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J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez (Eds.) ISBN: 84-96214-29-X Geografía Física de Aragón. Aspectos generales y temáticos Universidad de Zaragoza e Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2004 CAÑONES DEL RÍO MARTÍN ENTRE OLIETE Y ALBALATE DEL ARZOBISPO (CORDILLERA IBÉRICA, TERUEL) M.V. Lozano, J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza. Resumen. Se analizan varios paisajes fluviales y kársticos del río Martín en el marco de la evolución del relieve del sector norte de la Cordillera Ibérica, así como sus características hidrológicas y biogeográficas. Se describen tres paisajes singulares que reúnen gran parte de estos datos evolutivos: el Barranco del Mortero, la Sima de San Pedro y los Estrechos de Albalate. Palabras clave: Ibérica, río Martin, karst, ,travertinos, Cuaternario. Abstract. Se analizan varios paisajes fluviales y kársticos del río Martín en el marco de la evolución del relieve del sector norte de la Cordillera Ibérica, así como sus características hidrológicas y biogeográficas. Se describen tres paisajes singulares que reúnen gran parte de estos datos evolutivos: el Barranco del Mortero, la Sima de San Pedro y los Estrechos de Albalate Key words: Iberian Ranges, Martín River, karst, travertine, Quaternary. Introducción El río Martín es uno de los afluentes del río Ebro provenientes de las serranías septentrionales de la Cordillera Ibérica turolense (Fig. 1). A partir del anticlinal de Montalbán, de núcleo paleozoico, el río atraviesa las apretadas estructuras plegadas de dirección noroeste-sureste que van cayendo en sucesivos cabalgamientos hacia la Depresión del Ebro. La última de estas estructuras constituye la Sierra de Arcos, donde se inicia su curso bajo, en la zona de Albalate del Arzobispo. A lo largo de esta singladura entre sierras, el río desciende desde las altas parameras por encima de los 1.500 m hasta los menos de 300 m del río Ebro en Escatrón. Climáticamente se pasa de una zona continental de montaña media, de escasas precipitaciones (ligeramente por debajo de los 500 mm) y presencia de nieve varios días al año, a una zona más templada y de ambiente semiárido mediterráneo continental, con precipitaciones en torno a los 300 mm anuales (Peña et al, 1999). El predominio de litologías carbonatadas de edad Jurásica que desde Peñarroyas son cortadas transversalmente por río Martín, ha generado una sucesión de cañones fluviokársticos, como los de Obón y Alcaine, sobre dolomías, calizas y margas del Jurásico inferior, antes de la depresión de Oliete, y los la Sierra de Arcos y Los Estrechos de Albalate, entre Oliete y el inicio de la depresión del Ebro, que en este caso recortan la serie jurásica completa, hasta sus términos superiores de calizas oncolíticas. Este mismo modelado se traslada igualmente a algunos de sus afluentes, como el río Radón, en Alcaine, y el barranco del Mortero, en Alacón, por citar los más importantes y

CAÑONES DEL RÍO MARTÍN ENTRE OLIETE Y ALBALATE DEL

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Page 1: CAÑONES DEL RÍO MARTÍN ENTRE OLIETE Y ALBALATE DEL

J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez (Eds.) ISBN: 84-96214-29-X Geografía Física de Aragón. Aspectos generales y temáticos Universidad de Zaragoza e Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2004

CAÑONES DEL RÍO MARTÍN ENTRE OLIETE Y ALBALATE DEL ARZOBISPO (CORDILLERA IBÉRICA, TERUEL)

M.V. Lozano, J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza.

Resumen. Se analizan varios paisajes fluviales y kársticos del río Martín en el marco de la evolución del relieve del sector norte de la Cordillera Ibérica, así como sus características hidrológicas y biogeográficas. Se describen tres paisajes singulares que reúnen gran parte de estos datos evolutivos: el Barranco del Mortero, la Sima de San Pedro y los Estrechos de Albalate.

Palabras clave: Ibérica, río Martin, karst, ,travertinos, Cuaternario.

Abstract. Se analizan varios paisajes fluviales y kársticos del río Martín en el marco de la evolución del relieve del sector norte de la Cordillera Ibérica, así como sus características hidrológicas y biogeográficas. Se describen tres paisajes singulares que reúnen gran parte de estos datos evolutivos: el Barranco del Mortero, la Sima de San Pedro y los Estrechos de Albalate

Key words: Iberian Ranges, Martín River, karst, travertine, Quaternary.

Introducción El río Martín es uno de los afluentes del río Ebro provenientes de las serranías

septentrionales de la Cordillera Ibérica turolense (Fig. 1). A partir del anticlinal de Montalbán, de núcleo paleozoico, el río atraviesa las apretadas estructuras plegadas de dirección noroeste-sureste que van cayendo en sucesivos cabalgamientos hacia la Depresión del Ebro. La última de estas estructuras constituye la Sierra de Arcos, donde se inicia su curso bajo, en la zona de Albalate del Arzobispo. A lo largo de esta singladura entre sierras, el río desciende desde las altas parameras por encima de los 1.500 m hasta los menos de 300 m del río Ebro en Escatrón. Climáticamente se pasa de una zona continental de montaña media, de escasas precipitaciones (ligeramente por debajo de los 500 mm) y presencia de nieve varios días al año, a una zona más templada y de ambiente semiárido mediterráneo continental, con precipitaciones en torno a los 300 mm anuales (Peña et al, 1999).

El predominio de litologías carbonatadas de edad Jurásica que desde Peñarroyas son cortadas transversalmente por río Martín, ha generado una sucesión de cañones fluviokársticos, como los de Obón y Alcaine, sobre dolomías, calizas y margas del Jurásico inferior, antes de la depresión de Oliete, y los la Sierra de Arcos y Los Estrechos de Albalate, entre Oliete y el inicio de la depresión del Ebro, que en este caso recortan la serie jurásica completa, hasta sus términos superiores de calizas oncolíticas. Este mismo modelado se traslada igualmente a algunos de sus afluentes, como el río Radón, en Alcaine, y el barranco del Mortero, en Alacón, por citar los más importantes y

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214 M.V. Lozano, J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez

espectaculares. Todo el entorno cálcareo de estos cañones se caracteriza por la presencia de superficies de erosión afectadas por una intensa karstificación en forma de depresiones fluviokársticas (poljes) y dolinas, así como campos de lapiaz. Con el objetivo de analizar sus principales componentes, se han seleccionado tres de estos espacios singulares, en los que la geomorfología marca los rasgos más sobresalientes del paisaje, pero se acompañan de unas características biogeográficas resaltables.

Fig. 1 . Mapa de situación.

1. ASPECTOS BIOGEOGRÁFICOS En condiciones naturales remontar el río Martín nos permitiría observar un buen ejemplo de

transición vegetal entre la Depresión del Ebro y la Cordillera ibérica. Sin embargo, el intenso aprovechamiento agropastoril e industrial que ha sufrido este territorio, ha dado lugar a un panorama donde el predominio corresponde a etapas de degradación de una vegetación potencial presidida por carrascales (Quercus rotundifolia subsp ballota) y quejigales (Quercus faginea),

Zaragoza Lleida

Huesca

Teruel

0 50 100 km

P I R I N E O S

Valle mediorío Martín

N

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Cañones del río Martín entre Oliete y Albalate del Arzobispo 215 (Cordillera Ibérica, Teruel) aunque estos últimos se ubicarían en las estribaciones de la Sierra de Sant Just, donde se sitúa el nacimiento de este curso fluvial.

El entorno próximo del sector fluvial entre Oliete y Albalate del Arzobispo, muestra en la actualidad una importante presencia de matorrales xerófilos con dominio de romero (Rosmarinus officinalis), aliaga (Genista scorpius) y tomillo (Thymus vulgaris), alternando con pastizales de lastón (Brachypodium retusum) y Stipa pennata en las partes más secas y con matorrales gipsófilos en zonas con presencia de litologías arcillosas. En las proximidades de este tramo fluvial, las únicas masas arbóreas se corresponden con superficies ocupadas por repoblaciones de Pinus halepensis, gran parte de ellas poco integradas en el medio, aunque se observan con facilidad pies dispersos de otras especies arbóreas y arbustivas mediterráneas como Quercus rotundifolia, Q. coccifera, Juniperus oxycedrus y J. phoenicea y de forma localizada Juniperus thurifera. Por su parte el cauce permite el asentamiento de formaciones azonales de Populus y Salíx principalemente que dan lugar a bosquetes de ribera lineales, pero de gran valor biótico.

Desde el punto de vista faunístico, la existencia de cantiles y cortados en este tramo de cañones fluviales, favorece la presencia sedentaria y nidificante de un buen número de aves, destacando por su importancia el grupo de las rapaces rupícolas como buitre leonado (Gyps fulvus), alimoche (Neophron percnopterus), búho real (Bubo bubo), águila-azor perdicera (Hieraaetus pennatus) y halcón peregrino (Falco peregrinus), especies que le otorgan características que han permitido incluir este espacio desde 1989 dentro del listado de IBAs (Important Birds Areas) como “Cañones del río Martín y Sierra de Arcos” y formar parte del conjunto de ZEPAs (Zonas de Especial Protección para las Aves) del territorio aragonés como “Desfiladeros del río Martín”.

2. LAS CARACTERÍSTICAS HIDROLÓGICAS DEL RÍO MARTÍN La cuenca del río Martín tiene una superficie de 2.111 km2, toda ella dentro de los límites de

Aragón. En su interior encontramos tres estaciones de aforo, pertenecientes a la Confederación Hidrográfica del Ebro, que nos permiten conocer las pautas del comportamiento hidrológico de este curso fluvial. Siguiendo la dirección de fluencia del río, el primer aforo es el de Alcaine, cuyos registros se iniciaron durante el año hidrológico 1962/63, a continuación el de Oliete, que posee información desde el año 1946/47, y, ya en el tramo bajo, el de Híjar, cuya serie se inicia en 1912-1913 pero queda interrumpida durante la mayor parte de los años de las décadas de los 30 y los 40, adquiriendo a partir de entonces continuidad en su funcionamiento. Entre los aforos de Alcaine y Oliete se ubica el embalse de Cueva Foradada, acabado de construir en 1926, con un volumen total de 26,28 hm3. Este único embalse de la cuenca tiene una gran importancia tanto en el aprovechamiento del agua y los usos del suelo de la zona, como en el funcionamiento del río Martín.

Este río muestra una escasa disponibilidad de caudal en todo su recorrido. Sus caudales medios anuales rondan 1 m3/s en las tres estaciones de aforo (Alcaine: 1 m3/s, Oliete: 1,3 m3/s, Híjar: 1,1 m3/s), en tanto que los valores de caudal relativo ofrecen mayor variación (Alcaine: 1,63 l/km2/s, Oliete: 1,95 l/km2/s, Híjar: 0,83 l/km2/s), siempre dentro de la comentada escasez de caudal. Así, el volumen anual medio de agua que discurre por el Martín se cifra en 30,19 hm3 en Alcaine, 41,45 hm3 en Oliete y 35,29 hm3 en Híjar. Llama la atención la disminución de caudal y de aportación del río entre Oliete e Híjar, cifrada en algo más de 6 hm3 anuales, que guarda relación con la utilización de este recurso hídrico para el riego, esencialmente en el tramo que surca la depresión del Ebro.

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216 M.V. Lozano, J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez

Fig. 2. Irregularidad interanual del río Martín. Fuente: CHE. Elaboración propia

Los caudales y aportaciones anuales ofrecen variaciones con una sucesión muy similar en Alcaine y Oliete, pero particular en Híjar. En las dos primeras se aprecian como datos más significativos el elevado número de ocasiones en que se supera el módulo anual entre los años 50 y finales de los 70, así como la casi total inexistencia de años que remontan ese valor medio en los 80 y 90. En Híjar, si exceptuamos el dato del año 1959/60, el resto se alejan relativamente poco de la media, siendo también bajo el número de veces en que ésta se supera en las dos últimas décadas del siglo XX. Sin duda, la mitigación de la irregularidad en Híjar tiene que ver con la gestión del embalse de Cueva Foradada y el empleo de agua para el riego (Fig. 2).

El escaso caudal medio del río Martín se ve bruscamente incrementado cuando en la cuenca se producen precipitaciones de intensidad fuerte, mayoritariamente relacionadas con tormentas de verano o con la influencia de frentes mediterráneos asociados a gotas frías. Estas crecidas, que son menos frecuentes e intensas que en cuencas próximas, suelen producirse en primavera, comienzos del verano o invierno (Guillén, 2001). Los máximos registros de caudal medio diario son: 23,92 m3/s en Alcaine (5/12/1971), 36,8 m3/s (6/12/1971) y 36,2 m3/s (11/6/1975) en Oliete y 32,95 m3/s en Híjar (2/6/1977). Durante esos episodios de crecida el río cambia completamente su capacidad de arrastre de sólidos e incluso de erosión en tramos de su cauce. Por otra parte, en los datos diarios del río Martín, se aprecian bastantes fases en que los registros no superan los 0,3 m3/s, e incluso en Híjar el río llegó a estar varios días prácticamente seco durante los años 1984, 1994 ó 1995.

La Fig. 3 nos ayuda a analizar la variación estacional de los caudales del Martín. En ella se incluyen las curvas de variación estacional de caudal correspondientes a las mediciones efectuadas en los tres aforos existentes y, además, la curva correspondiente al caudal naturalizado estimado por la CHE para el Martín en Híjar (Híjar Nat), aplicando el modelo Sacramento. En la estación de Alcaine, libre de cualquier regulación, se evidencia un periodo de aguas altas en invierno y primavera, con máximo en mayo, y un periodo de aguas bajas en torno al verano. En el aforo de Oliete, aguas abajo de la presa del embalse de Cueva Foradada, el ritmo se invierte, apareciendo las aguas bajas en invierno y comienzos de primavera e iniciándose posteriormente un ascenso del caudal, motivado por la liberación del agua hasta entonces retenida en el embalse, que conduce a un máximo en Junio-Julio.

MARTÍN en Oliete

0,01,02,03,04,05,0

1947

/48

1957

/58

1967

/68

1977

/78

1987

/88

1997

/98

m3 /s

MARTÍN en Híjar

0,0

1,0

2,0

3,0

4,0

1948

/49

1958

/59

1968

/69

1978

/79

1988

/89

1998

/99

m3 /s

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Cañones del río Martín entre Oliete y Albalate del Arzobispo 217 (Cordillera Ibérica, Teruel)

Fig. 3 . Curvas de variación estacional de caudal. Fuente: CHE. Elaboración propia. El agua que circula por el aforo de Híjar sufre abundantes oscilaciones de escaso rango, de

manera que en febrero, finales de primavera, y comienzos de otoño se mide mayor cantidad de agua y en marzo-abril, verano e invierno los valores registrados son inferiores. Ahora bien, más interés que el trazado de esa curva, dirigido por las necesidades de agua para el riego en cada momento, tiene su comparación con la dibujada por los datos correspondientes al caudal naturalizado. De ella se desprenden varias consecuencias:

- el caudal que circula por el cauce del río Martín en Híjar, aunque no tomemos los valores absolutos del modelo Sacramento sino como estimaciones, es sensiblemente inferior al que fluiría en régimen natural.

- el periodo de aguas más altas en ambas curvas se registra en mayo-junio, si bien estaría mucho más acentuado en un régimen natural.

- el descenso de caudal de verano sería también mucho más profundo si el comportamiento del río no estuviera tan alterado por la regulación del embalse de Cueva Foradada y la gestión del agua encaminada al riego de los cultivos de la llanura de inundación del tramo bajo del Martín.

En definitiva, el régimen del río Martín sólo tiene un comportamiento natural desde su cabecera hasta el embalse de Cueva Foradada, y desde allí se muestra totalmente alterado por la intervención del hombre.

3. EL BARRANCO DEL MORTERO Este afluente del río Martín posee un trazado casi norte-sur, uniéndose al bco. de la Muela

cerca de la localidad de Alacón, poco antes de su confluencia con el río principal. Su curso alto comienza con una morfología de valle de fondo plano modelado sobre los materiales terciarios y cuaternarios que tapizan la superficie de la depresión de Muniesa, de topografía muy plana en este sector. De forma brusca el barranco llega a una profunda incisión abierta en las calizas oolíticas del Kimmeridgiense (Jurásico superior), ruptura que salva en forma de cascada de unos 20 m de altura. A su pie, se ha excavado una poza, que queda semicerrada por bloques desprendidos y sedimentos del propio barranco, formando una balsa permanente. A partir de ese punto, la hoz se prolonga con trazado meandriforme durante varios kilómetros, uniéndose a otros cañones afluentes (Fig 4).

Río MARTÍN

0,0

1,0

2,0

3,0

4,0

5,0

E F M A My J Jl Ag S O N D

m3 /s

Alcaine Oliete Híjar Híjar Nat.

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218 M.V. Lozano, J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez .

Fig. 4. Mapa geomorfológico del Barranco del Mortero. Por su posición bajo los sedimentos del Mioceno inferior y medio, esta superficie hay que

clasificarla como de “edad intramiocena”, cuyas características han sido definidas por Gutiérrez y Peña (1976, 1991); Peña et al. (1984) y Sánchez (1989) en la zona norte de la depresión de Alfambra-Teruel. Este aplanamiento se conserva escasamente en la Cordillera Ibérica oriental, donde junto a estos dos lugares citados, solamente se le supone en las cumbres de algunas zonas elevadas, en forma de superficies residuales (Muela de San Juan, Sierra del Pobo y Sierra de Gúdar) (Peña et al, 1984; Jiménez,1991; Lozano, 1988) La mayor parte de los aplanamientos, muy generalizados, de la Ibérica responden a etapas posteriores, que por su relación con el final de la

Rocas carbonatadas jurásicas

Conglomerados y arcillas terciarias Glacis alto

Glacis medio

Lecho de inundación

Superficie de erosión intramiocena

Escarpes estructurales

Límite de depresión kárstica

Cursos de incisión lineal

Valles de fondo plano

Escarpes en materiales cuaternarios

Pendiente de los glacis

Ladera regularizada

Conos de deyección

Cauce principal

Desprendimiento de bloques

LOS PLANOS

FORNOS

LOMA DEL ZORRO

CARRAHIJAR

0 500 1000 m.

Pinturasrupestre s

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Cañones del río Martín entre Oliete y Albalate del Arzobispo 219 (Cordillera Ibérica, Teruel) sedimentación en las cuencas terciarias turolenses se sitúa cronológicamente en el Plioceno medio y se la denomina “superficie fundamental de la Cordillera Ibérica” (Peña et al, 1984; Lozano, 1988; Sánchez, 1989).

La cuenca de Muniesa está rodeada por relieves en posición elevada, como la Sierra de Arcos (900-987 m), que conserva restos de una superficie erosiva por encima del nivel de colmatación del terciario detrítico, que bien pudiera corresponder a la “fundamental”. Este aplanamiento, dotado de cierta pendiente hacia el sur, pasa insensiblemente a los conglomerados terciarios, dispuestos a modo de enormes conos digitados en función de la disección de la red de valles de fondo plano que los recortan.

De hecho, se constatan dos generaciones encajadas, que se han cartografiado como sendos niveles de glacis de erosión y que convergerían en un gran valle de fondo plano, orientado de NW.a SE. y de drenaje indeciso, precisamente denominado Valdemortero, que se prolonga hasta Las Ventas, sobre el cual se ha producido el encajamiento del cañón. Este valle, como muchos otros existentes en la depresión de Muniesa, parece tener una componente kárstica importante. Efectivamente, toda la cuenca está salpicada de morfologías kársticas variadas –lapiaces, dolinas, uvalas, pequeños poljes y valles kársticos-, que corresponderían a un karst cubierto o aluvial, desarrollado sobre la película de sedimentos terciarios que fosilizan las calizas jurásicas. Éstas llegan a aflorar, totalmente arrasadas, en el fondo de la depresión, incluso lejos de las profundas incisiones fluviales, por ejemplo en La Gabardera.

Fig.5. Corte transversal del cañon del barranco del Mortero.

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220 M.V. Lozano, J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez En los márgenes del barranco del Mortero, los materiales del Kimmeridgiense presentan esta

superficie plana erosiva exhumada, intensamente corroida por los lapiaces de tipo estructural, oquerosos y pequeñas kamenitzas que aprovechan la fuerte fisuración y porosidad de estas calizas oncolíticas al tiempo que permiten una importante infiltración del agua en el macizo carbonatado.

Fot. 1. Cabecera de la incisión del barranco del Mortero.

La gran resistencia erosiva de estas litologías ha dado lugar a un escarpe superior abrupto, de aspecto dolomítico y con niveles de calizas oolíticas y pisolíticas, fuertemente fracturado, que genera paredes verticales (Fig. 5). Un talud inferior, más suave, se forma a partir de niveles de caliza bien estratificados, que mantienen una ladera cóncava parcialmente recubierta de sedimentos de gravedad procedentes del escarpe superior. Cerca del contacto entre ambas formaciones se observan cavidades y abrigos, cuyas paredes conservan abundantes pinturas rupestres prehistóricas de estilo levantino (Covacho de los Recolectores, del Ahumado, los abrigos de los Trepadores y los Borriquitos) que abarcan edades desde el Epipaleolítico hasta el Neolítico y Edad del Bronce. Algunas cavidades son tubos kársticos fósiles, pero la mayoría responde a un modelado en tafonis de forma elíptica, como resultado de la alteración físico-química de niveles microgranulares, como los oncolíticos y oolíticos. Esta alteración todavía se mantiene activa y es la causa de la desaparición de la mayor parte de las pinturas mencionadas, que se mantiene sólo en los retazos aislados de una pátina residual.

La cabecera de la incisión es un buen ejemplo del proceso de erosión fluvial regresiva o remontante y su morfología activa sirve de modelo para explicar el excavado del cañón (Fot. 1). Como ya hemos indicado, el río cae en cascada salvando un importante desnivel, aunque en su

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Cañones del río Martín entre Oliete y Albalate del Arzobispo 221 (Cordillera Ibérica, Teruel) parte superior lo hace mediante una incisión de unos pocos metros a través de la cual se filtra parte del caudal, que circula internamente y sale hacia una oquedad basal del escarpe. La evolución del cañón se habría producido por procesos de formación de galerías endokársticas, que junto a la incisión superficial por abrasión y disolución favorecería los colapsos y el aumento progresivo de su longitud aguas arriba.

En este punto, los caméfitos como aliagas y tomillos son las que dominan en el paisaje, en especial sobre la superficie del lapiaz, aprovechando las fisuras y oquedades donde se acumulan las arcillas de descalcificación y casi por tanto el único suelo disponible para colonizar. Junto a ellas y a comienzos de primavera se pueden observar pequeños narcisos que destacan junto a matas dispersas de Juniperus phoenicea y varios Helianthemum. Estas superficies abiertas son el hábitat de especies como tarabilla común (Saxicola torquata), alondra común (Alauda arvensis), cogujada o moñuda (Galerida cristata) o pardillo común (Carduelis cannabina).

En el interior del cañón las características del medio cambian, pendiente, exposición y efecto microclimático trastocan las condiciones ambientales, favoreciendo la presencia de ejemplares de portes arbustivos y arbóreos como el guillomo (Amelanchier ovalis) y otras más termófilas como la higuera y la hiedra (Hedera helix). Por su parte la surgencia de agua da lugar a una presencia constante de humedad en el fondo del barranco que permite el asentamiento de algunas especies vegetales de porte arbustivo, pequeñas manchas alineadas de aneas (Thypha latifolia) y juncales (Scirpus holoschoenus), diversificando la composición vegetal. La presencia de agua en este punto, hace que sea un lugar visitado por el ganado, que con su trasiego constante, ha dado lugar al desarrollo de un pasto nitrófilo en el entorno más inmediato de la surgencia con Capsella bursa-pastoris, Marrubium vulgare, Urtica dioica o Taraxacum officinalis como principales taxones.

En este punto es fácil observar el vuelo de buitres, aviones comunes (Delichon urbica), vencejos, chovas piquirrojas (Pyrrhocorax graculus) y cernícalos (Falco tinunnculus), presentes casí de forma constante y que comparten el hábitat vertical del cañón con algunas plantas que crecen salpicando las paredes como Sedum sp., Rhamnus alaternus, Jasonia glutinosa, Linaria sp, y otras capaces de desafiar la gravedad como Juniperus phoenicea.

4. LA SIMA DE SAN PEDRO En Oliete, trás atravesar la Sierra de los Moros, el río Martín abre su valle en los materiales

terciarios del borde sur de la depresión de Muniesa, que en este sector han sido en buena parte evacuados, dejando aflorar el sustrato mesozoico. Entre Oliete y Ariño el río se encaja en los niveles calizos del Jurásico medio-superior y en el Cretácico.inferior carbonatado, en facies Weald y Utrillas, formando cañones, especialmente sus afluentes, con restos de la cobertera terciaria.

En el tramo localizado sobre rocas blandas del Cretácico y del Terciario, el valle se ensancha notablemente y se llega a conformar un complejo sistema de glacis y terrazas fluviales (Fig. 6). Concretamente, se han reconocido cuatro niveles de terraza, situadas a 10, 20, 35 y 45 m, todas ellas de carácter detrítico y colgadas a modo de estrechas banquetas por encima del lecho de inundación. Algunas están relacionadas directamente con tres generaciones de glacis, mucho más extensos, y conos de deyección. En muchos casos se observan complicadas imbricaciones entre los depósitos longitudinales y laterales que sugieren una evolución original, difícil de explicar.

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Fig. 6. Mapa geomorfológico de la zona de San Pedro de Oliete.

N

0 500 1000 m

Sima de San Pedro

CAMPIL

ESCOZ879 m.

ESTANCOS

SARDA

HOYA DEL CACHORRERO

CARRASANPEDRO

Rocas carbonatadas jurásicas

Arcillas, areniscas y calizas cretácicas

Conglomerados y arcillas terciarias

Fallas

Escarpes estructurales

Chevrons y líneas de capa dura

Dolina en pozoCauce principal

Cursos de incisión lineal

Valles de fondo plano

Escarpes en materiales cuaternarios

Glacis altoGlacis medio

Glacis bajoConos de deyección

Terraza alta

Terraza media

Terraza baja

Lecho de inundación

Terraza inferior

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Cañones del río Martín entre Oliete y Albalate del Arzobispo 223 (Cordillera Ibérica, Teruel)

Fig. 7. Esquema de la Sima de San Pedro. En este entorno se sitúa una de las formas exokársticas más espectaculares, la denominada

sima de San Pedro, curiosamente ubicada en el fondo de un barranco afluente al río Martín, cuyo curso interrumpe. Se trata de una dolina en pozo de unos 120 m de profundidad, con boca externa en embudo y casi 100 m de diámetro (Saunders, 1997), que hacia el interior va pasando a paredes verticalizadas, con ampliaciones laterales en su fondo, donde hay una lago de 22 m de profundidad (Fig. 7). La evolución actual de la dolina se produce a causa de la intensa fracturación de los materiales calcáreos, que orginan desplomes verticales, además de la fácil erosión de los niveles margosos del Kimmeridgiense que afloran en la parte superior

Las dolinas en pozo se forman por colapso de cavidades internas y no son excesivamenet abundantes en la Cordillera Ibérica, frente a la abundancia de dolinas en artesa y en embudo. Solamente se citan otras dolinas en pozo en las Sierras de Albarracín (Frías de Albarracín y Llanos de Pozondón) y Javalambre (sima de El Paúl) (Peña et al, 1984). Por la morfología externa observable, el colapso debió producirse en un valle de fondo plano, que actualmente aún drena hacia su interior. Sin embargo, en el entorno de la dolina se observan numerosos indicios evolutivos ligados posiblemente a la subsidencia y karstificación de la zona. Por una parte, en el mismo margen de la dolina se observa un potente cono de gravas semirodadas y arcillas, con

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224 M.V. Lozano, J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez

buzamiento hacia el río Martín y estructuras en abanico de capas. Por otra parte, las terrazas fluviales de este mismo río aparecen deformadas por colapsos y subsidencias y presentan dispositivos encajados, que parecen indicar que la zona ha tenido procesos subsidentes durante largo tiempo, seguramente antes del actual colapso de la Sima de San Pedro.

El ambiente vegetal de la zona es el de una formación de matorral mixto de medio porte, denso, y con gran presencia de romero y Cistus clusii, que alberga una amplia variedad de especies, destacando en el cortejo florístico Salvia officinalis, Santolina chamaecyparisus, Helianthemum apeninum, H. marifolium y Stipa pennata entre otras, en clara recuperación hacia etapas de mayor madurez, de la que hablan ejemplares dispersos de Quercus rotundifolia.

Dos aspectos son destacables en este enclave, por un lado la presencia de un reducido enclave de sabina albar (Juniperus thurifera), el cual se atraviesa durante el descenso hacia el cauce por el camino de acceso a la sima y en el que podremos deleitarnos con un imponente ejemplar situado junto al camino, que con algo más de 12 m de altura, se ha ganado por derecho su inscripción en el “Catálogo de árboles monumentales de Aragón”. La presencia de este reducto de sabinar no es casual, ligado con toda probabilidad a fenómenos locales de inversión térmica, así como tampoco su conservación hasta nuestros días, sin duda alguna unida a la existencia de un convento, con amplia propiedad privada y su posterior paso a manos privadas tras la desamortización, que en ambos casos evitaron con toda seguridad su transformación en elementos constructivos o caloríficos.

Por otra parte, la sima en si misma constituye un punto de especial valor faunístico, en especial por su papel ecológico como refugio de aves, que aprovechan las numerosas cavidades y escalones de las paredes para anidar, concentrando en su interior diversas especies como: chova piquirroja, vencejo real (Apus melva), graja (Corvus frugilegus), paloma bravía (Columba livia), estornino (Sturnus unicolor), avión común (Delichon urbica) y gorrión chillón (Petronia petronia), del mismo modo que hasta siete especies diferentes de murciélagos, atraídos a este punto por las especiales condiciones microclimáticas que la profundidad de la sima y la aparición del freático en su fondo generan.

5. LA SIERRA DE ARCOS Y LOS ESTRECHOS DE ALBALATE El río Martín, a partir de Ariño, corta la sierra de Arcos, amplio relieve de calizas jurásicas

y margo-calizas del Cretácico inferior, que en este sector forman un gran reverso de cuesta (Fig.9), subdividido en numerosos chevrons. A partir de su unión con el río Escuriza se introduce con trazado meandriforme, estrechando su cauce en las dolomías y calizas del Lías, siendo en este tramo donde mejor se conservan las comunidades riparias, con buenos ejemplos de bosque galería, destacando como especies arbóreas Populus alba, Fraxinus excelsior y Salíx atrocinerea. Algunos afloramientos blandos permiten ensanchamientos locales en los Baños y La Casilla, al alcanzar el frente de cabalgamiento de la sierra de Arcos. Todavía antes de penetrar en los Estrechos de Albalate, el río Martín discurre por un valle amplio, abierto en materiales detríticos terciarios, con meandros bien trazados y marginados por terrazas de travertinos de unos 15 m de altura, que se hacen evidentes por su color blanquecino.

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Fig. 8. Mapa geomorfológico de los Estrechos de Albalate.

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Fig. 9. Corte geológico de la Sierra de Arcos. A partir de esta zona, el río inicia su singladura por los Estrechos de Albalate, en los que a lo

largo de casi 6 km corta profundamente las calizas y dolomías del Jurásico y algunos retazos cretácicos, que debido a su dureza generan relieves escarpados (Fig. 8). Trás un primer sector del valle en que el río traza una serie de meandros, el cañón se va estrechando cada vez más para entrar en la zona de Los Chaparros. El encajamiento vertical supera los 100 m, con una cornisa superior de calizas y un talud más tendido compuesto por derrubios caídos del escarpe. En la parte inferior se ha formado una terraza de travertinos, colgada unos 15-20 m sobre el río, que discurre acompañado por una interesante formación vegetal de ribera. Abundan en la cornisa los tubos y galerías kársticas, así como numerosos abrigos basales generados por erosión diferencial y derrumbes de gravedad. Este modelado está extendido por toda la ladera norte del valle y se prolonga también hacia un barranco lateral, que no es más que una gran depresión kárstica o dolina, generada por el colapso de galerías inferiores y abierta hacia el río en forma de anfiteatro. Hay que destacar las pinturas rupestres conservadas en los abrigos rocosos (Fig. 10), con cronologías desde el Epipaleolítico hasta la Edad del Bronce (7000-1500 a.C.).

Siguiendo el cañón se entra en Los Estrechos propiamente dichos, donde el río ya ha tomado dirección oeste-este atravesando las calizas jurásicas, que forman aquí una estructura plegada en anticlinal. La forma del valle varía respecto al tramo anterior, ya que se han generado dos escalones: uno superior de calizas cretácicas y otro inferior de calizas jurásicas, que conforma la hoz más profunda. Entre ambos hay un talud de arenas y arcillas de la Facies Utrillas.

Sierra de Arcos

río Martín828 m

Estrechos de Albalate

SSW NNE

0 1 km

Ariño

Yesos y arcillas Keuper

Cabalgamiento

Terciario detrítico

Arenas Facies Utrillas

Calizas y margas aptienses

Calizas jurásicas

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Cañones del río Martín entre Oliete y Albalate del Arzobispo 227 (Cordillera Ibérica, Teruel)

Fig. 10. Corte transversal del cañón de Los Estrechos.

Este paisaje se prolonga ya hasta la salida del cañón, donde el valle va abriéndose paulatinamente al tiempo que las acumulaciones travertínicas, que sólo se conservan esporádicamente en el cañón, adquieren ahora mayor superficie. El frente montañoso abrupto de la Sierra de Arcos, incluido en la Zona de Especial Protección para las Aves, domina sobre esta zona, ya plenamente en la depresión del Ebro, iniciándose con glacis extensos y terrazas fluviales ocupados por los cultivos de cereal y olivares, que acompañarán al río hasta Albalate y su posterior desembocadura en el río Ebro.

Las acumulaciones de tobas calizas adquieren especial importancia en este tramo del valle, a partir del afloramiento de materiales del Trías en facies Keuper de la Sierra de Arcos: Se diferencia un nivel principal de travertinos de aspecto pulverulento y con niveles de terrígenos que puede ser seguido a lo largo del valle a alturas de 30-35 m sobre el río. Una datación mediante U/Th efectuada en este nivel ha dado una edad de 17.800 +/-500 BP (Laboratorio del Centre d´Études et de Recherches Appliques au Karst de la Faculté Polytechnique de Mons, Bélgica, número laboratorio 6430). Existen algunos restos de terrazas travertínicas más altas, a unos 55 m sobre el río actual, que han dado una edad de 157.300 +12.500/-10.900 B.P. (número laboratorio CERAK

Carrascas

Chopos

Lentiscos

Romeros

Enebros

Cañaveral

W Erío Martín

pinturasrupestres

Calizas jurásicas

Arenas Facies Utrillas

Calizas Cretácico superior

Laderas

Travertinos cuaternarios

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6431). En estos momentos se están realizando nuevas dataciones para completar estos datos iniciales. Todavía aparece un nivel tobáceo más bajo, a 15-20 m, cuya posible datación gira en torno a los 9600 BP.

Fot. 2. Estrechos de Albalate.

A partir de la salida del río de Los Estrechos, el río Martín recorre la depresión de Albalate, caracterizada por un contexto morfoestructural totalmente diferente. El pliegue anticlinal de Los Estrechos está recubierto por Paleógeno detrítico que aflora ampliamente hacia el Este, bastante replegado y en concordancia con el Cretácico subyacente. Sobre el se dispone el Neógeno, totalmente horizontal, que dibuja una marcada y espectacular discordancia angular. Las terrazas de gravas vuelven a generalizarse, diferenciándose varios niveles (Ibáñez, 1976), a 10, 25, 40, e incluso un nivel superior a 70 m. Pero el modelado dominante viene dado por tres claros niveles de glacis que biselan los materiales terciarios: El nivel alto de La Pinarosa constituye un glacis cementado que fosiliza una nivelación erosiva en las series paleógenas. El nivel medio se conserva bien al oeste de la carretera Albalate-Andorra y en las raíces de los glacis-vertiente que arrancan al pie de las muelas neógenas. Parece estar relacionado topográficamente con los depósitos de terraza situados a 30-40 m. El nivel bajo configura amplios valles de fondo plano, como La Valfonda, a veces de nuevo incididos por barrancos. Por su posición se asocia con la terraza de 15-20 m.

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Cañones del río Martín entre Oliete y Albalate del Arzobispo 229 (Cordillera Ibérica, Teruel) 6. CONCLUSIONES

La evolución del sector norte de la Cordillera Ibérica turolense muestra la existencia de varias etapas que pueden correlacionarse parcialmente con otros puntos de esta unidad montañosa.

En el barranco del Mortero se ha podido establecer la existencia de la superficie de erosión intra-miocena, que debió aplanar gran parte de la Ibérica hasta ser cubierta en las zonas rehundidas por la sedimentación continental miocena.

El relleno de las cuencas terciarias, como la de Muniesa enlazaría en sus tramos altos con una nueva superficie erosiva de edad Plioceno medio, la superficie fundamental, que se conserva en los relieves de al Sierra de Arcos y en otras estructuras mesozoicas cercanas.

Las deformaciones póstumas del Plioceno superior generarían nuevos contrastes topográficos y la instalación de la red fluvial del río Martín en dirección al Ebro. A continuación, se produjo el desmantelamiento progresivo de la cobertera terciaria por una combinación de sobreimposición y antecedencia, exhumando los paleorelieves pre o intra-miocenos, entre ellos la superficie de erosión de esa edad. La instalación del río Martín a través de los cañones de la Sierra de Arcos y Los Estrechos también debió producirse con idéntico dispositivo, sobreimpuesta sobre los sedimentos terciarios del borde de la cuenca del Ebro..

La karstificación se mantuvo sobre estos paisajes calcáreos y la red fluvial, sometida a variaciones dinamicas en función de las fluctuaciones climáticas cuaternarias, generaría sistemas de terrazas fluviales, que en el caso de Los Estrechos tienen carácter travertinico. Igualmente, en las áereas de contrastes topográficos marcados, como la depresión de Oliete o el piedemonte frontal de la Sierra de Arcos, se formarían extensas rampas de conos y glacis cuaternarios.

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