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La didáctica y su relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje
El presente es perpetuo.
Octavio Paz
En este capítulo analizaremos los procesos de enseñanza-aprendizaje y su relación con la didáctica. Hablaremos de la necesidad de formar maestros pensantes y entusiastas para seguir aprendiendo. Tambén, examinaremos las estrategias que llevan a la práctica cons-tructivista, dinámica y productiva tanto para el maestro como para los alumnos. Además, se revisan las corrientes contemporáneas, que se complementan en el capítulo 4.
36 • Capitulo 3 • La didáctica y su relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje
Usted es miembro de una comisión para mejorar la educación en su país y tiene que considerar tres propues
tas de elevado costo para lograr cambios radicales en el status quo:
1. Sustituir las escuelas de formación, las normales, por formación universitaria.
2. Cambiar el programa de licenciatura en las universidades que efectivamente eliminan a la pedagogía como
formación y la sustituyen por la educación.
3. Aplicar una política de empleo para docentes en la que se les examina antes de su contratación.
Debe formular argumentos a favor y en contra de estas propuestas. ¿En qué consistirían?
Si existe una escasez de docentes, ¿cómo podemos formarlos? Comentaremos acerca de la polémica que existe con respecto a la educación de los maestros. Los tiempos cambian en muchos aspectos y, sin embargo, la formación previa a la práctica profesional de los docentes no se ha modificado a pesar de las nuevas ideas como el constructivismo, nuevas tecnologías (en particular, el uso de la computadora en la educación) e innovadoras técnicas didácticas que no llegan a ponerse en práctica. El esquema tradicional (el maestro que sabe y los alumnos, receptores pasivos de su cátedra) persiste. Los maestros son los únicos protagonistas. En este capítulo quisiéramos que usted piense qué tipo de práctica docente es la más adecuada, a la vez que sea productiva para todos los elementos del fenómeno educativo.
Reimers (2003) argumenta que hay que repensar la formación docente tanto en cuanto a propósitos como en términos de sus métodos: "Los propósitos de la formación deberían contribuir a desarrollar una profesión muy especializada, donde el objetivo sea formar profesionales de alto nivel, no técnicos, no burócratas, no funcionarios, sino profesionales con capacidad de juicio crítico, con las competencias para educar, con una instrucción diferenciada que responda a las características de cada niño" (p. 42).
El maestro ideal, según Reimers, es aquel que puede comunicarse con las familias y con sus compañeros
de trabajo; debe dominar el conocimiento del desarrollo intelectual, emocional y social de los niños y de los jóvenes, y con respecto a sus habilidades didácticas, debe tener un conocimiento especial de la pedagogía. Reimers también propone el apoyo a maestros novatos mediante un sistema de mentores (véase abajo), una red de apoyo, quizá a través de Internet, y la disponibilidad de folletos y libros que puedan ayudarlos en su práctica docente.
En tiempos de elevado desempleo, muchos piensan en ser maestros. Por ejemplo, en una etapa de recesión económica, hay personas altamente preparadas que se encuentran sin trabajo (McGraw-Hill Companies, Inc. 2001). ¿Puede funcionar como docentes?, ¿cumplen con los requisitos planteados por Reimers? La disponibilidad de personas preparadas aunque no específicamente para la docencia es una opción en lugares en donde no hay profesionales de la enseñanza. Estos profesionales habilitados como docentes tienen mucho que ofrecer, pero enfrentan dificultades en el desempeño de sus actividades en el aula. Una de los principales es que no cuentan con una licenciatura con los cursos necesarios para recibir una licencia o certificado que les permita dar clase. Por otra parte, no tienen idea alguna sobre la motivación hacia el aprendizaje que requieren sus alumnos, ya que el sólo repetir sus conocimientos no resulta suficiente. Por lo tanto, algunos toman clases adicionales para prepararse.
La didáctica y su relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje • Capítulo 3 • 37
Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, examinó las experiencias de estudiantes que ingresaron a un programa de formación de maestros que ya tenían experiencia en el aula (Kunzman, 2003). El programa STEP {Stanford Tea-cher Education Program, Programa de Stanford para la Formación de Maestros) tiene una duración de 12 meses; sus egresados obtienen una certificación para dar clases así como el grado de maestro en educación. Los participantes practican en escuelas durante un año. Los sujetos de la investigación fueron 27 estudiantes sin formación como maestros, pero con una amplia experiencia previa como docentes (en promedio, de dos años): al menos durante un semestre habían tenido la responsabilidad de planear, enseñar y controlar el aprendizaje. Muchos sujetos habían ingresado al programa sólo para poder ejercer con certificación, pero otros expresaron su deseo de mejorar su práctica docente, de mejorar a través del programa su experiencia y sus habilidades como maestros. Otras personas querían cursar un año de instrucción formal y recibir re-troalimentación, ya que en el pasado se habían desempeñado sin identificar sus áreas de oportunidad. Se definieron cinco temas centrales a su aprendizaje en STEP:
1. Desarrollaron mayor empatia hacia sus alumnos con relación a su problemática académica y a estrategias de apoyo.
2. Generaron más habilidades de planeación curricular. 3. Aprendieron a valorar la colaboración de otros com
pañeros maestros. 4. Valoraron la estructura de la retroalimentación y su
significado. 5. Construyeron un marco teórico para su práctica.
Los sujetos concluyeron que aunque uno aprenda "sobre la marcha", una profesión tan compleja como la docencia requiere una formación adicional a la que aporta la experiencia. La educación formal provee un aprendizaje importante y aborda dimensiones que la experiencia práctica no puede proveer. ¿Qué más necesita una persona para convertirse en un docente de excelencia?
Cochran-Smith (2003) afirma que la formación de maestros es un tema que se presta a explicaciones sin
fundamentos, y afirmaciones divulgadas por todas partes sin un esbozo de crítica. Se refiere a tres metáforas: dicotomía, mitología y amnesia.
Respecto a la educación de maestros, la dicotomía está representada por la educación normalista o escuela de educación vs. la educación universitaria. En algunos círculos, los graduados de la universidad se suponen mejor preparados y con más habilidad verbal y más conocimiento del contenido. De la misma forma, se supone que los egresados de las escuelas de educación/normales tienen deficiencias en estas áreas, aunque saben más sobre didáctica. Según los creadores del examen de excelencia de la docencia en Estados Unidos, sólo los primeros son capaces de aprobar con la más alta calificación este examen. La creencia en esta dicotomía resulta en posturas radicales que implican ser lo uno o lo otro, sin tomar en cuenta que se puede elegir lo mejor de cada una.
Según uno de los mitos, las rutas alternativas que llevan a la docencia generan personas mejor preparadas y más capaces. Empíricamente no hay estudios que lo sustenten. Las rutas alternativas no garantizan que las escuelas reciban a los alumnos más inteligentes y tengan los mejores maestros.
El tercer punto es la amnesia. La educación de maestros enfrenta el problema de la falta de perspectivas históricas acerca de cuestiones actuales. ¿Es la actividad docente una actividad técnica? Si así es, entonces la formación es una actividad de entrenamiento. ¿Es posible producir maestros altamente calificados a través de un programa de entrenamiento? ¿Hay investigación acerca del entrenamiento con base en las ciencias? Tendríamos que suponer que "el conocimiento es estático, la buena práctica es universal, el preparar para enseñar la práctica positiva es universal e inmutable, ser preparado para enseñar es ser formado para hacer lo que funciona y el aprendizaje de los alumnos se traduce en puntajes más altos" (Cochran-Smith, 2003, p. 276).
Según Cochran-Smith, este manejo se relaciona con problemas en la educación de la enseñanza desde 1960 hasta 1980. Muchos programas de formación de maestros se enfocaron en conductas específicas en el salón de clases, en una revaloración del conductismo. Se evaluó a los maestros según escalas y con evidencias sobre su práctica efectiva. En las últimas dos décadas
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del siglo XX, un cambio en el pensamiento resultó en competencias evaluadas según objetivos científicos. En los años noventa hubo ya cambios en el entendimiento del aprendizaje y la cognición. Por eso, el enfoque de la educación para maestros cambió de su entrenamiento a la preocupación por su pensamiento, su conocimiento y su aprendizaje. Sin embargo, otro cambio en la misma década se basó en la rendición de cuentas y demostración de resultados. Por lo tanto, vemos que los argumentos sobre la formación de maestros con respecto a la naturaleza de su actividad intelectual o técnica han existido por mucho tiempo. Las bases de estos argumentos son muy complejas y tal vez tengan que ver con lo que Dewey llamó la relación entre entendimiento teórico y la actividad práctica, el laboratorio vs. la teoría para aprender enseñar (1904, citado en Co-chran-Smith, 2003).
Cochran-Smith hace énfasis en que evitemos el tipo de pensamiento que conduce a dicotomías, amnesia y mitos, porque si vigilamos, criticamos y analizamos, podremos producir docentes que combinen el conocimiento pedagógico con el conocimiento académico. Además, podremos preparar a los alumnos para que vivan en una sociedad democrática.
Mientras, en las escuelas de educación están llegando algunas corrientes que dan nueva vida a la preparación de los futuros maestros. Según Cassell (2001), la teoría que debe subyacer a todo programa de formación docente, así como a toda interacción significativa entre seres humanos, se denomina Psicología de la Tercera Fuerza. Según esta teoría, una escuela debe ser como una organización para el aprendizaje capaz de crear nuevos métodos de trabajo a través del desarrollo de nuevas capacidades para llevar a cabo el aprendizaje con base en el conocimiento (Resnick, 2000 en Cassell, 2001). La teoría de aprendizaje se encuentra dentro de la organización nuevamente redefinida. Postula que cada estudiante tiene derecho a una instrucción experta, sin importar el nivel de habilidad inicial que presente. Existe un desarrollo profesional continuo tanto para profesores como para alumnos, de forma que hay un balance de poder entre administradores y estudiantes. Los administradores se conciben como los responsables del éxito de los maestros y éstos, del logro de los alumnos. Se trata de una postura centrada en el estudiante. El enfoque de maestría {mastery approach) implica que
los cursos de preparación de docentes deben estar centrados en ellos, como alumnos en ese momento.
Este concepto apareció en 1920 en el Plan de Win-netka, un famoso modelo para las escuelas de Illinois, en Estados Unidos, creado por el educador Washburne, que cuenta con una variedad de estudios que lo apoyan (Carroll, 1989 en Hewitt, 2003). Esta filosofía postula que todo estudiante puede aprender si se le expone a una instrucción de calidad durante el periodo necesario. Sin importar el tiempo que requieran, todos los alumnos logran dominar la materia. Se evalúa a los alumnos para determinar sus necesidades antes de introducir nueva información, con lo que los docentes identifican sus áreas de oportunidad. Además, se proporciona a los alumnos todos los objetivos y todos los criterios. Los alumnos desarrollan las tareas para lograr maestría en el área. Este modelo pionero elimina niveles rígidos así como la reprobación.
Este enfoque coincide con la práctica formativa de docentes. El estudiante es el agente medular de su aprendizaje. La preparación se inicia con clases para preparar a los futuros maestros. Los docentes en formación deben dominar cada estrategia de instrucción hasta el punto en que se sientan cómodos usándola. Estos alumnos deben planear, practicar, repetir y dar las clases hasta exhibir confianza en sus habilidades (Hewitt, 2003). Resulta fundamental que comprendan que la enseñanza es una práctica heurística, es decir, que uno cambia las estrategias en función del tipo de alumno. Requiere de análisis y reflexión. Existen en este enfoque equipos cooperativos compuestos de alumnos y maestros que trabajan en conjunto para resolver problemas. Un componente de gran importancia es la re-troalimentación. El enfoque toma muy en cuenta las experiencias previas de los alumnos como base de instrucción. Así, el aprendiz puede construir su nuevo conocimiento con base en lo que ya maneja. Esta integración del enfoque de maestría y del aprendizaje centrado en el aprendiz optimiza la preparación de los maestros en formación.
Dewey (s/f, en Gallego, 2001) argumentaba que para la formación de docentes resultan críticas las experiencias dentro de escuelas. Sin embargo, decía, no todas las experiencias son educativas. Gallego realizó un estudio en el que trató de aportar experiencias valiosas para docentes en formación. Indica que las expe-
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riencias personales no son suficientes para el desarrollo del maestro, además de que pueden perjudicar la práctica con relación a las decisiones y a la enseñanza ya que los prejuicios personales interfieren en la intervención con el alumno. Los formadores de maestros deben ayudarlos a entender la utilidad y las limitaciones de la experiencia personal. Esto es relevante, ya que en muchas ocasiones los encuentros que tienen se limitan a sus experiencias con sus profesores y a las que tuvieron como practicantes durante su formación.
Gallego minimiza el valor que puede tener la práctica con un docente en tanto que sugiere que el practicante queda atrapado entre su maestro que lo supervisa y el profesor de grupo al que fue asignado. Es necesario para él asimilar todas sus creencias, aunque no esté de acuerdo con ellas. Esta situación puede resultar incómoda. Gallego sugiere que haya una experiencia am-
Vallance (2003) estudió a 20 maestros de nivel medio de Perth, Australia, identificados previamente por sus directores de cuatro escuelas religiosas como excelentes. El estudio duró dos años e incluyó entrevistas y observaciones detalladas. Los sujetos variaban en edad, experiencia y asignatura que impartan. Las escuelas representaban una gama de niveles sociales. Los investigadores se sorprendieron por la profundidad de reflexiones sobre la práctica docente de estos maestros "excelentes".
¿Cómo es el maestro excelente? En este estudio los directores dirigieron la pregunta tanto a los padres de familia como a otros maestros y estudiantes. Los datos fueron registrados, grabados y transcritos. A continuación presentamos autoevaluaciones que nos permiten comprender lo que piensa un maestro "excelente" acerca de su desempeño:
• Una maestra señaló que tiene que ver con un plan de organización. Ella organiza muy bien las lecturas y planes para sus clases. Indicó que de esta forma está preparada para contestar las preguntas de sus alumnos.
• Un maestro subraya que es importante recordar la edad de sus alumnos y tener sentido del humor.
plia en diversas aulas para aprender a trabajar en una variedad de comunidades escolares, lo que implica una riqueza de aprendizaje a partir tanto de los diversos tipos de alumnos como de maestros.
Villegas (2002) extiende esta idea al señalar la importancia de incluir la diversidad en el curriculum de la formación docente. Es fundamental para este autor que los maestros estén conscientes de las diferencias socioculturales, y que se conciban a sí mismos como agentes capaces de efectuar cambios para lograr que las escuelas sean lugares más justos para todos los alumnos, para que entiendan cómo los estudiantes construyen su conocimiento, para que conozcan las vidas de sus estudiantes y para que diseñen una instrucción construida con base en las experiencias previas de sus alumnos, llevándolos más allá del ámbito que les es familiar.
También expresó que un maestro "excelente" es capaz de reconocer a otros maestros "excelentes".
• Otras maestras enfatizaron la importancia de asuntos prácticos como cumplir con las tareas puntualmente y no dejar todo para el último minuto. También es importante el orgullo de ser maestro y un cierto idealismo y esperanza con relación al desarrollo de sus alumnos. Ellas mismas se consideraban aprendices: refirieron que es importante seguir aprendiendo para tener una mente abierta a nuevas ideas.
¿Cómo se llega a ser buen maestro? Los docentes que entran al ejercicio directamente después de sus licenciaturas expresan una motivación relacionada con el idealismo. Algunos desean cambiar el mundo; otros proceden de carreras diferentes o retoman la docencia porque se dieron tiempo para ser padres o para explorar otros trabajos primero. No todos sienten que tienen vocación. Muchos encuentran muy divertido el aprendizaje de lo que tienen que enseñar. Dar clases constituye un desafío que disfrutan. Algunos maestros expresan una preocupación por los estudiantes que experimentan problemas con la materia, pero manifies-
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tan confianza en sus propias habilidades, sus experiencias previas, sus recursos y sus conocimientos. ¿Qué expresión tienen en común? A ellos les gusta su trabajo. Dijeron: "A mí me gustan mucho los jóvenes", "Me gusta hacer una diferencia en las vidas de mis alum-nos .
Para resumir, los maestros excelentes son organizados, pueden cumplir con fechas límite, son personas comprometidas tanto con su propio desarrollo como con el de sus estudiantes, a quienes aprecian. La pregunta para quienes forman a los maestros es cómo inculcar estos valores que no son tan intelectuales como humanos. Danielson (2002) expresa una preocupación acerca de la formación de buenos maestros y la retención de buenos docentes en el campo. Incluso presenta un estudio de Darling-Hammond y Sclan (1996, en Danielson, 2002) que demuestra que la mitad de los nuevos maestros en Estados Unidos deja el campo laboral en sus primeros cinco años de ejercicio. Daniel-son apunta que los novatos muchas veces no saben el porqué ni el para qué de sus conductas profesionales. Deben poder explicar a los estudiantes, padres y personal escolar las razones que subyacen a sus actividades y los contenidos de sus enseñanzas. Deben poder ver la relación entre lo que enseñan hoy y lo que tendrían que enseñar en el futuro. También sugiere un sistema de "mentores". Estos veteranos no sólo ayudan a los novatos o a un compañero veterano, sino que también obtienen beneficios a través de la relación.
Según Danielson (2002, p. 184), los mentores:
1. Ayudan a los novatos a enseñar según los estándares profesionales para la enseñanza y el aprendizaje.
2. Consideran la transformación de malo a buen maestro como un proceso de desarrollo.
3. Consideran el ejercicio de mentor como una práctica profesional que tienen que aprender y desarrollar con tiempo.
4. El tener mentores en la escuela debe ser planeado, implemenrado y evaluado por las personas interesadas en el éxito.
5. Los mentores deben contribuir al mejoramiento de la cultura escolar.
Danielson enfatiza que no todos los maestros pueden ser buenos mentores. El mentor tiene que:
1. Saber qué observar y cómo proveer retroalimenta-ción.
2. Saber abrir los canales de la comunicación y resolver conflictos.
3. Poder estudiar sus propias estrategias didácticas y comunicarlas para que otros las aprendan.
4. Ser capaz de retar a los novatos. 5. Estimular el pensamiento reflexivo.
La habilidad de reflexión es de suma importancia. Las preguntas que surgen son:
1. ¿Qué funcionó en la clase? ¿Cómo lo sé? ¿Por qué funcionó?
4.
5.
6.
7.
2. ¿Qué debo cambiar y por qué? 3. ¿Cómo me siento acerca de lo que estoy haciendo?
¿Por qué me siento así? ¿Cómo se guían mis acciones por estos sentimientos y por mis decisiones? Cómo responden mis alumnos? Qué información necesito para tomar una deci
sión informada acerca de lo que estoy haciendo? Cuál fue mi objetivo? ¿Lo logré? Qué limitó una enseñanza efectiva y el apren
dizaje? 8. ¿Cómo puedo mejorar esta actividad? 9. ¿"Qué fortalezas tengo como maestro? ¿Cuáles son
los puntos fuertes de mis alumnos? ¿-Estamos trabajando juntos?
10. ¿Cómo puedo obtener ventaja de mis fortalezas y dirigir mi atención a las que necesito desarrollar?
Danielson concibe este proceso como una manera de mejorar las prácticas docentes, al eliminar la sensación de aislamiento que ataca a muchos maestros en sus primeros años y, a veces, a los veteranos. Concep-tualiza este proceso como una manera de resolver el problema de la pérdida de maestros y a la vez, un modo de producir maestros "excelentes".
Kramer (2001) también señala que el sistema de mentores resolvería muchas de las dificultades de los maestros novatos. Afirma que su salvación fue tener una madre maestra y dos mentores: un subdirector y una maestra. Muchos nuevos maestros no pueden manejar la disciplina, el papeleo, y la falta de tiempo
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para cumplir con todas sus funciones. El consejo de un colega experimentado representa una gran ayuda para sobrevivir y, sobre todo, para no desertar.
Los mentores apoyan las nuevas ideas y la creatividad, impulsan la experimentación y enseñan técnicas para ahorrar tiempo. Insiste Kramer en que un sistema de mentores genera una infraestructura en la escuela y aporta a todas las personas el sentimiento de valía en la institución. Puede constituir un elemento importante en la formación de los maestros excelentes.
Otra estrategia de formación es la experiencia en la práctica, que se considera como algo vital para los nuevos maestros (Dexter y Reidel, 2003). Los profesores universitarios que supervisan estas experiencias han tendido a contextualizarlas, citando las creencias de los maestros que colaboran, instruyen y retroalimentan (Borko y Mayfield, 1995 en Dexter y Reidel, 2003). Ponen mucha atención en la aplicación de contenidos de los cursos universitarios en el caso de los estudiantes
Una persona que enseña debe tomar el aprendizaje muy en serio (Shulman, 1999). ¿Qué queremos decir con aprender? El aprendizaje abarca mucho, según Shulman: se trata de un proceso que implica sacar el conocimiento de adentro e introducir el conocimiento del exterior al interior. ¿Cómo es el aprendizaje cuando no progresa en forma adecuada?, pregunta Shulman. Puede implicar problemas de aprendizaje, como el mal funcionamiento de la memoria, el entendimiento y su aplicación y puede llamarse, según este investigador, amnesia, fantasía e inercia.
Shulman dice que si se profesa algo, se es profesor o profesional. Uno profesa el entendimiento de algo. ¿Qué es aprendizaje? Es un proceso dual: el aprendizaje previo influye en el nuevo. Por ello es necesario partir de ese conocimiento para después adentrarse en el nuevo. Ausubel (s/f, en Shulman, 1999) indicaba que el factor más importante en el aprendizaje es lo que el aprendiz ya sabe. Es fundamental explorar este conocimiento para posteriormente proveer enseñanza. Afirma Shulman que los aprendices construyen el aprendi-
que tienen oportunidad de trabajar con poblaciones especiales como minorías o niños con discapacidad.
Dexter y Reidel aplicaron una encuesta a dos grupos de alumnos en un programa para formar maestros con el propósito de evaluar su conocimiento de la tecnología educativa, que ellos consideran debe cobrar importancia durante la experiencia práctica. Los resultados revelaron que un porcentaje importante no utilizó esos recursos. Los que sí lo hicieron, los aprovecharon adecuadamente, aunque muchas veces en beneficio personal, sin aplicar ni integrar su conocimiento a sus clases con alumnos. Algunos estudiantes señalan que los maestros que los supervisaron utilizaron la tecnología educativa, les enseñaron a usarla y esperaban que los estudiantes también aprovecharían su disponibilidad. Los investigadores concluyeron que el uso de la tecnología, como una parte integral de la experiencia de los estudiantes de educación, fue muy importante en términos de su puesta en práctica en el futuro.
zaje a partir del aprendizaje previo. Cuando lo que está adentro escapa, se enriquece y se elabora con lo que encuentra afuera, a través de la interacción social con las personas que han tenido las mismas experiencias de extraer los contenidos interiores e introducir los externos. Así, los alumnos construyen su conocimiento y por eso, se necesita un contexto activo, colaborativo y reflexivo.
¿Qué pasa cuando hay una "epidemiología de mal aprendizaje"? La amnesia es uno de los resultados de este estado: los alumnos se olvidan de todo. Hay fantasía e inercia que consisten en retener una especie de conocimiento equivocado basado en el conocimiento folclórico a veces y una inercia para tomar un papel más activo en nuestro aprendizaje.
Para combatir estas patologías, según Shulman, tenemos que comprometernos con la buena docencia. Debemos inscribirnos en la escolaridad de la enseñanza. No debemos resolver el problema a través de un regreso a nuestra niñez. Este retorno implica enseñar como nos enseñaron y no implica progreso alguno. Al
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contrario, debemos apuntar, demostrar, examinar, investigar y construir más pedagogías poderosas que nos permitan manejar los retos de las patologías. Más importante, dice Shulman, tenemos que tener fe en que todos nuestros alumnos pueden aprender y que nosotros, los maestros, les podemos enseñar.
Morgan-Fleming (2000) sugiere que los maestros se involucran diariamente en un "show" improvisado. La meta es aplicar un aprendizaje con el que todos los alumnos en clase aprendan, desarrollen y contribuyan. Subyacente a este teatro hay conceptos básicos de conocimiento. La pregunta para Morgan-Fleming es ¿arte vs. ciencia? Si es arte, ¿qué tipo de arte? ¿Cuál es su producto? ¿Qué competencia se necesita para desempeñarlo? ¿Hay marcos teóricos para la descripción, discusión y evaluación? ¿Cómo podemos formar nuevos artistas?
Watson-Davis (2001 en Vallance, 2003) propone diversos modos para organizar las clases, incluyendo un mapa conceptual o agenda en el pizarrón al inicio de la clase, y compartiendo esquemas para evaluar.
Según Raines (2000), la enseñanza puede compararse con dirigir una orquesta en tanto que involucra los mismos conocimientos. Por ejemplo, debemos conocer el contenido y el tema, así como a nuestros alumnos como un conductor conoce sus músicos. Es necesario ensayar, ya que presentamos muchas clases acerca del mismo tema. Apreciamos el talento de algunos individuos en particular; sin embargo, esperamos que cada uno contribuya a la música o a la clase en su conjunto. Tenemos que seguir el texto como una pieza, pero también hay espacio para nuestra interpretación.
A veces una alumna o alumno destacado entra a nuestro salón. No obstante, todos los estudiantes tienen que trabajar juntos y armonizarse para lograr un gran desempeño. Igualmente los maestros eminentes aceptan los elogios cuando aprenden sus alumnos; sin embargo, deben seguir aprendiendo como los demás. Los grandes buscan a los compañeros para que los observen, les ayuden a pulir sus habilidades y les aconsejen sobre cómo interpretar las obras importantes.
De acuerdo con algunas entrevistas a maestros, la docencia es una profesión que exige "una colaboración de mente, corazón y espíritu" (Young, Etheredge, Wood y Stromberger, 2002, p. 22). Según Intrator (en Young etal, 2002, p. 22), los docentes "conforman el univer
so del aula a través de las actividades que se llevan a cabo, de su enfoque y de las relaciones que alimentan". Sin embargo, los docentes mismos necesitan algo de ese nutrimento y, más que nada, la retroalimentación que les dice que son vitales para el éxito de los alumnos.
Stromberger (en Young et al., 2002) comenta que cuando encuentra reuniones de trabajo aburridas, se percata de cómo se sienten sus alumnos en clase. No obstante, cuando puede relacionar lo que está escuchando con la vida real, sí se despierta su interés. Para él, un aspecto importante de la docencia es la oportunidad de comunicar los fenómenos interesantes a otras personas que tienen recursos, pero que no los han utilizado.
Por otro lado, Wood (en Young et al, 2002) enfa-tiza el valor que uno necesita para enseñar. Habla de voces de los maestros y de la necesidad de unir estas voces, para darles valor y mejorar sus habilidades para enseñar. Se requiere una colaboración estrecha.
Young y sus colegas (2002) insisten en la necesidad de ser aprendiz para poder enseñar. El maestro tendría que ampliar su conocimiento fuera del salón para ser eficiente dentro del aula. Etheredge (en Young et al, 2002) siente una fuerte emoción cuando logra que sus alumnos entiendan los nuevos conocimientos. Las interpretaciones y creaciones de sus alumnos la sostienen la inspiran para encontrar nuevas maneras de ver, entender y hacer en la práctica. Encuentra placer en su desempeño como docente, que se relaciona con la creación. La enseñanza, para Etheridge, es un goce y una filosofía de vida.
Si estos maestros disfrutan tanto la experiencia de la docencia, ¿por qué no aprenden todos los alumnos en todos los lugares del mundo?
Reimers (2003) hace responsables a los maestros de la falta de aprendizaje que existe en las escuelas. Por ejemplo, acerca de la calidad de la instrucción, argumenta que las tres teorías que explican la falta de aprendizaje en México, no son válidas. La primera enfatiza los problemas que existen en las casas de los niños pobres. Otra dice que la pobreza en sí es la causa. La tercera afirma que los problemas neurológicos disminuyen la capacidad de aprendizaje en algunos niños. El autor sugiere que debemos buscar las causas de las deficiencias educativas al interior de la escuela en lugar de responsabilizar a agentes externos. Resulta muy fácil se-
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ñalar como causas del problema situaciones que nosotros no podemos cambiar. Sin embargo, asegura que sí hay cambios que sí se pueden hacer, como el proporcionar mejores escuelas a los pobres. También señala que el número de años de escolaridad promedio en México (siete años) es de los más bajos en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), y en los países con un nivel de desarrollo comparable al de América Latina: en Argentina esta cifra es de diez años y en Chile y Uruguay, de nueve.
Reimers insiste en que los maestros son en gran medida responsables de la falta de aprendizaje, pues no les enseñan a los niños adecuadamente. Según una encuesta aplicada a una muestra de niños de tercer y cuarto grado, las explicaciones de los maestros no son en-tendibles. Sus métodos pedagógicos, según Reimers, tampoco sirven. Las exposiciones de los maestros no estimulan a los niños. Además, a los pequeños les gusta leer, pero no hay textos suficientes en los salones. Aunque una buena parte de los argumentos de este autor se deriva de sus encuestas, debemos tomar en serio estos resultados porque son indicativos de problemas reales.
Tomando en cuenta lo que dice Reimers, citamos un artículo de Cobb, McClain, Teruni, de Silva, Lam-berg y Dean (2003), que aboga por un análisis de las prácticas docentes que sitúen a los maestros dentro de su contexto escolar, político y geográfico. Según Cobb y sus colegas, las prácticas de los maestros tienen mucho que ver con las fuentes de ayuda, sus sueldos, y los recursos y materiales disponibles para el salón de clases. Señalan que los estudios sobre el cambio deseado pueden dividirse en dos grupos: el primero se enfoca en el papel del desarrollo profesional en la reorganización de las prácticas didácticas; el segundo, en las estructuras organizacionales de las escuelas y el efecto del cambio en estas condiciones que puede impactar las prácticas dentro del aula. Cobb et al. afirman que la enseñanza es una práctica distribuida y que la práctica se debe llevar a cabo en una comunidad de práctica.
¿En qué consiste la enseñanza de una actividad distribuida? Los maestros deben tener una planeación para la enseñanza y el aprendizaje. Existen diversas funciones que hacen de la enseñanza una actividad distribuida. Estas funciones implican delinear los objetivos de instrucción, así como seleccionar y adaptar las actividades que necesitan ser modificadas para el uso del ins
tructor. Hay ciertas actividades cuyo propósito es hacer visibles los resultados de la enseñanza. Si las examinamos, observamos que una variedad de personas también participa en ellas. Esta colaboración implica que el docente no pueda elegir libremente lo que quiere hacer dado que su jefe desea resultados constantemente. Estas personas son una parte de la comunidad de práctica docente. Los autores proponen que se haga posible el mejoramiento de la docencia a través de la propuesta de formar y reconocer a esta comunidad.
Existen tres dimensiones:
1. Un conjunto de actividades a realizar que considera no sólo que los alumnos entiendan las ideas, sino también que obtengan mejores calificaciones en las pruebas aplicadas cada año a todos los estudiantes.
2. Una relación mutua que comprende tanto información específica a una actividad particular, como normas generales de participación.
3. Un conjunto de herramientas y artefactos.
Las ventajas de esta postura se relacionan con la ubicación de los maestros dentro de una institución. De esta forma, se integran las teorías de las estructuras sociales que dan prioridad a las instituciones, normas y regla, así como las teorías de la experiencia situada que conceden una importancia especial a las dinámicas de la existencia diaria y a la construcción local de los eventos interpersonales (Wenger, 1998, en Cobb et al, 2003).
Cobb y sus compañeros enfatizan que estas teorías son una parte de la dicotomía que reconoce los dos elementos de cambio del maestro. Un enfoque se centra en las características de la escuela como una organización, y el otro, en el papel del desarrollo profesional para apoyar la reorganización de las prácticas de la docencia.
Wenger (1998, en Cobb et al, 2003) explica que la comunidad de práctica no llega hasta la estructura de la institución ni detalla las interacciones, sino que capta las estructuras sociales que son una parte de la vida diaria de la escuela. En este estudio en particular, habla de la enseñanza de las matemáticas, pero las propuestas se aplican a cualquier contexto de instrucción. El estudio revela que los miembros de la comunidad de práctica, que están al nivel de la supervisión o de la
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dirección, limitan sus intereses en las materias a los resultados en exámenes de fin de año aplicados a todos los alumnos en todas las escuelas. Más allá de este factor, no les interesa las estrategias de los maestros ni si están alcanzando a los menos dotados por ser minoría lingüística o racial.
Con respecto a la problemática de México y al contexto de América Latina, podemos responder al artícu
lo de Reimers, diciendo que los maestros forman parte de una estructura y una institución, y tienen estrechos límites para motivar y estimular a los niños. Operan dentro de su esfera de acción intelectual y emocional, pero existen también restricciones que a veces no permiten la creatividad e innovación que ellos quisieran implementar.
Marzano, Pickering y Pollack (2001) postulan que la pedagogía efectiva comprende tres áreas: estrategias de instrucción, técnicas de manejo y diseño curricular.
Según estos investigadores, es importante enseñar a los alumnos a identificar las semejanzas y las diferencias cuando se presenta un problema, ya que estas operaciones mentales son básicas para el pensamiento humano (Gentner y Markham, 1994 en Marzano et al, 2001). Si se adapta esta técnica a la enseñanza, los estudiantes pueden identificar estrategias para resolver problemas. La técnica debe acompañarse de una rica discusión y cuestionamientos. Es importante subrayar que esta actividad puede ser dirigida por el maestro o por los alumnos. Se pueden representar las diferencias y las semejanzas mediante símbolos y/o gráficas para ayudar al desarrollo de estos conceptos. Es posible utilizar una matriz de comparición como la que se ilustra en la tabla 3.1.
Otra tarea importante consiste en clasificar, es decir, organizar los elementos en grupos según sus semejanzas. Para ello, es necesario identificar las reglas que rigen la membresía en una categoría. Estas tareas pueden ser dirigidas por el maestro o por los alumnos. Una forma de organizar gráficamente las clasificaciones es mediante columnas; otra, mediante círculos en columnas (tabla 3.2).
El uso de metáforas ayuda a ver las relaciones entre dos conceptos que aparentemente no la tienen. Por ejemplo: las hojas forman un tapete verde de terciopelo.
Marzano, Pickering y Pollack sugieren un organizador gráfico para las metáforas que es un poco más difícil de construir (tabla 3.2).
Las analogías, como las metáforas, pueden ser dirigidas por los maestros o por los alumnos. Las analogías representan objetos que no se parecen; sin embargo, son similares. Este entendimiento nos ayuda a comprender
Tabla 3.1 Matriz de comparación. Tomada de Manzano, Pickering y Pollack (2001, p. 19).
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Tabla 3.2 Organizador gráfico para metáforas. Tomado de Manzano, Pickering y Pollack (2001, p. 22).
la nueva información. Toman la forma a:b como c:d. Es muy común encontrar este tipo de problemas en pruebas de coeficiente intelectual (tabla 3.3).
Otras sugerencias para lograr mayor éxito en la docencia son: reconocimiento de logros de los alumnos —incluyendo premios, tareas y prácticas—, aprendizaje colaborativo y cooperativo, generación y prueba de hipótesis, y tácticas de organización de apuntes y de otro tipo de información. Estos autores hacen énfasis en lo importante que es reconocer cuándo los alumnos han logrado aprender bien y premiar sus esfuerzos, pues esto los motiva y da confianza a quienes les hace falta.
El aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo son una parte del paradigma del constructivismo. Las dos actividades involucran la participación de todos y cada uno de los miembros de un grupo para lograr un proyecto en común. En un grupo colaborativo, todos los alumnos hacen todas las tareas y trabajan interdependientemente. Construyen su conocimiento juntos. Según Brufee (1995 en Arcos, 2003), una diferencia importante es la cantidad de dirección del profesor. "La premisa básica del aprendizaje colaborativo es la construcción del consenso a través de la cooperación de los miembros de un grupo" (p. 27).
En el aprendizaje cooperativo los alumnos comparten una tarea y cada uno hace su parte para que el proyecto tenga buenos resultados. El éxito del proyecto depende del rendimiento de cada alumno. Los alumnos trabajan juntos para alcanzar objetivos comunes (Johnson y Holubec, 1999 en Arcos, 2003).
Según Rué (1996, en Arcos, 2003), el aprendizaje cooperativo es:
una organización intencional de la estructura de aprendizaje que persigue muchos objetivos complementarios, no sólo que los/as alumnos/as aprendan lo que tienen que aprender, sino también otros contenidos tan importantes como olvidados: la propia capacidad de cooperar, el respeto por las diferencias, y el valor de los demás (p. 9).
De acuerdo con Marzano y sus colegas (2001), es importante que los alumnos estén conscientes de la estructura de la información que quieren adquirir. Normalmente hay una introducción, una sección de antecedentes del problema, y una sección de estrategias útiles para hacer un resumen. Brown, Campione y Day (1981 en Marzano et ai, 2001) presentan algunas reglas útiles para elaborar el resumen:
1. Eliminar el material que no es necesario para una síntesis.
2. Desechar el material redundante. 3. Sustituir términos subordinados por listas; por ejem
plo, flores en lugar de margaritas, tulipanes y rosas. 4. Seleccionar una oración que represente el tema.
Otros conocimientos que ayudan a entender el trabajo incluyen el esquema para cuentos y narraciones. La ficción normalmente tiene su estructura: personajes, contexto, evento que inicia la acción, respuesta, objetivos, consecuencias y resolución. Si los alumnos conocen este esquema, la comprensión del trabajo es más fácil.
Tabla 3.3 Analogías. Tomados de Manzano, Pickering y Pollack (2001, p. 28).
46 • Capítulo 3 • La didáctica y su relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje
La generación de hipótesis es una parte del método científico y del razonamiento deductivo. Se utiliza una regla general para predecir un evento en el futuro. Mediante el proceso inductivo se buscan conclusiones a partir de la información que conocemos. Mediante el proceso inductivo, los alumnos descubren los principios que primero generaron las hipótesis. En el proceso de deducción, primero se presentan los principios generales y entonces, utilizando este conocimiento como base, los alumnos deben generar y probar las hipótesis basadas en estos principios. Los alumnos deben poder explicar sus hipótesis y sus conclusiones.
¿Qué hacer cuando los estudiantes no toman buenas notas debido a que su estilo de aprendizaje está ba
sado en un componente visual muy importante? Los mapas conceptuales ayudan a los alumnos a pensar y a agrupar la información. Un mapa conceptual es la agrupación gráfica de conceptos. Según Díaz-Barriga y Hernández (2002), se trata de recursos gráficos que hacen posible visualizar relaciones entre conceptos y explicaciones sobre una temática o campo de conocimiento declarativo específico.
Estas estrategias para la enseñanza son sólo algunas que el docente creativo puede utilizar y extrapolar para hacer la clase más participativa y menos del tipo ban-cario, es decir, en donde el maestro deposita el conocimiento y los alumnos reciben el depósito.
Hemos presentado los argumentos para la preparación eficaz de futuros maestros. La tendencia internacional actual es eliminar las escuelas normales. Muy pocos países, México y Francia entre ellos, todavía apoyan la escuela normal. En ciudades en que sus escuelas enfrentan situaciones difíciles (las de Nueva York, por ejemplo, enfrentan el problema de las minorías étnicas debido a la inmigración), la tendencia es emplear a los graduados de universidades de artes liberales y darles cursos especiales en los veranos. En todas las situaciones, se reconoce la necesidad de poseer técnicas y estrategias de didáctica. Lo que difiere de una situación a otra es la solución, es decir, la manera de difundir estas estrategias y el valor depositado en las estrategias de didáctica como base de la enseñanza. Una formación amplia, que incluya información acerca de historia, política, geografía, etc., proporciona al alumno una educación rica que le facilita aprender e integrar nuevos datos. En gene-
V ral, no hay una solución fácil al problema de dónde obtener nuevos maestros.
Síntesis de capítulo
En este capítulo hemos revisado las investigaciones sobre la formación docente y la didáctica efectiva para desarrollar en los alumnos el pensamiento divergente, la creatividad, la independencia, y la capacidad para construir sus propios conocimientos. Queremos enfatizar que los maestros deben ser guías de sus alumnos. Son facilitadores y mediadores que retoman las experiencias de sus alumnos como base y les ayudan a seguir aprendiendo.
1. ¿Qué argumentos existen favor de dejar toda la formación de maestros a las escuelas normales? Aporte al menos tres argumentos a favor.
2. Dé tres argumentos de por qué se debe incorporar la educación de los maestros a la facultad de pedagogía de la universidad.
3. ¿De qué depende el éxito del constructivismo? ¿De qué tendrían que enterarse previamente los maestros?
4. Si tuviera que planear un programa para las personas bien preparadas que quieren ser maestros, ¿qué elementos clave tendría que incluir?
1. a) Las normales tienen una larga trayectoria en cuanto a la educación de maestros. Se enfocan en los rubros que los maestros necesitan sin desviarse en temas irrelevantes, b) Los maestros de las normales saben enseñar. Son personas con experiencia en el aula, c) Las normales, dado que en geneal son escuelas sin costo, proveen un camino para personas de bajos recursos.
2. a) La pedagogía es un campo más amplio y permite el desarrollo de una persona preparada en toda el área de la educación, b) Ser universitario permite un acceso a otras facultades, lo que contribuye al desarrollo de una persona con más intereses e ideas más universales sobre el mundo, c) La visión de una persona universitaria sobre el mundo y sobre diversos temas permite transmitirla a los alumnos quienes obtienen conocimientos diferentes. Más que nada, creemos que ser buen maestro requiere de talento. No sabemos si la enseñanza es una ciencia o un arte o el conocimiento científico combinado con el arte. Por eso, una persona bien preparada con una rica fuente de conocimiento estará mejor integrada y poseerá más recursos que ofrecer a sus alumnos.
3. Los maestros, necesariamente, tendrían que explorar las experiencias previas de sus alumnos. 4. Una amplia gama de temas para educar a los alumnos en el espíritu de la democracia: derechos hu
manos, ciudadanía, etcétera.
http://www.uam.es/departamentos/stamaria/didteo/ En este sitio se encuentran síntesis de artículos de la revista Tendencias Pedagógicas relacionados con la formación de formadores, así como un listado de tesis doctorales de la Universidad Autónoma de Madrid, sobre el tema.
La didáctica y su relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje • Capítulo 3 • 47%,
48 • Capítulo 3 • La didáctica y su relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje
http://www.lavaca.edu.mx La Vaca Independiente es una organización mexicana que ha promovido la enseñanza del arte a través de un programa ya probado en diversas escuelas. Vale la pena conocer su propuesta didáctica especial.
http://www.cnem.edu.gt Un sitio para conocer la educación, avances y características específicas de la didáctica maya en Guatemala.
http://atzimba.crefal.edu.mx/cedeal/biblio-crefal El Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe cuenta con una biblioteca digital así como referencias utilizadas en los cursos presenciales y a distancia que ofrece. Constituye un recurso importante para todo docente especializado en la formación de adultos.
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