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6 CAPÍTULO 1 VISIÓN GENERAL DE LOS CÓDICES PREHISPÁNICOS DE MÉXICO 1.1 CONTEXTO HISTÓRICO DE LA ÉPOCA PREHISPÁNICA EN MESOAMÉRICA La hermosa tierra mexicana provista de un clima sustentable para el desarrollo del hombre americano y en específico de los pueblos mesoamericanos en el México antiguo compuesta por una serie de zonas fértiles entre zonas lacustres y un sistema orográfico para el desarrollo de las actividades que favorecerían las necesidades humanas; logró así todo un esplendor cultural, social, religioso y político. El territorio mesoamericano se integraba por regiones geográficas y culturales como: Golfo de México.- Los olmecas, que comprenden el sur de Veracruz, norte de Tabasco y los totonacas en la región central de Veracruz. Altiplano central.- Los teotihucanos, toltecas y mexicas se establecieron en los Estados de Hidalgo, México, Tlaxcala, Puebla y Morelos. Oaxaca.- Zapotecos, que se desarrollaron en el actual Estado de Oaxaca e Istmo de Tehuantepec, y los mixtecos en los estados de Oaxaca, sur de Puebla y Guerrero. Maya.- Los mayas, que se establecieron en los actuales Estados de: Chiapas, Quintana Roo, Campeche, Yucatán y en los países de: Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador. Occidente.- Tarascos o purépechas, que se establecieron en los estados de Michoacán y Guanajuato. A principios del siglo XX, arqueólogos e historiadores se dan a la tarea de establecer la designación de periodos culturales dentro del México prehispánico, con el objeto de lograr una ordenación y clasificación para el estudio y comprensión de las diferentes épocas. 1 Es así que se da una convergencia en la historia de las regiones, presentando costumbres, religión, arte y organización política con características similares. 1 Arqueología Mexicana, Atlas del México Prehispánico, No. 4, Bimestral, Raíces, México, 1999. pp. 13-19.

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CAPÍTULO 1 VISIÓN GENERAL DE LOS CÓDICES PREHISPÁNICOS DE MÉXICO 1.1 CONTEXTO HISTÓRICO DE LA ÉPOCA PREHISPÁNICA EN MESOAMÉRICA

La hermosa tierra mexicana provista de un clima sustentable para el desarrollo del hombre americano y en específico de los pueblos mesoamericanos en el México antiguo compuesta por una serie de zonas fértiles entre zonas lacustres y un sistema orográfico para el desarrollo de las actividades que favorecerían las necesidades humanas; logró así todo un esplendor cultural, social, religioso y político. El territorio mesoamericano se integraba por regiones geográficas y culturales como: Golfo de México.- Los olmecas, que comprenden el sur de Veracruz, norte de Tabasco y los totonacas en la región central de Veracruz. Altiplano central.- Los teotihucanos, toltecas y mexicas se establecieron en los Estados de Hidalgo, México, Tlaxcala, Puebla y Morelos. Oaxaca.- Zapotecos, que se desarrollaron en el actual Estado de Oaxaca e Istmo de Tehuantepec, y los mixtecos en los estados de Oaxaca, sur de Puebla y Guerrero. Maya.- Los mayas, que se establecieron en los actuales Estados de: Chiapas, Quintana Roo, Campeche, Yucatán y en los países de: Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador. Occidente.- Tarascos o purépechas, que se establecieron en los estados de Michoacán y Guanajuato. A principios del siglo XX, arqueólogos e historiadores se dan a la tarea de establecer la designación de periodos culturales dentro del México prehispánico, con el objeto de lograr una ordenación y clasificación para el estudio y comprensión de las diferentes épocas.1 Es así que se da una convergencia en la historia de las regiones, presentando costumbres, religión, arte y organización política con características similares.

1Arqueología Mexicana, Atlas del México Prehispánico, No. 4, Bimestral, Raíces, México, 1999. pp. 13-19.

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Los horizontes culturales se clasifican de la siguiente manera: • En el Preclásico (2000 a.C. - 200 d.C.) y de acuerdo a las mencionadas

regiones, las ciudades de mayor relevancia son:

Altiplano central.- Zacatenco, Copilco, Tlatilco, Cuicuilco. Costa del Golfo.- San Lorenzo, La Venta, Tres Zapotes. Oaxaca.- Montealbán. Maya.-Uaxactún, Ozibilchaltún. Occidente.- El Opeño.

• En el Clásico (200-900 d.C.): Altiplano Central.-Teotihuacán, Xochicalco. Costa del Golfo.- Tajín. Oaxaca.- Montealbán. Maya.-Cobá, Tikal, Uxmal, Paleneque, Chichén Itzá, Copál, Bonampak. Occidente.-Chupicuaro.

• En el Posclásico (900-1521 d.C.): Altiplano central.-Tula y Tenochtitlan. Costa del Golfo.-Cempoala. Oaxaca.-Yagul, Mitla, Zaachila. Maya.-Chichen Itzá, Mayapán. Occidente.- Tzintzuntzan.2 LOS PERÍODOS HISTÓRICOS QUE SE MANIFIESTAN SON LOS SIGUIENTES HORIZONTE PRECLÁSICO (2000 a.C. a 200 d.C.) En este período se da una etapa agrícola, llevando una vida sedentaria, donde las áreas fértiles eran las óptimas para desarrollar aldeas agrícolas, donde cultivarían: maíz, calabaza, frijol y chile. El desarrollo de las artesanías serían unas de las actividades más relevantes como aportación en cuanto al diseño y acabado, aquí se destacan: la alfarería, cerámica y modelado de figuras.

2Bolaños Martínez Raúl, Historia Patria. México, Kapelusz Mexicana, 1974. pp. 20-21.

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Los olmecas (1200 a 600 d,C) Los olmecas, como cultura representativa del período preclásico desempeñaron un papel importantísimo en el progreso de la cultura mesoamericana, por ello se le denomina la cultura madre en el México precolombino. Uno de estos sustentos como en todas las demás culturas es el fomento y desarrollo de la agricultura; mejoraron el cultivo del maíz, así como de otras plantas, tales como: el frijol, el chile y el algodón. Importantes también fueron sus adelantos en la arquitectura, como son la construcción de casas y centros ceremoniales; como muestra de esto están las ciudades: La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo; que serían los centros más destacados. Otra de las actividades singulares fue el comercio, este es un elemento característico de esta cultura, puesto que el colindar con pueblos vecinos en la ribera del Golfo de México desarrolló el intercambio no solamente mercantil si no también un intercambio cultural. Supieron escribir y medir el tiempo mediante un sistema de numeración vigesimal de una manera óptima como parte de su estructura social-política. A pesar de haberse establecido en la zona del Golfo de México, los olmecas tuvieron la facilidad de extender sus conocimientos y creencias hacia otras regiones, es así que queda asentada la huella de los olmecas en la zona del altiplano central y en la Costa del Oceáno Pacífico, con lo que se observa dicho florecimiento cultural-regional.3 HORIZONTE CLÁSICO (200 a 900 d.C.) Este horizonte tendría como sustento un régimen teocrático, y por lo tanto una clase sacerdotal que ostentaría el poder político así como el desenvolvimiento de las manifestaciones sociales y culturales. En el ámbito de la técnica agrícola, se observan los avances en la construcción de terrazas, chinampas, depósitos de agua y canales de riego. En la producción artesanal se da una especialización en cuanto a la alfarería, escultura, trabajos de lápida y tejedores, provocando así una organización comercial; logrando así un excedente de producción que contribuyó al intercambio de cerámica, obsidiana, jadeita, plumas coloridas y pieles de felinos. Cabe mencionar, que aún existiendo la base teocrática, existía una división social conformada por jefes militares, nobles y comerciantes enriquecidos, donde tendrían ya una posición importante los militares, que se vería reflejada en el período siguiente; no obstante, éstos fungían un papel fundamental para recabar los tributos y vigilar las fronteras de los pueblos, es importante el perfeccionamiento de su escritura que se vuelve jeroglífica y teniendo un sistema de numeración vigesimal en forma de barras y de puntos. En este horizonte, sobresaldrían las culturas: teotihucana, maya y zapoteca y sus ciudades, como Teotihuacan, Montealbán, Palenque y Tikal respectivamente; se reacomodarían en otros lugares de Mesoamérica como parte de esa expansión cultural.4 3Arqueología Mexicana, Atlas del México Prehispánico, No. 4, Bimestral, Raíces, México, 1999. pp. 20-25 4Ibidem, pp. 30-31.

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Los teotihuacanos (300 a 600 d. C.) Los teotihuacanos conforman la cultura más representativa del período clásico, ya que tendría una influencia regional en base a la agricultura, comercio, arquitectura, artesanía, textiles y cerámica. Este esplendor artístico se observó en los palacios sacerdotales y de gobierno. La fundación de la ciudad de Teotihuacan se debió a la unión de los olmecas con los náhoas, un pueblo venido del norte a lo largo de las costas del Océano Pacífico. La leyenda del establecimiento de la ciudad de Teotihuacan, que significa: Ciudad de los Dioses o Ciudad donde los hombres se convierten en dioses, tiene su origen como lo menciona el Dr. Miguel León Portilla en el siguiente escrito: En seguida se pusieron en movimiento, todos se pusieron en movimiento: los niñitos, los viejos, las mujercitas, las ancianas Muy lentamente, muy despacio se fueron, allí vinieron a reunirse en Teotihuacan. Allí se dieron las órdenes, allí se estableció el señorío. Los que se hicieron señores, fueron los sabios… Y toda la gente hizo [allí] adoratorios pirámides], al Sol y a la Luna… Allí hacían su culto y allí se establecían los sumos sacerdotes de toda la gente. Así se decía Teotihuacan, porque cuando morían los señores, allí los enterraban. Luego encima de ellos construían pirámides, que aún ahora están… Y lo llamaron Teotihuacan, porque era el lugar donde se enterraban los señores. Pues según decían: “Cuando morimos, no en verdad morimos porque vivimos, resucitamos, seguimos viviendo, despertamos. Esto nos hace felices”.5 Es así, que los teotihuacanos fueron un pueblo culto y que realizaron importantes aportaciones. Tenían la fama de ser nobles, respetuosos, cultos en su trato personal, y hacia sus semejantes. Tanto por sus virtudes como por su organización, el pueblo teotihuacano es uno de los más interesantes del México antiguo. 5León Portilla Miguel, Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares. México, FCE, 1961. pp. 25-26.

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Los Mayas (320 a 987 d.C.) El pueblo maya resulta una mezcla de los olmecas, con pueblos venidos del este. Este pueblo primero habitó en las comarcas del istmo de Tehuantepec para emigrar a la península de Yucatán, e inició su desarrollo cultural aproximadamente hacia 2000 años a.C. Esta cultura es bellísima por forjar adelantos en cuanto al arte, mostrando su gran ingenio arquitectónico abocado siempre a las ceremonias cívicas y religiosas y a lo urbanístico; esto permitió tener toda una estructura de estados independientes bien organizados. Como parte de sus conocimientos en cuanto a la ciencia, desarrollaron todo una serie de conocimientos matemáticos y astronómicos, muestra de ello, es su sistema calendárico; dentro del área maya, que se distingue en tres principales zonas: la zona norte, (que comprende los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo) y que consiste en una planicie calcaria, de suelos semi-áridos y boscosos y una vegetación de chaparral; la zona central (que comprende la Laguna de Tupilco en Tabasco hasta el Río Ulúa en Honduras y algunas zonas de Tabasco, Chiapas, sur de Campeche y Quintana Roo, Belice, Guatemala) y que consiste en una vegetación tropical, sabana, zonas pantanosas y superficies costeras; y la zona sur, (que comprende algunas zonas de Chiapas, Guatemala y la porción occidental del Salvador) comprende una vegetación cálida y fértil presentando cordilleras y bosques de coníferas, lo que permite obtener materiales e insumos agrícolas.6 Es así, que las principales actividades económicas serían: agricultura, producción artesanal, comercio y pesca; lo que favorecería todo un intercambio comercial hacia las demás regiones. Los territorios que habitaron los mayas están sembrados de soberbios monumentos que forman verdaderas ciudades, prueba de ello son: Palenque, Yaxchilánn Bonampak, Uaxactún, Piedras Negras, Tikal, Quiriguá (Guatemala) y Copan (Honduras). Cada una de estas ciudades conservaba sus leyes, su monarca y sus demás clases nobles y militares que resolvían en común los problemas generales de cada región viviendo unidos en un solo estado fuerte y progresivo.7 Los mixtecos-zapotecas (200 a 750 d.C.) Los mixtecos-zapotecas habitaron y habitan en el estado de Oaxaca, esta unión de pueblos, uno proveniente del norte (mixtecos) y otro de la zona sur y este (zapotecos) desarrollaron un conjunto de ciudades cívico-ceremoniales formando así una gigantesca muestra arqueológica tal es el caso de la cuidad de Montealbán que constituye una fiel necrópolis, que significa “ciudad de los muertos” y dados los descubrimientos arqueológicos, han dejado ver una serie de sepulturas reales y señoriales así como la riqueza de sus joyas las cuales eran creadas por dignos y excelentes artesanos.

6G. Morley Sylvanus, La civilización maya. México, FCE, 1961. pp. 23,53. 7Ibidem, pp. 157-165.

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No solo Montealbán sería el centro principal religioso, sino político, económico y administrativo ya que las actividades productivas tendrían su relevancia como fueron: las artesanías, comercio, caza y pesca; favoreciendo así toda una serie de logros productivos en las comunidades de la región. Otro de los avances en que sobresalieron los mixtecos-zapotecas fueron los logros técnicos y científicos; teniendo una astronomía certera en cuanto a las épocas de cada año y el uso de la numeración, la geometría, la escritura jeroglífica y la medicina herbolaria. En conjunto, la cultura mixteco-zapoteca aparece como una cultura intermedia entre la maya y la de los pueblos del Anáhuac, con rasgos particulares.8 HORIZONTE POSCLÁSICO (900 a 1521 d. C.) El horizonte posclásico, tiene toda una serie de movimientos migratorios internos y externos, precisamente por la movilidad que se dio ante las incursiones de grupos chichimecas de la región conocida como aridoamérica, o por las conquistas que se dieron entre los diversos grupos. Aquí se dan toda una serie de estados sacerdotales y militaristas, provocando una lucha y pugna de grupos por el poder en lo político, social y económico que al final de cuentas, quedaría un régimen bélico-religioso con grupos sociales distintivos en los que encabezarían los sacerdotes, militares, nobles, comerciantes y los macehuales (gente del pueblo), el gobernante era el jefe supremo ya que tenía la máxima autoridad política, militar y religiosa. Una de las características de este período, sería el pago de tributos que consistía en conquistar a los pueblos vecinos para consolidar el poder y dominio territorial y obligar a los vencidos a rendir contribuciones en especie, así como a capturar prisioneros para el sacrificio a los dioses, para lo que se realizaban las guerras floridas.9 Los mixtecos-zapotecas (200 a 750 d.C.) En la sierra de Oaxaca, se asentaron los pueblos de Teozacoalco, Tilantongo, Cioxtalhuaca, y Yanhuitlán como los más poderosos y ciudades como: Yagul, Mitla y Montealbán. La cultura mixteco-zapoteca, se caracteriza por representar todo un esplendor grandioso con sus monumentos, como: el templo-palacio de Mitla, constituido por cuerpos superpuestos con figuras relacionadas con el culto a animales como el jaguar y el águila, estas edificaciones servían para las ceremonias religiosas; los artesanos y pintores, sobresalieron en cada una de las edificaciones y las representaciones religiosas y políticas, el estado era representado por una monarquía.

8Séjourné Laurette, Pensamiento y Religión en el México Antiguo. México, FCE, 1957. pp. 17-18. 8Ibidem, pp. 25-26.

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Los toltecas (850 a 1168 d.C.) Los toltecas florecieron por producto de migraciones de otro gran centro ceremonial que fue Teotihuacan, asentándose primero en Tollantzinco (Tulancingo, Hidalgo); para después pasar a Xicocotitlán, donde se llamaría Tollan (Tula). La capital Tula, se convierte así en el principal centro urbano de mayor importancia del altiplano central, a través de la conquista de diversos territorios, transformándose en un extenso imperio. Llevaría a cabo toda una serie de actividades económicas entre las que destacaron: la agricultura, la artesanía, la escultura en relieve, la arquitectura, entre otras actividades, con lo que demostrarían lo que se llamaría tlayoltehuiani, es decir, poner su corazón endiosado en sus obras.10 Plasmaron los primeros registros y crónicas, los cuales originan las primeras genealogías de soberanos, caciques y héroes culturales. Sobresalió la casta militar, que fue el grupo de personas descendientes de la nobleza y que ocupaban puestos en el ejército, así su espíritu guerrero se manifestaría en la expansión territorial, en sus conquistas y en la recaudación de tributos de pueblos vecinos. Basta mencionar las representaciones de las figuras colosales de los atlantes de Tula, que representan figuras de guerreros ricamente ataviados. La decadencia de este pueblo artífice de expresiones artísticas y culturales, se dio a consecuencia de los conflictos políticos internos y de la presión de los mexicas, que hacia el año de 1168 provocó el declive de Tula.11 Los Mexicas (1325 a 1521) La cultura azteca o mexica, estuvo influenciada por diversas culturas mesoamericanas sobre todo por la tolteca; con el tiempo se convirtió en un poderosísimo estado militar bajo la tutela de su dios titular Hutzilopochtli, quién les indicaría el camino a seguir. De acuerdo a la tira de peregrinación o códice Boturini, los mexicas salen de un lugar llamado Aztlán (o lugar de las garzas) dirigiéndose a la cuenca de México, en el año de 1325, huyendo de la gente de Culhuacán llegaron a un islote en el lago de Texcoco, el cual pertenecía al señorío de Atzcapotzalco.

10Séjourné Laurette, op.cit. pp. 28-30. 11Ibidem. p. 31.

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El simbolismo y la fuerza emanada de su dios Huitzilopochtli, dios de la guerra, que les hizo tener esa férrea convicción de establecerse de forma permanente, tal como lo describe el Dr. Miguel de León Portilla: Llegaron entonces allá donde se yergue el nopal. Cerca de las piedras vieron con alegría cómo se erguía un águila sobre aquel nopal. Allí estaba comiendo algo, lo desgarraba al comer. Cuando el águila vio a los aztecas, inclinó su cabeza. De lejos estuvieron mirando al águila, su nido de variadas plumas preciosas. Plumas de pájaro azul, plumas de pájaro rojo, todas plumas preciosas, también estaban esparcidas allí cabezas de diversos pájaros, garras y huesos de pájaros.12 ETAPAS DEL DESARROLLO DE LOS MEXICAS:

• Primera etapa.- Después de una larga peregrinación, al llegar los mexicas a la cuenca de México o en el centro de México tuvieron toda una serie de visicitudes y entre ellas, el sostener constantes guerras con los pueblos cercanos hasta que quedaron sometidos por los tepanecas que se ubicaban en Azcapotzalco. Ténoch, fundador de la ciudad mexica, tendría la consigna de colaborar y auxiliar a los tepanecas en las distintas guerras que sostuvieron. Con esta unión conquistaron a los pueblos de Xochimilco en el año de 1376, Mizquic en 1378, Cuitláhuac en 1393 y finalmente el valle de Cuauhnáhuac; aún sirviendo a los mexicas al imperio de Azcapotzalco, éste les exigía pagar fuertes tributos.

• Segunda etapa.- El Consejo de Tenochtitlan se reunió con la intención de dejar

de tener el yugo por parte de los Tepanecas para que entonces el general Tlacaellel llamara a los mexicas a enfrentar la lucha contra el imperio de Azcapotzalco. Este personaje tomó en sus manos la defensa de Tenochtitlan y logró la victoria en el año de 1428 derrotando a Maxtla que era el emperador tepaneca, obligándolo a huír para que entonces el rey mexica Itzcóatl repartiera las tierras entre los señores de Texcoco bajo la figura de Netzahualcóyotl, Tlacopan y fortaleciéndose el Estado de Tenochtitlan; formándose así la triple confederación de Anáhuac en el año de1434.

• Tercera etapa.- Los mexicas se convirtieron en un pueblo conquistador y

expansionista imponiendo el pago del tributo. Al morir el rey Itzcóatl en 1440, le sucedió su hermano Moctezuma Ilhuicamina (Señor Ceñudo-Flechador del

12León Portilla Miguel, op. cit., p. 42.

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Cielo), que se apoyaría con la legendaria figura de Tlacaellel; reorganizó el ejército convirtiéndolo en el más poderoso aparato ofensivo y comandado por el prestigiado general que emprendió campañas militares hacia diversas regiones de mesoamérica conquistando la región de Hidalgo y consolidando la dominación sobre Morelos y Guerrero, para así emprender nuevas campañas con la intención de enfrentar a los pueblos de Chalco y Amequemecan, que los sometería en el año de 1465. El imperio mexica se cimentó con su fuerza bélica y con el sustento de un gobierno y sociedad firmemente organizada.13

• Cuarta etapa.- Se dan las postrimerías de Moctezuma segundo, Cuitláhuac y

Cuauhtémoc; quiénes se enfrentarían a la llegada de los invasores españoles, culminando el 13 de Agosto de 1521 con la caída de Tenochtitlan en manos de Cortés y sus aliados. La organización de la Gran Tenochtitlan consistía en calpullis, que designaban a la tribu y barrio que ocupaba la población al frente de cada calpulli, había un calpullec el cual era un jefe que hacía el reparto de tierras, ordenaba el cobro de distribuciones y administraba justicia. Los 20 calpullecs, que representaban a cada calpulli y los más altos funcionarios, sacerdotes formaban el tlatocan o gran consejo, el cual mantendría un gran poder junto con el monarca.14

La propiedad de la tierra era exclusiva del grupo en el poder, las demás tierras pertenecían a cada familia para cultivarla. Los principales cultivos eran: el maíz, el frijol, el chile y el maguey. Las industrias del vestido y de la construcción eran importantes; prueba de ello, era el comercio donde su centro principal era la Gran Tenochtitlan; había mercados permanentes y temporales, además de que los comerciantes aztecas estaban muy bien organizados formando grandes carabanas con centenares de tamemes (mozos) y empleados, así como, dentro de esta misma actividad comercial existían los oficios que eran múltiples, como: carpinteros, pintores, tintoreros, armeros, tejedores, joyeros, bordadores, alfareros. Una característica principal sería la educación, esta partiría desde el seno de la familia donde se enseñaba a los hijos la religión y costumbres; así como el propio oficio que debían seguir fomentándoles los hábitos de obediencia y respeto. Una de las escuelas se llamaba calmécac y solo entraban en ella los nobles, y la otra Tepochcalli; que era para los jóvenes de la clase media y se encontraba una en cada calpulli.15 Los tarascos o purépechas (900 a 1521 d.C.) Los tarascos se establecieron en la región de occidente, que actualmente son los estados de Michoacán, Nayarit, Jalisco, Guerrero, Guanajuato, Colima y Sinaloa. Los tarascos de origen nahóa que provenían del norte, llegaron a las orillas del lago de Pátzcuaro y edificaron poblados con el propósito de vivir del cultivo de sus campos, aunque sin perder el espíritu y bravura de su raza, ya que eran pueblos aguerridos. 13Bolaños Martínez Raúl, op. cit pp. 137-142. 14Vaillant George, La civilización azteca. México, FCE, 1960. pp. 100-102. 15Vaillant George, op. cit. pp. 97-98.

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El cultivo del maíz, el chile, el frijol y la pesca; serían las ocupaciones que les proporcionaban sus medios de vida. No llegaron a desarrollar una arquitectura, escultura y pintura mural como otras culturas, pero eran dedicados en las artes menores como: la cerámica, los tejidos, los bordados y las joyas; prueba de ello son los espléndidos mosaicos y trabajos de pluma donde permitieron una perfección del trabajo llena de colores naturales con distintos matices, sobre todo el rojo y el azul. Siendo un pueblo muy unido, el poder recaía en la monarquía, el rey llevaba el título de caltzontzi esta monarquía era hereditaria apoyada por los nobles. Teniendo un ejército fuerte e impetuoso llegaron a tener un dominio en toda esta región y fue consolidado con las constantes guerras que sostenían con los mexicas. Es así como se contempla el desarrollo histórico de los pueblos que dieron origen a nuestra cultura y costumbres. Gracias a los legados de información que nos heredaron a través de los códices que describen los ritos y costumbres, tenemos acceso a conocer sobre el pasado de las culturas prehispánicas.

Serpiente atravesada por una flecha: la sequía y el hambre, Códice Borgia

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1.2 LOS CÓDICES: SUSTENTO DE RITOS Y COSTUMBRES DE LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS Las culturas del México Antiguo, tenían que dejar asentado los testimonios de sus diversas actividades cotidianas; partiendo desde su génesis hasta el desenvolvimiento de su historia, a través de costumbres y tradiciones, ya que estas reflejan parte de la estructura socio-económica y religiosa, junto con un elemento distintivo como el arte, produciría la respuesta y dejar un legado a las generaciones subsiguientes. Permitiendo un acto constante y repetitivo de las narraciones sagradas e históricas refiriéndose a un pasado, presente y futuro del pensamiento indígena, utilizando un lenguaje principalmente pictográfico acompañado también de un lenguaje oral. Puesto que los códices como tal designan imágenes o hechos de una manera específica, por ejemplo: la conquista de una ciudad situada cerca de un lago, se pintaba el lago con una serie de animales acuáticos, un guerrero y sus compañeros que lo atraviesan. Es por ende que para dar una mejor explicación tendría que ser por medio de la transmisión oral prescindida por los sacerdotes. Como lo menciona María Sten: “No eran libros para todos, constituía una especie de manual para uso exclusivo del sacerdote, de quien se exigía que mediante la interpretación de los signos figurativos supiera dar instrucción y directrices en todas las decisivas cuestiones de la vida, tanto en las religiosas como en las políticas y sociales”.16 Así mismo, en relación al obispo Diego de Landa que dejó sin evidencias documentales la región maya en Maní, al sur de Mérida: “Los sacerdotes sacaban los libros y tendíanlos sobre las frescuras que para ellos tenían entre tanto desleían en un vaso un poco de cardenillo, con agua virgen, que ellos decían traída del monte, donde no llegase mujer y untaban con ella las tablas de los libros y el más docto de los sacerdotes abría un libro y miraba los pronósticos de aquel año y declarábalos a los presentes”.17 Así los códices representarán un origen y sentido del pensamiento indígena, manifestando las expresiones sociales, religiosas e históricas; contribuyendo a una perpetuidad del hombre precolombino. 1.2.1 Origen El punto de partida de los testimonios documentales se da con el itoloca que significa: “lo que se dice de alguien o de algo”, que como mencionaba; la transmisión y registro de la historia de los pueblos prehispánicos dependería también de la narración oral para dejar asentada la memoria indígena.

16Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 14-15. 17Sten María, op. cit., p.25.

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El itoloca se conjuga con el xiuhamatl que corresponde a: “anales o códices de años”, esta dicotomía entre transmisión oral (itoloca) e historia (xuihamatl) tendría su precedente en los antiguos y talentosos toltecas, artífices y poseedores de la tinta negra y roja, maestros de los colores al aplicarlos, sombrearlos y dibujar las pictografías. Lo más esencial era perdurar y formar los símbolos y dibujos para explicar de generación en generación. Los códices eran elaborados a mano por diestros pintores o escribanos llamados: tlacuiloque o tlacuilo que consignaban los trazos y coloreaban los papeles del amate o piedras preparadas.18 Apoyados los tlacuilos, por los tlamatinime que serían: “los sabios” en las diversas formas de conocimiento como lo eran: astronomía, religión, con fines augurales e históricos, genealógicos, geográficos. 1.2.2 Concepto Los códices son manuscritos en forma de biombo hechos en papel de amate o piel de venado en donde se dibujaban con caracteres ideográficos, historias de los pueblos y de los linajes, delimitaciones de tierras, tributos, ceremonias y escenas de simbolismo religioso o cosmogónico además de los almanaques adivinatorios (tonalpohualli) que se describen como “cuentas del destino o de los días”. Los códices fueron elaborados antes de la conquista, son los llamados prehispánicos y a los que se hicieron después de la conquista, se les conoce como poshispánicos. Las zonas de mayor agrupación de códices para su custodia y preservación fueron: Texcoco y Tenochtitlan, es decir, los llamados amoxcalli, lo que sería el sitio depositario de estos soportes documentales del México antiguo.

El sistema de registro de los códices se fundamentaría en tres elementos básicos:

• Figuras con representación de seres humanos, animales, plantas y objetos llamados pictogramas

• Signos que expresan ideas llamados ideogramas (glifos ideográficos) • Signo con denotaciones fonéticas (glifos fonéticos)19

La comunicación que establecieron estos mensajes, partiría de los pictogramas, complementándose con los glifos ideográficos y en menor medida con los fonéticos, representados por una boluta, ya que estos regularmente acentuaban nada más la pronunciación de los lugares o de las regiones que habitaban. Los estereotipos pictográficos tenían que ser precisos e identificables para determinar las características de las acciones que se llevarían a cabo, por ejemplo: los reyes de México usaban diadema, nariguera y manto azul, o bien; una figura humana con color amarillo representaba el sexo femenino. 18León Portilla Miguel, Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares. México, FCE, 1961. pp. 48-50. 19Galarza Joaquín, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002, pp. 7-9.

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1.2.3 Proceso de elaboración del soporte La manufactura de estos códices pintados consistía comúnmente en el uso de la corteza de amacuáhuitl o árbol de amate (Ficus Bonplandia o Ficus Cotinifolia), encontrándose cincuenta géneros de esta higera en México y así como los elaborados con piel de venado. El pintor o tlacuilo, utilizaba pinceles hechos probablemente con pelos de conejo o de venado y delineaba previamente las figuras que quería representar llevando con colores planos que contrastaban vivamente. La paleta consistía en rojo almagre, amarillo ocre, verde oscuro, azul turquesa como colores compuestos o rebajados, el rosa, el café y el morado, el blanco se adquiría con el fondo del papel o de la imprimación blanca con que se cubría la piel del venado y para el negro utilizaron el negro de humo obtenido de quemar la madera de huizache. Aún en la época colonial se seguían utilizando este tipo de tintes o colores aplicados en la acuarela y sin utilizar alguna grasa. Son escasas las fuentes para la elaboración del papel o soporte, aún así queda una referencia en el año de 1570 por el doctor naturalista Francisco Hernández que dice:

“Se ve hervir una multitud de artesanos que interrumpen la tranquilidad de aquel lugar fabricando un papel no muy a propósito para escribir o trazar líneas, aunque no deja pasar la tinta a su a través, pero adecuado para envolturas y muy propio y útil entre estos indios occidentales para celebrar a sus dioses en su fiestas sagradas, confeccionar vestuario y adornos funerarios…cortan solo las ramas gruesas, dejando los renuevos; se ablandan en agua y se dejan remojar durante la noche en los arroyos o corrientes de agua…al día siguiente se les arranca la corteza y después limpiarla de la cutícula superior, se extiende a golpes con una piedra plana pero surcada de estrías y que se sujeta con una vara de sauce doblada en círculo a manera de mango…vuélvese flexible aquel material se corta luego en pequeños trozos que, golpeados de nuevo por diferentes lados con otra piedra más plana, se unen fácilmente entre sí; por último se alisan en hojas de papel de dos *dodrantes (44.36 cm de largo y sesquidodrante 33.27 cm aproximadamente) aproximadamente de ancho, que imita nuestro papel más grueso y corriente pero son más compactas y blancas, aunque muy inferiores a nuestro papel más terso”.20 *Medida romana antigua: Un drodante es igual a .2218m.

20Lenz Hans, El papel indígena mexicano. México, Sepsetentas, 1973. pp. 76-77.

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El procedimiento buscaba reblandecer en cierto tiempo las cortezas desprendidas de los árboles para después golpearlas con los mazos de madera o batidores de piedra estriados dejando las fibras solamente, a estas se les añadiría una goma que se obtenía del amatzauhtli (amatl, papel y tzauhtli, gluten) formando las fibras sobre una tabla para golpearlas nuevamente hasta obtener el grueso y textura adecuados acabando con el alisamiento con otras piedras o pulidores. Una vez obtenido el papel deseado, se procedía a aplicar una capa blanca de goma para dar un pulimento con el fin de obtener una superficie tersa y homogénea; esta capa tenía otra característica peculiar, ya que cuando el pintor o tlacuilo se equivocaba en un trazo se le imprimía el color blanco encima de este, para obtener de nuevo el papel limpio. Este proceso de impresión comenzaba con el esbozo de lo que se pretendía pintar utilizando dos técnicas: la primera consistía en aplicar una incisión en la capa acabada, y la otra en dibujar las imágenes con color negro o sepia para aplicar directamente la variedad cromática y una vez terminado se volverían a delinear las figuras con una gruesa línea negra, llamada marco, con la intención de dejar marcado con precisión cada una de las imágenes. El historiador Lorenzo de Bouturini menciona la técnica de fabricación del papel en maguey o metl: “El papel indiano se componía de las pencas del maguey: que en lengua náhuatl se llamaba metl y en castellano Pita. Las pencas las echaban a podrir, y lavaban el hilo que de ella se desprendía, el que habiéndose ablandado extendían para componer su papel, grueso o delgado, que después bruñían (sacar brillo) para pintar en el”.21 En la época colonial, para la manufactura de los códices se siguieron empleando materiales mesoamericanos, en particular el papel de corteza de árbol, llamado amate; aunque el material innovador fue el papel europeo que se empezó a utilizar desde el siglo XVI en la elaboración de códices con diferentes contenidos, si bien su utilización fue paulatina debido a que se importado de España. El papel que se utilizaba para estos casos fue: lino, cáñamo o algodón. En el caso de las tintas y pigmentos de procedencia vegetal, animal y mineral aplicados por los tlacuilos, en mezclas con aglutinantes solventes, se siguieron confeccionando con materiales de tradición indígena; paulatinamente se adoptaron productos europeos, como la tinta ferrogálica. Pueden observarse cambios en la aplicación de las técnicas de pintura y la influencia europea en el manejo del espacio y las formas. Con la aplicación de estas técnicas los diestros pintores o tlacuilos, se dieron a la tarea de plasmar sus ideas y costumbres a través de los códices, reflejando en ellos la historia de los pueblos prehispánicos. Estos testimonios han permitido a la humanidad conocer la ideología, la división geográfica, los ritos y costumbres religiosos que ejercieron dichos pueblos.

21Enciclopedia de México. Tomo 10, México, Editora Mexicana, 1978. p.130.

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1.3 VALOR PATRIMONIAL DE LOS CÓDICES EN MÉXICO Y EN EL EXTERIOR Los “libros pintados” junto con la Arqueología, muestran las pirámides o construcciones, esculturas en bulto y relieve, pinturas murales, piezas de cerámica y orfebrería, dejando en claro un reflejo de la creatividad y destreza manual de los antiguos mexicanos. Representan las fuentes primordiales para el conocimiento y perpetuidad de la Historia del México Precolombino. Los códices reflejan la vida cultural, política, religiosa y social de los pueblos mesoamericanos manifestándose por medio de ellos sus costumbres y ritos, permitiendo así la plenitud de estos factores sociales. Todo el despliegue de las imágenes que interpretan y cada una de estas con su valor simbólico único y representativo junto con la variedad cromática, manifiesta una apreciable belleza estética incomparable con otros textos antiguos de la historia de la humanidad. Al observar detenidamente las figuras expresadas en los códices se dará uno cuenta de la delicadeza, sutileza y precisión de lo trazos y los colores que muestran una magnífica ornamentación en ellos. El valor de los códices empezaría después de la conquista, con el afán de averiguar y entender las prácticas de los pueblos indígenas, así mismo para conocer y administrar las tierras conquistadas se permitió seguir elaborando estos soportes; prueba de ello serían la empresa que iniciarían las órdenes religiosas que buscaron un acercamiento y entendimiento entre ellos y las costumbres indígenas, plasmando así las connotadas averiguaciones y relaciones que harían Fray Toribio de Benavente “Motilinia” con su “Historia de los Indios de la Nueva España”, Fray Bernardino de Sahagún con la “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, Fray Jerónimo de Mendieta con la “Historia Eclesiástica Indiana” y Fray Juan de Torquemada y con su “Monarquía Indiana”.22 Estos frailes franciscanos utilizaron los códices para realizar sus obras, permitiendo la costumbre de hacer y registrar hechos por medio de pictografías plasmando el testimonio y la memoria indígena hasta nuestros días. Por otro lado y como parte de la evangelización y enseñanza educativa los frailes impartieron las materias de artes y oficios en las escuelas dando como consecuencia que aprendieran el arte europeo de aquel tiempo; de tal forma que el arte de la pintura de los códices durante el siglo XVI tuviera pictografías con estilo europeo mezclado con el estilo prehispánico demostrando otra forma más del sincretismo cultural de estas culturas. A este tipo de expresión artística se le conoce como “arte tequitqui”, que es la manifestación artística europea elaborada con mano indígena; esto es el arte europeo a la manera indígena.

22Escalante Gonzalbo Pablo, Los Códices. México, CONACULTA, 1997. p. 26.

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Los códices son un medio prominente en el ámbito cultural entiéndase por su arte y su valor histórico, que florecen como un testimonio legítimo de las culturas prehispánicas, respetados y considerados como un soporte vital dentro de la descripción y continuidad de la Historia Universal y de una herencia patrimonial para futuras generaciones.23 1.3.1 Difusión El acercamiento y entendimiento de un personaje, pueblo o hecho en el ámbito histórico está supeditado a la propagación de los soportes, en los cuales los pueblos prehispánicos plasmaron sus costumbres, tradiciones, etc. En el caso de los códices prehispánicos, su difusión ha sido restringida sólo a investigadores y con un determinado objetivo. Si bien es cierto que la mayoría de los códices se encuentran en bibliotecas y museos europeos por los saqueos que se hicieron en la conquista, lo que ocasionó que existan en menor cantidad en México, los que lograron quedarse están custodiados y preservados en depósitos que no siempre están a la vista del público. Esto ha sido con la intención de ofrecer una mejor conservación y prevención de un saqueo, estos códices, podemos apreciarlos en exposiciones o en ocasiones sólo gracias a convenios culturales entre las naciones que custodian dicho patrimonio. Con la finalidad de permitir su acceso más fácilmente y a mayor número de personas, se ofrecen facsímiles de dichos códices, elaborados por especialistas, para los cuales se han utilizado las mejores técnicas de digitalización, lo que permite un importante acercamiento a estos materiales. 1.3.2 Medios de Consulta Los medios con los cuales se puede consultar el contenido de los códices es principalmente por medio de la publicaciones que hacen las casas editoriales o instituciones de investigación cultural y científica como es el caso de National Geographic, Time Life, o por las instituciones que los custodian utilizando una reproducción fidedigna de las imágenes por medios digitales que utilizan guías en cuanto a los colores y trazos para una mejor reproducción. En el caso de México la revista Arqueología Mexicana cuya editorial es Raíces se ha encargado de publicar en sus ediciones especiales “La Matrícula de Tributos” y el códice “Fejérvary Mayer “que también tiene el título de La Ruta de los Pochtecas.24

23Escalante Gonzalbo Pablo, op.cit. p.29. 24León Portilla Miguel, “El Tonalamtl de los Potchtecas” en Arqueología Mexicana, 2005 No. 18, Bimestral Raíces, México, Mayo 2005, pp. 8-10.

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Otra editorial destacada que ha mantenido la intención de divulgar el tema de los códices ha sido el Fondo de Cultura Económica, todas las obras publicadas han sido revisadas bajo la dirección de connotados expertos en el tema como son: el Dr. Miguel León Portilla, Alfonso Caso, Román Piña Chan, Eduardo Matos Moctezuma, entre otros destacados especialistas, que participan incesantemente en nuevos trabajos de la Historia Antigua de México. En términos generales, la mayoría de consultas de los códices ha sido gracias a las publicaciones con el objetivo de describir y diseminar la información histórica de las culturas mesoamericanas.

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Códice Borgia

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CAPÍTULO 2 UBICACIÓN, CONDICIONES DE CONSERVACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS CÓDICES 2.1 UBICACIÓN DE LOS CÓDICES DE MÉXICO COMO ACERVO PATRIMONIAL Actualmente los libros mesoamericanos o códices que existen, no llegan a ser más de veinte y se localizan dispersos; no obstante se encuentran conservados sobre todo en bibliotecas y museos del Vaticano, Italia, Austria, Alemania, Francia, Inglaterra y en parte mínima México; la mayoría son conocidos por nombres de ciudades europeas y apellidos europeos.25 A continuación se menciona la ubicación física y geográfica de los códices contemplando al grupo prehispánico al que pertenecieron: CÓDICES DEL GRUPO BORGIA O TLAXCALA-PUEBLA

• Códice Borgia.- Este códice es el más representativo y epónimo del grupo.

Perteneció al cardenal Stefano Borgia para después pasar a formar parte del acervo de la Biblioteca Vaticana, de la ciudad del Vaticano.

• Códice Vaticano B o 3.773.- Se encuentra en la Biblioteca Vaticana, de la

ciudad del Vaticano.

• Códice Cospi o Bolonia.- Se encuentra en la Biblioteca del Instituto de Ciencia y Arte de la Universidad de Bolonia, Italia desde el siglo XVIII. Lleva el nombre del marqués Fernando Cospi quién lo donó a dicha biblioteca.

• Códice Fejervary-Mayer.- Se encuentra en la ciudad de Liverpool, Inglaterra

en el museo “Free Public Museum”, catalogado con el número: 12.014.

• Códice Laud.- Este códice fue donado a la Universidad de Oxford Inglaterra, desde el año 1636 y está depositado en la Biblioteca Bodleyana de la misma universidad.26

CÓDICES DEL GRUPO NUTALL O MIXTECOS

• Códice Nutall.- Es el códice epónimo del grupo, portando el nombre de la investigadora Zelia Nutall, se encuentra en el Museo Británico de Londres, Inglaterra.

• Códice Vindobonense o Viena.- Ubicado en Viena, Austria y forma parte de la

Biblioteca Nacional de Viena.

25Ojeda Díaz Ma. de los Angeles, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. p. 54. 26Ibidem, p.13.

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• Códice Colombino.- Su nombre se originó por una dedicación a Cristóbal Colón. Está clasificado con el número 3.530 en la colección de la Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, de México.

• Códice Bodley.- Este códice está clasificado con el número 2.858 en la

Biblioteca Bodleyana de la Universidad de Oxford, Inglaterra.

• Códice Selden I o Rollo Selden.- Conservado en forma de rollo en la Biblioteca Bodleyana de la Universidad de Oxford, Inglaterra.

• Códice Selden II.- Se encuentran en la Biblioteca Bodleyana y fueron donados

por el pionero investigador John Selden.

• Códice Becker I y II .- Se encuentra en el museo de Historia Natural de Viena, Austria; este códice junto con el Colombino integran por su contenido un solo códice bautizado como: Códice Alfonso Caso.27

CÓDICES MAYAS

• Códice Dresde.- Conservado en el museo de Dresde, Alemania.

• Códice Peresiano o París.- Se conserva en la Biblioteca Nacional de París.

• Códice Tro-cortesiano o Madrid.- Se conserva en el Museo de América de Madrid, España.28

CÓDICES MEXICAS

• Códice Borbónico.- Se encuentra en la Biblioteca de la Asamblea Nacional Francesa de París, este códice es una gran representación del arte mexica.

• Matrícula de Tributos.- Se encuentran en la colección de códices de la

Biblioteca Nacional de Antropología de México.

• Tira de la Peregrinación o Códice Boturini.- Se encuentra en la misma colección de códices de la Biblioteca Nacional de Antropología de México.

• Códice Aubin o Tonalámatl de Aubin.- Se encontraba en la ciudad de París

bajo la custodia de la Biblioteca Nacional de París y hace poco tiempo regresó a México conservándose en la Biblioteca Nacional de Antropología de México.

• Códice Badiano.- Se encontraba en la Biblioteca Vaticana. En un viaje a

México, en mayo de 1990, el papa Juan Pablo II lo regresó a la nación mexicana. Hoy se preserva en el Museo Nacional de Antropología.29

27Jansen Maarten, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 14, 45. 28Ibidem, pp. 14-15. 29Betancourt Mohar Luz Matía, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 60-63.

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Desde la llegada de los españoles, se empiezan a dispersar los manuscritos indígenas tradicionales. Los que se salvaron de las destrucciones o saqueos se consideraron como presentes valiosos así como los que fueron regalos se mandaron a Europa para agradar al emperador y a los nobles protectores de los conquistadores. Es así que en la época colonial adquiere un valor lucrativo, ya que se empiezan a ver como objetos de curiosidad. Por el interés económico, son sustraídos de los repositorios regionales y centrales y vendidos como si fueran propiedad privada, por ende, los coleccionistas europeos fomentaron e incrementaron la búsqueda de las “pinturas” y “libros de caracteres” indígenas para comprarlos.30 En esa época desaparece el sentido de la colectividad, para ser sustituido por el provecho individual, puesto que no existía la conciencia de un patrimonio o bien, la idea de nacionalidad. Todavía no se comprendían y se trataban con indiferencia los valores intrínsecos de los códices; es por ello que no se conservaron en el territorio mexicano. Aunado al hecho de que el actual territorio mexicano, era una colonia española y de que a los frailes españoles les interesaba ocultar toda información que tuviera origen indígena o prehispánico. En los siglos XVII y XIX creció la demanda de objetos valiosos y exóticos y tuvo lugar el éxodo de los documentos indígenas desde los pueblos autóctonos y los archivos virreinales hacia países europeos como España, Italia, Austria, Inglaterra, Alemania y Francia. En el siglo XX por la vía de dispersión y venta de bibliotecas y colecciones en el extranjero, los aficionados y coleccionistas de países como los Estados Unidos de Norteamérica pudieron adquirir códices y formar nuevos fondos, que ahora se encuentran en instituciones académicas y oficiales en Chicago, Austin, Nueva York. Así como en colecciones privadas, actualmente en México, los códices se consideran como valiosos objetos del patrimonio nacional y están protegidos por las leyes que rigen al mismo.31 La concepción de los códices no sólo está plasmada y valorada en México si no también en la Historia Universal. Los códices tienen la intención firme y permanente de ofrecer el conocimiento sobre el pasado del México precolombino; y el hecho de que los códices se encuentren en diversos lugares, no hará perder su valor histórico-patrimonial que a lo largo del tiempo ha sido y será un punto de mayor referencia para la compresión y un firme sustento de lo que fue y seguirá siendo el México prehispánico. 30Galarza Joaquín, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. p.12. 31Galarza Joaquín, op cit. p. 12.

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2.2 CONDICIONES DE CONSERVACIÓN Los códices mexicanos, podrían, comenzar su historia de preservación y conservación, poco tiempo después de la Conquista y establecimiento de los españoles, ya que por medio de los frailes como los franciscanos Andrés de Olmos, Toribio de Benavente Motolinia, Benardino de Sahagún y los dominicos Bartolomé de las Casas, Diego Durán, entre otros; marcarían la pauta para entender el pensamiento y las antiguas tradiciones indígenas.32 Aún con este afán, los códices, al pasar por largas travesías y ser poseídos por coleccionistas, investigadores y hasta usurpadores, terminaron en manos de instituciones culturales en su mayoría europeas para ser definitivamente custodiados y preservados en ellas. Es así que las universidades y bibliotecas en este caso y sobre todo en las europeas, se han dado a la tarea de publicar toda una serie de catálogos provistos con información fidedigna y en forma oportuna para la investigación, de este tipo de soporte mesoamericano. Para tener las condiciones de conservación óptimas son plausibles estos sistemas de reproducción, ya que en primera instancia cumplen el objetivo de no dañar más el soporte original, considerando que los códices en su mayoría tienen más de cuatro o cinco siglos de existencia y su contenido puede aún más deteriorarse por los trazos o colores plasmados en el papel. Aunado a esto, el tener toda una serie de fuentes bibliográficas ha permitido considerablemente el cuidado de los códices y a la vez un acercamiento en la investigación de las culturas por parte de los interesados en este tema. Otra medida u opción ha sido el contar con los medios de preservación idóneos; como es en el caso de contar con una estabilización que permita una limpieza superficial, una confección y colocación de guarda o el empleo de cajas y además de un tratamiento que a través de un análisis, busque el deterioro del soporte y sus causas, teniendo así una posible restauración. Así mismo los códices se encuentran en áreas de almacenamiento con condiciones de temperatura y humedad constantes y adecuadas para la estancia del hombre y del soporte mismo. 2.3 ELEMENTOS REPRESENTATIVOS DE LOS CÓDICES PREHISPÁNICOS Es importante desglosar los elementos representativos que están plasmados en los códices, y en los que se apoyaron los pintores o tlacuilos para asentar y transmitir sus ideas, donde utilizaron técnicas para interpretar el tiempo y medidas a través de signos, así como también el representar imágenes y sonidos con dibujos, siendo estos los símbolos más comunes encontrados en los códices. 32Escalante Gonzalbo Pablo, Los Códices. México, CONACULTA, 1997. p. 27.

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Chalchiutlicue, la diosa del agua viva, Códice Borbónico

2.3.1 LA ESCRITURA CALENDÁRICA El registro del tiempo en las culturas prehispánicas era primordial para el desarrollo de sus actividades religiosas, económicas, sociales y en general de la vida prehispánica. Los códices eran un importante apoyo para los sacerdotes, magos, sociedad y la nobleza, pues en ellos plasmaban los registros de tiempo, lo que les servía para indicar a la población los mejores momentos para la agricultura, la guerra, el comercio o incluso sus actividades cotidianas.

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En la concepción nahua existen esencialmente dos calendarios que permitían el control del tiempo: El primero, que es el llamado xiupohualli o xuhuitl que significa “cuenta de los años o año solar” este estaba dividido en 18 meses que tenían 20 días, que haciendo la multiplicación resulta: 20 x 18 = 360 días, de los cuales se agregarían un período extra de 5 días llamados nemontemi que eran considerados como días tristes o de desgracias. Cada mes tendría su valor propio para cada celebración de un dios determinado con sus distintos y peculiares ritos que duraban los 20 días del mes.33 El segundo calendario es el tonalpohualli que significa “cuenta de los destinos” entre los nahuas, dije para los zapotecas y tzolkin entre los mayas. Este calendario tenía 260 días, tenía esta cantidad ya que esta dividido por 20 semanas de 13 días, este calendario representa un valor sui géneris puesto que simboliza un calendario augurial, astrológico y astronómico que empleaban los sacerdotes para vislumbrar un futuro viable o promisorio o bien, un futuro aciago.34 Este calendario por lo mismo poseía veinte glifos característicos que se combinarían con los 13 numerales que son los siguientes: Cipactli-lagarto, Ehécatl-viento, Calli-casa, Cuetzpallin-lagartija, Cóatl-serpiente, Mázatl-venado, Tochtli-conejo, Atl-agua, Itzcuintli-perro, Ozomatli-mono, Malinalli-hierba, Ácatl-caña, Océlot-tigre, Cuautli-águila, Cozcacuahtli-zopilote, Ollin-movimiento, Técpatl-pedernal, Quiáhuitl-lluvia, Xóchitl-flor.35 Cabe destacar que 4 de los 20 signos ya mencionados se usaban para representar los años del ciclo básico de 52 años llamado, xuihmopilli que significa “atadura de años” que permitía una renovación de los años; estos eran: Acatl-caña, Técpatl-pedernal, Calli-casa y Tochtli-conejo. Es decir, que el conjunto de los 13 numerales o días por estos 4 signos, da el resultado de 52 años (13 x 4 = 52) es así que cada 52 años volvían a empezar lo 2 calendarios tanto el Xiuhpohualli (año solar) como el Tonalpohualli (cuenta de los destinos o días).

33León Portilla Miguel, “El Tonalamtl de los Potchtecas” en Arqueología Mexicana, 2005 No. 18, Bimestral Raíces, México, Mayo 2005, p. 11. 34León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. pp. 76-77. 35Ibidem, p. 65-67.

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Calendario Tonalpohualli, Cuenta de los Destinos

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Los 20 signos de los días de los Aztecas

Los 20 signos de los días de los Mayas

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2.3.2 LA REPRESENTACIÓN DE NÚMEROS La numeración que aplicaban los antiguos mexicanos, está representada primordialmente por glifos ideográficos; ya que éstos marcan símbolos abstractos y concretos de cantidad. Como lo menciona el doctor G. Morley “los signos o caracteres no contienen un cuadro o dibujo de la idea, sino un símbolo de la misma, los caracteres que se emplean en este sistema numérico de escritura han perdido generalmente toda semejanza con las imágenes que representan y apenas son algo más que símbolos convencionales”.36 El doctor Morley dentro de la escritura numérica maya menciona dos clasificaciones de glifos numéricos. “Los antiguos mayas hacían uso de dos sistemas para escribir sus números. El primero que consistía en los numerales de barras y puntos que pueden compararse con nuestros números romanos. El punto tiene un valor numérico de 1 y la barra un valor numérico de 5, combinados estos dos símbolos se escribían los números del 1 al 19. Para escribir los números superiores al primer orden de unidades, es decir, los números mayores de 19, los antiguos mayas se servían de su sistema de numeración de posiciones, los valores de estas aumentan de 20 en 20 de abajo hacia arriba, con la única excepción de la tercera posición; que únicamente para computar el tiempo es sólo 18 en lugar de 20 como la segunda”.37 La civilización azteca, el estudio de los números en los códices representa una idea precisa con lo cual su base para contar sería el 20 como lo menciona el doctor León Portilla: “Al que designaban en náhuatl cempoalli que significa una cuenta, tratándose pues de un sistema vigesimal, resultan de fundamental importancia los siguientes números del 1 al 19, el 20 y las varias veintenas; el 400, que es producto de 20 x 20; y el 8000, que viene a ser producto de 20 x 20 x 20”.38 Para señalar esta base vigesimal se tendrían que aplicar signos específicos como es el caso de la numeración náhuatl: “Su sistema numérico era vigesimal. Los aztecas contaban por veintenas como nosotros contamos por decenas...los aztecas usaban una pantli que significa bandera para indicar 20, repitiéndola para representar cantidades hasta 400 que era llegar al infinito; en tanto que un signo representado por un abeto que significaba “numeroso como el cabello” expresaba 400 (20 x 20); la siguiente unidad 8000 (20 x 20 x 20) se indicaba por un xiquipilli que significa costal, en razón del contenido casi incontable de granos de cacao que pueden caber en un saco.”39 Así mismo de este sistema numérico cabe mencionar que para abreviar o bien para demostrar fracciones de las cantidades se sombreaban los glifos para designar, una cuarta parte, la mitad o tres cuartas partes. Así por ejemplo, la bandera que equivale a una veintena si estaba sombreada u oscura a la mitad refería la mitad de la cantidad o en el caso de la bolsa o costal, que equivalía a 8000 para representar 2000, 4000, 6000 se sombreaba únicamente un cuarto, un medio o tres cuartas partes.

36G. Morley Sylvanus, La civilización maya. México, FCE, 1961. pp. 290-291. 37Ibidem, pp. 309-311. 38León Portilla Miguel, Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares. México, FCE, 1961. p. 54. 39Vaillant George, La civilización azteca. México, FCE, 1960. pp. 193-194.

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Para cerrar este apartado, vale la pena citar al importante investigador Manuel Orozco y Berra con respecto al sistema numérico: “Indudablemente menos perfectos que las cifras arábigas, no ceden su lugar distinguido ante otros caracteres de los pueblos antiguos. Su combinación, para nosotros, resulta más clara y científica que la de los números romanos”.40

Numeración Maya: a = cero; b = uno; c = dos; d = cuatro; f = cinco; g = seis; h = siete; i = ocho; j = nueve; k = diez; l = once; m = doce; n = trece; o = catorce; p = quince; q = dieciséis; r = diecisiete; s = dieciocho; t = diecinueve.

40León Portilla Miguel, op. cit. p. 55.

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Sistema numeral de los Aztecas

Sistema numeral de los Mayas

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2.3.3 LA REPRESENTACIÓN PICTOGRÁFICA E IDEOGRÁFICA La clase pictográfica e ideográfica, van de la mano ya que las dos están sustentadas y plasmadas por objetos que a su vez sugerían otros objetos y por las imágenes que son las más generalizadas y las más formales, dentro de los códices. Tal como lo dice el doctor Morley: “La escritura pictórica o representativa, en la cual se necesita trazar un dibujo de la idea que se trata de expresar. Por ejemplo una cacería de venado se representa pintando un ciervo y un hombre que le arroja una lanza. En este sistema no entra para nada la imaginación y el dibujo dice cuanto hay que decir. Es lo que se ha llamado escritura pictográfica”41 La conjunción de estos dos sistemas, ya sea pictografías e ideogramas es una forma de escritura expresiva e informativa, puesto que cada glifo, su posición, tamaño, color, son elementos básicos para la lectura e información específica. Por ejemplo, los glifos que producían los pintores (tlacuilos), los realizaban con una agilidad y pericia estos eran las canchas del juego de pelota (tlactli), de las casas (calli), los montes (tepetl), la silla real en la que estaban sentados los señores reales (icpalli) una piedra (tetl), entre otros; con ello facilitaban y apoyaban a la identificación de lo mensajes en los códices. En el caso de los ideogramas se daban combinaciones con objetos para reproducir la información que se quería asentar en aspectos religiosos, sociales, cronológicos; por ejemplo: “Los nahuas poseían ideogramas para representar conceptos metafísicos, tales como el dios (téotl) simbolizado por el sol, el movimiento (ollín), la vida (yoliliztli), etc. Tenían así mismo símbolos para indicar la noche, el día, el cielo, la estrella que era representada por un ojo; una fila de huellas, de pies significa un camino. También los colores tenían un significado simbólico, el negro era la noche y la muerte, y algunos de los dioses, representados en los códices como Tezcatlipoca (espejo humeante) o Mictlantecutli (señor de los muertos), así como los sacerdotes estaban pintados de negro. El blanco se relacionaba con el concepto de crepúsculo o tiempo remoto, el rojo era sangre y fuego, el color de Tonatiuh dios del Sol. El rojo y el negro simbolizaban la escritura y el saber, el azul metal, agua, lluvia y el rumbo del sur”.42 En la mayoría de estos símbolos, su mayor vínculo es el hecho de una representación de rituales cosmogónicos, calendáricos o de adivinación que se encargaría sobre todo de ser difundida por los tlamatinime (sabios). Así mismo dentro de la pictografía mesoamericana, el investigador Luis Reyes García menciona los siguientes aspectos básicos:

41G. Morley Sylvanus, op. cit. p. 290. 42Sten María, op. cit. pp. 21-22.

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“Los tlacuilos (pintores-escribanos) desglosaban o integraban glifos de acuerdo a sus propios conceptos gráficos es por ello la diversidad interpretativa en cuanto a trazos y colorido en las imágenes. En las imágenes de dioses, aparecen conjuntos de glifos combinados que no solo sirven para identificar a una o más entidades divinas; los atributos o emblemas representan palabras clave que se utilizaban o daban pie para la elaboración de un texto que recitaban los tonalpouhque (especialistas) de acuerdo con su tradición. La representación de conceptos o palabras clave, tiene la enorme ventaja de no depender de la comprensión de una determinada lengua y ello responde a una de las características típicas de los señoríos mesoamericanos que fueron multiétnicos y multilíngües”.43

La muerte es representada por un bulto mortuorio, Códice Nuttal 43Reyes García Luis, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002, p. 33.

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Xochiquetzal, la diosa de la belleza y amor, Códice Borgia

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2.3.4 LA REPRESENTACIÓN FONÉTICA Los glifos fonéticos se empleaban generalmente para precisar lugares y nombres de personas así que por medio de dibujos que estaban representados por objetos que tenían nombre servían para representar sonidos. Estos glifos no representan ninguna idea o imagen. “La escritura fonética, en que los caracteres empleados han perdido toda relación de semejanza o asociación mental con los objetos que representan y únicamente denotan sonidos. Los signos usados en este sistema ya no representan imágenes, ni siquiera ideas; son enteramente ajenos a cualquier intento de representación real; representan sonidos y cuando se les usa en combinación entre sí denotan solamente combinaciones de sonidos. Puede dividirse, además, la escritura fonética, en escritura silábica y en escritura alfabética. En la primera, los caracteres representan sílabas, o sean sonidos compuestos, más bien que sonidos simples mientras que en la segunda los caracteres, o letras, representan cada uno un sonido simple”.44 Así mismo, el doctor León Portilla menciona algunos principios generales sobre este modo de escritura: “Los nahuas desarrollaron un sistema de glifos para representar fonéticamente numerosas sílabas y algunas letras (la a, e y o). Esos glifos fonéticos, silábicos y alfabéticos, se derivaban como sucedió en la escritura fonética de otras culturas, de la representación estilizada de diversos objetos, cuyo nombre comenzaba por el sonido que se pretendía simbolizar. La escritura fonética náhuatl llegó a poseer plenamente caracterizados con unos cuantos rasgos: a) glifos silábicos en general; b) glifos monosilábicos que representaban prefijos o sufijos, te- (referencia a alguien o a algunos), -tlan (locativo), -pan (encima de...); c) glifos que representaban letras, concretamente, la a como resultado de la estilización del glifo pictográfico de a-tl (agua); la e del glifo de e-tl (frijol) y la o del de o-tli (camino)”.45 Considerando todas las formas de escritura junto con sus glifos pictográficos, ideográficos y numéricos, dejarían asentado para la memoria todos sus acontecimientos de la vida mesoamericana. Los códices y los valores que contienen a través de sus elementos representativos o glifos, tuvieron una función social de gran preponderancia en cuanto a su temática principal.

44G. Morley Sylvanus, op. cit. p. 291. 45León Portilla Miguel, op. cit. pp. 60-61.

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Prueba de ello era el apego a su calendario religioso o tonalpohualli el cual señalaba las fiestas de sus dioses acompañados de los ritos que encubrían a estos; así mismo servía de vaticinio para determinar el futuro de un recién nacido, señalar las fechas propicias de las ceremonias religiosas y el emprender actividades cotidianas tan importantes como la agricultura y el comercio favorablemente. Estos libros sagrados contribuían a tener un cálculo exacto y colectivo a través de sus registros de numeración, lo que permitía determinar la propiedad colectiva y el aprovechamiento familiar, agrícola como también el usufructo comercial. Es por ello, que asentando sus trazos y glifos se convierten hoy en día en fuentes históricas primordiales, estableciendo así la visión indígena unificando la belleza y sutileza artística con la ciencia y técnica que nos hace saber, apreciar y reconocer nuestras más intrínsecas y tradicionales raíces.

La palabra es representada por una voluta que sale de la boca

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La representación fonética

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CAPÍTULO 3 DESCRIPCIÓN DE TIPOS DE CÓDICES En este capítulo se presenta una tipología de códices prehispánicos clasificados en cuatro grupos, los cuales han sido estudiados por célebres investigadores, quiénes describen sus características y contenido. En el primer grupo se ubican los códices del grupo Borgia, que muestran los rituales y misticismo religioso del mundo prehispánico; el segundo grupo se refiere a los códices del grupo Mixteco o Nutall que narran la información histórica donde se hace mención de las genealogías y acontecimientos sociales más relevantes con el fin de plasmar su legado y destacando nacimientos, guerras, matrimonios y conquistas; por mencionar algunos aspectos de la cultura mixteca. En el tercer grupo se ubican los códices mayas, que describen la visión que tenían en torno a sus deidades y que hacen mención del uso de la astronomía, rituales y sistema calendárico, para que con esto pudieran obtener augurios y profecías benignas o malignas. Finalmente, en el último grupo se hace mención, del grupo de códices nahuas o mexicas que describen su origen, la vida económica, política; acompañados de su concepción religiosa en la cual se hace mención de sus rituales y el uso del calendario para los presagios. 3.1 CÓDICES DEL GRUPO BORGIA Los códices como testimonios de la vida mesoamericana tienen en cada una de sus imágenes una refinación y expresividad de índole sagrada ritual y religiosa, como es el caso de los denominados códices del grupo Borgia: Códice Borgia, Códice Vaticano B, Códice Cospi o Bolonia, Códice Fejérvary- Mayer y Códice Laud. La conjunción y denominación de este grupo de códices se debe al eminente investigador Eduard Seler quien fué el que estableció la clasificación de este grupo y el primero en aportar los primeros estudios de estos códices. Eduard Seler nació en 1849 en Prusia, desarrollándose al principio en el estudio de la Lingüística comparativa, tuvo la inquietud por el estudio de la Arqueología, Etnografía y Lingüística de América.46 Su vida prolífica comienza en el estudio de las culturas prehispánicas en 1887; dejando un legado notable de artículos y libros del México prehispánico como son: los comentarios al códice de Aubin o Tonalámatl de Aubin, el códice Fejérvary Mayer, el códice Vaticano B y el Códice Borgia.47

46Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 25-26. 47Ibidem, p. 27.

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Su trabajo es considerado meticuloso y siendo él un experto en lingüística y Arqueología, comenzó adquiriendo la información de las fuentes primordiales, en este caso de los conquistadores españoles y los trabajos documentales realizados después de la Conquista. Seler menciona: “Son libros de vaticinio, libros de suerte y ventura que tratan de los diferentes periodos del tiempo y sus divisiones sobre todo del Tonalpohualli y sus secciones, según su significación mitológica o religiosa, y según las deidades que los regían. Eran instrumentos del adivino que le permitían conocer la influencia de determinado día o de otro espacio de tiempo con respecto a determinada acción proyectada”.48 Otro investigador que contribuyó a los estudios sobre el grupo Borgia, fue el alemán Kart Antón Nowotny; este realizó una obra bajo el título: “Pintura, manuscritos mexicanos con imágenes, estilo y contenido” (1961), lo más relevante de este trabajo es el haber tenido como fuente documental a Fray Juan de Córdova quién había publicado: “El arte del idioma zapoteco” en 1578, por ende, Nowotny retoma dicha obra y deja ver los elementos calendáricos que son: Dioses, seres humanos, animales y plantas; del Tonalpohualli que son los que transmiten y se conjugan entre sí para expresar las concordancias de los rituales, ciclos astronómicos y pronósticos de acontecimientos divinos y/o humanos de las culturas prehispánicas.49 Las características que permiten una homogeneidad del grupo, es que son de origen prehispánico, presentan formato de biombo y fueron elaborados en piel curtida de animal, seguramente de venado, con una fina capa de estuco alisado y pulido a manera de revestimiento con el fin de corregir las irregularidades del material. Sobre esa capa se aplicaron con finos pinceles, las imágenes fueron iluminadas con colores de origen vegetal, mineral y animal disueltos en agua. Códice Borgia Este códice o libro de los vaticionios, es el más representativo de su grupo por su contenido calendárico-religioso, así como también por la expresividad de las imágenes llenas de estética y colorido. Recibe este nombre por el cardenal Stefano Borgia quien fué el poseedor de dicho códice y quien, afecto al arte antiguo y coleccionista de antigüedades lo custodió; cuenta la anécdota, que un día el cardenal Stefano, salvó el códice del atentado que los niños de una familia aristocrática estaban a punto de concluir; se desconoce la razón de que dicha familia tuviese en posesión del códice. Así, el cardenal Borgia lo custodió hasta su muerte en 1804 en Lyon, quién legó su colección de documentos entre ellos el códice; a la Santa Congregazione di Propaganda Fide desde 1883 lo poseía el palacio de la congregación para ser después trasladado a la Bilioteca Vaticana.50

48Gutiérrez Solana Nelly op. cit. p. 27. 49León Portilla Miguel, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 20-21. 50Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 81-82.

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Este códice cuenta con 39 hojas, de las cuales 38 están pintadas en ambos lados, y sus medida son de: 27 x 26.5cm y de largo total mide 1.027 a 1.034 cm. aproximadamente; se encuentra plegado a manera de biombo. El contenido de este códice está abocado al calendario adivinatorio de los 260 días, es decir el Tonalpohualli y su referencia al nacimiento de los dioses, en especial a los dioses Quetzalcóatl, el dios bueno y su hermano Xólotl el dios malo, dejando de manifiesto la dualidad entre el bien y el mal y al dios Tezcatlipoca que está representado en la totalidad del códice.51 La mayoría de las secciones se refiere a las diversas ceremonias y rituales efectuados en los templos y ciudades sagradas como la representación y estructura del cosmos y de las actividades de los dioses en las horas diurnas y nocturnas que intervenían en el calendario como parte de los augurios que se podían dar en los ciclos temporales.52 El códice Borgia es un códice totalmente dedicado a describir la visión de los antiguos mexicanos en torno a su religión y los rituales que realizaban con el fin de tener un contacto constante con sus dioses y que estos a su vez les retribuían para sus actividades fundamentales, como lo era la agricultura ya que con esto pensaban que se podrían tener cosechas formidables para alimentar a la población, y para el comercio; la astronomía les indicaba a los pochtecas, cuando era pertinente partir en sus caravanas comerciales, los pochtecas los consultaban de una manera segura y creían que así garantizaban las ventas e intercambios de sus productos. Códice Vaticano B o 3.773 Este códice es de dimensiones pequeñas, cuenta con 49 hojas y 48 están pintadas en ambos lados, en la primera y en la última de las páginas tiene cubiertas de madera y sus medidas son: 13 x 15 cm. teniendo un largo total de 735 cm. aproximadamente; también se encuentra en formato biombo y aún siendo pequeño el pintor escribano o tlacuilo no escatimó en mostrar su destreza o virtud artística para detallar las imágenes y escenas de los dioses con sus atavíos e instrumentos.53 Desde el año 1596 este códice está custodiado en la Biblioteca Vaticana de Roma desconociendo la historia de cómo llegó a Europa. El estudio de este códice ha pasado por tres notables investigadores, el primero de ellos fue el Barón Alexander von Humboldt quién dio una difusión de este códice en el año de 1810. Por otra parte otros dos estudios se deben a los ya citados Eduard Seler, quién dio un estudio de este códice en 1902 y Nowotny en 1961, da una interpretación del códice Vaticano B.54 Son 28 las secciones que conforman el contenido de este códice, todas ellas relacionadas al calendario de los augurios o destinos Tonalpohualli. Aborda las 20 trecenas como parte del calendario, así como las deidades asociadas a ellas; también aparecen varias series de dioses en su participación a las direcciones del mundo, o bien a los cuatro puntos cardinales.

51Ojeda Díaz Ma. de los Angeles, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 52-53. 52Escalante Gonzalbo Pablo, Los Códices. México, CONACULTA, 1997. pp. 46-47. 53Galarza Joaquín, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 14-15. 54Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 45-47.

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Códice Cospi o Bolonia El códice Cospi contiene 38 páginas en forma de cuadrado, se encuentra en formato biombo con una longitud de 364 cm. y medidas de 18 x 18 cm. Varias páginas se encuentran en blanco, en el lado anverso de este códice; va de la página 1 a la 13, y el reverso de la 21 a la 31. Las 12 subsecuentes no tienen imágenes, y en dos fueron adheridas las cubiertas que datan del siglo XVII y que sustituyeron a las originales. En estas cubiertas hay una inscripción que deja de manifiesto que fue un obsequio al marqués Fernando Cospi, en 1665, quién sería su poseedor; antes de este dato no se tiene alguna referencia de cómo llegó a Europa el códice.55 El códice Cospi, como en los demás códices del grupo Borgia, su contenido versa sobre el tema calendárico-ritual, ya que contiene el Tonalpohualli que permite los presagios de los días; las imágenes plasmadas en el códice tienen una precisión en los trazos y los colores. En este manuscrito los dioses tienen un papel preponderante, ya que los dioses son los reguladores del origen del cosmos y de los días buenos y malos; así se pueden observar al dios Tlahuizcalpantecuhtli, que es la diosa Venus o bien, una de las advocaciones de Quetzalcóatl, que es la regidora de los ciclos augurales, y ligada a los ritos que hacían los antiguos mexicanos para su retribución por los favores que recibían estos. Otros dioses que son reconocibles en este manuscrito y que tienen una mayor trascendencia, son: Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, Centeotl, la diosa del maíz, Tonatiuh, el dios solar, Tezcatlipoca, el dios humeante que se distingue por tener una perforación en una de sus orejas portando un hueso, Mictlantecuhtli, el dios de la muerte que siempre aparece en forma calavérica, Tláloc, el dios de las aguas y de las lluvias y Tlazoltéotl, diosa del amor. Todos estos dioses tienen una interacción para la creación del cosmos y los pilares para el mantenimiento de los ciclos temporales y los movimientos de los astros, así como también de la creación de los cuatro puntos cardinales; una de sus principales connotaciones era el de distinguir y saber los caminos que ofrecían los dioses a la sociedad mesoamericana. Códice Fejérvary- Mayer El códice Fejérvary Máyer, está plegado en forma de biombo conteniendo 23 hojas de las cuales 22 fueron pintadas por ambos lados. La hoja inicial y final se encuentran en blanco y forman las cubiertas, sus dimensiones son de 16.2 x 17.2 cm. y al desdoblarse mide 400 cm. Recibe este nombre por quiénes fueron sus primeros poseedores, en primera instancia fue: Gabriel Fejérvary quién era un coleccionista húngaro, y al morir dejó sus bienes a su sobrino Franz Pulszky, este se llevó la colección a Inglaterra y por falta de dinero fue vendiendo la colección, hasta que el inglés Joseph Mayer compró el manuscrito que después lo donaría al museo de Liverpool (Inglaterra) en 1867.56 55Gutiérrez Solana Nelly op. cit. pp. 73-76. 56León Portilla Miguel, “El Tonalamtl de los Potchtecas” en Arqueología Mexicana, 2005 No. 18, Bimestral, Raíces, México, Mayo 2005, pp. 8-9.

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El códice muestra una gran sutileza por los trazos y armonía en los colores, por lo cual las imágenes son de gran apreciación estética, este manuscrito constituye un manual en que se registran diversas formas de cómputos asociados al calendario sagrado astrológico de 260 días, es decir el Tonalpohualli y sus interrelaciones con el universo de los dioses y los rumbos del mundo con sus señalaciones de rituales y ofrendas que debían llevarse a cabo.57 El códice Máyer, era consultado en aquellos tiempos por los pochtecas o mercaderes, este les servía para sus rituales y para a su vez escoger los días que eran propicios para sus viajes, aperturas de mercados, retornos y banquetes. Las deidades que aparecen y ocupan un lugar especial, son: Tezcatlipoca, el dios humeante, Mictlantecuhtli, el dios de la muerte, Xuihtecuhtli, señor del año o señor precioso, Ehécatl-Quetzalcóatl, dios del viento, Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, Xochipilli, dios de las flores, Xochiquétzal, diosa de la belleza y del amor, Cinteotl, el dios del maíz, Tlazoltéotl, diosa del amor, Mayáhuel, diosa del maguey y Cihuacóat, diosa madre mexica.58 Códice Laud El códice Laud tiene notable similitud con los códices Borgia y Fejérvari Máyer por el contenido religioso y ritual, contiene 24 páginas pintadas por los 2 costados de las cuales 2 páginas están adheridas a las cubiertas que son de piel; el tamaño de sus hojas son pequeñas pues miden 15.7 x 16.5 cm. teniendo una extensión de 398.4 cm. y se encuentra a manera de biombo. La historia de este códice refiere que probablemente fue llevado a Inglaterra por el príncipe de Gales, cuando se trasladó a España en 1623 para conocer a la que iba a ser su prometida, y el códice que fue un obsequio real al príncipe, quien a su vez, lo obsequió al arzobispo de Canterbury, William Laud (1573-1645) y en aquella época se pensó que el manuscrito era de la cultura egipcia y se le imprimió la nota sobre el códice: Liber Hieroglyphicorum Egiptiorum.59 El manejo de este manuscrito, debió ser utilizado exclusivamente por los sacerdotes conocedores de la antigua religión, que reconocían y manejaban las imágenes plasmadas en el manuscrito; el códice alude a la fortuna de los signos del Tonalpohualli y sus combinaciones como parte de los presagios que tendrían una acción relevante para el desarrollo de las actividades, religiosas y de los rituales que con ellos cumplían las culturas mesoamericanas. La participación de los dioses es significativa y se pueden percibir a: Mictlantecuhtli, el dios de la muerte, puesto que a lo largo de las láminas hay numerosas representaciones de ofrendas y auto-sacrificios que evocan al señor de la región de los muertos, Tláloc, el dios de las aguas y de las lluvias, en el se disponen los 20 signos de los días que forman parte del Tonalpohualli, Ehécatl-Quetzalcóatl, dios del viento, que representa la

57León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. pp. 135- 136. 58Ibidem, p. 70. 59Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 89-90.

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contraparte del señor de los muertos y quién será el portador de la esperanza y la abundancia, Tlazoltéotl, diosa del amor, y que aquí tiene una participación en torno a la fecundidad de la tierra y a la vez tiene elementos simbólicos referentes al sacrificio y a la guerra en unión con Mictlantecuhtli, señor de los muertos. Las interpretaciones de estas imágenes permitían acordar sobre la fortuna de los matrimonios según los signos calendáricos de los contrayentes.60 3.2 CÓDICES MIXTECOS El grupo de códices denominados Nutall o mixtecos, fueron elaborados antes y después de la llegada de los españoles, en ellos se nota su esplendorosa factura y belleza están llenos de una iconografía portadora de información histórica, en la cual se narra fundamentalmente la genealogía de las dinastías reinantes en la mixteca, situada al oeste de Oaxaca. Los códices mixtecos describen la historia de los señoríos mixtecos, y en estos se puede percibir los nacimientos, casamientos, muertes, guerras y conquistas. El eminente arqueólogo Alfonso Caso menciona al respecto: “Los indígenas de México y de toda Mesoamérica, poseían una verdadera vocación histórica y relataban y escribían historia. Llamaban los mixtecos Naandeye a sus códices, que escribían para memoria de lo pasado; deseaban, como nosotros, saber los antecedentes de lo que sucedía entonces; se interesaban por conservar por escrito sus peregrinaciones, sus conquistas, los nombres y hazañas de sus caudillos y las genealogías de sus reyes, en suma escribían historia”.61 El describir la genealogía de un lugar era primordial para la comunidad mixteca, como es el caso del códice Selden que menciona únicamente la zona que por los glifos sabemos que denominaban como montaña que escupe; dentro de este grupo se narran los acontecimientos de determinados señoríos como lo señalan los códices: Vindobonense y Bodley, que se refieren principalmente a los reyes de Tilantongo; mientras que el códice Nutall y Colombino tratan de la história genealógica de los reyes de Teozacoalco y Tututepec. A su vez, el códice Selden describe la genealogía de los príncipes de un importante pueblo cercano a los anteriores y que no se ha podido identificar. Dentro de los señoríos mixtecos, se pensaba que descendían de los dioses, es por ello, que en los códices mixtecos hacen referencia al origen de los primeros gobernantes de las dinastías reinantes de la mixteca. Es así, que en las imágenes de estos códices se perciben la descendencia del cielo, de los árboles, y otros que emergen de la tierra; esto lo corroboran los escritos de frailes españoles como: Gregorio García, Francisco de Burgoa y Antonio de los Reyes, que mencionan los mitos que corresponden a lo plasmado en los códices.62 Cabe señalar, que la información histórica que resguardan estos manuscritos se deben a la meticulosa investigación e interpretación que han manifestado los estudiosos del tema; para ello mencionaré a dos destacados investigadores; uno es Zelia Nutall como

60Escalante Gonzalbo Pablo, Los Códices. México, CONACULTA, 1997. pp. 48-49 61Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 81-82. 62Ibidem, pp. 83-84.

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precursora del estudio de este grupo y Alfonso Caso como prolífico estudioso de los códices prehispánicos. Para la estudiosa norteamericana Zelia Nutall, cuyo apellido es el epónimo de este grupo de códices, su contribución comenzó de una manera anecdótica: tomando un café en Florencia, en el año 1900 con el senador y ex-ministro de enseñanza Pasquale Villari, quien le platicó de un raro manuscrito que un fraile había encontrado en una biblioteca, el señor Villari le pidió al fraile que lo guardara celosamente; se trataba ni más ni menos del manuscrito que ahora es conocido como el códice Nutall, el mismo, pasó por ciertas vicisitudes, terminando en manos de un rico inglés que vivía en Florencia y que a su vez lo había obsequiado a un amigo de Inglaterra.63 A partir de ese momento, la investigadora empezaría su afanoso estudio de los códices prehispánicos, lo que le llevaría a encontrar las claves para descifrar los manuscritos prehispánicos. En el caso de Alfonso Caso, sus investigaciones sobre los códices mixtecos datan de los años cuarenta y continuarían hasta poco antes de su muerte en 1970, apoyándose de la relación de Teozacualco, documento que se hizo a petición de Felipe II en el año de 1579, para conocer sus territorios. Así, en esta relación geográfica y sobre todo en el mapa que la acompañaba, Alfonso Caso empezaría el desciframiento de los códices mixtecos, ya que en este mapa hay imágenes con glifos y explicaciones escritas en castellano que favorecieron para ubicar en tiempo y espacio los sucesos que registran los códices mixtecos. Con este apoyo estudió los códices Vindobonense en 1951, Bodley en 1960, el Selden en 1965 y el Colombino en 1965.64 Los comentarios de Caso abordan el universo de los mixtecos, a través del extenso colorido de sus pinturas y glifos; la historia de la nación mixteca registrada con fechas precisas, que están identificadas con glifos calendáricos, así como los nacimientos y muertes, matrimonios, fiestas y guerras. Su obra póstuma: Reyes y reinos de la mixteca escrita en 1979, ofrece la visión en conjunto de la historia mixteca desde el siglo VIII d.C. hasta los años después de la Conquista.65 La obra de Alfonso Caso ha sido y será uno de los valuartes históricos, que contienen aportaciones científicas y humanas del México prehispánico, que estaban ocultas y gracia a el se ofrece la visión del mundo antiguo. Códice Nutall El códice Nutall tiene un contenido histórico que consta de 47 hojas pintadas en ambos lados con una gruesa capa de impresión blanca pintada por ambas caras y doblada en forma de biombo cuyas dimensiones son de 19 x 25.5 cm. y extendido mide 1122 cm. La historia de este códice se remonta a su poseedor Sir Robert Curzon, catorceavo barón de Zouche, poseía en su biblioteca dicho manuscrito, y que había sido guardado en uno de los estantes de esta colección, cuando finalmente en 1898, Zelia Nutall lo tuvo en sus 63Sten María, op. cit., pp.83-84. 64León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. pp. 147- 148. 65Ibidem, p.149.

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manos y se dedicó a estudiarlo con detenimiento para finalmente publicarlo en año de 1901 y en 1917 fue comprado por el museo británico.66 La investigación de Alfonso Caso demostró que el códice Nutall se refiere a los sucesos históricos que involucraban a las dinastías de la mixteca alta. Este códice, en cuanto a su composición está dividido por líneas verticales rojas, en tres o cuatro secciones rectangulares, lo que facilita la lectura del mismo, y como es común en los códices prehispánicos se lee de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba o viceversa. Las imágenes son claras y se evita que la imagen se sobreponga a la otra; es así que las figuras humanas casi siempre aparecen de perfil y se distribuyen uniformemente, y los glifos de los templos, las canchas de los juegos de pelota, las montañas, los toponímicos que son los glifos que indican los diversos lugares están bien establecidos de tal manera que se evitan los huecos con espacio blanco, además de contener una línea negra trazada con tal destreza, que limita las formas representadas mostrando también colores aplicados con toda precisión y colorido, lo que hace pensar en la pericia que tenía el tlacuilo para representar una composición bien equilibrada.67 En el lado anverso, que va de la lámina 1 a la 41comprenden las vidas de los señores 8 viento, 3 pedernal y 12 viento; así mismo menciona las crónicas de las dinastías de Tilantongo, Teozacoalco-Zaachila, Cuilapan que se comprenden en un periodo del siglo IX, hasta la mitad del siglo XIV. En el reverso del manuscrito, se hace por completo la mención de la historia del gobernante más célebre de las montañas mixtecas, que era el emperador o el rey 8 venado con el nombre garra de jaguar, este personaje está refinado con matices legendarios por las proezas que hizo en la sierra mixteca; y a lo largo de las 47 láminas se describe su infancia empezando con el matrimonio de sus padres: su padre 5 lagarto y su madre 11 agua, en 1009 y su nacimiento en 1011 hasta el año 1050 así como su iniciación como sacerdote, su casamiento en 1051 con su esposa 13 serpiente, su reinado en Tututepec y la alianza que hizo con Tula; el ascenso al trono en Tilantongo, para lo cual se rinden ceremonias religiosas, la formación y desarrollo de las guerras y sus relaciones con amigos y aliados, entre estos últimos destacan el señor 4 jaguar, compañero desde su juventud de 8 venado y el señor 12 movimiento, medio hermano de 8 venado. La historia de 8 venado también se hace mención en los códices Bodley Becker I y Colombino.68 Códice Vindobonense o Viena Dentro del códice Viena, hay láminas que resultan de gran interés y están enfocadas a tres plantas que tenían relevancia en la cultura indígena: el maíz, el maguey y los hongos; ya que en el caso del maíz, se observan sus diferentes etapas de crecimiento, en el caso del pulque se observa un ritual que puede representar el establecimiento divino en tiempos primordiales, que junto con los hongos se consideraban sagrados además de tornarse en deidades femeninas como sucede con la dios del maguey, Mayahuel. Estos rituales se realizaban al Apoala.

66Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. p. 85. 67Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 87-89. 68Escalante Gonzalbo Pablo, Los Códices. México, CONACULTA, 1997. pp. 42-43.

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Las memorias de este códice, empiezan cuando el códice Vindobonense y Nutall fueron probablemente enviados por el conquistador Hernán Cortés, como regalo al rey Carlos V; estos obsequios pudieron llegar a Sevilla en Noviembre 1519. Los vínculos familiares entre Carlos V y Manuel I, emperador de Portugal, recibió como obsequio el códice; y a su vez Manuel I obsequiara el manuscrito al papa Clemente XVII para que este lo donara al cardenal Hippólito del Medeci, y después lo tuviera el cardenal alemán Nicolaus von Schonberg. Posteriormente el códice estuvo en la ciudad de Weimar, Alemania en 1650, fue estudiado por primera vez por el filólogo Job Ludoff en 1677, el príncipe Juan Jorge de Sajonia-Eisenbach lo regaló al emperador Leopoldo I, quién lo depositó en la Real Biblioteca de Viena, hoy Biblioteca Nacional de Viena.69 El códice contiene 52 láminas midiendo 22 x 26 cm. cada una y en su totalidad mide 1350 cm., doblado a manera de biombo con las cubiertas originales de madera, este códice es el único de la región mixteca que da una relación vasta de los dioses, las creencias míticas y los rituales realizados en esta región. También se observan elementos probablemente toponímicos y de personajes que en este caso no son personajes históricos como los demás códices mixtecos, si no de personajes sobrehumanos, prueba de ello se muestran seres esqueléticos que se relacionan más con la fertilidad y los poderes de germinación, así mismo, se describe el nacimiento de 51 individuos de un árbol en Apoala y el establecimiento de estos seres divinos de un importante y quizás la primera dinastía en Apoala. Este mito lo corrobora fray Antonio de los Reyes en su Arte en lengua mixteca, publicado en 1583 que dice así: “vulgar opinión fue entre los naturales mixtecos, que el origen y principio de sus falsos dioses y señores había sido el Apoala, pueblo de esta mixteca, que es río donde salieron los señores, porque decían haber sido desgajados de unos árboles que salieron de aquel río de los linajes, y es el más propio nombre, y el que más les quadra”.70 Códice Colombino El códice contiene 24 láminas divididas en 4 fragmentos, pintadas en uno de sus lados, sus medidas son 18.5 x 25.5 cm. y su extensión total es de 606 cm. y está plegado a manera de biombo procedente de la región de Tututepec es el único códice prehispánico que se encuentra en México y forma parte del acervo nacional de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, este códice junto con el Becker I tiene la misma relación histórica puesto que son dos fragmentos de uno que se conservó entre los indígenas hasta la segunda mitad del siglo XIX y por razones desconocidas se separaron y uno fue a dar al museo de Etnología de Viena y el otro en el museo Nacional de Antropología e historia de México.71 En 1863 estuvo en manos de un coleccionista de la ciudad de Puebla: José Cardoso, para después pertenecer a la colección de Josef Dorenberg que era cónsul y comerciante alemán de la misma ciudad. En 1861 fue adquirido por la junta colombina 69Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 86-88. 70Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 97-98. 71León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. p, 174.

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que se formó para conmemorar los cuatro siglos del descubrimiento de América, de ahí que llevara este nombre. Aunque este manuscrito tiene algunas láminas que se encuentran deterioradas se perciben la variedad de colores y los glifos son detallados, este códice manifiesta una vez más la biografía de señor 8 venado - garra de jaguar como protagonista de la sierra mixteca, ya que menciona sus proezas apoyándose en las fuerzas divinas, transformándose en una bola de lumbre para dirigirse al templo de la muerte que era el panteón de los reyes mixtecos para solicitarles riqueza, éxito y poder y en la mayoría de veces ofrecían su alma al gachupín, es decir, el Diablo. A raíz de esto, 8 venado consigue tener una hegemonía sobre los pueblos conquistados y consolidarse como emperador de Tututepec y engrandecer su reino; haciendo mención también de una alianza con el señor 4 jaguar, que en este caso hace referencia a que el señor jaguar era sacerdote y conquistador y que dirigía a los toltecas en el año 7 casa (1097 d.C.) donde su morada sería Tollan que es Cholula Puebla.72 Códice Bodley El códice Bodley esta hecho de 23 hojas de las cuales 20 están pintadas por ambos lados, y las medidas que tiene son de 26 x 29 cm. y su longitud es de 665 cm. la historia de este libro “pintado” empieza con Robert Devereux, segundo conde de Essex, Inglaterra y fue más célebre por ser amante de la reina Isabel I; partió a Portugal de donde extrajo el códice de la biblioteca del obispo Faro, don Jerónimo Osorio, que fue a parar a manos de Sir Thomas Bodley quién lo recibió como obsequio del conde Devereux, de ahí el nombre del códice.73 Los aconteceres de este manuscrito datan del año 692 d.C. y terminan en 1521. La composición del códice, muestra glifos más compactos y pequeños en torno a las figuras humanas, de hecho, están representadas casi siempre sentadas en piedras y bancos sin mostrar gran actividad; así mismo hay líneas horizontales de color rojo que guían el orden de la lectura y se lee de izquierda a derecha. En el manuscrito se describe las genealogías de Tilantongo y Teozacoalco, comenzando por el origen divino de las dinastías, cuando la princesa 1 muerte cuyo nombre era: abanico de sol, y nace de un árbol, para dar paso a la fundación de la ciudad, nacimientos, descendencias, matrimonios y rituales de las 2 dinastías; como también las alianzas, embajadas y guerras que sostenían estos señoríos con otras comunidades.74 Por último, y como en los demás códices mencionados, se relata la vida del señor 8 venado – garra de jaguar, donde se describe su gobierno, las batallas y sometimientos que hizo sobre otros señoríos a la autoridad de Tilantongo y su muerte en el año 12 caña (1063), a causa de una batalla en la cual es hecho prisionero para después ser sacrificado.75

72Jansen Maarten, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 45-46. 73Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 69-70. 74Escalante Gonzalbo Pablo, Los Códices. México, CONACULTA, 1997. pp. 44-45. 75Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 106-107.

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No cabe duda que estos manuscritos fueron fiel testimonio de la gran jerarquía de este emperador, como ningún otro gobernante de la mixteca. Códice Selden I o Rollo Selden El códice Selden I o Rollo Selden; como lo indica su nombre, se encuentra a manera de rollo hecho de papel amate, cuyas dimensiones son de 38 x 350 cm. y las imágenes están de un solo lado y fue hecho en el siglo XVI en la parte occidental de Oaxaca. Su contenido versa sobre el florecimiento de una dinastía de una comunidad aún no identificada, esta dinastía está enmarcada por nueve franjas de color rojo y en cada una sobresalen las estrellas; aunado a estas franjas, resaltan el dios Quetzalcóatl, con su pico de ave, el báculo curvo y su gorro cónico y dos dioses, mujer y hombre llamados: 1 venado esta pareja divina es mencionada en un texto que hizo fray Gregorio García en su obra acerca del: Origen de los indios en el Nuevo Mundo e Indias Occidentales.76 Esto deja claro la visión cosmogónica de los pueblos prehispánicos convertidas en leyendas y reflejadas en el códice. Una de las láminas hace mención al lugar llamado Chicomóztoc. Alfonso Caso dice al respecto: “El hijo de la pareja divina, es decir Quetzalcóatl, desciende en Chicomóztoc y este dios, desde allí, ordena a uno de sus sujetos que vaya a fundar la realeza en diferentes pueblos”. En opinión de esta autor la creencia de que sea en Chicomóztoc donde desciende Quetzalcóatl, y que desde allí salen las tribus, debe ser una influencia de la cultura náhuatl que floreció en el centro de México.77 A lo largo de las láminas se describe una peregrinación de sacerdotes con la intención de hacer campaña y rendir tributo a los dioses en los templos, en específico a Quetzalcóatl; a su vez realizan rituales para celebrar un ciclo nuevo de 52 años llamado xiupohualli o xuhuitl que significa “cuenta de los años o año solar”. Es así como los códices a través de sus registros y memorias, junto con la tradición oral, proporcionan y expresan la vida y usanzas del México prehispánico. Códice Selden II El códice Selden II tiene 20 láminas pintadas en un solo lado y sus medidas son: 27.5 x 27.5 cm. de largo, este procede del oeste de Oaxaca y está plegado en forma de biombo, los dos códices Selden pertenecieron al inglés John Selden, nacido en Susex en 1584, que fue un distinguido coleccionista de manuscritos raros y conocedor de lenguas orientales reuniendo así una gran biblioteca que donó a la Biblioteca Bodleyana.78 Narra la historia de una región mixteca cuya localización aún no es exacta, sin embargo en los glifos se le conoce como montaña que escupe entre 1556 y 1560 y su descripción es vertical al igual que el códice Bodley tienen tamaño similar las figuras así como el

76León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. pp. 272- 273. 77Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. p. 117. 78Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. p. 71.

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origen divino de las dinastías en donde aparece un dios solar y el dios 1 movimiento que representa al planeta Venus. Si bien es cierto que los códices mixtecos narran la historia de las genealogías mixtecas también ofrecen los ritos del pueblo mixteco, como es el caso del códice Selden II, el cual a través de sus láminas se observa la participación constante y primordial para hacer ofrendas y tributos en torno a los dioses, y en cierta manera pedirles favores; de hecho, el códice Selden II describe a unos sacerdotes llevando bultos sagrados que entre los mexicas se llamaban teoquimilli y eran de gran importancia religiosa, así como también describe la participación de los gobernantes llevando diversos objetos para presentar sus ofrendas a los dioses, como es el caso del emperador 10 caña, quién fue el primer rey del sitio llamado montaña que escupe.79 Las demás láminas narran las hazañas de las dinastías que viven en montaña que escupe, entre ellas nacimientos, muertes y conquistas consignando así la vida cotidiana de este señorío en la región llamada la montaña que escupe. Códice Becker I y II El códice Becker I compuesto de 16 hojas, divididas en 3 fragmentos y que muestra las imágenes de un solo lado, cuyas dimensiones son: 18.7 X 396 cm., doblado a manera de biombo procedente de la región de Tututepec, en la parte occidental del estado de Oaxaca.80 Este códice se encontraba en Puebla y pertenecía al coleccionista J. Becker. Al morir pasó a manos del Museo de Historia Natural de Viena y poco tiempo después al de Etnología; este describe las historias de los señoríos mixtecos del siglo XI, donde resalta nuevamente la aparición del legendario 8 venado – garra de jaguar. Por otra parte, el códice Becker II también de origen mixteco, fue realizado después de la Conquista en la mitad del siglo XVI; también se encuentra doblado a manera de biombo y tiene una extensión de 115 cm. Su contenido aborda a una serie de parejas que están divididas por franjas horizontales y que están unidas entre sí por los glifos que aparecen en formas de pisadas y que hacen mención de la vida y costumbres de la mixteca.81 En estos dos códices se aprecia la precisión de los trazos en torno a los glifos, así como los colores aplicados a las imágenes como lo demuestran los demás códices de la región mixteca, donde el punto más relevante es el narrar los acontecimientos de los pueblos y señores mixtecos englobados por la mitología y la épica que tenían en aquellos tiempos antiguos.

79Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 108-113. 80Jansen Maarten, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 14-15. 81Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 124-126.

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3.3 CÓDICES MAYAS Sólo existen tres códices de la región maya que se salvaron de la destrucción del tiempo y de las manos de los conquistadores, la región maya se distinguió por el arraigo de la escritura indígena asentada por los mayas. Los códices mayas que describen la historia, cronología, astronomía, rituales, augurios, profecías y religiosidad son uno de los baluartes de la literatura maya como lo menciona fray Diego de Landa: “Usaban también esta gente de ciertos caracteres o letras, con las cuales escribían en sus libros sus cosas antiguas y sus ciencias; y con ellas, y figuras y algunas señales en las figuras, entendían sus cosas y las daban a entender y enseñaban. Hallámosles grande número de libros de estas sus letras; y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual a maravilla sentían y les daba pena”.82 Por esta razón solo existen tres códices, que son: el códice Dresde, el códice Peresiano o París y el códice Tro-cortesiano o Madrid; estos manuscritos fueron hechos de la corteza de un árbol llamado en maya copo (Ficus cotinifolia) que son las higueras que se dan en la península de Yucatán y que mediante una especie de goma natural la usaban como sustancia conglutinante, los tres códices están doblados a manera de biombo en donde se les agregaba una capa fina de cal blanca, para que la superficie fuese suave y tersa y así pintar en columnas las imágenes o glifos en donde resaltan los colores rojo oscuro, rojo claro, azul, amarillo, verde y negro.83 Su composición cuenta con líneas rojas que pueden ser de dos a cuatro secciones horizontales, ya que permite tener el orden de la lectura y separar cada representación de su significado, estos se leían de izquierda a derecha con la misma dirección horizontal. El contenido de estos códices aborda temas proféticos, rituales y astronómicos aplicando sus conocimientos tan estudiados e importantes para los mayas como lo eran el cómputo del tiempo, la astronomía y las matemáticas.84 Es por ello que el códice Dresde, muestra los rituales acompañado de los ciclos astronómicos para dejar en claro que es un manuscrito dedicado al arte de la astronomía. Por su parte, el códice Tro-cortesiano, dedicado a los temas de la adivinación y que era consultado por los sacerdotes para pronosticar los días buenos y malos que eran de gran importancia en la vida indígena. Por último, el códice Peresiano que contiene los rituales y la participación de los dioses en las ceremonias religiosas. Dejando ver que el contenido es dedicado principalmente a los aspectos adivinatorios y augurales sin que mencione información histórica de la cultura maya. Códice Dresde El códice Dresde contiene 39 hojas pintadas de ambos lados, de las cuales 4 están en blanco, sus medidas son: 9 x 20.5 cm. y su longitud total es de 356 cm. está plegado a manera de biombo. Fue encontrado en la biblioteca del rey de Sajonia Agusto II; en aquel entonces el director del establecimiento Johann Cristian Gotéese quién lo había comprado a un 82G. Morley Sylvanus, La civilización maya. México, FCE, 1961. pp. 327-328. 83Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. pp. 124-126. 84G. Morley Sylvanus, op. cit. 329-330.

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desconocido, con un sentido del orden lo guardó por ser un objeto valioso y en el año de 1740 ya formaba parte del inventario de la biblioteca, misma que lo dio a conocer en el año de 1774 al publicar: Las peculiaridades de la biblioteca de Dresde, y posteriormente en 1810, Alejandro de Humbolt hace mención de él como parte de los estudios que realizó sobre el continente americano; sin embargo el códice pasó por una serie de vicisitudes puesto que en la segunda guerra mundial estuvo a punto de quemarse por los bombardeos, ya salvado del fuego, quedó bajo el agua que se filtraba por los agujeros hechos por las bombas.85 Afortunadamente se pudo salvar para después ser resguardado en el actual museo de Dresde. Este códice fue realizado en el siglo XIII, probablemente proviene de la región de Chichén Itzá. Fue elaborado por dos pintores que en el idioma maya se les decían ah woh, y que en ambos lados se distinguen los dos estilos de pintura y. Las láminas están divididas por líneas rojas para separarlos y distinguir a los dioses y glifos que ahí se representan. Según J. Eric Thompson, tres son los temas principales en este manuscrito: los almanaques usados para el culto y la adivinación que ocupan la mayor parte del códice; después tenemos las tablas de los eclipses y las relacionadas con el movimiento del planeta Venus, que pueden incluirse dentro del tema astronómico y astrológico, y por último las profecías para los diversos años y para los katunes, que eran los periodos cronológicos del calendario maya.86 Códice Peresiano o París El códice Peresiano, que recibe este nombre porque en una de las esquinas, tiene la anotación “Pérez”, es el más pequeño de los tres códices mayas ya que consta de 11 láminas y cada una mide de 20 a 25 x 12.5 cm y su extensión oscila entre 137 y 145 cm. y plegado a manera de biombo. Aunque se encontraba en la Biblioteca Nacional de París alrededor de 1832 y clasificado con el número 2 del fondo mexicano, el destino del códice Peresiano pudo ser trágico y dejar de existir, si no es por el señor León de Rosny que era botánico y especialista en lengua japonesa; quien lo encontró y rescató en el año de 1859 del cesto de la basura junto a la chimenea de dicha biblioteca; nunca se sabrá como es que fue a parar a dicho cesto de basura.87 El códice fue realizado entre los siglos XIII y XV procedente de la costa este de la península de Yucatán probablemente en Mayapán; este describe las ceremonias religiosas que se les hacían a los dioses como regidores de los días y también a 11 periodos cronológicos o katunes consecutivos, que van del katún 4 ahau al katún 10 ahau, es decir, de 1224 a 1441.88

85Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 74-77. 86Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. p. 130. 87Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 72-73. 88G. Morley Sylvanus, op. cit. 329-330.

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Por otra parte, el distinguido arqueólogo y dedicado al desciframiento de la cultura maya J. Eric Thompson menciona: “Existen en el manuscrito vestigios de almanaque adivinatorio, de ceremonias de año nuevo, lo que podría ser una especie de zodiaco maya”.89 El códice Peresiano deja en claro la connotación de los fenómenos astronómicos, apoyándose con los registros calendáricos y el ir y venir de los dioses para que estos tengan una participación fructífera o aciaga dentro de la vida cotidiana de los mayas y del tiempo mismo. Códice Tro-cortesiano o Madrid El códice Tro-cortesiano está conformado por 56 láminas pintadas por ambos lados y sus medidas son: 22.6 x 12.2 cm. con una extensión de 662 cm. este códice fue dividido en dos secciones, por un lado, la primera parte, es decir la sección llamada “Tro” ya que pertenecía a Juan Tro y Hortelano, que descendía de Hernán Cortés y la otra parte llamada Cortesiano, cuyo propietario fue Juan Palacios; y este en el año de 1867 lo ofrecía a la Biblioteca Real de París y después al Museo Británico, hasta que finalmente fue adquirido por un coleccionista llamado don José Ignacio Miró y fue comprado por el Museo de América de Madrid en 1872, hasta que León Rosny (el mismo que rescató el códice París) pudo conjuntarlos, estudiarlos y a la postre demostrar que eran un solo códice.90 Es claro que este códice deja ver nuevamente el empleo de glifos y figuras, de animales y de personajes, que en su mayoría representan dioses para utilizarlos en los asuntos calendáricos que señalaban tanto ceremonias, como pronósticos enfocados a los temas como: años nuevos, la agricultura, la cacería, la época de lluvias, celebraciones y días festivos para los dioses. Los sacerdotes lo consultaban para predecir el futuro y fijaban qué días eran los óptimos para realizar las actividades cotidianas del pueblo maya, era así un almanaque destinado a aconsejar y a orientar a los sacerdotes, como también a los pueblos mayas respecto al desarrollo del tiempo.91 3.4 CÓDICES MEXICAS Los códices nahuas no estuvieron excentos del aniquilamiento por parte de los conquistadores españoles, que en su afán de desterrar todo su patrimonio y vestigio cultural y religioso dejaron sin testimonio y sobre todo atentaron contra los libros sagrados o códices mesoamericanos. No obstante, gracias al interés de algunas autoridades y frailes ibéricos por saber la vida de las culturas del valle de México; se pudo rescatar la información cultural, política, religiosa y económica de los nahuas que se habían desarrollado a lo largo de 300 años. Aunado al interés de los indígenas que conservaron la tradición oral (itoloca) se pudo continuar con la preservación de la visión indígena náhuatl. 89Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. p. 134-135 90Sotelo Santos Laura Elena, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. p. 39. 91Ibidem, pp. 40-43.

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Los códices de esta región, tienen la característica de haber sido realizados sobre papel indígena o amate, los cuales se leen de derecha a izquierda y a su vez fueron realizados antes, y poco tiempo después de la Conquista entre los periodos de 1510 y 1530. El contenido de los códices tiene fines proféticos y acerca de los rituales que realizaban en honor a sus dioses, acompañados de las fiestas sagradas relacionadas con el Tonalpohualli (cuenta de los destinos), y de las celebraciones del Xiuhpohualli (cuenta de los años) o Xiuhmopilli (cuenta de atadura de años), que simbolizan la renovación de los años y de la vida indígena náhuatl, como los códices Borbónico y Aubin.92 También contienen un valor histórico, ya que exhiben la vida religiosa, histórica, económica y política de los antiguos mexicanos, como lo describen los códices: Matrícula de Tributos, Tira de la Peregrinación y códice Badiano.93 Códice Borbónico El códice Borbónico solo está pintado por uno de sus lados, siendo una tira de papel amate, contiene 36 láminas y cada una mide: 39 x 39.5 cm., en el se destaca la tinta negra para el contorno de las figuras, como el colorido de las imágenes que aplicaron con pericia los pintores o tlacuilos mexicanos y que se encuentran en formato biombo. Recibe este nombre porque se conservó en la biblioteca del Palacio Borbón, a partir de 1826, fue comprado por 1300 francos por la Cámara de Diputados de Francia. Antes de llegar al palacio de los borbones, tuvo una serie de peregrinaciones; anteriormente formaba parte del acervo de la Biblioteca Laurenziana de el escorial en España y al invadir Napoleón Bonaparte en 1808 a España se diseminaron los libros de esta biblioteca, causando así su extravío, robo y destrucción hasta que los que se salvaron llegaron nuevamente a la biblioteca del Escorial una vez concluida la guerra.94 En cuanto a su descripción, aborda el calendario de los vaticinios, es decir, el Tonalpohualli, con lo cual esta acompañado de los dioses principales venerados por los mexicas; como son: Tezcatlipoca, el dios humeante, Mictlantecuhtli, el dios de la muerte, Xuihtecuhtli, señor del año o señor precioso, Ehécatl-Quetzalcóatl, dios del viento, Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, Tlazoltéotl, diosa del amor, Mayáhuel, diosa del maguey, Tláloc, el dios de las aguas y de las lluvias y Xiuhcóatl, serpiente de fuego; con el despliegue de sus atuendos y atributos de gran colorido.95 Por otra parte, señala las fiestas y ceremonias en torno al año nuevo o fuego nuevo, como lo marcaba su calendario que era Xiunpohualli o cuenta de los años, y que esta también acompañado por la galería de los dioses mexicas. Según el estudioso George Vaillant señala que se trata de un códice original y propiamente mexica en cuanto a la descripción de sus rituales y eventos calendáricos.96 92León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. pp. 240- 243. 93Mohar Betancourt Luz María, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. pp. 60-63. 94Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 88-89. 95Mohar Betancourt Luz María, op. cit. pp. 57-60. 96Vaillant George, La civilización azteca. México, FCE, 1960. pp. 176-180.

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El códice Borbónico, es una clara representación de que la concepción del mundo indígena estaba supeditada al tiempo y a la integración primordial de costumbres y ceremonias de tipo religioso y profético que les asignaban a los indígenas para su desarrollo. Matrícula de Tributos La Matrícula de Tributos está conformada por 16 láminas que miden 42 x 29 cm. y que se encuentran empastadas a manera de libro, el contenido de este códice básicamente son los topónimos, o nombres de lugar, de los pueblos sometidos a los mexicas y los tributos en especie que debían entregar. Su historia se remonta al México-Tenochititlan entre 1522 y 1530, como copia de un códice más antiguo; conservando aún así los rasgos netamente prehispánicos, hasta el momento en que fue registrado como parte de la colección Boturini y, posteriormente, depositado en las pertenencias del Virreinato. Más tarde formó parte del acervo del Museo Nacional y actualmente se encuentra en la bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de la ciudad de México.97 Aún cuando fue realizado en las postrimerías de la Conquista, los indígenas mexicas dejaban así la grandeza de su imperio, como lo menciona Miguel León Portilla: “Los escribanos señalaron glíficamente los lugares que tributaban a los mexicas. Frente al correspondiente glifo toponímico aparecen, con pinturas y caracteres, los objetos que tributaban y por medio de numerales al estilo indígena, la cantidad de ellos. Vemos así cuáles eran los principales bienes de uso y consumo constante en los tiempos prehispánicos. Hay trajes y atavios, penachos de plumas, escudos, mantas de diversos colores y tamaños, camisas para mujer, faldas, armas de variados géneros, bultos y trojes de maíz, bledos, frijoles, chía, cacao, copal y otros productos de la tierra, pieles y animales vivos. Hay así mismo objetos trabajados en oro, plata y cobre, así como piedras preciosas”.98 Este códice, como los anteriormente descritos, nos permite apreciar a la Gran México-Tenochtitlan con todo el esplendor que existía en la metrópoli, mostrando su hegemonía sobre los señoríos que fueron conquistados por los mexicas, y la riqueza de sus productos, esto les permitió desarrollar actividades primordiales como: la agricultura, el comercio y la producción de insumos, la riqueza de sus construcciones y sus obras públicas. Tira de la Peregrinación o Códice Boturini El Códice Boturini o Tira de la Peregrinación, cuenta con 21 láminas que miden 19.8 x 549 cm. formando una tira extensa, aunque esta doblado a manera de biombo. Se encuentra pintado de un solo lado, solo utilizaron la tinta negra aplicada a los glifos e imágenes. Este códice, perteneció a la colección del aristócrata italiano: Lorenzo Boturini Benaduci, que acumuló toda una serie de documentos en la Nueva España a esta 97Mohar Betancourt Luz María, Códices Prehispánicos en Arqueología Mexicana, No. 23, Bimestral, Raíces, México, 2002. p. 63. 98León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. pp. 97-100

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colección la llamó su Museo Indiano, con la intención en primera instancia de hacer una historia sobre la virgen de Guadalupe, desgraciadamente esto le acarreó una serie de problemas con el Real Consejo de Indias; lo que provocó su encarcelamiento y extradición a Europa. Causándole también el infortunio a su valiosa colección ya que se dispersó por Europa y América, aunque el códice se pudo conservar en México.99 La Tira de la Peregrinación, aborda el contenido de la historia de los mexicas; detalla la migración de los mexicas desde su salida de Aztlán en el sigloXII; la imagen señala una canoa y un personaje, lo que simboliza la salida de la tribu y todo el recorrido que hacen hacia el centro del valle de México, donde se observan las huellas de pisadas de la ruta seguida por los mexicas, hasta llegar a un cerro en el cual está el dios Huitzilopóchtli, que era su dios principal y quién dirige la peregrinación, hasta llegar a Culhuacán donde fueron sometidos por dicho señorío en el año de 1325. Así, la peregrinación continúa y pasan por toda una serie de lugares, entre los que destacan: Atlitalaquia, Tlemalco, Atotonilco, Apazco, Tzompanco, Xaltoncan, Acalhuacan, Ecatepec, Tulpetlac, Coatitlan, Pantitlán; en los cuales celebraban el inicio de un ciclo nuevo de 52 años. También describe el sometimiento al que estuvieron por el señor Tezozómoc, señor de Azcapotzalco y posteriormente muestra cuando llegaron a Chapultepec lo que está representado por un cerro con un chapulín en la cúspide, adonde permanecieron de 1280 a 1299; en este lugar celebraron nuevamente el final e inicio de un ciclo de 52 años: Xiuhpohualli (año solar).100 Códice Aubin o Tonalámatl de Aubin El códice Aubin tiene 18 hojas pintadas en uno de sus lados, una de ellas contiene un título en español faltándole dos hojas para completar el Tonalámatl, que era el libro en donde se registraba la cuenta del Tonalpohualli, o cuenta de los días o del destino, el cual se encuentra plegado a manera de biombo. Recibe este nombre por el profesor Joseph Marius Alexis Aubin, que llegó de Francia a México para hacer ciertas investigaciones astronómicas, durante su estancia se interesó en el estudio del idioma náhuatl y de los códices, adquiriendo los documentos antiguos, entre ellos parte de la colección del famoso coleccionista: Lorenzo Boturini para llevárselos a París, esta colección pudo haber sido desconocida de no ser por don José Fernando Ramírez, distinguido miembro de la sociedad y cultura mexicana de la época; quien en un viaje a París en 1855, convenció al señor Aubin para que diera a conocer su colección de documentos.101 Se considera que fue elaborado después de la Conquista y que proviene de la región de Tlaxcala, debido a una referencia en el inventario de Boturini. El códice describe el registro para asignar los augurios como lo marca el Tonalpohualli con la representación de los dioses como regidores de los días; con la descripción de los 260 días con sus 20 glifos y la combinación de los 20 numerales (13 x 20 = 260), ya que este era un recurso para los magos y sacerdotes del mundo prehispánico; así como la aparición de animales

99Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. pp. 61-65. 100Gutiérrez Solana Nelly, Códices de México. México, Panorama, 1998. p. 160-163. 101Sten María, op.cit. pp. 57-59.

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con banderolas, que representan las órdenes militares que eran los caballeros águilas y tigres. Este calendario también refleja las actividades religiosas y los rituales que se realizaban con el fin de conocer los presagios.102 El registro calendárico y de cómputo que se manifiesta en el códice Aubin, muestra que era una guía en los nahuas para asentar todos los momentos más importantes de la vida mesoamericana. Códice Badiano Es el más antiguo códice medicinal, cuyas dimensiones, son: 15.2 x 20.3 cm. que aborda la aplicación de las hierbas o plantas que existían en Mesoamérica. Este manuscrito fue elaborado en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco en el siglo XVI como parte de las obras educativas y de investigación que se realizaban en este colegio, implementadas por los frailes españoles. Se tradujo en latín bajo el nombre: Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis, por Juan Badiano; de ahí el nombre del códice.103 Fue escrito por Martín de la Cruz quién fue maestro de medicina y terapeuta nahua. El códice contiene 184 ilustraciones que describen la flora mexica y sus aplicaciones curativas o farmacológicas; también menciona los mitos, creencias y poderes de ciertas piedras y animales que les otorgaban los aztecas. Con este contenido, Martín de la Cruz lo dedicó a don Francisco Mendoza, hijo del virrey Antonio de Mendoza, y en año 1552 se otorgó a la Biblioteca Vaticana.104 Como se había mencionado al principio de este capítulo, en el mes de mayo de 1990, en su segunda visita a México el papa Juan Pablo II lo puso en manos del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari con la intención de que estuviera en la nación mexicana, y hoy está custodiado y conservado en el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México. Una vez descrita esta serie de cuatro grupos, nos deja en claro dos puntos primordiales: uno es, que las culturas precolombinas desarrollaron una vida prolífica enmarcada por su colectividad social y está sostenida por las actividades económicas, políticas y religiosas. El segundo punto, que a través de esa colectividad social se dejó asentado en templos, estelas, cerámicas y por supuesto en los códices la visión de los indígenas que poblaron el altiplano central y que lo desarrollaron de una forma única e inigualable en el continente americano, y que esta visión ha perdurado a lo largo de los siglos en el país,

102León Portilla Miguel, Códices los antiguos libros del Nuevo Mundo. México, Aguilar, 2003. pp. 66- 70. 103Sten María, Las extraordinarias historias de los códices mexicanos. México, Joaquín Mortiz, 1975. p. 31. 104León Portilla Miguel, op. cit. p. 104.

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y valorada en el exterior como fiel testimonio de las culturas mesoamericanas antes de la conquista realizada por los españoles. El hecho de que existan los códices y que estos se hayan dispersado por distintos lugares y que hasta hoy se encuentran conservados en bibliotecas y museos de Europa y de México, permite tener una idea clara de que toda la vida cultural de una sociedad tiene que estar también reflejada en documentos, para que así quede establecido entre el acontecer diario y que esté reflejado en un soporte para dejar así un valor evidencial e informativo que a la postre servirá para entender el desarrollo de una sociedad.

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CONCLUSIÓN

La conclusión de este trabajo en sí no puede ser definitiva, puesto que las indagaciones, descubrimientos y explicaciones en los códices mesoamericanos seguirán manifestándose, la información que está contenida en ellos es un fiel testimonio del patrimonio cultural de México y de la humanidad, con lo que, englobada por las civilizaciones mesoamericanas da cabida a seguir estudiando lo que fueron sus ritos, fiestas, creencias, cómputos calendáricos, augurios astronómicos y astrológicos, economía y la historia de estos pueblos en una tierra generosa y fértil para que así demostraran sus virtudes humanas. Si bien los códices, son fuentes documentales de gran relevancia, que dejan ver la noción indígena artística, plástica, llena de colorido, destreza, creatividad e imaginación como el haber utilizado un sistema de escritura único, en el que las figuras o imágenes además de tener varias connotaciones, una de las principales características de este sistema de escritura fuera un complemento importante para la memoria indígena y la tradición oral; con lo que desarrollarían sus raíces, su filosofía y concepción de la vida cotidiana de Mesoamérica. Por lo tanto, el mantener valorada y preservada la información que tienen estos soportes llevará a un mayor reconocimiento y acercamiento en el campo de la documentación, en el cual el archivista no debe estar ajeno al testimonio documental que tienen estos soportes de origen prehispánico; y tenga una participación notable en el estudio y fusión de la Historia de México, puesto que permite una mayor identificación y valorización de la información cultural que tiene México. La labor del archivista profesional en relación al acercamiento hacia los “Códices prehispánicos como soporte de la información”, permite que se valore su importancia para el conocimiento de las culturas de la antigüedad, a la vez de poder acceder a su contenido y a su significado.

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