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Criando Hijos en el camino de Dios Capítulo Nueve Los Principios de la Obediencia Los niños se elevarán al nivel de expectación de sus padres. Muchos padres esperaran muy pco y reciben exactamente eso.

Capítulo 9 Principios Obediencia

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Principios de Obediencia

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Criando Hijos en el camino de

Dios

Capítulo Nueve

Los Principios de la Obediencia

Los niños se elevarán al nivel de expectación de sus padres. Muchos

padres esperaran muy pco y reciben exactamente eso.

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Capítulo Nueve Los Principios de la Obediencia

n los anteriores tres capítulos, hemos demostrado el vínculo que existe entre la instrucción moral y la armonía en la familia.

Él gozo en la relación entre el padre y el hijo y con los hermanos está directamente relacionada con la calidad de la virtud moral que reina en el corazón de cada uno de los miembros de la familia. ¿De qué modo debe gobernar el padre a fin de asegurarse un comportamiento virtuoso? En este capítulo empezaremos a contestar a esa pregunta. Efesios 6:1 instruye: "Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo." Colosenses 3:20 continua diciendo: "Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto es agradable en el Señor. "La obediencia es totalmente esencial para un gobierno familiar apropiado. Si sus hijos carecen de obediencia, sus esfuerzos se verán minimizados, si no resultan totalmente en vano. Puede usted mecer, tener en sus brazos y cantar a sus preciosos hijos, podrá usted guiarles en las devociones, orar por ellos y con ellos. Puede ser usted inquebrantable en sus esfuerzos por asegurar su felicidad y por ganar su afecto, pero si son continuamente desobedientes se verá usted frustrado en sus esfuerzos por instruir sus corazones. ¿Cómo puede un niño pequeño cumplir el gran mandamiento de Éxodo 20:12 "honra a tu padre y a tu madre"? Él honrar a los padres es un mandamiento que permanece constante a la largo de la vida del niño hasta que se hace adulto. Sin embargo, durante los primeros años los niños demuestran honor por medio de la obediencia y según va madurando el niño su obediencia por obligación se desarrolla, convirtiéndose en obediencia por sumisión. Instruyendo para Ser Corriente Habrá muchas ocasiones en las que su hijo rechace o se oponga con fuerza a sus instrucciones razonables. ¿Qué debe usted de hacer? Enseñarle a obedecer de acuerdo con el carácter de la verdadera obediencia, de manera inmediata, completa, sin desafiar y sin quejarse. La tarea no es tan difícil

como puede parecer. De hecho, la verdadera obediencia es con frecuencia mas difícil para el padre que para el hijo. Él niño reacciona con frecuencia a la resolución de los padres y nada mas. Por lo tanto, es preciso que los padres instruyan, animen, corrijan y enseñen al nivel de la norma de Dios. ¿Cuál es la naturaleza de la norma de Dios? Según 1 Samuel 15:22-23, Dios requiere obediencia de Su pueblo por encima de todas las cosas. Hablándole al rey Saúl, el profeta Samuel le dijo: "¿Se complace tanto el Señor en los holocaustos como en que la palabra del Señor sea obedecida? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención es mejor que el sebo de los carneros. Porque la rebeldía es como el pecado de la adivinación, y la obstinación (insubordinación) es como la iniquidad de la idolatría." Dios concede enorme importancia a la obediencia. Puesto que la obediencia tiene que ver con los niños, Colosenses 3:20 deja claro lo que Dios requiere: "Hijos obedeced a vuestros padres." Sin embargo, de inmediato sigue una advertencia en el versículo 21 que dice: "Padres, no irritéis a vuestros hijos, para que no se desanimen." ¿Acaso hay conflicto en estos versículos? Él ser obediente en todas las cosas todo el tiempo frustrará al niño, porque sin duda habrá ocasiones en las que el peso de la obediencia puede ser injusto e inoportuno, pero el que el niño no sea obediente transgrede la norma presentada en el versículo 20. La advertencia a los padres en el versículo 21 no compromete la norma presentada a los niños en el versículo 20, sino que mas bien recuerda a los padres que la autoridad bíblica no es algo frío, insensible y arbitrario. Los padres no deben de ejercer su autoridad sin pensarlo. La autoridad bíblica no es caprichosa e inconsistente. La intención del papel de los padres no es evitar la exasperación, sino evitar la exasperación innecesaria. La misma naturaleza de la obediencia con frecuencia frustrará al hijo, de la misma manera que frustra a los adultos. ¿Significa eso que

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debemos de hacer caso omiso de la norma? ¡Claro que no! Debemos de instruir a los hijos conforme a la norma y guardamos en contra de la exasperación innecesaria en el proceso.

¿De Qué Manera Minan los Padres el Proceso? ¿Debieran los padres cristianos instruir a sus hijos para que no reaccionen frente a la instrucción la primera vez que se ofrece? La respuesta, como es natural, es que no. Pero, sin embargo, muchos padres son culpables de semejante instrucción negativa. Deseando la obediencia, de hecho están enseñando desobediencia. He aquí tres maneras corrientes cómo los padres minan sus propios esfuerzos por hacer que el niño venga a la norma.

1. Amenazando y repitiendo.

2. Sobornando 3. Negociando en el conflicto

El Padre que Amenaza y Repite La madre que primero induce y a continuación amenaza, para luego intentar hacer un pacto, luego pretende castigar y finalmente castigando un poco, hace que la situación sea peor. Ningún niño responderá a la norma de Dios sí falta la resolución de los padres por conseguir la auténtica obediencia. La falta de fortaleza moral y de resolución en los padres mina la verdadera obediencia. ¿Cómo es que un niño obedece a la tercera, pero no a la primera? La razón es que el padre por fin se ha decidido a forzar la conformidad. Sí el niño obedece a la tercera petición, ¿por qué no a la primera? El entender la naturaleza objetiva de la obediencia a la primera es de gran importancia. Cuando los padres exigen que se cumpla la norma, solo el niño decide cuándo será corregido por no someterse y por su desobediencia. Todo lo que sea menos que la obediencia a la primera trae un castigo subjetivo. Es decir, las consecuencias no van ya unidas a la desobediencia, sino al estado de ánimo y al capricho del padre en cualquier momento. El padre que amenaza y que repite fomenta una respuesta temerosa y subjetiva. El que los padres fracasen y no consigan mantener una norma consistente solo sirve para atraer al niño al

pecado, haciendo que píense que siempre puede salirse con la suya. La inconsistencia en la resolución de los padres produce desprecio por la norma de la obediencia.

El Padre que Soborna Los padres que sobornan trafican con sus hijos con la esperanza de conseguir su obediencia. Usan sobornos, amenazas o incluso tácticas de miedo para conseguir el control temporal del comportamiento de sus hijos. Un soborno suena como: "sí te portas bien en la tienda hoy, mamá te comprará algo que te va a gustar" Un ejemplo de una amenaza puede ser: "sí hoy no te comportas bien en la tienda, mamá no te comprará eso tan especial que te había prometido." Un ejemplo de una táctica del miedo puede ser: "sí hoy no te comportas bien en la tienda, ¡llamaré al orfelinato para que vengan a buscarte!" Semejantes afirmaciones verbales establecen una motivación falsa e inadecuada a la obediencia, restándole, por tanto, valor a la obediencia. Algunos padres instruyen a sus hijos a obedecer por un soborno, mas que por obedecerles a ellos. Sus hijos responden porque hay algo en ello para los hijos. Los niños deben de ser recompensados por su obediencia, pero no deben de ser obedientes solo para obtener una recompensa. Esa distinción es importante. ¿Qué sucede cuando una recompensa no es ya una motivación suficiente? Se encuentra usted con un higo que no es moral en su interior, sino en el exterior. Los hijos de los padres que sobornan demuestran varios patrones de carácter y de comportamiento. Desarrollan tendencias orientadas hacia sí mismos y aprenden a manipular a otros. Porque lo que pretenden es que les recompensen, limitan su habilidad a servir a otros a menos que reciban una gratificación. Estos rasgos no son, sin duda, características que Dios desearía que desarrollásemos en nuestros hijos.

Negociando en el Conflicto Muchos padres insisten en la norma de la total obediencia mientras están dando instrucciones, pero están dispuestos a negociar la línea de sometimiento una vez que se ven metidos de llenó en el conflicto. Cuando la madre de Nathan le pidió que recogiese sus juguetes y que se preparase para

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comer, su petición se encontró con un, "No, mamá voy a jugar con ellos después de comer." "Nathan," le digo su madre, "después de comer te vas a echar una siesta, de manera que quiero que recojas todos los juguetes ahora." "Mamá, los recogeré después de comer." "No, Nathan, es precisó que guardes todos los juguetes antes de comer." Nathan hizo lo que le pidió su madre, pero llevó a la mesa dos de sus pequeños camiones. Viendo los camiones la madre se enfrentó de nuevo con Nathan repitiéndole que era preciso que guardase todos los juguetes. Finalmente, los dos llegaron a un acuerdo de que Nathan podría quedarse con uno de los camiones durante la comida. La cuestión no es si el jugar con un camión durante la comida está bien ó mal, sino saber si la madre se caracteriza siempre por negociar algo menos que sus instrucciones originales. Cuando los padres se caracterizan por aceptar siempre un compromiso negociado, minan sus esfuerzos por conseguir que sus hijos obedezcan a la primera. Si todo es negociable, no hay ninguna instrucción que sea absoluta. Cuando negociamos la norma en el calor de la batalla, no hay verdadera capitulación solo un acuerdo para suspender el conflicto. Sin una rendición absoluta, siempre habrá un miembro que esté dispuesto a hacer la guerra. Escoja bien sus batallas, pero una vez que lo haya hecho, esté preparado para mantener la línea (a menos que la línea estuviese mal trazada en primer lugar). Si está usted continuamente cediendo, está usted continuamente minando cualquier progreso por conseguir una obediencia bíblica.

Los Principios de la Instrucción Ahora investigaremos cómo los padres pueden establecer el carácter de la obediencia en el niño. Esa no es una labor tan difícil como algunos se temen, pero requiere adherencia a algunos principios básicos de comunicación. Cuando pensamos en el papel de la instrucción en la vida del niño, hay unos cuantos factores y principios elementales que debemos tener en mente. El seguir estas normas básicas puede evitar el estrés y aumentar el cumplimiento de buen gradó, pero el no cumplir puede dar lugar a luchas de poder y a una rebeldía continua y categórica.

Primer Principio Cuando le habla usted a su higo de una manera que requiere una respuesta ó una acción, debiera usted esperar una inmediata y completa respuesta. Este principio habla sobre el nivel de expectación de los padres. Demasiados padres esperan muy poco y reciben exactamente eso. Hemos descubierto, de manera consistente, que la exigencia de la obediencia a la primera es mucho menos un problema que requiere amoldarse para los niños de lo que lo es para sus padres.

Segundo Principio No dé nunca una orden a menos que tenga usted la intención de que la obedezcan. Por lo tanto, cuando dé instrucciones, asegurese de decir exactamente lo que quiere decir y de querer decir exactamente lo que dice. Este sencillo principio es fácilmente quebrantado por los padres. No hay mejor manera de no enseñar al niño a obedecer que darle instrucciones que no tiene usted la intención de hacer cumplir. El niño aprende rápidamente a hacer caso omiso a las instrucciones de los padres. La costumbre puede volverse tan fuerte y el desprecio por la enseñanza tan arraigado, que hará caso omiso a todas las amenazas. ¿Quiere usted que su hijo se vaya a la cama? Si es así, no exprese su orden como si fuese una pregunta en forma de opción. En lugar de ello, debe usted afirmar la instrucción como un mandato para que le obedezca. Las instrucciones de los padres son o bien directivas (decirle al niño lo que tiene que hacer) o restrictivas (decirle al niño lo que no debe de hacer). Ambas clases requieren una respuesta de inmediata obediencia, a menos que se exprese de otro modo las instrucciones. Hay tres maneras de conseguir el máximo éxito en su comunicación. Sugerimos que provea usted una advertencia apropiada, que provea una puerta de escape y que tenga en cuenta el contexto. Una Advertencia Dando Cinco Minutos de Tiempo En ocasiones el momento oportuno de la instrucción es tan importante como la instrucción misma. La instrucción de los padres que interrumpe o pone fin a una actividad debiera ir, con frecuencia, precedida por una advertencia. Todos hemos experimentado el total ensimismamiento en diferentes proyectos y

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sabemos lo frustrados que nos hemos sentido cuando nos hemos visto obligados a abandonar nuestros esfuerzos sin advertencia. La misma frustración la sienten nuestros hijos. Hay ocasiones en las que es apropiado hacer una advertencia dándoles cinco minutos, diciéndoles que pronto recibirán instrucciones. Una acto así de benevolente ayuda al niño a que se prepare emocionalmente para acceder. Por ejemplo, Ryan estaba acabando de ver su programa favorito en la televisión cuando su madre interrumpió y le informó que volvería en cinco minutos con instrucciones para que se preparase para comer. Esa advertencia de cinco minutos hizo el obedecer algo mas atractivo para Ryan. Semejante sensibilidad por parte de los padres reduce consternación de la intrusión y alivia la tensión entre el deseo del niño por continuar con su actividad y la necesidad de obedecer las instrucciones de su madre. El dar una advertencia con cinco minutos de tiempo es razonable. Sin embargo, ¿qué sucede si el padre da instrucciones y el niño continua con su actividad una vez que ha pasado ese tiempo? Tal vez ha estado viendo la televisión hasta que se ha acabado el programa y hasta los próximos anuncios y ha seguido hasta el próximo programa. Ese es un acto de desobediencia. El niño decidió aceptar su propia preferencia en lugar de lo justo de lo que le mandaba hacer su madre y se está aprovechando de la amabilidad de ella. Algunos padres dicen que es una falta menor que el niño extienda el tiempo, pero el desafiar abiertamente no es una falta insignificante y el padre judicial no debiera darle la espalda a semejante pecado. Puesto que se ha instruido a los padres que no exasperen a sus hijos, aconsejamos que no tiente usted a sus hijos a desobedecer obligándoles a escoger entre los placeres mas fuertes de la carne y sus instrucciones. El evitar la exasperación no significa comprometer la norma, sino actuar con sabiduría al respecto, como pueda ser dar a sus hijos cinco minutos de plazo.

Proveer una Puerta de Escape Dios no permite nunca que nos veamos sometidos a una tentación sin proveer al mismo tiempo una puerta de escape (1 Corintios 10:13). Este mismo principio se puede aplicar a su labor como padre. Debiera enseñar usted a sus hijos a buscar la puerta

de escape cuando se vean desafiados por el pecado. Por ejemplo, cuando dos hermanos se pelean por un juguete, es posible que el mayor sepa cuál es el castigo por pegar al mas pequeño, pero debido a que siente que le han tratado injustamente, la tentación a imponer la justicia por medio del uso de la fuerza es grande. Su puerta de escape es llevar su conflicto a la persona que puede arreglar el problema e imponer la justicia, es decir, la madre.

Recordando el Contexto El entender el contexto impide que la obediencia a la primera se convierta en una acción legalista. Por favor repase el Capítulo 1 respecto a la importancia de examinar el contexto del momento para decidir cómo emitir un juicio moral sobre el comportamiento del niño. A menos que los padres otorguen la debida consideración al contexto, pueden juzgar las acciones correctas de manera equivocada y no juzgar para nada las malas acciones.

Tercer Principio Cuando un niño desobedece continuamente, está en pecado. Cuando los padres están continuamente reforzando esa desobediencia, están también en pecado. El que los padres juzgen de manera juiciosa quiere decir que los padres no recompensan el pecado no haciendo nada al respecto. En el caso de faltas insignificantes, la sabiduría podrá aconsejar que los padres tengan paciencia o que den una severa advertencia, pero los padres no deben considerar el desafío directo e intencional como algo trivial. La obediencia y la desobediencia son actos morales, no preferencias individuales. El animar y establecer el comportamiento justo y moral en los niños requiere consistencia y claridad en la instrucción. A menos que sus instrucciones estén claras y sean consistentes, su hijo se sentirá perdido y no sabrá lo que hacer.

El Contacto por Medio de la Mirada y la Respuesta Verbal Exija usted el contacto por medio del contacto cara a cara, cuando esté dando instrucción. Acostúmbrese a hacer que su hijo le mire a los ojos cuando le esté usted hablando. El contacto de la mirada es una habilidad que permite enfocar y ayuda a cualquier niño a procesar la instrucción. El

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procesar la instrucción es la mitad de la batalla en conseguir que el niño siga unas instrucciones. Al niño al que se le permite mirar por la habitación en lugar de mirar a su madre o su padre lucha con frecuencia con la sumisión. Algo parecido al contacto de la mirada es la respuesta verbal. Una respuesta verbal como pueda ser "sí, mamá" o "sí, papá" facilita un sano desarrollo moral, ayudando en el proceso que hace posible que el niño se concentre. Eso sucede porque, cuando está hablando la boca, está hablando el cerebro. Las respuestas verbales confirman sus instrucciones. Un "sí, mamá" le hace a usted saber que su hijo está o bien decidiéndose a obedecer, adoptando la acción apropiada, o a desobedecer evitando la acción que le ha pedido usted. Si el niño responde verbalmente cuando se le llama, pero no viene, aún está desobedeciendo. Ese niño es negligente en cuanto a la obediencia inmediata. ¿Qué sucede con el niño que está tan envuelto en lo que está haciendo que se le llama varias veces para conseguir su atención? El nivel de concentración de algunos niños puede ser mas profundo que en otros. En ocasiones el tono de voz de los padres necesita ajustarse a fin de que el proceso del pensamiento del niño se vea interrumpido. Piense en ello de este modo. Está usted viendo un programa de televisión en un estado de absoluta concentración cuando, de repente, una voz le interrumpe su concentración y dice: "Interrumpimos este programa para ofrecerles un informe especial." Eso es exactamente lo que debería estar sucediendo en la mente de su hijo cuando habla usted. Su voz debe interrumpir su proceso de pensamiento para escuchar un anuncio especial. De vez en cuando, puede que nos repitamos. En ocasiones el que lo hagamos puede estar justificado y en otras ocasiones que no lo esté. Sin embargo, debiéramos estar esforzándonos para conseguir un modelo de consistencia a fin de obtener una respuesta a la primera sin necesidad de que nos repitamos. Algún día, la respuesta a la primera puede salvarle la vida a su hijo. ¡Puede usted enseñar a su hijo a que sincronice con usted en lugar a que le desconecte a usted! Es solo cuestión de que esté usted dispuesto a enseñarle.

El Papel de la Iniciativa Autogenerada La iniciativa es la única manera legítima y ética de ir adelante. Los niños funcionan de acuerdo con uno de los cuatro niveles de iniciativa.

La Iniciativa Autogenerada El nivel más elevado y deseable es el de la iniciativa autogenerada. A ese nivel, el niño responde a las necesidades sin incitación o instrucción. Cuando Nathan vio la cesta de la colada llena de ropa limpia, comenzó a separar sus prendas personales, a doblarlas y a guardarlas de modo que su madre o su padre no tuviese que hacerlo después. En el caso de un niño mas pequeño, puede ser tan sencillo como guardar un juguete que ha dejado en medio después de haber estado jugando. Cuando el niño responde a las necesidades sin instrucciones previas, los padres deben de expresarle su gratitud de manera verbal y física. Además de afirmar al niño, los padres podrán decidir reforzar ese comportamiento recompensándola. No es necesario ni debiera de ser algo grande o caro. Aquello a lo que el niño concede valor es el aprecio que representa la recompensa.

La Iniciativa por Incitación El segundo nivel de iniciativa se llama iniciativa por incitación. A ese nivel, el niño responde en seguida, pero recibe instrucciones primero. Tomando prestado de un ejemplo anterior, la madre de Nathan le instruye a que recoja su ropa limpia, a que la doble, y la guarde. El niño responde a la petición diciendo: "sí, mamá" y sus pequeños pies se van rápidamente a hacer lo que le han dicho. El segundo nivel se caracteriza por una acción y una actitud apropiada. La actitud es importante. La actitud con la que su hijo recibe instrucciones es una señal que determina hasta qué punto respeta su autoridad y su dirección. Los padres pueden obligar a la acción, pero al mismo tiempo deben moldear la actitud. Hay tareas que todos desearíamos no tener que hacer. Lo mismo se aplica a nuestros hijos. El desafío es el siguiente: ¿con qué actitud acepto mi parte de responsabilidades? No es preciso que el niño se muestre totalmente entusiasmado cuando le pidan que saque la basura, pero su actitud debiera

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representar la aceptación de la responsabilidad relacionada con ser un miembro de la familia.

La Iniciativa Forzada El cuarto y más bajo nivel de iniciativa se llama iniciativa suprimida. Después de recibir sus instrucciones, Nathan estuvo jugando con su tren en su habitación en lugar de estar separando sus prendas y guardándolas. Hizo caso omiso de las instrucciones de su madre y encontró otra cosa que hacer. El cuarto nivel se caracteriza por acciones y actitudes que están mal. Por desgracia, los padres mismos estimulan con frecuencia esta clase de comportamiento. En lugar de tratar la desobediencia del niño, la madre cede, dobla y guarda ella la ropa del niño. El motivo de sus acciones es sencillo. El hacer la tarea ella misma es mas sencillo y rápido que conseguir que la haga el niño y esta decisión además evita el conflicto. ¡El problema con su acción es que consolida la desobediencia del niño y le enseña que si espera lo suficiente otra persona lo hará por él! ¿A qué nivel de iniciativa está funcionando su hijo? ¿A qué nivel vive usted? La iniciativa por incitación es muy buena, la iniciativa autogenerada es mejor aún y debiera de ser el objetivo por el que todos los padres se esfuerzan. ¿Qué reacción de los padres ayudará a motivar al niño para que alcance el primer nivel de iniciativa? En lugar de ofrecer recompensas por instrucciones obedecidas, los padres deberían siempre de afirmar al niño o bien dándole un abrazo o con una palabra de estímulo que exprese satisfacción por con el comportamiento del niño. La afirmación física y verbal llega muy lejos cuando el niño sabe que sus acciones complacen a sus padres. Cuando el niño sienta lo complacido que está usted, estará mas dispuesto a aceptar libremente mas responsabilidades y eso, a su vez, le motivará a un comportamiento del primer nivel.

Resumen El comportamiento desobediente de los niños no es ningún misterio. Los niños a veces se ven guiados a la insubordinación por nosotros, los que les cuidamos con cariño. Si nuestra intrusión no va acompañada de la determinación, nuestros hijos se aprovecharán de nuestra incertidumbre como padres y aseverarán su

propia voluntad sin dirección alguna. Los sentimientos de aceptación y el sentido de aprobación del niño están directamente relacionados con el nivel del comportamiento que le exigen sus padres. Esto es cierto de todos los aspectos del desarrollo del carácter y es especialmente cierto de la obediencia a la primera. El niño cuyos padres exigen que obedezca a la primera y que le animan en el proceso tiene un mayor sentido de la aprobación, amor y aceptación de sus padres, que el niño que se encuentra en una casa donde prevalece la actitud permisiva o autoritaria. Los padres permisivos tienden a hacer caso omiso del nivel de obediencia, mientras que los autoritarios eliminan la necesidad de afirmar a sus hijos. Cuando un niño se encuentra con un alto nivel establecido y recibe la aprobación de sus padres, la obediencia se convierte en algo atractivo, y el niño sabe que sus padres le aceptan. Cuanto mas elevado sea el nivel, tanta mayor confirmación y sentido de aprobación tendrá. Cuanto mas bajo sea el nivel, tanto mas débil será el sentido de aprobación y, a la postre, tanto mas débil será la relación entre los padres y el hijo. El instruir a su hijo a responder a su voz la primera vez que habla usted significa enseñarle conforme a la norma de Dios respecto a la obediencia. Aunque todos fallamos, en lo que se refiere a vivir de manera consistente según la norma en nuestras propias vidas, sigue siendo la norma del placer de Dios y el factor de la obediencia es muy importante para el desarrollo de su hijo.

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Preguntas para Repaso 1. ¿Qué es lo que Colosenses 3:21 recuerda a los padres que no deben de hacer? Explíquelo. Haga

una lista y describa brevemente tres maneras en que los padres minan la enseñanza sobre la obediencia.

a.

b.

c.

2. ¿Qué beneficio tiene el dar una advertencia con cinco minutos de plazo?

3. ¿Por qué es importante una respuesta verbal?

4. ¿Qué es la iniciativa autogenerada?

Esta Semana en Casa 1. Dedique tiempo esta semana y haga un juego de que su hijo acuda la primera vez que le llama

usted diciendo "sí, mamá" o "sí, papá". Esté preparado para hablar a la clase acerca de los resultados que ha conseguido mediante sus esfuerzos.

2. Esté preparado para hablar a la clase acerca de cómo la advertencia con cinco minutos de plazo

les ha ayudado a usted y a su hijo. 3. ¿Ha conseguido usted alguna victoria por medio de amenazas o de repetirle las cosas? Esté listo

para hablar acerca de ello.