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DE PENSIONES BAJAS A RENTAS MISERABLES a reforma estructural del sistema de pensiones, realizada en 1996, sustituyó el sistema público solidario de reparto (SR) por el Sistema de Seguro Obligatorio (SSO) de ahorro individual y, desde el 2010, por el Sistema Integral de Pensiones (SIP). El nuevo sistema eliminó el aporte patronal y estatal estableciendo como única responsa- bilidad del Estado el pago de una compen- sación por las cotizaciones-CC realizadas en el anterior sistema, dejando atrás su función social como garante del ejercicio del derecho a la seguridad social. Bolivia fue uno, entre 12 países del mundo, que encararon la re- forma bajo esta modalidad radical. El nuevo sistema tiene carácter obligato- rio para todos los trabajadores dependien- tes, mientras que los independientes pueden solicitar su incorporación tomando a su cargo la totalidad de las cotizaciones. Su funciona- miento está en manos de entidades priva- das, las Administradoras de Fondos de Pen- siones (AFP), cuyos objetivos son propios de las entidades lucrativas. La reforma fue presentada como una necesidad social, con argumentos que se apoyaban en los proble- mas que presentaba el anterior sistema y en sus potenciales ventajas para mejorar la cobertura, la suficiencia o calidad de las prestaciones y el desarrollo del mercado de capitales en el país. A diferencia del sistema de reparto, donde los trabajadores contribuyen a un fondo común a partir del cual se pagan los beneficios de jubilación, el nuevo sistema funciona bajo principios mercantiles y donde los trabajadores ahorran y acumulan dinero en cuentas individuales durante su vida labo- El sistema financiero, las AFP, las grandes empresas y el Estado siguen beneficiándose al utilizar el ahorro de los trabajadores. Las AFP obtuvieron un ingreso neto por utilidades, el año 2012, de 6,7 millones de dólares, con un ingreso de 30 millones de dólares por comisiones y un gasto administrativo elevado de 21 millones de dólares, lo que es una paradoja considerando la reducida renta que obtienen con los fondos de los aportantes. Esto refleja que el sistema de pensiones no busca garantizar los derechos y el bienestar de las personas, sino responder a los requerimientos del mercado financiero y de capitales. Boletin del Grupo sobre Política Fiscal y Desarrollo N° 3, Año I, Septiembre de 2014 Grupo sobre Potica Fiscal y Desarrollo LA JUBILACIÓN EN EL SISTEMA DE CAPITALIZACIÓN INDIVIDUAL L Esta publicación fue elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA)en el marco del Grupo sobre Polìtica Fiscal y Desarrollo (GPFD). El Grupo sobre Política Fiscal y Desarrollo GPFD es un espacio plural y participativo que busca aportar al debate público y la sociedad boliviana con conocimiento y propuestas para una reforma fiscal progresiva, sostenible e integral en Bolivia. http://cedla.org/blog/grupopoliticafiscal Av. Jaimes Freyre Nº 2940 Sopocachi Telf: (591-02) 2413175 / 2413223 [email protected] www.cedla.org Casilla 8639 La Paz - Bolivia 1

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Investigaciones sociales Bolivia

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DE PENSIONES BAJAS ARENTAS MISERABLES

a reforma estructural del sistema depensiones, realizada en 1996, sustituyó

el sistema público solidario de reparto (SR)por el Sistema de Seguro Obligatorio (SSO)de ahorro individual y, desde el 2010, porel Sistema Integral de Pensiones (SIP). Elnuevo sistema eliminó el aporte patronal yestatal estableciendo como única responsa-bilidad del Estado el pago de una compen-sación por las cotizaciones-CC realizadas enel anterior sistema, dejando atrás su funciónsocial como garante del ejercicio del derechoa la seguridad social. Bolivia fue uno, entre12 países del mundo, que encararon la re­forma bajo esta modalidad radical.

El nuevo sistema tiene carácter obligato­rio para todos los trabajadores dependien-tes, mientras que los independientes puedensolicitar su incorporación tomando a su cargo

la totalidad de las cotizaciones. Su funciona­miento está en manos de entidades priva­das, las Administradoras de Fondos de Pen­siones (AFP), cuyos objetivos son propiosde las entidades lucrativas. La reforma fuepresentada como una necesidad social, conargumentos que se apoyaban en los proble­mas que presentaba el anterior sistema yen sus potenciales ventajas para mejorar lacobertura, la suficiencia o calidad de lasprestaciones y el desarrollo del mercado decapitales en el país.

A diferencia del sistema de reparto,donde los trabajadores contribuyen a unfondo común a partir del cual se pagan losbeneficios de jubilación, el nuevo sistemafunciona bajo principios mercantiles y dondelos trabajadores ahorran y acumulan dineroen cuentas individuales durante su vida labo-

El sistema financiero, las AFP, lasgrandes empresas y el Estado siguenbeneficiándose al utilizar el ahorro delos trabajadores. Las AFP obtuvieron

un ingreso neto por utilidades, el año2012, de 6,7 millones de dólares, conun ingreso de 30 millones de dólares

por comisiones y un gastoadministrativo elevado de 21 millones

de dólares, lo que es una paradojaconsiderando la reducida renta que

obtienen con los fondos de losaportantes. Esto refleja que el sistemade pensiones no busca garantizar losderechos y el bienestar de las personas,

sino responder a los requerimientosdel mercado financiero y de capitales.

Boletin del Grupo sobre Política Fiscal y DesarrolloN° 3, Año I, Septiembre de 2014

Grupo sobre PolíticaFiscal y Desarrollo

LA JUBILACIÓN EN EL SISTEMA DE CAPITALIZACIÓN INDIVIDUAL

L

Esta publicación fue elaborado por elCentro de Estudios para el Desarrollo

Laboral y Agrario (CEDLA)en elmarco del Grupo sobre Polìtica

Fiscal y Desarrollo (GPFD).

El Grupo sobre Política Fiscal y DesarrolloGPFD es un espacio plural y participativoque busca aportar al debate público y la

sociedad boliviana con conocimiento ypropuestas para una reforma fiscal

progresiva, sostenible e integral en Bolivia.

http://cedla.org/blog/grupopoliticafiscal

Av. Jaimes Freyre Nº 2940Sopocachi

Telf: (591-02) 2413175 / [email protected]

Casilla 8639 La Paz - Bolivia

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ral para financiar sus pensiones, asumiendo todos los riesgos de las inversiones y, a la vez, la pérdida de las garantías de que los ingresos por jubilación sean iguales o mayores a los que les proporcionaba el sistema anterior.

Desde las primeras evaluaciones realizadas por el CEDLA, se pudo demostrar empíricamente el fracaso de la reforma con relación a sus objetivos, develando su carácter financiero antes que social. Entre otros, no se mejoró la cobertura con relación a la población activ a ni la suficiencia de las pensiones, mientras que la sostenibilidad del sistema sigue amenazada por las obligaciones contraídas por el Estado.

Insuficiencia de las pensiones de vejez

Hasta septiembre de 2013 el número de jubilados titulares en el país era de 131.964 (15% de la población de 60 años y más)1, de los cuales el 41% recibe una pensión en el sistema de capitalización individual. Durante los últimos meses, todos los jubilados se en­cuentran movilizados debido a sus bajas rentas. Los que pertenecen al sistema de reparto cuestionan la discriminación de la que fueron objeto con relación a

los trabajadores activos, tanto en lo que hace al pago del doble aguinaldo como a los porcentajes de actualización anual de sus rentas; viniendo de un régi­men solidario su demanda se sustenta en una visión colectivista de sus derechos. Una parte de los que pertenecen al sistema de capitalización individual se suman a estas peticiones, mientras la otra, permeada por la filosofía individualista realiza sus propios plan-teamientos.

El hecho es que las pensiones son extremadamente bajas para la mayor parte de los pensionistas. Actual­mente, la pensión promedio de los jubilados en el sistema de reparto e s de 2.600 bolivianos, sin embargo, más del 80% recibe una renta inferior a este monto. El nuevo sistema tampoco asegura un nivel de pensiones suficiente para asegurar el bienestar de las personas. Con rentas que dependen de ahorros acumulados en cuentas individuales y expectativas de vida que superan ampliamente las que se verifican en la realidad, ni siquiera la compensación de cotizaciones o la Pensión Solidaria creada como respuesta al descontento de los trabajadores posibilita que el SIP supere esta falla estructural. Además de la eliminación del aporte pa­tronal y estatal, la baja rentabilidad de los fondos de pensiones y su tendencia decreciente agravan esta realidad.

De los 54.000 jubilados en el sistema de capitalización individual reportados oficialmente a marzo de 2013, el 60% financió su pensión solamente con el ahorro acumulado en su cuenta individual y la fracción de CC, con un promedio de 2.962 bolivianos. Dentro de este grupo seis de cada 10 trabajadores reciben una pensión inferior al promedio. Más aún, el 30% tiene una pensión igual o menor al salario mínimo, con 690 bolivianos en promedio.

El otro 40% se jubiló con la Pensión Solidaria de Vejez, contando con la fracción de CC y un ahorro suficiente para acogerse a la escala establecida para acceder a este régimen. Con una fracción solidaria

variable en función de los requisitos exigidos, reciben una renta promedio de 1.34 4 bolivianos, menos de la mitad en comparación con el resto de los jubilados del SIP. Pero este promedio también encubre una reali-dad dramática: más de seis de cada 10 trabajadores de este grupo tiene una pensión inferior al promedio.

Considerando ambos grupos de manera conjunta, el porcentaje de jubilados con una pensión igual o menor al salario mínimo nacional en el sistema actual llega al 40% en 2013, sin diferencias por sexo. Ese año, el salario mínimo sólo permitía cubrir la mitad del costo de una canasta normativa de alimentos, lo que muestra que gran parte de los jubilados está expuesto a un retroceso en sus condiciones de vida en la vejez.

Un negocio lucrativo para el capital

Actualmente el 71,1% del monto de las pensiones en el SIP proviene de la fracción de compensación de cotizaciones financiada por impuestos de los propios trabajadores en tanto contribuyentes al fisco; el 10% de la fracción solidaria y sólo el 14% de la fracción pagada con el saldo acumulado en las cuenta s indivi-duales, luego de 16 años de aportes en las AFP. A medida que transcurra el tiempo el número de traba­jadores que cuentan con una compensación de cotiza­ciones tenderá a disminuir con dos consecuencias visibles: i) las rentas financiadas exclusivamente con el ahorro individual acumulado en las AFP pasarán de bajas a miserables acentuando la pobreza en la vejez y ii) un mayor porcentaje de trabajadores necesitará contar con la fracción solidaria para jubilarse, agravando las condiciones par a la insostenibilidad del sistema (Cuadro 1).

En cambio, el sistema financiero, las AFP, las grandes empresas y el Estado siguen beneficiándose utilizando los ahorros de los trabajadores. Sólo como referencia mencionemos que, según el Ministerio de Economía, las dos AFP obtuvieron un ingreso de 6,7 millones de

dólares como utilidad neta en 2012, con un ingreso de 30 millones por concepto de comisiones y un gasto administrativo extraordinariament e elevado de 21 millones, lo que es una paradoja considerando la redu­cida rentabilidad que obtienen con los fondos de los aportantes.

En efecto, los ahorros de los trabajadores en el Fondo Previsional son enormes (25% del PIB de 2013) y actualmente son invertidos en un elevado porcentaje en el sector privado , principalmente en el sector finan­ciero, pues pocos recursos se dirigen a los sectores productivos (dentro de estos a Hidrocarburos, minería y electricidad), favoreciendo como se buscaba a la ganancia capitalista. Un tercio de los fondos todavía están manos del Estado a largo plazo y con bajas tasas de interés (Cuadro 2).

Con esta composición de inversiones, la rentabilidad nominal del fondo fue decreciendo del 10% anual, en

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71,1%

4,8%

10,1%

100%

0%

14%

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los primeros años, al 4% en promedio amarzo de 2013. Considerando que la tasade inflación desde 2012 es superior al ren­dimiento generado con las inversiones, en términos reales (poder adquisitivo) la renta-bilidad del fondo tiende a ser negativa, loque repercute en la insuficiencia de laspensiones que recibe la mayor parte de lostrabajadores.

Estos pocos indicadores reflejan clara­mente que la finalidad de un sistema depensiones basado en la capitalización indi­vidual como el boliviano, no es garantizarlos derechos y el bienestar de las personas,sus objetivos están dirigidos a responder alos requerimientos del mercado financieroy de capitales en contraposición a lasnecesidades de los trabajadores y los jubi­lados. Esto significa que estamos frente auna alteración del núcleo básico de la segu-ridad social, mientras el gobierno que haconstitucionalizado un conjunto de dere­chos sociales se desliga de la obligación deasegurar rentas dignas y somete el ahorrolaboral a los vaivenes de los mercados devalores.

NOTA1. Esta cifra no incluye a los derechohabientes

o rentistas que a esa fecha sumaban 39.000personas. Tomados en conjunto, el porcen­taje de población cubierta por el sistema seeleva al 18%.

Las opinión del autor o los autores noimplica necesariamente la posición y elenfoque institucional de los organismosinternacionales que apoyan estapublicación.

Con el apoyo de

Escribe: Silvia Escóbar de PabónCoordinación: Juan Luis EspadaFotografías: Proyecto deindustrialización del LitioEdición, diseño y armado:Unidad de Comunicación y Gestiónde Información del CEDLA

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Cuadro 2 Inversiones del fondo de ahorro previsionalpor sectores 2007 - 2013

2007 Bs. 2.810,40 2013 Bs. 7.716,80

74,9%

35,7%

0,1%

34,8%

65,1%

SECTOR PRIVADO

SECTOR ESTATAL

Servicios y otrosProductivoFinanciero

Fuente: Boletín informativo estadístico a marzo 2013, APS

15,4%

11,4%

37,5%25,1% 64,3%