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CAMBIO CLIMÁTICO Recursos hídricos y glaciares: testigos y víctimas del cambio climático Seminario Cambio Climático: ¿Cuáles son las consecuencias para nuestro futuro? Selección de artículos de Le Monde Diplomatique, Editorial Aún Creemos en los Sueños, 2007 Ceremonia inaugural del seminario Cambio Climático: ¿Cuáles son las consecuencias para nuestro futuro? Discurso de la Ministra del Medio Ambiente de Chile, Ana Lya Uriarte Nadie puede omitir las conclusiones de los últimos encuentros del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Es innegable que la variabilidad climática tiene impactos que están afectando a nuestro planeta. Podríamos discutir sobre las metodologías de estimación de estos cambios, los efectos en las distintas latitudes a nivel mundial o sus alcances en cuanto a los recursos como el agua, la biodiversidad y la actividad silvoagropecuaria; pero lo que no podemos desconocer, y está fuera de discusión, es que tal variabilidad se está produciendo y forma parte de nuestra vida cotidiana. Según el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, en febrero del año 2007, se estableció que las temperaturas promedios podrían aumentar hasta 6,4 grados Celsius. Sin embargo, se estima que un aumento de cuatro grados es lo más probable. El pronóstico es más preciso que en estimaciones anteriores, debido a que se descubrió que la tierra y los océanos están perdiendo su capacidad de absorber el dióxido de carbono. Un aumento global de la temperatura en estos cuatro grados eliminaría cientos de especies, acarrearía extrema escasez de alimentos y, además, una afectación importantísima al recurso hídrico en países vulnerables que causaría inundaciones que desplazarían a cientos de millones de personas. El informe nos indica que la actividad humana es responsable de la mayor parte del calentamiento global observado en las décadas recientes, como un 90% de certeza en esta afirmación. El informe del año 2001, afirmaba que no emprender acciones podría llevar al calentamiento global

Cambio Climático, Editorial Le Monde Diplomatique

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Libro sobre el Cambio Climático, de Editorial Le Monde Diplomatique

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Page 1: Cambio Climático, Editorial Le Monde Diplomatique

CAMBIO CLIMÁTICO

Recursos hídricos y glaciares: testigos y víctimas del cambio climático

Seminario Cambio Climático: ¿Cuáles son las consecuencias para nuestro futuro?

Selección de artículos de Le Monde Diplomatique, Editorial Aún Creemos en los Sueños, 2007

Ceremonia inaugural del seminario

Cambio Climático: ¿Cuáles son las consecuencias para nuestro futuro?

Discurso de la Ministra del Medio Ambiente de Chile, Ana Lya Uriarte

Nadie puede omitir las conclusiones de los últimos encuentros del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Es innegable que la variabilidad climática tiene impactos que están afectando a nuestro planeta. Podríamos discutir sobre las metodologías de estimación de estos cambios, los efectos en las distintas latitudes a nivel mundial o sus alcances en cuanto a los recursos como el agua, la biodiversidad y la actividad silvoagropecuaria; pero lo que no podemos desconocer, y está fuera de discusión, es que tal variabilidad se está produciendo y forma parte de nuestra vida cotidiana.

Según el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, en febrero del año 2007, se estableció que las temperaturas promedios podrían aumentar hasta 6,4 grados Celsius. Sin embargo, se estima que un aumento de cuatro grados es lo más probable. El pronóstico es más preciso que en estimaciones anteriores, debido a que se descubrió que la tierra y los océanos están perdiendo su capacidad de absorber el dióxido de carbono. Un aumento global de la temperatura en estos cuatro grados eliminaría cientos de especies, acarrearía extrema escasez de alimentos y, además, una afectación importantísima al recurso hídrico en países vulnerables que causaría inundaciones que desplazarían a cientos de millones de personas.

El informe nos indica que la actividad humana es responsable de la mayor parte del calentamiento global observado en las décadas recientes, como un 90% de certeza en esta afirmación. El informe del año 2001, afirmaba que no emprender acciones podría llevar al calentamiento global hasta 5,8 grados para el año 2100, incluso su escenario más optimista contemplaría un probable aumento de la temperatura de 2,4 grados por sobre los períodos pre-industriales. Los pronósticos en este nuevo informe muestran un cuadro aún más sombrío, porque los científicos han descubierto retroalimentaciones en el ciclo global del carbono que están agregándose a la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera.

En tanto, para Latinoamérica señala que, a mediados del siglo XXI, los aumentos en la temperatura, y la disminución en las aguas y en los suelos, llevarían a un reemplazo gradual del bosque tropical a sabana en la Amazonia, y a una pérdida importante en biodiversidad por extinción de especies. En zonas más áridas, por ejemplo en Chile, se espera que el cambio climático lleve a un aumento de la salinización y desertificación de tierras agrícolas, con la consecuencia de la baja en la productividad de algunos productos y cultivos, lo que afectaría, sin duda, la seguridad alimentaria.

Un desenlace como el que hemos venido señalando no es inevitable. Un giro significativo hacia tecnologías limpias y eficientes podría disminuir a la mitad las alzas esperadas de temperatura y cambiar el curso de los acontecimientos pronosticados.

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En este sentido, es importante señalar que nuestro país ha sido un protagonista muy activo en este tema. Desde el año 1994, estamos realizando una serie de acciones que nos comprometen en torno del tema del calentamiento global, entre ellas la ratificación de la Convención de Cambio Climático en el año 1994; la suscripción del Protocolo de Kyoto en el 2002; y la creación del Comité Nacional Asesor de Cambio Climático, en el año 1998. Hicimos una primera comunicación nacional a la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas, que era obligatoria, sin embargo, hoy día estamos preparando un segundo informe, de manera voluntaria.

El año 2005, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) encargó a la Universidad de Chile la elaboración del estudio sobre la variabilidad climática en Chile para el siglo XXI. Este estudio va a ser un antecedente más que importante a la hora de definir este plan de acción, puesto que nos señala, en una grilla de 25 kilómetros cuadrados, cuáles son los impactos de temperatura y de precipitaciones en nuestro país.

En enero del año 2006, el Consejo Directivo de Conama, es decir, el Consejo de Ministros, aprobó la Estrategia Nacional de Cambio Climático, y es por ellos que estamos trabajando ahora en la elaboración del plan de acción. En resumen, hemos tenido una historia de acciones, que ha cruzado desde el año 1994 a la fecha, las cuales se orientan, precisamente, a comprometernos en el tema del cambio climático.

Democracias fuertes y consolidadas deben ser capaces de dar respuestas a estos grandes desafíos. Estamos frente a un reto de escala planetaria y nos asiste la convicción de que seremos capaces de adaptarnos, de mitigar impactos y también de crear capacidades para enfrentar este desafío histórico. Éstas son las tareas a las que estamos llamados, y en las que trabajaremos, sin duda, con mucha decisión y compromiso.

Discurso inaugural del Enviado Especial de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, Ricardo Lagos

En el día de hoy, lo que estamos buscando es poder señalar cómo somos capaces de dirigirnos a uno de los temas más importantes, premiosos y fundamentales en este siglo. El cambio climático es uno de los temas centrales por los cuales atraviesa la humanidad. Estos son tiempos críticos. SI no actuamos ahora va a ser muy difícil poder hacerlo en el futuro. Sin embargo, hoy es más indispensable que antes, a partir de los conocimientos que tenemos y de lo que en este seminario se ha planteado.

Febrero de 2007 marca un punto de inflexión por dos temas fundamentales. A partir del informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, son sus siglas en inglés) nadie puede dudar que el hombre es responsable de las modificaciones y mutaciones que se están produciendo en el planeta, particularmente en el clima, por lo realizado en los últimos 250 años.

En 75 años, desde 1930 hasta la actualidad, la concentración de gases de efecto invernadero aumentó, aproximadamente, de 320 partículas por millón a 430 partículas por millón en el año 2005. De acuerdo al mencionado informe gubernamental, eso significa que se está produciendo un calentamiento global, con efectos sobre el aire, la temperatura de los océanos, la nieve y el retiro de os glaciares. Este panel estima cuál va a ser el aumento de la temperatura de no hacerse nada. Aproximadamente, en una hipótesis más realista, 4° Celsius en promedio al año 2100.

Conjuntamente con lo anterior, lo que está ocurriendo en la Antártica es materia de preocupación. Representa el séptimo continente cubierto de huelo en un 98%, contiene 90% del hielo del planeta y, lo más importante, el 70% del agua dulce de la Tierra. Esa es la razón por la cual colaboramos con los esfuerzos que se hicieron con las exploraciones aéreas a los glaciares, del informe de Claudio Bunster, en los años 2003 y 2004 y, similarmente, con una travesía terrestre al Polo Sur, el año 2003.

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De igual manera, quisiera señalar que este tema, desde el punto de vista del gobierno de Chile, ha sido fundamental, tanto por la participación que tuvo en las deliberaciones de Kyoto como por la necesaria ratificación en el año 2002.

A partir de esa realidad, ¿qué es lo que tenemos hoy? Tenemos que los principales emisores que producen el efecto del calentamiento global están determinados fundamentalmente por la generación de energía (24%), transporte (14%), agricultura e industria (porcentajes similares, del orden del 14%) y uso de la tierra (15%). En otras palabras, todas las actividades del ser humano están ligadas al calentamiento global. Y aproximadamente 25 países son los responsables por el 80% de las emisiones que tienen lugar anualmente.

Lo más grave del informe es que nos advierte que hay que actuar rápido porque el costo de seguir sin hacer nada es más caro que tomar medidas ahora. Si no actuamos, probablemente los efectos en cadena que se producirán después del 2015 configurarán una situación imposible de detener.

En consecuencia, lo que está demostrado es que, dependiendo de determinados elementos tecnológicos que están a nuestro alcance, es posible tener una utilización eficiente de la actual generación energética, a nivel de transporte, la industria y la construcción.

De igual manera, la necesidad de descarbonizar la producción energética y avanzar en energías renovables está a nuestro alcance. Los elevados precios actuales del petróleo hacen que un conjunto de energías renovables, no contaminantes, que en el pasado aparecían como no económicas, hoy día si lo sean No solamente ha habido un avance tecnológico que reduce los costos, sino que el aumento de los costos provenientes de los combustibles fósiles obligan a trabajar de una manera mucho más activa y fuerte; al igual que toda la discusión que se ha generado respecto a la posibilidad de tener biodiesel y otros elementos para poder facilitar el transporte.

Hasta ahora, cada uno de nuestros países opera individualmente. El efecto invernadero, generado por la mayor cantidad de emisiones en el hemisferio norte, afecta al hemisferio sur. Esa fue la razón por la cual, poco antes de dejar el gobierno, e permití dirigir notas a todos los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los Ocho, en donde les señalé la legislación que acababa de dictar mi gobierno, en febrero de 2006, para prohibir aquellas sustancias que son responsables de la disminución de la capa de ozono. Además, le planteaba qué medidas concretas se podían adoptar en ese sentido, como en lo relativo al calentamiento global.

Creo que desde hace 500 o 600 años, la humanidad no tenía un tránsito como el que estamos viendo ahora, desde finales del medioevo, cuando el poder de los señores feudales, del conde, duque o marqués se transfería al rey en los procesos de unificación de los estados nacionales. No fue un tránsito fácil, exactamente igual que ahora. ¿Cómo se hace el tránsito del Estado nación a medida que tiene que tomar decisiones a nivel planetario? Hay un salto, completo y difícil, que tiene que ver con cuánta soberanía, a la que estamos acostumbrados en cada uno de nuestros países, estamos dispuestos a ceder, porque hay un bien superior que sólo lo podemos alcanzar en una escala planetaria.

En consecuencia, por primera vez en este siglo XXI, tenemos un atisbo de lo que van a ser las tareas propias de este período; y cómo somos capaces de generar un sistema de gobernanza a nivel mundial, que nos obligue a todos. Es un tremendo desafío, pero estoy cierto que la humanidad va a poder abordarlo con la misma fuerza que hemos sido capaces de hacerlo con otros desafíos en el pasado.

No me cabe duda, como en otras materias, que la discusión va a ser intensa. Es parte del ser humano el creer muy fuertemente en las verdades de cada uno. Mi única reflexión es que aprendamos también que mi verdad comienza donde termina la suya. Y entonces entendamos que difícilmente hay posibilidad de comprensión y entendimiento si cada uno cree tener la verdad absoluta.

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En la universidad aprendimos que la única forma de avanzar es tener la autonomía para pensar. Esa autonomía que predica –en el medioevo era la autonomía del príncipe- es la que permite avanzar, hacer ciencia y crecer. Además, significa el respeto al otro que está al lado, trabajando también en la búsqueda de la verdad.

Me parece que en ésta como en otras tareas, el ser humano va a estar a la altura de este primer desafío que tenemos a escala planetaria. Nunca antes lo habíamos tenido, abordémoslo como lo hemos hecho siempre, buscando cada uno la verdad y aceptando también la verdad del otro.

Recursos hídricos y glaciares: Testigos y víctimas del cambio climático

El desafío climático

Adolphe Nicolas (Francés, Geólogo y profesor emérito de la Universidad de Montpellier, trabajó cuatro años como consejero del Ministro de Investigación de Francia, encargado de las Ciencias del Universo y del Medio Ambiente. Recibió en 2004 la Medalla Harry Hess de la Unión Americana de Geofísica por sus trabajos sobre la dinámica terrestre y, en 2005, el Gran Premio de la Academia de Ciencias, el Premio Dolomieu)

Los recientes informes científicos sobre el calentamiento del planeta entregan malas noticias, más negativas de lo que hubiéramos imaginado. Frente a esta situación, estimado lector, es posible que usted se sienta abrumado por las ideas que expongo y desarrollo a continuación, pero tiene que saber que existen soluciones. Contamos con los medios para superar la crisis, aunque éstos implican enormes retos para la humanidad.

Esta crisis nos plantea dos desafíos fundamentales. El primero señala que es imprescindible limitar las emisiones de gas carbónico más de lo que pensamos, pero esto se contradice con el aumento creciente de las demandas energéticas. ¡Lograrlo será una verdadera hazaña!

El segundo es, quizás, menos evidente. Un grupo de geólogos estima que el petróleo se acabará muy pronto, por lo tanto, debemos prepararnos para enfrentar una crisis terrible y vislumbrar lo que será la sociedad futura.

1. Cambio climático y global: somos los responsables

El calentamiento climático ha comenzado y la actividad humana es su principal responsable, al emitir gases de efecto invernadero que se concentran en la atmósfera y elevan su temperatura. Efectivamente, desde hace más de 150 años hay un aumento simultáneo de las concentraciones de gas carbónico (CO2) y de la temperatura global.

Vamos a demostrar 1) que el calentamiento es indiscutible; 2) que los gases de efecto invernadero, especialmente el CO2 y el metano, son los responsables de ellos; y 3) que toda esta cadena de fenómenos tiene un origen antrópico.

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1.1 La influencia exterior

Para algunos científicos, la energía y la irradiación solar son las causas del calentamiento. Esta afirmación es válida, pero sólo hasta 1970. Hasta allí, los niveles de aumento de la temperatura del planeta coincidían con los de la energía solar recibida. A partir de entonces, se produce una disminución de la influencia de la irradiación solar, sin embargo, las temperaturas siguen aumentando.

Ahora bien, si cotejamos este aumento con el de los gases de efecto invernadero, los cálculos científicos indican que ambos siguen una progresión similar.

En conclusión: hasta los años 1970, el sol contribuyó al calentamiento de la atmósfera.

1.2 El gas carbónico y el calentamiento del planeta

Se puede ilustrar la influencia antrópica a partir de los niveles de gas carbónico de las zonas industriales del globo, donde éstos son más altos. Uno de los índices más impactantes es el bajo contenido en la atmósfera de isótopo 14 de carbono (C14), que es un indicador del uso de combustibles fósiles, es decir, carbón, petróleo y gas. Constituye una suerte de “ADN geológico”, que demuestra que el gas carbónico emitido por los combustibles fósiles está más que presente en las regiones industrializadas como consecuencia de la actividad humana.

1.3 Los ciclos del carbono

Los dos gases principales que contribuyen al efecto invernadero son: el gas carbónico, en un 60%, y el metano, en un 20%. No obstante, hay una diferencia fundamental entre ambos. La duración de vida del metano es de diez años, luego, al contacto con el aire, se oxida. En cambio, el CO2 es “inoxidable”, no se transforma. Según los estudios realizados, el tiempo que necesita para volver de la atmósfera a la tierra varía entre ¡50 y 500 años e, incluso, hasta 100.000 años!

En el ciclo superficial, el CO2 de la atmósfera intercambia e interactúa con distintos depósitos, por ejemplo, los árboles o la superficie del océano. EL tiempo de circulación que necesita el CO2 para entrar en los vegetales o los océanos y luego salir es de unos 30 años.

El segundo ciclo, llamado ciclo intermedio, es el intercambio de CO2 con los suelos y, en particular, con el fondo del océano. El tiempo de interacción que necesita para volver a la superficie es de unos 500 años. Es decir, en su ciclo intermedio, demora dicho tiempo en circular, desaparecer de la atmósfera y, finalmente, regresar.

Por último, en el círculo profundo o ciclo interno, el CO2 de la atmósfera penetra en las rocas mediante alteración. Entra en la tierra por las zonas de subducción y sale, posteriormente, a través de la actividad volcánica. Este circuito geológico tarda ¡más de 100.000 años! Éste es el ciclo más importante, porque para que el CO2 desaparezca de la atmósfera, debe volver a las entrañas de la tierra, de dónde provino con el carbón y el petróleo. Cualquiera sea el ciclo que cumpla, el CO2 regresará, en lapsos de tiempo variable, pero siempre estará presente.

Analicemos los distintos ciclos a partir de ejemplos concretos. La circulación superficial del CO2 es de unos 20 años. Las pruebas nucleares de los años 50 proyectaron C14 a la atmósfera. Los anillos de crecimiento anual de los árboles indican que a partir de 1962, al entrar en vigencia la moratoria de estas pruebas, este C14 desapareció prácticamente en 20 años, lo que demuestra, que el ciclo superficial es extremadamente rápido.

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El ciclo siguiente involucra los fondos oceánicos. Por ejemplo, el CO2 baja desde el Atlántico norte, donde sus concentraciones son más altas, y en 500 años sale a la altura de las zonas tropicales, arrastrado por las corrientes oceánicas.

Por último, para ilustrar el ciclo geológico, podemos recordar que hace 65 millones de años se produjeron, en lo que hoy conocemos como la India, enormes erupciones volcánicas, que lanzaron, brutal y masivamente, grandes cantidades de CO2 a la atmósfera. Como consecuencia de este fenómeno, intenso, pero de corta duración, la concentración de CO2 aumentó hasta 1.200 ppm (partes por millón), y la temperatura de la atmósfera aumentó 4°C. Posteriormente, el CO2 de la atmósfera, en contacto y por alteración de las rocas basálticas, regresó lenta y paulatinamente al depósito de la Tierra. El contenido de CO2 de la atmósfera volvió a su nivel inicial al cabo de millones de años, sin embargo, hubo una baja sensible en los primeros 100.000 años.

En conclusión, para eliminar el gas carbónico proyectado a la atmósfera, por los volcanes o por el hombre, se requieren al menos unos 100.000 años.

2. Los desafíos y alternativas frente a la crisis climática

Por ahora, depositamos toda nuestra esperanza en el océano, que ha absorbido la mitad de las emisiones de CO2. De los siete GtC que emitimos, tres se absorben por esta vía. Nuestro futuro depende, entonces, de los océanos, gracias al juego sutil del CO2 que se fija en los carbonatos. Esta reacción química depende mucho de la acidez del medio, por lo que un aumento excesivo de ésta puede “cerrar” este pozo y el océano cesaría de absorber el CO2 de la atmósfera. Por consiguiente, si la humanidad continúa consumiendo la misma cantidad de combustibles fósiles, quemando más de la mitad de su masa en la Tierra y emitiendo CO2, la temperatura de la atmósfera aumentará en 8°C en los próximos 200 años. Estas condiciones serán insostenibles y provocarán graves trastornos ecológicos. En cambio, si somos ecológicamente responsables y logramos bajar nuestro consumo de energía fósil a un décimo de las reservas bajo la tierra, la temperatura sólo aumentaría en unos 3°C.

Antes de abordar los aspectos energéticos, desearía llamar la atención sobre la noción de desarrollo sustentable, que es, esencialmente, una utopía. Calculé el tiempo que necesita un sistema perturbado para recuperar su equilibrio.

Así, por ejemplo, la contaminación provocada por los gases de escape de los vehículos perturba el sistema del aire. Si se detuviera todo el tránsito, sólo bastarían diez años para terminar con toda la contaminación del aire. Por ejemplo, si dejamos de contaminar la ciudad de Santiago, dentro de diez años tendríamos aire totalmente puro. Si se adoptan las medidas pertinentes, el sistema es controlable, es decir, “sustentable”.

Podemos considerar como sustentables, sólo aquellos sistemas naturales como el agua o la capa de ozono, que sólo necesitan unos 100 años para recuperarse de las acciones energéticas, un lapso de tiempo que el hombre puede controlar perfectamente. Sin embargo, numerosos sistemas, que han sido perturbados a más largo plazo, como el caso de las agresiones a la biodiversidad, que son de carácter irreversible, son compatibles con el principio del desarrollo sustentable.

3. El desafío energético

3.1 La crisis energética

Desde los albores del siglo XX; hemos multiplicado por diez nuestro consumo de energía, cuyas fuentes son: los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), en más de un 80% las energías renovables, en un

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10% y la energía nuclear, en menos de un 10%. Según las previsiones, hacia el año 2050, este consumo pantagruélico se habría multiplicado por 2,5, es decir, ¡será 25 veces mayor que a principios de siglo! Se han propuesto algunas alternativas para el control de la energía, según las cuales, aun manteniendo el actual nivel de calidad de vida, podríamos reducir a la mitad nuestro consumo energético, aplicando drásticas políticas de ahorro.

Desde inicios del siglo XX, las ciudades crecen permanentemente. Esto implica que vivimos cada vez más distantes del centro urbano. Ya no podremos continuar con este tipo de desarrollo. Habrá que promover transportes públicos, vehículos eléctricos, calefacción, que utilicen energías renovables, por ejemplo, la energía solar. A nivel individual, esto afectará radicalmente nuestro modo de vida. La adaptación será muy difícil.

3.2 Captura de gas carbónico

La captura de CO2 a partir de los grandes complejos industriales parece ser la única solución. Las centrales, cuyas fuentes energéticas son el gas, per esencialmente el carbón y la biomasa, deberán capturar el CO2 e inyectarlo en el subsuelo, por ejemplo, a nivel de las napas de agua salada.

El GIEC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) prevé que de aquí a 2050, un tercio del CO2 que emitimos debería ser capturado. En mi opinión, para cumplir con nuestro contrato de reducción del CO2, habría que capturar prácticamente la totalidad de este gas. Esto implicaría que nosotros, ciudadanos, dejaríamos de tener acceso directo a los combustibles fósiles. Dispondríamos esencialmente de la energía eléctrica producida por estas grandes centrales, completamente con el aporte de energías renovables de proximidad.

3.3 La crisis del petróleo y los desafíos energéticos

Para concluir, diría que antes de la crisis climática tendremos que enfrentar la crisis del petróleo, lo que se llama PeakOil, el cenit del petróleo. Esta sustancia maravillosa permitió el increíble crecimiento de los últimos 150 años. El petróleo es barato; de un uso particularmente versátil y después de la energía nuclear, es la fuente de energía más concentrada.

La crisis del petróleo no significa que éste se acabará, sino que su precio se disparará y será inalcanzable para nuestro uso cotidiano. Por ejemplo, para el transporte, que en Francia absorbe un 65% de petróleo importado, y la calefacción, que utiliza un 22%. ¿Qué ocurrirá?

Al aumentar el precio del petróleo, es probable que se desencadene, además, una crisis financiera. En efecto, el actual crecimiento económico mundial de un 4% anual, está basado en un 2% de aumento de la producción de petróleo. Cuando esta producción comience a bajar, asistiremos, probablemente, a un crack financiero mundial, acompañado de una crisis del transporte barato, que hizo posible la globalización de la economía.

Si no reaccionamos rápidamente, el choque será frontal y la situación verdaderamente catastrófica. En consecuencia, aceptemos las previsiones de los especialistas independientes, para quienes el pico de la producción de petróleo se producirá en el 2010. Pasarán unos cinco años antes de que alcance el cenit de la crisis. Si consideramos que para implementar medidas paliativas se necesitan entre cinco y diez años, aún estaríamos a tiempo para hacerlo.

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El efecto del calentamiento global en los glaciares

Gino Casassa (Chileno, Investigador de la sección de Glaciología y Cambio Climático del CECS de Valdivia, sus estudios incluyen la geofísica de glaciares, uso de métodos aéreos y datos satelitales para las interacciones de los glaciares con el clima. En 2005-2007, fue autor coordinador del grupo de trabajo II del 4° Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC))

El calentamiento que tanto se habla ha sido medido, y hay más de 150 años de registros instrumentales. Y si bien es cierto que en nuestro país, en particular, el registro es generalmente más corto, también es posible apreciar un claro calentamiento durante los últimos 100 años.

El argumento crucial del cambio climático es que la temperatura atmosférica del planeta ha aumentado en el último siglo, en gran medida, en respuesta directa al aumento de la concentración de los gases invernadero de origen antrópico. Es este el cuadro actual que se exacerba a futuro y del cual se ha hablado hasta el cansancio, no lo voy a repetir, sino solamente decir que el calentamiento futuro depende del escenario de concentración de gases invernadero. Por ejemplo, si no hacemos absolutamente nada y continuamos contaminando la atmósfera a altas tasas, podríamos subir las temperaturas del orden de los 4 grados Celsius y hasta 6 grados Celsius durante los próximos 100 años, Y si tomamos medidas muy severas para restringir la emisión de gases invernadero, la temperatura media aumentaría de todas maneras del orden de 2 grados Celsius hacia fines de este siglo.

La criósfera, vale decir, toda la nieve y el hielo del planeta, incluyendo los glaciares, se está reduciendo y derritiendo en respuesta al calentamiento. También hay efectos a este fenómeno reportados en la hidrología (lagos y ríos), la biología terrestre, el medio ambiente marino, y también en sistemas humanos. Esto está ocurriendo prácticamente en todo el planeta, a pesar que se pueden ver una gran concentración de puntos en el hemisferio norte, debido solamente a un sesgo observacional, en el sentido que hay muy pocos estudios de impactos en el hemisferio sur, donde el océano actúa como moderador térmico.

En el hemisferio norte hay una mayor masa continental y, por supuesto, mucho más estudios que indican notables impactos, como por ejemplo, en los ecosistemas terrestres donde están mitigando especies hacia el norte, y también en altura, producto del calentamiento. Hay registros de florecimientos más tempranos, y cambios de hábitats y disminución de osos polares. En el hemisferio sur, en la Antártica, hay cambios en los pingüinos y también disminución del krill por efectos asociados a cambios de temperatura. Los lagos se están calentando, no sólo en superficie, también en la profundidad, según indica la evidencia, por ejemplo, en África durante las últimas décadas.

Hay una gran declinación en la cantidad de hielo marino y las predicciones indican que dentro de 50 años nos quedaremos sin éste durante el verano, pero en invierno, obviamente, seguiría congelándose el mar. En el permafrost, vale decir, el suelo helado, hay una clara señal de calentamiento a partir de datos de temperatura en perforaciones en suelo y roca en Alaska, Asia, Siberia, y también en Los Alpes. Por ejemplo, en el Ártico, donde los inviernos son menos fríos que antes, es cada vez más difícil transitar en vehículos con ruedas durante el invierno, debido a que la temperatura de congelamiento de los caminos es cada vez más corta.

Hay alrededor de 30 mil kilómetros cuadrados de glaciares en Sudamérica. De esta cifra, alrededor del 70 por ciento se encuentra en Chile, vale decir, un poco más de 20 mil kilómetros cuadrados, de los cuales aún falta inventariar muchos. Esa es una de las primeras tareas que hay que hacer, y para contemplarla tendría que trabajar un numeroso equipo por mucho tiempo. Ahora se está discutiendo un proyecto de ley sobre protección de glaciares, así que esperemos que con esta iniciativa se puedan

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inventariar los alrededores de cinco mil kilómetros cuadrados que faltan, como, asimismo, volver a registrar los demás glaciares para monitorear los cambios.

¿Qué es lo que observamos con los glaciares en Chile? Un retroceso generalizado que obedece, en general, al aumento de temperatura, con una zona anómala en el extremos sur donde hay glaciares que avanzan –en el sector suroccidental de la cordillera Darwin en Tierra del Fuego- pero, en general, una gran disminución.

También podemos detectar ciclos de El Niño y La Niña en el balance de masa de los glaciares, sobre todo en la zona central de Chile. Esto no es sorprendente, pues varían en forma muy importante las precipitaciones con estos ciclos. Por ejemplo, en un año de sequía, durante un período de La Niña, en la zona central de Chile hasta un 70 por ciento o más de los caudales de los ríos pueden ser aportados por los glaciares hacia el fin del verano.

En el glaciar Echaurren Norte, gracias a un magnífico trabajo de la Dirección General de Aguas (DGA), el año 1975 se inició el primer monitoreo sistemático de un glaciar en Chile. Existe gracias a ellos una base de datos muy interesante que muestra básicamente una condición del glaciar cercana al equilibrio hasta aproximadamente 1982, y luego una disminución de su masa con una pequeña recuperación en los últimos años.

Más al sur encontramos el Campo de Hielo Norte y el Campo de Hielo Sur. Estos campos de hielo constituyen los mayores glaciares del hemisferio sur fuera, obviamente, de la Antártica. Prácticamente en la totalidad de los campos de hielo de la Patagonia se observan grandes retrocesos. Además, gracias a una misión efectuada por el transbordador espacial en el año 2000 con dos antenas de radar, la NASA pudo generar el mejor mapa mundial de altura de topografía terrestre, salvo en las zonas polares, a partir del cual podemos determinar que también hubo grandes adelgazamientos con valores récord de hasta 30 metros por año.

Este es el caso del glaciar O’Higgins, ubicado en Campo de Hielo Sur, que ha mostrado el máximo retroceso de un glaciar sudamericano en términos de distancia, retrocediendo del orden de 15 kilómetros en 100 años. Esta es la situación de, prácticamente, todos los glaciares en Chile, de norte a sur, con un retroceso generalizado.

Bernard Pouyeaud, del IRD, junto a otros colegas hicieron mediciones en la Cordillera Blanca de Perú. Ellos indican que los caudales están aumentando, pero antes de los próximos 50 años, de acuerdo a su modelo hidrológico, van a empezar a disminuir los recursos hídricos.

En Chile central hay estudios preliminares de la Dirección General de Aguas que indican que los caudales provenientes de glaciares están también aumentando.

El aumento del derretimiento glaciar también produce efectos en los lagos, los que aumentan de tamaño. La presencia de lagos asociados a glaciares no es ninguna novedad, ocurre en, prácticamente, todas las cadenas montañosas englaciadas del mundo. En particular, se ha medido en muchas zonas del mundo un aumento de los lagos glaciares debido a una disminución del hielo, por ejemplo en Chile, Perú, y también en los Himalayas.

¿Qué pasa cuando empieza a disminuir un glaciar? Se forman lagos, los que aumentan de nivel hasta un punto en que se pueden desbordar por presión hidrostática, por colapso de su barrera natural que normalmente son cierres morrénicos, o porque simplemente retrocede un glaciar que forma una barrera natural.