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L a universidad es el lugar donde uno empieza a saber que no sabe nada. Me metí a estudiar Derecho en la Santiago de Cali, universidad libre, profesores de todos los pelambres. Que constitucional, que economía política, que sociología. Empezaba uno darse cuenta que ni siquiera tenía un método para pensar. Casi todo era oral, o sea que había que disertar. Poco a poco me fui dando cuenta que, comparado con mis¡ compañeros, yo tenía más temperamento artístico. Hice un collagecon todas las revistas que no se vendían en la Librería Nacional. Diseñé afiches para fiestas. Fundé un cine club con una película sobre May 68 recién traída de París que le enseñó a los estudiantes a darse conj la policía. Después de esas proyecciones, Cali quedó destruida. ' policía confiscó la película y Guerrero -mi amigo que me volvió comunista- y yo tuvimos que escondernos en la finca suya a esperar que volvieran a poner los vidrios en los almacenes y bajar de la finca! haciéndonos los disimulados. La universidad era de extracción popular y así aprendí a conocer gente de barrios periféricos. Empecé a entender la ciudad, que ya no era sólo la Avenida Sexta, sino también San Nicolás, barrio del poeta J. Mario, de Umberto Valverde o de Ever Astudillo. Y poco a poco y a través de / Ciudad Solar -una comuna que tuvimos con Luis Ospina, Andrés; Caicedo, Hernando Guerrero y otros, donde hacíamos exposiciones como la de Fernell Franco sobre las putas, del pintor Osear Muñoz. Le cultura del barrio empezó a tener representatividad pictórica fotográfica. Vivíamos del cine club. Comíamos chontaduro, a veces, las películas que escogía Andrés no daban plata. Ciudad Solar si volvió el parche, conocido de todos los viajeros, prófugos, escapad de la casa y de gente que pasaba por ahí a sólo usar el inodoro. Utopíj sin papel higiénico. Aprendí a beber en las tiendas de la esquina. Nos reuníamos en ur lugar que se llamaba "Donde el Negro Efraín", lugar al que me llevó [ primera vez el King Mafia: negro, alto, chocoano, estudiante di derecho, pero más marihuanero que nadie. Allí, donde Efra, ¿quiénel estaban? J. Mario, Elmo Valencia y todos los visitantes de los festivalei de arte y de vanguardia que nos cambiaron la vida a toda una pato que, si no hubiera sido por ellos, por gente como Martha Hoyoi Santiago García, Enrique Buenaventura, Pedro Alcántara Herrán, h estaríamos todavía más despistados. 108 La ciudad fue cogiendo cuerpo artístico y las expresiones tanto escandalosas como subversivas de la época; incluso se fue creando un acuerdo con ciertos arquitectos y políticos de la universidad. Una ciudad con pautas estéticas. Se podían reconocer valores, actitudes, costumbres, imágenes. Todos la vivimos y nos expresamos en ella. Todo eso dio paso para que se pudiera tener un teatro, un movimiento cineclubístico, poetas, exposiciones de pintura y fotografía, hasta que poco a poco se fue dando lo que llamamos Caliwood: filmarnos nosotros, nuestros barrios, nuestras gentes. Y ya con la madurez literaria de un Caicedo, de un Valverde, con la astucia de J. y Elmo, pudimos pisar terrenos propios. Sobre este clima empezamos a hacer Oiga, vea, Calí: de película, Agarrando pueblo, Pura Sangre o Carne de tu carne. Lo logramos como grupo. Somos los hijos de Cali. Unos camajanes bailarines arrebatados y con un sentido de lo lúdico muy pegado a nuestras expresiones, a nuestras pautas tropicales. 109

Cali Ciudad Solar Caliwood (1)

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La universidad es el lugar donde uno empieza a saber que no sabenada. Me metí a estudiar Derecho en la Santiago de Cali,universidad libre, profesores de todos los pelambres. Que

constitucional, que economía política, que sociología. Empezaba uno a¡darse cuenta que ni siquiera tenía un método para pensar. Casi todoera oral, o sea que había que disertar.

Poco a poco me fui dando cuenta que, comparado con mis¡compañeros, yo tenía más temperamento artístico. Hice un collagecontodas las revistas que no se vendían en la Librería Nacional. Diseñéafiches para fiestas. Fundé un cine club con una película sobre May68 recién traída de París que le enseñó a los estudiantes a darse conjla policía. Después de esas proyecciones, Cali quedó destruida. 'policía confiscó la película y Guerrero -mi amigo que me volviócomunista- y yo tuvimos que escondernos en la finca suya a esperarque volvieran a poner los vidrios en los almacenes y bajar de la finca!haciéndonos los disimulados.

La universidad era de extracción popular y así aprendí a conocer gentede barrios periféricos. Empecé a entender la ciudad, que ya no era sólola Avenida Sexta, sino también San Nicolás, barrio del poeta J. Mario,de Umberto Valverde o de Ever Astudillo. Y poco a poco y a través de

/ Ciudad Solar -una comuna que tuvimos con Luis Ospina, Andrés;Caicedo, Hernando Guerrero y otros, donde hacíamos exposicionescomo la de Fernell Franco sobre las putas, del pintor Osear Muñoz. Lecultura del barrio empezó a tener representatividad pictóricafotográfica. Vivíamos del cine club. Comíamos chontaduro, a veces,las películas que escogía Andrés no daban plata. Ciudad Solar sivolvió el parche, conocido de todos los viajeros, prófugos, escapadde la casa y de gente que pasaba por ahí a sólo usar el inodoro. Utopíjsin papel higiénico.

Aprendí a beber en las tiendas de la esquina. Nos reuníamos en urlugar que se llamaba "Donde el Negro Efraín", lugar al que me llevó [primera vez el King Mafia: negro, alto, chocoano, estudiante diderecho, pero más marihuanero que nadie. Allí, donde Efra, ¿quiénelestaban? J. Mario, Elmo Valencia y todos los visitantes de los festivaleide arte y de vanguardia que nos cambiaron la vida a toda una patoque, si no hubiera sido por ellos, por gente como Martha HoyoiSantiago García, Enrique Buenaventura, Pedro Alcántara Herrán, hestaríamos todavía más despistados.

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La ciudad fue cogiendo cuerpo artístico y las expresiones tantoescandalosas como subversivas de la época; incluso se fue creando unacuerdo con ciertos arquitectos y políticos de la universidad. Unaciudad con pautas estéticas. Se podían reconocer valores, actitudes,costumbres, imágenes. Todos la vivimos y nos expresamos en ella.Todo eso dio paso para que se pudiera tener un teatro, un movimientocineclubístico, poetas, exposiciones de pintura y fotografía, hasta quepoco a poco se fue dando lo que llamamos Caliwood: filmarnosnosotros, nuestros barrios, nuestras gentes. Y ya con la madurezliteraria de un Caicedo, de un Valverde, con la astucia de J. y Elmo,pudimos pisar terrenos propios. Sobre este clima empezamos a hacerOiga, vea, Calí: de película, Agarrando pueblo, Pura Sangre o Carne detu carne. Lo logramos como grupo. Somos los hijos de Cali. Unoscamajanes bailarines arrebatados y con un sentido de lo lúdico muypegado a nuestras expresiones, a nuestras pautas tropicales.

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