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Lucas, que después de Juan, es el evangelista que más atención dedica a la mujer, es el único que nos registra este detalle. Detalle por lo demás absolutamente lógico y explicable. Gracias a Dios la mujer aún no ha perdido su capacidad de llorar. Y esa capacidad de llorar, nos habla de muchísimas cosas... Alessandra Bocchetti, refiriéndose al horror de la guerra nuclear, nos dice: "Esta guerra si se da, no la hará nadie, será una guerra sin cuerpos, sin experiencia, a causa de la cual sólo será posible morir o quizá, en la hipótesis que a menudo parece la peor, sobrevivir... Una mujer, al menos tal y como son las mujeres hasta hoy en día, no habría podido olvidar jamás que una parte de este planeta era también su casa, no habría podido olvidar jamás su cuerpo entre los otros, por tanto no habría podido imaginar una guerra en la que nadie vence, no habría tenido jamás la idea de deshacer en tan poco tiempo millones y millones de cuerpos que durante tanto tiempo construyó con paciencia y fatiga, penas y alegrías..." (1). Las mujeres pues, según su sensibilidad, siguen de cerca a Jesús y experimentan en su carne, en su corazón, su dolor... Dolor que expresan por medio de su llanto... A lo largo de la historia, y también en el cine, en las novelas, en la poesía... la mujer ha llorado. Y continúan llorando en los documentales que recogen las guerras, exclusiones y desplazamientos de hoy. En cambio al hombre le es prohibido llorar. "Llorar no es otra cosa que la respuesta física a un profundo sentimiento de dolor, de frustración y hasta de alegría que se invalida en los hombres, en aras de que el ideal masculino es macho y valiente y por lo tanto no se expresa con llanto" (2).

CARMIÑA

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Lucas, que despus de Juan, es el evangelista que ms atencin dedica a la mujer, es el nico que nos registra este detalle. Detalle por lo dems absolutamente lgico y explicable. Gracias a Dios la mujer an no ha perdido su capacidad de llorar. Y esa capacidad de llorar, nos habla de muchsimas cosas...Alessandra Bocchetti, refirindose al horror de la guerra nuclear, nos dice:"Esta guerra si se da, no la har nadie, ser una guerra sin cuerpos, sin experiencia, a causa de la cual slo ser posible morir o quiz, en la hiptesis que a menudo parece la peor, sobrevivir... Una mujer, al menos tal y como son las mujeres hasta hoy en da, no habra podido olvidar jams que una parte de este planeta era tambin su casa, no habra podido olvidar jams su cuerpo entre los otros, por tanto no habra podido imaginar una guerra en la que nadie vence, no habra tenido jams la idea de deshacer en tan poco tiempo millones y millones de cuerpos que durante tanto tiempo construy con paciencia y fatiga, penas y alegras..." (1).Las mujeres pues, segn su sensibilidad, siguen de cerca a Jess y experimentan en su carne, en su corazn, su dolor... Dolor que expresan por medio de su llanto... A lo largo de la historia, y tambin en el cine, en las novelas, en la poesa... la mujer ha llorado. Y continan llorando en los documentales que recogen las guerras, exclusiones y desplazamientos de hoy. En cambio al hombre le es prohibido llorar. "Llorar no es otra cosa que la respuesta fsica a un profundo sentimiento de dolor, de frustracin y hasta de alegra que se invalida en los hombres, en aras de que el ideal masculino es macho y valiente y por lo tanto no se expresa con llanto" (2).Un mundo en el que se ha perdido la capacidad de llorar es un mundo anestesiado, un mundo incapaz de sentir a fondo el dolor y experimentar la solidaridad. Las lgrimas de estas mujeres le muestran a Jess de Nazaret su cercana, su solidaridad ante su suerte, su condena, su muerte inminente. Y Jess -nos dice el texto- registra ese llanto, es decir registra esa compaa y se dirige a ellas para animarlas a que no slo se fijen en su dolor actual, sino que sean capaces de visualizar el mundo de horror en el que han de vivir ellas y sus hijos muchas veces.El llanto de estas mujeres es el llanto de quienes no aceptan el dolor producido por la injusticia. Estas mujeres, que han seguido al maestro de Galilea a lo largo de su vida y misin, saben a ciencia cierta que no hay motivacin real, para que ahora el maestro cargue con esa cruz y vaya hacia su propia condena. Por eso lloran. El llanto que produce la injusticia es un llanto ms fuerte, ms hondo, ms sonoro...Estas mujeres de Jerusaln, no pueden aceptar la muerte de una vctima inocente y exteriorizan su rechazo con lgrimas y con lamentos. No es solo el dolor que produce la cruz y la pasin de un hombre, es el lamento por la suerte del justo... El llanto expresa la angustia y la experiencia de un sufrimiento grande, pero tambin expresa la no aceptacin, el no conformarse con una situacin, con una suerte. Las lgrimas y los lamentos exteriorizan la solidaridad y hacen llegar hasta la vctima la certeza plena de que su dolor ha sido recogido y asumido por otras, de esta manera el consuelo que nos llega es mayor.Pero volvamos a una idea enunciada: el llanto es la expresin fsica de un sentimiento. Las lgrimas de estas mujeres muestran la inmensa capacidad que tienen de vivir-con, de sentir-con... de tal manera que el dolor del otro, su angustia, su condena... llega hasta lo ms profundo de su cuerpo y se convierte en lgrima y lamento.Nuestra cultura actual, tiende a conseguir en nosotras y nosotros todo lo contrario, tiende a anestesiarnos... a ocultar la muerte, a recluir el dolor en diferentes salas de especializacin... tiende a embotarnos con las imgenes televisivas, en las que se mezclan una escena de guerra, con un cuerpo atrayentemente desnudo, con una sonriente cocacola que refresca... Una cultura y un ambiente de banalizacin, de envases y productos light no puede producir este tipo de solidaridades de quien llora en sintona con otro:"Podemos esperar realmente una respuesta compasiva de los millones de individuos que leen el peridico durante su desayuno, escuchan la radio de camino para el trabajo y ven la televisin al volver a casa cansados de su jornada en su oficina o fbricas? Podemos razonablemente esperar compasin de los innumerables individuos aislados que estn siendo constantemente avisados, en la privacidad de sus casas o de su automvil, de la vastedad del sufrimiento humano?..."La exposicin masiva a la miseria humana conduce a menudo al aturdimiento squico. Nuestras mentes no pueden soportar que les recuerden constantemente cosas que interfieren con lo que estamos haciendo en ese momento... Pero hay ms. La exposicin a la miseria humana a escala masiva no slo nos lleva al aturdimiento squico, sino tambin a la hostilidad. Esto puede parecer extrao, pero cuando miramos con ms atencin la respuesta humana a la informacin perturbadora constatamos que el enfrentamiento con el dolor humano crea a menudo ira en lugar de solicitud, irritacin en vez de simpata, e incluso furia en lugar de compasin..." (3).La pregunta que tenemos que hacernos es entonces: cmo desarrollar culturalmente, ambientalmente, la capacidad real de com-pasin amorosa que tiene la mujer? Cmo recuperar nosotras -en tanto que mujeres- mucho ms all de imgenes estereotipadas o de romanticismos tontos, nuestra capacidad de llorar por el sufrimiento de los otros? Ser que podemos esperar un nuevo siglo en el que el hombre y la mujer recuperen su capacidad de lamento, de hondura en el dolor, de llanto... en ltimas de misericordia?Nuestra solidaridad tiene que pasar por el cuerpo, por la expresin fsica del dolor. No es posible continuar impvidas/os mirando en la televisin cmo se matan los hombres que son nuestros hermanos... cmo se depreda la tierra... cmo se acaban las naciones... cmo se pierden todos los valores que nos pueden llevar a la fraternidad y a la utopa. Quien no sabe llorar, no sabe tampoco ser feliz. Es importante que nuestra civilizacin tcnica tome conciencia de que quien no puede expresar su dolor con el llanto, con el rictus amargo de la cara, con el suave lamento de un sollozo... tampoco sabe amar, porque est incapacitado para comunicarse, para manifestar sus sentimientos, para mostrar su cercana...Una cultura que reprime la manifestacin de la alegra y del dolor, termina por perderla despus. Y una vez que perdemos la posibilidad de esta manifestacin, el camino hacia la perdida de la capacidad de sentimiento es demasiado corto.

Dios se ha hecho tan dbil, que ha aceptado sufrir la mayor debilidad: ha muerto.1. La muerte de una persona siempre es un misterio incomprensible. A medida que se va sumergiendo en las aguas del mar de la muerte, su experiencia se va haciendo ms impenetrable: se nos hace impenetrable lo que siente, lo que sufre lo que piensa, lo que est pasando El misterio es mayor en la muerte de Cristo. Imposible penetrar en su hondura.

2. El Dios del Antiguo Testamento es un Dios grande, poderoso, vencedor de sus enemigos. En una teofana grandiosa en el imponente macizo rocoso del Sina, precedido por la solemne manifestacin csmica del retumbar de los truenos, del fulgurar de los relmpagos y de la oscuridad de la nube espesa en el monte humeante, se manifest Dios tres veces santo, al pueblo aterrorizado en el campamento. Hoy se conocen las leyes fsicas de estos fenmenos naturales causados por descargas elctricas, pero en aquellos tiempos impresionaban a los pueblos extraordinariamente. El Dios del Exodo es el Dios que se manifiesta en la zarza ardiente, y que hace vacilar los fundamentos de los montes, que tron desde los cielos, que hizo sonar su voz, que lanz sus saetas y los desbarat, fulmin sus rayos y los constern (Sal 18,7). Es el Dios que arranca los cedros de raiz, que se sienta sobre el aguacero. El Dios de las plagas de Egipto, el que mata a los primognitos del pas, el Dios que separa las aguas del mar Rojo. El Dios que hace caer serpientes en el desierto, el Dios que hace brotar agua de la roca.

3. Pero he ah que el Dios que los judos nunca pudieron comprender que tuviera un Hijo, Jess, se convierte en un Dios dbil y humillado, anonadado. Vendido por Judas, negado por Pedro, juzgado por el Sanedrn, por Herodes y Pilato, preferido por los judos a Barrabs, un bandido, abofeteado, azotado, escupido por los soldados, coronado de espinas, abochornado y burlado con un manto escarnio de prpura, mofado como rey de burla, pedido para ser crucificado. Condenado a muerte, escarnecido en la Cruz, insultado por los ladrones y por los Sumos Sacerdotes: "Si eres hijo de Dios, slvate y baja de la Cruz". Movan la cabeza. Ha salvado a otros y a s mismo no se puede salvar. El Dios Jess callaba. Ofreca su mejilla a los que le golpeaban y soportaba que se mofasen de l. Y Dios muere, no con una muerte heroica y grande, sino humillante y dolorosa, escandalosa. Muere crucificado, tormento horrible, condena de esclavos.

4. La inspiracin del gran poeta ha intudo la inmensa e infinita angustia del hombre Jess:

"El suba bajo el follaje gris, - todo gris y confundido con el olivar, - y meti su frente llena de polvo - muy dentro de lo polvoriento de sus manos calientes. (Rilke).

5. El velo del Templo se rasg. Ante la debilidad espantosa de Dios, debe rasgarse tambin nuestro concepto del Dios del Antiguo Testamento. Debemos aceptar a un Dios humillado, que se encarna en la debilidad humana y que quiere ser el se rvidor de todos y el que est en los pequeos, en los sin cultura, en los marginados y en los torturados de todas las sociedades: "lo que hacis a uno de mis pequeos, a m me lo hacis".

6. Los personajes que intervienen en la Pasin y Muerte de Jess, no son extraordinariamente malos, sino personas normales y corrientes. Y esta reflexin nos ayuda a aceptar que nos puedan negar, vender, juzgar, traicionar, abandonar, y crucificar, las personas normales que estn junto a nosotros. Podemos ponerles nombres y apellidos y hasta fechas, pero tambin podemos poner nuestros nombres como sujetos activos de esas deslealtades.

7. Uno de vosotros me va a entregar. Es tan fcil! Les haba dado tanta confianza! Ni tena cajones cerrados con llave, ni las cuentas escondidas. Iba con el corazn en la mano. Se confiaba fcilmente y confiaba ciegamente. El que no es capaz de hacerlo, nunca sospecha porque no le nace. Pero hay gente recelosa, buscona, aprovechada. Satans se aprovecha del que tiene tendencias oscuras y vengativas. El otro, ste es el momento. Le hemos cogido. Que se acuerde de que cuando nos hablaba duro y exigente... Nunca tendr paz. Se quitar la vida, o vivir con la amargura emponzondole el alma incesantemente. A veces le apretar ms, a veces se agudizar ms, pero no ser capaz de dar un paso atrs, que sera su salvacin.

8. No eres t tambin discpulo de ese hombre? Pedro contest: Yo no. Le deba la vocacin, la predileccin, la confianza, la formacin. Todo lo olvida el miedo, le quiere pero con reservas, si cuenta conmigo s, si le pospone le guarda en el fondo un rincn oscuro de rencor. Te venden, dices las cosas y te las interpretan y divulgan, las comentan, hombres, mujeres...piadosos, consagrados, desleales, Superiores. Te hacen perder la confianza. No se puede ser tan sincero, te repliegas a la fuerza. Te tienes que replegar, amargado. Te hacen desconfiado. A veces por alardear de mayor confianza.

9. Queris que os suelte al rey de los judos?- Volvieron a gritar: A ese no, a Barrabs. Nueva humillacin para Jess. Nunca lo hubiera pensado, y era Dios, como podemos pensar los hombres, que un hijo nuestro no prefiera a un criminal? A un falsario? A un traidor. A un desleal que lo ha recibido todo de Jess?

10. Si suelta a ese no eres amigo del Csar. Todo menos pasar por amigo del discutido. No yo no estoy con el discutido; estoy con el que discute, que parece que se est abriendo un camino nuevo. Quiz con l tenga ms autoridad, ms seguridad, menos representacin, menor exigencia, ms tolerancia. Pues, que lo crucifiquen, pero pronto, que yo eso s, no lo puedo ver! y me duele subir las escaleras empinadas y difciles. Que se acabe pronto esto, pero yo no dar la cara por l, no sea que la carguen conmigo, que la cargarn, porque saben que yo soy amigo suyo y soy de los primeros llamados por l. Esto no puede seguir as. Con qu prontitud se ha credo la acusacin, sin el beneficio de la presuncin de inocencia. Terrible... Y se entregan en manos del enemigo, aunque por poco tiempo.

11. Tengo sed. Y le dieron vinagre. Por qu te damos vinagre, Seor? Amargura para ti, que eres el ms dulce de los hijos de los hombres. Cuando Cristo entr en el mundo dijo: Tu no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni vctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que est escrito en el libro: Aqu estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad... Cristo ofreci por los pecados, para siempre jams, un solo sacrificio. Sin penetrar en la mstica terrible del Mysterium iniquitatis se comprende un poco que se admita la muerte de Jesucristo como sola una voluntad perversa de los que no le admitieron, y entonces no s qu exgesis correcto podr hacerse del texto revelado de la carta a los Hebreos 10,1-18.

11. Por qu tanto dolor, Seor? Por qu tanta humillacin? Tantas palabras, tanta formacin, tantos desvelos, tanto amor malbaratado, tanta angustia y zozobra, pobreza y sufrimiento, cobarda y mediocridad, Por qu tanta tibieza en defender lo que sabes que es la verdad, cuando tienes tantas agallas para ponerte en tu sitio cuando tu amor propio te empuja? Por que tanta sangre, Seor? Qu gran amor el tuyo y el de tu Padre, que te entrega para que participemos de vuestra vida trinitaria y feliz por siempre! Te adoramos, Cristo y te bendecimos porque por tu santa Cruz has redimido al mundo