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GRADO EN ECONOMIA 1 ANALISIS DE CASO JAPON EN LA DECADA DE LOS 90 Basado en : “La política monetaria en Japón: Lecciones a extraer en la comparación con la de los EEUU”. Alicia García Herrero y César Martín Machuca. Banco de España. Documento Ocasional n.º 0305. 2003 Los orígenes de la burbuja El estancamiento económico que ha sufrido Japón desde el inicio de los noventa se originó, en gran medida, por el estallido de la burbuja financiera acumulada en la década anterior. En los ochenta, tuvo lugar una fase de crecimiento sostenido y de estabilización de la inflación. Durante los ochenta, Japón alcanzó un crecimiento medio del 4,1%, sensiblemente superior al de los EEUU (3,2%), y que se intensificó durante la segunda mitad del decenio (4,9%), impulsado por las expectativas de desarrollo de las industrias de alta tecnología y de aumento del crecimiento potencial de la economía. La inflación en Japón pasó de un 23% en 1974 a una situación de práctica estabilidad de precios a partir de 1987, lo que y permitió a las autoridades monetarias niponas relajar el tono de su política monetaria. En Japón, el optimismo sobre la estabilidad de precios y las perspectivas económicas, unas condiciones monetarias excesivamente laxas y el proceso de liberalización financiera favorecieron la generación de una burbuja financiera durante la segunda mitad de los ochenta, reflejada en fuertes subidas de la bolsa y del precio del suelo. La burbuja se realimentó por el rápido incremento del crédito bancario, facilitado por la liberalización financiera, que no estuvo acompañada por un fortalecimiento del marco de supervisión. Tanto las entidades bancarias como las empresas, asumieron riesgos excesivos en función de unas garantías patrimoniales sobrevaloradas, y, además, concentrados en los sectores más involucrados en la burbuja especulativa, como la construcción. La fragilidad financiera era aún más aguda si se considera la estructura industrial nipona, basada en participaciones cruzadas entre la banca y la industria, que dan lugar a grandes conglomerados (keiretsus). Explota la burbuja bursátil (1990) y explota al burbuja inmobiliaria (1992) La subida de la bolsa se corrigió bruscamente a principios de 1990, fenómeno probablemente precipitado por la adopción por parte del Banco de Japón de una política monetaria más restrictiva en 1989. Entre enero y octubre de 1990, el índice Nikkei cayó cerca de un 50%. Sin embargo, la percepción de los riesgos asociados con el estallido de la burbuja bursátil se mitigó por la pujanza de los precios del suelo, que contribuyó a sostener la demanda interna por un tiempo. De hecho, en 1990, el PIB creció un 5,2% y la inflación aumentó hasta llegar al 3,3% anual en 1991. El clima económico se deterioró de forma dramática a partir del tercer trimestre de 1991, con el desplome del precio del suelo. La materialización de los riesgos latentes en el crecimiento excesivo del crédito terminó por disparar el número de bancarrotas entre 1991 y 1992 . Problemas en el sistema financiero El sistema bancario sufrió las consecuencias a través de un aumento sustancial de la morosidad y de los préstamos fallidos, así como de la pérdida de valor del colateral en numerosos

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GRADO EN ECONOMIA

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ANALISIS DE CASO

JAPON EN LA DECADA DE LOS 90

Basado en : “La política monetaria en Japón: Lecciones a extraer en la comparación con la de los EEUU”. Alicia García Herrero y César Martín Machuca. Banco de España. Documento Ocasional n.º 0305. 2003

Los orígenes de la burbuja

El estancamiento económico que ha sufrido Japón desde el inicio de los noventa se originó, en gran medida, por el estallido de la burbuja financiera acumulada en la década anterior. En los ochenta, tuvo lugar una fase de crecimiento sostenido y de estabilización de la inflación. Durante los ochenta, Japón alcanzó un crecimiento medio del 4,1%, sensiblemente superior al de los EEUU (3,2%), y que se intensificó durante la segunda mitad del decenio (4,9%), impulsado por las expectativas de desarrollo de las industrias de alta tecnología y de aumento del crecimiento potencial de la economía. La inflación en Japón pasó de un 23% en 1974 a una situación de práctica estabilidad de precios a partir de 1987, lo que y permitió a las autoridades monetarias niponas relajar el tono de su política monetaria. En Japón, el optimismo sobre la estabilidad de precios y las perspectivas económicas, unas condiciones monetarias excesivamente laxas y el proceso de liberalización financiera favorecieron la generación de una burbuja financiera durante la segunda mitad de los ochenta, reflejada en fuertes subidas de la bolsa y del precio del suelo. La burbuja se realimentó por el rápido incremento del crédito bancario, facilitado por la liberalización financiera, que no estuvo acompañada por un fortalecimiento del marco de supervisión. Tanto las entidades bancarias como las empresas, asumieron riesgos excesivos en función de unas garantías patrimoniales sobrevaloradas, y, además, concentrados en los sectores más involucrados en la burbuja especulativa, como la construcción. La fragilidad financiera era aún más aguda si se considera la estructura industrial nipona, basada en participaciones cruzadas entre la banca y la industria, que dan lugar a grandes conglomerados (keiretsus). Explota la burbuja bursátil (1990) y explota al burbuja inmobiliaria (1992) La subida de la bolsa se corrigió bruscamente a principios de 1990, fenómeno probablemente precipitado por la adopción por parte del Banco de Japón de una política monetaria más restrictiva en 1989. Entre enero y octubre de 1990, el índice Nikkei cayó cerca de un 50%. Sin embargo, la percepción de los riesgos asociados con el estallido de la burbuja bursátil se mitigó por la pujanza de los precios del suelo, que contribuyó a sostener la demanda interna por un tiempo. De hecho, en 1990, el PIB creció un 5,2% y la inflación aumentó hasta llegar al 3,3% anual en 1991. El clima económico se deterioró de forma dramática a partir del tercer trimestre de 1991, con el desplome del precio del suelo. La materialización de los riesgos latentes en el crecimiento excesivo del crédito terminó por disparar el número de bancarrotas entre 1991 y 1992 . Problemas en el sistema financiero El sistema bancario sufrió las consecuencias a través de un aumento sustancial de la morosidad y de los préstamos fallidos, así como de la pérdida de valor del colateral en numerosos

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créditos. A esta fragilidad del sistema bancario, se unió la reducción del margen por la caída de los tipos de interés nominales. Las consecuencias macroeconómicas de la contracción del crédito bancario en Japón han sido y son muy relevantes al ser la principal fuente de financiación empresarial La década perdida En Japón, se ha asistido a una dramática ralentización de la actividad, con una tasa media de crecimiento durante dicho decenio de sólo el 1,3%, temporalmente interrumpida por la recuperación de 1995-96. Desde entonces, una serie de factores internos y externos ha agudizado la debilidad macroeconómica. En primer lugar, en 1997, la subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) y la crisis asiática elevaron la incertidumbre y deprimieron la demanda agregada, perjudicada también por la posterior apreciación del yen. En 1998, Japón entró claramente en recesión (con un crecimiento de -1,1%), y un año más tarde la inflación (-0,3%), entró en terreno negativo hasta la actualidad. La reducción del margen financiero inducida por la caída en los tipos de interés nominales agravó la situación del sistema financiero, hasta el punto de bordear la quiebra. Un rasgo ciertamente interesante del estancamiento nipón es el relativamente lento ascenso del desempleo, situado en el 5,4% de la población activa. Ello se debe, en buena parte, al pacto social en torno a la estabilidad del empleo característico de la economía japonesa, que lleva a las empresas a mantener bolsas de trabajo escasamente productivo. Este hecho tiene un impacto positivo sobre el consumo privado, pero negativo sobre los márgenes empresariales y la inversión, y, en última instancia, sobre el crecimiento potencial. El estancamiento económico y la instrumentación de políticas fiscales expansivas en Japón han resultado en un claro deterioro de las cuentas públicas. En los últimos años, el déficit público ha superado ampliamente el 7% del PIB, y la deuda pública bruta ha tenido una trayectoria explosiva, hasta alcanzar el 143% del PIB en 2002. ANALISIS:

- Describa las distintas fases: BURBUJA FINANCIERA-CRISIS REAL - Descripción a través del modelo IS-LM y OA_DA de las fases de la crisis en Japón - Respuestas a la crisis - Gestión de políticas de demanda en situación de deflación.

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ANEXO DE INDICADORES

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The “10 Commandments” to handle a financial crisis.

1. Act fast, decisively and substantially, even if there is public or political contestation.

2. Beware of rapid increases in asset prices (in particular of real estate) in combination with financial reform / financial innovations.

3. Do not shy away from unconventional policy measures. 4. Be consistent in order to maintain policy credibility. Avoid “stop and go”

policies. 5. Try to minimize the number of policy players involved in the policy reaction. If

not possible, provide strong coordination framework. 6. Use the full joint potential of the options available under monetary, credit,

financial and fiscal policies. 7. Don’t change the rules continuously: Keep sound accounting, legal and

governance frameworks throughout the management of the crisis. 8. Beware of regulatory forbearance. It can be useful in exceptional

circumstances, but design it well and guarantee it is transitory (“banks like to wait for prices to recover”.)

9. Provide supervisors and regulators with sufficient resources, expertise and leeway to act.

10. Allow for sufficient flexibility in the fiscal policy stance, to be able to bail-out banks.