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49 48 Creación Colectiva del Grupo Cultural Yuyachkani CARTAS DE CHIMBOTE Foto: Musuk Nolte

Cartas de Chimbote - casadelasamericas.org fileHabía enseñado en varias universidades, pero esta última, la Agraria, le gustaba muy especialmente por sus campos de cultivo. Su oficina

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Creación Colectiva del Grupo Cultural Yuyachkani

Cartasde Chimbote

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A José María Arguedas

“Al comenzar la obra, no son personajes encarnados por los actores quienes se presentan: son los actores mismos, cada uno con su propia historia de un coloquio de décadas con el autor de El zorro de arriba y el zorro de abajo, quienes hablan sobre aquel a quien está dedicada la obra.”

Peter Elmore: “Arguedas y Yuyachkani: La correspondencia”, extracto del programa de mano.

PRIMER MOMENTO

TERESA. Tenía cincuenta y ocho años cuando decidió matarse. Lima, 28 de noviembre de 1969. Lugar: Universidad Nacional Agraria. Hora: 5 de la tarde. Los buses salían llevándose a los tra­bajadores, estudiantes y profesores. Cuando el campus quedó vacío, él inició la ejecución de su muerte.

REBECA. Ese día fue a almorzar con un amigo; a él había alimentos que le caían mal como la palta, el choclo con cáscara… Pero ese día pidió palta y choclo; su amigo le dijo “Eso no te cae bien” y él le contestó “Hoy día nada me hace daño”.

ANA. Había enseñado en varias universidades, pero esta última, la Agraria, le gustaba muy especialmente por sus campos de cultivo. Su oficina estaba rodeada de árboles que le hacían recordar mucho a su casa de Chaclacayo.

DÉBORA. Le gustaba bromear con las trabajadoras de la Universidad haciéndoles chistes en quechua que muchos estudiantes no entendían.

JULIÁN. Un profesor muy cercano a él le recomendaba con frecuencia que visitara los pueblos de su infancia (Andahuaylas, Puquio, Lucanas…) pero él rechazaba esta idea porque sabía que allá había muchos cambios. Él prefería recordar a sus pueblos como cuando era niño.

TERESA. ¿De quién estamos hablando?

ANA. De un profesor de colegio que impulsó una pedagogía de la ternura. De un maestro uni­versitario.

REBECA. De alguien que sabía escuchar el alma de los comuneros a través de sus relatos de historias de condenados, animales y aparecidos. Relatos que después publicó.

TERESA. Cantaba precioso.

AUGUSTO. Un hombre que pensaba y sentía el Perú, como un demonio feliz, en quechua y en castellano.

DÉBORA. De un amante de nuestra cultura.

JULIÁN. Uno de los más grandes escritores del siglo veinte.

AUGUSTO. Un día, recopiló una canción que hablaba de esos loritos que surcan los cielos anun­ciando los cambios de estaciones, que decía: “Ay lorito, lorito, ¿será cierto que me traes esa carta que tanto espera mi corazón, aquí a orillas del Río Chiara?”

TERESA. Cántala.

AUGUSTO. (Canta la canción “Lorochay”.)

Chiara llaway mayu patapi A orillas del río Chiara,Carta muwan nispa Está la carta que tanto esperoCiertuchum ciertuchum Es cierto, es cierto, Carta muwan kanki. Ahí está esa carta,Lorochay, Lorochay Lorito, loritoLorochay, Lorochay Lorito, loritoLorochay, Loro. Lorito, loro.

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TODOS. (Cantan.)

Chiara llaway mayu patapi A orillas del río Chiara, Carta muwan nispa Está la carta que tanto esperoCiertuchum ciertuchum Es cierto, es cierto,Carta muwan kanki. Ahí está esa carta,Lorochay, Lorochay Lorito, loritoLorochay, Lorochay Lorito, loritoLorochay, Loro. Lorito, loro.

TERESA. Y cuando el campus quedó vacío, él inició la ejecución de su muerte.

REBECA. Pero no era la primera vez que él intentó suicidarse, ya en el año 64 se tomó treinta y siete pastillas de seconal.

ANA. Y quedó muy enfermo, no podía dictar clases, no podía leer, no podía escribir. Así que pensó que lo mejor era conseguir una pistola.

JULIÁN. Un balazo en la sien le produjo una herida mortal. Estuvo conectado a un respirador artificial. Agonizó durante cinco días.

JULIÁN Y DÉBORA. (Cantan la canción “Qamraykuta”.)

Qamraykuta hukmanta hamuny Vuelvo por ti nuevamenteKikillan ñawpaq hinaraq Como en el principio de los tiempos Yana parinawanchispaq Para recibir tu apoyoChisi tukunampacha. Hasta el final del día.

TODOS. (Cantan.)

Chay rayku apamuyky Por eso te he traído lasAswan allin wayta tariskay mejores flores que he encontradoHumayta kikin kasqanta Ayúdenme a colocar mi memoria en su lugarChurapuwaychis Para ser capaz de Ñawiy allin rikurichispa Humayta kikin kasqanta churapuwaychis observar con lucidezÑawiy allin rikurinampaq. Ayúdenme a alinear mi cabeza Para ser capaz de observar con lucidez A observar atentamente.

AUGUSTO. “…He luchado con tra la muerte o creo haber luchado con tra la muerte, muy de frente, escri biendo este entre cor tado y que joso relato. Yo tenía pocos y débi les aliados, inse gu­ros; los de ella han ven cido. Son fuer tes y esta ban bien res guar da dos por mi pro pia carne. Este desigual relato es ima gen de la desigual pelea.”

ANA. Hoy queremos recordar a José María Arguedas, tomando fragmentos de sus cartas y dia­rios donde nos comparte su humanidad y que él mismo autorizó a publicar en su novela póstu­ma El zorro de arriba y el zorro de abajo, ambientada en el convulsionado puerto de Chimbote, que en los años 60 llegó a ser el primer productor de harina de pescado del mundo.

Allí se instauró una economía extractiva a gran escala y junto con ella la corrupción en todas las capas sociales, trayendo como consecuencia la explotación violenta de una riqueza natural.

DÉBORA. José María vuelve a dar vida a los milenarios zorros de la cosmovisión de la sierra de Lima, que no siendo mortales hilvanan los materiales y almas que arrastran su relato.

Él escribió esta novela luchando contra la muerte, viviendo desincondicionalmente para inter­pretar el caos y el orden de la gran convulsión social que se daba en Chimbote.

SEGUNDO MOMENTO

TERESA. Fragmentos de diarios y de cartas escritos por José María Arguedas a su psicoanalista Lola Hoffman, entre 1962 y 1969.

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