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CAPITULO IV OTROS FACTORES DE LA GEOPOLÍTICA SUMARIO: 1. La economía y su rol en la vida de los pueblos: a) La producción; b) La circulación; c) La distribución; e) El consumo. 2. Los transportes y las comunicaciones. 3. La técnica y el desarrollo de los Estados. 4. La cuestión de la autarquía 5. El espacio para los Estados; a) Situación. b) Posición. 6. La personalidad humana: a) Líderes; b) Pueblos; 7. La política de poder. 1. LA ECONOMIA Y SU ROL EN LA VIDA DE LOS PUEBLOS: Todo ser humano tiene requerimientos inexcusables e inevitables, que pueden ser primordialmente de orden material y también espiritual. Para satisfacer estas necesidades son indispensables ciertas cosas, objetos o servicios, que se llaman bienes o recursos. Los cuales no se forjan solamente con la voluntad del hombre, sino con la concurrencia de cosas y elementos de la naturaleza que el hombre debe obtenerlos o transformarlos con su esfuerzo. Para lograr los bienes económicos con los cuales satisfacer sus necesidades, el ser humano realiza esfuerzos que en ultima instancia constituyen una actividad, pero como las necesidades son múltiples, se renueva o repiten o van surgiendo nuevas en el curso de la existencia, tiene que realizar también permanentemente esas actividades, cuyo estudio y conocimiento se llama economía. En forma mas amplia esta ciencia se denomina Economía Política y tiene por objeto investigar, estudiar y conocer las actividades económicas de los individuos y de los pueblos, las leyes que rigen estas actividades y los efectos consiguientes, teniendo en cuenta que tales actividades están orientadas a la satisfacción de las necesidades humanas.

CAPITULO 4

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CAPITULO IVOTROS FACTORES DE LA GEOPOLÍTICA

SUMARIO: 1. La economía y su rol en la vida de los pueblos: a) La producción; b) La circulación; c) La distribución; e) El consumo. 2. Los transportes y las comunicaciones. 3. La técnica y el desarrollo de los Estados. 4. La cuestión de la autarquía 5. El espacio para los Estados; a) Situación. b) Posición. 6. La personalidad humana: a) Líderes; b) Pueblos; 7. La política de poder.

1. LA ECONOMIA Y SU ROL EN LA VIDA DE LOS PUEBLOS: Todo ser humano tiene requerimientos inexcusables e inevitables, que pueden ser primordialmente de orden material y también espiritual. Para satisfacer estas necesidades son indispensables ciertas cosas, objetos o servicios, que se llaman bienes o recursos. Los cuales no se forjan solamente con la voluntad del hombre, sino con la concurrencia de cosas y elementos de la naturaleza que el hombre debe obtenerlos o transformarlos con su esfuerzo.

Para lograr los bienes económicos con los cuales satisfacer sus necesidades, el ser humano realiza esfuerzos que en ultima instancia constituyen una actividad, pero como las necesidades son múltiples, se renueva o repiten o van surgiendo nuevas en el curso de la existencia, tiene que realizar también permanentemente esas actividades, cuyo estudio y conocimiento se llama economía. En forma mas amplia esta ciencia se denomina Economía Política y tiene por objeto investigar, estudiar y conocer las actividades económicas de los individuos y de los pueblos, las leyes que rigen estas actividades y los efectos consiguientes, teniendo en cuenta que tales actividades están orientadas a la satisfacción de las necesidades humanas.

Las necesidades que previamente debe satisfacer el ser humano son las de carácter material: alimentación, después vestido y posteriormente habitación y para realizar la actividad productora consiguiente, organiza sus primeros grupos sociales, a partir de la horda, la familia, el clan, la tribu, la nación, a medida de cuyo crecimiento, mejoran también las condiciones de producción de bienes hasta llegar a la división del trabajo y al intercambio de productos.

Cuando, ya superada la etapa del nomadismo, de la caza y la pesca y el pastoreo, los grupos humanos se hicieron sedentarios y en el aspecto jurídico-político organizaron el Estado, se inició una política de expansión de territorios para asegurarse la autosuficiencia de bienes alimenticios. Al incrementarse las actividades de transformación de los recursos naturales, también se acentuaron los requerimientos del intercambio y para dominar los mercados, los Estados desarrollaron su

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poderío: Venecia en el Mediterráneo para los artículos de Oriente, la Liga Hanseática en el Mar del Norte para el comercio de arenque; los países del Mediterráneo en el Asia Menor para comerciar con las especias de la India; las potencias europeas del siglo XVl en el Atlántico para dominar las fuentes de metales preciosos.

De la etapa Mercantil, los Estados han pasado a la era industrial en la que la actividad económica se fundamenta en la transformación de gran parte de los productos, antes puramente alimenticios, en otros productos para la satisfacción de nuevas necesidades y principalmente en la transformación de los recursos minerales en bienes que contribuyen a la comunidad y mayor bienestar del ser humano. En esta etapa, la tendencia acentuada de los Estados, especialmente de los más poderosos, se orienta en sentido de disponer ampliamente de materia primas de aplicación industrial, principalmente minerales y combustibles tales como el hierro, el carbón y el petróleo. Sólo de esta manera esos Estados pueden asegurar la continuidad de su actividad industrial. Pero al mismo tiempo como la producción resultante es continua y constante, tales Estados requieren de mercados donde colocar sus productos en el tiempo más corto posible y a precios ventajosos. Por eso la política de expansión, sin abandonar la tendencia a la expansión territorial, se orienta al aseguramiento de fuentes propias de materia prima y mercados también propios mediante la conquista y organización de semi-colonias y esferas de influencia en las regiones más atrasadas y débiles del mundo.

De todas maneras, a través del esbozo anterior, es posible comprender cuan importante es el rol de la Economía en la vida y desarrollo de los pueblos, a través de todas las etapas de su existencia y de su evolución histórica.

La actividad económica de los grupos humanos y también de los individuos, surge con la aparición de necesidades que son estados de apetencia para cuya desaparición deben lograrse bienes proporcionados directamente por la naturaleza o transformados por el esfuerzo del mismo hombre, a fin de aplicar tales bienes en la satisfacción de las necesidades dadas. Todo este conjunto de actos, constituyendo una actividad, es lo que fundamenta la Economía, la cual como ciencia llamada Economía Política, abarca cuatros grandes partes que son: la producción u obtención de los bienes; la circulación de los mismos; la distribución del producto y el consumo de esos bienes.

a) La producción: en la vida humana no es suficiente sentir necesidades, sino que hay que lograr los bienes con los cuales satisfacerlas. En los tiempos primitivos en que el hombre sentía el imperio de necesidades materiales casi exclusivamente , tenía que acudir a la naturaleza

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imprescindiblemente para arrancar de ella los objetos o cosas, y en la vida de relación interhumana, los servicios con los cuales proceder a la satisfacción de aquellos requerimientos, en esa tarea, en la que indudablemente desplegaba el hombre su esfuerzo, no había actividad transformativa sino que había que ubicar los bienes y arrancarlos; mas se trataba de obtención, que de verdadera producción.

Solo más tarde, probablemente cuando los grupos humanos aprendieron a utilizar las cosas de la naturaleza no solo como bienes de satisfacción directa de las necesidades, sino también como instrumentos auxiliares, utilizados tal como la naturaleza los disponía o modificados por la acción del propio hombre, este pudo transformar los objetos y elementos naturales que adquieren la condición de materias primas, a fin de elaborar, fabricar o construir otros bienes que, por tanto, ya no era de factura totalmente natural. Entonces sí se realizó una verdadera producción, sin embargo, la Economía Política conceptúa como producción a la obtención, elaboración, construcción y fabricación de bienes para la satisfacción de las necesidades humanas.

Desde los más remotos tiempos, la producción ha tenido suma importancia para el desarrollo de los pueblos y el despliegue de su poderío. Los grupos sociales humanos que primitivamente podían obtener con abundancia, aunque no con mucha facilidad los recursos, particularmente alimenticios para su mantenimiento, eran los más poderosos, que para no sufrir los percances de la escasez, tendían a expandirse sobre otros territorios sometiendo a otros pueblos. En la época moderna la producción es principalmente de tipo industrial y es evidente que los países mayormente industrializados poseen y mantienen un mayor poder para sostenerse a si mismos y someter a su dependencia otros pueblos menos productivos.

Claro que la producción no depende solamente de la capacidad del hombre para el esfuerzo, sino también de otras condiciones naturales y culturales. Si el territorio del estado cuenta con posibilidades para la amplia agricultura y ganadería; ofrece materias primas animales y vegetales, y para las industria proporciona toda suerte de materia prima mineral; además de que el factor humano ofrece elevados conocimientos técnicos, entonces la producción es seguro que se convierte en factor de creación de un vigoroso poder estatal, tal como ha ocurrido con Francia, Inglaterra, Alemania o actualmente con los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Soviética.

b) La circulación: en la sociedad primitiva, donde las necesidades eran escasas y la actividad individual era suficiente para procurar a cada persona todos los bienes y recursos requeridos para satisfacer esas escasas necesidades, los bienes no pasaban generalmente de unas

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manos a otras. Pero a medida que los grupos sociales fueron creciendo en número de miembros y en necesidades, apareciendo las aptitudes personales de las que surgieron las especializaciones, se produjo la división del trabajo apareciendo los oficios y profesiones y entonces, los productores especializados que no elaboraban bienes o servicios para sí solos, contaban con excedentes que debían intercambiar con los demás productores de la sociedad. De allí es de donde nació la necesidad de la circulación que consiste solamente en aproximar los resultados de la producción al consumo o sea poner los productos a disposición de los consumidores.

Desde que las sociedades se incrementaron cuantitativamente surgieron en ellas diversas aptitudes para la producción y la división consiguiente del trabajo, la circulación adquirió un rol de importancia en el crecimiento de las sociedades y en la formación de su poder. Aquellos pueblos en cuyo territorio se producían diversidad de bienes pero determinados en su condición por las características y las posibilidades regionales, hubo necesidad de intercambiarlos, y a mayor intercambio se fortalecía la unidad y el propio poderío. En la actualidad, los países desarrollados sienten mayormente la necesidad de circulación, ya sea para adquirir materia prima que no tienen pero que requieren para sus industrias, o mercados para colocar sus productos industriales y, por consiguiente, imponen su hegemonía e influencia sobre los pueblos débiles a fin de establecer con ellos una amplia circulación.

La Geopolítica asigna importancia, no solamente a la circulación de carácter económico de bienes, productos y materias primas, sino también a la circulación de conocimientos, de ideologías y de creencias religiosas, estableciéndose que las grandes potencias procuran imponer a los países débiles y atrasados los conocimientos convenientes al mantenimiento del poderío de tales potencias, buscando afanosamente la imposición total de sus propias creencias religiosas y de las ideologías –especialmente políticas- que son beneficiosas para su dominación.

La circulación en los tiempos modernos, se efectúa mediante el comercio que no es sino el intercambio de productos y mercancías por medio de la moneda. En ese sentido, en todos los pueblos existe el comercio de importación y el de exportación. Los pueblos desarrollados importan fundamentalmente materias primas para sus actividades industriales, mientras que los pueblos atrasados importan solamente productos industrializados o manufacturados y materias primas en escasos porcentajes.

c) La distribución: El resultado de la producción son los productos, acerca de cuya distribución o reparto, no hay problema en la economía primitiva, pues cada individuo es capaz de obtener o elaborar por sí todos los

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bienes para sus escasas necesidades y él solo es quien emplea esos bienes en su satisfacción; pero cuando la sociedad se complica y la producción ya adquiere carácter colectivo, en la cual, unos producen y otros consumen, y aún más en la producción industrial de los tiempos actuales, decenas, cientos y aún miles de obreros toman parte en la producción de un solo bien, ocupándose cada uno de ellos de hacer o elaborar una parte o un sector pequeño de la totalidad del bien; surge la dificultad de distribuir este producto entre quienes han intervenido en la producción, en forma justa y cabal.

En la economía contemporánea, los bienes no se distribuyen por partes de ellos mismos, sino que estando destinados al mercado, se los vende y lo que se trata de repartir o distribuir es su valor en dinero. De ahí es que se señala que son cuatro las partes que concurren a la producción de sus bienes: La naturaleza o suelo, el capital o instrumentos, el trabajo u obreros y el empresario u organizador de la producción. La distribución se efectúa entre esas cuatro partes, y al propietario del suelo o de los edificios edificados sobre él y dónde se realiza la producción, le corresponde la renta del suelo o arriendo; al capitalista que facilita o que es dueño de los instrumentos de producción y del dinero, le corresponde el interés; al obrero o trabajador que pone su esfuerzo en la producción de bienes, le corresponde el salario, y al capitalista que organiza y dirige la producción, le corresponde el beneficio o utilidad.

Esta forma distributiva de la Economía clásica, aparentemente parece que fuese naturalmente justa y adecuada y no acepta objeciones. Sin embargo, existen críticas basadas en que la apropiación de medios e instrumentos de producción, y de la producción misma, por propietarios y empresarios privados, no es legítima sino que constituye una usurpación del valor de los esfuerzos del trabajador. Quienes así piensan, afirman que la renta del suelo, el interés del capital y el beneficio del empresario, tanto como el salario del trabajador, debieran ser de carácter social y no individual.

Esto último en la base de la teoría socialista en la que los medios de producción que radican íntegramente en la naturaleza y los instrumentos de producción no debieran ser de propiedad privada o individual. Como consecuencia, tampoco la producción ni el beneficio del empresario deberían dejar de tener carácter social, para individualizarse en desmedro de los más débiles que siempre son los trabajadores.

Todos estos problemas, desde el punto de vista de la Geopolítica, afectan al desarrollo y al poderío del Estado, por lo cual los geopolíticos sostienen que el interés estatal debe subordinar por completo al interés particular o individual en la cuestión del reparto o distribución de la

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producción. Debe ser el Estado, en forma compulsiva, quien señale en interés suyo, las partes alícuotas que corresponden a todos cuantos intervienen en el proceso de la producción económica.

d) El consumo: Consumir significa usar, emplear o gastar. Desde el punto de vista económico, el consumo es nada más que la utilización final que se hace de los bienes producidos en la satisfacción de las necesidades a que fueron destinados. Este enunciado parece privar al consumo, de toda importancia para la Geopolítica. Sin embargo todo Estado se preocupa por organizar el consumo, tanto como la producción, la circulación y la distribución, en razón de la tendencia de usar o gastar los bienes económicos, no en una forma improductiva, que se pierda por el hecho del consumo solamente, sino que el consumo sea reproductivo, o sea que la utilización de los bienes sirva para fundamentar nuevas operaciones de producción que puedan resarcir los bienes utilizados, con lucro o ganancia.

Para los grandes Estados industrializados y poderosos, una tendencia incontenible, es la de estimular el consumo de su propia población, pues en ella está primordialmente el mercado para sus propios productos, y también sometiendo a su dependencia a los pueblos débiles, estimular, aunque sea artificialmente, su capacidad de consumo de los productos manufacturados, cuya colocación es una verdadera urgencia para aquellos Estados.

2. LOS TRANSPORTES Y LAS COMUNICACIONES: En la economía de los pueblos primitivos, cuando la producción de bienes estaba adecuada a las pocas necesidades materiales de cada persona y cada una de éstas era lo suficientemente hábil para obtener los bienes que requería su satisfacción, casi no hubo problema de transporte, pero posteriormente, cuando las economías individuales comenzaron a producir bienes sobrantes para el consumo ajeno, obteniendo en cambio bienes que les faltaban, entonces ya fue un problema de fácil o difícil resolución el del transporte de esos bienes. En realidad, el transporte no es sino la operación de llevar o conducir bienes o servicios desde el lugar de producción al lugar de consumo. En la economía natural de manutención, el productor sólo tenía que llevar el resultado de la cosecha, de la pesca o de la caza hasta su hogar, para ser consumido. Cuando surgió la economía de cambio comercial, entonces los bienes para transportar significaban grandes volúmenes, siendo las distancias para llevar, muy extensas. Esta circunstancia determinó que una parte de la población del grupo tuviese que ocuparse especialmente de la conducción de los excedentes de producción, desde los lugares de producción a los mercados de consumo. En es forma surgió el transporte como actividad indispensable para la economía.

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En las sociedades primitivas el transporte se efectúo personalmente por el hombre, sobre sus espaldas; posteriormente usó animales de carga por caminos, sendas o rutas especiales; más tarde se inventó la rueda y con ella los vehículos de tiro, movidos por tracción humana o tracción animal. Al mismo tiempo se descubrió en el agua una excelente vía de transporte, surgiendo la navegación en los ríos anchos, en los lagos y en los mares costaneros, primero a remo o fuerza humana, y posteriormente aprovechando la fuerza del viento con la navegación a vela.

Al descubrirse la fuerza del vapor de agua, se le aplicó a vehículos terrestres como el ferrocarril, pero con mayor éxito a la navegación marítima, reemplazando los barcos a vapor a los buques de vela. En tierra los ferrocarriles reemplazaron, por lo menos en gran parte, a los carruajes tirados por caballos u otros animales. En el siglo XX se ha incrementado el uso de motores a explosión, tanto en la navegación marítima como en la terrestre, de tal manera que los vapores a gasolina y los automóviles son seria competencia a los barcos de vapor y a los ferrocarriles. Finalmente, ha surgido la aviación convertida, después de la segunda guerra mundial, en otro gran elemento de transporte.

Pero el transporte solamente, ya fuese consistente en la traslación de bienes o de personas, no ha sido suficiente para el desarrollo económico-cultural de los pueblos, sino que también han tenido que crecer los sistemas de comunicaciones. Los seres humanos, por lo mismo que viven en sociedad, y siendo superiores a los animales por el ejercicio de su razón, requieren imperiosamente de transmitirse mutuamente sus impresiones, sus conocimientos, sus emociones y sus ideas, particularmente en el aspecto económico. Por eso es que paralelamente al progreso general de la sociedad humana, se han ido desarrollando los sistemas de comunicaciones.

Partiendo de la palabra hablada, es decir de la viva voz, y la palabra escrita, mediante la representación gráfica de los sonidos articulados y sistematizados, las comunicaciones también han evolucionado progresivamente. Los correos o trasporte de mensajes escritos sustituyeron a la conducción de mensajes simplemente verbales; después se inventaron las señales, luego aplicando la electricidad, el telégrafo; más tarde la comunicación inalámbrica mediante la radiotelegrafía y finalmente la radiotelefonía. Otros medios de comunicación en cierto sentido, son también el cinematógrafo y la televisión ultramodernos.

Los transportes y comunicaciones, aparentemente, parecen importar tan solo a la economía, para la traslación de bienes, pero también inciden en las actividades espirituales o intelectuales y en las

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militares. En el aspecto económico, tienen una gran función reguladora, pues en el interior de un Estado, la presencia de buenos sistemas de transportes y comunicaciones cumple una función realmente unificadora y pobladora, pues si hay regiones que no poseen buenos sistemas de transportes y comunicaciones, hacia las zonas desarrolladas, quedan en la lejanía, desprovistas de protección y aptas para la separación o para la conquista exterior. Eso, precisamente, es lo que ocurre en las regiones orientales de Bolivia y lo que ocurrió con su costa marítima. También desde el exterior, los sistemas de transporte y comunicaciones permiten la salida de productos nacionales que convengan a la economía propia, así como la llegada de aquellos productos extranjeros que sean necesarios al desarrollo nacional.

En el aspecto espiritual o intelectual, también son importantes los sistemas de transportes y comunicaciones, pues mediante ellos es que salen y llegan a un país los conocimientos adelantados adquiridos en otros países; las ideas políticas y religiosas tienen un activo intercambio y pueden ser sometidas a una crítica de carácter realmente mundial; igualmente las formas y los métodos artísticos se propagan en escala mundial y, lo que es muy importante en estos tiempos, las ciencias y las actividades tecnológicas pueden pasar de unos países a otros, beneficiándose los que se encuentran más atrasados en ese aspecto de la actividad humana.

Para las necesidades militares de un Estado, los transportes y comunicaciones tienen una importancia capital. Si buscamos datos en la historia encontramos muchos sumamente claros; en el Imperio Romano, el sistema de caminos, perfectamente construidos y que parecían responder exclusivamente a las necesidades de carácter económico comercial, fueron constantemente utilizados por las legiones y facilitaron su rápido desplazamiento, dando al Imperio la seguridad que requería para lograr sus conquistas y mantenerlas. Otro ejemplo es el de los caminos construidos en Europa por el Imperio napoleónico que también respondían primordialmente a las necesidades de la expansión económica y comercial de la burguesía francesa, pero que fueron aprovechados en forma realmente asombrosa por los ejércitos imperiales, para consumar con éxito las maravillosas campañas que llevaron a cabo. El mismo Bonaparte sostenía que de un buen sistema de transportes y comunicaciones depende el éxito de cualquier guerra.

De los anteriores enunciados se desprende la gran importancia que asigna la Geopolítica a los sistemas de transportes y comunicaciones. Buenas redes de caminos y buenos sistemas de comunicación, determinan la seguridad y estabilidad del Estado, aseguran su autoridad sobre la actuación de todo el país y permiten el cumplimiento de sus fines, pero sobre todo, son las arterias mediante las

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cuales se efectúa el despliegue de poder, ya sea en la paz o en la guerra.

3. LA TÉCNICA Y EL DESARROLLO DE LOS ESTADOS: Una actividad importante para la economía en general y particularmente para la producción de bienes, es indudablemente la técnica. Se considera por tal, simplemente, al conjunto de procedimientos y modos que se emplean para hacer o elaborar las cosas y los bienes. Por extensión se dice también que es técnica, el conjunto de maneras que se emplean por las ciencias y las artes para llegar a establecer sus conclusiones y sus conocimientos. En general, la técnica se traduce como la mejor manera de hacer las cosas o de elaborar bienes o de alcanzar conocimientos y verdades.

En este sentido, la técnica comienza con la iniciación del obrar y del pensar humano. Es indudable que el hombre primitivo, para conseguir bienes para la satisfacción de sus necesidades no contaba sino con sus manos y con sus energías físicas y con su mentalidad incipiente. Lentamente, a medida de su desarrollo, fue ampliando el mundo de sus conocimientos, penetrando en el mundo de las leyes de los fenómenos universales y utilizando los materiales de la naturaleza, ya no solamente en la satisfacción directa de sus necesidades, sino como base para los instrumentos con que auxiliaba su propia producción. Por eso estos instrumentos fueron primariamente y durante largos períodos históricos, simplemente manuales, es decir manejados e impulsados por la fuerza física del propio hombre, pero en la época moderna, a partir de la revolución mercantil del Renacimiento los instrumentos manuales se cambiaron, de tal manera, que el trabajo que hacían varios hombres manejando cada uno un instrumento individual, acoplados éstos en conjunto, realizaba el trabajo de muchos hombres en pocas horas, por medio de una sola persona. Más tarde el avance de las ciencias y también de las artes, descubiertas diversas energías naturales y aplicadas a la producción de bienes, dieron como resultado las invenciones de máquinas que fundamentaron la revolución industrial de tal manera que se afirma que en la actualidad, la vida humana está dominada por la técnica.

Desde un punto de vista geopolítico, la técnica tiene una alta valoración, por cuanto la posesión generalmente por fuerzas motrices, determina el carácter altamente industrial de las grandes naciones, marcando su poderío económico y militar. Los Estados de gran técnica, tales como Gran Bretaña o Francia, o los Estados Unidos de Norteamérica, o la unión Soviética en los tiempos contemporáneos, son los que despliegan mayor poderío en la vida de relación de las naciones.

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En cuanto a los pueblos atrasados, no puede dejar de comprenderse su afán, acentuado a medida del tiempo, por alcanzar un nivel tecnológico superior. Es que, convencidos estos pueblos de que, solamente su crecimiento económico-industrial les ha de liberar de toda clase de dependencias e inferioridades, comprenden que tal crecimiento lo pueden alcanzar y consolidar, solamente si llegan a poseer la elevada técnica de los países superdesarrollados de los tiempos actuales. Por consiguiente, la técnica se presenta de esta manera, como un verdadero motor del crecimiento y del desarrollo del poder de las naciones.

4. LA CUESTION DE LA AUTARQUÍA: La Geopolítica considera que el poder de un Estado y su consiguiente influencia se hacen plenamente posibles cuando tal Estado ha conseguido su autosuficiencia; esta cuestión, debatida largamente, ha sido caracterizada como una verdadera autarquía, la cual significa nada más que la posibilidad de un Estado para satisfacer todas sus necesidades dentro del ámbito de su territorio con sus propios recursos, obtenidos o elaborados con sus propios esfuerzos, sin tener que depender por consiguiente, de otros pueblos o naciones, por lo menos para sus más apremiantes, urgentes y cuantiosas necesidades.

Históricamente, el antecedente inmediato de la autarquía se encuentra en la Edad Media, durante cuyo transcurso, los castillos feudales nutridos de señores que tenían como única ocupación la guerra pública o privada, veían en los castillos vecinos, enemigos constantes a los que había que abatir con todos los rigores del enemigo implacable. Pero hacer la guerra en esa época, no solamente significaba llevar la avalancha o el atropello bélico contra el adversario, sino no darle absolutamente nada para su desarrollo ni su mantenimiento, ni requerirle tampoco nada para el propio crecimiento y manutención. Claro que esta autarquía, si se la logró, era mezquina y miserable, por cuanto las gentes de cada señorío feudal vivían miserablemente con lo que obtenían de su propia economía y no había posibilidades de progreso ni engrandecimiento, porque se tendía a la interrupción de todo contacto con los extraños.

Posteriormente, el advenimiento del sistema capitalista con el Renacimiento, con la prosperidad del comercio y las industrias, y posteriormente el planteamiento del liberalismo que proclamó la libre concurrencia y la libre competencia de productores y consumidores, afirmaron las bases de la interdependencia de las naciones en lo económico, en lo político y en lo cultural. Modernamente se ha revalorizado la tendencia a la autarquía, siendo éste uno de los temas más discutidos de la Geopolítica, porque se considera que un Estado que realmente sea poderoso, debería no tener en lo posible ninguna dependencia con relación a otros pueblos o Estados, o por lo menos, que

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esas relaciones no le signifiquen subordinación. En este sentido, dentro de su propio territorio debiera contar con todos los recursos o elementos para fundamentar una economía de alto vuelo, que no busque ni pida materias primas a otros Estados poderosos y que tampoco les requiera sus productos industrializados o manufacturados.

En la realidad, esta posición es difícil, aunque la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, trataron de obtenerla para sus respectivos países. Solo los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Soviética, países modernos de vasta extensión y de diversidad de relieves y climas, que cuentan con múltiples recursos animales, vegetales y minerales se aproximan a la autosuficiencia, sin que, no obstante, la hayan conseguido totalmente.

Refiriéndose a la cuestión de la autarquía, el mexicano José L. Tamayo en su libro “Geografía Económica y Política”, hace una clasificación de los Estados en los siguientes seis grupos:

a) Estados de economía autónoma e independiente, que no existen en la actualidad, pero a los que se aproximan los muy atrasados, primitivos, y los muy desarrollados;

b) Estados de superproducción agrícola como la Argentina, el Brasil, México, Perú, etc. Que tienen una escasa población o ésta se encuentra en un bajo nivel de compra y por eso se producen excedentes agrícolas que hay que exportar, siendo estos países, dependientes de los que les compran;

c) Estados de superproducción industrial, como Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Inglaterra, Alemania, cuya preocupación esencial es la búsqueda de mercados para su producción ya sea mediante la conquista de colonias, la formación de semi-colonias o la obtención de esferas de influencia, que les permitan colocar sus excedentes industriales y al mismo tiempo adquirir a precios baratos las materias primas que les faltan;

d) Estados de sobreproducción financiera, que son aquellos, llegados generalmente a su culminación industrial, en los que parte de su población puede ahorrar tan cuantiosamente que no teniendo ya estos capitales acomodo en el país ni mediante el crédito, deben ser exportados a zonas atrasadas para obtener mayores márgenes de lucro, caracterizándose estos Estados como Imperialistas netos;

e) Estados que deben importar productos agrícolas, que son aquellos que como Alemania, Inglaterra o Bélgica tienen una fuerte densidad de población y su propia producción agraria no es suficiente para los suministros de alimentos, o como las naciones súper industrializadas que requieren materia primas vegetales para muchas industrias;

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f) Estados que deben importar productos industriales, que son aquellos en los cuales la producción industrial es baja o inexistente, pero que exportando materias primas, cuentan con recursos para comprar e importar productos industriales, entre éstos están los Estados latinoamericanos;

g) Estados que requieren ayuda financiera extranjera que son actualmente los pueblos llamados subdesarrollados, donde su desarrollo económico ha sido tan lento e insignificante que necesitan de capitales extranjeros para financiar y estimular su propio crecimiento económico e industrial.

De acuerdo al cuadro anterior, la autarquía total es completamente imposible, porque dado el avance técnico-económico de la humanidad en general y no solamente porque existen países medianamente atrasados o muy atrasados en su economía, la continuación del desarrollo humano normal tiene que efectuarse por los canales de la interdependencia. Por eso es que la autarquía a que aspiran todos los pueblos, se comprende como la autosuficiencia nacional en lo fundamental de las necesidades propias, procurando además un equilibrio entre las importaciones de productos y materias extranjeras y la exportación de los propios recursos.

5. EL ESPACIO PARA LOS ESTADOS: El espacio es el ámbito, capacidad o extensión de territorio que posee un Estado, entendiendo que este territorio está provisto de tres elementos o dimensiones indispensables que son el suelo o superficie; el subsuelo o profundidad y el espacio aéreo o altura. Desde que fue conformado, en remotas épocas históricas, el Estado tuvo necesidad de espacio entendido como territorio propio, pero aún se puede decir que todo grupo humano, aún los más primitivos, requieren siempre de un ámbito o extensión para su existencia o desarrollo.

Por esto es que se considera que el espacio es indispensable para todo Estado, confundiéndose en este caso este término con el de territorio. La Teoría Política afirma como una de sus verdades, la necesidad de territorio para el Estado, y ahí está precisamente la diferencia entre estado y nación: el Estado debe tener de todas maneras un territorio fijo; en cambio la nación puede o no tenerlo, porque aún puede no haber adquirido el carácter indispensable de sedentarismo.

En la Geopolítica y de acuerdo a los planteamientos de Ratzel, secundados por Kjellen y Haushofer, uno de los elementos indispensables para la existencia del Estado es el espacio vital, pero todo Estado que demuestre salud y fortaleza y que no haya ingresado a la decadencia, debe poseer la tendencia al crecimiento; a medida que su existencia se va desarrollando también tiene necesidad de espacio que, gracias a su vigor y a su energía debe saber conquistarlo. Es

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precisamente cuando surge la teoría llamada del espacio vital que es vertebral en la Geopolítica.

Los alemanes nacionalistas e hitleristas divulgaron esta teoría y la denominaron en idioma alemán: lebensraum, afirmaban que este término encierra toda una política estatal orientada hacia la conquista, por cualquier medio del territorio necesario para la expansión del pueblo conquistador y al dominio económico de las zonas vecinas e indispensables para dicho pueblo. En el espacio hay que distinguir dos elementos principales: la situación y la posición.

a) Situación: Este elemento del espacio se determina con relación al lugar que ocupa el territorio estatal en la superficie del globo. En este sentido se considera que los Estados situados en primer lugar en el hemisferio norte son los que han adquirido mayor desarrollo y poder en el mundo, pero que son las zonas templadas y subtropicales de la tierra, aquellas en las cuales puede asentar su existencia un Estado. En las regiones próximas a los polos y en la zona ecuatorial, o no es posible la constitución de un Estado, o es sumamente dificultoso que surjan y se desarrollen allí.

b) Posición: Es la posibilidad de subsistencia y defensa que tiene un Estado con relación a los que se encuentran en sus vecindades o proximidades. A este respecto, los geopolíticos afirman que cuando dos o más Estados que son potencias de igual o parecida magnitud son vecinos entre sí, tienden a crear con sus aspiraciones de expansión, zonas de gran intranquilidad política, ya que surgen pugnas de intereses y ambiciones, pero suele darse el caso de que estas potencias similares ante un peligro mayor, buscan su unión para conjurar dicho peligro.

En cambio, si un Estado débil está rodeado de Estados poderosos, su destino está fatalmente orientado a la desmembración o a la desaparición, por cuanto carece de capacidad defensiva ante las ambiciones de sus vecinos.

Por eso se afirma que la posición ideal de un Estado es encontrarse rodeado de otros Estados débiles o menos poderosos que él, a fin de no sufrir sus ataques, o en caso de ocurrir este hecho, poder defenderse ventajosamente.

6. LA PERSONALIDAD HUMANA: Al referirse al elemento humano, la Geopolítica debe reconocer que no es solamente el factor geográfico el exclusivo ni el mayormente preponderante para el nacimiento y desarrollo del Estado, ni para la creación y aplicación de su poder, sino que también los hombres influyen en todos esos aspectos de la vida social. Desde luego, aún considerando las grandes influencias naturales

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del medio geográfico, hay que apreciar al hombre social porque éste es quien actúa en ese medio y su relación es consiguientemente visible y permanente con el medio geográfico. Esta actuación del hombre es la que destaca su personalidad, pero como es natural; en la acción humana se distingue la de los conductores, con innegable personalidad individual, y la de las muchedumbres.

a) Líderes: Los líderes son los grandes personajes que se destacan por su fuerza de carácter, por su saber, por su capacidad de acción; son aquellos que en determinados momentos tanto por la intuición como reflexivamente señalan, auscultan y formulan soluciones para los grandes problemas de las colectividades. Son los líderes, es decir, los conductores de pueblos, sin los cuales éstos no sobresalen ni triunfan.

La Geopolítica exalta el rol de los líderes a quienes sitúa en el plano de lo heroico y sólo ellos son los que pueden hacer historia señalando el camino que inexorable y consecuentemente deben seguir las muchedumbres. Si éstas desobedecieran, solamente atraerían su ruina y su desgracia, cuando no su disolución.

b) Los Pueblos: Según la Geopolítica están constituidos por muchedumbres que no alcanzan a distinguir su propio destino ni tienen capacidad para organizar la marcha hacia las metas de triunfo y de superación, por sí solas. Son masas que se mueven solamente por emociones y que como multitudes, por compactas que sean, no alcanzan a reflexionar. Por eso es que su cualidad preponderante debe ser su disciplina ordenada y persistente y sobre todo la obediencia y lealtad a sus líderes y conductores, y si es uno solo, tanto mejor.

7. LA POLÍTICA DE PODER: El término poder significa la capacidad de mandar u ordenar algo y lograr obediencia. El poder del Estado es lo mismo, aclarando que esa capacidad de ordenar para lograr obediencia, tiene que estar acompañada de la coerción o sea de la posibilidad cierta de imponer el cumplimiento del mandato por la fuerza, cuando aquel que recibe la orden, no quiere cumplirla. En este sentido todo Estado, para serlo, debe tener este poder coercitivo que, en cuanto a lo interno se manifiesta por la subordinación absoluta de los habitantes del país a los mandatos o leyes emanadas del Estado. En cuanto a lo externo, el poder se expresa como la mayor potencialidad del Estado para lograr que otros se sometan a su dependencia económica, política o cultural y para lograr vencerlos en la guerra, si el caso llega.

Si un Estado quiere contar con este poder interno y exterior, debe realizar todo lo que sea necesario para tenerlo plenamente y en todo instante, realizando una política especial que se llama política de poder. Los Estados con poder evidente: económico, político y militar, no tienen

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problemas cuando tratan de subordinar directa o indirectamente a otros Estados menos potentes, pero frente a Estados de mayor o de igual potencialidad tienen que desarrollar una política que siendo también de “poder” sin embargo se traduce como la búsqueda de un equilibrio entre esas potencias iguales o semejantes, pero que en el fondo no es sino la búsqueda de oportunidades para el acrecentamiento de poder.