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CAPÍTULO 1 5
UTILIDAD DEL TEST DE RORSCHACH
PARA LA PLANIFICACIÓN
DEL TRATAMIENTO
INTRODUCCIÓN
Hasta hace menos de dos décadas predominaba en el ámbito clínico
un enfoque escasamente definido a la hora de tomar decisiones terapéuti
cas, de manera que se aceptaba demasiado acríticamente una serie de ideas
ambiguas como, por ejemplo, la de utilizar «lo que fuera necesario para
alcanzar objetivos óptimos», sin mayores esfuerzos de precisión. A la hora
de poner en práctica ésta u otras nociones tan teóricas como imprecisas, «lo
que fuera necesario» se solía convertir en lo que estuviera disponible o, peor
aún, en lo que el profesional encargado del caso supiera hacer, lo cual no
equivalía necesariamente a que ello fuera lo idóneo para cada sujeto.
De esta manera, en las escasas oportunidades en que se efectuaba
algún tipo de diseño de la intervención más elaborado, la indicación de tra
tamiento se hacía generalmente de un modo bastante simplista, basándose
sólo en el tipo de síntomas presentes o sólo en algunos elementos de la
anamnesis y, finalmente, se acababan realizando abordajes muy parecidos
en todos los casos o que siempre se correspondían con el esquema teórico
más familiar para el profesional implicado. Dicho de otro modo, existía una
marcada tendencia a encajar los cuadros clínicos diagnosticados en las téc-
nicas terapéuticas disponibles y conocidas, en lugar de crear planificaciones
individualizadas.
Aunque en algunas ocasiones esta manera de proceder pudiera resul
tar suficiente, en la mayoría implicaba graves riesgos con una elevada pro
babilidad de:
- realizar indicaciones rutinarias;
- decidir enfoques terapéuticos impropiados;
- provocar interrupciones prematuras por parte del paciente.
Tales riesgos eran inherentes a un procedimiento que descuidaba
mayoritariamente la tarea de considerar las diferencias individuales y la de
reconocer que síntomas idénticos pueden tener orígenes psicológicos muy
diversos y responder a distintas estructuras de personalidad.
En épocas más recientes, debido sobre todo a la evolución de los enfo
ques diagnósticos y terapéuticos hacia una mayor variedad y complejidad, se
ha avanzado hacia modelos más precisos de planificación del tratamiento.
Afortunadamente, se tiende cada vez más a realizar un análisis coste-benefi
cio más sofisticado, teniendo en cuenta no sólo los objetivos terapéuticos
óptimos a conseguir, sino también la selección de las estrategias de interven
ción más adecuadas para lograrlos con el mínimo coste para el sujeto.
Se sabe hoy que todo proceso de cambio, y cualquier abordaje tera
péutico con independencia del marco teórico de referencia de donde pro
ceda, es un proceso encaminado a producir cambios y lleva aparejada una
serie de costes para el individuo que se somete al mismo. Tales costes pue
den ser de orden muy diverso: temporal, financiero, social, interpersonal y
subjetivo o psicológico. Entre ellos, los más difíciles de valorar de antema
no son estos últimos, ya que pueden ir desde la aparición de momentos de
desorganización al modificarse los equilibrios previos, hasta la ruptura pre
visible de relaciones homeostáticas anteriores. A pesar de la dificultad que
ello implica, la mayoría de estos costes pueden evaluarse durante el proce
so de la planificación y el hecho de contar con ellos facilita su asunción por
parte del individuo y minimiza su impacto negativo en la marcha del pro
ceso terapéutico.
En la actualidad, la tarea de diagnóstico psicológico se basa en una
conceptualización más integradora y hace tiempo que no se concibe como
la transmisión de un cúmulo de puntuaciones de determinados tests.
Asimismo, un psicodiagnóstico se considera incompleto si sólo se limita a
lograr un listado descriptivo de las características psíquicas del individuo,
por muy exhaustivo y exacto que éste sea.
3 5 0 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
15 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 5 1
Todo proceso de evaluación psicológica requiere un trabajo de contex-
tualización de cada dato observado, que otorga distinto significado a un
mismo elemento cuantitativo en función, tanto de las variables que lo acom
pañen como del propio contexto relacional en el que el diagnóstico se des
arrolla (Sendín, 2000) . En otras palabras, el mismo campo de encuentro
interpersonal que supone la relación entre sujeto y profesional durante las
distintas fases de un proceso diagnóstico se considera un ámbito privilegia
do para observar las capacidades y deficiencias de aquél en cuanto a:
- estilos de comunicación;
- grado de fluidez de los intercambios;
- nivel de cooperación;
- nivel de motivación;
- respeto por el encuadre;
- capacidad de adaptación a las demandas externas.
Todos estos elementos tienen, a su vez, conexión directa con las pre
visibles actitudes que cada individuo tenderá a manifestar durante el proce
so terapéutico. Por tanto, la identificación de las características de persona
lidad con especial impacto en la efectividad de una serie de estrategias
encaminadas a producir cambios se convierte en un aspecto esencial de la
tarea evaluativa. Hay que subrayar que, cuando esta tarea se cumplimenta
adecuadamente, ahorra muchos costes y tiempo a sujeto y terapeuta, a la
vez que incrementa la eficacia de la intervención posterior.
Un proceso de diagnóstico psicológico ha de incluir un trabajo lo más
integrador, elaborado y personalizado posible, que tenga en cuenta el contex
to y que incorpore las sugerencias pronósticas y terapéuticas oportunas, a fin
de facilitar una comprensión amplia del peculiar funcionamiento de cada per
sona, estimular su co-responsabilización en el proceso de cambio y seleccio
nar las estrategias de intervención que aparezcan como más recomendables.
Así pues, la evolución conceptual producida en el ámbito del diagnós
tico clínico en los últimos años implica que un objetivo importante en toda
evaluación psicológica es el de diseñar una intervención terapéutica indivi
dualizada, a fin de favorecer su efectividad. De este modo, la planificación
del tratamiento se ha convertido en la fase final de cada proceso de evalua
ción en la que el clínico intenta conseguir una comprensión más profunda
y compleja de las funciones de personalidad de cada individuo diagnostica
do y transmitir al terapeuta encargado del caso, tanto esas características
únicas como los procedimientos encaminados a producir los cambios que
para esa persona cabe prever como más idóneos.
3 5 2 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
Teniendo en cuenta la importancia creciente del diseño de la interven
ción terapéutica dentro del propio proceso diagnóstico y la abundancia de
trabajos dedicados al tema, se intentarán comunicar aquí con la mayor cla
ridad posible las líneas principales de esta complicada labor, aunque esta
exposición no pretenda ser un estudio exhaustivo del tema.
En primer lugar, se puede definir la p lani f icac ión del t r a t a m i e n t o
como la tarea de seleccionar las estrategias de intervención con mayores
probabilidades para:
- i n c r e m e n t a r el b i enes tar del sujeto;
- reso lver , en lo posible, sus dificultades;
- movi l izar el acceso a sus propios r e c u r s o s ;
- y todo ello, c o n los m í n i m o s cos tes posibles.
P a r a l o g r a r tales objetivos, el diseño de una indicación terapéutica
individualizada también debe apoyarse en conjuntos de elementos y nunca
en datos aislados. Considerando que se pueden usar diferentes enfoques
para la valoración de los procedimientos terapéuticos posibles, se han podi
do definir varios aspectos básicos a conseguir:
- c o m p r e n d e r la et iología de los problemas;
- es tudiar al paciente desde la perspectiva de su singularidad;
- c o n s i d e r a r u n a g a m a ampl ia de estrategias de in tervenc ión , sin
restringir las opciones sólo a lo que resulta más conocido.
En esta tarea resulta prioritario entender el diagnóstico psicológico
como un proceso diacrónico y articulado en distintas fases, donde se con
trastan, integran y elaboran sintéticamente los datos procedentes de distin
tas fuentes de información (Sendín, 2000) . Entre esas fuentes informativas y
según los datos de investigación disponibles, tanto la h i s tor ia c l ín ica deta
llada como el test de R o r s c h a c h se convierten en instrumentos privilegia
dos para:
- descr ib ir carac ter í s t i cas de personal idad, especialmente las rela
tivas a las áreas de autopercepción y relaciones interpersonales;
- identif icar fac tores et iológicos;
- r e l a c i o n a r e l e m e n t o s biográf icos y personales con los s íntomas;
- establecer n e x o s entre los mot ivos de consu l ta expl íc i tos e
implícitos.
Todos estos aspectos, no sólo resultan esenciales para llegar a una
comprensión de las características de cada caso, sino también muy relevan-
15 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 5 3
tes a la hora de planificar una intervención lo más adaptada posible a sus
peculiaridades individuales.
Con respecto al test de Rorschach, el creciente interés por este campo
se evidencia en el desarrollo de numerosos estudios en la última década,
que intentan contrastar su utilidad tanto para el diseño inicial como para la
evaluación longitudinal de varios tipos de tratamiento (Nygren, 2004; Elfhag,
Rössner, Lindgren, Andersson, y Carlsson, 2004) . Otros autores (Gronnerod,
2004; Weiner, 2004) han realizado meta-análisis de trabajos publicados en
los últimos veinte años sobre el uso de esta prueba como punto de partida
para la planificación terapéutica.
La mayoría de estos estudios validan como buenos predictores del
éxito en psicoterapia y como elementos significativos para valorar varios
aspectos pronósticos prácticamente todas las agrupaciones de variables del
test de Rorschach: control y tolerancia al estrés, procesamiento de informa
ción, ideación, mediación, afectos, autopercepción y relaciones interperso
nales. Resulta llamativo que todas las agrupaciones de este test sean consi
deradas por distintos autores como fuentes informativas idóneas para el
diseño de una intervención y ello avala la utilidad de la prueba en este área.
No obstante, los autores también ponen de relieve la necesidad de cui
dar de modo especial el rigor de la metodología de las investigaciones cuan
do se trabaja con un instrumento tan complejo como el Rorschach. Señalan
como imprescindible para considerar como válidos futuros estudios sobre
planificación de tratamientos el control de, al menos, los siguientes puntos:
- aporte de los datos sobre eficacia y efectividad del propio estudio;
- recopilación de información longitudinal;
- definición precisa de variables dependientes e independientes;
- selección cuidadosa del tipo de estadístico más apropiado a cada
objetivo y descripción detallada de los análisis empleados;
- integración de aspectos nomotéticos e ideográficos.
Obviamente, los resultados de investigación procedentes del ámbito
del Rorschach deben integrarse con los que se van acumulando acerca de
las estrategias de diseño o planificación de tratamiento propiamente dichas
y que se expondrán a continuación de manera esquemática.
ELEMENTOS PARA EL DISEÑO DE LA INTERVENCIÓN
Sintetizando nuevamente los conocimientos actuales al respecto, u n a ind icac ión de t r a t a m i e n t o mínimamente rigurosa ha de a p o y a r s e en la
3 5 4 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
valoración de las referencias derivadas de, al menos, los siete elementos
siguientes:
1. S intomato log ía expl íc i ta o lo que el sujeto dice sufrir.
2. D e s c r i p c i ó n de la persona l idad del individuo, con particular aten
ción a sus puntos fuertes y débiles: recursos disponibles y puntos
más vulnerables.
3. Valoración del c a r á c t e r agudo o c r ó n i c o de los problemas.
4. Estimación de la m o t i v a c i ó n para el inicio de cambios significati
vos, es decir, para comprometerse en el tratamiento.
5. Definición de objetivos a c o r t o y a l a r g o plazo.
6. Consideración de los t ipos de t r a t a m i e n t o disponibles a la luz de
los objetivos propuestos y de las características del individuo.
7. E s t i m a c i ó n de los costes: psicológico, social y económico que la
intervención puede representar para el sujeto.
Aún sabiendo que se trata de una tarea laboriosa, resulta obligado para
el evaluador realizar este tipo de análisis con la información obtenida en
cada proceso diagnóstico para favorecer:
- la mejor disposición posible de cada individuo para aceptar, enten
der y asumir de manera activa la intervención terapéutica propuesta;
- la transmisión de una serie de informaciones muy valiosas para el
terapeuta responsable de la evolución de esa persona;
- el ahorro significativo de tiempo y coste del tratamiento al evitar
numerosas sesiones exploratorias buscando las estrategias a seguir y
sopesando riesgos.
No siempre se podrán cumplir de manera óptima todos los objetivos
propuestos, debido a:
- dificultades procedentes del caso, por escasa colaboración, déficit en
la recopilación de informaciones clave, excesiva complejidad de la
situación planteada, etc.;
- limitaciones propias del profesional encargado del proceso diagnós
tico, por falta de formación, problemas para trabajar con series com
plejas de elementos, etc.
No obstante y a pesar de estos obstáculos, hay que insistir en el hecho
de que el evaluador debe intentar realizar la tarea de planificación de la
intervención en cada psicodiagnóstico, por muy ardua que parezca.
15 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 5 5
Es preciso señalar, finalmente, la necesidad de comunicar al sujeto las
líneas generales del plan de tratamiento para ofrecerle una visión global del
proceso lo cual, además, resulta útil para fomentar su actitud activa y refor
zar su papel de co-responsable en el mismo. No obstante, no es preciso
explicarle aspectos puramente técnicos, como los motivos concretos por los
que se elige un determinado diseño de la intervención, la secuenciación
específica de las estrategias terapéuticas que se ha decidido seguir, etc.
Con el propósito de describir mejor los distintos pasos de esta tarea se
presenta a continuación la Tabla 11, que resume los conceptos expuestos
sobre los puntos más relevantes a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo
dicha planificación.
A fin de facilitar la visión de conjunto, en esta tabla se han agrupado
los siete elementos básicos que se acaban de citar en sólo cinco columnas
y, entre paréntesis, aparecen marcadas las variables del Rorschach que los
datos de investigación disponibles hasta el momento han señalado c o m o
específicamente relacionadas con cada uno de dichos elementos.
Como conclusión de los conceptos presentes en esta tabla, cabe recor
dar que el objet ivo p r i o r i t a r i o que persigue el trabajo de planificación de
la intervención es el de lograr un d i s e ñ o del a b o r d a j e t e r a p é u t i c o ajus
tado a las c a r a c t e r í s t i c a s y n e c e s i d a d e s de c a d a individuo. La revisión
de los aspectos incluidos en la Tabla 11 debe integrarse, a su vez, con los
datos comentados sobre factores pronósticos (véase la Introducción al pro
ceso interpretativo, Tabla 1) que complementan la información sobre el
tema.
Para ofrecer un ejemplo de aplicación práctica de los conceptos teóri
cos expuestos, se pasa ahora al examen del registro de Laura desde la ópti
ca del diseño de su tratamiento. Se realizará un análisis de los datos dispo
nibles en su historia clínica y en su protocolo de Rorschach acerca de su
actitud hacia el abordaje terapéutico, de los factores pronósticos favorables
y desfavorables que aparecen de cara al mismo y de las recomendaciones
más relevantes que se podrían hacer al terapeuta encargado del caso.
En apartados anteriores ya se señalaron datos esenciales para la pla
nificación de la intervención de Laura, pero ahora se trata de ofrecer una
visión de conjunto y un modelo de aplicación sistemática del esquema
presentado en la Tabla 11. No obstante, dado que muchas de las variables
que ahora se revisarán se comentaron en capítulos anteriores por tener
conex iones con otros temas, también se remite al lector a los apartados
donde se habló del significado de cada una de ellas en el contexto de este
protocolo.
3 5 6 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
15 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 5 7
LAURA: PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO
Se presenta un modelo práctico de análisis de los siete elementos men
cionados en la última tabla como pilares fundamentales para recopilar infor
mación referida a la planificación de la intervención:
1. Síntomas.
2. Puntos fuertes y débiles.
3. Carácter agudo o crónico de los problemas.
4. Nivel de motivación.
5. Objetivos a corto y largo plazo.
6. Tipos de tratamiento disponibles.
7. Estimación de costes (psicológico, social y económico) .
Se recuerda que, buscando una mayor simplificación, estos siete ele
mentos se redujeron a sólo cinco columnas en la Tabla 11 al integrar, por
un lado, los puntos 1 (síntomas) y 3 (carácter agudo o crónico de los pro
blemas) y, por otro, los puntos 6 (tipos de tratamiento disponibles) y 7 (esti
mación de costes - psicológico, social y económico-) .
1. SÍNTOMAS Y CARÁCTER AGUDO O CRÓNICO DE LOS PROBLE
MAS: La mayoría de los datos fundamentales para analizar estos primeros
puntos no proceden del protocolo de Rorschach sino de la historia clínica;
de ahí la importancia de que ésta se lleve a cabo con el mayor cuidado posi
ble al inicio de cada proceso diagnóstico.
A la hora de obtener información sobre la sintomatología de un indivi
duo es necesario recopilar todo tipo de matices pero, de cara a la planifica
ción de la intervención hay que analizar preferentemente los síntomas que
aquél explícita como motivo manifiesto de consulta o, dicho de otro modo,
lo que dice sufrir, lo que le preocupa conscientemente y ha generado su
petición de ayuda y no lo que el profesional, desde su perspectiva teórica,
puede considerar como más grave o alarmante en el funcionamiento de ese
individuo.
De este modo, el foco de atención varía si se trata de elaborar un diag
nóstico clínico o se trata de planificar el abordaje terapéutico. Para realizar
una evaluación psicológica completa el profesional necesita tomar en con
sideración todos los indicios de síntomas (manifiestos y latentes) y todo lo
que el individuo explícita o deja implícito en su discurso, actitud, anamne
sis y comportamiento. En cambio, para el diseño de la intervención, es decir,
para tomar decisiones en cuanto al tipo y a la secuencia del trabajo terapéu-
3 5 8 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
tico, los estudios al respecto señalan que resulta más relevante la sintoma-
tología expresada verbalmente por cada persona.
La razón de la insistencia en lo que el sujeto dice sufrir parece ser el
hecho de que el motivo manifiesto de consulta suele actuar como m o t o r
p a r a el c a m b i o y aporta sentido al inicio de un proceso terapéutico en el
que, más adelante, se podrán ir trabajando muchos otros aspectos que el
profesional considere esenciales.
En esta línea, la sintomatología manifiesta de Laura parece específica y
no se extiende a su funcionamiento general. En muchos ámbitos muestra
una gran eficacia práctica y sus problemas explícitos se centran en la esfe
ra alimenticia, es decir, van asociados a un campo concreto. Por otra parte,
se trata de dificultades crónicas, de varios años de evolución y, en princi
pio, más difíciles de modificar por llevar bastante tiempo formando parte de
su comportamiento habitual.
Partiendo de la idea de que síntomas idénticos no tienen por qué
corresponder a la misma estructura de personalidad, el hecho ele que esta
mujer presente dificultades en su conducta alimentaria no determina la pre
sencia de un trastorno psicológico o psiquiátrico concreto, a no ser que se
lleve a cabo una identificación incorrecta de trastorno y síntoma. Cuando se
habla de anorexia nerviosa se está aludiendo a un síndrome o grupo de sín
tomas que pueden aparecer en diferentes estructuras de personalidad, tener
diversos orígenes y presentar co-morbilidad con distintos trastornos. Por
ello, si se compararan las características de personalidad descritas en este
protocolo con las de otra persona que tuviera los mismos síntomas, proba
blemente no coincidirían más que en algunas variables generales.
En este caso parece, por un lado, que los síntomas que originaron la
demanda son específicos y circunscritos a una esfera concreta y esto repre
senta un factor de pronóstico favorable al no verse afectado el funciona
miento general. Por otro, son crónicos, lo que supone un factor desfavora
ble de cara al tratamiento, ya que se puede suponer razonablemente una
mayor resistencia al cambio.
No se puede obviar el dato de que Laura haya abandonado repetida
mente varios tratamientos anteriores y, a pesar de que ella misma señala
que ahora es distinto, las rupturas previas deben alertar hacia el hecho de
que se trata de una persona con poca adherencia al trabajo terapéutico,
con escasa motivación para modificar su conducta y con tendencia a las
interrupciones prematuras. Según sus propias expresiones, también es
propensa a achacar la responsabilidad a los demás (los profesionales no
saben lo suficiente, pretenden aprender de los pacientes, no entienden lo
1 5 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 5 9
que ocurre...). Ten iendo en cuenta todos estos e lementos , cabe prever, al
menos de entrada, serias dificultades para lograr la continuidad de Laura
en un p roceso de cambio .
2. PUNTOS FUERTES Y DÉBILES: Para la revisión de estos aspectos
utilizaremos básicamente el test de Rorschach y los datos derivados de los
comentarios y la actitud de Laura ante la situación de examen. Si se conta
ra con datos procedentes de otras pruebas administradas durante el proce
so diagnóstico, habría que integrar también toda la información derivada de
las mismas.
Los recursos disponibles de Laura están en los niveles medios espera
dos y, por tanto, parecen suficientes para hacer frente a los problemas coti
dianos (EA = 7 ) . Ahora bien, al analizar cualitativamente esos recursos
(datos cualitativos de M y C), parte de ellos son desajustados y tenderán a
generar conductas ineficaces o poco adaptadas a las demandas reales de las
situaciones (M- = 3, SumPonC = 1). Con ello, esta mujer cuenta con menos
posibilidades para producir comportamientos adaptativos deliberadamente
iniciados de lo que su EA señala cuantitativamente, lo que supone un nuevo
factor de pronóstico desfavorable.
El malestar interno no produce sobrecarga (D = 0 y D ajustada = 0) y
procede de componentes más bien estables (análisis de la eb), sobre todo
de textura. Dado que en su historia no se registran eventos recientes de pér
dida afectiva, ese aumento no parece deberse a una reacción a medio plazo
provocada por dicha pérdida sino que forma parte de un funcionamiento
más habitual y cronificado. Probablemente el duelo por la muerte del padre,
ocurrida hace 5 años, no ha sido bien elaborado y permanecen enquistados
fuertes sentimientos de soledad y de necesidad de afecto. Estos sentimien
tos serían positivos de cara al tratamiento porque podrían facilitar la adhe
sión al mismo si bien, c o m o se ha indicado, Laura también utiliza numero
sos mecanismos de negación y evitación tendentes a neutralizar su impac
to y a cortar los vínculos.
No aparecen trastornos de pensamiento generalizados, lo cual es un
signo favorable pues permite descartar patología del espectro psicótico
( W S u m 6 = 2, PTI = 3). No obstante, en determinadas circunstancias, sobre
todo en el ámbito de la autopercepción y de las relaciones interpersonales,
ella puede emitir juicios muy distorsionados (M- = 3). Con relación a la
intervención, esto supone un incremento del riesgo de abandono cuando se
traten temas relacionados con estos ámbitos, en torno a los cuales esta
mujer parece poner un especial énfasis para negar las dificultades y distor-
3 6 0 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
sionar la realidad. Ello no supone que no se deban abordar dichos temas,
sino que los datos señalan como más aconsejable evitar enfrentamientos
frontales con sus ideas irracionales al inicio del tratamiento, es decir, sus
problemas en torno a esos campos no se deberían incluir como objetivos
inmediatos sino a medio plazo, para dar tiempo a que la relación terapéu
tica se consolide.
El ajuste perceptivo es precario y con abundantes distorsiones (WA% =
0,56, WDA% = 0,69, X-% = 0,44). Su nivel de convencionalidad es bajo,
incluso cuando los estímulos son obvios y fácilmente perceptibles (P = 3) lo
que representa otro factor negativo por la dificultad que supone para ade
cuar sus perceptos a los de la mayoría de su población de referencia y a las
exigencias reales de la situación externa. Sin embargo, también se comprue
ba que muchas de sus distorsiones más graves están relacionadas con el
contacto interpersonal (mayoría de FQ- asociada con M y con T) lo que, por
un lado atenúa las dificultades al no tratarse de un trastorno perceptivo
generalizado y por otro añade más complicaciones al abordaje de sus pro
blemas de relación con los demás.
El autocentramiento es muy escaso (3r+(2)/R = 0,19), pero no apare
cen rasgos narcisistas (Fr+rF = 0), lo que representa otro elemento favora
ble de cara a la intervención ya que Laura puede ser algo más permeable
al refuerzo externo al no contar con la barrera añadida que representaría un
blindaje narcisista. Por otra parte, no se observa una visión excesivamente
pesimista del entorno (MOR = 0) ni una autocrítica muy negativa (SumV =
0) lo que excluye, en principio, componentes depresivos cronificados.
Los elementos proyectivos más destacados en este protocolo (conteni
dos de FQ- y movimientos, sobreelaboraciones verbales) giran preferente
mente en torno a las dificultades de relación y a las estrategias de evita
ción / negación para protegerse de un compromiso activo en el contacto
cercano, todo lo cual remite nuevamente a los obstáculos que esta mujer
tiende a presentar para el establecimiento y, sobre todo, para el sosteni
miento de un vínculo terapéutico estable. Su actitud durante el proceso
diagnóstico confirma estas barreras relaciónales pues, aunque fue variando
desde el oposicionismo inicial a una postura más colaboradora, ofreció en
todo momento un exceso de defensividad y constricción.
La complejidad cognitiva es escasa (Complj/R = 1/16), no por limitacio
nes intelectuales (DQ+, Zf, datos cualitativos de las Z) sino, probablemente,
por su marcada tendencia a la negación y la evitación. Ello señala dificulta
des para trabajar con series complejas de elementos, lo que vuelve a impli
car la conveniencia de situar este tipo de trabajo como objetivo a medio
15 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 6 1
plazo y no inmediato. Sin embargo, su estilo de revisión del campo estimu
lar no es simplificador (L = 0,45) y tiende a recoger mucha información del
ambiente. Por una parte, esto es positivo porque responde a un marcado
interés en la recopilación de datos, pero por otra también puede represen
tar una actitud excesivamente desconfiada y alerta hacia el entorno.
En el área de las interacciones (datos cualitativos de los movimientos,
análisis de la categoría H, a:p = 3:6, M a:M p = 0:6, GHR:PHR = 3:6, COP = 0,
AG = 0) y en la de los afectos (color = 1 CF; sombreados = 2 T y 1 Y; S = 4;
Afr = 0 ,33; SumC´:SumPonC = 0:1) surgen otros problemas importantes de
cara a la intervención, como son: pasividad, tendencia a refugiarse en la fan
tasía, dificultades para percibir el mundo humano de manera realista, esca
sas atribuciones positivas, escasos intercambios afectivos y gran necesidad
de afecto. Probablemente este conjunto de características influirá negativa
mente en la relación terapéutica dificultando el establecimiento de un vín
culo que permita un trabajo continuado. Laura necesita el contacto afectivo
pero, a la vez, utiliza fuertes estrategias que lo dificultan, probablemente
para sentirse menos vulnerable en las relaciones cercanas.
Resumiendo lo comentado en este apartado, el terapeuta que tome a
su cargo a esta mujer debería ser informado sobre estos aspectos porque,
probablemente, una de las tareas más difíciles será lograr el establecimien
to de una relación estable que posibilite el abordaje progresivo de todos los
problemas y que no resulte demasiado amenazante para Laura y la impul
se a decidir una nueva interrupción prematura. En este sentido, lo más reco
mendable sería empezar con un trabajo más periférico, que le exija de
entrada un menor compromiso personal, utilizando técnicas focalizadas en
lo que a ella le resulte más incómodo actualmente y empleando estrategias
concretas (desensibilización sistemática, relajación, técnicas cognitivas, etc.),
para pasar más tarde a un trabajo más global y reconstructivo en el que
pueda ir cuestionando sus mecanismos de afrontamiento, sus necesidades
básicas y sus dificultades en la relación interpersonal. Incluso, si fuera posi
ble, podría plantearse la actuación de varios terapeutas que trabajaran suce
sivamente en distintas etapas y con distintas técnicas, según la disponibili
dad de la paciente.
3. GRADO DE MOTIVACIÓN: En el protocolo de Rorschach aparece
un nivel de aspiraciones más bien bajo (W:M = 10:6), es decir, una actitud
precavida y conservadora en cuanto a las metas que se propone pero, al
mismo tiempo, una alta motivación y necesidad de logro (Zf y DQ+ eleva
das) Esta contradicción de tendencias se puede explicar por su fragilidad
3 6 2 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
ante las dificultades reales, que ella trata de evitar refugiándose en la fanta
sía, de manera que, aún teniendo capacidad de iniciativa y motivación fuer
tes, puede proponerse metas inferiores a sus posibilidades para evitar frus
trarse.
Por otro lado, los contenidos y temas preferentes ya han sido comen
tados y sus verbalizaciones son muy escuetas, sobre todo en la fase de aso
ciación, lo que confirma su postura defensiva, especialmente al inicio de las
situaciones, tendiendo a aportar escasa información. Esto supone otra difi
cultad para el tratamiento porque ella prefiere, al menos inicialmente, no
participar de manera activa, mostrándose precavida y cautelosa.
No parece demasiado rígida en sus planteamientos (PSV= 0, a.p = 3:6)
aunque sí en su estilo básico de abordar los problemas (EBPer), por tanto,
no se observan severas dificultades generalizadas para modificar sus puntos
de vista o cambiar su marco de referencia, aunque en determinados aspec
tos de su funcionamiento puede ser poco flexible. Esto constituye un factor
de pronóstico favorable que, sin embargo, se ensombrece si se considera su
fuerte inclinación a la pasividad, sobre todo cuando entra en juego la rela
ción interpersonal (Ma:Mp = 0:6) y a establecer relaciones de dependencia
(T = 2). En el ámbito de la relación terapéutica, por una parte tenderá a
colocarse como sujeto paciente y a esperar que el terapeuta resuelva sus
problemas y, por otra, ante la comprobación de que esto no es posible,
encontrará justificado echarle la culpa de no saber hacer su trabajo y cortar
el vínculo, como ya ocurrió en otras ocasiones.
Como se indicó, su capacidad de iniciativa es considerable (Zf= 14,
DQ+ = 5) y su estilo de procesamiento de la información está dentro de
los límites normales (Zd = - 2 ) , datos muy positivos que implican que, si
ella lo decide, puede poner en marcha sus recursos a un alto nivel de ren
dimiento.
4. OBJETIVOS A CORTO Y LARGO PLAZO:
a) c o n r e l a c i ó n a puntos fuertes y débiles: Dadas las característi
cas de esta mujer y sus antecedentes de abandono de tratamientos anterio
res, una de las tareas más difíciles del trabajo terapéutico será lograr el esta
blecimiento de una relación estable que permita el abordaje progresivo de
todos sus problemas y, al mismo tiempo, que no resulte demasiado com
prometida o amenazante para ella y la impulse a decidir una nueva interrup
ción. Para intentar evitar otra ruptura se puede focalizar el trabajo en lo que
ella explicite que le preocupa, sin entrar de inmediato a tratar temas rela-
15 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 6 3
cionados con sus dificultades psicológicas más serias (esquema corporal,
autopercepción, necesidad de afecto, relaciones interpersonales, etc.) temas
ante los cuales Laura o bien manifiesta su oposicionismo de manera explí
cita: no quiero engordar ni un gramo, o bien niega los problemas y distor
siona la realidad.
Como su sintomatología manifiesta gira en torno a la restricción ali
mentaria, en el plan general del tratamiento hay que contemplar necesaria
mente una atención permanente a su estado físico. Es evidente que su pro
blema de anorexia restrictiva significa un riesgo grave para su salud y puede
provocar situaciones que requieran un ingreso hospitalario, como ocurrió
con anterioridad. Por ello, resultará necesario comunicarle que sólo se la
podrá ayudar de manera efectiva si ella acepta como condición básica el
hecho de que un médico, en coordinación con los responsables de su aten
ción psicológica, asuma el control periódico de su estado físico. Si acepta
esta condición, no hay por qué trabajar el tema alimentario en las primeras
fases de la psicoterapia, a no ser que ella lo solicite. Si se consigue garanti
zar la integración del trabajo psicoterapéutico con una atención médica
constante se conseguirán dos efectos beneficiosos:
- asegurar los cuidados físicos imprescindibles;
- no convertir el tema de la comida en un caballo de batalla en la psi
coterapia.
En caso de que Laura no aceptara esta condición básica, probablemen
te sería una irresponsabilidad iniciar una psicoterapia sin contar con que la
posibilidad de alerta ante la necesidad de un ingreso hospitalario por bajo
peso estuviera cubierta. Por otro lado, la perspectiva de que ella interrum
piera el trabajo en cuanto se produjera un enfrentamiento con el terapeuta
por los problemas alimentarios es casi segura. Parece, pues, que sólo una
labor coordinada entre profesionales puede ofrecer una ayuda integral en
todas las áreas que requieren cuidados en esta mujer.
b) C o n r e l a c i ó n a t r a s t o r n o agudo-crón ico : Las dificultades de
Laura, en especial en el área del comportamiento alimentario, no son de ins
tauración reciente sino que llevan establecidas suficiente tiempo como para
representar una disfunción bastante estable y, con ello, cronificada en
muchos aspectos. Así pues, cabe esperar que, tanto sus hábitos de comida
como sus estilos de funcionamiento psicológico no puedan cambiarse fácil
mente porque se han convertido en modos de actuación egosintónicos, que
ella considera naturales y que no parece dispuesta a variar.
3 6 4 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
Por otro lado, al tratarse de una mujer muy joven y sin excesiva rigi
dez cognitiva, en principio, la cronicidad de sus trastornos no reviste tanta
gravedad como si se tratara de una persona de edad más avanzada. Este
dato apunta también hacia la conveniencia de no abordar de inmediato en
el trabajo psicoterapéutico los problemas referidos a la sintomatología del
área alimentaria, pareciendo más oportuno dejarlos para ser planteados
según ella los vaya explicitando, siempre insistiendo en la necesidad de que
la atención a su estado físico esté debidamente cubierta por los profesiona
les adecuados.
c) C o n r e l a c i ó n a la mot ivac ión: Se ha indicado que Laura se mues
tra defensiva y cautelosa, sobre todo de entrada y que tiende a no compro
meterse en las relaciones, lo que señala que el objetivo prioritario a corto
plazo parece ser el de mantener el vínculo terapéutico. A tal fin, será pre
ferible dejarle la decisión acerca de los temas que ella desea trabajar y no
plantear otros que el terapeuta legítimamente puede considerar importantes
e incluso urgentes, pero que presentan una elevada probabilidad de provo
car otra ruptura brusca de la intervención. Por otra parte, sabemos también
que esta mujer es capaz de desarrollar una considerable capacidad de ini
ciativa y puede poner en marcha sus recursos a un elevado nivel de rendi
miento, siempre que ella sea la que toma las decisiones.
Su tendencia a alternar posturas de pasividad y oposicionismo repre
senta otro obstáculo para el tratamiento ya que, como se ha dicho, por una
parte va a demandar que el terapeuta resuelva todos sus problemas y por
otra, buscará justificaciones para responsabilizarle de todos los errores y
cortar la relación, como ocurrió en ocasiones previas. Dado que existen
muchas posibilidades de que este comportamiento se repita, el profesional
responsable debe estar preparado para trabajar con ella precisamente esa
tendencia a alternar ambas actitudes y las funciones que ese modo de fun
cionamiento pasivo-agresivo puede estar desempeñando para su equilibrio
psíquico, es decir, los beneficios secundarios inmediatos que tal estilo le
puede reportar.
5. TIPOS DE TRATAMIENTO DISPONIBLES Y ESTIMACIÓN DE
COSTES: Teniendo en cuenta que lo importante es la adaptación de la
intervención a los problemas y características de cada sujeto para ajustaría
lo más posible a sus necesidades y disponibilidades reales, no se trata de
diseñar un abordaje terapéutico ideal desde cualquier perspectiva teórica o
desde el punto de vista del terapeuta, sino el que parezca más adecuado
15 PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO 3 6 5
para cada individuo concreto, contando con sus recursos y límites, con sus
peculiaridades positivas y disfuncionales y, además, con una estimación de
los costes previsibles. Es obvio que no resulta una tarea sencilla, pero es
imprescindible recordar que, si hablamos de psicología clínica y del test de
Rorschach, ninguna lo es.
La mayoría de los datos apuntan hacia una elevada probabilidad de que
Laura plantee serias dificultades de continuidad, por ello cabe programar un
abordaje por fases que permita ir exigiendo un compromiso personal gradual
mente creciente. Esto supone el empleo de varios tipos de estrategias terapéu
ticas que pueden combinarse, bien mediante un trabajo simultáneo en equipo
o bien mediante un paso progresivo por distintas técnicas, de m á s periféri
cas a m á s reconstruct ivas . En cualquier caso, parece que lo más recomen
dable sería empezar con un enfoque que no se dirija inicialmente a sus pro
blemas nucleares y que exija, de entrada, un menor compromiso personal.
Tal recomendación no significa que se deba evitar el abordaje de los
temas más comprometidos (autopercepción, relaciones interpersonales, tras
tornos alimentarios, etc.), sobre todo si ella los plantea, sino soslayar en las
fases iniciales del trabajo terapéutico enfrentamientos frontales con sus ideas
irracionales y no incluir las dificultades en torno a los hábitos alimentarios
como objetivo 1 inmediato sino a medio plazo, para dar más tiempo a conso
lidar la relación terapéutica.
Como este caso no plantea una situación aguda ni que requiera una
actuación urgente, ya que las posibles emergencias vendrán determinadas
por la necesidad de ingreso hospitalario por bajo peso y esta eventualidad
quedaría cubierta con la atención médica integrada en el plan general de
trabajo, no existe excesiva presión de tiempo y el período disponible para
producir cambios puede ser más dilatado. Esto representa una gran ventaja
porque permite al terapeuta programar objetivos con mayores márgenes
temporales. Por otro lado, las características de Laura no permiten esperar
que los cambios se vayan a producir de manera rápida, por todo lo cual
cabe prever un tratamiento largo.
Si la intervención se supone de larga duración, el coste financiero total
que debería afrontar Laura puede resultar bastante elevado si en su zona de
residencia no existe un sistema público de salud que pueda hacerse cargo
de manera integrada de la atención que ella requiere. No obstante, si el tra
tamiento se programa por fases o etapas, se puede ir haciendo un cálculo
aproximado para los diferentes momentos, de manera que no sería necesa
ria de entrada una financiación global, sino parcializada y más fácilmente
asumible.
3 6 6 MARÍA CONCEPCIÓN SENDÍN BANDE
Existen otros costes psicológicos previsibles que resultarán difíciles de
aceptar para Laura, porque el logro de cambios en su funcionamiento y el
aprendizaje de nuevas pautas pueden provocar una fractura en su actual sis
tema de equilibrio interno que, aunque precario, le aporta una sensación de
control que perderá al romperse la homeostasis previa. Todo ello añade difi
cultades a la viabilidad de una intervención psicológica a largo plazo y
aumenta el riesgo de una nueva interrupción prematura, lo que exige extre
mar los cuidados para el mantenimiento del vínculo terapéutico durante el
mayor tiempo posible.
SÍNTESIS
Como síntesis final de todo lo comentado en torno al diseño terapéu
tico, se puede decir que Laura presenta numerosos recursos para modificar
su estilo de afrontamiento de los problemas, pero también cuenta con serios
obstáculos para establecer un vínculo suficientemente duradero que permi
ta el abordaje de todas sus dificultades nucleares.
Considerando los síntomas que pueden plantear en este caso las situa
ciones más urgentes (anorexia restrictiva con varios ingresos hospitalarios
previos por bajo peso) resulta imprescindible integrar el trabajo psicológico
con una atención médica que realice un seguimiento continuado de su esta
do físico, lo que requiere una labor multiprofesional que añade compleji
dad al diseño de esta intervención. No obstante, si se consigue garantizar
esa integración de los cuidados psicológicos y médicos y se programa un
trabajo por fases, avanzando desde lo periférico a lo nuclear y utilizando
secuencialmente técnicas de más focalizadas a más reconstructivas, es muy
probable que Laura pueda irse comprometiendo poco a poco en el proce
so de cambio y que, dada su edad y recursos, pueda superar a medio y
largo plazo gran parte de sus dificultades.