Barbara E. KurtzIllinois State University

CALDERÓN DE LA BARCA CONTRA LA INQUISICIÓN:LAS ÓRDENES MILITARES COMO PROCESO Y COMO PIEZA1

Un episodio casi olvidado de la carrera dramática de Pedro Calderónde la Barca y de la historia española del Siglo de Oro es el procesoinquisitorial y la prohibición por herejía que sufrió en 1662 un autosacramental calderoniano, Las órdenes militares (LOM a continuación).2

Los documentos relativos al proceso fueron descubiertos por JuanEugenio Hartzenbusch en 1870 y el expediente fue publicado en 1903,cuando el erudito suizo E. Walberg lo dio a luz en la revista BulletinHispanique (5 [1903]: 383-408). Desde esa fecha, sin embargo, el incidenteha caído en un olvido casi total.3

La inatención erudita es en extremo lamentable, dado el enormeinterés que presentan la pieza misma y su suerte a manos de lainstitución más temida de la época. Este ensayo tiene por objeto empezara llenar de una manera preliminar esta laguna de los estudios sobre laInquisición y sobre Calderón examinando parte del expediente y la piezaa la luz de la historia y aun más la política del Santo Oficio duranteaquella época.4

El incidente es de los más dramáticos que se podrían imaginar. Seestrenó LOM el 8 de junio de 1662 en Madrid con motivo de lacelebración anual del Corpus. Calderón había compuesto el auto paraconmemorar y glorificar no sólo la Eucaristía sino también la bula papalSollicitudo omnium ecclesiarum, la cual había sido promulgada seis mesesantes, el 8 de diciembre de 1661. En Sollicitudo el Papa Alejandro VIIdecretó que se le incumbía a todo cristiano creer en la InmaculadaConcepción. Prohibió además que se enseñasen doctrinas contrarias ycondenó por herejía toda doctrina opuesta. En España fue acogida conjúbilo la bula; los Reyes Felipe III y Felipe IV habían establecido comopolítica estatal la creencia en la Inmaculada Concepción y los monarcasespañoles habían preconizado la ratificación de la doctrina como dogmacatólico.5 Así es que el estreno de LOM destaca un triunfo monárquicoademás del entredicho eclesiástico; y el dramaturgo en efecto incluye enla pieza alusiones aduladoras a Felipe IV y a la bula Sollicitudo.

Aun más dramática que la representación fue su secuela. Antes de

147

que se confirmase la representación de LOM ante el público madrileño,intervino el inquisidor general del Santo Oficio. Prohibió que serepresentase el auto hasta que la Inquisición lo examinase paracomprobar su ortodoxia. Varios días después la llamada Junta decalificaciones expedió su fallo preliminar. Recomendó que se prohibieseel auto, declarando que la pieza violó la doctrina de la InmaculadaConcepción. Al día siguiente, el 13 de junio, la decisión de la Junta fueconfirmada por la Suprema (el concejo administrativo del Santo Oficio).

No terminó aquí el proceso. Calderón presentó una deposición endefensa de su auto alegando que "...la delatacion que se hace [a Cristo]en la metáfora que se sigue esta en voca de la culpa figura Reproba ...como propio Requisito De la alegoría de vnas pruebas..." (Walberg 391).En otras palabras, Calderón sostiene que la alegoría del auto (la cual estábasada en el procesamiento de Jesucristo por su pureza) acarreóinevitablemente la discusión de la Inmaculada Concepción, es decir, losargumentos a favor de la doctrina y en contra de ella. Sin embargo,escribe Calderón, las opiniones errantes las expone sólo el Demonio, ypor eso el auto en su totalidad no se desvía nada de las enseñanzas dela Iglesia ni del edicto papal concerniente a la Inmaculada Concepción.

Resultó inútil la autodefensa de Calderón. El 17 de junio la Supremadecretó que, pese a las objeciones de Calderón, el auto sí contravenía ala bula apostólica, y acabó por confirmar la decisión de la Junta,prohibiendo que se volviese a representar LOM. Mandó también queCalderón y el director del auto, Antonio de Escamilla, entregasen todaslas copias de la pieza, bajo pena de la excomunión, una multa y ciertas"mayores penas" (las cuales no especificó la Suprema) si el dramaturgoviolase el entredicho.

Estará claro a base del resumen anteriormente presentado que laacusación inquisitorial de herejía contra Calderón es implausible y laprohibición de su auto estaba mal fundada, dado el contenidoencomiástico de LOM y dada la ocasión incomparablemente piadosa dela representación. Contenido y ocasión debían haber protegido aldramaturgo contra toda imputación de heterodoxia. Debía haber ganadofavor y aplauso la temática del auto, la cual glorifica la ortodoxiareligiosa y sociopolítica de la época. En LOM Calderón rinde homenajea la Iglesia y sus sacramentos (es decir, la Eucaristía que fue el motivodel Corpus) y sus doctrinas (es decir, la Inmaculada Concepción). Porotra parte, el dramaturgo exalta la monarquía y la aristocracia

148 AIH ACTAS. IRVINE 92

(representada ésta en la pieza por la Orden de Santiago y los estatutosde la limpieza de sangre, los cuales son asimilados alegóricamente a laInmaculada Concepción). En su totalidad el auto retrata una PaxHispánica fundamentada en la supuesta coherencia y la convivenciamonolíticas de las instituciones y las creencias más estimadas de susociedad.

Resulta aun más sorprendente la prohibición de LOM dado queCalderón se inspiró en dos autos anteriores —La gran Casa de Austria deMoreto y Las Pruebas de Christo de Mira de Amescua— que no sufrieronproblema alguno con la censura inquisitorial, según comenta ValbuenaPrat (1012).

Así es que parece lícito concluir que las acciones inquisitoriales contraCalderón eran de veras anómalas. Sin embargo, esa anomalía se hace nosólo explicable sino también inevitable a la luz de dos factores: elmensaje político de la pieza y la situación política tanto de la pieza comodel dramaturgo.

El mensaje político de LOM configura el proceso jurídico que es elcentro de la alegoría del auto. Esta alegoría se basa en las negociacionesque eran necesarias en aquella época para ingresar en una Orden Militar,en este caso, la más prestigiosa, la Orden de Santiago. En el autoJesucristo, el soldado y caballero "Segundo Adán," es el solicitante quepide la cruz roja de Santiago. A este efecto tiene que someterse a unaspruebas genealógicas destinadas a examinar sus méritos y su linaje paraverificar su origen divino. Es la investigación subsiguiente lo que acarreael escrutinio de la Inmaculada Concepción de su madre. El climax delprocedimiento es la comparencia singular del Demonio, quien es testigode cargo contra Segundo Adán. El Demonio sale enmasacarado a laescena para contrarrestasr el testimonio ofrecido a favor de SegundoAdán, y somete a los investigadores una deposición anónima.

La alegoría de esta escena resulta difícil de dilucidar, puesto que losdetalles procesales se parecen bien poco a las pruebas genealógicas(requisitos de las órdenes militares) que eran la supuesta base del auto.6

Sin embargo, la alegoría sí refleja fielmente cierta institución judicial dela época: la Inquisición misma. La forma singular de la que se reviste eltestimonio diabólico se conforma bien con el código del secreto que fuemantenido rigurosamente a lo largo de las varias fases procesales delSanto Oficio. A consecuencia de tal cumplimiento del secreto, el reonunca conocía ni los nombres ni la identidad de los testigos que contra

149

él depusieron. El efecto inmediato del secreto fue la proliferación dedeposiciones anónimas, las cuales llegaron a ser la vía ordinaria dedelación.7

De aquí se desprende que Calderón alegoriza en el perjurio diabólicoel secreto y la delación anónima que caracterizaban el tan odiado ytemido procedimiento inquisitorial. Otros aspectos del proceso alegóricotambién se parecen fuertemente al procedimiento inquisitorial, el másnotable de los cuales es el castigo que se impone a Segundo Adán. Oídatoda la evidencia del proceso, el Juez (Judaismo) falla que el solicitantemerece la cruz roja deseada, pero no por su caballerosidad sino sólo "porinfamia y por baldón" (1032). Aquí la alegoría se refiere más obviamentea la Pasión. Menos obvia pero más incendiaria es la semajanza que tieneesta pena con el castigo inquisitorial quizás más notorio: el sanbenito. Elsanbenito fue el capotillo penitencial cuyo propósito fue indicar que elreo había sido declarado culpable de herejía. Considerado universal-mente como señal de infamia perpetua, el sanbenito llevaba de ordinariola cruz roja de San Andrés (Lea III: 162-72).

La parodia disfrazada de esta escena, una parodia que realizaCalderón con aparente menoscabo del procedimiento inquisitorial,sugiere una segunda intención que bien habría tenido el Santo Oficio alprocesar al dramaturgo. La situación política del Santo Oficio y deEspaña misma durante aquella época también dilucida, mejor quecualesquiera deslices doctrinales que se le imputasen a Calderón, elproceso contra el dramaturgo y los motivos que condujeron a talprocesamiento.

Ese clima político es atribuible sobre todo a una figura de las máspoderosas pero oscuras de la España del siglo diecisiete: Diego de Arcey Reinoso, Inquisidor general entre 1643 y 1665.8

Arce asumió el puesto en los tumultosos días a principios de 1643,cuando acaecieron la caída y el exilio del privado Olivares. La caída deOlivares dejó en la corte y en las esferas del poder político un gran vacíoque Arce, adversario enconado del círculo de Olivares, llenó velozmentey con suma astucia, llegando a ser con el tiempo miembro de losConcejos de Castilla y del Estado además de jefe de la Suprema. Elpoder y la influencia de los que disfrutaba Arce habían de aumentardespués de la muerte del privado Luis de Haro, sucesor y yerno deOlivares, en noviembre de 1661, durante cuyo tiempo el Inquisidorgeneral se hizo uno de los consejeros de más privanza en la corte.

150 AIH ACTAS. IRVINE 92

Al decir de todos, tenía Arce una personalidad formidable. Subiógrafo contemporáneo José Giraldo relata que "[f]ue tan ajustado en laadministración de justicia, y tan inflexible en el cumplimiento de suobligación, que hizo notorio ser inútiles en su Tribunal la diligencia y elfavor" (citado por Pérez Villanueva, Historia de la Inquisición en España yAmérica 1031). El celo reformista de Arce se manifestó en todas partes dela burocracia inquisitorial, abarcando una cruzada de purificaciónreligiosa que alcanzó a la misma corte de Felipe IV. Giraldo refiere queArce instaló la Inquisición en la corte real a fin de controlar las ideaspolíticas de la élite social de España emprendiendo investigaciones yentablando acciones judiciales contra varios miembros de la corte deFelipe IV (Martínez Millán, La hacienda de la Inquisición 51-52).

Es de veras asombrosa esta relación de la persecución inquisitorial dela élite cortesana. Aun más sorprendente es la reacción de Felipe IV anteel programa de Arce. Si se ha de creer a Giraldo, el rey juzgó la campañade Arce con aquiescencia, hasta con aprobación. Cuando Arce murió en1663, Felipe hasta dedicó a su Inquisidor el tributo siguiente: "He sentidomucho la falta del Inquisidor General por haber perdido un ministro dequien yo tenía muy particular satisfacción (como lo merecía) y por la quedaría en el ejercicio de su manejo y con su ajustado y ejemplar proceder"(citado por López Vela 1980: 234).

Fue al "ajustado y ejemplar proceder" de Arce al que fue entregadoen 1662 el auto LOM. La celosa (por no decir fanática) campaña delInquisidor general contra la corte quizás explica por qué Calderón fuevulnerable al escrutinio inquisitorial durante los años de Arce. Dada lacruzada de Arce contra la heterodoxia en la corte real, no es de extrañarque la pieza calderoniana atrajese la funesta represión del Inquisidor.Dado el servilismo de Felipe IV en lo que al Inquisidor general se refería,no es sorprendente que el monarca mantuviese siempre su neutralidad,absteniéndose de intervenir a favor del dramaturgo.

Entraban en juego otros factores políticos que también obraban encontra de Calderón. El dramaturgo había disfrutado del patrocinio deOlivares, enemigo político del vengativo Arce. Y en 1662, cuando seestrenó el auto, Arce estaba en la cumbre de su poder, después de lamuerte del privado Haro unos meses antes. En tal momento oportuno,el Inquisidor bien podía obrar en contra del protegido dramático deOlivares, encontrando en LOM el objeto idóneo para su enemistadpolítica.

151

El proceso inquisitorial de Calderón tenía una secuela. Nueve añosdespués de la prohibición de LOM, el director original del auto, Antoniode Escamilla, volvió a solicitar permiso de montar el auto. Esta vez elcensor, un tal Fr. Alonso García de Lossada, juzgó las opiniones delDemonio "mal sonantes heréticas" (Walberg 397). Esta vez, sin embargo,la Suprema rechazó la opinión del censor, fallando que la ortodoxia delauto fue suficientemente protegida poniendo esas opiniones "malsonantes" en boca del Demonio. La Suprema le dio a Escamilla permisode montar la pieza.

¿Cómo se explica tal revocación? Son otra vez la política y loscambios históricos los que iluminan el asunto. En los años que mediaronentre 1662 y 1671 subieron aun más las fortunas de Calderón, fortunasque habían salido indemnes del proceso de 1662. En 1663 el dramaturgofue nombrado capellán real y en 1666, capellán de la Congregación dePresbíteros Naturales en Madrid. Nunca había sido más alto su prestigio.

A medida que estaban subiendo las fortunas de Calderón, España yla Inquisición entraron en un período de dificultades crecientes. Entre1662 y 1671 murieron Arce y Felipe IV, los dos en el verano de 1665. ElInquisidor general en 1671, cuando se revocó la prohibición de LOM, fueDiego Sarmiento de Valladares. Sarmiento, a diferencia del celoso Arce,era el puro burócrata, cuya preocupación casi exclusiva durante suGeneralato (1669-95) fue mejorar la hacienda del Santo Oficio durante unperíodo de crecientes apuros económicos para la Inquisición y paraEspaña (Martínez Millán y Sánchez Rivilla 35). Ya había pasado elmomento en que un inquisidor general podía permitirse el lujo de unacampaña como la que unos años antes había hecho Arce contra la cortereal.

Quizás más significativo que estos factores para explicar la revocacióninquisitorial en 1671 es un trozo que incluyó Calderón en su auto ElSanto Rey don Fernando, Primera Parte: "...Dios ... nos [provea] / deSupremo Tribunal, / cuyo Santo Oficio [es] / extirpación de rebeldes /enemigos de la Iglesia (1283). Se estrenó este auto en junio de 1671, seismeses antes de que la Inquisición revocase la prohibición de LOM.Calderón así hizo las paces con la Inquisición. Y seis meses después elSanto Oficio las haría también con él.

El episodio de LOM y la Inquisición nos enseña mucho, tanto de lapolítica como de los mitos políticos de la España del Siglo de Oro. Estaslecciones son, en resumen y en parte, las siguientes.

152 AIH ACTAS. IRVINE 92

El proceso contra LOM demuestra el enorme poder que ejercía laInquisición durante esta época, y además las limitaciones de ese poder.Las ventajas de las que disfrutaba Calderón eran grandes: la cruz deSantiago, el favor real, prestigio y popularidad como dramaturgo,reputación intachable de ortodoxia. Nada bastaba para protegerle contrael Santo Oficio; y un inquisidor general poderoso, motivado en parte poraparente animosidad política contra Calderón, bien podía ponerle aldramaturgo hasta un pleito mal fundado. Por otra parte, la posiciónsocial de Calderón sí le ofrecía protección contra lo peor de lasdepradaciones inquisitoriales, evidencia de lo cual es su éxito dramáticoy cortesano después del proceso inquisitorial y la revocación de laprohibición de su auto en 1671. Un inquisidor más débil, o quizás unode menos motivación política, como lo era Sarmiento de Valladares, nohizo nada en 1671 contra el dramaturgo (o quizás no podía hacer nada),hasta con la ayuda de un argumento contundente como el de Lossada.La voz de Calderón, por varias razones, era tan poderosa que no podíasilenciarla del todo el poderío inquisitorial. Y es que esa voz, tanto en elauto como en la defensa ante la Junta inquisitorial, pone en duda el mitodel absoluto poderío sociopolítico de la Inquisición.

Si consideraciones políticas parecen dominar en este episodio lasacciones de la Inquisición tanto como las de Calderón, son mitospolíticos lo que informa las relaciones escritas del incidente. Los mitospolíticos abrazados por el Santo Oficio son los de la herejía y de ladedicación inquisitorial a la extirpación de opiniones heréticas. Serápatente a buen seguro que Calderón era culpable de herejía sólo segúnla definición más amplia de la palabra. Pero los estudiosos de la herejía,como por ejemplo Michel de Certeau, han demostrado que esa definiciónmás amplia de la herejía fue adoptada por toda la Europa medieval yrenacentista. En esta época la herejía ya no se considera la oposición alas doctrinas y los credos de la Iglesia, ni siquiera la desviación de ellas;la herejía ya es más bien cualquier diferencia, sea social, política oliteraria, que amenace o ponga en tela de juicio la cohesión del gruposocial y la preeminencia del Santo Oficio (Peters 1988: 40-77 y 86-90; LeaII: 1-27).

En tal ambiente siempre fue sospechoso el drama, puesto que siguiósiendo un género en la mayor parte representado y no impreso. Por esofue el género más difícil de vigilar; de aquí la probabilidad de que eldrama fuese tachado con frecuencia de error doctrinal. LOM sería

153

doblemente sospechoso, porque en el auto Calderón examina laInmaculada Concepción. En 1662 esa doctrina estaba recién estableciday el Santo Oficio se apresuraba en sospechar de heterodoxia o de merainexactitud cualquier obra que estudiase una cuestión resuelta hacía pocopor la autoridad eclesiástica. Las diferencias que mediaban entreCalderón y Arce en la espinosa política de la época, por lo que a laInquisición se refería, ponían al dramaturgo en aun más peligro. Porsupuesto que este estudio del episodio de LOM también revela lopolíticos que podían ser los procesos inquisitoriales, que iban vinculadosmuchas veces con la política y los programas del inquisidor general, tana diferencia del purismo doctrinal que se arrogó a sí mismo el SantoOficio con claros fines propagandísticos.

LOM, en su parodia enconadamente satírica y mordaz del SantoOficio, desmiente el mito de la hegemonía sociopolítica de la Inquisición.El proceso inquisitorial a su vez pone de manifiesto lo frágil que era laPax Hispánica elogiada y fomentada por el auto. Los dos textos, auto yproceso, se comentan y se ironizan el uno al otro, descubriendoconjuntamente la política y los mitos políticos de su época.

Notas

Este ensayo ha sido realizado con el apoyo de un "National Endowment forthe Humanities Summer Stipend."Para este estudio utilizo la edición de Ángel Valbuena Prat, Pedro Calderón dela Barca, Obras completas III: Autos sacramentales (Madrid: Aguilar, 1967). Citoen el texto con indicación de página entre paréntesis.Entre los calderonistas, sólo citan el ensayo de Walberg Valbuena Prat (1011);Emilio Cotarelo y Mori, Ensayo sobre la vida y obras de D. Pedro Calderón de laBarca (Madrid: Tip. de la "Rev. de arch., bibl. y museos/1 1924) 302-03; yPedro P. Bermúdez, "La imaginación escénica del teatro sacramental deCalderón" (Diss. U of Virginia, 1969) 31-32. Ángel L. Cilveti, El demonio en elteatro de Calderón (Valencia: Albatros, 1977), y Barbara E. Kurtz, The Play ofAllegory in the 'Autos Sacramentales' of Pedro Calderón de la Barca (Washington,DC: Catholic U of America P, 1991), estudian brevemente el auto, pero noaluden al caso. Entre los historiadores de la Inquisición y de la censurainquisitorial, mencionan el episodio, pero sólo de paso, Antonio Márquez,Literatura e Inquisición en España (1478-1834) (Madrid: Taurus, 1980) 167, yCiríaco Morón Arroyo, "La Inquisición y la posibilidad de la gran literaturabarroca española," Inquisición española y mentalidad inquisitorial, ed. Ángel

154 AIH ACTAS. IRVINE 92

Alcalá et al. (Barcelona: Ariel, 1984) 321.4 Para el expediente sigo los documentos publicados por Walberg (1903).5 Comentan Sollicitudo Hilda Graef, Mary: A History of Doctrine and Devotion,

vol. 2: From the Reformation to the Present Day (New York: Sheed and Ward,1965) 78-83; Henry Charles Lea, A History of the Inquisition of Spain, 4 vols.(New York: MacMillan, 1922) 359-61; Bermúdez 67.

6 Cotarelo y Mori comenta las investigaciones relacionadas con la investidurade Calderón en Santiago (173-76). Pérez Pastor incluye la petición quepresentó el dramaturgo (99-107).

7 El secreto inquisitorial lo comentan Lea 2: 470-76; Henry Kamen, The SpanishInquisition (New York: New American Library, 1965) 168-69; Kamen,Inquisition and Society in Spain in the Sixteenth and Seventeenth Centuries(Bloomington: Indiana UP, 1985) 168-69 y 178-79; Francisco Tomás y Valiente,"Relaciones de la Inquisición con el aparato institucional del estado," LaInquisición española: Nueva visión, nuevos horizontes, ed. Joaquín PérezVillanueva (Madrid: Siglo Veintiuno, 1980) 58-59.

8 Sobre Arce y su carrera se pueden consultar las obras de Pérez Villanueva,"Felipe IV y la Inquisición y espiritualidad de su tiempo: su figura desde tresepistolarios," Inquisición española y mentalidad inquisitorial (Barcelona: Ariel,1984) 438-41; Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell Bonet, eds.,Historia de la Inquisición en España y América, vol. 1 (Madrid: BAC, Centro deEstudios Inquisitoriales, 1984) 1030-31; José Martínez Millán, La hacienda dela Inquisición (1478-1700) (Madrid: Instituto Enrique Flórez, CSIC, 1984) 51-53y "Los miembros del Consejo de Inquisición durante el siglo XVII," HispaniaSacra 37 (1985): 442-46; Martínez Millán y Teresa Sánchez Rivilla, "El Consejode Inquisición (1483-1700)" Hispania Sacra 36 (1984): 34-35; J. A. MuñozGallardo, "Biografía de D. Diego Arce y Reinoso, Obispo de Plasencia,"Revista de estudios extremeños 28 (1972): 297-307; J. H. Elliott, The Count-Dukeof Olivares (New Haven: Yale UP, 1986) 668-70.