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DOMINGO 14 de febrero de 2016 Especial Cambio Los chilenófilos, traidores que entregaron parte de la patria El presidente Evo Morales y la construcción de la política de Estado 4-5 Y 10 Y lineales de costa y 120.000 kilómetros cuadrados de territorio perdió Bolivia en 1879. 400 KILÓMETROS Emerson Calderón / Secretario General de Diremar “Bolivia pudo convencer a un tribunal internacional, conforma- do por eminentes juristas que responden a distintas corrientes del Derecho, que conozca la demanda marítima”. Invasión chilena al puerto de Antofagasta - 1879 BOLIVIA NACIÓ CON MAR Chile invadió hace 137 años el puerto de Antofagasta. La Corte Internacional afirma que el país chileno declaró la guerra a Bolivia y que el Tratado de 1904 no resolvió la mediterraneidad boliviana.

Cambio especial 14-02-16

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DOMINGO 14 de febrero de 2016

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Los chilenófilos, traidores que entregaron parte de la patria

El presidente Evo Morales y la construcción de la política de Estado

4-5 Y 10 Y lineales de costa y 120.000 kilómetros cuadrados de territorio perdió Bolivia en 1879.

400KILÓMETROS

Emerson Calderón / Secretario General de Diremar

“Bolivia pudo convencer a un tribunal internacional, conforma-do por eminentes juristas que responden a distintas corrientes

del Derecho, que conozca la demanda marítima”.

Invasión chilena al puerto de Antofagasta - 1879

Bolivia nació con marChile invadió hace 137 años el puerto de Antofagasta. La Corte Internacional afirma que el país chileno declaró la guerra a

Bolivia y que el Tratado de 1904 no resolvió la mediterraneidad boliviana.

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l amanecer del 14 de febrero de 1879, se perpetró la inva-sión a Antofagasta; el gobierno chileno iniciaba así, sin previa declaratoria, la Guerra del Pa-cífico. Tres barcos de guerra de Chile, el acorazado “Cochra-ne”, el “O’Higgins” y el “Blan-co Encalada”, transportaron los regimientos encargados de cumplir la orden de “ocupar el litoral que nos pertenecía an-tes de 1866”, tal como estable-cía la instrucción del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alejandro Fierro, al cón-sul chileno en Antofagasta Ni-canor Zenteno.

El comandante chileno de la invasión, Sotomayor, intimi-dó al Prefecto boliviano, Zapa-ta, a dejar la plaza. El prefecto respondió dignamente: “Man-dado por mi gobierno a ocupar la Prefectura de este Departa-mento solo podré salir por la fuerza. Puede usted emplear ésta y encontrar ciudadanos de

Antofagasta, 14 de febrero de 1879

a Fernando Cajías de la Vega*

Poco podía hacer una población de 500 bolivianos contra una población de 5.000 chilenos que se sumaron a los invasores.

CHILE PLANIFICÓ CON ANTELACIÓN EL ASALTO

Bolivia desarmados, pero dis-puestos al sacrificio y al mar-tirio… protesto en nombre de Bolivia contra el incalificable atentado que se realiza”.

Pero poco podían hacer una población de 500 bolivia-nos contra una población de 5.000 chilenos que se suma-ron a los invasores. Zapata y todos los funcionarios bolivia-nos fueron obligados a dejar Antofagasta a los dos días de la invasión.

El pretexto de la invasión fue el impuesto de los 10 centa-vos que el gobierno boliviano pretendió imponer a la Com-pañía anglo chilena que explo-taba el salitre de Atacama. En realidad, la invasión obedecía a un meditado plan de apode-rarse de la provincia boliviana de Atacama y de la provincia peruana de Tarapacá.

La invasión militar signi-ficaba la consolidación de un largo proceso económico, so-cial y diplomático de apoderar-se de las dos ricas provincias, cuyo territorio albergaba im-

portantes riquezas naturales como el guano, el salitre, la plata y el cobre.

En las dos primeras déca-das de vida republicana, Chile no manifestó ningún interés por la desértica provincia de Atacama. Fue recién en 1840, como consecuencia de la va-lorización del guano en los mercados europeos, cuando el gobierno chileno reclamó pro-piedad sobre parte de la pro-vincia dando inicio a una pro-longada disputa diplomática de límites entre ambos países.

En todo caso, el gobierno chileno no pretendía toda la provincia boliviana, sino has-ta el grado 23, mientras el go-bierno boliviano sostenía su le-gítima posesión hasta más allá del grado 25. Prueba de ello es que cuando se firmó el Trata-do de Límites de 1866, Chile reconoció el territorio bolivia-no hasta el grado 23 y en el de 1874 hasta el grado 24. Por eso, la instrucción de la Cancille-ría chilena, al momento de la invasión, era, supuestamente,

recuperar el territorio hasta el grado 23; pero inmediatamen-te a la toma de Antofagasta, ocuparon Cobija, Tocopilla y Calama, poblaciones ubicadas al norte del grado 23, lo que re-vela la verdadera intención de la invasión.

La invasión también fue consecuencia de una profun-da relación entre el gobierno chileno y el empresariado an-glo chileno que explotaba las riquezas de ambas provincias, empresariado acaudillado por la compañía inglesa Gibbs, con un gran número de accio-nes en las salitreras de Perú y Bolivia, afectada por las polí-ticas estatistas que asumieron los gobiernos peruano y boli-viano en los años anteriores a la guerra.

No es casual que Mr. Hicks, gerente de la Compañía en Antofagasta, fuera el agitador principal para enardecer los ánimos de la numerosa po-blación chilena en Antofagas-ta contra el gobierno bolivia-no, no sólo por el impuesto de

los 10 centavos, sino por otros gravámenes municipales. Há-bilmente volcó el descontento de los obreros contra la compa-ñía, acusando de la crisis al go-bierno boliviano.

La Compañía Anónima de Salitres y Ferrocarriles de An-tofagasta logró, en sus ini-cios la concesión gratuita de la explotación del salitre por quince años. Esta concesión, fue anulada por el gobierno de Morales. Se firmó un nue-vo contrato en 1873 que fue aprobado por ley de febrero de 1878 “a condición de hacer efectivo, como minimun un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exporta-do”. El impuesto fue sugerido por los diputados del departa-mento del Litoral, ya que ni Bolivia ni la región de Ataca-ma se beneficiaban con la ex-plotación del salitre.

Para el gobierno boliviano, si la Compañía tenía un recla-mo era un asunto privado a di-lucidarse ante la justicia; pero la Compañía y el gobierno chi-leno interpretaron que era un asunto público porque violaba el Tratado de 1874.

Hicks, uno de los grandes impulsores de la invasión, es-cribía a los superiores de la Compañía de salitres: “Viva Chile…ya puede usted imagi-narse cuan feliz me sentí en ese momento, porque cierta-mente los odiaba (a los boli-vianos) con un odio casi faná-tico…Ahora nuestra empresa vale más…trataría de arreglar el pago de impuestos a Chile en escala ascendente: diez cen-tavos cuando el nitrato esté a tres, 7 y medio cuando esté a dos y medio…” (citado por Querejazu)

Así, con el pretexto de los 10 centavos, se dio la invasión a Antofagasta. Una vez el terri-torio del litoral boliviano estu-vo bajo la administración de Chile, el gobierno chileno es-tableció impuestos a la Com-pañía, lo que prueba que la po-lítica asumida por Bolivia, en 1878, no era tan injusta e ilegal como se la calificó a la hora de justificar el inicio de un despo-jo, injusto e ilegal.

Chile se apoderó del terri-torio y las empresas inglesas del salitre.

Han pasado 137 años y Bo-livia no olvida y al recordar, en días como hoy, renueva su compromiso de seguir luchan-do por volver, con soberanía, a las costas del Pacífico.

*Historiador

Los periódicos de la época denunciaron la invasión chilena a

Antofagasta.

ASALTO

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a sentencia que fue emitida por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el 24 de septiem-bre de 2015, acepta práctica-mente todos los argumentos jurídicos que Bolivia planteó, tanto escritos como orales.

Si cotejamos la sentencia del tribunal y la tesis jurídi-ca que planteó Bolivia para la excepción preliminar chilena, vamos a advertir que ésta ha validado plenamente la teoría jurídica boliviana.

Simplemente basta ver el parágrafo 34 de la sentencia, cuando la Corte determina el objeto de la controversia. Ahí la Corte es clara al determinar que lo que está en disputa es la existencia de la obligación de negociar de parte de Chile un acceso soberano a favor de Bo-livia y que no se cuestiona el Tratado de 1904.

En la parte considerativa del fallo, el tribunal determi-na que Bolivia nació a la vida independiente como un Esta-do costero, que tenía acceso al océano Pacífico, condición que había sido reconocida por Chi-le y consagrado en 1866 y 1879. Esto es un hecho fundamental, porque, en diferentes épocas de la historia, investigadores del vecino país negaron que Bo-livia nació con mar.

Además, la Corte fue cla-ra en su parte considerativa, cuando determinó que se su-cintó una ocupación, una in-vasión por parte de Chile, sin previa declaratoria de gue-rra, un 14 de febrero de 1879. Fuimos víctimas de una ocu-pación, ni siquiera nos hi-cieron llegar un ultimátum, una declaratoria de guerra, la guerra la declaró Chile un mes y medio después, el 5 de abril de 1879.

También la Corte se refi-rió, en su parte considerativa, a los tratados de transferencia de territorios de 1895 y deter-

Corte sentenció que Bolivia nació con mar y que hay temas pendientes

l Cambio*

En septiembre de 2015, Bolivia logró una victoria inicial en la Corte Internacional. Se identificaron tratativas bilaterales sobre la causa marítima boliviana.

CHILE TENDRÁ QUE EXPLICAR POR QUÉ NO CUMPLE SUS COMPROMISOS

minó que en “este convenio se puede advertir la predisposi-ción y la voluntad de Chile de negociar con Bolivia un acceso soberano al mar”.

Finalmente a lo que se re-fiere en esta parte histórica, la Corte dispuso que con relación al Tratado de 1904 y por este acuerdo internacional, el te-rritorio que en el pasado había sido boliviano se convirtió en chileno, pero que pese a ello existieron en forma posterio-res intercambios diplomáticos con Chile, respecto de la po-sibilidad de una negociación de un acceso soberano al mar, que serán vistos en la parte del fondo del proceso.

CONSIDERACIONES DE CARÁCTER JURÍDICOEn este campo, la Corte de-

terminó que la demanda boli-

viana especifica los hechos y los fundamentos de derecho sobre las que se basa, adjun-tando pruebas como acuer-dos, prácticas diplomáticas y una serie de declaraciones atribuibles a los representan-tes chilenos, lo que demuestra claramente que la demanda boliviana no se improvisó, que fue trabajada seriamente y que pudo respaldarse a través de la documentación histórica, todo lo que se había planteado en la Corte Internacional.

La Corte también determi-nó que Bolivia no invocaba el Tratado de 1904 como fuente del derecho u obligaciones de las partes y que tampoco soli-citaba a la Corte, en esta opor-tunidad, que se pronuncie res-pecto de este tratado, porque el fallo dictó que el asunto en disputa no versaba sobre el tra-

Arc

hivo

Palacio de la Paz, sede de la Corte Interna-

cional de justi-cia (CIJ), en La

Haya

tado sino que se vinculaba a la existencia de una obligación de negociar un acceso soberano al mar que había sido por el gobierno de Chile.

La victoria en La Haya fue acompañado de un despliegue internacional realizado por el presi-dente Evo Morales, la Cancillería y se logró conse-guir el apoyo de la comunidad internacional, de presidentes y otras autoridades, esto ha permitido que la demanda tenga un carácter mundial.

En los próximos años veremos a Chile obliga-do a explicar al más alto tribunal de justicia in-ternacional, cuáles son las razones por las que se abstiene a cumplir los compromisos asumi-dos con Bolivia para negociar su salida sobera-na al mar.

Si bien falta mucho por recorrer, se ha encen-dido una luz de esperanza para que esta situa-ción de enclaustramiento y de la mediterranei-dad se acabe de una vez por todas.

* El artículo tomó como base las declaracio-nes del secretario general de la Dirección Es-tratégica de reivindicación Marítima (Diremar) Emerson Calderón durante el informe de Rendi-ción de Cuentas de la Cancillería del Estado el 4 de febrero de 2016.

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a Nación Chilena pobre y misera-ble durante la Colonia (de ahí el calificativo de “Rotos” a sus ha-bitantes), reducida a una Guarni-ción Militar y a una escasa pobla-ción que creció alrededor de esa exigencia militar, la defensa de los territorios españoles contra los constantes intentos ingleses de establecer una “Cabecera de playa”, que le permitiera aden-trarse en él continente. Cabe resaltar que esa Región Milita-rizada asentada en lo que hoy es Santiago de Chile, recibía to-dos los años 400 mulos con “pla-ta de alta ley”, de la explotación minera del Cerro Rico de Potosí, para su sustento y sobrevivencia. Eso quiere decir que no solo en la Colonia los mantuvimos, hoy también nuestras riquezas y cos-tas usurpadas son el sustento de Chile; nos preguntamos: ¿Qué sería Chile hoy sin la usurpación a sus vecinos? Son estos momen-tos y circunstancias que marca-rían el futuro de esta Nación con respecto a sus futuras relaciones internacionales con sus vecinos.

Son a partir de esos traumas económicos, sociales y políticos que las elites chilenas postraran sus ojos en la vecindad, especial-mente en la rica como el Alto Perú (El Chileno es amigo de lo ajeno por convencimiento, doctor Edgar Oblitas Abogado e historia-dor); razón por la cual fue enemi-go de todo “Americanismo”, cóm-plice con la Aristocracia Limeña y Chuquisaqueña del complot contra los proyectos de la “Gran Colombia” del libertador Simón Bolívar y la “Confederación Perú – boliviana” del mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, la construcción y consolidación de cualquiera de estas dos visiones, hubiera mantenido a la nación chilena en la misma condición de la Colonia: “La Cenicienta”. Acá nace la alianza de las oligarquías en las tres regiones, lo inexplica-ble que para las del Perú y Bolivia serán migajas en la repartija de los botines de guerra, la sumisión hacia los intereses chilenos fue y es inexplicable en el tiempo. Fue tanta la incapacidad y visión o simplemente fueron parias y trai-dores que no pensaron nunca en construir una nación digna, libre y soberana sino poderosa. Con to-das las pruebas que nos da la ver-dadera historia de nuestro país es que lo decimos con seguridad y

Entre héroes y traidoresl Edwin

Alfonso De La Fuente Jeria*

no fueron casuales los asesinatos del general Isi-doro Belzu, coronel Agustín Morales y del mismo general Hilarión Daza y coronel Rufino Carrasco, estos últimos muertos inmediatamente después del conflicto del Pacífico, todos ellos lucharon abiertamente contra los intereses chilenos y lógi-camente contra los chilenofilos y antipatrias, en todos los crímenes estuvo envuelta la autoridad diplomática chilena. El último crimen de la oli-garquía boliviana en el siglo XIX sería sellada con broche de oro en el Tratado de Paz y Amistad de 1904, firmado a espaldas del pueblo boliviano y bajo la imposición chilena a la sumisa y traidora oligarquía boliviana.

LA INVASIÓN CHILENA – 14 DE FEBRERO DE 1879Es importante y necesario recalcar que la inva-

sión chilena fue un asalto traidor y ruin propio de las naciones leoninas y usurpadoras (“Por la razón o la fuerza”), el mundo de la barbarie justificaba que “las armas dan derechos”, por suerte el mundo de hoy se ha civilizado y no da legalidad a la usur-pación. Chile le mordió la mano de quien no solo le dio de comer durante la Colonia, sino que lo ayu-dó a defenderse durante las invasiones inglesas y españolas (no solo súbditos potosinos acudieron en auxilio de Chile, sino que se construyó armamen-to – Arcabuces y otros – en la Casa de Moneda de la ciudad de Potosí).

En el análisis que todo esta-do debe realizar, principalmen-te en el equilibrio de su estabili-dad, si su proyección visionaria en lo geopolítico, estratégico, social, psicológico – espiritual, científico – tecnológico, pero principalmente político – ideo-lógico, no representa amenaza alguna a los intereses mundia-les – imperiales, continentales – imperiales, regionales y nacio-nales – locales. Necesidades y as-piraciones de su pueblo versus amenazas; este es un aspecto vital para entender los conflic-tos en general, principalmente el conflicto – guerra, el más ne-fasto por sus consecuencias geo – físicas y humanas. La usurpa-ción chilena de nuestro Litoral, tuvo su nacimiento en la pobre-za chilena de la Colonia, ahí nace su ambición usurpadora, capitalizado este sentimiento bárbaro por sus elites durante la lucha libertaria, la única nación que tuvo claro su futuro fue la chilena, su personalismo e in-dividualismo en contra de todo unionismo se manifestó duran-te toda la lucha, sus líderes po-lítico – militares estuvieron en franca oposición al libertador Simón Bolívar, no quisieron acudir en auxilio del mariscal José de Sucre en Pichincha, sus órdenes eran precisas: no pasar el Perú. En un crimen, no hay prueba más contundente, que la confesión del autor, y este es el caso que presentamos con la carta de Mariano Egaña Fabres (futuro político prominente en la construcción del Estado de Chile) escrita en 1824 cuando cumplía la misión diplomática en Inglaterra y enviada a un po-lítico chileno, la cual en sus par-tes medulares enfatiza:

1) Es hora de pensar en Chi-le y solo en Chile, en nuestros hijos, nietos y biznietos. Dedu-cimos: Su esencia y nacimien-to nunca fue Americanista, fue personalista y egoísta.

2) No podemos permitir por ningún motivo que el Alto Perú nazca a la vida independiente unido al Perú o Argentina, ne-fasto sería para el futuro de Chi-le que nazca unido a las dos na-ciones. Deducimos: Su objetivo era Bolivia, sino destruirnos, de-bilitarnos, principalmente en su mira sus riquezas mineralógicas, las únicas y las más importantes mundialmente en esa época.

3) Debemos buscar alianzas estratégicas con el Brasil y con Colombia que nos permita conso-

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Vista panorámica de Antofagasta antes de 1879.

“No solo en la Colonia los mantuvimos, hoy también nuestras riquezas y costas usurpadas son el sustento de Chile”.

14 DE FEBRERO DE 1879

firmeza que nuestra vida como nación fue construi-da “entre héroes y traidores” y que en el complot de los segundos estuvieron en complicidad: oligar-quías, intelectuales, historiadores y ciudadanos co-munes que en su ignorancia siempre le hicieron el “flaco favor” a la bolivianidad, convirtiéndose todos ellos en nefastos y miserables chilenofilos, las miga-jas del usurpador solo les sirvió para ocultar su trai-ción hasta ahora; pero la justicia y la verdad del pue-blo no solo tiene que desvelar estos hechos sino que tiene la obligación de devolverles a las generaciones futuras la “dignidad y el orgullo de ser bolivianos”.

Es más que fundamental trascendental anali-zar las características de nuestra oligarquía nacio-nal, especialmente por toda la carga histórica du-rante los procesos históricos más importantes de nuestra historia; nos referimos a su papel durante la guerra de la independencia; la toma del poder en el nacimiento de Bolivia, no siendo casual el complot contra el mariscal José Antonio de Sucre sino una lógica consecuencia; el papel abierto y traidor a favor de sus intereses mezquinos y a fa-vor de los intereses chilenos en la Confederación Perú – boliviana; a partir de la caída de Andrés de Santa Cruz se convertirían en chilenofilos con-fesos, porque trabajarían abierta y sumisamente a favor de estos intereses, complotando todos los días contra los gobiernos populistas, pero princi-palmente patriotas frente a los intereses chilenos,

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Los Colorados de Bolivia rechazan a la caballería chilena en la batalla del Alto de la Alianza.

Por otra parte es fundamen-tal que se enseñe la historia de Bolivia como realmente su-cedió, es demasiado importan-te identificar a la oligarquía como institución, la princi-pal responsable, de la casi to-tal destrucción de la naciona-lidad boliviana. Pero además de lo institucional, es necesa-rio identificar a los persona-jes, no por castigar en el tiem-po, sino porque sus nombres e imágenes están aún vivientes, nos hemos convertido en cóm-plices pasivos, porque recorre-mos calles y avenidas con sus nombres, toleramos visitas en parques y plazas con sus nom-bres, estamos educando a nues-tros hijos en centros educati-vos y universidades que llevan no solo sus nombres, sino sus mentiras e hipocresía, estamos encubriendo sus felonías; y, lo peor aún hay unidades milita-res que llevan sus nombres y han hecho culto a sus perso-nalidades, contradictorio, los cuarteles son templos de civis-mo y patriotismo, allí se evoca el amor a la patria, hasta entre-gar la vida si es necesario. Es-tamos en un proceso de cam-bio y este es un tema que hace a la vida misma del boliviano,

lidarnos y posteriormente forta-lecernos. Deducimos: En ningún momento pensó en una alianza con Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú o Venezuela, estas naciones estaban unidas por las luchas in-dependentistas por eso pensaba en Brasil un ajeno y con otros in-tereses, y, porque Colombia, ra-zones obvias ahí se encontraban los Santander otros enemigos del Americanismos, responsables del complot contra Bolívar.

Si relacionamos esta carta con la “Sentencia de Diego Por-tales”, al pueblo chileno cuando dice: “Hay que destruir el pro-yecto grandioso y colosal de An-drés de Santa Cruz, sino en el futuro seremos satélites de los designios del Perú y las intrigas y habilidad política de Santa Cruz nos conflictuará y destruirá”. De-ducimos y comparamos: Tenían claro sus objetivos y amenazas, y en todo era Bolivia su mayor pro-blema e importancia. Otra histo-ria sería en el futuro, cuando se cumplen sus objetivos del debi-litamiento, empobrecimiento y sometimiento de Bolivia a sus in-tereses, a través de los chilenofi-los bolivianos y quintacolumnis-tas chilenos.

A partir de la caída del maris-cal Andrés de Santa Cruz comen-zaría el trajinar suelto y seguro de los intereses chilenos en Bo-livia, lógicamente en complici-dad de la oligarquía boliviana; primero, se habían concretado intereses comunes, evitar el es-pacio societal al indígena, los chilenos los masacraron a los Mapochos en complicidad con los Argentinos, acabando toda capacidad de resistencia indíge-na en su territorio, los arrinco-naron a una reserva carcelaria. En el caso boliviano el indígena como pueblo no era importante, pero sí como número, se necesi-taba el pongueaje en las hacien-das y el mitaje en la minas, por lo tanto, había que mantenerlos vivos pero como esclavos y para eso la complicidad del Ejército boliviano, cuyos mandos eran elitistas y pertenecían a la oligar-quía misma, de ahí una historia de “Ejercito masacrador”, con la excepción de algunos militares legionarios de las republiquetas, los mismos que serán asesinados a su tiempo (los generales Lanza, Blanco, Belzu y otros). A partir de 1842 comenzará la abierta usur-pación de territorios bolivianos al norte chileno, con complacen-cia de los gobiernos bolivianos afines a ellos, los que no eran afines terminaron mal. Después del asesinato y caída del general Isidoro Belzu, fueron años de en-treguismo abierto y traidor de la oligarquía boliviana, poco o

nada hizo el general Agustín Morales en la derrota momentánea de los chilenofilos o el mismo gene-ral Hilarión Daza en el “Día Magno de la ciudad de La Paz”, cuando fueron derrotados nuevamente los chilenofilos y revertida toda la política entreguista a favor de Chile.

Finalmente se selló la traición de los antipa-trias bolivianos, cuando tranzan la entrega de nuestros territorios en respuesta Chile garantiza-ra a los mineros la exportación de sus minerales, principalmente al líder de este complot el doctor Aniceto Arze a quien además se le construirá un ferrocarril de sus minas de la Huanchaca a los puertos de Antofagasta, también se comprome-tían a la entrega de los puertos de Arica e Iquique peruanos después de la guerra, para lo cual Boli-via tenía que apoyar en la guerra de Chile contra Perú. No fue casual que durante el gobierno de Melgarejo los Olañetistas casi lo empujan a una guerra contra el Perú; parte del plan fue la inuti-lización de la Quinta División del Ejército Boli-viano, organizado y armado para la defensa del Litoral, se suman al final a la traición el general Narciso Campero Comandante de la Quinta Divi-sión y el general Eliodoro Camacho Jefe de Esta-do Mayor del Ejército del general Hilarión Daza causante de la sublevación del Estado Mayor en contra del general Daza y la consecuente “Retira-da de Camarones”. Ambos militares tenían el aval de Chile para ser presidentes de Bolivia en pre-mio a su traición, ambos le dieron golpe de Estado al general Daza, Campero en Oruro y Camacho en Tacna, solo uno podía serlo y fue Campero, se dice que Camacho cayó prisionero con los chile-nos, paso vacaciones pagadas en Chile y volvió al país como héroe nacional. La galería de traidores

Tratado de 1904. Pero también una línea del tiem-po larga transitada por antipatrias – chilenofilos y quintacolumnistas que operaron y operan en el país. También es importante señalar que esta gran nación boliviana plurinacional, multiétnica y di-versa nunca estuvo ni está en contra del pueblo chileno y peor aún del pueblo Mapocho, estamos seguros que los chilenos en general fueron enga-ñados por sus elites – oligarquía para encubrir sus felonías antiamericanas y humanas; al igual que la oligarquía – antipatria boliviana para encubrir sus traiciones, con la diferencia que la felonía chilena favoreció de manera general al pueblo chileno, no así en Bolivia porque la traición la hirió mortal-mente en el tiempo.

REFLEXIÓN HISTÓRICAPara finalizar, estamos seguros que si la histo-

ria no sirve para aprender de errores o aciertos, repetiremos los primeros y no fortaleceremos los segundos, es necesario que en ese marco como bo-livianos no solo comprendamos, sino más que todo tomemos conciencia que hubo una confabulación contra Bolivia inclusive antes de su nacimiento, no solo de las elites chilenas, sino también de las elites bolivianas y que en el caso de la oligarquía bolivia-na ésta nunca cambio, siempre estuvo del lado de los intereses individualistas – localistas, extranje-ras y transnacionales, nunca tuvo interés alguno de crear un Estado digno, soberano, libre y porque no seguro y poderoso. Con respecto a la oligarquía boliviana su accionar se repetirá en toda nuestra historia hasta nuestros días, no se puede apostar nunca jamás a gobiernos que respondan a esos es-quemas entreguistas y antipatrias. Es ahora y con-tundentemente que debemos fortalecer la unidad

– chilenofilos, están a la cabeza de los ricos mi-neros plateros: Aniceto Arze, Gregorio Pacheco y José María Linares; los militares generales Narci-so Campero y Eliodoro Camacho. Se suman a la comitiva que fue a Chile a coordinar el plan, ésta estuvo al mando de Gabriel René Moreno (Fue en-juiciado por traidor a la Patria, los doctorcitos de Sucre lo declararon inocente). No lo decimos, lo aprendimos de la “verdadera historia de Bolivia” y de los “historiadores patriotas y valientes”.

Por todo lo dicho, la invasión chilena del 14 de febrero de 1879 es el corolario de un largo proceso que nace en la Colonia Española y termina en el

nacional y la mejor forma de expresar ello es a tra-vés de nuestro compromiso y aporte real y leal a la demanda marítima del lado de nuestro hermano Presidente, único responsable y visionario de los logros actuales, el resto somos anónimos e instru-mentos de esta lucha y sino recientes expresiden-tes porque no lo hicieron o lograron si tuvieron la oportunidad, si no actúan en esa dimensión son simples oportunistas o futuros traidores. El presi-dente Evo Morales Ayma indígena y otro en el siglo XIX Andrés de Santa Cruz son los únicos que lleva-ron a Bolivia al desarrollo y estabilidad económica, al sitial y reconocimiento mundial.

si queremos forjar el hombre y la mujer del mañana, dignos, soberanos y libres, con identi-dad propia y orgullosos de ser bolivianos, es este renacer de la verdadera Bolivia, genial, mag-nifica y diversa en su esencia, que debe representar la nueva espiritualidad boliviana.

*Gral. Ejto. ® Académico de NúmeroACADEMIA BOLIVIANA DE HISTO-RIA MILITAR

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especial domingo 14 de febrero de 20166

Hitos del derecho marítimo boliviano, de 1825 a 2015

Bolivia nació a la vida inde-pendiente con una costa de 400 kilómetros sobre el océa-no Pacífico y un territorio de alrededor de 120.000 kilóme-tros cuadrados.

Chile invade y ocupa por la fuerza el territorio del depar-tamento del Litoral, desde en-tonces privó a Bolivia de un acceso soberano al mar.

1825

1879

El ministro plenipotenciario de Chi-le en La Paz, Abraham König, remi-te una nota ultimátum a Bolivia exigiendo un tratado definitivo de paz, sin puerto propio para Bolivia.

El 20 de octubre se firma el Tratado de Paz y Amistad en-tre Bolivia y Chile.

En la Conferencia de Paz de París y en la Liga de las Naciones, Bolivia plantea su reclamo marítimo y Chile ofrece entablar negociaciones direc-tas, al margen del Tratado de 1904.

1900

1904

1919 - 1922

Chile presenta a Bolivia un memorándum reafirmando el acuerdo asumido en 1950 para negociar la salida soberana de Bolivia al Océano Pacífico.

El canciller chileno Luis Izquier-do expresa que podría celebrar-se un nuevo pacto con Bolivia, sin modificar el Tratado de Paz de 1904 ni interrumpir la conti-nuidad territorial de Chile.

Se estancan las negociaciones de Charaña. Bolivia se ve en la necesidad de suspender, nue-vamente, las relaciones diplo-máticas en respuesta a la acti-tud intransigente de Chile.

El secretario de Estado norteameri-cano Frank B. Kellogg envía una propuesta a los Gobier-nos de Chile y Perú para transferir las provin-cias de Tacna y Arica a Bolivia. Chi-le acepta considerar la propuesta.

Bolivia responde a Chile aceptando iniciar las negociaciones. No obs-tante, Chile desvía, sin el consenti-miento de Bolivia y de manera uni-lateral, las aguas del río Lauca, un río internacional de curso sucesivo, provocando la suspensión de relaciones diplomáticas entre ambos países.

La IX Asam-blea de la OEA aprueba la Resolución Nº 426, que reco-noce el proble-ma marítimo como un asunto de interés hemisférico permanente, recomendando encontrar una solución justa y equitativa que pro-porcione a Bolivia un acceso soberano y útil al océano Pacífico y sin compensacio-

El presidente chileno Gabriel Gon-zález Videla manifiesta a los repre-sentantes bolivianos que acepta iniciar conversaciones con Bolivia para tratar el problema marítimo.

El 10 de enero se firma el Acta Gutié-rrez – Bello Codesido, en la que Chile propone bases para un acuerdo que permita a Bolivia obtener una salida propia al océano Pacífico, indepen-

El embajador boliviano en Santiago Al-berto Ostria Gutiérrez y el canciller chileno Ho-racio Walker Larraín (foto) intercambian dos notas (1 y 20 de junio), en las que se acuerda negociar la salida so-berana de Bolivia al Pacífico sin

Chile ofrece ceder a Bolivia una costa marítima a través de una franja continua al norte de Ari-ca. En cumplimiento al Protoco-lo Complementario al Tratado de Lima de 1929, Chile realiza la con-sulta al Perú, que presenta una contra-propuesta que Chile se niega a consi-derar.

Abrazo de Charaña. Bolivia y Chile reanudan relaciones diplo-máticas con el compromiso de buscar fórmulas de solución a la situación de mediterraneidad.

La Resolución 686 aprobada por la Asamblea General de la OEA exhor-ta nuevamente a encontrar una fór-mula para dar a Bolivia una salida soberana al mar. El texto de la reso-lución fue previamente negociado y acordado por Bolivia y Chile.

19611923 1978

1926 1962 1979

1946

1920 1950 1975

1975 1983

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Invasión chilena al puerto de Antofagasta - 1879 7

Hitos del derecho marítimo boliviano, de 1825 a 2015

Bolivia nació a la vida independiente con un acceso soberano al océano Pacífico. El Tratado de 1904 coronó la invasión chilena de 1879, pero no resolvió el enclaustramiento al que obligó a los bolivianos. De hecho en 1920, 1923, 1926, 1950, 1961, 1975 y 1983 presidentes, cancilleres y embajadores chilenos ofrecieron devolverle a Bolivia su cualidad marítima.

El 5 de abril se crea el Conse-jo Nacional de Reivindicación Marítima y la Dirección Estra-tégica de Reivindicación Marí-tima (Diremar).

Ante la falta de avances en las conversaciones con Chile y su po-sición de que no existen asuntos pendientes entre ambos países, el presidente Evo Morales anuncia el 23 de marzo la decisión de acu-

dir a tribunales internacionales para resolver el forzado enclaus-tramiento marí-timo de Bolivia.

El presidente de Chile Sebastián Pi-ñera suspende de forma unilateral la reunión binacional de noviem-bre, en Arica, en la cual se debían “alcanzar soluciones concretas, factibles y útiles” a la situación de mediterraneidad de Bolivia.

Los pre-sidentes Michelle Bachelet y Evo Mo-rales dan a conocer la confor-mación de la agenda bilateral y sin exclusiones de 13 pun-tos que incluye el (VI) Tema

El 24 de abril, Bolivia presen-ta la demanda (Aplicación) en contra de Chile en la Corte In-ternacional de Justicia.

El 3 de abril, el expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé es designado como Agente de Bolivia ante tribunales inter-nacionales.

El 14 de diciembre se aprobó la De-claración de la XIII Cumbre de ALBA–TCP. En el punto 11 señalan: “Reite-rar nuestra solidaridad con el justo e histórico reclamo del Estado Pluri-nacional de Bolivia sobre su derecho a una salida al mar con soberanía”.

Antes del plazo establecido por la Corte, el agente de Bolivia, Eduardo Rodríguez Veltzé, entregó el 7 de no-viembre la respuesta a la objeción que formuló Chile.

El 24 de septiembre, la Corte In-ternacional de Justicia, por 14 vo-tos a dos, determinó rechazar la excepción preliminar a la compe-tencia planteada por Chile y deci-dió mantener en su jurisdicción la demanda marítima boliviana.

El 4 de mayo, Chile defendió su ex-cepción preliminar contra el prin-cipal órgano judicial de las Nacio-nes Unidas, Bolivia respondió el día 6. El 7 de mayo, Chile contestó a los alegatos bolivianos y el 8 de

El 7 de julio, la presidenta de Chi-le, Michelle Bachelet, anunció su decisión de objetar la competen-cia de la Corte Internacional, he-cho que se concretó el 15 de julio.

El 15 de abril Bolivia presenta su Memoria en la Corte Inter-nacional de Justicia.

El 13 de julio, un periodista le pre-guntó al Sumo Pontífice ¿qué piensa sobre el anhelo de los bolivianos? “Siempre hay una base de justicia cuando hay cambio de límites terri-toriales y sobre todo después de una guerra. Yo di-ría que no es in-justo plantearse una cosa de ese tipo, ese anhelo”.

El 8 de julio, el papa Francisco lle-gó a La Paz y abogó por un diá-logo franco y abierto al aludir al tema marítimo, que involucra a Bolivia y Chile.

El 16 de febrero, la Corte Interna-cional de Justicia convocó a Bolivia y Chile a la fase de alegatos orales para definir su competencia o no so-bre la demanda marítima boliviana.

Chile tiene hasta el 25 de julio para presentar su contramemo-ria, con la cual responderá a la demanda marítima boliviana.

Afectados por el fallo del tribu-nal, el 11 de noviembre Felipe Bul-nes renunció al cargo de agente de Chile en la Corte Internacio-nal por la “falta de respaldo de la sociedad chilena a su labor”. El 23 de noviembre fue sustituido por el exsecretario general de la OEA

El 14 de octubre, el Gobierno de Chile reforzó su equipo. Sumó a Gabriel Gaspar como “embajador en misión especial”, al periodista Ascanio Cavallo y al historiador Joaquín Fermandois.

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especial domingo 14 de febrero de 2016Invasión chilena al puerto de Antofagasta - 18798

as fuerzas de artillería de Chi-le desembarcaron cerca de las seis de la mañana del 14 de febrero de 1879, al puerto boli-viano de Antofagasta. Minutos después, el Blanco Encalada se dirigió a Tocopilla y Cobija, y el O’Higgins a Mejillones. La toma de territorio boliviano era inevitable.

Ante tal afrenta invasora, el prefecto del Litoral boliviano, coronel Severino Zapata, escri-be una nota al coronel Emilio Sotomayor, comandante de las Fuerzas de Operaciones, en la que anuncia la inminente sa-lida de “la pequeña fuerza de esta guarnición” rumbo a Co-bija “cediendo a fuerza mayor”.

Antes de emprender la ca-minata y tomando muy en cuenta la recomendación de Sotomayor de hacerlos sin ar-mas, el Prefecto del Litoral dirigió a sus compatriotas la siguiente proclama:

CIUDADANOS:Enviado por el Gobierno

de mi Patria a desempeñar la Prefectura de este Departa-mento, atravesando una difí-cil época, he sabido cumplir con los deberes de mi cargo, unido siempre a mis ciudada-nos. Hoy se ha realizado un atentado incalificable un es-cándalo que jamás se presen-ciará en pueblos civilizados. Sin fuerzas para combatir a los invasores, que alentados por nuestra debilidad hacen gala de entereza, usurpando

Goyo, el estafeta que trajo la indignante noticia

l Juan F. Cori Charca

derechos, hollando la dignidad boliviana, ahe-rrojando a las autoridades, consumando, en fin, un hecho que no necesita definirse para ser conocido en toda su monstruosidad, de-formidad e injusticia, ¿qué queda por hacer? Abandonar el territorio invadido que no es posible defender, después de una solemne pro-testa a nombre de Bolivia, cuyas fuerzas han sido desconocidas a nombre de América, que presencia espantada el ultraje que recibimos.

BOLIVIANOS:La primera autoridad, a nombre de la Pa-

tria, abofeteada, os llama a que os reunáis en torno del desgarrado pabellón de Bolivia, para repetir nuestra protesta, único camino que nos deja la suerte.

Las fuerzas chilenas tenían muy claro su objetivo. Desplazaron los buques Blanco En-calada, Almirante Cochrane, Esmeralda, Cha-cabuco y Tolten, y tomaban sin resistencia el territorio patrio.

El comandante general de la Escuadra de Chile, J. Williams Rebolledo, se trasladó en el blindado Almirante Cochrane a Tocopilla donde dirige al Subprefecto un activo co-municado: “Por orden de mi gobierno paso a ocupar militarmente este puerto y todo el Litoral boliviano”.

El subprefecto M. Abasto responde que “no teniendo más fuerza armada que cuatro poli-cías de sable, no puedo oponer resistencia algu-na a la determinación de su nota, apoyando en la fuerza de cuatro buques, dos de ellos de gran poder. Y me limito a este respecto a protestar enérgicamente de ataque tan violento, arriando el pabellón de la república en el momento de entregar este oficio al comisionado por usted”.

La estrategia chilena fue más allá de la agre-sión armada. Apostó también a generar un am-biente hostil en Bolivia, tratando de volcar a la ciudadanía contra el presidente Hilarión Daza con mentiras.

El súbdito extranjero Dámaso E. Uriburu y Benjamín Vicuña Mackenna se crearon la men-tira de que Daza ocultó la información de la in-vasión porque estaba sumergido en la fiesta de los carnavales.

Fue el héroe de la titánica jornada de vencer 76 leguas en seis días, cruzando los desiertos, precipicios, cumbres cordilleranas, la soledad matadora de la altiplanicie, sin un descanso, sino el precio de acampar solitario.

EL PRESIDENTE DAZA RECIBIÓ EL INFORME

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especialdomingo 14 de febrero de 2016 Invasión chilena al puerto de Antofagasta - 1879 9

El escrito de Gastón Velas-co, presidente de “Acción Marí-tima”, hizo valer la verdad de los hechos frente a esa abierta agresión chilena en el artículo “Daza no ocultó la noticia de la invasión chilena”, publicado en el matutino Presencia y que lo recopiló Enrique Vidaurre Retamoso, en su libro “El Pre-sidente Daza”.

Éste es el escrito:“El Presidente Daza no es-

condió ni ocultó ni un minuto la noticia de la invasión. Tam-poco es cierto que él continuó divirtiéndose en las fiestas del Carnaval de ese año trágico, no obstante de hallarse en po-sesiones de dicha noticia.

Probaremos y demostrare-mos que es injusto ese cargo ominoso.

La pasión política, el odio, la maledicencia, se han en-sañado siempre contra el go-bernante caído. Con mayor encono fue contra Daza, si en aquel aciago tiempo el país ex-perimentaba una crisis aguda, hambrunas, sequías, pestes, tremendas calamidades y, por otro lado, la acechanza de los pérfidos vecinos del Mapocho, esperaban el instante o pretex-to para ensangrentar nuestro territorio. Ese fue el caso de Hilarión Daza.

Es propicio al momento de reivindicar su memoria y lim-piar la mancha que le arrojan los historiadores sin probidad, al menos quedará incólume en este capítulo de la iniciación de la guerra del Pacífico.

Proviene el error de la in-triga que sembró el autor chileno Benjamín Vicuña Mackenna, con el tenebroso fin de precipitar un colapso político o militar en aquellos días difíciles, mellando el crédito del presidente Daza, a fin de desmoralizar la defen-sa y descomponer la armonía de la alianza, con su secuela de desastres. Tal fue la in-tención maligna perseguida. Estos mismos argumentos se han infiltrado en las páginas de nuestro material histórico. Por eso la acusación es insen-sata, es innoble, la rechaza-mos. El malévolo chileno, pu-blica a fin de abril de 1879, en la prensa de Santiago, el pá-rrafo que copiaremos a la le-tra. Hacemos advertir que en esa misma fecha, Daza se en-contraba ya en Tacna con su Ejército, encaminándose al teatro de operaciones. Resal-ta el objetivo que perseguía el

enemigo de malquistarlo a Daza con el pueblo boliviano. Transcribimos lo publicado por Vi-cuña Makena: “La noticia de la ocupación por las armas de Chile de la Plaza de Antofagas-ta, que tuvo lugar el 14 de Febrero, no llegó a La Paz, con la tardanza de la larga travesía del desierto y al lento paso de la acémila, sino en alas del vapor y del alambre eléctrico. En consecuencia, el Presidente Daza tenía co-nocimiento de lo que pasaba, el jueves 20 de febrero, día en que aquella ciudad y en todo Bolivia llamase el ‘Jueves de compadres’ por-que es el comienzo del retozón y en ocasiones desaforado carnaval”.

Hagamos que la verdad ilumine nuestros cerebros, examinando el siguiente itinerario y la tremenda peripecia, el desesperado trance, todo el mecanismo angustioso y heroico que significó vencer la distancia y la forma de re-cepción del parte bélico acerca del vandalaje consumado por Chile.

Los chilenos asaltaron el puerto de Antofa-gasta el viernes 14 de Febrero, dedicándose al saqueo de las casas comerciales, bodegas y casas particulares, ocuparon las oficinas de la Prefec-tura, de la Policía, de la Capitanía del Puerto, Edificio de Bomberos, Templos, etc.

Sigamos computando los demás días: el sába-do 15, la tropa y la rotería se dedicaron al van-dalaje, asaltando domicilios de los bolivianos en busca de botín y bebida.

El domingo 16, a las 4 de la tarde llegó el va-por ‘Amazonas’ de la Compañía Inglesa de va-pores, enarbolando la bandera boliviana, que fue cambiada de inmediato por la chilena. El prefecto Severino Zapata, autoridades y muchas familias bolivianas, tomaron ese vapor para sal-varse de la furia de la soldadesca chilena alco-holizada. El ‘Amazonas’ zarpó en las sombras de la noche.

El lunes 17, llegó a Tocopilla, a bordo los re-patriados suscribieron un manifiesto de protes-ta. Asimismo en Tocopilla, los diputados por el Litoral lanzaron otro manifiesto.

El martes 18, prosiguió el vapor a Iquique, puerto peruano donde, al saberse la noticia, el cónsul boliviano mandó un telegrama a Tacna informando escuetamente lo sucedido en An-tofagasta.

El miércoles 19, llegó el vapor a Arica; en el muelle se encontraba el Cónsul boliviano resi-dente en Tacna, Manuel Granier, que había via-jado exprofesamente a ese puerto para inquirir noticias que el telégrafo desde Iquique le había adelantado.

Dicho señor Cónsul, al conocer detalles fide-dignos del asalto de Antofagasta, se preocupó en redactar las noticias para el Gobierno y man-dar de inmediato a La Paz.

El jueves 20, llamado de “compadres”, salía de Tacna el correo extraordinario enviado por el Cónsul Sr. Manuel Granier con los partes y la correspondencia oficial, urgente, encomen-dadas al estafeta Gregorio Collque, más común-mente conocido como el “Goyo”. Fue el héroe sufrido de esta titánica jornada de vencer 76 leguas en seis días, cruzando los desiertos, pre-cipicios, cumbres cordilleranas, la soledad ma-tadora de la altiplanicie, sin un descanso, sino el precio de acampar solitario.

Bolivia no tenía servicio telegráfico y el único medio de comunicación que podríamos llamar directo, era el camino de Tacora a Machacas.

Admirable el valiente estafeta que hizo de “chasqui” imitando las hazañas del pasado imperio de los incas. Héroe anónimo digno de ser exaltado. Así desempeñó su papel de res-ponsabilidad el “Goyo” Gregorio Collque.

El Goyo, venció el siguiente itinerario en seis días:

Jueves 20.- De Tacna al pueblo de Palca: 11 leguas:

Viernes 21 De Palca a la posta de Huchusu-ma: 14 leguas.

Sábado 22.- De Huchusuma a la posta de Chu-lluncayani: 14 leguas.

Domingo 23.- (Carnaval). De Chulluncayani al pueblo de San Andrés de Machaca: 13 leguas.

Lunes 24.- (Carnaval). De San Andrés de Ma-chaca a la posta de Tambillo: 14 leguas.

Martes 25.- (Carnaval). De Tambillo a la ciu-dad de La Paz: 10 leguas.

Total: 76 leguas.El Goyo llegó al Palacio de Gobierno a las

11 de la noche, se presentó a la guardia ave-riguando dónde estaba el Presidente, se en-contró con Anselmo Salamanca, como así se llamaba el cochero de Daza. Fue quien lo llevó primero a la casa de don Carlos Frías en la es-quina de las calles Yanacocha- Mercado, don-de la familia de señora Margarita Valdivia. En dicha casa festejaban el carnaval en compañía de los siguientes invitados: señora Candelaria Campero de Soria, Edelmira Barrancos de Benguria, Carmen Aguirre de Suárez; las se-ñoritas Castillo, los señores Melitón Cano, Ro-sendo Estrada e Isaac Tamayo. También había estado un breve tiempo el Presidente con su comitiva, habiendo dejado esa invitación para asistir a otra de su compadre, el Intendente de la Policía Coronel José María Baldivia.

Ante la insistencia de la búsqueda, el señor Rosendo Estrada se prestó a acompañar al co-chero y al estafeta Goyo hacia la residencia del Coronel Intendente Baldivia, situada en la calle Pichincha, donde actualmente se halla edificada la iglesia de los padres jesuitas.

En efecto, allí estaba el Presidente en una reunión carnavalera, acompañado de sus ede-canes y amigos de mayor confianza y muchas familias invitadas al baile.

La inesperada visita les causó enorme sorpresa.Fue en la casa de los Baldivia donde se cono-

ció la indignante noticia de la invasión chilena.El cochero Salamanca exigió la urgencia

de la entrevista ante la parte gravísima que debía informar el estafeta Goyo y entregar la correspondencia del Cónsul de Tacna.

El Coronel Baldivia lo hizo pasar a un sa-lón reservado. Es de imaginar la zozobra cau-sada, cuando el Presidente acompañado de sus edecanes recibió la infausta noticia; tras la lectura de oficio y partes; cruzó a prisa el salón principal, encaminándose de inmediato al Palacio.

Los invitados, ante la extraña conducta del presidente y edecanes que salían apresurada-mente de la casa, rodearon a Goyo Collque que había quedado en la casa, interrogándole lo ocurrido. Les comunicó cuanto sabía sobre el asalto al puerto de Antofagasta.

Eran las doce de la noche y la noticia se di-vulgaba públicamente en toda la ciudad.

* Con información del libro El Presidente Daza, de Enrique Vidaurre Retamoso

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especial domingo 14 de febrero de 2016Invasión chilena al puerto de Antofagasta - 187910

ara cuando el presidente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el francés Ronny Abraham, anunció que el tribunal mante-nía en su jurisdicción la demanda marítima boliviana, la alegría se apoderó de los cientos de perso-nas apostadas en las principales plazas del territorio nacional.

Ese 24 de septiembre de 2015, el presidente Evo Morales siguió la lectura de la sentencia del tribunal en el Palacio de Go-bierno y, al igual que cientos de los bolivianos, dio un apretón de manos a sus más cercanos colaboradores. “Ganamos”, dijo con una voz firme.

Ese fallo, de 14 votos contra dos disidentes, fue la conclusión de una primera etapa de la de-manda por la que se arriesgó el presidente Morales, el 23 de marzo de 2011.

En esa ocasión, Morales se-ñaló que “la lucha por nuestra reivindicación marítima, lucha que ha marcado nuestra historia por 132 años, ahora debe incluir otro elemento fundamental: el de acudir ante los tribunales y organismos internacionales, de-mandando en derecho y en jus-ticia, una salida libre y soberana al océano Pacífico”.

Para enfrentar este nuevo de-safío, el Jefe de Estado creó la Di-rección Estratégica de Reivindi-cación Marítima (Diremar) con la misión principal de elaborar la demanda.

A la par convocó a los excan-cilleres, expresidentes y a las or-ganizaciones sociales, consoli-dando así la política de Estado en torno al derecho marítimo.

Luego de un trabajo exhaus-tivo de revisión de documen-tos históricos para fundamen-tar la tesis boliviana, que se centra en los actos unilaterales que asumió Chile para resolver la mediterraneidad boliviana, el 24 de abril de 2013 se pre-sentó la demanda en la sede del principal órgano judicial de las Naciones Unidas.

El 15 de abril de 2014, el pre-sidente Evo Morales presentó, junto a la diputada Mireya Mon-taño, la senadora Centa Reck, el canciller David Choquehuanca y el agente Eduardo Rodríguez Veltzé, la memoria de la deman-da en la Corte Internacional.

El Gobierno de Chile, a través de su canciller Heraldo Muñoz, definió la demanda como arti-ficiosa, pero luego de revisarla señaló que era seria. Sin embar-

La victoria inicial

p Juan F. Cori Charca

José

Lira

uze

El Presidente asumió el riesgo de llevar el derecho marítimo a la Corte Internacional de Justicia.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA POLÍTICA DE ESTADO

go, antes de encarar el proceso de fondo de los argumentos bo-livianos, Chile decidió, en julio de 2014, impugnar la competen-cia del tribunal.

Frente a la decisión, la CIJ abrió un mini juicio para resol-ver el recurso chileno y convocó para la primera semana de mayo de 2015 para que los equipos ju-rídicos de ambas naciones pre-senten sus argumentos orales.

Así, en el primer trimestre de 2015, Diremar y el equipo de juristas internacionales con-formado por Antonio Remiro Brotóns (España), Mathias For-teau (Francia), Monique Chemi-llier-Gendreau (Francia), Payam Akhavan (Irán) y Amy Sander (Inglaterra), liderados por el agente Eduardo Rodríguez Ve-lzté, trabajó en la construcción de los alegatos orales que Boli-via presentaría en la CIJ.

Además realizaron investiga-ciones relativas al tema que fue-ron sometidas a un riguroso estu-dio de análisis técnico para poder sostener y demostrar que Chile se vio obligado a negociar con Boli-via un acceso soberano al mar, de manera independiente al Tratado de 1904, y que hasta la fecha ha-bía incumplido, de manera siste-mática, con esa obligación.

En las dos ocasiones que in-tervino el equipo bolivianos en

Foto 1.- El pre-sidente Evo Morales junto con su gabi-nete celebra la sentencia de la CIJ, el 24 de septiembre de 2015.

el Palacio de la Paz, sede de la Corte, se “expuso con solidez y consistencia sus argumentos, pero también rebatió de manera categórica los alegatos de Chile, desmontamos así la construcción tergi-versada que había presentado ante la Corte en su objeción preliminar”.

“El tener a Chile defendiéndose ante estrados internacionales y al estar deliberándose nuestros argumentos históricos y jurídicos en un tribunal de escala mundial convirtió a nuestra demanda en un asunto de carácter global, hoy todo el mun-do habla de Bolivia y conoce la demanda histórica de nuestro país”, refirió el secretario general de Diremar, Emerson Calderón.

Los alegatos bolivianos se concentraron en de-mostrar que la Corte sí tenía competencia para conocer la demanda y que el Tratado de 1904 no zanjó la cuestión de la mediterraneidad bolivia-na, porque después de la firma de ese documento, Chile se comprometió, en varias oportunidades, a negociar con Bolivia un acuerdo que permita ob-tener un acceso soberano al mar.

El agente Rodríguez Velzté argumentó que Bo-livia no se presenta en la “Corte para cambiar el pasado, sino para que se respete el cumplimiento de las promesas de Chile y los acuerdos de nego-ciar un acceso soberano al mar a favor de Bolivia”.

Alegó que “nuestro caso no se trata de injusti-cias pasadas, sino de promesas incumplidas”.

El jurista Remiro Brotóns dejó en claro que existía aún una controversia pendiente entre Bo-livia y Chile, y que esta disputa no fue resuelta, ni estaba regida, por el Tratado de límites de 1904.

Argumento que reforzó la profesora Moni-que Chemillier-Gendreau que convenció a la Corte de que Bolivia no cuestiona el Tratado de 1904, porque había confiado en las prome-sas que Chile le había realizado, después de la

guerra que provocó en 1879, de negociar con Bolivia un acceso soberano al mar.

Mientras que el jurista Mathias Forteau demostró que el acceso de Bolivia al mar no será producto de la revisión bi-lateral del Tratado de 1904, sino de las negociaciones que Chile y Bolivia deben llevar a cabo.

A modo de conclusión, el pro-fesor Payan Akavan señaló que en realidad Chile le pedía a la Corte que se declare incompe-tente sin siquiera llegar a cono-cer el fondo de la demanda marí-tima boliviana, poniendo énfasis de que la disputa que llevaba Bo-livia al tribunal no versaba sobre fronteras, que no se pedía que determine la modalidad especí-fica a través de la cual Bolivia iba a acceder al mar, porque esta ta-rea (entrar a negociaciones) le co-rrespondía a las partes.

Fundamentó que existía un acuerdo de negociar, un pacto de contrahendo que le generaba a Chile la obligación, al margen del Tratado de 1904, de entrar en negociaciones con Bolivia.

En las audiencias, los jue-ces Hisashi Owada y Cristopher Greenwood formularon pregun-tas. Greenwood indagó a Bolivia ¿en qué fecha mantiene Bolivia que se concluyó un acuerdo (con Chile) respecto de la negociación relativa al acceso soberano?”. Mientras que Owada pidió a am-bos equipos explicar qué enten-dían por acceso soberano al mar.

La pregunta -señala Calde-rón- dieron a Bolivia una opor-tunidad extraordinaria al equi-po boliviano para fortalecer nuestra posición, ya que ambas versaron sobre el fondo de la controversia y permitió conven-cer a los jueces del tribunal para que se declaren competentes y conozcan la demanda boliviana.

Calderón indica que lo sem-brado en los alegatos orales en el Palacio de la Paz, fue cosecha-do el 24 de septiembre el pasado año, cuando la CIJ, por 14 votos y dos en contra, determinó re-chazar la excepción preliminar de competencia y de declarar plenamente competente para conocer la demanda marítima boliviana. “Esta fue una victoria contundente, una victoria tras-cendental para nuestro país, como bien lo manifestó nues-tro agente, minutos después de conocer el fallo, es una victoria inicial, pero que nos permite in-gresar al juicio de fondo con el pie derecho, que la asumimos, como dijo el Presidente, con hu-mildad, pero también con dig-nidad”, afirma el secretario ge-neral de Diremar.

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especialdomingo 14 de febrero de 2016 Invasión chilena al puerto de Antofagasta - 1879 11

a buena fe y la obligación de ne-gociar son los dos principales fundamentos jurídicos de la de-manda que Bolivia presentó en la Corte Internacional de Justi-cia (CIJ) para recuperar una sa-lida soberana al mar, ya que se solicita que el tribunal falle y declare que Chile tiene la obli-gación de negociar de buena fe un acuerdo que le devuelva a nuestro país un acceso sobe-rano al océano Pacífico (Obli-gación de Negociar Acceso al Océano Pacífico. Bolivia v. Chi-le. 2013. Aplicación. p. 7).

La buena fe es uno de los principios generales básicos y esenciales del Derecho Interna-cional. Según la CIJ, es un prin-cipio que “obliga a las partes a aplicarlo en forma razonable y de tal manera que su propósi-to se pueda realizar” (Proyecto Gabčíkovo-Nagymaros. Hungría v. Eslovaquia. 1997. CIJ. p. 79) y también reconoce que “uno de los principios básicos que rigen la creación y el cumplimiento de las obligaciones legales, sea cual sea su origen, es el principio de la buena fe” (Ensayos Nuclea-res. Australia y Nueva Zelanda v. Francia.1974. CIJ. Pág. 268).

La obligación de negociar, por otra parte, es una noción jurídica menos desarrollada y, por tanto, menos entendida. No obstante, existen algunos casos en los que la CIJ dictaminó que la obligación de negociar debe aplicarse de buena fe. Como la disputa Nicaragua v. Honduras, en el cual, la Corte determinó que “las partes deben negociar de buena fe con vistas a acordar el trazado de la línea de delimi-tación…” (Diferendo territorial y marítimo en el mar Caribe. Nicaragua v. Honduras. 2007. CIJ, p. 763) o el caso Hungría v. Eslovaquia, en el que la Corte falló que las partes “deben ne-gociar de buena fe teniendo en cuenta la situación existente y adoptar todas las medidas ne-cesarias para garantizar el lo-gro de los objetivos del Tratado de 16 de septiembre de 1977” (Ibíd. 1997, p. 79). En este últi-mo caso, el tribunal también dictaminó que “las partes tie-nen la obligación jurídica, du-rante las negociaciones que han de celebrar en virtud del artículo 5 del acuerdo especial, de considerar, en el contexto

Obligación chilena de negociar de buena fe

l Por: Andrés Guzmán Escobari

Son tantas las veces que el Estado chileno se comprometió a negociar un acceso soberano al mar, que es poco probable que la Corte falle que Chile no tiene obligación de negociar.

JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL

del Tratado de 1977, en qué medida pueden cum-plirse del mejor modo posible los múltiples obje-tivos del Tratado, teniendo en cuenta que deben cumplirse todos ellos” (Ibíd. 1997, p. 82).

Por tanto, más allá de que efectivamente la Corte no puede predeterminar el resultado de una eventual negociación (Bolivia v. Chile. 2015. Fallo CIJ sobre objeción preliminar, par. 33), cual-quier fallo que determine una obligación de ne-gociar debe ser cumplido de buena fe, es decir, honrando y respetando lo acordado, ofrecido y/o prometido en relación al objeto de la disputa. Al respecto, cabe recordar que según el fallo de la CIJ sobre la objeción preliminar chilena, el obje-to de la disputa consta de dos partes: “1) si Chile está obligado a negociar de buena fe un acceso soberano de Bolivia al mar, y 2) si Chile ha in-cumplido esa obligación” (Ibíd. 2015, par. 32).

Ahora bien, considerando que la carga de la prueba recae en el Estado demandante, Bolivia deberá probar que Chile adquirió dicha obliga-ción de negociar y que luego no la cumplió. Lo cual, aunque parezca un exceso de confianza de-cirlo, no resultará tan difícil.

En efecto, en primer lugar, son tantas las veces que el Estado chileno ofreció, prometió o se com-prometió a negociar un acceso soberano al mar para Bolivia, que es poco probable que la Corte fa-lle que Chile no tiene obligación de negociar.

Después de suscribir el Tratado de 1904, Chi-le ofreció negociaciones a Bolivia para darle una

salida soberana al mar en 1920, mediante el acta suscrita por su ministro en La Paz, Emilio Bello; en 1921, a través de las declaraciones su delegado ante la Liga de las Naciones, Agustín Edwards; en 1923, mediante las cartas que su canciller, Luis Izquierdo, remitió al ministro boliviano Jaimes Freyre; en 1950, a través de la nota que su mi-nistro de Exteriores, Horacio Walker, envió al embajador boliviano, Alberto Ostria; en 1961, mediante el Memorándum de su embajador en Bolivia, Manuel Trucco, a la Cancillería paceña; en 1975, a través del Acta firmada por su presi-dente, Augusto Pinochet, y el presidente bolivia-no, Hugo Banzer, en Charaña; y ese mismo año, a través de la nota de su canciller, Patricio Carva-jal, al embajador boliviano Guillermo Gutiérrez.

Asimismo, en 1926, el Canciller chileno Bel-trán Mathieu declaró en una circular a todas sus legaciones en el extranjero: “aceptamos sacrificar en interés de Bolivia, una parte del departamento de Arica”; ese mismo año, el canciller Jorge Matte accedió a considerar la Propuesta Kellogg, que sugería transferir a Bo-livia las provincias de Tacna y Arica; en 1983, Chile votó a favor de la Resolución 686 de la OEA, que exhorta a los dos países a iniciar un proceso de acercamiento “…que haga posible dar a Bolivia una salida soberana al océano Pa-cífico…”; y en 2006, el gobierno de Michel Ba-chelet aceptó incluir en la Agenda bilateral de negociaciones el tema marítimo.

Los magistrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) durante la lectura del fallo, el 24 de septiembre de 2015.

En cuanto al cumplimien-to de la obligación de negociar, también es posible demostrar que no hubo buena fe de parte Chile. Al respecto, si bien no al-canzaremos a referirnos a todas las ocasiones citadas por falta de espacio, sí podemos mencionar a una de ellas, la negociación de Charaña, que fue la más im-portante del siglo XX. En aque-lla ocasión, además de que el fracaso de las conversaciones se produjo principalmente porque Chile rechazó de plano la contra-propuesta del Perú, y le endosó a nuestro gobierno la responsabili-dad de obtener el asentimiento peruano para la cesión de terri-torios ariqueños de acuerdo al Protocolo Complementario de 1929; se evidencia que no hubo buena fe de parte de Chile por-que luego de ofrecer un corredor al norte de Arica a Bolivia, a cam-bio de ingentes compensaciones territoriales (por tierra y mar de 200 millas marinas); exigió a nuestro gobierno que defina los territorios de canje sin haber recabado el acuerdo previo del Perú, tal como establece el cita-do Protocolo de 1929.

En otras palabras, Chile ofre-cía un corredor y quería cono-cer qué territorios incorporaría a su dominio (incluso solicitó inspeccionarlos); sin tener los títulos saneados para realizar tal transacción.

En conclusión, nos encon-tramos al inicio de un proceso judicial que nuestro país puede ganar sin mayores sobresaltos si todo se hace bien, como has-ta ahora, y en ese caso, Chile se verá obligado a negociar de buena fe un acceso soberano al mar para Bolivia.

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publicidad domingo 14 de febrero de 201612