20

Click here to load reader

Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

EL COMUNISMO ES POSIBLE

CARLOS PÉREZ SOTO

Ediciones ClinamenEdiciones ClinamenEdiciones ClinamenEdiciones Clinamen

Page 2: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

1

Carlos Pérez Soto es profesor de Estado en Física. Ejerce como docente

en distintas universidades chilenas como la Universidad ARCIS y la Universidad de Chile. Su trabajo se centra en lo que él mismo denomina

un marxismo-hegeliano, el cual sería fundamento para crear un marxismo de nuevo tipo.

Ha publicado diversas obras, en las que trata no sólo de política sino también de epistemología, de filosofía y de historia de la danza.

La presente obra es un artículo publicado en un cuaderno de investigación de la Universidad Arcis.

Como el mismo autor señala, su contenido es de carácter CopyLeft, lo cual facilitaría su acceso a toda persona interesada en conocer sus

planteamientos.

Ediciones Clinamen 2009

Primera Edición de Clinamen, Abril 2009

Obra editada en Santiago de Chile

Ilustración de John Avon

Page 3: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

2

La izquierda ha dejado de hablar del comunismo. Los tiempos

son difíciles, ya se sabe. Pero yo tengo la impresión de que

esto es un indicio más de como y hasta que punto hemos

perdido el horizonte de nuestras luchas.

Por un lado, desde la bolchevización de los partidos marxistas,

bajo la Tercera Internacional, la palabra comunista empezó a

designar más un bloque de partidos y movimientos actuando en

la política contingente que un modelo de sociedad posible. De

esta manera discutir sobre comunismo llegó a ser una cuestión

de política inmediata, hasta el punto de que dentro de la misma

izquierda muchos prefirieron evitar ser llamados comunistas.

Por otro lado la propaganda anti comunista se centró, como

era lógico, en las acciones de los partidos y gobiernos que se

auto designaron como tales, asimilándolos a todas las posturas

dentro del campo marxista. Ambas tendencias, por este y por

el otro bando, contribuyeron a ligar el término “comunismo” al

destino de las iniciativas marxistas y, en particular, a las

características y destino de los países cuyos gobiernos decían

buscarlo.

No tengo que explicar que todos esos gobiernos se fueron

catastróficamente al hoyo, en menos de cinco años, dando

lugar a un conjunto de países bananeros que tratan de

sobrevivir a la marea del saqueo neoliberal y el bandidaje. Los

pocos que aún podrían considerarse herederos del bloque

socialista o se están acomodando a grandes trancos a la lógica

del mundo capitalista, o están arruinándose lentamente bajo la

presión del bloqueo económico y la falta de respaldo de los

países que los sostenían. Para muchos, con alegría y alivio en

la derecha, con resignación forzada o alivio oportunista en la

izquierda, estas catástrofes han significado “el fin del

comunismo”.

Pero, ¿cómo podría entenderse el fin de una sociedad posible?.

Page 4: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

3

¿En qué sentido algo que aún no ocurría puede haberse

acabado?. Quizás lo que quieren decir, de manera trivial, es

que sin “los comunistas” ya no se puede esperar que se llegue

al comunismo. Quizás lo que quieren decir, de manera más

profunda, es que el fracaso de los países socialistas mostró

que una sociedad comunista es simplemente imposible.

Dos cuestiones previas, una de tipo político y otra de tipo

filosófico, son necesarias para volver a pensar la posibilidad

del comunismo. Una es ser capaz de romper radicalmente con

esas dictaduras infames que se llamaron a sí mismas

socialistas que, consideradas de manera marxista, no fueron

sino las dictaduras de unas clases burocráticas que

usufructuaron del producto social a través de relaciones de

explotación sobre sus propios pueblos. Otra es considerar la

idea de “posibilidad” de manera post ilustrada, no como

sinónimo triunfalista de “necesidad” sino en el sentido propio y

fuerte de “posible”.

El desastre del socialismo real puede ser descrito y explicado

de manera marxista. Para hacerlo es necesario asumir algunos

puntos que son duros, pero que no contradicen lo que es

esencial en el marxismo. Uno es entender al dominio

burocrático como un dominio de clase. Esto significa que la

propiedad social perfectamente podría ser un sistema de

legitimación de una forma de explotación, y el centralismo

democrático, elevado a forma de organización del Estado, una

forma de ordenar el dominio totalitario sobre el conjunto del

pueblo. Esto significa asumir que en nuestra política futura

debemos estar prevenidos respecto de la posibilidad de que

también el gobierno, por sí mismo, la clase política, por sí

misma, puedan ser partes, con intereses propios, del bloque de

clases dominante. Pero, otro punto, cuando hacemos la

evaluación histórica de la relación entre lo que los

bolcheviques quisieron hacer y lo que efectivamente ocurrió,

es asumir la posibilidad de que la propia voluntad

revolucionaria sea una voluntad enajenada. Es decir, que no

podemos demostrar la transparencia entre la voluntad y sus

resultados, no podemos garantizar los efectos que surgen de

Page 5: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

4

nuestros actos ... y, aún así, asumir que es preferible correr el

riesgo. O mejor, asumir que estamos ya en pleno riesgo de

nuestras vidas, y que queremos vivirlos intentando sostener

nuestra voluntad ante la determinación histórica.

Este segundo punto está relacionado con la idea de

“posibilidad”. El marxismo clásico frecuentemente planteó la

perspectiva comunista como necesaria, es decir, tarde o

temprano, de una u otra forma, las ruedas de la historia

terminarían aplastando a los que quisieran oponerse a ellas, a

su sentido progresivo, a su tendencia hacia el advenimiento de

una sociedad sin clases. Por cierto esta necesidad nunca fue

planteada como una necesidad “mecánica”. Siempre se enfatizó

que sólo podía realizarse de manera efectiva a través del

ejercicio de la consciencia y la voluntad de transformación. El

comunismo sería resultado de ciertas leyes históricas que

operaban a través de la acción consciente de los trabajadores.

Sin embargo, como no había duda alguna en torno a la

posibilidad de formar esa consciencia de cambios, esta

participación de la consciencia no era sino un detalle en el plan

general: las leyes de la historia actuarán de manera objetiva,

las consciencias que se requieren para hacerlas operar son

plenamente posibles. El resultado es que una sostenida acción

revolucionaria podría garantizar que a la larga se alcanzaría el

comunismo sin duda alguna. Para muchos esta confianza, este

optimismo en buenas cuentas ilustrado, era una fuente de la

fuerza con que se integraba e impulsaba la lucha, hasta el

grado de alcanzar una consciencia cuasi mesiánica : hoy

sufrimos, pero tiene pleno sentido, nuestros nietos serán

felices.

No tengo que explicar a estas alturas que los aplastados por

“las ruedas de la historia” una y otra vez hemos sido nosotros.

La verdad es que, considerando el estado real del mundo, y

poniéndonos una mano en el corazón, no le estamos ganando

mucho a nadie. Ya no estamos en posición de mantener el

optimismo triunfalista que las vanguardias marxistas del siglo

XX sostuvieron como parte de su fuerza y su propaganda. Y es

sano asumirlo y operar en consecuencia. El marxismo, y con él

Page 6: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

5

el modelo comunista de sociedad, ha perdido radicalmente su

verosimilitud, sobre todo ante quienes más importa para una

perspectiva revolucionaria : para los trabajadores mismos.

Tratar de tapar este hecho de enorme magnitud política

acudiendo a los muchos ejemplos aislados de luchas

reivindicativas que se mantienen de manera heroica en

diversos lugares del mundo es simplemente dar la espalda a la

realidad flagrante y desastrosa. Es necesario volver a tomar

contacto con la realidad de una perspectiva revolucionaria,

más que con la permanente sucesión de ejemplos heroicos,

que nunca dejará de consolarnos, pero que no logrará hacer

más que eso.

Una condición mínima para esta vuelta a la cordura

revolucionaria es abandonar el mesianismo explícito o

implícito, la perspectiva triunfalista, el optimismo irreflexivo.

Hay razones para ser optimista, lo que estas razones muestran

es que el comunismo es posible, lo que no muestran ni pueden

mostrar es que ocurrirá de manera necesaria. Es necesario

asumir que es perfectamente posible que la humanidad

persista de la explotación a la explotación, y de la estupidez a

la estupidez eternamente, sin ir nunca más allá de la lucha de

clases. Hoy es perfectamente incluso que los seres humanos

sean simplemente exterminados por la irresponsabilidad

suicida de las grandes potencias en una guerra nuclear, o en

un desastre biológico, intencional o incluso accidental. El siglo

XXI no será muy agradable para las perspectivas de la historia

humana. El desastre ecológico, la miseria absoluta de cientos

de millones de seres humanos, la violencia extrema en las

grandes ciudades, los poderes nucleares, las armas químicas y

bacteriológicas ... la lista es larga. Estos ya no son tiempos

para optimismos ilustrados de ningún tipo.

Sin embargo yo creo que se puede defender racionalmente la

idea de que el comunismo es posible. Y voy a ofrecer en lo

que sigue lo que podría ser al menos la estructura del

argumento que permite esta confianza que la razón le puede

ofrecer a la voluntad para que pueda hablar, así como la

voluntad puede ofrecer sus confianzas a la razón para que

Page 7: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

6

pueda pensar.

Muchos quisieran una sociedad mejor que esta. Los liberales

son progresistas, los socialdemócratas pueden ser incluso

radicalmente progresistas (cuando no se dejan arrastrar por el

carro neo liberal). ¿Por qué entonces el comunismo?. ¿No se

podría pensar simplemente un largo camino de reformas que

vayan mejorando progresivamente las condiciones de vida?. El

primer argumento que hay que esgrimir es que es justamente

una revolución comunista la que hace falta, no una perspectiva

reformista de largo aliento. Y la razón central es esta : los

reformistas llegarán atrasados al exterminio de la tercera

parte de la humanidad.

Los neo liberales tienen una política de desarrollo, una que

favorece al capital financiero, que se basa en la depredación

de los recursos, en la explotación extrema, en la inestabilidad

endémica. Su camino hacia el “progreso” no está pensado para

los trabajadores, menos aún para los pobres. Los burócratas

tienen una política de desarrollo, que favorece al capital

productivo, que eventualmente podría favorecer a los

trabajadores integrados a la producción altamente tecnológica.

Pero ni la burguesía, ni el poder burocrático, ni los neo

keynesianos, ni los socialdemócratas, tienen un camino de

desarrollo que pueda evitar que los marginados absolutos, los

que no son ejército de reserva de nada, los que no cumplen

ninguna función en el sistema económico mundial, ¡que son

casi la tercera parte de la población mundial!, sean

simplemente exterminados de hecho, por el SIDA, por la

malaria, el ébola, las múltiples enfermedades de la pobreza

absoluta, y las que los que consumen generan en sus

organismos, debido al uso abusivo de los antibióticos para

luego contagiarlas a los que no consumen y no tienen las

defensas inmunológicas que podrían hacerlos resistir.

El siglo XXI será un siglo siniestro de peste, hambre, violencia

urbana y marginación. El resultado será, ni más ni menos que

el exterminio. Hay una solución capitalista y burocrática para

la pobreza absoluta : los extremamente pobres simplemente

Page 8: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

7

morirán. Los que creemos que estas muertes, sean producidas

directa o indirectamente, son simplemente un crimen contra la

humanidad creemos que sólo un radical salto en los objetivos y

modalidades del desarrollo podrá evitarlo. Ni el interés

burgués, ni el interés burocrático harán nada por lograr este

salto. Unos están atrapados en una lógica que conduce a la

destrucción del planeta, los otros en una lógica en que

administrar a los que consumen es suficiente para justificar su

poder de clases. Sólo la perspectiva comunista es

auténticamente amplia como para integrar a toda la familia

humana.

Sin embargo, por mucho que esta perspectiva sea necesaria,

por mucho que se justifique moralmente, perfectamente podría

ocurrir que sea imposible. Que no existan ni las técnicas, ni las

formas de organización social que puedan lograrla.

En este punto, curiosamente, el furibundo optimismo

tecnológico, rayano en la adoración, de los intelectuales al

servicio del capital y de la administración, suele ser

contradictorio. Todo parece ser posible para la técnica, llegar

a Marte, clonar seres humanos, construir computadores

inteligentes, vigilar paso a paso a cada ciudadano, producir

armas eficaces que puedan asesinar sin que el bando atacante

sufra ninguna baja. Lo único que pareciera imposible es usar

estas técnicas para construir una vida digna y de abundancia

para todos los seres humanos.

No. Tenemos derecho a invocar su mismo optimismo y creer

que es perfectamente posible una economía de abundancia sin

depredación y sin explotación. Todas las técnicas que hacen

falta para esto ya existen. En particular las que permitirían

procesar la información necesaria para una economía global

descentralizada, en manos de los productores directos.

Desde un punto de vista estrictamente técnico el comunismo

es una sociedad en que el trabajo social se ha repartido entre

todos de tal manera que, gracias al uso intensivo de la

tecnología, sea posible reducir radicalmente la jornada laboral.

Page 9: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

8

En un mundo en que todos tienen que cumplir con una cuota de

trabajo socialmente necesario del orden de 6 o 8 horas a la

semana, la división social del trabajo no determinaría

esencialmente nuestras vidas. La mayor parte del tiempo sería

de trabajo libre. Ni la propiedad, ni la administración global

serían necesarias. Esto, la superación del poder que desde la

división social del trabajo domina nuestras vidas, es lo que

Marx llamó comunismo.

Es importante notar que una sociedad de estas características

no requeriría de Estado, ni de Mercado. Por supuesto habría

gobierno, el ejercicio democrático del poder en cada

comunidad local, pero el gobierno no estaría cosificado como

instituciones por sobre la ciudadanía. Un gobierno que no sea

una Estado. Por supuesto habría intercambio de bienes y

servicios, a nivel local, a nivel global. Pero el intercambio no

estaría cosificado bajo la forma dinero, ni estaría sujeto a

otras leyes que las que sus autores quieran darle. Un

intercambio que no sea mercantil. Desde luego seguiría

habiendo división del trabajo, y trabajo socialmente obligatorio,

pero su existencia no se levantaría ante nosotros

dominándonos, y sus leyes y condiciones de ejecución no

serían sino las que los productores directos quieran darles.

El comunismo es técnicamente posible. Todas las técnicas que

son necesarias para llevarlo a cabo ya existen. Podría ocurrir,

sin embargo, que aún así no sea viable. Es decir, aunque sea

deseable y técnicamente factible, podría ocurrir que los seres

humanos simplemente no quieran construirlo, y prefieran sus

actuales condiciones de vida, aliviadas y mejoradas, antes que

una revolución global.

Hay dos objeciones clásicas que apoyan esta idea. Una es que

los seres humanos son por naturaleza egoístas, o que sus

impulsos naturales los llevan a desear el poder, la ventaja, el

agrado a costa del menor esfuerzo. Otra es que el capitalismo

altamente tecnológico, apoyado en su poderoso sistema de

comunicación social y en el uso a gran escala del

endeudamiento, es capaz de mantener indefinidamente a los

Page 10: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

9

ciudadanos atrapados en las expectativas de consumo. O por

egoísmo natural, o por consumismo adoctrinado, los

trabajadores preferirían no poner en peligro, en lo sustancial,

el sistema injusto en que viven. Y si lo hicieran, tarde o

temprano resurgirían el afán de poder, o la avaricia natural.

Más que si hace falta o no, y más que si es posible o no, ésta

es la verdadera discusión en torno a la posibilidad del

comunismo. Sobre las estadísticas en torno a la marginación

absoluta, o en torno a los desastres ecológicos o

armamentistas, se puede obtener un relativo consenso. Al

menos entre los sectores progresistas, entre los que no están

cegados por la propaganda integrista y el fanatismo

fascistoide. Sobre las posibilidades de un uso verdaderamente

humano y solidario de la tecnología no parecen haber tampoco

muchas dudas. Nuestras dudas más profundas tienen que ver

más bien con lo que los seres humanos serían capaces de

hacer. Lo que para la izquierda clásica era evidente, es decir,

que todo hombre consciente, ilustrado, de buena voluntad, al

que se le explicaran los antecedentes, terminaría por asumir

una postura moral a favor de toda la humanidad, ya no lo es.

Por supuesto nunca es el argumentador mismo el que no es

capaz de asumir esta postura moral, sino que se trata de “los

hombres”, “los seres humanos” (“los otros”). Se nos dice que

nuestros “ideales” son muy bonitos, que son altamente

deseables, pero que “los hombres” no son capaces de llevarlos

a cabo. Y esta expresión genérica, en que el hablante sólo se

asume de manera indirecta, implícita, permite ponerle un límite

a la discusión.

Ya nada es obvio. Ninguna de las confianzas de la izquierda

clásica puede ser sostenida sin más. Es necesario argumentar

no sólo sobre la información disponible, sobre la consciencia

posible, sino incluso sobre los niveles previos a la consciencia

misma. Es necesario dar una batalla más allá de la consciencia,

en el sentido convencional del término. De hecho, la

colonización de las consciencias por el sistema de dominación

no está organizada en torno a la consciencia, o a la falta de

Page 11: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

10

información (estos eran los temas clásicos : a la gente le

faltaría información y, por ello, le faltaría consciencia). La

dominación altamente tecnológica se dirige más bien a las

bases desde las cuales la consciencia se construye. Invadiendo

el ámbito de la socialización primaria, totalizando el tiempo de

descanso en torno a la industria del espectáculo, manteniendo

el monopolio de los medios de comunicación más masivos y

intensos, la dominación actual no necesita ilustrar, o educar,

una consciencia conformista o resignada, es capaz de arraigar

el conformismo y la resignación en las estructuras psíquicas

más profundas.

Ante esto es necesario primero construir un argumento

verosímil, una teoría que no conceda como obvia ninguna de

las confianzas que teníamos, y que sea consistente a la hora

de argumentar. En seguida es necesario pensar, desde ella,

cómo dar esta batalla, ya no por la consciencia directamente,

sino por la subjetividad como tal, desde sus estructuras más

profundas.

Hay dos ámbitos distintos en torno a los que argumentar. Uno

es el de la “naturaleza humana” que eventualmente impediría

la solidaridad humana. Otro es el de la posibilidad de una

manipulación indefinida de la subjetividad por la dominación

imperante. A partir de esto hay dos ámbitos correspondientes

en torno a los cuales construir políticas, formas de acción

concretas y eficaces. Uno es qué decirle a una persona común

cuando nos dice que “los hombres son egoístas”. Cómo

abordar esta opinión, sin descalificarla, sin contraponer

simplemente otra opinión, voluntarista y autoafirmativa, que,

desde luego, sólo será escuchada, en el mejor de los casos, de

manera cariñosa y evasiva, como cuando no nos atrevemos a

decirle a los niños que el Viejo Pascuero no existe. El otro

ámbito es cómo dar una batalla social, ya no persona por

persona, sino en nuestras acciones políticas globales, que nos

permita ponernos en el mismo plano de llegada sobre la

subjetividad en su conjunto, en el cual se ha radicado la

principal eficacia de la ideología dominante. Perdonen que,

como buen intelectual, ponga el plano de los argumentos

Page 12: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

11

primero, y sólo después el de las urgencias políticas.

Si se afirma, en principio, sean cuales sean las evidencias que

se presenten, que los seres humanos están dominados por una

“naturaleza” que les impide ser efectiva y globalmente

solidarios la discusión simplemente se termina. Este es un

orden de afirmaciones que no puede ser demostrada o

refutada de manera contundente por ninguna serie de

evidencias. Peor aún, si se afirma, también como principio, que

los seres humanos poseen una naturaleza sociable y propensa

a la colaboración, tampoco avanzamos mucho, si lo que nos

interesa es el comunismo. La cuestión de fondo es la idea de

“naturaleza humana” misma que, por supuesto, está en el

fundamento filosófico de las ideologías burguesa y burocrática.

El comunismo sólo es pensable de manera cabal si afirmamos

que los seres humanos son libres, son completamente dueños

y constructores de sus circunstancias, aunque lo hagan de

manera enajenada, aunque individualmente no lo sepan.

Desde luego la afirmación de la libertad humana como esencial

y fundante es tan indemostrable como la de naturaleza

humana. Lo que me importa es su afirmación, no su

demostración. Y me importa indicar que esta afirmación es

esencial para que el comunismo sea un producto humano, no

un destino, o algo que llevamos en los genes y sólo ha sido

aplazado por la confabulación de las clases dominantes. Cada

vez que se ponen principios que se pretenden “naturales”

como motores de la conducta humana en el fondo lo que se

está poniendo es una visión funcional a los intereses de alguna

forma de dominación. Para los burgueses la naturaleza humana

era egoísta y competitiva, y el mercado burgués podía

presentarse como un efecto natural y sus leyes como leyes

naturales.

Pero, cuidado, perfectamente podría ocurrir que los burócratas

nieguen esta imagen salvaje y afirmen que está en nuestra

naturaleza la necesidad de ser aprobados, de convivir en

grupos homogéneos, de criarnos en formas familiares con

roles naturales (la mujer como madre, el hombre como

Page 13: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

12

proveedor). Tampoco una imagen de la naturaleza “favorable”

a nuestra idea del comunismo nos ayuda. Toda idea de

naturaleza humana debe ser criticada, es necesario afirmar

que somos libres, como género humano, de toda determinación

natural sobre nuestras conductas, y que todo límite exterior a

la humanidad (como la ley de gravitación, o la muerte) pueden

ser vividos como nuestros, y dominados en nuestro beneficio.

Lo que se juega en esto es nuestra radical opción por la

diversidad sexual, por la diversidad de formas de la estructura

familiar, por la libertad para dominar el mercado, o el estado, o

cualquier forma cosificada de las relaciones sociales que

quiera presentarse como natural.

Hecha esta afirmación, somos en esencia libres, como punto

de partida, como fundamento, la segunda objeción resulta más

contingente y más grave. Perfectamente podría ocurrir que el

mercado altamente tecnológico logre usurpar el ejercicio de

muestra libertad eternamente. Desde luego los más pobres, los

marginados y discriminados, tienen abundantes razones para

oponerse al sistema que los oprime. Para ellos la tentación del

consumo, mantenida de manera fantasiosa, o la industria del

espectáculo, impuesta de manera compulsiva, sólo será una

parte de la contención. La otra, siempre presente y alerta, será

la represión. No ya la guerra directa, militar, sino la

militarización de la vigilancia policial, la represión repartida en

una infinidad de medidas anti “delictuales”, legitimadas ante la

consciencia de los sectores que consumen como una

necesidad permanente, presentadas como el resultado de su

propia violencia en políticas de sistemático atemorizamiento de

la población. Por un lado el espectáculo y la promesa nunca

cumplida, por otro lado la guerra sostenida, difusa, soterrada,

pero permanente, contra los pobres por el sólo hecho de ser

pobres. La fórmula burguesa para los marginados coincide con

la fórmula burocrática : lo que no es administrable puede ser

eliminado.

La posibilidad de que la guerra contra los pobres sea un freno

permanente de las aspiraciones revolucionarias es hoy

particularmente grave por dos razones dramáticas : la primera,

Page 14: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

13

al poder no le interesa la vida de esos pobres, de los que

puede prescindir sin que el aparato productivo sea afectado y,

la segunda, esa guerra puede llegar a contar con un amplio

apoyo de ese tercio de la población que es efectivamente

beneficiado con el crecimiento económico y que está

compuesto esencialmente de los trabajadores. Este es el

hecho brutal al que debemos enfrentarnos : los trabajadores,

los que efectivamente pueden hacer las revoluciones, no son

los más pobres de la sociedad, y pueden ser perfectamente

cooptados por el poder en contra de los más pobres. Esto es

algo que vemos cada día, y debemos considerarlo como un

dato esencial de la política.

La cuestión entonces no es preguntarse si el comunismo es

una perspectiva aceptable o atractiva para los más pobres. La

verdad es que mucho menos que el comunismo sería suficiente

para vencer las esperanzas posibles de los que no tienen

esperanzas : la integración progresiva, por muy lenta que sea,

al consumo de masas, y el exterminio.

La cuestión crucial es preguntarse si el comunismo puede ser

una perspectiva aceptable para los trabajadores, es decir,

justamente para los que podrían ser el sujeto de la revolución.

Y para abordar esta cuestión lo que hay que preguntarse no es

si los que algo consumen, por que al menos tienen trabajo,

consumen menos de lo que necesitan, o si están dispuestos a

luchar para consumir más. Es necesario pensar la situación

real, el cálculo real que las personas comunes hacen sobre sus

vidas, más allá de sus quejas cotidianas, y examinar si en ese

cálculo hay, o puede haber, un espacio para imaginar un mundo

radicalmente distinto.

Para mantener las expectativas que hacen que los ciudadanos

acepten endeudarse, sobre explotarse, vivir con estrés, vivir

en la incertidumbre y en el temor permanente a quedar sin

trabajo, se debe prometer mucho. Se debe mantener una

perspectiva en que el cumplimiento de las cuotas de sobre

explotación, y el sacrificio que conlleva el esfuerzo cotidiano,

sean recompensados suficientemente. Nadie niega que su

Page 15: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

14

trabajo es agobiante, o que lo explotan, o que vive en

permanente tensión. Lo que se alega, en cambio, es que esos

esfuerzos tienen sentido. Las vacaciones, los objetos de

consumo cotidiano, la casa propia, la educación de los hijos, la

posibilidad de pequeños escapes y desahogos, como ver la

televisión en familia, como salir en auto los fines de semana,

son mostrados por muchas personas aparentemente

razonables como resultados razonablemente compensadores

de sus esfuerzos. Para saber si la perspectiva comunista será

viable alguna vez entre los trabajadores es esta situación

cotidiana la que hay que examinar.

Desde luego, la peor manera de enfrentar esta razonabilidad

cotidiana es verla como un error, o como conformismo

alienado, o como producto de la estupidez, o de ignorancias de

algún tipo. La verdad es que, a la hora de los argumentos,

somos nosotros los que estamos diciendo cosas sospechosas,

no las personas comunes. Somos nosotros los que queremos

defender una idea a todas luces poco razonable, que quizás sea

producto simplemente de nuestras frustraciones y enojos

puntuales, más que de una alternativa racional al modo de vida

común. Razonar como si las personas comunes y corrientes

fuesen una tropa de enajenados, ignorantes y conformistas,

debería ser sospechoso para alguien que se supone está

tratando justamente de buscar un mundo mejor con la

participación de esas mismas personas. Cada vez que damos la

espalda al sentido común, que sabemos conformista y

enajenado, sin tratar de entender su lógica propia, su

razonabilidad profunda, lo que hacemos es elevarnos como

vanguardia ilustrada e iluminada, por sobre la ignorancia y la

inercia de las masas ... y reproducir la lógica del estalinismo.

No. Los ciudadanos comunes han hecho un cálculo

perfectamente racional, y lo que ocurre más bien es que no

tenemos, ni en nuestros argumentos, ni en nuestras iniciativas

políticas, nada que pueda conmoverlos de manera profunda, o

al menos de una manera equivalente a lo que logra hacerlo el

mercado. Y yo creo que esto no se debe a que el mercado

tiene más y mejores medios de comunicación, o más y mejores

Page 16: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

15

propagandistas. Nuevamente por esa vía lo único que estamos

haciendo es evadir la responsabilidad por lo que nos falta,

como de costumbre echándole la culpa al enemigo por

nuestras propias carencias. No. Yo creo que tenemos que

asumir que somos nosotros los que no logramos estar a la

altura de la complejidad de un enemigo de nuevo tipo. Cuya

sustancial superioridad cultural respecto de cualquier otra

clase dominante en el pasado simplemente nos descoloca,

hasta el grado de introducir en nuestras propias filas las bases

de su argumentación : o la apelación a la naturaleza o la

apelación a la fuerza.

Para poder pensar con una perspectiva revolucionaria esta

situación hay que pensar radicalmente y, como siempre, la raíz

es el hombre mismo, sus expectativas más profundas, sus

anhelos de más largo alcance. Lo que hay que preguntarse,

radicalmente, es si los que consumen son felices, y bajo qué

condiciones estarían dispuestos a luchar por un mundo en que

se pueda ser feliz. Hoy, más que nunca, sólo la perspectiva de

la felicidad humana permite argumentar a favor de un

horizonte social revolucionariamente distinto. En una sociedad

altamente tecnológica, que ha hecho posible, por primera vez

en la historia humana, el consumo masivo, la felicidad es un

asunto de política contingente.

Esto mismo se puede plantear de otra manera. ¿Hay

contradicciones propias, internas, en el sistema del consumo

masivo?. ¿Pueden esas contradicciones llevar a un punto en

que se conviertan en consciencia política?. La primera de

estas preguntas tiene que ver con la felicidad, no con el

mayor, menor, mejor o peor nivel de consumo. La segunda

tiene que ver con las tareas posibles de una iniciativa

revolucionaria dirigida hacia los trabajadores, hacia los

sectores sociales que participan del sistema productivo y sus

cargas y beneficios de manera efectiva.

Sostengo que efectivamente hay contradicciones internas al

sistema de consumo masivo. Internas en el sentido de que no

tienen que ver con las posibilidades de acceso al consumo, o

Page 17: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

16

con la proporción en que se practica, sino con el consumo

como tal, con el que se da en la sociedad de mercado.

Sostengo que la contradicción central, de la que derivan todas

las otras, es la diferencia creciente entre lo que el sistema

promete y lo que es capaz de dar. Por un lado se consume y

se busca en el consumo un mundo de reconocimiento y

humanidad posible, por otro lo que se obtiene es un mundo

dividido, violento, en guerra, donde impera la incertidumbre y

la frustración. El agrado local y temporal que ofrece el

consumo se inscribe en un contexto de frustración creciente.

Es un agrado frustrante, que nunca llega a estar a la altura del

placer, propiamente humano, que promete. El carácter

frustrante es el reverso interno del agrado de consumir. Y yo

creo que este sentimiento de frustración es creciente, y

aumentará constantemente a lo largo del siglo XXI.

Otra manera de plantear esto mismo es observar la

contradicción que hay entre el mejoramiento local, a nivel de

las familias, de los estándares de vida, y el empeoramiento

global de la calidad de vida, a nivel de la ciudad, de cada país,

del entorno natural en el planeta. Para los trabajadores que

están efectivamente integrados al sistema de la producción

altamente tecnológica cada día se puede vivir mejor en un

mundo en que a la vez cada día vale menos la pena vivir. Y

este empeoramiento de la calidad de vida infiltra y

descompone el agrado que pueda significar el consumo

cotidiano. Las calles llenas de autos, el encarecimiento de los

servicios educacionales y de salud, paralelo a la compulsión

por la salud y la educación, los alimentos poco confiables, las

ciudades contaminadas, la inseguridad ante la amenaza

constante de los más pobres, que buscan sobrevivir y a la vez

desahogar sus iras acumuladas.

El poder burocrático puede limitar progresivamente el libre

arbitrio sobre la propiedad burguesa, y por esa vía tender a

aliviar los problemas que implica la contaminación y la

especulación financiera. Dura tarea pero, en rigor, una tarea

que no es contradictoria con la lucha interna entre las

fracciones del bloque de clases dominantes. El poder

Page 18: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

17

burocrático puede revertir la precarización de los empleos

ligados a la alta tecnología, o a los servicios que da la

administración, es decir, crear áreas de pleno empleo parcial

(que no integran a toda la sociedad) y estable. Pero ¿cuánto

puede resistir un mundo de empleos estupidizados, sin sentido,

redundantes?, ¿cuánto puede resistir una cultura a la que sus

miembros van quitándole progresivamente el sentido, y la

obediencia que requiere la mantención de la explotación?,

¿cuánto pueden durar las ciudades gigantescas, la intensidad

tecnológica de la vida cotidiana sin control, la complejidad de

un sistema global que falla de manera recurrente y que sólo se

justifica porque la dominación debe mantenerse?.

Sostengo que sí hay contradicciones profundas, de nuevo tipo,

para una época de la historia humana en que ya es real la

abundancia para grandes sectores sociales. Y esas

contradicciones tienen que ver precisamente con la

abundancia. Es allí donde hay que buscar el futuro posible.

Sin embargo, nada asegura que estas contradicciones se

conviertan en consciencia y en actitudes políticas de oposición

al sistema. La consciencia revolucionaria no es un producto

espontáneo de las “condiciones objetivas” ni, en este caso, de

la objetividad de las “condiciones subjetivas”. Pero, para dar

una batalla en torno a la transformación de esas

contradicciones en política real es necesario entender cual es

el campo de batalla adecuado. Y este no es sino las

condiciones de vida en general, no uno de sus aspectos, ni

menos aún el ámbito del saber o del pensamiento. Antes del

saber, antes de la reflexión, la subjetividad actual está

colonizada al nivel de sus deseos y voluntades. Se trata de una

batalla por la voluntad revolucionaria, que pueda arraigarse en

el deseo de una sociedad mejor. Sostengo que esa tarea sólo

puede emprenderse poniendo la felicidad y la belleza al centro

de nuestras reivindicaciones. Un mundo más bello, en que ser

feliz sea posible. Nada más ni nada menos. Un mundo donde la

realización de mis deseos no requiera una revolución, ni sea

negado constantemente por un orden dominante que los

administra o los niega sin realizarlos nunca de manera cabal.

Page 19: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

18

Un mundo donde el intercambio de bienes no esté cosificado

en relaciones mercantiles, es decir, donde podamos

intercambiar nuestros productos sin estar obligados a

considerarlos como equivalente. Sólo el intercambio

libremente no equivalente es un intercambio auténticamente

humano. Sólo cuando intercambiamos nuestros productos por

el contenido de humanidad inconmensurable que tienen

estamos auténticamente entre seres humanos libres.

Un mundo en que el gobierno no esté cosificado bajo la forma

de un Estado. En que dirigir y coordinar la producción y las

vidas no requiera de instituciones solidificadas, estables, con

leyes permanentes. En que la ley opere de manera interna,

como eticidad común, sin la compulsión del disciplinamiento o

la fuerza. Donde el espíritu común que anima a cada espacio

social se realice a través de la autonomía de los ciudadanos

particulares, de su libertad efectiva. Un mundo en que espíritu

común no signifique homogeneidad sino reconocimiento de la

diversidad esencial que constituye a la creatividad humana.

El comunismo no es una sociedad en que todos serán felices, o

en que todos lo sabrán todo, no es una sociedad de

transparencia total, ni de reconocimiento asegurado. Es una

sociedad en que habrá sufrimiento y extrañamiento, en que

habrá misterio y falta de transparencia, pero en que dejar de

sufrir, o alcanzar la transparencia, no requerirá cambiar toda la

sociedad, ni estará impedido por estructuras que nos

trasciendan. Una sociedad en que la locura será posible debido

a la diversidad interna de la razón misma, y no significará

marginación o impedimento. En que lo universal y lo

homogéneo dejarán de ser sinónimos.

Un mundo en que la subjetividad se formará en pequeños

colectivos sociales, en familias, que no requerirán la forma del

patriarcado, o de la heterosexualidad forzada culturalmente.

Que no tendrán roles paternos o maternos cosificados como

naturales. En que la infancia, la juventud o la vejez no estarán

estupidizadas por roles sociales enajenantes y fijos.

Page 20: Carlos Perez Soto - El Comunismo Es Posible

19

El comunismo es una sociedad en que la belleza será la forma

de realización de lo verdadero y de lo bueno. En que la belleza

no estará cosificada como agrado. En que el placer será

posible, más allá de la administración y las inseguridades

típicas de los que no han podido asumir su humanidad

libremente.

Grandes cosas, importantes, nobles, de gran aliento. Eso es lo

que debe estar en el centro de nuestro discurso y nuestra

lucha. Que la pequeñez y la inmediatez quede para los

burócratas, que creen que administrar un problema es

suficiente para resolverlo. Las personas comunes y corrientes

pueden entender perfectamente cuando se les habla de la

felicidad. Los trabajadores, los más pobres, los ancianos, los

niños. Hay que hablar al corazón y los anhelos más profundos.

Hay que ir más allá de la inercia de la resignación y el

escepticismo. Hay que darle el vuelo de un gran horizonte a

una política que está cada vez más alejada de las inquietudes

profundas. Que la política basada en las pequeñas

transacciones quede para los que viven de usufructuar de la

política.

Hay contradicciones objetivas y subjetivas que permiten

convertir este horizonte en política concreta. La cuestión es

con qué profundidad asumimos nosotros mismos esas

condiciones, y las expresamos en nuestras políticas. Si

asumimos de manera radical la posibilidades del estado de

desarrollo en que ya se encuentran las fuerzas productivas no

tenemos porqué no defender también radicalmente la exigencia

de relaciones sociales que expresen auténticamente sus

potencialidades. Sólo una perspectiva comunista puede mover

los deseos y aunar las voluntades. Nada más ni nada menos. El

comunismo es posible. Y es bueno que los que creen en esta

posibilidad se llamen a sí mismos, orgullosamente, comunistas.

____________________________________________________________