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Ética y Sociedad (062)
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Capítulo 1: NATURALEZA, CULTURA Y MORAL
I. PRELIMINAR
Objetivo: reconocer la diferencia de la dimensión natural y cultural en el hombre
Dimensión Natural: significa que el hombre posee ciertas características físicas y psíquicas
para vivir y adaptarse al medio.
Dimensión Cultural: se refiere a que el hombre vive en sociedad y desarrolla sus cultura a lo
largo de un proceso sociohistórico complejo.
Uno de los componentes de la vida en sociedad es la dimensión moral, considerada esencial por
muchos autores.
II. SER HUMANO NATURALEZA Y CULTURA
Objetivos
Definir el concepto naturaleza establecido por los filósofos
La naturaleza de algo es su esencia, entendida como la característica o propiedad específica e
invariable de cada cosa, sin la cual no sería lo que es.
Identificar el papel del agua como causa original de todo cuanto existe según algunos filósofos
griegos de la antigüedad
Se pensaba que el agua era un elemento, o sea “lo primero, inmanente y específicamente
indivisible en otra especie”. Tales de Mileto pensó que “la tierra estaba sobre el agua, de la cual se
generaban las demás cosas, conservándose ella”. Empédocles de Agrigento la definió como uno de
los 4 principios o elementos eternos e indestructibles.
Distinguir la visión dual que sobre el hombre proponen algunos filósofos
Es el vínculo entre lo corporal y lo espiritual.
Estimados compañer@s. El presente resumen fue elaborado con base en el libro del curso: Zamora, A. (2012).Ética y sociedad. Costa Rica: EUNED Recomendaciones: Leer todos los capítulos correspondientes al primer parcial (capítulos 1, 2 Y 3), además realizar prácticas, esquemas o actividades que les ayuden, según su método de estudio, a la comprensión de los temas, y como recurso adicional estudiar éste resumen, es importante para mí recalcar que dicho material, no sustituye el libro evaluado, por tanto, en este documento se encuentra lo que para mí es importante (basándome en los objetivos o temas a evaluar especificados en la guía de estudio del curso), no es oficial emitido por la universidad, si alguna persona estudia solamente éste resumen, no puede ni debe transferir a mi persona la obtención de una mala calificación en la evaluación, pues yo como ustedes, soy estudiante. Saludos y el mayor de los éxitos. Griselda Santana Rivas - 206920554 Gris ([email protected])
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Para José Bautista, el hombre posee moralidad gracias a su constitución dicotómica; de ella
igualmente procedería la capacidad para producir artefactos, arte, religión, literatura, ciencia y
desarrollar actividades propiamente humanas.
En contextos religiosos, la naturaleza humana (la esencia del hombre) se considera
específicamente espiritual. El cuerpo es visto como vehículo de una identidad inefable (el alma, la
conciencia, el espíritu).
A partir de Descartes se enarboló la idea de que la sustancia pensante (res cogitans) comporta
apropiadamente la esencia humana, insuflada por dios en un cuerpo-máquina (res extensa) que
funciona de acuerdo con las leyes de la mecánica. Nunca se pudo aclarar como el alma mueve o se
relaciona con dicha máquina.
Caracterizar las tesis que evidencian la relación naturaleza-cultura
Tres criterios sobre la cultura y su relación con la naturaleza
Se entiende como cultural toda manifestación tangible (artefactos, objetos artísticos) e intangibles
(símbolos, ideas, nodos de acción) de la vida humana.
III. DETERMINACIONES NATURALES Y CULTURALES DEL SER HUMANO
Objetivo: Distinguir el concepto determinación en los planos natural y cultural
Cuando se afirma que el comportamiento humano se conjuga lo cultural con lo natural, se
supone que el hombre se encuentra determinado por ambos factores. Por determinación se entiende
que, la presencia de ciertas circunstancias, hay un efecto previsible.
El color de ojos u otros rasgos físicos, como el peso (características naturales) o el idioma, los
gustos o costumbres culinarias, etc. pueden pueden motivar (determinar o indeterminar) conductas y
decisiones personales e incluso estatales. Lo que se encuentra determinado en ciertos aspectos puede
hallarse indeterminado en otros.
IV. CULTURA, EDUCACIÓN Y SOCIEDAD
Objetivo: Reconocer la visión de los griegos antiguos sobre el papel de la educación en lo que
denominaron como paideia
Con el término Paideia, los antiguos griegos extendían esa idea allende a lo que ahora se ubica
en el ámbito escolar; en este concepto se entrelazaban los significados actuales de palabras como
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civilización, cultura, educación y tradición. Según Gadamer, entre nosotros cada una de esas palabras
“se reduce a expresar un aspecto de aquel concepto general, y para abarcar el campo del conjunto del
concepto griego sería necesario emplearlos todos a la vez”. Comprende todas las influencias que el
individuo recibe a lo largo de su vida, también las reacciones a ellas, las posibilidades para renovar,
alterar y reconstruir espacios de la vida personal, familiar o social.
La Paideia incluía además lo que hoy se denomina folclor, “saber tradicional del pueblo” y a la vez “al
estudio de los usos, costumbres, ceremonias, creencias, romances, refranes, etc., de los tiempos
antiguos sobrevivientes en el pueblo.
V. IDEAS SOBRE SOCIEDAD
Objetivo: Identificar la visión que sobre la formación del Estado (Polis) proponen los filósofos Platón y
Aristóteles
Platón: propuso en su dialogo denominado Politeia, un estado ideal, acorde con su visión del mundo.
Creía que la polis (ciudad estado) se encontraba enferma, y con una filosofía idealista propuso
restaurar la salud política. Según él, las ideas tienen mayor realidad que la vida cotidiana, que la
sensibilidad, que las cosas materiales; por eso, para organizar el Estado se necesita conocerlas.
La división de privilegios, labores y estamentos sociales, así como cierta equidad entre varones y
mujeres, el desprecio por la democracia y un comunismo (a veces denominado comunismo platónico)
que – en las clases superiores- subyaga familia y propiedad, constituyen algunas de las características
de la platónica para curar a la ciudad estado.
Aristóteles: La intromisión del estado griego en la educación, las actividades religiosas y las
asociaciones de ciudadanos era tan envolvente que hoy podríamos parafrasear una famosa idea
aristotélica, según la cual “el hombre es un animal político”, en el sentido de que es un ser social.
Él vio en el Estado una comunidad de comunidades, la cual surge por naturaleza, no por
convención; aunque se moldea por voluntad de sus miembros. La idea aristotélica de Estado coincide
con un significado actual de sociedad: “conjunto de relaciones interhumanas que ocurren en un
territorio, así como las realidades subjetivas referidas a ellas”.
VI. LA DIALÉCTICA
Objetivo: Reconocer algunas de las definiciones del concepto dialéctica y su importancia en el
pensamiento filosófico.
La dialéctica se presentaba como la dinámica entre dos o más interlocutores. Representa un método o
técnica para conversar, discutir, argumentar.
Cinco ideas sobre dialéctica
Platón: ofrece maravillosos ejemplos de esta percepción de la dialéctica, pero en su obra se
distinguen al menos 2 formas: a) Como un método de ascenso de lo sensible a lo inteligible, y b) Como
método de deducción racial [que] permite discriminar las ideas.
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Aristóteles: consideraba la dialéctica como un proceso demostrativo, una forma de disputar y denotar
lo probable, más no un método para lograr el verdadero conocimiento.
En la Edad Media: el término denotaba preocupaciones metodológicas.
Concepciones contemporáneas.
Hegel: identificaba lo real con lo inteligible (todo lo real es racional y viceversa); por ello la concibió
como un método y a la vez, como “la forma propia en que la realidad se desenvuelve”. A él se le
atribuye una formula esquemática para representarla: la triada tesis-antítesis- síntesis; toda realidad
(tesis) se presenta como un proceso que genera su propia contradicción (antítesis), para luego
resolverla en un tercer momento (síntesis de ambas) que, a su vez, surge como la tesis de un nuevo
proceso. Ésta noción de dialéctica fue desarrollada para entender la realidad, procura empujar las
diferencias internas de lo real hasta obtener contradicciones y abrir el camino para alcanzar “una
verdad superior que une los extremos de esas contradicciones”. Ninguna parte del proceso deberá
entenderse de forma autónoma.
Los costarricenses Camacho, Gallardo y Ramírez advierten que la percepción dialéctica se ocupa
de “fundamento íntimo del cambio”, afirman que tan dialéctica es la realidad como su conocimiento.
Para Karl Max y los marxistas: el mundo, el hombre y sus productos se pueden explicar
dialécticamente, como “momentos recíprocamente condicionados entre sí, en el horizonte de una
tonalidad a la que pertenecen y, a la vez, constituyen”.
La perspectiva dialéctica procura descubrir la compenetración de las oposiciones – mejor conocidas
como unidad de los contrarios- donde se enlazan, en síntesis, “el movimiento que engendran los
contradictorios”.
Su principal eje es cuestiones de historia y los fenómenos de la vida social (economía, cultura, política,
etc.).
VII. EL TRABAJO Y LAS ESTRUCTURAS SOCIALES
Objetivo: analizar el trabajo como actividad humana en medio de las estructuras sociales y sus
consideraciones históricas
El trabajo es unos de los factores fundamentales de la vida en sociedad. Un análisis sucinto permite
identificar; como componentes básicos del proceso de trabajo, la fuerza de trabajo, los medios y los
objetos de trabajo.
Los medios de trabajo: son aquellos sobre los cuales se realiza el trabajo, medios indirectos
(infraestructuras como puentes, carreteras, edificios) y en sentido estricto medios directos
(herramientas, máquinas).
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Los objetos de trabajo: son aquellos sobre los que se realiza el trabajo. Proceden del entorno natural
(un bosque primario, una montaña, el mar); sobre la materia prima ya ha recaído previamente un
proceso de trabajo.
La conjunción de medios de trabajo y objetos de trabajo se conoce como medios de producción.
El trabajo supone relaciones con el mundo y con los otros. Es una institución histórica, proceso social,
y mediación esencial entre los seres humanos.
“El trabajo nos define” → producción de medios de vida, transformación del entorno, medio de
socialización, estratificación social…
Históricamente cada sociedad se organiza estructuralmente de determinada manera a fin de producir
lo que requiere para sobrevivir y para reproducirse.
Para lo cual desarrolla sistemas de producción como el esclavismo, feudalismo, capitalismo,
comunismo.
Capítulo 2: DE LA CONCIENCIA MORAL A LA REFLEXIÓN ÉTICA
I. LA PRESCRIPCIÓN MORAL
Objetivo: Analizar el ámbito de la moral y el papel de la ley como condiciones presentes en la actividad
humana en medio de las situaciones cotidianas
La moral se presenta como hecho social: es objetiva y corresponde a las prescripciones sobre el
comportamiento individual y social en determinado momento y lugar (exigencias sociales, normas que
rigen instituciones) y es subjetiva (conciencia del deber, interiorización de valores). Guisán afirma que
la moral, en cuanto tal, “no se acaba ni se pierde”, pero sus manifestaciones “cambian con las
circunstancias temporales, sociales, políticas, económicas, educativas y de muy variadas índole.
La moral prescribe ciertas formas de comportamiento, consideradas valiosas o deseables para la
sociedad.
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En la convivencia, la socialización supone una serie de exigencias, normas y expectativas en torno a lo
que se debe hacer, a lo que se considera bueno, en torno a lo deseable.
El derecho también surge de la interdependencia social, pero su instancia de juicio corresponde “a las
autoridades designadas a tal efecto por el poder estatal” (Pedro Haba).
Las leyes son preceptos dictados, institucionalizados y ejercidos por autoridades reconocidas, dispone
obligaciones o prohíbe expresamente algo en consonancia con lo que dichas autoridades, al tenor de
su responsabilidad social, estiman justo y conforme con el bien social.
A diferencia de la prescripción jurídica, la moral se manifiesta mediante imperativos, regulaciones y
exigencias sin sanción institucional o con una sanción difusa, como el escándalo, una burla, alguna
reprimenda o una infamia. Hay algunas prohibiciones morales que son al mismo tiempo leyes como
matar a una persona.
Lo que para la ley puede no tener restricción como mentir para la moral su prohibición es rigorosa.
Se afirma que la moral es “atemporal o, incluso, eterna, mientras el derecho siempre es histórico y
contingente”.
Para otros la moral remite a la exigencia que debería cumplirse siempre, mientras que la ley (derecho)
corresponde a lo que debe cumplirse en determinado contexto y situación.
II. LA CONCIENCIA MORAL
Objetivo: caracterizar la conciencia moral a partir de los pensadores mencionados en la UDM.
El término conciencia resulta específicamente moral, pues remite a la idea de que cada persona posee
capacidad para conocer y valorar sus actos (buenos, malos, deseables, indeseables).
Para Aristóteles, la conciencia moral procede de la frónesis (traducida como sabiduría práctica o
prudencia); propone la frónesis como virtud del pensamiento moral.
El estoicismo concibió la conciencia moral como “la voz racional de la naturaleza”.
En la tradición medieval cristiana emula una chispa consiente o synderesisi, cuyo papel consiste en
corregir errores de la razón y dominar apetitos sensibles.
Descartes habla de una especie de remordimiento o de tristeza experimentada por el agente moral
cuando actúa con maldad.
Para John Locke, la conciencia moral será la opinión del sujeto sobre sus propias acciones.
Kant vio en la conciencia moral una facultad que juzga la moralidad de los propios actos.
Hegel mostró que dicha conciencia, se manifiesta en cada juicio del sujeto sobre sus actos, es
inmediata con respecto al yo.
Max Scheler concibe la conciencia moral como un resabio de creencias religiosas.
Según Heidegger, es una vocación individual para el cuidado de sí.
Los darwinistas sociales se refieren a la conciencia moral como un resultado de condiciones
naturales, adquiridas por el ser humano durante el proceso evolutivo.
La conciencia moral es fuente de moralidad, pero igualmente está en el origen de los mecanismos de
evasión de la responsabilidad. Si bien el agente moral reconoce el motivo de sus acciones y el alcance
de sus responsabilidades, también suele inventar excusas o pseudos argumentos para justificar las
acciones que ha cometido en contra de la moral.
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III. DILEMA SOBRE EL BIEN MORAL
Objetivo: Reconocer nociones sobre el bien moral y sobre la noción del mal a partir de la disertación de
algunos pensadores, específicamente en este apartado.
Los filósofos hablan de “el bien” para designar:
Una pretendida realidad (metafísica) de sumo valor,
Algo valioso en grado superlativo,
Una cosa que vale algo (los viene morales o materiales de alguien)
La suma bondad,
Lo contrario del mal
Aristóteles distinguió el bien en sí (puro) del bien relativo a otra cosa o para alguien. Según el filósofo
el bien en sí es mejor que el bien relativo, ejemplo: es mejor recobrar la salud (bien en sí) que
exponerse a una amputación (bien relativo para evitar la muerte).
Platón concibió el bien como “Idea de las ideas”, tan alta, absoluta y superior en magnificencia que
trasciende al ser.
Tomás de Aquino equiparó el bien y el ser, en sentido estricto, consideró a Dios como El Bien
Supremo. El mal le parecía un alejamiento o una carencia del ser.
Kant propuso la existencia del bien sumo y la noción de la buena voluntad como algo bueno sin
restricciones.
Por eso Gerhard Scharwarz, afirma que la razón práctica pura es idéntica a Dios y el ser racional y
Dios son identificables en esencia.
No existe acuerdo entre los filosos sobre la cuestión de si el bien es objetivo o subjetivo, ni de si se
trata de un absoluto o de un concepto relativo.
Quienes e interesa por la metafísica o la teología, hallará fascinante el asunto de definir el mal. Por
esa vía, ha sido entendido como:
Una realidad trascendente (el diablo, por ej.),
Un aspecto necesario de la realidad (Dios necesitaría el mal para que su plan este completo;
las enfermedades son malas en un sentido, pero vistas en relación con la totalidad de lo real
cumplen una función necesaria),
Una especie de carencia, ausencia total de la realidad, negación de ser o su último grado (la
nada, contrapuesta al ser; la muerte, etc.),
Una apariencia que impide ver las cosas como realmente son (ej.: la imagen es engañosa, la
materia impide ver la esencia, la opinión lleva al error),
Una equivocación divina (mitos en los que un dios yerra y causa con ello daños, religiones en
las que se disimula de la evidencia de errores en la creación).
Muchas personas suelen definir el mal (o bien) en función de sus intereses.
Muchos teóricos e investigadores sostienen que, análogo a aquello valorado como bueno o definido
como el bien, el mal, la maldad y lo malo son productos propios de la actividad humana. Bien y mal
aparecen articulados como nociones de justicia y responsabilidad.
Lo bueno en ciertas circunstancias o contextos podría ser malo en ámbitos diferentes (por ej.: un buen
torturador, otras personas lo pueden ver como malo). Alguna política segregacionista, juzgada buena
por una clase social durante cierto tiempo, en otro momento o bajo otras circunstancias, será
considerada mala.
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IV. ÉTICA TELEOLÓGICA Y ÉTICAS DEONTOLÓGICAS
Objetivo: Establecer los ámbitos de la ética en cuanto su condición teleológica y deontológica
Charlie Dunbar Broad clasificó las teorías éticas en teleológicas y deontológicas.
Ética teleológica: funda sus criterios en el fin (finalidad, objetivos o telos), meta u objetivo. Son
acciones orientadas a la consecución de un bien supremo. Es la conducta humana: movimiento
externo de medios afines.
Ética aristotélica de la eudaimonía: lo moral consiste en llevar a cabo acciones dirigidas
hacia una finalidad que constituye el bien supremo del ser humano; no interesa si tales
acciones parecen o no correctas en sí mismas. Todo comportamiento puede ser explicado
como un movimiento de medios a fines, cada acto particular se engarza a una serie de
acciones, para alcanzar un fin ulterior. Para él el fin moral era la felicidad (eudaimonía). La
acción virtuosa es medio para el logro de la felicidad.
Se topa con el problema de que la ética no puede ofrecer demostraciones perfectas,
metodológicamente tampoco puede partir de los primeros principios, sino de la cotidianidad
de los hechos y de las opiniones. Quizá, por ello, su enfoque cae en el relativismo y la
heteronomía (consiste en basar lo moral en la satisfacción de los deseos, los interese o
cualquier propósito ajeno al deber o a la ley moral absoluta).
Ética cristiana: es un enfoque contrapuesto a los criterios metafísicos. La acción virtuosa
es medio para ganar el cielo – el pecado conduce al infierno.
Consecuencialismo: entiende lo correcto y lo incorrecto como una consecuencia de las
acciones. las acciones son buenas o malas según las consecuencias que tengan sobre
otros, las intenciones del agente moral carecen de importancia.
Según Edgar Roy Ramírez no deben subestimarse las intensiones ni los motivos que llevan
al agente moral a buscar determinada consecuencia. Adscribe una forma de
consecuencialismo donde los medios han de verse de 2 maneras: 1) procesualmente, es
decir, como conducentes a un fin, como la forma de llegar a él y 2) en cuanto componentes,
es decir, como ingredientes del fin, como partes constituyentes del mismo.
Utilitarismo: ejemplifica bien una forma extrema de Consecuencialismo. Los utilitaristas
niegan la importancia al carácter intrínseco de la acción y sus motivos, para prescribir toda
acción que pretenda el beneficio del agente o del grupo de su simpatía. Se plasma en la
famosa frase “el fin justifica los medios”.
Ética deontológica: funda sus criterios en el deber, obligación o necesidad incondicional. Son
acciones orientadas por la propia conciencia de lo que se debe hacer. Según este enfoque, es
inmoral o moralmente inaceptable todo acto producido para satisfacer el deseo en lugar del deber.
Toda ética basada en el criterio de que hay un bien, un fin o un valor determinado como
fundamento de la moral se cataloga como material.
Como formales se catalogan las éticas según las cuales el bien moral no se haya en un contenido
sino en la forma de su mandato (imperativo). La ética formal más connotada e influyente es la de
Kant, considerada deontológica porque toma el deber (formal y absoluto) como fuente de
moralidad.
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No obstante existen morales deontológicas materiales, como es el caso de las que alientan o se
desprenden de los códigos de ética profesional, cuyo principio descansa en criterios materiales (un
deseo, un criterio ideológico erigido en norma, etc.)
Capítulo 3: DE LA LIBERTAD A LA FELICIDAD
I. TRES ENFOQUES SOBRE LA LIBERTAD
Objetivo: Caracterizar los tres enfoques sobre la libertad plasmados por el autor
1. Enfoque mágico – ficcional
Es abstracto y, así mismo, imaginario.
Equipara o confunde la libertad con un poder no natural para realizar cosas extraordinarias (el que
lo posea podría troncar en realidad lo imaginario, trascender y dominar las leyes naturales, o si lo
desea transformarse y transformar el mundo.
Sólo se podría atribuir la libertad a Dios o a seres fantásticos (como a genios de la tradición literaria
(aunque paradójicamente ellos permanecen subyugados a las órdenes de algún mortal, de otro
genio o de un ser divino).
El deseo humano es insuficiente para conseguir cosas, afectos, atributos físicos o mentales.
Los seguidores de este enfoque estiman que la libertad humana es ficción.
Descartes en sus Meditaciones Metafísicas, acepta que ser libre no significa poder hacer lo que se
quiere, sino querer lo que se puede.
Si este enfoque fuera acertado, serían inconcebibles ciertas realidades fundamentales de la vida
humana, como la interacción social, la historia y la moral, la ética sería un absurdo.
2. Enfoque individualista
Sus defensores entienden la libertad como una propiedad espiritual o psíquica que habita en los
rincones del alma y del cuerpo; una capacidad íntima para elegir, pensar o sentir, que se encuentra
más allá de toda determinación externa.
Séneca, filósofo del estoicismo nuevo sostenía que el alma puede desdeñar “las cosas externas”
para situarse en “un lugar inasaltable”.
Según este enfoque la libertad es igual para todos, nunca disminuye ni se pierde, ni se pierde,
aunque el sujeto no cuente con posibilidades materiales para escoger su destino.
Su ámbito es secreto, individual, esencial e idéntico en todos y cada uno.
El espíritu siempre será libre (no se puede anular la libertad con ninguna cadena, ley, yugo, ni
determinación social).
La noción de libre albedrío (utilizada por filósofos y teólogos cristianos) posee un marcado sesgo
individualista; designa la posibilidad subjetiva de escoger entre el bien y el mal, algunos lo
equiparan con la facultad para actuar conforme a la propia voluntad, pero incluso puede ser
presentado como un apetito, antojo o capricho personal.
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El libre albedrío no siempre ha sido tomado como sinónimo de libertas, aunque se reconoce
una vinculación estrecha.
Agustín de Hipona describe al primero como facultad racional y voluntaria, que nos lleva a
elegir lo bueno solo si es ayudada por la gracia divina. En cambio ve la libertad como un estado de
gracia sempiterna, que sólo conduce al bien. O sea, el hombre no será verdaderamente libre si su
albedrío lo lleva a escoger el mal.
Para Tomás de Aquino, el libre albedrío o arbitrio es una potencia en nosotros, lista para obrar
como un poder cognoscitivo para tomar decisiones.
Descartes veía en el arbitrio “la principal razón” para afirmar la creencia de que el hombre es
“en cierto modo la imagen y la semejanza de Dios”.
La RAE define albedrío como la “voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo
o capricho”. Se refiere al libre albedrío como potestad para elegir algo por reflexión. En antojo o
reflexión se reconoce el enfoque individualista.
Sus formulas acentúan la idea de que el agente moral escoge por sí mismo, en sí mismo y niegan
importancia a las condiciones histórico – sociales y naturales.
3. Enfoque social
Sus defensores entienden la libertad como la mera capacidad de optar (escoger, elegir) por esto o
aquello en situaciones específicas.
Para entenderlo, se hace la distinción entre la noción de libertad como poder y la noción de libertad
como derecho.
La libertad como poder (libertad de la voluntad): remite a una condición intrínseca y real
de todo agente moral: su capacidad de elegir esto o aquello. En esta perspectiva, se
entiende que el ámbito dentro del cual cada sujeto toma sus decisiones puede estar muy
delimitado, constreñido o determinado.
La libertad como derecho (libertad de acción): deviene de la libertad comprendida como
poder, pero se articula socialmente como exigencia de tipo normativo. Si bien el agente
moral es quien decide, el ámbito de sus acciones probables y hasta posibles no dependen
totalmente de él, sino además de su inserción histórico-social: el idioma, las leyes y las
costumbres, el sistema económico y político, la geografía, etc.
Se trata de una comprensión dialéctica de la libertad, que no ocupa al enfoque individualista ni al
mágico-funcional.
Cuando Sartre escribía “La libertad es una” se refería, desde luego, a la libertad como poder de
elegir, de negar e incluso de afirmar algo. Cuando se habla de libertad de prensa o de libertades
civiles, económicas y políticas, el discurso se sitúa en el plano de la libertad como derecho; su
ámbito e implicaciones difieren de la libertad como hecho, aunque las implican necesariamente.
En el sentido lato, la sociedad es de y por los seres humanos; Erich Fromm lo advierte “no
solamente el hombre es producto de la historia, sino que también la historia es producto del
hombre”.
El término “libertades individuales” denota las condiciones naturales y culturales dentro de las
cuales debe actuarse. El sujeto puede aceptar u oponerse a dichas condiciones. Así por ejemplo
las libertades de expresión de asociación, de comercio, de sufragio, de culto o de cualquier otra
representan conquistas de unos grupos frente a otros en cierta época y bajo condiciones
específicas. Es decir son simultáneamente un producto de la acción social y una condición para
dicha acción.
La libertad es la pura posibilidad de adherir a u proyecto.
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Su dimensión subjetiva no contradice ni desdibuja la dimensión histórico-cultural-política, pues sin
el mundo (contexto) y los otros no habría libertad.
II. VOLUNTAD Y VOLUNTADES
Objetivo: caracterice la concepción que muestran los filósofos en el presente apartado.
La palabra voluntad proviene del latín ivoluntas-atis, de volo-velle, “querer”.
REA: potencia del alma que mueve a hacer o no hacer una cosa”, pero la tradición filosófica
también la refiere como una facultad y como una cualidad entre otras.
Representa una fuerza consciente del sujeto para orientarse hacia ciertos fines o propósitos
(deseos, demandas, necesidades, obligaciones).
Los moralistas consideran que un acto libre es un acto voluntario.
Nociones de la voluntad
Voluntad como Características Algunos pensadores representativos
Instancia o ímpetu subyacente en lo real
Irracional y autónoma Metafísica o instintiva Determinante de toda acción y conducción
Schopenhauer y Nietzsche
Facultad Intención Instancia del yo o
de la conciencia, que lleva a tomar decisiones
(en algunos autores es específicamente humana; en otros, es divina)
Psicología o metafísica Fundamental en la toma de decisiones Relacionada con el intelecto o la reflexión intencionada (dirigida hacia un objetivo que se asume, que se quiere y se busca conscientemente)
Agustín de Hipona Juan Duns Escoto Tomás de Aquino Guillermo de Ocam Descartes Malebranche Spinoza Kant Hegel Sartre
Impresión sensorial Constatación de haber realizado una acción
Hume
Sumatoria de las voluntades individuales en forma de voluntad común
Universal General Común (es decir de la comunidad) Concreción ordenada de normas, convenciones y principios jurídicos
Rousseau Diderot Montesquieu
III. ÁMBITOS DE RESPONSABILIDAD
Objetivo: Determinar que se ha de entender como ámbito de la responsabilidad
Se acepta que la responsabilidad compete a las personas, los grupos, las naciones y cada cual es responsable por sus acciones.
Sentido y la articulación práctica de la responsabilidad que se asume en cada situación específica. Hay responsabilidad por toda acción u omisión que tenga consecuencias.
Robert Oppenheimer, el “padre de la bomba atómica”: «Me he convertido en la muerte.» Responsabilidad moral o ética: directa; cuando la acción es realizada por el propio agente, con
conciencia, voluntad y libertad. Responsabilidad política o intelectual: directa o indirecta; cuando la acción es inducida, delegada o
encomendada a otro. Responsabilidad económica: directa o indirecta; cuando la acción es posibilitada por recursos
dispuestos o tiene efectos sobre esos recursos. Responsabilidad social: directa o indirecta; cuando un grupo social respalda una acción o una omisión.
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Richard Fox sostiene la existencia de grados de libertad: Todos los agentes morales son responsables de sus actos (p.ej. empleados y jefes) Lo que difiere entre agentes morales corresponde a la extensión social o ámbito social de las
decisiones y actos de cada cual • P.ej. La responsabilidad de los jefes (jerarcas) es de alto grado porque sus actos afectan a más personas o tienen implicaciones sociales más amplias. • P.ej. La responsabilidad del Presidente de una nación es de más alto grado que la del cocinero de su casa. Según Fox algunos asumen mejor su responsabilidad que otros, eso depende de una buena disposición moral (sinceridad, buena fe, honestidad); entre otros casos, de un mejor conocimiento de la situación y de sus posibles consecuencias. Resulta evidente que el conocimiento permite asumir la responsabilidad con mayor conciencia de su significado. Pero el conocimiento puede incluso servir a fines moralmente espurios.
IV. SOBRE JUSTICIA
Objetivo: Analizar las distintas concepciones sobre la justicia
Dimensión formal de la justicia: Idea reguladora abstracta y general: valor asociado a la igualdad y
equidad que deben primar en el trato entre quienes se reconocen como pares.
→ Moralidad: interiorización de valores (educación, socialización, aprendizaje).
Dimensión material de la justicia: Mecanismos para identificar a quienes debe reconocerse su
estatus de paridad y para hacer efectivo el trato igualitario.
→ Política y Derecho: instituciones, derechos, legislación, tribunales.
«En la historia se han definido múltiples categorías excluyentes: el esclavo, el siervo, el paria, el
proletario, considerados como seres de una naturaleza inferior al señor, al ciudadano, al representante
de una casta superior, al poseedor de los medios de producción, a la empresa transnacional,
etcétera.»
Noción de justicia es histórica y cultural: cada sociedad define maneras de entender y practicar las
dimensiones formal y material de la justicia, los mecanismos para reconocer y tratar a los pares, y
asimismo, en cada época hay movimientos sociales de lucha por ese reconocimiento: luchas
sociales por la justicia.
Concepciones entorno a la justicia
Orden funcional (cada cosa en su sitio): cada ser ocupa un lugar en el cosmos, y lo justo es que
ahí permanezca; injusto es el desorden.
Equilibrio: lo “justo” es el “justo medio”, lo “injusto” es el exceso o el defecto: idea de balance, o
de la balanza. Injusto es el desequilibrio.
Estabilidad: justo es lo que mantiene o sostiene las condiciones de vida o un sistema social;
injusto es la inestabilidad.
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V. SOBRE LAS VIRTUDES
Objetivo: Analizar las distintas concepciones sobre las virtudes
Todas las culturas valoran positivamente ciertas virtudes, su cultivo y desarrollo forma parte esencial
de lo que se ha explicado bajo el término paideia.
“Virtud” (latín vis: fuerza): actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos
Valores practicados en la vida diaria
Buenas costumbres desarrolladas mediante el hábito (Aristóteles: “nos hacemos buenos
practicando buenas acciones”)
Lo contrario al vicio: mala costumbre, debilidad, incapacidad para producir efectos
Aristóteles: hay virtudes intelectuales (“dianoéticas”, como la sabiduría) y morales (“éticas”, como
la justicia).
Sobre las virtudes
Dimensión formal de la virtud: Idea reguladora abstracta y general: valor asociado al bien o la
eficacia en el logro de objetivos; virtudes son valores que mejoran las condiciones de vida de un
individuo sociedad.
→ Moralidad: interiorización de valores (educación, socialización, aprendizaje).
Dimensión material de la virtud: Mecanismos para identificar, desarrollar y promover prácticas,
hábitos o costumbres que encarnen virtudes.
→ Política y Derecho: instituciones, derechos, legislación, tribunales.
Noción de virtud es histórica y cultural: cada sociedad define maneras de entender y practicar las
virtudes, los mecanismos para promoverlas y desarrollarlas, como asimismo los vicios: disvalores y
prácticas opuestas a las virtuosas.
El bien y la justicia son virtudes, mientras que el mal y la injusticia son vicios.
¿Qué son el bien y el mal? Algunas concepciones filosóficas:
Ética y Sociedad (062)
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VI. EN TORNO A LA FELICIDAD
Objetivo: Identificar algunos postulados sobre la felicidad
Para el budismo
Nãgãrjuna (budista hindú) pensaba que la felicidad se da únicamente en el “vacío, el cual es
inefable, y es el verdadero Absoluto”. La felicidad no está asociada al pecado ni a su redención,
sino a la superación del sufrimiento. Para alcanzar el Nirvãna (el solo-Espíritu, la sola-conciencia)
es necesario apartar y destruir la engañosa individualidad, por eso, sólo el sabio es
verdaderamente feliz.
En occidente
Platón llegó a pensar que la felicidad no consiste en satisfacer los apetitos ni obtener placeres,
para él, la felicidad se asocia con el ejercicio de las virtudes.
Aristóteles también vinculó a la virtud, a la sabiduría práctica y filosófica, pero en la noción
aristotélica se incluye el placer y la prosperidad.
Los epicúreos no veían placer en los excesos, la concibieron como saber disfrutar.
Los estoicos: para ellos la felicidad además tuvo enorme importancia moral. Fundaron su ética en
la ieudaimonía (suele traducirse como felicidad). Por eso advertían: la fiesta con exceso de alegría
y placeres desequilibra y produce infelicidad. La felicidad estoica no se identifica con el placer, sino
con cierta autonomía respecto de los bienes terrenos, y con la capacidad para soportar la pasión y
resignarse al destino. Esta concepción los llevó a ejercer crítica social y política.
Época moderna
Descartes: la felicidad implica un compromiso cognoscitivo y moral: ser libre e independiente.
Kant: entendió la felicidad como lo que acompaña toda satisfacción.
Neill: fundó y dirigió una famosa escuela donde puso en práctica criterios educativos
revolucionarios para su tiempo. El objetivo primordial era criar niños felices pues, afirmaba, vale
“más ser libre y sentirse contento e ignorar qué es una fracción decimal, que aprobar exámenes
escolares”. Para él la felicidad es “el estado en el que se tiene el mínimo de represión”. Creía que
una persona feliz tiene “en cuenta los derechos y la felicidad de los demás”.
Demond Morris: considera la felicidad como un estado psicológico y la ordena por tipos, definidos
de acuerdo con prácticas que según él, determinan la conducta desde el pasado de la especie.
Existiría la felicidad competitiva, cooperativa, intelectual y una felicidad masoquista.
Quienes se ocupan de las neurociencias tienden a pensar que la felicidad es involuntaria y está
determinada por el sistema límbico.
En la vida cotidiana, la felicidad suele equipararse con la alegría y otras emociones.
La noción de felicidad remite a la vida en sociedad y, en tal sentido, compete a la moral y a la ética.