda an yastadjiba al-qadar). Aunque no haba lderes, surgi algn tipo de organizacin informal que se ocupaba de la logstica e impona las normas del compromiso en los debates en la plaza: las discusiones tenan que ser educadas, respetuosas y sin gritos; cualquiera tena derecho a expresar su opinin sin diatribas interminables para que todos pudieran ejercer esta nueva libertad de expresin. Una red de vigilancia moderada, organizada por los propios manifestantes, controlaba el respeto de las normas. Esta misma organizacin informal protega al campamento contra la violencia y la provocacin, tanto interna

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    como externa. Hubo efectivamente violencia policial y los ocupantes fueron desalojados varias veces de la plaza, pero volvieron a ocuparla el 20 de febrero y otra vez el 1 de abril de 2011. Debatan de todo: rechazar un gobierno corrupto exigiendo una autntica democracia y pidiendo un nuevo rgimen electoral, defender los derechos de las regiones contra el centralismo, pero tambin pedan trabajo, ya que una gran proporcin de los manifestantes jvenes no tenan empleo y queran una mejor educacin. Se rebelaban contra el control de la poltica y la economa por el clan de los Trabelsi, la familia de la segunda mujer de Ben AI, cuyos negocios deshonestos se haban comentado en la correspondencia diplomtica que WikiLeaks sac a la luz. Tambin hablaban del papel del islam como gua moral contra la corrupcin y el abuso. Pero no se trataba de un movimiento islmico, a pesar de la presencia de una poderosa corriente islamista entre los manifestantes, por el simple motivo de que hay una influencia generalizada del islamismo poltico en la sociedad tunecina. Pero secularismo e islamismo coexistan en el movimiento sin grandes tensiones. Realmente, en cuanto a la comunidad de referencia, fue un movimiento tunecino que utiliz la bandera y cantaba el himno nacional como llamamiento, proclamando la legitimidad de la nacin contra su apropiacin por un rgimen poltico ilegtimo respaldado por antiguas potencias coloniales, especialmente Francia y Estados Unidos. No se trataba de una revolucin islmica ni de una revolucin del Jazmn (el potico nombre que dieron los medios de comunicacin occidentales sin motivo aparente, puesto que en realidad fue el nombre original del golpe de estado de Ben Al en 1987). En palabras de los propios manifestantes, era una revolucin por la libertad y la dignidad (Thawrat al-hurriya wa-I Karma). La bsqueda de la dignidad en respuesta a la humillacin con respaldo institucional fue un motivo inductor emocional fundamental de las protestas.

    Quines eran los que protestaban? Tras unas semanas de manifestaciones, podemos decir que una muestra representativa de la sociedad urbana tunecina estaba en las calles, con una fuerte presencia de las clases profesionales. Adems, la gran mayora de la poblacin

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    apoyaba la exigencia de acabar con el rgimen dictatorial. Sin embargo, en opinin de muchos observadores, los que iniciaron el movimiento y los que tuvieron el papel ms activo en la protesta eran principalmente jvenes universitarios sin trabajo. Efectivamente, mientras que la tasa de paro en Tnez era del 13,3%, entre los jvenes licenciados haba subido hasta el 21,1% . Esta mezcla de educacin y falta de oportunidades era terreno abonado para la revuelta en Tnez, as como en los dems pases rabes. Tambin fue significativo que los trabajadores afiliados a los sindicatos tuvieran una participacin destacada cuando el movimiento alcanz su masa crtica. Mientras que el liderazgo de la Union Genrale des Travai- lleurs Tunisiens (U G T T ) quedaba deslegitimado por su profunda conexin con el rgimen (especialmente su secretario general, Ab- deslem Jrad), las bases y los cuadros intermedios aprovecharon la oportunidad para expresar sus reivindicaciones e iniciaron una serie de huelgas que contribuyeron a llevar al pas fuera del control de las autoridades. En cambio, los partidos polticos de oposicin fueron ignorados por los activistas y no tuvieron una presencia organizada en la revuelta. Los manifestantes crearon espontneamente su propio liderazgo en lugares y momentos concretos. La mayora de estos lderes autodesignados tenan entre veinte y treinta aos. Aunque el movimiento era intergeneracional, la confianza se gener entre los jvenes. Un post en Facebook expresaba claramente una determinada actitud: La mayora de los polticos tienen el pelo blanco y el alma negra. Queremos gente con el pelo negro y el alma blanca.

    Por qu este movimiento consigui subvertir tan rpidamente una dictadura estable con una fachada de democracia institucional, un enorme sistema de vigilancia de toda la sociedad (hasta un 1 % de los tunecinos trabajaba de alguna forma para el Ministerio del Interior) y un fuerte apoyo de las principales potencias occidentales? Despus de todo, las luchas sociales y las manifestaciones de oposicin haban sido reprimidas rpidamente por el rgimen con relativa facilidad en anteriores ocasiones. En Ben Guerdane (2009) y en las minas de fosfato de Gafsa (2010) se haban producido intensas luchas obreras, pero fueron violentamente reprimidas, con numerosos

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    muertos, heridos y detenidos, y al final la revuelta se sofoc. A los disidentes se les tortur y encarcel. Las manifestaciones eran poco frecuentes. Sabemos que la chispa de la revuelta surgi del sacrificio de Mohamed Buazizi. Pero cmo incendi la chispa el bosque y cmo y por qu se propag el incendio?

    Nuevos factores diferenciado res posibilitaron el xito de las revueltas populares tunecinas en 2011 durante un periodo de tiempo sostenido. Entre estos factores figura principalmente el papel que desempearon Internet y Ai Jazira para impulsar, ampliar y coordinar las revueltas espontneas como expresin de indignacin, en particular entre los jvenes. Es cierto que cualquier levantamiento social y Tnez no fue una excepcin se produce como expresin de protesta contra condiciones econmicas, sociales y polticas funes- tas, como desempleo, altos precios, desigualdad, pobreza, brutalidad policial, falta de democracia, censura y corrupcin como forma de proceder del estado. Pero a partir de estas condiciones objetivas surgieron emociones y sentimientos sentimientos de indignacin provocados a menudo por la humillacin , y estos sentimientos produjeron protestas espontneas iniciadas por individuos: jvenes que utilizaban sus redes, las redes donde viven y se expresan. Por supuesto que aqu se incluyen las redes sociales de Internet, as como las redes de telefona mvil. Pero tambin las redes sociales: amigos, familias y, en algunos casos, clubes de ftbol, la mayora no conectados a Internet. Fue en la conexin entre redes sociales de Internet y redes sociales de la vida donde se forj la protesta. As pues, la condicin previa para la revuelta fue la existencia de una cultura de Internet formada por blogueros, redes sociales y ciberactivistas. Por ejemplo, el periodista bloguero Zuhair Yahiaui fue encarcelado en 2001 y muri en prisin. Otros blogueros crticos con el rgimen, como Mohamed Abbu (2005) y Slm Bukdir (2008), fueron encarcelados por denunciar la corrupcin del gobierno.

    Estas voces libres cada vez ms numerosas que se expandan por Internet a pesar de la censura y de la represin encontraron un poderoso aliado en la televisin por satlite fuera del control del gobierno, en especial Al Jazira. Haba una relacin simbitica entre los

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    ciudadanos periodistas con sus telfonos mviles, que cargaban imgenes e informacin en YouTube, y Al Jazira, que usaba material del periodismo ciudadano y despus lo retransmita a toda la poblacin (el 40% de la poblacin urbana en Tnez vea Al Jazira, ya que la televisin oficial haba quedado reducida a una primitiva herramienta de propaganda). Este vnculo Al JaziraTnternet fue fundamental durante las semanas de la revuelta, tanto en Tnez como en relacin con el mundo rabe. Al Jazira lleg al punto de desarrollar un programa de comunicacin para que los telfonos mviles pudieran conectarse directamente con su satlite sin necesidad de un equipo sofisticado. Twitter tambin tuvo un papel decisivo para tratar los acontecimientos y coordinar acciones. Los manifestantes usaron el hashtag #sidibouzid en Twitter para debatir y comunicar, indexan- do de esta forma la revolucin tunecina. Segn un estudio2 sobre el flujo de la informacin en las revoluciones rabes, los blogueros desempearon un papel importante a la hora de sacar a la luz y divulgar las noticias de Tnez, ya que tenan mayores probabilidades de animar a su audiencia a participar, en comparacin con cualquier otro tipo de actor.

    Teniendo en cuenta el papel de Internet a la hora de extender y coordinar la revuelta, es importante sealar que Tnez tiene una de las tasas ms altas de penetracin de Internet y de la telefona mvil en el mundo rabe. En noviembre de 2010 un 67% de la poblacin urbana tena un telfono mvil, y un 37% estaba conectado a Internet. A principios de 2011 un 20% de los usuarios de Internet estaba en Facebook, un porcentaje dos veces mayor que el de Marruecos, tres veces mayor que el de Egipto, cinco veces el de Argelia o Libia y veinte veces el de Yemen. Adems, la proporcin de usuarios de Internet entre la poblacin urbana y especialmente entre los jvenes era mucho mayor. Com o hay una relacin directa entre la edad, la educacin superior y el uso de Internet, los jvenes licenciados en paro que fueron los protagonistas clave de la revolucin eran adems usuarios habituales de Internet, y algunos de ellos, usuarios avanzados que utilizaron el potencial comunicador de Internet para crear y expandir su movimiento. La autonoma comunicativa que ofrece

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    Internet posibilit la difusin viral de vdeos, mensajes y canciones que incitaban la indignacin y alentaban la esperanza. Por ejemplo, la cancin Rais Leble de un famoso rapero de Sfax, El General, en la que denunciaba la dictadura, se convirti en un xito en las redes sociales. Por supuesto, El General fue detenido, pero esto enfureci an ms a los manifestantes y reforz su determinacin en la lucha por una completa transicin, como decan ellos.

    As pues, parece que en Tnez encontramos una importante convergencia de tres caractersticas distintivas:

    1) La existencia de un grupo activo de licenciados en paro que lideraron la revuelta, obviando cualquier liderazgo tradicional o formal.

    2) La presencia de una slida cultura de ciberactivismo que llevaba ms de una dcada haciendo una crtica abierta del rgimen.

    3) Una tasa relativamente alta de difusin del uso de Internet, incluyendo conexiones domsticas, en colegios y cibercafs.

    La combinacin de estos tres elementos, que se alimentaban mutuamente, proporciona una pista para comprender por qu Tnez fue la precursora de una nueva forma de movimiento social en red en el mundo rabe.

    Los manifestantes tunecinos mantuvieron su reivindicacin de una total democratizacin del pas durante 2011 a pesar de la represin policial persistente y la presencia de los polticos del anterior rgimen en el gobierno provisional y en los niveles ms altos de la administracin. El ejrcito, sin embargo, apoy el proceso democrtico en general, intentando encontrar nueva legitimidad al negarse a iniciar una represin cruenta durante la revolucin. Con el apoyo de los medios de comunicacin que haban recuperado su independencia, especialmente en el caso de la prensa, el movimiento democrtico abri un nuevo espacio poltico y alcanz el hito de unas elecciones libres y limpias el 23 de octubre de 2011. Ennahad, una coalicin islamista moderada, se convirti en la principal fuerza poltica del

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    pas: recibi un 40% de los votos y obtuvo 89 de los 217 escaos de la Asamblea Constituyente. Su lder, el veterano intelectual y poltico islamista Rached Ghannuchi, se convirti en primer ministro. Representa el tipo de islamismo que habra llegado al poder mediante elecciones libres en la mayora de los pases rabes si se hubiera respetado la voluntad del pueblo. No representa un regreso a la tradicin ni a la imposicin de la sharia. En una entrevista citada frecuentemente que concedi en su exilio londinense en 1990, Rached Ghannuchi explic sencillamente su visin poltica del islamismo: La nica forma de acceder a la modernidad es por nuestro propio camino, trazado por nosotros con nuestra religin, nuestra historia y nuestra civilizacin^. Por lo tanto, no se rechaza la modernidad, sino que se defiende un proyecto de modernidad autodeter- minada. Su referencia contempornea ms explcita es el partido Libertad y Desarrollo, dirigido por Erdogan en Turqua, pero esto es coherente con la postura que Ghannuchi mantiene desde hace aos. No hay indicios de que el resultado de la revolucin tunecina sea un rgimen fundamentalista islmico. El presidente M oncef Marzuki es laico, y el borrador de la nueva Constitucin no depende ms de la voluntad de Dios que la Constitucin de Estados Unidos. Efectiva- mente, la aceptacin de un partido islamista moderno en la primera lnea del sistema poltico ha marginado, sin excluirlas, a las fuerzas islmicas radicales. No obstante, esto podra cambiar si los nuevos gobiernos democrticos no consiguen atajar los dramticos problemas del desempleo masivo, la extrema pobreza, la corrupcin generalizada y la arrogancia burocrtica que no han desaparecido con el ambiente de libertad. Tnez tendr que afrontar grandes retos en los prximos aos. Pero lo har con una poltica razonablemente democrtica y, lo que es ms importante, con una sociedad civil concienciada y activa, que ocupa el ciberespacio y est lista para volver al espacio urbano en caso de necesidad. Sea cual sea el futuro, la esperanza de una sociedad tunecina humanitaria y democrtica ser resultado directo del sacrificio de Mohamed Buazizi y de la lucha por la dignidad que defendi para su persona, una lucha cuyo testigo han tomado sus compatriotas.

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    La revolucin de las cacerolas en Islandia: del colapso financiero a la elaboracin popular de una nueva Constitucin

    a travs de Internet4

    Las escenas iniciales de Inside Job, de Charles Ferguson, probablemente el mejor documental sobre la crisis financiera de 2008, presentan el caso de Islandia. El auge y la cada de la economa islandesa son efectivamente el eptome de un modelo fallido de creacin de riqueza mediante la especulacin caracterstico del capitalismo de la pasada dcada. En 2007 la renta media en Islandia era la quinta ms alta del mundo. Los islandeses ganaban un 160% ms que los estadounidenses. Su economa se haba basado desde siempre en la industria pesquera, que representa un 12% del PIB y un 40% de las exportaciones. Aunque se aadiera el turismo, el software y el aluminio como actividades econmicas dinmicas, y por muy rentable que hubiera sido la pesca, el origen de la repentina riqueza islandesa estaba en otro lugar. Era el resultado del rpido crecimiento del sector financiero a raz de la expansin global del capitalismo financiero especulativo. La rpida integracin de Islandia en las finanzas internacionales estuvo liderada por tres bancos islandeses: Kaupthing, Landsbanski y GHtnir, que pasaron de ser bancos de servicios locales a finales de los aos ochenta a grandes instituciones financieras a mediados de la primera dcada del 2000. Los tres bancos incrementaron el valor de sus activos de un 100% del PIB en 2000 hasta casi un 800% del PIB en 2007. La estrategia que siguieron para este crecimiento tan notable fue similar a la de muchas entidades financieras de Estados Unidos y Gran Bretaa. Usaban sus acciones como garanta para pedirse prstamos mutuamente y despus utilizaban dichos crditos para financiar la compra de ms acciones de los tres bancos, incrementando el precio de las acciones y disparando su balance. Adems, conspiraron para ampliar el mbito de sus operaciones especulativas a escala mundial. Sus planes fraudulentos se ocultaron en una red de empresas de propiedad conjunta con sede en parasos fiscales como la Isla de Man, las Islas Vrgenes, Cuba y Luxemburgo. Convencieron a los clientes de los bancos para que

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    aumentaran sus deudas, convirtindolas a francos suizos o yenes japoneses a bajo inters. El crdito ilimitado permiti que la gente se entregara al consumo ilimitado, lo que estimul artificialmente la demanda interna e impuls el crecimiento econmico. Adems, para cubrir sus operaciones, los bancos concedieron crditos favorables a determinados polticos, as como generosas contribuciones econmicas a los partidos polticos para las campaas electorales.

    En febrero de 2006, la agencia de evaluacin Fitch rebaj las perspectivas de la economa islandesa hasta valores negativos, desencadenando lo que se consider una minicrisis. Con objeto de evitar que los principales bancos perdieran crdito, el Banco Central islands pidi prstamos para aumentar sus reservas en divisas. La Cmara de Comercio, dominada por representantes de los grandes bancos, contrat como asesores a dos destacados acadmicos: Frede- ric Mishkin, de la Columbia Business School, y Richards Portes, de la London Business School, que certificaron la solvencia de los bancos islandeses. Sin embargo, en 2007 el gobierno ya no poda ignorar las sospechosas cuentas de resultados de los bancos y comprendi que si uno de los grandes bancos quebraba, todo el sistema financiero se hundira. Se nombr una comisin especial para evaluar el problema. La comisin sirvi de poco, y ni siquiera se plante la regulacin del sector bancario. Poco despus, los tres bancos, Lands- banski, Kaupthing y Glitnir, afrontaron la necesidad urgente de pagar su deuda a corto plazo ya que la mayora de sus valores eran ficticios y a largo plazo. Con ms imaginacin que escrpulos, disearon nuevos planes para solucionar su insolvencia. Landsbanski estableci cuentas financieras en Internet con el nombre de Icesave, ofreciendo altas rentabilidades para los depsitos a corto plazo. Ofrecan este servicio a travs de nuevas sucursales en el Reino Unido y los Pases Bajos. Fue todo un xito; millones de libras se depositaron en las cuentas Icesave. Slo en el Reino Unido se abrieron300.000 cuentas Icesave. Los depsitos parecan seguros, ya que Islandia era miembro del EEE (Espacio Econmico Europeo) y, por tanto, estaba cubierta por el sistema de garanta de depsito del EEE,lo que significaba que estaban avalados por el gobierno islands, as

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    como por los gobiernos de los pases en los que se establecieron las sucursales de los bancos. La segunda estrategia utilizada por los tres grandes bancos para obtener fondos rpidamente con el fin de pagar su deuda a corto plazo se conoci como cartas de amor. Los bancos permutaban ttulos de deuda entre s para usar la deuda de los otros como aval para conseguir ms dinero del Banco Central de Islandia. Adems, el Banco Central de Luxemburgo prest a los tres bancos 2.500 millones de euros, con la mayora de los avales en forma de cartas de amor.

    El gobierno sigui prestando apoyo poltico a los grandes bancos a pesar de su clara insolvencia. En abril de 2008 el FMI envi un memorndum confidencial al gobierno de Haarde pidindole que controlara los bancos y ofreciendo ayuda, sin obtener ningn resultado. La nica reaccin del gobierno fue encargar al Banco Central que suscribiera ms prstamos con las reservas en divisas. El 29 de septiembre, el banco Glitnir pidi al gobernador del Banco Central ayuda urgente, ya que no poda cubrir sus obligaciones financieras. Com o respuesta, el Banco Central compr un 75% de las acciones de Glitnir. Sin embargo, consigui el efecto contrario: en lugar de tranquilizar a los mercados financieros, el movimiento provoc la cada libre de la calificacin crediticia de Islandia. En unos cuantos das, la bolsa, los bonos y los precios del sector inmobiliario se desplomaron. Los tres bancos se hundieron, dejando una deuda de25.000 millones de dlares. La crisis financiera caus unas prdidas, en Islandia y en otros pases, equivalentes a siete veces el PIB islands. En proporcin al tamao de su economa, era la mayor destruccin de valor financiero de la historia. La renta personal de los islandeses se redujo drsticamente y sus valores se devaluaron radicalmente. El PIB islands cay un 6,8% en 2009, y un 3,4% adicional en 2010. A medida que se desplomaba el castillo de naipes financiero, la crisis econmica islandesa se convirti en el catalizador de la revolucin de las cacerolas.

    Toda revolucin tiene su fecha de nacimiento y su hroe rebelde. El 11 de octubre de 2008 el cantante Hordur Torfason se plant con su guitarra delante del edificio del Althing (el parlamento isln-

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    ds) en Reikiavik y cant su rabia contra los banksters y los polticos sumisos. Se le unieron unas cuantas personas. Alguien grab la escena y la subi a Internet. En unos das, cientos y luego miles de personas manifestaban su protesta en la histrica plaza Austurvollur. Un grupo llamado Raddir flksins prometi manifestarse todos los sbados para conseguir que el gobierno dimitiera. En enero de 2009, las protestas se intensificaron tanto en Internet como en la plaza, desafiando al invierno islands. Segn los observadores de este proceso de movilizacin social, el papel de Internet y de las redes sociales fue absolutamente decisivo, en parte porque un 94% de los islandeses estn conectados a Internet y dos tercios son usuarios de Facebook.

    El 20 de enero de 2009, el da en que el parlamento se reuna tras unas vacaciones de un mes, miles de personas de todas las edades y condiciones sociales se juntaron ante el edificio para acusar al gobierno de no saber dirigir la economa y por su mala gestin de la crisis. Golpeaban tambores, cacerolas y sartenes, por lo que se ganaron el sobrenombre de revolucin de las cacerolas. Los manifestantes pedan la dimisin del gobierno y la celebracin de elecciones. Adems, exigan la refundacin de la Repblica, que, en su opinin, se haba corrompido por la subordinacin de polticos y partidos polticos a la lite financiera. Pidieron la redaccin de una nueva Constitucin que sustituyera a la provisional de 1944, una carta magna temporal tras la declaracin de independencia de Dinamarca que se haba mantenido porque favoreca los intereses de la clase poltica (dando un peso desproporcionado a las provincias rurales y conservadoras). Los socialdemcratas y los verdes respondieron positivamente a esta peticin, mientras que la coalicin conservadora, dirigida por el Partido Independiente, la rechazaba. A medida que la presin en las redes sociales y en las calles se intensificaba, el 23 de enero de 2009 se anunci el adelanto de las elecciones legislativas y el primer ministro, el conservador Geir Haarde, declaraba que por problemas de salud no se presentara a la reeleccin. Las elecciones se saldaron con la derrota estrepitosa de los dos grandes partidos (ambos conservadores) que, solos o en coalicin, haban gobernado

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    Islandia desde 1927. Una nueva coalicin formada por socialdem- cratas y verdirrojos subi al poder el 1 de febrero de 2009. Estaba dirigida por la lder socialdemcrata Johanna Sigurdardottir, la primera mujer primera ministra lesbiana declarada. La mitad de los miembros del gobierno son mujeres.

    El nuevo gobierno se puso a trabajar en tres frentes: limpiar el embrollo financiero y exigir responsabilidades por la gestin fraudulenta de la economa; restablecer el crecimiento econmico transformando el modelo econmico, estableciendo normas financieras estrictas y reforzando las instituciones de supervisin, y responder a la demanda popular iniciando un proceso de reforma constitucional con la participacin de los ciudadanos.

    Los tres bancos principales fueron nacionalizados y dos de ellos volvieron al sector privado en manos de un consorcio formado por los acreedores extranjeros de los bancos con la participacin del estado. El gobierno compens a los islandeses por la prdida de sus ahorros. N o obstante, a iniciativa del presidente de la Repblica, Grimson, se celebr un referndum para decidir sobre los pagos de los avales de los prstamos propiedad de los bancos nacionalizados a los depositantes britnicos y holandeses y sus gobiernos. Un 93% de los islandeses votaron no pagar la deuda de 5.900 millones de dlares que se deba al Reino Unido y a los Pases Bajos. Obviamente, esto conllev una serie de pleitos que todava tienen que decidirse en los tribunales. Islandia se enfrenta a una larga batalla legal para liquidar la deuda extranjera. Los bancos intentaron evitar el litigio ofrecindose a pagar con la venta de sus activos, pero el resultado de la negociacin sigue pendiente cuando escribo esto.

    El nuevo gobierno instruy un procedimiento legal contra los responsables de la crisis. En la convencin del partido socialdemcrata celebrada el 30 de mayo de 2011, la primera ministra Johanna Sigurdardottir declaraba, con la mxima claridad, que:

    La gente con sueldos exagerados, los banksters y las lites de grandes propietarios no engullirn el futuro crecimiento econmico [...] Su fiesta desenfrenada se haba celebrado bajo la fanfarria neoconservadora

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    del Partido Independiente. La calidad de vida que los islandeses tendrn en el futuro se basar en el principio de igualdad.

    En consecuencia, figuras destacadas del sector bancario fueron arrestadas en Reikiavik y Londres para responder de los cargos contra su ilcita gestin financiera. El anterior primer ministro Hurde fue juzgado bajo la acusacin de malversacin de fondos pblicos y de someterse a la influencia de grupos de presin.

    Tal como se esperaba, los expertos econmicos advirtieron contra las funestas consecuencias de nacionalizar la banca, de controlar los flujos de capitales y de negarse a pagar la deuda extranjera. No obstante, despus de que Islandia invirtiera su poltica econmica y reforzara el control gubernamental, la economa se recuper en 2011 y 2012, superando a la mayora de las economas de la Unin Europea. Tras experimentar un crecimiento negativo en 2009 y 2010, el PIB aument un 2,6% en 2011 y se prevea un incremento del 4% en 2012. El desemple baj del 10% en 2009 al 5,9% en 2012, la inflacin se redujo del 18 al 4% y la situacin financiera de Islandia mejor en la calificacin C D S de 1.000 a 200 puntos. Aunque la economa sigue estando sometida a la posibilidad de crisis futuras, como sucede con toda la economa europea, Standard & Poors mejor sus perspectivas a finales de 2011 de negativas a estables. Los inversores internacionales agotaron la emisin de bonos del estado en 2011. De hecho, segn Bloomberg, en 2011 cost menos asegurar la deuda islandesa que la deuda soberana de la eurozona. La actitud de los islandeses ante el futuro se volvi ms positiva hacia mediados de 2011, especialmente entre los segmentos de la sociedad con ms educacin.

    Cmo pudo rescatar el nuevo gobierno democrtico al pas de un desastre econmico tremendo en tan corto espacio de tiempo?

    En primer lugar, no foment el tipo de medidas de austeridad drsticas implantadas en otros pases europeos. Islandia firm un pacto de estabilidad social para proteger a los ciudadanos de los efectos de la crisis. Por lo tanto, el empleo pblico no se redujo significativamente y el gasto pblico mantuvo la demanda interior a un

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    nivel razonable. El gobierno tena suficientes ingresos para mantener el gasto y recomprar activos fi