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Cartografías del No lugar

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Page 1: Cartografías del No lugar

Cartografías del No-LugarLaura Plana Gracia

 

 

 

 

 

 

 

 

El artículo analiza la posibilidad de contemplar la cartografía como

una estrategia de representación, como un soporte para la obra

de arte presentando una solución ante los problemas de

significación e interpretación. Otro ánimo del artículo es establecer

la definición de no – lugar como característica de la sociedad

contemporánea y de las relaciones que en ella se producen,

analizadas a partir de la cartografía.

Analizar el espacio contemporáneo como un no-lugar permite

construir un discurso que  comprende la emergencia de nuevas

estructuras, usos y funciones que definen la sociedad

contemporánea. El no – lugar debe ser entendido como una

característica que nace de la práctica de procesos

contemporáneos en el espacio social. La idea de cartografía es

una estrategia de análisis del lugar, y de las relaciones sociales,

subjetivas y culturales que en él se dan, a partir de nuevas

estructuras. En sí, no es un sistema, no es un método

interpretativo, sino una nueva comprensión del estado

contemporáneo de lo social.  

Arte, representación y cartografía

En el mapa aparecen dos códigos de lectura, el visual y el

simbólico. La imagen abandonada al lenguaje se ve falta de

contenido, a veces, mientras que las obras lingüísticas pierden la

intuición de la imagen. En el mapa al encontrarse ambos códigos

puede decirse de él que es paradigma de la obra. Tal grado de

completitud implica a veces un proceso de inversión, de

asimilación, y se da que un código visual deviene signo. Así, el

mapa funciona como una imagen no mimética, una imagen

índice[1]. Presentar la estrategia cartográfica como método de

análisis y representación es un objetivo que alcanza la asimilación

de la obra de arte como algo cartográfico.

En el mapa aparecen dos niveles, el nivel visual de la imagen y el

nivel sígnico de lo legible, entendidos como códigos a descifrar.

La lectura de mapa se efectúa a nivel múltiple y aparecen dos

códigos, no uno. En el nivel de lectura aparecen signos o iconos.

La inscripción de un lenguaje o elementos cognitivos confieren un

contenido, otorgan un significado y aportan información sobre el

objeto que se representa. Mientras que lo visual está dotado de

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imágenes o formas, que se entienden como elementos

perceptivos y dan forma al objeto que se quiere representar.

Lenguaje e imagen aparecen en el mapa, y actúan

recíprocamente, y son estructuras básicas de la comunicación

entre hombres. En algunos ejemplos uno llegará a reemplazar al

otro, como por ejemplo en el arte conceptual se da una

preeminencia del lenguaje como constructor de sentidos. Mientras

que en muchas pinturas abstractas, la imagen deviene signo.

El mapa es un productor de sentido, un sistema significante donde

la experiencia subjetiva de lo real se traduce a un código

simbólico, a un lenguaje. Lo real a representar en un mapa es el

territorio, es decir que lo real representa el mundo. La experiencia

subjetiva, la realidad del cartógrafo, el contenido de su mente es

el imaginario. Mientras que lo simbólico es el mapa, el lenguaje

cartográfico o artefacto[2]. El mapa es leído a través del lenguaje

cartográfico y como lectura necesita la participación del receptor,

así el lenguaje cartográfico es también resultado de la actividad

mental del usuario. En este proceso de lectura del mapa, los

contenidos de la mente del cartógrafo y la realidad del usuario se

unen. Sin embargo, hay una ambigüedad entre lectura y emisión,

una falla entre emisor y usuario, entre descripción y

descodificación del perceptor. Esta falla es un agujero, que abre el

debate en torno al lenguaje y sus contenidos, acerca de cómo

representar el mundo, cómo mostrar la ambigüedad del diagrama

y cómo representar la falla entre el cartógrafo y el usuario.

Dentro de la Cartografía se pueden comprender diversas

estrategias. Si el mapa es el soporte básico, su evolución a

mapas de relaciones permite ampliar la noción de cartografía al

diagrama. Muchas de las obras del pintor Paul Klee pueden leerse

bajo esta circunstancia. El código visual, la imagen, no puede ser

considerada como simple representación, porque lo que muestra

es una focalización de aquellos factores que no son visibles al ojo

humano. Lo visual comprende una relación de fuerzas no vistas

entre los objetos. Estas relaciones de fuerzas fueron

representadas en Paul Klee a partir de diagramas. Paul Klee

aporta una decodificación de la imagen en lenguaje, en elementos

formales que a partir de relaciones dinámicas construyen el

objeto, constituyen la obra, crean la imagen. Paul Klee muestra

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estas relaciones dinámicas entre elementos formales como en un

plan topográfico, es decir en un espacio dinámico que no excluye

el tiempo. Estas obras donde los elementos formales se

relacionan en un espacio pueden entenderse como diagramas. Un

Diagrama es una representación gráfica que muestra la

correspondencia de las partes de alguna cosa, un gráfico que

indica la relación existente entre dos cosas. Es el resultado de la

obtención de una estructura harmónica que se organiza mediante

criterios geométricos. Los elementos formales (punto, línea,

espacio) de Paul Klee son elementos geométricos que en una

relación dinámica, que no excluye la detención, crean un cosmos

formal en equilibrio movimiento / contra – movimiento. Algunas de

las obras de Paul Klee son diagramas de relaciones dinámicas

entre elementos formales. Crean un mapa de fuerzas. Una

cartografía. Un circuito de relaciones[3]. El espacio en Paul Klee

deviene tiempo, porque hay un movimiento de construcción entre

los elementos formales. Klee mediante su abstracción incluye el

tiempo en la obra. Sus diagramas de relaciones dinámicas en el

espacio constituyen una imagen en tiempo real donde el espacio

deviene tiempo. Sus cuadros diagramáticos completan la

existencia del todo del objeto con espacio y tiempo, a la vez que

construyen un topos – un lugar – para la obra a partir de una

estructura diagramática o cartográfica.

Hacer Cartografía

Mapa cognitivo, Rizoma y Estratigrafía

Una de las características de la contemporaneidad es la evolución

del sistema capitalista a una fase globalizada donde lo múltiple y

complejo, las relaciones transnacionales y el vaciamiento de

significado construyen la realidad. Saber cómo representar estas

formas de capitalismo avanzado, es decir, hacer historia,

analizarlas y comprenderlas, usando las estrategias acordes a la

actualidad, implica la consideración de sistemas que han quedado

obsoletos, hoy, atrasados, y que no son hábiles. Frederic

Jameson, ante las condiciones de esta fase de evolución del

capitalismo, ante la superación de las formas de la modernidad y

ante la aparición de nuevas formas artísticas aparecidas a partir

de los años 50, estudia qué instrumentos son necesarios para el

entendimiento de la actual sociedad. Consecuencia de la

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abundancia de información, la saturación de las imágenes en el

mundo de las tecnologías de comunicación, el teórico

norteamericano defiende que la representación del mundo actual

no debe ser mimética, debido a la pérdida de sentido. La

reproducción de imágenes del mundo que lo representan, ante tal

abundancia, las vacía de significado. La saturación produce un

efecto de vaciamiento que impide la posible situación del sujeto.

Para que el sujeto encuentre un significado en tal representación,

la imagen no debe ser mimética, sino que el análisis de la

representación debe renovarse en un nivel múltiple. La estética

del mapa cognitivo implica la consideración del sujeto imaginario

en relación a las condiciones reales de existencia. No es una

imagen del mundo, sino la relación del sujeto con las condiciones

que le rodean. La cartografía se presenta para Jameson como

una instancia mediadora, un retorno a la historia y al arte. La

estética del mapa cognitivo es una política pedagógica cultural

que construye el sujeto individual dándole un sentido de lugar en

el sistema global.[4]

Repensar el espacio social en términos cartográficos significa que

es necesario trazar un mapa del individuo en relación a lo local,

nacional e internacional. La posición del sujeto individual, la

experiencia, el punto de vista monádico, se opone al conocimiento

abstracto, que, como Lacan defiende, nunca se encuentra en un

sujeto concreto sino en el sujeto supuesto a saber, es el lugar

subjetivo del conocimiento. Brian Holmes argumenta cómo el

desarrollo de mapas imaginarios rompen y disienten el mapa

dominante, aquel que expresa lo político y económico del sistema.

También defiende que cada cartografía ayuda a crear el mundo y

ve en estos mapas la solidaridad necesaria para el afrontamiento

a la homogeneidad neoliberal que crea fronteras geográficas,

jerárquicas, raciales y de clase[5]. El mapa cognitivo representa

situaciones particulares habiendo asumido la irrepresentable

totalidad, la imposibilidad de representar la estructura social al

completo. Así, lo que se muestra es un sujeto que establece

relaciones, itinerarios, diagramas.

Los problemas de representación de la imagen del mundo

establecen aquí un paralelismo con las estrategias de poder que

tiene el militar para controlar el territorio. Toda representación se

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resuelve procesando la experiencia subjetiva del emisor a un

lenguaje codificado, a unos significantes, a un mapa, a una obra

que pueden ser descodificados por todas las variantes

interpretativas y que pueden producir diferentes modelos de obra,

de pensamiento, de representación: modelos lineales,

bidireccionales o circulares. Los modelos lineales son los que

tradicionalmente imponen un sentido único (la religión, el

patriarcado, la centralidad occidental)… que tienden a excluir al

otro como agente fundador, mientras que en los modelos

circulares, el emisor y el receptor comparten una imagen mental

de la realidad del mundo aportando una nueva imagen, nuevos

resultados que rediseñan lo real. Los modelos lineales

comprenden la estructura arbórea, la lógica binaria de la realidad

espiritual donde el uno deviene dos. Jamás han entendido la

multiplicidad y para construirse necesitan presuponer una fuerte

unidad principal, pivote. La lógica binaria construye relaciones

biunívocas y excluye la multiplicidad. Mientras que la estrategia

cartográfica permite una construcción del sentido de lo real

basado no en esquemas o estructuras rígidas (como la mitología

o la teología, sistemas espirituales), sino basado en el rizoma.

Un rizoma es un punto nuclear sobre el que se pliegan otros

muchos más puntos, es abierto e inconcluso y extrae la unidad de

la multiplicidad. El rizoma utiliza la estrategia cartográfica o el

mapa, y rehúsa el calco que es una estrategia de construcción

que se basa todavía en la mimesis. El calco se sobrepone sobre

el sujeto y no permite una construcción de este. El mapa es

abierto, conectable, susceptible de constantes modificaciones. Se

basa en la conexión y la multiplicidad. El rizoma no construye una

visión del mundo, ni tan sólo lo representa, sino que se presenta

como una evolución aparalela a él.[6] El Rizoma nace de la

botánica, del pos-estructuralismo, de comunicaciones

subterráneas. Es como un brote subterráneo, como una raíz, son

formas que van desde la propagación y la ramificación, hasta la

concentración. Los Rizomas están caracterizados por principios

de conexión, heterogeneidad, pluralidad, ruptura no significante y

cartografía. Todo punto en el rizoma se une con los demás; es

una realidad heterogénea, que forma nódulos, y se desarrolla a

partir de flujos y ramificaciones subterráneas, valles, líneas

ferroviarias, se expande, es variado. Tiene líneas de fuga,

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trayectorias, vectores, no puntos ni posiciones. Su forma es la

cuadrícula. El Rizoma está compuesto por mesetas, una meseta

siempre es centro, no inicio, no fin, una zona de intensa conexión,

donde la oscilación, asemeja la cartografía al todo fluye de

Heráclito y a las mutaciones del I – Ching, a las trayectorias

turbulentas, no esquemáticas de Arquímedes y Demócrito. Es

también la fluicidad de Epicuro, el enfrentamiento de la linealidad

temporal, frente al occidental polarizado tiempo cíclico. Es la

lógica del Tiempo perpetuo, cambiante, ambiguo, simultáneo. Es

la lógica de nuestra época contemporánea.  

Estética del no – lugar 

La cartografía permite una nueva manera de comprender el lugar.

El hecho interpretativo que en la modernidad se entendía como

una relación entre lugares en un tiempo determinado en la

posmodernidad deja de ser una lectura lineal, y pasa a un nivel de

interpretación de capas superpuestas, que busca detrás de cada

imagen hallar otras imágenes. Esta manera de descodificar lo real

se ha acordado en denominar estratigrafía[7].  El estrato es

constitutivo del mapa y se define a partir de estratos o fragmentos

inestables. Este mapa vertiginoso representa los sedimentos de la

mente que se dan paso entre la nada. Un no – lugar, como punto

entre dos lugares. Y este desencadenamiento, sutilmente,

transforma el espacio en tiempo (como sucedía en los diagramas

abstractos de Paul Klee), en una constelación del tiempo que no

es cronológica. En Una teoría provisional del Non Site, Smithson

dice que dibujando un diagrama se  dibuja “una imagen lógica en

dos dimensiones”. Una “imagen lógica” que difiere de la imagen

natural o realista y que raramente se parece a la cosa que

representa. Es una analogía de dos dimensiones, o una metáfora.

El non – site es una imagen lógica en tres dimensiones y es

abstracta. Es por esta metáfora dimensional que un lugar puede

representar otro lugar al que no se parece.

El non – site se relaciona con el desdoblamiento del paisaje

interiorizado en Baudelaire y Chateaubriand, en la mirada (u obra)

que hace del sujeto el no – lugar. Entre el site y el non – site

existe un espacio metafórico significante. Puede ser que este viaje

por el espacio sea la gran metáfora. Todo entre dos lugares

puede ser material físico metafórico desproveído de significado

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real y semejanza natural. Uno se mueve en un viaje ficticio si

decide ir del site al non – site. El viaje se inventa, está

desproveído de lo artificial. Cuando se llega al “airfield”, uno

descubre que el hombre es una construcción en el hexágono.

Smithson mapea este lugar en términos de fronteras estéticas

mas que políticas o económicas. [8]

El no-lugar que Marc Auge define se corresponde a los lugares

abandonados, asépticos, deshumanizados, como aeropuertos y

supermercados. Lugares que, como Smithson cita, son réplicas

del original, aunque esta vez no traspasadas por la mente del

artista, sino caracterizadas por la masificación contemporánea.

Las estructuras despersonalizadas de estos lugares, masivos,

hostiles, en resumen asépticos, hacen que el individuo pierda la

fijación en el territorio por una condición de transitoriedad y flujo.

En el tiempo de la superabundancia de acontecimientos la

concepción del espacio sufre cambios a gran escala. La

multiplicación de referencias imaginarias, la aceleración de los

medios de transporte conducen a modificaciones físicas:

concentraciones urbanas, traslados de poblaciones y

multiplicación de “no – lugares”.

Los no – lugares son tanto las instalaciones necesarias para la

circulación acelerada de personas y bienes (vías rápidas,

empalmes de rutas, aeropuertos) como los medios de transporte

mismos o los grandes centros comerciales, o también los campos

de tránsito prolongados por todo el planeta donde se estacionan

los refugiados del planeta.

Los no - lugares se definen por oposición al término lugar,

asociado por Mauss a la identidad, a lo relacional e histórico. En

este sentido, la definición clásica de lugar es aquella donde un

grupo se constituye en una identidad cultural y a su vez ocupa un

territorio que acostumbra a estar delimitado por fronteras. Si un

lugar puede definirse como lugar de identidad, un espacio que no

pueda definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni

como histórico, definirá un no – lugar. Nuestra sociedad actual es

productora de no – lugares, es decir, de espacios que no son

lugares antropológicos. [9] Los lugares y los no – lugares se

entrelazan, se interpretan. Se oponen o se atraen. Las realidades

del tránsito se oponen a la residencia; las intersecciones donde no

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se cruza, a los cruces de ruta; el pasajero que define su destino al

viajero que vaga. Este complejo grupo se crea en identidades

estables o cambiantes. Entre lo permanente y el flujo. Entre la

estática vida de las obras de Hopper o los aeropuertos donde

empieza el viaje.

Los espacios de tránsito, de flujo, de no permanencia y sus

estructuras complejas se oponen a la linealidad, a la simplicidad

de la cuadrícula. Estos no – lugares han visto su definición

ampliada por las nuevas vías de comunicación en red y por las

nuevas tecnologías. Los nuevos sistemas de comunicación

muestran el tiempo como duración. La duración implica un estado

de suspensión de la aceleración, una constante energía. Esta

suspensión es según Paul Virilio, el estado que llevó a Howard

Hugues a encerrarse en su habitación. Porque ser no es habitar,

como citaba Heidegger. Hugues busca el no – lugar, la no –

identidad que representa la ausencia de significado, la ausencia

de tiempo. Como en el mito platónico de la caverna, la cámara

oscura (donde él se encierra, el instrumento pictórico) es lejana a

lo real, a la luz que es invisible. Porque sabe, como Baudelaire,

que lo real es invisible, desaparición y ausencia. La distinción

entre lo visto y lo no visto, entre lo que puedes recordar y el

olvido, entre el site y el non – site de Smithson, es un tiempo

degradante que ha sucedido. Howard Hugues como un mago

tecnológico, un eremita en el desierto, se libera del tiempo en la

detención. Lo que puede mostrar el instante es la disolución entre

real y apariencia. Esta característica que funda el tránsito, el

suceder, la no permanencia definen el no – lugar. Entenderlo

como espacio de no – materia e inmanente lo relaciona con la

nada. El sentido estético de estos no – lugares fundados en la

inmanencia encuentran como la nada se erige en sistema. Los

nuevos medios pueden ofrecer un retrato de las relaciones que se

producen en estos lugares de no materia. Los no – lugares como

la red establecen una nueva estética fundada en la nada, que

pueden construir una nueva percepción del espacio existencial del

sujeto.  

CARTOGRAFÍAS GLOBALES

Los nuevos medios de comunicación permiten acciones

transnacionales que configuran un espacio de relaciones no -

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físico, no - territorial. Estos flujos de información, de relaciones

sociales permiten cartografiar la des-territorialización y lo

transnacional como un no – lugar. Analizar el espacio

contemporáneo a partir de estas relaciones a nivel mundial

permite esclarecer las características de la sociedad actual.

En sus lazos dominantes, el poder organiza su dinámica de orden

social a partir de la extensión de su núcleo a zonas externas. Este

mapa internacional del poder económico se produce gracias a

unas relaciones basadas en nuevos sistemas de comunicación.

Las estructuras actuales del poder localizadas en un centro,

múltiple, se despliegan a un nivel trans – nacional. La des-

territorialización de las relaciones del poder es un efecto que

caracteriza la sociedad actual. En todas las relaciones que se dan

por substitución (de un lugar por otro, de una imagen por un

contenido) hay una pérdida de identidad, una mezcla de culturas,

que potencia la caracterización del no – lugar. El uso de las

nuevas tecnologías de comunicación produce nuevas relaciones

en el espacio, entre ellas la des – territorialización y el mayor

efecto que produce esta pérdida de territorialidad es el

crecimiento de no – lugares. Si las nuevas tecnologías aportan un

diferente uso del espacio, son a su vez el núcleo inicial para el

fenómeno de la Globalización. Economía, política, cultura y

educación ven sus estructuras influenciadas por una nueva

metodología que proviene de la evolución del hecho comunicativo.

Hablar de las relaciones en el espacio contemporáneo es hablar

de capitalismo, de globalización. En su mayoría, estas relaciones

están condicionadas por la evolución del capitalismo a una fase

extensiva al orden territorial mundial. Las relaciones trans-

nacionales permiten el desplazamiento de las fuentes de

producción, expandiendo la capitalización a países sub –

desarrollados. La evolución de los medios de comunicación

tecnológicos como Internet y sistemas de transmisión de

información vía telefónica y satélite han construido una sociedad

que permite el control del territorio sin una necesaria implicación

territorial. Deleuze[10] atribuye al avance tecnológico una

evolución de la sociedad hacia el control. Describe cómo de

antiguas sociedades disciplinarias se ha evolucionando a

sociedades de control. Los sistemas de comunicación basados en

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la desmaterialización de la información permiten a la organización

del poder un asentamiento nuclear, mientras éste se desplaza al

eje trans-nacional por medio de sistemas de control. A pesar de la

extensión del poder gracias a un sistema económico trans-

nacional, la capitalización del poder implica todavía la conquista

del territorio. Bajo criterios de liberalismo y amenaza, la

centralidad del poder sigue produciendo dinámicas de

desplazamiento de la población ocupada y esta migración

humana produce una trans – culturalidad. Los flujos migratorios y

los movimientos masivos  tienen un fuerte impacto en la seguridad

internacional. La mundialización militar, la conquista, la

colonización y los  flujos de ejércitos producen flujos de refugiados

que huyen, migraciones por razones económicas, laborales,

lugares de refugiados y flujos de asilo. El impacto en los estados

nación y en el orden internacional de estos movimientos amplios

en la geografía afecta gran número de personas, produciendo un

mayor impacto en la sociedad de recepción y origen, aparte de la

desigualdad entre emigrantes y anfitriones. Esto consiente una

dinámica compleja que sigue articulando la sociedad a un nivel de

dualidad. La dialéctica tecnológica facilita la comprensión de un

barrido de fronteras a nivel de producción y comunicación,

aunque, asimismo, no se descarta la pujanza de los

nacionalismos como potenciación del factor local.

La red como ejemplo de relaciones sociales establece una

comunidad post-territorial, de materialidad efímera que es

determinada por la participación, aunque no exime lo local y

nacional, y tampoco lo individual. La geografía de Internet

describe cómo la mayoría de usuarios concentrados están en el

mundo desarrollado. Internet crea división, y los que no tienen

acceso están en desventaja, pierden competitividad económica

internacional, son incapaces de sumarse al desarrollo. La utópica

“aldea global” que Marshall Mcluhan[11] introduce en sus teorías

contemporáneas, representa una nueva estructura de la sociedad

incomprendida hasta ahora. La colectividad de humanos

conectados por medio de redes telemáticas ofrece una nueva

potencia de estructuración social y permite la conectividad en red,

transformando todos los sistemas de representación de la

realidad. Lo denominado conectividad en red es una

consecuencia de la aldea global que ha transformado ya toda

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producción y distribución de productos e información.

La cultura global no se entiende estáticamente, como un proceso

contingente y dialéctico, sino que la globalización – el todo, lo

grande, lo que sobrevive – se hace tangible en lo pequeño      –

concreto, lo glocal –. La centralidad expandida debe suponer una

reformulación de los otros subdesarrollados. Encontramos en el

sistema actual una falla donde la emergencia acrecienta sus

fuentes de oposición, mientras el centro sigue desplegándose

aunque de manera “des-localizada” potenciando sistemas de

control a nivel mundial.

La tecnología es capaz de reorganizar la topología social a partir

de su propia lógica de modelización, cálculo, simulación,

interacción. Las estructuras de relación de red producen modelos

no lineales y diagramas complejos. Estructuras que se coordinan

a partir de relaciones múltiples reemplazan el sistema lineal de

ordenación del pensamiento y la linealidad de la comunicación.

Estudiarlos como orden de las relaciones sociales permite

comprender un nuevo tejido de lo social que abandona la visión

moderna y aporta una revolución en la forma que permite

construir un nuevo discurso. Analizar la jerarquía del poder, la

construcción del orden social bajo nuevas coordenadas de

percepción, permitirá re-organizar el espacio social

contemporáneo a partir de otras estructuras.  

EL NO – LUGAR DEL SUJETO

El sujeto como espacio es considerado en la actualidad un lugar

donde la obra toma sentido, donde la obra acaba su proceso de

construcción. El sujeto es ambiguo en la medida que crea el

paisaje con su mirada, que atribuye significado a aquello que es

observado, y a su vez, él mismo es creado por aquello que le

rodea. Las cartografías subjetivas presentan el espacio del sujeto

como un espacio a topografiar construido a través de las

relaciones con los demás. El análisis de las percepciones

individuales demuestra cómo la percepción subjetiva puede llegar

a dominar la representación. Los movimientos en el espacio, el

territorio que ocupa el sujeto o el viaje, construyen nuevas

estructuras que permiten cartografiar al sujeto. En el viajero o

sujeto en tránsito, el espacio toma connotaciones diferentes,

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porque la subjetividad es un contra – discurso que permite

cartografiar las líneas que se silencian. Su funcionamiento en lo

transtextual lo posiciona como discurso en tránsito, es liminar y

desarticula el orden, es por esto que se lo define como no-lugar.

En Baudelaire, la experiencia del no-lugar puede entenderse

como una vuelta sobre sí, como una distancia entre espectáculo y

espectador. Yo soy lo que veo. La pérdida del sujeto en la

muchedumbre tenía un efecto inverso: dar el poder absoluto a la

conciencia individual. El desdoblamiento de la mirada en

Baudelaire, en el espectador que mira las calles de la ciudad

moderna, y que la construye a partir de su sujeto, invadido por la

masa. La conciencia individual, la soledad, la posición, la postura,

la actitud y el estilo son un movimiento que vacía el contenido y el

sentido. La experiencia del lugar en la modernidad que se

considera a partir de la soledad, de la toma de posición, de la

experiencia del paisaje, de un placer melancólico. La evocación

de espacios en la modernidad es a partir de la no identidad, de la

ausencia de relación, de la no historia, de la soledad como

experiencia y vaciamiento y con el desdoblamiento de paisaje y

mirada, con la transmutación de paisaje en mirada.

Chateaubriand viaja a las civilizaciones antiguas, muertas, a los

monumentos hundidos, a Grecia. En Itinerario de Paris a

Jerusalén, no pretende la ciencia, sino que su finalidad responde

a la necesidad de hablar del autor mismo, sin necesidad de decir

nada a nadie. De su experiencia se desprende que la

contemplación se acaba en el momento en que se vuelve sobre el

sujeto y se toma como objeto, analizando el tiempo y como otros

muchos habrán respondido al mismo monumento. La conciencia

objetiva de la percepción del espacio a partir del sujeto vaciado se

da en el momento del alejamiento, el punto de vista ideal es la

distancia, en el movimiento del alejamiento. Se trata del pasajero

que trata de recordarla, y la ruina devendrá sombra, rumor, ruido.

Esto es una abolición del lugar, la culminación del viaje en la

memoria del pasajero. El itinerario compone un lugar de sentido

único, un espacio compuesto por la travesía, la discontinuidad.

Ante la desaparición de las civilizaciones y el recorrido por el

espacio en tránsito, Chateaubriand define el lugar como un no-

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lugar.

La cartografía subjetiva implementa la noción de subjetividad a

partir de la cual territorios comunes adquieren significados

diferentes. El vaciamiento de la experiencia a la que Baudelaire y

Chateaubriand se refieren se desarrolla en la idea lacaniana de la

construcción del objeto. Éste es una caída, un agujero, una

construcción del objeto de conocimiento a partir del vaciamiento

de la experiencia subjetiva. De esta manera se adquiere la

conciencia de  que es en el núcleo del sujeto desarrollado y

vaciado donde se encuentra lo objetivo. Asimismo, desarrollando

la teoría lacaniana de la construcción del objeto a partir del

vaciamiento del sujeto, las teorías surrealistas avanzan al sujeto

hasta situarlo en un punto inocuo, transformándolo en objeto. Su

funcionamiento maquínico lo convierte en objeto y su realización

es a partir del deseo. Es por eso que surrealistas defienden toda

la poética inmaterial de la realidad. A partir del sueño posicionarán

su conciencia ampliada tomando como ejemplos los experimentos

sensoriales del Don Juan de Castaneda. A su vez, como defensa

de lo real invisible se acogen a las teorías freudianas del

inconsciente como pulsión innata que construye la percepción de

la realidad.  

Donde antes había interpretación y lenguaje, hoy es la

interacción. Tanto el sujeto vaciado que construye la obra como el

receptor no se consideran en su lógica interna interpretadores de

un hecho que pueda ser. La experiencia del arte traslada el límite

de la obra a los propios sentidos del espectador. En una versión

tecnológica se sigue sublimando al interior. Se subliman los

sentidos propios y se huye la lógica racional sistemática. La

extensión tecnológica de la conciencia implica la especialización

de lo orgánico y la comprensión de las tecnologías electrónicas

como extensiones de nuestro sistema nervioso central.

Introducimos nuestros cuerpos físicos en nuestros sistemas

nerviosos expandidos. La tecnología de la comunicación permite

acciones sinergéticas, comunicaciones en un momento

instantáneo y efímero, transitorio, tanto en la sociedad como en el

cerebro. Los sentidos devienen los mecanismos del pensamiento.

La realidad objetiva de la naturaleza se contrapone a la

experiencia subjetiva de la conciencia, y la lectura, de signos

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objetivos o códigos, traducida por la interpretación, se supera por

la inclusión de procesos sensoriales, como la imaginación y la

memoria. Relacionar los sentidos de forma completa, aproximarse

al estado de conciencia, enlazar texto, significado, sentido común

y lector  permite esclarecer allí donde se confunden las líneas

entre objetividad y subjetividad. Los medios digitales permiten

integrar lo sensorial en las tecnologías. Si entramos en ellos,

como en la película Tron, film introductor del viaje al interior del

programa, los sistemas digitales extienden nuestras sensaciones

fuera de la mente, fuera del cuerpo, crean una realidad artificial,

objetiva, y permiten experimentar la subjetividad como si fuera

objetividad. Fundar la experiencia sólo en lo que se ve, una

ontología del ser que nace del yo, de la conciencia individual, de

la sensación, del acontecimiento dentro de nuestra conciencia, a

la realidad del inconsciente, del sueño. 

CARTOGRAFIAR LA RED

La red como no-lugar es tratada aquí por su definición de ubicuo,

inmaterial, donde la información fluye. Cuando se habla de

cartografiar la red, sorprende el hecho contradictorio de cómo

mapear un lugar que no es territorio. Como estrategias para

cartografiar la red, los artistas, diseñadores, programadores 

inventan softwares que traducen las relaciones que se producen

en la red. La reflexión en torno  a los espacios virtuales como no –

lugares viene determinada por el análisis de la red como un lugar

de flujo, no estable, donde se producen transformaciones. La red,

por sus características de efímera, de transitoriedad y ausencia de

sustancia, por ubicua e inmaterial, permite ser leída desde la

característica de no – lugar que define algo de la sociedad

contemporánea.

Trabajar con el flujo de datos con los que se comunican dos o

más ordenadores mostrando la presencia del esquema como una

representación del flujo de información aporta un nuevo minimal

que nos acerca a la categoría del post-humano. Los intentos de

cartografiar las estructuras de datos electrónicos, nodos y vías de

redes informáticas producen una estructuración, una clasificación

abierta y muestran la complicación de sus estructuras[12] , que

permiten un estudio de sus influencias en el medio social y

Page 15: Cartografías del No lugar

artístico.

Antes de que estallara la revolución digital en 1994, ya se

afirmaba que cuando una sociedad se inventa o adopta una

tecnología que da nuevos sentidos, el hombre transforma su

percepción[13]. El término Cibercepcion define la ampliación de la

percepción gracias a la aparición de la realidad virtual[14]. Como

todo nuevo conocimiento, que aporta un nuevo sentido, el

desarrollo técnico da lugar a una forma artística y el

desocultamiento de sus estructuras de representación desvelará

los mecanismos de producción de sentido de la época en la que

se desarrolla[15]. En la novela Neuromance, William Gibson

define el ciberespacio como una alucinación consensual

experimentada diariamente por billones de legítimos operadores,

en todas las naciones, por niños a quienes se enseña altos

conceptos matemáticos... Una representación gráfica de la

información abstraída de los bancos de todos los ordenadores del

sistema humano. Una complejidad inimaginable de líneas

clasificadas en el no-espacio de la mente, conglomerados y

constelaciones de información. Como las luces de una luz que se

aleja[16]. Roy Ascott define la red como parte de nuestro aparato

sensor, y la idea como una interacción en la mente. La

cibercepción amplia nuestra  capacidad de pensar, refina nuestros

sentidos, intensifica la experiencia trans – personal, transfiere y

trasciende.

Cartografiar la red significa mostrar las relaciones que se

producen en el espacio virtual. La cartografía puede entenderse

como diagrama o abstracción y se realiza a partir de trabajos que

manipulan el código. Estas actividades permiten hacer una

descripción formal de cómo es este espacio virtual. La red

funciona a partir de bases de datos que pueden operar en dos

niveles. Un nivel es el de la transformación de datos para

conquistar nuevas formas. El otro es la creación de archivos. Una

cartografía que se presenta aquí como necesaria y de importancia

principal es aquella que opera a modo de archivo, un atlas de

conocimientos, que pretende esclarecer la información, mapear el

contenido en red. Además  de la tarea de construir un atlas a

partir de archivos y lugares de saber, hay otras maneras de

cartografiar la red, como las modificaciones de browsers, los

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streamings audio-visuales y los mapas de relación entre usuarios.

Todos estos pueden entenderse como abstracciones cartográficas

que ejemplifican el funcionamiento de la red y coinciden en

mostrar las relaciones que se producen en el espacio virtual. Se

producen así nuevas formas que definen el espacio virtual,

diagramas de relaciones o  abstracciones. La visualización de la

actividad de la red ha ido más allá y abandona por completo las

estructuras simples por la abstracción (diagrama, rizoma) que

permite una nueva percepción del espacio virtual, cómo es y

cómo se producen.

La pérdida de materialidad y la fugacidad en las relaciones en red

son las características más exploradas en estos trabajos y

conforman lo denominado estética digital. La creación de formas

estéticas más complejas de las que permitía el arte tradicional

extiende la capacidad de creación infinitamente[17]. La

desmaterialización del soporte implica una creación fantasmática

que no dispone de registro. La imagen electrónica es incorpórea,

inmaterial, volátil, toma cuerpo provisionalmente. Heidegger se

refiere a ella como una imagen que se da al mismo tiempo que se

sustrae, es Dasein puro. La imagen – tiempo que Deleuze define

como una temporal evanescencia fantasmagórica- se

corresponde también con la imagen electrónica. Ésta ocupa

provisionalmente un espacio, desubicado, que es una pantalla, un

no- lugar, una heterotopia[18], caracterizados por el

desplazamiento que es propio de los nuevos medios de

telecomunicación. La transformación, la translación, la transición,

la trashumancia, lo fluido, lo ligero y aéreo, lo inmaterial se

presentan como una escisión, algo invisible y como el sueño,

superan el límite de la materia. La imagen digital permite hacer,

de la materia,  imaginación, transmutar lo físico en imagen, como

el alquimista de la imaginación, perfeccionar el sentido de la

creación[19].  

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

_ Roy Ascott, Ars Telematica, Editorial L’Angelot. _ Marc Augé, Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Gedisa Editorial, septiembre 2006, Barcelona_ José Luís Brea, Casm Vol. II. _ José Luís Brea, La era Postmedia (2002)_ Douglas Crimp, Pictures. En El arte ultimo del siglo Xx. Del Posminimalismo a lo multicultural, Ana Mª Guasch, Alianza Forma, Cáp. La posmodernidad en Estados Unidos. 1980-1985.El apropiacionisme, Pág. 343_ Brain Aided Design, The Designers Republic. La Capella de l’Antic Hospital de la Santa Creu, Barcelona, _ Deleuze, G.; Guattari, F., “Capitalismo y esquizofrenia. Mil Mesetas”. 1980

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_ Gilles Deleuze y Félix Guattari, Rizoma, Introducción, Pre-Textos, trd. José Vázquez Pérez _ Claudia Giannetti, Ars Telematica. Editorial L’Angelot. _ William Gibson, Neuromance, ed. Pag 69. _ Brian Holmes, Imaginary Maps, Global Solidarities, http://pzwart.wdka.hro.nl/mdr/pubsfolder/bhimaginary/_ Frederic Jameson, Postmodernism or The Cultural Logic of Late Capitalism. Verso, 1991. También en  http://www.marxists.org/ y http://www.towards.be. _ Paul Klee, Credo Creador, en The inward vision: watercolors, drawings and writings by Paul Klee, Nueva York: arams, 1920, trad. Ingles, 1959, pp 5 -.10_ Donald Kuspit. Arte digital y videoarte. Transgrediendo los límites de la representación._ Marshall McLuhan, La Galaxia de Guttenberg (1977)_ Charles S. Pierce, La imagen índice, en El icono, el índice y el símbolo, 1903_ Unpublished Writings en Robert Smithson: The Collected Writings, edición de Jack Flam, publicado por University of California Press, Berkeley, California, 2a Edición 1996. http://www.robertsmithson.com/

Laura Plana Gracia (Barcelona, 1982). Ha estudiado Historia del Arte en la Universitdad de Barcelona. Escribe Vito Acconci, de la performance al espacio público i Kuspit y la crítica norte – americana. Se matricula en el Màster en Comisariado y Prácticas Culturales en Arte y  Nuevos Medios en MECAD, Escola Superior de Disseny, asociada a la Universitat Ramon Llull, a Barcelona. Actualmente prepara el proyecto de comisariado Cartografías del no – lugar para Mecad.

[1] Charles S. Pierce, La imagen índice, en El icono, el índice y el símbolo, 1903[2] Lacan[3] Paul Klee, Credo Creador, en The inward vision: watercolors, drawings and writings by Paul Klee, Nueva York: arams, 1920, trad. Ingles, 1959, pp 5 -.10[4] Frederic Jameson, Postmodernism or The Cultural Logic of Late Capitalism. Verso, 1991. También en  http://www.marxists.org/ y http://www.towards.be. [5] Brian Holmes, Imaginary Maps, Global Solidarities, http://pzwart.wdka.hro.nl/mdr/pubsfolder/bhimaginary/[6] Gilles Deleuze y Félix Guattari, Rizoma, Introducción, Pre-Textos, trd. José Vázquez Pérez y Umbelina Larraceleta. [7] Douglas Crimp, Pictures. En El arte ultimo del siglo Xx. Del Posminimalismo a lo multicultural, Ana Mª Guasch, Alianza Forma, Cáp. La posmodernidad en Estados Unidos. 1980-1985.El apropiacionisme, Pág. 343[8] Unpublished Writings en Robert Smithson: The Collected Writings, edición de Jack Flam, publicado por University of California Press, Berkeley, California, 2a Edición 1996. http://www.robertsmithson.com/[9] Marc Augé, Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Gedisa Editorial, septiembre 2006, Barcelona[10] Deleuze,G.; Guattari, F., “Capitalismo y esquizofrenia. Mil Mesetas”. 1980[11] McLuhan, Marshall. “La Galaxia de Guttenberg”, 1977. [12] Brain Aided Design, The Designers Republic. La Capella de l’Antic Hospital de la Santa Creu, Barcelona, [13] Marshall McLuhan, La Galaxia de Guttenberg (1977)[14] Roy Ascott, Ars Telematica, Editorial L’Angelot. [15] José Luís Brea, La era Postmedia (2002)[16] William Gibson, Neuromance, ed. Pag 69. [17] Arte digital y videoarte. Transgrediendo los límites de la representación. Donald Kuspit ed. [18] José Luís Brea, Casm Vol. II. [19] Claudia Giannetti, Ars Telematica. Editorial L’Angelot.