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www.escenariosalternativos.org JULIO 2003 1 CAPITALIZAR LA EXPERIENCIA, ENTRE POLÉMICAS Y MORALEJAS Por Adolfo Stubrin * Como muchas de las tareas que el nuevo gobierno está abordando, la política pública educativa aún no se perfila con claridad. Un breve repaso a las experiencias de los últimos lustros, en esta materia, ayudan a encuadrar el problema y a señalar el camino de la Educación como elemento de igualación y cohesión social, movilidad social y desarrollo. Daniel Filmus, ministro de educación del nuevo gobierno ha lanzado las primeras consignas de una gestión que, evidentemente, no ha diseñado todavía una política pública. Entre sus afirmaciones se destacan: que la educación no será una política social (entiéndase, asistencial) y sí una política de desarrollo. Es decir, una componente sustantiva de la estrategia productiva global del país; y que es indispensable articular esfuerzos y aportes entre jurisdicciones, niveles, instituciones y agentes del sistema educativo para generar circuitos de colaboración y complementación que hasta ahora no han sido efectivos. Por otra parte, hay que puntualizar que va haciéndose carne en la opinión pública que las políticas de transferencia de responsabilidades hacia las provincias han llegado demasiado lejos en la Argentina, al punto de casi disolver los rasgos estructurales comunes de la educación popular. Reencontrarnos, entonces, con la tradición nacional que arranca con Sarmiento obliga a pensar en el aporte igualitario y cohesivo que las escuelas y colegios pueden proveer a la sociedad. La dramática constatación de que nuestro país ha descendido en el ranking mundial que mide el aprendizaje de niños y jóvenes, junto con la mayor parte de Latinoamérica –y en medio de una bien llamada “tragedia educativa”- es una señal de alarma que conviene escuchar. Para eso corresponde hacer un repaso de las políticas educativas de los 90’ para obtener una reseña retrospectiva de la situación en que nos encontramos, definir desde la perspectiva que nos da la experiencia nuestros principales problemas públicos y lograr así una prospectiva orientadora. CONTRASTES Y HECHOS Una interesante polémica sobre eso entabló la semana pasada la ex ministra de educación Susana Decibe y el ex secretario de educación de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Sanguinetti. Decibe afirma que durante los años ’90 se creó una buena plataforma para futuras políticas. Alega, entre otras cosas, el aumento de la tasa de retención de alumnos y la fijación de contenidos nacionales básicos para la enseñanza. Por su parte, Sanguinetti es implacable contra el cambio en la estructura de niveles y ciclos, cuya dispar implementación disoció a cada jurisdicción de las demás, impactando de lleno y negativamente sobre los aprendizajes significativos de los niños y preadolescentes. A su vez, otro cruce de opiniones enfrentó a Decibe con Adriana Puiggros alrededor de si las políticas educativas del menemismo fueron un correlato directo de las ortodoxias neoliberales que empujaron las privatizaciones indiscriminadas, la desindustrialización y el régimen de jubilaciones privadas. La reconocida pedagoga e historiadora sostiene esta postura, en tanto que la ex ministra se desvela argumentando sobre el carácter excepcional que tuvo su gestión respecto a la línea imperante en las otras áreas. El hilo de esos entredichos se embrolla en dos nudos. Uno, la Ley Federal de Educación -aún vigente- y el otro, las inversiones realizadas a través del Banco Mundial y el BID que generaron deudas que habrán de amortizarse durante muchos años. Cabe exponer algunas opiniones que aprovechen estos debates evitando que nos encerremos en un galimatías indescifrable, o que todo termine en un inacabable ajuste de cuentas. El hecho que la Ley de transferencia abrupta y masiva de escuelas medias, normales, técnicas e institutos superiores de la Nación a las Provincias haya sido sancionada un año antes de anunciada la Reforma Educacional fue una decisión de inocultable cuño economicista y condicionó negativamente la modernización ensayada, porque el sistema educativo se hizo efectivamente ingobernable. La Ley Federal como norma organizacional obligatoria en todo el país fue paradójicamente un paso positivo, ya que empleó por primera vez en un siglo y medio de vida institucional la cláusula constitucional que habilitaba al Congreso a dictar planes con vigencia general para todo el territorio. Pero la pretensión de crear por imperio de la ley una nueva escuela básica de nueve años y un deficientemente conceptualizado ciclo poli modal de tres fue un error, toda vez que era una solución prefabricada y, para colmo, anticuada que no servía para resolver los problemas que efectivamente nos agobiaban: el magro financiamiento y la pobre calidad de la enseñanza. El aparato ejecutivo de la transformación fue el ministerio nacional, ámbito de radicación del personal técnico financiado con los préstamos internacionales. Hubo una considerable inversión pero sus orientaciones y prioridades estuvieron erradas. Mucho gasto en infraestructura y equipamiento y en una fallida capacitación de personal -entre otros incentivos- mientras que los sueldos seguían congelados y la formación inicial de los docentes -así como la enseñanza técnica- fueron descuidados, casi hasta el abandono. * Profesor de la Universidad Nacional del Litoral

Capitalizar Experiencia Educativa

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    CAPITALIZAR LA EXPERIENCIA, ENTRE POLMICAS Y MORALEJAS

    Por Adolfo Stubrin* Como muchas de las tareas que el nuevo gobierno est abordando, la poltica pblica educativa an no se perfila con claridad. Un breve repaso a las experiencias de los ltimos lustros, en esta materia, ayudan a encuadrar el problema y a sealar el camino de la Educacin como elemento de igualacin y cohesin social, movilidad social y desarrollo.

    Daniel Filmus, ministro de educacin del nuevo gobierno ha lanzado las primeras consignas de una gestin que, evidentemente, no ha diseado todava una poltica pblica. Entre sus afirmaciones se destacan: que la educacin no ser una poltica social (entindase, asistencial) y s una poltica de desarrollo. Es decir, una componente sustantiva de la estrategia productiva global del pas; y que es indispensable articular esfuerzos y aportes entre jurisdicciones, niveles, instituciones y agentes del sistema educativo para generar circuitos de colaboracin y complementacin que hasta ahora no han sido efectivos. Por otra parte, hay que puntualizar que va hacindose carne en la opinin pblica que las polticas de transferencia de responsabilidades hacia las provincias han llegado demasiado lejos en la Argentina, al punto de casi disolver los rasgos estructurales comunes de la educacin popular. Reencontrarnos, entonces, con la tradicin nacional que arranca con Sarmiento obliga a pensar en el aporte igualitario y cohesivo que las escuelas y colegios pueden proveer a la sociedad. La dramtica constatacin de que nuestro pas ha descendido en el ranking mundial que mide el aprendizaje de nios y jvenes, junto con la mayor parte de Latinoamrica y en medio de una bien llamada tragedia educativa- es una seal de alarma que conviene escuchar. Para eso corresponde hacer un repaso de las polticas educativas de los 90 para obtener una resea retrospectiva de la situacin en que nos encontramos, definir desde la perspectiva que nos da la experiencia nuestros principales problemas pblicos y lograr as una prospectiva orientadora.

    CONTRASTES Y HECHOS Una interesante polmica sobre eso entabl la semana pasada la ex ministra de educacin Susana Decibe y el ex secretario de educacin de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Sanguinetti. Decibe afirma que durante los aos 90 se cre una buena plataforma para futuras polticas. Alega, entre otras cosas, el aumento de la tasa de retencin de alumnos y la fijacin de contenidos nacionales bsicos para la enseanza. Por su parte, Sanguinetti es implacable contra el cambio en la estructura de niveles y ciclos, cuya dispar implementacin disoci a cada jurisdiccin de las dems, impactando de lleno y negativamente sobre los aprendizajes significativos de los nios y preadolescentes. A su vez, otro cruce de opiniones enfrent a Decibe con Adriana Puiggros alrededor de si las polticas educativas del menemismo fueron un correlato directo de las ortodoxias neoliberales que empujaron las privatizaciones indiscriminadas, la desindustrializacin y el rgimen de jubilaciones privadas. La reconocida pedagoga e historiadora sostiene esta postura, en tanto que la ex ministra se desvela argumentando sobre el carcter excepcional que tuvo su gestin respecto a la lnea imperante en las otras reas. El hilo de esos entredichos se embrolla en dos nudos. Uno, la Ley Federal de Educacin -an vigente- y el otro, las inversiones realizadas a travs del Banco Mundial y el BID que generaron deudas que habrn de amortizarse durante muchos aos. Cabe exponer algunas opiniones que aprovechen estos debates evitando que nos encerremos en un galimatas indescifrable, o que todo termine en un inacabable ajuste de cuentas. El hecho que la Ley de transferencia abrupta y masiva de escuelas medias, normales, tcnicas e institutos superiores de la Nacin a las Provincias haya sido sancionada un ao antes de anunciada la Reforma Educacional fue una decisin de inocultable cuo economicista y condicion negativamente la modernizacin ensayada, porque el sistema educativo se hizo efectivamente ingobernable. La Ley Federal como norma organizacional obligatoria en todo el pas fue paradjicamente un paso positivo, ya que emple por primera vez en un siglo y medio de vida institucional la clusula constitucional que habilitaba al Congreso a dictar planes con vigencia general para todo el territorio. Pero la pretensin de crear por imperio de la ley una nueva escuela bsica de nueve aos y un deficientemente conceptualizado ciclo poli modal de tres fue un error, toda vez que era una solucin prefabricada y, para colmo, anticuada que no serva para resolver los problemas que efectivamente nos agobiaban: el magro financiamiento y la pobre calidad de la enseanza. El aparato ejecutivo de la transformacin fue el ministerio nacional, mbito de radicacin del personal tcnico financiado con los prstamos internacionales. Hubo una considerable inversin pero sus orientaciones y prioridades estuvieron erradas. Mucho gasto en infraestructura y equipamiento y en una fallida capacitacin de personal -entre otros incentivos- mientras que los sueldos seguan congelados y la formacin inicial de los docentes -as como la enseanza tcnica- fueron descuidados, casi hasta el abandono.

    * Profesor de la Universidad Nacional del Litoral

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    La lgica de la reforma no era tpicamente neoliberal en el sentido del retiro del estado a los dictados del mercado, porque los organismos financieros internacionales estaban muy interesados en que el gobierno argentino tomara fuertes compromisos con ellos, pero fue funcional a las polticas troncales del perodo en lo que se refiere a contraer deuda indiscriminadamente dando un matiz de popularidad al invertir ingentes sumas en gasto social. Lo ms perjudicial fue la influencia externa (y de propaganda poltica) sobre las prioridades de inversin y el diseo de los proyectos. Prevaleci en todos ellos una fiebre por mostrar resultados en el corto plazo: el mejor ejemplo es el caso de la formacin de maestros, agendada para el final, cuando se trata del factor crucial para la sustentacin de un cambio curricular masivo.

    LAS MORALEJAS Las lecciones bien aprendidas pueden reencauzar los procesos educacionales en torno a una poltica pblica nacional de nuevo cuo. Veamos por caso algunas moralejas: La legislacin nacional es una herramienta positiva; habra que procurar la sancin de leyes peridicas que planifiquen

    el mediano plazo, dotando los fondos y fijando las metas nacionales. El Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa de la Nacin es un resorte vital -que los neoliberales quisieran

    desmontar- y que debe organizarse con capacidades institucionales propias sin reeditar la ineficiente parafernalia de los aos 90.

    La investigacin cientfico tecnolgica y la universidad deben estar enlazadas entre s y articuladas, ambas, activamente con el sistema educativo, proveyendo a sus profesores y maestros los conocimientos actualizados que demanda la capacitacin de la sociedad.

    El fortalecimiento institucional de las Provincias, sus respectivos ministerios, secretaras o consejos de educacin es un punto central del que depende la autonoma provincial y la igualdad de oportunidades para los argentinos de todas las regiones.

    El Consejo Federal de ministros es un excelente foro de anlisis e instancia de intercambio y aprendizaje institucional pero no debe confundirse federalizar con provincializar; la incidencia de la esfera federal est siempre determinada por las potestades propias del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo nacional y por el respeto con que traten los fueros de las provincias.

    El financiamiento de las erogaciones corrientes debe estar inscripto en el rgimen de coparticipacin federal de impuestos y no en dineros adicionales; el debate sobre la coparticipacin es el punto nmero uno de la poltica educacional futura porque la educacin es el principal destino de gasto de las provincias argentinas.

    Tres prcticas tpicamente neoliberales deben ser erradicadas del financiamiento: a) Las asignaciones salariales centralizadas, que duplican pero no refuerzan la solvencia presupuestaria, diluyendo y

    debilitando la responsabilidad fiscal de la esfera de gobierno a cargo del sistema; b) El pago de emolumentos o asistencia social corriente con deuda externa, porque el pas y no los organismos

    internacionales es poltica y moralmente responsable por el combate contra la pobreza; c) La retribucin o premio dinerario a las familias de sectores populares por cumplir con sus deberes de educacin de

    los hijos, contrariando su condicin de ciudadanos y desvirtuando el carcter histricamente obligatorio de la educacin comn.

    La estructura de niveles y ciclos es una produccin histrica que no puede alterarse por acto de poder; su adecuacin no es inicial a un proceso de democratizacin y mejoramiento de la calidad, sino por el contrario slo podra ser su culminacin. Ningn sistema educativo en el mundo es exitoso sin una escuela secundaria rigurosa y eficaz.

    Un resultado de la Reforma basada en el cambio de la estructura es una tajante desigualdad de la educacin, que atraviesa todas las provincias: una parte del sistema en general el que no adopt la primaria larga- ensea conocimientos y competencias curricularmente previstas; la otra parte casi siempre la que primariz el tercer ciclo de EGB- contiene y atiende a los alumnos pero ha resignado objetivos de transferencia de saberes significativos.

    Las costosas mediciones censales anuales de aprendizajes de los alumnos no son estudios confiables de calidad de la enseanza y han fracasado; deben retomarse mediante tcnicas muestrales, anlisis ms complejos y un rgano descentralizado, pluralista e independiente que los lleve a cabo.

    El problema del bajo aprendizaje de amplios sectores populares y enteras regiones del pas es lacerante moralmente y hace inviable una estrategia nacional de desarrollo porque impide la insercin productiva y social de los jvenes: ese y no otro es el gran desafo.

    Ninguna poltica o accin del Estado sirve sino se refleja en el trabajo cotidiano del aula. El profesor y el maestro, su rgimen profesional, su formacin inicial, su actualizacin, su remuneracin, sus herramientas de labor y los servicios de apoyo, orientacin y supervisin que le preste el sistema escolar que lo contiene, son los ejes de cualquier poltica efectiva.

    Si lo interpretamos bien, el Ministro Filmus tiene razn cuando dice que no est a cargo de un ministerio que deba solamente saldar la deuda social, con tcnicas asistenciales y caritativas. La educacin comn, apoyada en la escuela pblica y en el compromiso pblico de todas las escuelas, debe ser un vehculo que gue a la sociedad por el camino del conocimiento hacia

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    el reencuentro con una tradicin cvica, republicana e igualitaria que nunca debimos abandonar y que si acertramos a retomarla nos conectar seguramente con el desarrollo, la democracia social y la modernizacin productiva. Buenos Aires, Julio de 2003.-