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CAPÍTULO III EVACUACIÓN 13 de febrero de 1937. Durísimo contraataque republicano, se combate todos los minutos de todas las horas que hay luz de día. La mortandad es enorme en ambos bandos. Un oficio nos comunica que el próximo 16 de febrero de 1937, a la una de la tarde tenemos que estar en la calle Lista, para proceder a nuestra evacuación. En casa comienzan los preparativos para nuestra marcha, y a pesar de la escasez de toda clase de artículos que padece Madrid –no solamente alimenticios– se movilizan y nos compran ropas y zapatos nuevos, iremos los dos vestidos iguales. En cuanto alimentos nos proveen adecuadamente, a lo que contribuyen nuestros tíos, pues nadie sabe cuanto durará el viaje, ni el medio de locomoción, ni el itinerario, pues la Capital de España, tiene cortadas sus comunicaciones por carreteras y ferrocarril, y la batalla del Jarama sigue activa. Estoy intranquilo, y mis sentimientos son contradictorios, pues si los bombardeos me aterrorizan hasta el punto de paralizarme durante uno segundos, cuando mi intención es echar a correr, como veo hacer a los demás; por otro lado estoy muy apegado a mi familia, y veo con alarma como se va acercando el día 16. 16 de febrero de 1937. Mi padre nos entrega el «Diario de Campaña» de nuestro hermano César; considera que estará mas seguro con nosotros; nos da también un diccionario y un manual para aprender francés, por si logramos pasar a Francia –esto ya es una fijación en él– y un cuaderno para que llevemos nuestro «Diario», y añade unas cuantas tarjetas de «campaña», que no necesitan franqueo, en las que previamente ha escrito la dirección de casa, y nosotros no tendremos nada mas que poner la fecha y el lugar donde estamos, así controlará nuestro viaje; y nosotros iremos salpicando nuestro camino con estas tarjetas. Mi madre en esta ocasión –su fortaleza no ha podido con sus sentimientos– ha preferido despedirse de nosotros en casa. Nos acompañan mi hermana Antonia y mi padre, que cuando 59

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CAPÍTULO IIIEVACUACIÓN

13 de febrero de 1937. Durísimo contraataque republicano, se combate todos los minutos de todas las horasque hay luz de día. La mortandad es enorme en ambos bandos.

Un oficio nos comunica que el próximo 16 de febrero de 1937, a la una de la tarde tenemosque estar en la calle Lista, para proceder a nuestra evacuación. En casa comienzan lospreparativos para nuestra marcha, y a pesar de la escasez de toda clase de artículos que padeceMadrid –no solamente alimenticios– se movilizan y nos compran ropas y zapatos nuevos,iremos los dos vestidos iguales. En cuanto alimentos nos proveen adecuadamente, a lo quecontribuyen nuestros tíos, pues nadie sabe cuanto durará el viaje, ni el medio de locomoción,ni el itinerario, pues la Capital de España, tiene cortadas sus comunicaciones por carreteras yferrocarril, y la batalla del Jarama sigue activa.

Estoy intranquilo, y mis sentimientos son contradictorios, pues si los bombardeos meaterrorizan hasta el punto de paralizarme durante uno segundos, cuando mi intención es echara correr, como veo hacer a los demás; por otro lado estoy muy apegado a mi familia, y veocon alarma como se va acercando el día 16.

16 de febrero de 1937. Mi padre nos entrega el «Diario de Campaña» de nuestro hermanoCésar; considera que estará mas seguro con nosotros; nos da también un diccionario y unmanual para aprender francés, por si logramos pasar a Francia –esto ya es una fijación en él–y un cuaderno para que llevemos nuestro «Diario», y añade unas cuantas tarjetas de«campaña», que no necesitan franqueo, en las que previamente ha escrito la dirección de casa,y nosotros no tendremos nada mas que poner la fecha y el lugar donde estamos, así controlaránuestro viaje; y nosotros iremos salpicando nuestro camino con estas tarjetas.

Mi madre en esta ocasión –su fortaleza no ha podido con sus sentimientos– ha preferidodespedirse de nosotros en casa. Nos acompañan mi hermana Antonia y mi padre, que cuando

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ha echado mano a la puerta, con emocionada dificultad, casi ininteligible, nos dice: «si Francogana esta guerra y conseguís llegar a Francia, no regreséis nunca…».

Resulta razonable afirmar que los padres son tanimportantes como los niños, y que es sentimental suponerque los sentimientos de los padres deben sacrificarsenecesariamente por el bienestar de los hijos. Por ejemplouna madre puede conocer muy bien los problemas de laevacuación y estar al tanto de sus múltiples dificultades,pero ese convencimiento no la ayudará a tolerar lapérdida de contacto con su propio hijo.A la madre urbana se le pide, se le aconseja e incluso sela presiona para que renuncie a sus hijos. A menudo sesiente incluso atropellada, pues no puede comprender quela dureza de la exigencia surge de una realidad: el peligrode las bombas.

D.W. Winnicott, El niño y el mundo externo, Ed.Hormé, Buenos Aires, 1980

Para coger el «metro», hemos tenido que hacerlo con cuidado, para no molestar ni pisar alos que hacen vida en sus andenes, para preservarse de los bombardeos.

Esta expedición la componemos las siguientes niñas y niños:

Saturnina Olmeda AntónLourdes García LópezVictoria García LópezAlfonso García LópezJosé Suárez DiezPilar Suárez DiezMaría Suárez DiezHiginio González JuarranzPedro González JuarranzAgustina Marín MartinezEsperanza Parra VillarFrancisco Parra VillarMaría Parra VillarManuel Ribado RodríguezEnrique Olmos MolineroBruno Olmos Molinero «Pacuchi»

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Luis Fernández ValladolidJesús Parrao CitoresMargarita Parrao CitoresValentina Parrao CitoresRafael Parrao CitoresAntonio Val DíazJosé Mª. Val DíazMª. Jesús Gómez GalindoAntonio Gómez GalindoMontserrat Gómez GalindoManuel Navarro BañuelosAntonio Navarro BañuelosCarmen Moreno BarbollaDomingo Rincón RedondoRemigio Rincón RedondoMercedes Amores ÁlvarezJoaquín Amores ÁlvarezMiguel Fernández González

Nos acompañan una maestra y un maestro.Nuestra evacuación es posible, por la colaboración de la Junta Provincial de Protección de

Menores de la Capital, y Pro-Infancia Obrera de Girona, a petición del Ayuntamiento deArbúcies, y por iniciativa personal de su Alcalde, Josep Pol i Pujató.

Difícil disimular y contener la infantil y emocionada congoja de estos momentos, tampocolos mayores consiguen reprimir la suya. La despedida de los mas pequeños esdescorazonadora.

«No os preocupéis, que dentro de poco habremos ganado la guerra, y nos juntaremos denuevo», «procura que Pedrito coma mucho», difícil recomendación; porque Pedrito es unmelindres, y además no le gusta nada que no esté cocinado por su mamá. Atropellados einsistentes encargos a las chicas mayores para que cuiden y atiendan a los mas pequeñitos.Antes de partir, me llama la atención AGUSTINA, una niña que permanece callada y muyseria, y de ojos inmensos, de la que ya no me separaré.

El autocar se pone en marcha. Besos lanzados nerviosa y apresuradamente; algunos puñosen alto, «¡Viva la República!, ¡Viva!, ¡salud!, ¡suerte!», la necesitaremos, los que nos vamos y losque se quedan en este querido Madrid nuestro. Palmadas de la maestra, «venga niños a cantar»,lo hacemos con canciones infantiles populares, disminuye la natural tensión de la despedida,y los ánimos se serenan y tranquilizan un poco.

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Pedro González Juarranz,Madrid, febrero 1937

La coeducación o emparejamiento escolar es un crimenministerial contra las mujeres decentes. Es un capítulo dela acción judía contra las naciones libres. Un delitocontra la salud del pueblo, que deben penar con su cabezalos traidores responsables.

Onésimo Redondo, Jefe de la FalangeCastellana, (Fascista)

–No dice nada de los hombres decentes

Paco Parra habla nerviosamente sin cesar, y va de un lado a otro del autocar haciéndoseamigo de todos; Pepe Suárez, que es un grandullón, que es casi seguro que tiene mas de 14años –que es la edad máxima para poder venir con nosotros– se vuelve hacia sus hermanas,Mary y Pili, y las dice: «Bueno ahora ya no estamos en casa, así que ya sabéis que os puedopegar cuando me dé la gana».

Agustina sigue callada, quieta y mirándolo todo.Desde el pasado mes de agosto de 1936, hasta hoy, seis meses de guerra después, nuestro

infantil sistema nervioso ha soportado cincuenta y cinco bombardeos de la aviación y laartillería fascista, que es un «currículum bélico» terrible y atrozmente excesivo para un niño dediez años de edad; de lo que se deduce que nuestro Ángel de la Guarda, ha tenido un trabajoabrumador, o que tenemos mas de uno. Muchísimos niños madrileños no pueden decir lomismo. En compensación la aviación del Gobierno de la República; no bombardeará en todoel transcurso de la guerra, ninguna población civil de la retaguardia del adversario, si no quese limitará a objetivos concretos y selectivos.

La maestra y el maestro que nos acompañan en este viaje, pronto se ganan nuestraconfianza y respeto, y nos sentimos seguros y protegidos por ellos.

Nuestra salida de la Capital, la hacemos por el único sitio posible, por la calle de Alcalá (aleste), y tenemos que conseguir llegar a Aranjuez (al sur), bordeando el frente, y en algunosmomentos muy cerca de él (la batalla del Jarama está en plena actividad). Dejamos atrás lacarretera de Aragón, y cogemos otras de segundo y tercer orden a partir de Torrejón deArdoz.

Pasamos Loeches y nos encaminamos hacia Arganda, aproximándonos a la línea de fuegoy al río Jarama, y así, acceder a la carretera de Valencia, que está cortada por el enemigo antesde llegar a este pueblo, y la tenemos que coger de revés.

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16 de febrero de 1937. Varela (franquista) concentró elfuego de toda su artillería frente a la brigada de sucompañero Sáenz de Buruaga, a fin de allanarle elcamino, pero no lo consiguió. Aquel 16 de febrero, tuvolugar el primer combate aéreo importante. Doce Junkers52, fueron enviados a bombardear Arganda,acompañados por Fiats italianos.

Jesús A. Martínez Martín, Prof. H.C. Univ.Complutense, Madrid,1987

16 de febrero de 1937. Gobierno de la República. Parte Oficial de Guerra. Frente del Centro. Sectordel Jarama. Nuestras tropas han rechazado enérgicamente tres ataques enemigos. La aviación facciosa habombardeado el pueblo de Tarancón, matando a nueve personas e hiriendo a veinte, la mayor parte mujeres yniños.

En el sector del Jarama, nuestra aviación entabló combate con las facciosa, derribando dos trimotoresJunkers y dos cazas.

16 de febrero de 1937. Parte de Guerra de los sublevados (fascistas). Cuerpo de Ejército de Madrid.División Reforzada de Madrid. En el frente del Jarama se corrigió a vanguardia la línea de nuestrasposiciones, lo que permitió castigar duramente al enemigo.

Para tales progenitores, renunciar al contacto permanentecon sus hijos constituye sin duda una difícil prueba. Unamadre dijo: Renunciaríamos a nuestros hijos por tresmeses, pero, si es por mas tiempo, quizás incluso tresaños «¿Qué sentido tiene la vida?».Cuidar de niños ajenos puede ser tarea difícil y exigente,y puede vivirse como una tarea de guerra. Pero el simplehecho de verse privada de los propios hijos es una tareade guerra muy poco satisfactoria, que no puede atraer aningún progenitor, y que solo puede tolerarse si se apreciadebidamente las posibilidades de peligro. Por esa razón esnecesario hacer un verdadero esfuerzo por descubrir comose siente una madre privada de su hijo.

D. W. Winnicott, El niño y el mundo externo, Ed.Hormé. Buenos Aires.1980

Con mucha suerte hemos llegado a Arganda, sin ningún contratiempo y aprovechando una

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pausa en la actividad del frente. Parados en la plaza del pueblo, no vemos ninguna personacivil, solo soldados republicanos, que tranquilos y serenos están preparados para entrar enacción, son veteranos del frente de Madrid. Enseguida rodean nuestro autocar, se interesanpor nosotros y nos dan cariñosos ánimos. A uno de ellos le entregamos la primera tarjetapostal de campaña para nuestra familia. Cuando lleguemos al fin del viaje todas estas tarjetashabrán llegado a su destino sin faltar ninguna.

Estas fuerzas estacionadas aquí, mañana participarán en la contraofensiva republicana, queestabilizará este frente hasta el final de la guerra.

La conversación con nuestros soldados, a través de las ventanillas, hace que la larga paradaaquí, no nos lo parezca tanto. Probablemente estén esperando alguna información, queindique por lo menos que hay alguna posible y mínima seguridad para nosotros debido a laproximidad del enemigo.

Ya nos autorizan a seguir la marcha; nuevos gritos de despedida y ánimos, influidos por elambiente y la moral de estos combatientes, por propia iniciativa, cantamos «La Internacional»,«La Joven Guardia» y «¡A las Barricadas!».

Vamos camino de Perales de Tajuña; donde al llegar nos encontramos con el mismoescenario, las mismas circunstancias, los mismos personajes y la misma larga espera por losmismos motivos que en Arganda. Entregamos una segunda tarjeta a otro combatiente, quesuponemos que la pondrá en el correo de su unidad.

Nueva autorización y abandonamos Perales de Tajuña, y la carretera general. En Chinchónpasamos de largo y nos dirigimos directamente a la estación de ferrocarril de Aranjuez, quees la mas próxima de este medio de locomoción a Madrid; son las 17,45 horas. Hemos tardadoseis horas en un recorrido que en circunstancias normales no se hubiera llevado mas decuarenta minutos. En el buzón de correos del andén echamos una tercera tarjeta para nuestra

familia.

Salimos de Aranjuez en tren a las 19,45 horas, ocupando un vagón de segunda clase. Nosalejamos de Madrid, y esto nos afecta, pero también de los peligros de la guerra, que nostranquiliza.

Tomamos algunos alimentos de los que cada uno trae de su casa, que nos auto-racionamos,

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pues no sabemos cuanto durará el viaje.Enseguida nos compenetramos todos los niños y niñas que formamos este grupo de 34,

nos solidarizamos entre sí, nos ayudamos afectivamente y formamos rápidamente una nuevafamilia.

Veo que todos tenemos la misma cara de expectación e intranquilidad, aumentadas al llegarla noche, el silencio es absoluto. Yo voy muy preocupado por nuestro futuro inmediato ycomo será el pueblo donde nos llevan y las gentes que estarán a nuestro cuidado, echo muchode menos a mi familia, y eso dificulta la llegada del sueño, tampoco la postura es la masadecuada, ni el traqueteo y el ruido del tren en su marcha, y eso que vamos prácticamente aoscuras a efectos de no llamar la atención de la aviación enemiga.

Como estamos muy cansados, algunos ya duermen cuando llegamos a las dos de lamadrugada, de este 17 de febrero de 1937, a Alcázar de San Juan, y todos nos espabilamosinmediatamente, pues esta ciudad está siendo bombardeada por la aviación facciosa, nuestrotren sale rápidamente de la estación. Volvemos a los momentos que tantas veces hemos

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Mapa de nuestro itinerario y de la línea del frente

sufrido en Madrid, de inquietud y terror. No nos habíamos alejado mucho, cuando oímos losmotores de los aviones bombarderos encima de nosotros, el tren se para, nos ordenan nosubir las cortinas de las ventanillas y permanecer en silencio, esto último es innecesario, pueshe observado siempre que en las numerosas veces que nos hemos encontrado en estasituación, la gente enmudece y si dice algo lo hace en voz baja. A la debilísima luz deemergencia, observo, que todos tenemos la misma expresión angustiosa de miedoinsuperable, y estamos con el oído atento y los ojos fijos en el techo del vagón.

. «¡Están encima!», «ahora parece que se van», «¡vuelven!», «se marchan», «¡No!», «siguen ahí»,«se van».

El tren muy despacito echa andar, llevamos poco recorrido y de nuevo se oye sobrenuestras cabezas el familiar, fatídico y tétrico ronroneo de los aviones enemigos, nueva paradacasi en seco, y repetición de las recomendaciones anteriores. «¡Otra vez encima de nosotros!»,tremenda la tensión, ni siquiera nos atrevemos a movernos, ni a cambiar de postura, estasituación se alarga mucho. La noche es cerrada y completamente oscura. Yo preferiría queabandonásemos el tren, ya que este es el objetivo de los aparatos rebeldes. Se alejan, pero noemprendemos la marcha enseguida, seguimos parados, se ve que el maquinista quiereasegurarse de que se han ido definitivamente, la parada se prolonga mucho tiempo.Reanudamos el viaje muy lentamente, a los pocos minutos, regresan de nuevo los avionesfascistas por tercera vez. Los maestros que nos acompañan, comentan con voz susurrante ytemerosa, que posiblemente, los tripulantes de los aparatos oigan el ruido de la locomotora,o vean las chispas que esta desprende en su marcha, del hogar de su caldera de vapor.

Esta vez la parada es mas larga que las anteriores; así como la zozobra que se apodera detodos nosotros, que ahora es mas profunda e intensa. Después de un espacio de tiempointerminable, los bombarderos facciosos, no nos localizan y renunciando a su presa se alejan.Nuestra inquietud va desapareciendo, despacio, muy despacio, conforme mi ritmo cardiaco varecuperando su uniforme normalidad, igual que el tren, temeroso, inicia su recorrido, y estalentitud dura bastantes kilómetros, hasta que el maquinista considera que ya no hay peligro yrecobra la velocidad normal, entonces aliviados, hacemos comentarios sobre lo sucedido y elgravísimo peligro que hemos corrido. Otra vez la suerte, la buena.

Amanece. Levantamos las cortinillas, hace un tiempo muy bueno con un sol reconfortante.En Albacete, nos llama la atención los vendedores de navajas y cuchillos. Como Enrique

Olmos lleva una navajita muy bonita, que es la envidia de todos, algunos les compran;nosotros decidimos no hacerlo, porque pensamos que nuestros padres no lo aprobarían.

En los lugares donde para el tren, nos tienen preparado un gran recibimiento, y esto noshace considerarnos muy importantes.

Son las 12, y en la estación de La Encina, nos esperan unas señoritas que nos agasajan conuna tortilla a la francesa en una barra de «pan de Viena», (que con los «panecillos largos» yotras labores artesanales y especiales de pan, va a desaparecer para siempre), recién hechas las

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dos y todavía calientes; nos saben deliciosamente bien, y nos obsequian entre otras cosas connaranjas. Recordaremos siempre con gratitud el nombre de este pueblo de La Encina.

El día es luminoso y el campo valenciano nos impresiona muy favorablemente, endeterminados lugares y en grandes superficies, está cubierto por una capa de naranjas, inclusoen algunos tramos del ferrocarril, esta fruta cubre las traviesas. Comentamos lo bien que levendrían a Madrid.

Cuando el tren hace su entrada en la estación de Valencia son las 16,30 horas. La primeraetapa de nuestro viaje ha durado 28 horas, y hemos estado sin abandonar este medio delocomoción 21 horas seguidas. Mi hermano y yo salimos al vestíbulo, para depositar en elbuzón de correos otra tarjeta de las previamente preparadas por nuestro padre, alreintegrarnos al grupo, los maestros estaban preocupados por que nos habían echado en falta.

Nos sorprende el ambiente de tranquilidad y normalidad de Valencia, aquí no se nota enabsoluto la guerra, las tiendas y los comercios están perfectamente abastecidos; cafés y baresllenos de público y la gente pasea por las calles en absoluta calma.

Valencia 17 de febrero de 1937…los puestos del mercado estaban llenos de comida,pavos, gallinas, bloques de turrón, uvas, naranjas,granadas, dátiles, piñas. Me asaltó un limpiabotas y ledije que puliera mis zapatos con polvo de Madrid. Lasgranadas no zumbaban en el aire, no. Pasó un camiónlleno de evacuados de Madrid y brinqué. Quería hablara los chiquillos asombrados, tan asombrados como yo.

Arturo Barea, La Llama, (pág. 287)

Nos llevan andando hasta nuestro alojamiento de tránsito, que se trata de un asilo uhospicio clásico, edificio grande, habitaciones enormes, techos altísimos, gran escalinata. Losniños aquí acogidos, de aspecto triste, no sonríen ni hablan, se limitan a mirarnos con cara deasombro, (probablemente porque no tienen contacto con el exterior ), quizás porque nuestrosmodales son mas desenvueltos, hablamos en voz alta, y aparentamos ser mas decididos, y estoles debe extrañar. Estos niños que están aquí permanentemente, con el pelo cortado al cero,van vestidos con el mandilón de rayadillo, que les uniforma y que siempre han usado estosestablecimientos benéficos para sus internos. Todo muy limpio, probablemente excesivamenteaséptico, que le da un aspecto hospitalario y triste.

La cena, la primera desde que salimos de Madrid, no me gusta y casi no la pruebo; mecomo la rebanada de pan solamente.

Proceden a repartir las camas, en el dormitorio de los chicos, no hay suficientes para todos,y a los hermanos Domingo y Remigio Rincón, a Miguel Fernández y a mi, nos dicen quevayamos a dormir al de las chicas, pero no nos dicen donde está ni nos acompaña nadie.

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Buscando este dormitorio nos hemos perdido en este edificio tan enorme, silencioso, y maliluminado, con tantas habitaciones, todas idénticamente iguales, cuando ya empezábamos aintranquilizarnos, pues tampoco encontrábamos a ningún adulto, en la segunda planta hemosabierto una puerta y hemos reconocido a las niñas de nuestro grupo.

Cuando comienzo a dormirme, veo a cuatro mujeres alrededor de mi cama, que me sonríencariñosamente; debe de tratarse de las monjas que trabajan en esta institución y que ahora vanvestidas de seglares. Estoy agotado y me duermo profundamente. La primera vez que duermofuera de mi casa, y en la misma habitación que mi mujer.

18 de febrero de 1937. Jueves. Nos encaminamos a la Estación. Echamos de nuevo otratarjeta al correo para nuestra familia, y a las 8,30 horas, salimos de Valencia en tren. El tiempoes delicioso y la temperatura tibia, nuestros ánimos se remontan, el paisaje y la vista del mar,que no nos abandonará en casi todo el trayecto, hace que nos relajemos y que disfrutemos delviaje. Paco Parra, después del susto de hace dos noches, recupera su habitual locuacidad, yhabla constantemente con todo el mundo. Agustina, mira, observa, y cuando habla lo hacesiempre en voz baja. Al medio día comemos de los bocadillos familiares, que traemos desdeMadrid. El mar acapara toda nuestra atención y nuestros comentarios. A las 17,30 horasllegamos a Tarragona, desde el tren se divisa el puerto, en el que hay amarrados unos buquesde carga, y que su visión nos entusiasma a todos.Veo con temor que este trayecto del viaje finaliza, y la incertidumbre de no saber como seráel lugar donde nos llevarán a dormir, me intranquiliza mucho y no pienso en otra cosa, yopreferiría que el viaje continuase seguido durante la noche, y no salir del tren.

Llegamos a Barcelona a las 20,30 horas, y quedamos desilusionados; hasta ahora a lo largode nuestro recorrido, y en todos los sitios donde hemos hecho alto, nos habían recibidocalurosamente, dándonos muestras de afecto, y nos han acostumbrados a eso, a ser tratadoscasi como héroes, y aquí la acogida es fría e indiferente, y no hay nadie esperándonos, así queestamos en el andén con nuestros maestros; abandonados, sin saber que hacer ni donde ir.

Telegrama de Ferrocarriles M.Z.A., al Delegado de laConsejería de Atención Social (Generalitat), Barcelona.

«Quejándose de la falta de organización, para recoger yalojar a los evacuados de MADRID, zona de guerra.»

27 de noviembre de 1936, A.H.S.-S.G.C.,Legajo, 279.nº. 13.-nº. 1

Desde la fecha de este telegrama, hasta hoy 18 de febrero de 1937, no han tenido tiempode remediar esta situación. Echamos una nueva tarjeta en el buzón de correos para nuestrafamilia. Los maestros hacen una gestión, y abandonamos la Estación, andando, hacia el lugar

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que nos han dicho, para alojarnos por un día.Nos introducen en un edificio, viejo, lúgubre, sucio y tétrico. Nuestros maestros se

marchan a descansar a una pensión. Nos quedamos desasistidos, nos sirven la cena en unsemisótano de techo muy bajo, con un solo y débil punto de luz, por medio de una bombilla,que en el centro del habitáculo cuelga del techo, mas desvalida que nosotros, lo hacen dosmujeres bastante ásperas y hoscas que no nos hablan. Por el olor y el color de este supuestoalimento, renuncio a investigar cual es su contenido y su confección,. No lo pruebo siquiera.Por si faltaba algo aparece un individuo de la C.N.T. armado con un fúsil, para vigilarnosmientras cenamos; su actitud agresiva, su catadura, sus modales toscos y su lenguaje groserono nos gustan. Todos nos preguntamos que hace aquí y como es que no está en el frente,cuando en Madrid faltan armas para todos sus defensores. Pepe Suárez, se burla de él, y estehace un ademán violento y le amenaza con darle un culatazo. Por lo visto la Consejería deAsistencia Social de la Generalitat de Cataluña, no ha encontrado en toda Barcelona, alguiencon mejores dotes personales que las de un zafio energúmeno, para cuidar de unos niños, yatenderlos como es debido. El que le ha encomendado esta tarea, no tiene que ser menosbruto que este bárbaro.

Las camas y la ropa de las mismas, están en consonancia con el edificio. Por la mañana estasdos mujeres, nos dan un cacho de pan y un trozo de membrillo, y nos echan a un pequeñopatio interior, desde el que no se ve la calle, y nos dejan a la intemperie. Cuando creíamos queestábamos solos, vemos con asombro, que empiezan a salir niños al patio, en número quetriplican al nuestro. Se trata de niños malagueños (hace diez días que Málaga cayó en poder delos italianos fascistas), supervivientes de la cruenta retirada de su ciudad. Presentan un aspectolamentable y de total abandono. Desde su llegada están aquí internados sin que ningunapersona adulta, con la preparación adecuada les atienda, y se preocupe de ellos. El de la C.N.T.ha desaparecido.

Muy despacio pasan las horas en este patio, todos los de nuestra expedición nos hemosagrupado en un rincón; sigue sin aparecer nadie; no hay ninguna persona mayor a quienrecurrir si necesitamos algo. Yo empiezo a inquietarme y pienso que posiblemente nos hanengañado, que ya no volverán a por nosotros y que nos quedaremos en esta situación parasiempre. Se lo digo a mi hermano y éste para tranquilizarme me contesta: «¿Tú no eras el niñomimado de casa, que te querías ir porque te daban miedo los bombardeos?, bueno, pues ahorate aguantas». «Claro que nos vamos a quedar aquí, ya lo verás».

El tiempo sigue pasando lentísimo, y yo cada vez más preocupado, y a punto de que miprecaria serenidad se desmorone completamente.

A la caída de la tarde, de pronto alegría y júbilo generalizado, aparecen en este pationuestros maestros, para llevarnos a la estación. De nuevo nos sentimos atendidos y seguros.

Son las 19,15 cuando abandonamos este lugar en ferrocarril, con gran contento y con unsentimiento de lástima y pena por los niños malagueños que no tienen nuestra suerte. Siemprenos acordaremos de ellos y del 19 de febrero de 1937, pasado en su compañía.

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Dentro de cincuenta y dos años este mismo grupo de ahora repetiremos este mismo viaje,juntos de nuevo todos, reviviremos el triste recuerdo de la situación de este día, y el delDelegado de la Consejería de Atención Social de la Generalitat.

A las diez de la noche ya estamos en Girona, aquí nos compensan del recibimiento enBarcelona, y de las 24 horas anteriores, pues nos esperan, y nos acogen y atienden bien, solohay un accidente, al bajar del tren Enrique Olmos se ha pillado un dedo con la puerta, tieneque tener muchos dolores a juzgar por la herida, pero él lo aguanta bien, y con su buen humorsigue gastando bromas a todos.

Nos dividen para pasar la noche, los menos dormirán en los locales de Pro-InfanciaObrera, de la calle Barcelona nº 21, y otros lo haremos en un chalet nuevo habilitado para ello.

El futuro 25 de septiembre de 1989, los que formamos esta expedición infantil hoy,volveremos otra vez a esta querida ciudad de Girona, siendo ya abuelos, y su alcaldedemocrático, Joaquim Nadal i Farreras, repetirá este recibimiento, nos acogerá, atenderá yobsequiará generosamente, y pasaremos una jornada emocionalmente memorable, y duranteella en una conversación personal con el eurodiputado Raimón Obiols, este nos aconsejaráque seamos nosotros mismos los que escribamos y recuperemos nuestra memoria e historiainfantil, y no se lo dejemos solo a los historiadores profesionales.

Este chalet de grandes dimensiones, al que nos han traído, es confortable y tiene un jardínextenso, el señor encargado de atendernos es correctísimo, muy atento con nosotros.

Ambiente muy agradable, me encuentro a gusto y bien. Los maestros que nos acompañan,se quedan con nosotros esta noche. Como solo hay un gran dormitorio, con dos filas decamas, una frente a otra y un ancho pasillo central que las separa, deciden que en la fila de laizquierda durmamos los chicos, para ello entraremos los primeros con el maestro, una vezacostados apagarán las luces, y después lo harán las chicas con la maestra, a oscuras. Allevantarnos, haremos el mismo juego, saldremos los primeros, y después las chicas.

Este señor tan amable, nos enseña el jardín, y nos hace que prestemos especial interés auna mesa redonda muy curiosa que hay en él, su tablero de 1,50 m de diámetro, y su gruesode 4 cm, es de cristal de una pieza enteriza.

Como nuestros padres en Madrid, se intercambiarán nuestras noticias, noscomprometemos a que ninguno, cuando escriba a su casa, diga nada que pueda intranquilizara las familias; y este pacto infantil lo cumpliremos, durante los tres años que vamos apermanecer en la Colonia.

Hoy en Girona a 20 de febrero de 1937, escribimos a nuestra casa, ya en forma de carta;insistimos mucho a nuestros familiares, en lo bien que estamos, y lo formidablemente quetranscurre el viaje, no decimos nada del peligro y del miedo que pasamos en el tren entreAlcázar de San Juan y Albacete, ni del día de pesadumbre transcurrido ayer en Barcelona, parano preocuparles.

En el curso de la mañana nos trasladamos a Pro-Infancia Obrera, para reunirnos con losque han dormido allí. Permanecemos en este edificio hasta la tarde, que de nuevo tomamos

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el tren; retrocediendo por la misma línea y recorrido por el que llegamos. Ya mas tranquilos.Entre los viajeros hay un hombre joven, que se interesa por nosotros, y al enterarse dondevamos, nos dice, que es el recadero de ese pueblo, que es muy bonito y que lo pasaremos muybien allí. Aumenta nuestra tranquilidad. En Hostalrich nos espera un autocar que nos lleva aArbúcies, a 15 Km. de distancia. Son la 20,30 horas, cuando llegamos al alojamiento que noshan destinado, la «Torre del Roquer», el edificio mas grande y emblemático de la localidad.Nos recibe muy cordialmente el Alcalde Josep Pol y Pujató, acompañado de un concejal.Precisamente hoy ha quedado constituido, el Ayuntamiento de este pueblo, al que nosotrosdebemos esta cariñosa acogida y nuestra instalación aquí, y cuyos miembros son los siguientes:

Joseph Pol i Pujató Alcalde Presidente Ezquerra RepublicanaJoseph Noguera i Buch Alcalde 2º C.N.T.Isidre Comas i Pagés Alcalde 3º C.N.T.Jaume Campmajó i Boix Alcalde 4º Unión de RabassairesLuis Mollera i Magen Concejal Esquerra RepublicanaJoseph Plana i Rodé Concejal Ezquerra RepublicanaPere Borrel i Pinto Concejal C.N.T.Remigi García i Gonzalo Concejal P. Socialista UnificadoJosé Bancells i Iglesias Concejal P. Socialista Unificado

Hay dos vacantes que corresponden a Acció Catalana y Partit Obrer d´Unificació Marxista(POUM).

El Secretario es el licenciado en Administración Pública, Joan Brull i Borras, (nadiesospecha que es franquista), y Miquel Iglesias i Freixes es el Juez Municipal.

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