Cargando El Venado

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Historia con moraleja para

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  • Orientacin y Tutora

  • Cargando el venado

  • Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso rbol.

    Se le miraba triste, casi, casi a punto de soltar el llanto.

    As lo encontr su compadre y amigo de toda la vida, quien al verlo le pregunt el motivo de su situacin.

  • Compadre la desconsiderada de tu comadre, ella es la culpable de lo que me sucede! Esta noche la mato o la desaparezco, pero de que se muere, se muere!No digas eso compadre, mejor cuntame tu problema, a lo mejor te puedo ayudar a encontrar una mejor solucin.El compadre, despus de respirar profundo y conseguir la calma, empez su relato

  • Mira, t sabes que somos muy pobres y en el rancho la nica forma de acompaar los frijoles es con un pedazo de carne que consigo en el monte cuando salgo de cacera.

    Me voy con mi escopeta y tengo que pasar diversas penalidades por das, arriesgndome con los peligros del monte, esquivando vboras y tigres, soportando las garrapatas, aguantando el fro de las noches y luego, si la suerte me sonre y cazo un venado, tengo que cargarlo en mis espaldas todo el largo camino de regreso hasta el rancho y subir la cuesta de la loma hasta llegar a mi casa.

  • Todava no termino de llegar cuando aparece mi seora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir en venado entre sus familiares y vecinos.Que una pierna p doa Juana, que otra p doa Cleo, que el lomo p mi mam y a los dos o tres das sin nada que comer tengo que ir de nuevo de cacera!Pero ya me cans de vivir as y mnimo esta noche la

  • El compadre de aquel desdichado, despus de meditar un momento, le coment una solucin:Invita a tu mujer a cazar el venado!Qu???S, llvate a la comadre de cacera. No ms no le digas las penurias que tienes que pasar para llevar el venado a tu casa.Pntasela bonito, no le hables de caminos empedrados, ni de bichos, ni de peligros.

  • Dile que la invitas de cacera para que los dos disfruten juntos de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que te cobijan en la noche, de los manantiales cristalinos que reflejaran romnticamente sus imgenes, de la graciosa manera en que camina el venado, como si fuera un bailarn de ballet; del dulce canto de los pajaritos silvestres; en fin, pntale la cosa bonita!

  • El compadre sigui el consejo y por supuesto que la convenci.

    La mujer entusiasmada, se fue con la falda larga hasta el tobillo, muy arreglada y ansiosa por vivir esta hermosa experiencia, iba feliz de la vida hasta que