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    La patria del criollode Severo Martnez Pelez:

    reflexiones sobre su legado (1970-2009)

    PorJos EdgardoCALMONTOYA*

    Viendo hacia el volcn:vida de un historiador

    TRESDCADASDESPUSde haberse divulgadoLa patria del criolloycon motivo de la publicacin de su traduccin al ingls, quieneshemos hecho de la Historia una profesin nos percatamos de que du-rante todo este tiempo no se ha dejado de hablar en ningn momentodel insigne historiador guatemalteco.1Este libro, como si fuera una pro-longacin de su vida, nos ha conducido hacia el camino de los recuer-dos y ancdotas de quienes le conocieron y fueron sus alumnos, losque siempre evocan su perdurable magisterio, la integridad de su que-hacer intelectual y la huella indeleble que su Patria, su primera y mxi-ma obra, ha dejado en la historiografa centroamericana. Sin haberconocido a don Severo, la lectura de sus escritos en distintos momen-tos de mi recorrido personal e intelectual despert en m una curiosi-dad sobre su itinerario de vida que de manera pausada, pero muyenriquecedora, se ha ido saciando en estos ltimos cuatro aos en que

    he conversado con colegas y familiares que le trataron ms cercana-mente. Estas conversaciones me han permitido conocer y comprender

    *Docente en la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala;investigador del Instituto de Investigaciones Histricas, Antropolgicas y Arqueolgicasen la misma universidad; e-mail: .

    1Julio Csar Pinto Soria, Guatemala: el indgena, la nacin y la historia. Algunasreflexiones en torno a la obra de Severo Martnez Pelez,Revista de la Universidad deSan Carlos de Guatemala, ao 1, nm. 4 (abril-junio de 1999), pp. 3-21; Severo MartnezPelez y su obra,Revista Presencia (Guatemala, Facultad de Ciencias Econmicas),nm. 40 (mayo-agosto del 2001), nmero monogrfico; Arturo Taracena Arriola, Guate-mala: el debate historiogrfico en torno al mestizaje, 1970-2000, en Daro Euraque,Jeffrey Gould y Charles Hale,Memorias del mestizaje: cultura poltica en Centroamricade 1920 al presente, Guatemala, Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamrica,

    2004, pp. 79-110; Jorge Murga Armas,La tierra y los hombres en la sociedad agrariacolonial de Severo Martnez Pelez, Guatemala, Iximulew, 2008; Ana Lorena CarrilloPadilla,rbol de historias: configuraciones del pasado en Severo Martnez y Luis Cardoza

    y Aragn, Guatemala, Del Pensativo/BUAP, 2009; George Lovell y Christopher Lutz,Historia sin mscara: vida y obra de Severo Martnez Pelez, Guatemala, FLACSO/CEUR,2009.

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    ese lado humano de Severo Martnez Pelez que se nos haba hecho

    bastante esquivo. A raz de la publicacin de estudios como el dirigidopor scar Pelez2y el prlogo para la edicin en ingls escrito porGeorge Lovell y Christopher Lutz,3se nos ha ido descubriendo la vidade aquel introvertido pero no menos inquieto joven quetzalteco, des-cendiente de asturianos, que abrazara la vocacin de historiador parabuscar la transformacin de su patria.

    A partir de estas ideas, deseo mostrar a ustedes algunos rasgosque permitirn conocer a Jos Severo Martnez Pelez, quien desdeese Quetzaltenango, que siempre guard un lugar especial en su cora-zn, hasta Puebla de los ngeles, su hogar definitivo, nos leg un pro-fundo surco en la ya larga trayectoria de la investigacin histrica gua-temalteca.4

    El 16 de febrero de 1925, en un hogar privilegiado, naci SeveroMartnez en sbanas de seda, segn sus propias palabras.5Fue nietode Severo Martnez Annia, originario de Asturias y establecido en Gua-temala con su hermano Celestino a fines del siglo XIX, y primognitodel matrimonio entre Alfredo Martnez Rodrguez y Alicia Pelez Luna,joven perteneciente a una de las familias acomodadas de la ciudadaltense. Fermn Pelez, su abuelo materno, haba estado asociado aJusto Rufino Barrios en la fundacin del Banco de Occidente. La fami-lia de su abuela materna era originaria de El Salvador. Los padres deAlicia eran dueos de la finca de caf Santa Elena, situada en Colomba,Costa Cuca, la parte costera del Departamento de Quetzaltenango; enese lugar aos ms tarde Severo empezara a cambiar la imagen queen su infancia tena de su entorno social.

    El padre de Severo haba estudiado con los jesuitas en Espaa,donde se hizo contable, posteriormente trabaj tres aos en Londres yregres a Quetzaltenango a administrar la abarrotera La Sevillana, queperteneca a la familia, adems de un bar y una sala de billar que que-

    2scar Guillermo Pelez Almengor, comp., La patria del criollo: tres dcadasdespus, Guatemala, Editorial Universitaria, 2000.

    3 W. George Lovell y Christopher H. Lutz, Introduction a Severo MartnezPelez,La patria del criollo: an interpretation of colonial Guatemala, W. George Lovelly Christopher H. Lutz, eds., Susan M. Neve y W. George Lovell, trads., Durham, N.C.,Duke University Press, 2009, 329 pgs.

    4Retomo aqu la mayor parte de las reflexiones propuestas por Jos Enrique Astu-rias Rudeke, Historia de un historiador, en Pelez Almengor, comp., La patria delcriollo: tres dcadas despus [n. 2], pp. 31-59; y por Lovell y Lutz, Introduction[n. 3], pp. xxiii-xxxiii. A ellas se suman numerosas informaciones y ancdotas comparti-das por colegas que le conocieron y trataron personalmente.

    5Lovell y Lutz, Introduction [n. 3], p. xxiii.

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    daban al lado. El negocio paterno junto a los bienes maternos coloca-

    ban a la familia Martnez Pelez en una posicin prominente en loscrculos sociales de Quetzaltenango. Severo, como muchos de los hi-jos de la lite quetzalteca, estudi en el Colegio Alemn, recinto dondeadquiri una slida formacin acadmica y hbitos de disciplina y res-ponsabilidad que lo acompaaran por el resto de su vida.

    Su infancia privilegiada fue trastocada tempranamente por una tra-gedia, el suicidio de su madre a causa de un amor desdichado. Ladolorosa orfandad cambi para siempre la vida de la familia MartnezPelez. Alfredo, viudo y con la enorme responsabilidad del negociofamiliar y de sus hijos, recurri a una institutriz alemana, Lore Finke,para que se hiciera cargo de la educacin de los nios, tarea que lapreceptora cumpli con singular dedicacin prodigndoles el cario

    materno que tanto echaban de menos. La seora Finke pronto se per-catara de las aptitudes intelectuales de Severo y se encarg de pro-porcionarle una slida formacin que le permiti leer desde la Bibliala cual citaba de memoria en sus clases, pasando por Filn deAlejandra, hasta Kant y Nietzsche; de esta manera desde muy jovenSevero Martnez lleg a dominar con propiedad intrincados temas filo-sficos, literarios e histricos, rasgo que fue caracterstico de su perso-nalidad como docente e intelectual.6Su acercamiento a la cultura ale-mana, especialmente a la msica de Johannes Brahms, tendra un papelcentral en su vida personal y acadmica; con particular fruicin disfru-taba escucharla en el estudio de su casa de la colonia El Carmen en laciudad de Guatemala,7desde el segundo piso en que se situaba tenauna vista del volcn de agua que diariamente le inspiraba ese amor porsu patria que, parafraseando a Francisco de Fuentes y Guzmn, learrebataba.8

    El contacto con la cultura alemana que haba tenido por medio delcolegio y de su institutriz inculcaron en don Severo una aficin por lasactividades al aire libre y el montaismo. Desde su infancia visitar lafinca de sus abuelos, en donde por primera vez conocera la realidadde pobreza de los indios y ladinos que trabajaban en el corte del cafbajo penosas condiciones. Ser su primer encuentro con esa Guate-mala de diferencias sociales tan hondas que an persisten y que obligana ms del sesenta por ciento de la poblacin a subsistir en condicio-

    6Asturias Rudeke, Historia de un historiador [n. 4], p. 36.7Esta observacin se le debe a Edmundo Urrutia, vase Lovell y Lutz, Introduction

    [n. 3], p. xxv.8Asturias Rudeke, Historia de un historiador [n. 4], p. 32.

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    nes de pobreza. Es el encuentro con esa Patria del criollo que, al ser

    uno de ellos, tambin ser la suya.Con el advenimiento de la adolescencia surgen en Severo pronun-ciados conflictos con su padre que le llevarn a dejar los estudios en elInstituto Central para Varones, institucin educativa a la que nunca seacomod. En este conflicto influy tambin el cierre de la abarroterafamiliar debido a la crisis econmica de finales de la dcada de lostreinta, hecho que oblig a su padre a mudarse a la ciudad de Guate-mala para manejar la nueva abarrotera La Marina. Aunque don Seve-ro pudo seguir los pasos de su padre en el comercio para tener unavida cmoda, sigui su vocacin por el magisterio, la investigacin his-trica y la lucha poltica por el cambio social. Como buen espaol, donAlfredo era un padre demandante de tareas y xitos y en algunos mo-

    mentos no valoraba suficientemente la capacidad de su hijo, razn porla cual Severo Martnez no solamente abandonar los estudios, sinotambin la casa paterna. Prematuramente adulto, se va a vivir solo auna pensin y se sostiene trabajando como asistente contable de EfranRecinos Arriaza, jefe de bodega del Almacn Kosak y deslumbranteartista guatemalteco que se constituy en una influencia muy positivapara l porque abri su horizonte personal, intelectual y cultural a nue-vas manifestaciones y con su amistad le aport la estabilidad emocio-nal que necesitaba.

    Al cumplir los diecinueve aos Severo Martnez vivi una pocade grandes emociones debido a su primer noviazgo con Beatriz Maza-riegos, pero tambin de gran tumulto poltico por la cada del rgimenubiquista. Cuando se funda la Facultad de Humanidades de la Univer-sidad de San Carlos de Guatemala (USAC) en 1945, se inscribi comoalumno oyente en la carrera de Filosofa. La carencia del ttulo de ba-chiller fue un problema que le acompa casi toda su vida pero no leimpidi recibir el doctoradoHonoris Causade la Carolingia en 1992como reconocimiento a su capacidad y talento intelectual. Su padre nole abandon del todo. Posteriormente a su inscripcin, le apoy eco-nmicamente, lo que le permiti dedicarse fervientemente a los estu-dios de Historia en la Facultad. Sus dotes de lder le convirtieron en1954 en presidente de la Asociacin de Estudiantes de Humanidades,hecho extraordinario por tratarse de un estudiante irregular. En esos

    das inicia tambin su fructfera trayectoria como docente impartiendoclases de literatura en el Instituto Amrica y en el Colegio Europeo. En1953 contrae matrimonio con Consuelo Pivaral; la unin dura poco yde ella nacer su primer hijo, Bernal Martnez Pivaral. En estos aosformativos en la USAC, Severo Martnez entra en contacto con profeso-

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    res republicanos espaoles y otros reconocidos intelectuales latino-

    americanos de izquierda de gran erudicin que le conducen al conoci-miento de un amplio espectro de corrientes polticas. Cuando el go-bierno de Arbenz est por terminar, encontramos al lder estudiantildando un fogoso discurso en apoyo al canciller Toriello en la Confe-rencia de Caracas y posteriormente arengando al pueblo para que re-sista el asedio poltico y blico de sus opositores. Al consumarse laintervencin estadounidense que instaur a Castillo Armas en el poder,se vio obligado a pedir asilo en la Embajada de Mxico, pas que pos-teriormente sera su residencia definitiva y en el que iniciara una nuevaetapa de vida personal, intelectual y poltica durante su primer exilio.

    La Universidad Nacional Autnoma de Mxico tambin lo recibecomo estudiante oyente. All tiene contacto con eminentes intelectua-

    les como Wenceslao Roces, Edmundo OGorman, Silvio Zavala,Leopoldo Zea, Ernesto de la Torre Villar y Francisco de la Maza,quienes ejerceran una decisiva influencia en su concepcin deLa pa-tria del criollo. La lectura de los Siete ensayos de interpretacin dela realidad peruanade Jos Carlos Maritegui fue la base de su mximoproyecto intelectual.

    En Mxico, Severo se gan la vida haciendo investigacin histri-ca para la Unin Tipogrfica Editorial Hispanoamericana, trabajo conel que satisfaca, su propia necesidad de escribir. En 1957 regres aGuatemala se mud a un apartamento con su hermana Alicia y nueva-mente empieza a impartir clases en colegios privados. Con su hermanaConsuelo abri la librera El Tecolote, que l mismo atenda. Prontoretomara sus estudios en la Facultad de Humanidades. En esos aos,trabajaba en una obra basada en laRecordacin Floridade Francis-co Antonio Fuentes y Guzmn, que tambin presentara como tesis delicenciatura. Los viernes por la noche Severo se iba a Quetzaltenango,en donde imparta clases en la extensin de la USAC, trabajo por el queno reciba ningn salario. El sbado por la noche estaba de regresopara cortejar a la que lleg a ser su segunda y definitiva esposa, BeatrizMazariegos. Cuando la pareja se cas en 1960, don Severo apenascontaba con el salario de su primer contrato formal con la USAC,9quecomplementaba impartiendo clases en colegios privados y con su tra-bajo en la librera. A pesar de una vida tan ocupada, Martnez Pelez

    sacaba tiempo para dedicarse a la poltica. Hacia 1958 o 1959 se afili9Pese a no estar graduado de licenciatura, el Consejo Superior Universitario de la

    Universidad de San Carlos de Guatemala concedi un permiso especial al profesor MartnezPelez para fungir como catedrtico en atencin a sus capacidades intelectuales y grandesdotes para la docencia.

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    al Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), en el que pronto ejerci su

    labor en el comit de educacin y comparti con sus correligionarios elcontenido de los borradores de los dos primeros captulos de su mag-na obra. Como bien acot Jos Asturias Rudeke, un antiguo estudiantede don Severo Martnez Pelez, en la tarde haca Historia en el archi-vo, en la maana la enseaba en los colegios y en la noche, trataba decambiarla a travs de su actividad en el partido.10No fue solamenteun activista de silln, como otros miembros del partido; hizo pintas enla ciudad, pero tambin aport su talento para escribir infinidad depanfletos. Dentro del PGTparticip en un comit que otorgaba becaspara realizar estudios en los pases socialistas. Entre los becarios figu-raron el poeta Mario Payeras y los historiadores Julio CastellanosCambranes y Julio Csar Pinto Soria, a la sazn los dos primeros

    guatemaltecos que se doctoraron en el exterior.Guatemala transitaba hacia las dcadas de la Guerra Fra, durante

    la que Estados Unidos apoy denodadamente a la dictadura militar y laUSACfue uno de los blancos principales de la represin gubernamentaldebido a la omnipresencia del PGTy otras organizaciones en todas susestructuras, por lo que muchos estudiantes y colegas de SeveroMartnez fueron desaparecidos y asesinados; l logr sobrevivir enmedio de la represin estatal pero, como era de esperarse, pas pocotiempo para que formara parte de ms de una lista de comunistasque deban ser eliminados. La persecucin poltica imperante le hizobuscar una salida por medio de su primo Edmundo Vsquez Martnez,rector de la USAC, quien gestion los fondos pertinentes para que pu-diera hacer una estancia de investigacin en el Archivo General deIndias en Sevilla. La capital hispalense brind a don Severo y a sufamilia en ese momento ya era padre de dos nias pequeas, Brisilae Iricel una posicin privilegiada para que aqul se dedicara a lainvestigacin y la escritura. Y digo privilegiada porque, como bien se-ala Asturias Rudeke, Sevilla le permiti a don Severo superar esebloqueo intelectual que muchas veces atormenta a los historiadoresrespecto al uso de fuentes, citas y cualquier otra cosa que en la escritu-ra de la historia no permite expresar las ideas con claridad. CuandoSevero Martnez regres a Guatemala en 1969 pudo poner punto finalal esfuerzo de ms de catorce aos de investigacin. El colega Jorge

    Lujn Muoz seala queLa patria del criollose empez a imprimiralrededor de 1968, pero al ser un libro tan extenso, el trabajo de edi-cin le dara a Severo la posibilidad de adicionar los materiales que

    10Asturias Rudeke, Historia de un historiador [n. 4], p. 47.

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    encontr en Sevilla. Esta situacin, como es de esperarse, no estara

    exenta de tensiones con el editor del libro en la imprenta de la USAC.11La primera y mxima obra de Severo Martnez Pelez, y de lahistoriografa centroamericana contempornea, sali de la EditorialUniversitaria el 30 de septiembre de 1970, fecha en la que dio inicio undebate sobre sus aportes que prosigue hasta la fecha. El reconoci-miento vendra pronto: la Asociacin de Periodistas de Guatemala leotorg el Quetzal de Oro y la Gran Logia de Guatemala hizo una tenidablanca en su honor.12

    Durante los aos setenta don Severo se desempe como investi-gador del Instituto de Investigaciones Econmicas y Sociales (IIES) de laUSACy como coordinador del curso de Historia Econmica de Centro-amrica en la Facultad de Ciencias Econmicas. Desde esa trinchera y

    por medio de su libro se llev a cabo un acercamiento entre sus ideasrevolucionarias y la juventud universitaria del pas. En innumerablesforos defendi las tesis de su trabajo, siendo memorables sus debatescontra el libro Guatemala: una interpretacin histrico-socialdeCarlos Guzmn Bckler y Jean Loup-Herbert y las posturas de la an-tropologa social norteamericana. La ascensin al poder de RomeoLucas Garca agudiz la represin sobre la oposicin dando inicio a lapoltica de tierra arrasada. Un diplomtico espaol advierte a donSevero que su nombre encabezaba una lista de viajeros, no volunta-rios, al ms all. Del trabajo escapa hacia Tapachula, en el estadomexicano de Chiapas, y avisa de su abrupta salida a su esposa Beatriz,quien se le une despus en el traslado hasta Puebla de los ngeles,tierra de su segundo exilio y asentamiento definitivo. El resto de loscondenados de la lista murieron.13

    En la Benemrita Universidad Autnoma de Puebla (BUAP) en-cuentra, junto a otros intelectuales guatemaltecos en el exilio, un espa-cio privilegiado para seguir desarrollando su labor acadmica. En estauniversidad fue profesor de las escuelas de Historia y de Antropologay termin su carrera universitaria como director interino del Instituto deInvestigaciones de la universidad poblana. Su estancia mexicana le diolas posibilidades de asistir a congresos internacionales y desempearun papel muy activo en la fundacin de la Asociacin de Historiadoresde Amrica Latina y el Caribe (ADHILAC) en 1978. 1986 fue un ao

    11Lovell y Lutz, Introduction [n. 3], p. xxxii.12A pesar de que este dato permite pensar en la pertenencia de don Severo a la

    masonera, no se cuenta con una evidencia documental o testimonio de familiares cercanosque lo certifiquen con absoluta seguridad.

    13Asturias Rudeke, Historia de un historiador [n. 4], p. 50.

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    seero en su vida puesto que por primera vez recorri las ciudades que

    siempre quiso conocer. Visit Hamburgo, Bonn, Viena, Salzburgo, BadIschl y Klagenfurt, cual si fuera una peregrinacin por los lugares sa-grados de la msica que fueron residencia de Mozart, Beethoven y,por supuesto, de Brahms. Sufre depresiones que controlan los mdi-cos y a partir de 1988 empieza a padecer la enfermedad ms temidapor los historiadores: el mal de Alzheimer que acaba con la esencia deloficio, la memoria. La memoria del maestro empieza a difuminarse len-ta e inexorablemente. A pesar de la enfermedad, visit Guatemalaen varias ocasiones; una de ellas, la de ms grata recordacin, fue en1992 cuando recibi de la Universidad Carolingia el doctoradoHono-ris Causaen reconocimiento a la integridad de su vocacin como his-toriador y docente universitario. Avanzada su enfermedad deja de asistir

    a la BUAP, institucin que en justo aprecio de sus mritos continu pa-gndole su salario hasta el final. Los nietos que le da su hija Iricel ale-gran sus ltimos das lcidos en los que tuvo ocasin de recibir visitasde colegas guatemaltecos que siempre le apreciaron. La ruindad dealguien como Julio Roberto Gil Aguilar no tuvo consideracin de suenfermedad para calumniarlo al declarar en el proceso judicial que sele segua por robo de documentos histricos que don Severo se loshaba vendido, presentando una adulteracin de su autgrafo comoprueba de descargo. Sus alumnos inmediatamente protestaron por lainfamia solicitando al presidente Ramiro de Len Carpio quien tam-bin haba sido alumno suyo que intercediera por l ante la comisininvestigadora para aclarar tal difamacin. Finalmente la esposa de GilAguilar, Mara Elisa por concurso de Christopher Lutz, quien alertal Bur Federal de Investigaciones (FBI) de su presencia en EstadosUnidos fue capturada in fragantial intentar vender la documenta-cin a la galera Swann de la ciudad de Nueva York. A pesar de estasiniciativas no se respet la condicin de enfermedad del maestro y lostribunales guatemaltecos fueron a indagarle a Mxico. No declar porestar jurdicamente incapacitado. Sin embargo, nada pudo manchar laintegridad personal de uno de los intelectuales centroamericanos msinfluyentes del siglo XX.

    Su cuerpo permaneci paralizado durante el ltimo ao de vidamientras su mente se extingui y su corazn par de latir el 14 de enero

    de 1998, dejando un legado historiogrfico que a continuacin serobjeto de mis reflexiones.No pretendo hacer una apreciacin del contenido deLa patria

    del criollo, empresa que de entrada comparece fallida. Ms bien, de-seo hablar de su legado a partir de tres aspectos que son decisivos

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    para valorar sus aportes al desarrollo de la historiografa: el contexto y

    condiciones de produccin de una obra, los debates acadmicos y pol-ticos a los que se refiri su escritura relacionados con el itinerario vitaldel autor y sus alcances para la comprensin de la realidad guatemaltecay centroamericana.

    El contexto

    UNAlectura contextual deLa patria del criollodebe remitirnos a unaineludible relectura de su introduccin. En dicha seccin del libro po-demos redescubrir la incidencia que las condiciones polticas de la Gua-temala de inicios de la dcada de los cincuenta en las que se habaroto el proyecto reformista de 1944 y se iniciaba la larga tragedia de la

    guerra civil tuvieron en la experiencia personal y poltica de SeveroMartnez Pelez para iniciar su escritura. La polarizacin ideolgicaque se vivi en ese pas a raz de la intervencin de 1954,14que algunoshistoriadores por encargo se empean fallida y afanosamente en negar,provoc una fractura social y democrtica que hasta hoy no se hazanjado.15La patria del criolloes propuesta por su autor como un

    14Uno de los principales historiadores del espionaje estadounidense acota en suanlisis sobre la gestin de Allen Dulles y la CIA: El derrocamiento de los gobiernos deIrn y Guatemala en 1953 y 1954, respectivamente, simboliz la edad dorada de lasoperaciones, Rhodri Jeffreys-Jones,Historia de los servicios secretos norteamerica-nos, Barcelona, Paids, 2004, p. 215.

    15El socilogo argentino Carlos Sabino, a quien las lites empresariales de extrema

    derecha que patrocinan la Universidad Francisco Marroqun le encargaran la escritura deuna historia contempornea del pas que legitimara sus privilegios histricos y su discur-so furibundamente anticomunista, sostiene que: La potencia del norte, si bien dispuestaa defender sus intereses y a enfrentar la amenaza comunista con decisin, no podarecurrir a cualquier medio para oponerse al rgimen de Arbenz. Una intervencin directa,abierta y unilateral, resultaba poco menos que imposible, pues hubiese creado el inmedia-to e intenso repudio de casi todas las naciones del continente, aislando a los EstadosUnidos y debilitndolo en varios sentidos, Carlos Sabino, Guatemala, la historia silen-ciada, 1944-1989, tomo I,Revolucin y Liberacin, Guatemala, FCE, 2005, pp. 202-208.Sabino trata de mostrar que Estados Unidos no intervino directamente en el derrocamien-to del rgimen de Jacobo Arbenz y que los intereses de la United Fruit Company (UFCO)no se vieron involucrados en su ofensiva diplomtica en la Conferencia Interamericanade Caracas de marzo de 1954, pero tal intento se queda sin sustentacin al revisar eltrabajo del historiador estadounidense Nick Cullather sobre la documentacin desclasi-ficada de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) acerca de sus actividades en Guatemala.En esta documentacin se afirma la existencia de una operacin destinada a derrocar algobierno de Guatemala denominada PBSUCCES, la cual marc un cenit temprano en el largohistorial de acciones encubiertas de la Agencia, Nick Cullather,PBSUCCES: la operacinencubierta de la CIAen Guatemala, 1952-1954, Guatemala, Asociacin para el Avance delas Ciencias Sociales, 2002, p. 7; la declaracin de Cullather coincide con el anteriormenteexpuesto planteamiento de Jeffreys-Jones,Historia de los servicios secretos norteame-ricanos [n. 14].

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    ensayo sobre la historia de Guatemala bajo principios metodolgicos

    que, haciendo a un lado lo que el colega Luis Pedro Taracena denomi-na el preciosismo por el pasado,16aplicaban por primera vez, demanera novedosa, los principios del materialismo histrico, para ofre-cer una historia interpretativa con plenas aspiraciones cientficas, yante todo, con pertinencia social.17Severo Martnez es plenamenteconsciente de que su obra implicar un rompimiento con el itinerariotradicional de la historiografa guatemalteca, hasta esa fecha (1970)complaciente con el poder. Desde esta perspectiva, la entronizacinde las efemrides, en detrimento del pensar histrico, impide com-prender lo que l denomina: los grandes hechos determinantes sobreel proceso social. De aqu que se requiera una historia que finalmenteexplique la vida colonial haciendo referencia a sus fundamentos, como

    lo afirma en la introduccin a su libro.18La historia de Guatemala, pen-sada, reflexionada, investigada y escrita por Severo Martnez, se refie-re constantemente al trabajo de los indios y ladinos menesterosos, alas diversas formas en que fueron explotados. Una historia que, pen-sada desde los humildes y postergados de la sociedad, consigue re-mover la mscara bajo la cual se oculta el verdadero rostro de nuestrarealidad colonial19y que siempre ha sustentado ese falso patriotismodel imaginario criollo. La irrupcin de estas perspectivas crticas sobrela historia de Guatemala impulsadas por Severo Martnez Pelez asu-man la existencia de minoras que, como hoy, siguen interesadas enmantener lo que l sealaba como aquella ficcin histrica de los va-lores y cultura nacionales.20

    16Luis Pedro Taracena Arriola, La historia cultural en Guatemala: una cenicientahistoriogrfica, en Juan Jos Marn Hernndez, Patricia Vega Jimnez y Jos EdgardoCal Montoya, comps.,La historia cultural en Centroamrica: balance y perspectivas,Guatemala, USAC/CEFOL, 2006, p. 35.

    17Edmundo Urrutia, La subjetividad desdichada de los intelectuales guatemaltecos,en Wilhelm Hofmeister y H.C.F Mansilla,Intelectuales y poltica en Amrica Latina: eldesencantamiento del espritu crtico,Rosario, Homo Sapiens, 2003, p. 99.

    18Severo Martnez Pelez,La patria del criollo: ensayo de interpretacin sobre larealidad colonial guatemalteca (1970), Mxico, FCE, 1998, p. 11.

    19Ibid., p. 14.20Ibid.Los planteamientos de Severo Martnez sobre esta problemtica son cerca-

    nos a los del historiador indio Ranahit Guha, uno de los principales impulsores de losestudios subalternos, vase Ranahit Guha,Las voces de la historia y otros estudios

    subalternos, Barcelona, Crtica, 2002. Al referir la escritura de la historia al trabajo de losindios y los ladinos menesterosos [y] a las diversas formas en que fueron explotados(vese nota 8), Severo Martnez plante un anlisis de la mediacin estatista presenteen la historiografa guatemalteca, en la cual se pauta lo que debe ser histrico para elconjunto de la sociedad desde el imaginario liberal ladino y occidental impidindole a susintegrantes tener una relacin sin condicionamientos con su pasado.

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    El impulso decisivo que daLa patria del criolloa la profesio-

    nalizacin de la investigacin histrica crtica no puede deslindarse desu articulacin al sector intelectual de la izquierda tradicional en esepas agrupada en el PGTacerca de la necesidad de una revolucin es-tructural en Guatemala; dicha revolucin, asida a la va nacional pro-pia de la etapa hegemnica de la interpretacin sovitica en el marxis-mo latinoamericano,21propugnaba la definicin de un nuevo proyectode nacin que implicara una transformacin radical del Estado guate-malteco que avanzara hacia el socialismo. Como lo seala MartnezPelez, el libro persigue la formacin de un concepto ms amplio de lapatria guatemalteca, a tono con las exigencias democrticas de la po-ca que nos ha tocado vivir;22enunciacin que pone de manifiesto cmoLa patria del criolloafinca su interlocucin poltica en la corriente

    democrtica radical del ideario reformista de 1944.Estas reflexiones adquieren mayor sentido cuando tenemos en con-

    sideracin que la obra se inscribi en el proceso de radicalizacin de laizquierda guatemalteca a raz de la ruptura democrtica de 1954, deltriunfo de la Revolucin Cubana en 1959 y del fracaso de la invasin aBaha de Cochinos. Los hechos mencionados precedieron la forma-cin del movimiento guerrillero en los aos sesenta y el fortalecimientode la perspectiva nacionalista en su proyecto poltico. El proceso deconstruccin del proyecto poltico de la izquierda guatemalteca se atie-ne no solamente a diversas transformaciones en el tiempo que hay queestudiar con mayor detenimiento, sino a la conformacin posterior dedebates polticos coincidentes con el desarrollo de sus diferentes agru-

    21El giro poltico del movimiento comunista internacional contra el fascismo impul-sado por la invasin de la Alemania nazi a la Unin Sovitica en 1941, la disolucin de laTercera Internacional en 1943, el auge de los planteamientos del comunista norteamerica-no Earl Browder (1891-1973) acerca de buscar nuevas vas de transformacin del capita-lismo en un sistema social justo y las directrices del XX Congreso del Partido Comunistade la Unin Sovitica de 1956, condujeron a un replanteamiento de la poltica de los

    partidos comunistas latinoamericanos frente al imperialismo estadounidense y los pro-gramas polticos de las respectivas burguesas nacionales. Este replanteamiento dotarade fuerza creciente a una lnea reformista que se orient al apoyo y participacin delcomunismo latinoamericano en proyectos polticos burgueses y de desarrollo capitalista.A pesar de estos virajes, no hay que perder de vista que hay una lnea poltica e ideolgicade fondo que permanecer incuestionable: la concepcin estalinista de la revolucin

    por etapas, que aplicada a Amrica Latina lleva justamente a suponer la necesidad de una

    etapa de desarrollo capitalista que acabe con los restos de feudalismo en el continente yrealice as la revolucin democrtica burguesa. Vase Ral Fornet-Betancourt, Etapastalinista o poca del estancamiento dogmtico del marxismo (1941-1948), en Transfor-maciones del marxismo: historia del marxismo en Amrica Latina, Mxico, Plaza yValds, 2001, pp. 228-233.

    22Martnez Pelez,La patria del criollo: ensayo de interpretacin[n. 18].

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    paciones, debates en los que La patria del criollodesempe un

    papel fundamental como un medio privilegiado para ampliar el acerca-miento del proyecto revolucionario a la juventud universitaria guate-malteca.23

    En esta direccinLa patria del criollo, as como el sector acad-mico de diversas corrientes y agrupaciones de la izquierda guatemalteca,adopt una denodada postura crtica frente al desarrollo y plantea-mientos integracionistas de la antropologa social norteamericana que,al sostener la asimilacin de los indgenas a la cultura ladina, rompacon el consenso funcional de sus diversas organizaciones sobre la im-portancia decisiva de la participacin indgena en el proyecto revolu-cionario y se constitua en la prolongacin acadmica de esa GuerraFra cultural estudiada por Frances Stonors Saunders y que formara

    parte de la agenda exterior estadounidense.24La aparicin del libro deCarlos Guzmn Bckler y Jean Loup-Herbert contribuira no slo afortalecer esta posicin crtica de la izquierda guatemalteca sobre losproblemas estructurales del pas frente a la tesis integracionista, sinoque tambin dara inicio a un debate acadmico y poltico interno delarga data.25Bajo estas consideraciones, pasar a referir brevementelos debates acadmicos y polticos que rodean y refieren la escritura yposterior comprensin de una obra comoLa patria del criollo.

    23Para esta tarea, resulta necesaria la revisin del trabajo de Jos Domingo CarrilloPadilla, en el que muestra la diversidad de corrientes ideolgicas que sustentaron el

    programa poltico y militar de las organizaciones armadas guatemaltecas: el nacionalismode los militares alzados en 1960; el trostkismo de la IV Internacional del MovimientoRevolucionario 13 de Noviembre (MR-13); el marxismo leninismo del Partido Guatemal-teco del Trabajo (PGT); y el indigenismo reivindicado por el Ejrcito Guerrillero de losPobres (EGP) y la Organizacin Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA). Vanse JosDomingo Carrillo Padilla,La rebelin frente al espejo: desigualdad social, diversidadtnica y subordinacin de gnero en la guerrilla de Guatemala (1960-1996) , Mxico,Universidad Autnoma de Aguascalientes/Universidad Autnoma de San Luis Potos,2008, pp. 41ss; y Enrique Gordillo Castillo, Severo Martnez Pelez y la ciencia revo-lucionaria guatemalteca, en Pelez Almengor, comp.,La patria del criollo: tres dcadasdespus[n. 2], p. 193.

    24Seminario de Integracin Social Guatemalteca,Integracin Social en Guatemala,Guatemala, Tipografa Nacional, 1956, 2 vols.; Frances Stonors Saunders,La CIAy laGuerra Fra cultural, Madrid, Debate, 2001.

    25Para una revisin a profundidad de este debate vase Centro Iberoamericano deFormacin de la Cooperacin Espaola en Antigua Guatemala,Lectura a fondo. El debate

    36 aos despus. Tierra e identidad 96.06. Gnero y violencia , Antigua Guatemala,Agencia Espaola de Cooperacin Internacional, 2007, pp. 11-53. En este libro se publi-caron las intervenciones de los estudiosos Santiago Bastos, Mximo Ba Tiul y EdelbertoTorres Rivas sobre la repercusin de las obras Guatemala: una interpretacin histrico-

    socialyLa patria del criolloen el anlisis y comprensin de la realidad social y tnica deGuatemala.

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    Los debates

    LAconformacin de una postura crtica que hiciera frente a los plan-teamientos de la antropologa social norteamericanaen la explicacinde las problemticas estructurales del pas, es uno de los referentes apartir de los cuales debe ser ledaLa patria del criollo. Sus plantea-mientos otorgan una preeminencia a los factores econmicos en la ex-plicacin de la realidad social de Guatemala en contraposicin a los decarcter cultural sealados por Martnez Pelez como antropologaculturalista y permiten identificar otro de los referentes acadmicosy polticos de su obra.26Con el paso del tiempo, estas argumentacio-nes llegaron a demarcar diferencias fundamentales con los plantea-mientos del libro de Guzmn Bckler y Loup-Herbert, dando lugar a

    un prolongado debate sobre la definicin de indgenaque dentro de laacademia guatemalteca tuvo y tiene hoy un alcance nacional, cuandoen sus inicios, solamente se haba desarrollado en el seno de las orga-nizaciones de izquierda del pas.27

    Otro de los debates que hay que sumar alrededor de la escrituradeLa patria del criolloes el de la formacin del capitalismo en elagro nacional, temtica que en este libro est referida a una interpreta-cin marxista ortodoxa de la formacin social guatemalteca desde laperspectiva de la lucha de clases. Postura que posteriormente fue cues-tionada en los trabajos acadmicos de Julio Csar Pinto Soria y JulioCastellanos Cambranes, quienes demostraron la existencia de peque-os productores agrcolas ajenos a la composicin de tierras uno delos clivajes fundamentales de su interpretacin del ascenso ladino en laacumulacin de propiedad agraria y cmo la pervivencia de la manode obra coactivasemigratuitano impidi la capitalizacin de la tierra,ni la incorporacin de Guatemala al sistema capitalista internacionalbajo un orden neocolonial. Argumentacin que se contrapona a unaexplicacin funcional y teleolgica de la Historia basada en estadios,concepcin que se puede apreciar en el desarrollo de esta obra y otrosescritos.28

    26Aspecto al que me referir de manera ms especfica en la nota 31.27Virgilio lvarez Aragn, I. Una cuestin terica de fondo, en Conventos, aulas

    y trincheras: universidad y movimiento estudiantil en Guatemala,Guatemala, USAC/FLACSO,

    2002, tomo II, p. 14.28Jos Edgardo Cal Montoya, Prlogo. Desarrollo econmico y social de Guate-

    mala (1868-1885): fuente secundaria para comprender el proyecto liberal de 1871, enJulio Castellanos Cambranes,Aspectos del desarrollo econmico y social de Guatemala,a la luz de fuentes histricas alemanas, 1868-1885, Guatemala, FLACSO, 2007 (Col.Lectu-ras de Ciencias Sociales, vol. 1), p. 12.

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    Las constataciones anteriores son temas pendientes que debern

    ser abordados desde la historia intelectual para efectuar una recons-truccin crtica de las condiciones de formacin de las comunidades ydiscursos intelectuales y polticos de las lites revolucionarias guatemal-tecas.29Proceso que, visto desde el prisma de esta obra, no debeemprenderse sin tener un profundo respeto por los debates de la po-ca y sin abordar las tradiciones intelectuales que influyeron a su autor ysu escritura, nos referimos al historicismo alemn, la dialctica hegelianay el marxismo. Todava hace falta una sistematizacin que permita com-prender la influencia de estas corrientes en la vasta cultura que MartnezPelez exhiba en sus clases, en sus intervenciones pblicas y en lasconversaciones con quienes le conocieron. Este esfuerzo quedara in-completo si no emprendiramos un anlisis ms detenido del desarro-

    llo de la historiografa y la vida intelectual mexicanas a partir del exiliorepublicano espaol, ya que don Severo, por haber sido alumno en laUNAMde intelectuales de la talla de Leopoldo Zea, Edmundo OGormany Silvio Zavala, recibi de ellos un influjo intelectual decisivo en la con-solidacin de su itinerario cientfico y personal como historiador.30Eneste sentido, considero que merece mencin aparte el estudio acercade la influencia que tendra en su persona el magisterio de WenceslaoRoces, misma que despus incidira en las caractersticas ms particu-lares de su pensamiento poltico.

    Encontrndome en Sevilla conversaba con el colega Rullier Due-as Ziga, profesor de Derecho en la Universidad de San AntonioAbad del Cusco, Per, quien me refiri la importancia de la obra deJos Carlos Maritegui: Siete ensayos de interpretacin de la reali-dad peruana. El ttulo de esta obra me remiti inmediatamente aLapatria del criollo. Le febrilmente el libro de Maritegui y pude com-probar lo decisiva que fue su influencia en los afanes de Martnez Pelez

    29Edmundo Urrutia, coincidiendo con los planteamientos de Jos Domingo Carrilloy Virgilio lvarez, seala que el debate sobre la cuestin indgena y el cambio social a

    pesar de ser de larga data, experiment un rompimiento epistemolgico en la dcada delos setenta con la publicacin de los libros de Guzmn Bckler y Martnez Pelez; ya queal proponer una explicacin de la totalidad de la estructura social guatemalteca en susdiversos niveles de complejidad, posibilitaron la efectiva nacionalizacin de un debateque pareca seguir bajo el influjo de la antropologa social norteamericana, vase Urrutia,La subjetividad desdichada de los intelectuales guatemaltecos [n. 17], pp. 96ss.

    30 Un ensayo sugerente sobre el desarrollo de la historiografa mexicana paradimensionar ms apropiadamente el itinerario intelectual de Severo Martnez Pelez, seencuentra en Guillermo Zermeo Padilla, Notas para observar la evolucin de lahistoriografa en Mxico en el siglo XX,Espacio, Tiempo y Forma. Revista de la Facultadde Geografa e Historia (Madrid, Universidad Nacional de Educacin a Distancia), nm.10 (1997), Serie V.Historia Contempornea, pp. 441-456.

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    por su propuesta de construccin de una historia interpretativa.31Como

    bien lo seala Jos Enrique Asturias Rudeke,32esta obra repercutienormemente en la concepcin que don Severo Martnez tuvo de sulibro. Para constatarlo, nada mejor que otra invitacin a leerLa patriadel criollodesde la influencia que Maritegui imprimi en su concep-cin y alcances interpretativos, lo que le otorg la dimensin latino-americana que ha alcanzado al igual que la obra del gran intelectualperuano recientemente reeditada en Venezuela dentro del proyectoeditorialBiblioteca Digital Ayacuchoen el ao 2007, precedida porun prlogo del socilogo ecuatoriano Anbal Quijano que puedeconsultarse libremente por la Internet. A continuacin haremos algunasreflexiones sobre los alcances de esta obra.

    Alcances e influencia

    PARTIENDOde diversas inferencias crticas sobreLa patria del criolloy del desarrollo actual de las ciencias humanas, podramos sealar lainsostenibilidad de algunos de sus planteamientos, especialmente losreferidos a la conflictividad social en trminos de lucha de clases, laarticulacin de los mecanismos de explotacin en la cadena productivay el economicismo prevaleciente en su explicacin histrica.33Esta cr-

    31Destaco principalmente el planteamiento que hace Maritegui sobre lo que deno-mina el problema del indio, argumentando que dicho problema no arranca de la cultura,sino de la economa y que tiene sus races en la propiedad de la tierra. Esta argumentacin,estar presente en toda la obra severiana. Jos Carlos Maritegui, El problema delindio, en Textos bsicos, Anbal Quijano, sel., prl. y notas introductorias,Mxico, FCE,1991, pp. 61-67.

    32Asturias Rudeke, Historia de un historiador [n. 4], p. 41.33Si bien Ana Lorena Carrillo seala, a partir de una revisin de los papeles perso-

    nales de Martnez Pelez, el contacto que ste tuvo con trabajos propios de las corrienteshistoriogrficas francesa y britnica que impulsaron la escritura de una historia social,la primera y mxima obra del intelectual guatemalteco ser finalmente, siguiendo a Dilthey,expresin de su propia concepcin del conocimiento histrico como experienciainternalizada en la vida del historiador: en otras palabras, conocer, interpretar y teorizarsu realidad para impulsar el cambio social, vase Carrillo Padilla, rbol de historias:configuraciones del pasado en Severo Martnez y Luis Cardoza y Aragn[n. 1], pp. 51-61. A este respecto, acota con vehemencia Martnez Pelez acerca de la pertinencia de susopciones tericas y metodolgicas para el anlisis histrico presente en su obra: Ambosconceptos [explotacin y clase social] son grandes aciertos de la economa poltica, han

    ampliado enormemente las posibilidades del anlisis histrico, son manejados con prove-cho por los historiadores importantes de nuestro tiempo, y no hay ningn motivo paramantenerlos desterrados del mbito de nuestra historiografa, vase Martnez Pelez,La

    patria del criollo: ensayo de interpretacin[n. 18], p. 13. Lo expuesto con anterioridad,permite comprender la ausencia de los abordajes estructuralistas y comparativos de lostrabajos de Laslett, Samuel, Hobsbawm y Thompson en la obra del historiador guatemal-

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    tica, que fcilmente podra caer en el actualismo del que debemos

    escapar los historiadores, no impide de ninguna manera reconocer laamplia repercusin que este libro tuvo en la historiografa internacional,como lo atestigua el que hoy da siga considerndosele como un traba-jo referencial no slo para nuestros conocimientos sobre la historiacolonial centroamericana, sino tambin para el desarrollo de la histo-ria profesional en el pas.34La necesidad de proseguir el debate acad-mico sobre la obra de Severo Martnez Pelez no debe llenarnos detemor, sino de expectativas por desarrollar un reconocimiento renova-do y creativo que el legado de sus escritos significa e implica para elquehacer actual de los historiadores guatemaltecos. Su obra nos muestraque an en la actualidad, el podero material de las lites econmicas yel peso ideolgico de la Colonia perviven en la sociedad guatemalteca.

    Asimismo, nos alerta sobre la importancia de la labor del historiadorpara impulsar un nuevo proyecto de sociedad, propsito que en nues-tro pas pasa por la formacin, en palabras de Martnez Pelez, de unconcepto ms amplio de la patria guatemalteca en el que estemosdebidamente incluidos todos sus habitantes.35La patria del criollonohabla solamente del pas que hemos sido, sino tambin del que pode-mos ser. La riqueza de sus aportaciones tericas, historiogrficas ypolticas sigue vigente y es una obra llena de nuevas lecturas, comobien lo atestiguan las recientes contribuciones de Jorge Murga36y AnaLorena Carrillo, quienes han hecho una lectura muy audaz a partir deun dilogo entre la historia y la literatura; y la de un servidor, publicadarecientemente en Mxico.37A la fecha seguimos sorprendidos de lariqueza que tuvo el debate generado a partir de la presentacin dela segunda edicin del libro compilado por scar Pelez sobre la vida

    teco, quien estaba consecuentemente convencido, desde su ideario poltico, del aportedecisivo del marxismo tradicional a la reflexin histrica para impulsar un nuevo proyectode sociedad en Guatemala.

    34Severo Martnez Pelez, junto a sus compaeros de generacin, Hctor HumbertoSamayoa Guevara, Pedro Tobar Cruz, Jos Daniel Contreras y Ernesto Chinchilla Aguilar,contribuyeron decisivamente a la fundacin de la historiografa guatemalteca moderna,vase Jorge Lujn Muoz, La primera generacin de historiadores graduados en laFacultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala, 1945-1958,

    Revista UVG(Guatemala, Universidad del Valle), nm. 12 (diciembre del 2002), pp. 29-38.35Martnez Pelez,La patria del criollo: ensayo de interpretacin[n. 18].36Vase nota 1.37Jos Edgardo Cal Montoya, La historiografa guatemalteca hasta Severo Martnez

    Pelez: trazos iniciales para un debate, Caleidoscopio. Revista Semestral de Humanida-des y Ciencias Sociales (Universidad Autnoma de Aguascalientes), ao 11, nm. 22(julio-diciembre del 2007), pp. 27-69.

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    y obra de don Severo.38Todo ello es muestra de la vitalidad que esta

    obra sigue teniendo para el desarrollo de las ciencias sociales en Gua-temala y Centroamrica. Nos queda pendiente revisitar otros trabajosde Severo Martnez que no han sido estudiados, como los que publi-cara sobre los motines de indios.39La patria del criolloconstituyeuna cesura en el desarrollo de la historiografa centroamericana, nosolamente porque es una genuina obra de Historia que cuenta con so-lidez terica, erudicin en las fuentes y calidad literaria, sino tambinporque recupera la dimensin de la historia como proyecto social40dela misma manera que en vida y obra lo hizo el gran historiador marxistacubano Manuel Moreno Fraginals; al igual que don Severo, MorenoFraginals concibi la historia no solamente como un ejercicio erudito,sino ante todo como un proyecto de vida pensado desde los humildes,

    finalmente los verdaderos protagonistas de la historia.

    38Dicha presentacin se llev a cabo en el marco del IX Congreso Centroamericanode Historia, celebrado en San Jos de Costa Rica en julio del 2008, con la participacin deDanilo Dardn, Enrique Gordillo Castillo e Ivn Molina Jimnez bajo moderacin de quiensuscribe. Posteriormente a la presentacin de los panelistas, se cont con las profundasy sentidas intervenciones de Hctor Prez Brignoli y George Lovell acerca de las aporta-ciones del libro de Martnez Pelez para el desarrollo de la historiografa centroamericana.Lovell hizo un extenso comentario acerca del proceso de edicin y traduccin al ingls de

    La patria del criolloque llev a cabo junto a Christopher Lutz. La divulgacin de su obraal pblico de habla inglesa era uno de los mayores anhelos intelectuales de Severo MartnezPelez, segn comentarios de historiadores que le conocieron personalmente, vase Lovelly Lutz, Introduction [n. 3].

    39Vase Severo Martnez Pelez, Los motines de indios en el perodo colonialguatemalteco,Estudios Sociales Centroamericanos (San Jos, Confederacin Universi-taria Centroamericana), ao 2, nm. 5 (mayo-agosto de 1973), pp. 201-228; e Importan-cia revolucionaria del estudio histrico de los movimientos de indios,Boletn de Antro-

    pologa Americana(Mxico, IPGH), nm. 3 (julio de 1981), pp. 163-168.40Un nmero creciente de guatemaltecos intuye, sin equivocarse, que nuestra

    afirmacin como pueblo exige que aprendamos a renegar de nuestro pasado en tanto quees un pasado colonial; o lo que es lo mismo, la necesidad de reconocernos y afirmarnosms bien en nuestras posibilidades latentes proyectadas hacia el porvenir, MartnezPelez,La patria del criollo: ensayo de interpretacin[n. 18].

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    RESUMEN

    El trabajo propone una valoracin del legado historiogrfico de la primera ymxima obra del historiador guatemalteco Severo Martnez Pelez para el desa-rrollo de las ciencias sociales en Guatemala y Centroamrica. En este recorrido se

    pone especial atencin a los debates intelectuales y polticos que refirieron laescritura deLa patria del criollosin dejar de considerar ciertos aspectos bio-grficos de su autor para comprender la importancia intelectual de su labor como

    profesor universitario, historiador y ciudadano preocupado por la transforma-cin social de su pas.

    Palabras clave: La patria del criollo, Severo Martnez Pelez, historiografaGuatemala.

    ABSTRACT

    This article assesses the historiographic legacy of Guatemalan historian SeveroMartnez Pelezs first work, which was also the most fundamental writing tothe development of the social sciences in Guatemala and Central America.Throughout this exploration, special attention is paid to the intellectual and

    political debates that addressed the writing ofLa patria del criollo, while alsoconsidering certain biographic details about its author in order to offer anunderstanding of the intellectual importance of his labor as a university professor,a historian, and a citizen who was concerned with the social transformation ofhis country.

    Key words: La patria del criollo , Severo Martnez Pelez, historiographyGuatemala.

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