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1 CAPÍTULO 5 ESTRUCTURAS SOCIO-RELIGIOSAS, FRONTERAS CULTURALES Y PAISAJE. LOS MENONITAS EN GUATRACHÉ, LA PAMPA 1 Marta Mabel CAMPOS - Silvia Alicia SANTARELLI Introducción Comprender los espacios actuales implica conocer las lógicas que los configuran y las dinámicas que los caracterizan; al respecto José Ortega Valcárcel (2000: 525) sostiene que el espacio: “... es una construcción social que, al mismo tiempo, pertenece al mundo material productivo, al mundo mental simbólico y al mundo de la comunicación y del lenguaje. Es discurso, es representación y es materialidad. Ignorar cualquiera de estas dimensiones o instancias de lo geográfico representa una reducción y, por tanto, una amputación y simplificación de la realidad”, y menciona la necesidad de incorporar el estudio de los procesos en el análisis geográfico como medio para comprender “... las formas, tipos de organización o materialidades”. Esto supone: “... sustituir la preocupación por las constantes, permanencias... por el interés en el cambio, en las transformaciones, en la mutación como eje de la explicación del espacio geográfico, como claves para entender el espacio social” (2000: 515). En este proceso constante de reproducción del espacio se recrea, en cada etapa, un paisaje que a manera de un palimpsesto mantiene rasgos de la cultura anterior e incorpora nuevos elementos y donde es posible vislumbrar los proyectos de futuro y de apropiación territorial que los distintos grupos adoptan durante ese proceso de construcción que conlleva al espacio actual. Al respecto, es oportuno mencionar las diferencias que Milton Santos expresa con relación a espacio y paisaje: “El paisaje es el conjunto de formas que, en un momento dado, expresa las herencias que representan las sucesivas relaciones localizadas entre hombre y naturaleza. El espacio es la reunión de esas formas mas la vida que las anima” (2000: 86). “El paisaje es historia congelada, pero participa de la historia viva. Sus formas son las realizaciones, en el espacio, de las funciones sociales” (2000: 90). Esta recreación de espacio y paisaje produce, asimismo, fluctuación en los límites tanto de los visibles, dados por materialidades y las formas que estas adquieren, como de los culturales y simbólicos, sin impronta espacial. En este sentido, las estructuras socio-religiosas son elementos fundamentales de cultura, que a través del tiempo ocupan y construyen espacio con evidentes manifestaciones en el paisaje y definen, en algunos casos, fronteras; su estudio reviste relevancia pues permite comprender la organización, caracterización y diferenciación de los lugares –entendidos como espacios vivenciales colmados de sentido y significación– que producen. Nuestro interés por la colonia Menonita La Nueva Esperanza en el departamento de Guatraché, La Pampa, surge por los cambios profundos que este grupo religioso genera, en tan sólo veinte años, en un ámbito rural 1 Este trabajo es parte del proyecto: “Las potencialidades de los espacios locales y sistemas de articulación regional en la valoración de la calidad de vida en el suroeste bonaerense” que cuenta con el aval de la Secretaría General de Ciencia y Tecnología de la UNS.

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CAPÍTULO 5 ESTRUCTURAS SOCIO-RELIGIOSAS, FRONTERAS CULTURALES Y PAISAJE. LOS MENONITAS EN GUATRACHÉ, LA PAMPA1 Marta Mabel CAMPOS - Silvia Alicia SANTARELLI Introducción Comprender los espacios actuales implica conocer las lógicas que los configuran y las dinámicas que los caracterizan; al respecto José Ortega Valcárcel (2000: 525) sostiene que el espacio:

“... es una construcción social que, al mismo tiempo, pertenece al mundo material productivo, al mundo mental simbólico y al mundo de la comunicación y del lenguaje. Es discurso, es representación y es materialidad. Ignorar cualquiera de estas dimensiones o instancias de lo geográfico representa una reducción y, por tanto, una amputación y simplificación de la realidad”,

y menciona la necesidad de incorporar el estudio de los procesos en el análisis geográfico como medio para comprender “... las formas, tipos de organización o materialidades”. Esto supone:

“... sustituir la preocupación por las constantes, permanencias... por el interés en el cambio, en las transformaciones, en la mutación como eje de la explicación del espacio geográfico, como claves para entender el espacio social” (2000: 515).

En este proceso constante de reproducción del espacio se recrea, en cada etapa, un paisaje que a manera de un palimpsesto mantiene rasgos de la cultura anterior e incorpora nuevos elementos y donde es posible vislumbrar los proyectos de futuro y de apropiación territorial que los distintos grupos adoptan durante ese proceso de construcción que conlleva al espacio actual. Al respecto, es oportuno mencionar las diferencias que Milton Santos expresa con relación a espacio y paisaje:

“El paisaje es el conjunto de formas que, en un momento dado, expresa las herencias que representan las sucesivas relaciones localizadas entre hombre y naturaleza. El espacio es la reunión de esas formas mas la vida que las anima” (2000: 86).

“El paisaje es historia congelada, pero participa de la historia viva. Sus formas son las realizaciones, en el espacio, de las funciones sociales” (2000: 90).

Esta recreación de espacio y paisaje produce, asimismo, fluctuación en los límites tanto de los visibles, dados por materialidades y las formas que estas adquieren, como de los culturales y simbólicos, sin impronta espacial. En este sentido, las estructuras socio-religiosas son elementos fundamentales de cultura, que a través del tiempo ocupan y construyen espacio con evidentes manifestaciones en el paisaje y definen, en algunos casos, fronteras; su estudio reviste relevancia pues permite comprender la organización, caracterización y diferenciación de los lugares –entendidos como espacios vivenciales colmados de sentido y significación– que producen. Nuestro interés por la colonia Menonita La Nueva Esperanza en el departamento de Guatraché, La Pampa, surge por los cambios profundos que este grupo religioso genera, en tan sólo veinte años, en un ámbito rural

1 Este trabajo es parte del proyecto: “Las potencialidades de los espacios locales y sistemas de articulación regional en la valoración de la calidad de vida en el suroeste bonaerense” que cuenta con el aval de la Secretaría General de Ciencia y Tecnología de la UNS.

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en el sur de la región Pampeana donde crea un paisaje atípico con notables diferencias con respecto al patrón paisajístico preexistente: el agro-exportador tradicional pampeano. Marco teórico-metodológico En la definición del marco teórico-metodológico para abordar el estudio de este grupo tan peculiar adquieren importancia diversos conceptos geográficos tales como territorio y territorialidad, límite y frontera cultural, identidad y resistencia y unidad paisajística (Fig. 1); por otra parte, y parafraseando a Ruth Sautu (2003: 155) “todo no es sólo teoría”, la empiria es otro de los pilares clave en el abordaje del estudio de las transformaciones espaciales y paisajísticas provocadas por las estructuras socio-religiosas impuestas por la instalación de un grupo Menonita en la provincia de La Pampa lo cual conduce a adoptar una metodología que revaloriza el trabajo en el terreno y la combinación de diseños de investigación y técnicas cuali-cuantitativas tales como la observación pura y participante, entrevistas en profundidad y semiestructuradas, relatos de hechos autobiográficos y acontecimientos, testimonios orales, análisis de documentos oficiales y privados (diario de memorias), encuestas y datos estadísticos y censales. Al respecto es adecuado mencionar los aportes de Zeny Rosendhal (2002: 59) en especial cuando define territorio “... como los espacios apropiados efectivamente o afectivamente” y territorialidad como “... el conjunto de prácticas desarrolladas por instituciones o grupos en el sentido de controlar un territorio”, definiciones que se consideran apropiadas para el alcance que se le da a dichos términos en este trabajo. En estrecha vinculación con estas dos nociones, los conceptos de límite y frontera han sido siempre clave en la ciencia geográfica; sin embargo su abordaje presenta dificultades por la complejidad de esta noción y la diversidad de tipos de límites: ¿son áreas de contacto o ruptura, separan o integran?, ¿son visibles, con representación espacial o no perceptibles y exigen una definición?, ¿son siempre concretos?, ¿son naturales, políticos, culturales, simbólicos? Al respecto, Alejandro Grimson (2004: 14) asocia “Comunidad con territorio, o sea, con fronteras físicas. Y comunidad con cultura, o sea, con fronteras simbólicas” y sostiene que

“La propia noción de «cultura» de la antropología fue creadora de fronteras. De hecho, una teoría de la frontera es una teoría de la cultura. Concebir la cultura como un todo integrado de costumbres, creencias y prácticas o como significados compartidos por una comunidad implica necesariamente delimitar con precisión conjuntos humanos”.

La coexistencia de grupos sociales con culturas muy diferenciadas en espacios contiguos crea fronteras culturales que en ocasiones son permeables, generadoras de fuertes vínculos interculturales y en otras difíciles de franquear por la naturaleza de los vínculos interpersonales entre miembros integrantes de ambas comunidades o por conflictos de diversa índole, desde los planteados a partir de una necesidad de conservar la identidad y, en el caso de los migrantes extranjeros, los relacionados con los sistemas jurídicos, gubernamentales y administrativos que dificultan la adaptación y convivencia con las comunidades receptoras. Ese afán de preservar la identidad y mantener la cohesión como grupo conduce a una actitud de resistencia a nuevas costumbres, tradiciones y formas de vida, situación que inhibe la integración pues, como sostiene Alejandro Grimson (2004: 14),

“La frontera ya no es material, sino simbólica; ya no es línea de las aduanas, sino el límite de la identidad... Si la identidad «se lleva en la sangre», como marca indeleble «en el cuerpo», si no cambia aunque cambien los espacios y las historias, si la frontera persigue a sus sujetos a través de sus diásporas nos encontramos en la plenitud de otras fronteras naturales”.

Retomando el concepto de paisaje –conjunto de formas reales, concretas, componente visual del espacio geográfico–, cabe señalar que no se refiere sólo a una estructura física o arquitectónica del espacio sino también a una estructura simbólica, factible de ser percibido de manera diferente por las personas para quienes presenta signos que adquieren distintos significados. Josefina Gómez Mendoza y otros geógrafos españoles lo definen como:

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“... la forma que adoptan los hechos geográficos, tanto físicos como humanos, sobre la superficie de la tierra; igualmente las representaciones que de ellos tenemos, los significados que les otorgamos y los valores que les concedemos, de modo personal o colectivo. El paisaje se sitúa, así, en el plano de contacto entre los hechos naturales y los de ocupación humana; también en el de los objetos y los sujetos que los perciben y actúan sobre ellos...” (1999: 13).

Los geógrafos mencionados en el párrafo anterior aluden, también, a la necesidad de identificar y delimitar unidades de paisaje integrado y definen esta noción expresando que

“...se refiere siempre a un espacio concreto que adquiere singularidad por la peculiar organización que presenta de los hechos físicos y de éstos con los humanos, lo que se refleja en su faz” (1999: 13).

Por otro lado, para comprender cómo los colonos menonitas se resisten a los cambios se adopta la noción de resistencia mencionada por Ulrich Oslender (1999: 1-35); es oportuno señalar que si bien se refiere en particular a movimientos sociales de resistencia en el marco de procesos políticos, la noción se considera también adecuada para aplicarla en esta investigación. Oslender, en su artículo, fundamenta su argumentación en diversos autores2 para desarrollar una visión reelaborada sobre el concepto de resistencia; así sostiene:

“… Giddens entiende los sistemas sociales como sistemas de interacciones entre estructuras y las actividades localizadas de sujetos humanos, capaces y conocedores. ... Las prácticas sociales pueden entonces reproducir y/o resistir estas estructuras. En este sentido podemos concebir los movimientos sociales así como los momentos y los procesos de resistencia desde una perspectiva estructuralista. Dicha relación dialéctica se manifiesta siempre en formas múltiples y ambiguas. No hay una sola lógica de prácticas sociales y acción colectiva. De hecho, algunas resistencias refuerzan estructuras existentes...” “Lefebvre sitúa estas resistencias en los espacios de representación. Estos son los espacios vividos, que se producen y modifican en el transcurso del tiempo. Representan formas de conocimientos locales y menos formales (‘connaissances’ en francés), que son dinámicas, simbólicas, y saturadas con significados. Estos espacios están articulados en las vidas cotidianas y constituyen lo que Lefebvre llama ‘sitios de resistencia’”.

2 Se basa en el libro de Lefebvre (1991) The Production of Space y en la obra de Giddens, (1984) The constitution of society: outline of the theory of structuration, entre otros.

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Figura 1. El marco conceptual de referencia

El marco teórico-metodológico expuesto constituye el fundamento para abordar el estudio de las transformaciones provocadas por un grupo migrante muy conservador, con pautas culturales peculiares impuestas por su religión, que se localiza en la provincia de La Pampa. Las estructuras socio-religiosas como generadoras de fronteras culturales. La colonia Menonita en el departamento de Guatraché En 1985 llega a Guatraché un conjunto de familias procedentes la mayoría de México y, en menor cantidad, de Paraguay y Bolivia. Los motivos que los llevaron a migrar fueron religiosos y económicos; los religiosos se basan en la necesidad de mantener a sus descendientes en la línea conservadora que los distingue, muy difícil de sostener principalmente en México donde el crecimiento demográfico produjo un número, cada vez mayor, de pueblos y ciudades en las adyacencias de sus asentamientos. Los económicos derivan de la tradición que impone al padre regalar a cada hijo cuando se casa una parcela de tierra y ganado. Así, la división de los terrenos de generación en generación provoca un parcelamiento excesivo que trae aparejado una decadencia económica, agravada por la dificultad –que existía en México– de conseguir nuevas tierras aptas. Adquieren, para su instalación, 10.000 hectáreas pertenecientes al establecimiento Remecó ubicado en el departamento de Guatraché en el sureste de la provincia de La Pampa (Figs. 2 y 3), en un área con predominio de grandes estancias. El sitio se caracteriza por un relieve llano, con alturas que oscilan entre los 190 y 180 metros y sectores más bajos que descienden hasta los 140 metros en la parte norte, con presencia de pequeñas lagunas temporarias y dominio del monte, en ocasiones intransitable. Su modalidad de difusión, a través del tiempo y en diferentes espacios, consiste en adquirir superficies de una extensión semejante a la mencionada en el párrafo anterior e instalarse dentro de esos límites como una comunidad. Ocupan y organizan ese espacio respetando pautas preestablecidas que repiten en un proceso migratorio que comenzaron en el siglo XVI y aún continúan. De esta manera, subdividen la propiedad en 9 campos #3 (Fig. 4) o divisiones internas, intercomunicados por una red interior de calles que difiere con la red vial del entorno e incluyen tierras para cultivos, viviendas, graneros e instalaciones para las actividades alternativas

3 # es el símbolo que utilizan los colonos para reemplazar el término “campo”, entendido como división interna del terreno.

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desarrolladas. La propiedad de la tierra en el interior de cada campo –parcelas, vivienda, huerta y otras instalaciones– es privada aunque

Figura 2. Localización de la estancia Remecó y red viaria del departamento de Guatraché, 1997-98 Fuente: Elaborado sobre la base de Automóvil Club Argentino-I.G.M. (1997 y 1998) y PROATLAS-CONICET (2000).

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Figura 3. La estancia Remecó antes de la llegada de los Menonitas Fuente: I.G.M. (Instituto Geográfico Militar, República Argentina). Carta Topográfica de la República Argentina, Estancia Remecó, La Pampa, Hoja 3763-26-3, Escala 1: 50.000 y paisaje predominante de la Estancia Remecó cuando arriban los menonitas.

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Figura 4. Estructura interna de la colonia Menonita La Nueva Esperanza Fuente: Realizado por un colono Menonita

Desde el punto de vista legal y fiscal figura como Asociación Civil Colonia Menonita La Nueva Esperanza con el correspondiente numero de CUIT. En esta continua diáspora en búsqueda de nuevas tierras crean unidades paisajísticas –entendidas como espacios concretos con rasgos peculiares y homogéneos– que como cápsulas idénticas (Fig. 5) se insertan, con un efecto multiplicador, en los espacios rurales de diversos países construyendo territorialidades dentro de territorios mediante estructuras socio-religiosas no definidas por límites físicos, naturales o políticos sino por verdaderas fronteras culturales muy difíciles de traspasar debido a la necesidad de preservarse como en sus orígenes, a pesar de los cambios acelerados del mundo que los rodea. Una estructura de gran incidencia en este afán de preservación es el lenguaje, que según Kirsten Immendorf, experta en idiomas que visitó la colonia en el año 2003,

“... es el dialecto Plattdeutsch, el diario recibido de Canadá y la Biblia están escritos en Hochdeutsch y cuando escriben en cursiva para tomar notas o las mujeres copian recetas de cocina usan alemán muy arcaico, que tiene más de cuatrocientos años y en mi país ya no se encuentra ni entre los campesinos”,

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utilizado por todos los miembros de la colonia, constituye un elemento de fuerte raíz identitaria y una barrera infranqueable para establecer vínculos con otras culturas pues la mayoría de las mujeres y casi ningún niño conocen el español. La educación, reviste características particulares pues en las escuelas –ubicadas dentro del perímetro de la colonia y cuyos maestros son los mismos colonos– la instrucción impartida se reduce al aprendizaje de los preceptos bíblicos, nociones elementales de escritura en su dialecto y matemática básica para el futuro desarrollo de su vida dentro de la colonia. De esta manera, la estructura educativa contribuye a reforzar el aislamiento pues es una frontera obligada que les impide el conocimiento de las características principales del país donde se instalan, dificultando tanto la socialización con niños de la comunidad receptora como la incorporación de hábitos y costumbres de la misma. Así, límites y fronteras impuestos por esta cultura se manifiestan con fuerte impacto en distintos planos: el espacio-temporal, el paisajístico y el perceptivo y son defendidos celosamente con la finalidad de preservar su religión y modo de vida; impactos que también son percibidos por la mayoría de las personas que visitan la colonia, sensaciones claramente expresadas en un testimonio de una alumna que participó de un viaje de estudio al lugar:

“Hacia la colonia, el camino El camino se presenta extenso, ancho, pálido, vacío. Kilómetros de tierra y polvo nos guían a la colonia Menonita La Nueva Esperanza. Su nombre prometedor nos mantiene a la expectativa. Avanzamos lento cruzando, esporádicamente, maquinarias dedicadas al trabajo en el campo que se envuelven en la atmósfera de la polvareda. A sus márgenes, el impávido y brutal verde antagoniza el paisaje... Nos alejamos del centro, para acercarnos al centro.

Figura 5. La nueva organización y ocupación del espacio y el paisaje actual Fuente: Imágenes tomadas en diciembre de 2003.

El paisaje público La ex estancia Remecó, hoy es el lugar que han elegido para establecerse. Nos detenemos antes de ingresar a la colonia. No existe un límite de acceso... un cartel viejo y oxidado con el nombre de la estancia indica antigua pertenencia. Nada detiene el paso del visitante, transitar las diez mil hectáreas prolijamente parceladas por las anchas calles de tierra bordeadas por altos árboles está permitido. El límite se construyó antes, cuatrocientos cincuenta y tres años atrás, no es material, es intangible, espiritual, se presenta suavemente entre nosotros: el basamento religioso, la fidelidad y la creencia a un Dios articulador del espacio, donde la máxima recompensa se otorga con el sudor del trabajo diario y la escrupulosa honestidad. Prolijas e iguales casas se armonizan formando un mosaico de colores pálidos, donde se reproducen simétricamente las piezas del juego, el juego de la vida, que ponen en funcionamiento el engranaje cultural. La casa de forma rectangular, con techo a dos aguas de chapa, con ventanas de madera pintadas de blanco y cortinas verdes y

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blancas, igual a la del vecino, a la de todos los vecinos de la colonia. El molino, el tambo, el granero, los silos. Marcan la historia del trabajo. Delimitan el día de la noche. Son los testigos directos del esfuerzo diario para sostener la doctrina religiosa. El trabajo es el rol asignado por la religión, severo, riguroso, es la garantía del paraíso. Está presente en todos los lugares de la colonia. Es en este paisaje de trabajo donde se acepta el uso de la tecnología y electricidad, mientras que dentro de sus casas, lugares sagrados, es rechazada como una peligrosa enemiga ante sus planes de conservarse puros. El paisaje privado Lugar preservado y controlador. Se organiza en el interior de las fronteras, en la compleja historia de ser Menonita. Es innegable, ya está dado, no existe otra opción que no sea el camino ya pautado. Las figuras de los padres indicarán la figura de los hijos. Aceptación pacífica y dócil de un destino establecido. Vivenciar el lugar, construirlo, es la única fuente de permanencia, el compromiso. La religión cristaliza el movimiento individual, anula los conflictos y la crítica del ser. No existe un replanteamiento, una válvula de escape, de creación. Se muestran ante nosotros como portadores “pasivos” de la dignificación espiritual. Construyen colectivamente el supuesto bienestar que otorga el perdón. Para el visitante, paisaje privado y paisaje público se articulan de tal modo que sus límites casi resultan imperceptibles. No hay una transición brusca sino moderada. ¿Qué nos haría pensar, sino la ideología, que el paisaje que estamos viendo no es artificial? Únicamente optando por la comunión sagrada de ser Menonita, de pertenecer a Dios, podríamos comprender este paisaje. Así entonces, la colonia se transformaría rica y fértil ante nuestros ojos”.

María Pereira, noviembre, 2002. Mantener la estructura socio-religiosa que los caracteriza los lleva, también, a ejercer una fuerte resistencia a los cambios que se manifiesta especialmente en el accionar de los ministros y encargados del control de la colonia quienes imponen reglas, velan por las conductas de las vidas privadas y el cumplimiento de los preceptos bíblicos para facilitar el difícil camino hacia la salvación, el valor más preciado al que todos aspiran; este proceso de resistencia presenta menor intensidad en los jóvenes y en aquellos colonos que por sus actividades comerciales han establecido mayores vínculos con la comunidad receptora. Al respecto cabe destacar que, en las últimas visitas a la colonia, fue posible detectar incipientes indicios de cambio, principalmente en la vestimenta y en el equipamiento del hogar, situación de interés para considerar con la finalidad de conocer si la incorporación sostenida de nuevos hábitos y prácticas llegará a generar transformaciones en las estructuras socio-religiosas que los identifica. Desde la perspectiva del paisaje, las estructuras de ocupación y uso del suelo establecen diferencias muy marcadas entre los modelos de apropiación y utilización del territorio de ambas comunidades: el agroexportador pampeano de Argentina y el conservador de la colonia menonita cuyos rasgos distintivos se sintetizan en la Fig. 6.

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Modelo Menonita Modelo agropecuario tradicional

pampeano •Organización social y productiva definida por pautas religiosas conservadoras.

•Producto de una lógica de mercado capitalista y agroexportadora.

•Patrón parcelario con múltiples subdivisiones, de campos abiertos.

•Patrón espacial conformado por grandes explotaciones.

•Explotación intensiva y extensiva, con mano de obra familiar y diversidad de actividades: tambo, cultivo de cereales, granjas.

•Predominio de cultivos extensivos de cereales y ganadería de cría e invernada.

•Industrias artesanales y pequeños almacenes de ramos generales para el abastecimiento de los colonos.

•Configuran una Asociación Civil con propiedad privada familiar.

•Propiedad privada.

•Procesos de decisión: se radican en el contexto de un proceso migratorio permanente y son regidos por normas acordes con preceptos religiosos, tradiciones conservadoras y un sistema de valores que desmitifica el progreso como fin de la sociedad.

•Procesos de decisión: se radican por herencia, lazos familiares, economía y están regidos por una orientación especulativa “... con patrón general de comportamiento racional que busca la ganancia capitalista combinada con la minimización de los riesgos” (Posada, 1995: 86-87).

•Se destaca una incipiente apertura a recibir contingentes provenientes de escuelas y de turistas que visitan la zona y demuestran interés por esta cultura.

•Incipiente turismo de estancias que se incorpora a la oferta de los otros atractivos de la zona como el monte natural de caldenes, la laguna con propiedades termales y curativas, entre otros.

Figura 6. Comparación entre el modelo de producción y construcción de espacio agro-exportador pampeano y el menonita Reflexiones finales Dentro del paisaje agroexportador tradicional pampeano en el departamento de Guatraché, la colonia Menonita delimita una unidad paisajística –espacio concreto y singular–, conformando un sistema geográfico materializado en un complejo conjunto de formas que no solamente se presenta como una configuración espacial sino como una estructura territorial resultante de modos de ocupación, apropiación, organización social y productiva y prácticas cotidianas signadas por la religión. Estas unidades paisajísticas, que se reproducen de forma idéntica en todos los países y lugares de asentamiento, constituyen territorios y territorialidades dentro de territorios pues tienen su propio gobierno, sistema educativo, lenguaje, leyes y códigos de convivencia, de comportamiento (premios y castigos), sistema económico interno y no adoptan los símbolos del país receptor. Sus límites espaciales, demarcados sólo por el alambrado que señala el perímetro de la antigua estancia Remecó, son fáciles de transponer pues cualquier persona puede ingresar a la colonia por las tranqueras de acceso que permanecen abiertas; sin embargo, las fronteras culturales son casi infranqueables porque demarcan una inconfundible identidad definida por la religión y una fuerte resistencia a los cambios debido a la convicción de mantenerse intactos, según los preceptos bíblicos que les permitirá alcanzar la salvación. Así, el proceso continúa; la necesidad de trabajar la tierra y la subdivisión por la formación de nuevos matrimonios los obliga a buscar otros territorios. El día 1° de agosto de 2003 se firma un contrato por compras de tierras en el área de Las Delicias, en la provincia de Santiago del Estero. Los señores Pedro Fehr y Jacobo Loewen ya están trabajando allí, con sus herramientas realizan el trazado de las calles y la subdivisión de los campos; otros colonos partieron para desmontar y perforar los pozos de agua, molinos y bombas anuncian el principio de un nuevo desafío. En el mes de junio de 2004 se trasladaron las primeras familias integradas por menonitas muy jóvenes, con sus hijos aún bebes, y así continua la diáspora

se inserta en el

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comenzada hace 500 años transportando estructuras socio-religiosas que, como islas o burbujas medievales, se insertan en nuevos escenarios de acción. Bibliografía BUENO CONTI, José. “Os geografos e a paisagem”, en: [CD-rom], Actas del 8° Encuentro de Geógrafos de América Latina. Eje Temático 3, Santiago de Chile, 2001. CAÑAS BOTTOS, Lorenzo. “Entre la Tierra y el Cielo. Procesos de conformación de la identidad étnica menonita”, en: GARRETA, Mariano y BELLELLI, Cristina (Comp.) La trama cultural. Textos de antropología y arqueología, Buenos Aires: Caligraf, 1999, pp. 172-184. CHAVEZ de FESTA, Elva. La colonización agrícola en La Pampa 1880-1940. Santa Rosa: FEP (Fondo Editorial Pampeano), 1991. DICCIONARIO COLLINS POCKET: alemán-español: español-alemán. México: Grijalbo, 1997. Die bollftändigen Berfe. Menno Simmon's, überjekt aus der originalipradje, dem Solländifdjen, Notario: Pathway, 1982. DYCK, Cornelius J. (Edit.). An Introduction to Mennonite History. A Popular History of the Anabaptist and the Mennonites. Scottdale (USA): Herald Press, 1984. DYCK, I. Who and what is Canadá? Constructing cultural identities in health care research. Journal of Historical Geography, Volume 27, Number 3, Academic Press, July 2001, 417-429 pp. FLORES, Fabián C. “Identidad, espacio y religión. Una aproximación al proceso de construcción de la identidad adventista (Puiggari, Entre Rios)”, en: Ciudad Arqueológica. Ciudad Virtual de Antropología y Arqueología. Recursos de Investigación. El portal de Antropología en español. [En línea]. Equipo NAyA/1996-2004. http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/fabian_flores.htm, [Julio de 2004]. FLORES, Milagros. “Investigación participativa: inicios y desarrollos”, [En línea]. <http://www.uv.mx/iiesc/revista2/mili2.htm>. [6 de junio de 2004]. GAIGNARD, Romain. La Pampa Argentina. Ocupación-poblamiento-explotación. De la conquista a la crisis mundial (1550-1930). Buenos Aires: Solar, 1989. GARCÍA, Raúl O. Soy Cristiano, Evangélico, Anabautista... Una interpretación de la Reforma Religiosa Radical del Siglo XVI. 28 ed., Bogotá: Centro Latinoamericano de Recursos Anabautistas, 1998. GIL FILHO, Sylvia F. “Estructuras da territorialidade católica no Brasil: elementos para uma geografia do Sagrado”, en: [CD-rom], UGI. Rio de Janeiro Conference. Historical Dimensions of the relationship between space and culture. Paper Sessions 508. Space and religions, june 2003. GÓMEZ MENDOZA, Josefina y otros, 1999. Los Paisajes de Madrid: Naturaleza y Medio Ambiente. Madrid: Alianza-Fundación Caja Madrid. GRIMSON, Alejandro. “Disputas sobre las fronteras. Introducción a la edición en español”, en: MICHAELSEN, Scott y JOHNSON, David E. Teoría de la frontera. Los límites de la política cultural. Serie Cultura, Barcelona: Gedisa, 2003, pp. 13-23. GUATRACHÉ. [En línea]. <www.lapampa.gov.ar/municip/Guatrache.html>, 2004. [20 de junio de 2004].

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