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Análisis de la televisión 297
Los textos de los medios, incluidos los programas televisivos, se prestan a diferentes usos.
Por ejemplo, ofrecen imágenes de la realidad que confirman, integran o corrigen los mapas
cognitivos de los individuos. Facilitan esquemas que explican los eventos cotidianos, casi
siempre a partir del modo en que tratan los casos públicos (presentar la política como
conflicto de intereses en vez de como un conflicto de ideales ayuda a entender qué ocurre
en una reunión de vecinos…). Facilitan repertorios de expresiones, símbolos, figuras
retóricas, etc., que se pueden volver a utilizar en diferentes ocasiones, incluso en nuestras
conversaciones cotidianas. Activa cuadro comunicativos que confirman o desmienten las
jerarquías sociales reconocidas (el progresivo turno de palabra de la gente común en las
pantallas implica una percepción diferente del derecho de intervención de un individuo en
cuestiones colectivas). Favorecen o bloquean las interacciones personales (un padre y un
hijo pueden sentirse cerca viendo un partido, mientras que la elección divergente de un
programa puede acentuar el contraste familiar). Ofrecen sugerencias para la acción (una
noticia sobre las deficiencias de la sanidad puede provocar reacciones en los usuarios de la
seguridad social)…
Desde esta perspectiva es oportuno hablar también de las funciones de un texto, además de
hablar de su significado. Su capacidad de prestar a ser un recurso social lo convierte en un
objeto capaz de saturar una necesidad, alcanzar una meta, acercarse a un objetivo. Su
presencia se puede percibir en relación con un fin.
Los significados y las funciones están muy conectados entre sí. Si una persona se sirve de
una telenovela para entender qué consume a su hija o para relajarse después del trabajo,
interpreta su contenido de un modo diferente que si la utiliza para charlar con una colega de
la oficina o si la ve sólo mientras espera a que empiece el telediario.
Análisis de la televisión 298
En cualquier caso, tanto los significados como las funciones están muy ligados a las circunstancias.
Es más, gracias a su “funcionalidad”, un texto se conecta de un modo aún más sólido al marco
donde se presenta y, a través de sus múltiples usos, puede ser englobado literalmente en la vida
cotidiana. Un vez mas, llegamos a la conclusión de que el lazo entre el texto y el contexto (que
presenta una doble dirección) aparece no sólo como un dato de hecho, sino también como un
elemento crucial.
Hemos sintetizado tres sugerencias teóricas: la necesidad de considerar al texto como un evento y,
por tanto, de observar atentamente las condiciones y los efectos de su existencia; la necesidad de
considerar el texto como una propuesta y, por tanto, de acentuar las dinámicas de negociación de los
significados y, en general, los procesos sociales de construcción del sentido, y finalmente, la
necesidad de considerar al texto como un recurso y, por tanto, de destazar sus funciones sociales y
los diferentes modos a través de los que se integra a la vida cotidiana.
Como hemos dicho, estas sugerencias nos parecen los tres grandes pilares sobre los que se apoya la
última gran área por donde nos vams a mover. Se trata de un territorio diferente de los que hemos
explorado hasta ahora, donde encontramos sobre todo reflexiones teóricas y modelos
interpretativos, además de datos sobre investigaciones y ejemplos empíricos. Se trata de un
territorio densamente poblado, dado que en esta área converge gran parte de la tradición académica
de estudios sobre los medios (de la teoría crítica de Morin a los más reciente estudios culturales)
La especificidad de esta área, unida a las numerosas aportaciones que se inscriben en ella, no nos
permite tratarla de modo exhaustivo. Respetando las intenciones de este libro (que intenta ser un
manual de métodos de análisis y de investigaciones sobre televisión) nos ha parecido oportuno
realizar uan selección. Por ello nos hemos centra en cua-
Análisis de la televisión 301
vidad estructurada, que permite a las instituciones productoras de mensajes definir temas hacia los
que dirigir su atención y también sus prioridades, facilitando a los miembros de una cultura las
categorías y los marcos de referencia en donde actuar. Pero al rechazar la idea de que se produce un
efecto directo sobre el comportamiento, el modelo toma de la aportación de “usos y gratificaciones”
la idea de una espectador activo, que elabora su propio sentido a partir de los símbolos y de los
signos que transmiten los medios.
En realidad, la tipología de la recepción que propone Hall no se ha de interpretar como un esquema
finito y exhaustivo, sino como un punto de partida para moverse por la complejidad de los procesos
de comunicación. De hecho, a partir de la aplicación del modelo, surgen algunas preguntas clave en
torno a las que se desarrolla el trabajo de Hall y sus colaboradores (Morley, Connell, Brunsdon,
Hobson, Willis)
¿Por qué elegimos sólo un número limitado de significados de entre todos los infinitamente
posibles? ¿Por qué seleccionamos determinados significados en vez de otros? ¿Cómo consigue la
televisión crear un conjunto de “significados preferentes”, es decir, un conjunto de interpretaciones
preferentes a las que los espectadores tienden a adherirse? ¿Cómo influyen en los procesos de
descodificación las macrovariables estructurales (sexo, clase social, raza…)?
La investigación de David Morley sobre Nationwide constituye una de las investigaciones más
significativas de este ámbito. Se trata de un celebre programa emitido en las cadenas inglesas, a
partir del cual se intenta verifica, de modo empírico, el modelo de codificación/descodificación de
Hall. En esa investigación se mostró un episodio de la seria Nationwide a 26 grupos diferentes de
espectadores, pidiéndoles que expresaran su opinión, primero mediante preguntas relativamente
abiertas y, después, a través de preguntas mas directas. El objetivo era demostrar que los dife-
Análisis de la televisión 303
comprende los textos de los medios. La hipótesis de la autora es que el receptor interpreta el
mensaje “procesándolo” a través de sus esquemas mentales. El sentido del texto deriva, pues, de la
acción sinérgica de las informaciones que contiene el propio texto y de toda una serie de factores
como las experiencias anteriores de recepción, el género, la deposición social respecto a las
informaciones que contiene, etc., que contribuye a sedimentar los esquemas cognitivos que el
individuo activa en el proceso de recepción. Para entender mejor la participación de todos estos
múltiples factores en el acto de consumo, puede ser útil recurrir a un ejemplo que propone la propia
autora.
Supongamos que queremos analizar el comportamiento de la recepción de dos mujeres de clase
trabajadora, que tienen un perfil sociodemográfico idéntico. Un de dichas mujeres considera el
medio como un instrumento de poder que le permite compensar la falta de aportación al
mantenimiento económico de la familia, mientras que la otra percibe el control del medio como un
responsabilidad, que se suma a las responsabilidades derivas de la organización de la casa, y un
elemento molesto en las dinámicas familiar. Cada una de esas dos mujeres se acercará al texto y
entenderá los mensajes del medio de diferente modo. Eso significa que, además de la clase social y
del género, en el acto de consumo también intervienen otras variables como, por ejemplo, la
historia, las convicciones morales, políticas e ideológicas, las disposiciones y los gustos y, en
definitiva, el perfil psicológico del individuo. Añadamos que, respecto a la teoría de usos y
gratificaciones, que pone de relieve los rasgos individuales del espectador, Livingstone intenta
restablecer la compleja dialéctica que se instaura entre los factores individuales y las coordenadas
sociodemográficas.
Pero volvamos al modelo de Hall, para reflexionar sobre sus ventajas y sus límites. El modelo tiene
fundamentalmente dos ventajas: entiende el texto como una estructura abier-
Análisis de la televisión 307
De modo activo, de las conversaciones que tienen lugar entre los diferentes miembros de la
familia. Con frecuencia constituye un objeto de dialogo, establece un terreno común, ofrece
sugerencias para iniciar nuevas conversaciones, crea una enciclopedia vivida y audiovisual y facilita
ejemplos. De ese modo, Lull desmiente aquellas teorías que sostienen que, con frecuencia, la
televisiones sustituye, empobrece e impide el dialogo familiar. Por el contrario, la televisión
sugiere temas de discusión controvertidos, facilita explicaciones sobre las actitudes de los
diferentes miembros de la familia en relación con un tema determinado y, por ultimo, favorece la
reciproca confrontación entre uno y otros.
En definitiva, en torno a la televisión se va tejiendo una compleja red de discursos, hecha de
dichos, de comentarios y de diálogos que se originan a partir de la televisión, pues la familia habla
de la televisión y de sus programas y habla a partir de la televisión y de todo lo que se refiere a la
misma. El punto clave es, pues, que este entramado de discursos contribuye, por un lado, a definir
el significado de los programas que se ven y, por otro lado, permite subraya o volver a definir los
roles familiares y sociales.
Es cierto que la investigación de Hobson estudia los cursos sociales que se producen después (o
prescindiendo del) consumo del texto, mientras que Lull explora los discursos que se realizan
durante el consumo del texto. Sin embargo, ambas investigaciones llegan a conclusiones análogas,
es decir, muestran que la red discursiva en torno a la televisión incide, por un lado, en la
construcción del sentido textual, y por otra parte, activa procedimientos de construcción del
propio yo entre la comunidad de consumidores.
A partir de aquí vamos a dar un salto ulterior respecto a nuestro punto de partida, pues podemos
pasar de construcción colectiva del sentido textual a la idea de la funcionalidad del texto en la vida
cotidiana. Detrás de este pasaje se percibe la idea de que el texto no es sólo una propuesta.
Análisis de la televisión 309
Identificar cuatro funciones como las más importantes: la función de contar historias, la función
barda, la función de construir ritos y la función de construir modelos.
12.4.1 La función de construir historias
La función de la televisión de construir historias está muy ligada a las reflexiones sobre la naturales
“oral” del discurso televisivo. La televisión habla, cuenta, propone historias que reflejan la
costumbre de buscar emociones que tienen el espíritu humano. En este sentido, la televisión
estimula la imaginación de los individuos, satisface su necesidad de evasión y encarna fantasías,
realizándolas en historias cercanas a su vida cotidiana. El mismo telediario explica esta función, de
modo aparentemente paradójico. Se presta más atención a las noticias que nos afectan (es decir,
que hablan de nuestro trabajo o de nuestra ciudad o de una realidad o un problema cercanos) no
sólo por la exigencia de estar informados, sino por el “placer” de oír historias que ya se conocen o,
en cualquier caso, que se pueden relacionar con nuestra propia experiencia de la vida.
12.4.2 La función barda
La dimensión oral del discurso televisivo también nos lleva a identificar una segunda función social
que desarrolla la televisión. Ya hemos dicho que la televisión propone discursos que, a su vez,
generan el espacio social mediante otros discursos. Esta idea induce a Fiske y a Hartley a
considerar la televisión como un bardo contemporáneo.
El bardo canta la gesta de una comunidad, registra sus eventos y sus preocupaciones, por mínimas
que sean, los transforma en versos y los pone a disposición de todos. Es
Análisis de la televisión 312
Del mundo, sino también un ejemplo; un canon de cómo “es” el mundo y de como hay que estar
en el mundo.
Los análisis de Milly Buonanno sobre la función que desempeñan los relatos de ficción, al
proponer modelos sociales, confirman el hecho de que la televisión construye de forma
esquemática representaciones del mundo que nos rodea y nos ofrece las claves de lecturas
necesarias para descifrarlo, así como el hecho de que estas copias de la realidad que la televisión
construye y difunden modifican, a su vez, la distribución de los contextos sociales de donde
provienen.
Mediante el análisis de los contenidos comunes de la ficción televisiva, Milly buonanno subraya el
preponderante saqueo de la realidad que dicha ficción lleva a cabo y destaca el hecho de que
dicha apropiación se resuelve puntualmente en una serie de transcripciones interpretativas que,
además de alimentar el imaginario colectivo, se convierte en verdaderos puntos de referencia de
posibles lecturas hermenéuticas de lo social. Así pues, el imaginario de la ficción se confunde con
lo real, convirtiéndose, en cierto modo, en una conciencia, en una interpretación que utiliza los
mismos instrumentos del lenguaje cotidiano para revelar sus dinámicas latentes.
El conocimiento de la función de modelo que desarrolla la tv nos induce a preguntarnos por la
influencia que ejerce los medios en general y, concretamente, por las consecuencias que la
experiencia de la recepción produce en los espectadores. El ultimo tema del libro, que vamos a
abordar a continuación, se plantea a partir de esta problemática general.
12.5 Representación de la identidad
El debate sobre la identidad representa uno de los principales hilos conductores de las
investigaciones sobre los
Análisis de la televisión 314
Solucionar cuestiones sociales diferentes y fundamentales, que van de la integración racial al
problema de la globalización y del mantenimiento de las identidades locales, a la cuestión de la
diáspora, etc.
De acuerdo con la orientación general de este capítulo, en las próximas páginas vamos a intentar
reconstruir al estado actual del debate, repasando la aportación de algunas investigaciones y
centrándonos en el modo en que los medios intervienen en los procesos de formación de la
identidad, así como en los recursos que ponen a nuestra disposición.
12.5.2. Medios y procesos de construcción de identidad
Superado el enfoque “esencialista”, en la reflexión actual se ha ido abriendo camino una idea
diferente de identidad, que ya no se entiende como una estructura estable, que no se puede
modificar, algo dado de una vez para todas, sino como el producto de las relaciones que cada
persona establece con los otros (con otras personas, instituciones, situaciones sociales, etc.). La
identidad está estrechamente ligada a las actividades sociales en las que el individuo se encuentra
implicado y, por tanto, hay que partir de ahí para comprender cómo se forma la personalidad de
los individuos y cómo se modela su perfil social y cultural.
Nikolas Rose insiste en la necesidad de comenzar analizando las interacciones sociales para
comprender la génesis de la identidad y, al hablar de la “genealogía de la subjetividad”, pone el
acento en los roles que desempeñan las actividades sociales, históricas y culturales en la
formación de la identidad. Rose considera que, para estudiar la identidad de los individuos, no
basta con someterlos a una anamnesis, por muy profunda que sea, sino que es indispensable
conocer los procesos y las situaciones en que dichos individuos han estado y están implicados.
Este cam-
Análisis de la televisión 316
Centra en el papel de los medios en la construcción de la identidad individual, mientras que el
segundo analiza las conexiones entre los diferentes medios y la formación de la identidad
colectiva.
Al primer ámbito de reflexión pertence, por ejemplo, la aportación de Sherry Turkle. A partir de un
método etnográfico (compuesto por entrevistas, análisis de textos y encuentros informales (pizza
parties) con algunos jugadores de MUD, un juego de rol al que se puede acceder a través de
internet y en que los jugadores pueden asumir roles y crearse identidades diferentes) Turkle
identifica una serie de nexos entre los procesos sociales y los procesos virtuales de construcción
del propio yo. En particular, el análisis de algunos casos ejemplares le permite reconocer dos tipos
diferentes de comportamientos, al utilizar el juego en relación con la identidad del propio yo: el
working through y el acting out. El primero consiste en utilizar las potencialidades ofrecidas por el
MUD para revisar y actuar sobre la propia identidad, por ejemplo, interviniendo en algunos puntos
existenciales sin resolver. Este es el caso de July, una jugadora cuyas relaciones con su madre se
interrumpieron hace tiempo y que, en el MUD, asume el rol de una madre en conflicto con su hija.
En el segundo modelo, el juego se convierte, por el contrario, en el ámbito en el que el individuo
puede construir su propia identidad ideal, lo que un mismo no es pero querría ser: Por ejemplo,
éste es el caso de Stewart, un joven universitario tímido y con escasas relaciones, quien, a través
del juego, se presenta como un joven extrovertido y brillante. Pero el caso de Stewart sugiere
también otra cosa, pues, a través del juego Stewart entra en contacto con chicos y chicas, algunos
de los cuales puede conocer personalmente después. MUD e internet facilitan, pues, mucha mas
que un espacio virtual donde expresarse libremente, pues se convierten en un recurso que se
puede utilizar para promover actividades sociales y modificar la propia identidad.
Análisis de la televisión 318
Licos” que ofrecen los medios se confrontan y se ensamblan de modo original con la tradición
cultural de sus espectadores.
Este proceso de confrontación y de integración ha sido descrito de diferentes modos. Por ejemplo,
Kevin Robins explica la reacción de la cultura inglesa ante la presencia de extranjeros (con
frecuencia a través de comunidades extensas y bien organizadas) como el producto de una tensión
sin resolver entre “tradición” (representada sobre todo por la experiencia colonial y por el mito de
la superioridad anglosajona sobe las otras etnias) y “traducción” es decir, revisión parcial de la
historia, de los valores y de la cultura inglesa, como consecuencia de la aceptación de otras
expresiones culturales. Stuart Hall también describe los efectos de la comunicación de masas en la
formación de la identidad colectiva como un proceso de erosión de las identidades culturales
originales y de construcción de identidades nuevas. James Lull identifica, a su vez, tres fases en el
mecanismo de sedimentación de la identidad colectiva: una fase de transculturalidad, que
corresponde a la apertura y al reconocimiento de la existencia de culturas diferentes de la nuestra;
una fase de hibridación, que señala la compenetración y la integración de la cultura de origen con
otras expresiones culturales, y una fase de indigenización, que corresponde a una vuelta a la
tradición (junto con la integraciones y las revisiones experimentadas en la fase anterior) y la
reconstrucción de la identidad cultural de la comunidad.
Estas aportaciones y muchas otras (que no hemos podido mencionar por cuestiones de espacio)
sugieren algunas consideraciones sobre la naturaleza de los recursos de los medios en los procesos
de construcción de identidad.