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Año II / Nº 2 / Marzo de 2014 Cristo: Seguir a Camino, verdad y vida, Cristo: Seguir a Camino, verdad y vida, es seguir la liberación definitiva Huancavelic a Cristo: Seguir a Camino, verdad y vida, es seguir la liberación definitiva Catedral Parroquia Del Sagrario

Camino Pascual

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Revista informativa de la Parroquia Del Sagrario de Huancavelica - 2014

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Año II / Nº 2 / Marzo de 2014

Cristo:Seguir aCamino, verdad y vida,Cristo:Seguir aCamino, verdad y vida,

es seguir la liberacióndefinitivaHuancavelica

Cristo:Seguir aCamino, verdad y vida,

es seguir la liberacióndefinitiva

Catedral

ParroquiaDel Sagrario

Presentación

Gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu San-to: Santísima Trinidad, hemos llegado a la Cuaresma, tiempo oportuno de volver a nuestro Creador y Señor personalmen-

te y de manera comunitaria como Iglesia; aho-ra, guiados por su Santidad el Papa Francisco y nuestro señor obispo Mons. Isidro Barrio Barrio, el Espíritu Santo nos lleva “al desierto” para ex-perimentar con mayor profundidad el amor de Papá Dios.

Estos cuarenta días son un RETIRO ESPIRI-TUAL vivido por toda la Iglesia, porque es un ca-mino penitencial, bautismal y pascual para des-cubrir con mayor claridad la belleza del amor de Dios manifestado en Jesucristo muerto y re-sucitado; para ello, la Iglesia vive la oración, el ayuno y la limosna invitando a todos sus hi-jos que lo vivamos en el sagrario de nuestra conciencia, como nos lo enseña nuestro Re-dentor: “Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo se-creto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te re-compensará” (Mt 6,6). Debemos vivir con el verdadero, franco y auténtico deseo de entrar en el SEGUIMIENTO, EN EL DISCI-PULADO, de nuestro Señor Jesucristo.

La pastoral Familiar de nuestra Parro-quia pone en nuestras manos esta GUÍA para que nos ayude a vivir la Cuaresma con “algo en las manos”. Te aconsejo: léelo despacio, medítalo pide a Dios que te ilumine para que asumas tu responsa-bilidad, como bautizado, y te esfuerces por identificarte a tu condición de hijo de Dios, miembro del Cuerpo de Cris-to, Templo del Espíritu Santo y herede-ro de la vida eterna, entonces nacerá en ti la incontenible fuerza apostóli-ca de hacer que Cristo sea conocido y amado, con la Virgen María todo será preciosísimo y maravilloso.

Padre José Raúl Ayuque Tornero.

Mensaje del Santo Padre Franciscopara la Cuaresma 2014

Con ocasión de la Cuaresma les propongo algunas reflexiones, a fin que les sirvan para el camino personal y comunitario de conversión. Comien-zo recordando las palabras de San Pablo: «Pues

conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, sien-do rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza». El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jeru-salén que pasan necesidad. ¿Qué nos dice, a los cristianos de hoy, estas palabras de San Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?

La Gracia De Cristo. Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de

Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre pornosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; des-cendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15).

¡Qué gran misterio la encarna-ción de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proxi-midad, y que no duda en darse y sa-crificarse por las criaturas a las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del ama-do. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros.

Jesús, en efecto, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Past. Gaudium et Spes, 22).

La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice SanPablo— «...para enriquecer-nos con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la

“El que no tiene un proyecto de día no tiene

un proyecto de vida”

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lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer so-bre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte lo que para él es superflua con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, ne-cesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nues-tra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza.

Y, sin embargo, San Pablo conoce bien la «riqueza inson-dable de Cristo» (Ef 3, 8), «heredero de todo» (Heb 1, 2).

¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libe-ra y nos enriquece? Es precisamente su modo de amar-

nos, de estar cerca de nosotros, como el buen sama-ritano que se acerca a ese hombre que todos habían

abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss).

Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno

de compasión, de ternura, que quiere com-partir con nosotros. La pobreza de Cristoque

nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilida-

des y nuestros pecados, comunicándo-nos la misericordia infinita de Dios. La

pobreza de Cristo es la mayor rique-za: la riqueza de Jesús es su con-

fianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo mo-mento, buscando siempre y so-lamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que

se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a to-mar su “yugo llevadero”, nos invita a enri-quecernos con esta “ricapobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con Él su espíri-tu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en

el Hijo, hermanos en el Hermano Primogéni-to (cfrRom 8, 29). Se ha dicho que la única verdadera tristeza es

no ser santos (L. Bloy); podríamos decirtambién que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de

Dios y hermanos deCristo.

“Conviértanse porque el reino de los cielos ha llegado”

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NUESTRO TESTIMONIO Podríamos pensar que este “camino” de la pobre-

za fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los me-dios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvan-do el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los

Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pue-blo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nues-

tra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíri-tu de Cristo.

A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, insolidaridad, sin esperanza. Po-demos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos vi-ven en una condición que no es digna de la persona humana:

“EL AMOR ES COMPARTIR EN TODO LA SUERTE

DEL AMADO”

privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de creci-miento cultural. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su ser-vicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad.

En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cris-to. Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la digni-dad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tan-tos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exi-gencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir.

No es menos preocupante la miseria moral, que con-siste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros - a menudo joven - tiene dependencia del al-cohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas per-sonas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud. En estos casos la miseria moral bien podría lla-marse casi suicidio incipiente. Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos aleja-mos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera.

El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el cristiano está llamado a lle-var el anuncio liberador de que existe el perdón del mal co-metido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anun-ciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría de extender esta bue-na nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tan-tos hermanos y hermanas sumidos en el vacío.

Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos a Él, podemos abrir con va-lentía nuevos caminos de evangelización y promoción hu-

mana. Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de

Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral yespiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abra-zar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la me-dida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobre-za duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión peni-tencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele.

Que el Espíritu Santo, gracias al cual «somos como po-bres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo» (2 Cor 6, 10), sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la respon-sabilidad ante la miseria humana, para que seamos miseri-cordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, asegu-ro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Les pido que recen por mí. Que el Señor les bendiga y la Virgen les guarde.

Vaticano, 26 de diciembre de 2013

Fiesta de San Esteban, diácono y protomártir. FRANCISCO

“LA MISERIA ES LA PObREzA SIN ESPERANzA”

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De la misma manera como el antiguo pue-blo de Israel marchó durante cuarenta años por el desierto para poder ingresar a la Tie-rra Prometida; la Iglesia, Nuevo Pueblo de Dios, se prepara para vivir y celebrar la Re-

surrección del Señor. A lo largo de cuarenta días nos va-mos disponiendo para acoger cada vez más profunda-mente en nuestras vidas el misterio central de nuestra fe. A este tiempo especial de preparación para la Pascua, lo llamamos Cuaresma.

La Cuaresma es un momento especial de purificación, para poder participar con mayor plenitud del Misterio Pascual del Señor (Rom 8, 17) y la Iglesia en Huancave-lica necesita esa purificación, revitalización, para for-talecerse en el seguimiento de Cristo.

La Cuaresma es un tiempo privilegiado para inten-sificar el camino de la propia conversión. Este camino supone cooperar con la gracia para dar muerte al hom-bre viejo que actúa en nosotros. Se trata de romper con el pecado que habita en nuestros corazones, alejarnos de todo aquello que nos aparta del Plan de Dios y por consiguiente de nuestra felicidad y realización perso-nal.

En efecto, la vida cristiana no es otra cosa que hacer

Cuaresma:

eco en la propia existencia de aquel dinamismo bautis-mal, que nos selló para siempre: morir al pecado para nacer a una vida nueva en Jesús, el Hijo de María (Jn 12, 24). Esa es la opción del cristiano: la opción radi-cal coherente y comprometida, desde la propia liber-tad, que nos conduce al encuentro con Aquel que es Camino, Verdad y Vida (Jn 14, 6); encuentro que nos hace auténticamente libres, nos manifiesta la plenitud de nuestra humanidad.

Todo esto supone una verdadera renovación inte-rior, un despojarse del hombre viejo para revestirse del Señor Jesús. En las palabras de Pablo VI: “Solamente podemos llegar al Reino de Cristo a través de la meta-noia (transformación), es decir, de aquel íntimo cam-bio de todo el hombre -de su manera de pensar, juzgar y actuar- impulsados por la santidad y el amor de Dios, tal como se nos ha manifestado a nosotros este amor en Cristo y se nos ha dado plenamente en la etapa final de la historia”.

“Me pondré en camino y volveré a mi Padre”

Camino deConversiónhaciala Pascua

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LaCuaresmade Jesús

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.Y vino a Él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que

estas piedras se conviertanen pan.

El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabraque sale de la boca de Dios.

Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso so-bre el pináculo del templo,y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:A sus ángeles manda-rá cerca de ti.En sus manos te sostendrán, para que no tropieces en piedra.Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.

Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo yla gloria de ellos,y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adoras.

Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, ya él sólo servirás.El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían (Mt. 4,1-11)

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“VIgILEN y OREN PARA NO CAER EN TENTACIóN”

(Persona, hijo de Dios, llamado a la vida eterna)

La concupiscencia de la carne es el amor y la búsqueda de los placeres sensuales. Ella hace de nosotros esclavos del cuerpo y todas sus tiranías desordenadas, decía San Pablo: ¡Desdichado de mí! ¿Quién me liberará de

este cuerpo mortal?(Rom. 7, 24). Nuestra naturaleza corrompida tiene sed de voluptuosidad y, no conten-ta con los placeres permitidos, corre detrás de los actos prohibidos: este es el cuerpo del pecado como dice San Pablo (Rom.6, 6).

Este apetito, es el amor al cuerpo y a los placeres carnales, al mismo tiempo que utiliza todos nuestros sentidos para sus abominables satisfacciones, nos arrastra por ellos a toda suerte de pecados: la gula, la embriaguez, la ociosidad, la pereza, la lujuria, la afe-

CAPÍTULO I

Realidad que nos cuestiona hoy

Placer, tener y poderque destruye el ser

El cristiano tiene tres enemigos que debe superar para heredar las promesas de Dios:El mundo, la naturaleza de la carne y el diablo. El cristiano vence al mundo, en el momento que cree, que Jesucristo es el Hijo de Dios, sin embargo, el cristiano también debe vencer a la naturaleza de la carne y al diablo para heredar las promesas de Dios, gobernar y reinar con Cristo en su Reino.

“Y se le acercó el tentador y le dijo, si eres el Hijo de Dios has

que estas piedras se conviertan en pan” (Mt. 4, 3)

EL ALCOHOLISMO:

Es visto como medio de socialización, signo de amistad y compadrazgo. Sin embargo, esta aceptación inicial no mide las consecuencias reales. Estas dependen de la cantidad que se toma, del peso y edad de la persona,la actitud frente al “trago”. No es lo mismo una persona haciendo un brindis, que otra que bebe como modo de vida.

Por eso es importante que una persona aprenda a controlar y diferenciar lo que es un consumo social y medido, de lo que es el uso y abuso del alcohol.

El porcentaje de adolecentes, varones y mujeres que consumen alcohol es cada día mayor, resulta con-tradictorio que ciertas actividades sanas como el futsal,

minación, etc… “Con este mal, dice San Agustín, no es compatible virtud alguna, sabiduría alguna; si que con él reinan toda clase de perversidades”.

En Huancavelica, con mayor fuerza se manifiesta esta CONCUPISCENCIA en el alcoholismo, la promis-cuidad sexual y la avaricia.

La concupiscencia de la carne. (Placer)

“Con Jesucristo nace y renace la alegría”

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el 2013), la de Todos los Santos y la Navidad.Sin embargo estas festividades son opacadas por

actos que desfiguran su esencia; actos que ensombre-cen y muestran otra cara de nuestro fervor religio-so. Empecemos por algunos cuestionamientos que a nuestro juicio es importante mencionarlos:

- El excesivo gasto en algunas de nuestras festi-vidades religiosas; contradice la imagen de “Región con mayor extrema pobreza”. Todos lo vemos, todos lo escuchamos; principalmente en las festividades más grandes de nuestra ciudad (fiesta del Niño Per-dido y Fiesta de las Cruces). Todos vemos un derro-che constante, a diario en Bandas y Orquestas Folcló-ricas. La pregunta sería ¿Cuánto cuesta contratar una banda por día?, ¿Cuántas bandas se contratarán para todas las festividades a lo largo del año?; Extraoficial-mente hemos podido averiguar que un día de contra-ta por Banda de Músicos en promedio oscila los S/. 7 000,00 y si se trata de una banda reconocida este va-lor fácilmente puede incrementarse. Seguramente no es una cantidad menor, sino que una suma cuantio-sa. Si a esto añadimos las castillos encendidos en las vísperas, los cohetes reventados en las albas (eso sin considerar la contaminación sonora que causa su ex-plosión y la contaminación causada por la combus-tión de la pólvora) y los gastos realizados para los

TradicionalesYaykupakus... Un Estudio realizado en Lima demostró que este tipo de contaminación puede originar problemas de salud en las vías respiratorias por la combustión de los químicos que contiene la pólvora, advertencia realizada por el Ministerio de Salud, que re-comendó cautela en el uso de esos artefactos.

futbol, voleibol, etc., muchas veces terminan en bebidas alcohólicas.

Llama la atención la cantidad de familias que se desin-tegran debido al consumo de alcohol de forma indebida. Este trabajo busca determinar la incidencia del consumo de alcohol y la influencia que tiene en las familias. Se tra-ta de un estudio descriptivo, realizado a través de encues-tas realizadas a 10 psicólogos de la sociedad de alcohóli-cos anónimos. >>> Conclusión: El consumo de alcohol es muy perjudicial para la vida de las personas.

CONSECUENCIAS COMUNES Destrucción de la dignidad humana Desintegración familiar Perjudica la vida diaria de las personas Baja autoestima: no puede, no sabe o no vale. Mala comunicación Inseguridad afectiva Debilidad para afrontar los fracasos Poca disciplina personal Desinterés Excesivo rigor al aplicar castigos. Enfermedad y muerte

El consumo se extiende desde los mismos hogares, insti-tuciones públicas y privadas, campos deportivos, lugares sagrados, etc. Y toda actividad es ocasión de beber: socia-les, culturales, deportivas y sobre todo, ¡ES TRISTE DE-CIRLO, RELIGIOSAS!

LA OTRA CARA DE LAS FESTIVIDADES EN HVCA.José Luis Sánchez y Jéssica Rossy Coras

Huancavelica es una ciudad con una rica tradición re-ligiosa, que se manifiesta en las numerosas celebraciones que se realizan a lo largo del año y que en estos últimos años han ido incrementándose, enriqueciendo nuestra herencia Católica. Estas fiestas en esencia son positivas y demuestran la vocación cristiana de nuestro pueblo. Nos alegra ver que la parte central de la festividad es la Santa Misa y las procesiones como memoria en nuestra pobla-ción, que Cristo es la fuerza viva.

Los Huancavelicanos empezamos el año con la fiesta reli-giosa delNiño Callaocarpino, pasando por festividades impor-tantes como la Adoración de Reyes, la festividad del Niño Per-dido. Pero las fiestas donde se expresan nuestra religiosidad son la Semana Santa (declarado patrimonio cultural de la nación en

- Lo más cuestionable es utilizar nuestras fiestas religiosas para consumir en grandes cantidades cer-veza y licores, fomentando el alcoholismo y la delin-cuencia. Todos lo hemos visto y nos hemos sentido indignados al ver como se malinterpreta nuestra reli-giosidad y da motivos para que nuestros hermanos.

“Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y que viva”

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separados generalicen y digan “así son los Católicos”; malinterpretando y asumiendo que es parte de noso-tros esta “costumbre”. Un acto deplorable es realizar-lo en la puerta de nuestros templos y no siendo pocas veces que utilizan de letrina la puerta de ingreso. Este hecho constituye una ofensa al pueblo Católico.

Nuestras fiestas bien pueden convertirse en un atractivo para el turismo, porque estamos seguros, el calendario cristiano es un aliciente para más de uno; sin embargo es importante ir desterrando estos vicios que enturbian las festividades.Este artículo de ningún modo pretende atacar y des-prestigiar nuestras costumbres, desde aquí las apoya-mos y las incentivamos; pero, es necesario purificar-las de las inmoralidades, de los despilfarros de dinero, de la superstición porque algunos creen que la ima-gen es “milagrosa o castigosa”y de todo lo que con-lleva al atraso de nuestra Huancavelica para que estas se constituyan en actos de verdadera adoración a Dios y sean ocasiones de vivir nuestra fraternidad cristia-na, así compartiremos la misión de la Iglesia todos los bautizados y devotos; pero sobre todo para reafirmar que Huancavelica es y seguirá siendo un pueblo Cató-lico. -Elvis Contreras y Carmelña Huamaní

DETERIORO DE ESTADO DE SALUDINCLUYENDO DISCAPACIDAD Y MUERTE

Desempleomarginación

abandono

Alteraciónde las

relaciones

Ausentismolaboral, bajorendimiento

Costo de provisión de

Serv. Laborales

Aumento delcosto total

de salud

Daños a lapropiedad

común

Dañofetal

Càncer deboca alesófago

Cirrosis EnfermedadesCardio

vasculares

ITS e infecciones

Desórdenesneurológivos

Lesionesintensionales

Lesiones nointencionales

accidentes

Lesiones nointencionales

accidentes

ELEVADO PREJUICIO

CONSUMO NOCIVO

“La tristeza desoladora brota de un corazón enfermizo de

placeres superficiales”

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PROMISCUIDAD SEXUAL Es el mal uso de nuestra sexualidad, que olvidándonos de su fin propio, nos quedamos solo con el placer, que a su vez oscurece nuestra mente y debilita nuestra voluntad haciendo que la persona humana caiga en las bajezas más dolorosas: el adulterio, la fornicación, el bestialismo, la homosexualidad, el lesbianismo, la pornografía, la pe-dofilia, la masturbación, violación, la prostitución y el incesto. Debemos recordar que de conformidad con las palabras de Jesús, estos actos cometidos en la carne y en la mente son también pecados. En consecuencia, no sólo debemos controlar nuestro comportamiento, sino tam-bién nuestros pensamientos.

Vivimos en un tiempo llamado del pansexualismo, re-bajando a la persona humana solo a sexo, atacando fron-talmente, de manera muy alarmante, la existencia de la misma humanidad porque de por medio está LA TRANS-MISIÓN DE LA VIDA.

SE PROMUEVE Y DIFUNDE la promiscuidad sexual mediante los medios de comunicación, entre esos dirigi-dos por ONGs con intereses de Política de Estado, cuyo fin solo es el lucro económico y el consumismo.

Se ataca la institución matrimonial favoreciendo las uniones a prueba, los divorcios, la unión de personas del mismo sexo.

SE EXTIENDE el crimen mas cruel, el asesinato de los seres mas inocentes; en el cual la propia madre se con-vierte en asesina de su propio hijo.

Es un círculo vicioso que genera infidelidad, traición, frustración, crímenes sentimentales, suicidio, enferme-dades y muerte.

A nivel social esta concupiscencia tiene letales conse-cuencias: Mujeres destruidas en su dignidad y esperanza. Hijos de padres desconocidos, abandonados, conde-

nados a la miseria y a la delincuencia. Madres solteras. Hogares destruidos. Enfermos de sida, cáncer, etc. Juventudes decapitadas, aventadas a la lujuria y a la

irresponsabilidad.

“La cultura del bienestar nos anestesia y nos hace insensibles al sufrimiento ajeno”

LA IDOLATRÍA DEL DINERO.

El dinero se ha inventado para establecer relaciones justas en el intercambio de bienes entre las personas humanas, por la avaricia y ambición de los hombres se ha conver-tido en un monstruo sin rostro que domina voluntades, organiza estructuras sociales, decide sobre la vida y la muerte de la persona humana.

Todo tiene precio, tanto vales cuánto dinero tienes, al que lo posee lo engrandece más y más y el que no lo tie-ne sufre más y más.

Para toda actividad se ha hecho imprescindible ha-ciendo que las relaciones humanas estén metalizadas y la

“La mente y el corazón se oscurecen con el placer”

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persona sea una “pieza” mecánica del engranaje social:

El hombre puede actuar por tres motivos: Por la fuerza. Por interés económico. Por amor.

Actuar por la fuerza es indigno del hombre, ya que sólo haría las cosas cuando alguien me ofrece una recom-pensa o me amenaza con un castigo.

Por interés económico es lo más vil, porque nos con-vertimos en mercenarios, trabajadores a sueldo, sólo por el dinero; de ahí, que nace la CORRUPCIÓN GENERALI-ZADA:

Para obtener un puesto de trabajo tiene que ESTAR LA COIMA presente; para ello, se miente, se falsifican docu-mentos, se ignoran leyes, etc.

Si hemos cometido cualquier delito depende del dine-ro para evitar las correspondientes sanciones.

En la política “llegan” a los cargos públicos los que más apoyo económico tienen para la publicidad y para COM-PRAR CONCIENCIAS, luego convirtiendo ese estamento en un FEUDO PARTICULAR, ¡como hay plata!, “los servi-

cios no personales” campean por todos los ambientes en-vileciendo la voluntad humana. El dinero mal habido si-gue su curso por malos caminos engordando las empresas cerveceras, los antros de perdición (discotecas, cantinas) y los prostíbulos.

En la educación se promueve las aspiraciones de niños y jóvenes preparando para aquello que ofrece mayor ren-ta económica ¿dónde puedes ganar más dinero? para eso estudia; hasta las expresiones más genuinas de la huma-nidad se hace por dinero como el arte, la música, el tea-tro, la filosofía, etc.

Digno de personas humanas es actuar sólo por AMOR, es la motivación más noble y propia de seres inteligentes y libres, ya nuestro señor Jesucristo nos dice: “Busca pri-mero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se te dará por añadidura” (Mt. 6,33), cuando una persona tra-baja con el deseo de servir, por amor a sus seres queridos, con honestidad, ejerciendo sus habilidades y capacida-des personales, estará construyendo una sociedad don-de la persona es lo primero, luego habrá frutos de ese tra-bajo: la confianza de los demás, su salario justo, una vida más digna, etc. Y, sobre todo es el VERDADERO CAMI-NO AL CIELO.

“El pecado es un apego perverso a los bienes

creados”

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La Soberbia de la Vida (Poder)

Entendemos por concupiscencia de los ojos un deseo desenfrenado de los bienes y riquezas de este mundo, un apego desordenado a estos bie-nes, la sed del oro, el culto al dinero, una ver-dadera idolatría, una cadena con la que el dia-

blo tiene presos a casi todos los hombres: dice el Salmo, 4, 3: los hijos de los hombres tienen amor a la vanidad, y

La concupiscencia de los Ojos. (Tener)

“De nuevo lo llevó el diablo, a un monte alto y le enseñó todos los reinos del mundo y su gloria, diciéndole todo esto te daré, si te

postras delante mi y me adoras” (Mt. 4, 9)

a las mentiras.Esta concupiscencia de los ojos engendra la codicia, la

avaricia, la vanidad, el lujo, los gastos inmoderados…; los robos, los fraudes, las usuras, las discordias, los pleitos, las injusticias de todas clases.

Es el apetito de enriquecerse, de hacer fortuna… Es como venderle el alma al demonio por algunas monedas. Veamos a Judas… ¡cuántos males desencadenados sobre la tierra, y cuántas almas precipitadas en las llamas eternas por esta lamentable concupiscencia!… es seguir las suges-tión diabólica: “todas estas cosas te daré, si te postras y me adoras” ¡Oh! ¡Qué promesa tan mentirosa!

Este enemigo del alma, concupiscencia de los ojos, ha generado el mundo consumista y hedonista en el que vi-vimos.

CONSUMISMO, la propaganda comercial, el “marke-ting”, que es una carrera desenfrenada a través de la prensa hablada, escrita, visual y virtual, nos desajenan desde las necesidades básicas como la alimentación (co-midas chatarra) hasta los lujos mas refinados, haciendo que la persona humana pierda su identidad y su armo-nía con el cosmos natural que Dios, nuestro Padre, nos ha entregado.

Este abuso ha hecho que nuestro planeta entre en una lenta agonía por la contaminación ambiental producto de la industrialización salvaje debido a la ley de la oferta y la demanda comercial.

El orgullo es un amor desordenado de sí mismo, de la propia excelencia, un deseo de ser alaba-do y estimado más que los otros. Es un vicio odioso, del que todos estamos contagiados, es la consecuencia de las palabras de la serpiente:

“El día que comieres del fruto prohibido, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y el mal” (Gen. 3, 5). El mismo demonio fue precipitado al infierno por causa de su orgullo.

“El dinero debe servir y no gobernar”

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Engendra el egoísmo, la ambición, la presunción, la vanidad, la hipocresía, la desobediencia, los celos, la en-vidia, el odio y el desprecio del prójimo… Por él cayeron del cielo los ángeles secuaces de Lucifer, nuestros prime-ros Padres en el Paraíso terrenal, Caín, los hermanos de José, y tantos otros… ¡Cuántas virtudes empañadas por el orgullo! ¡Cuántos méritos perdidos!… ¡Cuántos cismas y herejías en la Iglesia! ¡Cuántos disturbios y guerras en los países! ¡Cuántas caídas vergonzosas, cuántas almas con-denadas por el orgullo! Dice el Eclesiástico: “el inicio de todo pecado es la soberbia”.

En la actualidad esta tentación nos ha llevado a vivir sin Dios, de espalda a Dios y en contra de Dios.SIN DIOS, a nivel personal y comunitario, no tomamos en cuenta la voluntad y la ley de Dios, decidimos con

criterios solamente terrenales, egoístas y antojadizos, el gran ausente es Dios; por eso, tantos proyectos po-líticos en lugar de solucionar los problemas sociales lo agravan más. Las personas humanas, todos somos per-fectibles, falibles, nuestro punto de vista es parcial, nada mas, y al querer absolutizarlos vamos en contra de la humanidad misma.

DE ESPALDAS A DIOS es la actitud de los creyentes teó-ricos, creemos en Él, hasta podemos ir al confesiona-rio a decir nuestros pecados solo para tranquilizar nues-tra conciencia sin tener el verdadero propósito de hacer la voluntad de Dios.

En la práctica en la vida familiar, social, laboral, hago según mis criterios personales y lo que el mundo ordena.

EN CONTRA DE DIOS es la soberbia en su más alto gra-do de expresión que se rebela proponiendo, fortaleciendo y legalizando actos en contra de la ley natural establecida por Dios. Las leyes anti vida (anticonceptivos, uniones de personas del mismo sexo, aborto, que lo llaman interrup-ción del embarazo, pena de muerte), se legaliza todo esto sin hacer nada para cortar la raíz que lo origina.

Los hombres al no dejarnos encontrar por el Dios vivo y el único verdadero y rechazarlo de nuestra historia, he-mos construido una sociedad basada en el placer, el tener y el poder que fomenta el egoísmo, hedonismo, injusti-cia, muerte y destrucción, permitida promovida y lega-lizada por las autoridades de turno, acrecentándose más y más la gravedad , haciendo que el mundo sea un cam-po de batalla en una lucha sin cuartel de todos contra to-dos, cuando Dios ha hecho este mundo para que sea un hogar en el que todos sus hijos vivamos en la fraternidad y solidaridad.

La comodidad, el lucro, el interés personal o grupal

“Entonces le llevó el diablo a la ciudad santa…, y estando sobre el pináculo del templo, le dijo: si eres el Hijo de Dios tírate abajo,

por que está escrito: a sus ángeles le encomendará y en sus manos te llevarán para que no tropiece

tu pie en piedra alguna”(Mt. 4, 5-6)

“La mentira destruye y esclaviza”

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son ley de la vida cotidiana:Permitida a vista y paciencia de toda la población y sus

autoridades; proliferan los espacios públicos donde se de-grada la dignidad humana desde la más tierna edad: dis-cotecas, bares prostíbulos, cantinas, etc.

Promovida por las autoridades de turno, siempre los malos gobernantes, hijos de su propio tiempo acuden al “pan y circo” para tener amordazadas las conciencias, entumecidas las voluntades; así, toda una campaña de asistencialismo promueve la más feroz y letal esclavitud moderna.

Legalizada por parlamentarios esclavos de sus bajas pasiones e instintos se sentencia a muerte a los más débi-les e inocentes y no hay ninguna ley que frene la corrup-ción galopante de los más fuertes.

Somos todos parte del problema imperante, el dedo acusador debe dirigirse a cada uno de nosotros; la Cua-resma es la ocasión propicia para que tú y yo no sigamos siendo parte del problema, el verdadero cambio vendrá solo de un verdadero cambio de mentalidad y, eso, solo lo puede hacer Dios si le dejas entrar en tu corazón viviendo de verdad la cuaresma.

LOS DIOSES QUE NOS HEMOS INVENTADO

Cuando oramos el Credo y decimos, creo en un solo Dios todopoderoso, tal vez no sea cierto, si hoy por hoy la gen-te cree en lo que quiere, no existe uno solo, nos hemos in-ventado una montón de dioses, hay quienes dicen que Dios es un bonachón, todo lo pasa, hay quienes dicen que Dios es terrible, malo que está buscando a quien castigar, inventó el infierno, hay quienes dicen que Dios no te hace caso por mas que le has rezado, le has pedido, no te oye, etc.

Al rezar el Padre Nuestro, decimos hágase tu voluntad, realmente conocemos la voluntad del Señor, por ejemplo, una madre llevó a su hija de 18 años a abortar, creo que fue lo mejor, por que sino perdía su carrera, pues delan-te del Señor, en conciencia creo que hice lo mejor, estoy tomando anticonceptivos, en conciencia delante de Dios, entonces cada uno hace lo que de la gana, y no hacemos lo que Dios nos manda a cumplir, por ejemplo los manda-mientos, los sacramentos, etc. Entonces les damos a co-nocer la siguiente reflexión sobre los diversos dioses que nos hemos inventado y al final concluiremos con el ver-dadero Dios que Jesús nos ha presentado.

EL DIOS HADA MADRINA.- es un dios mago, hay gen-te que le pide que la crisis se arregle, que llueva, que fun-cione mi negocio, que encuentre novia, hay gente que lo voltea a San Antonio porque la hija no se embaraza, us-tedes creen que Dios puede hacer todas estas cosas, pues

seria un dios injusto, pues unos si se casan otros no, llue-ve aquí, allá no llueve, etc. Ustedes creen que Dios pue-de hacer todas estas cosas, Dios no puede ser un hada ma-drina o un mago, pues hay quienes dicen no le reces a la Virgen de Fátima mejor rézale a la Virgen de Guadalupe esa es milagrosa, hay gente que dice tu a que santo tienes a San Antonio, ese no sirve, mejor agárrate de San Benito, la verdad esto no es así, el que hace los milagros es el Se-ñor y no los santos. No podemos decir este no sirve este si sirve, hay gente que te regala un pedazo de tela, esto sirve para el mal de ojo, cura el mal de ojo, etc., en nuestra re-ligión católica no existe estas cosas.

La gente solo se preocupa por los resultados y no por lo que es incluso hay gente que le reclama cosas, ejem-plo: “había un hombre que le dijo mañana le voy a co-brar a dios el favor que le hice y que favor le hiciste a Dios, pues tenia a su hija muy enferma, él era un gran arquitec-to traslado el cuadro de la antigua basílica de Guadalupe a la nueva con todo su altar utilizando grúas, etc., este es el favor que le hizo a Dios, pues no vaya ser que dios quie-ra llevarse a tu hija – no, no se la puede llevar, mañana le voy a cobrar el favor- o me salva a mi hija o se va a ente-rar quien soy yo.

“El ateísmo es una percepción falsa del hombre”

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EL DIOS CRUEL O MADRASTRA. Empeñado en fastidiar ante el dolor, algunos dejan de creer, por que no cono-cían al verdadero Dios, algunas veces los papás tenemos la culpa, por que les decimos a los niños “pórtate bien o el niño Jesús ya no te va a querer”, estamos mostrándole un Dios cruel, es como si dios estuviera espiándonos viendo si hacemos algo malo para que nos de un manaso o eche a perder nuestros deseos, “todos los castigos y todos los sufrimientos, son castigos y pruebas tremendas de Dios”. Dice en el Evangelio, uno de sus apóstoles le pregunto a Jesús, - quien peco este o sus padres para que naciera cie-go. – Jesús respondió- ni él, ni sus padres, es para la glo-ria de Dios. Si Dios se dedicara a castigar las cosas malas que hacemos, porque le fue bien a los dictadores a Lenin, a Stalin, a Hitler y a otros y no tuvieron castigo alguno a pesar de ocasionar un desastre mundial, todo lo malo se lo atribuimos a Dios y esto no es así. En el problema del dolor Cristo nos dice “el que quiera venir en pos de mi, que cargue su cruz y me siga”, ¿Dónde esta Dios en la EN-FERMEDAD y en la prueba?

Imagínate que Dios fuera BURÓCRATA, que tendría una contestadora automática, imagínate que cuando tu rezaras sintieron una voz que te dice: esta usted llaman-do al cielo presione 1 para peticiones, 2 para dar gracia o para quejarse, 3 si quieres que el Rey David le cante un Salmo, 4 si quiere hablar con Gabriel cualquier otro de los arcángeles o uno de los santos, si tienes pregun-tas necias como ¿Dónde esta el Arca de Noé o el Arca del Alianza?

Espere a llegar al cielo y trate de llegar, imagínate que oyes que Dios está ocupado, por favor vuelva a rezar mas tarde o que te dijeran es la tercera vez que reza en este día, cuelgue y deje rezar a los demás, nuestras oficinas estarán cerradas durante la Semana Santa llame en Pas-cua o espere al tiempo ordinario o todavía peor, imagína-te que ya estas hablando con Dios y apenas le vas hacien-do tu petición y luego te dicen cuelgue esta entrando una oración de larga distancia, Dios responde siempre no hay contestadoras es el mejor teléfono del mundo porque te oye todo, oye hasta lo que estas pensando lo que estas de-seando, lo que no le quieres pedir porque ya le has pedi-do mucho, pero el viene y lo recoge de tu corazón, aun-que no te lo cumpla de inmediato Él siempre te escucha, no esta ocupado y nos conoce a todos por nuestro nom-bre, Él sabe todo, te busca y lo único que desea es tu sal-vación. CERO BURÓCRACIA.

EL DIOS LAYS.- Es un Dios de nuestros tiempos, estamos buscando un Dios sin mandamientos, sin sacramentos, sin penitencias, un evangelio sin sobresaltos, sin grandes fidelidades, por ejemplo: “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” no eso esta demasiado fuerte, los pe-cados ya no son pecados, son debilidades, errores, otro ejemplo cometió el error de robarle el marido a una com-pañera, no es un pecado fue un momento de debilidad o un desliz.

El Dios Lays es un Dios que lo queremos tener cerca pero sin autoridad, decía un padre “Dios es como el sol lo queremos tener suficientemente cerca para sentir su ca-lorcito y suficientemente lejos de Él para evitar su que-madura, por eso muchos no rezan.

EL DIOS COSMICO.- Es un recalentado de culturas y so-bre todo de creencias antiguas, entonces comienza el concierto de tonterías: lecturas de las cartas, del café, de las manos, tarot, estrellas, horóscopos, etc.

Hoy por hoy nos gustan las ensaladas de religiones, nos encantan las religiones orientales o dioses del olim-po y creencias en brujas, como es posible que un católico cristiano vaya a caer en estas cosas.

EL DIOS BURÓCRATA.- Hay quienes se imagina a Dios un burócrata que esta allí arriba y no oye nada, te lo digo Dios siempre te escucha, no hay una sola oración que no escu-che Él sabe lo que le pides, Dios no es sordo, simplemen-te no te puede conceder todo, nosotros somos los sordos que no lo escuchamos a Él que no entendemos el lengua-je de Dios, no te imaginas como Dios te esta buscándo-te a ti.

“Dios vive un deseo inagotable de brindar

misericordia”

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EL DIOS ASPIRINA.- Solo te acuerdas de Él cuando te duele algo, no vas a misa, no rezas, no rezas el Rosario, o si se te muere un familiar le haces novenarios, pagas las misas, etc., cuando te olvidas de la muerte de tu familiar ya no pones ni un pie en la Iglesia y si vas estas totalmen-te distraído. Dios solamente para las necesidades, Dios es el mejor remedio, por ejemplo, si tienes una pelea con tu esposa, Dios mio ayúdame, que se convierta, que cambie. Un Dios aspirina, porque no te acercas a Él, no hay que hacer un Dios aspirina hay que rezar todos lo días y pe-dirle a Dios lo que tenemos que pedirle.

EL DIOS QUE VIVE.- Es Nuestro Padre que nos ha crea-do, que nos salva y nos santifica; Es el Dios de nuestros padres, el Dios de la Biblia, el Dios de David, el Dios de Is-rael, es un Dios para ponerse de rodillas, es un Dios para hablar con Él y callar ante Él, a este Dios hay que celebrar-le y con traje de fiesta, un Dios que nos quiere hermanos, el Dios de los Mandamientos, el Dios de los Hebreos, que te dice no matarás, no fornicaras (no busques escusas so-bre tu esposa o esposo), no mentiras es el Dios vivo y ver-dadero presente en Jesucristo que nos llama a la plena co-munión en la eternidad.

Rodrigo Espinoza y Juana Castillo.

“También dijo: Un hombre tenía dos hijos;y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corres-ponde; y les repartió los bienes.No muchos días después, juntándolo todo el hijo me-

nor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí des-perdició sus bienes viviendo perdidamente.Y cuan-do todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.

Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.Ya no soy dig-no de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.Y levantándose, vino a su padre. Y cuan-do aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, ycorrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.Pero el padre dijo a sus siervos:

Saquen el mejor vestido, y vístanle y pónganle un anillo en su mano, y cálcenlo calzado en sus pies.Y traigan el becerro gordo y hagamos fiesta;porque este mi hijo había muerto, y ha revivido; se había perdido, y ha sido hallado. Y comenzaron a regoci-jarse” (Lc. 15, 11-32).

“Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a

su misericordia”

¡Lo que sigue lee despacio, medítalo y vívelo!

“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.

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CAPÍTULO II

Camino de retornoa Dios

¿CóMO PUEDO HACER UNA bUENA CONFESIóN?

Cada uno debe someter su vida a examen, a la luz de la Pa-labra de Dios.Para hacer una buena confesión debes tener la intención de volver a Dios con la humildad del hijo pródigo de la parábola del Evangelio, reconociendo los pecados que has cometido con una contrición verdadera delante del sacerdo-te, que representa a Cristo.

Cuando se hace el examen de conciencia antes del Sacra-mento de la Penitencia, conviene que cada uno, ante todo, se pregunte sobre lo siguiente: ¿Me acerco al Sacramento de la Penitencia con un deseo

sincero de purificación, de conversión y de amistad más profunda con Dios… o lo considero como una especie de carga, y eso hace que, de hecho, me confiese las menos veces posibles?

En mis confesiones anteriores… ¿me he callado, de forma voluntaria y consciente, algún pecado grave? ¿cumplí las penitencias que me pusieron en esas confesiones?

Si he cometido injusticias con los demás… ¿las he reparado de algún modo? ¿Me he esforzado por llevar a la práctica mis propósitos de vivir de forma coherente con el Evangelio?1. EXAMEN DE CONCIENCIA2. DOLOR DE LOS PECADOS3. PROPOSITO DE ENMIENDA4. DECIR LOS PECADOS AL CONFESOR5. CUMPLIR LA PENITENCIA

Cada uno debe someter su vida a examen, a la luz de la Pa-labra de Dios.Aquí tienes un modelo de examen de con-ciencia:

A. DICE EL SEÑOR: «AMARÁS A TU DIOS CON TODO EL CORAZÓN»

¿Procuro amar a Dios sobre todas las cosas, cum-pliendo fielmente sus mandamientos y luchando por vivir como un hijo ama a su padre… o vivo obsesio-nado egoístamente por “mis asuntos”, por las cosas temporales, terrenas y materiales?¿Obro con recta intención?

¿Tengo fe en Dios, que nos habló por medio de su Hijo Jesucristo?¿Me adhiero firmemente a la doctrina y enseñanzas de la Iglesia?¿Pongo los medios necesa-rios para mejorar mi formación cristiana, escuchan-do la Palabra de Dios y evitando todo lo que pueda

EXAMEN DE CONCIENCIA

“Señor, yo reconozco mi culpa , tengo

siempre presente mi pecado”

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dañar mi fe (lecturas, espectáculos, conversaciones, etc.)

¿Manifiesto ante los demás mi fe en Dios, con vigor, sin vergüenza, sin temor al “qué dirán”? ¿Procuro comportarme como un verdadero cristiano, tanto en mi vida de relación con los demás como en mi vida privada?

¿Rezo con frecuencia? ¿Pongo los medios para que mi oración se convierta en una conversación amorosa –de mente y corazón- con el Señor, y no un simple rito exterior? ¿Le ofrezco mis trabajos, mis penas y mis alegrías? ¿Acudo a Él a la hora de la tentación o confío sólo en mis propias fuerzas?

¿Uso con respeto y amor el nombre de Dios? ¿Le ofendo con blasfemias y falsos juramentos? ¿He tra-tado con desprecio o burlado de la Virgen María y de los santos?

¿Voy a Misa todos los domingos y los días de fiesta que señala la Iglesia, y me esfuerzo por participar de for-ma activa, atenta y piadosa en la celebración litúrgica, especialmente en la Misa? ¿Me he confesado al menos una vez al año, y he comulgado al menos una vez du-rante la Pascua, como manda la Iglesia?

¿Hay en mi vida otros “dioses”, en los que confío más que en Dios, como pueden ser las riquezas, el deseo de mantener “una buena imagen” (aunque sea a costa del pecado) o el afán de poder? ¿He hecho prácticas de espiritismo (ej. La huija)? ¿He acudido al brujo o al adivino? ¿Me dejo llevar por alguna forma de supers-tición (ej. horóscopos, ruda, amuletos, etc.)?

B. DICE EL SEÑOR: «ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO LES

HE AMADO»

¿Tengo auténtico amor a mi prójimo, o abuso de los demás, utilizándolos para conseguir mis propios fi-nes? ¿Me comporto con ellos como no me gustaría que ellos se comportasen conmigo? ¿Los he escanda-lizado gravemente con mis palabras, con mis acciones o con mis omisiones?

¿He contribuido, en el seno de mi familia y de mis amistades, compañeros y conocidos al bien y a la ale-gría? ¿Cómo me comporto con mis padres? ¿soy res-ponsable y generoso con ellos y con mis hermanos y familiares? ¿Procuro hacer felices a mis padres, o les desobedezco y ofendo con mi conducta o mi desinte-rés? ¿Les ayudo en lo que necesitan? ¿Me esfuerzo por ser un buen hijo?

¿Comparto mis bienes con los más necesitados? ¿De-fiendo, en la medida de mis posibilidades, a las per-sonas oprimidas? ¿Intento ayudar a los que viven en la miseria; o por el contrario, desprecio a los demás, con mis palabras o con mis actos? ¿Tengo una verda-dera actitud cristiana ante los pobres, los débiles, los ancianos? ¿Defiendo actitudes anticristianas, xenófo-bas, racistas, etc.?

¿Realizo en mi vida la misión que acepté en mi Con-firmación? ¿Participo en las obras de apostolado y ca-ridad de la Iglesia y en la vida de mi parroquia? ¿He tratado de ayudar a las necesidades de la Iglesia y del mundo? ¿He despilfarrado el dinero (en cervezas, co-hetes, castillos, bandas) y me he resistido a dar una limosna generosa al mendigo o a la parroquia?

¿Trabajo o estudio, procurando formarme bien, para contribuir con espíritu de servicio a la prosperidad de la comunidad humana en la que vivo; o sólo me pre-ocupo egoístamente de mis propios planes de futuro? ¿Participo, según mis posibilidades, en la promoción de la justicia, de la honestidad de las costumbres, de la concordia y la caridad en este mundo? ¿Cumplo con mis deberes cívicos? ¿Pago los impuestos?

¿En mi estudio o en mi trabajo me esfuerzo por ser justo, laborioso y honesto, con afán de servicio a la sociedad? ¿He hecho sobornos o coimas? ¿Los he aceptado?

¿He hecho daño a alguien con mis mentiras, falseda-des y calumnias? ¿He chismoseado? ¿Guardo el se-creto profesional correspondiente a mi ocupación o trabajo?

¿He causado algún daño a la vida, propia o ajena? ¿He puesto en peligro sin necesidad mi propia vida o la de los demás (ej. conduciendo un carro estando ebrio o de forma temeraria)? ¿He consumido drogas?

“yo soy el camino, la verdad y la vida”

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¿He procurado o he inducido al aborto? ¿He odiado a alguien? ¿Me he separado de los demás a causa de ri-ñas, ofensas o enemistades? ¿Me he negado por egoís-mo o comodidad, a ser testigo de la inocencia de otra persona?

¿He robado? ¿He deseado injusta o desordenadamen-te cosas de los demás? ¿He restituido lo robado y re-parado el daño?

Cuando alguien me ha ofendido o me ha injuriado, ¿he estado dispuesto a la paz y a concederle mi per-dón por el amor de Cristo? ¿Mantengo deseos -ocul-tos o manifiestos- de odio o de venganza contra una persona o contra un colectivo?

C. CRISTO, EL SEÑOR, DICE: «SED PERFECTOS COMO VUESTRO PADRE ES

PERFECTO»

¿Cuál es la dirección fundamental de mi vida? ¿Me anima la esperanza de la vida eterna? ¿Me esfuerzo en avanzar en la vida espiritual por medio de la oración, la lectura y la meditación de la Palabra de Dios, la par-ticipación en los sacramentos y la mortificación?

¿Estoy esforzándome por superar mis vicios y mis malas inclinaciones, como la envidia o la gula en las comidas y bebidas? ¿Me he rebelado contra Dios, por soberbia o jactancia? ¿He despreciado a los demás, sobrestimándome a mí mismo? ¿He impuesto mi vo-luntad, en contra de la libertad y los derechos de los otros?

¿Qué uso estoy haciendo de mi tiempo, de mis fuer-zas, y de los dones que Dios me ha dado? ¿Los uso rectamente, con el deseo de superarme y perfeccio-narme? ¿Vivo de forma ociosa? ¿Me dejo llevar habi-tualmente por la pereza? ¿Suelo perder el tiempo, de forma irresponsable, en mi estudio o en mi trabajo?

¿He soportado con serenidad y paciencia los dolores y contrariedades de la vida? ¿He mortificado mi cuerpo para ayudar a completas «lo que falta a la Pasión de Cris-to»? ¿He observado la ley del ayuno y la abstinencia?

¿He mantenido mis sentidos y todo mi cuerpo en la pureza y la castidad como templo que es del Espíritu Santo, llamado a resucitar en la gloria y como signo del amor que el Dios fiel profesa a los hombres, signo que adquiere toda su luz en el matrimonio? ¿Lucho por mantener mis sentidos internos y externos (la vista, el tacto, la imaginación, la memoria, los deseos más íntimos del corazón, etc.) y mi cuerpo en la pureza y la castidad? ¿He manchado mi carne con la fornica-ción o con la impureza, por medio de acciones torpes, de conversaciones inmorales o malos pensamientos y deseos consentidos? ¿He usado anticonceptivos, pre-servativo o píldoras para no tener hijos?

¿Me dejo llevar constantemente por la búsqueda del placer? ¿He leído libros, revistas, etc. –o he visitados sitos de internet- de carácter inmoral? ¿He asistido a espectáculos contrarios a la honestidad humana y cristiana? ¿Acudo a lugares impropios para un cristia-no o me pongo en situaciones peligrosas, que llevan al pecado? ¿He animado con mi palabra, con mi con-ducta o con mi falta de decencia a pecar a los demás?

¿He actuado alguna vez contra mi conciencia, por te-mor, por hipocresía o por miedo a lo que pensarán o al “qué dirán” los demás de mí?

¿He tratado de actuar con la libertad de los hijos de Dios, siguiendo la ley del Espíritu Santo: o soy un es-clavo de mis pasiones y de lo que me apetece en cada momento?

“Misericordia, Señor, por tu inmensa compasión”

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DOLOR DE PECADOS

¿CóMO CONFESARSE?

Para confesarte bien debes tener un dolor sincero por los pecados que has cometido.

Para confesarte bien debes tener un dolor sincero por los pecados que has cometido. Y necesitas hacer el propósito de no volver a cometer los mismos peca-dos confesados (lo que se llama “propósito de enmien-da”). Es una señal clara de arrepentimiento genuino y sincero. Fomenta en ti el deseo de evitar las ocasiones próximas de pecado, pidiéndole ayuda al Señor. Eso es ya una muestra suficiente de arrepentimiento sincero. Así puedes manifestar al Señor tu dolor y tu propósito de enmienda:

“Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi

culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor”. Amen.

Confesarse es algo muy sencillo Puedes empezar haciendo la señal de la Cruz. Luego, saluda al sacerdote diciendo: “Ave María Purí-

sima”. El sacerdote te contestará: “Sin pecado concebida”.

Luego añade: “El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pe-cados”.

Entonces puedes decir las palabras que le dijo San Pe-dro a Jesús: “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo”.

A continuación le dices el tiempo, que hace desde tu última confesión: “Mi última confesión fue hace…” (días, meses o años, aproximadamente). Y le dices los pecados que recuerdes. Es mejor que empieces por los que te resultan más difíciles. Si tienes dudas, ver-güenza o no sabes cómo confesarte, díselo claramente

al sacerdote: él te ayudará. No te calles un pecado por vergüenza o temor: confía en la misericordia de Dios porque “Él nunca se cansa de perdonarnos, somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón” (Papa Francisco).

El sacerdote te dirá la penitencia que debes hacer, junto con algunos consejos para ayudarte a ser mejor cristiano. Y te invitará a manifestar tu contrición.

Puedes decir: Jesús, Hijo de Dios, apiádate de mí, que soy un pecador.

A continuación el sacerdote te absolverá mientras dice estas palabras: “Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resu-rrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, + y del Hijo y del

“Oh Dios crea en mi un corazón puro”

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Espíritu Santo”. Tú contestas al final: “Amén”. Y el sacerdote te despedirá con la siguiente oración:

“La pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la interce-sión de la Bienaventurada Virgen María y de todos los

santos, el bien que hagas y el mal que puedas sufrir, te sirvan como remedio de tus pecados, aumento de gracia y premio de vida eterna. Vete en paz”. (En ese momento terminó la confesión y puedes retirarte para que cumplas la penitencia inmediatamente).

PARA DESPUÉS DE LA CONFESIÓN

Madre mía del Perdón:Ayúdame a luchar con esperanza

y a levantarme prontopor medio de una buena confesión

si tengo la desgracia de ofender a tu Hijo.

Ayúdame a seguir sus pasoscon un corazón valiente y decidido.

Un corazón limpio, como el de Tobías,que llegó al sacramento del matrimonio

de la mano del Arcángel San Rafael.Un corazón generoso, como el de Juanque lo dejó todo por Él, y fue el único

que te acompañó al pie de la Cruz.Madre mía:

¡Ayúdame a decirle siempre sí!Madre de la Alegría: que nunca olvideque Tú me miras siempre sonriendo.

Amén.

CUMPLIR PENITENCIA

Es bueno cumplir la penitencia lo antes posible. Esa penitencia disminuye el castigo temporal de-bido a los pecados ya perdonados. Y si luego re-cuerdas algún pecado mortal que se te haya olvi-

dado debes decirlo en la próxima confesión.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Dios, lo que más quiere es que después de esta vida vayamos a gozar con Él en el cielo. Por desgracia los hombres a veces desobedecemos a Dios y hacemos el mal; cada vez que pasa esto perdemos la oportunidad de ir al cielo. Pero Dios ama a sus hijos con un amor tan grande, que quiso dejarles un medio para que pudieran pedirle perdón.

P. Carlos Esteban López Bonifacio

“La esencia de las cosas solo se descubren con los

ojos del amor”

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EL SACRAMENTO DE LA CONFESIóN

¿QUÉ ES LA CONFESIÓN?- Cuando pecas pierdes la amistad con Dios y se te cie-

rran las puertas del cielo.- La CONFESIÓN es el sacramento que TE DA EL PER-

DÓN DE LOS PECADOS que has cometido después del Bautismo.

¿CUÁNDO EMPEZÓ LA CONFESIÓN? El mismo día en que resucitó entre los muertos, Jesús nos dejó el sa-cramento de la Confesión.

- En la tarde del domingo de resurrección, Jesús se apa-reció a sus apóstoles y les dijo:

“Como me envió mi Padre, así les envío yo. Reciban el Espíritu Santo, a quien le perdonen los

pecados, les serán perdonados; y a los que no se los perdonen, no

les serán perdonados”.(Jn. 20,19-23).

- Como ves, Jesús mismo dio a los sacerdotes el “po-der” para perdonar los pecados.

- Algunas personas de sectas dicen que no se necesita confesarse con el sacerdote, que sólo hay que pedir perdón a Dios directamente. No te dejes confundir, esto no es cierto. En este evangelio vemos muy claro que Cristo da a sus apóstoles (los primeros sacerdotes) el poder de perdonar los pecados y nos dice que cada persona pida perdón a Dios directamente para que se le perdonen.

- Para saber cómo se hace una confesión, lo primero que hay que entender es:

¿QUÉ ES PECAR?- Pecar es HACER EL MAL, desobedecer a Dios y ofen-

derlo.- ¿Y cómo se cuándo peco? Pues pecas cuando no cum-

ples los diez mandamientos de Dios, y son:1) Amarás a Dios sobre todas las cosas.2) No tomarás el nombre de Dios en vano.3) Santificarás las fiestas.4) Honrarás a tu padre y a tu madre.5) No matarás.6) No cometerás actos impuros.

“Tus pecados te son perdonados, levántate y anda”

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7) No robarás.8) No mentirás.9) No consentirás pensamientos ni

deseos impuros.10) No desearás los bienes ajenos.

Estos 10 mandamientos se resumen en 2: Amarás a Dios sobre todas cosas y al próji-mo como a ti mismo- Los pecados, según lo graves que sean

pueden ser: pecados mortales o peca-dos veniales.

¿QUÉ ES UN PECADO MORTAL?- Para que un pecado sea mortal, debe

cumplir tres condiciones:1) Que el pecado sea GRAVE, o sea,

cuando va en contra de la ley de Dios.

2) Que el pecador SEPA que eso que va a hacer “es pecado”.

3) Que a pesar de saber que eso es pe-cado, DECIDA hacerlo.

¿QUÉ ES UN PECADO VENIAL?- Es hacer un pecado pequeño, una falta

leve contra la ley de Dios.- Pongamos un ejemplo: una persona

que dice una mentira grande que va a hacerle mucho mal a otra persona, y lo hace sabiendo que mentir es pe-cado, comete un pecado mortal. Una persona que dice una mentiradudan-do comete un pecado venial. Mentir es siempre pecado, pero hay de mentiras a mentiras ¿no?

- ¿Qué pecados deben confesarse? Deben confesarse todos los pecados

mortales que no se hayan confesado antes.

- ¿Es necesario confesar los pecados ve-niales?

Según el Catecismo no es necesario, bastaría con pedir perdón a Dios, pero la Iglesia nos recomienda confesarlos, porque cada vez que nos confesamos recibimos una GRACIA ESPECIAL, una ayuda de Dios para no volver a pecar.

¡Recuerda que Dios te ama y te perdo-na siempre!

“Dios vive un deseo inagotable de

brindar misericordia”

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CAPÍTULO III

Oración:Respiraciónde nuestra Alma

“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría” ( Santa

Teresita del Niño Jesús).

La cuaresma es el tiempo privilegiado para retirarnos al DESIERTO, buscar espacios amplios y vacíos para estar a solas con Dios, para que nuestra alma perciba la presencia de Jesucristo y entre en diálogo con Él y por Él unirnos a la Santísima Trinidad, Dios Amor y eterno.¡Dejémonos enseñar por Jesús!:

“Tú, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve

en lo secreto, te recompensará” (Mt.6, 6).

El Señor nos aconseja:

EL SILENCIO: Debemos buscar el silencio interior y exte-rior; esto último es fácil cuando nos apartamos del ruido del mundo; apagamos celulares, televisor, radio, etc. El silencio interior es apartarnos de las preocupaciones te-rrenas, imaginaciones, inquietudes, todo ese ruido men-tal que nos impide centrar la atención en lo esencial.

LA SOLEDAD: Es apartarnos de toda distracción para es-tar a solas con Dios. Puede que estemos rodeados de gen-te, cosas, actividades; en medio de todo ello hay que tener la capacidad de SER CONSCIENTES QUE ESTAMOS ANTE DIOS, hacer un alto y dirigirnos a Él desde lo más profun-do de nuestra conciencia.

ACTITUD FILIAL: Saber que el Dios Creador, Santo, Eter-

no, Todopoderoso, ES NUESTRO PADRE que nos espera en todo momento como al hijo pródigo para llenar nues-tro corazón de su misericordia, gracia, amor, luz, paz, alegría.

“Y al orar, no hablen mucho, como los gentiles, que se imaginan que por su palabrería van a ser escuchados. No sean como ellos, porque nuestro

Padre sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan.Ustedes oren así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre… (Mt.6, 7-9).

La oración del Padre Nuestro es el CORAZÓN de toda oración, por estas palabras Dios y el hombre se unen en ESPÍRITU y EN VERDAD, expresan todo lo que Dios desea de los hombres y todo lo que los hombres desean de Dios; por eso, hacia allí debemos conducir todas nues-

“La Iglesia sabe de esperas largas y de aguante apostólico”

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tras aspiraciones y esperanzas para que en nuestra vida se manifieste el proyecto de Dios, como seres inteligentes y libres colaborar con nuestro Padre del cielo para nuestra propia felicidad, en el desarrollo de la comunidad huma-na y en la salvación eterna de nuestras almas. “Llegado al lugar les dijo: Pidan para que no caigan en tentación. Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: Padre si quieres, aparta de mi este Cáliz; pero no se haga mi

voluntad sino la Tuya” (Lc.22, 40-42).

Nuestra oración debe concluir en esta disposición fir-me de OBEDIENCIA, una vez conocida la voluntad de Dios debe ser realizada con prontitud y alegría, aquí se reco-noce que realmente hemos orado como hijos de Dios, el mismo Señor nos lo recuerda: “No todo el que me diga: ¡Señor! ¡Señor! Entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial” (Mt. 7,21).

Cuánta profundidad de VIDA y AMOR nos muestra nuestro Señor Jesucristo que sólo por la oración podemos alcanzar.

Ahora ¿Cómo podemos realizarla? Podemos hacerla con la boca, con la mente y el corazón.

Se llama ORACIÓN VOCAL cuando pronunciamos las palabras del Padre Nuestro, Ave María, Gloria, Credo, Sal-ve, o todo lo que nace de nuestro corazón para alabarle, adorarle, agradecerle, pedirle perdón y pedirle favores.

Se llama ORACIÓN MENTAL cuando entra en ejerci-cio nuestra inteligencia para descubrir lo que Dios quiere decirnos a través de su PALABRA revelada en la Sagrada Escritura y en la Tradición Divina, consignada en oracio-nes, himnos, salmos, narraciones, parábolas, etc.

Se llama ORACIÓN DE CONTEMPLACIÓN cuando nuestro corazón corresponde al AMOR DE DIOS con ese impulso de confianza y gratitud por todo lo bueno que hace por nosotros

con el vivo deseo de hacer todo y sólo lo que Dios quiere.

ORACION PERSONAL

La oración cristiana se vive de forma personal y comu-nitaria. PERSONALMENTE, elige el momento y lugar de cada día, de preferencia al comenzar la mañana. Puede ser en tu misma habitación, un lugar especial de la casa, una iglesia cercana, capilla u oratorio, especialmente ante Jesús Sacramentado que nos espera en la Capilla a la en-trada de la Catedral.

Para iniciar ese trato amable con Dios ponte de rodi-llas haz la señal de la Cruz y dices el acto de presencia de Dios:

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me

ves y que me oyes, te adoro con profunda reverencia, te pido perdón

por mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José mi Padre y Señor, Ángel de mi Guarda

intercedan por mí” Amén.

“La Iglesia sabe de esperas largas y de aguante

apostólico”

26 27

Ya has iniciado la oración, que de acuerdo a tus cir-cunstancias lo has fijado en 15 minutos, media hora o una hora; puedes tomar como tema de oración - diálogo con nuestro Padre Dios - un pasaje del Evangelio, un texto de un libro espiritual, los Misterios del Santo Rosario, un salmo, etc. Después de leer un breve párrafo pregún-tate ¿Qué he leído?, luego le preguntas a Dios ¿Qué me quieres decir con esto Señor? ¿Qué me pides? ¿Cómo lo puedo hacer? ¿Qué me falta para ser fiel a ti? … lue-go ya irán saliendo los propósitos y las decisiones para que ames más y más a Dios haciendo que tu vida se vaya apareciendo poco a poco al de nuestro Señor Jesucris-to. Si queda tiempo que has fijado vuelve hacer lo mis-mo con el siguiente párrafo.

Para concluir tu oración te vuelves a poner de rodi-llas y dices:

“Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos

e inspiraciones que me has comunicado en este rato de oración,

te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José mi Padre y Señor, Ángel de mi Guarda

intercedan por mí”. Amén.Viviendo cada día tu oración personal irás conociendo más a Dios y su voluntad, te irás conociendo más y más a ti mismo para desarrollar en ti lo más importante: tu capacidad de amar e irás empoderándote de tu realidad para que se abran a tus pies el camino de la vida eterna. ¡COMIENZA EN ESTA CUARESMA!

ORACION COMUNITARIA

La ORACIÓN COMUNITARIA es cuando oramos REUNI-DOS en un lugar, de acuerdo a nuestras circunstancias, puede ser en el hogar, en el campo contemplando la na-turaleza, en una capilla; lo ideal es que sea en el Templo o la Iglesia que es el espacio Sagrado dedicado especialmen-te para estar unidos por la fe con Dios, nuestro Padre.

Esta oración es tan esencial como lo es la oración per-sonal porque Dios nos llama a la comunión con Él y con nuestros hermanos, si no podemos cada día por lo menos una vez a la semana. El mismo Señor Jesucristo nos dice:

“Les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que

fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde

están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de

ellos” (Mt. 18, 19-20).Nuestros primeros hermanos fueron infalibles en esta

obediencia:

“Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres de

María, la Madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hech. 1,14).

“Enséñame, Señor, tu camino para que siga tu verdad”

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LA SANTA MISALa Oración comunitaria por EXCELENCIA en nuestra

Iglesia es la celebración de la SANTA MISA.

En este tiempo, tan privilegiado, de conversión la Santa Misa debe ser el centro del día, la cumbre de to-das nuestras vivencias cuaresmales y la fuente de nues-tra purificación espiritual; para que sea así te recuerdo lo que debemos tener presente:En la Santa Misa PARTI-CIPAMOS de la celebración DEL MISTERIO DE NUESTRA SALVACIÓN, REALIZANDO LA PERFECTA ADORACIÓN A DIOS.

ES LA PRESENCIA DE CRISTO, a cada celebración vamos a encontrarnos personalmente con ÉL, Cristo está presente en la comunidad reunida, en su Pala-bra proclamada, en la persona del sacerdote y, sobre todo, de manera real, substancial y objetiva en las es-pecies eucarísticas (Pan y Vino).

Cristo personalmente nos espera, “Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los Apóstoles; y les dijo:

“Al celebrar la Eucaristía la Iglesia manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es. En efecto, en la obra de salvación, Cristo libera

a la creación del pecado y de la muerte para consagrarla de nuevo y devolverla al Padre, para su gloria.

La acción de gracias de los miembros del Cuerpo participan de la de su

cabeza.” (CEC.2637).

“La Eucaristía, no es un premio para los perfectos, sino

un generoso remedio y un alimento para los débiles”

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con ansia he deseado comer esta Pascua con uste-des…” (Lc. 22,14-15), desea estar unido a los que cree-mos en Él para darnos vida en abundancia; por eso, la motivación más profunda para ir a la Santa Misa debe ser ENCONTRARNOS Y ESTAR CON ÉL.

Cristo está presente para ACTUALIZAR SU MUERTE Y RESURRECCIÓN, su santo sacrificio redentor; al par-ticipar de la Santa Misa debemos querer libremente morir al pecado y resucitar a la vida nueva.

No podemos salir de la Santa Misa tal como hemos entrado. Si hemos participado digna, atenta y devo-tamente saldremos más firmes en la fe, más decididos a luchar contra los pecados, más deseosos de servir a nuestros hermanos y dar testimonio de Cristo Jesús.

Cristo está presente PARA SER ALIMENTO DE VIDA ETERNA; con su infinito poder, con su sabiduría in-sondable y su amor divino ha elegido este modo de llegar a nuestro corazón para devolvernos la dignidad de hijos de Dios.

San Juan, el discípulo amado del Señor, dedica todo el capítulo 6 de su Evangelio para explicarnos esta eter-na verdad: “Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo” (Jn. 6,51)

La verdadera unión, real y objetiva, con Dios se realiza cuando comulgamos; por eso, todas nuestras aspiracio-nes, actividades y esperanzas deben encaminarse como a la CUMBRE de todo a recibirle al Señor en la santa comu-nión.

A esta participación debe estar encaminada nuestra FE, para prepararnos:

1. Al comenzar la Santa Misa hacer el ofrecimiento de la celebración con actos de fe, esperanza y caridad: por ejemplo:

“¡Dios mío! Creo firmemente que en la Santa Misa, tu Hijo amado,

mi Señor Jesucristo, se ofrece como víctima para la salvación de la humanidad, espero alcanzar de

Él las gracias necesarias para mi santificación dando testimonio de tu vida y para la salvación eterna de mi alma, quiero amarte como Tú quieres

que te ame. Que mi fe, esperanza y caridad sean entregadas a ti por las

manos purísimas de mi Madre, la Virgen María”. Amén.

“¡Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo! ha llegado el momento de unirme a Ti, por la Santa Comunión en mi

Señor Jesucristo, yo te amo con todo mi corazón, con toda mi alma

y con todas mis fuerzas y quiero vivir inseparablemente unido a tu divinidad. Sin ti Señor Jesucristo

soy nada, débil, lleno de pecado y de miserias, solo por Él y en Él tendré luz, paz y salvación. ¡Te necesito

Jesús! ¡Ven pronto a mi alma!” Amén.

“Señor, ¡enséñanos a orar!”

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2. Antes de recibirle al Señor en la comunión, siendo conscientes que estamos en gracia de Dios (sin peca-dos mortales) y habiendo guardado una hora de ayuno eucarístico, hacer una breve oración, por ejemplo:

Luego acércate con fe, amor y con la debida atención, respeto y humildad ponte de rodillas, desde ese mismo momento comienza a dialogar con ÉL que es el Camino, la Verdad y la Vida, es la Luz, es el Agua Viva, es tu Ami-go, tu Hermano, Maestro, Médico. Liberador…, ES DIOS. Al volver al lugar desde donde estás participando arrodí-llate todo el tiempo que puedas y continúa tu diálogo de Fe; a Jesús le gusta mucho que le digamos: “CREO EN TI, ESPERO TODO SOLO DE TI Y QUIERO AMAR COMO TU NOS AMAS”.

3. Al terminar la Santa Misa, ponte de rodillas y agra-dece al Señor por haber tenido la dicha de estar con ÉL, de haber participado en su santo sacrificio y por haber venido ÉL mismo a tu corazón, luego, pídele que esa vivencia sea para que crezcas como Hijo de Dios, que te ayude a desenmascarar las apariencias de tantas obras malas que se presentan como buenas, que te dé fuerza para vencer las tentaciones y luz para dar testimonio de tu fe para que muchísima gente que no lo conoce se den cuenta del poder, de la sabiduría y amor de Dios. Nunca te olvides de la Virgen María, acude a ella para que todo lo que has vivido en la Santa Misa se enraíce, se anide y se haga vida en todos los instantes de tu vida personal y encuentres el verda-dero camino de Jesucristo.

EL SANTO ROSARIODespués de la Santa Misa la oración comunitaria de los

hijos de Dios es el SANTO ROSARIO, “Evangelio hecho oración” como lo enseñó el Papa Juan Pablo II: “Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor” (El Rosario de la Virgen María. Juan Pablo II)

¿QUÉ SIGNIFICA ROSARIO? “Rosario” viene de la palabra ROSAS, conjunto de rosas espirituales que entregamos a la Virgen María para que ella le entregue a nuestro Padre Dios. El Padre nuestro, Ave María, Gloria, Credo, Jacula-torias (oraciones breves), los misterios de la vida de Jesús que contemplamos, las letanías (alabanzas y súplicas) a la Virgen María, forman un ramillete floral tanto más her-moso cuando lo rezamos con fe, amor y atención.

En esta oración intervienen los labios, la mente y el corazón. Con los labios pronunciamos las palabras más sublimes enseñadas por nuestro Señor Jesucristo (Padre Nuestro), el Ave María son palabrasdichas por el Arcán-gel San Gabriel y Santa Isabel, el Credo y Gloria oracio-nes formuladas por nuestra Iglesia y las Letanías, acto de contricción y jaculatorias nacidas de corazones que aman a Dios con sinceridad.

Con la mente meditamos todos los misterios de nues-tra salvación que realizó nuestro Señor Jesucristo desde el momento de su encarnación en el vientre de la Virgen María hasta que ella es coronada como Reyna y Madre de todo lo creado. Así meditamos los Misterios Gozosos (la Infancia de Jesús), los Misterios Luminosos (La vida pú-blica de Jesús), los Misterios Dolorosos (La pasión y muer-te de Jesús) y los Misterios Gloriosos (El triunfo de Cristo sobre el pecado, el dolor y la muerte).

Con el corazón contemplamos el rostro amado de nuestro Redentor que nos habla en lo más íntimo de nues-tro ser: en los Misterios Gozosos, el rostro de Niño que nos pide inocencia, pureza de alma y confianza plena en Dios; en los Misterios Luminosos, el rostro sereno, firme y dul-ce que nos pide madurez de vida, decisión irrevocable de seguirle para siempre, en los Misterios Dolorosos, el ros-tro lacerado por la traición, la infidelidad y el abandono, bañado de sudor, lágrimas y sangre, que nos muestra la gravedad, maldad y asquerosidad de nuestros pecados personales que si no fuera por ese sufrimiento redentor nos llevarían al dolor constante, a la injusticia, a la conde-nación eterna en el infierno, en los Misterios Gloriosos, el rostro radiante de paz y amor que nos llama a la verdade-ra lucha contra el pecado y a la confianza plena en Él para todo y en todo entregándonos al Espíritu Santo para sa-lir por todas partes a proclamar con nuestra vida, obras y palabras el mensaje de salvación, felicidad y eternidad.

Podemos y debemos rezarlo en familia, elijan un día fijo a la semana, de preferencia el sábado, día dedicado a la Virgen María, a una hora adecuada para que toda la fa-milia participe.

“Con la humildad se conquista la

gloria”

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1. La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc, 1, 26-38)2. La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. (Lc. 1, 39-56) 3. El Nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén. (Lc.2,1-20)4. La Presentación del Niño Jesús en el templo. (Lc. 2, 22-38)5. El Niño Jesús Perdido y hallado en el templo. (Lc. 2, 41-50)

1. El Bautismo de Jesús en el Jordán. (Mt. 3, 13-17)2. La autorevelación de Jesús en las bodas de Caná. (Jn. 2, 1-12)3. El anuncio de Reino de Dios invitando a la Conversión. (Mt. 4, 12-17)4. La Transfiguración del Señor en el monte Tabor. (Lc. 9, 28-36)5. La Institución de la Eucaristía. (Lc. 22, 14-20)

“Dulce corazón de María, sed de mi salvación”

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1. La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní. (Lc. 22, 39-46)2. La flagelación del Señor atado a la columna. (Lc. 22, 63-65)3. La coronación de espinas. (Jn. 19, 1-7)4. La cruz a cuestas camino del Calvario. (Jn. 19, 16-22)5. La crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. (Jn. 19, 23-30)

1. La triunfante Resurrección del Hijo de Dios. (Jn. 20, 1-10)2. La Ascensión del Hijo de Dios a los cielos. (Hech. 1, 6-11)3. La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y María Santísima. (Hech. 2, 1-13)4. La Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los cielos. (Ap. 12, 1-6)5. La Coronación de la Virgen María como Reina y Señora de todo lo creado. (Ap. 12, 13-17)

“Llagado y escarnecido solo

por mi amor”

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EL VIA CRUCISAl recorrer el “Camino de la Cruz” quedamos sobre-

cogidos por dos constataciones: la certeza del poder de-vastador del pecado y la certeza del poder salvador del amor de Dios.

ORACIÓNSeñor mío y Dios mío,

bajo la mirada amorosa de nuestra Madre,nos disponemos a acompañarte

por el camino de dolor,que fue precio de nuestro rescate.

Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste,ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito,

porque eres inocente y vas a morir por nosotros,

que somos los únicos culpables.Madre mía, Virgen dolorosa,

ayúdame a revivir aquellas horas amargasque tu Hijo quiso pasar en la tierra,

para que nosotros, hechos de un puñado de lodo,

viviésemos al finen la libertad y gloria de los hijos de Dios.(San Josemaría Escrivá)

PRIMERA ESTACIÓN

Jesús es condenado a muerte

V. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimosR. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 22-23.26

Pilato les preguntó: « ¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?» Contestaron todos: «¡Que lo crucifiquen!» Pilato insistió: «pues ¿Qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: « ¡Que lo crucifiquen!» Entonces le soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

MEDITACIÓNConocemos bien esta escena de condena: ¡Es la cróni-

ca de todos los días! Pero nos quema en el alma una pre-gunta: ¿Por qué es posible condenar a Dios? ¿Por qué Dios, que es Omnipotente, se presenta revestido de debilidad? ¿Por qué Dios se deja avasallar por el orgullo y la pre-potencia de la arrogancia humana? ¿Por qué Dios calla? Nuestro tormento es el silencio de Dios, es nuestra prue-ba. Pero es también la purificación de nuestra prisa, es la cura de nuestro deseo de venganza. El silencio de Dios es la tierra donde muere nuestro orgullo y brota la verda-dera fe, la fe humilde, la fe que no hace preguntas a Dios, sino que se entrega a él con la confianza de un niño.

ORACIÓNSeñor, ¡Qué fácil es condenar! Qué fácil es tirar pie-

dras: las piedras del juicio y la calumnia, las piedras de la indiferencia y del abandono. Señor, tú has decidido po-nerte de parte de los vencidos, de parte de los humilla-dos y condenados. Ayúdanos a no convertirnos jamás en verdugos de los hermanos indefensos, ayúdanos a tomar posturas valientes para defender a los débiles, ayúdanos a rechazar el agua de Pilato porque no limpia las manos, sino que las mancha de sangre inocente.

Padre Nuestro. Ave María.V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

“El dolor purifica, el dolor ilumina, el dolor libera”

“Jesús, Concédeme la gracia de seguirte hasta el

final”

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SEGUNDA ESTACIÓN

Jesús con la cruz a cuestas

V. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 27-31

Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pre-torio y reunieron alrededor de él a toda la compañía, lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabe-za y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «Salve, Rey de los judíos».

MEDITACIONEn la pasión de Cristo se ha desencadenado el odio,

nuestro odio, el odio de toda la humanidad. En la pasión de Cristo, nuestra maldad ha reaccionado ante la bondad, se ha desatado con irritación nuestro orgullo ante la hu-mildad, nuestra corrupción se ha resentido ante la lim-pidez esplendorosa de Dios. Y así, ¡nosotros mismos…nos hemos convertido en la cruz de Dios! Nosotros, ne-ciamente rebeldes, nosotros, con nuestros absurdos pe-cados, hemos construido la cruz de nuestra inquietud y de nuestra infelicidad: hemos fabricado nuestro castigo. Pero Dios toma la cruz sobre sus hombros, nuestra cruz, y nos desafía con el poder de su amor. ¡Dios toma la cruz! Misterio insondable de bondad. Misterio de humildad que nos avergüenza de ser todavía orgullosos.

ORACIÓNSeñor Jesús, Tú has entrado en la historia humana y

has visto que te era hostil, rebelde a Dios, enloquecida a causa de la soberbia, que hace creer al hombre que tiene una estatura tan grande…como su propia sombra. Señor Jesús, Tú no nos has avasallado, sino que te has dejado do-blegar por nosotros, por mí, por cada uno. Cúrame, Jesús, con tu paciencia, sáname con tu humildad, devuélveme a la estatura de criatura: mi estatura de pequeño…infinita-mente amado por ti.

Padre Nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

TERCERA ESTACIÓN

Jesús cae por primera vezV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del libro del profeta Isaías 53, 4-6

El soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, tritu-rado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errába-mos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Se-ñor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

MEDITACIÓNSegún el modo de pensar humano, Dios no pue-

de caer…y sin embargo cae. ¿Por qué? No puede ser sig-no de debilidad, sino solo un signo de amor: un mensa-je de amor por nosotros. Al caer bajo el peso de la cruz, Jesús nos recuerda que el pecado pesa, el pecado abate y destruye, el pecado castiga y hace daño: por esto el peca-do es un mal. Pero Dios nos ama y quiere nuestro bien; y el amor lo impulsa a gritar a los sordos, a nosotros que no queremos oír: «Salgan del pecado, porque les hace daño. Les quita la paz y la alegría; les aparta de la vida y hace que dentro de ustedes se seque la fuente de la libertad y de la dignidad». ¡Salgan! ¡Salgan!.

ORACIÓN Señor, hemos perdido el sentido del pecado. Hoy se

está difundiendo con engañosa propaganda una enloque-cida apología del mal, un absurdo culto a Satanás, un de-seo loco de trasgresión, una falaz e inconsistente libertad que exalta el capricho, el vicio y el egoísmo, presentán-dolos como conquistas de civilización.

Señor Jesús, ábrenos los ojos: Haz que veamos el fango y reconozcamos lo que es, para que una lágrima de arre-pentimiento nos vuelva a dar la limpieza y el espacio de verdadera libertad. ¡Ábrenos los ojos, Señor Jesús!

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

“El que quiera seguirme que cargue su cruz y

que me siga”

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CUARTA ESTACIÓN

Jesús se encuentra con su MadreV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Lucas 2, 34-35.51

Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se le-vanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te tras-pasará el alma». Bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su Madre conservaba todo esto en su corazón.

MEDITACIÓNToda madre es transparencia del amor, es hogar de

ternura, es fidelidad que no abandona, porque una ver-dadera madre ama incluso cuando no es amada. ¡María es la Madre! En Ella, la feminidad no tiene sombras, y el amor no está contaminado por rebrotes de egoísmo que aprisionan y bloquean el corazón.

María es la madre. Su corazón permanece fielmen-te junto al corazón del hijo y sufre y lleva la cruz, y sien-te en la propia carne todas las llagas de la carne del Hijo, María es la Madre, y sigue siendo Madre: para nosotros, por siempre.

ORACIÓN Señor Jesús, todos necesitamos a la Madre. Tenemos

necesidad de un amor que sea auténtico y fiel. Necesita-mos un amor que nunca vacile, un amor que sea refugio seguro para los momentos de miedo, de dolor y de prue-ba.

Señor Jesús, necesitamos mujeres consagradas, espo-sas, madres, que devuelvan a los hombres el rostro her-moso de la humanidad, Señor Jesús, tenemos necesidad de María: la mujer, la esposa, la madre que no deforma ni reniega jamás el amor. Señor Jesús, te pedimos por todas las mujeres del mundo.

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

QUINTA ESTACIÓN

Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruzV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27,32; 16,24

Al salir encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Jesús había di-cho a sus discípulos: «El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga»

MEDITACIÓNSimón de Cirene, tú eres un insignificante y pobre la-

brador desconocido, del que no hablan los libros de his-toria. Y, no obstante, ¡tú haces la historia! Has escrito uno de los capítulos más hermosos de la historia de la huma-nidad; tú llevas la cruz de otro, levantas el madero del pa-tíbulo e impides que aplaste a la víctima. Tú nos devuelves la dignidad a todos nosotros recordándonos que somos nosotros mismos sólo cuando no pensamos en nosotros mismos. Tú nos recuerdas que Cristo nos espera en el ca-mino, en el rellano, en el hospital, en la cárcel…en las pe-riferias de nuestras ciudades. ¡Cristo nos espera…! ¿Lo re-conoceremos? ¿Lo asistiremos? ¿O moriremos en nuestro egoísmo?

ORACIÓNSeñor Jesús, se está apagando el amor y el mundo se

convierte en un lugar frío, inhóspito, inhabitable. Rompe las cadenas que nos impiden correr hacia los demás. Ayú-danos a encontrarnos con nosotros mismos en la caridad. Señor Jesús, el bienestar nos está deshumanizando, la di-versión se ha convertido en una alienación, una droga y la publicidad monótona de esta sociedad es una invitación a morir en el egoísmo. Señor Jesús, reaviva en nosotros la llama de amor que Dios nos puso en el corazón al inicio de la creación. Líbranos del egoísmo y recuperaremos de in-mediato la alegría de vivir y las ganas de cantar.

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

“¡Quédate con nosotros Señor!”

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SEXTA ESTACIÓN

La Verónica enjuga el rostro de JesúsV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del libro del profeta Isaías 53, 2-3

No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atra-yente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros.

MEDITACIÓNEl rostro de Jesús está empapado de sudor, regado de

sangre, cubierto de salivazos insolentes. ¿Quién tendrá valor para acercarse? ¡Una mujer! Una mujer se adelanta manteniendo encendida la lámpara de la humanidad…y enjuga el Rostro: ¡y descubre el Rostro! ¡Cuántas personas sin rostro hay hoy! Cuántas personas se ven desplazadas al margen de la vida, en el exilio del abandono, en la indi-ferencia que mata a los

indiferentes. En efecto, sólo está vivo quien arde de amor y se inclina sobre Cristo que sufre y que espera en quien sufre, también hoy. ¡Sí, hoy! Porque mañana será demasiado tarde.

ORACIÓNSeñor Jesús, bastaría un paso y el mundo podría cam-

biar. Bastaría un paso y podría volver la paz en la familia; bastaría un paso y el mendigo ya no estaría solo, bastaría un paso y el enfermo sentiría una mano que le estrecha su mano,… para que ambos se sanen. Bastaría un paso y los pobres podrían sentarse a la mesa alejando la tristeza de la mesa de los egoístas que, solos, no pueden hacer fiesta. Señor Jesús, ¡bastaría un paso! Ayúdanos a darlo, porque en el mundo se está agotando todas las reservar de la ale-gría. Señor, ¡ayúdanos!

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor PequéR. Ten piedad y misericordia de mí.

SEPTIMA ESTACIÓN

Jesús cae por segunda vezV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del profeta Jeremías 12,1

C. Tú llevas la razón, Señor, cuando discuto conti-go, no obstante, voy a tratar contigo un punto de justi-cia. ¿Por qué tienen suerte los malvados, y son felices to-dos los perversos? En cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante.

MEDITACIÓNNuestra arrogancia, nuestra violencia, nuestras injus-

ticias pesan sobre el cuerpo de Cristo. Pesan…Y Cristo cae de nuevo para darnos a conocer el peso insoportable de nuestro pecado. ¿Pero, que es lo que hiere hoy de modo particular el cuerpo santo de Cristo? Ciertamente una do-lorosa pasión de Dios es la agresión en lo que se refiere a la familia. Parece que hoy se esté dando una especie de anti-génesis, un anti-designio, un orgullo diabólico que pien-sa en aniquilar la familia. El hombre quisiera reinventar la humanidad modificando la gramática misma de la vida tal como Dios la ha pensado y querido. Pero ponerse en el lugar de Dios sin ser Dios es la arrogancia más insensa-ta, la más peligrosa de las aventuras. Que la caída de Cris-to nos abra los ojos y nos permita ver el rostro hermoso, el rostro auténtico y santo de la familia. El rostro de la fa-milia, de la cual todos tenemos necesidad.

ORACIÓN Señor Jesús, la familia es un sueño de Dios confiado a

la humanidad; la familia es un destello de Cielo compar-tido con la humanidad; es la cuna en la que hemos nacido y en la que renacemos continuamente en el amor. Señor Jesús, entra en nuestras casas y entona el canto de la vida. Reaviva la llama del amor y haznos sentir la belleza de es-tar unidos unos a otros en un abrazo de vida: a vida ali-mentada por el aliento mismo de Dios, el aliento de Dios-Amor. Señor Jesús, salva a la familia, ¡para salvar la vida! Señor Jesús, salva la mía, ¡nuestra familia!

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

“Cómo busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

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OCTAVA ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres de JerusalénV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Lucas 23,27-29.31

Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban por él, Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren por ustedes y por sus hijos.

MEDITACIÓNEl llanto de las madres de Jerusalén inunda de piedad

el camino del Condenado, mitiga la ferocidad de una eje-cución capital y nos recuerda que todos somos hijos: hi-jos nacidos del abrazo de una madre. Pero el llanto de las madres de Jerusalén es solo una pequeña gota en el mar de lágrimas derramadas por la madres: madres de crucifica-dos, madres de asesinos, madres de drogadictos, madres de terroristas, madres de violadores, madres de demen-tes: ¡…pero siempre madres! Pero el llanto no basta. El llanto debe rebosar en amor que educa, en fortaleza que guía, en severidad que corrige, en diálogo que constru-ye, en presencia que habla. El llanto ha de impedir otros llantos.

ORACIÓN Señor Jesús, tú conoces el llanto de las madres, en

cada casa, tú ves el recóndito lugar del dolor, tú sientes el gemido silencioso de tantas madres heridas por los hi-jos: ¡heridas hasta morir…, siguiendo vivas! Señor Jesús, tú deshaces los grumos de dureza que impiden la circu-lación del amor en las arterias de nuestras familias. Haz que nos sintamos hijos una vez más, para dar a nuestras madres en la tierra o en el cielo –el orgullo de habernos engendrado y la alegría de poder bendecir el día en que nacimos. Señor Jesús, enjuga las lágrimas de las madres, para que vuelva la sonrisa en el rostro de los hijos, en el rostro de todos.

Padre nuestro. Ave María.

V. Peque, Señor PequeR. Ten piedad y misericordia de mí.

NOVENA ESTACIÓN

Jesús cae por tercera vez

V. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del profeta Habacuc 1, 12-13;2, 2-3

¿No eres tú, Señor, desde antiguo mi santo Dios que no muere? Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal, no pueden contemplar la opresión. ¿Por qué con-templas en silencio a los bandidos, cuando el malvado de-vora al inocente?

MEDITACIÓNPascal ha hecho notar con agudeza: «Jesús estará en

agonía hasta el fin del mundo; no hay que dormirse du-rante este tiempo». Más, ¿dónde agoniza Jesús en este tiempo? La división del mundo en zonas de bienestar y en zonas de miseria…es la agonía de Cristo Hoy. En efecto, en el mundo hay como dos salas: en una se derrocha en otra se perece; en una se muere de abundancia y en la otra se muere de indigencia; en una se tiene miedo de la obesi-dad y en la otra se implora la caridad. ¿Por qué no abri-mos una puerta?

¿Por qué no formamos una mesa sola? ¿Por qué no entendemos que los pobres son la cura de los ricos? ¿Por qué? ¿Por qué somos tan ciegos?.

ORACIÓN Señor Jesús, Tú has llamado necio al hombre que vive

para acumular. Sí, es necio quien cree poseer alguna cosa, porque sólo uno es el propietario del mundo. Señor Jesús, el mundo es tuyo, solamente tuyo. Y Tú se lo has dado a todos para que la tierra sea una casa en la que coman to-dos y a todos cobije. Acumular, pues, es robar si el amon-tonar inútil impide a otros vivir. Señor Jesús, haz que ter-mine el escándalo que divide el mundo en palacetes y barracas. Señor, ¡edúcanos en la fraternidad!

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

“La naturaleza nunca perdona, el hombre alguna vez, Dios siempre”

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DÉCIMA ESTACIÓN

Los soldados se reparten las ropas de JesúsV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 23-24

Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado. Y apartaron la túnica. «No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quien le toca».

MEDITACIÓNLos soldados quitan a Jesús la túnica con la violencia

de los ladrones e intentan también quitarle el pudor y la dignidad. Pero Jesús es el pudor, Jesús es la dignidad del hombre y de su cuerpo. Y el cuerpo humillado de Cristo se convierte en denuncia de todas las humillaciones del cuerpo humano, creado por Dios como rostro del alma y lenguaje para expresar el amor. Más hoy se vende y se compra frecuentemente el cuerpo en las calles de las ciu-dades, por las calles de la televisión, en las casas conver-tidas en calle. ¿Cuándo entenderemos que estamos ma-tando el amor? ¿Cuándo entenderemos que, sin pureza, el cuerpo no vive ni puede generar vida?

ORACIÓN Señor Jesús, sobre la pureza se ha impuesto sagazmen-

te un silencio general: un silencio impuro. Se ha difundi-do incluso la convicción –totalmente embustera- de que la pureza es enemiga del amor. Es verdad todo lo contra-rio, Señor. La pureza es la condición indispensable para poder amar: para amar de verdad, para amar fielmente. Además, Señor, si uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo puede entregarse al otro? Solo quien es puro puede amar. Sólo quien es puro puede amar sin deshonrar. Señor Je-sús, por el poder de tu sangre derramada por amor danos un corazón puro para que renazca el amor en el mundo, el amor del que todos sentimos tanta nostalgia.

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

UNDÉCIMA ESTACIÓN

Jesús Clavado en la cruzV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo. 27, 35-42

Después de crucificarlo, encima de la cabeza coloca-ron un letrero un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los Judíos». Los que pasaban, lo injuriaban y de-cían meneando la cabeza: «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres hijo de Dios baja de la cruz».

MEDITACIÓNAquellas manos que habían bendecido a todos ahora

están clavadas en la cruz, aquellos pies que habían cami-nado tanto para sembrar esperanza y amor, ahora están clavados al patíbulo, ¿Por qué, Señor? ¡Por amor!, ¿Por qué la pasión? ¡Por amor!, ¿Por qué la cruz? ¡Por amor! ¿Por qué, Señor, no has bajado de la cruz respondiendo a nuestras provocaciones?

No he bajado de la cruz porque así habría consagrado la fuerza como dueña del mundo, mientras que el amor es la única fuerza que puede cambiar al mundo. ¿Por qué, Señor, este precio tan alto? Para decirles que Dios es amor, Amor infinito, Amor omnipotente. ¿Me creerán?

ORACIÓNJesús crucificado, todos nos pueden engañar, aban-

donar, defraudar; tú en cambio, nunca nos defraudarás. Tú has dejado que nuestras manos te clavaran cruelmen-te en la cruz para decirnos que tu amor es sincero, fiel, irrevocable. Jesús crucificado, nuestros ojos ven tus ma-nos clavadas y, a pesar de ello, capaces de dar la verdadera libertad; ven tus pies sujetos con clavos y sin embargo aún capaces de caminar y de hacer caminar. Jesús crucificado, ha terminado la quimera de una felicidad sin Dios. Volve-mos a ti, única esperanza y única libertad, única alegría y única verdad. Jesús crucificado, ¡ten piedad de nosotros, pecadores!.

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

“El valor del sufrimiento lo asume

Cristo por amor”

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DUODÉCIMA ESTACIÓN

Jesús muere en la cruzV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 45-6. 50

Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinie-blas sobre toda aquella región. A media tarde Jesús gri-tó: « Elí, Elí, lamásabaktaní», es decir: «Dios mío, Dios mío», ¿por qué me has abandonado?» Jesús, dio otro gri-to fuerte y exhaló el espíritu.

MEDITACIÓNNeciamente, el hombre ha pensado: Dios ha muerto.

Pero si Dios muere, ¿quién nos dará ahora la vida? Si Dios muere, ¿qué es la vida? La vida es Amor. La cruz, enton-ces, no es la muerte de Dios sino el momento en que se quiebra la frágil capa de humanidad, que Dios ha toma-do, y comienza a desbordarse el amor que renueva la hu-manidad. De la cruz

nace la vida nueva de Saulo, nace la conversión de Agustín, de la cruz nace la maravillosa caridad de Madre Teresa de Calcuta, de la cruz nace la valentía de Juan Pablo II, de la cruz nace la revolución del amor: por eso la cruz no es la muerte de Dios, sino el nacimiento del Amor en el mundo. ¡Bendita sea la cruz de Cristo?

ORACIÓN Señor Jesús en el silencio de esta tarde se oye tu voz:

«Tengo sed. Tengo sed de tu amor». En el silencio de esta noche se oye tu oración: «Padre, perdónales». En el si-lencio de la historia se escucha tu grito: «Todo está cum-plido». ¿Qué es lo que se ha cumplido? «Les he dado todo, les he dicho todo, les he traído la más hermosa no-ticia: Dios es amor. Dios les ama». En el silencio del cora-zón se siente la caricia de tu último don: «Ahí tienes a tu madre: a mí madre» [Jn 19,27]. Gracias, Jesús, por haber confiado a María la misión de recordarnos cada día que el sentido de todo es el Amor: el amor de Dios plantado en el mundo como una cruz. ¡Gracias Jesús!

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre

V. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura de Evangelio según San Mateo 27,55.57-58; 17,22-23

Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderle. Al anochecer llegó un hombre rico de Arima-tea, llamado José. Que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mando que se lo entregaran.

MEDITACIÓNSe ha perpetrado el delito: nosotros hemos matado a

Jesús. Y las llagas de Cristo arden en el corazón de Ma-ría, mientras que un mismo dolor abraza a la Madre con el Hijo. La Piedad. Sí, la Piedad grita, conmueve e hiere in-cluso a quien está acostumbrado a herir. La Piedad. A no-sotros nos parece que tenemos compasión de Dios, y, en cambio – una vez más es Dios quien tienen compasión de nosotros La Piedad. El dolor ya no es desesperado y jamás lo será, porque Dios ha venido a sufrir con nosotros. Y con Dios, ¿cómo se puede desesperar?

ORACIÓN María, en el hijo que abrazas,abrazas a cada hijo y

sientes el desgarro de todas las madres del mundo. Ma-ría tus lágrimas pasan de siglo en siglo y riegan los rostros y lloran el llanto de todos. María, tú conoces el dolor…pero crees. Crees que las nubes no apagan el sol, crees que la noche prepara la aurora. María, tu que has cantado el Magnificat, entónanos el canto que vence el dolor como un parto del que nace la vida. María, ruega por nosotros. Ruega también para que llegue hasta nosotros el contagio de la verdadera esperanza.

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

“Dios te salve María, mujer de dolores”

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DECIMOCUARTA ESTACIÓN

Jesús es puesto en el sepulcroV. Te adoramos, ¡Oh Cristo! y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 59-61José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una

sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entra-da del sepulcro y se marchó.

MEDITACIÓNA veces la vida se asemeja a un largo y melancólico sá-

bado santo. Todo parece haber terminado, se diría que triunfa el malvado, que el mal es más fuerte que el bien. Pero la fe nos hace ver a lo lejos, nos hace vislumbrar la luz de un nuevo día más allá de este día. La fe nos garanti-za que la última palabra la tiene Dios: solamente Dios. La fe es verdaderamente una lamparilla, pero es la única que ilumina la noche del mundo: su llama humilde se funde con las primeras luces del día: el día de Cristo Resucitado. La historia, pues, no termina en el sepulcro, sino que bro-ta en el sepulcro: así lo prometió Jesús, así fue, y así será.

ORACIÓN Señor Jesús, el Viernes Santo es el día de las tinieblas,

el día del odio insensato, el día de la muerte del Justo. Pero el Viernes Santo no es la última palabra: la última palabra es la Pascua, el triunfo de la Vida, la victoria del bien sobre el mal. Señor Jesús, el Sábado Santo es el día del vacío, el día del miedo y del desconcierto, el día en que todo pare-ce haber terminado. Pero el sábado santo no es el último día: El último día es la Pascua, la Luz que se enciende de nuevo, el amor que derrota todos los odios. Señor Jesús, mientras se concluye nuestro Viernes Santo y se repite la angustia de tantos Sábados Santos, danos la fe inquebran-table de María para crees en la verdad de la Pascua; danos su límpida mirada para ver los reflejos que anuncia el últi-mo día de la historia: «un cielo nuevo y una tierra nueva» ya comenzada en ti, Jesús Crucificado y Resucitado.

Padre nuestro. Ave María.

V. Pequé, Señor, pequé.R. Ten piedad y misericordia de mí.

Por la persona, salud e intenciones de su santidad el Papa Francisco:

Padre nuestro. Ave María. Gloria.

ORACIÓN FINAL“Oh Jesús, adorando tu último

suspiro, te ruego recibas el mío. No sabiendo actualmente

si tendré el libre uso de mi inteligencia cuando deje este

mundo, desde ahora te ofrezco mi agonía y los dolores todos de mi muerte, y que el último latido de mi corazón sea un acto de puro amor por ti. Señor y Dios mío,

desde hoy acepto gustoso como venido de tu mano el género de muerte que quieras enviarme,

con todos sus dolores, sus angustias y penas”. Amén.

“Cristo murió por mi, yo daré la vida

por Él.

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LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Esta preciosa oración comunitaria para pedir perdón y clemencia por la humanidad entera, acudiendo a la in-finita misericordia de nuestro Padre Dios, nace por ini-ciativa de nuestro mismo Señor Jesucristo que aparecién-dose a Sor Faustina Kowalska en Plock-Polonia, el 22 de febrero de 1931, le mostro su corazón del cual brotaban 2 rayos el uno de color rojo y otro pálido, que simboliza la sangre y el agua. El rayo pálido simboliza el agua que jus-tifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas.

Con esta oración acercamos y proclamamos al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios al hombre.

También alcanzar la misericordia de Dios para el mun-do entero, a través de practicar las nuevas formas de cul-to a la divina misericordia.

MODO DE REZARLO(Para rezar con las cuentas del Rosario)

De preferencia los viernes a las 3.00 pm.

Hacer la señal de la Santa Cruz

Padre nuestro… Ave María… Credo…

Al comienzo de cada decena (una vez): el que dirige:Padre eterno, yo te ofrezco el cuerpo, la sangre

El alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo,Nuestro Señor Jesucristo, en expiación deNuestros pecados y los del mundo entero.En cada cuenta de la decena (diez veces):

D. Por su dolorosa pasiónR. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero

Al Terminar (Tres veces, todos)Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten misericor-

dia de nosotros y del mundo entero.

Al terminar las cinco decenas (tres veces)¡Oh sangre y agua que brotaron

Del costado abierto de mi Señor JesucristoComo una fuente de salvación eterna!

¡En ti confío!

Se reza la Salve y se concluye con la señal de la Cruz.

“La misericordia de Dios quiso que nuestra fe fuera libre”

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Y los tiempos mesiánicos, se abren con San Juan Bautista, que “curiosamente” vive en el desierto, se alimenta de manera rudime.ntaria, viste pe-nitentemente, etc. (Mt 3,4). Y no es casualidad,

es parte del plan divino. Su predicación precisamente es

CAPÍTULO IV

LaPenitenciaLa mortificación pertenece a la esencia misma del cristia-nismo: no hay cristianismo sin cruz. Así consta en la Sa-grada Escritura y así lo vivieron los cristianos desde el co-mienzo.

Es más, fue también así en el Antiguo Testamento. En efecto Dios envía a los profetas a predicar la penitencia. Baste pensar en Jonás y su predicación en Nínive: “dentro de cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás 3,4). Y como la penitencia de sus habitantes movió la misericordia divi-na (Jonás 3,10).

Como explica a sus discípulos que era necesario que así sucediese (Lc 24,25-26): no había otro camino.

Es tan necesario que resulta incluso una condición bá-sica para poder ser cristiano. El mismo Jesús lo subraya cuando invita a seguirlo:

“hagan penitencia, pues el reino de los cielos está al llegar” (Mt 3,3).

Y el mismo Mesías comienza su vida pública, con cua-renta días de ayuno en el desierto (Mt 4,2). Invita a llevar la cruz. Anuncia la persecución a sus discípulos (Lc 21,12). Duerme a la intemperie en sus viajes (no tiene donde re-clinar su cabeza: Mt 8,20). Afirma que nadie tiene amor más grande que dar la vida por sus amigos (Jn 15,13). El mismo se entrega a la muerte para salvarnos: téngase en cuenta que todos los sufrimientos soportados por Cris-to en la Pasión deben considerarse voluntarios, no sólo como el ofrecimiento de algo sucedido contra la propia voluntad y que no puede evitarse:

“por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla

de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para

recobrarla de nuevo”

“Quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo, tome

su cruz y me siga”(Mt 16,24).

Y los discípulos, a quienes les costó mucho aceptar-lo al principio, acabaron entendiendo: poco después de Pentecostés cuando son azotados por el Sanedrín, sa-len felices de haber sido considerado dignos de sufrir por Cristo (Hechos 5,41) y sus cartas están llenas de referen-cias optimistas y hasta gozosas a la cruz. Un ejemplo entre muchos, en San Pablo:

“Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por

ustedes, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de

Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).

“La esencia de las cosas solo se

descubren con los ojos del amor”

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Por eso los cristianos desde muy temprano adopta-ron la cruz -el instrumento donde su Dios fue torturado y asesinado- como el signo cristiano por excelencia. Y no por masoquismo, sino por piedad: es la máxima manifes-tación del amor de Dios.

Y, aunque nadie busca serlo, los mártires son los hé-roes cristianos: se considera el martirio una gracia.

En la doctrina cristiana la salvación eterna pasa por la cruz. Ahí nos redimió el Salvador, y por allí debemos pa-sar también los discípulos. Santa Rosa de Lima lo decía de un modo gráfico: “fuera de la cruz no hay otra escalera por la que subir al cielo”. La mortificación tiene dos “ver-siones”. La “pasiva” consiste en la aceptación generosa y alegre de las penas, dolores y sufrimientos que nos vienen sin buscarlas. La “activa” son las que nos buscamos por propia iniciativa (sobre formas de penitencia, cfr. Cate-cismo de la Iglesia, 1434-1439).

Una aclaración. Los cristianos no estamos locos. Nadie piense que sentimos placer en el dolor -nos duele como a cualquiera, aunque obviamente con el tiempo uno se acostumbra-. Tampoco pensamos que es un “precio” que hemos de pagar por nuestra salvación.

Nos mueve el amor. Siendo el primer mandamiento el amor a Dios (Mt 22,37-40) -y a fin de cuentas el único, ya que todos los demás se dirigen a eso- no podía ser de otra manera: nos mortificamos por amor: como expresión de amor y para hacernos capaces de amar mejor.

Y, aunque es muy necesaria, la mortificación está muy lejos de ser la principal práctica cristiana. Tiene una fun-ción de purificación interior, y, por lo mismo no es un fin en sí misma: nos purificamos para ser más gratos a Dios y disponernos a ser más dóciles a la acción del Espíritu Santo.

La mortificación sólo tiene sentido y valor en un con-texto de amor a Dios. Quien se mortificara por otros mo-tivos -por soberbia o vanidad, para sentirse puro, supe-rior, o lo que sea- perdería todo el mérito de su acción, que quedaría vaciada de contenido. Y la verdad es que tampoco es para tanto... No somos mártires, ni nos senti-mos héroes, ni víctimas. Nos parece que es lo menos que podemos hacer por quien ha sufrido tanto por nosotros.

Los beneficios de la mortificación:¡Hace tanto bien al alma!

Purifica de los propios pecados y de sus consecuen-cias

“Espiritualiza” aumentando la sensibilidad para la oración

Da dominio sobre uno mismo

Aleja las tentaciones libera de caprichos Inmuniza contra el consumismo y la frivolidad Es escuela de generosidad. Lleva a superar defectos y a crecer en virtudes.

Y como la mejor mortificación es la que nos ayu-da a mejorar nuestro carácter y a darnos a los demás, tiene muchas consecuencias en el plano humano. Nos ayuda a trabajar mejor (la puntualidad y el orden, por ejemplo, son excelentes mortificaciones). A vivir me-jor la caridad y la convivencia (soportar pacientemen-te las bromas inoportunas, escuchar a personas pesa-das, etc. son otros tantos ejemplos de mortificación). Incluso ayuda a disfrutar más las cosas buenas de la vida (la falta de negación de uno mismo lleva a que las cosas “empalaguen”), de la misma manera que cuan-do éramos chicos, los caramelos que nos gustaban, los disfrutábamos más cuanto menos los comíamos.

La mortificación no nos amarga la vida, ni nos em-pequeñece el ánimo, sino que acaba siendo fuente de alegría.

Así lo vivieron los santos y millones de cristianos “comunes” que ven en la cruz una bendición de Dios.

Para comprender el sentido de la mortificación del cristiano es muy recomendable, por ejemplo, leer los textos de la Liturgia de Cuaresma: las oraciones y lec-turas de las Misas de cada uno de esos cuarenta días. Se puede encontrar allí un tesoro de doctrina.

Y si tenemos en cuenta que Dios sólo nos pide lo que necesitamos, descubriremos que paradójicamen-te la mortificación es clave para alcanzar la felicidad

¿Qué es la mortificación?Se trata de una práctica cristiana consistente en

negarse a uno mismo determinadas cosas, de suyo lí-citas, que se desean.

“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no puede dar fruto”.

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La finalidad de la mortificación es triple:1. Identificarse a Cristo en sus sufrimientos;2. Desagraviar por los propios pecados y por los de

todos los hombres;3. “Entrenamiento personal” para vencer la tenta-

ción.La penitencia y la mortificación son una parte pequeña

pero esencial de la vida cristiana. Jesucristo ayunó duran-te cuarenta días en preparación de su ministerio públi-co. La mortificación nos ayuda a resistir nuestra tenden-cia natural a la comodidad personal, que tantas veces nos impide responder a la llamada cristiana a amar a Dios y a servir al prójimo por amor de Dios. Además, esas mo-lestias voluntariamente aceptadas unen al cristiano con Jesucristo y con los sufrimientos que él voluntariamen-te aceptó para redimirnos del pecado.

La lucha contra el pecado después del BautismoNECESIDAD DE LA CONVERSIÓN

apóstol S. Juan dice también: «Si decimos: ‘no tenemos pecado’, nos engañamos y la verdad no está en nosotros» (1 Jn 1,8). Y a los cristianos de primera hora en Corinto, san Pablo exhortaba: «En nombre de Cristo les rogamos: reconciliarse con Dios» (2 Co 5, 20).

Así pues, la llamada de Jesús a la conversión: «El tiem-po se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviér-tanse y crean en la Buena Nueva» (Mc 1,15), no se diri-ge sólo a los que aún no le conocen, sino a todos los fieles cristianos que también deben convertirse y avivar su fe. «Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia» (Catecismo, 1428).

LA PENITENCIA INTERIORLa conversión comienza en nuestro interior: la que

se limita a apariencias externas no es verdadera conver-sión. Uno no se puede oponer al pecado, en cuanto ofensa a Dios, sino con un acto verdaderamente bueno, acto de virtud, con el que se arrepiente de aquello con lo que ha contrariado la voluntad de Dios y busca activamente eli-minar ese desarreglo con todas sus consecuencias. En eso consiste la virtud de la penitencia.

«La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas accio-nes que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la espe-ranza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia» (Catecismo, 1431).

La penitencia no es una obra exclusivamente huma-na, un reajuste interior fruto de un fuerte dominio de sí mismo, que pone en juego todos los resortes del conoci-miento propio y una serie de decisiones enérgicas. «La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones: “Conviértenos, Señor, y nos convertiremos” (Lam 5,21). Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo» (Catecismo, 1432).

DIVERSAS FORMAS DE PENITENCIA EN LA VIDA CRISTIANALa conversión nace del corazón, pero no se queda en-

cerrada en el interior del hombre, sino que fructifica en obras externas, poniendo en juego a la persona entera, cuerpo y alma. Entre ellas destacan, en primer lugar, las que están incluidas en la celebración de la Eucaristía y las del sacramento de la Penitencia, que Jesucristo instituyó para que saliéramos victoriosos en la lucha contra el pe-cado.

Además, el cristiano tiene otras muchas formas de

A pesar de que el Bautismo borra todo pecado, nos hace hijos de Dios y dispone a la persona para recibir el regalo divino de la gloria del Cielo, sin embargo en esta vida quedamos aún expuestos a caer en el pecado; nadie está eximido de tener que luchar contra él, y las caídas son frecuentes. Jesús nos ha enseñado a rezar en el Pa-drenuestro: «Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», y esto no de vez en cuando, sino todos los días, muy a menudo. El

“Por la Cruz a la cruz”

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poner en práctica su deseo de conversión. «La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración, la limosna (cfr. Tb 12,8; Mt 6,1-18), que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás» (Catecismo, 1434). A esas tres formas se reconducen, de un modo u otro, todas las obras que nos permiten rectificar el desorden del pecado.

La Iglesia nos impulsa a las obras de penitencia espe-cialmente en algunos momentos, que nos sirven además para ser más solidarios con los hermanos en la fe. «Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgi-co (el tiempo de Cuaresma, cada viernes en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia» (Catecismo, 1438).

¿Tiene sentido la mortificación?Cada año con la llegada de la Cuaresma -tiempo que

los católicos dedicamos a intensificar la oración y la peni-tencia- se reavivan las críticas, burlas o incomprensiones, hacia las prácticas cristianas de mortificación, llegando en ocasiones al escándalo: no faltan quienes se sorpren-den indignados de que todavía en el mundo secularizado y moderno haya quienes se mortifican.

Problemas de entendimientoNo deja de resultar curioso el rechazo que siente la cul-

tura postmoderna por la mortificación ajena. En el fondo, parecería encerrar una buena dosis de hipocresía.

Si se lo mira, desde un punto de vista meramente te-rrenal, se trata de algo libre que además beneficia a quien lo practica. En efecto:

• Supone el ejercicio de la libertad personal: nadie es obligado a hacerlo, sino que se hace de buena gana

• Se realiza por motivos espirituales: de elevación y mejora personal

• No perjudica a nadie: por el contrario, muchas mortificaciones favorecen a los demás (uno se niega a sí mismo en beneficio del prójimo).

• No daña la propia salud: es más, muchas mortifi-caciones contribuyen a su mejora.

• Se practica privadamente: no tiene por qué mo-lestar, ya nadie hace gala de sus mortificaciones, ni las muestra, ni las hace en público, sino que in-tenta ser lo más discreto posible por una cuestión de humildad, siguiendo la enseñanza del Maes-tro: “cuando ayunéis, no os finjan tristeza como los hipócritas, que desfiguran sus rostro para que la gente vea como ayunan. En verdad les digo

que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes perfuma tu cabeza y lava tu cara, para que los hombres no adviertan que ayunas, sino tu Padre que está en lo oculto; y tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará” (Mt 6,16-18).

Los cristianos entendemos que quienes tienen un plan-teo materialista de la vida no puedan entender la mortifi-cación y muchas otras cosas. El mismo Jesús, cuando re-prendió a Pedro por intentar convencerlo de que eso de la cruz era una locura, le dijo “tus pensamientos no son de Dios, sino de los hombres” (Mt 16,23). Por ese camino no se entiende. Y San Pablo señala: “el hombre animal no puede entender las cosas que son del espíritu de Dios, son necedad para él” (1 Cor 3, 14). Sucede que quien está satu-rado de materialismo, piensa y juzga todas las cosas según esas solas coordenadas: según el antiguo adagio, ya citado por el mismo San Pablo: “comamos y bebamos que ma-ñana moriremos” (1 Cor 15,32).

EL AYUNO ES UN GESTO DE AMOR

“Si me levantaré, volveré a mi Padre”

44 45

Guardar ayuno, entre otras cosas, es un gesto de amor que nos hace más cercanos a todos los que pasan algún tipo de hambre (comprensión, afecto, cariño, respeto, etc.); en definitiva, a todos los que todavía no reinamos con Cristo en su presencia. En el camino de amar cada vez

más intensamente al prójimo, el ayuno debe ser un medio más para cumplir cada vez más perfectamente el manda-to de Cristo.

¿En qué consiste el ayuno? - El ayuno consiste en no hacer más que una sola comida fuerte al día. Por la maña-na y por la noche se puede tomar algo líquido.

Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia, nos manda que guardemos el ayu-no en la Cuaresma; y nos abstengamos de tomar carne y su caldo en ciertos días.

En concreto, el cuarto mandamiento de la Iglesia se cumple: Viviendo el ayuno y la abstinencia el Miércoles de

Ceniza y el Viernes Santo; Viviendo la abstinencia todos los viernes del año,

o bien, en nuestro país, supliéndola por una obra especial de caridad, de oración o de sacrificio;

Viviendo durante la Cuaresma obras especiales de caridad, oración o sacrificio.

¿Por qué ayunar? - El ayuno sirve para dispo-nernos mejor a la oración, para hacer penitencia de los pecados cometidos y para preservarnos de cometer otros nuevos.

Porque con la penitencia la mente, desprendién-dose de lo terreno, se eleva con más facilidad a las cosas del cielo;

Porque la penitencia es un eficaz remedio para reprimir la concupiscencia y vencer los apetitos desordenados;

Porque con la penitencia se consigue la repara-ción de los pecados propios y ajenos;

Porque las obras de penitencia son fuente de mé-ritos ante Dios.

Hacer penitencia, sin embargo, implica al hombre la renuncia de tendencias y apetitos. Le supone negarse a sí mismo y representa para él una obligación costosa: por eso la Iglesia se encarga de recordar este deber, señalando un mínimo de pequeñas mortificaciones en las comidas que deben ser cumplidas ciertos días del año.

La Cuaresma se instituyó para imitar en alguna mane-ra el riguroso ayuno de cuarenta días que Jesucristo prac-ticó en el desierto y para prepararnos por medio de la pe-nitencia a celebrar santamente la Pascua.

¿Quién está obligado al ayuno? - Al ayuno están obli-gados todos los cristianos desde los catorce años cumpli-dos hasta los sesenta, si no están dispensados o excusados por legítimo impedimento.

“La verdad nos protege y hace libres”

46 47

No sólo respecto de los hijos, sino como pare-ja, pueden ayudarse cada día a conocer, vivir y transmitir la fe que madura en el amor y lleva a la esperanza. Entre los muchos caminos que

existen para cultivar la fe en familia, podemos manifestar: la oración en familia, el estudio de la doctrina católica, y la vida según las enseñanzas de Cristo. Los hijos también, conforme crecen, se convierten en protagonistas: pueden ayudar y motivar a los padres y a los hermanos para ser cada día más fieles a sus compromisos bautismales.

“Todos los fieles que forman una familia, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer peniten-cia... se dediquen los fieles de manera especial a la ora-ción, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abs-tinencia”.

Recomendamos a todas las familias acciones que po-damos realizar en cuaresma dentro del entorno familiar las cuales nacen de todos con fe y amor a Dios: Procura ser amable con las personas con quienes

convives. Haz un esfuerzo por dialogar en familia sobre

aquellos asuntos que convienen al espíritu fami-liar.

Sé atento con tus semejantes. Y si conduces, ha-zlo cristianamente.

Recorta las horas de televisión y el tiempo dedi-cado a las redes sociales de Internet. en cambio, amplía las de reflexión y oración.

Haz alguna lectura que te ayude a profundizar tu fe Controla tus apetitos: dulces, refrescos, tabaco,

alcohol y sé más libre. Dedica algún tiempo diario a la lectura de la Pala-

bra de Dios. Lucha contra el malhumor y la tristeza. Saborea

CAPÍTULO V

Para vivirla Cuaresmaen familia

lo bello de la vida. Presta mayor atención a las personas que a las co-

sas. En especial, quienes más lo necesitan: ancia-nos, enfermos, necesitados. Trátalos con cariño.

Comparte tu dinero un poco más con otros que tienen menos, a costa de caprichos, chucherías, aperitivos, etc.

Mejora en el trabajo, consciente de tu ideal cristiano. Cuida la naturaleza como don de Dios, evitando

todo desorden. Evita la crítica negativa, viendo y hablando de lo

positivo que puedes descubrir en cada semejante. Disminuye el consumo de alcohol y si alguien cer-

cano se excede, ayúdale a planteárselo e intentar superar el vicio.

Fomenta la paz a tu alrededor. Prescinde de enfa-dos, violencias, malos modales, groserías, insul-tos, etc.

Participa más en los actos y celebraciones de la Comunidad y de los Sacramentos.

Di la verdad. Habla claro, sin hipocresías ni men-tiras.

Intenta hacer felices a los tuyos, con tus detalles y cariños.

Reduce tu tiempo de uso del teléfono móvil y mi-nimiza el envío de mensajes sms. utiliza menos tu netbook y tu Ipad.

Haz un propósito concreto, signo principal de tu ejercicio cuaresmal, de tu primera atención; y participa en todas las celebraciones de Cuaresma y Pascua.

Realiza un retiro Cuaresmal. Ponte en silencio para meditar delante del Señor y pregúntale qué es lo que quiere de ti, qué es lo que espera de ti en tus circunstancias actuales.

Víctor Alejandro Sánchez y Edith Aguirre

En estas líneas queremos reflexionar especialmente sobre la responsabilidad que tienen los padres en el cultivo de la fe en la propia familia.

“La fe en acción es amar y el amor en acción es servicio”

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“Cristo obedeció hasta la muerte

de Cruz”

La Iglesia al vivir la Semana Santa se santifica y renue-va a si misma: como cree ora, obra, vive y da Testi-monio de la vida nueva en Cristo por el Espíritu San-to, porque ha vivido ya el misterio pascual.

Durante la Semana Santa seguiremos las huellas de nuestro Maestro, Tenemos que esforzarnos para vivir como si estuviéramos presentes en el lugar de los hechos, siendo uno más. ¿Cómo quieres participar? ¿Cómo los fa-riseos, los curiosos, Poncio Pilato, Herodes, los soldados, los Apóstoles, Judas? o ¿cómo la Virgen María, San Juan

Evangelista, La Magdalena?.¡Hoy el Maestro Te llama!: “El que quiera seguir-

me, niéguese a si mismo, Tome su Cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida, por mí, la encontrará” (Mt. 16, 24-25)

Y nos llama para orar con ÉL y estar vigilantes:“Vigilen y oren, para que no caigan en tentación; que

el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mc. 14, 38)Oremos unos por otros para que el Señor nos de la gra-

cia de la Conversión.

La palabra de Dios: Is. 50, 4-7; Sal 21;Filp. 2,6-11; Mt 26, 14-27,66

Celebramos la entrada Triunfal de Jesús a Jerusalén en la que Todo el pueblo lo alaba como Rey con cantos y pal-mas. Nosotros debemos proclamar a Jesús como el Rey y centro de nuestras vidas, que reyne en nuestra familia, en nuestra Patria y en el mundo entero.

Que sepamos descubrir el verdadero reynado de Cris-to, Rey del universo, Rey eterno, no solo de este mundo terreno, que veamos que su Trono debe ser nuestro cora-zón; un corazón que quiere morir al pecado, un corazón que quiere amar a Todo el mundo, hasta a los enemigos, que quiere gastar hasta el último aliento para hacer la vo-luntad de Dios.

Para reflexionar:1.- ¿Quiero realmente que Jesucristo sea mi Rey?2.- ¿Cómo estoy comenzando la Semana Santa, quie-

CAPÍTULO VI

SemanaSantaEstamos llamados a conmemorar el acontecimiento más sagrado en la historia de la humanidad: la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

DOMINGO DE RAMOS

“bENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMbRE DEL SEÑOR”

48 49

ro de verdad morir con Cristo y Resucitar con ÉL?3. ¿Cómo he organizado mi tiempo y actividades

para que esta semana sea santa de verdad?

Celebración de la Santa Misa:CATEDRAL: 5:30 am, 8:00 am, 9:30 am y 5:30 pm.SANTO DOMINGO: 10:30 am.1. Al iniciar cada Santa Misa se bendecirá las Palmas

en la puerta de la Iglesia.2. Escucharemos la Lectura de la Pasión completa se-

gún San Mateo.

La palabra de Dios: Is. 42, 1-7; Sal.26; Jn 12, 1-11.

“Para mi la vida es Cristo y una ganancia el morir”

CAPÍTULO V

LUNES SANTO

MARTES SANTO

La figura del Siervo, que profetiza Isaías, revela la Ima-gen de nuestro Señor Jesucristo, verdadero liberador del Pueblo. Su presencia será luz para los ciegos, libertad para los cautivos, justicia y paz para Todos y alianza para To-das las naciones.

El ungüento de María, la hermana de Lázaro, sobre los

pies del Maestro, anuncia su propia sepultura. Jesús sabe lo que le espera. Todo tiene ya presagio de muerte. En la fragancia del ungüento tanto como su sepultura se anun-cia su glorificación.

Para reflexionar:1.- ¿En mi vida dejo que Cristo sea mi Luz, actúo con

los criterios de fe?2.- ¿Soy instrumento de Justicia y de paz?3.- ¿Qué obras de misericordia voy a realizar hoy?Celebración de la Santa Misa:Catedral: 7:00 am y 5:30 pm.San Sebastián: 10:00 am.Procesión: Sale el Señor del prendimiento de San Se-

bastián a las 7:00 pm.

La palabra de Dios; Is. 49, 1-6; Sal 70; Jn. 13, 21-33, 36-38

En el profeta Isaías vemos prefigurado a nuestro Señor Je-sucristo, Él es la luz que alcanzará hasta el confín de la Tierra. Dios le ha dado la Palabra como espada afilada para que siembre derecho y Justicia. De él dice el Señor: “Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso”.

La obra de Dios se proyecta indefectiblemente como obra de salvación, obra que nos devolverá definitivamen-te la amistad con Dios y restaurará el universo entero que había sido dañado por el pecado del hombre.

Para reflexionar:1.- ¿Cómo vives la llamada de Dios en tu corazón?2.- ¿Tu vida es luz de Cristo entre la gente, llevas opti-

mismo, cordialidad, esperanza?3.- Cuando eres traicionado, ofendido, cómo reaccionas?.Celebración de la Santa Misa:Catedral: 7:00 am. y 5:30 pm.10:00 am. Santa Misa Solemne Crismal.

Es la Santa Misa donde el Señor Obispo Monseñor Isi-dro Barrio Barrio, en comunión con todos los sacerdotes de su presbiterio, bendice los Santos óleos para los sacra-mentos del Bautismo, Confirmación, Unción de los en-fermos y orden sacerdotal: óleo de los catecúmenos, óleo de los enfermos y santo Crisma.

Los sacerdotes renovamos nuestra fidelidad a Cristo ante nuestro Obispo.

¡No faltemos a esta celebración!Procesión: Sale el señor de los azotes de la Iglesia de

Santa Ana a las 6:30 pm.

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MIÉRCOLES SANTO JUEVES SANTO

La palabra de Dios: Is 50, 4-9ª; sal 68; Mt.26, 14-25

El evangelio nos anuncia ya de lleno la pasión del Siervo traicionado. Jesús manda hacer los preparativos. Nadie lo puede detener en el deseo sincero de celebrar la cena de la despedida. “El Hijo del Hombre se va; pero ¡ay de aquel que lo entrega!” Judas ya ha decidido ponerlo en manos de los sumos sacerdotes, aunque disimule compartiendo el pan que le ofrece Jesús. Entramos en el corazón de la Semana Santa.

Ya Jesucristo Redentor ha preparado todo para la ba-talla final, decisiva, que le llevará a vencer la muerte con su propia muerte y proclamar que la VIDA es más fuerte que el pecado, que el odio y la muerte.

Para reflexionar:1.- ¿Qué sentimientos brota en mí ante la actitud de

Judas?2.- ¿Alguna vez he actuado como Judas ante Jesús o

ante la familia o los amigos?3.- ¿Cómo puedo crecer en mi lealtad y amistad con

Jesús?Celebración de la Santa Misa:Catedral: 7:00 a.m y 5:30 p.m.

10:00 a.m. Santa Misa solemne en honor a Jesús Nazareno.Santa Ana: 7:00 a.m y 7:00 p.m.San Sebastián: 5:00 p.m.

Iglesia de Santa teresa de Jesús y Jornets: 7:30 a.m.Confesiones en la Catedral de 9:00 a.m. - 7:00 p.m.

Procesión: Es el día del encuentro, Jesús Nazareno ayudado por el Cirineo se encuentra con su Santa Madre, San juan Evangelista y la Verónica.

SANTO TRIDUO PASCUALComienza con la Eucaristía de la Cena del Señor en la

tarde del Jueves santo.El segundo día es el Sábado Santo de la Sepultura del

SeñorEl tercer día inicia con la Vigilia Pascual que se pro-

longa al Domingo de Pascua de Resurrección.

La Palabra de Dios: Ex.12, 1-8. 11-14;sal. 115; 1 Cor. 11, 13-26; Jn.13, 1-15

Es el día de la NUEVA Y ETERNA ALIANZA, conmemo-ramos:

A. La Institución de la Eucaristía, Jesucristo, nuestro Señor, celebra la Primera Santa Misa para quedar-se definitivamente bajo el Sacramento de su Cuer-po y su Sangre.

B. La institución del Sacerdocio Ministerial, para este momento los llamó, los preparó para que les diga “HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA”, para que en su Nombre, en su Persona celebren la Santa Misa hasta e fin del mundo.

C. El Mandamiento Supremo de la caridad, con el lava-do de los pies a sus apóstoles, el Señor nos enseña que el verdadero amor se expresa con la humildad y ser-vicio a todos los seres humanos de la Tierra buscando solo su bien para la Gloria de Dios.

Jesús ha pasado sus 33 años amando, sirviendo, viendo en cada persona al hermano, porque tenemos la imagen de Dios; esa imagen dañada por el pecado, ahora lo va a res-taurar y lo seguirá haciendo hasta la plenitud de los tiem-pos, la Parusia, a través de la presencia real, verdadera, del sacramento de la Eucaristía.

Para reflexionar:1.- ¿Soy consciente que Jesucristo, Dios y hombre

verdadero, está en la Eucaristía?2.- ¿Cómo vivo, participo y amo la Santa Misa?3.- ¿Cómo me preparo para recibirle a Jesús en la Co-

munión?

DE LA CENA DEL SEÑOR

“Ámense como yo los

amo”

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VIERNES SANTO

La Palabra de Dios: Is.52, 13-53, 12;sal. 30; Heb. 4, 14-16; 5, 7-9; Jn. 18, 1-19, 42.

DÍA DEL AYUNO Y ABSTINENCIAOFICIOS DE VIERNES SANTO:

1° Liturgia de la palabra. Oración Universal.2° Adoración de la Santa Cruz.3° Sagrada Comunión

Hoy se hace la COLECTA para los lugares Santos, don-de nuestro Señor se encarnó, nació, vivió, murió y resu-citó. Se entrega en el momento de adorar la cruz.

¡Que seamos agradecidos siendo generosos!Al conmemorar la muerte de nuestro Señor Jesucris-

to en la Cruz, hoy procuraremos guardar el silencio más profundo para darnos cuenta de la infinita grandeza del amor de Dios y de la infinita maldad de nuestros peca-dos; solo en Cristo muerto en la cruz se reconcilian esos dos infinitos, entonces entenderemos el sentido de toda nuestra existencia.

Para reflexionar:1.- ¿Qué sentido tiene en mi vida la muerte de Cristo?2.- ¿Qué significa la cruz para mí?3.- ¿Sé que la Cruz es imprescindible para mi salvación?

Catedral: 3:00 p.mSanto Domingo 5:00 p.m.

DE LA PASIóN DEL SEÑOREL ÁRbOL DE LA VIDA ES TU

CRUz ¡OH SEÑOR !

En esta tarde, Cristo del Calvario,Viene a rogarte por mi carne enferma;

Pero, al verte, mis ojos van y vienenDe tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.¿Cómo quejarme de mis pies cansados,Cuando veo de los tuyos destrozados?¿Cómo mostrarte mis manos vacías,

Cuando las tuyas están llenas de heridas?¿Cómo explicarte a ti mi soledad,

Cuando en la cruz alzado y solo estás?¿Cómo explicarte que no tengo amor,

Cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,Huyeron de mí todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traíaSe me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,Estar aquí, junto a tu imagen muerta,

Ir aprendiendo que el dolor es sóloLa llave santa de tu santa puerta. Amén.

MI CRISTO DEL CALVARIO

“¡VICTORIA. T’U REINARÁSN! ¡OH CRUz, TÚ

NOS SALVARÁS!

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¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,Que a mi puerta, cubierto de rocío,

Pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,Pues no te abrí!¡Qué extraño desvarío,

Si de mi ingratitud el hielo fríoSecó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:“Alma, asómame ahora a la ventana,

Verás con cuanto amor llamar porfía”!¡Y cuántas, hermosura soberana:

“Mañana le abriremos”, respondía,Para lo mismo responder mañana!

Sólo desde el amorla libertad germina,

sólo desde la fevan creciéndolo alas

Desde el cimiento mismodel corazón despierto,desde la fuente clara

de las verdades últimas.

Ver al hombre y al mundocon la mirada limpia

con el corazón cercano,desde el solar del alma.

Tarea y aventura:entregarme del todo,ofrecer lo que llevo,gozo y misericordia.

Aceite derramadopara que el carro ruede

sin quejas egoístas,chirriando desajustes.

Soñar, amar, servir,y esperar que me llames,tú, Señor, que me miras,Tú qué sabes mi nombre.

PRIMERA PALABRA

“PADRE PERDÓNALOS POR QUE NO SA-BEN LO QUE HACEN” (Lc. 23,34)

Enseñanza divinadel Maestro infalible

en la hora crucial de su vida terrena.Palabras que queman

Los hielos del almaQue repiten los siglos

Cuando el hombre calla.¡Perdonar!...

¡Amar!...

Al moderno herodianoQue autoriza la muerte del que aún no ha nacido?...

O al otro, que mata,Cual lobo amargado al inocente hermano?

¡Perdonar!...¡Amar!...

A quién nos humilla y maltrata¿Será posible?

¿No es pequeño el corazón para guardar tu Doctrina?¡Perdónanos Señor,

Si en nuestro ego de todos los díasNegamos amor.

¡Era el atardecer!...Y en la cruz moría

El hijo de Dios,Entregando a los hombres

Su mensaje de Amor ¡Siete palabras,

Sencillas, humanasQue lo llenan todo

porque son eternay El que las proclamaes VERDAD Y VIDA:

LAS SIETE PALAbRAS DEL SEÑOR EN LA CRUz

SEGUNDA PALABRA

“EN VERDAD TE DIGO, HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO” (Lc. 23,43)

¡Sí, Señor!...¡Solo Tú tienes palabra de vida eterna!...

… Hoy estarás conmigo en el Paraíso”¡Veinte siglos Señor,Y hoy que retornas

En este Viernes SantoTrayendo Amor y Paz a tus hermanos,

Hallarás al Gestas que blasfemo te zahiereY envenenado en odio se retuerce y muere

Desafiando a Dios.Y al Dimas contrito

Que al malhechor reprocha, y te pide,“acuérdate de mi cuando estés en tu reino”…

¡Así somos, Señor,La humanidad bifronte vendrá aTiEn un instante de suprema gracia

Y enseñamos a cambiar el mundo“siguiendo tu caminoDe amor y de perdónDe justicia y de paz”.

(Palabras del Papa – Lima 03-02-85)

“Me habló hasta entre-gar su vida por mí”

52 53

De pie, como Reina,¡MATER DOLOROSA!

Apuras el cáliz de todas las hielesJunto a la Cruz silenciosaDonde el hijo, Inocente,Sufre las heridas crueles

De la Crucifixión.¡La Madre y el Hijo!...Dos grandes Amores

En la hora cumbre de la Redención.Ella, la corredentora,Que al Mártir ofrece

El casto beso de su augusta penaY El. Contemplando en la fiel Nazarena,

A la Madre Universal,Dirá a los hombres de todos los tiempos

En Juan el amado:“¡He ahí a tu Madre!”…

La madre más buena¡MARÍA!

A ella imploramos postrados de hinojosPaz para el mundo sin odios ni enojos.Paz en las familias escasas de amores

Que en nuestra patria esperan sus días mejores.“Virgen soberana

Que con amor venera el pueblo de DiosEn toda la tierra peruana”.

(Palabra del Papa en Arequipa – feb. 02-85)

TERCERA PALABRA

CUARTA PALABRA

QUINTA PALABRA

Que en la Cruz agonizaSolitario y triste

¡Dolor y soledad!... ¡Angustia y pena!Para el Corazón Inocente

Que amó más allá de la vida y más allá de la muerte!¡Dolor y soledad!...

Por que los suyos le abandonanCreyéndole vencido!

¡Y le abandonan los otrosTras haberle herido

Desde el Huerto Santo hasta el Calvario!¡Nostalgia divina!

Que tornase en himno“amunciando el paso de la noche al día” (salmo 22)

Por qué me has desamparado?...Y esa voz será plegaria

En el dolor del enfermoY del cautivo que lloraAbandono y soledad

Por ellos, los marginados,“con hambre de Dios y hambre de pan cotidiano”,

El Papa dijo a los culpables“dadles de comer y haced justicia

Por un Perú más fraterno y más humano”(Villa El Salvador – Feb. 03-85)¡Ven, Señor!, no nos dejes sin Ti

Hoy que la tempestad ruge furiosaY tambalea el mundo…

¡Ven, Señor!, y que tu entrega sea,Ofrenda de Resurrección y Gloria

En el dolor profundo.

“MUJER, HE AHÍ TU HIJO…HE AHÍ TU MADRE” (Jn 19, 26-27)

Cuando a la voz del AmorSe acalle el odio

Y florezca en las almasLa Esperanza y la Fe,

Las del ladrón dichosoQue acabó robandoTu Divino Corazón.

“DIOS MIO, DIOS MIO ¿POR QUÉ ME HAS DESAMPARADO?” (Mt. 27,46)

¡Grito de dolor!... ¡Grito de angustia!En labios de un hombre

“TENGO SED” (Jn 19,28)¿Sed humana?...Sed humana?...

Sed de eternos sufrimientosEs la que tienes, Señor?

Sed que invita a las almasA beber el agua viva

Que junto al pozo bebieraLa feliz Samaritana?

Sed angustiosa de HombreQue herido cae en la bregaRubricando con su SangreLa humana Redención?...

¿Cuál es tu sed, buen JESÚS,Enclavado en esa cruz?...¿Sed que abrazó al VicarioEn el pueblo de Ayacucho

“él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas”

52 53

Para hermanar a los hombresEn la justicia y la paz?

¡Oh! Manantial de Agua Viva¡Venero de caridad!

Danos la sed para beberEn las fuentes cristalinas

Que de tus labios brotaronAquella tarde inefable

Que iluminó la Montaña!¡Abrébanos, en Ti, Señor,Y en el yermo de las almas

Florecerá el amor.

SEXTA PALABRA

SEPTIMA PALABRA

“TODO ESTÁ CONSUMADO” (Jn 19,30)

¡Sí, Señor,Está cumplido

El plan salvífico de Dios!Se acallaron los odios

Y de lo alto,Bajaron querubes

Para adorar la AgoníaDel Hombre

Que en el ara del Gólgota moría…¡Tarde estival,

Silenciosa,Lenta,

Teñida de sangreDonde un sol poniente

Con débil proyección alumbraEl paso del Cordero, hacia la muerte

Y cuyas heridas duelen todavía!¡Sangre de Dolor!...

¡Holocausto y cruz!...Precio del pecado

Que Tú pagaste, ¡JESÚS!“¡Consumado está!”

Y su voz,Que marcó “el final que fue el principio”,

Se hizo eco en los mundos sideralesY sinfonía en el ave

A la hora de las albas matinales.¡Hora de Dios!

Eterna horaAlfa y Omega

Tiempo y eternidad..

“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENTO MI ESPÍRITU” (Lc. 23,46)

¡Y su adorable cabeza blandaCoronada de espinas

Se inclinó sobre sus hombros!...Nublóse en sus ojos el fulgor del cieloY cesó de latir su Corazón Amante…

¡Cristo ha muerto!¡Venid, Adorémosle!

El Amor que une los hombres con Dios,Se dirá,

Ha quedado interrumpido, suspenso,En un mundo que espera

La hora gloriosa de la Resurrección.¡Viernes Santo!... ¡Viernes Santo!

Incluso, terrible,Do los extremos se tocan

Hermanando a los hombresA los pies de la cruz silenciosa.

A tus pies, Señor, que por nosotros mueresVíctima de amor,

Para darnos vida más allá de los astros,Más allá de los cielos, la eterna VIDA.

¡Oh!, JESÚS,Que tu Pasión se proyecte en nosotros cada día

Para redimirnos como hermanosUnidos en la Fe

“en un Perú más fraterno y sin violencia”Te lo pidió el Papa

Al dejarnos,Su Bendición Apostólica

En su entrega totalAmén.

“Varón de dolores eres nuestra esperanza”

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Primera parte:- Lucernario: Bendición del fuego y preparación del Cirio.- Pregón Pascual.

Segunda parte:Liturgia de la Palabra. Gn. 1, 1-2, 2; Sal.103Gn. 22, 1-18, Sal.115

Ex. 14, 15-15, 1; Sal.Ex. 15, 1-6. 17-18Is. 54, 5-14, Sal.29

Is. 55, 1-11; Sal.Is.12, 2-3. 4bcd. 5-6Bar. 3, 9-15. 32-4, 4; Sal.18

Ez. 36, 16-28; Sal.50Rom.6,3-11; Sal.117

Mt.28, 1-10

Tercera Parte: Liturgia Bautismal1. Bendición del agua bautismal2. Renovación de las promesas bautismales3. Bautismo y Confirmación.

Cuarta Parte: Liturgia EucarísticaLa Vigilia Pascual es la celebración Litúrgica por EXCE-LENCIA de nuestra Santa Madre iglesia porque celebra-mos el triunfo definitivo de nuestro Señor Jesucristo: SU RESURRECCIÓN. San Pablo lo afirma rotundamente:

“Les recuerdo hermanos, el evangelio que les predi-qué, que han recibido y en el cual permanecen firmes, por el cual también son salvados, si lo guardan tal como los prediqué…si no ¡han creído en vano!

Porque les transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras” (1Cor. 15, 1-4)

San Agustín nos llama a tomar conciencia:“La fe de los cristianos es la resurrección de Cristo. No

es gran cosa creer en Jesús que ha muerto; esto lo creen también los paganos; todos lo creen. Lo verdaderamente grande es creer que ha resucitado”¡Cristo vive! Es la fe que salva y da vida eterna.

Para reflexionar:1.- ¿Soy consciente que mi fe consiste en el encuen-

tro, amistad y seguimiento a Jesucristo vivo y glo-rioso?

2.- ¿Cómo es mi trato personal con Jesucristo?3.- ¿Mi testimonio de vida refleja que soy de Cristo?

Santa Misa de resurrección del Señor: 4:00 a.m. CatedralProcesión: 5:00 a.m.Santa Misa de pascua: Horario habitual de todos los do-mingos en todas las iglesias de la Ciudad.

TODOS LOS DOMINGO CONMEMORAMOSESTA REALIDAD.

EL DOMINGO ES EL DÍA DEL SEÑOR. TODO CRISTIANO ES LLAMADO A CELEBRAR ESTA VIDA NUEVA EN LA

SANTA MISA DOMINICAL.

Propósito:¡Que no falte nunca más, mientras viva, el domingo a mi Santa misa.

DOMINgO DE PASCUA DE RESURRECCIóN DEL SEÑORVIgILIA PASCUAL: Sábado 7:00 p.m - Catedral

“La Eucaristía nos introduce cada vez más en la Pascua”

54 55

Son una manifestación pública de nuestra fe, tradición que nace en la procesión del Arca de la Alianza que el Rey David realizó bCf.2 Sam.6, 1-15

La semana Santa en nuestra Huancave-lica tiene una bellísima tradición en las procesiones.

Como lo apreciamos estas procesiones tienen un sentido pedagógico de evangelización para que los fieles podamos despertar a la fe, unidos orar cami-nando para simbolizar cómo la Iglesia es un Pueblo en camino de la vida eterna, las imágenes nos ayu-dan a tener presente que es una actividad en la pre-sencia de Dios y de acuerdo a lo que representan nos llevan a trascender lo simbólico.

La imagen de Cristo crucificado contemplada con devoción, cuántas conversiones han ocasiona-do, cuántos actos de arrepentimiento que luego han continuado en una vida de constante seguimiento de Jesucristo, no ya por su imagen, sino por la realidad divina a la cual estamos llamados.

Para esto es muy conveniente que participemos en todas las procesiones, con ese espíritu de fieles de Cristo; integrantes de una comunidad a la cual hemos ingresado el día de nuestro bautismo Es una movilización de fe, de oración y de identifi-cación con nuestro Señor Jesucristo en los últimos días de su vida terrena.

Vayamos a las procesiones llevando el Rosario, durante toda la procesión tenemos ocasión de rezar las cuatro partes, recemos por el Papa, os Obispos, los Sacerdotes, los niños concebidos, las mujeres, las autoridades…; es decir, por todo el mundo y faltará tiempo ¿verdad? ¡Que aproveches esta semana San-ta para ser solidario con Cristo. L

a experiencia pascual, el paso de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, del odio al amor, nos muestra que la verdadera felicidad no pro-viene del “bolsillo lleno” o el “estómago lleno” o el “sexo satisfecho”; sino de la paz y la luz que

nos brinda el Espíritu Santo, ya caminamos en una vida nueva recibida de nuestro Señor Jesucristo.

Esa vida nueva se va construyendo con la gracia de Dios y la libertad del hombre en una constante alian-za de amor y fe. El ejercicio de nuestra libertad se expre-sa por las virtudes, que son hábitos operativos que lo ad-quirimos con la constante repetición de actos buenos que requieren esfuerzo y perseverancia.

¿QUÉ ES LA VIRTUD?

La virtud es una disposición habitual y firme para ha-cer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos bue-

LAS PROCESIONES EN NUESTRA IgLESIA

“A Jesús se le conoce siguiéndolo, antes que

estudiándolo”

Vida Nuevaen Cristo“Por que la ley del Espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte” (Rm 7,2).

CAPÍTULO VIII

“Cristiano, reconoce tu dignidad. Puesto que ahora participas de la naturaleza divina, no degeneres volviendo a la bajeza de tu vida pasada. Recuerda a qué cabeza perteneces y de qué cuerpo eres miembro. Acuérdate de que has sido arrancado del poder de las

tinieblas para ser trasladado a la luz del Reino de Dios” (San León

Magno, Serm.21, 2-3)

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nos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas.

LAS VIRTUDES TEOLOGALESLas virtudes teologales se refieren directamente a

Dios. Disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios Uno y Trino.

Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser hu-mano. Tres son las virtudes teologales: la fe, la esperan-za y la caridad.

LA FE La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Igle-sia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe “el hombre se entrega entera y libremente a Dios”. Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la volun-tad de Dios

El don de la fe permanece en el que no ha pecado con-tra ella. Pero, “la fe sin obras está muerta”: privada de la esperanza y de la caridad, la fe no une plenamente el fiel a Cristo ni hace de él un miembro vivo de su Cuerpo.

El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firme-za y difundirla. El servicio y el testimonio de la fe son re-queridos para la salvación: “Todo [...] aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me nie-gue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre

que está en los cielos” (Mt 10, 32-33).¿Cómo vivir nuestra fe?Reconociendo que:Dios es el Señor, el Todopoderoso.Dios es el Creador.Dios interviene en la historia.Dios es justo y misericordioso.Dios nos ama infinitamente.Propagándola.Dando testimonio ante el mundo actual de tu fe y que

vale la pena ser católicos. Ser católico es tener la seguri-dad de estar en la verdad, que Dios mismo nos enseñó por medio de Jesucristo. La verdad, que en el amor a Dios y al prójimo, da sentido a nuestra vida y nos llena de ale-gría y felicidad.

Defendiéndola.

El católico está a veces expuesto a contradicción y recibir ataques de aquellos que hablan mucho de toleran-cia, pero no toleran la fe católica.

Por eso, los católicos debemos estar bien informados y preparados para poder defenderse y demostrar la falsedad de tantas cosas negativas que hablan contra la Iglesia.

Alejando de tu vida todo lo que se refiere al ocultismo o esoterismo. Si tú eres uno de estos buscadores de la ver-dad y de la felicidad, no caigas en las fauces insaciables de magos, brujos, chamanes, espiritistas o adivinos.

Comportándote como católico militante, orgulloso de tu fe, que sientas la alegría y la obligación de compartirla con los demás. Si todos los católicos fueran militantes, el mundo sería distinto. Pero ¿qué has hecho tú hasta aho-ra por compartir tu fe? ¿Sientes el celo de Jesús por salvar a tus hermanos? ¿Acaso no te importa que haya muchos que por ignorancia, debilidad o cobardía, sigan el camino de su perdición terrena y eterna?

Ponte en acción, Dios te ha regalado muchas cualida-des para que las compartas. Habla, aconseja, da testimo-nio, lucha por la verdad y la justicia… Haz algo, no te que-des con los brazos cruzados. Al menos, ora y ofrece tus sufrimientos por la conversión de los demás. Dios te ne-cesita y espera mucho de ti. No le digas que no tienes cua-lidades o que no tienes tiempo. No pongas excusas, haz algo para iluminar el mundo y la vida de tus hermanos.

Sé alegre, contagia tu optimismo. No te avergüences de ser lo que eres. Conviértete en lo que eres. Sé católi-co de verdad. Ora mucho, vete frecuentemente a visitar a Jesús en la Eucaristía para recibir fuerza, y ADELAN-TE. No te dejes vencer por el desánimo, aunque veas po-cos frutos. Siempre ADELANTE, ayuda, conforta, acon-seja, habla, enseña y comparte tu fe.

“La fe se hace activa por la caridad”

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“La fe como una amistad personal profunda con la

bondad de Jesucristo”

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Ser católico es un regalo y un privilegio. Es tener la verdad que nos enseñó Jesucristo Ser católicos de verdad en un mundo anticatólico es difícil, porque supone luchar contra una mayoría que, por maldad o por igno-rancia, atacan nuestra Iglesia y nuestra fe. Hace falta mu-cho coraje para vivir como católicos, pero vale la pena. El mundo moderno necesita testigos vivos del Evangelio, católicos militantes, que no se escondan sino que den la cara y salgan al frente para defender su fe. Católicos que no se avergüencen de su historia y que sepan responder ante las acusaciones que les plantean los enemigos de la Iglesia.

Si eres católico, contamos contigo. Vive tu fe y así, por experiencia personal, podrás decir a todos los que te rodean que ser católico es la mayor gracia que Dios te ha regalado, que no estás dispuesto a renunciar a ella y que quieres compartirla con todos los que lo deseen y bus-quen un sentido a su vida

vación, en un camino para llegar a Dios. La Esperanza nos da la certeza de que algún día viviremos en la eterna feli-cidad.

Es una virtud sobrenatural infundida por Dios en el momento del Bautismo. Nos da la firme confianza en que Dios, por los méritos de Cristo, nos dará las gracias que necesitamos aquí en la Tierra para alcanzar el Cielo.

La virtud de la esperanza consiste en confiar con cer-teza en las promesas de salvación que Dios nos ha hecho. Está fundada en la seguridad que tenemos de que Dios nos ama. Y está basada en la bondad y el poder infinito de Dios, que es siempre fiel a sus promesas.

Sin esperanza, el hombre se encierra en el horizonte de este mundo y pierde la visión de la vida eterna. Lu-cha solo contra las dificultades prescindiendo de la ayu-da de Dios.

Pero sabemos que el hombre está destinado a la vida eterna y debe vivir de cara a ella. La esperanza es la se-guridad en algo futuro. Confiando en Dios no hay futuro incierto. La esperanza cristiana se funda en la fe, porque nace de creer en las promesas que Dios nos ha hecho.

Ahora bien, la esperanza en Dios no elimina un cier-to temor a Dios, un temor sano, pues los hombres sabe-mos que así como Dios es siempre fiel, los hombres sa-bemos que muchas veces somos infieles y hacemos caso omiso a la gracia, lo cual nos conlleva el riesgo de con-denarnos. Debe haber una proporción entre la esperan-za y el temor.

La esperanza sin temor es presunción. Sin embargo una esperanza con temor de hijo de Dios es una esperanza real. Por otro lado, una esperanza con un temor excesivo nos lleva a la desconfianza. El temor solamente, es decir, sin esperanza, no es otra cosa que desesperación.

PECADOS CONTRA LA ESPERANZADesesperación, desconfianza en Dios, por lo que nos

abandonamos al abismo de nuestra propia inseguridad. Con la desesperación estamos negando la fidelidad de Dios a sus promesas y su infinita misericordia, y nos pue-de llevar a muchos excesos, incluyendo el suicidio. Es un pecado gravísimo. La persona desesperada siente y pien-sa que Dios no le puede perdonar, que nada que haga va a cambiar la situación.

La presunción, confiar en obtener la vida eterna sin la ayuda de Dios, porque nos bastamos a nosotros mis-mos. Es el caso típico del autosuficiente que “no necesita de nada, ni de nadie, sólo él basta”. Es un exceso de con-fianza que nos hace pensar que vamos a obtener la salva-ción aún prescindiendo de los medios que Dios nos da. Es decir, sin la gracia, ni las buenas obras. Su causa principal

LA ESPERANZALa esperanza es la virtud teologal por la que aspira-

mos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.

La certeza de que alcanzaremos la eterna felicidad. Todos los hombres en un momento u otro de su vida

se enfrentan a momentos dolorosos como el sufrimien-to, la muerte, la enfermedad, etc. Es sólo gracias a la Es-peranza, la segunda virtud teologal, que estas realidades adquieren un sentido, convirtiéndose en medios de sal-

“Fe adulta: La que se apoya en Dios mismo y se abandona en Él”

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es el orgullo. Se piensa que no importa lo que se haga, de todas maneras se obtiene la salvación.

Existen diferentes maneras de pecar por presunción:• Los que esperan salvarse por sus propias fuerzas, sin

la ayuda de la gracia de Dios.• Los que esperan salvarse por la sola fe, sin hacer

buenas obras. • Los que viven pensando que ya habrá oportunidad

de convertirse en el momento de la muerte, y viven un estado habitual de pecado.

• Los que siempre están pecando “ a fin que Dios siempre perdona”.

• Los que se exponen con mucha facilidad a las oca-siones de pecado, pues piensan que son capaces de resistir la tentación.

Es pecado grave esta presunción, pues se está abusando de la misericordia divina y despreciando su justicia. Es una confianza excesiva y totalmente falsa en Dios.

La desconfianza: se tienen dudas en la misericordia y fidelidad de Dios, aunque se tenga cierta esperanza.

La irresponsabilidad: dejar toda nuestra salvación en manos de Dios y no poner los medios que corresponden a nuestra colaboración.

La esperanza es una virtud poco conocida o muy con-fundida. No se piensa en ella como algo sobrenatural, re-ferente a nuestra vida eterna, sino que se piensa que la es-peranza concierne en alcanzar diferentes cosas aquí en la tierra.

LA CARIDADLa caridad es la virtud teologal por la cual amamos a

Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro próji-mo como a nosotros mismos por amor de Dios.

Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo. Amando a los suyos “hasta el fin” (Jn 13, 1), manifies-ta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: “Como el Padre me amó, yo también les he amado a ustedes; permanezcan en mi amor” (Jn 15, 9). Y también: “Este es el mandamien-to mío: que os améis unos a otros como yo les he amado” (Jn 15, 12).

Fruto del Espíritu y plenitud de la ley, la caridad guar-da los mandamientos de Dios y de Cristo: “Permanecerán en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permanece en mi amor” (Jn 15, 9-10; cfMt 22, 40; Rm 13, 8-10).

Cristo murió por amor a nosotros cuando éramos to-davía “enemigos” (Rm 5, 10). El Señor nos pide que ame-mos como Él hasta a nuestros enemigos (cfMt 5, 44), que

nos hagamos prójimos del más lejano (cfLc 10, 27-37), que amemos a los niños (cfMc 9, 37) y a los pobres como a Él mismo (cfMt 25, 40.45).

El ejercicio de todas las virtudes está animado e inspi-rado por la caridad. Esta es “el vínculo de la perfección” (Col 3, 14); es la forma de las virtudes; las articula y las or-dena entre sí; es fuente y término de su práctica cristia-na. La caridad asegura y purifica nuestra facultad huma-na de amar. La eleva a la perfección sobrenatural del amor divino.

La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la miseri-cordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre des-interesada y generosa; es amistad y comunión:

«La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para conseguirlo, corremos; hacia él corre-mos; una vez llegados, en él reposamos» (San Agustín)

¿Cuándo vivir la caridad?En toda ocasión y circunstancia.¿A quiénes debemos dar caridad?A quienes nos aprecian, a quienes calumnian y difaman,

a quienes se sienten enemigos nuestros,… … a todos.La caridad nos lleva a comprender, a disculpar, a con-

vivir con todos, de modo que «quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, política e in-cluso religiosa deben ser también objeto de nuestro res-peto y de nuestro aprecio.

El precepto de la caridad no se extiende solo a quienes nos quieren y nos tratan bien, sino a todos, sin excepción

¿Cómo vivir la caridad?Mediante la comprensión de quienes están en el error,

“La persona de Fe es eterna en su

esperanza”

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pero actuando con firmeza ante la verdad y el bien; oran-do constantemente por todos.

Edwin Huarcocc y Marisela Condori

LA LEALTAD¿Qué es la lealtad?

La lealtad o fidelidad es el hábito de cumplir los com-promisos adquiridos. Es una virtud deseable, porque la condición de traidor o desleal nadie la quiere.

Ser leal es un valor que se aprende sobre todo cuando se atraviesan situaciones difíciles, que son como prueba de la verdadera amistad y del honor de los que nos deben lealtad. Es la ley escrita por Dios en el corazón, que manda que el amor sea para siempre. Se es leal cuando evitamos que nuestras decisiones y nuestros actos dañen a aquel a quien debemos lealtad. La deslealtad es traición.

¿Hasta dónde llega la lealtad?La palabra “lealtad”viene de legalis,legal, en latín.

Es decir, leal es una persona que actúa de acuerdo con la ley.

Entendemos que esa legalidad hace referencia a la amistad, al deber para con la patria o instituciones a las que pertenecemos y a las que debemos fidelidad.

¿Hay tipos de lealtad? La fidelidad admite varios ma-tices según se trate:

1. Lealtad con Dios..2. Lealtad con uno mismo.3. Lealtad con los demás. Y en cada uno de estos casos hay aspectos interesan-

tes según el compromiso sea expreso o sobreentendido. Veamos.

¿Qué es la lealtad a Dios? Esta lealtad con Dios abarca los deberes que tenemos con Él por el hecho de ser hom-bres o cristianos, aunque no haya habido un compromiso verbal previo. Por ejemplo, hemos de cumplir los man-damientos, recibir los sacramentos, hacer apostolado, etc. Nuestro Señor nos ha otorgado la dignidad humana y cristiana, que reclaman un comportamiento adecuado.

¿Qué es la lealtad con uno mismo? Es la lealtad a las propias convicciones, una fidelidad más interior que sue-le llamarse coherencia, y equivale a cumplir la palabra dada a uno mismo, sosteniendo con firmeza los propios ideales. Aceptar incomprensiones, persecuciones, antes de permitir rupturas entre lo que se vive y lo que se cree: esta es la coherencia. Aquí se encuentra quizá el núcleo más íntimo de la fidelidad.

¿Qué es la lealtad con los demás? Es la lealtad más vi-sible. Se trata de cumplir los compromisos expresamen-te adquiridos con los demás. Y equivale a cumplir la pa-

labra dada, sea por escrito o verbalmente. Se aplica en cosas pequeñas como presentarse a la hora convenida, y en asuntos de mayor gravedad como cumplir un contrato profesional, o ser fiel en el matrimonio.

¿Cómo proceder lealmente?Para no caer en la complicidad se tiene que actuar con

firmeza y con sinceridad. Tenemos que hacer ver al amigo que no estamos de acuerdo con su proceder. Que lo que hace o desea hacer no es bueno y que no podemos apo-yarlo ni solapar su acción.

Es muy cierto que la verdadera amistad acepta al ami-go como es, pero quizás deberíamos decir mejor “a pe-sar de lo que es”. Y es que podemos querer a un delin-cuente, pero no por serlo, sino a pesar de serlo, y nuestra amistad no debe llevarnos a encubrirlo ni mucho menos a ayudarlo.

Por ejemplo:La mamá de un delincuente me decía que su hijo se

quejaba de que ella no aceptaba lo que él se robaba, como las otras mamás de sus compinches. Por lo menos a esta mamá le quedará el consuelo de que si matan a su hijo por andar de delincuente, ella no habrá sido cómplice de su muerte. Ella es leal a su hijo.

Cuando un hermano denuncia al hermano que se es-capa de la escuela, está siendo leal porque busca su bien. La lealtad no es complicidad. La complicidad con el ser amado es, en cambio, una verdadera traición al amor.

LA LEALTAD SE APRENDE EN CASA:* Cuando el papá sigue apoyando a su equipo de fut-

bol aunque lleve muchos años sin ganar el campeo-nato.

* Cuando toda la familia asiste al festival en el que va a bailar alguno de los hermanitos.

* Cuando se enseña a cada uno de los hermanos a re-conocer sus propias faltas para no incriminar a los demás.

* Cuando se les enseña el límite entre ser confiables confidentes y ser cómplices.

* Cuando se les enseña a seguir perteneciendo a un equipo o a un grupo aunque cambien de dirigentes.

* Cuando se les enseña a denunciar lo que está mal aunque pierdan un amigo.

* Cuando los papás infunden confianza a los hijos para que consulten sus dudas sin temor a represalias.

En conclusión diremos:La lealtad es la verdadera unión con Dios, la familia,

amigos, profesores y grupos con los que hemos decidi-do identificarnos. Siempre intentaremos que la lealtad sea mutua. La verdadera lealtad sobrevive a los contra-

“Libre es aquel que se ha identificado con la verdad misma, con Cristo”

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buenas causas es un signo de gran humanidad. La lealtad mal entendida es lo que esclaviza a muchos jóvenes, en su pertenecía a las pandillas. En las pandillas se entra bas-tante fácil, pero cuando se entra, ya no se puede salir.

Es fundamental enseñar con el ejemplo, a ser leales a los principios educativos, religiosos, sociales y cívicos. También a los ancestros familiares, a los amigos cuando tienen problemas, a las buenas causas, etc. Será una en-señanza que deberá aplicarse durante la vida escolar y que perdurará para toda la vida. Dios siempre está esperando que le seamos leales.

Enrique Puente y María Elena Ticona

Seremos leales a Dios correspondiendo a su voluntad que está expresada en sus Mandamientos y en las obras que pasamos a mencionar:

A. Los 10 Mandamientos que resumen la voluntad y la Ley de Dios:

1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.2. No tomarás el nombre de Dios en vano3. Santificarás las fiestas4. Honrarás a tu padre y a tu madre5. No matarás6. No cometerás actos impuros7. No robarás.8. No dirás falsos testimonios ni mentiras.9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros10. No codiciarás los bienes ajenos.

Jesús dio a los 10 mandamientos su plenitud y su senti-do definitivo cuando los resumió solo en 2: “Amará a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”, en-señándonos que con AMOR los 10 mandamientos se con-vierten en camino seguro de salvación.

B. El camino se va haciendo más concreto cuando la Iglesia nos propone los 5 preceptos:

1. Participar en la misa entera los domingos y días de guardar.

2. Confesar los pecados mortales una vez al año, cuan-do se ha de comulgado en peligro de muerte.

3. Comulgar por Pascua de Resurrección4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo

manda la Santa Madre Iglesia.5. Contribuir al sostenimiento de la Iglesia en la medi-

da de las posibilidades de cada uno.C. Nuestra vida cristiana alcanza mayor precisión con

las obras de misericordia que son 7 corporales y 7 es-

tiempos, resiste a la tentación y no se acobarda ante los ataques. La lealtad es diferente de la amistad, aunque al-gunas veces van de la mano. Las lealtades conflictivas, pueden imponer decisiones desagradables, pero anali-zándolas inteligentemente, se pueden poner en sus justos términos, pues no siempre las lealtades son antagónicas.

Forma de practicarla:Los padres tienen que enseñar y dialogar con los hijos,

sobre cuáles son las verdaderas lealtades que los hijos de-ben tener, aclarándoles las prioridades, compatibilidades e incompatibilidades, con la formación que se ha adqui-rido y el estilo de vida que se quiere llevar. Ser leales a las

“A Jesús se le conoce siguiéndolo, antes que

estudiándolo”

62 63

Es la Virgen María, Madre de Dios, concebi-da sin pecado original, Reina de cielo y Tie-rra, Toda Santa, la primera persona huma-na que nos muestra el poder, la sabiduría y el amor de Dios por los méritos de Cris-

to muerto y resucitado.En la Virgen María vemos la obra de redención que

Dios realizó de la manera más perfecta en atención a la encarnación de su Hijo único. Dios la preservó del peca-do original, adornándola de todas las virtudes, especial-mente de la humildad, la fe, la pureza, de las cuales bro-ta la más bellísima caridad para con Dios y para con los hombres.

A su vez, la Virgen María, correspondió con plena libertad el proyecto de Dios cuando, al llegar la pleni-tud de los tiempos, quiso realizar la salvación defini-tiva de la humanidad, envió su mensajero, el arcán-gel San Gabriel. Ella respondió: “He aquí la esclava del Señor, ¡hágase en mi tu Palabra” (LC.1,38). Desde ese preciso instante, en el que el hijo de Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre ella colaboró con todo su ser y su hacer en la obra de la salvación de la humanidad.

¿Cómo no agradecerla? ¿Cómo no suplicarla?, ¿cómo no aclamarla?, ¿cómo no amarla?, ¿cómo no imitarla?

Nuestro Señor Jesucristo mismo nos la entregó como Madre al pie de la Cruz: “Jesús, viendo a su Ma-dre y junto a ella el discípulo a quien amaba, dice a su Madre: Mujer. Ahí tienes a tu Hijo. Luego dice al dis-cípulo: Ahí tienes a tu madre y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa” (Jn.19)

A ti y a mí solo nos queda pedir a Dios que nos dé la gra-cia d de caminar hasta la eternidad tomados de la mano de la Virgen María.

¡Santa María, Madre de la Iglesia, esperanza nues-tra!, ¡Ruega por nosotros!

pirituales:

CORPORALESDar de comer al hambrientoDar de beber al sedientoVestir al desnudoDar posada al peregrinoAsistir al enfermoVisitar a los presosEnterrara a los muertos

ESPIRITUALESDar buen consejo al que lo necesitaEnseñar al que no sabeCorregir al que yerra o se equivocaConsolar al tristePerdonar las injuriasSufrir con paciencia a los que nos molestanRogar a Dios por los vivos y por los muertos

D. El vivir constante con Cristo nos invita a un grado más sublime de vida manifestado en las bienaventu-ranzas.

1. Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos

2. Bienaventurados los mansos, porque de ellos po-seerán en herencia la tierra

3. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

5. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

6. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

7. Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

8. Bienaventurados los perseguidos por causa de las injurias, les persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y re-gocíjense porque su recompensa será grande en los cielos.

Así la vida del cristiano, al paso de los años, es un constante crecer del espíritu hasta la plenitud de vida en la eternidad.

¡Anímate! ¡Solo en Cristo hay vida! ¡Aquí tienes el ca-mino!, lo han recorrido la Virgen María y todos los San-tos, como tú y yo débiles, pecadores; pero, se decidieron y ya ves.

Santa María,Estrella Pascual

CAPÍTULO VIII

“Por María vino Cristo al mundo, por María debe reinar”

“¿Quién es ella que va subiendo, bella como la luna, brillante como

el sol, terrible como un ejército formado en batalla?” (Cant. 6,10)

62 63

Cristo Vive¡Aleluya! ¡Aleluya!

¡Aleluya!

“Se me ha entregado todo poder en el cielo y en la Tierra, vayan pues, y hagan discípulos a todas las gentes

bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he

mandado. y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 18-20)