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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE AGUASCALIENTES CENTRO DE LAS ARTES Y LA CULTURA LIC. EN LETRAS HISPÁNICAS JUVENTUD CARMEN ROSENZWEIG OMAR RAMOS TISCAREÑO SEMINARIO MONOGRÁFICO DE NARRATIVA

Carmen Rosenzweig, Juventud

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Rosenzweig y su influencia en Simone de Beauvoir, además de otras cosas.

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE AGUASCALIENTES

CENTRO DE LAS ARTES Y LA CULTURA

LIC. EN LETRAS HISPÁNICAS

JUVENTUD

CARMEN ROSENZWEIG

OMAR RAMOS TISCAREÑO

SEMINARIO MONOGRÁFICO DE NARRATIVA

MTRA. MA. GUADALUPE MONTOYA SOTO

Juventud, de Carmen Rosenzweig

“¡Cómo pesa la sombra del canon!”, dicen aquellos que han sido aplastados por los aclamados,

pero casi no se han dado a escuchar. Y es que, se entiende, el que más sobresale es el que más se

recuerda. Por desgracia, con todo lo que se valora el aporte de escritores canonizadores en la

literatura, muchas veces el canon ha impedido que se obtenga una visión más amplia de ciertas

generaciones.

El presente trabajo concentra la atención en una escritora cuya producción literaria

comienza en uno de los más importantes desbordamientos de la literatura escrita por mujeres

(1950-1960 apróx.), es decir, en Carmen Rosenzweig, pero principalmente en su cuento

“Juventud” que, para empezar, es poco conocido en la literatura mexicana y no ha tenido ningún

estudio literario que bien se mereciera para ampliar la panorámica de la literatura mexicana.

1.- BREVE HISTORIA DE LA LITERATURA ESCRITA POR MUJERES EN MÉXICO

¿Literatura femenina o feminista? Aún en la actualidad los críticos literarios no se han puesto de

acuerdo con la categorización de este brote de escritura dada a mediados del siglo XX en donde

las protagonistas fueron las mujeres. Definir una literatura como femenina a inicios del siglo XX,

sugirió Jorge Cuesta, suponía encerrar a la mujer en un criterio estético masculino, pues eran

hombres quienes determinaban lo femenino en la literatura de ese entonces1, aunque tampoco es

cierto afirmar que todas las escritoras estaban en pro de una reivindicación de la mujer a través

de posiciones políticas, culturales, etc. Antes de continuar con la discusión que se ha tenido sobre

el término para este periodo de escritoras de los años 1950-1970, revistemos un poco el

surgimiento de las escritoras mexicanas en este siglo.

Para Armando Pereira, Claudia Albarrán, Juan Antonio Rosado y Angélica Tornero,

quienes han escrito un diccionario de literatura mexicana que anteriormente cité, las mujeres

mexicanas comienzan a escribir esporádicamente a partir del siglo XIX:

1 Pereira, Armando et al., “literatura escrita por mujeres” en Diccionario de literatura mexicana: siglo xx, UNAM, México, 2000, p. 284.

Si bien puede considerarse a sor Juana Inés de la Cruz como la precursora de este grupo

[de mujeres escritoras], es en el siglo XIX cuando se sientan las bases para el definitivo

arranque de la mujer como escritora en el siguiente siglo, con presencias como la de la

“Güera” Rodríguez, la de Madame Calderón de la Barca y la de Rosario de la Peña. Hacia

finales del siglo, surge una escritora importante: María Enriqueta Camarillo, cuyo primer

libro de poesía Rumores de mi huerto, se publicó en 19082.

Esta última es posiblemente el detonante para las mujeres escritoras, pues antes y durante

su producción literaria, México aún rechazaba a las mujeres en la cultura. Rumores de mi huerto,

así como muchos otros de los poemas de María Enriqueta, lograron incluirse en distintas revistas

literarias de reconocida popularidad, como lo son La revista azul, México moderno, La falange,

etc.

Poco tiempo después, otras mujeres incursionaron en distintos géneros literarios, por

ejemplo María Luisa Ocampo comienza escribiendo dramaturgia y después publica varias

novelas; luego María Luisa Garza se presenta como una mujer capaz de escribir de buena manera

poesía, cuento y ensayo en los alrededores de 1920. En esta misma época, Antonieta Rivas

Mercado (prosista) logra tener reconocimiento entre el llamado grupo de los Contemporáneos,

mientras que publica a su vez algunas líneas en la revista Ulises. Las mujeres ya comenzaban a

tener reconocimiento en la esfera intelectual y literata.

Poco antes de la Revolución, las mujeres ya tenían mayor participación dentro de la poesía.

En 1931, Nellie Campobello se da a conocer como la única novelista de la Revolución con

novelas como Cartucho o en 1937 con Las manos de mamá. Ya para entonces no había duda que

las mujeres podían tener creaciones literarias de gran calidad, pues otras escritoras como Rosa de

Castaño o Guadalupe Marín, publican novelas históricas que sorprendían a los intelectuales.

Poco antes de llegar a la mitad del siglo XX, Concha Urquiza se consagra como una de las

mejores poetas místicas de la época y después de ella, en los años cuarenta, muchas escritoras

mexicanas, sobre todo poetas, comienzan a escribir de una manera un poco más profesional y

con la intención de promoverse entre mujeres la creación literaria. Escritoras como Carmen

Toscano, María Ramona Rey o Margarita Michelena, entre otras, fundan la revista Rueca que

pretendía mostrar e impulsar a las escritoras mexicanas de aquellos tiempos. La revista Rueca,

2 Pereira, Armando, Diccionario, Óp. Cit. p. 285

comenta Carmen Toscano, “pareció probablemente un alarde de independencia dentro del

patriarcado en que vivimos, pero más bien lo hicimos para darle una característica”3, es decir,

pretendían considerarse como iguales en la escritura. Entre dicha revista y hasta los años

cincuenta, destacan impresionantes voces poéticas a cargo de escritoras como Rosario

Castellanos, Dolores Castro, Enriqueta Ochoa, Thelma Nava, Griselda Álvares, entre otras,

todas ellas con un yo poético que no se había visto anteriormente en la poesía escrita por

mujeres.

Para los años cincuenta y hasta los ochenta, las mujeres desbordan las figuras canónicas de

la literatura mexicana. Aparecen escritoras con una extraordinaria calidad literaria, entre ellas se

encuentran Guadalupe Dueñas, Josefina Vicens, Amparo Dávila, Beatriz Espejo, Inés

Arredondo, Elena Garro, María Luisa Puga, Sara Sefchovich, Silvia Molina y, por su puesto,

Carmen Rosenzweig, entre muchas otras más. La mayoría de ellas antologadas en una serie

titulada Desbordar el canon. Escritoras mexicanas del siglo XX, en el que se pretendió registrar

a las más destacadas escritoras del siglo.

Sobre todo para este último lapso, se ha propuesto focalizar este brote de escritoras

mexicanas de una manera distinta ya que era cierto que no se podría decir verdad de ninguna u

otra propuesta entre la literatura femenina y la feminista: hubo novelas como De ausencia, de

María Luisa Mendoza, donde sobresale un personaje insólito dentro de la narrativa mexicana por

su libertad sexual; otras como La mañana debe seguir gris, de Silvia Molina, donde la mujer

invertía los papeles encontrando al hombre como sujeto de inspiración (como una suerte de

muso) y otras novelas como Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro, en donde nada tenía

que ver la sexualidad con la literatura.

La propuesta hasta ahora más convincente es del mismo Jorge Cuesta quien, junto con

otras escritoras como Rosario Castellanos, sugiere que lo interesante es el profesionalismo del

trabajo literario y no el sexo. Por tanto, considerársele Literatura escrita por mujeres, resulta

cómodo para la mayoría de los críticos que pretenden estudiar a las escritoras de estos tiempos.

2.-CARMEN ROSENZWEIG EN EL PUNTO DE EBULLICIÓN

3 apud Urrutia, Elena, “Rueca, una revista literaria femenina” en Nueve escritoras mexicanas, COLMEX, México: 2005, p. 371

Carmen Rosenzweig Valdés (1925-2010) nace en Toluca, en el Edo. De México. En 1930, a la

edad de cuatro años y medio, queda huérfana de madre debido a una mala intervención

quirúrgica, por lo que queda al cuidado de una su tía, Margarita Valdés. Desde muy pequeña se

mostró como una estudiante sobresaliente, a pesar de ser de escasos recursos. Ella asistió a un

colegio de monjas en su infancia, pero su formación como creadora literaria fue autodidacta, de

hecho Juan José Arreola le fue de gran inspiración, al igual que Juan Rulfo, pues él contraería

matrimonio con la hermana de la segunda esposa de su padre4 y por mucho tiempo tendrían trato.

Comienza a escribir en 1945, aunque en varias entrevistas ella dice haberse acercado a la

poesía desde muy pequeña. Algunas de sus primeras obras son El pueblo y El reloj, libros de

cuentos, publicados en 1956. Concentra su atención a la literatura de una forma más seria al

recibir la beca del Centro de Escritores Mexicanos, donde prepara su primera novela titulada

1956, publicada hasta 1958, en ese mismo tiempo se hace amiga de diferentes personalidades

como Elena Poniatowska, José Revueltas, entre otros.

Como ya se ha mencionado, su producción literaria comienza justo en la época en donde

aparecen importantes escritoras para la literatura mexicana. La serie titulada Desbordar el

canon… sirvió más bien para revitalizar el canon literario en México, en el cuál muchas otras

escritoras como María Esther Perezcano, Emma Dolujanoff y Graciela Szymanski quedaron

apartadas.

A inicios de 1961, Carmen R., Beatriz Espejo, Margarita Peña, Elsa Llarena y Thelma

Nava fundan la revista literaria El rehilete, una revista que a pesar de estar constituida por

mujeres, jamás adquirió una posición feminista o de carácter femenino. En ella se promovía el

talento joven no sólo de escritores sino también de artistas plásticos. Durante los diez años que se

mantuvo activa, Beatriz Espejo estuvo a cargo de la dirección y Carmen R. de la redacción. Esta

revista, que fue posterior a la Rueca, ayudo en la propaganda de muchas publicaciones de

escritoras mexicanas.

Carmen R. tuvo mucha amistad con Margarita de la Peña y Thelma Nava debido a su

compañerismo. En un artículo un tanto reciente, Margarita de la Peña comenta un poco sobre la

4 Nemer Álvarez, Ernesto Javier. “Carmen Rosenzweig” en Forjadoras del Estado de México. Semblanzas de mujeres mexiquenses. p. 86

formación de la revista y su empatía con Thelma y Carmen: “Carmen Rosenzweig [era] una

buena conocedora de la literatura francesa, de Simone Weil, “fan” de Simone du Beauvoir  (a la

que llamaba familiarmente “Simona”) y Sartre”5. Dato que me resulta interesante pues, para

1975, en una antología a cargo de Elsa de Llanera, Carmen Rosenzweig es incluida con el cuento

“Juventud” en el cual, como más adelante se verá, encuentro una clara influencia de El segundo

sexo de Simone de Beauvoir.

3.- ANÁLISIS DE “JUVENTUD”

Con el fin de impulsar la literatura escrita por mujeres y con el propósito de registrar a las

cuentistas más representantes entre 1960 y 1975, Elsa Llarena, a través de la Federación Editorial

Mexicana, publica 14 mujeres escriben cuentos, en el que se compilan dos obras de Carmen

Rosenzweig: “Santa Sofía” y “Juventud”.

a) Resumen

En “Juventud” la protagonista es Herculana, joven de veintitrés años que vive con sus padres y

sus numerosos hermanos los cuales tiene que atender tanto en la comida como en las labores del

hogar. Ella y su grupo de amigas, encerradas en la misma población, están sometidas a una

misma condición en la que no parecen tener un mayor futuro que el de casarse y formar una

familia. Lamentablemente Herculana no ha encontrado pareja y para su edad, en esa población,

es de preocuparse. Remedios, una amiga suya, invita a Herculana a viajar a Toluca, allá podría

encontrar un futuro, quizá una pareja, pero debido a que tuvo un accidente en el río, Herculana

enfermó y no pudo disfrutar del viaje.

Tiempo después, el hermano mayor de Herculana, David, quien tiempo atrás dejó el pueblo

y en el Estado de México encontró pareja, vuelve al pueblo a hacer las paces con la familia y a

casarse “por la buena de Dsios”. Josefina, esposa de David, encuentra afecto con Herculana e

igual que su esposo concuerdan en que sería bueno que Herculana viajara con ellos de regreso

para vivir en México. Lograr el permiso de los padres resulta difícil, pero después de que David

neceara lo suficiente, se consigue la voluntad de los padres. Herculana lo prepara todo, se gana el

parecer de sus padres a través de labores que de por sí ya hacía, pero que ahora hace con más

5 Revista electrónica Siempre!, “Literatura femenina, los días dorados de “El Rehilete”, 5, Mayo, 2010

ganas. Al estar nuevamente en el río donde se lava, piensa en una “historia de ahogados” que

más adelante tendrá significado para la historia.

El día de la ida, los padres cambian de opinión y le niegan el permiso a Herculana. Lo cual

la entristece y enferma, sufre de “muina” que le causa diversos padecimientos: técnicamente se

deja morir.

b) Las voces

Lo sobresaliente de la obra es el estilo tan bien estructurado de Carmen R., primeramente por el

empleo de los narradores que, a mi parecer, son cuatro, 1) el primer narrador se encuentra al

principio y al final del cuento, es una voz que encierra por completo el contenido del relato:

“Herculana Flores: ellas, Josefina, Modesta, tus amigas, me contaron largamente de ti. Te lo

refiero:” 2) el siguiente narrador es quien relata prácticamente todos los hechos, es un narrador

que está muy cerca de Herculana, tiene un lenguaje parecido al de ella “Por ese tiempo David su

hermano mayor de ella”, “David anduvo de chirivisco”, además se encuentra bajo las mismas

circunstancias emocionales que el pueblo “Otra muchacha, Remedios, vivía por el mercado y

tenía parientes en Toluca. ¡Toluca!”, 3) el tercer narrador es Herculana, pero no propiamente

ella, sino al parecer una voz de su conciencia que relata para sí el razonamiento de los hechos

“Me voy para Toluca, es muy grande ciudad, pero dicen que no como México, quién sabe si lo

llegue a saber un día”, “si me dan la licencia me voy, al fin luego cada uno de los que se quedan

harán su vida”, 4) el último narrador es un poco más confuso que los anteriores, se dirige

directamente a Herculana confortante y compasiva, es más bien una voz espectral: “Dulce

muchacha, Herculana, vas a vivir”, pienso en dos posibilidades, la primera: una voz maternal que

seguramente no es su madre real, sin embargo, se han dado dos referencias sobre otra madre

“tiene su otra madre, trigueña también y dulce Virgen que ciertamente le dará su mano cuando se

trate de dormir en el cielo” “la Virgen y el deseo de ir a Toluca le procuraron la salvación: una

rama, o un matorralito, unas yerbas, las manos de la Virgen estaban en la orilla, se agarró a ellas

y salió”, existe, pues, la posibilidad de creer en la Virgen como una entidad viva que

secretamente va al lado de Herculana; la segunda: al igual que las intervenciones de Herculana,

esta misma voz pudiera tratarse de un desprendimiento de la protagonista, una voz inventada por

ella misma para ella misma, una forma de autoconsuelo.

c) Historias dentro de la historia (y el verbo necear)

Herculana está decidida de irse al Estado de México sin importarle lo que diga su madre, después

“pensó en una historia de ahogados. Se le revelaría seguramente su propia aventura”.

Replanteemos. El cuento comienza con una voz narrativa en la cual cede su voz a otra

entidad narrativa “me contaron largamente de ti. Te lo refiero”, ¿por qué no dirigir el cuento

directamente a Herculana? ¿Qué efecto se produce con esta introducción?, probablemente que el

lector advierta que el cuento pretende la transmisión de una historia, no la narración de una

historia: en realidad alguien nos está platicando de lo que le platicaron sobre Herculana. Ella, a

su vez, nos transmite otra historia en la que “se revelaría seguramente su propia aventura”.

La historia de Herculana consiste en Cornelio Treviño. Lupe chico le dispara a un pato y al

darle, cae al río de forma en que pareciera que no lo pueden recuperar. Cornelio Treviño no se da

por vencido “Treviño neceo, yo voy por él” y en el intento de rescatar al pato, se ahogó. La

moraleja de la historia es: no persistas en lo que está destinado a no ser o sucederá una desgracia.

Si pensamos en la historia principal, Herculana pareciera estar destinada a estar sola, a no

“acompletarse” con un hombre. Tuvo una oportunidad que no se pudo aprovechar. Está de dios

que no haya pretendientes. Está de dios que el destino de Herculana sea servir a sus padres y a

sus hermanos. Sin embargo, ella insiste en cambiar ello, quiere irse a México y cambiar las

cosas, es por ello que sucede la desgracia, en persistir en irse con Josefina y David “La madre y

el padre dijeron que […] sus obligaciones estaban allí, junto a su madre. Pero finalmente David

neceó tan bien que consiguió la licencia”. Cornelio Treviño y Herculana necearon, después

encontraron una desgracia.

He estado pensando en el porqué de incluir esta historia en el cuento o en el porqué de

presentar el cuento a través de esta voz inicial que refiere la historia de Herculana.

Lauro Zavala, investigador conocido por sus teorías de microrrelatos y metaficción, sugiere

que la metaficción es “ficción que borra la distancia entre la realidad, la ficción y el lector”6.

Pareciera arriesgado decir que efectivamente se da la metaficción en este cuento, pues el tema

principal del texto no es la elaboración de un texto, ni tampoco se pretende mostrar a sí misma la

obra. Pero también es cierto que la primera voz narrativa tiene conciencia de estar produciendo

6 Zavala, Lauro, Metaficción en cine y literatura, UAM, México, p. 3

un texto. Tratándose el cuento como una búsqueda de la reflexión del papel de las mujeres, no

me parece descabellado creer que de alguna forma se pretende borrar la línea entre lector y

ficción a través del uso de este recurso pues, como ya mencionaba al principio de este apartado,

la transmisión de la historia parece ser más importante que la narración de la historia.

d) Carmen Rosenzweig y Simone de Beauvoir

Como anteriormente había mencionado, la revista Rehilete jamás pretendió mostrarse como un

movimiento feminista, se pretendió, más bien, mostrar a los círculos intelectuales que las

mujeres también podían hacerse cargo de suplementos literarios. Este proyecto sobresalió

principalmente porque nunca discriminó de forma alguna a nadie.

Pensemos ahora en Carmen R., quién colaboró durante el primer periodo de la revista (1961-

1966) como consejera directiva. Ella era una ferviente lectora de la literatura francesa. Como ella

menciona en varias de sus entrevistas, leía con mucho entusiasmo a Marcel Proust, a Sartre y a

Simone de Beauvoir.

Si bien es cierto que Beauvoir fue una gran influencia para Carmen R. y para su obra, encuentro

en “Juventud” mucho parecido a las propuestas dadas por Simone en El segundo sexo (1949).

En este ensayo, Simone mantenía la teoría de que las mujeres son producto cultural que se han

construido socialmente, es decir, que la condición femenina ya está predispuesta por la misma

sociedad, ya ha asumido un rol en el que la mujer debe ser quien se encargue de los servicios del

hogar sin que haya forma en que el hombre participe en estos.

Otra de las características principales de El segundo sexo es que invita a las mujeres a reflexionar

quiénes son ellas mismas o qué es ser mujer, de ahí que el éxito obtenido de su ensayo se deba a

la meditación de “cuál es la condición de la mujer occidental” sin buscar reducir de forma alguna

la masculinidad o protestar en contra del machismo. Sin embargo, el reconocimiento de su obra

se extendió por casi todo el mundo. En México, el ensayo pudo haberse dado a conocer a

rededores de 1960.

Volviendo con el cuento, los personajes de “Juventud” muestran una discapacidad de acción, ven

imposible asir sus propias vidas, sobre todo las mujeres que parecieran estar destinadas a no

encontrar emancipación de forma alguna.

Herculana es un producto más de la sociedad rural: los hombres no son capaces de servirse solos,

las mujeres no están “acompletadas” si no tienen pareja, debido a que es la única mujer de la

casa, su deber es estar con sus padres.

La frase con la cual le niegan el permiso de viajar, habla mucho de lo que Beauvoir pensaba

sobre la mujer poco realizada debido a la sociedad: “Ya será hasta la otra que venga tu hermano.

Ya lo pensamos bien y la mera verdá no estamos animados para que ora te vayas”, de esta forma,

las decisiones de Herculana se ven suplantadas por la voluntad de sus padres, que por cierto no

tienen ningún fundamento lógico, pero pareciera ser lógico si pensamos que nadie más pudiera

ayudarlos con los servicios en la casa “porque sólo las mujeres pueden hacerlo”.

De la misma manera en que Beauvoir presentó su ensayo y que se trabajó la revista Rehilete,

“Juventud” no pretende apuntalar a la figura masculina como causadores del desequilibrio o

desacuerdo para la equidad de género, sino que pretende más bien evidenciar la condición

femenina.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS

Pereira, Armando et al., “literatura escrita por mujeres” en Diccionario de literatura mexicana: siglo xx,

UNAM, México, 2000, p. 284.

Urrutia, Elena, “Rueca, una revista literaria femenina” en Nueve escritoras mexicanas, COLMEX, México:

2005, p. 371

Nemer Álvarez, Ernesto Javier. “Carmen Rosenzweig” en Forjadoras del Estado de México. Semblanzas

de mujeres mexiquenses. México: 2012, p. 86

Peña, Margarita, “Literatura femenina, los días dorados de “El Rehilete” en revista electrónica Siempre!,

5, Mayo, 2012, disponible en http://www.siempre.com.mx/2012/05/literatura-femenina-los-dias-

dorados-de-el-rehilete/