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347 Capítulo 7. PRODUCCIÓN DE ADORNOS DE PIEDRA La piedra ha sido una materia prima muy utilizada en todos los periodos culturales andinos, desde el Periodo Lítico asociado a los primeros cazadores recolectores hasta el Horizonte Tardío, asociado a los incas principalmente. Los objetos de piedra registrados en el Núcleo Urbano son numerosos. De estos, muchos elementos del grupo de los utensilios y las herramientas parecen haber sido producidos para autoconsumo, según la necesidad, y no habrían involucrado un proceso especializado. Al menos hasta la fecha no se ha registrado un contexto que indique la especialización de su producción. Dentro del grupo de objetos producidos a un nivel no especializado, tenemos utensilios tallados como cuchillos, lascas, raederas, becs, perforadores, escotaduras, denticulados, choppers, utensilios compuestos y utensilios bifaciales o bifaces; también herramientas como alisadores, cortadores, martillos, pulidores, yunque, espátula. Este capítulo no trata sobre su producción. Sin embargo, sí existen adornos que parece se han elaborado en contextos especializados. En este capítulo abordaremos los mismos aspectos discutidos para las otras manifestaciones artesanales moches en los capítulos precedentes, esto es, los antecedentes de estudios, los datos arqueológicos en el sitio, para luego hablar sobre los actores sociales (productores, dueños de la producción, consumidores), los medios de producción, la cadena operativa y la distribución de los adornos de piedra.

Capítulo 7. PRODUCCIÓN DE ADORNOS DE PIEDRAhenrygayosorullier.weebly.com/uploads/1/0/1/9/10191668/gayoso_-_09... · 347 Capítulo 7. PRODUCCIÓN DE ADORNOS DE PIEDRA La piedra ha

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Capítulo 7.

PRODUCCIÓN DE ADORNOS DE PIEDRA La piedra ha sido una materia prima muy utilizada en todos los periodos culturales andinos, desde el Periodo Lítico asociado a los primeros cazadores recolectores hasta el Horizonte Tardío, asociado a los incas principalmente. Los objetos de piedra registrados en el Núcleo Urbano son numerosos. De estos, muchos elementos del grupo de los utensilios y las herramientas parecen haber sido producidos para autoconsumo, según la necesidad, y no habrían involucrado un proceso especializado. Al menos hasta la fecha no se ha registrado un contexto que indique la especialización de su producción. Dentro del grupo de objetos producidos a un nivel no especializado, tenemos utensilios tallados como cuchillos, lascas, raederas, becs, perforadores, escotaduras, denticulados, choppers, utensilios compuestos y utensilios bifaciales o bifaces; también herramientas como alisadores, cortadores, martillos, pulidores, yunque, espátula. Este capítulo no trata sobre su producción. Sin embargo, sí existen adornos que parece se han elaborado en contextos especializados. En este capítulo abordaremos los mismos aspectos discutidos para las otras manifestaciones artesanales moches en los capítulos precedentes, esto es, los antecedentes de estudios, los datos arqueológicos en el sitio, para luego hablar sobre los actores sociales (productores, dueños de la producción, consumidores), los medios de producción, la cadena operativa y la distribución de los adornos de piedra.

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7.1. Antecedentes de estudio de la producción de adornos de piedra moche Los estudios sobre la producción de adornos de piedra en la cultura Moche no son abundantes ni mucho menos. Apenas algunos estudios tecnológicos y arqueológicos, los cuales presentamos a continuación.

Rafael Larco, en el tomo II de su libro Los Mochicas, resalta la producción de cuentas o chaquiras, de las cuales hace una clasificación e infiere un posible método de fabricación573. Larco define y explica tres tipos de cuentas:

1. Cuentas de forma natural, hechas especialmente con prismas nativos de cuarzo o de cristal de roca, los cuales eran cortados en ambos extremos, de tal manera que las cuentas del collar fueran de menor a mayor tamaño. Como estas cuentas eran largas y les hubiera sido difícil perforarlas de un extremo a otro, abrían pequeños orificios que conectaban los extremos con uno de los planos de los prismas, y pasaban el hilo a lo largo de éste. En caso de emplear turquesa u otras piedras, éstas eran perforadas y mantenían su aspecto natural.

2. Cuentas ligeramente desbastadas. Las aristas de los cuarzos eran apenas

desgastadas, dándole a la cuenta una forma más o menos cilíndrica o redonda. Las turquesas en este tipo de cuentas son desbastadas y pulimentadas sin perder su forma natural.

3. Cuentas de forma perfectamente definida. El artesano le imprime a cada cuenta

la figura geométrica deseada: cilíndrica, cuneiforme, troncocónica, elipsoidal, paraboloide, circular, piramidal y demás. La mayoría están perforadas a lo largo. Theresa L. Topic (1977:356) registró al pie de la Huaca del Sol un

amontonamiento más que normal de turquesas en diferentes fases de proceso, sea fragmentos trabajados (cuentas), fragmentos en proceso de trabajo y fragmentos no trabajados, lo que le sugirió el trabajo de piedras semi-preciosas en el área durante los últimos momentos de ocupación. Sin embargo no registró ninguna estructura ni elementos asociados que sugieran una producción de estos elementos aparte del amontonamiento de turquesas. Las evidencias y la literatura sobre este contexto son escasas574.

Claude Chapdelaine, al mando de un grupo de alumnos de la Universidad de Montreal realizó excavaciones en el CA12 del núcleo urbano de las huacas del Sol y de la Luna en las temporadas 1996 y 1997, definiendo sus cinco primeros ambientes, tres de ellos asociados a la preparación y cocción de alimentos. En las temporadas de 1998 y 1999, Chapdelaine y colegas continuaron la excavación del CA12, donde registraron un

573 R. Larco, Los Mochicas, op. cit., pp. 66 y 70. 574 Theresa L. Topic, Excavations at Moche, tesis de doctorado, Department of Anthropology, Harvard University, Cambridge, 1977, pp. 356.

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taller de fabricación de cuentas y pendientes, que incluía una gran cantidad de desechos de fabricación, así como manos de moler, pulidores y otros utensilios575.

Hélene Bernier realizó un estudio de los talleres de cuentas de piedra, registrados por el equipo de Claude Chapdelaine, cuyos resultados se publicaron en su tesis de maestría y otras publicaciones. En el año 1999, Bernier publicó un artículo referente a la producción de cuentas geométricas de piedra, en el cual discute la diversidad, estandarización y las técnicas de fabricación de las cuentas geométricas del núcleo urbano de la ciudad de las Huacas del Sol y de la Luna. La investigadora reporta ocho formas geométricas: elipsoidal, cilíndrica, esferoide, discoidal, tubular, segmentada, bicónica y prisma regular. De estas, las que fueron hechas de piedra son las de forma elipsoidal, cilíndrica, esferoide, discoidal, segmentada y prisma regular. También reporta piezas de collar figurativas, es decir, representaciones antropomorfas, fitomorfas, zoomorfas y de objetos. En el año 2005, Bernier publica su tesis doctoral sobre la producción artesanal en la ciudad de las huacas del Sol y de la Luna, incluyendo un tópico sobre la producción de ornamentos de piedra576. En la temporada 2005, alumnos de la Universidad Nacional y Trujillo dirigidos por el arqueólogo Jorge Chiguala excavaron el CA17, en donde se registró un taller de producción de ornamentos de piedra577 Los detalles de esta intervención arqueológica se verán más adelante cuando hablemos del contexto arquitectónico y elementos asociados.

575 C. Chapdelaine, «Investigaciones en los conjuntos… », op. cit.., pp.76-78. 576 Ver C. Chapdelaine, op. cit., 2000; Idem «Investigaciones en los conjuntos… », op. cit. Ver también Hélène Bernier, "Investigaciones en el Conjunto Arquitectónico 37, Centro Urbano Moche", en: Investigaciones en la Huaca de la Luna 2000, S. Uceda, E. Mujica y R. Morales, editores, Trujillo, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Trujillo, 2006, pp. 185-215; Idem. L’usage de la parure corporelle dans la culture Moche du Pérou précolombien et le cas du site Moche, capitale Urbaine, tesis de maestría, départament d’antropologíe, Université de Montreal. Montreal, 1998; Idem. “Cuentas geométricas: características morfológicas y tecnológicas en el sitio Moche”. Revista Arqueológica Sian 8, Trujillo, 1999, pp. 24-27; idem. “Body ornaments from Moche and Santa Valleys: Function and Symbolism”. Southern Moche :Understanding the First Expansionist State on the North Coast of Peru, Symposium organizado por Claude Chapdelaine, 69va Reunión anual de la Society for American Archaeology, Montreal, 01 de abril, 2004. http://www.anthro.umontreal.ca/colloques/2004/SAA04/index.html. 577 J. Chiguala et al. “La integración funcional…”, op. cit.

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7.2. El dato arqueológico sobre la actividad lítica en las Huacas del Sol y de la Luna En este punto detallaremos el material arqueológico mueble, que tiene que ver con la distribución de utensilios y adornos en el núcleo urbano; y el contexto arquitectónico donde se ha registrado evidencia de su producción. 7.2.1. Contexto arquitectónico y elementos asociados Hasta el momento, tres han sido las talleres identificados en el Núcleo Urbano, en todos los casos asociados a la producción de cuentas y colgantes de piedra, registrados en los conjuntos arquitectónicos 12, 17 y 37 en diferentes temporadas de excavación. El taller del CA12 El CA12 se extiende 16 m en el sentido este-oeste y 26 m en su eje norte-sur. Limita por el norte con el CA11, identificado pero no excavado. Por el sur, limita con una zona no excavada. Por el este limita con el CA9 y por el oeste con el CA13 (identificado pero no excavado). En términos arquitectónicos, parece formar un bloque arquitectónico con el CA9, y probablemente con el inédito CA10, pues no hay ningún elemento de circulación, como una calle o un callejón o una plaza, que los separe. Está ocupada en su mitad norte por un patio de 187 m2, bordeada por banquetas de diferentes niveles, en la cual se halló una tumba de alto estatus. Su mitad sur excavada está constituida por cinco ambientes. Los ambientes 12-1 y 12-2fueron definidos como zonas de cocción de alimentos.

El taller está conformado por los ambientes 12-4, 12-5 y 12-6, el cual presenta tres fases de ocupación, asociadas a los pisos 3, 3c y 4 (asociados a la fase estilística Moche IV)578. Los tres ambientes mencionados ocupan un área de 30 m2. Sus investigadores resaltan la presencia masiva de piruros y torteros, cuya distribución sigue más o menos la de los vestigios de fabricación de ornamentos de piedra, lo cual los lleva a señalar este taller como un posible lugar para la producción textil (hilado), además de la lítica579. Igualmente, se han hallado varios huesos tallados. En cada piso de ocupación se halló un fogón en forma de cubeta con restos de ceniza, huesos y malacológicos580.

Una gran parte de lo que pudo ser este conjunto arquitectónico permanece enterrada por la tierra y la arena, en la zona sur, por lo que nuestra visión del taller y del resto del CA es sesgada.

578 C. Chapdelaine et al., «Investigaciones en la zona urbana… », op cit., pp. 159-168. 579 C. Chapdelaine et al., «Investigaciones en la zona urbana… », op cit., pp. 164. 580 H. Bernier, Étude archéologique…, op cit., pp. 216.

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Figura 179. Plano del área excavada del CA12 con los ambientes donde se registró evidencias de producción de abalorios de piedra, en el Núcleo Urbano. Plano adaptado de C. Chapdelaine et al., «Investigaciones en la zona urbana… », op cit., figura 148.

La evidencia material que permite sugerir la función de estos espacios como un

taller para producción de adornos de piedra está conformada por un grupo de herramientas, adornos y residuos de fabricación, cuyo detalle se puede observar en el cuadro 17. Los objetos producidos fueron adornos, específicamente colgantes de piedras, cuentas, incrustaciones y mosaicos de turquesa, además de cuentas de hueso y concha (ver cuadro 17).

Cuadro 17. Herramientas, adornos y residuos de fabricación registrados en el CA12. Fuente: H. Bernier, L’usage…, op. cit.

P3 P3c P4Herramientasagujas de cobre 11 13 28pulidores 6 1 6láminas de piedra 8 1 10manos de moler (para abrasivos) 4 5Adornoscolgantes de collar, piedra local 32 14 34cuentas de hueso o de concha 4cuentas de turquesa 1 9incrustaciones de turquesa 2 1 3piezas de mosaico de turquesa 3 1 9Residuos de fabricacióndesechos de turquesa 17 4 22preformas de piedra local 71 62 49recortes de piedra local 87 147 96preformas de hueso o de concha 1 3 2

MaterialCA12

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El taller del CA17 Este taller forma parte del conjunto arquitectónico 17, el cual fue excavado en la temporada 2005 por alumnos de pregrado de la escuela de Arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo, durante sus prácticas preprofesionales581. El CA17 fue tipificado por sus excavadores como un espacio “destinado principalmente a la producción de ornamentos corporales líticos, evidenciado por sus diversos componentes propios de un área de taller; asimismo también estaría destinado a la preparación y almacenamiento de alimentos, sustentado por la abundante presencia de áreas de cocina y depósitos”582. Se ha identificado claramente un área de producción de adornos u ornamentos de piedra en la antepenúltima y penúltima ocupaciones (pisos 3 y 2), aunque probablemente también funcionó en la última ocupación (piso 1). En el sector oeste del CA12 se registró una serie de pequeños ambientes, entre ellos dos cocinas, dos ambientes para descanso y dos pequeños depósitos.

Figura 180. Plano del taller del CA17 durante la ocupación asociada al piso 3. Plano adaptado de J. Chiguala. C. Almonacid et al., op cit., figura 221.

581 Para mayor detalle sobre las excavaciones de CA17, ver J. Chiguala et al., “La integración funcional…” op, cit. 582 J. Chiguala et al., “La integración funcional…”, op cit, pp. 205.

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Durante la antepenúltima ocupación (piso 3), el taller incluyó a los ambientes 17-3 y 17-12, pertenecientes al subconjunto 1; en ambos ambientes se realizaron las mismas actividades, pero a diferente escala, ya que el ambiente 17-12 presenta los mismos elementos que el 17-3 pero “en un porcentaje por debajo del 15%”. Los ambientes 17-13 y 17-20 fueron identificados como depósitos a partir de lo reducido de sus dimensiones así como por la presencia en su interior de adornos de piedra. Probablemente, el ambiente 17-13 debió servir como “depósito temporal donde se almacenaban los objetos antes de darle el acabado final”. Igualmente, el ambiente 17-20 debió funcionar como un depósito de productos terminados583.

Durante la penúltima ocupación (piso 2), la evidencia más confiable proviene de los ambientes 17-3 y 17-30, los cuales fueron identificados como áreas destinadas a la elaboración de abalorios o cuentas. En el ambiente 17-30 (subconjunto 2), se ha registrado sobre una banqueta objetos en proceso y desechos de talla, de lo cual se deduce “que sobre esta banqueta también se estaría realizando la actividad de trabajo en piedra” 584. De otro lado en el ambiente 17-13 se ha registrado abundante material entre objetos terminados y en proceso, así como núcleos, desechos de talla y herramientas los que oscilan entre el 50-90% del total de material de taller para esta ocupación. De esto se deduce la gran cantidad de elementos que se produjeron en este taller. El ambiente 17-4C también parece ser un espacio destinado a la producción de objetos de piedra; sin embargo, debido a su mal estado de conservación, sus investigadores no han podido definir su rol en el proceso de producción.

Figura 181. Plano del taller del CA17 durante la ocupación asociada al piso 2. Plano adaptado de J. Chiguala. C. Almonacid et al., op cit., figura 234.

583 J. Chiguala et al., “La integración funcional…”, op cit, pp. 197. 584 Ibid., pp. 199.

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Los objetos producidos en este taller fueron cuentas y colgantes de piedra, según se observa en el cuadro 18. Cuadro 18. Herramientas, adornos y residuos de fabricación registrados en el CA17. Fuente: J. Chiguala et al., “La integración funcional…”, op cit.

Cabe anotar que se registraron dos tumbas, una de ellas la de un infante de entre 9 y 12 meses, sin material cultural asociado, y una segunda tumba, disturbada, pero de la que se pudo recuperar vasijas, entre jarras y botellas con decoración. El taller del CA37 Este taller, ubicado en el CA37, fue excavado por Hélène Bernier en la temporada 2000. El CA37 mide en su eje sur-norte 34 m; sus dimensiones máximas en el eje este-oeste no se conocen, pues esa zona no ha sido excavada. La intención de excavar en la zona que ocupa este conjunto arquitectónico se debió a su proximidad al taller de cerámica (TAM) ubicado al suroeste de la plataforma I de la huaca de la Luna, escavado por José Armas. Para Bernier, la producción artesanal formaba parte de las actividades cotidianas realizadas en el CA37. De hecho, sus ocupantes fabricaron ornamentos corporales a pequeña escala al menos durante la ocupación asociada al piso 2. La producción estaría circunscrita a un solo ambiente, el 37-A, el cual no ocupa más de 6 metros cuadrados. Según se observa en el cuadro 19, los artesanos de este taller fabricaron cuentas y colgantes de piedra, además de incrustaciones de turquesa. También se encontró abundante material asociado a la producción de adornos en la capa superficial (capa A), según se observa en el cuadro 19, pero es difícil establecer si el material procede de la

P2 P3Herramientasagujas de cobre 14 7pulidores 1manos de moler (para abrasivos) 6 2percutores 22 14cortadores 12 3soporte paracorte 1 1alisadores 3 5punzones de hueso 4Adornoscolgantes de collar, piedra local 154 93cuentas de piedra 144 166piezas ornamentales de hueso 1 1Residuos de fabricaciónnúcleos 40 39fragmentos de núcleos 117 146desechos de turquesa 1 2lascas 663 1671plaquetas 1 4fragmentos de plaquetas 173 348preformas de piedra local 271 245preformas de hueso o de concha 15 16

MaterialCA17

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capa asociada a la primera ocupación, la cual estaba muy mal conservada, o procede de ambientes arquitectónicos vecinos585. Figura 182. Plano del área excavada del CA37, asociada con el piso 2, y el ambiente donde se registró evidencias de producción de abalorios de piedra, resaltado en gris. Plano adaptado de H. Bernier, “Investigaciones…”, op cit., figura 256.

El CA37 presenta también restos de desechos domésticos, evidenciando una

dieta donde destaca el consumo de mamíferos, en especial, camélidos. Se registró dos ambientes para la preparación y cocción de alimentos, espacios para dormir, un gran patio con rampa y banquetas, así como espacios para almacenamiento. También se encontró la tumba de un infante que tenía entre sus ofrendas un cántaro, un crisol y una figurina femenina de cerámica así como una espátula de metal586.

585 Hélène Bernier, Étude archéologique, op. cit., pp. 195, 218. 586 Ibid., pp. 119 - 124.

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Cuadro 19. Herramientas, adornos y residuos de fabricación registrados en el CA37. Fuente: H. Bernier, L’usage…, op. cit.

El CA37 también habría poseído ambientes para el hilado de fibra textil. Sus

ocupantes también dejaron restos de herramientas para la fabricación de objetos de cerámica y de metal, pero, tal como lo señala Bernier, no existe ninguna prueba que indique que la producción de objetos de cerámica y metal haya tenido lugar en este conjunto arquitectónico587.

Vemos que solamente el taller del CA17 ha sido excavado en su totalidad, así como los contextos arquitectónicos limítrofes que conforman dicho conjunto arquitectónico. En cambio, los talleres del CA12 y el CA37 han sido excavados de manera parcial y sus límites no han sido bien definidos, por lo cual la información que proporcionan, sin dejar de ser importante, es sesgada. La evidencia de producción de cuentas, colgantes e hilo en los talleres de los CA12, 17 y 37 indicaría que los productos finales eran los collares. Las incrustaciones en cambio, pudieron ser elaboradas a pedido de otros talleres, como los de cerámica fina o de orfebrería. 7.2.2. Los restos de adornos de piedra Ahora veremos cómo se distribuyen los adornos de piedra en el Núcleo Urbano a partir del análisis del material procedente de los conjuntos arquitectónicos 21, 27, 30, 35 y 39. Hemos dejado de lado el material proveniente del CA17, puesto que en este punto, nos interesa obtener información sobre su uso en la ciudad, fuera de un centro de producción.

En el cuadro 20 se ha detallado la presencia de los adornos de piedra en los tres pisos de ocupación, en cada uno de los conjuntos arquitectónicos arriba mencionados. La muestra no es muy numerosa, pues sólo consta de 254 elementos; sin embargo, esto

587 Hélène Bernier, Étude archéologique…, op. cit., pp. 195.

Capa A P2Herramientasagujas de cobre 8 1láminas de piedra 5 1Adornoscolgantes de collar, piedra local 110 16cuentas de turquesa 3 2incrustaciones de turquesa 1 1Residuos de fabricacióndesechos de turquesa 3preformas de piedra local 187 126recortes de piedra local 201 230

MaterialCA37

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es comprensible dado que los adornos de piedra son elementos portátiles, y sus dueños los llevarían con ellos al abandonar su vivienda, por lo que los que encontramos se deben haber caído por la rotura del hilo de algunos collares. En el mismo cuadro observamos que las cuentas o chaquiras son las de mayor número en la muestra (41,88%). Esto es comprensible dado que se necesita elaborar una gran cantidad de cuentas para elaborar un solo collar. Le siguen en número las preformas de cuentas (29,91%) y las preformas de colgantes (23,08). Parece extraño que se encuentren preformas en estos contextos, ya que por lógica deberían hallarse exclusivamente en contextos de producción. Sin embargo, existen algunas explicaciones para eso. En el caso de las preformas de colgantes, estas se han identificado como tales, en la mayoría de los casos, a partir de la ausencia de las perforaciones, y al hecho de que se han encontrado elementos muy similares con sus respectivas perforaciones. Podría ser que se trate de dos tipos de adornos cuya única diferencia se defina en la presencia o no de perforaciones, y aquellos sin perforaciones podrían ser amuletos o idolillos de uso personal. Con respecto a las preformas de cuentas, estas solamente se hallan en el CA21 y su presencia se podría explicar a dos factores: su proximidad al CA17 y su función de taller de producción, con una probable relación de trabajo con el CA17. Son menos numerosos los colgantes terminados (4,27%) y las incrustaciones (0,85%).

Un análisis más profundo del cuadro nos muestra una presencia pareja de colgantes y cuentas en todos los conjuntos arquitectónicos, más no de incrustaciones, cuya presencia se restringe a un conjunto arquitectónico y su número es ínfimo en términos comparativos.

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Cuadro 20. Utensilios y adornos de piedra registradas en el Núcleo Urbano de las Huacas del Sol de la Luna. Fuente: informes PAHL.

P1 P2 P3 Subt % P1 P2 P3 Subt % P1 P2 P3 Subt % P1 P2 P3 Subt % P1 P2 P3 Subt % #incrustración 1 1 0.85 1colgante 5 5 4.27 4 4 8 40.00 3 3 25.00 2 1 3 37.5 1 5 2 8 8.25 27preforma de cuenta 6 29 35 29.91 35preforma de colgante 7 18 2 27 23.08 2 2 16.67 1 3 4 50 3 1 4 4.12 37cuenta 23 19 7 49 41.88 3 3 6 12 60.00 7 7 58.33 1 1 12.5 14 46 25 85 87.63 154

117 100.00 20 100.00 12 100.00 8 100 97 100.00 254 100.00

Adornos

0.3910.6313.7814.5760.63

TOTAL%

FASE ESTILISTICA MOCHE IV - NUCLEO URBANOCA21 CA27 CA30 CA35 CA39

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7.3. Adornos terminados de piedra Las piedras utilizadas para elaborar adornos u ornamentos son generalmente piedras de una dureza variable. Son tres los tipos de adorno registrados hasta el momento en el Núcleo Urbano: las cuentas o chaquiras, los colgantes y las incrustaciones. A continuación haremos una descripción de cada uno de ellos. Cuenta o chaquira Al igual que las cuentas de cerámica, se manufacturaron para formar parte integrante de los collares. La forma de las cuentas o chaquiras de piedra registradas en el Núcleo Urbano son preferentemente cilíndricas y discoidales, aunque también se han registrado formas de tipo cónica, elipsoidal, esferoidal, cilíndrica, troncocónica, tubular, prismática, ovoide y algunas formas indeterminadas (figura 185). Las dimensiones de las cuentas fluctúan entre los 1,9 cm de largo x 1,2 cm de ancho y los 0,8 cm de largo x 0,5 cm de ancho. Algunas cuentas son figurativas, y representan seres antropomorfos, animales, plantas y objetos. De acuerdo a Bernier, es el tipo de ornamento de piedra más abundante, y su presencia masiva en todos los espacios arquitectónicos del núcleo urbano indicaría que eran comúnmente usadas e integradas a la vida diaria de las comunidades588. Figura 183. Ejemplos de cuentas de piedra registradas en el CA17 del Núcleo Urbano. a. cilíndricas; b. cónicas; c. discoidales; d. elipsoidales; e. esferoidales, f y g. tubulares. Foto y dibujo PAHL. Colgante Al igual que los colgantes de cerámica, se manufacturaron para colgar del centro de los collares. Los colgantes de piedra representan motivos antropomorfos (cuerpos enteros, cabezas, manos), zoomorfos (peces, aves), fitomorfos (granos, pallares, ulluchus), geométricos (circulares, circulares aserradas, tubulares), de vasijas (cántaros, botellas de asa estribo) y otras formas de objetos (bolsas, tumis, caleros, porras, escudos y otras no

588 H. Bernier, op. cit., pp. 25; Idem “Body ornaments…”, op. cit., pp. 2.

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identificadas) (figura 186).

Figura 184. Izquierda: ejemplos de colgantes registrados en el CA17. Derecha: dibujos de colgantes registrados en el CA35. Foto y dibujo PAHL. Incrustación Son elementos de forma y técnica variable, que se utilizan como elemento de aplicación en diferentes soportes, como la cerámica, el metal, o la misma piedra. Generalmente se utilizan piedras preciosas, como la turquesa o la crisocola, y piedra pizarra (figura 187).

Figura 185. Detalle de botella escultórica de cerámica con incrustaciones trabajadas de piedra pizarra. Foto PAHL.

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7.4. Los talladores de adornos piedra No existe fuente etnohistórica que nos indique de manera más o menos directa la identidad y otros rasgos de los productores de adornos de piedra, por lo que apelaremos a un dato etnográfico muy específico, pero por sobre todo al dato arqueológico, para acercarnos a su identificación. 7.4.1. Identidad de los talladores de adornos de piedra Al igual que en otras formas de producción artesanal como la alfarería, el hilado y el tejido, es plausible afirmar que el nivel social no habría condicionado la oportunidad de dedicación al oficio de productor de adornos de piedra, siendo éste libre de acceder a la mayor parte de las fuentes de materia prima, a excepción de los minerales o piedras semipreciosas como la turquesa, crisocola o sodalita, las cuales debieron obtenerse por intercambio y pudieron estar sujetos a algún tipo de restricción en cuanto a su acceso y a su uso. Por lo tanto podríamos encontrar productores potenciales de adornos de piedra tanto en los colectivos dominantes como en los dominados. Por otro lado, la presencia de espacios de vivienda y cocinas dentro del taller del CA37 indicaría un tipo de producción de nivel estrictamente familiar. Igual evidencia de cocción de alimentos se encontró en los ambientes asociados al taller en el CA12. Para Santiago Uceda, es factible que los artesanos de ornamentos de piedra “tuvieron un nivel menor” que el de los otros artesanos, “pues poseían viviendas familiares, mientras que en los otros casos [de artesanos] no”. Sin embargo, el predominio de aves y mamíferos en su dieta indicaría un acceso preferencial a los recursos, y por lo tanto, la pertenencia a un estamento social nada despreciable. Esta idea se refuerza con la presencia de tumbas de alto estatus registradas al interior de los talleres de los CA12 y CA37. Es también interesante notar la presencia de un alto número de piruros en los tres talleres. Para Hélène Bernier, la presencia de estos piruros en los CA12 y CA17 indicaría producción tanto de adornos de piedra como de hilo. Es también notablemente alto el número de piruros registrados en el CA17: 76 ejemplares de cerámica, lo que podría llevarnos por la misma línea de ideas. En base a este conjunto de evidencias se podría inferir que los CA12, 17 y 37 fueron viviendas ocupadas por familias de elite, dedicadas a la producción artesanal, donde probablemente los hombres producían adornos de piedra mientras las mujeres producían hilos de algodón a una escala especializada. No estoy asegurando que la elaboración de adornos de piedra haya sido necesariamente una actividad masculina, pero el hecho de que el hilado fue culturalmente asociado al género femenino, y teniendo en cuenta el escenario de producción líneas arriba descrito, se puede inferir eso. En cuanto a la edad de los productores, es plausible asumir que no hubo restricción de edad si estos demostraban destreza o habilidad suficiente para elaborar los adornos, y que pudieron empezar a edad temprana el oficio. Como dato etnográfico, es interesante anotar que en la actualidad existen zonas en la región Cajamarca, en la sierra norte del Perú, donde habitan picapedreros, escultores y talladores de piedra. Tal es el caso del pueblo de Huambocancha y los alrededores de la hacienda Porcón, donde existen talleres familiares dirigidos por maestros artesanos. Los productores son hombres que

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aprenden el oficio desde niños, a los 10 o 12 años589. 7.4.2. Grado de especialización La evidencia arquitectónica indica que todo el proceso de transformación se realizó dentro de un mismo taller. Además, el proceso de producción no es complejo en cuanto a sus etapas, por lo cual el grado de especialización debió ser reducido, limitándose a un único tipo de especialista que hacía todos los pasos del proceso productivo. Acaso el productor contaba con algún miembro o miembros de su familia nuclear como aprendices. En tal caso, el número de productores por taller debió ser bajo, al igual que la escala de producción, al menos en épocas de producción regulares. Si se laboró en un contexto de producción de tipo familiar como se propone, en la misma residencia de los productores, es factible asumir que la producción especializada fue de tipo independiente con relación al Estado u elites dirigentes. La familia habría sido dueña de la producción y por lo tanto, en la persona de la cabeza de familia, mantuvo los derechos de alienación de los productos. 7.4.3. Formas de reclutamiento, intensidad del trabajo y naturaleza de las compensaciones En cuanto a la forma de reclutamiento y la naturaleza de las compensaciones, si la producción se limitó a un contexto familiar como se piensa, la mano de obra se debió dar por voluntad, y por lo tanto, la intervención de los familiares no generó ningún tipo de compensación ni deuda dentro de los parámetros de la reciprocidad. Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad que en ciertos periodos del año de alta demanda, se reclute mano de obra fuera del núcleo familiar. En ese caso, los productores serían reclutados siguiendo los principios de la reciprocidad, tal como se ha especificado en otras formas de especialización artesanal.

Desconocemos la intensidad con la que se dio la producción de adornos de piedra. La posibilidad de que la producción se haya realizado dentro de un contexto doméstico podría llevarnos a pensar que los productores estuvieron produciendo a tiempo completo de forma permanente; sin embargo, esto no descarta que los productores formen parte de una parcialidad en cuyo territorio residieron de manera temporal, alternándose con la residencia en la ciudad. 7.4.4. Destreza del tallador de adornos de piedra Las evidencias registradas en los talleres, tales como los desechos de fabricación o los productos terminados con diferentes características de acabado o del orden del proceso,

589 Marcela Olivas Weston, “La talla en piedra en Cajamarca, Perú”, Revista Artesanía de América 56, Centro Interamericano de Artes Populares (CIDAP), 2004, pp. 2. http://www.cidap.org.ec/download/publicaciones/Revista%2056.pdf

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algunos con ausencia de pulido final o con la perforación posterior al pulido final evidencian la presencia de artesanos de diferente nivel de destreza operando en las tres casas taller registradas hasta el momento en el núcleo urbano de la ciudad.

La destreza no se canalizaba en la inventiva o creatividad, aparentemente, sino en la productividad y respeto a los estándares. Los adornos de piedra, en especial las cuentas geométricas, evidencian un alto nivel de estandarización. Esto indicaría que la elección de formas, proporciones, dimensiones y el proceso de fabricación de las cuentas geométricas no dependían de la libre elección e iniciativa de cada artesano especialista, tal como lo señala Bernier590, sino acaso de los gustos, preferencias o costumbres de los consumidores, formados durante siglos.

590 H. Bernier, “Cuentas geométricas…”, op. cit., pp. 27.

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7.5. Los dueños de la producción de adornos de piedra

Siguiendo la línea de ideas que infiere una producción de tipo familiar, los dueños de la producción debieron ser los mismos miembros de la familia, dirigidos por la cabeza de familia quien tenía el poder y la responsabilidad para alienar los productos producidos.

Pero, ¿tenían las cabezas de familia, artesanos y responsables del proceso productivo y de distribución, el mismo rango y estatus que los dueños de la producción de otros tipos de objetos artesanales? Esta pregunta implicaría primero el saber si estos tenían también cargo de curaca. Las evidencias registradas en el CA17, indican la producción de chicha y el uso de trompetas, sabemos que ambos elementos son considerados insignias de curacas, por lo cual es posible que las cabezas de familias productoras de adornos de piedra sean también curacas, como hemos interpretado en los otros casos de producción artesanal especializada en la ciudad.

Como se ha mencionado, Uceda asume que el hecho de tener viviendas familiares es un indicador de que los artesanos que elaboraban adornos de piedra tenían menor nivel con relación a los otros artesanos de la ciudad. Probablemente esto sea cierto, pero no es determinante, y tampoco se debe interpretar como que los talladores de adornos de piedra eran de bajo estatus o que, de ser el jefe de familia un curaca, haya tenido necesariamente un estatus menos al resto de curacas supervisores/productores de objetos artesanales especializados en la ciudad.

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7.6. Los medios de producción y la cadena operativa lítica A continuación intentaremos señalar las fuerzas productivas y la cadena operativa del sistema de producción de adornos de piedra en el yacimiento, haciendo uso de la información arqueológica. 7.6.1. Las materias primas Para los adornos se utilizaron rocas ígneas o volcánicas como las esteatitas (talcos), en especial la llamada “piedra jabón”, además de la lutita y otras rocas con alto contenido de feldespato; rocas sedimentarias como la piedra pizarra y rocas arcillosas; rocas metamórficas como las calcitas y los cuarzos, en sus variedades cuarzo cristalino y cuarzo hialino o cristal de roca; y piedras semipreciosas como la turquesa, crisocola, malaquita y sodalita, principalmente. Vemos que los moches utilizaron piedras de diversa dureza como materia prima, desde las más suaves, los talcos (1 en la tabla de valores de Mohs), hasta las duras, como los cuarzos (7 en la tabla de valores de Mohs). 7.6.2. Las herramientas Las herramientas son los percutores, pulidores, cortadores, soportes para corte y alisadores. Percutor Es una herramienta de piedra que permite obtener mediante un golpe los fragmentos de núcleos de piedra a partir de los cuales se trabajaran los adornos. Pulidor Es una herramienta que tiene una textura dura y granulosa para fines abrasivos. Puede ser de forma alargada, circular u ovoide. En el caso del taller del CA17 se encontró un pulidor de forma alargada cuyas dimensiones fueron: 8,1 cm de largo por 2 cm de ancho y 1,1 cm de espesor (figura 186). Figura 186. Pulidor encontrado en el taller del CA17, temporada 2005. Foto PAHL.

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Alisador y cortador El alisador es una herramienta pulida. En el Núcleo Urbano se han registrado tanto alisadores simples como alisadores que a su vez funcionaban como cortadores. En el taller del CA17 se registraron 24 alisadores. Las dimensiones de estos elementos varían de los 15,3 cm de largo x 9,2 cm de ancho x 2,7 cm de espesor a los 2,7 cm de largo x 1,7 cm de ancho x 0,3 cm de espesor. De 24 alisadores registrados, 8 eran alisadores simples (figura 187), siendo estos de forma alargada y sólo uno presenta huella de corte. Este último tiene por dimensiones 4,4 cm de largo x 3 cm de ancho y 0,5 cm de espesor.

Figura 187. Alisadores registrados en el CA17, temporada 2005. Foto PAHL.

Los 16 elementos restantes corresponden a alisadores que, a su vez, funcionaban como cortadores (figura 188). Éstos, en su mayoría, también tienen forma alargada. Las dimensiones del mejor conservado es de 8,7 cm de largo x 3,6 cm de ancho y 0,7 cm de espesor.

Figura 188. Alisadores cortadores encontrados en el taller del CA17, temporada 2005. Foto PAHL.

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Soporte para corte La denominación de soporte se debe a las huellas de corte que presenta en su superficie, debido a que los objetos a trabajar eran colocados encima y allí se procedía a efectuar el o los cortes. Fueron dos los elementos recuperados, específicamente de los ambientes 17-3 y 17-13 del taller del CA17 (figura 189). Los dos elementos presentan forma alargada. Las dimensiones de uno de ellos son 10,7 cm de largo x 5,5 cm de ancho x 1,2 cm de espesor.

Figura 189. Alisadores cortadores encontrados en el taller del CA17, temporada 2005. Foto PAHL. Perforador De acuerdo a Hélène Bernier, resulta especulativo identificar la naturaleza de las herramientas utilizadas para hacer las perforaciones de las cuentas y colgantes de piedra, pues se podrían utilizar diferentes tipos dependiendo de la dureza de la piedra. Tras un proceso de experimentación, Bernier propone el uso de una broca de cobre de punta achatada y afilada a manera de un cincel para madera. Este tipo de perforador es ideal para minerales y rocas suaves como la esteatita o piedra jabón, la lutita, la calcita, e incluso la crisocola o la malaquita. Para el caso de minerales más duros como la sodalita, la crisocola o el cuarzo, se propone el uso de punzones de piedra dura. 7.6.3. La cadena operativa Fase de extracción Las rocas utilizadas para elaborar los adornos de piedra se pudieron extraer de dos fuentes locales: el río Moche y los cerros, en especial el cerro Blanco. En lo que se refiere a las rocas semipreciosas utilizadas para fabricar algunos de los adornos, estas se debieron obtener mediante trueque pues no hay fuentes cercanas. Fase de transformación

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De acuerdo a Bernier591, el proceso de producción pasaría por cuatro etapas. Reducción de núcleos En la primera etapa se reducen los núcleos en varios fragmentos de forma más o menos cuadrangular, con la ayuda de alisadores y cortadores, y colocando el núcleo en soportes sobre los que se realizaban los cortes. Para hacer los colgantes, los fragmentos de núcleos eran reducidos a plaquetas. Elaboración de preformas Esta segunda etapa corresponde al primer pulido de los fragmentos para obtener preformas, de apariencia aún tosca. Esto se logra con la ayuda de pulidores de forma alargada y textura rugosa. Perforación La tercera etapa consiste en la perforación de cuenta, proceso que se hacía con un utensilio cuya extremidad no era del todo puntiaguda, sobre el cual se ejercía presión y rotación. En el caso de las cuentas o chaquiras, el proceso se realizaba por ambos lados o extremos. Pulido final Finalmente, la cuarta etapa consiste en el último pulido y forma final de la cuenta o el colgante.

Paralelo al proceso de transformación de las piedras y minerales en cuentas y colgantes realizado por los varones, las mujeres del taller debieron elaborar los hilos utilizados para sostener dichas cuentas y colgantes, y quizás de armar los collares, algunos de estructura muy compleja. Teniendo en cuenta que las chaquiras o cuentas y los colgantes son elementos que en conjunto conforman un adorno en específico, los collares, la etapa siguiente para obtener el producto final sería la inserción de las cuentas y el colgante en un hilo o hilos que servirán como soporte para darle forma al collar.

El proceso de elaboración de las incrustaciones debió ser más o menos similar, aunque prescindiendo del proceso de perforación. En el caso de la piedra pizarra, que presenta una exfoliación plana muy marcada, no se necesita percutores para obtener los fragmentos laminares de donde se obtienen principalmente las incrustaciones para las vasijas de cerámica.

591 H. Bernier, “Cuentas geométricas…”,op. cit., pp. 27; Idem, Lúsage de…, op. cit., pp. 35; Idem, Étude archéologique…, op. cit., pp. 97.

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7.7. Distribución y consumidores de los adornos de piedra Los vestigios de estos productos se han registrado en las tumbas de elite, en los diferentes ambientes de las residencias de la elites urbanas, en las plazas de la ciudad y en los espacios ceremoniales de los templos, Antiguo y Nuevo, del complejo Huaca de la Luna. De aquí se deduce que los principales consumidores de los collares elaborados a partir de las cuentas y colgantes de piedra habrían sido tanto las elites dirigentes como las elites urbanas, mientras que los consumidores de las incrustaciones debieron ser otros productores, como los ceramistas y los orfebres.

Los escenarios ideales para distribuir tanto los collares como las incrustaciones serían las reuniones sociales a diferente escala e importancia: visitas particulares, fiestas particulares, fiestas comunales, rituales y ceremoniales religiosos, siempre en el marco de la reciprocidad y la redistribución. En estos escenarios, los productos podían ser intercambiados por otros productos de prestigio (trueque), o podían ser entregados como regalos u ofrendas.