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CAPÍTULO 8 Terapia Centrada en El Cliente
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Introducción a los tratamientos psicodinámicos, experienciales, constructivistas, sistémicos e integradores @JosepRos2014
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CAPÍTULO 8 UD III – Tratamientos experienciales.
Terapia centrada en el cliente.
Encuadre histórico
El enfoque desarrollado por Carls Rogers se conoce como “Terapia no directiva”, “psicoterapia
centrada en el cliente” o “de persona a persona”.
Carl Roger fue el primero en presentar una alternativa a la psiquiatría y al psicoanálisis y en
grabar y publicar sesiones de tapia. Se caracteriza también por utilizar la primera persona en el
estilo de sus escritos.
El periodo de máxima difusión e influencia de su obra coincidió con el auge del Movimiento de la
Psicología Humanista, en la década de los ’60 y ’70.
Breve biografía (Carl Rogers 1902 – 1987)
En 1924 ingresa en el seminario de Wisconsin y siguió unos cursos en el Teacher’s College de
Columbia. Participó como becario en el Institute for Child Guidance donde se puso en contacto
con el trabajo clínico con niños y adolescentes.
Después obtuvo un empleo de psicólogo en Rochester, Nueva York con enfoque psicoanalítico.
En 1940 era profesor de psicología en Ohio, donde escribió “Couseling and psychotherapy”.
Entre 1945 y 1957 enseñó en la universidad de Chicago. En 1951 publica “Client Centered
Therapy”.
En 1957 se desplaza a la universidad de Wisconsin. Su obra cumbre es “On Becoming a Person”
(1961) traducido por “el proceso de convertirse en persona”.
En 1963 se traslada a La Jolla (California).
En la época de Chicago había ido tomando forma “la hipótesis gradualmente construida y probada
de que el individuo alberga dentro de sí vastos recursos para la autocomprensión, para cambiar su
autoconcepto, actitudes y conducta autodirigida y que estos recursos sólo se manifiestan cuando
está presente un clima definible de actitudes psicológicas facilitadoras. De esta hipótesis nació la
terapia no-directiva. A las personas que acudían en solicitud de ayuda ya no se les llamaba
“pacientes” sino “clientes” a fin de subrayar su capacidad e iniciativa.
Rogers en los últimos escritos de su vida postula sobre una dimensión trascendental del ser
humano en ese proceso inagotable de llegar a ser.
“…cuando suministramos un clima psicológico que permite a la persona ser..., estamos
profundizando en una tendencia que impregna toda la vida orgánica, una tendencia que posibilita
que todo organismo alcance aquella complejidad de que es capaz”.
Bases epistemológicas
En 1986 resume su posicionamiento: “en el universo hay una tendencia direccional formativa que
puede observarse en el espacio interestelar, en los cristales, en los microorganismos, en la vida
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orgánica más compleja y, finalmente en los seres humanos. Se trata de una tendencia evolutiva
hacia un orden, complejidad e interrelación mayor”.
Rogers (1951) había observado que bajo ciertas condiciones, llamadas por él facilitadoras, se
producía un movimiento espontáneo del cliente hacia una mayor integración.
Tendencia actualizante: En los seres humanos existe una tendencia natural hacia un desarrollo
más complejo y pleno que está presente en todo organismo vivo. En este texto, Rogers aludía al
principio común, compartido por todos los autores del movimiento de la Psicología Humanista,
denominado “principio organísmico” formulado por Goldstein (1939; 1940).
Los conceptos básicos de la teoría organísmica son:
El organismo tiene una naturaleza interna intrínseca de necesidades y tendencias
direccionales.
El modelo organísmico de organización y crecimiento de persona es biológico.
Las tendencias direccionales arganísmicas orientan y controlan el desarrollo de la
personalidad humana.
El organismo ha de afirmarse en estas direcciones para asegurar un crecimiento sano.
Rogers lo extiende no sólo a todos los organismos vivos, sino también a todo el universo y la
llama “tendencia formativa”. Significa que cada ser humano posee una tendencia autodirigida
hacia la totalidad, hacia actualización de sus posibilidades.
Una imagen siempre presente en los escritos de Rogers es la de un cesto de patatas en el sótano
de la granja paterna, las cuales, a pesar de la oscuridad, desarrollaban vástagos delgados que
avanzaban a tientas hacia la luz. Esta imagen se convirtió en una poderosa analogía que utilizaba
para comprender los esfuerzos de sus clientes por crecer y desarrollarse a pesar de las
circunstancias y experiencias frecuentemente negativa. La labor del terapeuta consistirá en crear
las condiciones necesarias para hacer posible su desarrollo.
Modelo de hombre, de trastorno y de curación
El terapeuta centrado en la persona parte de la suposición que tanto él como el cliente son dignos
de confianza. Esta confianza reside en la creencia de que cada organismo, posee un movimiento
subyacente e instintivo que se dirige hacia la realización constructiva de su potencia inherente. Se
acepta que:
— Agentes externos pueden interferir por exceso o por defecto en el proceso de desarrollo
organísmico.
— Un medio hostil o traumático puede afectar gravemente al organismo, produciendo una
debilidad o desviación en su proceso de realización.
— Ciertas condiciones pueden tener un efecto terapéutico reparador, que en el caso del ser
humano se llaman facilitadoras, permitiendo la reanudación o continuación del proceso de
autorrealización o proceso de convertirse en persona. Estas condiciones facilitadoras son
las que fundamentan la concepción de la psicoterapia de Carl Rogers.
No existen dos personas iguales y comparables, la personalidad humana es tan compleja que no
puede justificarse la etiquetación diagnóstica de las personas.
El autoconcepto hace referencia a la representación perceptual o consciente que una persona
tiene de sí misma. Se distingue el “yo organísmico”. La experiencia inmediata del “yo-organísmico”
y autoconcepto no siempre van de acuerdo. El autoconcepto se desarrolla en el tiempo y depende
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en gran parte de las actitudes de aquellos que constituyen las personas significativas para el
individuo.
Las personas psicológicamente sanas son aquellas que han tenido la suerte de vivir en ambientes
propicios para el desarrollo de un autoconcepto compatible con sus experiencias organísmicas,
sin tener que censurarlas ni distorsionarlas para hacerlas aceptables.
Rogers utiliza la expresión “fully functioning” (personas que funcionan plenamente), para referirse
a las personas que hacen uso de sus talentos y habilidades, realizan sus potencialidades y
avanzan hacia un conocimiento más completo de sí mismos. Características de personalidad que
estos individuos parecen tener en común:
— Estar abiertos a la experiencia. Son capaces de escucharse a sí mismos y a los demás y
de experienciar lo que les sucede sin sentirse amenazadas. Muestran un alto grado de
consciencia, especialmente en lo que concierne al mundo de los sentimientos.
— Habilidad para vivir plenamente cada momento de la experiencia propia.
— Confianza organísmica. Donde mejor se manifiesta tal confianza es durante el proceso de
toma de decisiones.
— Percepción de libertad personal. Para Rogers el sentimiento de responsabilidad para
determinar las propias acciones y sus consecuencias constituye una señal de salud.
— La persona que funciona con plenitud es típicamente creativa, puede acomodarse a las
condiciones cambiantes de la vida.
Como resumen:
1. La concepción rogeriana de la salud psicológica equivale a la del pleno funcionamiento
psicológico, caracterizado por la apertura a la experiencia, la capacidad de experienciar o
vivir cada momento, la confianza en el propio organismo, convertido en el referente interno
de evaluación, la libertad y la creatividad.
2. La concepción rogeriana de la psicopatología, equivale a la discrepancia estructural o
permanente entre el autoconcepto o representación de sí y la experiencia real u
organísmica. Los síntomas o criterios diagnósticos que puedan aplicarse a un determinado
tipo de conducta o reacción psicológica, no son más que etiquetas otorgadas a esfuerzos,
probablemente desviados, para mantener la congruencia interna o buscar de alguna
manera la continuidad en el proceso de realización.
3. El concepto rogeriano de curación tiene que ver con el restablecimiento de las condiciones
necesarias para hacer posible el reconocimiento de la experiencia organísmica, la
restauración de la confianza plena en ella y la movilización, o sea de la tendencia
actualizante.
Aspectos teóricos y técnicos
Planteamiento centrado en el síntoma o problema: La mayoría de las terapias parten del supuesto
que el paciente o cliente tiene una serie de problemas que no sabe o no puede resolver y que
para ello precisa de la ayuda de un experto que le proporcione técnicas o estrategias para su
resolución.
Rogers, “centrado en la persona”: ¿Cómo puedo crear una relación que esta persona pueda
utilizar para su propio desarrollo? Para que el proceso terapéutico se lleve a cabo hace falta:
1. Que dos personas estén en contacto.
2. Que el cliente esté en un estado de acuerdo interno de vulnerabilidad o de angustia.
3. Que el terapeuta esté en un estado de acuerdo interno.
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4. Que el terapeuta experimente sentimientos de consideración positiva incondicional
respecto al sujeto.
5. Que el terapeuta experimente una comprensión empática del marco de referencia interna
del cliente.
6. Que el paciente perciba la presencia, tanto de la consideración positiva incondicional,
como de la comprensión empática del terapeuta.
El trabajo terapéutico no puede ser llevado a cabo sin el establecimiento de una relación
interpersonal con componentes necesariamente emocionales y afectivos.
Tríada de condiciones necesarias y suficientes para el buen funcionamiento de la interacción
terapéutica:
a) Congruencia o autenticidad.
b) Aceptación positiva incondicional.
c) Comprensión empática.
Congruencia o autenticidad:
Estado de acuerdo interno, de la autenticidad de las actitudes del terapeuta. Incluye dos
elementos:
a) La receptividad por la congruencia del terapeuta de todos sus sentimientos.
b) La disposición a comunicar estos sentimientos al cliente para que se facilite una relación
interpersonal auténtica.
La noción de autenticidad o congruencia va más allá de la sinceridad.
Rogers (1957). La comunicación directa y sincera de las propias emociones puede tener efectos
terapéuticos casi inmediatos. La terapia es una relación que reta al terapeuta a ser tan sensible
como sea capaz encada momento.
El concepto de congruencia encaja muy bien con la denominación “de persona a persona”
otorgada por Rogers a su enfoque. En una relación interpersonal la apertura total y mutua es la
mejor garantía de eficacia.
Rogers (1986) habla de transparencia: “cuanto más sea el terapeuta él mismo durante la relación,
dejando de lado cualquier orientación profesional o fachadas personales, mayor será la posibilidad
de que el cliente cambie y crezca de forma constructiva”.
Aceptación o consideración positiva incondicional
Significa la ausencia de condiciones para la aceptación del otro. Implica un interés positivo hacia
el cliente, así como un profundo respeto.
Aceptar de modo incondicional en psicoterapia, significa tomar la configuración de la existencia del
cliente en su totalidad tal como se presenta. No significa necesariamente estar de acuerdo con
sus comportamientos, sino entenderlos en la totalidad de su experiencia existencial.
Empatía o comprensión empática
Disposición y capacidad de percibir el marco interno de referencia del cliente, tal como éste lo
percibe. No es sólo una percepción de la realidad, sino también una forma de experimentar los
sentimientos del otro por contradictorios que puedan ser en sí mismos o ajenos a los propios.
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Significa que lo que siente la otra persona puede ser sentido igualmente por mí, pero no como
mío, sino como del otro, sin confusión de sentimientos, en cuyo caso estaríamos hablando de
identificación.
Naturaleza de la comprensión empática
La empatía se considera el fundamento de la posibilidad de comunicación entre los humanos, en
general se puede definir como “la participación afectiva de un sujeto humano en una realidad
ajena a él mismo”.
La empatía es pues el canal de emisión y recepción de un mensaje sensible o experiencial.
En el caso de la estimulación emocional de ambos fuera coincidente deberíamos hablar de
simpatía (experiencia compartida), Si los sentimientos activados fueran antagónicos deberíamos
hablar de antipatía. Sólo si desde una sensibilidad diferenciada se percibe la experiencia del otro
como tal, a través del repertorio de respuestas emocionales posibles de uno mismose pueblar
propiamente de empatía.
La empatía terapéutica se caracteriza por la diferenciación que permite distinguir de una forma no
contaminada los sentimientos propios de los ajenos, y a éstos como tales.
El valor terapéutico de la empatía
La empatía es el primer paso en toda relación terapéutica. El primer contacto con las necesidades
del cliente pone en juego una respuesta empática.
De nada serviría la manifestación de empatía si ésta fuera simulada o fingida. No puede atribuirse
un valor curativo a la empatía si no es sincera, congruente con los sentimientos del terapeuta. La
empatía debe estar al servicio de la aceptación positiva incondicional.
La empatía tiene efectos terapéuticos sólo si contribuye a “confirmar” la persona del cliente, a
hacerle sentir que sus sentimientos, sean positivos o negativos, son comprendidos como
pertenecientes a él, y por eso, dignos de respeto y aceptación.
Martin Bunber define la terapia rogeriana como “confirmación de la persona del otro”.
Los momentos en que la empatía ejerce un papel más destacado es en las fases iniciales de la
terapia y en los momentos en los que la expresión emocional alcanza cotas desestructurantes. El
reflejo empático en las fases iniciales suele tener un efecto securizante, tranquilizador y facilita el
acceso a la clarificación de la problemática concreta.
“Cuando la persona sufre, está confusa, perturbada, ansiosa, alienada, horrorizada; o cuando la
persona duda de su propio valor y se halla insegura de su propia identidad, entonces precisa de la
comprensión, la compañía amable y sensible de una posición empática. En tales situaciones creo
que la comprensión profunda es el regalo más precioso que una puede otorgar a otra” (Rogers,
1975).
En el caso de las crisis emocionales que provoca todo proceso de cambio resulta más terapéutico
centrarse en la comprensión de los sentimientos que en la resolución de la problemática concreta.
Hay que evitar las intervenciones que revelan:
a) Evaluación, juicio positivo o negativo.
b) Interpretación (traducción a otro código) generadora de sentimientos de incomprensión.
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c) Explicación referencia conexiones causales, que favorecen la intelectualización en lugar de
la liberación.
d) Apoyo afectivo: paternalismo, consuelo.
e) Investigación: los interrogatorios engendran sentimientos de inferioridad y sensación de
control.
Modalidades de expresión empática
1. Facilitación: Significa crear una corriente comunicativa de base no verbal, a través de la
cual se hace posible la libre expresión del cliente.
a. Actitud acogedora y respetuosa, de persona a persona, en la que la única asimetría
existente sería la que viene determinada estrictamente por la relación profesional.
b. El silencio atento, que no debe confundirse con la atención flotante psicoanalítica,
sino de una escucha activa.
c. La mímica de la comprensión: ligeras y casi imperceptibles expresiones faciales,
actitudes y posturas corporales traducen un verdadero interés por el cliente y lo
animan a comunicarse.
2. Reformulación: Aporta al cliente la certeza de ser comprendido y posibilita la comprensión
auténtica por parte del terapeuta y provoca el cambio terapéutico.
a. Reformulación-reflejo. Son el eco de las expresiones del cliente con la utilización de
sus palabras textuales o expresiones equivalentes.
b. Reformulación síntesis. Resumen de lo que es esencial para el cliente.
c. Reformulación por inversión figura fondo. Expresión del negativo fotográfico de lo
que ha sido referido en positivo, iluminación del fondo destacándolo como figura.
3. Reformulación-elucidación: Formular lo que ha sido claramente vivido por el cliente, pero
confusamente expresado por él.
Las características de la reformulación eficaz:
a) Implicar un acogimiento incondicional y no una iniciativa del terapeuta.
b) Centrarse sobre las vivencias de la persona y no sobre los hechos.
c) Centrarse sobre el sentimiento, no sobre el problema.
d) Mostrarse respetuoso son la persona del cliente y no deseoso del lucimiento interpretativo
del terapeuta.
La empatía implica el esfuerzo de terapeuta por captar y transmitir al cliente una comprensión de
sus sentimientos expresados en la relación, siguiendo un ciclo compuesto por tres fases que se
van repitiendo a lo largo de cada entrevista:
1. Resonancia empática del terapeuta ante la manifestación de su cliente.
2. Expresión de empatía por parte del terapeuta
3. Recepción por parte del cliente de la respuesta empática del terapeuta.
Evolución del concepto de empatía
a) Primera etapa:
En los primeros años Roger popularizó la técnica de la respuesta reflejo junto con la
aceptación y permisividad, que permiten crear un clima libre y seguro para que el cliente
pudiera explorar por sí mismo las emociones reprimidas. Es la esencia del enfoque no-
directivo, evitar la injerencia del terapeuta en el proceso de autoexploración del cliente,
convirtiéndose en una especia de espejo.
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Más tarde Rogers modificó su primer planteamiento caracterizado por la no-directividad, por
otro más “centrado en el cliente” a fin de subrayar el papel activo y predominante del cliente. El
terapeuta pasa a ser facilitador.
En 1949 redefinió el concepto de empatía como “un asumir el marco interno de referencia del
cliente”. Su posición era fenomenológica, “percibir el mundo como lo percibe el cliente, percibir
al cliente como éste se ve a sí mismo y dejar a un lado todas percepciones procedentes de un
marco externo de referencia”. Se trataba de una empatía cognitiva. El terapeuta era un espejo
que reflejaba el sí mismo del cliente y tenía que ser objetivo.
b) Segunda etapa
Rogers con el tiempo fue abriéndose a una relación más personal, dando origen al concepto
de terapia de “persona a persona” o enfoque “centrado en la persona”. La meta era la unidad
de experiencia entre él y el cliente “un modo de estar con el otro”. El terapeuta entraba en la
relación como una persona que se deja guiar por las intuiciones de su organismo: “es mi
organismo total el que es sensible a la relación. No respondo de un modo planeado o
analítico…”.
El terapeuta empático es un compañero del cliente que le acompaña en la búsqueda de los
significados desconocidos o de unas experiencias demasiado amenazadoras.
Este concepto de empatía presenta unas connotaciones afectivas muy claras y exige del
terapeuta un compromiso emocional mucho mayor que el del terapeuta espejo.
Desde el momento en que la empatía se concibe como más personal y auténtico que una
técnica de respuesta reflejo, se alude a la exigencia de una madurez emocional. Podríamos
hablar de inteligencia emocional en la persona del terapeuta.
Roger está aludiendo a una característica personal que sólo puede ser desarrollada a través
del propio proceso personal.
Rogers (1985) ya no se refiere a sí mismo en la entrevista como terapeuta y el cliente como
tal, sino que llama a cada uno por sus nombres propios, por ejemplo Carl y Jan.
Enfoque centrado en la persona: Término destinado a sustituir el de “terapia centrada en el
cliente” para referirse al conjunto global de aplicaciones en los distintos ámbitos de
intervención terapéutica, educativa, grupal, etc. por el que el acento se desplaza del ámbito
profesional (terapeuta-cliente) al interpersonal o interactivo, de “persona a persona”.
Terapia no-directiva: Utilizado originariamente en el modelo de Rogers que pone énfasis en
la falta de directividad del terapeuta en relación, tanto al método como al objetivo de la terapia.
Se sustenta en la creencia que es la tendencia actualizante o de la persona la que toma la
dirección del proceso.