Upload
german-perez
View
223
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
8/18/2019 Carta a una vieja compañera
1/3
Hay palabras que resuenan al leerlas o escucharlas, cuando
cantadas resuenan el doble (y no solo por su doble
característica de vibración y semiótica) pero es leídas
cuando entramos en una extraña intimidad que se parece a la
intimidad de sentarse en un cojín por una hora y mirarse
aunque a ratos sea solo a escuchar el monólogo esquizoide quese relee en la cabeza.
Y así como este primer párrafo funciona a veces mi cabeza,
como queriendo decir mucho, postular grandes cuestiones y
acaba volviendo sobre una gran nada, un cachorro persiguiendo
el rabo. Y entonces vuelvo y me pregunto ya no esperando la
respuesta sino como un juego de estimular ritmos de sinapsis:
para qué escribirle a alguien? Para qué si quiera usar estos
llamados conceptos, estas conjeturas esta semántica?
Hoy, este lunes en la tarde, en un salón de la periferia en
soledad, junto a un tablero de tiza, bajo un ventilador
nervioso, con sabor a mate (no el argentino sino su hermano
brasilero, más dulce, muuucho más dulce), la respuesta es que
escribo porque quiero serle fiel a esa parte de mi que me
hablaba y se revolcaba en mi ultimo curso de meditación (hoy
por cierto, salió un artículo muy divertido en Semana.com que
mencionaba lo riesgoso que puede ser meditar, me divirtió por
el tono serio y científico).
En este último curso, o mejor, en este el más reciente curso,
varias veces pensé en qué seria de la vida de tantos rostros
y nombres que frente a mi acorralada mente se aparecían,
algunos con nostalgia, algunos con rabia o culpa o risas o
tedio, todo el espectro de emociones se manifiesta en esas
tardes de silencio donde el vibrar de las cigarras parecen
señales del inequívoco camino a la locura.
Uno de esos rostros, y por cierto, considerablemente
reiterado, era el de Isa, Isabel Vargas, la otrora compañera
o mejor novia, porque amiga como tal no fue, o por lo menos
no según los parámetros que definen que es un amigo (alguiende confianza con quien no se tiene un compromiso romántico) y
qué es un novio (alguien con quien se tiene un compromiso
romántico aunque no se tenga confianza). Me gusta usar la
expresión compañera aunque suene a militante del congreso de
los pueblos o a lector asiduo de Galeano, porque por el breve
lapso que nos lo permitimos nos hicimos compañía. Antes de
8/18/2019 Carta a una vieja compañera
2/3
dedicarnos a definirnos y dejar de acompañarnos para
estorbarnos.
Bueno, esta escritura como a la nada es de alguna forma un
mecanismo de defensa, porque no es a la nada que escriboaunque puede que lo sea, o a mi para releerme en el futuro,
pero sobretodo a ti, si es que lo lees, porque hoy
aprovechando este lapso de tiempo libre (aun tengo 30
minutos) decidí volver a caminar por el teclado, con esa
sensación grata de quien disfrutaba sus clases de
mecanografía.
Aprecio el silencio porque una conversación cuando surge en
medio del resentimiento y la culpa solo lleva a ilusiones y
delirios del ego y del miedo. Por lo mismo creo que poco
importa los llamados hechos objetivos sobre cómo está lo que
llamaríamos carrera, plan de vida, relaciones o cualquiera de
los parámetros que usamos para clasificarnos como exitosos o
en crisis. Queria compartir contigo un fragmento de tiempo
porque realmente a ratos, recuerdo con alegría lo que se
sentía tener un interlocutor que inspirase a escribir o
buscar. Cómo es lindo cuando conocemos a alguien que por
ejemplo nos dibuja un retrato leve pero íntimo o nos muestra
una canción que parece familiar y que contra todos los
pronósticos nunca habíamos escuchado (aunque estadísticamente
no es nada improbable ya que deben aparecer unas 1000
canciones nuevas por día, pero por el bien de la frase
permíteme esa licencia poética), no es así? No es eso lo que
construye noviazgos, matrimonios, amistades eternas y demás?
Pequeños fragmentos de eternidad que coleccionamos y vamos
compartiendo con aquellos que consideramos ventanas o puertas
o palcos para el show. O tal vez este sea solo el delirio
egocéntrico de un hombre con calor en un lunes paulista.
Qué quería compartir: Recuerdo que un día hablaba con un
amigo después de hacer una comida para unas 30 personas, yo
solo, y arreglar (con él) una cocina que bien funcionaríapara otras 50, sentados bajo el sol, cerca de la piscina,
disfrutando el café post-almuerzo-pre-meditación, y hablando
con él le mencionaba mi resignada ignorancia por dejar todo,
por irme de una vida que parecía a tantas luces ideal. Él
sabiamente me instó a esperar en silencio porque las
respuestas a estas cosas son como las mariposas. Así.
8/18/2019 Carta a una vieja compañera
3/3
Y una tarde bajaba por una escalera de piedras y me reconocí
en paz, fluyendo por un camino que trascendía mis
pretensiones, reconociendo un montón de frases que por ser
palabras no habían ni han de llegar a ningún lado. Palabras
como servicio, ecuanimidad, esfuerzo, soledad, renuncia, se
resbalaban de mi cabeza para recorrer mis extremidades. Ahísupe: era por eso, era eso lo que me llevó a salir, esa
certeza subterránea.
Que las nubes que pasen por nuestros días no alejen la luz de
aquellos breves instantes en que parecíamos percibir lo que
era parar de correr tras el vacío. Que podamos parar de
correr hacia ningún lugar. Que podamos respirar con atención.
Que podamos ser verdaderamente felices.
Con metta.
Germán.