Castoriadis_Lo Decible y Lo Indecible (Homenaje a Merleau Ponty)

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Recorrido principlamente por "Lo visible y lo invisible", "Signos", "La prosa del mundo"

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Lo decible y lo indecibleHomenaje a Maurice Merleau-Ponty

el lenguaje realiza quebrando el silencio lo que el silencio quera y no obtena. El silencio contina envolviendo al lenguaje; silencio del lenguaje absoluto, del lenguaje pensante. - Pero esos desarrollos habituales sobre la relacin dialctica para no ser filosofa de Weltanschauung, conciencia malograda, deben desembocar en una teora del espritu salvaje, que es espritu de praxis. Como toda praxis, el lenguaje supone un selbstuerstandlich, un instituido, que es Stifung que prepara una Endstiftung - Se trata de aprehender lo que, a travs de la comunidad sucesiva y simultnea de los sujetos hablantes, quiere, habla, y finalmente piensa.

Desde Fenomenologa de la percepcin en adelante Merleau Ponty se dirigi al desafo presentado por la cuestin del lenguaje, teniendo en consideracin que esta cuestin no puede concernir a una precondicin que asegurar el control sobre el uso de un instrumento, sino con el fenmeno central del cual la investigacin ofreca una oportunidad para superar definitivamente la dicotoma clsica del sujeto y el objeto. Ya son evidentes aqu la actitud y el temperamento que lo distanciaran cada vez ms de Husserl. La ruptura no es meramente embrionaria en esta etapa: el rechazo de la posibilidad de un pensamiento puro, que es la marca definitiva de su ruptura con Husserl, es un tema profundamente impreso en la Fenomenologa de la percepcin, y en ningn lugar en mayor grado que, precisamente, en su acercamiento al lenguaje. Los escritos posteriores han continuado amplificando estas resonancias, que de hecho reverberan hasta el final, a travs de lo visible y lo invisible. En los textos que siguen a la Fenomenologa de la percepcin es el lenguaje y la expresin se apodera de Merleau Ponty, y el lector de sus ltimos escritos descubre a su pensamiento anticipndose en las formulaciones donde haba sido fijado. Este problema escribe en 1951 ms claramente que ningn otrotoma la forma tanto de un problema especial como de un problema que contiene a todos los otros, incluyendo al problema de la filosofa. Anticipndose por muchos aos a la epidemia lingstica, este movimiento de Merleau Ponty no tiene nada que ver con la extrapolacin universal del pseudo modelo del lenguaje a la cual nos vimos tratados ms tarde, como tampoco tiene que ver con una filosofa lingstica que pretende proveer una solucin a todas las cuestiones a travs de una elucidacin y una definicin del uso de las palabras permitidas. Es en el acto mismo de reflexin sobre el lenguaje que se ve conducido a la totalidad de la reflexin y que esta ltima lo hace volver a la primera. Porque el lenguaje nos permite ver ms claramente que lo que Merleau Ponty, diez aos despus, afirma acerca del ser de todo: que da l mismo como un cierto sery al mismo tiempocomo la expresin de todo ser posible. Y la amplificada polisemia producida por la vuelta atrs de esta polisemia sobre el lenguaje mismo debe ser preservada a todo costo. La reflexin sobre el lenguaje lleva a la reflexin de las primeras, y las ultimas, cuestiones de la filosofa. Esto no es porque las reabsorbe sino, por el contrario, porque es el punto privilegiado de su interseccin, el centro desde el cual sale toda ruta. As es que, habiendo sido el objeto de La prosa del mundo y de otros varios textos importantes recogidos en Signos, el lenguaje viene a establecerse -en Lo visible y lo invisible y en particular en el humus verdaderamente salvaje de las Notas de trabajo- ya no ms como un tema aislable sino como una presencia ubicua; de hecho son pocas las afirmaciones que no se refieren a l de uno u otro modo, y no hay dimensin del pensamiento o del ser con la cual no se relacione.

Esta es, entonces, la naturaleza del campo; dada sta, y dada la calidad de este pensador que, siguiendo las huellas del ms grande, prob ser capaz de arar el suelo una vez ms, y de una nueva manera, de modo tal que no deberemos intentar aqu inspeccionar el terreno. Nuestro objetivo es simplemente sugerir uno de entre tantos acercamientos posibles a l, y considerar algunas de sus partes arrancadas del todo talvez, pero del cual talvez sea deseable que vuelvan a sus races.

En Fenomenologa de la percepcin, Merleau-Ponty trata el lenguaje en trminos del concepto de expresin (el captulo donde la cuestin aparece por primera vez se titula El cuerpo como expresin y como discurso). El trmino ya haba sido empleado como ttulo de las Logische Intersuchungen de Husserl, pero experimenta de Husserl a Merleau-Ponty un cambio radical de significado, una transformacin que ya contiene la inversin que Merleau-Ponty ms tarde llega a imponer sobre el pensamiento husserliano mientras piensa (o quiere pensar) que lo est continuando.

El trmino expresin ya no designa ms, como lo haca en Husserl, aquel difano correlato (esencialmente supernumerario e incomprensiblemente ineliminable) entre el noema y la pura noesis de la cual es objeto. Por una parte, en tanto es una expresin lingstica, es un soporte esencial del pensamiento. El trmino soporte mismo es, de hecho, menos que apto: el autntico discurso es idntico con el pensamiento; no existe aqu pensamiento puro en el sentido de Husserl, excepto como un constructum de reflexin (y en Lo visible y lo invisible aade que, en el mero momento que uno hace una distincin absoluta entre hablar y pensar, ya est dentro del dominio de la reflexin). Por lo tanto la adopcin de la actitud trascendental es imposible sin palabras, las palabras son esenciales para hacerlo repite Merleau-Ponty a lo largo de toda su ouvre. En tanto uno no podra en mayor grado decidirse con uno mismo a establecer ex nihilo un lenguaje de puro pensamiento que no deba nada a nadie (y por qu, en todo caso, uno hara tal cosa si fuera realmente pensamiento puro?) de lo que uno podra establecer el lenguaje por convencin, entonces la adquisicin de un lenguaje es la precondicin del pensamiento. Por lo tanto, no hay Sinngebung por medio del cual el sujeto confiera significado sobre los signos que estn desprovistos de ello (y ya no es ante la idea de Sinngebung como tal que viene a ser rechazada: todo proceso activo de significacin o Sinngebung es derivado y secundario con respecto a aquella pregnancia de significado entre los signos que talvez define el mundo. En consecuencia, refutamos tanto el intelectualismo como el empirismo diciendo simplemente que el mundo tiene un significado lo encontramos escribiendo calmadamente, consciente sin duda de la apariencia soprendentemente ingenua de esta observacin.

No es la cuestin aqu explorar las implicaciones de esta inversin del pensamiento de Husserl, que Merleau-Ponty estuvo lejos de haber agotado. Cmo -en todo caso- pudo hacerse esto, en tanto la inversin consiste precisamente en una inmediata desviacin de la reflexin del dominio de la filosofa pura, que requiere que en obediencia a las meras necesidades de tal dominio- nos dirijamos nosotros mismos al lenguaje, a la sociedad, a la historia, al mundo? De cualquier modo, deberan formularse dos observaciones. La primera nos permitir ver la dinmica interna del pensamiento de Merleau-Ponty, la segunda explicar por qu la moda actual le ha rendido el honor de un relativo silencio.

Husserl mantiene hasta el final que los actos de representacin son fundamentalmente relativos a todos los otros. Encontramos que ellos, por su parte, son incapaces de encontrar algo si son incapaces de nombrar aquello de lo cual son su fundamento y que tal nombrar no est a su disposicin. Uno puede decir entonces, si quiere, que los actos representacionales estn, ellos mismos, fundados en parte por el lenguaje (y sabemos que al final de su vida Husserl tenda a adoptar esta perspectiva en el caso de las idealidades). Pero lo que debe ser enfatizado es que la mera idea de un fundamento en el sentido husserliano (que es, despus de todo, el sentido filosfico general) estalla en la cara de tal acto. Ya no es ms posible pensar en trminos de lo que debe fundar y lo que debe ser fundado; debemos pensar ms bien en trminos de intercambio, de reversibilidad trminos que Lo visible y lo invisible explcitamente emplearn.

Por el otro lado, debe entenderse que la posicin de Merleau-Ponty conlleva de antemano una refutacin de aquellas concepciones que han hecho al menos posible a nuestros ilustrados semanarios y nuestros ilustres pensadores alcanzar un nivel comn de pensamiento, gracias al cual la sociedad consumista se ha visto capacitada para dirigirse ella misma al consumo de ideas. La inseparabilidad del pensar y el hablar tiene claramente dos lados, y decir que no hay pensamiento puro es decir igualmente que no hay signos puros. La filosofa de una soberana consciencia constituyente que slo considera noemata desincorporados que son capaces de presentarse ellos mismos en persona deriva de la misma ilusin que la ideologa estructuralista o semitica, que slo tiene en cuenta una coleccin arbitraria de caractersticas de la cual una combinatoria extraera algn significativo fuego fatuo, un significado que siendo un epifenmeno paradjicamente estara privado incluso de su status de epifenmeno. Parece ser el caso en que por una parte uno no quiere saber lo que sabe, y por el otro no querer saber cmo se lo sabe. El fraude es olvidar que uno dice algo, o bien el olvidar que dice algo. Se finge ignorancia del hecho de que uno no es ms capaz del silencio absoluto que de un discurso que no diga nada en absoluto; y de hecho, los filsofos idealistas fracasan en su esfuerzo por mantener el primer fraude, as como los estructuralistas fracasan en su adherencia al segundo. En ambos casos la cuestin est vaciada de contenido la cuestin de la inherencia, la invasin, la reversibilidad, el y de la conjuncin entre el signo y el significado; algo que, sin importar lo cauteloso que uno sea, no puede calificar como relacin sin caer inmediatamente en el error, en tanto una relacin establece dos trminos en que cada uno es exterior al otro, o en cualquier caso es separable del otro, y una vez que esta separacin ha sido permitida se hace imposible asir lo que realmente est en cuestin, por las mismas razones por las que es imposible reconstruir el mundo usando solamente aquellos magros e irrisorios instrumentos constituidos por un ego o una pura semiosis.

Pero la expresin se extiende ms all del lenguaje, que solo es uno de sus modos aunque es ciertamente un modo privilegiado, en tanto tambin es el caso por ejemplo- de que la expresin lingstica lejos de ser un caso particular de los otros sistemas posibles de expresin, nos sirve como modelos para concebirlos. El cuerpo como expresin indica ya que la expresin verbal debe ser pensada como comportamiento. Este no es meramente un tema que se encuentre en los intereses y preocupaciones juveniles de Merleau-Ponty; recorre toda la extensin de su trabajo, y en cierto sentido su preocupacin superior de la expresin (un trmino que siempre permanece central) es la expansin total de este tema, en tanto la expresin siempre estar presente en todo lugar, y en tanto siempre ser si uno puede aventurar la frase- un comportamiento de todos los seres y del ser. En 1959 escribe: All permanece el pasaje del significado perceptual al significado del lenguaje, del comportamiento a la tematizacin. Por otra parte, la tematizacin misma debe ser entendida como comportamiento de un grado superior la relacin entre la tematizacin y el comportamiento es una relacin dialctica, el lenguaje se realiza rompiendo el silencio (la cita al comienzo del presente texto es lo que sigue a este comentario).

La expresin es la pertenencia conjunta de una intencin y de un gesto, habiendo advenido a intencin o adviniendo gesto; esta claro entonces que, para pensar en ella uno debe pensar en el comportamiento, un conjunto de gestos animados por la intencin. La expresin ya est presente en el gesto, en el movimiento del cuerpo, y bastante evidentemente en el aspecto del cuerpo como comportamiento inmediato, como un sitio de gestos siempre inminentes, como punto de interseccin u origen de comportamientos que son reconocidos instantneamente como posibles por un cuerpo dado, y definitivos de su estilo. Entonces, a fin de entender el lenguaje uno debe situarse dentro de este movimiento que el sujeto- o, ms correctamente, el ser vivo- no puede evitar poseer incluso cuanto talvez no est haciendo nada, respecto de lo cual su mera inmovilidad nunca es cualquier cosa sino un modo, y que significa que slo puede ser saliendo de s y siendo un proyecto del mundo. Este aspecto esencial del sujeto-ser es completamente aparente en expresin; el sujeto-ser se demuestra siendo aquello que irresistiblemente se traza fuera de s mismo, y esto subraya la imposibilidad de distinguir entre intencin y gesto, entre adentro y afuera, y finalmente entre el significado de una frase y la frase misma.Pero la expresin como momento del comportamiento, como movimiento del sujeto, como realizacin del ser fuera del yo, como ser en el mundo y para los otros, nos muestra slo un aspecto del fenmeno. O, ms bien, estas formulaciones estn preadas con otro sentido que pugna por emerger pero que an no lo ha hecho. Constantemente, en referencia a la pintura, en referencia a la literatura, Merleau-Ponty retoma y ampla el alcance de su investigacin: Qu es lo que hace posible la expresin? Y Dnde encuentra los medios el pintor para rehacer a cada momento la pintura como si fuera nueva? En qu consiste la expresin, en la totalidad de sus fuerzas, y qu diferencia la gran prosa de la comn? Y nuevamente: Qu es lo que adviene expresado en la expresin? Slo en Lo visible y lo invisible cuando se haya dirigido a pensar estas tres cuestiones como una es que podr ofrecer una respuesta; o ms bien, es en la unidad de estas tres cuestiones que de ningn modo las libera de su articulacin- y su unidad con la cuestin, que encuentra la nica respuesta posible. De modo que importa poco en qu orden se las tome. Aquello que la expresin expresa no es lo Uno. Se nos dice en las Notas de trabajo que lo que habla en el mundo es la cosa, el mundo, ser. Esto no es misticismo o poesa. LA expresin es posible porque su correlato extra lingstico pertenece al mundo. Si los referentes no estuvieran conectados, no habra conexin entre los significantes del lenguaje. Por supuesto, ni la conexin de los significantes ni la organizacin de los significados son reflejos, copias, reproducciones de una organizacin externa al lenguaje. Pero una de las condiciones necesarias de su existencia es provista por la manera de ser de las cosas en el mundo. Hay un aspecto del problema del lenguaje en todos los elementos necesarios que es el mismo que el problema evocado e la Crtica del juicio y que es igualmente negado por las versiones simplificadoras del kantismo y por las versiones corrientes del idealismo ingenuo que dominan la lingstica (incluyendo la lingstica conductista). Cualquiera sea el poder autnomo atribuido al lenguaje (al pensamiento) en la organizacin del mundo, an el mismo hecho de que el mundo es hablado (pensado) prueba de que es organizable. No estamos hablando aqu simplemente de una condicin limitante, ni del pensamiento de aquello sin lo cual, contra el cual Merleau-Ponty arremete a lo largo de su obra: el ser-as del mundo se desarrolla desde el interior de la aparentemente naturaleza arbitraria del lenguaje y la libertad de organizacin que [ste] parece poseer. La falsa lgica del o/o-bien nuevamente no tiene apoyo aqu, porque slo puede concebir al lenguaje (y de igual modo, al pensamiento) en trminos de un dilema entre la descripcin que refleja un mundo en s mismo y una organizacin totalmente arbitraria siendo ambas formulaciones imposibles y sin sentido. La cuadrcula semntica que est situada sobre el mundo percibido vara enormemente de un lenguaje a otro; pero uno nunca encontrar un lenguaje que clasifique conjuntamente, en el mismo mundo, las rosas de la maana de ayer y las estrellas de maana a la noche. Una y otra vez, uno encuentra citado el ejemplo de las diferentes maneras en que los lenguajes dividen el espectro visible y las consecuentes incongruencias de sus repertorios de colores. Este es un ejemplo importante con tal de que se examine su significacin completa: la posibilidad de estas diferentes divisiones esta provista por la casi-continuidad del espectro visible, y esto no en slo uno sino en dos sentidos. No sera posible dividir de una manera u otra si no hubiera una unidad extra lingstica del ser-coloreado, si los colores no sostuvieran conjuntamente: lo que es dividido es, precisamente, el espectro visible; ms an, no habra posibilidad de una divisin arbitraria si el espectro no fuese, en efecto, en cierto sentido continuo (tanto en trminos de saturacin del color como en trminos de matiz). Hay algn lenguaje que clasifique conjuntamente el hocico de un cuadrpedo y el tercio medio de su cola? La relatividad de las cosas tal como aparece en el lenguaje y en la cultura es indisputable, pero no puede apelarse a l sin invocar inmediatamente la oscura e indecible irrelatividad de las cosas sans phrase. Si el lenguaje y el pensamiento existen es gracias a tales hechos innumerables y fundamentales: existen rboles, hay una tierra, existen las estrellas, existen los das y las noches. Los rboles crecen en la tierra. Las estrellas salen de noche. En este sentido, y no en virtud de una teologa del ser, es aquello que habla a travs del lenguaje. Y lo hace no slo en la definicin y clasificacin de las cosas. La organizacin del lenguaje esta siempre basada en la organizacin del mundo, porque necesariamente descansa en aquello es invisible en lo visible. Uno no puede sino sonrer ante la ontologa ingenua que subyace a los intentos de los lingistas de encontrar un fundamento racional de la distincin entre el nombre y el verbo, entre el sustantivo y el adjetivo, entre las voces y los aspectos del verbo, entre los casos y los gneros. Qu es una cosa? Qu es una propiedad? Cmo una cosa difiere de la totalidad de sus propiedades? Por qu una cosa no es un proceso ni un proceso es una cosa? Pero debemos sonrer por las razones correctas. El error aqu yace en la creencia de que existe una indubitable ontologa que es reproducida ms o menos defectuosamente en el lenguaje que tenemos; es esencialmente el mismo error cometido por Husserl en las Investigaciones lgicas, y ms tempranamente por Aristteles en sus momentos menos incisivos. Una vez ms, el hombre de la ciencia positiva es el prisionero insospechado de una antigua metafsica, ahora tan largamente asimilada que se ha olvidado no slo su nombre sino su mera existencia. Pero tambin es el caso de que cada lenguaje trae consigo su propia ontologa, o ms bien su pre ontologa, tanto en la forma de una ontologia generalis como de otra ontologia especialis, porque es una condicin de su existencia el que suministre tipos de lo que es y de lo que no es, que establezca la verdad y la falsedad como opuestos, que instituya una organizacin en el mundo, que instancie dominios en l, que distinga las entidades definidas dentro de cada dominio, y que postule relaciones formales universales entre entidades y relaciones laterales y transversales entre dominios. Pero esta categorizacin, y la indefinida grilla de trabajo que introduce, encuentra su contrapartida en la textura invisible del mundo, que por doquier est formada por niveles, articulaciones, campos, dislocaciones, rayos, por doquier hay generalidad de cosasvarios ejemplos de cada cosa; esto se debe al hecho de que las cosas son entes de campo, al hecho de que el mundo es este todo done uno puede tomar cada partepor s misma, pero donde en virtud de tomarlas en tal sentido- cada parte repentinamente abre ilimitadas dimensiones se convierte en parte total; y donde, finalmente, toda cosa se da a s misma como un cierto ser y como la expresin de todo ser posible. Pero tambin el lenguaje mismo es expresado en la expresin. El ser del lenguaje y el ser-as de un lenguaje son expresados en toda palabra de tal lenguaje. Obviamente, inanalizable, imposible de construir, cada lenguaje esta posedo de su propia expresividad, cuya traduccin no puede preservar incluso si se preserva una parte de lo que es dicho. Es un lugar comn, obviamente, pero es el lugar comn que nos concierne aqu: la filosofa no descubre hechos desconocidos, intenta despertar contenidos dormidos de hechos presuntamente conocidos desde tiempos inmemoriales. Qu es eso que duerme en este caso? Esto, por ejemplo: el lenguaje no puede decir el mundo -en el mismo momento- a cada momento, pero a cada momento lo dice a su propio modo, si en esta sorprendente posibilidad el mundo no juega un rol. Qu es este rol, entonces?En primer lugar, existe esta particular seleccin que el lenguaje extrae de las indefinidas posibilidades ofrecidas por el mundo; como la expresin particular, el trabajo o la palabra, pero a otro nivel, el lenguaje confronta un mundo que puede ser hablado/dicho en un infinito nmero de maneras. El mundo perceptivo amorfo del que hablaba a propsito de la pintura -recurso perpetuo para rehacer la pintura, que no contiene ningn modo de expresin y que sin embargo los interpela y los exige a todos y re-suscita con cada pintor un nuevo esfuerzo de expresin-, ese mundo perceptivo es en el fondo el Ser en el sentido de Heidegger, que es ms que cualquier pintura, que cualquier palabra, que cualquier actitud y que, captado por la filosofa en su universalidad, aparece como conteniendo todo lo que ser dicho siempre y, sin embargo, dejndonos crearlo (Proust): es el logos endiathetos que llama al logos proforiks. Logos endiathetos del mundo amorfo de la percepcin: el significado de la cosa en la disposicin activa de la cosa, en la disposicin del mundo. Cmo, entonces, el significado de la cosa puede evocar hacia adelante una indefinida multiplicidad de modos de expresin y prestarse l mismo a ellos? Claramente esto es porque aquel significado no es algo simple (lo que no quiere decir que sea numricamente mltiple). No es ms simple que lo que la cosa es, o lo que el mundo es. Pero uno no puede pensar ms all acerca de esta cuestin sin considerar al mismo tiempo una segunda: cmo es que todo lenguaje, cada uno en su manera necesariamente particular, es capaz de decir el mismo mundo? Cmo es que cada uno, al tomar su seleccin particular, se abre al universo? Cmo puede su discurso ser absolutamente especifico y, al mismo tiempo, ser capaz de decir virtualmente todo? En 1951, reflexionando acerca del modo en que la misma cosa es dicha en dos lenguajes diferentes, Merleau-Ponty afirma que la expresin nunca es total, pero tambin que cada expresin es perfecta (en la medida en que es entendida sin equivocacin). Esta idea, aunque ciertamente verdadera, no agota el problema. Porque tan pronto como decidimos definir la universalidad del lenguaje en trminos de su xito o eficacia para la comunicacin, estamos forzados a sospechar que la comunicacin solo tiene xito en virtud de la universalidad del lenguaje. Deberemos cerrar el crculo definiendo los dos juntos, uno en trminos del otro, si slo hubiera un lenguaje. Pero hay en un nmero indefinido.

El ser del mundo y el ser del lenguaje estn simultneamente involucrados en esto. Incluso, aunque el lenguaje en su trabajo de seleccin slo se ocupa de una parte del mundo (y nunca es ms que una parte del mundo aquello de lo que el lenguaje como un todo est interesado), esta parte siempre es necesariamente una parte total, representativa del todo no por relacin signo- significacin o por inmanencia de las partes unas a otras y al todo, sino porque cada parte es arrancada al todo, viene con sus races, se superpone al todo, transgrede las fronteras de los otros. Si un lenguaje es capaz de decir: esto es una mota de polvo, es capaz de decir todo. Porque si un lenguaje es capaz de echar mano de una mota de polvo ha asido la punta de un arbusto cuyas races invaden toda otra raz y por lo tanto est establecido el pasaje que conduce a alguien que puede asir la punta de otro arbusto. Pero el ser del lenguaje, l mismo tambin, es, y esto significa: en su propio nivel, y en su propio modo particular, reproduce el modo de ser de todo lo que es. La palabra slo existe teniendo un cierto significado, mientras es al mismo tiempo una expresin de todos los significados posibles. La significacion recoge y reproduce, en su propio nivel, tanto el esto como la referencia virtualmente total que est comprendida en la estidad de la cosa en cuestin, la estidad de cualquier cosa. No tendra lenguaje alguno si estas palabras pudiesen referir a cualquier cosa de manera arbitraria; pero tampoco lo tendra si las posibles referencias pertenecientes a cualquier significacin a la cual la significacin igualmente pertenece- fueran rgidamente circunscriptas y definibles. Es precisamente porque el lenguaje es algo distinto de un sistema semitico, que no necesita ms que un solo punto de contacto con el mundo para estar implicado en la transgresin generalizada y no catica que trae al ser, y as es capaz de decir el mundo. Es por esta razn que la seleccin llevada a cabo por cualquier lenguaje particular es una seleccin universal, y por la cual cada lenguaje es una seccin transversal total del mundo.De cualquier manera, no podemos reflexionar tan profundamente en el hecho de que el lenguaje slo existe en la forma de lenguajes particulares, y que un lenguaje universal o fundamental slo existe para Leibniz y el presidente Schreiber, o por cierto nmero de chupatintas menores posedos por la loca brillantez del primero o por la brillante locura del segundo. La organizacin especfica que el lenguaje introduce en cada ocasin no puede pensarse simplemente como un muestreo dentro de una totalidad ya definida y constituida. La razn para esto no es meramente que tal definicin no existe (que el mundo incita a una infinita serie de posible organizaciones no significa en lo ms mnimo que stas ya estn presentes en l como lo estn las semillas en la granada), sino que el mundo que es trado a la existencia como un mundo por el lenguaje es siempre un mundo histrico. El lenguaje no slo que siempre impone su organizacin sobre un mundo natural o sea, perceptual-, sino que tambin trae a la existencia un mundo histrico. Y hace estas dos cosas en uno y el mismo trazo. La mera posibilidad de tratar al mundo como una coleccin de meras y simples cosas, vaca de misterio y manipulable a voluntad, es independiente de la existencia de ese mundo; pero slo puede ser puesta en vigor en el contexto de una organizacin dada del mundo histrico-social, una organizacin cuyas caractersticas dominantes son la racionalidad chata, la operacin instrumental, la manipulacin, forjadas sobre los hombres y sus relaciones, sobre las cosas y obviamente sobre el lenguaje mismo, tanto en la prctica como en la pretendida teora. Entonces lo que el lenguaje expresa es tambin socialidad e historicidad, en general y en la figura particular de tal socialidad- historicidad. Conteniendo todo lo que ser alguna vez dicho y aun dejndonos a nosotros crearlo; el amorfo mundo perceptual, precisamente porque nunca se presenta ante nosotros como amorfo, porque somos incapaces de aprehenderlo en su amorfia (excepto en el lmite del pensamiento filosfico), nunca es simplemente un mundo perceptual. Ya sea que el rbol sea el lugar de morada de las dradas o el centro de una incesante actividad metabolica regida por el ADN, nunca es pura y simplemente rbol. Una pura percepcin no es sino la ms pura de las percepciones. En cualquier intento de redescubrirla como natural, la filosofa -incluso cuando apela a la Lebenswelt- debe abandonar la Lebenswelt, e insertarse en lo que es artificial, paradjico y condenado intento de recuperar una pura experiencia vivida que nadie ha vivido ni podra esperar vivir. La percepcin misma es instituida, en tanto el lenguaje mismo slo puede echar raz en un mundo sensible que haba dejado ya de ser un mundo privado, en tanto sea clsica o no- siempre hay una perspectiva de algn tipo, y en tanto sta no es una ley de funcionamiento de la percepcin, que es ms bien un producto de orden cultural, que es una de las maneras inventadas por el hombre de proyectar ante s el mundo percibido, y no un calco de ese mundo, y en tanto finalmente- nuestra percepcin proyecta la impronta de una civilizacin sobre el mundo y ya ha marcado las cosas con la huella de una elaboracin humana. El prejuicio que cree que es posible describir la cosa tal como es y sin prejuicio, es l mismo meramente el retoo de cierta institucin histrica del proyecto de una teora (lo que no quiere decir, por su puesto, que su validez lgica dependa de este hecho). Lo que el lenguaje expresa a cada momento es entonces lo invisible de cada cultura, de lo cual es su vehculo. Expresa o, ms bien, de hecho trae a la existencia- lo invisible, por medio de lo cual existe para la cultura en cuestin lo visible en general y su visible particular.Por lo tanto, el hecho de que el leguaje sea una institucin originaria no se debe meramente a cierta necesidad de hecho (dejando de lado por el momento la imposibilidad suprema de tal distincin), sino al ser mismo de lo social-histrico. Ninguna cultura puede existir sin sus ncleos de significado, sin sus significaciones centrales, sin ciertos principios de organizacin de su mundo (el cual es tanto natural como histrico, y de este modo es histrico), y es nicamente el lenguaje lo que hace esto presente y operativo. Ya sea un caso de mana, tabou, dike, chreon, sacer, Dios; o bien, de polis, Republica, sbdito, partido; o de einai, razn, Geschischte; o incluso de chic, lindo, gemtlich entidades sobre las cuales todo descansa y todo depende, pero de las cuales uno no puede proveer una fotografa ni una definicin lgica- lo que las une, lo que da forma y organiza la totalidad de una cultura dada, de ciertos aspectos de su vida, como un referente que es a la vez irreal y ms que real, que slo puede ser singularizado y referido por aquellos que viven en ella, porque el lenguaje trae a la existencia el fundamento inexistente de la sociedad en general y el de cada sociedad. Por la misma razn, el lenguaje es ms que expresin, es por su lado parte total par excellence de aquella creacin que toda sociedad dada siempre es.Pero an hay ms en el asunto, y podemos descubrir otra imbricacin de lo particular y lo universal. Cada lenguaje como cada gran escritor de prosa o cada gran pintor- crea tales ncleos de sentido que, una vez establecido, pertenece al mundo y se convierte en propiedad pblica, no slo de los voceros del lenguaje en cuestion sino de todos aquellos que sean capaces y estn dispuestos a ubicarse en un punto desde el cual sean visibles. Si uno quiere contemplar la Cruz del Sur, debe cruzar el ecuador y esperar que la noche caiga. Si uno quiere ver un aspecto de la physis, o un aspecto del kalos kai agathos, el itinerario ser de algn modo diferente y sin duda ms arduo. Pero por qu es que este significado, que en principio es visible desde donde estamos, emerge en cualquier lugar y slo en cualquier lugar, y slo en el momento que debe ser redescubierto? Por qu, a pesar de su idealidad, no nos ahorraremos la larga visita a su lugar de origen, los aos de residencia all, e incluso talvez perdernos a nosotros mismos all, si es que deseamos verlo?Es imposible pensar ms profundamente acerca de esta particularidad de lo universal, esta espacializacin y temporalizacin de algo que no se presenta ni como espacial ni como temporal, sin una posterior elucidacin de este traer a la existencia, de esta creacin, que el lenguaje y la cultura constantemente representan; y esto implica una consideracin de lo histrico-social como tal y en s mismo. Pero el problema que as emerge es tambin el problema que sobreviene, aunque en un modo diferente, en la tercer instancia de aquello que talvez pueda ser expresado con la siguiente expresin: la instancia del sujeto hablante, cuando este ltimo lleva a cabo la expresin en su forma pre-eminente de la expresin original o inusual. Merleau-Ponty nunca dejo de regresar a esta cuestin desde Fenomenologa de la percepcin hasta el tiempo de Loeil et lsprit. Vale la pena retomar los trminos en que discute la cuestin en un texto de 1951. Inicialmente la intencin significativa es solamente un vaco determinado, a llenar por palabras, el exceso de lo que quiero decir sobre lo que es o lo que ha sido ya dicho (una idea es el exceso de lo que intento decir sobre las significaciones disponibles dir ms tarde). Es, para usar una expresin suya ms tarda, un vaco que crece en lo ya expresado, es un vaco determinado en el sentido de que quien va a hablar sabe que hay algo ms y adems distinto para ser dicho que lo que ya ha sido dicho, pero sabe que nada positivo ms all de este hecho, ms all del hecho de que no ha sido dicho por lo que ya ha sido dicho. El nico medio de expresin al que inicialmente tiene acceso son las significaciones disponible, aquellas que a su vez, fueron establecidas como significaciones. Yo expreso cuando, utilizando todos esos instrumentos ya parlantes, les hago decir algo que no han dicho nunca. Esto es posible al punto de que el escritor, o el pensador, pone palabras para un uso diferente, impone sobre las significaciones disponibles una deformacin coherente (la expresin es de Malraux, pero una formulacin muy similar puede encontrarse ya en Fenomenologa de la percepcin), que las ordena de acuerdo a un nuevo sentido. Como con todo significado, aqu, tambin, es slo Abschattungen que puede ser dado temticamente; pero pasado un determinado punto de discurso, las Abschattungen, captadas en su movimiento, fuera del cual no son nada, se contraen de pronto en un solo significado, sentimos que algo ha sido dicho. Por lo tanto, el nuevo significado por su parte estar disponible, una tradicin personal e interpersonal habr sido fundadaexiste sedimentacin, y yo podr pensar ms all.Se conceder, eso pienso, que esta descripcin, con toda su brevedad, dice todo lo que puede ser dicho, pero tambin que lo que demuestra por sobre todo es que el fenmeno de la expresin original es en verdad indescriptible: ni aqu ni en ningn lado uno toca ms que sus consecuencias. La experiencia nos ha enseado repetidamente que nuevas significaciones se vuelven disponibles (incluso aunque en ciertos aspectos esta disponibilidad sea engaosa). Este hecho nos remite nuevamente al ser del mundo y al ser del lenguaje: del mundo siempre hay algo ms para decir, y el lenguaje siempre hace posible decir algo nuevo. Determinados entes, llenando el mundo, indefinidamente redeterminable; y un cuerpo de significaciones disponibles, de significados reducidos, inertes, muertos, yacentes en el lenguaje pero siempre propenso a la resurreccin que les posibilitar volver a una nueva y gloriosa vida. Es a travs de este proceso de fijacin del significado sin lo cual no sera capaz de funcionar- que el lenguaje hace posible lo no fijable, sin lo cual no habra lenguaje. Lejos de imponer una camisa de fuerza alienante sobre el sujeto hablante, el lenguaje abre a un rea infinita de movilidad sin lmites. Pero dentro de esta rea an debe haber alguien que se mueva, y no podemos pensar el ser del lenguaje sin pensar el ser del sujeto hablante. As como el ser-as del mundo no impone ninguna organizacin absoluta del lenguaje, tampoco ste ltimo impone una expresin absoluta al sujeto. Debemos penetrar en el corazn de esta idea. Ciertamente hay una pre ontologa inmanente en el lenguaje griego, pero investigarlo no nos ayudar a entender por qu Demcrito no es Parmnides, o por qu Aristteles difiere tan profundamente de Platn. La cuestin es infinitamente ms compleja que esto. Porque mientras es verdad que los escritos de estos filsofos son monumentos que proveen el acceso material al tesoro lingstico, tambin lo es el que ellos [,] que han formado este lenguaje que los ha formado a ellos y nosotros seriamos virtualmente incapaces de decir cualquier cosa acerca de esta pre ontologa griega (o bien diramos algo bastante diferente al respecto) [,] tuvieron los pensamientos contenidos en aquellos textos sin trabajarlos. Es absolutamente errneo acercarse a los textos griegos (o a cualquier otro texto) como si existiera un significado griego de aletheia, un significado griego de logos, al cual el intrprete tiene un acceso anterior a su lectura de los textos e independiente de ellos. La aletheia de Parmnides no es la aletheia de la tribu, no ms que lo es la de Platn. El logos de Herclito no es el de Homero ni el de Aristteles. Tenan al respecto tanta relacin como tienen el oso y la ballena y, como como stos, son incapaces de libar batalla entre ellos. Si las significaciones disponibles empiezan por ser inusuales, entonces nuestra reflexin acerca del lenguaje no es nada si no pensamos acerca de la cuestin que presenta ste ltimo. Esta es la razn por la cual Merleau-Ponty insiste tan denodadamente y tan insistentemente en la oposicin (que ya se encuentra tempranamente en Fenomenologa de la percepcin) entre la palabra hablante y la palabra hablada; es tambin la razn por la cual rechaza una distincin absoluta entre una perspectiva sincrnica y otra diacrnica. La razn no es simplemente el patente absurdo formal de la idea de que uno puede abstraer el estudio del objeto considerado en seccin transversal respecto del estudio de ese mismo objeto considerado en su desarrollo. Tambin tiene que ver con el hecho de que diacrona y sincrona se engloban una a la otra de una manera diferente y ms profunda. Es una caracterstica del lenguaje como sistema el que nunca se reduce a una coleccin de significaciones disponibles, que incluso cuando se ve sincrnicamente no se agota en su estado sincrnico, sino que siempre contiene inminente y preminentemente- algo ms. Y es tambin una caracterstica del lenguaje como historia el que inmediatamente incorpora dentro de su sistema todo lo que emerge como un cambio en el sistema; que hace posible lo inusual por medio de lo usual, transformando aquello en esto ltimo.Cmo debemos considerar entonces la expresin original o inusual? Qu es lo que le permite a Aristteles escribir? Es el idioma griego mismo el que lo empuja a revolucionarlo; aquello que tiene que decir, de hecho no puede decirlo sin someter a ese lenguaje a torsiones inauditas. Es por medio de este pisoteo del lenguaje, que lo lleva mas all de sus limites, que es capaz de escribir de una manera que no tiene precedentes y no se repetir jams. De aqu la extraa idea, por tanto tiempo creda, de que los textos aristotlicos consistan en notas de clases de sus alumnos. Maravillosas pocas eran de hecho aquellas en que los alumnos componan frases tales como El origen es aquello por lo cual algo existe, o llega a ser, o es conocido.

Qu es entonces el origen de la expresin original? Qu es una intencion significativa, la cual indudablemente en el punto de la expresin aun no se sabe ella misma, pero que de cualquier manera inclina el discurso con una torsin particular, con una deformacin coherente? Cmo es capaz de mantener esta coherenia? Cmo debemos pensar este vaco determinado? Ciertamente, no como la suma de determinaciones negativas. Es verdad que el pensamiento in sattu nascendi sabe muy bien qu es lo que no quiere decir, qu es aquello con lo que no quiere ser confundido; o, mas bien, no tiene problema en decir ante alguna formulacin arriesgada: No es esto lo que quiero decir. Pero esto es una virtualidad que se mantiene en reserva, y que solo se moviliza accidental y parcialmente. Crear no es negar la infinidad de lo que uno no quiere crear; tampoco es negar ciertos elementos determinados. Es fcil convencerse de este hecho: tome cualquier profesor de filosofa, hgalo negar todo sistema filosfico, y espere a que produzca un pensamiento original. El vaco determinado es de hecho una posicin indeterminada y determinante. Esto significa que la expresin original es origen, y en los tres sentidos del termino: es la fuente de su ser, de su llegar a ser, y de su ser conocido. En este sentido, no puede ser analizado ni descripto, porque no hay anlisis ni descripcin de aquello que adquiere su ser en el momento mismo de su origen. Si pudiramos analizar el enigma de esta coherencia que an tiene que reconocerse como coherente, que se inventa a s misma en el acto de decir el mundo que dice, poseeramos la clave de toda expresin pasada, presente y futura. En otras palabras, hubiramos abolido su posibilidad.Merleau-Ponty estaba bastante al tanto de esto. Si en su texto de 1951 que hemos citado arriba muestra que el anlisis de una expresin original se agota antes de alcanzar su meta, tambin da el punto esencial de que decir una tradicin habr sido fundada significa lo mismo que decir que un origen surgir. Concluiremos de esto que el lenguaje no nos envuelve, que somos llevados por l como el realista cree estar determinado por el mundo exterior o el telogo conducido por la Providencia? Eso sera olvidar la mitad de la verdad. La palabraesta operacin paradjica, todos los vocablos que se han convertido en simples indicios de un pensamiento unvoco, nada ms han podido hacerlo porque funcionaron primero como palabras originarias; la claridad de lo adquirido descansa en la operacin bsicamente oscura por la que hemos eternizado en nosotros un momento de vida fugazEsta operacin ha de considerarse como un hecho ltimo, puesto que toda explicacin que de la misma quisisemos dar ora la explicacin empirista que reduce las significaciones nuevas a las significaciones dadas, ora la explicacin idealista que plantea un saber absoluto inmanente a las primeras formas del saber consistira, en definitiva, en negarla; La expresin es en todas partes creadora y lo expresado es siempre inseparable de ella. No hay un anlisis que pueda clarificar el lenguaje y exponerlo ante nosotros como un objeto. El acto de palabra no es claro ms que para quien efectivamente habla o escucha, se vuelve oscuro desde el momento en que queremos explicitar las razones que nos han hecho comprender as y no de otro modo. Al hablar de la pelcula a cmara lenta que se haba hecho de Matisse en el trabajo, y que muestra el pincel del pintor meditar, en un tiempo dilatado y solemne, en una inminencia de comienzo del mundo, iniciar diez acciones posibles, ejecutar ante la tela como una danza propiciatoria, rozarla numerosas veces hasta casi tocarla, y abatirse por fin como el rayo sobre el nico trazo necesario, Merleau-Ponty observa: Hay, por supuesto, algo de artificial en este anlisis, y si Matisse lleg a creer, fiado del film, que haba escogido verdaderamente, ese da, entre todos los trazos posibles, y result como el dios de Leibniz un problema de mnimum y mximum , se equivocNo tuvo, bajo la mirada de su espritu todos los gestos posibles, no tuvo que irlos eliminando a todos menos uno, dando razn de su eleccinResolvi con un sencillo gesto el problema que, analizado a posteriori, parece suponer un nmero infinito de datos. Y al margen de su manuscrito, aade la siguiente y profunda cuestin: Mnimum y mximum: definido por qu coordenadas?.... En efecto qu lmites? La respuesta es clara: son lmites impuestos y definidos por el mero gesto del pintor, e imposibles de descubrir fuera de ese gesto. El anlisis que hubiese demostrado luego del evento que el problema pareca contener un infinito nmero de datos, y que su solucin descansaba en la eliminacin de todos excepto uno de ellos, es un pseudo anlisis. Es el fantasma perseguido eternamente por el idealismo, que nunca ha logrado adquirir siquiera la menor sombra de sustancialidad, que slo puede pronunciar como una frase vaca, y contra la cual Merleau-Ponty ha luchado tan frecuentemente. El gesto de Matisse es ese particular ir a tientas en la oscuridad por donde arriba a la agilidad necesaria. Afirmar no es negar negaciones excepto en lgica formal, donde afirmaciones y negaciones se aplican a cualquier cosa, lo cual es igual a decir que no se aplican a nada. La expresin original es origen. De cualquier manera es importante que intentemos mantener a la vista ambos lados de esta originalidad, su solidaridad esencial y su separacin. El texto de 1951 previamente citado parece ubicar la expresin original y su comprensin en el mismo nivel, y a presentarlos como superponibles. Ahora bien, [si] en un sentido es verdad que el discurso es siempre una operacin paradjica (como se afirma en Fenomenologa de la percepcin), eso, en consideracin a un nuevo significado, la comprensin no puede ser referida a una anterior combinatoria de significaciones dadas que pueden hablar, y que la recepcin del mensaje creado es en s misma es una operacin no trivial. Una nueva msica, afirma Merleau-Ponty, en s misma crea en ltima instancia su propio pblico, y podramos decir que un pblico se crea a s mismo como pblico para esta nueva msica. Aun as, estos dos movimientos no son superponibles. Hay una simetra fundamental entre la actitud de aquellos para quienes el Abschattungen sucesivo transmitido por palabras, notas o pinceladas, lentamente o repentinamente se cristaliza impredeciblemente de modo que se recibe de ellos un sentido; y la actitud de alguien agobiado por un significado que es intolerable en tanto no puede ser asido, pero aun as persiste, tan evasivo como tenaz- y que hace prueba de ello, inviste, abandona, modula un cierto grupo de signos hasta el movimiento final de su realizacin triunfante en una frase, o tema, o gesto finalmente hallado. Sera poco sabio pasar por alto a toda prisa esta asimetra. Para entender esta otra banalidad, que el escribir y el leer no son aquellas operaciones simtricas por las cuales las han tenido el idealismo y el estructuralismo, y que rio arriba y rio abajo de la fuente de expresin el paisaje vara, es entender el rol constantemente instituyente de la palabra hablante, el hecho de que esta ltima es institucin que comienza siempre de nuevo y, tal como la historia, es creacin continua. La historia slo puede ser localmente estable porque es globalmente inestable. Porque sin esta incalculable multiplicidad de orgenes recurrentes y divergentes que contiene, sin esta acumulacin de puntos singulares que fluyen cada uno hacia los otros sin perder su singularidad, las cosas no seran ni llegaran a ser ni seran conocidas. En consecuencia, podemos percibir una doble verdad. Por un lado, existe la novedad en el sentido fuerte del termino; hay una irreductibilidad de las cosas respecto de aquello que las ha precedido; lo usual necesariamente fue alguna vez inusual; cada lenguaje y cada cultura establecieron su origen y son en s mismos la condicin de su propio ser, llegar a ser y conocimiento; y, en cada ocasin, uno debe hacer el viaje hacia este origen, morar un tiempo en el sitio de su aurora, si uno quiere despertar el undverstandene Selbsverstndlichkeiten. Pero por el otro lado, dentro de un rea dada espacio temporalmente contigua, sin importar su vastedad, no hay rupturas absolutas, abismos insuperables, en tanto slo es a travs del apoyo prestado por las significaciones disponibles (o los instrumentos o instituciones en sentido lato) que el nuevo significado puede emerger.Por lo tanto el origen instituyente no es simplemente el de un Urstiftung sobre el cual el lenguaje, la cultura, o un conjunto definido de instituciones han emergido de una vez y para siempre. Ni tampoco es simplemente el de Stiftung de sucesivos y logrados lenguajes y culturas. El origen instituyente esta siempre ah, elevado, atravesando verticalmente el aqu y ahora, como dice en Lo visible y lo invisible. Y si est ah, es porque el sujeto es origen. El sujeto, y los sujetos. Porque este origen siempre inminente privilegia ciertos sitios en distintos momentos, pero no excluye a ninguno. Para cierta perspectiva de la historia es el prosista, el pensador, el pintor el que fascina; del mismo modo, nuestra mirada siempre est extendida sobre los picos de las montaas negando el hecho que slo existen por la masa y el empuje anti vertical que los sostiene. La mera posibilidad de aquella rica y condensada creacin que constituye la creacin depende de la diaria y annima creacin en que todos participan, y por la cual a travs de una constante transformacin- se preserva el lenguaje; en el mismo sentido, depende de aquella paradjica y perpetuamente renovada operacin por la cual la sucesiva y simultanea comunidad de hablantes se crea a s misma al demostrar su capacidad de absorber lo nuevo.Una vez ms, qu es el discurso? Talvez prestemos ms luz a la materia planteando la absurda cuestin acerca de qu es imposible hablar? Gorgias no tiene escrpulos acerca de la respuesta: de todo y de nada, diciendo con ello todo y nada. Pero, si nos rehusamos a seguirlo dnde pondremos una frontera que no sea trasgredida con el mero hecho de demarcarla? Dejando de lado estos juegos, sabemos que el autntico discurso no pide alto en ninguna parte. en un sentidoel lenguaje es todo. lo sensible no ofrece nada que se pueda decir si no se es filsofo o escritor, pero eso no se debe a que sera un en-S inefable, sino al hecho de que no se sabe decir. Y aun, de cualquier manera, cualquiera sea nuestra habilidad para hablar, el silencio contina englobando al lenguaje, y por lo tanto existe necesariamente aquello que es indecible; si furamos a decirlo, en el mismo instante estaramos envueltos por l. Lo que ella no ve, no lo ve por razones de principio, porque es conciencia de que no lo ve. Lo que ella no ve es lo que en ella prepara del resto...Lo que ella no ve es lo que hace que vea, es su ligazn con el Ser, es su corporeidad, son los existenciarios por los cuales el mundo deviene visible, es la carne donde nace el objeto. Aquello que no puede ser dicho es lo que nos hace decir; lo indecible es la indecibilidad misma, aquello a lo cual lo decible debe su existencia. Lo indecible es origen: origen como tal, y cada origen. De los primeros y de los ltimos trminos hay pensamiento (nous), no discurso (logos) dijo Aristteles. silencio del lenguaje absoluto, del lenguaje pensante escribi Merleau-Ponty. Expresin extraa: cmo un lenguaje puede ser absoluto? En qu sentido puede guardar silencio? Pero no es extrao que Aristteles afirme, no meramente que el anhipotheton ni el esto el particular concreto- puedan ser aprehendidos en el discurso sino, que en ambos casos en el on on como en el de la cosa particular- slo tenemos acceso por medio del nous? Probablemente Merleau-Ponty no lo hubiera encontrado extrao, ya que en las Notas de trabajo insiste crecientemente acerca de la esencial relacin entre pensamiento y percepcin, independientemente de cul de stos se tome como principal. ver es esa especie de pensamiento que no necesita pensar para poseer el Wesen. tener-conciencia = tener una figura sobre un fondo uno no puede ir ms lejos. La historia de la filosofa debe ser pensada como como percepcin de los otros filsofos. Seguramente, no se trata de que tal percepcin y tal pensamiento son iguales o indistinguibles. Ni siquiera es aqu la cuestin de su reciproca participacin y solapamiento. Lo que est ms bien en cuestin aqu es su homologa de ser; de ser-para, ya sea como objeto de percepcin o de pensamiento, es haber emergido como figura sobre un suelo. Homologa disposicin, complicidad en una multitud de caminos que se intersectan, asimtrica reflexin: lo que est implicado es, y aun as no es, lo mismo, en que la cosa slo puede existir dentro del horizonte del mundo, y que ver es sostener una figura sobre un suelo; es y aun as no es la misma cosa la que est implicada en el pensar y en el percibir.Qu es esta no-mismidad? Qu hay, en el pensar, que hace que aquel tipo de ver que no necesita ver para acceder a los fenmenos? Debera sealarse aqu que, a pesar de su carcter, las Notas de trabajo tratan con su cuestin con una sorprendente minuciosidad. Las cuestiones que plantean tambin estn en efecto resueltas (lo que no quiere decir que estn cerradas). Hay una pregunta que queda no poco, sino muy abierta: la cuestin del ser del sujeto. Cmo puede ser que el filsofo que se dispuso a trabajar con la declarada intencin de sobrepasar definitivamente la dicotoma clsica entre sujeto y objeto, y que de hecho empezando por el estudio del comportamiento- alcanz a adentrarse en este camino; aquel que, al final de su viaje alcanz lo visible y lo invisible en el deseo de presentar una nueva ontologa que borrara las anteriores lneas de divisin y a eliminar de su pensamiento los vestigios de una filosofa de la consciencia; quien estuvo cerca de alcanzar ese fin al momento de su muerte; cmo puede ser que este mismo filosofo sea incapaz de acabar con la pregunta del sujeto, y frente a ella se encuentra a s mismo desnudo, desarmado y sin recursos? Qu viene, de mi parte, a animar el mundo percibido y el lenguaje?. Es el mismo ser que percibe y que habla? Imposible que no sea el mismo. Y si es el mismo, no es restablecer el pensamiento de ver y de sentir, el Cogito, la conciencia de...?. Y luego, nuevamente: Pero entonces, cmo comprender la subjetividad?. Desde el principio al final Merleau-Ponty no cesa de afirmar que pensar y hablar son inseparables. Qu deberemos hacer entonces con silencio del lenguajedel lenguaje pensante? Por qu la filosofa debera, como l contina diciendo, retornar al silencio? El pensar no es Uno: tiene mltiples sentidos, y existe de manera mltiple. Pensar: ser consciente; sostener una figura sobre un fondo; ver; hablar. Lo que est implicado aqu es un logos proforikos del sujeto, de la significacin, de la cosa. La cosa profiere ella misma, y hace que el significado sea descubierto en ella. Pero al mismo tiempo, la cosa slo existe en virtud de su logos endiathetos, que est en todo lugar, y que tambin habita en el mundo amorfo de la percepcin, que es ese logos que se pronuncia silenciosamente en cada cosa sensible, en tanto ella vara alrededor de cierto tipo de mensaje, del que no podemos tener idea sino por nuestra participacin carnal de su sentido, adoptando con nuestro cuerpo su manera de significar. Hay algo ms que la articulacin de figura y fondo. Est el significado de la cosa; el logos endiathetos que debe ser descubierto en su disposicin; esta es su esencia como parte total de la materia del mundo, y es lo que subyace a su capacidad de emerger como figura sobre un fondo. Entonces, al pensar, el logos endiathetos del sujeto resuena con el logos endiathetos de la cosa (sea esta visible o invisible). Esta resonancia slo puede suceder en el silencio, en un silencio que no est vaco, que en efecto es absoluto lenguaje ya que ningn termino es esencial para guardar el significado de la cosa. El pensamiento silencioso no es xtasis o intuicin estpida en mayor grado de lo que la materia del mundo es amorfa, incluso aunque carezca de una morph propia. La prueba est en que un impulso habita el silencio. El silencio quiere algo y no lo obtiene. Lo que quiere es tambin ver que escucha en el silencio y as lo trata temticamente: decirlo, y por tanto alcanzar lo audible inaudible, lo invisible en cierto sentido- visible. Cuando inaugura el lenguaje, cuando forja la palabra original, el espritu primitivo, el espritu de la praxis realiza quebrando el silencio lo que el silencio quera y no obtena. Perlo la filosofa necesariamente regresa al silencio. Su regreso final es retorno a Syge el abismo, porque el significado del curso que ha recorrido slo puede resonar al mximo en un nuevo silencio. Si pensar es tratar temticamente, sostener una figura sobre un fondo, entonces pensar es hablar. Si pensar es resonar en el logos interno de lo que existe; si es descubrir lo que subyace a la articulacin figura-fondo tanto en general como especficamente; si es percibir ese amanecer de esa dehiscencia siempre prstina de la cual emerge una figura de un fondo; entonces pensar requiere que la labor sea mantenida a mxima distancia: pensar es permanecer en silencio: rethon gar oudamos. El hombre es tanto logos como sigen echo; es l quien permite que el logos endiathetos de todo lo que existe pase a travs del logos proforiks: pero tambin es capaz de permanecer en silencio en medio de la volubilidad incesante de lo que existe (y no puede cesar de expresarlo sin dejar de existir), y el que primero establece en la historia del mundo un dominio donde existe el existe para un sujeto singular y solitario. De este modo, el sujeto es origen de expresin o sea, simplemente, es sujeto- en tanto que es capaz de resonar en el silencio -y en el silencio hacia el logos de las cosas.Entonces cmo debemos entender la subjetividad? Hay un sentido de la cosa. Ente y sentido estn cada uno en el otro. En cierto sentido, lo que es visible en la cosa existe en virtud de lo que es invisible. En otro sentid, el ltimo existe en virtud del primero. Mi percepcin est ligada a lo visible y a lo invisible, y as en el mismo sentido, pero tambin diferentemente- mi hablar es pensamiento. Aun son mos ambos, porque son correlatos e mi silencio que los soporta, del cuerpo particular que soy, de mi movimiento de expresin. Y todo eso es sentido. Si el sentido es co-extensivo con lo que es, si La infinidad del ser de la que puede tratarse para m esoperante; si no existe el nichtiges Nichts; si hay incluso trascendencia del fantasma; si las vivencias subjetivas cuentan en el mundo, forman parte de la Weltlichkeit del espritu, son llevadas al registro que es el Ser; entonces me es imposible excluirme a m mismo del ser, del sentido; y el sentido es co-extensivo conmigo. No es un doble espiritual ni una reproduccin ideal; no mas de lo que est un hilo tejido en una red, ya que siempre redescubro el hilo en la red y la red en el hilo. Es el logos endiathetos que se expresa a s mismo en el silencio del pensamiento, y que subyace al movimiento de expresin que culmina en la palabra hablada; esto es lo que posibilita a cualquier hombre, en tanto es hombre, a ser origen. Slo existo en los pliegues del ser, del sentido. No soy ms que otro pliegue, pero el modo de ser de este pliegue yace en el modo particular en que despliega y repliega a todos los otros. Es aqu donde la finitud operativa del ente opera sobre s misma. Una cosa entre las cosas, yo mismo expreso como toda otra cosa; pero al mismo tiempo, soy esta cosa particular que es capaz dentro del silencio- de resonar el significado de todo, y as expresar todas las cosas; y de este modo, en ltima instancia, expresarme de un modo que ninguna otra cosa lo hace. Mi modo de ser parte total es especial, es diferente; es un doble pliegue, ya que donde sea que est y en cualquier momento no hay rayo del mundo respecto del cual en principio- no pueda ganar uno u otro modo de acceso. Como las cortinas de la habitacin, como el espeso aire nocturno, Albertina se expresa ella misma mientras duerme; toda noche del mundo se expresa en este aire; todo durazno en la tierra lo hace en el vello de sus mejillas, todo amor inquieto en la mirada, y el silencio sostenindolo todo; y todo esto encuentra expresin en A la Recherche du temp perdu, tanto como el mar verde desde la terraza del septeto de Raspeliere y Venteuil, que por lo tanto contar en el mundo mucho ms que otros que se hayan compuesto. Pero Albertina se despierta y habla. Dice: He estado dormida. Situacin confusa e irritante de un ser que es a la vez, aquello de lo que est hablando. Proust se despierta y habla de su sueo en la sala en Doncieres; habla de sus experiencias vividas subjetivas, por lo tanto recordndolas en una segunda y ms grande pgina del registro. Habla de lo que era cuando l aun no era. As como ve-lo-visible, dice-lo-decible, diciendo de mltiples maneras y mltiples decires. Una situacin que es de mltiples modos confusa e irritante, la situacin de un ente que puede llegar a ser lo que ser slo si habla de ello. Y Merleau-Ponty habla de la palabra proustiana, de su relacin con su objeto y con todo mundo, de un modo que talvez nos permita entender lo indecible de esta relacin y tambin l, por lo tanto, habla con su propia palabra.Si es verdad, por lo tanto, que slo la reversibilidades verdad ltima, pero tambin es verdad que esta reversibilidad slo se ofrece en el movimiento irreversible que la reconoce como reversibilidad. Luego de esta reversibilidad generalizada emerge esta otra reversibilidad particular, la del sujeto, y la relacin entre estas dos no es reversible. Hay una diferencia suprema, subsistente e irreductible en el ente que subyace la asimetra del pasaje desde el pensamiento silencioso hacia la palabra hablante y de esta ltima al primero; y esta es la razn por la cual lo decible y lo indecible aunque son estrictamente co extensivos- no son superponibles. Olvidar u obliterar esta diferencia suprema seria justamente olvidar u obliterar aquello por lo cual nos es dada la reversibilidad. el dilema: cmo atenerse a la conciencia? cmo recusar la conciencia? afrontarlo por la idea de la conciencia como Offenheit. La mente, sin las comas invertidas, es ese quiasmo, ese retorno, que hace que el abandonarse uno mismo sea un retirarse a uno mismo, y viceversa, lo que ciertamente no es algo que pueda decirse de las cosas naturales. Debemos reconocer, incluso si resulta tedioso y molesto para los filsofos de semanarios, la circularidad de ese ser singular que, en cierto sentido, es ya todo lo que l llega a pensar. Esta circularidad del ser singular -o esta singularidad del ser circular- que est ligada con la circularidad de lo que es en un crculo que no es superponible sobre s mismo, nos presenta una reversibilidad condicional sobre una relacin irreversible aquella entre la mente y el mundo- que expone que el espritu est en el mundo pero como lo otro. El sujeto no es una apertura en el sentido de una ventana o de un agujero en la pared. Lo abierto, en el sentido de agujero, es Sartre, es Bergson, es el negativismo o el ultrapositivismo (Bergson), indiscernibles. No hay nichtiges Nichts. Entonces, es apertura en el sentido de la labor de abrir, de la inauguracin constantemente renovada, de la actuacin del espritu primitivo, del espritu de la praxis. O, en otras palabras: el sujeto es aquello que abre.DUDAS DE TRADUCCIN Traduccin de la versin inglesa de Las encrucijadas del laberinto de K. Soper y M. Ryle, MIT Press, Cambridge, 1984.

Merleau-Ponty, Notas de trabajo en Merleau-Ponty, Lo visible y lo invisible, trad. Consiglie y Capdevielle, Nueva visin, Bs. As., 2010, Cogito tcito y sujeto hablante. Febrero de 1959 p. 158.

Fenomenologa de la percepcin, Planeta, trad. Cabanes, VI. El cuerpo como expresin y la palabra, p.191

Merleau-Ponty, Signos, Seix Barral, trad. Martnez y Oliver, Barcelona, 1964, Sobre la fenomenologa del lenguaje, III: p. 111

V I, p. 218

V I, p. 193

Fenomenologa de la percepcin, VI. El cuerpo como expresin y la palabra, nota 4, p. 195

dem, p.491

dem, p. 177

Signos, El filsofo y la sociologa p. 126

Merleau-Ponty, Lo visible y lo invisible, p. 100

dem, p. 195

dem, p. 193

Merleau-Ponty, Notas de trabajo, Enero 1959, p. 153

Signos, Sobre la fenomenologa del lenguaje, II: p. 108

Merleau-Ponty, Notas de trabajo, Los sentidos - la dimensionalidad - el Ser. Noviembre de 1959 p. 193

Merleau-Ponty, La prosa del mundo, Taurus, trad. Gutierrez, Madrid, 1971, p. 76

dem, p. 89

dem, p.112

Signos, Sobre la fenomenologa del lenguaje, III: p. 115

Signos, Sobre la fenomenologa del lenguaje, II: p. 107

dem, p. 108

dem, p. 109

dem, p. 110

Fenomenologa de la percepcin, VI. El cuerpo como expresin y la palabra, p. 213

Signos, Sobre la fenomenologa del lenguaje, II, I. La lengua y la palabra, p. 103; Prosa del mundo, La ciencia y la experiencia de la expresin, p.50.

Signos, p. 103

Aristteles, Metafsica, V, 1, Arch [N. d. T.: aparentemente, la cita corresponde a 1013a19]

Fenomenologa de la percepcin, 3ra. parte: EL SER-PARA-S Y EL SER-DEL-MUNDO, I El Cogito: p. 411

bidem, p. 398-400

La prosa del mundo, La ciencia y la experiencia de la expresin p. 78

[N. d. T.: evidente mal entendido]

[N. d. T.: establecimiento primordial]

[N. d. T.: fundacin, donacin]

Lo visible, p.139

Notas incluido en Lo visible y lo invisible, Nueva Visin, La filosofa de lo sensible como literatura. Mayo de 1960, p. 222

dem, Ceguera de la consciencia. Mayo 1960, p. 219

dem, Cogito tcito y sujeto hablante. Febrero de 1959 P. 158

dem, Visible-Invisible. Mayo 1960 p. 218

dem, p. 176

dem, [Sin fecha, probablemente junio de 1959], p. 177

dem, p. 170

dem, p. 180

dem, p. 173

dem, p. 185

dem, p. 158

dem, p. 161

dem, p. 222

dem, p. 84

dem, p. 171

dem, P. 166

La prosa del mundo, p. 41

Lo visible y lo invisible, p. 140

Lo visible y lo invisible, p. 177

Lo visible y lo invisible, p. 178

Signos, p. 135

Lo visible y lo invisible, p.175

Extract some will-o-the-wisp meaning

It is a case, on one hand, of not wanting to know what one does, and, on the other, of not wanting to know how one does it.

Being-thus of the world labours from within the aparently arbitrary nature of lenguage

thisness

Do away with the question

Speaking mulyiply and multiply spoken

Wich brings it about that the spirit is in the world, but as the other