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Cementerio de animales · momento sólo él había visto. Una vez consiguió la plaza en la Universidad de Maine, hizo un viaje en avión, para visitar cada una de las siete viviendas

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Títulooriginal:PetSemataryTraducción:AnaMªDeLaFuente

©1983byStephenKing©Plaza&Janés,S.A.ParasuventaexclusivaenEspaña.

PrintedinSpainISBN:978-84-01-49102-9Todoslosderechosreservados.Bajolassancionesestablecidasenlasleyes,quedarigurosamenteprohibida,sinautorizaciónescritadelostitularesdelcopyright,lareproduccióntotaloparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,comprendidoslareprografíayeltratamientoinformático,asícomoladistribucióndeejemplaresmediantealquileropréstamopúblicos.

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ParaKirbyMcCauley

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Heaquíavariaspersonasqueescribieronlibrosparacontarlascosasquehicieronyporquélashicieron:

JohnDean,HenryKissinger,AdolfHitler,CarylChessman,JebMagruder,Napoleón, Talleyrand,Disraeli,Robert Zimmerman (aliasBobDylan), Locke,Charlton Heston, Errol Flynn, el ayatolá Jomeini, Gandhi, Charles Olson,CharlesColson,uncaballeroVíctoriano,eldoctorX.

Lamayoríade lagentecreeque tambiénDiosescribióunLibrooLibros,paradecirlascosasquehizoy—enciertamedida—porquélashizo,ypuestoque esa gente cree asimismo que los humanos fueron creados a imagen ysemejanza de Dios, también Él puede ser considerado persona o, paraexpresarlomáscorrectamente,Persona.

Heaquíavariaspersonasquenoescribieron librosparacontar lascosasquehicieron…,nilasquevieron:

ElhombrequeenterróaHitler,elquehizolaautopsiaaJohnWilkesBooth,elqueembalsamóaElvisPresley,elqueembalsamó—bastantemalporcierto,al decir de la mayoría de los enterradores— al papa Juan XXIII, las tres ocuatrodocenasdeenterradoresquelimpiaronJonestown,acarreandobolsasdecadáveresyensartandovasosdecartónconesospinchosqueusanlosguardasde los parques públicos, mientras espantaban las moscas, el hombre queincineró a William Holden, el que recubrió de oro el cuerpo de AlejandroMagno,paraquenosepudriera,losquemomificaronalosfaraones.

Lamuerteesunmisterioyelentierro,unsecreto.

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PRIMERAPARTE

Jesúsdijoasusdiscípulos:«Lázaro,nuestroamigo,estádormido,

perovoyadespertarle.»Losdiscípulossemirabany

algunossonreían,porquenosabíanqueJesúshablabaensentidofigurado.

«Señor,siduerme,sanará.»EntoncesJesúslesdijoabiertamente:

«Lázarohamuerto,sí…perovayamosaél.»

EvangeliodeSanJuan(paráfrasis)

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LouisCreed,quesequedósinpadrealostresañosynoconocióasusabuelos,noesperabaencontraraunpadrealostreintaytantoaños,peroestofueexactamenteloque ocurrió…, aunque a aquel hombre él le llamaba amigo, como haría cualquierpersona adulta que encontrara ya de mayor al hombre que hubiera debido ser supadre.Conocióalindividuolatardeenqueél,suesposaysusdoshijossemudabanalagrancasadepiedraymaderablancadeLudlow.ConellosibaWinstonChurchill.ChurcheraelgatodesuhijitaEileen.

Elcomitédelauniversidadencargadodebuscarunaviviendaenunradiodefácilacceso se había movido despacio, la búsqueda fue muy laboriosa y cuando ya seencontraba cerca del lugar en el que debía de estar la casa («Todos los hitosconcuerdan… como los signos astrológicos la noche que precedió al asesinato deCésar», pensaba Louis morbosamente») los viajeros estaban cansados y con losnerviosa flordepiel.Gageestabaechando losdientesy lloriqueabacasi sinparar.PormásqueRachellecantaba,elpequeñonosedormía.Lamadreledioelpecho,apesardequenoerasuhora.Gage,queconocíaelhorariotanbiencomoella—otalvezmejor—,lamordióconsusdientecitosnuevos.Rachel,queaúnnolasteníatodasconsigo respecto a aquel traslado a Maine desde Chicago, de donde no se habíamovido en toda su vida, se echó a llorar. Eileen, al parecer por una especie desolidaridadfemenina,laimitó.Enlatraseradelafurgoneta,Churchseguíapaseandoincansablemente,comohicieradurantelostresdíasquehabíaninvertidoenelviajedesdeChicago.Simientrasestuvoenlacestasusmaullidosresultabancargantes,noera menos molesto aquel continuo ir y venir que mantenía el animal desde elmomentoenqueellosserindieronylodejaronsuelto.

HastaelpropioLouissehubieraechadoallorardebuenagana.Depronto,seleocurrió una idea descabellada pero tentadora: propondría retroceder hasta Bangorparacomeralgomientrasesperabanelcamióndelamudanzay,encuantoseapearanlos tres rehenes que le habían tocado en suerte, él pisaría a fondo el acelerador ydesaparecería sinmirar atrás, alimentando generosamente el enorme carburador decuatrocilindrosdelafurgonetaconcarísimagasolina.SedirigiríahaciaelsurynopararíahastallegaraOrlando,Florida,donde,bajonombresupuesto,conseguiríaunpuesto demédico en DisneyWorld. Pero antes de llegar a la autopista del sur sedetendríaparadejartambiénaljodidogato.

Pero entonces doblaron el último recodo, y allí estaba la casa, que hasta aquelmomentosóloélhabíavisto.UnavezconsiguiólaplazaenlaUniversidaddeMaine,hizounviajeenavión,paravisitarcadaunadelassieteviviendasseleccionadasporfotografía,ysequedóconésta:unaviejamansiónestilocolonialdeNuevaInglaterra(debidamenteremozadayaislada:elcostedelacalefaccióneraunabuenacarga,pero

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elconsumopodíaconsiderarserazonable),contresgrandeshabitacionesenlaplantabaja y cuatro en el pisoyun espacioso cobertizo en el que, con el tiempo, podíanhacersemáshabitaciones:todoello,rodeadoporunmantodecésped,verdeyjugosoinclusoconelcalordeagosto.Detrásdelacasahabíaunagranexplanadaenlaquepodríanjugarlosniñosy,másallá,elbosquequeparecíanoacabarnunca.Segúnledijoelcorredordefincas,lapropiedadlindabacontierrasdelEstado,enlasquenoseiba a edificar en mucho tiempo. Los restos de la tribu de los indios micmacsreclamaban casi tres mil doscientas cincuenta hectáreas en Ludlow y ciudadessituadas al este de la región, y el complicado litigio, en el que intervenían lasautoridadesfederalesademásdelasdelEstado,podíaprolongarsehastamásalládelaño2000.

Racheldejódellorarbruscamenteyseirguióenelasiento.—¿Esésta…?—Estaes.—Louisestabaintranquilo;mejordicho,estabapreocupado.Bueno,en

realidadsesentíafrancamenteangustiado.Poraquellacasahabíahipotecadoéldoceañosdesuvida.NoacabaríadepagarlahastaqueEileentuvieradiecisieteaños,unaedadincreíble.

Louistragósaliva.—¿Quéteparece?—Meparecepreciosa—dijoRachel.Yaélselequitóunpesodeencima.Ella

era sincera; se le notaba por su forma de mirarla mientras daban la vuelta por elcaminoasfaltado,yderecorrerconlosojoslasciegasventanascomosiyapensaraencortinas,forrosdearmariosycosasasí.

—¿Papá? —dijo Ellie desde el asiento trasero. También ella había dejado dellorar.HastaGageestabacallado.Louissaboreabaelsilencio.

—¿Quéquieres,cielo?Porelretrovisor,Louisveíalosojoscastañosyelpelorubiooscurodesuhijaque

contemplabalacasa,elcésped,eltejadodeotracasaqueasomabaalolejos,hacialaizquierda,yelpradoquellegabahastaelbosque.

—¿Eséstanuestracasa?—Loserá,tesoro.—¡Hurra! —gritó ella, y casi le dejó sordo. Y Louis, que a veces se irritaba

bastanteconsuhija,sedijoquenoleimportabaenabsolutonollegaraponerlospiesenDisneyWorld,Orlando.

Detuvoelcochedelantedelcobertizoyquitóelcontacto.Elmotor crepitó suavemente.En el silencio, que parecía inmenso para quienes

venían de Chicago y estaban habituados al ajetreo de State Street y del bucle, unpájarocantabaalaluzdelatardecer.

—Nuestracasa—murmuróRachel,contemplandolaescena.

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—Casa—dijoGagedesdesuregazo,conairedesatisfacción.Louis y Rachel se miraron. Los ojos de Eileen, reflejados en el retrovisor, se

agrandaron.—¿Túhas…?—¿Él…?—¿Loha…?Hablaronlostresalavezylostresseecharonareír.Gage,impasible,sechupaba

el pulgar. Hacía casi un mes que decía «ma, ma, ma» y un par de veces habíaensayadoalgoque sonabacomo«pa,pa,pa», aunquequizáno fueranmásque lasganasqueLouisteníadeoírlo.

Peroesto,yafueracasualidadomimetismo,eraunapalabradeverdad.Casa.LouistomóaGagedelregazodesuesposayloabrazó.YasífuecomolosCreedllegaronaLudlow.

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EnlamemoriadeLouis,aquelmomentoconservósiempreunacualidadmágica:quizá,enparte,porquefuemágicodeverdad;pero,principalmente,porqueelrestodelatardefuecaótico.Durantelastreshorassiguientes,nilamagianilapazhicieronactodepresencia.

Louis había guardado las llaves meticulosamente (él era hombre ordenado ymetódico)enunsobredepapelmanilaenelquehabíaescrito:«CasadeLudlow-llaves recibidas el 29 de junio», y las puso en la guantera del coche. Estabacompletamenteseguro.Yahoralasllavesnoaparecían.

Mientraséllasbuscaba,conciertaimpacienciaysupocodeansiedad,RachelsepusoalniñoenlacaderaysiguióaEileenhastaelárbolquehabíaenelprado.Louisestabamirandodebajode losasientospor terceravezcuandosuhijadioungritoyrompióallorar.

—¡Louis!—llamóRachel—.¡Laniñasehahechodaño!Eileensehabíacaídodeuncolumpiohechoconunacámaradeneumáticoyhabía

dadoconlarodillaenunapiedra.Erasólounarañazo,perolachiquillachillabacomoelqueacabadeperderunapierna,segúnpensóLouis(conmuypocacaridad).Miróhacialacasadelotroladodelacarretera,encuyasalaseveíaluz.

—Bueno, Ellie —dijo—. Ya basta. O los vecinos van a pensar que se estáasesinandoaalguien.

—¡Medueleeee!Louis,conteniéndoseensilencio,sefuealcoche.Lasllaveshabíandesaparecido,

peroelbotiquínseguíaenlaguantera.Losacóyvolviójuntoasufamilia.Eileen,alverelestuche,gritóaúnconmásfuerza.

—¡No!¡Lacosaquepica,no!¡Lacosaquepica,no!¡No,papá,no…!—Eileen,lamercrominanopica…—Aversiteportascomounachicamayor—dijoRachel—.Noesmásque…—No-no-no-no-noo…—Sinotecallas,seráelculoloquetepique—dijoLouis.—Estácansada,Lou—murmuróRachel.—Sí—dijoLouis—;séloqueeseso.Sostentelapierna.RacheldejóaGageenelsueloyagarrólapiernadeEileenqueLouisembadurnó

demercromina,apesardeloschillidoshistéricosdelapequeña.—Alguienhasalidoalporchedeesacasa—dijoRachel.TomóenbrazosaGage,

quehabíaempezadoagatearporlahierba.—Fantástico—murmuróLouis.—Lou,laniñaestá…—…cansada,yalosé.—Tapóelfrascoymiróasuhija,muyserio—.Yaestá.Y

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nohadolidonada.Tienesqueservaliente,Ellie.—¡Síqueduele!Dueleee…ALouisseleibalamanoyseasióelmusloconfuerza.—¿Tieneslasllaves?—preguntóRachel.—No las encuentro —dijo Louis cerrando el estuche y poniéndose en pie…

Ahorayo…Gageempezóagritar.Nolloraba,sinoqueberreabaysedebatíaenlosbrazosde

Rachel.—¿Qué tiene el niño? —gritó Rachel, casi echándoselo encima. Al parecer,

pensabaLouis,éstaeraunade lasventajasdehabersecasadoconunmédico:cadavezqueelcríoseponeamorir,no tienesmásquepasárseloa tumarido—.Louis,¿qué…?

El niño se restregaba el cuello, chillando como un energúmeno. Louis lo pusobocaabajoyvioqueteníaunbultoblancodebajodelaoreja.Yvioalgomás:eneltirantedelmonohabíaalgopeludoqueseagitabaligeramente.

Eileen,quehabíaempezadoacalmarse, sepusoagritarotravez:«¡Unaabeja!¡UNAABEEEEJA!»Diounsaltoatrásytropezóconlamismapiedraquelehabíadesolladolarodilla,cayósentadayempezóallorar,deldolorydelsusto.

«Voyavolvermeloco—pensóLouisconextrañeza—¡Auuuuuu!»—¡Perohazalgo,Louis!¿Esquenopiensashacernada?—Tieneque sacar el aguijón—dijo a suespaldaunavozgrave—.Esel truco.

Sacarelaguijónyecharleunpocodelevaduraparabajarlahinchazón.—Perolavoztenía un acento local tan cerrado que Louis, cansado y aturdido como estaba, noacertaba a traducir el dialecto: «Saca l'aguijong y ponel'le levaúra pabajál'hinchazong.»

Louis volvió la cabeza y vio a un hombre robusto de unos setenta años, bienllevados, con mono de peto y camisa de algodón por la que asomaba un cuellosurcadodeprofundosplieguesyarrugas.Teníalacaratostadaporelsolyfumabauncigarrillo sin filtro. Cuando Louis lemiró, el hombre aplastó el cigarrillo entre elpulgaryelíndicey,pulcramente,seloechóalbolsillo.Extendiólasmanosysonriócon la boca torcida… y a Louis le gustó enseguida la sonrisa, aunque él no erahombrequeseencariñaraconlaspersonasaprimeravista.

—Nocreaquetratodeenseñarlesuoficio,doctor—dijo.YasíconocióLouisaJudsonCrandall,elhombrequedebiósersupadre.

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Lesviollegardesdeelotroladodelacalle,yveníaaversipodíaayudarenalgo,porqueleparecióqueestaban«unpocoagobiados»,parausarsuexpresión.MientrasLouismanteníaalniñocontrasuhombro,Crandallseacercó,miróelbultodelcuellodeGageyextendióunamanomacizaydeforme.Rachelabriólabocaparaprotestar—parecíaunamanomuytorpeyeracasitangrandecomolacabezadeGage—,peroantes de que ella pudiera articular palabra, los dedos del anciano habían hecho unmovimientocertero, con tantaagilidadyprecisióncomo losdeunmalabaristaquehicierapasearlascartassobrelosnudillosoescamotearaunamoneda.Yyaestabaelaguijónenlapalmadelamano.

—Esgrande—comentó—.Nodiréyodecampeonato,peromuydesarrollado.Louisseechóareír.Crandalllemiróconsusonrisatorcidaydijo:—Comounabuenaverga,¿verdad?—¿Quédice,mamá?—preguntóEileenconextrañeza,ytambiénRachelsoltóla

carcajada.Eraunafaltadeeducación,desdeluego,pero,enciertomodo,noestabafuerade

lugar.Crandall sacóunpaquetedeChesterfieldKings, sepusounoen lacomisurade

suslabios,surcadosdearruguitasverticales,ymoviólacabeza,complacido,mientrasellossereían—hastaGagehacíagorgoritos,apesardelapicadura—yencendióunacerillademaderaconlauñadelpulgar.«Losviejostienensustrucos—pensóLouis—.Sontrucospequeños,pero,algunos,muybuenos.»

Dejó de reír y extendió una mano, la que no sostenía el trasero de Gage: elhúmedotraserodeGage.

—Celebroconocerle,señor…—JudCrandall—dijoelotroestrechándolelamano—.Esustedelmédico¿no?—LouisCreed.Rachel,miesposa,mihija,Ellie,yeldelaguijón,Gage.—Encantadodeconocerlesatodos.—Perdóneme, perdónenos por habernos reído. Es que… estamos un poco

cansados.Volvióaentrarlelarisa:laexpresiónnopodíasermásfloja.Élestabareventado.Crandallmoviólacabeza.—Esnatural—dijo.MiróaRachel—.¿Quiereentrarunmomentoconlosniños,

señoraCreed?Lepondremosalpequeñounacompresadelevadurapararefrescarlainflamación.Miesposasealegrarádepoder saludarla.Casinosaledecasa.Desdehaceunpardeañoslaartritisledamuchasmolestias.

RachelmiróaLouisyélasintió.

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—Muyamable,Mr.Crandall.—Oh,atiendoporJud—dijoelhombre.Depronto, sonóun fuertebocinazo,unmotoraminorando revolucionesyenel

camino interiorqueconducíaa lacasaapareció,bamboleándose,elcamiónazuldelasmudanzas.

—¡SantoDios!—exclamóLouis—.Ylasllavesquenoaparecen.—Noseapure—dijoCrandall—.Yotengounjuego.MelodieronlosCleveland,

elmatrimonioquevivíaantesaquí.Oh,haceyamuchotiempo,porlomenoscatorceoquinceaños.Tuvieronlacasamuchosaños.JoanClevelanderalamejoramigademimujer.MurióhacedosañosyBillsemudóaunapartamentodeunacomunidaddeancianosdeOrrington.Ahoramismoselastraigo.Alfinyalcabo,sonsuyas.

—Esmuyamable,Mr.Crandall—dijoRachelconsinceroagradecimiento.—Notieneimportancia.Nosalegramuchotenercercaagentejoven.Perovigile

alosniños,Mrs.Creed.Pasanmuchoscamionesporesacarretera.Seoyeronchasquidosdepuertasyloshombresdelamudanzaquehabíansaltado

delcamiónseacercabanaellos.Elliesehabíaalejadountrechoydijoentonces:—¿Quéeseso,papá?Louis,queyaibaalencuentrodeloshombres,volviólacabeza.Alextremodel

prado,dondeempezabanlosmatorrales,seabríaunsenderodeunmetrodeancho,muybienrecortado,quesubíaporlaladera,sorteandounosarbustosyseperdíadevistatrasunbosquecillodeabedules.

—Esuncamino—dijoLouis.—Ah, sí —sonrió Crandall—. Algún día te diré adonde lleva ese camino,

jovencita.¿Ahoraquieresquecuremosatuhermano?—Sí—dijoEllie,yañadió,ilusionada—:¿Picalalevadura?

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CuandoCrandallvolviócon las llaves,Louisyahabíaencontrado las suyas.Elsobresehabíaintroducidodetrásdelsalpicaderoporunarendijaquequedabaenloaltodelaguantera.Louislosacóyabriólapuertaalosencargadosdelamudanza.Crandallleentregóelotrojuego,queestabamateyásperoaltacto.Louislediolasgracias y se lo guardó en el bolsillo con aire distraído, mientras observaba a loshombres que entraban en la casa con las cajas, cómodas,mesitas y demás enseresacumulados endoce añosdematrimonio.Allí, fuera de su lugar habitual, parecíanmáspequeñoseinsignificantes.«Unmontóndetrastos»,pensóydeprontosesintiótriste y deprimido; seguramente, aquello era lo que la gente llamaba nostalgia delhogar.

—Arrancadosytrasplantados—dijoCrandallasulado,yLouissesobresaltó.—Parececonocerlasensación—dijo.—Pues no es así. —Crandall encendió un cigarrillo. ¡Chas! hizo el fósforo,

brillandovivamentealaluzdelatardecer—.Esacasadeahíenfrentelaconstruyómipadre.Aquítrajoavivirasumujeryaquídioaluzella.Yelniñoquetuvoerayo.Fueenelmilnovecientos.

—Entoncesustedtiene…—Ochentaytres—dijoCrandall,yLouissealegródequenoañadiera:«perome

sientocomounmuchacho».Lereventabalafrase.—Parecemuchomásjoven.Crandallseencogiódehombros.—Lociertoesquehepasadoaquítodamivida.Mealistécuandoentramosenla

GranGuerra,perolomáscercaquelleguédeEuropafueBayonne,enNuevaJersey.Unlugar infecto.Yaloeraen1917.Conquemealegrédevolver.MecaséconmiNorma,estuvetrabajandoenelferrocarrilyaquísigo.PerohevistomuchascosasdeLudlow.Muchascosas.

Los hombres de lamudanza se pararon junto a la puerta del cobertizo, con elcanapédelacamadematrimonio.

—¿Dóndevaesto,Mr.Creed?—Arriba…Unmomento, yo les indicaré.—Echó a andar, se detuvo ymiró a

Crandall.—Adelante —dijo Crandall sonriendo—. Yo voy a ver cómo está su familia.

Luegoselosenvío.Ahoraserámejordespejarelterreno.Perounamudanzadased.Yoacostumbroasentarmeenelporche,aesodelasnueve,conunpardecervezas.Me gusta ver llegar la noche en el verano. A veces, Norma se sienta conmigo.Acérquese,sileapetece.

—Puede que vaya—dijoLouis, decidido a no hacerlo.La inmediata sería una

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consultadeconfianzasobre laartritisdeNorma(ygratis)enelporche.LegustabaCrandall,legustabasusonrisatorcida,sufranquezayhastasuacentoysumaneradearrastrarlassílabas.Buenapersona,pensóLouis;perolosmédicossuelendesconfiarde la gente. Era una lata, hasta tus mejores amigos acaban pidiéndote consejoprofesional.Yconlosviejoseselcuentodenuncaacabar—.Detodosmodos,nosequedeesperándome.Llevamosundíamuypesado.

—Sóloqueríaquesupieraquenonecesitainvitaciónporescrito—dijoCrandall.YhabíaalgoensusonrisaladeadaquehizocomprenderaLouisqueelviejosabíaloqueélestabapensando.

Siguióconlamiradaalhombreduranteunosmomentos,antesdereunirseconlosdelamudanza.Crandallandabaconsoltura,comosituvierasesentaañosenlugardeochentaytantos.Louissintióunaprimerayleveoleadadeafecto.

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Alasnueve,losdelasmudanzassehabíanmarchadoya.EllieyGage,exhaustos,dormíanensusnuevashabitaciones;Gage,enlacunayEllieenuncolchónpuestoenel suelo, con una montaña de cajas a los pies: sus innumerables lápices, nuevos,gastadosorotos,suspóstersdeBarrioSésamo,suslibrosdecuentos,susvestidosysabe Dios cuántas cosas más. Y, cómo no, allí estaba también Church, roncandolevemente.Aquelligerogruñidoeralomásparecidoaunronroneoqueeracapazdeemitirelgatazo.

Antes, Rachel había recorrido la casa de arriba abajo con Gage en brazos,tratando de localizar dónde Louis habíamandado colocar cada cosa, y haciéndolocambiartododesitio.Louisnohabíaextraviadoelcheque:seguíaenelbolsillodelpecho,juntoconloscincobilletesdediezdólaresquehabíaapartadoparalapropina.Cuando, por fin, el camión quedó vacío, él entregó el cheque y el dinero,correspondióalasgraciasconunmovimientodecabeza,firmóelreciboydesdeelporche losvio irhaciaelcamión.Probablemente,pararíanenBangora tomarunascervezaspararefrescarse.Tambiénaéllecaeríanbienunpardecervezas.EsolehizopensarotravezenJudCrandall.

ÉlyRachelsesentaronalamesadelacocina.Ellateníaojeras.—Tú,alacama—ledijo.—¿Órdenesdelmédico?—preguntóRachel,sonriendolevemente.—Sí.—Deacuerdo—dijoella,poniéndoseenpie—.Estoymolida.Yesposibleque

Gagesedespierteestanoche.¿Vienes?Éltitubeó.Todavíano.Eseviejodelotroladodelacalle…—Carretera. En el campo se dice carretera. Aunque probablemente Judson

Crandalldirácarreteeyra.—Puesentonces,delotroladodelacarreteeyra.Meinvitóatomarunacervezay

me parece que voy a aceptar la invitación. Estoy cansado, perome parece que laexcitaciónnomedejaríadormir.

—AcabaráspreguntandoaNormaCrandalldóndeledueleycómoeselcolchóndesucama—sonrióRachel.

Louisseechóareír,pensandoqueeragracioso—graciosoyalarmante—queunamujerpudieseleerteelpensamientodeesemodo,alcabodeunoscuantosaños.

—Élvinocuandolenecesitábamos—dijo—.Siyopuedohacerleunfavor…—¿Hoyporti,mañanapormí?Élseencogiódehombros.NiqueríanihubierasabidoexplicarleporquéCrandall

lehabíacausadotanbuenaimpresión.

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—¿Quétallamujer?—Muy cariñosa—dijo Rachel—. Tomó en brazos a Gage y él no protestó, a

pesar de que ha tenido un díamuymalo y tú ya sabes que, ni aun en lasmejorescircunstancias,lehacengracialaspersonasextrañas.YaEileenledejóunamuñecaparaquejugara.

—¿Ycómotehaparecidoqueestádelaartritis?—Muymal.—¿Ensilladeruedas?—No…,peroandamuydespacioytienelosdedosasí.—Rachelcurvósusfinos

dedos.Louisasintió—,peronotardes,Lou.Lascasasextrañasmedanescalofríos.—Prontodejarádeserunacasaextraña—dijoLouis,dándoleunbeso.

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CuandoLouisregresó,sesentíaunpocoavergonzado.Nadielehabíapedidoqueexaminara a Norma Crandall; cuando él cruzó la calle (la carreteeyra, rectificó,sonriendo), labuenaseñorayasehabíaacostado.Juderaunasiluetaborrosadetrásdelatelamosquiteraquecubríaelporche.Seoíaelsosegadorocedeunamecedorasobrelinóleo.Louisgolpeólapuertaquerepicósuavementeenelmarco.Labrasadelcigarrillobrillaba,fosforescente,comounaluciérnagagrandeyapacible.Atravésdeunaparatoderadioconelvolumenbajoseoíaunaretransmisióndeportiva.TodoelloprodujoaLouislaextrañasensacióndequeentrabaensucasa.

—Hola,doctor—dijoCrandall—.Mefiguréqueseríausted.—Supongoquelodelacervezaibaenserio—dijoLouisalentrar.—Tratándosede cerveza,yonuncamiento—dijoCrandall—.Elquemiente al

hablar de cerveza se hace enemigos. Siéntese, doctor. Puse unpar de latasmás enhielo,porsiacaso.

El porche era largo y estrecho y estaba amueblado con sillones y otomanas deroten.Louissesentóenunsillónynotóconsorpresaqueeramuycómodo.AmanoizquierdateníauncuboconhieloyvariaslatasdeBlackLabel.Tomóuna.

—Gracias—dijoalabrirla—.Losdosprimerostragoslecayeronenlagargantacomounabendición.

—Nohaydequé—dijoCrandall—.Deseoqueseanmuyfelicesaquí,doctor.—Amén.—Siquiereunasgalletasoalgodecomerselotraigo.Tengounpedazodequeso

queestaráensupunto.—Gracias,perolacervezaserásuficiente.—Deacuerdo,pues,nosdedicaremosalacerveza.—Crandalleructó,satisfecho.—¿Suesposaseacostóya?—preguntóLouis, sinconseguirexplicarseporqué

estabadándolepie.—Sí.Unasvecessequedayotras,no.—¿Esmuydolorosasuartritis?—¿Sabedealgúncasoquenolosea?—preguntóCrandall.Louismoviónegativamentelacabeza.—Serátolerable, imagino—dijoCrandall—.Ellanosequeja.Buenamuchacha

miNorma.—Habíaensuvozunafectosinceroyprofundo.Porlacarretera15pasóuncamión-cisterna.Era tangrandey tan largoque,duranteunmomento,Louisnopudo ver su casa. En un rótulo pintado en el costado del camión, a la luz delcrepúsculo,seleía:ORINCO.

—Vayaarmatoste—comentóLouis.—La Orinco está cerca de Orrington —dijo Crandall—. Es una fábrica de

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fertilizantes. Están todo el día arriba y abajo. Y luego, los de la gasolina, y losvolquetes, y los que van a trabajar a Bangor o a Brewer y regresan a casa por lanoche.—Elviejomovió lacabeza—.Esoes loúnicoquenomegustadeLudlow.Esacondenadacarretera.Muchoruido.Nocheydía.AvecesdespiertanaNorma.Yhastaamí,yesoqueyoduermocomounleño.

Louis que, después del constante estrépito de Chicago, percibía en aquellosextrañosparajesdeMaineunapazcasiimponente,selimitóamoverlacabeza.

—Cualquier día los árabes cerrarán la espita y entonces se podrán cultivarvioletasafricanasenlamismarayaamarilla.

—Tal vez tenga razón.—Louis se llevó la lata a los labios y se sorprendió deencontrarlavacía.

—Ande,doctor,reengánchese—rióCrandall.Louisvacilóydijo:—Deacuerdo,perosólouna.Tengoquemarcharmepronto.—Locomprendo.¿Noesuntrajínesodelamudanza?—Lo es —convino Louis, y los dos hombres quedaron en silencio. Era un

silenciograto,comosiseconocierandemucho tiempo.Eraunasensaciónsobre laque Louis había leído en los libros, pero nunca experimentado. Ahora se sentíaavergonzadodehaberpensadocontantaligerezalodelavisitadelmédicogratis.

Por lacarreterapasózumbandounacamionetalanzandodestellosconlosfaros,comounaestrellaarasdetierra.

—Dichosa carretera —remachó Crandall, pensativo, casi ausente. Luego, sevolvió amirar a Louis con una peculiar sonrisa en sus labios surcados de fisuras.InsertóunChesterfieldenunángulodelasonrisayencendióunfósforoconlauñadelpulgar—,¿Seacuerdadelsenderoqueviolaniña?

Demomento,Louisnosupodequélehablaba.Antesdequedarsedormida,Elliehabíahabladodeunmontóndecosas.Luego,

recordó. Aquella senda bien recortada que serpenteaba cuesta arriba, rodeando elbosquecillo.

—Sí;ustedleprometióexplicarleadondelleva.—Se loprometíy se lodiré—respondióCrandall—.El caminoatraviesaunos

doskilómetrosymediodebosque.Loschiquillosquevivencercadelacarretera15ydeMiddleDrivelocuidanbienporquesonelloslosquelousan.Peroloschicosserenuevan…Ahora la gente semuda conmás frecuencia que cuando yo era joven;entoncesunoelegíaunsitioyallísequedaba.Aunqueellosselodicenunosaotrosycadaprimaveraunapandillacortalahierbadelcaminoylomantienelimpiodurantetodoelverano.Notodoslosmayoresdeporaquísabenqueexiste,muchossí,peronotodos,quiá.Peroloscríossí,yalocreo.

—¿Ellossabenadondelleva?

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—Sí;alcementeriodeanimales.—Elcementeriodeanimales—repitióLouis,desconcertado.—Noestanextrañocomoparece—dijoCrandall,fumandoymeciéndose—.Es

esacarretera,quese llevaacantidaddeanimales.Lamayoría,perrosygatos,perotambién aotros.Un camiónde laOrinco atropelló almapachedomesticadode lospequeñosRyder.Esofue…,¡caray!,debiódeserenelsetentaysieteotalvezantes.Desde luego, antes de que las autoridades prohibieran tener en casa amapaches yzorrillos.

—¿Porquéloprohibieron?—Por la rabia—dijoCrandall—.Haymuchos casos de rabia en elMaine.Un

viejoSanBernardopillólarabiahaceunpardeañosenlazonasurdelestadoymatóacuatropersonas[1].Siesosestúpidossehubieranpreocupadodevacunaralperro,no habría ocurrido eso. Pero a unmapache o a un zorrillo no siempre le toma lavacuna,niaunqueselapongasdosvecesalaño.ElmapachedeloschicosRydereramuycariñoso.Estabalamardelúcido,yseteacercabaytelamíalacaralomismoqueunperro.Elpadrehastalollevóalveterinarioparaquelocaparaylequitaralaszarpas.Esodebiódecostarleunriñón.

»Ryder trabajaba en la IBMdeBangor.La familia se trasladóaColoradohacecincoaños…o talvezseis.Tienegraciapensarqueesosarrapiezospronto tendránedadparasacarelcarnetdeconducir.¿Quesilesdoliólodelmapache?¡Yalocreo!MattyRyderestuvollorandotantotiempoquesumadreseasustóypensóenllevarloal médico. Supongo que ya se le habrá pasado el disgusto, pero esas cosas no seolvidan.Cuandounbuenanimalesatropelladoenlacarretera,esoaunchavalnoseleolvida.

LouispensóenEllieylarecordótalcomolavieraaquellanoche,profundamentedormidaconChurchronroneandoalpiedelcolchón.

—Mihija tieneungato—dijo—.WinstonChurchill.LellamamosChurchparaabreviar.

—¿Ylecuelgaalgoalandar?—¿Cómodice?—Louisnoteníaniideadeloquequeríadecirelhombre.—Quesiaúntienelasbolasoestáoperado.—No—dijoLouis—.No;noestáoperado.Adecirverdad,enChicagohabían tenidosusmásysusmenosaeste respecto.

RachelqueríaquecaparanaChurchyhastapidióhoraalveterinario.PeroLouislaanuló.Aúnnosabíaporqué.Nofueporalgotansimpleyestúpidocomoequipararsupropiavirilidadaladelgatodesuhija,niporqueleirritarapensarquehabíaquecastrar a Church para evitarle a la gorda de la vecina la molestia de asegurar latapaderadelcubodelabasuraafindequeChurchnopudieratirarlaconlapataparainvestigarsucontenido.Ambasrazonescontribuyeron,sí;pero,sobretodo,estabala

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vagaperofirmeaversiónaprivaraChurchdealgoqueLouisconsiderabavalioso:aponerenlosverdesojosdelgatolamiradadelpasota.Finalmente,LouishizoveraRachelque,puestoqueseibanaviviralcampo,aquelloyanoteníaporquéseruninconveniente.YahoraJudsonCrandalllesalíaconquelavidaenelcamporequeríatomarprecaucionesrespectoalacarretera15yconquesiChurchestabaoperado.Unpocodefilosofía,doctorCreed,esbuenaparalacirculación.

—Yoloharíaoperar—dijoCrandallaplastandoelcigarrilloentreel índiceyelpulgar—.Ungatocapadonosaletantoavagabundear.Perosiandasiemprecruzandodeunladoalotro,undíaseleacabarálasuerteytendráqueirahacercompañíaalmapachedeloschicosRyder,alnegrocockerdeTimmyDressleryal lorodeMrs.Bradleigh.Ynoesquealloroloatropellaran,peroundíaamaneciópatasarriba.

—Lopensaré—dijoLouis.—Piénselo.—Crandall sepusoenpie—.¿Cómova lacerveza?Mepareceque

serámejorquesaqueelqueso,despuésdetodo.—Lacervezaseacabó—dijoLouis levantándoseasuvez—.Yyomemarcho.

Mañanameesperaundíademuchotrabajo.—¿Empiezaenlauniversidad?Louisasintió.—Loschicosnoiránhastadentrodedossemanas,pero,paraentonces,yatengo

quesaberenquéconsistemitrabajo,¿noleparece?—Sí.Puede tenerproblemas, sinosabedóndeestán laspíldoras.—Crandall le

tendió lamanoyLouisse laestrechó,aunquesinapretar,pensandoque loshuesosviejos duelen enseguida—.Venga cualquier noche—dijo—.Quieroque conozca amiNorma.Meparecequelecaeráustedbien.

—Asíloharé—dijoLouis—.Mealegrodehaberleconocido,Jud.—Lomismodigo.Yaverácómoseaclimatanenseguida.Yhastapuedequese

quedenunabuenatemporada.—Esoespero.Louisrecorrióelsenderodelosasdesigualesysalióalacarretera.Allítuvoque

pararse porque pasaba otro camión, seguido de una pequeña caravana de cincocoches,endirecciónaBucksport.Luego,alzandolamanoenseñaldesaludo,cruzólacalle(la"carreteeyra",rectificódenuevomentalmente)yentróensunuevacasa.

Dentroreinabalaquietuddelsueño.Ellienisehabíamovido,yGageseguíaensu cuna, durmiendo al estiloGage, boca arriba, con losbrazos extendidos sobre lacabeza y las piernas abiertas, y el biberón al alcance de lamano. Louis se quedómirandoa suhijoy sintióque se le llenabael corazóndeuncariño tan fuertequehastalediounpocodemiedo.PensóqueenpartesedeberíaaquecondensabaenelpequeñoelafectoqueantessintierahacialugaresypersonasdeChicagoquehabíandesaparecido de su horizonte, borrados por los kilómetros como si nunca hubieran

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existido.«Ahoralagentesemudaconmásfrecuencia…Antesunoelegíaunsitioyallísequedaba.»Teníarazón.

Se acercó al niño y, puesto que nadie le veía, ni siquiera Rachel, se besó lasyemas de los dedos y, pasando la mano a través de los barrotes de la cuna, rozóligeramentelamejilladeGage.

Elniñosuspiróysepusodelado.—Queduermasbien,hijo—dijoLouis.

***

Louis se desnudó con precaución y se acostó en su mitad de la cama que,provisionalmente,noeramásqueuncolchónenelsuelo.Sintióqueibamitigándoselatensióndeldía.Rachelnosemovió.Lascajas,aúnsinvaciar,parecíanfantasmasalacecho.

Antesdeintentarconciliarelsueño,Louisseincorporóenlacamaapoyándoseenuncodoymiróporlaventana.LahabitaciónestabaenlapartededelanteydesdeallípodíaverlacasadelosCrandall,alotroladodelacarretera.Estabamuyoscuroynosedistinguíanlosdetalles,perosílabrasadelcigarrillo.«Siguelevantado—pensó—.Seguramente, se acostarámuy tarde.Los viejos suelenpadecer insomnio.Como simontaranguardia.»

«¿Guardiacontraqué?»Pensandoenesto,Louissequedódormido.SoñóqueestabaenDisneyWorldy

conducíaunarelucientefurgonetablancaconunacruzrojaenelcostado.Asuladoiba Gage que, en el sueño, tenía ya unos diez años. Church le miraba con susbrillantesojosverdesdesdeencimadelsalpicadero.Fuera,enMainStreet,juntoalaestacióndeferrocarril findesiglo,MickeyMousedaba lamanoa losniñosqueseapiñaban a su alrededor. Las manos pequeñas y confiadas de la chiquilleríadesaparecíandentrodelenormeguantedecartónblanco.

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7

Lasdossemanassiguientesfuerondemuchoajetreoparalafamilia.AnteLouisempezabanaperfilarselasfuncionesdesunuevocargo(perocuandoconvergieranenel campus diez mil estudiantes, entre los que habría cantidad de drogadictos yalcohólicos, inadaptados, depresivos, un buen puñado de anoréxicos—lamayoría,chicas—yalgunos,connostalgiadelhogarpaternodelquehabríansalidoahoraporprimeravezensuvida…,entoncessutrabajotomaríaotrocariz).Y,mientrasLouisse familiarizaba con su labor de jefe de los ServiciosMédicos de la Universidad,Rachelhacíalopropioconsunuevavivienda.Y,entretanto,ocurrióalgoqueLouisdeseabafervorosamente:ellaseenamoródelacasa.

Gageandabamuyatareadosufriendoloscoscorronesybatacazosquecomportabaelacostumbrarsealnuevoentornoy,durantealgúntiempo,sureposonocturnosufrióun grave trastorno, pero haciamediados de la segunda semana ya volvía a dormirtodalanochedeuntirón.ÚnicamenteEllie,queveíaacercarseeldíaenquetendríaqueempezarairalnuevoparvulario,parecíaestarsiempresobreexcitadayenascuas.A la menor nimiedad, le entraba la risita loca, o una depresión menopáusica, oagarraba unas rabietas impresionantes. Rachel decía que la niña superaría aquelnerviosismo tan pronto como descubriera que la escuela no era el coco que ellaimaginaba,yLouisestabadeacuerdoconRachel.Casisiempre,Ellieseguíasiendoloquesiemprehabíasido:unencantodecriatura.

Lacervezanocturna en casadeCrandall sehabía convertido enunhábitoparaLouis. CuandoGage empezó a dormir bien otra vez, Louis tomó la costumbre dellevarsupropiacajadeseislatasacasadesuvecinocadadosotresnoches.Conocióa Norma Crandall, una mujer muy agradable que sufría artritis reumática, esapesadilla que amarga la existencia de tantos hombres ymujeres de edad avanzadaque,porlodemás,estánsanos;perosemanteníaanimosa.Noserendíaaldolor;nadade banderas blancas.A ver si podía con ella. Louis calculó que le quedaban entrecincoysieteañossoportables.

Actuandocontrasucostumbre,Louislaexaminóporpropiainiciativa,repasólasrecetasextendidasporelmédicoque la tratabaycomprobóquenohabíanadaqueobjetar. Se sentía un poco decepcionado por no poder proponer alguna sugerencia,pero el doctor Weybridge llevaba bien el caso, dentro de lo que cabía, salvocomplicaciones, desde luego. Las cosas hay que tomarlas como vienen, o acabasencerradoenuncuartitoescribiendocartasalafamiliaconunlápiz.

Rachellaapreciaba,ylasdosmujeressellaronsuamistadintercambiandorecetasdecocinacomoloschicos intercambiancromosdebéisbol,empezandoconla tartade manzana de Norma Crandall y por el buey stroganoff de Rachel. Norma seencariñóconlosdospequeñosCreed,especialmenteconEllie,quien,segúnella,iba

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a ser toda una belleza «a la antigua». Por lo menos, no dijo que Ellie sería «unapreciosidaddepimpollo», comentóLouis aquellanoche.Rachel se echóa reír contantafuerzaquesoltóunaventosidadyentonceslascarcajadasdelosdosdespertaronaGage.

LlegóeldíaenqueElliedebíaempezarairalparvulario.Louis,queyaestabaalcorriente de su cometido en la enfermería y dominaba el funcionamiento de lasinstalaciones médicas de la universidad, se tomó un día de permiso. (Además, laenfermeríaestabavacía;laúltimapaciente,unaestudiantedelcursodeveranoquesehabía roto una pierna en las escaleras de laAsociación de Estudiantes, había sidodadadealtalasemanaanterior.)Estabaeneljardín,alladodeRachel,conGageenbrazos, cuando el gran autobús amarillo dobló la esquina deMiddleDrive y parófrente a la casa. La puerta de delante se abrió doblándose por la mitad, y unaalgarabíadevocesinfantilessalióalairetibiodeseptiembre.

Ellie se volvió amirarles como preguntando si no existiría el medio de evitaraquelpaso,yquizáloquevioensusrostroslaconvenciódequeyaeratardeyque,despuésdeaquelprimerdía,habríacomenzadounprocesoirreversible,comoeldelaartritis deNormaCrandall.Laniña subió al autobús, que cerró sus puertas conunresoplidodedragón.Cuandoelvehículoarrancó,Rachelseechóallorar.

—¡PorelamordeDios!—exclamóLouis.Élnolloraba.Porqueseaguantabalasganas—.Sóloesmediodía.

—¿Yteparecepocomediodía?—preguntóRachelcon irritación, llorandoconmás fuerza. Louis la atrajo hacia sí y Gage los abrazó a los dos por el cuello.Normalmente,cuandoRachellloraba,Gagelaimitaba,peroestavezno.«Nostienealosdosparaélsolo—pensóLouis—,yelmuybandidolosabe.»

***

EsperaronelregresodeEllieconciertazozobra,muchocaféyconstantescábalassobreloqueestaríahaciendolaniña.Louissefuealcuartodeatrás,dondepondríasuestudio, y estuvo revolviendo papeles sin ton ni son.Rachel empezó a preparar elalmuerzomuchomástempranodelohabitual.

Cuando,alasdiezycuarto,sonóelteléfono,Rachelselanzóacontestarconunentrecortado:«¿Diga?»,antesdequeseoyeralasegundaseñalyLouisseasomóalapuerta de su estudio, seguro de que quien llamaba era la maestra de Ellie, paradecirlesquelaniñanopodíaseguir,queelestómagodelaenseñanzapúblicanolaasimilaba y la devolvía. Pero eraNormanCrandall: Jud había recogido ya todo elmaízypodíandisponerdeunadocenademazorcas,siquerían.LouisfuearecogerlasconunacestadelacomprayregañóaJudpornohaberpermitidoqueleayudaraaarrancarlas.

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—Detodosmodos,lamayoríanovalenunamierda—dijoJud.—Te agradeceré que evites esas expresiones cuando yo esté delante —dijo

Norma,quesacabaalporcheunaviejabandejadeCoca-Colaconunosvasosde téhelado.

—Losiento,amormío.—¡Quévasasentir!—dijoNormahaciendounamuecadedoloralsentarse.—ViaElliesubiralautobús—dijoJudencendiendounChesterfield.—Yaveráscómolegustalaescuela—dijoNorma—.Casisiempreocurreasí.«Casi»,pensóLouislúgubremente.

***

PeroaEllielegustó.Regresóacasaamediodíaradiantedefelicidad.Elvientohinchaba la faldadesuvestidoazul,estrenadoelprimerdíadecolegio,dejandoaldescubierto sus magulladas rodillas (y traía una herida nueva que habría queadmirar).Traíaenlamanoundibujodedosniños,otalvezdosperchas,unzapatodesabrochado, un lazo menos en el pelo y gritaba: «¡Hemos cantado El viejoMacDonald!¡Mamá!¡Papá!¡HemoscantadoElviejoMacDonald!¡Igualqueenelotrocolegio!»

Rachel miró a Louis, que estaba sentado junto a la ventana, con Gage en lasrodillas.Elniñoestabaapuntodequedarsedormido.HabíaenlamiradadeRachelunasombradetristezay,aunqueellavolviólacaracasienseguida,Louissintióunapunzadadepánico terrible.«Realmente,noshacemosviejos—pensó—.Esverdad.Nonosescapamos.Ellievaparaarriba…ynosotrosparaabajo.»

Ellie corrió hacia él, tratando de enseñarle el dibujo y el nuevo arañazo y decontarlelodeElviejoMacDonaldyMrs.Berrymanalmismotiempo.Churchselecruzabaentre laspiernasronroneandodeentusiasmo.EracasiunmilagroqueEllienotropezaraconél.

—Sssh—hizoLouisaldarleunbeso.Gage,ajenoa laconmoción,acababadequedarsedormido—.Déjamequeacuestealniñoyluegomelocuentas.

Louisempezóasubirlaescaleraconelniñoenbrazos.Porlaventanaentrabanlosoblicuosrayosdelcálidosoldeseptiembre.Alllegaralrellano,sedetuvo,helado,presadeunsiniestropresagiodehorrorytinieblas.Miróenderredor,preguntándosequé era lo que podía habérselo provocado. Oprimió al niño con más fuerza,estrujándolocasi,yGagesedebatióprotestando.Louissentíalapieldegallinaenlosbrazosylaespalda.

«¿Quépasa?»,sepreguntó,aturdidoyasustado.Elcorazónlegalopaba.Sentíaelcuero cabelludo frío y encogido y percibía la descarga de adrenalina detrás de losojos.Elojohumanosesalerealmentedelaórbitaconelmiedo;esolosabíaél.Noes

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queunolosabramásdelonormal,sinoqueseproyectanhaciaafueraalaumentarlapresión sanguínea y la presión hidrostática de los fluidos craneales. «¿Qué diablospasa aquí? ¿Fantasmas? Dios, es como si algo me hubiera rozado aquí, en estaescalera,algoquecasihevisto.»

Abajo,lapuertamosquiterarepicóenelmarco.Louis Creed se sobresaltó y casi lanzó un grito. Luego, se rió. Aquello era,

sencillamente,unadeesaslagunasfríasporlasqueavecescruzalamente,nimásnimenos. Una fuga momentánea. Cosas que pasan, eso. ¿Qué le dijo Scrooge alfantasmadeJacobMarley?«Talveznoseasmásqueunapatatamediocruda.Eresmásfantochequefantasma.»Y,enesto,CharlesDickensacertabamásdeloqueélmismo imaginaba. Los fantasmas no existían; por lomenos, que él supiera. En elejercicio de su profesión, Louis había certificado la defunción de dos docenas depersonas,ynuncasintiópasarunalma.

LlevóaGageasuhabitaciónylodejóenlacuna.Pero,mientrasarropabaasuhijo,unescalofríolerecorriólaespaldaydeprontoseacordódela«tienda»desutíoCarl. Porque allí no se exhibían coches relucientes, ni televisores con los másmodernos dispositivos, ni lavavajillas con parte delantera de cristal para que unopudieracontemplarlosmágicosaclarados.Allítodoerancajasconlatapalevantada,iluminadascadaunaporunfocobiencamuflado.Elhermanodesupadreteníaunafuneraria.

«¡Dios del cielo! ¿A qué viene esa sensación de horror? ¡Vamos, reacciona,hombre!¡Déjatedemonsergas!»

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8

Aquel sábado, cuando Ellie había terminado su primera semana de colegio yestabaapuntodeempezarelcursodelauniversidad,JudCrandallcruzólacarreterayseacercóalafamiliaCreedqueestabasentadaeneljardín.Ellieacababadebajardelabicicletaybebíaunvasodetéhelado.Gagegateabaporlahierba,examinandoinsectosytalvezcomiéndosealgunoqueotro.Gagenoeraexigenteenlaseleccióndesusfuentesdeproteínas.

—Hola,Jud—dijoLouisponiéndoseenpie—.Tetraeréunasilla.—Nohacefalta.—Judllevabajeans,camisadealgodónacuadrosyunasbotas

verdes.MirandoaEllie,dijo—:¿Aúnquieressaberadondellevaesecamino,Ellie?—¡Sí!—dijolaniña,levantándosedeunsalto,conlosojosbrillantes—.George

Buckmedijoenlaescuelaqueibaalcementeriodelasmascotasyyoselocontéamamá,peroelladicequeserámejorquemellevestú,porquesabesdóndees.

—Ytiene razón—dijoJud—.Sino tenéis inconveniente,nos iremosdandounpaseo.Perodebesponertebotas.Haybastantebarroenesecamino.

Elliecorrióhacialacasa.Judlasiguióconunamiradaafectuosaydivertida.—¿Nosacompañas,Louis?—Encantado.—LouismiróaRachel—.¿Vienestú,cariño?—¿YGage?Tengoentendidoquehayqueandarmásdedoskilómetros.—Lollevaréenlasillita-mochila.—Deacuerdo—rióRachel—.Perolaespaldaessuya,jefe.

***

Salierondiezminutosdespués, todoscalzadosconbotas,exceptoGage,queibacolgado de los hombros de su padre, mirándolo todo con ojos redondos. Elliecorreteabadelante,persiguiendomariposasyrecogiendoflores.

Lahierbadelpradoestabamuyalta;lesllegabacasiporlacintura,yhabíamuchavaradeoro,eseheraldodefinalesdelveranoquetodoslosañosvieneanunciandoelotoño.Peroaqueldíanoseadvertíaenelaireniasomodelotoño;elsoleratodavíade agosto, a pesar de que, según el calendario, llevaban ya casi dos semanas deseptiembre.Cuandollegaronaloaltodelaprimeracuesta,andandoabuenpasoporel recortadosendero,Louis teníamanchasdesudoren lacamisa,en lazonade lasaxilas.

Jud hizo un alto. Al principio, Louis pensó que el viejo se había quedado sinaliento,peroluegoreparóenelpanoramaqueseofrecíadetrás.

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—Noestámal lavista,¿eh?—dijoJudponiéndoseuna ramitade tomilloentrelos dientes. Louis pensó que la frase era todo un compendio de la sobriedad deexpresiónyanqui.

—Es soberbio—susurróRachel, ymiró acusadoramente aLouis—. ¿Cómonomehabíasdichonadadeesto?

—Esquenosospechabaqueestuvieraaquí—dijoLouis,unpocoavergonzado.Se hallaban dentro de los límites de su propiedad y hasta aquelmomento él no sehabíamolestadoensubirhastalacimadelacolinaqueestabadetrásdelacasa.

Ellie se había adelantado un buen trecho. Ahora volvía sobre sus pasos,contemplando la vista con franca admiración. Church trotaba suavemente, casipegadoasustalones.

Lacolinanoeraalta,nifaltaquehacía.Poreleste,unespesobosquetapabalavista; pero, hacia el oeste, el terreno descendía mansamente, pintado de los tonosdorados de los últimos días del verano. Todo estaba quieto, brumoso, apacible.NisiquierapasabaporlacarreterauncamióndelaOrincoqueturbaraelsilencio.

Loqueteníanantesusojoseralacuencadelrío,desdeluego,elPenobscot,porelqueantañolosleñadoreshacíandescenderlostroncosdesdeelnordestehastaBangoryDerry.PeroellosestabanunpocoalsurdeBangoryalnortedeDerry.Elríobajabaanchurosoyapacible,comosumidoensupropiosueño.LouisdistinguióHampdenyWinterportalolejosy,enlamargendeestelado,seadivinabaelsinuosotrazadodela carretera 15 que seguía el curso del río casi hasta Bucksport.Más allá del río,festoneado de árboles frondosos, se extendían los campos, surcados de caminos ycarreteras.LaesbeltatorredelaiglesiabaptistadeNorthLudlowasomabaentreungrupodeviejosolmosy,aladerecha,seveíaelachaparradoedificiodeladrillodelaescueladeEllie.

En el cielo, unas nubes blancas se movían perezosamente hacia la línea delhorizontedeunazuldesvaído.Y,portodaspartes,latierra,queporestasfechasdelas postrimerías del verano ya había rendido sus frutos, aparecía dormida pero nomuerta,yteníauninverosímilcolormarrónencendido.

—Soberbioeslapalabrajusta—dijoLouisalfin.—Antiguamente la llamaban la Colina del Mirador —dijo Jud. Se puso un

cigarrilloenlacomisuradeloslabios,peronoloencendió—.Algunosdelosviejosaún la llamanasí,peroahoraqueha llegado tantagente joven,elnombreestácasiolvidado.Nocreoquehayamuchosqueconozcanestesitio.Noparecequelavistapueda ser nada extraordinaria, porque la colina no es muy alta. Pero se ve…—Extendióelbrazoenunamplioademányquedóensilencio.

—Seve toda la región—dijoRachel envozbaja, intimidada.Miró aLouis—.Cariño,¿esnuestroestesitio?

Y,antesdequeLouispudieracontestar,Juddijo:

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—Estádentrodelapropiedad,desdeluego.Locual,segúnpensóLouis,noeralomismo.

***

Hacíamás fresco en el bosque, tal vez cinco o seis gradosmenos. El senderoseguíasiendoancho,estabajalonadodetiestosylatasdecaféconflores—marchitas,la mayoría— y alfombrado de agujas de pino. Habían recorridomedio kilómetro,ahoracuestaabajo,cuandoJudllamóaEllie,quehabíavueltoaadelantarse.

—Éste es unpaseomuybonito para unaniña—ledijo cariñosamente—,pero,quiero que prometas a tus padres que cuando vengas por aquí no te saldrás delcamino.

—Loprometo—dijoEllieconrapidez—.¿Porqué?JudmiróaLouis,quesehabíaparadoadescansar.ElacarrearaGage,inclusoala

sombradeaquellosviejosabetos,eratrabajoduro.—¿Sabesdóndeestamos?—preguntóJud.Louis repasó mentalmente todas las respuestas posibles y fue desestimándolas

unaauna:Ludlow,LudlowNorte,detrásdemicasa,entrelacarretera15yMiddleDrive.Moviólacabeza.

Judseñalóporencimadesuhombroconelpulgar.—Porahíestátodo—dijo—.Laciudadydemás.Poraquí,sólobosquesymás

bosquesenunradiodemásdeochentakilómetros.LollamanlosbosquesdeLudlowNorte,peroabarcanunapuntadeOrrington,partedeltérminodeRockfordylleganhasta esas tierras del gobierno que los indios reclaman.Sé que parece extraño quevuestrahermosacasita,situadaalpiedelacarreteraprincipal,consuteléfono,suluzeléctricaysutelevisiónporcable,lindeconbosquesvírgenes,peroasíes.—VolvióamiraraEllie—.Loquequierodecir esquenodebesandarvagandoporahí,Ellie.PodríasperderteysabeDiosdóndeiríasaparar.

—Noloharé,Mr.Crandall.—Ellieestabaimpresionada,yhastaintimidada,peronoasustada, segúnadvirtióLouis.Rachel, sinembargo,mirabaa Judcongestodepreocupación, y el propio Louis se sentía un poco intranquilo. Lo atribuyó alinstintivotemorquelagentedeciudadexperimentahacialosbosques.Hacíamásdeveinte años, desde su época de "boy-scout", que Louis no tenía una brújula en lamano,ysusrecuerdosdecómoorientarseporlaestrellaPolaroporelladoenelquecreceelmusgoenlostroncosdelosárboleserantanvagoscomolosdelaformadehacernudosdemargaritaodemediapina.

Judlosmirabasonriendoligeramente.—Detodosmodos,nohemosperdidoanadieenestosbosquesdesde1934.Porlo

menos,anadiedeporaquí.ElúltimofueWillJeppson,ynopuededecirsequefuera

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una gran pérdida.Aparte de StannyBouchard,Will era elmayor borracho de esteladodeBucksport.

—Anadiedeporaquí—dijoRachel,conunavozunpocoforzada,yLouiscasipodíaleerleelpensamiento:«Ynosotrosnosomosdeporaquí.»Porahora.

Judmeditóunmomentoyluegoasintió.—Cadadoso tresañossepierdealgúnqueotroforastero,porque lagentecree

que, estando tan cerca de la carretera principal, nadie va a extraviarse. Pero, mástardeomástemprano,losencontramos.Nohayquepreocuparse.

—¿Hay alces? —preguntó Rachel con recelo. Y Louis sonrió. Si ella queríapreocuparse,nolefaltaríanmotivos.

—Avecessevealguno—dijoJud—.Peronosonpeligrosos,Rachel.Durantelaépoca del apareamiento andan un poco soliviantados, pero habitualmente seconforman conmirar. A los únicos a los que parecen tenérsela jurada fuera de laépocadelcelosonalosdeMassachusetts.Noséporqué,peroasíes.—Louispensóqueelviejobromeaba,peronoestabaseguro.Judparecíahablarmuyenserio—.Lohevistounayotravez.TiposdeSaugus,deMiltonodeWestonsubidosalosárbolesychillandoquelesperseguíanmanadasdealcesdeltamañodeuncamión.Escomosi losalcespudieranolera losdeMassachusetts.A lomejor loquehuelenson lasprendasdeL.L.Bean.Nosé.Megustaríaqueuniversitariosdeesosqueestudianelcomportamientode losanimaleseligieranel temaparasu tesis,peronocreoqueanadieseleocurra.

—¿Quéeslaépocadecelo?—preguntóEllie.—Ahoraesonoimporta—dijoRachel—.Noquieroquevengasporaquísinoes

conunapersonamayor,Ellie.—RacheldiounpasohaciaLouis.Judparecíacontrariado.—Yonoqueríaasustarte,Rachel.Nitampocoalaniña.Nohayquetenerlemiedo

albosque.Elcaminoesseguro.Enprimaverasellenadehierba,yenalgunospuntoshaybarrotodoelaño,menosenelcincuentaycinco,quefueelveranomássecoqueyorecuerde;peronisiquierahayhiedravenenosa,comoenloscamposqueestánallado del jardín de la escuela.Y procura no tocarla Ellie, si no quieres pasarte tressemanasmetidaenunbañodealmidón.

Ellieahogólarisaconlamano.—Elcaminoesseguro—dijoJudaRachel,quenoparecíamuyconvencida—.Si

hastaGagepodríaseguirlo…Y,comoyaosdije,loschicosdelpueblovienenmuchoporaquí.Elloslolimpian.Ylohacensinquenadieselomande.NoquisieraprivaraElliedeestadiversión.—Seinclinóhaciendounguiño—.Estoescomootrasmuchascosasdelavida,Ellie:si temantienesenelcamino,todovabien;pero,alaquetesales,comonotengassuerte,tepierdes.Yluegotienequesalirabuscarteungrupoderescate.

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Siguieronandando.ALouisempezabaaagarrotársele laespaldadelpesode lasilla.Devezencuando,Gageleagarrabaunmechóndepeloencadamanoytirabacon entusiasmo o le daba un alborozado puntapié en los riñones. Los últimosmosquitosdelatemporadalebailabandelantedelacaraconsupenetrantezumbido.

Elcaminodescendíazigzagueandoentreviejosabetos.Másallá,atravesabaunazona de densosmatorrales. Realmente, el terreno eramuy húmedo, y las botas deLouissehundíanenelbarroy loscharcos.Enunpunto, tuvieronquecruzarsobreunosleños.Peroaquélfueelpasomásdifícil.Después,elcaminoempezabaasubirotravezentreárboles.Gageparecíahaberaumentadocincokilosporartedemagia.Ylatemperatura,diezgrados.ALouislecorríaelsudorporlacara.

—¿Cómo vas, cariño?—preguntó Rachel—. ¿Quieres que yo lleve al niño unrato?

—No;estoybien—dijoél.Yeraverdad,apesardequeelcorazónle latíaconfuerza.PorqueLouisestabamásacostumbradoarecomendarejercicioqueahacerlo.

Ellie iba al lado de Jud; su pantalón amarillo limón y su blusa roja eran dosmanchasdecolorvivosobreelfondoverdeymarrónoscurodelumbrosobosque.

—Lou, ¿tú crees que sabe adonde nos lleva?—preguntóRachel en voz baja ytonopreocupado.

—Sinduda—dijoLouis.Judlesgritóalegrementeporencimadelhombro:—Yanofaltamucho.¿Resistesbien,Louis?«¡Diosmío!—pensóLouis—.Ochentaytantosañosynisiquieraestásudando.»—Muy bien—respondióLouis con cierta agresividad. Probablemente, el amor

propiolehubierahechoresponderlomismoaunquehubieranotadolossíntomasdeuna coronaria. Sonrió ampliamente, se ajustó las correas de la sillita y siguióandando.

Llegaron a la cimade la segunda colina.Desde allí, el caminodescendía entreunamarañadearbustosymatorralesquelesllegabaalaalturadelacabeza.Luegoseestrechabay,apocadistancia,LouisvioaJudyElliepasarpordebajodeunarcodeviejastablascastigadasporlaintemperie.Escritoenellas,enborrosasletrasnegras,apenaslegibles,sedescifrabalainscripción:

PETSEMATARY.[2]

ÉlyRachelintercambiaronunamiradarisueñaycruzaronbajoelarco,asiéndoseinstintivamentelasmanos,comosihubieranidoallíparacasarse.

Porsegundavezaquellamañana,Louissequedóadmirado.Allíelsueloestabalimpiodeagujasdepino.Enuncírculodeunosquincemetros

de diámetro, casi perfecto, la hierba había sido segada a ras de tierra. Rodeaba el

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círculounamarañadedensosmatorrales, interrumpidaporunosárbolesderribadosqueformabanunmontóndeaspectoalavezsiniestroyamenazador.«Elquetratarade pasar por ahí o de escalar esemontón de leños debería tomar la precaución deponerseunbuenblindaje»,pensóLouis.Elclaroestabasembradodeunaespeciedelápidas, fabricadas evidentemente por artesanos infantiles con los materiales másdiversosquehabíanpodidoconseguir:cajasdemadera,tablasyplanchasmetálicas.Noobstante,enmediodeaquelcercodearbustosbajosyárbolesdesmedradosqueluchabanporespaciovitalybuscabanlaluzdelsol,elmerohechodesutoscafacturaylacircunstanciadequefueranobrademanoshumanas,parecíandarlesunaciertahomogeneidad. Con el bosque como telón de fondo, el lugar tenía un airefantasmagórico,unambientemáspaganoquecristiano.

—Esmuybonito—dijoRachel,aunqueporsutononoparecíamuyconvencida.—¡Uaaau!—gritóEllie.Louis se desprendió de la sillita y puso al niño en el suelo, para que pudiera

gatear.Louissintióungranalivioenlaespalda.Ellie iba de tumba en tumba, lanzado exclamaciones. Louis se fue tras ella,

mientras Rachel se quedaba vigilando al niño. Jud se sentó en el suelo, con laspiernascruzadasylaespaldaapoyadaenunapeñaysepusoafumar.

Louis observó que las tumbas estaban dispuestas en círculos más o menosconcéntricos.

ElGATOSMUCKY,rezabaunatabla.El trazadodelas letrasera ingenuoperoesmerado.FUEOVEDIENTE.Y,debajo:1971-1974.Enelcírculoexterior,unpocomásallá,Louisobservóunalosadepizarray,escritosconpinturarojacasiborradapero todavía legibles, unos versos decían: BIFFER, BIFFER, TENÍA BUENOSHOCICOSHASTAQUEMURIÓNOSHIZOMÁSRICOS.

—"Biffer" era el cocker spaniel de losDessler—dijo Jud.Había excavado unpequeñohoyoconeltacón,enelquesacudíalacenizadelcigarrillo—.Loatropellounvolqueteelañopasado.¿Notienegraciaelepitafio?

—Latiene—convinoLouis.Algunasdelastumbasteníanflores:unas,frescas;casitodas,mustias,ynopocas

completamente secas.Másde lamitadde las inscripciones estabancasi borradasohabíandesaparecido,yLouissupusoquehabríansidohechasconlápizotiza.

—¡Mami!—gritóEllie—.¡Aquíhayunpez!¡Venaverlo!—Paso—dijoRachel,yLouissevolvióamirarla.Sumujersehabíaquedadode

pie, fuera del círculo exterior, y estaba más nerviosa que nunca. «Incluso aquí sesienteincómoda»,pensóLouis.Laafectabamuchotodolorelacionadoconlamuerte(másquealamayoríadelagente),probablementeporlodesuhermana.LahermanadeRachel habíamuertomuy joven, y ello le había dejado una cicatriz que, segúnaveriguó el propio Louis a poco de que se casaran, era preferible no tocar. La

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hermanase llamabaZeldayhabíamuertodemeningitisespinal.Probablemente,suenfermedaddebiódeserlargayterrible,yRachelestabaenunaedadimpresionable.Porlotanto,pensabaLouis,siellapreferíaolvidar,tantomejor.

Louisleguiñóunojo,yRachellesonriócongratitud.Louislevantólamirada.Seencontrabanenunclarodelbosque.Supusoquepor

eso crecía bien la hierba; estaba a pleno sol. No obstante, habría que cuidarla yregarla.Esosuponía traer regaderashastaaquíarriba,o talvezbombas indias,quepesaríanmásqueGage.Ylosquelasacarreabaneranniños.Volvióapensarqueeramuy extraña tanta constancia en unos niños. Por lo que él recordaba de su propiainfanciayporloqueobservabaenEllie,lasaficionesinfantileserancomohumodepajas.

Peroaquellodurabamucho,teníarazónJud.Asípudocomprobarloamedidaqueseacercabaalcentro.Las tumbasde loscírculos interioreseranmásantiguasy lasinscripciones legibles, más escasas. Allí estaba TRIXIE, ATROPEYADO EN LACARRETERAEL 15 SET. 1968. En elmismo círculo, había una tabla demaderahincadaprofundamente en tierra.La lluvia y el hielo la habíanmelladoy ladeado,peroaúnseleía:ALAMEMORIADEMARTA,NUESTRACONEJITAMUERTAEL1MARZO1965.EnlaotrahileraestabaelGENERALPATTON(UN!BUEN!PERRO!Puntualizabalainscripción),muertoen1958,yPOLYNESIA(que,siLouisrecordabacorrectamentelahistoriadel«DoctorDoolittle»,debiódeserunloro)quegritóporúltimavez«Polyquieregalleta»enelveranode1953.Nohabíaningunainscripción legible en los dos círculos siguientes y, después, todavíamuy lejos delcentro,grabadotoscamenteenunalosadepiedracaliza,leyó:HANNAHLAMEJORPERRADELMUNDO1929-1939.Sibienlapiedracalizaerarelativamenteblanda—y,enconsecuencia, las letraseranyapocomásqueunasombra,Louis sequedóatónitoalpensarenlashorasdetrabajoquehabríacostadoaunniñograbaraquellasocho palabras. Era realmente abrumadora la magnitud del amor y la pena que setraducía en el esfuerzo. Aquello era algo que los mayores no hacían ni por suspropiospadres,niporsushijossimoríanjóvenes.

—Chico,estovienedeantiguo—dijoaJudqueseacercabaaél.Judasintió.—Ven,quieroenseñarteunacosa—dijoJud.Seacercaronal tercercírculodesdeelcentro.Sucircunferenciaeramuchomás

perfectaqueladeloscírculosexteriores.Judsedetuvofrenteaunapequeñaplacadepizarraqueestabacaída.Searrodillócontientoylaenderezó.

—Antes había unas palabras escritas. Las grabé yo mismo, pero ya se hanborrado.Aquíenterréyoamiprimerperro."Spot".Muriódeviejoen1914,elañoenqueestallólaGranGuerra.

Louis, impresionadopor la ideadequeaquelcementeriofueramásantiguoque

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muchos de los utilizados por los humanos, se acercó al centro, examinandoatentamentealgunasdeaquellasestelasfunerarias.Ningunateníayaletrasyalgunasseestabandesintegrando.

Cuando levantóunade ellas, casi cubierta por la hierba, sonó comoun crujidoquejumbrosoenlatierra.Variosescarabajosciegoshuyerondelazonaqueacababadedejaraldescubierto.Louissesobrecogióypensó:«El"BootHill"delosanimales.Meparecequeestonomegustanada.»

—¿Decuándodataesto?—Puesno lo sé—dijo Jud,hundiendo lasmanos en losbolsillos—.Yaexistía

cuandomurió"Spot",desdeluego.Éramosunabuenapandillaenaquellostiempos.Mis amigosme ayudaron a cavar la tumba de "Spot".No creas que es fácil cavaraquí.El suelo esmuypedregosoydifícil de remover.Yyo también les ayudaba aellos.—Ibaseñalandoaquíyalláconundedorecioycalloso—.AhíestáelperrodePeteLavasseur,simalnorecuerdo.Yahí,tresgatosdeAlbionGrotley,unoalladodelotro.

»ElviejoFritchiecriabapalomasdecompetición.Yo,AlGroatleyyKarlHannahenterramos a una que unperromató.Está ahí.—Sequedópensativo—.Yo soy elúltimodelapanda.Todoshanmuerto.Todos.

Louisnodijonada.Sequedómirandolastumbasdelasmascotas,conlasmanosenlosbolsillos.

—Hay mucha piedra aquí —insistió Jud—. No se puede plantar nada. Sólocadáveres,imagino.

Gage,queestabaenelbordedelclaro,empezóalloriquear,yRachellotomóenbrazosyseacercóalosdoshombres,conelniñoapoyadoenlacadera.

—Gagetienehambre—dijo—.Creoquedeberíamosregresar,Lou.—«Porfavor,¿nosvamosya?»Decíansusojos.

—Sí—respondióLou.Secolgólasillitadeloshombrosysevolviódeespaldas,paraqueRachelinstalaraalniño—.¡Ellie!¡Eh!,Ellie,¿dóndeestás?

—Allí—dijoRachelseñalandoelmontóndetroncos.Ellietrepabaporlostroncoscomosifueranprimoshermanosdelasespalderasdelcolegio.

—¡Oh, Ellie, baja de ahí enseguida!—gritó Jud, alarmado—. Si metes el piedondenodebesyeltroncosemueve,podríastorcerteeltobillo.

Elliesaltóalsuelo.—¡Ay!—gritó,yseacercóaellosfrotándoselacadera.Noteníaherida,perouna

ramalehabíarasgadoelpantalón.—¿Lo ves? —dijo Jud alborotándole el pelo—. Esos troncos tienen malas

bromas.Nisiquieralosqueestánacostumbradosaandarporlosbosquestrepanporellos, si pueden dar un rodeo. Los árboles que quedan caídos en un montón sevuelvenruinesy,sitedescuidasunpoco,tehacendaño.

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—¿Enserio?—preguntóEllie.—Completamente en serio.Están amontonados comopaja y, si pisas donde no

debes,sevienentodosabajo.ElliemirabaaLouis.—¿Esverdadeso,papá?—Creoquesí,cariño.—¡Uf!—Elliegritóalostroncos—:¡Mehabéisrotolospantalones,árbolesfeos!Lostresmayoresseecharonareír.Lostroncos,no.Siguieronblanqueándoseal

sol, como habían hecho durante décadas. A Louis le parecían el esqueleto de unmonstruomuerto hacíamucho tiempo por un caballero andante. Los huesos de undragóngigantescoabandonadosallí,enunprimitivomonumentofunerario.

InclusoentoncesLouispensóyaquehabíaalgoartificialyestudiadoenlaformaen que los troncos se alzaban entre Pet Sematary y los grandes bosques que seextendíanmásallá,bosquesqueJudCrandall llamabaconnaturalidad«losbosquesindios».Suaparentedesgaireparecíaexcesivoparaserobradelanaturaleza.Era…

Enaquelmomento,Gageleretorcióunaorejagorgoteandodegusto,yLouisseolvidódelostroncosamontonadosalfondodelcementeriodeanimales.Erahoraderegresaracasa.

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9

Aldíasiguiente,EllieseacercóaLouisconsemblantepreocupado.Louisestabaensupequeñoestudioconstruyendounodesusmodelosaescala.ÉsteeraunRollsRoyceSilverGbost1917:680componentesymásdecincuentapiezasmóviles.Lotenía casi terminado, y a Louis ya le parecía estar viendo al chófer de librea,descendiente directo de los cocheros ingleses del siglo XVIII o XIX, sentado alvolanteconempaquemajestuoso.

Louis era un apasionado de los modelos a escala desde que tenía diez años.EmpezóconunSpaddelaPrimeraGuerraMundialquelecomprósutíoCarl,siguiócon casi todos los aeroplanos Revell y, ya de adolescente, pasó a cosas másimportantes.Tuvosuépocadebarcosenbotellas,suépocadeartilugiosdeguerrayhastasuépocadearmas.Susarmasestabantanbienimitadasqueparecíaimposiblequeno sedisparasenal apretar elgatillo.HacíaCoks,Winchesters,LugersyhastaunaBuntlineSpecial.Duranteloscincoañosúltimos,sehabíadedicadoalosgrandestrasatlánticos.EnsudespachodelauniversidadteníaunareproduccióndelLusitaniayotradelTitanic,yunmodeloaescaladelAndreaDoria,terminadopocoantesdequesalierandeChicago,navegabasobrelarepisadelachimeneadelasaladeestar.Ahorahabíapasadoaloscochesclásicosy,ajuzgarporelritmoquehastaentoncesllevarasuafición,transcurriríancuatroocincoañosantesdequesintieraelafándereproducir otros ingenios.Rachel contemplaba este único hobby de sumarido concondescendenciafemeninanoexenta,segúncreíaél,deciertodesdén:seguramente,incluso tras diez años dematrimonio ella esperaba todavía que lo superase con laedad.Talvezestaactitudreflejaba,enciertamedida,laconviccióndesupadrequeseguíacreyendo,ahoraconlamismafirmezaquecuandoRachelsecasóconLouis,quelehabíatocadoensuerteunyernoimbécil.

«Puede que ella tenga razón —pensaba Louis—. Tal vez un buen día medespierte, amis treinta y siete años, suba todos estos cachivaches al desván ymedediquealvueloenaladelta.»

PeroahoraEllietraíalacaramuyseria.Alolejos,enelairelimpiodelamañana,seoíaelperfectosonidodominicalde

lacampanadelaiglesiallamandoalosfieles.—Hola,papá.—Hola,tesoro,¿quémecuentas?—Oh, nada—dijoEllie. Pero su cara decía otra cosa; su cara decía que había

muchoquecontar,ynoprecisamentefabuloso,quéva.Teníaelpeloreciénlavadoysuelto sobre los hombros. Con aquella luz parecía más rubio, y se disimulaba sutendenciaaoscurecerse.Llevabavestido,yLouisreparóenquesuhijacasisiemprese ponía vestido los domingos, a pesar de que ellos no iban a la iglesia—. ¿Qué

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construyesahora?Mientraspegabacuidadosamenteunguardabarros,Louisselodijo.—Mira esto. —Le enseñaba un tapacubos—. ¿Ves las dos «R» entrelazadas?

Bonito detalle, ¿eh? Si para el día de Acción de Gracias volvemos a Chicago yvolamosenunL-1011,podrásverlastambiénenlosmotores.

—Untapacubos.Fabuloso.—Ledevolviólapieza.—SieresdueñadeunRolls-Royceentonceslollamasembellecedor.Cuandose

tiene un Rolls se puede presumir. Tan pronto como gane mi segundo millón, mecompraré uno. Rolls-Royce Corniche. Así, cuando Gage se maree podrá vomitarsobrepieldeverdad.—«Y,apropósito,Ellie,¿quétepreocupa?»PeroconEllienopodían plantearse las cosas de estemodo.Nada de preguntas directas.La niña erareservada,rasgoqueLouisadmiraba.

—¿Somosricos,papi?—No;perotampocovamosamorirnosdehambre.—MichaelBurns,unchicodelcolé,medijoquetodoslosmédicossonricos.—Mira,puedesdecirleaMichaelBurnsdelcole,quemuchosmédicossehacen

ricos, pero tardan veinte años…, y ésos no trabajan en la enfermería de unauniversidad.Tehacesricosieresespecialista.Ginecólogo,traumatólogooneurólogo.Ellosseenriquecendeprisa.Losdemedicinageneralcomoyotardanmás.

—Entonces,¿porquénotehacesespecialista,papá?Louis pensó entonces en sus modelos a escala, en cómo un día se cansó de

construir aviones de combate, o decidió que no iba a perder más tiempo con lostanquesTigernilosemplazamientosdecañones,ocomprendió(casidelanochealamañana,según leparecíaahora)queerauna tonteríameterbarquitosenbotellas;ytrató de imaginar lo que sería pasar el resto de su vida examinando pies infantilesparadiagnosticardedosmartillooponiéndoseguantesdefinolátexparapalparconundedobienentrenadoelconductovaginaldeunaseñora,buscandobultitosuotrasanomalías.

—Porquenomegustaría—dijo.Churchentróenelestudio,sedetuvo,inspeccionólasituaciónconsusbrillantes

ojos verdes, saltó silenciosamente al alféizar de la ventana y pareció quedarsedormido.

Ellielemiróconelentrecejofruncido,locualsorprendióaLouis.Generalmente,ElliemirabaaChurchconunaexpresiónquedetancariñosaresultabapreocupante.Laniñaempezóadarvueltasporlahabitación,mirandolosdistintosmodelosy,conunavozcasinatural,dijo:

—Chico,¡cuántastumbashabíaenPetSematary!«Aja, con que ahí le duele», pensó Louis; pero no la miró. Después de leer

atentamentelasinstrucciones,sedispusoapegarlosfarosalRolls,

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—Muchas,sí—contestó—.Yodiríaquemásdecien.—Papá,¿porquélosanimalesnoviventantocomolagente?—Bueno, los hayque sí; inclusomás.Los elefantesvivenmuchos años, yhay

tortugasmarinas tan viejas que nadie sabe cuántos años tienen…, o, si alguien losabe,noselocree.

Ellierefutólaafirmacióncontodafacilidad.—Yonomereferíaaelefantesnia tortugas, sinoa losanimalesquevivencon

nosotros.MichelBurnsdiceque,paraunperro,unañoescomonueveparanosotros.—Siete—rectificóLouisautomáticamente—.Yaséloquequieresdecir,cariño,y

es verdad. Un perro es muy viejo a los doce años. Verás, hay algo que se llamametabolismo,yalparecerloquehaceelmetabolismoesmarcareltiempo.Oh,haceotras muchas cosas: hay gente que come mucho y está delgada a causa delmetabolismo, como le pasa a tumadre.Otros, comoyo, por ejemplo, nopodemoscomertantosinengordar.Nuestrometabolismoesdiferente,esoes todo.Pero,másquenada,elmetabolismoescomounaespeciederelojdelcuerpo.Losperrostienenunmetabolismobastanterápido.Eldelaspersonasesmuchomáslento.Lamayoríadenosotrosvivimoshastalossetentaydosaños.Y,créeme,setentaydosañossonmuchosaños.

Louis,alverlatanpreocupada,deseóparecermássincerodeloqueélmismosesentía. Tenía treinta y cinco años, y le habían pasado tan fugazmente como unacorrientedeairepordebajodeunapuerta.

—Lastortugasmarinastienenunmetabo…—¿Ylosgatos?—preguntóEllie,mirandootravezaChurch.—Bueno,losgatosviventantocomolosperros;porlomenos,lamayoría.Eramentira,yéllosabía.Losgatosvivíanpeligrosamenteymuchosteníanuna

muerte violenta, casi siempre, fuera del alcance de la vista de los humanos. Allíestaba Church, dormitando al sol (o aparentándolo), Church que todas las nochesdormía apaciblemente en la cama de Ellie, Church que era tan gracioso cuandochiquito,jugandoyenredándoseconelovillodelana.Ynoobstante,Louislehabíavisto acechar a un pájaro que tenía un ala rota, con sus verdes ojos brillantes decuriosidad y de sadismo, según le pareció a Louis, de placer. El gato casi nuncamataba a los bichos que acechaba, con la única excepción de una rata grande queatrapóenelcallejónsituadojuntoasubloquedeapartamentos.Realmente,aquellavezChurch se cargó a la rata.Volvió a casa tanmagullado y lleno de sangre queRachel,queestabadeseismesesdeGage, tuvoqueircorriendoalbañoavomitar.Vidasviolentasymuertesviolentas.Unperrolosabríaencanalenlugardelimitarseaperseguirlos,comohacíanlosperrostorpesyunpocotontosdelaspelículasdelatele,ose los llevabapordelanteotrogato,ounceboenvenenado,ouncoche.Losgatoseranlosgángstersdelmundoanimal,quevivíanyamenudomoríanfueradela

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ley.Eranmuchoslosquenollegabanaviejosalcalordelachimenea.Pero no vas a decirle estas cosas a una niña de cinco años que contempla por

primervezelmisteriodelamuerte.—Lo que quiero decir es que Church no tiene más que tres años y tú, cinco.

Quizávivatodavíacuandotútengasquinceañosyvayasalaescuelasecundaria.Yesoesmuchotiempo.

—Amí nome parece tanto tiempo—dijoEllie, y ahora le temblaba la voz—.¡Oh,no!

Louisdejódesimularqueestabatrabajandoenelmodeloylehizounaseñaparaque se acercara. Ella se sentó en sus rodillas y, una vez más, Louis se sintióimpresionadoporsubelleza,acentuadaahoraporlatristeza.Teníalatezoscura,casibizantina.TonyBenton,unmédicocompañerosuyodeChicago,lallamabaPrincesaIndia.

—Cariño—dijo—, si demí dependiera, yo haría queChurch viviera hasta loscienaños.Peroyonomando.

—¿Y quién manda? —preguntó ella, y añadió con infinito desdén—: Dios,seguramente.

Louistuvoquehacerunesfuerzoparanoreír.Aquelloeramuyserio.—DiosoAlguien—dijoél—.Losrelojestienenquepararseundíauotro,esoes

todoloqueyosé.Nohayvueltadehoja,muñeca.—¡Yo no quiero que Church sea como esos animales muertos! —gritó ella,

llorosa—.¡YonoquieroqueChurchsemuera!¡Esmigato!¡NoeselgatodeDios!¡QueDiossebusqueotrogato!¡Quesebusquetodoslosgatosquequierayquelosmate!¡Churchesmío!

Se oyeron pasos en la cocina y Rachel se asomó a la puerta, intrigada. ElliellorabaapoyadaenelpechodeLouis.Elhorror sehabía traducidoenpalabras.Yahabíasalido.Yaselehabíapintadoenlacara,yasepodíamirar.Y,aunquenofueraposiblecambiarlo,porlomenospodíasllorarfrenteaél.

—Ellie —dijo Louis meciéndola suavemente—, Ellie, Ellie, Church no hamuerto,estáahí,dormido.

—Perosepuedemorir—sollozóella—.Sepuedemorirencualquiermomento.Éllaabrazabaylamecía,convencido,conrazónosinella,dequeEllielloraba

porelcarácter inapelabledelamuerte,porsuimpasibilidadantelasprotestasylaslágrimasdeunaniña,porsuarbitrariedad.Yllorabatambiénporesafacultaddelserhumano,quepuedesermaravillosaofunesta,parasacardeunsímbolodeduccionessublimesosiniestras.Sitodosaquellosanimalesestabanmuertosyenterrados,luegoChurch podía morir (¡en cualquier momento!) y ser enterrado; y lo mismo podíaocurrirleasumadre,asupadreoasuhermanita.Oaellamisma.Lamuerteeraunaideaabstracta.PetSemataryera real.Enaquellas toscasestelashabíaverdadesque

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inclusolamanodeunaniñapodíapalpar.Hubierasidofácilmentirahora,comohabíamentidoantessobrelavidamediade

los gatos. Pero lamentira se recordaríamás adelante y tal vez se inscribiera en laficha que todos los hijos extienden sobre sus padres. Su propia madre le habíacontado a él una de aquellas mentiras: la mentira inocente de que las mujeresencuentranalosniñosentrelahierbafrescacuandorealmentelosdesean.Pero,pesealoinocentedelamentira,Louisnuncaselaperdonóasumadre;niseperdonóasímismoporhaberlacreído.

—Cariño,esoformapartedelavida.—¡Unaparte"muymala"!—gritóella—.¡Muymala!Nohabíarespuestaparaesto.Elliesiguióllorando.Alfindejaríadellorar.Aquél

eraelprimerpasodirigidoaestablecerunapazprecariaconunaverdadinmutable.Louisabrazabaasuhijamientrasescuchabaelrepiquedecampanasdeldomingo

porlamañanaqueflotabaenelaire,sobreloscamposdeseptiembre,ytardóalgúntiempo en darse cuenta, después de que cesara el llanto, de queEllie, al igual queChurch,sehabíadormido.

***

Louissubióadejaralaniñaenlacamayluegobajóalacocina,dondeRachelestaba batiendo la masa del pastel con un brío un tanto exagerado. Se mostrósorprendidadequeElliesehubieraquedadodormidaamediamañana;noerapropiodeella.

—No—dijoRachel,dejandoelcuencoenelmostradorconungolpeseco—;noacostumbrahacerlo.Peromeparecequehaestadodespiertacasitodalanoche.Laoírebullir, y Church pidió para salir a eso de las tres. Sólo lo hace cuando ella estánerviosa.

—Pero,¿porqué…?—¡Vamos, tú sabes perfectamente por qué! —dijo Rachel, furiosa—. ¡Ese

dichosocementerio!Laimpresionó,Lou.Eraelprimercementerioqueellaveíay…la trastornó.Nocreasquepiensoescribirunacartitadeagradecimientoa tuamigoJudCrandallporesaexcursión.

«Vaya,ahoraresultaqueesmiamigo»,pensóLouis,perplejoydolido.—Rachel…—Ynoquieroquelaniñavuelvaaesesitio.—Rachel,loquedijoJuddelcaminoesverdad.—Nomerefieroalcamino,ytúlosabesperfectamente—dijoRachel,tomando

elcuencoyponiéndoseabatirelpastelconmásfuerzaqueantes—.Esesemalditolugar.Esmorboso.Esodequelosniñoscuidenlastumbasylimpienelcamino…es

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malsano,nohayotrapalabra.Si loscríosdeestepuebloestánenfermos,noquieroqueElliecontraigalaenfermedad.

Louislamiraba,desconcertado.Estabacasiconvencidodequeunadelasrazonesporlasquesumatrimonioresistíamientras,alparecer,nopasabaañosinquedosotresparejasamigassesepararan,eraelrespetoqueambosprofesabanalmisterio,esaideaapenasintuidaynuncaexplicadaconpalabrasdeque,afindecuentas,alahoradelaverdad,lacosadelmatrimonionoexistía,nitampocolaunión,dequeelalmadecadacualestabasolay,endefinitiva,desafiabaalarazón.Ésteeraelmisterio.Ypormásquetúcreyerasconoceratupareja,habíavecesenqueteencontrabasfrenteaunmurociegoounpozosinfondo.Yhabíaveces(pocas,graciasaDios)enqueteveíasmetidoenunaturbulenciadecorrientesdesconocidas,comolasque,depronto,sin más ni más zarandean a todo un avión de pasajeros, y advertías una actitudinsospechada y tan estrambótica (por lomenos, a tus ojos) que te parecía inclusopatógena.Y entonces pisabas con cautela, si valorabas en algo tumatrimonio y tuserenidad de espíritu. Entonces tratabas de recordar que enojarse por semejantedescubrimientoespropiodelosimbécilesquecreenrealmentequeunamentepuedellegaraconoceraotra.

—Cariño,noesmásqueuncementeriodeanimales—dijoél.—Después de oírla llorar de ese modo ahí dentro—dijo Rachel señalando la

puertadelestudioconunacucharallenadepasta—,¿creesqueparaellanoesmásqueuncementeriodeanimales?Esovaadejarlehuella,Lou.No.Ellienovolveráairallí.Noeselcamino;esellugar.YaestápensandoqueChurchvaamorir.

Duranteunmomento,LousintiólaextrañaimpresióndequeseguíahablandoconElliequesehabíapuestounoszancos,unvestidoyunamáscaradeRachelmuybienimitada.Hasta laexpresiónera lamisma:crispadayunpocohoscapor fuera,perovulnerablepordentro.

Depronto,Louisdecidióinsistir,porqueahoralacuestiónleparecíaimportante;noera algoquepudiera soslayarsepor respeto a aquelmisterio, a aquella supremasoledad. Insistía porque creía que ella estabapasandopor alto algo tangrandequecasi llenaba todo el paisaje, y para eso había que mantener los ojos cerradosdeliberadamente.

—Rachel—dijo—,Churchvaamorir.Ellalemiró,irritada.—No se trata de eso —dijo lentamente, hablándole como a un niño torpe—.

Churchnovaamorirhoynimañana…—Esoesloquetratédedecirle.—…nipasadomañana,ni,probablemente,hastadentrodeaños…—Cariño,nuncasesabe…—¡Puesclaroquesí!—gritóella—.Nosotroslecuidamosmuybien.Elgatono

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vaamorir,aquínovaamorirnadie.¿Porquéinquietaraunacriaturaporalgoquenopodrácomprenderhastaqueseamuchomayor?

—Rachel,escucha.PeroRachelnoqueríaescuchar.Estabaechandochispas.—Porsinofuerabastanteduroencajarunamuerte,ladeunanimal,unamigo,un

familiar,cuandollega,nofaltaríasinoquelagentetrataradeconvertirlaenatracciónpara turistas, una especie de «Forest Lawn» para animales… —Le corrían laslágrimasporlasmejillas.

—Rachel—dijoél, tratandodeasirlapor loshombros,peroella lerechazóconbrusquedad.

—Deja.Nosirvedenadahablarcontigo.Notienesni lamásremota ideade loqueestoydiciendo.

Élsuspiró.—Me siento como si me hubiera caído por una trampilla a una gigantesca

batidoraeléctrica—dijoél,tratandodearrancarleunasonrisa.Nolaobtuvo;sólounamirada candente, fija.Él se daba cuenta de queRachel estaba, no ya irritada, sinofrancamentefuriosa—.Rachel—dijodepronto,sinestarsegurodeloqueibaadecir,hastaqueoyósuspropiaspalabras—,¿cómodormistetúanoche?

—¡Vamos,hombre!—exclamóellacondesdén,volviéndolelaespalda.Peronosin que él observara un parpadeo de mortificación en sus ojos—. Eso es muyinteligente,realmenteinteligente.Nuncacambiarás,Louis.Cuandoalgonovabien,tienelaculpaRachel,¿no?Rachel,siempreconlosnerviosaflordepiel.

—Esonoesjusto.—¿No? —Ella se llevó la fuente de la masa al mostrador más alejado, y la

depositóbruscamenteal ladodel fogón.Luego,con los labiosapretados, sepusoaengrasarunmolde.

Éldijopacientemente:—Notienenadademaloqueunacriaturaaverigüealgosobrelamuerte,Rachel.

En realidad, me parece necesario. La reacción de Ellie, su llanto, me parecióperfectamentenatural.Es…

—Oh,tehaparecidonatural—dijoRachelrevolviéndoseconbrusquedad—.YoconsideroperfectamentenaturalqueElliesepongaalloraralágrimavivaporungatoquenopodríaestarmássano.

—Basta—laatajóél—.Esonotienenadaquever.—Noquieroseguirhablandodeello.—Pero vamos a seguir hablando —dijo él, enfadado también—. Tú ya has

soltadoelparrafito.Ahorametocaamí.—Laniñanovaasubirnuncamás.Porloqueamírespecta,asuntoterminado.—Ellie sabe desde el año pasado de dónde vienen los niños —dijo Louis

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lentamente—.LeenseñamosellibrodeMyersyseloexplicamos,¿lorecuerdas?Losdosestábamosdeacuerdoconquelosniñosdebensaberdedóndevienen.

—Esoesdistinto…—No; no lo es—dijo él ásperamente—. Cuando hablaba con ella ahí dentro,

acercadeChurch,meacordédemimadreydelcuentoquemecontósobrelashojasdecolcuandolepreguntédedóndesacabanlasmadresalosniños.Esunamentiraquenosemehaolvidado.Nocreoquelosniñoslleguenaolvidarlasmentirasquelesdicensuspadres.

—¡De dónde vienen los niños no tiene absolutamente nada que ver con uncochinocementeriodeanimales!—legritóRachel,y loquesusojos ledecíanera:«Puedes estar haciendo comparaciones todo el día y toda la noche, Louis; puedesestarhablandohastaponertemorado.Amínomeconvencerás.»

Noobstante,éllointentó.—Elcementeriodelosanimaleslaimpresionóporqueesunaconcretizacióndela

muerte.Ellayasabecómonacenlosniños.Bien,eselugardeahíarribalaimpulsóapreguntarsobreelextremoopuesto.Esalgoperfectamentenatural.Amímeparecelomásnaturaldelm…

—¿Quieresdejarderepetiresodeunavez?—chillóella.Chillabarealmente,yLouisretrocedió,sobresaltado,golpeandoconelcodolabolsadelaharinaqueestabaabiertaencimadelmostradorytirándolaalsuelo.Sealzóunafinanubeblanca.

—Oh,mierda…—murmuró,consternado.Enunahabitacióndelpisodearriba,Gagerompióallorar.—Fantástico—dijo ella, llorando también—. Has despertado al niño. Muchas

graciasporunamañanadedomingotranquilaysinagobios.Rachelfueapasarporsu lado,peroél, furiosoasuvez laretuvoasiéndoladel

brazo.Alfinyalcabo,eraellalaquehabíadespertadoaGageconaquellosgritos.—Dejaquetepreguntealgo—dijoél—.Porqueyoséquealosseresvivospuede

ocurrirles cualquier cosa, literalmente cualquier cosa. Soy médico y sé de lo queestoy hablando. ¿Quieres ser tú quien le explique qué pasará si el gato pilla elmoquillooleucemia?Losgatossonpropensosalaleucemia,¿nolosabías?¿Osiloatropellanenesacarretera?¿Túseloexplicarás,Rachel?

—Suéltame—siseóella.Peroelfurorquehabíaensuvoznoeranadacomparadoconelterrorylaconfusióndesumirada.«Noquieroseguirhablandodeesto,ytúnovasaobligarme,Louis—decíaaquellamirada—.Suéltame,tengoqueiraverquélepasaaGageantesdequesecaigadelac…

—Porque quizá tuvieras que ser tú quien se lo dijera—insistió él—. Podríasdecirlequedeesascosasnosehabla,que laspersonaseducadasnohablandeeso;sóloloentierranybasta.Peronodigas«entierran»,porquepodríascrearlecomplejo.

—¡Teodio!—sollozóRachel,desasiéndose.

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Yentonceséllosintió,naturalmente;peroyaeratarde,naturalmente.—Rachel…Ellalediounempujón,llorandoconmásfuerza.—Déjameenpaz.¡Yaestábien!—Ellasevolvióamirarledesdelapuerta.Las

lágrimasleresbalabanporlasmejillas—.NoquierohablardeestonuncamásdelantedeEllie,Lou.Te lodigoenserio.Lamuerteno tienenadadenatural.Nada.Y tú,comomédico,deberíassaberlo.

Ellagiróbruscamenteysefue,dejandoaLouissoloenlacocina,enlaqueaúnvibraba el eco de sus voces. Luego, Louis fue a la despensa a buscar la escoba.Mientrasbarría,pensabaenlaúltimafrasequeellalehabíadicho,enlaenormidaddeaquella disparidad de criterios que había permanecido tanto tiempooculta. Porque,comomédico,élsabíaquelamuerteera,salvotalvezenelparto,lacosamásnaturaldel mundo. No eran tan seguros los impuestos, ni los problemas humanos, ni losconflictossociales,nieléxitooelfracaso.Alfinal,loúnicoquecontabaeraelrelojyloúnicoquequedaba,lalápida,queibaborrándosepocoapoco.Hastalastortugasmarinasylassecoyasgigantesacababanporsucumbir.

—Zelda—dijoenvozalta—.¡Mierda,aquellodebiódesermuyfuerteparaella!La duda que ahora se le planteaba era si debía dejar las cosas como estaban o

tratardearreglarlas.Vació la pala en el cubo de la basura y la harina cayó con un golpe sordo,

empolvandolascajasylaslatasvacías.

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10

—EsperoqueEllienoseimpresionaramucho—dijoJudCrandallaquellanoche,yunavezmásLouispensóqueaquelhombreteníalarara,einquietante,habilidaddeponereldedoenlallaga.

Él, JudyNormaCrandallestabansentadosenelporche, tomandoel frescodelanochecerybebiendo téhelado en lugarde cerveza.Por la15 zumbabaun tráficobastanteintensoderegresodelfindesemana:aquellabonanzanopodíadurar,ycadafin de semana podía ser el último del verano y había que aprovecharlo, pensabaLouis. Al día siguiente, empezaría a desempeñar plenamente sus funciones en laenfermeríadelaUniversidaddeMaine.Durantetodoeldíadeayerydehoyhabíanestado llegando los estudiantes, llenando apartamentos enOrono y dormitorios delcampus, haciendo camas, renovando amistades y, sin duda, lamentándose de lallegada de otro curso, con clases desde las ocho de lamañana y comida insípida.Rachelseguíamostrándosefríaconél—másquefría,gélida—yLouisestabasegurodeque,cuandovolvieraacasaaquellanoche,laencontraríadormida,probablemente,conGagey,losdos,acurrucadostanalbordedelacamaqueelniñocorreríapeligrodecaeralsuelo.Elrestodelacama,casilastrescuartaspartes,seríacomoungrandesiertodesolado.

—Decíaqueespero…—Perdona—dijoLouis—.Estabapensandoen lasmusarañas.Sí, estáunpoco

nerviosa.¿Cómoloadivinaste?—Comoya tedije, por aquíhanpasadomuchosniños.—Tomó suavemente la

manodesumujerylesonrió—.¿Verdad,querida?Lleganysevan.—Muchos,muchos—dijoNormaCrandall—.Anosotrosnosencantanlosniños.—Para algunos, ese cementerio de animales es el primer contacto real con la

muerte—dijoJud—.Ellosvenmoriralagenteenlatele,perosabenqueesoesdementirijillas, como en las películas del Oeste que antes ponían los sábados por latarde.En laspelículas, lagentese lleva lasmanosalestómagooalpechoycaealsuelo.Peroesesitiodeahíarriba,en lacolina,a lamayoría lesparecemuchomásrealquetodaslaspelículashabidasyporhaber,¿comprendes?

Louisasintiópensando:«¿Porquénoselocuentasamimujer?»—Aalgunosniñosnolesafectaenabsoluto;porlomenos,noloacusan,aunque

imaginoquealamayoríalesquedadentroyluegolovanrumiandopocoapoco,lomismoquesemetenenelbolsillotodasesascosasquecoleccionan,yselasllevanacasa para mirarlas despacio. La mayoría no tienen problemas. Pero otros… ¿TeacuerdasdelpequeñoSymonds,Norma?

Ella asintió. El hielo tintineó suavemente en el vaso que tenía en la mano.Llevaba las gafas colgadas de una cadena y los faros de un coche la iluminaron

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brevemente.—Teníacadapesadilla…—dijo—.Soñabaconcadáveresquesalíandelatierra,

quéséyo.Luego,se lemurióelperro…Comióunceboenvenenado,oesodijo lagentedelpueblo,¿no,Jud?

—Unceboenvenenado—dijoJudmoviendoafirmativamentelacabeza—.Esosedijo, sí. Fue en 1925. Billy Symonds tendría entonces diez años. Luego llegó asenador del estado y más tarde se presentó a las elecciones para la Cámara deRepresentantes,perolasperdió.FuepocoantesdelodeCorea.

—Élysusamigosorganizaronun funeralporelperro—recordóNorma—.Noeramásqueunperrocallejero,peroélloqueríamucho.Recuerdoquesuspadresseoponíanalodelentierro,porlaspesadillasydemás,perotodosalióbien.Dosdeloschicosmayoreslehicieronunataúd,¿verdad,Jud?

Judasintióyapurósutéhelado.—Dean yDanaHall—dijo—. Ellos y aquel otro chico que andaba conBilly,

ahoranomeacuerdocómosellamaba,peromeparecequeeraunodeloshermanosBowie: ¿Te acuerdas de los Bowie, que vivían enMiddle Drive, en la vieja casaBrochette,Norma?

—¡Sí!—dijoNormatanexcitadacomosihubieraocurridolavíspera…,ytalvezasíleparecíaaella—.EraunBowie,AlanoBurt…

—O puede que fuera Kendall —dijo Jud—. De todos modos, recuerdo quetuvieronunadiscusiónsobrequiénibaallevarelataúd.Elperronoeramuygrande,porloquenodabamásqueparadospersonas.LosHalldecíanquedebíanserelloslos que lo llevaran, porque el ataúd lo habían hecho ellos, y también porque erangemelosyformabanunaparejaajuego.BillydecíaqueellosnoconocíanaBowser,asísellamabaelperro,losuficienteparaserquieneslollevaran.Dicemipadrequesonlosamigosmásíntimoslosquellevanelataúdynocualquiercarpintero,gritabaél.—JudyNormaseecharonareíryLouissonrió.

—Apuntoestabanyadeliarseapuñetazos,cuandoMandyHolloway,lahermanade Billy, salió con el cuarto tomo de la Enciclopedia Británica—dijo Jud—. Supadre,StephenHolloway,eraelúnicomédicoquehabíaentreBangoryBucksportenaquella época, Louis, y la suya, la única familia de Ludlow que poseía unaenciclopedia.

—Tambiénfueronlosprimerosentenerluzeléctrica—apuntóNorma.—Detodosmodos—continuóJud—,lociertoesqueMandysaliómuytiesecita,

comosisehubieratragadoelpalodelaescoba,comodecíamimadre,consusochoaños, las enaguas volando al viento y aquel libro enorme en los brazos.Billy y elchicoBowie(meparecequeeraKendall,elqueseestrellóysequemóenPensacolaen1942, entrenando apilotosdeguerra), iban a zumbar a los gemelosHall por elprivilegiodellevaralcementerioalpobrechuchoenvenenado.

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Louisempezóa reírpor lobajoy luego soltóunacarcajada.Sentía relajarse latensiónquelehabíadejadosupeleadeaquellamañanaconRachel.

—Laniñasaliógritando:«¡Esperad! ¡Esperad! ¡Miradesto!»Ellossequedaronquietosyquemeahorquensi…

—Jud—reconvinoNorma.—Perdona,cariño.Cuandomeembalo,nopuedoreprimirme,yalosabes.—Sí,yalosé—dijoella.—Bueno,laniñateníaellibroabiertoporlapáginadeFUNERALESyallíhabía

una fotografía de la reinaVíctoria, recibiendo el último adiós y "bon voyage" conmásde cincuentapersonas a cada ladodel ataúd, unas sudandocon el armatoste acuestasyotrassólodepie,vestidasdepuntaenblanco,comoparairalascarreras.YdiceMandy: «Enun entierrode lujopuedesponer a toda la gentequequieras.Lodiceellibro.»

—¿Esoresolvióelproblema?—preguntóLouis.—Eso zanjó la cuestión. Al final eran más de veinte chavales y, ¡canastos!,

estabanlomismoquelafotoqueMandyhabíaencontrado,apartelaschisterasylaslevitas.Mandyloorganizótodo,síseñor.Lospusoenfilaydioacadaunounaflorsilvestre, un diente de león, una campanilla, una margarita, y allá se fueron. Quécaray,yohedichosiemprequeelpaísperdióaunbuenelementoalnovotaraMandyHollowayparaelCongresodeEstadosUnidos.—Seechóareírmoviendolacabeza—.Detodosmodos,desdeentoncesBillySymondsdejódetenerpesadillassobreelcementeriodelosanimales.Lloróasuperro,luegoseconsolóylavidacontinuó.Esloquenospasaatodos,supongo.

LouisvolvióapensarenlaactitudcasihistéricadeRachel.—TuEllielosuperará—dijoNormarevolviéndoseenelasiento—.Pensarásque

nosabemoshablarmásquedelamuerte,Louis.Judyyoyatenemosmuchosaños,peronosomosmacabros.

—Puesclaroqueno—dijoLouis—.Quéocurrencia.—Peronocreasqueesmalacosairhaciéndosealaidea.Hoyendía…nosé…

nadiehabladelamuerte,nipiensaenella.Lahanquitadodelateleporqueimaginanquepuedeimpresionaralosniños…Ylagentequierelosataúdescerrados,paranoveralmuerto,nidecirleadiós…Escomositodoelmundoquisieraolvidarsedeello.

—Pero,almismotiempo,vanyponenlateleporcable,contodasesaspelículasenlasquelagentesale…—JudmiróaNormaycarraspeó—haciendoloquesuelehacerseconlaspersianasechadas.Escuriosocómocambiatododeunageneraciónaotra.

—Sí—dijoLouis—;muycurioso.—Bueno,nosotrossomosdeotraépoca—dijoJud,casien tonodedisculpa—.

Nosotros estábamos más acostumbrados a la muerte. Después de la Gran Guerra,

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vinolaepidemiadegripe,tambiénmoríanlasmujeresaldaraluz,ylosniñosseibanalotromundoconinfeccionesyfiebresquelosmédicoscuranahoracomoporartedemagia. Cuando yo yNorma éramos jóvenes, si pillabas un cáncer, ya tenías elcertificadodedefunción.En los añosveintenohabía radioterapiaquevaliera.Dosguerras,asesinatos,suicidios…

Quedóunmomentoensilencio.—Entonceslamuerteeraenemigayeracompañera—dijoalfin—.Mihermano

Petemuriódeapendicitisen1912,cuandoTafterapresidente.Peteteníacatorceañosy lanzaba la pelota de béisbol más lejos que ningún otro chico del pueblo. Enaquellostiemposnonecesitabasmatricularteenlauniversidadparaestudiarloqueeslamuerte.Ella se temetía encasa, te saludaba, se sentabaa cenar contigoyhastasentíassudentelladaeneltrasero.

EstavezNormanolellamólaatención,sinoqueasintióensilencio.Louissepusoenpiedesperezándose.—Tengoquemarcharme—dijo—.Mañanavaaserundíademuchotrabajo.—Sí;mañanateempiezaeljaleo,¿no?—dijoJudlevantándoseasuvez.Vioque

Norma quería levantarse también y le dio la mano. Ella se puso en pie con unamueca.

—Estanocheteduele,¿verdad?—dijoLouis.—Nomucho—respondióella.—Pontecaloralacostarte.—Asíloharé—dijoNorma—.Esloquehagosiempre.Louis…,noteinquietes

porEllie.Esteotoñovaaestarmuyocupadaconsusnuevosamigosparapensarenese sitio.Quizá un día vayan todos juntos a repintar las estelas, arrancar hierbas oplantar flores.A veces lo hacen, cuando les da la ventolera.Y ella se sentirámástranquila.Habráempezadoaacostumbrarse.

«Esoserásimimujernoloimpide.»—Venmañanaporlanocheacontarnosquétalhaidoelprimerdíadeclases—

dijoJud—.Tedaréunapalizaal"cribbage".—Quizáyoteemborracheantes—dijoLouis—.Asípodréhacertetrampas.—Doctor—dijoJudcongransinceridad—,eldíaenquealguienpuedahacerme

trampasal"cribbage"seráeldíaenquemepongaenmanosdeunmatasanoscomotú.

Louislosdejóriendoycruzólacarretera,enlaoscuranochedeverano.

***

Racheldormíajuntoalniño,ensuladodelacamadematrimonio,conlasrodillasdobladas, en postura fetal y protectora. Louis pensó que ya se le pasaría: habían

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tenidoensumatrimoniootraspeleasyépocasdetirantez;peroéstahabíasidolapeorde todas.Él estaba triste, irritadoydolido, todoalmismo tiempo;queríahacer laspaces,peronosabíacómo,nisiquieraestabasegurodequelecorrespondieraaéldarelprimerpaso.Parecíatodotanabsurdo.Unatormentaenunvasodeagua.Habíantenidootraspeleasydiscusiones,sí,peropocastanfuertescomolasuscitadaporlaslágrimasylaspreguntasdeEllie.Louissuponíaquenonecesitaríanmuchosgolpescomoaquélparaqueunmatrimoniosufrieradañosgravesensuestructura…Yluegoundía,enlugardeleerloenlacartadeunamigo(«Bueno,creoqueespreferiblequelo sepas por mí antes que por otra persona, Lou; Maggie y yo vamos asepararnos…»)oenelperiódico,tehabíatocadoati.

Sedesnudóensilencioypusoeldespertadoralasseis.Luego,seduchó,selavóelpelo,seafeitóymasticóunatabletadeRolaidantesdecepillarselosdientes;eltéheladodeNormalehabíadadoacidez.OtalvezfueelllegaracasayveraRacheltan apartada en su lado de la cama. Todo es cuestión de territorio, ¿no lo habíaestudiadoasíenunaclasedeHistoria?

Unavezconcluidoeldíaconaseogeneral,Louisseacostó…,ynopudodormir.Habíaalgomás,algoque le roía.Nohacíamásquepensaren losdosúltimosdíasmientras oía a Rachel y Gage respirar acompasadamente. GEN PATTON…HANNAH, LA PERRA MÁS BUENA DEL MUNDO… MARTA NUESTRACONEJITA…Ellie,furiosa:«¡YonoquieroquesemueraChurch…!¡NoeselgatodeDios! ¡QueDios sebusqueotrogato!»YRachel,nomenos furiosa:«Tú,comomédico, deberías saber…» Norma Crandall diciendo: «Es como si todo el mundoquisieraolvidarsedeello…»YJud,conuna terrible firmezaen lavoz,unavozdeotrotiempo:«Aveces,sesentabaacenarcontigoyhastasentíassudentelladaeneltrasero.»

Yaquellavoz seconfundíacon lade sumadre,que, cuandoLouisCreed teníacuatroaños,lemintióacercadelsexo,peroluego,alosdoce,ledijolaverdadcuandosuprimaRuthiemurióenunestúpidoaccidentedeautomóvil,aplastadaenelcochedesupadreporun tractordeObrasPúblicasconducidoporunniñoque,alver lasllavespuestas,decidió iradarunpaseoy luegodescubrióquenosabíapararlo.Elniño sólo sufrió contusiones sin importancia; pero el Fairlane del tío Carl quedódestrozado.«Ruthienopuedehabermuerto»,respondióélalaescuetaafirmacióndesumadre. Él oía las palabras, pero era incapaz de entender su significado. «¿Quéestás diciendo, muerta? ¿De qué hablas?» Y luego, recapacitando: «¿Y quién laenterrará?»PorqueelpadredeRuthieeraenterrador,peroLouisnopodía imaginarque su tío Carl se encargara de organizar el funeral. Y él, aturdido y asustado, seaferraba a aquella pregunta como si fuera lo más importante. Era una auténticaadivinanzacomolade,¿quiéncortaelpeloalbarberodelpueblo?

«Supongo que lo hará Donny Donahue», repuso su madre. Tenía los ojos

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irritados;pero,másqueotracosa,parecíacansada.Sumadredaba la impresióndeestar enferma de cansancio. «Es un buen compañero de tu tío. Oh, Louis…, lapobrecitaRuthie…Nosoportopensarquehayasufrido…Ven,Louis,vamosarezar.RezaremosporRuthie.Necesitoquemeayudes.»

Yélysumadresearrodillaronenlacocinayrezaron.Fueaquellaoraciónloquepor fin le hizo comprender la verdad. Si su madre rezaba por el alma de RuthieHodge,entonceseraquesucuerpohabíamuerto.AntesusojoscerradosapareciólaimagenhorrendadeRuthiequeveníaalafiestadesudecimotercercumpleaños,consusojosdescompuestos colgando sobre lasmejillas yunmusgo azulado creciendoentresucabellerarojiza,ylaimagenprovocóunasensaciónnoyadehorror,sinodedesesperaciónporunamorimposible.

Y Louis exclamó con la mayor angustia que experimentara en su vida: «¡Nopuedehabermuerto!¡MAMÁ,NOPUEDEHABERMUERTO,YOLAQUIERO!»

Aloquesumadre respondiócon lavozapagadaperocuajadade imágenes:unpáramo bajo un cielo de noviembre, pétalos de rosa esparcidos, ocres y con losbordes rizados, estanques vacíos con un poso de algas, podredumbre,descomposición,polvo:

«Hamuerto,cariño.Esmuytriste,perohamuerto.Sehaido.»Louisseestremeciópensando:«Lomuerto,muertoestá…¿Aquépreguntar?»Depronto,Louis supoquéera loquehabíaolvidado,porquéseguíadespierto,

hurgandoenviejasheridas,lanocheantesdeempezarsunuevotrabajo.Selevantóysedirigióalaescalera.Depronto,diomediavueltaenelcorredory

entróenelcuartodeEllie.Laniñadormíaapaciblemente,consupijamaazuldeunapiezaqueya leestabapequeño.«Diosmío,Ellie—pensóLouis—,estáscreciendocomo una espiga.—Church estaba hecho un ovillo entre los arañados tobillos deEllie,muertoparaelmundo—.Perdona,esmetáfora.»

Abajo, en la pared del teléfono, había un tablero en el que se clavaban avisos,recordatorios y facturas. En la parte superior, Rachel, con su letra clara y pulcra,habíaescrito:ASUNTOSARETRASARTODOLOPOSIBLE.Louissacó laguíadeteléfonos,buscóunnúmeroyloanotóenunpapel.Debajodelnúmeroescribió:Quentin L. Jolander, veterinario—pedir hora para Church— si Jolander no castraanimales,darárazón.

Louismirólanota.Sepreguntabasiseríaelmomento,peroenelfondosabíaquesí. Algo concreto tenía que resultar de aquel disgusto, y durante aquel día habíadecidido—sindarsecuentadequeestabadecidiéndolo—que teníaquehaceralgoparaevitarqueChurchanduvieracruzandolacarretera.

Volvióapensarquecaparalgatoequivalíaadisminuirlo,aconvertirloantesdetiempoenunbichogordoyviejo,sinmásafánquedormiralladodelradiador,hastaque alguien le echara algo al plato. Louis no quería hacerle aquello a Church. Le

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gustabaelanimaltalcomoeraahora,flacoycanalla.Fuera,enlaoscuridad,porlacarretera15,pasózumbandouncamión,yestole

decidió.Clavólanotaeneltableroysubióaacostarse.

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Alamañanasiguiente,Ellievioelpapelypreguntóasupadrequéqueríadecir.—QuieredecirquehayquehacerunapequeñaoperaciónaChurch—dijoLouis

—. Probablemente, tendrá que pasar una noche en casa del veterinario.Y, cuandovuelvaacasa,sequedaráeneljardínyyanotendráganasdesalirazascandilearporahí.

—¿Nicruzarlacarretera?—preguntóEllie.«Aunquenotienemásquecincoaños,desdeluegonosechupaeldedolaniña»,

pensóLouis.—Nicruzarlacarretera—dijoél.—Ya—dijoEllie.Yaquíacabólaconversación.Louis,queesperabaunaescenadeprotestasyllantosporqueChurchtuvieraque

pasarunanochefueradecasa,sequedóatónitoporladocilidaddeEllie.Yentoncescomprendió lo preocupada que debía de estar. Quizá Rachel no estuvieradescaminadaaljuzgarelefectoquelehabíacausadoPetSematary.

LapropiaRachel,queestabadandoaGageelhuevodeldesayuno, lemirócongratitudyaprobación,yLouis sintióque se lequitabaunpesodeencima.Aquellamirada le dijo que había pasado el enfado, que el hacha estaba enterrada.Ojalá loestuvieraparasiempre.

Después,cuandoelgranautobúsamarillosehuboengullidoaEllieparatodalamañana,RachelseacercóaLouis,leechólosbrazosalcuelloylebesósuavementeenlaboca.

—Teagradezcoquehayashechoeso—ledijo—.Sientomuchohabermepuestotanantipática.

Louisledevolvióelbeso;perosesentíaunpocoincómodo.Estabapensandoque,sibienellanosolíaprodigarlafrase«sientomuchohabermepuestoantipática»,éllahabíaoídoyaotrasveces.Y,generalmente,despuésdequeRachelsesalieraconlasuya.

Gage,mientrastanto,sehabíaacercadoalapuertaconpasovacilanteymirabalacarreteravacíaporelcristaldeabajo.

—Bus—dijo,tirándosedistraídamentedelpañal—.Ellie,bus.—Estácreciendomuydeprisa—dijoLouis.—Demasiado.—Bueno,pormíquesigacreciendohastaquenonecesiteusarpañales.Quepare

después.Ella se rió.Todohabíavuelto a lanormalidad.Todo ibaperfectamente.Ella se

echóhaciaatrás,leretocóunpocolacorbataylemiródearribaabajoconseveridad.—¿Daustedelvistobueno,misargento?

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—Estásmuyguapo.—Sí,esoya losé.Pero,¿tengofachadecirujanodecorazón?¿Parezcounode

esostiposqueganandoscientosmildólaresalaño?—No;teparecesalviejoLouCreed—rióella—.Elreydelrock-and-roll.—El rey del rock-and-roll tiene que calzarse sus zapatos de bailarín y salir

disparado.—¿Estásnervioso?—Sí,unpoco.—No hay motivo —dijo ella—. Te dan sesenta y siete mil al año por poner

vendajes de primeros auxilios, extender recetas contra la gripe y la resaca, dar lapíldoraalaschicas…

—Ynoteolvidesdelalociónantipiojos—dijoLouissonriendo.Unadelascosasquemás lesorprendierondurante laprimera inspecciónde laenfermería fueron lasenormesexistenciasdecoloniaantiparásitos,queparecíanmáspropiasdeuncuartelquedeunauniversidadmediana.

MissCharlton,laenfermera,sonriócínicamente.«Losapartamentosdefueradel"campus"dejanbastantequedesear.Yaverá,doctor.»

Sinduda,teníarazón.—Quepasesunbuendía—dijoRachel,volviendoabesarlelargamente.Cuando

seapartó, lemiróconburlona seriedad—.Y,por loquemásquieras, recuerdaqueeresundirector,nouninternoniunresidentedesegundo.

—Sí, doctor—respondió Louis humildemente, y los dos se echaron a reír denuevo.Porunmomento,élpensóenpreguntar:«¿FueZelda,cariño?¿Esesoloqueteatormenta?¿Esésalazonadelasborrascas?¿CómomurióZelda?»Peronoibaapreguntarleeso,ymuchomenos,ahora.Comomédico,élsabíamuchascosas,lamásimportante,desdeluego,quelamuerteestannaturalcomoelnacimiento;peronoleibamuyalazagaelquenohayquehurgarenunaheridaqueempiezaacicatrizar.

Demaneraque,enlugardepreguntar,lediootrobesoysefue.Era un buen comienzo y un buen día.Maine brindaba su apoteosis estival: un

cielo azul y sinnubesyuna temperatura ideal deveinticuatrogrados.Al salir a lacarretera,Louispensóquehastaentoncesnohabíavistoniasomodelcélebrefollajedelotoñoquesesuponíatanespectacular.Bueno,esperaría.

Encaró elHondaCivic, el segundo coche de la familia, hacia la universidad yavanzóavelocidadregular.Aquellamañana,Rachelllamaríaalveterinario,operaríanaChurchysehabríanacabadolashistoriasdePetSematary(teníagraciacómosetegrababanen lamente las faltasdeortografía,hastahacérsetemás familiaresque laformacorrecta)yelmiedoalamuerte.¿Quéfaltahacíapensarenlamuerteenunamañanadeseptiembretanhermosa?

LouispusolaradioyestuvomaniobrandohastaquesetropezóconlosRamones

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que vociferaban el "Rockaway Beach". Subió el volumen y coreó la canción,desentonandoperoconentusiasmo.

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Loprimeroqueadvirtióalentrarenel recintode launiversidad fueel súbitoyespectacularaumentodeltráfico.Turismos,bicicletasygentecorriendoconshortsdegimnasia. Tuvo que frenar bruscamente para no atropellar a dos muchachos queveníanhaciendo"jogging"desdeelDunnHallhacialaspistasdeatletismo,situadasdetrásdelpabellónpolideportivo.Delfrenazo,seleclavóelcinturónenelhombro.Hizosonarelclaxon.Leindignabaelmodoenquecorredoresyciclistasprescindíande toda precaución. Al fin y al cabo, estaban haciendo deporte. Uno de ellos, sinmirarlesiquiera,lehizoungestoconeldedo.Louissuspiróysiguióadelante.

Lasegundanovedaderaquelaambulancianoestabaenelaparcamiento,frenteala enfermería, y esto le intranquilizó. La enfermería estaba preparada para tratarcualquier enfermedad o accidentemenos grave; había tres salas de reconocimientomuybienequipadas,alasqueseentrabadirectamentedesdeelgranvestíbulo,ydossalas con quince camas cada una. Pero no había quirófano ni nada parecido. LoscasosgraveserantransportadosenambulanciaalCentroMédicodeMaineOriental.SteveMasterton,elmédicoayudantequeacompañóaLouisensuprimerrecorridode las dependencias, le mostró con justificado orgullo el libro registro de los doscursosanteriores:sólotreintayochoserviciosdeambulanciaentodoaqueltiempo…Noestabamal,siunoteníaencuentaqueelcensodeestudiantesrebasabalosdiezmilylapoblacióntotaleradecasidiecisietemilpersonas.

Y,elprimerdíadelcurso,yanoestabalaambulancia.Louisdejóel cocheenelhuecoenelque, enun rótulo reciénpintado, se leía:

RESERVADOPARAELDOCTORCREEDyentrórápidamenteenlaenfermería.Encontró aMiss Charlton, unamujercita canosa y delgada, de unos cincuenta

años,enlaprimerasaladereconocimientos,tomandolatemperaturaaunajovencitacontejanosycorpiñoplayero.Lamuchacha,segúnobservóLouis,teníaquemadurassolaresrecientesyestabadespellejándose.

—Buenosdías,Joan—dijo—.¿Dóndeestálaambulancia?—Oh,hasidotodaunatragedia—dijolamujer,extrayendoeltermómetrodela

bocadelaestudianteyleyendolatemperatura—.CuandoSteveMastertonllegóestamañana a las siete, encontró un buen charco debajo del motor, entre las ruedasdelanteras.Serajóelradiador.Selahanllevadoconlagrúa.

—Magnífico—dijoLouis,perosesentíaaliviado.Porlomenos,nohabíasalidoparaunaurgencia,comotemióalprincipio—.¿Cuándonosladevolverán?

JoanCharltonseechóareír.—Porelmododetrabajardeltallermecánicodelauniversidad,supongoquenos

la mandarán hacia el quince de diciembre, con un lazo navideño. —Miró a laestudiante—. Tienes medio grado de temperatura—dijo—. Toma dos aspirinas y

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procuranoacercartealosbaresnialoscallejonesoscuros.Lamuchachasepusoenpie,lanzóaLouisunarápidamiradaescrutadoraysalió.—Nuestraprimerapacientedelcurso—dijolaCharltonagriamente,sacudiendo

eltermómetro.—Noparecemuysatisfecha.—Conozco el tipo—dijo ella—. Oh, y también el reverso de la medalla, los

atletas que siguen jugando con fisuras de huesos, tendinitis y demás porque noquierenquedarseenelbanquillo.Sonmuymachos,nopuedendefraudaralequipo,aunque con ello se jueguen su vida profesional. Pero ahí tiene usted a la señoritaTreintaySieteyMedio.—Señalópor laventanaconunmovimientode lacabeza.Louis vio a la despellejada dirigirse hacia el complejo de dormitorios Gannett-Cumberland-Androscoggin. En la sala de reconocimientos, la joven daba laimpresióndeencontrarsemalyestaresforzándoseporsobreponersealdolor.Ahoraandabacontoneándose,mirandoyhaciéndosemirar.

—Latípicahipocondríacauniversitaria.—MissCharltonintrodujoeltermómetroenunesterilizador—.Latendremosaquídosdocenasdevecesantesdequetermineelcurso.Susvisitascoincidiránconlosexámenesparciales.Unasemanaantesdelosfinales, estará segura de tener pulmonía o bronconeumonía. Luego, lo dejará enbronquitis.Sesaltarácuatroocincoexámenes,aquellosenlosqueelprofesorseaunhueso, como dicen ellos, y conseguirá que le pongan pruebas atenuadas. Lasenfermedadesseagravancuandosabenquevanaponerlestemasconcretosenlugardetrabajosdecaráctergeneral.

—¡Caramba, pues no estamos cínicos ni nada esta mañana! —dijo Louis.Realmente,sesentíaatónito.Ellaleguiñóunojohaciéndolesonreír.

—Yonomelotomomuyapecho,doctor.Hagaustedotrotanto.—¿DóndeestáahoraStephen?—En su despacho, contestando cartas y rellenando estúpidos formularios

oficiales.Louisentróensudespacho.ApesardelcinismodelaCharlton,sesentíacómodo

yseguro.

***

Almiraratrás,Louispensaría—cuandopudosoportarpensarenaquello—quelapesadilla empezó alrededor de las diez de aquella mañana, cuando le llevaron aVíctorPascow,elmuchachomoribundo.

Hasta entonces, todoestuvo tranquilo.A lasnueve,mediahoradespuésdequellegara él, se presentaron las dos estudiantes de enfermera que harían el turno denueve a tres.Louis les dio un bollo y una taza de café y les habló durante quince

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minutos, para explicarles cuáles eran sus obligaciones y, lo que era tal vez másimportante, cuáles no eran sus obligaciones. Luego, la Charlton las tomó bajo sututela.Cuandosalíandesudespacho,Louislaoyópreguntar:

—¿Algunadevosotrasesalérgicaalamierdaoalvómito?Porqueaquívaisavermuchodelasdoscosas.

—¡Ay,Dios!—murmuróLouiscubriéndoselosojosconlamano.Perosonreía.NodejabadetenersusventajascontarconuncabodevarascomolaCharlton.

Louis empezó a rellenar los largos formularios oficiales que suponían uncompleto inventario de los medicamentos y material. («Todos los años la mismahistoria—murmuróSteveMastertonconvozdemártir—.Todoslosaños,lamismacochina historia. ¿Por qué no pones: «Instalación completa para trasplantes decorazón.Valor aproximado: ochomillones de dólares?»Eso les dará quepensar.»)Louisestabatotalmenteabsortoensutrabajomientraselsubconscientelemurmurabaquenolecaeríamalunatazadecafé,cuandooyógritaraMastertonenelvestíbulo:

—¡Louis,eh,Louis,salenseguida!¡Québarbaridad!ElpánicoquehabíaenlavozdeMastertonhizoqueLouissalieracorriendo.Se

levantódelsillóncomosihubieraestadoesperandoaquello.DondesonabalavozdeMastertonseoyóunchillidofinoycortantecomounaastilladevidrio.Fueseguidodeunafuertepalmada.

—¡Cállateolargodeaquí!¡Cállateya!Louissaliódisparadoalasaladeespera.Alprincipio,sóloviolasangre,cantidad

desangre.Unadelasaspirantesaenfermerasollozaba.Laotra,blancacomolaleche,seapretabalascomisurasdeloslabiosconlospuños,distendiéndolasenunaanchasonrisa de repugnancia. Masterton, arrodillado en el suelo, trataba de sostener lacabezadelmuchachoqueestabatendidosobrelamoqueta.

StevemiróaLouisconlosojosagrandadosporelhorror.Abriólaboca,peronolesalíanlaspalabras.

AlotroladodelasgrandespuertasdecristaldelCentroMédicoseapretujabalagente, haciendo pantalla con lasmanos paramirar al interior. La escena evocó enLouisunrecuerdoaberrante:sevioasímismo,conseisaños,sentadoenlasaladeestarconsumadre,mirandolatelevisiónporlamañana,antesdequeellasefueraatrabajar. Estaban dando aquel viejo programa que se llamaba "Today", de DaveGarroway.HabíamuchagentefueraquemirabaembobadaaDaveyaFrankBlair,yalbuenodeJ.FredMuggs.Volviólacabezayviomáscarasenlasventanas.Lodelaspuertasnopodíaimpedirlo;pero…

—Echalascortinas—dijoalaaspirantequehabíagritado.Comoellanosemoviera,laCharltonledioungolpeenlasposaderas.—¡Muévete,chica!La muchacha se puso en movimiento. Al momento, las cortinas quedaron

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echadas.CharltonySteveMastertonsesituaroninstintivamenteentreelheridoylaspuertas,afindetaparlavistaenlamedidadeloposible.

—¿Lacamilladura,doctor?—preguntólaCharlton.—Que la traigan, siesque lanecesitamos—dijoLouisagachándoseal ladode

Masterton—.Aúnnoséloquetiene.—Vamos,tú—dijolaCharltonalamuchachaquehabíacorridolascortinas.La

jovensevolvíaatirardeloslabiosconlospuños,formandoaquellamuecadehorrorqueledescubríalosdientescomounasonrisa.

—¡Oh,agg!—gimiólamuchachamirandoalaCharlton.—Deacuerdo,ohag.Peroandando.—Laenfermeralasacudióporunhombroy

lamuchacha se alejó rápidamente. El borde de su falda a rayas rojas y blancas lerozabalaspantorrillas.

LouisseinclinóparaexaminarasuprimerpacientedelaUniversidaddeMaine,enOrono.

Eraunmuchachodeunosveinteaños,yLouisnotardónitressegundosenhacersu diagnóstico. Estaba prácticamentemuerto. Tenía la cabeza aplastada y el cuelloroto. La clavícula fracturada le tensaba la piel del hombro derecho, hinchado ydeforme. De la cabeza, un fluido amarillo y purulento goteaba en la alfombramezcladoconlasangre.Porunboquetedelcráneo,Louisveíapalpitar lamasadelcerebro,deunblancogrisáceo.Eracomomirarporunaventanarota.Elorificioteníaunoscincocentímetrosdediámetro.Eralobastantegrandecomoparaquenacieraunniño,silohubierallevadoenlacabeza,comoZeus,queparíaporlafrente.Parecíaimposiblequeaúnestuvieravivo.Depronto,leparecióoírlavozdeJudCrandallquedecía:«Avecessentíasudentelladaeneltrasero.»Ysumadre:«Lomuerto,muertoestá.»Sintióeldisparatado impulsodereír.Lomuerto,muerto.Sí, señora;estoeracategórico.

—Llamaalaambulancia—dijoaMasterton—.Hayque…—Louis,laambulanciaestá…—¡Vaya!—Louis sediounapalmadaen la frente.Miróa laCharlton—. Joan,

¿quéhacenenestoscasos?¿Llamanaseguridaddel"campus"oalCentroMédicodeMaineOriental?

Joanparecíaaturdiday trastornada,algo insólitoenella, supusoLouis.Perosuvozsonababastantefirmealresponder:

—Nolosé,doctor.NuncahabíamostenidouncasocomoéstedesdequeyoestoyenelCentroMédico.Louispensócontodalarapidezdequeeracapaz.

—Avisen a la policía del "campus". No podemos esperar a la ambulancia delhospital.Siesnecesario,podemosllevarloaBangorenuncochedebomberos.Porlomenos,tienesirenaylucesespeciales.Llámeles,Joan.

La mujer se fue, pero no sin que Louis captara la mirada de profunda

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conmiseración que le lanzó. Aquelmuchacho,musculoso y bronceado—quizá dehaberestadotodoelveranoreparandocarreteras,pintandofachadasodandoclasesdetenis—quenollevabamásropaqueunos"shorts"coloradosconlistasblancas,aquelmuchacho iba a morir de todos modos. Y habría muerto también aunque laambulanciahubieraestadoaparcadaensusitioyconelmotorenmarchacuandolotrajeron.

Increíblemente,elmoribundosemovía.Agitólospárpadosyabriólosojos.Unosojos azules con el iris ribeteado de sangre, quemiraba sin ver. Trató demover lacabeza y Louis le sujetó conmás fuerza, pensando que tenía el cuello partido. Elterribletraumatismocranealnoexcluíalaposibilidaddequesintieradolor.

«¡Quéagujero,Señor,quéagujero!»—¿Qué le ha pasado?—preguntó a Steve, comprendiendo que la pregunta era

estúpidae inútil.Lapreguntadeunmirón.Peroanteaquelagujeroélnopodíasermásqueeso,unmirón—.¿Lotrajolapolicía?

—No;lotrajeronunosestudiantes,enunamanta.Nosénadamás.Loqueimportabaeraloqueibaapasarahora.Yesoleafectabaaél.—Veabuscarlos.Hazlosentrarporlaotrapuerta.Quierotenerlosamano,pero

quenoveanmásdeloquehanvistoya.Masterton,concaradealivioportenerunaexcusaparamarcharse,sefuehaciala

puertaylaabrió.Seoyóunmurmullodevocesexcitadasycuriosas.Louispercibiótambiénelaullidodelasirenadelapolicía.Yaveníanlosdeseguridad.Louissintióunleveymezquinoalivio.

Elmoribundohacíaunaespeciedegorgoteo.Estabatratandodehablar.Louisoíasílabas—cuandomenos,fonemas—perolaspalabraseranininteligibles.

Louisseinclinóydijo:—Todovabien,chico.—Aldecirlo seacordódeEllieydeRachely sintióun

espasmoenelestómago.Sepusounamanoenlabocaparaahogarlanáusea.—Caaa—dijoelmuchacho—.Gaaaaaa…Louismiróenderredoryvioquesehabíaquedadosoloconelmoribundo.Oíaa

lolejoslavozdeJoanCharltonquedecíaalasaspirantesquelacamilladuraestabaenelarmariodelasalaDos.LouisteníasusdudasdequeellassupierancuáleralasalaDos.Alfinyalcabo,erasuprimerdíadeprácticas.Yvayadía.Noolvidaríanfácilmente su primer contacto con elmundo de lamedicina. En lamoqueta verdehabía un círculo marrón oscuro que se ensanchaba por momentos en torno a ladestrozada cabeza del herido. Menos mal que había dejado de fluir el líquidointercraneal.

—EnPetSematary—dijoel jovenconunavozqueeracomoungraznido…ysonreía.Eraunasonrisamuyparecidaalamuecagrotescaehistéricadelaaspirantequehabíacorridolascortinas.

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Louislemirófijamente,resistiéndoseadarcréditoasusoídos.Luegopensóquehabíatenidounaalucinaciónauditiva.«Habráhechomásruidosconlagargantaymiimaginaciónleshadadocoherenciaconlasimpresionesdelsubconsciente.»Peronoeraeso,yasítuvoquereconocerloinstantesdespués.Sintióunvértigodeterroryseleerizóelvello.Eracomosilapieldelosbrazosydelvientresedeslizaraarribayabajo,enolas…Peroaunasísenegabaaaceptarlo.Sí,loslabiosensangrentadosdelherido sehabíanmovidoy losoídosdeLouis captaronunas sílabas, pero eso sólosignificabaquelaalucinaciónfuevisualademásdeauditiva.

—¿Quédices?—susurróLouis.Y esta vez, con lamisma claridad que una cotorra o un cuervo con la lengua

partida,laspalabrassonaron,inconfundibles:«Noesuncementeriodeverdad.»Losojosteníanlamiradaextraviadayderramesdesangre;labocaseabríaenunagransonrisadecarpamuerta.

El horror traspasó el cuerpo de Louis atenazándole el corazón con unos dedoshelados. Él se sentía más y más pequeño, hasta que no pensó más que en salircorriendoparaescapardeaquellacabezaparlante,ensangrentadayrota,queyacíaenel suelo de la sala de espera de la enfermería. Él no era hombre de profundosprincipiosreligiosos,nisesentíaatraídoporsupersticionesniocultismos.Noestabapreparadoparaaquello,fueseloquefuese.

Sobreponiéndosecontodassusfuerzasalimpulsodeecharacorrer,seobligóainclinarsemásaúnhaciaelherido.

—¿Quéhasdicho?—preguntó.Aquellasonrisa.Quéespanto.—Elfondodelcorazónhumanoesaúnmásárido,Louis—susurróelmuchacho

—.Elhombresiembrasóloaquelloquepuede.Ylocuida.«Louis—pensó él, sin oír nadamás después de su nombre—. ¡Oh,Diosmío,

sabecómomellamo!»—¿Quiéneres?—preguntóLouisconvoztemblona—.¿Quiéneres?—Indiotraepescado.—¿Cómosabesmi…?—Apártatedenosotros.Sabemos…—¿Vosotros?—"Caa"—hizoelmuchacho,yahoraaLouisleparecióqueelalientoleolíaa

muerte;lesionesinternas,arritmia,fallo,ruina.—¿Qué?—Debuenaganalehubierasacudidoporunhombro.El muchacho de los "shorts" rojos se estremeció de pies a cabeza. De pronto,

parecióquedarcongelado,contodoslosmúsculosentensión.Duranteunmomento,sus ojos miraron a Louis sin aquella expresión ausente. Entonces se relajóbruscamente.Olíamuymal. Louis pensó que iba a volver a hablar, que tenía que

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volverahablar.Perolosojosvolvieronaperderseenelvacío,vidriosos…Elhombrehabíamuerto.

Louis se sentó sobre sus talones, con toda la ropa pegada al cuerpo. Estabaempapado en sudor. Se le nubló la vista y las imágenes empezaron a ladearse.Aldarsecuentadeloqueleocurría,sevolvió,sepusolacabezaentrelasrodillasyseoprimiólasencíasconlasuñasdelpulgarydelíndicehastahacerlassangrar.

Alcabodeunmomento,elentornovolvióadespejarse.

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Entonces la habitación se llenó de gente. Parecían actores que hubieran estadoesperando la entrada.Ello acrecentó el aturdimiento y el desconcierto deLouis: lafuerzadeestassensaciones,queélhabíaestudiadoenloscursosdepsicología,peronunca experimentado por sí mismo, le dejó aterrado. Así debía de sentirse unocuandoalguienleechabaunabuenadosisdeLSDenlabebida.

«Es comouna obra de teatro, representada exclusivamente paramí—pensó—.Primeramente,sedespeja laescena,afindequelasibilamoribundapronuncieunaoscura profecía que yo y sólo yo puedo escuchar. Y, en cuanto el hombremuere,todosvuelven.»

Entraron las dos aspirantes transportando torpemente la camilla dura que seutilizabaenloscasosdelesionesdorsalesycervicales.LasseguíaJoanCharlton,queanunciabalallegadadelapolicíadel"campus".Elmuchachohabíasidoatropelladomientrashacía"jogging".Louisseacordódelaparejaqueselehabíacruzadoaquellamañanaysintióunapunzadadeangustia.

Detrás de la Charlton venían Steve Masterton y dos agentes del servicio deSeguridad.

—Louis, los que trajeron a Pascow están… —Se interrumpió y preguntóvivamente—:Louis,¿teencuentrasbien?

—Estoyperfectamente—dijoélyse levantó.Sintióunvahído,perose lepasóenseguida.Pordeciralgo,preguntó—:¿SellamabaPascow?

Unodelosagentesrespondió:—VíctorPascow,segúnlachicaquecorríaconél.Louismiróelrelojyrestódosminutos.EnlahabitacióndondeMastertontenía

secuestradosalosquehabíantraídoaPascowsonabaelllantodesconsoladodeunamuchacha. «Bienvenida a la universidad, jovencita, pensó él. Que tengas un buensemestre.»

—Mr.Pascowfallecióalasdiezhorasynueveminutosdelamañana—dijo.Unodelosagentessepasóeldorsodelamanoporloslabios.Mastertoninsistió.—Louis,¿estásbien?Tienesunacarahorrible.CuandoLouisabríalabocaparacontestar,unadelasauxiliaressoltóelextremo

delacamillaysaliócorriendomientrasvomitabaeneldelantal.Empezóasonarunteléfono.Lamuchachaquellorabasehabíapuestoallamaragritosalmuerto:«¡Vic!¡Vic!¡Vic!»Elbarulloeraespantoso.UnodelosagentespreguntabaalaCharltonsipodíadarlesunamantaparataparelcadáver,ylaCharltonledecíaquenosabíasiestabaautorizadaparadisponerdeunamanta.Louis recordóentoncesuna frasedeMauriceSendak:«Queempiecelabarahúnda.»

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Volvía a sentir en la garganta aquella risa inoportuna, y consiguió ahogarla.¿Había pronunciado realmente las palabras Pet Sematary el tal Pascow? ¿Le habíallamadorealmenteporsunombre?Estoeraloqueleteníatrastornado,loquelehabíahecho salirse de su órbita. Pero su cerebro parecía estar ya envolviendo aquellosmomentosenunapelículaprotectora,esculpiendo,retocando,sustituyendo.Sinduda,habíadichootracosa(sirealmentehabíahablado)y,conlaimpresiónylosnerviosdel momento, Louis había entendido mal. Lo más probable era que Pascow sólohubieraarticuladosílabasincoherentes,talcomopensóalprincipio.

Louis trató de reaccionar, buscando en sí aquella personalidad que indujo a lajuntadelauniversidadaelegirleaélentreloscincuentaytrescandidatosalaplaza.Allífaltabaalguienquetomaralainiciativa.Lasalaestaballenadegenteaturullada.

—Steve,daleuntranquilizanteaesachica—dijo.Aloírsupropiavozempezóasentirsemejor.Eracomosiestuvieraenunanaveespacialyacabarandeencenderseloscohetesparadespegardeunminúsculoasteroide.Yelasteroideera,desdeluego,elmomentoenelquePascowhabíahablado.Louishabíasidocontratadoparadirigiraquello.Yesoseproponíahacer.

—Joan,unamanta.—Doctor,nohemoshechoinventario…—Traigaesamantadetodosmodos.Luegovayaaverquétienelaaspirante.—

Miróalaotramuchacha,queseguíasosteniendounextremodelacamilla.Mirabaelcuerpo de Pascow como si estuviera hipnotizada—. ¡Señorita! —gritó Louisásperamente,yellaapartólosojosdelcadáver.

—¿Qu…qu…?—¿Cómosellamasucompañera?—¿Qu…quién?—Laquevomita—dijoélcondeliberadarudeza.—Ju…Ju…Judy.JudyDeLessio.—¿Yusted?—Carla.—Lamuchachaparecíaunpocomástranquila.—Carla,vayaavercómoestáJudy.Ytraigalamanta.Encontraráunmontónde

ellas en el armario pequeño de la sala de reconocimientosUno.Ahora, si son tanamables,salgantodos.Unpocodeprofesionalidad,porfavor.

Los demás se pusieron en movimiento. Al poco, cesaron los gritos en lahabitación contigua. El teléfono, que había enmudecido, volvió a sonar. Louisoprimióelbotóndeesperasindescolgar.

Eldemásedaddelosdosagentesparecíamássereno,yaéllepreguntóLouis:—¿Aquiénhayquedarparte?¿Puedefacilitarmeunalista?Elhombreasintió.—Eselprimercasoenseisaños—dijo—.Malempiezaelcurso.

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—Ytanmal—dijoLouis.Descolgóelteléfonoysoltóelbotóndeespera.—¿Oiga?¿Quiénestá…?—decíaunavozexcitada.Louiscolgóelaparatoyempezóahacersusllamadas.

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Lascosasnoempezaronacalmarsehastacasilascuatrodelatarde,despuésdequeLouisyRichardIrving,jefedeSeguridaddel"campus",hicieranunadeclaracióna la prensa. El joven Víctor Pascow estaba haciendo "jogging" con otras dospersonas,unadeellas, sunovia.UnautomóvilconducidoporTremontWithers,deveintitrésaños,deHaven,Maine,quecirculabaavelocidadexcesivaporlaavenidaprocedente del Gimnasio Femenino Lengyll en dirección al centro del "campus",embistióaPascowylolanzócontraunárbol.Pascowfuellevadoalaenfermeríaenunamantaporsusamigosydostranseúntesymuriódiezminutosdespués.Withersestabadetenido.Podrían formulárselecargosporconducción temeraria,conducciónenestadodeembriaguezyhomicidioporimprudencia.

ElredactordelperiódicouniversitariopreguntósipodíadecirquePascowhabíamuerto a consecuencia de las heridas recibidas en la cabeza. Louis, pensando enaquellaventanarotaporlaqueseveíaelcerebro,dijoqueeraelforensedelcondadodePenobscot quien debía dictaminar las causas de lamuerte.El redactor preguntóentoncessilascuatropersonasquehabíantransportadoaPascowenlamantanolehabríanproducidolamuerteinvoluntariamente.

—No—respondióLouis,contentoportenerlaoportunidaddeeximirdeculpaaaquellos cuatro jóvenes que habían actuado rápida y humanitariamente—. Enabsoluto.Enmiopinión,laheridaquerecibióMr.Pascoweramortaldenecesidad.

Se hicieron varias preguntasmás, pero en realidad esta respuesta puso fin a larueda de prensa. Ahora Louis estaba sentado en su despacho (SteveMasterton sehabíaidoacasahacíaunahora,inmediatamentedespuésdelaruedadeprensa:paraverseen lasnoticiasde la tarde, según sospechabaLouis) tratandodedespachareltrabajodeldía,oquizáderecubrirlodeunacapaderutina.ÉlylaCharltonrepasabanlasfichasdelacarpetaUno:lasdelosestudiantesqueseesforzabanporcursarunacarrera a pesar de alguna incapacidad física.En la primera carpeta había veintitrésdiabéticos, quince epilépticos, catorce parapléjicos y varios casos de leucemia,parálisis cerebral y distrofia muscular, dos ciegos, dos mudos y un enfermo deanemiacelular,unavariedadqueLouisnisiquierahabíavisto.

Quizá el peormomento de la tarde fue cuando, poco después de que se fueraSteve,entrólaCharltonydejóunvolanterosaenelescritoriodeLouis.«AlfombrasBangorvendránmañanaalas9.00.»

—¿Alfombras?—preguntóél.—Hayquerepararlamoqueta—dijolaenfermera—.Esamanchanohayquienla

quite,doctor.Naturalmente.FueentoncescuandoLouisentróeneldispensarioy se tomóun

Tuinal,Entonal lo llamabasucompañerodehabitacióndelprimerañode facultad.

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«SubealtranvíadeEntonalandia,Louis.Vamosahacerunviajecito.»Lasmásdelasveces,Louisdeclinaba la invitación,y talvezfueramejorasí.SucompañerocolgóloslibrosenterceroyaqueltranvíalollevónadamenosqueaVietnam,encalidaddeauxiliardeSanidad.Louisse lo imaginabaavecesatiborradodedroga,«viajando»porlaselva.

Pero ahora necesitaba algo. Si tenía que ver el papelito rosa cada vez quelevantaralosojosdelasfichas,necesitabalatableta.

Seencontrabaviajando,bastanteentonado,cuandoMrs.Baillings, laenfermeradelatarde,seasomóalapuertaparadecirle:

—Lellamasuesposa,doctorCreed.Líneauno.Louis miró el reloj y vio que eran casi las cinco y media. Tenía intención de

marcharsehacíamediahora.Descolgóelaparatoyoprimiólalíneauno.—Hola,cariño.Ahoramismo…—Louis,¿estásbien?—Sí,muybien.—Lo he oído por la radio, Lou. Lo siento.—Hizo una pausa—.Han dado un

reportajedelaruedadeprensa.Hashabladomuybien.—¿Sí?Mealegro.—¿Seguroqueteencuentrasbien?—Sí,Rachel,muybien.—Venprontoacasa—dijoella.—Sí—respondióLouis.Eraunabuenaidealodeirseacasa.

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Rachel salió a recibirle a la puerta. Louis se quedó con la boca abierta. Ellallevabaelsujetadordetulquetantolegustabaaél,unasbraguitassemitransparentesynadamás.

—Estásfenomenal—dijoél—.¿Ylosniños?—SelosllevóMissyDandridge.Estamoslibreshastalasochoymedia.Tenemos

doshorasymedia.Noperdamoseltiempo.Ellaleabrazó.Louisnotóunleveperfume.¿Esenciaderosas?Larodeóconsus

brazos, primero por el talle, luego deslizó unamano hacia las nalgas, mientras lalengua de ella danzaba ligeramente sobre sus labios y penetraba en su boca,explorando.

Cuando,porfin,sedeshizoelbeso,élpreguntóconlavozunpocoronca:—¿Túereslacena?—Elpostre.—Ellaempezóamoverlentamenteelvientre,apretándosecontraél

—.Peroteprometoquenovasatenerquecomernadaquenoteguste.Éltratódesujetarla,peroellaseescabullóyletomóunamano.—Sube—dijo.Le preparó un baño caliente, le desnudó despacio y le empujó hacia el agua.

Luego,sepusoelguantedetoallaqueestabacolgadodeladucha,yquecasinuncausaba, le enjabonó y le aclaró. Él sentía relajarse la tensión de aquel día: aquelhorrible primer día. Rachel se habíamojado y las bragas se le pegaban al cuerpocomounasegundapiel.

Louisfueasalirdelabañera,peroellalesujetó.—¿Qué…?Entonces,elguanteleasiósuavemente…,suavemente,peroconunafriccióncasi

insoportable,conunlentovaivén.—Rachel…—Élestabasudandoynoerasóloporelcalordelbaño.—Ssssh.Aquelloparecíadurarunaeternidad.Cuandoélestabaapunto,elguantecasise

detenía.Peronodeltodo,sinoqueoprimía,soltabayvolvíaaoprimir,hastaqueélsecorriócontalviolenciaquelezumbaronlosoídos.

—¡Diosmío!—murmurócuandopudohablar—.¿Dóndehasaprendidoahacereso?

—Enlas"girl-scouts"—dijoella,muyseria.

***

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Rachelhabíapreparadounstroganoffqueestuvocociendoafuegolentoduranteel episodio del baño, y Louis, que a las cuatro de la tarde habría jurado que novolveríaaprobarbocadohastalavísperadeTodoslosSantos,tomódosplatos.

Luego,ellalellevóotravezarriba.—Ahoraveamosquépuedeshacertúpormí.Vistaslascircunstancias,Louisestimóquehabíaestadoalaaltura.

***

Después,Rachelsepusosuviejopijamaazul.Louis,vestidoconunacamisadefranelayunospantalonesdepanasinformaalguna—supelele,losllamabaRachel—fueabuscaralosniños.

MissyDandridgequeríaquelecontaraelaccidenteconpelosyseñales,yLouislehizounresumenmuchomásescuetoquelanoticiaqueapareceríaenel"BangorDailyNews"deldíasiguiente.Nolegustabatenerquehablardeaquello—sesentíacomounchismosomacabro—,peroMissynoqueríacobrarnadaporcuidarde losniñosyélleestabamuyagradecidoporlaveladaquehabíapasadoconRachel.

Gage se quedó profundamente dormido antes de que recorrieran los doskilómetrosdecamino,ylamismaElliebostezabayteníalosojosbrillantes.Louislecambió el pañal aGage, le puso el pijama y lometió en la cuna. Luego, leyó uncuentoaEllie.Comosiempre,ellapedíaagritos"Dóndeviven lasfierassalvajes",pues tenía mucho de fiera salvaje, pero tuvo que conformarse con "El gato en elsombrero".Sequedódormidaaloscincominutos,yRachelentróaarroparla.

CuandoLouisbajóalasala,Rachelestabasentadaenelsofá,tomandounvasode leche.TeníaunanovelademisteriodeDorothySayersabierta sobreunodesuslargosmuslos.

—¿Deverdadestásbien,Louis?—Estupendamente,cariño.Ymuchasgracias.Portodo.—Asudisposición.—Lesonrióconpicardía—.¿Novasatomarunacervezaen

casadeJud?—Estanocheno.Estoymolido.—Supongoqueyotengopartedeculpa.—Esocreo.—Entonces,doctor,unvasodelecheyalacama.Louispensabaquelecostaríadormirse,comoleocurríacuandoestabadeinterno

yeldíahabíasidomovido.Perosesumiósuavementeenelsueño,comosiresbalaraporuntobogándepocapendiente.Norecordabadóndehabíaleídoqueunapersonanormal tardaunos sieteminutosenquitar todas las clavijasque loconectanaldía.Sieteminutos durante los cuales consciente y subconsciente van girando como las

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paredestrucadasdelacasaencantadadelparquedeatracciones.Resultabaunpocoinquietante.

YacasihabíacaídocuandooyódeciraRachel,alolejos:—…pasadomañana.—¿Mmmmm?—Jolander,elveterinario.OperaaChurchpasadomañana.—Oh. —«Church. Disfruta de tus cojones mientras puedas, amiguito.» Y se

quedóprofundamentedormido,comosihubieracaídoporunagujero.Ysinsoñar.

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Algoledespertómuchodespués.Fueungolpelobastantefuertecomoparaqueél se incorporara en la cama pensando si Ellie se habría caído o si se habríadesmontadolacunadeGage.Entoncessaliólalunadedetrásdeunanube,inundandolahabitacióndeuna luzfríaypálida,yLouisvioaVíctorPascowen lapuerta.ElgolpelohabíadadoVíctorPascowalabrirlapuerta.

Allí estaba, con la cabeza hundida detrás de la sien izquierda. La sangre se lehabíasecadoen lacaradejándoleunasrayasmoradasquerecordaban lapinturadeguerradelosindios.Seleveíalaprotuberanciablanquecinadelaclavícula.Estabasonriendodeorejaaoreja.

—Vengaconmigo,doctor—dijo—.Tenemosqueiraunsitio.Louis miró en derredor. Su mujer no era más que un bulto impreciso bajo el

edredónamarillo,ydormía.VolvióamiraraPascow,queestabamuertoynomuerto.Sinembargo,Louisnoteníamiedo.Enseguidacomprendióporqué.

«Esunsueño—pensó.Yelalivioqueestepensamientoleprodujolehizodarsecuenta de que sí había tenidomiedo al fin y al cabo—. Losmuertos no vuelven;fisiológicamenteesimposible.EstemuchachoestáenuncajónfrigoríficodeBangorcon la marca del patólogo —una costura en forma de Y— en la espalda.Probablemente,elpatólogolehabrámetidoelcerebroenlacavidadtorácica,despuésdeextraerunamuestradeltejidoparaanálisisylehabrárellenadoelcráneodepapelmarrónparaquenogotee—esoesmuchomásfácilquetratardecolocarelcerebrootra vez en su sitio, como si fuera una pieza de puzzle.» El tío Carl, padre de lainfortunadaRuthie,lehabíacontadoquelospatólogoshacíaneso,ylehabíacontadootras muchas cosas que probablemente harían gritar de horror a Rachel, con sunecrofobia.PeroPascownopodíaestaraquí.Nihablar,amigo.Pascowestabaenuncajónfrigoríficoconunaetiquetacolgadadeldedogordodelpie.«Ytampocotendrápuestosesos"shorts"colorados.»

Noobstante,sentíaelimpulsodelevantarse.LosojosdePascowestabanfijosenél.

Louis apartó la ropade la camay puso los pies en la alfombrilla de ganchillo,regalo de boda de la abuela de Rachel. Las borlas se le hundieron en los talones.Aquelsueñoeramuyreal.TanrealqueLouisnosiguióaPascowhastaqueéstediomediavueltayempezóabajarlasescaleras.Elimpulsodeseguirleerafuerte,peroLouisnoqueríaqueuncadáverambulanteletocara,nisiquieraensueños.

Perosefuetrasél.Brillabalasedadelos"shorts"colorados.Cruzaron la sala de estar, el comedor y la cocina. Louis esperaba que Pascow

descorriera el pestillo e hiciera girar el picaporte de la puerta que comunicaba lacocina con el cobertizo que hacía las veces de garaje para la furgoneta y elCivic,

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pero Pascow atravesó la puerta sin abrirla. Louis pensó entonces con un leveasombro: «¿Conque así es como hay que hacerlo? Sencillísimo. Eso lo hacecualquiera.»

Él lo intentó —y le produjo cierto regocijo chocar con la dura madera.Evidentemente,éleraunrealistainclusocuandoestabasoñando.LouishizogirarelcerrojoYale, descorrió el pestillo y entró en el garaje. Pascowno estaba.Louis sepreguntó si su visitante habría dejado de existir. Eso acostumbraban hacer lospersonajesdelossueños.Conlamismafacilidadconqueunocambiabadeescenario.Tanto estabas desnudo al lado de una piscina con una erección de campeonato,hablando de la posibilidad de hacer un intercambio de parejas conRoger yMissyDandridge,porejemplo,comoescalandounvolcánhawaiano.QuizáhabíaperdidoaPascowporqueahoraibaaempezarelsegundoacto.

Pero cuando Louis salió del garaje, volvió a verle. Estaba de pie, en laembocaduradelsendero,iluminadoporlaluna.

Entoncessintiómiedo.Selemetíaportodosloshuecosdelcuerpoylosllenabadeunhumosucio.Louisnoqueríairallíarriba.Sedetuvo.

Pascowmirópor encimadel hombro.A la luzde la luna, susojosparecíandeplata. Louis sintió un nudo de angustia en el vientre. Aquel hueso que sobresalía,aquellasmanchasdesangrecoagulada…Peroerainútiltratarderesistirseaaquellosojos.Porlovisto,setratabadeunsueñosobrelahipnosis…sobreloqueerasentirsedominado e incapaz de evitar las cosas, como fue incapaz de evitar la muerte dePascow.Yapuedeshaberestudiadoveinteaños,quesiteponendelanteauntipoconunboquetecomoaquélenlacabeza,denadatesirven.Paraelcaso,lomismohabríasidollamaraunfontanero,aunzahoríoaPericodelosPalotes.

Pero mientras pensaba en estas cosas ya iba hacia el sendero, siguiendo los"shorts" que, con aquella luz, parecían tanmorados como la sangre de la cara dePascow.

ALouisnolegustabaelsueñoaquel.Quiá.Erademasiadoreal.Lasborlasdelaalfombrilla, el no haber podido traspasar la puerta. En un sueño como es debido,cualquierapuedefiltrarseporpuertasyparedes(odeberíapoder)…yahorasentíaelrocíoheladoen lospiesy labrisade lanocheenel cuerpo,desnudosalvopor los"shorts" del pijama.Y, cuando llegaron a los árboles, las agujas de los pinos se leclavaban en las plantas de los pies. Otro detalle que resultaba más real de lonecesario.

«Noimporta.Noimporta.Estoyencasayenlacama.Noesmásqueunsueño,por muy real que parezca, y, como todos los sueños, mañana parecerá ridículo.Despierto,descubrirésusincongruencias.»

UnaramitalearañóenelbícepsyLouishizounamuecadedolor.Allídelante,Pascow no era más que una sombra, y ahora el terror de Louis parecía haber

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cristalizado dentro de su cabeza en estas palabras: «Voy al bosque detrás de unmuerto,voyaPetSemataryandandodetrásdeunmuerto,ynoesunsueño.QueDiosmeproteja,noesunsueño.Estoestápasandodeverdad.»

Bajaronporelotroladodelacolina.Elsenderoserpenteabaentrelosárbolesyluegocruzabalaespesura.Ahoranollevababotas.Sintióunafríajaleabajolospiesytenía que avanzar sujetándose a las ramas para no resbalar. Se oían desagradableschasquidos como de ventosas. Sentía el lodo entre los dedos de los pies,separándoselos.

Tratódesesperadamentedeaferrarsealaideadequetodoeraunsueño.Nocuajaba.Llegaronal claroy la lunavolvió a salir de su arrecifedenubes, inundandoel

cementeriodeunaclaridadfantasmal.Lasestelas—pedazosdemaderaydehojalatacortadaconlastenazasdepapáyluegoaplastadaconelmartillo,losasmelladasdepizarra—sedestacabanconclaridad tridimensional, proyectando sombrasnegrasynítidas.

Pascow se detuvo junto a SMUCKYGATOOVEDIENTE ymiró a Louis. Elhorror, el terror que sentía entonces…Le parecía que estos sentimientos seguiríancreciendo y creciendo hasta que su cuerpo reventara por efecto de su presiónimplacable.Pascowlesonreíaconsuslabiosensangrentadosenseñandolosdientes,ysusanocolorbronceadoadquiríaalaluzdelalunaeltonomarfileñodelcadáverquevaaseramortajado.

Pascowlevantóelbrazoseñalando.Louissiguióconlamiradaladirecciónqueleindicaba y lanzó un gemido. Sus ojos se dilataron y se apretó los labios con losnudillos.Sintióalgofríoenlacaraysediocuentadequeestaballorandodeterror.

Elmontón de troncos del que Jud hiciera bajar a Ellie tan alarmado, se habíaconvertido en un montón de huesos. Y los huesos se movían, retorcían yentrechocaban:mandíbulas, fémures, cúbitos,molares, incisivos; vio las sardónicascalaverasdesereshumanosyanimales,falangesquetintineaban.Aquí,losrestosdeunpieflexionabansuspálidasarticulaciones…

Ah,ysemovía;estabareptando.Pascowveníaahorahaciaél, con sucaraensangrentada, sombríaa la luzde la

luna,yelúltimovestigiodepensamientocoherentedeLouisacabódediluirseenunaidearepetitiva:«Tienesquegritarparadespertarte,aunqueasustesaRachel,aEllie,aGage y a todo el vecindario, tienes que gritar para despertartegritargritargritarparadespertartedespertartedespertarte…»

Peronolesalíamásqueuntenuesoplodeaire,comoelsonidoquehaceelniñoquetratadeaprenderasilbar.

Pascowseacercóyempezóahablar.—La puerta no debe abrirse—dijo Pascow. Se inclinaba para hablarle, porque

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Louishabíacaídoderodillas.Yanolesonreíadeorejaaoreja.Habíaensucaraunaexpresión que en un principioLouis tomópor compasión. Pero no era compasión,sinounahorriblepaciencia.Señalóalmontóndehuesosquerebullían—.Notraspaselabarrera,pormuchoquelodesee,doctor.Labarreraselevantóparaserrespetada.Recuerdeesto: aquíhayuna fuerza superior a loqueusted imagina.Esuna fuerzaviejaysiempreinquieta.Recuérdelo.

Louisvolvióatratardegritar,ynopudo.—Vengocomoamigo—dijoPascow;pero,¿dijorealmente"amigo"?Louiscreía

queno.EracomosiPascowhablaraenunalenguaextranjeraqueLouisinterpretabagracias a una magia especial de los sueños…, y "amigo" era el equivalente másaproximadoquepodíahallarlaatribuladamentedeLouis—.Ustedyaquellosalosque amaestán expuestos a ladestrucción,doctor.—Estaba lobastante cerca comoparaqueLouisnotarasuoloramuerte.

Pascowextendíaelbrazohaciaél.Yaquelleveyalucinanteentrechocardehuesos.Louisseechabahaciaatrás,ensuafánporrehuiraquellamano.Supropiamano

tropezóconunaesteladerribándola.ElrostrodePascow,inclinadosobreél,llenabatodosucampovisual.

—Doctor,recuérdelo.Louistratódegritar,yelmundoseborródesuvistadandovueltas,peroseguía

oyendoelrepiqueteodehuesosenlacriptadelanocheiluminadaporlaluna.

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Unapersonanormal tardasieteminutosendormirse;pero, según la "Fisiologíahumana"deHand,lamismapersonatardaentrequinceyveinteminutosendespertar.Alparecer, el sueñoesun lagodelquecuestamás salir que entrar.El serhumanodespierta por etapas, pasando del sueño profundo al sueño ligero y a ese estadollamado«duermevela»enelquelapersonaoyesonidosyhastacontestaapreguntasquedespuésnorecuerda,salvo,siacaso,comounsueño.

Louisoíaelcastañeteodehuesos,peroelsonidosehacíamásmetálicoyagudopor momentos. Un golpe. Un grito. Más sonidos metálicos… ¿Algo que rodaba?«Claro—convinosualetargadocerebro—.Loshuesos,rodando.»

Louisoyólavozdesuhija:—¡Toma,Gage!¡Toma!SiguióungorgoritodealegríadeGage,yentoncesLouisabriólosojosyvioel

techodesuhabitación.Sequedómuyquieto,dejándoseinundarporlarealidad,laestupendarealidad,la

benditarealidad.Todo,unsueño.Espantosoyvivido,perosueño.Sólounfósildelsubconsciente.Volvióaoírelsonidometálico.ErauncochecitodejuguetedeGagequecorría

porelpasillodearriba.—¡Toma,Gage!—¡Toma!—gritóGage—.¡Toma-toma-toma!Pumba-pumba-pumba.LospiesdescalzosdeGagebatíanlaalfombra.Losniños

reíanporlobajo.Louismiróasuderecha.Rachelyasehabíalevantado.Lacamaestabaabierta.El

solbrillabayamuyalto.Louismiróelrelojyvioqueerancasilasocho.Rachellehabíadejadodormir…probablementeapropósito.

Normalmente, ello le hubiera irritado, pero no esta mañana. Respiróprofundamente, satisfechoporelmomentoconestarallí,conaquelsolqueentrabapor la ventana, palpando la inconfundible textura delmundo real.Motas de polvobailabanenaquelrayodesol.

—¡El!—gritóRacheldesdeabajo—.Yaeshoradequebajes,recojastubocadilloysalgasaesperarelautobús.

—Voy,mamá.—Laspisadasdelaniña,másfuertes—.Tomatucoche,Gage.Yotengoqueiralaescuela.

Gagesepusoachillar,indignado.Susprotestaseranenmarañadas.—Lasúnicaspalabrasquesedistinguíaneran:"Gage,coche,tomayEllie,bus"—.Peroelmensajeestababienclaro:Elliedebíaquedarse,elcolegiopodíairsealaporraporundía.

OtravezlavozdeRachel:

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—El,despiertaapapáantesdebajar.EntróEllie,conelpelorecogidoenunacoladecaballoysuvestidorojo.—Estoydespierto,cariño—dijoél—.Andaalautobús.—Sí, papá. —La niña se acercó, le dio un beso en la áspera mejilla y salió

corriendohacialaescalera.Elsueñoempezabaadiluirse,aperdercoherencia.Magnífico.—¡Gage!—gritóLouis—.¡Unbesoapapá!Gagehizocasoomiso.BajabalaescaleradetrásdeEllietanaprisacomopodía,

chillandoavozencuello:—¡Toma!¡Toma!¡TOMA!Louisapenasalcanzóaentreverlafigurarechonchadelniñoquesólollevabael

pañalylasbraguitasdeplástico.—¿Estásdespierto,Louis?—gritóRacheldesdeabajo.—Sí—dijoLouissentándoseenlacama.—¡Yatelohedicho!—gritóEllie—.Mevoy.¡Adiós!—Unportazoyunberrido

deindignacióndeGagesubrayaronestaspalabras.—¿Unhuevoodos?—preguntóRachel.Louisapartólaropadelacamaypusolospiesenlaalfombrilladeganchilloyya

iba a responder que nada de huevos, sólo un tazón de cereales antes de salircorriendo…,cuandolaspalabrasseleahogaronenlagarganta.

Teníalospiessuciosdetierrayagujasdepino.Elcorazón lehizounapiruetadesaltimbanqui.Conunmovimientobrusco, los

ojosdesorbitadosy losdientesclavadosenuna lengua insensible,Louisarrancó lasábanadeencimadeunpuntapié.Lapartebajadelacamaestabasembradadeagujasdepinoylassábanas,manchadasdebarro.

—¿Louis?Entoncesvioquetambiénteníaagujasdepinoenlasrodillas.Depronto,semiró

el brazo derecho. Vio un arañazo reciente en el bíceps, exactamente donde se leclavaralarama…enelsueño.

«Voyagritar.Melonoto.»Elgritoretumbabaensuinterior,comoladetonacióndelfríoproyectildelmiedo.

Surealidadsetambaleaba:laverdaderarealidaderanlasagujasdepino,elbarrodelassábanas,laheridadelbrazo.

«Voyagritar,yluegomevolverélocoyyanotendréquepreocuparmemás.»—¿Louis?—Rachel estaba subiendo la escalera—.Louis, ¿tehasdormidootra

vez?Durantedosotressegundos,tratódesobreponersehaciendounesfuerzo,aligual

que cuando se organizó aquel barullo en el CentroMédico, poco después de quellevaran a Pascow en la manta, moribundo. Lo consiguió. Le ayudó el afán de

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impedirqueellalevieraenaquelestado,conlospiescubiertosdebarro,laropadelacamaamontonadaenelsueloyaquellasábanaenlodada.

—Estoydespierto—gritó jovialmente.Lesangraba la lengua,delmordiscoquesehabíadado.Teníaunremolinodeideasenlacabezay,enelfondodesumente,lejosdedondesedesarrollabalaaccióndelraciocinio,sepreguntabasihabríaestadosiempretanpróximoaaquellairracionalidaddesaforada.Siloestábamostodos.

—¿Unhuevoodos?—Rachel sehabíaparadoenel segundoo tercerpeldaño.GraciasaDios.

—Dos—respondióélcasisindarsecuenta—.Revueltos.—Asísehabla—dijoella,volviendoalacocina.Louiscerróunmomentolosojosyrespiróaliviado,peroenlaoscuridadvolvióa

verlosojosplateadosdePascowyvolvióaabrirlosinmediatamente.Louisempezóamoversecon rapidez,desterrando todopensamiento.Quitó las sábanas.Lasmantasestaban bien. Hizo un ovillo con las sábanas, salió al pasillo y las arrojó por latrampilladelaropasucia.

Casi corriendo, entró en el baño, conectó la ducha manual y se limpió pies ypiernas con un agua que casi le escaldó, pero él ni se preocupó de graduar latemperatura.

Empezabaasentirsemejor,mássereno.Mientrassesecaba, leasaltó la ideadeque aquella misma sensación debían de experimentar los asesinos cuando creíanhaberse librado de todas las pruebas comprometedoras. Se echó a reír. Siguiósecándoseyriendo.Parecíanopoderparar.

—¡Eh,eldeahíarriba!—gritóRachel—.¿Quéesesotandivertido?—Un chistemuy personal—contestó Louis sin dejar de reír. Estaba asustado,

peroelmiedonolequitabalarisa.Eraunarisaquenacíadeunvientremásduroquelos ladrillos de una pared. Sí; había estado acertado al tirar las sábanas por latrampilla.MissyDandridgeveníacincodíasalasemanaapasarelaspirador,limpiary…hacerlacolada.Rachelnoveríaaquellassábanashastaquelaspusieraotravezenlacama…limpias.EraposiblequeMissycomentaralodelasmanchasaRachel,peroélnolocreía.Probablemente,labuenamujercuchichearíaasumaridoquelosCreedhacíanenlacamacosasmuyextrañasconbarroyagujasdepino,enlugardepinturascorporales.

EstaideahizoqueLouisrieraaúnmásfuerte.Mientrassevestía,larisafueapagándosehastaextinguirseporcompletoyLouis

se sintióunpocomejor.Nocomprendíaporqué,peroasí era.Ahora lahabitaciónvolvíaaestarnormal,aunquesinlassábanas.Sehabíalibradodelveneno.Talvezlapalabraadecuadafuera«pruebas»,peroparaéleraunveneno.

«Talvezestosealoquehacelagenteconloinexplicable—pensó—.Talvezestohagalagenteconloirracionalquenoencajaconelprincipiodecausasyefectosque

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rigeelmundooccidental.»Talvezasíafrontabalamenteelplatillovolantequevesunamañanasuspendidoenelaireencimadetujardíndeatrás,lalluviaderanas,lamanoquesalededebajodelacamaytetocaelpieamedianoche:unacrisisderisaouna crisis de llanto…Y puesto que aquello era un ente inviolable que no podíasdescomponer,teníasqueexpulsarlointacto,comounapiedraderiñón.

***

Gageestabasentadoensusillaalta,tomandolapapilladecerealesalcacaoconlaqueembadurnabalamesa,decorabalaalfombrilladeplásticocolocadadebajodesusillaysefriccionabaelpelo.

Rachelsaliódelacocinaconelplatodehuevosrevueltosyunatazadecafé.—¿Quéchisteeraése?—preguntóRachel—.Te reíascomoun loco.Hastame

asustaste.Louisabriólabocasinsaberloqueibaadecir,yloquesaliófueunchisteque

había oído la semana anterior en el supermercado de la carretera, sobre un sastrejudíoquesecompróunloroquesólosabíadecir:«ArielSharonsehacelapaja.»

Rachelsereía…ytambiénGage,porcierto.«Magnífico.Nuestrohéroesehadeshechodelaspruebascomprometedoras,léase

las sábanas, y ha explicado satisfactoriamente el ataque de risa en el baño.Ahoranuestrohéroeleeráelperiódicomatutino,oleecharáunvistazoporlomenos,paradaralamañanaunairedenormalidad.»

Conestepensamiento,Louisabrióelperiódico.«Así se hace, muy bien —pensaba con un profundo alivio—. Tienes que

expulsarlocomosifuerauncálculoysanseacabó…Siacaso,puedeshablardeellounanocheconlosamigos,alrededordeunahogueradecampamento,cuandosopleelviento y salgan a relucir hechos inexplicables. Porque junto a un fuego decampamento,enlasnochesdeviento,sehablamucho.»

LouiscomióloshuevosybesóaRachelyaGage.Sóloalsalirlanzóunamiradaal armario de la ropa sucia. Todo estaba perfectamente. Otra mañana espléndida.Parecíaqueelveranonoibaaacabarnunca.Todo,perfectamente.Lanzóunamiradaalsenderomientrassacabaelcochedelgaraje,perotambiénestabaalaperfección.Yuno,tantranquilo.Loexpulsascomosifueraunapiedra.

Todo siguióbienhastaquehubo recorridounosquincekilómetros.Entonces leentróuntemblortanfuertequetuvoquesalirdelacarretera2yparareneldesiertoaparcamientodeSing's,elrestaurantechinoqueestabacercadelCentroMédicodeMaineOriental…adondehabríanllevadoelcuerpodePascow.AlCentroMédico,seentiende,noalrestaurantechino.VicPascownovolveríaatomarunaraciónde"mugugaipan".Ja,ja.

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Aquellosespasmoshacíandesucuerpoloquequerían.Louissesentíaindefensoy aterrado, pero no por algo sobrenatural, que ahora, a la luz del sol, parecíaimposible, sino aterrado por la posibilidad de que estuviera volviéndose loco. Leparecíaqueunalambreinvisibleseleestabaenrollandoenelcuerpo.

—Basta—dijo—.Bastaya.Buscóen la radiocondedos torpesy tropezóconJoanBáezquecantabasobre

brillantes y herrumbre. Aquella voz dulce y fresca le serenó y, cuando acabó lacanción,Louissesintióconánimodeseguirconduciendo.

***

Alentrarenlaenfermería,saludódepasadaalaCharltonysemetiódirectamenteen el lavabo, seguro de que tendría un aspecto horrible. Pero no. Sólo unas levesojeras,ynilapropiaRachelhabíareparadoenellas.Seechóaguafrescaalacara,sesecó, se peinó y se fue a su despacho. Allí estaban Steve Masterton y SurrendraHardu,elmédicoindio,tomandocaféyrepasandolacarpetaUno.

—Buenosdías,Lou—dijoSteve.—Buenosdías.—Esperemosquemejoresqueayer—dijoHardu.—Eso.Perotúteperdisteeljaleo.—Surrendra tuvo sus propias emociones anoche —asintió Masterton—.

Cuéntaselo,Surrendra.Harduselimpióloslentessonriendo.—A eso de la una, dos chicosme trajeron a su amiguita. Ella estaba bebida y

alegre,celebrandolavueltaalauniversidad.Teníauncorteenunmusloyyoledijequedebíadarlecuatropuntos,peronolequedaríacicatriz.Cosa,cosa,mediceella.Yomepongoacoser,inclinándomeasí.—Hardudoblóeltroncosobreuninvisiblemuslo.

Louis,imaginandoloqueibaaoírentonces,empezóasonreír.—Y,mientrasestoysuturando,ellamevomitaencimadelacabeza.Mastertonsoltóunacarcajada.Louishizootrotanto.Hardusonrióapaciblemente,

comosiaquellolehubierasucedidomilesdevecesenmilesdevidas.—¿Desdequéhoraestásdeguardia,Surrendra?—preguntóLouis.—Desdelamedianoche—dijoHardu—.Yameiba.Sóloesperabaparasaludarte.—Puessalúdame—dijoLouisestrechandolamanomorenaypequeñadelindio

—,yandaaacostarte.—Casi hemos terminado ya con la carpeta Uno —dijo Masterton—. Puedes

cantarelaleluya,Surrendra.—Yomeabstengo—dijoHardusonriendo—.Nosoycristiano.

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—PuescantaelhimnodeKarmaInstantáneooalgoporelestilo.—Quelosdossigáisbrillando—dijoHardusindejardesonreír.Diomediavuelta

ysaliósosegadamente.LouisySteveMastertonlesiguieronconlamiradaensilencio,semiraronyse

echaronareír.ALouislarisanuncalepareciómássanaymás…normal.—Ymenosmal que ya hemos terminado con esa carpeta—dijoMasterton—.

Hoyesdíaderecibodetraficantesdedroga.Louis asintió. Los visitadores de los laboratorios farmacéuticos empezarían a

llegar a las diez. Como solía decir Steve bromeando, losmartes eran día D en laUniversidad de Maine, Orono, y la «D» quería decir Dervon, su suministradorpredilecto.

—Yunconsejito,ohGran Jefe—dijoSteve—.No sé cómosería esagente enChicago,peroaquínoseparanenbarrasyteofreceráncualquiercosa,desdecaceríasenelAllagashennoviembrecontodoslosgastospagados,hastavalesparalaboleradeBangor.Unavezunoseempeñóenqueleaceptaraunamuñecahinchable.¡Yo!Yeso que no soy más que el ayudante. Como no consigan venderte sus drogas, teobligaránaconsumirlas.

—Creoquehubierasdebidoaceptarlamuñeca.—Naa,erapelirroja.Nosonmitipo.—Enfin,comodiceSurrendra,esperemosquehoyseamejorqueayer.

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18

El representante de la Upjohn no se presentó a las diez en punto y Louis, sinpoder resistir más, llamó a secretaría. Habló con una tal Mrs. Stapleton, quienprometió enviarle inmediatamente una copia del expediente de Víctor Pascow.CuandoLouiscolgóelteléfono,allíestabayaeldelaUpjohn.Noleofrecióningúnregalo;sólolepreguntósiqueríacomprarunabonoparalospartidosdelosPatriotsdeNuevaInglaterracondescuento.

—No,señor—dijoLouis.—Loqueyosuponía—dijotristementeelhombre,ysefue.Amediodía,LouisseacercóalaCuevadelOsoacomprarunbocadillodeatúny

una Coke. Se los llevó al despacho y mientras almorzaba estuvo leyendo elexpedientedeVíctorPascow.Buscabaalgunarelaciónentreelmuertoysupersona,oNorthLudlow,dondeestabaelSematary…puestoqueinclusoparaunfenómenotandisparatado tenía que haber alguna explicación racional. Quizá el chico se habíacriadoenLudlowe,incluso,teníaaunperroogatoenterradoallíarriba.

Louisnoencontróelpuntodecontactoquebuscaba.PascoweradeBergenfield,Nueva Jersey, y fue a la universidad para estudiar electrotecnia.En aquellas pocaspáginas mecanografiadas, Louis no encontró nada que lo asociara con aquelmuchacho que había muerto en la sala de espera, excepto, naturalmente, lascircunstanciasdelamuerteensí.

Louisapurósubebidadandounsonorosorbetónconlacañaenelfondodelvasodecartónytirótodoelservicioalapapelera.Elalmuerzohabíasidofrugal,peroselocomióconapetito.Porahítodoibabien;yporlodemás,también.Ahorayasí.Nolehabían repetido losespasmosyhastaelhorrordeaquellamañanase leantojabacomounsimplebache,unajugarretadelosnerviossinmásconsecuencias.

Tamborileó con las yemas de los dedos en el bloc, se encogió de hombros ydescolgóelteléfono.MarcóelnúmerodelCentroMédicodeMaineOrientalypidióporeldepósito.

Cuandolepusieronconelempleadodepatología,seidentificóydijo:—Tienenustedesahíaunodenuestrosestudiantes,VíctorPascow.—Yanoestá—dijolavoz—.Sefue.ALouisselecerrólagarganta.Porfin,consiguióarticular:—¿Cómodice?—Elcadáversalióanocheenaviónconsignadoasuspadres.Sehizocargodeél

unodePompasFúnebresBrookings-Smith.LoembarcaronenunDeltammm…—Ruidodepapeles—.Delta,vuelo109.¿Dóndeimaginóquesehabíaido?¿Albaile?

—No—dijo Louis—. Claro que no. Es sólo que…—¿Qué? ¿A santo de quéhabía llamado? No había forma de indagar en el caso con sensatez. Había que

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desistir, borrarlo, olvidar. De lo contrario, sólo conseguiría crear problemasinútilmente—. Sólo que todo parece haber ido muy deprisa. —Terminó en tonoconciliador.

—Bueno, la autopsia se hizo ayer tarde. —Otra vez el rumor de papeles—.Alrededor de las tres y veinte, doctor Rynzwyck. Para entonces el padre ya habíahechotodoslostrámites.SupongoqueelcadáverllegaríaaNewarksobrelasdosdelamadrugada.

—Oh.Bien,eneltalcaso…—Eso,silostransportistasnometieronlapatayloenviaronaotrositio—dijoel

empleadoanimadamente—.Noseríalaprimeravez.Aunque,conDeltanuncahuboproblemas.Sonbastante buenos.Tuvimos a unoquemuriómientras pescaba en elcondadodeAroosto,enunodeesoslugarejosquenotienenmásnombrequeunparde coordenadas en elmapa.El infeliz se atragantó conel tapónde la cerveza.Suscompañeros tardaron dos días en llegar a la civilización, y usted ya sabe que paraentoncesyaesproblemáticoqueelembalsamadosurtaefecto.Detodosmodos,seloinyectaron, esperando que todo fuera bien, y metieron el cadáver en elcompartimiento de carga de un avión de línea regular, consignado a Grand Falls,Minnesota. Pero alguien la cagó y el féretro fue a parar aMiami y de allí, aDesMoines y a Fargo, en Dakota del Norte. Cuando por fin lo localizaron ya habíanpasadootrostresdías.Elembalsamadonoactuó.Eltíoestabanegroyolíaaguisodecerdo descompuesto. Por lo menos, eso me dijeron. Seis mozos de equipajes semarearon.—Lavozdelotroladodelhilorióalegremente.

Louiscerrólosojosydijo:—Bien,muchasgracias.—PuedodarleelnúmeroparticulardeldoctorRynzwyck,silodesea,doctor;pero

élsueleiraOronoajugaralgolfporlamañana.—Otracarcajada.—No—dijoLouis—;estábien.Colgóelteléfono.«Ponleyaelfiniquito—pensó—.Cuandotúteníasesesueño

estúpido,oloquefuere,seguramenteelcuerpodePascowestabayaenunafunerariadeBergenfield.Asuntoconcluido.Punto.»

***

Mientrasvolvíaacasaaquellatarde,seleocurriólaexplicaciónlógicadeporquéhabíaamanecidoconaquelbarroenlassábanas,ysesintióinmensamentealiviado.

Fueuncasodesonambulismo,provocadoporlaimpresiónsufridaalvermorirensuenfermeríaaunestudiante,ensuprimerdíadetrabajoefectivo.

Esoloexplicabatodo.Elsueñoparecíareal,porquehabíaenélelementosreales:elcontactodelaalfombra,lahumedaddelrocíoy,naturalmente,laramaquelehabía

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arañadoelbrazo.ElloexplicabaporquéPascowpudopasaratravésdelapuertayél,no.

ImaginólaescenasiRachelhubierabajadoenelmomentoenqueélsedabadenaricescontralapuertadelacocina.Laidealehizosonreír.Elsustoquesehubierallevado.

Unavezfijadalahipótesisdelsonambulismo,yapudoexaminarcontranquilidadlascausasdelsueño,ylohizodebuengrado.FuealPetSemataryporqueélasociabaaquel lugar a experiencias desagradables vividas recientemente.En realidad, fue lacausadeunafuertedisputaconsumujer…y,además,hizoquesuhijaseplantearaporprimeravezlaideadelamuerte.Todoesodebíadellevarélenelsubconscientecuandosubióaacostarse.

«Menosmal que volví a casa sano y salvo. No recuerdo esa parte. Pondría elpilotoautomático.»

Pues fue una suerte. No quería ni pensar lo que habría sido despertar por lamañanaalladodelatumbadelGATOSMUCKY,desorientado,empapadoderocíoy,probablemente,cagadodemiedo:lomismoqueRachel,abuenseguro.

Peroyahabíapasado.«Seacabó—pensóLouisconprofundoalivio—.Pero,¿ylascosasquedijoantes

demorir?»,tratódepreguntarleasumente,peroLouislepusounamordaza.

***

Aquella tarde,mientrasRachelplanchabayEllieyGage,sentadosen lamismabutaca, seguían atentamente el programa de los «teleñecos», Louis dijo connaturalidadqueibaasaliradarunavuelta:pararespirarunpoco.

—¿VolverásantesdequeacuesteaGage?—preguntóellasinlevantarlamiradadelaplancha—.Yasabesqueseduermeantessiestástú.

—Descuida.—¿Adonde vas, papi?—preguntó Ellie sin quitar ojo de la tele, donde "Miss

Piggy"sedisponíaadaruntortazoa"Kermit".—Porahídetrás,cariño.—Oh.Louissalió.

***

Quince minutos después, estaba en el Pet Sematary, mirando en derredor concuriosidad y tratando de sobreponerse a la sensación de haber estado allí muyrecientemente.Peroeraevidentequehabíaestado.Lapequeñaestelaquehonrabala

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memoriadelgato"Smucky"estabatumbada.Lahabíatiradoélcuando,haciaelfinalde la parte del sueño que él recordaba, se le acercó la visión de Pascow. Louis laenderezódistraídamenteyseacercóalabarreradeárbolesderribados.

No le gustaba aquello. El recuerdo de aquel montón de troncos y ramasblanqueadas por la intemperie, convertidos en huesos, aún le daban escalofríos.Haciendo un esfuerzo, se acercó y tocó uno de aquellos troncos que, colocado enprecarioequilibrio,cedióalcontactodesumanoycayórodando.Louisdiounsaltoatrásyelleñolepasórozandoelzapato.

Tratóderodearelmontón,primeroporlaizquierdaydespuésporladerecha.Aunoyotrolado,lamalezaeraimpenetrable.Además,noeranmatorralesporlosqueunopudieratratardeabrirsepaso.No,siteníaunosentidocomún.Cercadelsuelo,habíaunasexuberantesmasasdehiedravenenosa(durantetodasuvida,Louishabíaoídoapersonasquepresumíandeserinmunesaella,peroélsabíaquecasinadieloera)ymásalláseveíanunosespinosenormes,depésimacatadura.

Luisvolvió a situarse frente al centrodelmontón.Sequedómirándolo con lasmanosenlosbolsillosdeatrásdelostéjanos.

«Noestaráspensandoensubirahí,¿verdad?»«¿Yo?Nihablar.¿Porquéhabíadecometersemejanteestupidez?»«Magnífico.Mehabíasdadounsusto,Lou.Pareceelmediomássegurodeira

pararatupropiaenfermeríaconunapiernarota,¿verdad?»«Porsupuesto.Además,estáanocheciendo.»Satisfecho de estar de acuerdo consigo mismo, Louis empezó a trepar por los

troncos.Estabaporlamitadcuandosintióquelostroncostemblabanbajosuspies,conun

crujidopeculiar.«Huesosrodando.»Cuandoelmontónvolvióatemblar,Louisdiomarchaatrásatodaprisa.Teníalos

faldonesdelacamisaporfueradelpantalón.Llegó a tierra firme sin incidentes y se frotó las manos para desprender

fragmentosdecorteza.Tomóporelsenderoquelellevaríaderegresoacasa,dondeestaban sus hijos, quequerríanque les leyera un cuento antes de irse a la cama, yChurchquevivía suúltimodíademacho reglamentario,ydonde,cuandohubieranacostadoalosniños,élysumujertomaríanunatazadetéenlacocina.

Antes de alejarse, se volvió a mirar el claro por última vez, admirado de susilencio y su verdor. Jirones de niebla flotaban a ras del suelo entre las estelas.Aquellos círculos concéntricos…Era como si, involuntariamente, lasmanecitas devarias generaciones de niños de Ludlow hubieran construido una especie deStonehengeenpequeño.

«Pero¿esesotodo,Louis?»

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Aunquesólopudoentreverfugazmente loquehabíaalotro ladodelmontóndetroncos antes de que aquel movimiento le pusiera nervioso, habría jurado que elsenderocontinuaba,bosqueadentro.

«Esoatinoteimporta,Louis.Déjaloya.»«Estábien,jefe.»Louisdiomediavueltayregresóacasa.Aquellanoche,LouissequedóleyendounahoradespuésdequeRachelsubieraa

acostarse, leyendo una serie de revistasmédicas que ya había visto y negándose areconocerquelaideadeirsealacama—dedormir—leponíanervioso.Nuncahabíatenido una experiencia de sonambulismo, y no había forma de saber si iba arepetirse…,hastaqueserepetía.

OyóqueRachelselevantabaylellamabasuavementedesdeloaltodelaescalera.—¿Lou?¿Subes,cariño?—Ahora mismo —dijo él, apagando la luz de sobremesa de su estudio y

poniéndoseenpie.

***

Aquella noche tardó mucho más de siete minutos en desconectar la máquina.Mientras oía respirar profundamente a Rachel a su lado, la aparición de VíctorPascowleparecíamenoscosadesueño.Cadavezquecerrabalosojos,veíaabrirsebruscamente lapuertayallíestabaél,NuestraEstrella InvitadaVíctorPascow,consus"shorts",sulívidobronceadoysuclavículasalida.

Parecíaqueibaaquedarsedormidocuando,alpensarloqueseríadespertarseenPetSematary,entreaquelloscírculosconcéntricosiluminadosporlaluna,ytenerquevolverandando,despierto,poraquelbosque,yavolvíaaestardesvelado.

Eranmásdelasdocecuando,porfin,elsueñolepillódesprevenidoyseloechóalsaco.Aquellanochenosoñó.Alamañanasiguiente,despertópuntualmentealassieteymediayoyórepicarenloscristaleslafríalluviadelotoño.Levantólaropadelacamaconcierta zozobra.Las sábanasestaban impecables.Suspies, coneldedomartilloyloscallos,nopodíanoptaraestecalificativo;pero,porlomenos,estabanlimpios.

Cuandoquisodarsecuenta,Louisestabasilbandoenladucha.

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19

MissyDandridgesequedócuidandoaGagemientrasRachelllevabaa"WinstonChurchill"alveterinario.Aquellanoche,Ellieestuvodespiertahastamásdelasonce,lamentándose convozdoloridadeque sinChurchellanopodíadormirypidiendovasosyvasosdeagua.HastaqueLouissenegóadarlemásagua,nofueraamojarlacama. Esto provocó un berrinche de tal ferocidad que Rachel y Louis se miraronalzandolascejas,desconcertados.

—TienemiedoporChurch—dijoRachel—.Dejaquesedesahogue,Lou.—Nocreoqueresistamuchotiempoconesetren—dijoLouis—.Oasíloespero.Estaba en lo cierto. Los bramidos cedieron paso a quejidos, hipo y suspiros.

Finalmente, sehizoel silencio.CuandoLouis seasomó, laencontródormidaenelsuelo,abrazadaalacestaqueChurchcasinuncasedignabaocupar.

Louislequitólacesta,laacostó,leapartósuavementeelpelodelahúmedafrentey le dio un beso.Luego, impulsivamente, entró en el cuartito queRachel utilizabacomo despacho y escribió en grandes letras de imprenta en una hoja de papel:VUELVOMAÑANABESOSCHURCH.Dejóelpapelenlacestadelgatoyvolvióa su habitación, en busca de Rachel. Rachel estaba allí. Hicieron el amor y sedurmieronabrazados.

***

ChurchvolvióacasaelviernesenquesecumplíalaprimerasemanadetrabajodeLouis.Ellie le tratóconmimo,gastóunapartede suasignaciónenunacajadegalletasparagatosycasidiouncacheteaGageporhaberintentadotocarlo.AquellohizolloraraGageconunaaflicciónquenoleprovocabanlasmedidasdisciplinariaspaternas.ParaéluncorrectivodeEllieeracomouncorrectivodelmismoDios.

ALouisleentristecíaveraChurch.Comprendíaqueeraunaridiculez;peroesonocambiabasumaneradesentir.LaantiguaarroganciadeWinnieChurchsehabíaesfumado.Ysusandaresdepistolero.Ahorasemovíaconelpasitolentoycomedidodelconvaleciente.DejabaqueEllielepusieralacomidaenlabocaynoqueríasalirde casa, ni siquierapara ir al garaje.Parecíaotro.Talvez, endefinitiva, fueraunasuerte.

NiEllieniRachelparecíannotarelcambio.

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20

Pasó el verano indio. A los árboles les salieron vivos colores que brillaronefímeramente y se diluyeron. A mediados de octubre, tras unas lluvias frías ytorrenciales,empezaronacaerlashojas.EllievolvíaacasacargadadeadornosparalavísperadeTodoslosSantosquehacíaenlaescuelaycontabaaGageelcuentodelJinetesinCabeza.Gagesepasóunatardediscurseandoanimadamenteacercadeuntal Chiete Sinuesa. ARachel le entró la risa y no podía parar. Aquel principio deotoñofueunaépocamuygrataparatodos.

El trabajo de Louis se había encauzado en una rutina exigente pero agradable.Visitaba a los pacientes, asistía a las reuniones del Consejo de ColegiosUniversitarios,escribíalascartasderigoralperiódicouniversitarioparaadvertiralosestudiantes de que la enfermería trataba las enfermedades venéreas con lamáximadiscreciónorecomendarlesquesevacunarancontralagripe,yaqueparaelinviernoseesperabaotraepidemiadel tipoA.Asistíaa juntas.Presidíacomités.Durante lasegundasemanadeoctubre,asistióalaConferenciasobreMedicinaUniversitariaenNuevaInglaterra,quesecelebróenProvidence,ypresentóuntrabajoacercade lasrepercusiones jurídicas de la asistencia médica a estudiantes. En su trabajomencionaba aVíctorPascowconel seudónimode "HenryMontez".El trabajo fuebien recibido.Empezó a preparar el presupuesto de la enfermería para el siguienteañoacadémico.

Tambiénsus tardesseguíanuna rutina:cena,niños,unpardecervezasconJudCrandall…Aveces,siMissypodíaquedarseunratoconlosniños,Rachelibaconél,y Norma se unía al grupo; pero casi siempre estaban Louis y Jud solos. Louis seencontrabaasusanchasencompañíadelviejo,quecontabahistoriasdeLudlowquedataban hasta de trescientos años antes, como si las hubiera vivido. Jud hablabamucho,peronuncadivagaba.Louisnosecansabadeescucharle,aunquemásdeunavezhabíasorprendidoaRachelahogandounbostezo.

Casitodaslasnoches,Louisregresabaasucasaantesdelasdiezy,casitodaslasnoches, hacía el amor con Rachel. Nunca, desde el primer año dematrimonio, lohabíanhechotanamenudoy,nunca,tansatisfactoriamente.RacheldecíaquedebíadeserporelaguadelpozoartesianoyLouisloatribuíaalosairesdeMaine.

La trágicamuertedeVíctorPascow,acaecidaelprimerdíadelcursoempezóaborrarsedelamemoriadelalumnadoydeladeLouis.Lafamilia,sinduda,seguiríallorándole.LouishablóporteléfonoconelpadredePascow,leimpresionóoírsuvozrota—ymenosmalquenotuvoqueverlelacara—,llamóparacerciorarsedequesehabíahechotodolohumanamenteposible,yLouisleaseguróqueasíera.Nolehablódelaconfusión,nide lamanchaqueibacreciendoen lamoqueta,ni ledijoqueelmuchacho prácticamente murió en el acto, aunque éstas eran cosas que el propio

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Louisnuncapodríaolvidar.Sinembargo,paraaquellosquesóloloconsiderabanotravíctimadelacarretera,elrecuerdoyaseibadifuminando.

Louisaúnrecordabasunochedesonámbuloyelsueñoquelaacompañó,peroyaera casi como si aquello le hubiera ocurrido a otro o fuera una secuencia de untelefilme. Su única visita a una puta de Chicago, hecha seis años atrás, le habíadejado la misma impresión; ambos episodios le parecían ahora totalmenteinsignificantes,dosincidentesdesligadosdelarealidad,falsossonidosproducidosenunacajaderesonancia.

Yencuantoaloqueelmoribundopudierahaberdichoodejadodedecir,enesoyanipensabasiquiera.

LanochedeTodoslosSantoshubounafuertehelada.LouisyEllieemprendieronla típica ronda de la noche de Difuntos, en busca de las golosinas propias de lafestividad,porlacasadelosCrandall.Elliesoltóunarisitadebrujamuyaceptable,cabalgóensuescobaporlacocinadeNormayrecibióloselogiosderigor.

—¡Quégraciosaestá!¿Verdad,Jud?Judsemostródeacuerdoyencendióuncigarrillo.—¿YdóndeestáGage,Louis?Creíquetambiénledisfrazaríais.Enunprincipio,pensaballevarleconellos.Rachelestabamuyilusionada,porque

ellayMissyDandridgehabíanconfeccionadounaespeciededisfrazdeescarabajo,conunasperchasretorcidasyforradasdepapeldecrespónamododeantenas;peroGagehabíapilladounfuerteresfriadoconbronquitisy,despuésdeauscultarle—lospulmoneslesonabanunpoco—ymirareltermómetroqueestabacolgadoenelvanodelaventanayquemarcabasólocuatrogradosalasseisdelatarde,Louisdesistiódellevárselo.Rachel,aunquedecepcionada,semostródeacuerdo.

Ellie prometió repartir con él las golosinas; pero, al observar sus exageradasmuestrasdepesar,Louissepreguntósi,enelfondo,nosealegrabadequeGagenofueraconellos:habríasidounarémorayuncompetidor.

—PobreGage—dijolaniñaeneltonodevozquegeneralmentesereservaparahablardelosdesahuciados.Gage,ajenoaloqueseperdía,estabasentadoenelsofámirandolosdibujosdelatele.Churchdormitabaasulado.

—Ellie,bruja—dijoGageconindiferencia,yvolvióalatele.—PobreGage—repitióEllieconotrosuspiro.Louispensóenlaslágrimasdelos

cocodrilosysonrió.Ellieempezóatirarledelamano—.Vamos,papi.Vamos,vamos,vamos.

—Gagetieneunpocodebronquitis—dijoLouisaJud.—Quélástima—dijoNorma—.Peroelañopróximodisfrutarámás.Ponlacesta,

Ellie…¡Oooop!Normahabíatomadounamanzanayuncaramelodeuncuencoquehabíaencima

delamesa,perolasdoscosasleresbalarondelamano.Louissesintióimpresionado

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alver lodeformadaqueestabaaquellamano.Seagachóa recoger lamanzanaquerodabaporelsuelo.JudpusoelcarameloenlacestadeEllie.

—Oh,tedaréotramanzana,guapa—dijoNorma—.Ésatieneungolpe.—Estáperfecta—dijoLouis,tratandodeecharlaalacesta,peroEllieretrocedió,

manteniendolacestabiencerrada.—Yo no quiero manzanas pochas, papá —dijo mirándole como si se hubiera

vueltoloco—.Lessalenmanchasnegras,¡uf…!—Ellie,noseasmaleducada.—Nolaregañespordecirlaverdad,Louis—dijoNorma—.Sólolosniñosdicen

todalaverdad.Poralgosonniños.Ylasmanchasnegrassonfeas.—Muchas gracias, Mrs. Crandall —dijo Ellie mirando a su padre con ojos

ofendidos.—Denada,cariño—dijoNorma.Judlosacompañóalporche.Porelsenderodeljardínveníandosfantasmitasen

los que Ellie reconoció a compañeros de clase y los acompañó a la cocina. Jud yLouissequedaronsolosenelporcheunmomento.

—Estápeordelaartritis—dijoLouis.Judmoviólacabeza,sacudiendolacenizadelcigarrilloenuncenicero.—Sí.Enotoñoyeninviernosiempreseponepeor,peroestavezlehadadomás

fuertequenunca.—¿Quédiceelmédico?—Nada.Nopuededecirnada,porqueNormanohaidoavisitarse.—¿Qué?¿Porquéno?Judmiró aLouis.A la luz de los faros de la furgoneta que esperaba a los dos

fantasmas,suexpresióndenotabaunprofundoabatimiento.—Queríapedírteloenmejorocasión,Louis;peromeparecequeningunaocasión

esbuenaparaabusardelaamistad.¿Querríasreconocerla?Enlacocina,losdosfantasmasaullabanlúgubrementeyElliesoltabasurisade

bruja—llevabaensayándolatodalasemana.Todomuytétricoyapropiado.—¿QuémáslepasaaNorma?—preguntó—.¿Tienemiedodealgo?—Leduele elpecho—dijo Judenvozbaja—.Noquierevolvermásaldoctor

Weybridge.Estoypreocupado.—¿Yella?¿Estápreocupada?Judtitubeó.—Yodiríaqueestáasustadayqueporesonoquiereiralmédico.BettyCoslaw,

una de sus mejores amigas, murió el mes pasado en el hospital. Cáncer. Tenía lamismaedadqueNorma.Estáasustada.

—Laveréencantado.Nohayinconveniente.—Gracias, Louis —dijo Jud con alivio—. Cualquier noche la pillamos

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desprevenidayentrelosdos…Jud se interrumpió, ladeó la cabeza y miró a Louis a los ojos con expresión

interrogante.Después,Louissería incapazderecordar loquesintióenaquellosmomentosni

cómo se sucedieron sus emociones. Cada vez que trataba de analizarlas acababaconfuso. Lo único que sabía era que la curiosidad se trocó rápidamente en lasensacióndequehabíaocurridoalgomalo.SumiradatropezóconladeJud.Ningunodelosdosdisimulabalaangustia.Louistardóunmomentoenreaccionar.

—Uuuu,uuuu—aullabanlosfantasmasenlacocina—.Uuuu,uuu.—Depronto,elgritosubiódetonoysehizorealmenteespeluznante—.UuuuAAAA…

Yunodelosfantasmassepusoachillar.—¡Papá!—LavozdeEllieeradesgarradaytensa—.¡Papá!¡LaseñoraCrandall

sehacaído!

***

—¡Oh,Dios!—casigimióJud.Ellie salió corriendo al porche, con su falda negra ondeando. Con una mano,

oprimíafuertementeelmangodelaescoba.Sucaritapintadadeverdeyconsternadaparecíaladeunenanoenlaúltimafasedeintoxicaciónalcohólica.Losdosfantasmaslaseguíanllorando.

Judselanzóhacialapuertaconunaagilidadasombrosaparaunhombredemásdeochentaaños.Másquecorrer,parecíavolar.Iballamandoasumujer.

LouisseinclinóypusolasmanosenloshombrosdeEllie.—Notemuevasdeaquí,Ellie.¿Mehascomprendido?—Papi,tengomiedo—susurróella.Losdosfantasmascorríanporelcaminohaciendosonarlasbolsasdecaramelosy

llamandoagritosasumamá.Louiscruzóelpasilloatodavelocidadyentróenlacocina,sinhacercasodelos

gritosdeElliequelepedíaquevolviera.Norma estaba tendida sobre el ondulado linóleo, al pie de la mesa, entre un

montóndemanzanasybarritasdecaramelo.Sinduda,alcaerseagarróalafuentedelasgolosinasesparciendosucontenido.Lafuentehabíaquedadobocaabajo,comounpequeño platillo volante de Pyrex. Jud le frotaba una muñeca a su mujer.Miró aLouisconlacaracrispada.

—Ayúdame,Louis.AyudaaNorma.Meparecequeseestámuriendo.—Apártate—dijoLouis.Alarrodillarseaplastóuncaramelorelleno,sintióqueel

zumo se le filtraba a través de la pana de su viejo pantalón, y un olor amanzanainundólacocina.

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«Otra vez.LomismoquePascow», pensóLouis. Pero desechó el pensamientocontalviolenciaquelaideasefuedesumentecomosillevararuedas.

Le buscó el pulso y encontró algo muy débil y rápido: aquello no eranpulsacionessinosimplesespasmos.Arritmiaextrema,loinminente,elparocardíaco.«TúyElvisPresley,Norma»,pensó.

Le desabrochó el vestido, descubriendo una combinación de seda crema. Conmovimientoscerteros,leladeólacabezayempezóaadministrarlemasajealcorazón.

—Escúchame,Jud—dijo.Lapalmadelamanoizquierda,aunterciodelabasedel esternón, cuatro centímetros por encima del proceso xifoideo. Con la derecha,sujetarlamuñecaizquierdaparadarlefirmezaypresión.«Confirmeza,perocuidadoconesasviejascostillas:nadadepánico, todavía.Y,porelamordeDios,nohagasquesecontraiganlospobrespulmones.»

—Diloquesea—murmuróJud.—LlévateaEllie—dijoLouis—.Muchocuidadoalcruzar lacalle,novayana

atropellaros.DileaRachelloquepasayquetedémimaletín.Noelqueestáenelestudio;elotro,elquepuseenelestantedearribadelcuartodebaño.Ellasabecuál.QuellameaunaambulanciadelServicioMédicodeBangor.

—Bucksportestámáscerca—dijoJud.—Bangoresmásrápido.Ve.Nollamestú;quellameRachel.Necesitoelmaletín:

«Y,cuandoellaseenteredeloquepasaaquí,nocreoquequieraacercarse»,pensóLouis.

Jud se fue. Louis oyó golpear la puerta mosquitera. Estaba solo con NormaCrandallyeloloramanzana.Enlasaladeestarsonabaelmonótonotictacdelreloj.

De pronto,Norma emitió un largo ronquido ymovió los párpados, y Louis seestremecióconunafunestacertidumbre.

«Ahoraabrirálosojos…Oh,Diosmío,abrirálosojosyempezaráahablardePetSematary.»

Pero ella sólo lemiró con una velada expresión de reconocimiento y volvió acerrar losojos.Louissesintióavergonzadodesímismoporaquelmiedoestúpido,tan impropio de él. Al mismo tiempo, experimentó un esperanzado alivio. Enaquellos ojos había dolor pero no angustia. A primera vista, el ataque no parecíagrave.

Louis jadeaba y sudaba. El masaje cardíaco sólo parecía fácil en la tele. Enrealidad,consumíascantidaddecalorías.Aldíasiguiente,ledoleríanlosbrazosyloshombros.

—¿Puedoayudarenalgo?Louis volvió la cabeza. Una mujer, vestida con un pantalón de casa y jersey

marrónlemirabadesdelapuertaapretandounpuñosobreelbusto.«Lamadredelosfantasmas»,pensóLouis.Sucriterioledijorápidamentequelamujerestabaasustada,

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peronohistérica.—No —dijo, y enseguida—: Sí. Moje un paño, por favor. Escúrralo bien y

póngaseloenlafrente.Lamujersepusoenmovimiento.LouismiróaNorma.Ellahabíavueltoaabrir

losojos.—Louis,mecaí—susurró—.Creoquemedesmayé.—Hastenidoalgodecoronarias—dijoLouis—.Noparecegrave.Ahoraquédate

tranquilaycallada,Norma.Louisdescansóunosmomentosyletomóelpulsootravez.Laspulsacioneseran

muyrápidas.HacíanloqueeldoctorTuckerdelaFacultaddeMedicinadeChicagollamaba elmensaje enmorse: el corazón latía varias veces con regularidad, luegohacía algoqueera casi comouna fibrilaciónyvolvía a latir normalmente.Pumba-pumba-pumba,cras-cras-cras,pumba-pumba-pumba.Noeramuybueno,peromejorquelaarritmia.

La mujer puso el paño húmedo en la frente de Norma y se retiró titubeando.EntoncesentróJudconelmaletín.

—¿Louis?—Sepondrábien—dijoLouismirandoaJud,perohablandoaNorma—.¿Viene

laambulancia?—Tumujerestabahablandoconellos.Noesperéaqueterminara.—Hospital…no—susurróNorma.—Hospital, sí—dijoLouis—.Cincodías enobservación, tratamientoy luego a

casaadescansar,Norma,guapa.Ycomodigasunapalabramás,tehagocomertodasesasmanzanasconelcorazónytodo.

Ellasonriódébilmenteyvolvióacerrarlosojos.Louisabrióelmaletín,revolvióensuinterior,sacóelfrascodelIsodilyextrajo

unapastilla.Eratanpequeñacomolamedialunadeunauña.Tapóelfrascoytomólapastillaentreelíndiceyelpulgar.

—Norma,¿meoyes?—Sí.—Quieroque abras la boca.Túhas hecho tu numerito y ahora vas a recibir el

premio.Tepondréunapastilladebajode la lengua.Esmuypequeña.Mantenlaahíhastaquesedisuelva.Esunpocoamarga,peroesoeslodemenos,¿deacuerdo?

Ella abrió la boca. El aliento le olía a dentadura rancia, y Louis sintió unaprofundacompasiónhaciaaquellamujerqueestabatendidaenelsuelodesucocina,entreunrevoltijodemanzanasycaramelos.Pensóqueundíahabríatenidodiecisieteañosyqueloschicosdelvecindariolehabríanmiradoelescoteconinterés,ytodoslosdientesseríansuyos,yaquelcorazón,unrobustomotor.

Ellapusola lenguaencimadelapastillaehizounapequeñamueca.Lapastilla

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amargaba,sí.Pero,porlomenos,ellanoestabacomoVíctorPascow;aúnselapodíaayudar,aúnlateníaasualcance.LouispensabaqueNormasuperaríaelataque.EllapalpabaelaireyJudleasiólamano,suavemente.

Louisselevantó,encontrólafuenteyempezóarecogerlasgolosinas.Lamujer,que dijo serMrs.Buddinger, que vivía un pocomás abajo, junto a la carretera, leayudóysedespidió.Teníaquevolveralcoche.Susdoshijosestabanasustados.

—Muchasgraciasportodo,Mrs.Buddinger—dijoLouis.—Yonohehechonada—respondióellacategóricamente—.Peroestanochedaré

graciasaDiosderodillasporqueestuvieraustedaquí,doctorCreed.Louisagitóunamano,violento.—Lo mismo digo yo —agregó Jud. Miró fijamente a Louis. El momento de

confusiónytemoryahabíapasado—.Tedebouna,Louis.—Déjaloya—dijoLouisysaludóaMrs.Buddingerconlamano.Ellalesonrióy

saludóasuvez.Louismordióunamanzanabañadaenarrope.Estabatandulcequeleinsensibilizó momentáneamente el paladar…, pero no era una sensacióndesagradable.«Estanochepuedesapuntarteuntanto,Lou»,pensómientrasdevorabalamanzana.Estabahambriento.

—Nada de eso—dijo Jud—. Si un día necesitas un favor, dímelo antes que anadie.

—Estábien—dijoLouis—.Deacuerdo.

***

Veinteminutosdespués,llególaambulanciadeBangor.Mientrasobservabaalosenfermeroscargarlacamilla,LouisvioaRachelenlaventanadelasalayagitóunamano.Ellaalzólamanoasuvez.

Él y Jud siguieron con la mirada a la ambulancia que se alejaba lanzandodestellosperosinlasirena.

—Meparecequemevoyalhospital—dijoJud.—No te dejarán verla esta noche, Jud. Nada más llegar, le harán un

electrocardiogramaylapondránenCuidadosIntensivos.Durantedocehoras,nadadevisitas.

—¿Túcreesquesepondrábien,Louis?¿Biendeltodo?Louisseencogiódehombros.—Nosepuedegarantizar.Hatenidounataquealcorazón.Yopersonalmentecreo

queserecuperará.Yquizáestémejorquenunca,despuésdeltratamiento.—Ajá—dijoJudencendiendounChesterfield.Louissonrióymiróel reloj.Lesorprendiócomprobarquenoeranmásque las

ochomenosdiez.Parecíaqueteníaquesermuchomástarde.

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—Jud,tengoqueirabuscaraEllieparaterminarlarondadevisitas.—Puesclaroquesí.Diledemipartequedeseoquesedivierta.—Asíloharé—prometióLouis.

***

Cuando Louis llegó a casa, Ellie seguía vestida de bruja. Rachel trató deconvencerla de que se pusiera el pijama, pero la niña se resistió, por si existía laposibilidad de que la fiesta, suspendida por ataque al corazón, aún se celebrara.Cuandosupadreledijoquesepusieraelabrigo,ellalanzóungritodealegría.

—Sevaahacermuytarde,Louis.—Iremosenelcoche—dijoél—.Porfavor,Rachel,llevaunmesesperándolo.—Bueno…—RachelsonrióyEllievolvióagritaryechóacorrerhaciaelropero

—.¿CómoestáNorma?—Mejor.—Élsesentíasatisfecho.Cansado,perosatisfecho—.Nohasidomuy

fuerte. De ahora en adelante tendrá que cuidarse; pero a los setenta y cinco añostampocovaunoahacercabriolas.

—Hasidounasuertequetúestuvierasallí.ParececosadelaProvidencia.—Dejémosloensuerte.—SonrióaElliequevolvíaconelabrigo—.¿Lista,bruja

Hazel?—Lista.¡Vamos,vamos,vamos!Cuando, una hora después, volvían a casa con la cesta a medio llenar (Ellie

protestó cuando Louis decidió dar por terminada la fiesta, pero se dejó convencerfácilmente,puesestabacansada),laniñalesorprendióalpreguntar:

—¿Fue culpa mía queMrs. Crandall tuviera el ataque al corazón, papi? ¿Fueporquenoquiselamanzanaqueteníaelgolpe?

Louislamiróconextrañeza,preguntándosededóndesacabanlosniñosaquellasideas semisupersticiosas. Trae desgracia pisar raya… Me quiere, no me quiere…AquellolerecordóelSemataryysuscírculoschapuceros.Quisosonreírynoacabódeconseguirlo.

—No,cariño—dijoLouis—.Cuandotúentrasteconlosdosfantasmas…—Noeranfantasmas.EranlosgemelosBuddinger.—Estábien.Mientrasvosotrosestabaisenlacocina,Mr.Crandallmedecíaque

suesposa teníapequeñosdoloresenelpecho.En realidad,puededecirseque tú lesalvastelavidao,porlomenos,impedistequesepusierapeor.

AhorafueElliequiensesorprendió.Louisasintió.—Ellanecesitabaunmédico.Yosoymédico,perosóloestabaallíporquehabía

idoaacompañarteenlarondadeTodoslosSantos.

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Elliereflexionólargamenteyasintió.—De todos modos, se morirá —dijo llanamente—. Todos los que tienen un

ataqueal corazón semueren.Aunqueparecequevanavivir, tienenotro,yotro,yotrohastaque…¡buum!

—¿Ydóndehasaprendidotútantaciencia?Ellie se encogió de hombros con una actitud que parecía calcada de su padre,

segúnobservóLouisconregocijo.Laniñaledejóllevarlacesta—supremapruebadeconfianza—,yLouismeditó

sobresureacción.LaideadequeChurchpudieramorircasileprovocóunacrisisdehisterismo,pero laposibilidaddequemuriera laabuelaCrandall…eso loaceptabacontodacalma,comoalgonatural.¿Quéfueloquedijo?Otroyotro,yotro,hastaque…¡buum!

Lacocinaestabadesierta,peroseoíaaRachelandarporelpisodearriba.Louisdejólacestaenelmostradorydijo:

—Nosiempreocurreeso,Ellie.Hasidounataquemuyleveyyopudedarleeltratamiento enseguida. Es posible que su corazón no haya sufrido ningún daño.Ella…

—Oh,bueno,yalosé—dijoElliecasiconalegría—.Peroyaesviejay,detodosmodos,semorirápronto.YMr.Crandalltambién.¿Puedocomerunamanzanaantesdeacostarme,papi?

—No—dijoél,mirándolapensativo—.Subealimpiartelosdientes,cariño.«¿Habráalguienquecreacomprenderrealmentealosniños?»

***

Cuandolacasaestuvorecogidayseacostaron,Rachelpreguntóenvozbaja:—Lou,¿seimpresionómuchoEllie?¿Estabamuytrastornada?«No—pensóél—.Ella sabeque losviejos lapalmanuno trasotro,delmismo

modoquesabequehayquesoltaralsaltamontescuandoechababa…,oquesicaesenelnúmerotrececuandojuegasalarayuelasemueretumejoramigo…,oqueenelcementeriolastumbastienenqueponerseencírculos…»

—No—dijo—.Seportómuybien.Vamosadormir,Rachel,¿deacuerdo?Aquellanoche,mientrasellosdormíanyJudvelaba,hubootraheladafuerte.De

madrugadaselevantóunvientoquearrancódelosárboleslamayorpartedelashojasquequedaban,yaocresypocovistosas.

El viento despertó a Louis y él se incorporó apoyándose en los codos, mediodormido y desconcertado. Se oían las pisadas en la escalera… Alguien subíalentamente,arrastrandolospies.Pascowhabíavuelto.Peroahora,pensóLouis,ahorahacíayadosmeses.Cuandoseabrieralapuerta,élnoveríamásquepodredumbre,

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losshortsrojosestaríancubiertosdemoho,lefaltaríantrozosdecarne,elcerebronosería más que una pasta putrefacta. Sólo los ojos tendrían vida… y un brilloescalofriante. Esta vez Pascow no hablaría: sus cuerdas vocales ya no estarían encondicionesdeproducirsonidos.Perosusojos…leobligaríanaseguirle.

—No—jadeóLouis,ylospasosseapagaron.Selevantó,sefuealapuertaylaabrióbruscamente,apretandoloslabiosenuna

muecademiedoyresoluciónysintiendounhormigueoentodoelcuerpo.AllíestaríaPascow, con los brazos levantados como el espectro de un director de orquesta apuntodeatacarlaatronadoraoberturadeLanochede"Walpurgis".

Deesonada,comohubieradichoJud.Elcorredorestabavacíoysilencioso.Sóloseoíaelrumordelviento.Louisvolvióalacamaysedurmió.

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Aldíasiguiente,LouisllamóporteléfonoalaunidaddecuidadosintensivosdelCentroMédico deMaineOriental.El estadodeNorma aún se consideraba crítico,pero esto era lo habitual durante las veinticuatro horas siguientes a un ataque alcorazón.LouisescuchóunaopiniónmuchomásoptimistadeldoctorWeybridge,elmédicodeNorma.

—Yonolollamaríaniunpequeñoinfarto—dijo—.Nohaynecrosis.Graciasausted,doctorCreed.

Impulsivamente,LouispasóporelhospitalalcabodeunosdíasconunramodefloresydescubrióqueNormahabíasidotrasladadaaunahabitaciónsemiprivadadelaplantabaja.Buenaseñal.Judestabaconella.

Norma alabó las flores y tocó el timbre para pedir un jarrón a la enfermera.Luego,estuvodandoinstruccionesaJudhastaqueestuvieronenagua,arregladasasugustoycolocadassobrelacómodadelrincón.

—Mamáseencuentramuchomejor—comentóJudsecamente,despuésdehabermanoseadolasfloresporterceravez.

—Noseasimpertinente,Judson—dijoNorma.—No,señora.Porfin,NormamiróaLouis.—Quiero darte las gracias por lo que hiciste —dijo con una timidez

completamentenaturaly,porlotanto,doblementeconmovedora—.DiceJudquetedebolavida.

—Exagera—dijoLouis,violento.—Nadadeeso—protestóJud.MirabaaLouisconlosojosentornadosycasicon

unasonrisa—.¿Notedecíatumadrequenuncasedebenrechazarlasgracias?Sumadrenodecíanadadeeso,porlomenos,queLouisrecordara.Loquesídijo

unavezeraquelafalsamodestiaencerrabamediopecadodeorgullo.—Norma—dijo—.Sialgohicefueconmuchogusto.—Eresunabuenapersona—dijoNorma—.Yahorallévateaestehombredonde

puedainvitarteaunacerveza.Tengosueñoynoconsigolibrarmedeél.Judselevantórápidamente.—¡Canastos!Nohaymásquehablar.Vámonosantesdequecambiedeparecer.

***

La primera nevada cayó una semana antes del día de Acción de Gracias. Elveintidósdenoviembrecayeronotrosdiezcentímetros,peroeldíaantesdelafiesta

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fueclaro,azulyfrío.LouisllevóasufamiliaalAeropuertoInternacionaldeBangor,dondeembarcaríanparalaprimeraetapadelviajeaChicago.Rachelylosniñosibanapasarunosdíasconlospadresdeella.

—Nomegusta—dijoRachelporenésimavezdesdequeempezaronahablardelasuntohacía casiunmes—.Nomegustadejarte solo encasa eldíadeAccióndeGracias.Esunafiestafamiliar,Louis.

LouissecambiódebrazoaGage,queabultabamuchoconsuprimeranorakdechicomayor.Ellieestabaenunadelasventanas,viendodespegaraunhelicópterodelaFuerzaAérea.

—Nocreasquevoyaestarllorandoenlacerveza—dijoLouis—.JudyNormamehaninvitadoacomerelpavoensucasa.Yosoyelquesesienteculpable.Nuncame han gustado esas reuniones familiares. Empiezo a beber a las tres de la tardemientrasveoelpartidoporlateleymequedodormidoalassiete,yaldíasiguientemeparecetenerdentrodelacabezaatodaslaschicasdelRodeodeDallasbailandoygritandocomocondenadas.Merevientaquetengasquehacerelviajesolaconlosdosniños.

—Estaré perfectamente.Viajo en primera, comouna princesa.YGage dormiráduranteelvuelodeLoganaO'Hare.

—Oasíloesperas—dijoél,ylosdosserieron.AnunciaronelvueloporlosaltavocesyEllieseacercócorriendo.—Eselnuestro,mami.Vamos,vamos,vamos.Seiránsinnosotros.—No;noseirán—dijoRachel.Apretabaconunamanolastrescartulinasrosas

delas tarjetasdeembarque.Llevabasuabrigodepiel,unaimitacióndealgodeunmarrónintenso…,probablementerataalmizclera,segúnpensóLouis.Pero,fueraloquefuera,estabaguapísimaconél.

Tal vez en sus ojos se reflejó algo de lo que sentía, porque ella le abrazóimpulsivamente,comprimiendoaGageentrelosdos.Gagepareciósorprendidoperonomolesto.

—LouisCreed,tequiero—dijoella.—Ma-mii—dijoEllie,enelparoxismodelaimpaciencia—.Vamos,vamos,va…—Oh,yava.Pórtatebien,Louis.—Yaveremos—sonrióél—.Tendrémuchocuidado.Saludaatuspadres.—¡Quécosas tienes!—dijoellaarrugando lanariz.No lahabíaengañado.Ella

sabíaperfectamenteporquéLouisrenunciabaalviaje—.¡Muygracioso!Éllossiguióconlamiradaporlarampadeembarque…,hastaquedesaparecieron

de suvistapara todauna semana.Ya los estaba echandodemenos.Se acercóa laventana donde antes estuviera Ellie, con las manos en los bolsillos y se quedómirandoalosmozosquecargabanelequipaje.

La verdad era muy sencilla.Mr. Irwin Goldman, de Lake Forest, y su esposa

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habían tomado a Louis entre ojos desde el principio. Él procedía de un barriohumilde,peroesoeralodemenos.Lopeoreraque,porlovisto,esperabaqueRachellemantuvieramientrasélestudiabasucarreraenlaque,sinduda,fracasaría.

Louishubierapodidotransigirconesto;enrealidad,losoportaba.Peroentoncesocurrió algo, algoqueRachelno sabíani sabríanunca…por lomenos,porLouis.IrwinGoldman leofreciópagarle todos losestudios.Elpreciode la«beca» (así lollamóGoldman)eraqueLouisrompieraconRachelinmediatamente.

LouisCreednoseencontrabaenmomentopropicioparahacerfrenteasemejanteinsulto;perotanmelodramáticasproposiciones(osobornos,parallamaralpan,panyal vino, vino) rara vez se plantean a personas que se encuentren en momentopropicio,elcualpodríadarsealrededorde losochentaycincoaños.Primeramente,estabacansado.Pasabadieciochohorassemanalesenclase,veinteempollando,otrasquince sirviendomesas enunapizzería situada cercadel hotelWhitehall.Además,estaba nervioso. La insólita jovialidad que mostró Mr. Goldman aquella nochecontrastaba violentamente con su frialdad habitual, y cuando Goldman le invitó apasaralestudioafumaruncigarro,LouiscreyóadvertirqueelmatrimonioGoldmanintercambiaban una mirada significativa. Después—mucho después, cuando pudoenfocarelincidenteconciertaperspectiva—Louissediríaquealgoparecidodebíandesentirloscaballosalolfatearelprimerhumodeunincendioenlapradera.Estabatemiendoque,deunmomentoaotro,Goldman leechaseencarahaberseacostadoconsuhija.

Perocuando,enlugardeeso,Goldmanlehizoaquellainefableoferta—llegandoinclusoasacarel talonariodechequesdelbolsillo interiordelesmoquin, lomismoque un rufianesco personaje de una comedia de Noel Coward y agitarlo ante susnarices—,Louisestalló.AcusóaGoldmandepretenderconservarasuhijacomounapiezademuseo,denotenerconsideraciónconlosdemás,ylellamócerdoarrogantey cerril. Louis tardómucho tiempo en reconocer que aquella indignación, en granmedida,estabaalimentadaporelalivio.

La descripción del carácter de Irwin Goldman, aunque certera, no estuvoacompañada de una pequeña dosis de diplomacia que mitigara su crudeza. AllíterminótodasimilitudconNoelCoward;sienelrestodelaconversaciónhuboalgode humor, fue de una calidadmuchomás basta.Goldman le dijo que semarcharainmediatamenteyquesivolvíaaverleenlapuertadesucasalemataríacomoaunperroamarillo.Louislecontestóquepodíameterseeltalonarioenelculo.GoldmanrepusoqueensuvidahabíavistovagabundosquevalíanmásqueLouisCreed.Louisdijo a Goldman que, donde el cheque, se metiera también sus tarjetas AmericanExpressyBankAmericard.

NadadeestopodíafavorecerelestablecimientodeunasbuenasrelacionesentreLouisysusfuturossuegros.

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Al fin,Rachel consiguió apaciguarlos (cuando los dos habían tenido tiempodearrepentirsedelodicho,aunqueningunomodificólaopiniónqueteníadelotro).Nohubomásmelodrama,ni,desdeluego,frasesabominablementeteatralescomo«desdeestemomento,yanotengohija».Probablemente,Goldmannohabríarenegadodesuhija ni aunque Rachel se hubiera casado con elmonstruo de la lagunaNegra. Noobstante,lacaraqueasomabaentrelassolapasdelchaquédeIrwinGoldmaneldíaen que su hija contrajomatrimonio con Louis, tenía un gran parecido con las queestánesculpidasenalgunossarcófagosegipcios.SuregalodebodasfueunavajilladeporcelanaSpodedeseisserviciosyunhornomicroondas.Dedinero,nada.Durantela mayor parte de los agitados años de facultad de Louis, Rachel trabajó dedependienta en una tienda demodas.Y desde aquel día hasta hoyRachel no suposino que las relaciones entre sus padres y su marido seguían siendo «tensas»…,especialmenteentresupadreyLouis.

Louis hubiera podido ir a Chicago con su familia. Si bien el calendario de launiversidadleobligabaaregresartresdíaantesqueRachelylosniños,noeraesolomalo; para él, lo malo habría sido tener que pasar cuatro días con Imhotep y suesposa,laEsfinge.

Los niños habían conquistado a los abuelos, como suele ocurrir. Y Louissospechabaqueélhubierapodidoconsumarla totalreconciliaciónsóloconsimularquehabíaolvidadolaescenadeaquellanocheenelestudiodeGoldman.Aunquesusuegrocomprendieraquenoeramásquesimulación.Pero laverdadera(yél teníaporlomenoselvalordeadmitirlo)queLouisnodeseabaaquellareconciliación.Diezañosesmuchotiempo,peronoelsuficientecomoparaquitarleelmalsabordebocaque le entró cuando, ante unas copas de coñac, el viejo metió la mano en aquelridículoesmoquinysacóel talonarioqueanidabaensuinterior.Sí;Louissintióungranalivioalcomprobarquenosehabíandescubiertolasnoches—cincoentotal—queRachelpasóensupequeñoyastrosoapartamento;peroelascoylaindignaciónestabanjustificados,ylosañosnoloshabíanmitigado.

LouishubiesepodidoiraChicago;peroprefirióenviarasusuegrolosnietos,lahija,yrecuerdos.

ElDelta727seapartódelarampa,viró…yLouisdistinguióaEllieenunadelasventanillas de delante, agitando la mano frenéticamente. Él saludó también,sonriendo,yentoncesalguien—EllieoRachel—arrimóaGagealaventanilla.LouisagitóelbrazoyGagehizootrotanto,quizáporquelehabíavistooquizáimitandoaEllie.

—Buenviaje—murmuróLouis.Luego,sesubiólacremalleradelchaquetónysedirigióalparking.Allíelvendavalquesilbabayrugíaconfuerza,casilearrancóelgorrodecaza,yélloapretóconlamano.Mientrassacabalasllaves,elreactorasomópordetrásdelaterminalatronandoconsusturbosyLouissevolvióylovioelevarse

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conlaproalevantadahaciaelazulintensodelcielo.Louis, sintiéndosemuy solo—y con unas ridículas ganas de llorar— volvió a

agitarlamano.Aúnsesentíadeprimidocuando,porlanoche,cruzólacarretera15haciasucasa,

despuésde tomarunparde cervezas con JudyNorma;Normabebióunvasitodevino, algo que el doctorWeybridge le había recomendado. Hoy, obligados por latemperatura,habíanpasadolaveladaenlacocina.

Jud cargó la vieja estufa de leña y los tres se sentaron alrededor. La cervezaestabafrescaylacocina,biencaldeada.Judlescontóque,hacíadoscientosaños,losindios micmacs habían rechazado un desembarco de los ingleses en Machias. Enaquellos tiempos, los micmacs eran temibles, dijo, y agregó que los abogadosencargadosdellitigiosobrelastierrasestatalesyfederalesaúnlosconsiderabanasí.

Hubierapodidoserunaagradablevelada,peroLouisnohacíamásquepensarquele aguardabaunacasavacía.Mientras cruzabael jardínhaciendocrujir la escarchaconlospies,oyóqueempezabaasonarelteléfono.Echóacorrer,entróporlapuertaprincipal,cruzólasalaprecipitadamente(tirandounrevistero)yatravesópatinandocasitodalacocina,alresbalarenellinóleoporcausadelhieloqueteníaadheridoalassuelas.Arrancóelauriculardelahorquilla.

—¿Diga?—¿Louis? —Era la voz de Rachel, lejana pero absolutamente perfecta—. Ya

hemosllegado.Ningúncontratiempo.—¡Magnífico! —dijo él sentándose para hablar, mientras pensaba: «Ojalá

estuvieraisaquí.»

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La comida de Acción de Gracias que prepararon Jud y Norma fue excelente.Despuésdecomer,Louissefueasucasa,ahitoyamodorrado.Subióaldormitorio,saboreando aquella paz, se descalzóy se tumbóen la cama.Eranpocomásde lastres.Hacíaunsoltenueeinvernal.

«Sólounsueñecito»,pensó,ysequedóprofundamentedormido.Le despertó el timbre del teléfono. Alargó el brazo hacia la extensión del

dormitorio,tratandodecoordinarideas,desconcertadoalobservarqueyaeracasidenoche.Oíaelsilbidodelvientoenelalerodelacasayelleveyroncoborboteodelacaldera.

—¿Diga?—SeríaRachel,que le llamabadesdeChicago,paradesearlefelizdíadeAccióndeGracias.LuegopasaríaelauricularaEllie,yEllielehablaría,yluego,aGage, y Gage parlotearía… ¿Y cómo diablos había podido pasar toda la tardedurmiendo,siqueríaverelpartido…?

PeronoeraRachel.EraJud.—¿Louis?Losiento,perovoyadarteunpequeñodisgusto.Louissaltódelacama,mientrastratabadedespejarse.—¿Quédisgusto,Jud?—Bueno,hayungatomuertoennuestrojardín—dijoJud—.Pareceeldetuhija.—¿Church?—Sintióunasúbitaopresiónenelvientre—.¿Estásseguro,Jud?—Noalcientoporciento;pero,desdeluego,seleparece.—Oh.Oh,mierda.Ahoramismovoy,Jud.—Estábien,Louis.Louiscolgóelauricularysequedósentadounminuto.Luego,fuealretrete,se

pusoloszapatosybajó.«QuizánoseaChurch.DiceJudquenoestáseguro.Caray,siesegatoyanisube

la escalera, a no ser que alguien le lleve en brazos… ¿A qué iba a salir a lacarretera?»

PeroensuinterioralgoledecíaquesíeraChurch.YsiRachelllamabaaquellanoche,comoeralomásseguro,¿quépodíaéldecirleaEllie?

Aturdido, se oyódecir aRachel: «Yo sé que a los seres vivos puede ocurrirlescualquiercosa.Soymédicoylosé…¿Quieressertúquienleexpliqueloocurrido,siatropellanalgato?»PeroenelfondoélnocreíaqueaChurchpudierapasarlealgo,¿osí?

Recordaba queWickySullivan, uno de sus compañeros de póquer, le preguntóuna vez cómo podía Louis calentarse por su mujer y no calentarse por todas lasmujeresdesnudasqueveíaadiario.Louis tratódeexplicarleque lascosasnoerancomoimaginabalagente;laquevaahacerseunPapanicolauoaprenderaexplorarse

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lospechosnotirabruscamentedelasábanaysepresentacomounaVenussobrelaconcha.Unoveunpecho,unavulva,unmuslo.Elrestoestácubiertoporunasábana.Además,siemprehayunaenfermeradelante,másparasalvaguardarlareputacióndelmédicoqueparaotracosa.PeroWickynosedejóconvencer.Unatetasiempreesunateta, era su tesis, y un chocho, un chocho.Y tú o tienes que estar caliente a todashorasonoestarlonunca.LoúnicoqueLouis supo responder fueque la tetade tumujeresdiferente.

«Delmismomodoqueunosuponequesufamiliaesdiferente»,pensabaahora.TodosdabanporsentadoqueaChurchnopodíapasarlenadaporqueestabadentrodel círculo mágico de la familia. Lo que Louis no consiguió hacer comprender aWickyeraquelosmédicoshacíandistincioneslomismoquetodoelmundo.Unatetanoeraunatetacomonofueraladetumujer.Enelconsultorio,unatetaerauncaso.Unopodíahablardelaleucemiainfantilydarcifrasduranteunsimposio;perosiunodetuschavaleslapillabatequedabaslívidoysinpodercreerlo.¿Mihijo?O,incluso:¿elgatodemihija?Doctor,ustednopuedehablarenserio.

«Bueno,tranquilo.Lascosas,porsuspasoscontados.»PeroeradifícilconservarlacalmaalrecordarcómosepusoElliesólodepensar

queChurchpodíamorirundía.«Estúpidogatodemierda.¿Porquétendríamosunjodidogato?Esoesloqueyo

quisierasaber.»«PeroeljodidogatoyanojodíaYesodebíaimpedirquesemuriese.»—¿Church?—llamóLouis, pero sólo se oía el roncar de la caldera, quemando

dólaresydólares.Elsofádelasala,dondeúltimamenteChurchpasabacasitodoeldía,estabavacío.Noestabaenningunodelosradiadores.Louishizosonarelplatodel gato, el únicomedio infalible para hacerle acudir; pero esta vez no vino gatoalguno…nivendríayanuncamás,pordesgracia.

Louis se puso el chaquetón y el gorro y se fue hacia la puerta. Luego, volviósobre sus pasos. Admitiendo el dictado del sentido común, abrió el armario delfregaderoyseagachó.Allíseguardabanbolsasdeplásticodedosclases:pequeñasyblancaspara laspapelerasde lacasaygrandesyverdesparaelcubode labasura.Louistomóunadelasverdes,Churchhabíaengordadodesdelaoperación.

Guardó la bolsa en el bolsillo del chaquetón, pues no le gustaba sentir en losdedos el contacto frío y resbaladizo del plástico. Salió por la puerta principal y sedirigióacasadeJud.

Eran alrededor de las cinco y media y casi estaba oscuro. El paisaje tenía unaspectotétrico.Elúltimoresplandordeocasoeraunaextrañafranjaanaranjadaenelhorizonte,alotroladodelrío.Elvientosoplabaenparaleloalacarretera,cortandolasmejillasdeLouisyarrastrandolasnubéculasblancasdesualiento.Éltiritó,peronodelfrío.Fueunasensacióndesoledadloquelehizoestremecerse.Eraalgofuerte

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y perceptible, pero él no encontrabametáfora que lo concretara. Algo amorfo. Sesentíaaislado,esoera:incapazdeconectar.

DivisóaJudalotroladodelacarretera,envueltoensugranchaquetónverdedepluma.Lacapucharibeteadadepiel lesombreaba lacara.Allí,depieenelheladojardín,parecíaunaestatua,otracosasinvidaenaquelpaisajecrepuscular,enelquenocantabaniunpájaro.

CuandoLouis ibaacruzar,Judsemovióhaciéndoleretrocederconunademán.LegritóalgoqueLouisnoentendióporqueelvientolezumbabaenlosoídos.Louisdiounpasoatrás,advirtiendodeprontoqueel silbidodelvientohabíaaumentado.UninstantedespuéssonóunfuerteclaxonypasórugiendouncamióndelaOrinco,tancercaqueelairelepególospantalonesalaspiernas.Caray,porpoconosehabíametidodebajodelasruedas.

Cuandosedispusootravezacruzar,miróenambossentidos.Sóloseveían laslucestraserasdelacisternaquesediluíanenlapenumbra.

—Creíquetepillabaelcamión—dijoJud—.Hasdetenercuidado,Louis.—Niaun estando tan cerca distinguía Louis las facciones de Jud, y persistía en él laextrañasensacióndequeaquellafigurapodíasercualquiera.

—¿YNorma?—preguntóLouis,sinmirarelbultopeludoqueestabaalospiesdeJud.

—SehaidoaloficiodeAccióndeGracias—dijoJud—.Yluegosequedaráalacenadelaparroquia,imagino,aunqueestoysegurodequenovaaprobarbocado.Notieneapetito.—UnaráfagadevientolevantólacapuchayLouisvioqueeraJud,enefecto. ¿Y quién podía ser, si no?—. No es más que una excusa para quedarse acotorrear.Nocreoque,despuésde la comilonadelmediodía, tomenmásqueunosbocadillos.Regresaráaesodelasocho.

Louissearrodillóparamiraralgato.«QuenoseaChurch—pensaba,mientraslevolvíasuavementelacabezaconunamanoenguantada—.Queseaotrogato.OjaláJudestéequivocado.»

Pero era Church, desde luego. El animal no estaba reventado ni desfigurado,como si le hubiera pasado por encima alguno de aquellos camiones-cisterna ygrandesremolquesquecirculabanpor lacarretera15.(«¿YquéhacíaaquelcamiónOrinco en la carretera el día de Acción de Gracias?», se preguntó Louisdistraídamente.)Habíaquedadocon losojosentreabiertos,matescomodoscanicasverdes.Habíasacadosangreporlaboca;nomucha,lasuficienteparamancharlesupetoblanco.

—¿Eselvuestro,Louis?—Elnuestro—suspiróél.Por primera vez, advertía que también él quería a Church, no con el

apasionamientodeEllie,sinoasumanera,distraídamente.Durantelassemanasque

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siguieronalcapado,Churchcambió,sehizolentoyperezosoyengordó.EstablecióunarutinaquelellevabadelacamadeElliealsofáydelsofáalplato.Nuncasalíadecasa.Ahora,muerto,separecíaalviejoChurch.Laboca,pequeñayensangrentada,llena de dientecitos como alfileres, estaba abierta en una mueca pendenciera. Losapagadosojosparecíanfuriosos.Eracomosi,traslaabuliadesubreveexistenciadecastrado, en el momento de su muerte, Church hubiera recobrado su verdaderanaturaleza.

—Sí,esChurch—dijoLouis—.MalditosisécómodarlelanoticiaaEllie.Seleocurrióunaidea.EnterraríaaChurcharriba,enPetSematary,perosinestela

nibobadas.Aquellanoche,cuandohablaranporteléfono,nodiríanadaaEllieacercadeChurch,mañanamencionaríadepasadaquenohabíavistoalgatoentodoeldía,ypasadoinsinuaríaquetalvezChurchsehabíaido.Algunosgatoshacíaneso.Elliesellevaría un disgusto, sí, pero no se lo plantearía como algo irremediable ydefinitivo…ElnotendríaquevolveraenfrentarseconlanegativaactituddeRachelfrentealamuerte…,ypocoapocoseolvidaríandelanimal…

«Cobarde»,sentencióunapartedesumente.«Sí…nolodiscuto.Pero¿dequéibaaservirarmaralboroto?»—Elliequieremuchoalgato,¿no?—preguntóJud.—Sí —dijo Louis, ausente. Volvió a mover la cabeza de Church. El animal

empezabaaestarrígido,perolacabezalebailaba.Elcuelloroto.Eso.AhoraLouiscreía poder adivinar lo sucedido.Church estaría cruzando la carretera—elmotivosóloDios lo sabía—, cuando un coche o un camión, de un topetazo, le rompió elcuello y lo lanzó al jardín de Jud Crandall. O quizá el animal se había partido elcuello al caer sobre el hielo. Eso carecía de importancia; lo cierto era queChurchestabamuerto.

LouislevantólacabezahaciaJud,peroelviejomirabalapálidafranjaanaranjadadel horizonte. Tenía la capucha ligeramente echada hacia atrás y su rostro estabapensativo,severo,casihosco.

Louissacódelbolsillolabolsadeplásticoverdeyladesdobló,sosteniéndolaconfuerzaparaqueelvientonose laarrancarade lasmanos.ElpenetrantecrujidodelplásticosacóaJuddesuabstracción.

—Sí,estoysegurodequelequieremucho.Resultaba extraño oírle hablar en presente… Toda la escena, con la luz del

crepúsculo,elfríoyelvientoparecíaextrañayrocambolesca.«AquíestáHeathcliff, enelpáramodesoladodeCumbresBorrascosas—pensó

Louiscontrayendolacaracontraelviento—.Ahorasedisponeameteralgatodelafamiliaenunabolsadebasura.Sí,señor.»

Agarróalanimalporlacola,abriólabolsaylevantóalgato.Fruncióelentrecejocon expresión de repulsión y pena al oír el sonido que hizo el cuerpo del gato al

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desprendersedelhieloalquehabíaadherido…crrrass.Elanimalpesabadeunmodoincreíble, como si la muerte hubiera puesto una carga material en su cuerpo.«Canastos,pareceunsacodearena.»

Jud sostenía el otro extremo del saco yLouis dejó caer aChurch, contento delibrarsedeaquelextrañoydesagradablepeso.

—¿Quépiensashacerahoraconél?—preguntóJud.—Lodejaréenelgarajeyloenterraréporlamañana—dijoLouis.—¿EnPetSematary?Louisseencogiódehombros.—Probablemente.—¿SelodirásaEllie?—Eso…tengoquepensarlo.Judguardósilenciounosmomentosypareciótomarunadecisión.—Esperaunpardeminutos,Louis.Judsealejó,sintenerencuenta,alparecer,quetalvezLouisnodesearaquedarse

allí esperando un par deminutos, con aquella noche tan cruda.Caminaba con unafirmezayunaelasticidadasombrosasparaunhombredesuedad.YLouisdescubrióqueno tenía inconvenienteenesperar.Sesentíacomosino fueraél.Siguiócon lamiradaaJud,perfectamenteconformeconquedarseallí.

Cuandolapuertasecerróconunchasquido,élsevolviódecaraalviento,conlabolsadelabasuraqueconteníaaChurchalospies.

«Conforme.»Sí,loestaba.PorprimeravezdesdequellegaronaMaine,sesentíaplenamente

encajado,ensucasa.Enaquellasoledad,alaluzgrisáceadelanochecer,enelumbraldel invierno, se sentía tristeyextrañamenteexcitadoa lavez.Y tambiéncolmado,colmadocomonuncasehabíasentido,onorecordabahabersesentido.

«Aquívaapasaralgo,hermano.Yalgomuyextraño.»Echólacabezahaciaatrásyviolasfríasestrellasdelinviernoenuncieloquese

oscurecíapormomentos.Nohabríapodidodecircuántotiempoestuvoallí,aunquenodebiódesermucho,

calculadoenminutosysegundos.Luego,enelporchedeJudparpadeóunaluzqueoscilaba, se acercaba a la puerta y bajaba las escaleras. Era una gran linterna decuatro elementos que Jud traía en lamano. Con la otramano sostenía algo que aLouisleparecióunaXgrande…yluegovioqueeraunpicoyunapala.

JudletendiólapalaaLouis,quelatomóconsumanolibre.—Jud,¿quétepropones?Nopodemosenterrarloestanoche.—Sípodemosyloenterraremos.—LacaradeJudquedabaenlasombra,detrás

deldeslumbrantehazdelalinterna.—Jud,estáoscuro.Estarde.Yhacefrío…

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—Vamos—dijoJud—.Manosalaobra.Louis sacudió la cabeza y trató de resistirse, pero no encontraba palabras,

palabrasrazonables,explicaciones.Parecíancarentesdesentidoenmediodelululardelvientoybajoaqueldoseldeestrellascentelleantes.

—Esopuedeesperarhastamañana,cuandohayaluz…—¿Elliequierealgato?—Sí,pero…LavozdeJuderasuaveylaentonación,lógica.—¿Ytúlaquieresaella?—Naturalmente,esmihi…—Puesvenconmigo.YLouisfueconél.

***

Dosveces—talveztres—LouistratódehablaraJudaquellanoche,caminodePetSematary,peroJudnorespondióyLouisdesistió.Seguíasintiendoaquelsosiego,extraño, dadas las circunstancias, pero real. Parecía dimanar de todas partes. LopercibíainclusoenlafatigadeacarrearenunamanoaChurchyenlaotra,lapala.Lo percibía en el viento helado que le insensibilizaba las partes de su cuerpo queestabanaldescubierto.Yenlosmismosárboles.YenlaluzoscilantedelalinternadeJud.Louissentíalapresenciaindiscutible,omnímodaymagnéticadeunmisterio.Unmisteriotenebroso.

Dejaronatrás elbosque, enelqueapenashabíanieve.Habían llegadoal claro.Allíseadivinabaelleveresplandordelanieve.

—Vamos a hacer un alto para descansar—dijo Jud, y Louis dejó la bolsa. Seenjugó el sudor de la frente con lamanga. «¿Un alto?»Pero si ya habían llegado.LouisdistinguiólasestelasalaluzdelalinternaquedescribióuncírculoerrabundocuandoJudsesentóyapoyólacaraentrelosbrazos.

—Jud,¿teencuentrasbien?—Perfectamente.Sólonecesitabarecobrarelaliento.Louissesentóasu ladoe

hizomediadocenadeinspiracionesprofundas.—Enestosmomentos,mesientodivinamente—dijoLouis—.Hacíamásdeseis

añosquenomeencontrabatanbien.Yaséquepareceundisparatedecireso,cuandounovaaenterraralgatodesuhija,peroeslapuraverdad,Jud.

Judrespiróprofundamenteunpardeveces.—Sí;séaloqueterefieres.Sucededevezencuando.Unonoeligeelmomento

parasentirsebienniparasentirsedeotromodo.Yellugarinfluye,perotampocohayqueatribuirloaeso.Laheroínadaunasensacióndebienestaraladictomientrassela

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inyectaenelbrazoy,noobstante, leestáenvenenando.Leenvenenaelcuerpoyleenvenena el pensamiento. Este lugar puede tener el mismo efecto, Louis, no loolvides.Ojalánomeequivoqueen loquevoyahacer.Creoqueno,peronoestoyseguro.Avecessoyincapazdepensarconclaridad.Debedeserlasenilidad.

—Noséaquéterefieres.—Estelugartienepoder,Louis.Aquíaúnnoesmuyfuerte,pero…dondeahora

vamos…—Jud…—Sígueme.—Judsehabíapuestoenpie.Laluzdelalinternailuminóelmontón

deárbolesderribados.Judsedirigíahaciaallí.Louisrecordódeprontosunochedesonámbulo.¿QuélehabíadichoPascowenaquelsueño?

«No pase de ahí, por más que crea necesitarlo, doctor. No se debe pasar labarrera.»

Pero ahora, esta noche, aquel sueño, advertencia o lo que fuere, parecía haberocurrido varios años atrás, no sólo unosmeses. Louis se sentía sereno y lleno deenergía,dispuestoaenfrentarseatodoeintrigado.Pensóqueestotambiénparecíaunsueño.

EntoncesJudsevolvióhaciaél.Lacapuchaparecíarodearunacavidadvacíay,duranteunmomento,Louis imaginóque era el propioPascowel que estaba ahorafrenteaélyquedeunmomentoaotroelhazluminosodelalinternaalumbraríaunasonrisadescarnadayburlona,ysintióqueselehelabalasangre.

—Jud,nopodemostreparporahí—dijo—.Nosromperemosunapiernacadaunoynosmoriremosdefríoaltratardevolver.

—Túsígueme—dijoJud—.Síguemesinmirarabajo.Novacilesnimiresabajo.Yoconozcoelcamino,perohayquepasardeprisayconseguridad.

Louis empezó a pensar que quizá, al fin y al cabo, aquello fuera realmente unsueño.Sinduda,aúnnohabíadespertadodelasiesta.«Siestuvieradespierto—pensó—,nomesubiríaaesemontóndetroncosniborracho.Perovoyasubir.Creoquesí.Porconsiguiente,estoysoñando,¿no?»

Judsedesvióligeramentehacialaizquierda.Elhazluminosoenfocóelmontónde(huesos)árbolesderribadosytroncossecos.Elcírculodeluzibaconcentrándoseamedida que se acercaban. Sin detenerse ni por asomo, sin mirar siquiera paracerciorarse de que estaba en el sitio justo, Jud empezó a subir. No trepaba con elcuerpodobladohaciaadelante,comoelqueasciendeporunacuestaempinadaoporunaladeraarenosa.Parecíaestarsubiendounaescalera.Elquesubeescalerasnosepreocupademirarabajo,porquesabedóndeestácadapeldaño.Judsubíasegurodedóndeponíaelpie.

Louisleseguíaconidénticaseguridad.No miraba dónde pisaba. Sin saber por qué, tenía la certidumbre de que los

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troncosnopodrían lastimarlesiélno loconsentía.Eraunamajadería,desde luego,comolaestúpidaconfianzadelquecreenohaypeligroalgunoenconducirestandoborrachosiemprequeunollevelamedalladesanCristóbal.

Peroestabadandoresultado.Nihuboestampidosecocualdisparodepistolaalpartirseunarama,niangustioso

desplomeenhoyoprovistodeafiladasastillasdispuestasapincharydesgarrar.Sus zapatos (mocasines Hush Puppy, muy poco recomendables para pisar

troncos)noresbalaronenelmusgosecoquecubríamuchosdelosárbolescaídos.Novacilaba ni hacia adelante ni hacia atrás. El viento rugía entre los abetos que lesrodeaban.

LouisvioaJuddepieenloaltodelamontañadetroncos.Luego,suguíaempezóa bajar por el otro lado y de la vista de Louis desaparecieron las pantorrillas, lascaderas,yluegoelpechodelhombre.Laluzbailabaentre lasramasdelosárbolesagitadasporelvientoalotro ladode la…labarrera.Sí;eraeso,¿porquétratardenegarlo?Labarrera.

Louisllegóarribaysedetuvounmomento,conelpiederechodescansandosobreunviejotroncocolocadoenunángulodetreintaycincogradosyelizquierdoenotroalgomásflexible…¿Unamasijodeviejasramasdeabeto?Nomiróparaaveriguarlo,yselimitóacambiardemanoelpesadosacoqueconteníaelcuerpodeChurchylapala, más liviana. Alzó la cara al viento que soplaba ininterrumpidamente,alborotándoleelpelo.Eratanfrío,tanlimpio,tan…constante.

Moviéndoseconsoltura,casiconpasoelástico,Louisempezóabajar.Unarama,delgruesodelamuñecadeunhombrerobusto,separtióbajosuspiesconunfuertechasquido,peroélnoseasustóysupieencontróelsoportedeunaramamásgruesaunos diez centímetros más abajo. Louis ni se tambaleó. Ahora creía comprendercómolosjefesdecompañíadelaPrimeraGuerraMundialpodíanpasearporelbordede las trincheras silbando "Tipperary" mientras las balas zumbaban alrededor. Erademencial,pero,porlomismo,electrizante.

Bajómirandohacia adelante, dondebrillaba la luzde la linternade Judque sehabíaparadoaesperarle.Cuandollegóabajosesintió inundadodeunaeuforiaqueeracomolallamaradaquebrotadelasbrasasalrociarlasconfuel.

—¡Loconseguimos!—gritó.PusolapalaenelsueloydioaJudunapalmadaenelhombro.Ahorarecordabaeldíaenque,deniño,cruzóunpuenteferroviarioyeldíaenquetrepóalaramamásaltadeunmanzanoquesebalanceabaalvientocomoelmástil de un barco.Hacíamás de veinte años que no se sentía tan joven ni tanvisceralmentevivo—.¡Jud,loconseguimos!

—¿Lohabíasdudado?—preguntóJud.Louisabriólabocapararesponder—«¿Lohabíasdudado?¡Podíamoshabernos

matado!»—,perovolvióacerrarla.Enrealidad,nolodudóniunmomentodesdeque

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vioaJudacercarsealostroncos.Ynolepreocupabaelregreso.—Creoqueno—dijo.—Vamos.Aúnquedauntrecho.Unoscincokilómetros.Siguieronandando.Elsenderocontinuaba,enefecto.Enalgunostramosparecía

muyancho,aunque,aaquellaluzmovedizanosedistinguíaclaramente;eramásbienuna sensación de espacio, la sensación de que los árboles retrocedían. Una o dosveces,Louislevantólamiradayvioparpadearlasestrellasentrelascopasoscurasdelosabetos.Unasombracruzóelsenderoylaluzsereflejófugazmenteenunosojosverdosos.

En otros puntos, el sendero se estrechaba y losmatorrales arañaban la tela delchaquetón de Louis. Ahora se cambiaba de mano el saco y la pala con másfrecuencia,peroeldolordeloshombroseraconstante.Ajustóelpasoaunacadenciarítmicaquecasillegóahipnotizarle.Allíhabíaunafuerza,sí,lasentía.Recordóundíaenque,estandoentercerañodelaescuelasecundariasalióconunamuchachayconotraparejadepaseoporelcampoyfueronapararauncaminoqueterminabaenuna central eléctrica. Estaban arrullándose cuando, al poco rato, la muchacha queestabaconLouisdijoquequería irseacasao,por lomenos,aotrositio,porqueledolían lasmuelas (lasque teníanempaste,queerancasi todas).Louis sealegródemarcharsedeallí.Elairequerodeabalacentrallehacíasentirsenerviosoyenvilo.Aquíleocurríalomismo,peroelefectoeraaúnmásfuerte.Másfuerte,peroenmodoalgunodesagradable.Era…

Judsehabíaparadoalpiedeunacuesta.Louistropezóconél.—Casi hemos llegado—dijo Jud volviéndose—. El trecho que viene ahora es

como los troncos.Hayque andar con serenidady firmeza.Tú síguemeynomiresabajo.Hastaahorahemosandadocuestaabajo,¿lohasnotado?

—Sí.—Ahora estamos al borde de lo que los micmacs llamaban el Pequeño Dios

Pantano.LostratantesdepielesquepasabanporaquílollamabanelPasodelMuerto,ylamayoríadelosqueconseguíancruzarloyanuncamásvolvíanporaquí.

—¿Arenasmovedizas?—Oh,sí,cantidad.Haycorrientesquesubenburbujeandoatravésdeunacapade

arena de cuarzo que dejó el glaciar. Nosotros la llamamos arena de sílice, aunqueprobablementetieneotronombre.

Judlemirabafijamentey,duranteunmomento,Louiscreyópercibirunbrillonodeltodoagradableenlosojosdelviejo.

Entonces,Judmoviólalinternayelbrilloseapagó.—Porestoscontornoshaycosasmuyraras,Louis.Elaireesmásdenso…,tiene

electricidad…,quéséyo.Louissesobresaltó.

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—¿Quétepasa?—Nada—respondióLouis.—PodríasverelfuegodeSanTelmo.Dibujaformasmuycuriosas,peronopasa

nada. Si te fastidia, no tienes más que mirar a otro lado. También podrías oír unrumorcomodevoces,peronosonmásquelossomormujosdelladodeProspect.Elecollegalejos.Curioso,¿no?

—¿Somormujos?—preguntóLouisconescepticismo—.¿Enestaépoca?—Oh, sí—dijo Jud conunavoz totalmente inexpresiva.Durante unmomento,

Louisdeseóvivamenteverlacaradelviejo.Aquellamirada…—Jud, ¿adonde vamos? ¿Qué puñetas hacemos a oscuras, en estos parajes de

ultratumba?—Telodirécuandolleguemos.—Juddiomediavueltaysiguióandando—.Ten

cuidadoconlosdesniveles.Siguieron avanzando, asentando los pies en las protuberancias del suelo

pantanoso.Louisnomirabapordóndeiba.Parecíaencontrarautomáticamente,sinelmenoresfuerzo,ellugarmásseguroparaponerelpie.Sóloresbalóunavez,cuandosuzapatoizquierdorompióunafinaláminadehieloysehundióenuncharcofrío.Losacódeallírápidamenteysiguióandandotraslaluzoscilante.Aquelhazluminosoquebailoteabaentrelosárbolesletraíarecuerdosdelasnovelasdepiratasqueleíadechico.Forajidosqueibanaenterrarlosdoblonesalaluzdelaluna…y,naturalmente,unodeellosseríaarrojadoalhoyoconelcofre,conunabalaenelcorazón,porquelos piratas creían—por lo menos, así lo afirmaban solemnemente los autores deaquellos tétricos relatos— que el espíritu del camarada muerto permanecería allí,guardandoelbotín.

«Pero el caso es que nosotros no vamos a enterrar un tesoro. Lo que nosotrosllevamoseselgatocapadodemihija.»

Tuvoquehacerunesfuerzoparanosoltarlarisa.Nooyóningún«rumorcomodevoces»nivioelfuegodeSanTelmo;pero,tras

salvar una media docena de ondulaciones, miró al suelo y vio que sus pies,pantorrillas, rodillas y la parte baja de losmuslos estaban envueltos en una nieblablanca,densayopaca.Eracomoandarporunventisqueroimpalpable.

Elaireparecíatenerahoraunalevefosforescencia,yLouishubierajuradoqueeramáscálido.VeíaaJudcaminarconpasouniformeyélpicoalhombro.Aquelpicoledabaestampadeenterradordetesoros.

Louisseguíasintiendoaquellaextrañaeuforia,ydeprontoseleocurrióque,talvez,Rachelestuvierallamandoporteléfono,queensucasaestuvieransonandounostimbrazosmachaconesyprosaicos,que…

CasiseechóencimadeJud.Elviejoestabaparadoenmediodelsenderoconlacabezaladeadayloslabiosapretados.

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—Jud,¿quées…?—¡Sssh!Louismiróentornoconinquietud.Lanieblasehabíadiluidounpoco,peroélaún

no podía verse los pies. Entonces oyó crujir unas ramas. Algo se movía en laespesura,algobastantegrande.

Abrió la boca para preguntar a Jud si podía ser un alce (en realidad, estabapensandoenunoso),perovolvióacerrarlasindecirnada.«Eseleco»,habíadichoJud.

Louisladeólacabezaasuvez,imitandoaJudinstintivamentesindarsecuenta,ytendióeloído.Elsonido,alprincipiolejano,estabaahoramuycerca,ibahaciaellosdeunmodoalarmante.Louissintióqueelsudorlemanabadelafrenteyleresbalabapor las mejillas agrietadas por el frío. Se cambió de mano la pesada bolsa queconteníaelcuerpodeChurch.Elplásticoleresbalabaporlahúmedapalma.Ahoralacosaparecíaestar tancercaqueLouisesperabaverladeunmomentoaotroalzarsesobreloscuartostraseros,tapandolasestrellasconlamoledesucuerpopeludo.

Ahorayanopensabaenunoso.Ahorayanosabíaenquépensaba.Yentoncesseesfumó.Louisvolvióaabrirlabocaconlapreguntade«¿Quéhasidoeso?»enlapunta

delalengua,cuandodelaoscuridadbrotóunarisaestridenteyfrenéticaquesubíaybajabade tonoconhistéricasoscilaciones taladrándole los tímpanosyhelándole lasangre. A Louis le parecía que todas las articulaciones de su cuerpo se habíancongelado y que había aumentado de peso hasta el extremo de que si dabamediavueltayechabaacorrerselotragaríaellodo.

La risa se quebró en un áspero cacareo como se parte una roca por una fallamúltiple, subió en un chillido agudo y se cuarteó en un gorgoteo que, antes deapagarsedeltodo,sonócomounsollozo.

Seoyóunchapoteo,ysobresuscabezasrugióelvientocomounríoquecorrieraporellechodelcielo.Porlodemás,elPequeñoDiosPantanoquedóensilencio.

Louisempezóatiritardepiesacabeza.Selepusolapieldegallina.Eracomosise le abrieran las carnes, sobre todo en el bajo vientre. Tenía la boca seca. No lequedabaniunagotadesaliva.Apesardetodo,persistíaaquellaeuforiademencial.

—¿Quédiablos…?—susurróroncamente.Judsevolvióamirarle.Aaqueltenueresplandor,parecíatenercientoveinteaños.

En sus ojos no había ya ni asomo de aquel brillo. Estaba demacrado y sumiradareflejabapuroterror.Peroconvozbastantefirmedijo:

—Noeramásqueunsomormujo.Vamos,yacasihemosllegado.Continuaron. El suelo volvía a ser firme. Durante unos momentos, Louis

experimentólasensacióndeencontrarseenunespacioabierto,aunqueelaireyano

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teníaaquelladébilfosforescencia,yloúnicoquedistinguíaeralaespaldadeJud,amenos de unmetro de distancia.Ahora pisaban una hierba rala, endurecida por laescarcha,quesequebrabacomoelcristal.Luego,volvieronameterseentreárboles.Olíaapinoy,devezencuando,lerozabaalgunarama.

Louishabíaperdidolanocióndeltiempoydeladirección,pero,alpocorato,Judvolvióapararseyledijo:

—Escalones.Estántalladosenlaroca.Haycuarentaydosocuarentaycuatro,norecuerdoexactamente.Túsígueme.Cuandolleguemosarribayanohabráqueandarmás.

EmpezóasubiryLouislesiguió.Los escalones eran bastante anchos, pero la sensación de apartarse del suelo

resultaba inquietante. De vez en cuando, bajo sus suelas crujían guijarros yfragmentosdepiedra.

«…doce…trece…catorce…»El viento era ahora más fuerte y más frío. Louis tenía la cara insensible.

«¿Estaremos por encima de las copas de los árboles?», se preguntó. Levantó lamiradayviomillonesdeestrellas, lucesfríasen laoscuridad.Nuncaen lavida lasestrellas le habían hecho sentirse tan pequeño, infinitesimal, insignificante. Seformulólaviejapregunta:«¿Habráseresinteligentesahíarriba?»Ylaidea,enlugardesuscitarunaensoñadoracuriosidad,leprodujounvivohorror,comosiacabaradepreguntarseasímismoquélepareceríacomerseunpuñadodehormigas.

«…veintiséis…veintisiete…veintiocho…»«¿Quién tallaría estos escalones, por cierto? ¿Los indios? ¿Los micmacs?

¿Manejabanherramientas?TengoquepreguntárseloaJud.»Entoncesseacordódelacosa que se había acercado a ellos en el bosque.Tropezó con un escalón y con eldorsodesuenguantadamanobuscóelapoyodelaparedqueteníaalaizquierda.Lanotóáspera,estriadayrugosa.«Comounapielresecaygastada»,pensó.

—¿Vasbien,Louis?—murmuróJud.—Muybien—dijo,aunqueestabacasisinalientoyteníalosbrazosdormidospor

elpesodeChurch.«…cuarentaydos…cuarentaytres…cuarentaycuatro…»—Cuarenta y cinco—dijo Jud—. Lo había olvidado. Hace doce años que no

subía,ynocreoquevuelva.Aja…¡Arriba!AgarródelbrazoaLouisparaayudarleasubirelúltimoescalón.—Yahemosllegado—dijoJud.Louismiróenderredor.Seveíabastantebienalaluzdelasestrellas.Estabanen

unaplataformarocosasembradadecascajo,queasomabadelatierraqueseextendíamásallácomounalenguaoscura.Alotrolado,pordondehabíanvenido,seveíanlascopasdelosabetos.Alparecer,habíansubidoaloaltodeunaespeciedemesa,un

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accidentegeológicomáspropiodeArizonaoNuevoMéxico.Allíarriba,enloaltodelamesa—ocolinaachatadaoloquefuera—,nohabíaárboles,sinosólohierba,porloqueelsolhabíafundidolanieve.AlvolversehaciaJud,Louisviounosmatorralesqueseagitabanalvientoydescubrióquenoseencontrabanenunacumbreaislada,sinoquedelantedeelloselterrenovolvíaaelevarsehaciaunosárboles.Peroeratanextraña laconfiguracióndeaquellaplataformaentre lassuavesondulacionesde lasviejascolinasdeNuevaInglaterra…

«Indiosquemanejabanherramientas»,pensódepronto.—Sígueme—dijoJud,yrecorrióunosveintemetroshacialosárboles.Elviento

soplabaconfuerza,peroparecíamáspuro.Louisdistinguióunasformasoscurasalpiede los abetosmás altosqueviera en suvida.La impresiónqueproducía aquellugarelevadoysolitarioeradevacío…,perounvacíoquevibraba.

Lasformasoscuraseran"cairns",montonesdepiedrasquemarcabantumbas.—Losmicmacs cubrieron de arena la cima de esta colina—dijo Jud—.No se

sabe cómo lo hicieron, pero tampoco se sabe cómo construían los mayas suspirámides.Losmismosmicmacslohanolvidado,aligualquelosmayas.

—¿Porqué?—Éste era su cementerio—dijo Jud—.Te he traído para que entierres aquí al

gatodeEllie.Losmicmacsnohacíandistinciones;enterrabanalosanimalesalladodesusamos.

Esto hizo a Louis pensar en los egipcios; pero éstos aún iban más lejos: losegipciosmataban a los animales favoritos de la realeza, para que las almas de lasmascotaspudieranacompañaralasdesusamosalMásAllá.Recordabahaberleídoque en una ocasión, con motivo de la muerte de una hija del faraón, fueronsacrificadosmásdediezmil animalesdomésticos: entreotros, seiscientos cerdosydosmil pavos reales. Antes del degüello, se perfumó a los cerdos con esencia derosas,lafavoritadelaprincesa.

«Ytambiénconstruíanpirámides.Nadiesabeacienciaciertaparaquéservíanlaspirámidesmayas—dicenalgunosqueparalanavegaciónylamedicióndeltiempo,como Stonehenge—, pero todo elmundo sabe lo que eran y son las pirámides deEgipto:monumentosfunerarios,lasmayorestumbasdelmundo.AquíreposaRamsésII,eramuy"ovediente"»,pensóLouissinpodercontenerlarisa.

Judlemirósinlamenorsorpresa.—Anda, entierra a tu animal—dijo—.Yovoy a fumar unpitillo.Te ayudaría,

perotienesquehacerlotúsolo.Cadacualentierraalossuyos.Asísehacíaentonces.—Jud,¿quépasa?¿Porquémehastraídoaquí?—Porque tú salvaste la vida a Norma—dijo Jud, y aunque parecía sincero, y

Louisestabaconvencidodequecreíasersincero,élnopudomenosquepensarqueelviejomentía…,oqueélmismoeraobjetodeunengañoyquetransmitíaelengañoa

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Louis.Recordólamiradaquevio,ocreyóver,enlosojosdeJud.Peroallíarribaaquelloparecíacarecerdeimportancia.Allílomásimportanteera

elviento,aquellacorrienteincesantequelealborotabaelpelo.Judse sentócon laespaldaapoyadacontraunárbol, encendióunacerillaenel

huecodelasmanosyprendióunChesterfield.—¿Quieresdescansarunpocoantesdeempezaracavar?—No;estoybien—dijoLouis.Hubierapodidoseguirpreguntando,peroenaquel

momento le tenían sin cuidado las respuestas.No le parecía bien, pero tampoco leparecía mal, y decidió dejarlo…, por el momento. En realidad, sólo una cosa leinteresaba—. ¿Tú crees que voy a poder cavar una tumba aquí? La capa de tierraparecemuydelgada.—Señaló con unmovimiento de cabeza el lugar en el que larocaemergíadelatierra,albordedelaescalera.

Judmoviólacabezadespacio.—Sí—dijo—.Sihaytierrasuficienteparaquecrezcalahierba,tienequehaberla

paracavarunatumba,Louis.Yhacemuchotiempoquelagentecavatumbasenestesitio.Aunquefácilnoserá.

Nofuefácil.Latierraeraduraypedregosa,yLouiscomprendióenseguidaque,paraabrirunafosalobastantehondaparaChurch,ibaanecesitarelpico.Usóelpicoylapalaalternativamente,pararemoveryquitarlatierraylaspiedras.Ledolíanlasmanos.Habíaentradoencalor.Sentíalaimperiosanecesidaddehacerbieneltrabajo.Empezó a canturrear entre dientes, comohacía algunas veces cuando suturaba unaherida.Cuandoelpicotropezabaconunapiedrasaltabanchispasyunavibraciónsetransmitíaasusbrazosporelmangodelaherramienta.Seleformabanampollasenlaspalmasdelasmanos,peronoleimportaba,apesardeque,comolamayoríadelosmédicos, se cuidabamucho lasmanos.El viento seguía silbandoy silbando sumelodíadetresnotas.

Losgolpesdelpicoeranelcontrapunto.Almirarporencimadelhombro,vioqueJud estaba agachado, reuniendo las piedras más grandes que había excavado yformandoconellasunmontón.

—Sonparael"cairn"—dijoalnotarqueleobservaba.—Oh—dijoLouis.Yvolvióasutrabajo.Cavóunafosadeunossesentacentímetrosdeanchoporochentadelargo—«un

Cadillacdefosaparauncochinogato»,pensabaél—y,cuandollegóaunossetentacentímetrosdeprofundidadyelpicoempezóahacersaltarchispascasiacadagolpe,dejólasherramientasaunladoypreguntóaJudsierasuficiente.

Judselevantóyechóunamiradaindiferentealhoyo.—Amímeparecequeestábien—dijo—.Detodosmodos,loqueimportaesloquecreastú.

—¿Novasaexplicarmequéesesto?Judsonriólevemente.

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—Losmicmacs consideraban a estemonte un lugarmágico. Para ellos todo elbosque, desde el pantanohacia el norte y el este, eramágico.Construyeron estoyaquíenterrabanasusmuertos,lejosdetodo.Lasotrastribussemanteníanapartadas.Lospenobscotsdecíanqueestosbosquesestabanllenosdefantasmas.Después, lostraficantes de pieles decían lomismo.Algunos veían el fuego de SanTelmo en elpantanoycreyeronverfantasmas.

JudsonrióyLouispensó:«Esonoesloquecreestú.»—Con el tiempo, ni los propios micmacs se atrevían a venir por aquí. Uno

asegurabahabervistoaun"wendigo"ydecíaqueestatierrasehabíacorrompido.ElGranConsejosereunióparahablardeello…,oasímelocontaroncuandoerachico,Louis, pero el queme lo contó era el borrachíndeStannyB., como llamábamosaStanleyBouchard,yloqueStannyB.nosabíaloinventaba.

Louis, que sólo sabíaqueun "wendigo" eraun espíritude las tierrasdel norte,dijo:

—¿Ytúcreesqueestatierraestácorrompida?Judsonrió,o,porlomenos,suslabiossemovieron.—Yo creo que es un lugar peligroso—dijo suavemente—, pero no para gatos,

perrosohámsters.Anda,entierraalbicho,Louis.Louis introdujo labolsaverde enel hoyoy, lentamente, empezóa echar tierra.

Ahorateníafríoyestabacansado.Eradeprimenteoírgolpearlatierraenelplástico,y,sibiennosearrepentíadehabervenido,sueuforiaseesfumabapormomentosyéldeseaba terminar cuanto antes la aventura. Le esperaba una buena caminata deregreso.

Elrepiqueteofueamortiguándosehastacesarporcompleto;yasóloseoíaelrocedelatierrasobrelatierra.Raspóelsueloconlapala,paraaprovechartodalatierraremovida («nuncahaybastante—pensó, recordando loque su tío, el enterrador, ledijounavezhacíacasimilaños—,nuncahaybastanteparavolverallenarelhoyo»)ysevolvióhaciaJud.

—Ahorael"cairn"—dijoJud.—Oye,estoycansadoy…—EselgatodeEllie—dijoJud,ysuvoz,aunquesuave,eraimplacable—.Ella

querríaquelohicierascomoesdebido.Louissuspiró.—Mefiguroquesí.Le llevó otros diezminutos apilar las piedras que Jud iba dándole, una a una.

Cuando hubo terminado, sobre la tumba de Church había un cono de piedras.Realmente, Louis, a pesar del cansancio, lo miraba con cierto placer. Ahoraarmonizabaconlasdemás,alaluzdelasestrellas.AunqueEllienuncalavería—lasola idea de que la niña cruzara aquel pantanode arenasmovedizas le pondría los

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pelosdepuntaaRachel—,lahabíavistoél,yleparecíabien.—La mayor parte se han derrumbado —dijo a Jud, poniéndose en pie y

sacudiéndoselatierradelasrodillas.Ahoralasveíamásclaramenteydistinguíalaspiedras esparcidas. Pero Jud puso buen cuidado en que para construir su "cairn"utilizarasólolaspiedrasquehabíasacadodelafosaexcavadaporélmismo.

—Ajá—dijoJud—.Yatedijequeellugareramuyviejo.—¿Hemosterminadoya?—Ajá.—DioaLouisunapalmadaenunhombro—.Hashechounbuentrabajo,

Louis.Estabaseguro.Vamosacasa.—Jud…—empezóLouis.Peroelviejoyaibahacialaescalera,conelpicoenla

mano. Louis recogió la pala y tuvo que trotar para darle alcance. Luego, prefirióreservarseelalientoparacaminar.Miróatrásunavez,peroelcairnquemarcabalatumbadelgatodesuhijasehabíadiluidoenlaoscuridad.

***

«Fue como pasar la película al revés», pensó Louis un rato después, cuandosalierondelbosquealaexplanadasituadadetrásdesucasa.Nosabíacuántotiempohabíanestadofuera.Sehabíaquitadoelrelojcuandoseacostódespuésdecomer,ylodejóenelalféizardelaventana,alladodelacama.Sólosabíaqueestabareventado,molido.No recordaba haberse sentido tan cansado desde el primer día que trabajócon una cuadrilla del servicio de limpieza deChicago un verano, hacía dieciséis odiecisieteaños.

Regresaronporelmismocamino,peroLouis recordabamuypocodel trayecto.Había tropezado cuando cruzaban el montón de troncos, eso lo recordaba: saliódisparadohaciaadelantey,absurdamente, levinoa lamemoriaunafrasede"PeterPan":«Oh,Jesús,dejéescaparmisalegrespensamientosyahoramecaigo»,peroallíestaba lamanode Jud, firmey recia, e instantesdespuéspasaban juntoa laúltimamoradadelgato"Smucky",de"Trixie"yde"Marta,nuestraconejita"yentrabanenelsenderoqueLouisrecorrieranosóloconJud,sinocontodasufamilia.

Le parecía ahora que, casi insensiblemente, había tenido presente el sueño deVíctorPascowqueprovocósuepisodiodesonambulismo,perosinencontrarningúnpuntodeenlaceentreaquelpaseoylaexpedicióndehoy.Tambiéncomprendíaquelaaventurahabíasidopeligrosa,realmentepeligrosa.Ylodemenoseraquesehubierallagado las manos mientras se hallaba en un estado casi de sonambulismo. Podíahaberse matado al pasar por los troncos. Podían haberse matado los dos. Costabatrabajoasociarsemejanteconductaconlasensatez.Elestadodeagotamientoenqueseencontraba,loatribuíaalaturdimientoyaldisgustocausadoporlamuertedeunanimalqueridodetodalafamilia.

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Y,alcabodeunrato,yaestabanotravezencasa.Juntosseacercaronalacasa,sindecirnada,ysepararonenlaentradadecoches.

Elvientorugíaysilbaba.Sinunapalabra,LouistendióelpicoaJud.—Serámejorqueentreencasacuantoantes—dijoJudalfin—.Deunmomento

a otro, Louella Bisson y Ruthie Parks traerán a Norma y ella se extrañaría de noencontrarme.

—¿Tieneshora?—preguntóLouis.LesorprendíaqueNormanoestuvierayaencasa.Susmúsculosledecíanquedebíadesermásdemedianoche.

—Aja.Llevolacuentadeltiempomientrasestoyvestido.Luego,lodejoescapar.Extrajounrelojdelbolsillodelpantalónyloabrió.—Sonmásdelasochoymedia—dijocerrándolodenuevoconunchasquido.—¿Lasochoymedia?—repitióLouisestúpidamente—.¿Nadamás?—¿Quéhoracreíastúqueera?—preguntóJud.—Mástarde.—Hastamañana,Louis—dijoJuddandomediavuelta.—Jud.Elviejovolviólacabeza,conunlevegestodeinterrogación.—Jud,¿quéesloquehemoshechoestanoche?—¿Qué?Enterraralgatodetuhija.—¿Esoestodo?—Todo. Eres buena persona, Louis, pero haces demasiadas preguntas.A veces

unotienequehacerloquecreequeesjusto.Loqueelcorazónledicequeesjusto.Ysi, despuésdehacerlo,unono se sientedel todobien, comosi tuviera indigestión,peronoenelbuche,sinoenlacabeza,entoncesempiezaahacerpreguntasyapensarquequizásehaequivocado.¿Sabesloquequierodecir?

—Sí—respondióLouis,pensandoqueJuddebíadehaberleleídoelpensamientomientrascruzabanlaexplanada,hacialaslucesdelacasa.

—Peroquizáselesescapaque,antesdedudardesímismos,deberíandesconfiardesuspropiasdudas—dijoJudmirándolefijamente—.¿Túquéopinas,Louis?

—Opinoquetalveztengasrazón—dijoLouislentamente.—Yencuantoaloqueunosienteensucorazón,noesmuybuenohablardeello,

¿verdad?—Depende…—No—dijoJud,comosiLouissehubieramostradoplenamentedeacuerdo—.

Noesbueno.—Yconaquellavozserena,firmeeimplacable,aquellavozquedabaescalofríosaLouis,agregó—:Esascosassonsecretos.Sesuponequesonlasmujereslasquemejorguardanlossecretos,yalgunostendrán,perocualquiermujersensatatediráquenuncahapodidoaveriguarloquehayenelfondodelcorazóndelhombre.Elfondodelcorazóndelhombreesárido,Louis,comoelsuelodeeseviejocementerio

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micmacdeahíarriba.Escasirocaviva.Elhombrecultivaloquepuede…,ylocuida.—Jud…—Nohagaspreguntas,Louis.Aceptaloshechosydéjatellevarportucorazón.—Pero…—Peronada.Aceptaloshechos,Louis,ydéjatellevarportucorazón.Estavezlo

que hemos hecho está bien…Por lomenos, así lo espero pormi vida…Otra vezpuedeestarrematadamentemal.

—¿Nomecontestarásniaunapregunta?—Segúnloquesea.—¿Cómoconocisteesesitio?—Lapreguntase leocurrióduranteel regreso,al

especularsobresielpropioJudnotendríasangremicmac,aunquenoloparecía;suaspectonopodíasermásanglosajón.

—Anda,puesporStannyB.—dijoJudcongestodesorpresa.—¿Éltehablódelcementerio?—No—dijoJud—.Noesunlugardelqueunohablaporlasbuenas.Allíenterré

yo,cuandoteníadiezaños,amiperro"Spot"quesearañóconunalambredeespinooxidadomientrasperseguíaaunconejo.Laheridaseinfectóylomató.

Allí había algo que no encajaba con lo que Louis había oído antes; pero elcansancionolepermitíapensarconclaridad.Judnodijomás,sólolemirabaconsusimpenetrablesojosdeanciano.

—Buenasnoches,Jud.—Buenasnoches.Elancianocruzólacarreteracargadoconelpicoylapala.—¡Gracias!—gritóimpulsivamenteLouis.Judnovolviólacabeza;sólolevantóunamano,paraindicarquelehabíaoído.Depronto,enlacasa,empezóasonarelteléfono.Louisechóacorrerhaciendounamuecaporeldolorqueseledespertóenmuslos

ycaderas;perocuandoentróenlacaldeadacocina,elaparatohabíallamadoyaseisosietevecesy,enelmomentoenqueLouis lepuso lamanoencima,enmudeció.Élcontestóapesardetodo,perosóloseoíaelzumbidodelaseñalparamarcar.

«EraRachel—pensó—.Ahoramismolallamo.»Pero de repente le parecía un trabajo excesivo tener que marcar, intercambiar

unas envaradas frases con la madre —o, peor aún, con el padre esgrimidor detalonarios—, esperar a que se pusieraRachel…, y luegoEllie. Porque la niña aúnestaríalevantada;eraunahoraantesenChicago.YEllielepreguntaríaporChurch.

«Está divinamente.Lo atropelló un camión de laOrinco.No sé por qué, estoyseguro de que ha sido un Orinco. Si no, sería una incongruencia, no sé si meentiendes.¿Queno?Bueno,noimporta.Murióenelacto,peronoquedódesfigurado.Judyyolohemosenterradoenelcementeriomicmacdelamontaña…Unaespecie

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de anexo de Pet Sematary, como si dijéramos. El camino es chulísimo, tesoro.Cualquierdía te llevo,paraquepongasunas floresen la tumba,o sea, enel cairn.Peroeso,cuandosehielenlasarenasmovedizasylososossehayanidoadormirparatodoelinvierno.»

Louiscolgóelteléfono,cruzóhaciaelfregaderoyllenólapiladeaguacaliente.Sequitólacamisayselavó.Apesardelfrío,habíasudadocomouncerdoyaesoolía,acerdo.

Habíarestosdeasadodecarneenel frigorífico.Louis loscortóen lonchasquepuso sobre una rebanada de pan y agregó dos rodajas de cebolla. Se quedócontemplandounosmomentoselplatoy luego lo rociódeketchupy locubrióconotrarebanadadepan.SiRachelyElliehubieranestadoallí,habríanfruncidolanarizconidénticamuecaderepugnancia:¡púa,québasto!

«Puesustedes se lopierden, señoras—pensóLouisconvivo regodeo,mientrasdevoraba el bocata. Estaba de fábula—. Dice Confucio que quien huele como uncerdo come como un lobo», pensó sonriendo. Hizo bajar el bocadillo con variostragos de leche que bebió directamente del cartón —otra costumbre que Racheldetestaba—,subióasuhabitación,sedesnudóysemetióenlacamasincepillarselosdientes.Eldolormuscularsehabíareducidoaunhormigueoquecasiresultabagrato.

El reloj seguía donde lo había dejado. Louis miró la hora. Las nueve y diez.Increíble.

Louisapagólaluz,sevolviódeladoysequedódormido.

***

Se despertó a eso de las tres de la madrugada y se levantó para ir al baño.Mientrasorinaba,haciendoguiñosalablancaluzfluorescentedelcuartodebaño,deprontocayóenlacuentadequéeraloquenoconcordaba,ysusojosseagrandaron.Eracomosidospiezasquedebíanencajarentresíhubieranchocadorebotando.

Aquellanoche,Judlehabíadichoquesuperromuriócuandoélteníadiezaños:murió de la infección de las heridas que se produjo con un alambre de espinooxidado. Pero aquel día de finales de verano, en que subieron todos juntos a PetSematary,Juddijoquesuperrohabíamuertodeviejoyqueestabaenterradoallí…,hastaseñalólaesteladelaqueeltiempohabíaborradolainscripción.

Louis descargó el depósito, apagó la luz y volvió a la cama. Había otradiscrepancia…yladescubrióenseguida.Judhabíanacidoconelsigloyaqueldía,enel cementerio, dijo a Louis que su perro murió durante el primer año de la GranGuerra.SisereferíaalprimerañodeguerraenEuropa,Judteníaentoncescatorcey,sihabíaqueridodecirelprimerañodeguerraparaEstadosUnidos,diecisiete.

Peroestanochedijoqueteníadiezañoscuandomurió"Spot".

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«Bueno,Judesunviejo,yaveces losviejossehacenun líocon las fechas—pensóLouis,intranquilo—.Élmismodicequesehavueltoolvidadizo,queaveceslecuesta trabajodarconnombresydireccionesqueantes se sabíadememoriayquehaydíasenlosqueallevantarsenoseacuerdadeloquelavísperahabíaproyectadohacer.Detodosmodos,parasuedadesonoesnada…,nollegaasenilidad,sólosonpequeñosdespistes.Notienenadadeparticularqueunapersonaolvidelaedaddeunperroquemurióhacemásdesetentaaños.Nidequémurió.Noledesmásvueltas,Louis.»

Pero no podía volver a quedarse dormido. Se quedó despierto mucho rato,sintiendoelvacíodelacasayoyendosilbarelvientoenlosaleros.

Depronto,sedurmiósindarsecuenta;asídebiódesucederporque,cuandoyaibaacaer,leparecióoírunospiesdescalzosquesubíanlentamentelaescaleraypensó:«Déjame en paz, Pascow, déjame en paz. Lo hecho, hecho está y los muertos,muertos.»Ylaspisadasseextinguieron.

Aunque,amedidaque ibanacortándose losdías,ocurrieronotrasmuchascosasinexplicables,LouisnovolvióasermolestadoporelespectrodePascow,nidespiertonidormido.

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23

Sedespertóalasnuevedelamañana.Porlasventanasorientadasalesteentrabaunsolresplandeciente.Estabasonandoelteléfono.Louisdescolgó.

—¿Diga?—¡Eh!—dijoRachel—.¿Tehedespertado?Puesmealegro.—Sí,mehasdespertado,pécora—sonrióél.—¡Oooh! ¿Qué modales son ésos? Grosero —dijo ella—. Te llamé anoche.

¿EstabasencasadeJud?Élvacilóapenasunafraccióndesegundo.—Sí—dijo—.Nostomamosunascervezas.Normahabíaidoanoséquécenade

AccióndeGracias.Queríallamarte,pero…yasabesloqueocurre.—Sí,yaséloqueocurre.Charlaron un rato. Rachel le puso al corriente de las novedades de la familia,

aunquemaldita la falta.No obstante, se alegró de saber que la calva de su suegroaumentabadetamañoapasosagigantados.

—¿QuiereshablarconGage?—preguntóRachel.Louissonrióampliamente.—¡Cómono!Peronoledejescolgarelteléfonocomolaotravez.SeoíanruidosalotroextremodelhiloylavozdeRachelqueinstabaalniñoa

decirholaapapá.PorfinGagedijo:—Hola,paaá.—Hola, Gage —respondió Louis alegremente—. ¿Cómo estás? ¿Qué haces?

¿Hasvueltoa tirarelsoportede laspipasdelabuelo?Megustaríamucho.Aversiahoraarreglaslossellosdelacolección.

Gage estuvo parloteando jubiloso durante unos treinta segundos salpicando sudiscursodealgunaqueotrapalabrareconocible:"mammi,Élite,huelo,buela,coche,joeycaca".Suvocabularioeracadadíamásextenso.

Por fin, Rachel consiguió arrancarle el auricular de lasmanos, con estridentesprotestasdeGageyprofundoaliviodeLouis.Élqueríamuchoasuhijoyleechabademenosatrozmente,peromantenerunaconversaciónconuncríodemenosdedosaños era como tratarde jugar a lasdamas conundemente: las fichasbailabanportodaspartesyacababascomiéndotelastuyas.

—¿Ycómovanlascosasporahí?—preguntóRachel.—Oh, muy bien —dijo Louis, esta vez sin la más leve vacilación; pero

comprendíaqueantes,cuandoRachellepreguntósiestabaencasadeJudlanocheanterioryélrespondióquesí,habíadadounpasodecisivo.LeparecióoírlavozdeJudCrandall: «El fondo del corazón del hombre esmás árido Louis…El hombrecultiva lo que puede, y lo cuida.»—. Un poco aburrido, si quieres que te diga la

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verdad.Osechodemenos.—¿Quieresdecirquenoestásdisfrutandodetusvacacionessinla"troupe"?—Oh, el silencio se agradece—reconoció él—. Pero, después de las primeras

veinticuatrohoras,empiezaapesar.—¿Medejashablarconpapá?—EralavozdeEllie,distante.—¿Louis?AquíestáEllie.—Estábien,queseponga.EstuvohablandoconElliecasidurantecincominutos.Ellalecontóquesuabuela

le había comprado una muñeca, que el abuelo la había llevado de visita a losalmacenes («Chico, quémal huele aquello», dijo yLouis pensó: «Pues tu abuelitotampoco es una rosa», rica), que había ayudado a hacer pan y queGage se habíaescapadomientrasmamá le cambiaba.Echó a correr por el pasillo y se coló en eldespachodelabuelo(«¡Bravo,Gage!»,pensóLouissonriendodeorejaaoreja).

Yapensabaqueibaalibrarse—porlomenos,porhoy—ysedisponíaadeciraEllie que pasara el teléfono a su madre para despedirse de ella, cuando Ellie lepreguntó:

—¿CómoestáChurch,papi?¿Meechademenos?La sonrisa se borró de la cara de Louis, pero él respondió con perfecta

naturalidad.—Estábien, supongo.Anoche ledi las sobrasdel estofadoy lodejé salir.Hoy

aúnnolohevisto,peroesqueacabodedespertarme.«Oh, chico, tú serías el asesino perfecto, más fresco que una lechuga. Doctor

Creed,¿cuándovioalavíctimaporúltimavez?Cuandovinoacenar.Tomóunplatodeestofado,porcierto.Desdeentoncesnohevueltoaverle.»

—Daleunbesitodemiparte.—Atugatolebesastú—dijoLouis,yElliesoltólarisa.—¿Quiereshablarotravezconmamá?—Sí;pásamela.Ya estaba. Louis habló conRachel un par deminutosmás.No semencionó a

Church.Élysumujersedespidieronconel«tequieromucho»derigoryLouiscolgóelauricular.

—Listosporhoy—dijoLouis envoz alta, dirigiéndose a lahabitaciónvacíaysoleada. Tal vez lo peor fuera que no se sentía mal. No tenía ni asomo deremordimientos.

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Alrededor de las nueve y media, le llamó Steve Masterton para preguntar siqueríajugarunpartidodefrontón;lacanchaestabadisponibleypodríanjugartodoeldía,silesapetecía,añadióconalborozo.

Louis comprendió su alegría —cuando la Universidad funcionaba, la lista deespera para el frontón abarcaba hasta dos días—, pero declinó la invitación,pretextandoque teníaque trabajarenunartículoquepreparabapara la"RevistadeMedicinaUniversitaria".

—¿Estás seguro?—preguntó Steve—.Mucho trabajo y poca distracción no esbuenoparalasalud.

—Llámameluego—dijoLouis—.Alomejormetientas.Steveprometióhacerloasíycolgó.EstavezLouishabíadichosólounamediamentira;efectivamente,teníaintención de trabajar en aquel artículo, que se refería al tratamiento de lasenfermedadescontagiosascomovaricelaymononucleosisenunaenfermería,perolarazónprincipalporlaquehabíarenunciadoajugarconSteveeraladequeteníatodoel cuerpodolorido.Loaveriguócuando,despuésdehablar conRachel, entróenelcuarto de baño para limpiarse los dientes.Losmúsculos de la espalda le tiraban ypinchaban, tenía loshombrosmagulladosdeacarrear lamalditabolsadeplásticoylascorvaserancomocuerdasdeguitarratensadasparatresoctavosmásdelonormal.«Joder,ytúquepensabasestarenforma.»Bonitopapelhabríahechoenelfrontón,persiguiendolapelotacomounviejoartrítico.

Apropósitodeviejos, aquellaexcursiónalbosqueno lahizosolo, sinoconunsujetoquefrisabalosochentaycinco.LehubieragustadosabersiJudestabaaquellamañanatancascadocomoél.

Estuvounahoraymedia trabajandoenelartículo,pero lacosano ibabien.LasoledadyelsilencioempezabanaponerlenerviosoyacabóguardandolosblocsdenotasylasgráficasquehabíapedidoalJohnHopkinsenelestantesituadoencimadelamáquinadeescribir,sepusoelchaquetónycruzólacarretera.

JudyNormahabíansalido,peroencontróunsobreconsunombre,prendidoenlapuertadelporche.Loquitóylevantólasolapaconelpulgar.

Louis:La santa esposa y yo nos hemos ido a Bucksport de compras y ver una

cómodaquetienenenelEmporiumGaloriumalaqueNormaletieneechadoelojo desde hace cien años, o así parece. Seguramente, nos quedaremos aalmorzarenMcLeod'syregresaremosamediatarde.Pasaestanocheatomarunpardecervezas,siquieres.

Tufamiliaestufamilia.Noquieroserentrometido,perosiElliefuerahija

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mía yo aún no le diría que su gato había sido atropellado. ¿Para quéestropearlelasvacaciones?

A propósito, Louis, yo tampoco mencionaría por estos contornos lo quehicimosanoche.Hayotraspersonasqueconoceneseviejocementeriomicmacyalgunoshanenterradoallíasusanimales.EscomounarrabaldePetSematary.¡Lo creas o no, allí arriba han enterrado hasta un toro! El viejo ZackMcGovern,quevivíaenStackpoleRoad,enterróenelcementeriomicmacasutoro"Hanratty",quefuepremiadoenunconcursodeganado.Debiódeseren1967o68.¡Ja,ja!Cuandomedijoqueélysusdoshijoshabíanllevadoaltorohastaallíarriba,casimeherniodetantoreír.Peroalagentedeporaquínolegusta hablar de ello, ni es que estén enterados los que ellos consideran«forasteros», no porque sean supersticiones que datan de hace más detrescientosaños,sinoporque,enciertomodo,elloslascreenylesparecequeun«forastero»tienequereírsedeesascosas.¿Considerasqueestotienesentido?Yo creo que no, pero así están las cosas.Conque hazme el favor de no decirnada.¿Deacuerdo?

Ya hablaremos de ello, probablemente, esta misma noche, y entonces locomprenderásmejor;pero,entretanto,quierodecirtequeteportastemuybien.Estabaseguro.

JUD.

PS.—Normanosabeloquediceestacarta—lehecontadootrocuento—y,siatinoteimporta,prefieroquenoseentere.Enloscincuentayochoañosquellevamos casados le he dicho a Normamás de unamentira. Supongo que lamayoríadeloshombresmientenasusesposas,peromeparecequecasitodosellospodríanpresentarseanteDiosyconfesarsusmentirassintenerquebajarlacabeza.

Bueno,venestanocheypimplaremosunpoco.J.

Louis sequedóen loaltode la escaleraqueconducíaalporche—ahoravacío,pues losconfortablessillonesdemimbreestabanguardadoshastaotraprimavera—mirando la carta con el entrecejo fruncido. ¿No decir a Ellie que el gato habíamuerto?Nose lohabíadicho.¿Otrosanimalesenterradosallí?¿Supersticionesquedatabandehacíamásdetrescientosaños?

«…yentonceslocomprenderásmejor.»Resiguió aquella línea con el dedo y, por primera vez, se puso a pensar

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deliberadamente en lo que habían hecho la noche anterior. Los recuerdos estabanborrosos, difuminados, como las imágenes de los sueños o de los actos que serealizanbajolosefectosdeunestupefaciente.Seacordabadehabersubidoalmontóndetroncos,ydeaquelleveresplandorquehabíaenelpantano,ydequeallíhabíaporlomenos de cinco a diez gradosmás de temperatura, pero todo ello era como esaconversaciónquemantienesconelanestesistaantesdequetehagadormir.

«…ysupongoquelamayoríadeloshombresmientenasumujer…»«Asumujeryasuhija»,pensóLouis,peroparecíacosademagialaformaenque

Judhabíaadivinadoloocurridoaquellamañana,tantoenelteléfonocomodentrodesucabeza.

Louisdoblólacartalentamente,queestabaescritaenpapelrayadocomodeunalibreta de colegial, y volvió a meterla en el sobre. Luego, guardó el sobre en elbolsillodeatrásdelpantalónycruzólacarreteraparavolverasucasa.

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ErasobrelaunadelatardecuandoChurchregresó, lomismoqueelgatodelaviejacancióninfantil.Louisestabaenelgaraje,dondellevabamásdeseissemanastrabajandoaratosperdidosenunproyectodeestanteríasbastanteambicioso.Queríaguardarenaquellasestanterías,fueradelalcancedeGage,todaslascosaspeligrosasdel garaje, como el líquido del limpiaparabrisas, anticongelante y herramientascortantes. Estaba clavando un clavo cuando entró Church. Louis ni dejó caer elmartillo,nitansólosegolpeóelpulgar:elcorazónselepusoahacer"jogging",peronolediounvuelco;sintióenelestómagocomounalambrecandente,peroenseguidase enfrió, como el filamento de una bombilla que fulgura un momento antes defundirse. Era, según se dijo después, como si toda aquella soleadamañana del díasiguiente al deAcción deGracias hubiera estado esperando el regreso deChurch;comosienunapartemásprofundayprimitivadesumente,conocierayalafinalidaddesuexcursiónnocturnaalcementeriomicmac.

Dejóelmartillocuidadosamente,sequitólosclavosquesosteníaentreloslabiosylosguardóenelbolsillodesudelantaldetrabajo,seacercóaChurchylolevantódelsuelo.

«Perovivo—pensóenunaexcitaciónmalsana—.Pesa lomismoqueantesdelaccidente.Espesovivo.Pesabamáscuandoestabaenlabolsa.Pesabamáscuandoestabamuerto.»

Ahoraelcorazónlediounbrinco—casiunavoltereta—yselenublólavista.Church,conlasorejasgachas,sedejabatocar.Louislosacóalaluzdelsolyse

sentóenlaescaleradeatrás.Entonceselgatotratódesaltaralsuelo,peroLouislesujetóacariciándole.Ahoraelcorazónletrotabaacompasadamente.

Palpósuavementeelcuellodelanimal,recordandocómolebailabalacabezalanoche antes. Ahora no encontró más que músculos y tendones firmes. Levantó aChurchylemiróatentamenteelhocico.Loqueviolehizodejaralgatoalmomentoycerrarlosojoscubriéndoselacaraconunamano.Todoledabavueltasysentíaunaviva náusea, como la que te invade cuando has bebidomucho y estás a punto devomitar.

Church tenía una costra de sangre seca en el hocico y dos briznas de plásticoverdepegadasasuslargosbigotes.Fragmentosdelabolsa.

«Hablaremosdeelloyentoncescomprenderásmejor…»Ay,Dios,demasiadolocomprendíaya.«Denme una oportunidad y comprendiendo, comprendiendo, iré a parar al

manicomio.»Dejó entrar en la casa aChurch, sacó su plato azul y abrió una lata de atún e

hígado para gatos.Mientras Louis echaba cucharadas de pasta en el plato, el gato

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ronroneabayserestregabacontrasustobillos.AquelcontactoponíalapieldegallinayLouistuvoquehacerunesfuerzoyapretarlosdientesparanodarunpuntapiéalanimal. Tenía los flancos demasiado suaves, gordos, repulsivos, vaya. Louis pensóqueojalánotuvieraquevolveratocaralgatoensuvida.

Cuando él se agachó para dejar el plato en el suelo,Church pasó junto a él allanzarse hacia la comida y Louis hubiera jurado que la piel le olía a tierracorrompida.

Diounpasoatrásysequedómirandoalanimal.Churchhacíaruidoalmasticar.¿Siemprehabíacomidoasí?Seguramente,peroLouisnolohabíanotado.Detodosmodos,elsonidoeramuydesagradable.Basto,diríaEllie.

Louisdiomediavueltabruscamenteysefuehacialaescalera.Empezóasubirapasonormal,perocuando llegóarriba ibacasicorriendo.Sedesnudóy tiró toda laropaalavar,apesardequeselahabíapuestolimpiaporlamañana.Sepreparóunbañocaliente,todolocalientequepodíaresistir,ysesumergióenél.

El vapor le envolvía y sentía que el agua caliente le relajaba losmúsculos. Elbaño le relajaba también las ideas. Cuando el agua empezó a enfriarse, Louis sesentíaunpocoamodorradoycasicompletamentetranquilo.

«Elgatohavuelto.¿Yqué?Puesnada.»Todohabíasidounerror.¿AcasoélmismonopensólanocheantesqueChurch

estabamuyenteroparahabersidoarrolladoporuncoche?«Piensa en todos esos gatos y perros que has visto en la carretera—se dijo—

reventadosyconlas tripasfuera.Tecnicolor,comodiceLoudonWainwrightenesediscodelcanallamuerto.»

Estabaperfectamenteclaro.Churchhabíaquedadosinsentido,delgolpe.Elgatoque él había llevado al cementerio micmac estaba inconsciente, no muerto. ¿Nodecíanquelosgatostienensietevidas?EraunasuertenohaberdichonadaaEllie.Nohacíafaltaniqueseenteraradelopocoquefaltó.

«Lasangredelhocicoydelcuello…,laformaenquelecolgabalacabeza…»Pero él era médico, no veterinario. Se había equivocado en el diagnóstico,

sencillamente. Las circunstancias dejaban mucho que desear para que pudieraexaminarlodebidamente:agachadoeneljardíndeJud,aseisosietegradosbajocero,prácticamenteaoscuras.Además,llevabaguantes.Esopudo…

Unasombramonstruosaseproyectóenlasbaldosasdelapared.Parecíalacabezade un dragón o de una serpiente gigantesca. Algo le rozó el hombro, resbalando.Louisselevantó,galvanizado,conunchapoteoqueempapólaalfombradelbaño.Sevolvió,encogiéndosesobresímismoytropezóconlosojosamarilloterrosodelgatodesuhijaquesehabíaencaramadoalasientodelinodoro.

Churchoscilabalentamentedeatrásadelante,comosiestuvieraborracho.Louislemirabaconrepugnancia,apretandolosdientesparareprimirelgritoqueteníaenla

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garganta.Churchnuncahabíahechoaquello—nuncasebalanceócomolaserpientequetratadehipnotizarasupresa—niantesdelaoperación,nidespués.Porprimeray última vez, Louis especuló con la idea de que podía tratarse de otro gato, muyparecidoaldeEllie,otrogatoquesehabíacoladoenelgarajemientrasélmontabalaestantería,yqueelverdaderoChurchseguíaenterradobajoel"cairn"enaquelriscodelbosque.Perolasseñalescoincidían:laorejamellada…ylapataunpocotorcida.EllieselapillóconlapuertadeatrásdesucasitadelasafuerascuandoChurcheraungatito.

Desdeluego,eraChurch.—Fueradeaquí—susurróLouisroncamente.Church se quedó mirándolo un momento —Dios, los ojos no parecían los

mismos.Nosabíaporqué,peronoparecíanlosmismos—ysaltóalsuelo.Peronofueunsaltoelegante.Nadadegraciafelina.Elanimalsetambaleó,chocócontralabañeraconlasancasysefue.

Louissaliódelabañeraysesecóapresuradamente.Estabaafeitadoycasivestidocuandoelteléfonosonóconestridenciaenlacasavacía.Aloíreltimbre,Louisdiomedia vuelta y levantó las manos, con los ojos muy abiertos. Luego, las bajólentamente. Se le había disparado el corazón. Sentía los músculos llenos deadrenalina.

Era Steve Masterton, interesándose por el partido de pelota. Louis quedó enencontrarse con él en elMemorialGymdentrodeunahora.En realidad, nopodíapermitirseperdereltiempo,yunpartidodepelotaeraloquemenosleapetecía,peroteníaquesalirdecasa.Queríaescapardelgato,aquelgatotanraroquenoteníaporquéestarallí.

Seapresuró,metiéndoseel faldónde lacamisaenelpantalónconmovimientosbruscos, pusounos shorts, una camisetayuna toalla en la bolsadedeporte ybajórápidamentelaescalera.

Churchestabaechadoenelcuartopeldañocontandodesdeabajo.Louistropezóconélyestuvoapuntodecaerse.Aúnpudoagarrarsealabarandillayevitarloquepodíahabersidounformidabletrompazo.

Se quedó al pie de la escalera, jadeando, con el corazón desbocado y todo elcuerpobañadoenadrenalina.

Churchselevantó,sedesperezó…ypareciósonreírlesardónicamente.Louis salió. Hubiera tenido que sacar al gato, sí; pero no lo hizo. En aquel

momento,sesentíaincapazdetocarlo.

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JudencendióuncigarrilloconunacerillademaderadelacocinaqueluegoapagóagitándolaydepositóenuncenicerodelatónqueteníaenelfondounanunciodeJimBeamcasiborrado.

—Aja.AmímellevóallíStanleyBouchard.—Sequedópensativounmomento.EstabanenlacocinadeJud.Delantedeellos,sobreelhuleacuadrosquecubría

lamesa, había unos vasos de cerveza casi intactos. El depósito de fuel fijado a laparedgorgoteótresvecesreposadamenteyenmudeció.LouishabíacenadoconSteveenelcasidesiertoautoserviciodelaGuaridadelOso.Conunpocodecomidaenelcuerpo,Louishabíaempezadoareconciliarsecon la ideadel regresodeChurch, leparecía ver la situación conmás claridad; sin embargo, no tenía ninguna prisa porvolver a su casa, oscura y vacía, donde —admitámoslo, camaradas— podíatropezarseconelgatoencualquiersitio.

Normaestuvounbuen ratoconellos,viendo la teleybordandouncuadroconunapuestade solyunacapilla.Lacruzdel tejado se recortabaennegro sobre losfulgoresdelocaso.DijoaLouisqueeraparaelbazarqueibanaponerenlaiglesialasemanaantesdeNavidad.Eraunacontecimientoimportante.Movíabienlosdedosalmeterysacarlaagujadelatelapuestaenelbastidor.Estanocheapenasselenotabalaartritis.Louisloatribuyóaltiempoque,aunquefrío,habíasidoseco.Lamujersehabíarecuperadoperfectamentedelataquealcorazónyaquellanoche,menosdediezsemanas antes de que un derrame cerebral la matara, Louis la veía rejuvenecida.Aquellanochepodíaunoinclusohacerseunaideadecómohabíasidodejoven.

A las nuevey cuarto, lamujer les dio las buenasnochesy se fue a la cama, yLouisestabaahoraconJudquehabíadejadodehablarymirabacómosubíaysubíaelhumodelcigarrillo,comounniñoquecontemplaralaenseñadeunabarbería,paraveradóndevanlasrayas.

—StannyB.—dijoLouissuavemente,instándoleaseguirhablando.Judparpadeó,saliendodesuabstracción.—Oh, aja. En Ludlow, en Bucksport, Prospect y hasta en Orrington, todo el

mundole llamabaStannyB.Elañoenquemurió"Spot",miperro,merefieroa laprimeravezquemurió,en1910,Stannyyaeraviejoyestababastanteloco.Porestoscontornoshabíaotrosqueconocíanelviejocementeriomicmac,peroyomeenterépor StannyB.A él se lo había dicho su padre, y a su padre, el abuelo. Toda unaestirpedeborrachines.

Louisrióybebióunsorbodecerveza.—Aúnmepareceoírlehablarconsuacentofrancés,comiéndoselamitaddelas

palabras.Meencontrósentadodetrásdelestabloquehabíaenlacarretera15,yqueentonces era, simplemente, la carretera Bangor-Bucksport, mismamente ahí donde

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ahoraestálafábricaOrinco."Spot"nohabíamuertoaún,peroseestabaacabando,ymipadrememandóacomprarcomidaparalasgallinasalviejoYorky.Nosotrosnonecesitábamoscomidaparalasgallinasmásqueunavacaunapizarra,yyosabíamuybienporquémemandaba.

—¿Ibaamataralperro?—Mipadresabía lomuchoqueyoqueríaa"Spot"yporesomealejódecasa.

MientraselviejoYorkymeponíaelgrano,yomefuialapartedeatrásymesentéenlaviejapiedrademolinoquehabíaallí,llorando.

Judmoviólentamentelacabeza,aúnconunalevesonrisa.—EntoncessemeacercóelviejoStannyB.Lamitaddelvecindariocreíaqueera

inofensivoy laotramitad,peligroso.Suabuelohabíasido tramperoy traficantedepielesaprincipiosdel1800.ElabuelodeStannyibadesdelacostahastaBangoryDerry, llegando a veces hasta Skowhegan hacia el sur, para comprar pieles, o esodecía la gente.Llevaba ungran carromato conuna cubierta hecha de tiras de piel,como losde los charlatanesquevendíancuralotodo.Tenía crucespor todaspartes,porqueerabuencristianoy,cuandoestaba lobastanteborracho,predicabasobre laResurrección.EsodecíaStanny,aquienlegustabamuchohablardesuabuelo.

»Perotambiénteníaseñalesindias,porquecreíaquetodoslosindios,cualquieraquefuerasutribu,formabanenrealidadunasolatribu,aquelladeIsraelquedicelaBiblia que se perdió.Decía que todos los indios estaban condenados, pero que sumagiaeraeficazporque,asumanera,ellostambiénerancristianos.

»ElabuelodeStannyseguíatraficandoconlosmicmacsyhaciendonegocioconellosmuchodespuésdequelamayoríadetramperosytraficantesabandonaranosefueranaloeste,porquepagabaunpreciojustoy,segúnStanny,sesabíalaBibliadememoriadecaboarabo,yalosmicmacslesgustabaoírlehablar,porquelesdecíalasmismas palabras que les predicaban los hombres vestidos de negro antes de quellegaranloscazadoresylosgranjeros.

Judcalló.Louisesperaba.—LosmicmacshablaronalabuelodeStannyB.delcementerio,queellosyano

usabanporqueel"wendigo"habíacorrompidoelsuelo,ydeldiosPantano,yde laescalera,ydemás.

»Porcierto,enaquellaépoca,lahistoriadel"wendigo"eramuycorrienteentodoelnorte.Supongoqueellosnecesitaríanunahistoriacomoaquélla,delmismomodoquenosotros,loscristianos,hemosdetenerlasnuestras.Normamellamaríasacrílegosimeoyera;pero,Louis,eslaverdad.Aveces,cuandoelinviernoeramuylargoycrudo y la comida escaseaba, los indios del norte tenían que elegir entremorir dehambreo…hacerciertascosas.

—¿Canibalismo?—Tal vez.—Jud se encogió de hombros—. Tal vez elegían a algún viejo ya

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gastado,yasíteníancomidaporalgúntiempo.Ylahistoriaquecontabaneraqueunanoche, mientras todos dormían, el "wendigo" había pasado por la aldea ocampamento y los había tocado. Y todo elmundo sabía que el "wendigo" daba aaquellosquetocabaelgustoporlacarnedesupropiaespecie.

—Loqueequivalíaadecirqueeldiabloleshabíainducidoaello—asintióLouis.—Más o menos. Personalmente, yo sospecho que los micmacs de por aquí

tuvieronquehacerloenalgunaocasiónyqueenterraronloshuesosdelasvíctimas,unaodosoquizáunadocena,enelcementeriodeahíarriba.

—Yluegodijeronquesehabíacorrompidolatierra—murmuróLouis.—YaqueldíaStannyB.sepresentóenelalmacén,seguramenteenbuscadeuna

botella—dijoJud—.Yaveníaunpocoachispado.Lagentedecíaquesuabuelodejóalmorirmásdeunmillóndedólares…YStannyB.eraelmendigodelpueblo.Alvermellorarmedijoqueélsabíacómoarreglarelasunto,peroqueyoteníaqueservalienteyestarbiensegurodedesearqueloarreglara.

»Yo ledijequeharía cualquier cosaparaque "Spot" se curaray lepregunté siconocía a algún veterinario que pudiera conseguirlo. «Yo no conozco a ningúnveterinario,perosécómoarreglarlodetuperro—dijoél.Yañadió—:Veteacasaydiatupadrequemetaalperroenunsaco,peronoseteocurraenterrarlo,¿eh?LollevasaPetSemataryylodejasalpiedelostroncos.Cuandolohayashecho,venaavisarme.»

»Yo le pregunté de qué serviría eso, y Stanny me dijo que aquella noche mequedara despierto y que cuando él me tirara una piedra a la ventana, bajara areunirmeconél.«Yquizáseamásdemedianoche,chico.PerositeolvidasdeStannyB.yteduermes,StannyB.seolvidarádetiyentoncesadiós,perro,yalinfiernoconél.»

JudmiróaLouisyencendióotrocigarrillo.—TodoocurriótalcomodijoStanny.Cuandolleguéacasa,mipadremedijoque

habíadisparadoun tiro en la cabeza a "Spot"para ahorrarle sufrimientos.Y fue élmismoelquemehablódePetSematary.Medijosinomeparecíaque"Spot"querríaque loenterraseallíyyo lecontestéqueseguramente.Yallímefui,arrastrandoelsacoconelperrodentro.Mipadremepreguntósinecesitabaayudayyo,recordandolaspalabrasdeStannyB.,contestéqueno.

»Aquellanocheestuvedespiertounaeternidad,oasímeparecíaamí.Yasabesloque es la espera para un niño. Yo me figuraba que ya tenía que amanecer de unmomentoaotroyentonceselrelojdabalasdiez,olasonce.Unpardevecescasidiuna cabezada, pero siempre volvía a espabilarme como si alguien me hubierasacudidoporunhombrodiciendo:«¡Despierta,Jud! ¡Despierta!»Parecíaquehabíaallíalgoquequeríaasegurarsedequenomedormía.

Louisarqueó lascejas aloír esto,y Jud seencogiódehombroscomodiciendo

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queyasabíaqueeraunsolemnedisparate.—Cuando dieron las doce en el reloj del recibidor, me levanté y me quedé

esperando,vestido,sentadoalospiesdelacama,alaluzdelalunaqueentrabaporlaventana.Luego,elrelojdiolamedia,ylauna,yStannyB.novenía.Eseestúpidofrancés se ha olvidado de mí, pensé. Ya iba a desnudarme otra vez cuando en elcristaldelaventanarebotarondospiedrasqueapuntoestuvieronderomperlo.Unahizo una grieta, pero yo no la vi hasta lamañana siguiente, ymimadre no se diocuentahastaelinvierno,ypensóquehabríasidolahelada.Fueunasuerteparamí.

»Yo me lancé hacia la ventana casi volando y levanté el cristal. Las guíaschirriaroncomosólochirríancuandoeresuncríoyquieressalirdecasadespuésdelamedianoche…

Louis rió, aunque no recordaba haber deseado nunca salir de casa de noche,cuandoteníadiezaños.Peroestabasegurodequelaventanahubierachirriado.

—Yoestabasegurodequemispadrespensaríanqueestabanentrandoencasalosladrones, pero cuando seme apaciguó un poco el corazón oí quemi padre seguíaroncandoensucuarto.MeasoméyviaStannyB.enelsenderodeljardín,mirandohaciaarribaytambaleándosecomosihicieraungranvendaval,peronocorríaniunsoplo de aire.Creo que estuvo a punto de no venir, Louis, pero la borrachera quellevaba era de las que temantienenmás despierto que unmochuelo con diarrea yhacenquetodote importeunrábano.Yentoncesmedijoagritos,aunquesupongoqueélcreíaestarsusurrando:«¿Qué,chico?¿Bajasotengoquesubirabuscarte?»

»¡Sssh!,hiceyo,temiendoquesedespertaramipadreymedieralatundademivida. «¿Qué dices?», preguntó Stanny B. en un tono de voz aúnmás alto. Simispadreshubierandormidoaesteladodelacasa,Louis,dondeestamosahora,creoquemelahubieracargado.Peroestabanenlahabitacióndeatrás,laqueahoratenemosNormayyo,laquemiraalrío.

—Apuestoaquebajaríasesaescaleracomoelrayo—dijoLouis—.¿Notendríasotracerveza,Jud?—Yallevabadosmásdelcupo,peroaquellanocheesoparecíanoimportar.Alcontrario,eracasiobligado.

—La tengo. Y tú sabes dónde están —dijo Jud encendiendo otro cigarrillo.EsperóaqueLouisvolvieraasentarse—.No;nomeatrevíabajarpor laescalera.Hubiera tenidoquepasarpordelantede lahabitacióndemispadres.Medescolguéporlaenredaderalomásaprisaquepude.Estabaasustado,sí,peroenaquelmomentotemíamásamipadrequeiraPetSemataryconStannyB.

Aplastóelcigarrillo.—Allá nos fuimos los dos.Creo que StannyB. se cayó por el caminomás de

mediadocenadeveces.Realmente,estabacomounacubayolíacomosiacabaradesalirdeunbarrildewhisky.Apuntoestuvodeensartarseelcuelloenunarama.Perollevaba un pico y una pala. Cuando llegamos al cementerio, yo esperaba que me

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pasara las herramientasy se tumbara adormir la borracheramientrasyo cavaba lafosa.

»Pero,alcontrario,parecióqueseserenabaunpoco.Medijoqueteníamosquecontinuar un trecho por el bosque, más allá de los troncos, donde había otrocementerio.YomiréaStanny,queapenasseteníaenpie,miréelmontóndetroncosydije:«Túnopuedessubirporahí,StannyB.,teromperáslacrisma.»

»Y él me contestó: «Yo no voy a romperme la crisma, ni tú tampoco. Yo irédelanteytúmeseguirásarrastrandoelsaco.»Efectivamente,pasólostroncossinlamenordificultadysinmirarnidóndeponíalospies.Yofuitrasél,llevandoalperroarastras, que debía de pesar sus buenos dieciséis kilos, y yo no llegaba ni a loscuarentaycinco.Peroaldíasiguientemedolíatodoelcuerpo.Apropósito,¿cómotesientestúhoy?

Louismoviólacabezaafirmativamentesindecirnada.—Seguimosandandoyandando—dijoJud—.Amímeparecíaqueelcaminono

seacababanunca.Entonceslosbosquesimpresionabanaúnmásquehoy.Habíamáspájaros chillando en los árboles, pájaros que uno no conocía.Ahora hay animales,pero casi todo son ciervos,mientrasque entonceshabía alces, yosos, y linces.Yoarrastrabaa"Spot".Alcabodeunratomedioporpensarquenoestabasiguiendoalviejo StannyB., sino a un indio. Seguía a un indio que de unmomento a otro sevolvería enseñandounosdientesmuyblancosyunosojosmuynegros, con la carapintadaconeseungüentoquehacían los indiosdegrasadeoso,yqueen lamanotendríaun "tommahawk"hechoconunapiedra afilada atada con tirasdepiel a unmango de madera de fresno y que me agarraría por el cuello y me arrancaría lacabellera,llevándosemediocráneo.Stannyyanosetambaleabanisecaía,sinoquecaminabaderechoyconlacabezaalta,yesofueloquemediolaideadelindio.PerocuandollegamosalbordedeldiosPantanoyélsevolvióparahablarme,entoncesviqueeraStannydesdeluego,yquesiahoranotropezabanisecaíaeraporqueteníamiedo.Delmiedoselehabíapasadolaborrachera.

»Medijo lomismoqueyo tedije a ti anoche, acercade los somormujosydelfuegodeSanTelmoyquenoteníaquehacercasoanadadeloquepudieraveruoír.Y,sobretodo,sialgotehabla,túnocontestes.Yempezamosacruzarelpantano.Yvayasivi.Novoyadecirteloquevi,perodesdequeteníadiezañosheestadoallícincovecesmásynuncahevistonadaigual.Niloveré,Louis,porqueladeanochefuemiúltimavisitaalcementeriomicmac.

«Yonoestoyaquísentadocreyéndometodasestascosas,¿verdad?—sepreguntóLouiscasiconsorna.Lastrescervezasquellevabaleayudabanaadoptaraqueltonoligero, o que a él le sonaba ligero—. Yo no me creo esta novela de tramperosfranceses,cementeriosindios,deesacosallamada"wendigo"ymascotasresucitadas,¿verdad?Quéporras,elgatoquedóinconsciente.Uncocheledioungolpeylodejó

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atontado,esoestodo.Lodemássonmonsergasdeviejo.»Peronoloeran,yLouislosabía.Yesonolomodificabantrescervezas,nitreinta

ytres.Church estabamuerto, ésa era una; ahora estaba vivo y ésa era otra; el animal

habíacambiado,habíacambiadoapeor,yésaeralatercera.Habíaocurridoalgo.Judquisocorresponderaloqueélconsiderabaunfavor…,perolamedicinaquesedabaenelcementeriomicmacnoeratanbuenaalfinyalcabo,yloqueLouisveíaahoraenlosojosdeJudledecíaqueelviejolosabía.Louispensóenloquehabíavisto—ocreído ver— la víspera en los ojos de Jud.Aquellamirada regocijada ymaliciosa.Ahorarecordabahaberpensadoque talveznofueraJudquien tomóladecisióndellevaraLouisyalgatodeEllieenaquellaexpediciónnocturna.

«Sinofueél,entonces,¿quién?»,sepreguntó.Alnoencontrarrespuesta,Louisdesechólapregunta.

—Enterréa"Spot"yconstruíun"cairn"—prosiguióJudllanamente—.Cuandoterminé,StannyB.dormía comoun leño.Tuveque sacudirlede firmeparaque sedespertara,perocuandollegamosalpiedeesoscuarentaycuatroescalones…

—Cuarentaycinco—murmuróLouis.—Ajá—asintióJud—.Cuarentaycinco,¿verdad?Cuandollegamosalpiedelos

cuarentaycincoescalones,elhombreandabaotravez tan ligerocomosiestuvierasobrio. Regresamos por el pantano, los bosques y el montón de troncos, y luegocruzamos la carretera y llegamos ami casa.Me parecía que habían pasado por lomenosdiezhoras,peroaúneranochecerrada.

»«¿Yahora,qué?»,preguntéaStannyB.«Ahoratúnotienesmásqueesperar»,me dijo él, y se marchó haciendo eses otra vez. Supongo que aquella noche éldormiríadetrásdelalmacén.Porcierto,StannyB.muriódosañosantesquemiperro"Spot". El hígado se le descompuso y lo envenenó. El 4 de julio de 1912, doschiquillosloencontraron,mástiesoqueunatizador,detrásdelalmacén.

»Pero,aquellanoche,yotrepéhastalaventanademicuartoporlaenredadera,memetíenlacamaymequedédormidoencuantolacabezamecayóenlaalmohada.

»A lamañana siguiente, nomedesperté hasta casi las nueve.Mimadre estaballamándome.Mipadretrabajabaenelferrocarrilysehabríaidoalasseis.—Judseinterrumpióunosmomentos,pensativo—.Mimadrenoesquemellamara,Louis,esquechillabaminombre.

Judseacercóal frigorífico,sacóunaMiller'sy laabrióconel tiradordelcajónsituadodebajodelacajadelpanylatostadora.Alaluzdelalámparadeltecho,teníala cara amarilla como de nicotina. Bebiómedia cerveza, soltó un eructo que sonócomoun cañonazo ymiró por el pasillo hacia la habitación donde dormíaNorma.Luego,mirandoaLouis,dijo:

—Mecuesta trabajohablarde esto.Hepensadomuchoen ello, durante añosy

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años, pero nunca se lo conté a nadie. Los que sabían lo ocurrido tampoco mehablabande ello.Más omenos, lomismoocurre con el sexo.Si te lo cuento a ti,Louis, es porque ahora tú tienes un animal diferente. No forzosamente peligroso,pero…diferente.¿Notehasdadocuenta?

Louis recordó el torpe salto que había dado Church al bajar del inodoro,golpeándose el costado contra la bañera, recordó aquellos ojos turbios y casiestúpidos,aunquenodeltodo,fijosenlossuyos.

Alfinasintió.—Cuando llegué abajo, encontré a mi madre acorralada en un rincón de la

despensa,entrelaneverayunmostrador.Habíaenelsuelounacosablanca…,unascortinas que ella iba a colgar. En la puerta de la despensa vi a "Spot", mi perro.Estaba cubierto de tierra y con las patas llenas de barro. Tenía el pelo del vientrepegadoyenredado.Nogruñíanisemovía;sóloestabaallíparado,pero,queriendoosinquerer,amimadrelahabíaasustado.Estabaaterrorizada,Louis.Noséloquetúsentiríasportuspadres,Louis,peroyoqueríamuchoalosmíos.Laideadequehabíahechoalgoquehabíapuestoamimadreenaquelestado,meimpidióalegrarmedevera"Spot".Nisiquieraestabasorprendido.

—Conozcolasensación—dijoLouis—.CuandoviaChurchestamañana,yo…Meparecióalgo…—seinterrumpió.«¿Perfectamentenatural?»Fueronlasprimeraspalabras que se le ocurrieron, pero no eran las más indicadas—…que tenía quesuceder.

—Sí—dijo Jud. Encendió otro cigarrillo. Lasmanos le temblaban un poco—.Cuandomimadremevio,todavíasinvestir,megritó:«¡Dadecomeratuperro,Jud!Tuperrotienequecomer.¡Llévateloantesdequeensucie,lascortinas!»

»Recogíunassobrasylellamé.Alprincipio,novenía.Eracomosinosupierasunombre,yyocasipensé:«Éstenoes"Spot".Esunperrovagabundoqueseleparece,nadamás…»

—¡Sí!—exclamóLouiscontantavehemenciaquesesorprendióasímismo.Judasintió.—Peroalasegundaoterceravezdellamarle,acudió.Vinocomomovidoporun

resorte.Ycuandolosaquéalporche,tropezóconlapuertaycasisecae.Secomiólassobras, mejor dicho, las devoró. Entonces ya se me había pasado la primeraimpresiónyempezabaahacermeunaideadeloocurrido.Mearrodilléy leabracé.Estabacontentodevolveraverle.Duranteunsegundo,sentímiedoaldarmecuentadequeestabaabrazándoley…Talvez fueran sólo imaginaciones,peromeparecióqueelperrogruñía.Fuesólounsegundo.Luego,melamiólacaray…

Judseestremecióyapurólacerveza.—Louis,teníalalenguahelada.Eracomosialguienmepasaraporlamejillauna

carpamuerta.

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Losdoshombressequedaronensilenciounosinstantes.Luego,Louisdijo:—Continúa.—Cuandohubocomido,saquéunbarreñoviejoqueteníamosparaélylediun

baño.A"Spot"nuncalegustóelbaño.Porreglageneral,teníamosquebañarloentremipadreyyo,yacabábamoslosdossincamisayconelpantalónchorreando,ymipadre, echando pestes, y el perro, con ese aire compungido que suelen tener losperros.Y casi siempre se iba directamente a revolcarse en la tierra y se sacudía allado de la ropa quemimadre tenía tendida, llenando de tierra las sábanas, y ellaentoncesnosgritabaqueeldíamenospensadoledispararíauntiroalperro.

»Pero,aqueldía,"Spot"sesentóenelbarreñoymedejóhacer.Nosemovióparanada.Amínomegustóaquello.Eracomo…,comobañaruntrozodecarne.Luego,losequébienconunatoallavieja.Vilasseñalesdelaalambrada.Teníahendidurasenlacarney,aunquenoestabancubiertasdepelo,parecíancicatricesdemásdecincoaños,nosésisabesloquequierodecir.

Louisasintió.Ensuprofesión,habíavistoaquellascicatriceshendidas.Eracomosi la carne no acabara de crecer. Ello le hizo pensar en las tumbas de sus días deaprendizdeenterrador,yenquesiemprefaltabatierrapararellenarlas.

—Luegolemirélacabeza.Allí,detrásdelaoreja,teníaunpequeñohoyo,peroestabacubiertodepeloblanco.

—Dondetupadreledisparó—dijoLouis.—Aja.—Untiroenlacabezanosiempreesdefinitivo,Jud.Haysuicidasfrustradosque

vegetan en los hospitales, alimentados por tubos, y otros que andan por ahí tanfrescos.Yesqueelproyectilpuederebotarenelcráneo,desplazarsepegadoaélensemicírculoysalirporelotroladosinpenetrarenelcerebro.Yoviaunhombrequese disparó un tiro encima del oído derecho y murió porque la bala le atravesó layugular,despuésdedar todalavueltaa lacabeza.Latrayectoriade labalaparecíaunacarretera.

Judasintiósonriendo.—Sí,leíalgoparecidoenunperiódicodeNorma,el"Star"oel"Enquirer".Pero

simipadredecíaque"Spot"estabamuerto,esqueestabamuerto,Louis.—Deacuerdo.—¿Estabamuertoelgatodetuhija?—Amímeparecióquesí.—Unpocomásdeprecisión,Louis,queeresmédico.—Soymédico,peronoDios.Estabaoscuro…—Sí,estabaoscuro,ylacabezalegirabacomosituvieracojinetes,ycuandolo

levantaste del suelo, estaba pegado al hielo, Louis. Hizo un ruido como deesparadrapo.Loqueestávivonosuenaasí.Paranofundirelhieloquetienesdebajo

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hasdeestarmuerto.Enlahabitacióncontigua,elrelojdiolasdiezymedia.—¿Qué dijo tu padre al volver a casa y ver el perro? —preguntó Louis con

curiosidad.—Yoestabaeneljardín,jugandoalascanicasyesperándole.Mesentíacomosi

hubierahechoalgomaloysupieraque,probablemente,ibaarecibirunosazotes.Élcruzólaverjaaesodelasocho,consumonodepetoylagorradecotín…¿Sabesloquequierodecir?

Louisasintióahogandounbostezoconeldorsodelamano.—Sí—dijoJud—.Sehacetarde.Tengoqueabreviar.—Noestantarde—dijoLouis—.Loqueocurreesquellevomáscervezasdelas

queacostumbro.Continúa,Jud,yaturitmo.Esomeinteresa.—Mipadrecruzólaverjabalanceandolafiambreraporelasaysilbando.Estaba

oscureciendo,peromevioydijo:«¡Hola,Judkins!»comosiempre,yluego:«¿Dóndeestá…?»

»No dijomás, porque entonces "Spot" salió de la sombra, no venía corriendo,comosiempre,dispuestoabrincardealegría,sinoandandodespacioymoviendolacola.Mi padre dejó caer la fiambrera y dio un paso atrás. Creo que hubiera dadomedia vuelta y echado a correr, pero su espalda tropezó con la cerca y se quedóquieto,mirandoalperro.Ycuando"Spot"sealzóporfinsobreloscuartostraseros,mipadreletomólapatascomosifueranlasmanosdeunaseñoritaconlaquefueraabailar.Sequedómirandoalperromuchoratoyluegomemiróamíydijo:«Necesitaunbaño,Jud.Aúntieneelhedordelatierraenlaqueloenterraste.»Yentróencasa.

—¿Ytúquéhiciste?—preguntóLouis.—Darleotrobaño.Yélloaceptó,sentadoenelbarreño.Ycuandoentréencasa

mimadreyasehabíaacostado,apesardequenoeranlasnuevetodavía.Mipadremedijo:«Tenemosquehablar,Judkins.»Yomesentéfrenteaél,yélmehablócomoaunhombre,porprimeravezenmivida,mientrasdelotroladodelacarretera,dondeahoraestátucasa,veníaelperfumedelamadreselvay,denuestropropiojardín,eldelasrosassilvestres.—JudCrandallsuspiró—.Yosiemprepenséquemegustaríaqueélmehablaraasí,perono,nomegustónada.Lodeestanoche,Louis,hasidocomoasomarseaunespejoqueestácolocadofrenteaotroespejoyverseproyectadoporuninterminablecorredor.Mepreguntocuántasvecessehabrátransmitidoestahistoria.Unahistoriaen laquesólocambianlosnombres.Escomolacosadelsexo,¿noteparece?

—Tupadrelosabía.—Aja. «¿Quién te ha llevado allí arriba, Jud?»,me preguntó.Yo se lo dije.Él

movió la cabeza comodando a entender queya se lo había figurado.Noobstante,después averigüé que en aquel tiempo había en Ludlow seis u ocho personas que

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hubieranpodidollevarme.SupongoquepensóqueStannyB.eraelúnicoqueestabalobastantelococomoparahacerlo.

—¿Lepreguntasteporquénotehabíallevado"él",Jud?—Sí;durantenuestralargaconversacióndeaquellanocheselopregunté,yélme

dijoqueeraunlugarmalo,muymalo,yquecasinuncalehacíabiennialagentequehabíaperdidoasuanimalnialanimal.Mepreguntósimegustaba"Spot"talcomoestabay,Louis,mecostómuchotrabajocontestaraesto…Ytengoquedecirteloqueyosentíentonces,porquetúvasapreguntarmeahoraporquétellevéallísisabíaqueelsitioeramalo,¿no?

Louis asintió. ¿Qué pensaría Ellie de Church cuando regresara?Aquella tarde,mientrasjugabaconSteveMasterton,nopodíapensarenotracosa.

—Quizálohiceporquealosniñoslesconvienesaberqueavecesespreferiblelamuerte—dijoJudlentamente—.EsoesalgoquetuEllieignora,seguramenteporquesumadreloignoratambién.Dimequeestoyequivocadoylodejamos.

Louisabriólabocayvolvióacerrarla.Judsiguióhablandomuydespacio,pasandodeunapalabraaotracomopasarala

vísperasobrelasondulacionesdelpantano.—Lohevistovariasvecesenelcursodelosaños—dijo—.Meparecequeyate

contéqueLesterMorganenterróallíarribasutorocampeón.Eraderazablackangusysellamaba"Hanratty".¿Nocreesqueesunnombreridículoparauntoro?Muriódeunaúlcerainterna,yLesterlosubióhastaallíenuntrineo.Nosécómopudollegar,nimeexplicocómopasaríaelmontóndetroncos.Perodicenquequererespoder,yporloquerespectaaesecementerio,creoqueesverdad.

»Bien, "Hanratty"volvió,peroLester lepegóun tiroa lasdos semanas.Aqueltorosevolviómalo,realmentemalo.Queyosepa,eselúnicoanimalalquelepasóeso.Lamayoríaparecensólo…unpocotontos…,unpoco…lentos…,unpoco…

—¿Unpocomuertos?—Aja.Unpocoraros.Unpocomuertos.Comosihubieranestadoenalgúnsitioy

nohubieranvueltodeltodo.Perotuhijanosabenada,Louis.Nosabequealgatolomatóuncocheyluegovolvió.Ytúmedirásqueaunacriaturanoselepuedeenseñarunalecciónsiellanosabeloquetienequeaprender.Aunque…

—Aunque a veces sí se puede—dijoLouis, hablandomás consigomismoqueconJud.

—Sí;avecessísepuede.Ellanotaráalgo.SedarácuentadequeChurchestabamejorantes.Talvezaprendaalgo sobreel carácterde lamuerte,queesallídondeterminaeldoloryempiezanlosbuenosrecuerdos.Quenoeselfinaldelavida,sinoelfinaldeldolor.Notienesquedecirleesascosas.Ellasolalasdescubrirá.

»Y, si se parece amí, seguirá queriendo a su animalito. El gato no se volverámalo, ni morderá, ni nada de eso. Ella seguirá queriéndole… y sacando

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conclusiones…ysuspiraráaliviadacuandoelanimalsemueraporfin.—Por eso me llevaste allí—dijo Louis. Ahora se sentía mejor. Ya conocía la

explicación.Eraunpocovagayseapoyabamásenlossentimientosqueenlarazón;pero,dadas las circunstancias, estabadispuestoaadmitirla.AhorayapodíaolvidaraquellaexpresiónquecreyóverfugazmenteenlacaradeJudlanocheantes…,aquelsiniestroymaliciosoregocijo—.Estábien.Esto…

De pronto, con una brusquedad pasmosa, Jud se cubrió la cara con lasmanos.Louispensóquelehabíadadoalgúnataque,yfuealevantarse,alarmadocuando,alobservarlasconvulsionesdesupecho,comprendióqueelancianoestabatratandodecontenerlossollozos.

—Esporesoynoesporeso—dijoconvozahogada—.Lohicepor lamismarazónqueStannyB.yqueLesterMorgan.LesterllevóallíaLindaLevesquecuandoatropellaronasuperro.Ylallevóapesardequehabíatenidoquemataraltoroporperseguiraloschicosporelcampocomounloco.Lohizoapesardetodo,"apesardetodo",Louis.—Judcasigemíaahora—.¿Cómodiablosteexplicaseso?

—Jud,¿dequéestáshablando?—preguntóLouis,alarmado.—Lester y Stanny lo hicieron por lo mismo que yo. Lo haces porque algo se

apodera de ti. Lo haces porque ese cementerio es un lugar secreto, y quierescompartirconalguienesesecretoycuandoencuentrasunarazónqueseteantojalobastantebuena,puesentonces…—JudbajólasmanosymiróaLouisconunosojosqueparecíanincreíblementeviejosycansados—.Entonceslohacesyseacabó.Ylasrazonestelasinventas…Yesquelohacesporquequiereshacerlo.Oporquetienesquehacerlo.Mipadrenomellevóporqueélhabíaoídohablardelsitio,peronohabíaestadoallí.StannyB.,sí…,ymellevóamí…Ysetentaañosdespués…,depronto…

Judmoviólacabezayahogóunatossecaconlapalmadelamano.—Escúchame—dijo—.Escúchame,Louis.EltorodeLesteres,queyosepa,el

únicoanimalquesevolviómalodeverdad.PuedequeelpequinésdeMissLevesquemordiera un día al cartero, después… Y hubo alguna que otra cosa más… deanimalesquesevolvíanhuraños…,pero"Spot"fuesiempreunbuenperro.Siempresiguióoliendoatierra,pormásquelobañara,peroeraunbuenperro.Mimadrenovolvióatocarlonuncamás,peroeraunbuenperro.Ahorabien,Louis,siestanochetúcogesalgatoylomatas,yonodiréniunapalabra.

»Ese sitio… De pronto sientes que te domina… y fabricas las razones máslindas…, pero he podido equivocarme, Louis. Es lo único que puedo decir. Lesterpudoequivocarse.StannyB.pudoequivocarse.Quédiablo,yotampocosoyDios.YesodedevolverlavidaalosmuertosespisarleelterrenoaDios,¿no?

Louisvolvióaabrirycerrarlaboca.Loqueibaadecirhubierasonadomal,muymal,yhubierasidocruel:«Jud,yonopasétodoaquelloparaluegomataralcochinogato.»

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Jud terminó su cerveza y alineó cuidadosamente el envase con todos los quehabíanvaciadoaquellanoche.

—Yesoestodo,creoyo—dijo—.Semeacabólacuerda.—¿Puedohacertesólootrapregunta?—preguntóLouis.—Adelante.—¿Nuncaenterraronahíarribaaunapersona?El brazo de Jud se movió convulsivamente, cayeron al suelo dos botellas de

cervezayunaserompió.—¡PorlosclavosdeCristo!—exclamó—.¡No!¡Nipensarlo!¡Deesascosasni

sehabla,Louis!—Erasimplecuriosidad—dijoLouis,violento.—Haycosasqueesmejornotocarniporcuriosidad—dijoJudCrandall,ypor

primeravez,LouisCreedloviorealmenteancianoydesvalido,comosiestuvieraalbordedesupropiatumbareciénabierta.

Ydespués,yaencasa,Louis reparóenotromatizdelaspectoque tenía Judenaquelmomento.

Dabalaimpresióndeestarmintiendo.

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Louisnosediocuentadequeestababorrachohastaquellegóasugaraje.Fuerahabíaestrellasyunagélidacortezade luna.Nodabanclaridadsuficiente

comoparaproyectarsombras,peroseveíabastantebien.Enelgaraje, laoscuridadera total.El interruptorde la luz teníaqueestarpor allí, peromaldito si recordabadónde. Avanzaba despacio, arrastrando los pies. Le daba vueltas la cabeza. Louistemíadarseungolpeenlarodillaotropezarconalgúnjuguete.Yaleparecíasentirelsobresaltodelchoqueytalvezdelacaída.LabicicletadeEllie,consusruedecitasrojasdeapoyo,elcarritodeGage…

—¿Dóndeestabaelgato?¿Lohabíadejadodentro?Perdióelrumboychocócontralapared.Unaastillalearañólapalmadelamano

y él gritó: «¡Mierda!» en la oscuridad, y enseguida se dio cuenta de que su vozsonabamás asustada que furiosa. Todo el garaje parecía haber dadomedia vueltadisimuladamente. Ahora no era ya el interruptor; ahora no encontraba nada, nisiquieralajodidapuertadelacocina.

Empezóaandarotravez,lentamente.Leescocíalapalmadelamano.«Escomoestarciego»,pensó,yesolehizorecordarunconciertodeStevieWonderalquefuecon Rachel… ¿Cuándo? ¿Seis años atrás? Pues sí, aunque parecía imposible. EllaesperabaaEllie.DostiposacompañaronaWonderhastaelsintetizador,guiándoledemanera que no tropezara con los cables tendidos por el suelo del escenario. Ydespués, cuando él se levantó para bailar con una de las chicas del coro, ella lecondujo cuidadosamente hacia una zonadespejada.ALouis le pareció quebailabamuybien;peronecesitóunamanoqueleguiara.

«Loqueyonecesitoahoraesunamanoquemeguíehastalapuertadelacocina»,pensó…yseestremecióbruscamente.

Siahora tropezabaconunamanoen laoscuridad,empezaríaagritar,agritar,agritar.

Sequedómuyquieto,conelcorazónalborotado.«Andaya—sedijo—,déjatedepuñetas,vamos,vamos…»

«¿Dóndeestaráesejodidogato?»Entonces tropezó con algo: el parachoques trasero del Civic y el dolor de la

espinilla hizo que se le saltaran las lágrimas. Se frotó la pierna,manteniéndose enequilibrio sobre un solo pie, como una cigüeña. Por lo menos, ahora se habíaorientado.Lageografíadelgarajevolvíaaestarclara.Además,susojosempezabanaacostumbrarsealaoscuridad.Ahorarecordabaqueelgatosehabíaquedadodentro,queélnosesintióconánimodetocarlo,levantarlodelsuelo,dejarlofuera…

Y fue entonces cuando el pelo suave y caliente deChurch le rozó el tobillo yaquellacolarepugnantelerodeólapantorrillaconmovimientodeserpiente.YLouis

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gritó,abriómucholabocaygritó.

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—¡Papi!—chillóEllie.Corría hacia él por el pasillo de desembarque, sorteando a los demás pasajeros

conregatesdefutbolista.Lamayoríaseapartabasonriendo.Louissesintióunpococohibidoantetantavehemencia,peronotóqueasucaraasomabaunasonrisaampliayboba.

RachelllevabaaGageenbrazos.ElniñoleviocuandoElliegritó:—¡Payii!—aulló con exuberancia, debatiéndose en los brazos de Rachel. Ella

sonrió(conunpocodecansancio,segúncreyóadvertirLouis)ylopusoenelsuelo.Elniñocorriótrasellamoviendosuspiernasregordetas—.¡Payii!¡Payii!

LouisaúntuvotiempodeadvertirqueGagellevabaunpichinuevo—otragraciadelabuelito,pensó—antesdequeEllieleembistierayempezaraatreparporélcomoporunárbol.

—¡Eh,papi!—vociferó,dándoleunbesotanfuertequeestuvoreseñándoleeneltímpanoporlomenosquinceminutos.

—Hola,cariño—dijoél,agachándoseparalevantaraGageyabrazándolosalosdos—.Yateníaganasdeveros.

Rachelllegójuntoaellos.Traíalabolsadeviajeyelbolsocolgadodeunbrazoylabolsade lospañalesdeGageenelotro.PRONTOSERÉMAYORse leía en labolsadepañales,fraseque,sinduda,teníaporobjetoanimaralospadresmásquealusuario de los pañales. Parecía una fotógrafo profesional al regreso de una larga yagotadoramisión.

Louis,conunniñoencadabrazo,lediounbesoenloslabios.—Hola.—Hola,doctor—sonrióella.—Parecesreventada.—Estoyreventada.FuimoshastaBostonsincomplicaciones.Hicimostransbordo

sin complicaciones. Despegamos sin complicaciones. Pero, cuando volábamos porencimadelaciudad,Gagemiraabajo,dice«Corre,corre»ysevomitaencima.

—Oh,Dios—gimióLouis.—Lecambiéenellavabo.Nocreoqueseaunvirus.Seguramente,semareó.—Vamosacasa—dijoLouis—.Tengounoschilesenelfuego.—¡Chiles!¡Chiles!—vociferóElliealoídodeLouis,enuntransportedejúbilo.—¡Chiche!¡Chiche!—gritóGage,perforándoleelotrotímpano.—Ahoravamosarecogerlasmaletasyandando—dijoLouis.—Papi,¿cómoestáChurch?—preguntóElliecuandoélladejóenelsuelo.Louisestabapreparadoparaestapregunta,peronoparaelgestodeansiedadniel

profundoplieguedepreocupaciónquevioentrelosojosazuloscurodesuhija.Louis

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fruncióelentrecejoymiróaRachel.—LaotramañanaElliesedespertóllorando—dijoRachelenvozbaja—.Tuvo

unapesadilla.—SoñéqueatropellabanaChurch—dijoEllie.—Demasiadosbocadillosdepavo, seguramente—dijoRachel—.También tuvo

un poco de diarrea. Tranquilízala, Louis, y vámonos de aquí. Durante esta últimasemanahevistoaeropuertossuficientesparacincoaños.

—Bueno,Churchestábien,cariño—dijoLouislentamente.«Muybien,sí.Sepasaeldía tumbadopor toda lacasa,mirándotecon losojos

turbios, como si hubiera visto algo que pulverizó por completo su inteligencia degato.Estáestupendamente.Porlasnocheslosacoempujándoloconlaescobaparanotocarlo.Escomosilobarriera,yélsemarcha.Yelotrodía,cuandoleabrílapuerta,Ellie,teníadelanteunratón…,oloquequedabadeél.Sehabíazampadolasvísceraspara desayunar. Y, a propósito de desayuno, aquel día yo me lo salté. Por lodemás…»

—Estámuybien.—Oh—dijoEllie, y desapareció el pliegueque tenía entre losojos—.Uf, qué

alegría.Cuandotuveaquelsueño,estabaseguradequehabíamuerto.—¿Deverdad?—sonrióLouis—.Soncuriososlossueños.—¡"Chueños"!—aullóGage.Estabaenlafasedelacotorra,queLouisrecordaba

de cuandoEllie empezaba a hablar—. ¡"Chueños"!—Y le dio un efusivo tirón depeloquecasilehizollorar.

—Vámonos,tropa—dijoLouis.Ysefueronhacialazonadeequipajes.EstabanllegandoalcochecuandoGageempezóadecir:«Corre,corre»,conuna

vozfinaehiposa.EstavezvomitóencimadeLouisque,parairaesperarasufamilia,sehabíapuestosupantalónnuevodetricotdoblefaz.Alparecer,paraGage«corre,corre»erasinónimode:«Losientomucho,perotengoquevomitar,conquehaganelfavordeapartarse.»

Yresultóque,efectivamente,eraunvirus.

***

Cuandohabíanrecorridolosveinticincokilómetrosqueseparabanelaeropuertode Bangor de su casa de Ludlow, Gage empezaba amostrar síntomas de fiebre yhabíacaídoenunsueño intranquilo.LouisentróenelgarajedandomarchaatrásyporelrabillodelojovioaChurchdeslizarsepegadoalaparedconlacolalevantaday sus extraños ojos fijos en el coche. El gato desapareció al sol de la tarde y, unmomentodespués,Louisdescubrióunratóndespanzurradojuntoaunapiladecuatroneumáticos; había hecho poner los neumáticos de invierno mientras Rachel y los

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niñosestabanfuera.Lasvíscerasdelratónrelucíanconunafosforescenciarosadaenlapenumbradelgaraje.Ylefaltabalacabeza.

Louis se apeó rápidamente y tropezó adrede con los neumáticos. Los dos deencimacayerontapandoelratón.

—¡Pumba!—exclamó.—Eresunpato,papi—dijoElliecariñosamente.—Tienesrazón—dijoLouisconforzadajovialidad.Teníaganasdedecir«corre,

corre» y echar todo lo que tenía dentro del cuerpo—. Papi es un pato.—Que élrecordara, antes de su extraña resurrección, Church sólo había matado un ratón.Generalmente,losacorralabayjugabaconellosalamacabramaneradelosgatosquesolíaterminarentragedia;perocasisiempreél,RachelolapropiaEllieinterveníanantesdelfinal.YLouissabíaque,unavezcapado,ungatoselimitabaamiraralosratonesconciertointerés.Eso,siestababienalimentado.

—¿Piensas quedarte ahí, soñandodespierto, o vas a venir a ayudarme con esteniño? —preguntó Rachel—. Regrese ya del planeta Mongo, doctor Creed. Losterrícolaslenecesitan.—Parecíacansadaeirritable.

—Perdona,nena—dijoLouis.TomóenbrazosaGagequeestabaardiendo.Porlotanto,sólotrespersonasdegustaronaquellanochelosfamososchilesala

sureña de Louis. Gage, febril y apático, estaba recostado en el sofá de la sala,mirandounprogramadedibujosanimadosdelateleytomandounbiberóntibiodecaldodepollo.

Despuésdelacena,EllieseacercóalapuertadelgarajeyllamóaChurch.Louis,queestabafregandoloscacharrosmientrasRacheldeshacíalasmaletasenelpisodearriba, pensó que ojalá el gato no acudiera; pero acudió. Entró con su nuevo ydesgarbadocontoneocasienseguida,comosi…,comosihubieraestadoacechando.Acechando.Lapalabrabrotóespontáneamente.

—¡Church!—exclamó Ellie—. ¡Hola, Church!—Levantó al gato y lo abrazó.Louislaobservabaporelrabillodelojo.Susmanos,quebuscabanloscubiertosquepudieranquedarenelfondodelfregadero,sehabíanquedadoinmóviles.Viocómolaexpresión de dicha de Ellie se mudaba lentamente en perplejidad. El gato estabaquieto,conlasorejasgachas,mirándolaalosojos.

Al cabo de un largomomento—aLouis le pareció larguísimo—.Ellie dejó algatoenelsuelo.Elanimalsefuealcomedorsinmiraratrás.«Verdugoderatones—pensóLouisdistraídamente—.Oh,Dios,¿quéesloquehicimosaquellanoche?»

Conlamejorvoluntad,tratabaderecordarlo,perotodoaquelloseleantojabayatanlejanoyborrosocomolaturbulentaescenadelamuertedeVíctorPascowenlasala de espera de la enfermería. Recordaba ráfagas de viento cruzando el cielonocturnoyelresplandordelanieveenlaexplanadadeatrás.Nadamás.

—¿Papi?—dijoEllieconvozapagada.

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—¿Sí,Ellie?—Churchhueleraro.—Ah,¿sí?—dijoLouisconestudiadaindiferencia.—¡Sí! —respondió Ellie, apenada—. Sí. Él nunca había olido así. Huele a…

Hueleacaca.—Sehabrárevolcadoenalgunaporquería,cariño—dijoLouis—.Eseoloryase

lequitará.—Asílo"espero"—dijoEllieconcómicavozdegrandama.Ysefue.Louisencontróelúltimotenedor,lofregóytiródeltapón.Sequedómirandopor

laventanamientrassevaciabaenelfregaderoconungorgoteo.Cuandoseapagóelsonidodeldesagüe,Louisoyósilbarelvientoqueveníadel

norte trayendo el invierno, y comprendióque estaba asustado, tontamente asustadosinsaberporqué,comocuandounanubecubredeprontoelsolyoyesuncrujidoquenosabesdedóndeviene.

***

—¿Treintaynueve?—preguntóRachel—.¡Jesús,Louis!¿Estásseguro?—Esunvirus—dijoLouis.Tratódenoirritarseporel tonodeRachel,queera

casiacusador.Estabacansada.Habíatenidoundíaagotador.Habíacruzadolamitadde la nación con los dos niños, ahora eran las once de la noche y aún no habíaterminado la jornada. Ellie dormía profundamente en su habitación. Gage estabaacostado en la cama de matrimonio, aletargado. Hacía una hora, Louis habíaempezadoadarleLiquiprin—.Laaspirinalebajará lafiebre.Mañanaestarámejor,cariño.

—¿Nopiensasdarleampicilinaninadadeeso?—Se lo daría si tuviera gripe o una infección por estrepto —dijo Louis

pacientemente—.Peronoesasí.Setratadeunvirus,yesonosirveparalosvirus.Noserviríamásqueparadarlediarreaydeshidratarlemásaún.

—¿Estássegurodequeesunvirus?—Siquieresotraopinión,podemoscelebrarconsulta—dijoLouisásperamente.—¡Hazelfavordenogritarme!—gritóRachel.—¡Notehegritado!—gritóLouisasuvez.—Claro que sí —dijo Rachel—. Me has gri-gri-gritado. —Empezaban a

temblarle los labios y se llevó una mano a la cara. Louis reparó entonces en susprofundasojerasysesintióavergonzadodesímismo.

—Perdona —dijo, sentándose a su lado—. No sé lo que me pasa, ¡canastos!Perdóname,Rachel.

—Notelamentesnidesexplicaciones—sonrióelladébilmente—.¿Noesesolo

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quemedijisteunavez?Elviajehasidoagotador.Yestabatemiendoquecogieraselcielo con lasmanos cuando vieras el armario deGage. Serámejor que te lo digaahora,mientrasmetieneslástima.

—¿Porquétengoquecogerelcieloconlasmanos?Ellasonriótímidamente.—Mispadreslehancompradodiezconjuntos.Hoyllevabauno.—Yamedicuenta—dijoLouislacónicamente.—Yyomedicuentadequetedabascuenta—repusoellafrunciendoelentrecejo

enuncómicogestodeenfadoquelehizoreírsinlamenorgana—.YtambiénseisvestidosparaEllie.

—¡Seisvestidos!—exclamóél,dominandoel impulsode lanzarunalarido.Depronto sentía un furor violento,malsano y un dolor vivo y profundo que no podíaexplicar—.Rachel,¿porqué?¿Porquéseloconsentiste?Nosotrosnonecesitamos…Nosotrospodemoscomprar…

Calló.Laindignaciónlehabíadejadosinpalabras.Duranteunmomento,sevioasímismoacarreandoatravésdelbosqueelgatomuerto,cambiandodemanolabolsadeplástico…Y,mientrastanto,IrwinGoldman,aquelindecentepedazodecabritodeLake Forest, trataba de comprar el amor de su hija a golpes de su archifamosotalonarioyarchifamosaestilográfica.

En aquel momento, Louis estuvo a punto de gritar: «Él le ha comprado seisvestidos,peroyohehechoquesucochinogato resucitaradeentre losmuertos,asíque,¿cuáldelosdoslaquieremás?»

Setragólaspalabras.Élnuncadiríanadasemejante.Nunca.Rachelleacariciósuavementelanuca.—Louis,nofuesólomipadre;fueronlosdos.Tratadecomprenderlo.Porfavor.

Mis padres quierenmucho a los niños, y casi nunca los ven. Además, estánmuyviejos,Lou.Amipadrenoloreconocerías.Deverdad.

—Síloreconocería—murmuróLouis.—Cariño,compréndelo.Tratadehacertecargo.Tratadesercaritativo.Notehará

ningúndaño.Éllamirólargamente.—Puesmehacedaño—dijoalfin—.Talveznotengaporquéhacérmelo,pero

mehacedaño.Ellaabriólabocaparacontestar,yentoncesElliegritódesdesucuarto:—¡Papi!¡Mami!¡Quevengaalguien!Rachelfuealevantarse,peroLouisseloimpidió.—Tú quédate con Gage. Yo iré. —Creía saber lo que ocurría. Pero ya había

sacadoalgato,¡maldito!DespuésdequeElliesubieraaacostarse,loencontróenlacocinahusmeandosuplatoylosacódelacasa.Noqueríaqueelgatodurmieraconla

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niña.Eso,nuncamás.LaideadequeelanimalsubieraalacamadeEllielesugeríapensamientosdeenfermedadysuscitabarecuerdosdelafunerariadeltíoCarl.

«Ellatienequedarsecuentadequealgohaocurridoyqueelgatoestabamejorantes.»

Louis había sacado al gato, pero encontró a Ellie sentada en la cama, másdormida que despierta, y al gato tendido en la colcha, una sombra negra querecordaba la silueta de un gigantesco murciélago. Los ojos del animal estabanabiertosy,alaluzdelpasillo,relucíaconellosunamiradaestúpida.

—Papi,llévatelodeaquí—casigimióEllie—.Huelemal.—Sssh,Ellie,duerme—dijoLouis,asombradodelacalmaquedenotabasuvoz.

Entoncesrecordólamañanasiguienteasunochedesonámbulo,despuésdelamuertedePascow,cuando,al llegara laenfermería, se fuedirectamentealcuartodebañoparamirarsealespejo,convencidodequetendríaunaspectoinfernal.Sinembargo,estaba prácticamente normal. Estas cosas te hacían preguntarte cuántas personasandaríanporahídisimulandoespantosossecretos.

«¡Peroestonoesunsecreto,puñeta!¡Essóloelgato!»Ellieteníarazón.Apestaba.Agarró al gato y lo llevó abajo, tratando de respirar por la boca.Había olores

peoresqueaquél;sinirmáslejos,eldelamierda,hablandoenplata.Hacíaunmes,vaciaronlafosasépticay,comodijoJudcuandoseacercóaverfuncionarlabombadePuffereHijos,«NohueleprecisamenteaChanelCinco,¿eh,Louis?».Elolordelagangrena—«carnecaliente»comodecíaelviejodoctorBracermunndelafacultad—tambiénerapeor.InclusoelolordelconvertidorcatalíticodelCivic,cuandollevabaunratofuncionandoenelgaraje,erapeor.

Detodosmodos,eraunolorbastanteasqueroso.Pero¿cómosehabíametidoencasa el gato? Él lo sacó con la escoba hacía rato, cuando los tres—su familia—estabanarriba.Era laprimeravezque tocabaalgatodesdeeldíaenqueelanimalvolvióacasahacíacasiunasemana.Sedejaballevarenbrazosdócilmente,yLouiscreía estar transportando un foco de infección latente. «¿Por qué agujero te hascolado,canalla?»,pensabaLouis.

EntoncesrecordóelsueñoenelquePascowsefiltraraatravésdelapuertadelacocina.

Quizánohabíaagujero.Quizáhabíaentradocomounfantasma.—Loquefaltaba—murmuróLouis,conlavozunpocoronca.Depronto,Louispensóqueelgatopodíarevolverseyarañarle.PeroChurchse

manteníamuyquieto,irradiandoaquelcalorestúpidoyaqueltufoinfectoymirandofijamenteaLouiscomosipudieraleerleelpensamiento.

Abriólapuertayechóelgatoalgaraje,talvezconexcesivabrusquedad.—Anda—ledijo—,veteamatarratonesoloquetedélagana.

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Churchcayópesadamente.Laspatas traserasse ledoblaronyquedóagazapadoenelsuelo.LanzóaLouisunamiradaverdequeparecíaestarcargadadehostilidad,selevantóysealejóconpasodeborracho.

«Caray,Jud—pensóLouis—,¿porquénotecallaste?»Se fue al fregadero y se lavó las manos y los antebrazos restregando

vigorosamente,comoparaunaoperación.«Lohacesporquealgoseapoderadeti…Las razones te las inventas…, se te antojan lo bastante buenas…Lo haces porquequieres…,perosobretodoporqueesecementerioesunlugarsecreto…Ytúquierescompartirconalguienesesecreto…»

No;nopodíareprocharlenadaaJud.Élfueporsupropiavoluntad,ynopodíaecharlelaculpaaJud.

Cerróelgrifoyempezóasecarse.Depronto,latoallaseinmovilizóyélsequedóconlamiradafijaeneltrozodenocheenmarcadoenlaventanasituadaencimadelfregadero.

«Entonces,¿sehaapoderadotambiéndemíeselugar?¿Tambiénesmíoahora?»«No,siyonoloconsiento.»Colgólatoallaysubióasuhabitación.

***

Rachelestabaenlacama,coneledredónhastalabarbillayGageasulado,bienarropado.EllamiróaLouisconairecontrito.

—¿Temolesta,cariño?Sóloporestanoche.Estarémástranquilasilotengoamilado.Estáardiendo.

—Deacuerdo—dijoLouis—.Notepreocupes.Dormiréabajo,enelsofá-cama.—¿Deverdadnoteimporta?—No;aGagenoleharáningúndaño,ysitúestásmástranquila…—Hizouna

pausaysonrió—.Perotecontagiaráelvirus,esocasipuedogarantizarlo,aunquenocreoquesirvadealgo.

Ellasonrióasuvezmoviendolacabeza.—¿QuélepasabaaEllie?—QueríaquemellevaraaChurchdesuhabitación.—¿ElliequeríaquetellevarasaChurch?Ésasíqueesbuena.—Sí—convinoLouis,yañadió—:Dicequehuelemal,y,desdeluego,elbicho

estáfragante.Sehabrárevolcadoenalgúnmontóndeestiércol.—Quélástima—dijoRachel,poniéndosedelado—.YodiríaqueEllieechabade

menosaChurchcasitantocomoati.—Humm-humm.—Louislabesósuavementeenloslabios—.Queduermasbien,

Rachel.

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—Tequiero,Lou.Mealegrodeestarotravezencasa.Ysientoque tengasquedormirenelsofá.Daremosunapequeñafiestecitamañanaporlanoche,¿sí?

—Encantado—dijoLouisapagandolaluz.

***

Louisquitólosalmohadonesdelsofá,extendióelsomierytratódehacersealaideadetenertodalanocheeltravesañodehierroclavadoenlosriñonesatravésdelfino colchón.Por lomenos, la cama tenía puestas las sábanasyno sería necesariohacerladeltodo.Sacódosmantasdelestantedelarmariodelrecibidorylasextendió.Yahabíaempezadoadesnudarsecuandosequedóensuspenso.

«¿TeparecequeChurchhavueltoaentrar?Muybien.Entonces,echaunvistazo.Noestarádemás.Yalcomprobarquetodoslospestillosestánechadosnoteexponesniapillarunvirus.»

Hizo una concienzuda ronda por toda la planta baja, repasando puertas yventanas.TodoestabaperfectamenteyaChurchnoseleveíaporningunaparte.

—Muybien—dijo—.Aversientrasahora,gato imbécil.—Mentalmente,hizovotosparaquealgatoselecongelasenlasbolas.Claroqueyanolastenía.

Apagó las luces y semetió en la cama. El travesaño empezó a clavársele casiinmediatamente,yLouisyaestabapensandoqueibaapasarlanocheenvelacuandose quedó dormido. Se durmió de lado, incómodo en la cama auxiliar, pero cuandodespertóestaba…

«…enelcementeriomicmac.Estavezestabasolo.HabíamatadoaChurchconsus propiasmanos y ahora quería hacerle resucitar de nuevo.Dios sabría por qué;Louis,no,desdeluego.PeroestavezlohabíaenterradomásprofundamenteyChurchnopodíasalir.Louisleoíamaullarbajotierra.Sonabacomoelllantodeunniño.Losmaullidos,salíanporlosporosdelatierrapedregosa,ytambiénelolor,aqueltufilloagridulceaputrefacción.Sóloderespirarlosentíaunaopresiónenelpecho,unpeso.»

«Yelllanto…,elllanto…»…elllantocontinuaba……yelpesoleoprimíaelpecho.—¡Louis!—EraRachel,yparecíaalarmada—.Louis,corre,sube.Másquealarmada,parecíaasustada.Yelllantoeraespasmódico,dealguienque

seahogaba.EraGage.Louis abrió los ojos y vio ante sí los amarillentos ojos de Church. Estaban a

menosdediezcentímetrosdelossuyos.Teníaelgatoenroscadoencimadelpecho,robándole el aliento, comoen los cuentos deviejas.El animal despedía suolor enlentasynauseabundasvaharadas.Estabaronroneando.

Louislanzóungritodesorpresayascoylevantólasmanoseninstintivoademán

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dedefensa.Churchsetiródelacamaaterrizandodecostadoysealejóconsutorpecontoneo.

«¡Dios,oh,Dios,siloteníaencima!¡Encimademí,Diosmío!»Nohabríasidomayorelascosisehubieradespertadoconunaarañaenlaboca.

Pensóqueibaavomitar.—¡Louis!Apartólaropadelacamayfuehacialaescaleratambaleándose.Deldormitorio

salíaunaluztenue.Rachelestabaeneldescansillo,encamisón.—Louis,estávomitandootravez…Yseahoga…Tengomiedo.—Ya estoy aquí—dijo él, acercándose y pensando: «Entró. No sé por dónde,

peroentró.Porelsótano,seguramente.Estarárotaalgunaventana.Tienequehaberuna ventana rota.Mañana lo comprobaré cuando vuelva.No; antes demarcharme.Miraré…»

Gagedejódelloraryempezóahacerunalarmantegorgoteodeasfixia.—¡Louis!—chillóRachel.Louissemovióconrapidez.Gageestabaechadodelado,babeandoenunatoalla

viejaqueRachelhabíaextendido juntoaél.Vomitaba,sí,perono losuficiente.Lamayorparteseguíadentroyelniñoempezabaaponersemorado.

Louis lo levantó por las axilas, sintiéndolomuy caliente a través de la tela delpelele y se lo apoyó en el hombro, como para hacerle eructar. Luego, Louis saltóbruscamentehaciaatrás, sacudiéndolocon fuerza.LacabezadeGage sebamboleóviolentamente,elniñosoltóunrugidoqueteníamuchodeeructoyexpulsóunagranmasadeunvómitocasisólidoqueseesparcióporelsueloylacómoda.Gagevolvióallorar.EraunberridoestridentequeaLouislesonóamúsica.Paragritarasíteníaqueestarrecibiendounilimitadosuministrodeoxígeno.

ARachelseledoblaronlasrodillas.Sedejócaerenlacamaconlacaraentrelasmanos.Temblabaviolentamente.

—Haestadoapuntodemorir,¿verdad,Louis?Seahog…¡Oh,Diosmío!Louispaseabaalniñoporlahabitación.LosberridosdeGagehabíanmenguado

hastaconvertirseenhiposossuspiros.Yacasidormíaotravez.—Lasprobabilidadessondecincuentaaunoquehubierapodidosacarloélsolo,

Rachel.Yonohicemásqueecharleunamano.—Peroleanduvocerca—dijoellamirándoleconconsternacióneincredulidad—.

Louis,lehaestadorondando.Depronto,éllarecordógritándoleenlasoleadacocina:«Elnovaamorir,nadie

deestacasavaamorir…»—Cariño—dijoLouis—,nosrondaatodos.Constantemente.

***

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Sindudafue la leche loqueprovocóaquelsegundovómito.Rachel ledijoqueGagesehabíadespertadoalrededordelasdoce,aproximadamenteunahoradespuésde que Louis se acostara, había lanzado su «grito de hambre» y Rachel le dio unbiberón. Luego, antes de que acabara de tomárselo, se quedó traspuesta.Una horadespués,habíanempezadolosespasmos.

Nadadeleche,dijoLouis,yRachelasintiócasiconhumildad.Nadadeleche.Louis volvió a bajar alrededor de las dos y cuarto y pasó quince minutos

buscando al gato. Durante la búsqueda, encontró entreabierta la puerta quecomunicaba la cocina con el sótano. Lo que él se había figurado. Recordó que sumadresolíadecirquehabíatenidoungatoquesedabamuybuenamañaenlevantarlasaldabasantiguas,comolaqueellosteníanenlapuertadelsótano.Elgatotrepabaporelcantode lapuertayempujabalaaldabaconlapatahastahacerlasaltar.Unamaniobramuyhábil,pensóLouis.PeronoestabadispuestoaconseguirqueChurchse valiera de ella. Al fin y al cabo, la puerta del sótano también tenía cerradura.EncontróaChurchdormitandodebajodelfogónyloechósincontemplacionesporlapuertaprincipal.Alvolveralsofá-cama,cerrólapuertadelsótano.

Yestavezcorrióelcerrojo.

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29

Por la mañana, la temperatura de Gage era casi normal. Tenía ojeras, pero lebrillaban los ojos y estaba alegre. De repente, en menos de una semana, su jergaincomprensiblesehabíaconvertidoenunamedialenguabastanteclara.Repetíatodoloqueoía.Enaquelmomento,Elliequeríaquedijera«mierda».

—Dimierda,Gage—insistióElliemientrastomabanelcereal.—Mierdagage —respondió Gage, complaciente, desde detrás de su plato de

cereal. Louis había autorizado el cereal, a condición de que lo tomara con pocoazúcar. Y, como de costumbre, más que comerlo, Gage parecía usarlo a modo dechampú.

Elliesepartíaderisa.—Dipedos,Gage.—Pedozgage—dijoelniñoconlacarallenadecereal—.Pedoz-mierda.EllieyLouissoltaronlacarcajada.Imposiblecontenerse.Rachelnoparecíadivertirsetanto.—Bastaporhoydepalabrotas—dijo,pasandoaLouisunplatodehuevos.—Mierda-pedoz-pedoz-mierda—cantóGagealegremente,yElliesetapólarisa

con lamano.ARachel le temblaron los labios,yLouispensóque teníaunaspectoexcelente, a pesar de lamala noche.Debía de sentirsemás tranquila.Gage estabamejoryellahabíavueltoacasa.

—Nodigaseso,Gage—dijoRachel.—Corre, corre—dijoGage cambiando el estribillo y echando al plato todo el

cerealquehabíacomido.—¡Oh,quéGUARRADA!—gritóElliehuyendodelamesa.EntoncesLouisperdióporcompletolacompostura.Nopudoevitarlo.Delarisa

pasó al llanto y del llanto a la risa.Rachel yGage lemiraban como si se hubieravueltoloco.

«No—hubierapodidodecirlesél—.Heestado loco,perocreoquedeahoraenadelantetodoirábien.Estoyconvencido.»

Élnosabíasitodohabíaterminado;peroparecíahaberterminado.Quizábastaraconeso.

Y,durantealgúntiempo,todofuebien.

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30

El virus de Gage persistió durante una semana y luego cedió. A la semanasiguiente,elniñopillóunabronquitis.Elliesecontagióy,luego,Rachel.DuranteelperíodoanterioralaNavidad,lostrestosíancomoperrosdecazaachacosos.Louisselibró,yRachelpareciótomárseloamal.

LaúltimasemanadeclasesfuedeverdaderoagobioparaLouis,Steve,SurrendrayMissCharlton.Nohabíagripe—porlomenos,todavía—perosímuchoscasosdemononucleosisycongestiónpulmonar.Dosdíasantesdeque terminaran lasclases,seisestudiantes,quejumbrososyborrachos, fueron llevadosa laenfermeríaporsusatribuladosamigos.Hubounosmomentosdedesbarajuste,espantosamentesimilaresalosprovocadosporelcasoPascow.Aquellosseisidiotassehabíanmetidoenunavagonetamediana (el sexto iba sentadoen loshombrosdelhombredecola,por loque Louis pudo deducir) y lanzado pendiente abajo, más arriba de la plantageneradora de vapor. De fábula. Sólo que, cuando la vagoneta tomó velocidad, sesaliódelapistayfueachocarcontraunodeloscañonesdelaguerracivil.Elbalancefuededosbrazos,unamuñecayun totalde siete costillas rotas,unaconmocióneinfinidad de contusiones. Sólo escapó ileso el que iba en los hombros de sucompañero.Elafortunadomortalsaliódespedidoporelaireyfueacaerdecabezaenun montón de nieve. No fue tarea divertida la reparación de tanto desperfecto, yLouisechóunbuenrapapolvoalapandillamientrascosía,vendabaeinspeccionabafondosdeojo;perodespués,alcontárseloaRachel,estuvootravezriendohastaqueselesaltaronlaslágrimas.Ellalomiróconextrañeza,sinverlelagracia,yLouisnopodía decirle que aquello había sido un accidente estúpido con heridos, pero quetodoshabíanpodidosalirporsupropiopie.Larisaestabaprovocadaenparteporelalivioyenpartetambiénporlasatisfacción:hoyteanotasteuntanto,Louis.

Labronquitisdelafamiliahabíaempezadoaremitircuando,el16dediciembre,elcolegiodeEllieempezólasvacacionesyloscuatrosedispusieronacelebrarunaNavidadalegreyrural,alaantiguausanza.LacasadeNorthLudlowquetanextrañalesparecieraaqueldíadeagostoenquetomaronposesión(extrañaeinclusohostil,cuandoElliesehizodañoenlarodillayunaabejapicóaGagecasialmismotiempo)nuncaestuvotanhogareñayacogedora.

EnNochebuena, una vez los niños estuvieron dormidos al fin, Louis y Rachelbajaron sigilosamentedeldesváncomodos ladrones, cargadosde cajasde colores:unacoleccióndebólidosMatchboxparaGagequeacababadedescubrirelencantodelos coches de juguete,muñecasBarbie yKen paraEllie, varios juegos, un tricicloenorme,vestiditospara lasmuñecas,unacocinaconunabombillaqueseencendía,etcétera.

Losdossesentaronalaluzdelárbol,RachelconunpijamadesedayLouiscon

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labata,aarmar loscachivaches.Élnorecordabahaberpasadoen todasuvidaunaveladamásagradable.Habíafuegoenlachimeneay,devezencuando,unodelosdosselevantabayechabauntroncodeabedul.

"Winston Churchill" pasó rozando a Louis una vez, y él lo apartó con unasensación de repugnancia casi instintiva… Aquel olor. Luego, vio que el animaltrataba de echarse al lado de Rachel, pero ella lo ahuyentó con un «¡Fuera!»impaciente.Unmomentodespués,Louisobservóquesumujersepasabalapalmadelamanoporelmusloconelademándelquecreehabertocadoalgosuciooinfecto.Élhabríajuradoquelohacíamaquinalmente.

Churchsefuehacialachimeneaysedejócaerpesadamentedelantedelfuego.Elgatohabíaperdidotodasueleganciademovimientos:laperdióunanochedelaqueLouispreferíanoacordarse.Yperdióalgomás.Louissabíaquelefaltabaalgo,perotardócasiunmesenadvertirloqueera.Elgatoyanoronroneaba;él,queparecíaunmotor, especialmente cuando dormía.Había algunas noches en las queLouis teníaquelevantarseacerrarlapuertadelahabitacióndeEllie,parapoderdormir.

Peroahoraelgatodormíaensilencio.Comounmuerto.Aunquehubounaexcepción.FuelanocheenqueLouisdespertóenelsofá-cama

conelgatoenroscadoencimadelpecho,comounamantapestilente…AquellanocheChurchronroneabao,porlomenos,hacíaruido.

Pero, tal como suponía Jud Crandall, no todo fueron inconvenientes. Louisdescubrió que una de las ventanas del sótano, la que quedaba detrás de la caldera,tenía un cristal roto. Cuando el vidriero lo cambió, el consumo de fuel descendióapreciablemente.Louispensabaque teníaqueestar agradecidoaCkurchporhaberllamado su atención hacia aquella abertura que él, de no ser por el animal, tal vezhubieratardadosemanas,omeses,endescubrir.

EllieyanoconsentíaqueChurchdurmieraconella,desdeluego;pero,aveces,mientrasmirabalatele,dejabaqueelgatoecharaunsueñecitoensuregazo.Aunque,segúnpensabaLouismientrasbuscabaen labolsa losmecanismosdeplásticoparaarmarel triciclodeEllie, laniñacasisiempreacababaporecharlodiciendo:«Vete,Church, que hueles mal.» De todos modos, seguía dándole de comer a diariocariñosamente,yhasta el propioGagepropinabaal animal algúnqueotro tiróndecola…,másamistosoquemalintencionado,deesoestabaseguroLouis.Parecíaunminifrailesacudiendounapeludacuerdadecampana.EntoncesChurchserefugiabalánguidamentebajounradiador,fueradelalcancedeGage.

«Talvezenunperrohubiéramosnotadomásladiferencia—pensóLouis—.Losgatos son esquivos por naturaleza. Esquivos y extraños. Incluso huraños.» No lesorprendíaquelosfaraonesylasreinasdeEgiptoloshicieranmomificaryenterrarconsigoensuspirámides,paraquelessirvierandeguíaenelotromundo.Losgatosparecíanposeerdotessobrenaturales.

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—¿Cómovaesetriciclo,jefe?Louismostrólamáquinaconademándeprestidigitador:—¡Ta-tá!Rachelseñalólabolsaenlaquehabíanquedadotresocuatropiezasdeplástico.—¿Yeso?—Sonrepuestos—dijoLouisconunasonrisadeconejo.—Esque,comonolosean,tuhijaseromperálacrisma.—Eso, más adelante —dijo Louis aviesamente—. Cuando tenga doce años y

quierahacerpinitosconelpatín.—Porfavor,doctor—gimióella—.Tengacompasión.Louissepusoenpieconlasmanosenlosriñones,doblandolacinturahaciaatrás.

Lecrujieronlasvértebras.—Listoslosjuguetes.—Seacabóelmontaje.¿Teacuerdasdelañopasado?—Rachelsoltóunarisitay

Louis sonrió. Todo lo que compraron el año anterior tuvieron quemontarlo ellos.Estuvierontrabajandohastacasilascuatrodelamadrugadayacabaronfrenéticos.YamediatardedeldíadeNavidadElliedecidióqueeranmásdivertidaslascajasquelosjuguetes.

—¡QuéGUARRADA!—dijoLouis,imitandoaEllie.—Anda,vamosalacama—dijoRachel—.Yotengounacosaparati.—Mujer—dijoLouisahuecandoeltorso—,esomeperteneceporderecho.—Esocreestú—rióella,cubriéndoselabocaconlamano.Enaquelmomento,

teníaungranparecidoconEllie…yconGage.—Unminuto—dijoél—.Aúnquedaalgoporhacer.Sefuecorriendoalroperodelrecibidoryvolvióconunabotaenlamano.Apartó

elguardafuegosdelachimenea,enlaqueacababadeconsumirseelúltimoleño.—Louis,¿qué…?—Yaloverás.Amano izquierda del hogar había una gruesa capa de ceniza y en ella hundió

Louis la bota, dejando una profunda huella. Luego, utilizando la bota a modo deestampilla,grabóotrahuellaenlosladrillosdelzócalo.

—Bueno—dijoLouisdespuésdeguardarlabotaenelropero—,¿quéteparece?Rachelsereía.—Louis,Elliesevaavolverloca.Durante lasdosúltimassemanasdecolegio,Elliehabíacaptadounperturbador

rumor que circulaba por el parvulario, a saber, que PapáNoel eran los padres. Lasospecha adquiriómás consistencia cuando, pocos días antes, vio a un PapáNoel,bastanteflacoporcierto,sentadoenuntaburetedelmostradordeDeeringcomiendouna hamburguesa al queso, con la barba en una oreja. Aquello impresionó

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profundamenteaEllie(alparecer,másporlahamburguesaqueporlabarbatorcida),a pesar de las explicaciones de Rachel, de que los Papá Noel de los grandesalmacenes no eran sino «ayudantes» del verdadero, que por aquellas fechas estabaatareadísimoalláenelnorte,terminandoelinventarioyleyendolascartasdeúltimahoraenviadasporlosniños,ynopodíaperdertiempoandandoporahíencampañasderelacionespúblicas.

Louis volvió a colocar el guardafuegos con todo cuidado. Ahora había en suchimeneadoshuellasclarísimas,unaenlacenizayotraenelzócalodeladrillo.Lasdosapuntabanalárbol,comosiPapáNoelhubieraaterrizadosobreelrescoldoeidodirectamentealárbol,adepositar los regalosque traíapara losCreed.Elefectonopodía ser más convincente, salvo para el que advirtiera que ambas huellascorrespondíanalpieizquierdo.YLouisnocreíaqueElliefueratanobservadora.

—LouisCreed,teadoro—dijoRacheldándoleunbeso.—Tecasasteconuntíolisto,nena.Túquédateamiladoyprosperarás.—Sabesquepuedesestarconmigo.Fueronhacialaescalera.ÉlseñalólamesitaqueElliehabíapreparadodelantede

latele,conunplatillodegalletasyrosquillas,unalatadecervezayunacartulinaenla que, en letrasmayúsculas de trazo irregular,Ellie había escrito: PARATI, PapáNoel.

—¿Unagalletaounarosquilla?—preguntóLouis.—Unarosquilla—dijoella,tomandolamitad.Louisabriólalataybebiómedia

cerveza.—Cervezaaestahoramedaráacidez—dijo.—Bobadas.Vamos,doctor.Louisdejólalatay,bruscamente,seechómanoalbolsillodelabata,comosien

aquelmomentoseacordaradelpaquetito,cuyolevepesonohabíadejadodepercibirtodalanoche.

—Toma—dijo—.Estoesparati.Yapuedesabrirlo,sonmásdelasdoce.FelizNavidad,cariño.

Ellaempezóadarvueltasalacajita,envueltaenpapelplateadoyatadaconunaanchacintadesaténazul.

—¿Quées,Louis?Élseencogiódehombros.—Jabón,unamuestradechampú…norecuerdo.Rachel la abrió en la escalera y, al ver el estuche de Tiffany, lanzó un gritito.

Luego,retirólacapadealgodónysequedóinmóvil,conlabocaentreabierta.—¿Bueno?—preguntó él, intranquilo. Era la primera vez que le regalaba una

alhajayestabanervioso—.¿Tegusta?Ellaextrajolacadenitadeoroenredándolaenlosdedosehizobrillarelpequeño

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zafiroalaluzdelalámparadelrecibidor.Lapiedraoscilabasuavemente,lanzandofríosdestellosazules.

—Oh,Louis,québárbaro…Élvioqueestabaapuntodeecharseallorarysesintióconmovidoyalarmadoa

lavez.—Eh,nena,no…Anda,póntelo.—Louis,nopodemos.Túnopuedes…—Sssh…HeestadoahorrandodesdelaNavidaddelañopasado.Además,noes

tancaro.—¿Cuántotehacostado?—Esonopiensodecírtelo,Rachel—dijoLouisconsolemnidad—.Niunalegión

deverdugosconseguiríanarrancármelo.Dosmildólares.—¡Dosmil…!—Ellalediounabrazotanbruscoytanfuerte,queestuvoapunto

detirarleporlaescalera—.Louis,¡estás"loco"!—Póntelo—dijoélotravez.Éllaayudóaabrocharlo.—Voyamirarmeenelespejo—dijoellavolviéndosehaciaél—.Tengoganasde

pavonearme.—Puedespavoneartemientrasyosacoalgatoyapagolasluces.—Teadviertoquepiensoquitármelotodomenosesto—dijoellamirándolealos

ojos.—Pues,pavonéatedeprisa—dijoLouis,yellaseechóareír.LouislevantóaChurch,colocándoselosobreelantebrazo;últimamenteyahabía

prescindidodelaescoba.Apesardetodo,casihabíavueltoaacostumbrarsealgato.Se dirigió a la cocina, apagando luces a su paso. Cuando abrió la puerta quecomunicabaconelgaraje,notóunacorrientedeairefríoenlostobillos.

—FelizNavidad,Ch…Nopudoterminar.Enelfelpudohabíauncuervomuerto.Eramuygrande.Tenía

la cabeza destrozada y un ala arrancada. El ala estaba detrás del cuerpo, como untrozodepapelchamuscado.Churchsaltóalsueloysepusoaolisquearávidamenteelpájaro congelado.Antes de queLouis pudiera desviar lamirada, el gato avanzó lacabezaconlasorejasgachasyarrancóunodelosvidriososylechososojosdelave.

«Church ataca de nuevo —pensó Louis con una vaga náusea, volviendo lacabeza,peronosinverlaensangrentadacuenca—.Esonotendríaporquéafectarme.Hevistocosaspeores.Oh,sí, lodePascow,porejemplo.Aquello fuepeor,muchopeor…»

Pero le afectaba. Se le había revuelto el estómago y se había enfriado suexcitación sexual. «Caray, ese pájaro es casi tan grande como él. Lo habrá pilladodesprevenido.Ytandesprevenido.»

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Habíaquelimpiaraquello.AnadieleharíagraciaencontrarsemejanteregalolamañanadeNavidad.Yéleraelresponsable,¿no?Naturalmente.Élysóloél.Asíloreconoció tácitamente la misma tarde en que regresó su familia, al tirar losneumáticossobreelcuerpodelratóndespedazadoporChurch.

«Elfondodelcorazónhumanoaúnesmásárido,Louis.»Estepensamientofuetanclaro,tanaudible,queLouissesobresaltóligeramente,

comosiJudhubieraaparecidoasuladodeimprovisoyhabladoenvozalta.«Elhombrecultivaloquepuede…,ylocuida.»Churchseguíainclinadogolosamentesobreelpájaro.Ahoralahabíaemprendido

conlaotraala.Seoíauntétricorocemientrastirabadeellaadelanteyatrás,adelantey atrás.No te sulfures, chico, el pajarracoestámás tiesoqueunaboñigadeperro.¿Quépuedeimportarqueselocomaelgato?

Louisdioalgatounpuntapié.Unfuertepuntapié.Loscuartostraserosdelanimalseelevaronychocaroncontraelsueloesparrancados.ChurchlanzóaLouisotradesusmalévolasmiradasamarillentasysealejó.

—Anda,cómeme—dijoLouisconunsiseofelino.—¿Louis?—LavozdeRachelllegabadébilmentedesdeeldormitorio—.¿Vienes

alacama?—Ahora mismo —respondió él. «Un momento, que tengo aquí un pequeño

fregado.Yessólomío,Rachel;asíqueamímetocalimpiarlo.»Buscóelinterruptorde la luz del garaje y volvió a la cocina, a buscar una de las bolsas verdes que seguardabandebajodel fregadero.Aquello le recordóotranoche…Llevó labolsa algarajeydescolgólapaladesuganchodelapared.Raspóelfelpudoconelbordedelapalayechóelpájaroalabolsa.Luego,recogióelalaylametiótambién.CerrólabolsaconunfuertenudoyladepositóenelcuboqueestabaalotroladodelCivic.Cuandoterminó,lostobillosselehabíanquedadohelados.

Church le miraba desde la puerta. Louis le amenazó con la pala y el gato seesfumócomounasombra.

Rachel estaba en la cama y, según lo prometido, no llevaba nada más que elzafiro.Lesonriósuavemente.

—¿Porquétardastetanto,jefe?—Estaba fundida la bombilla del fregadero, y he tenido que cambiarla—dijo

Louis.—Venaquí—dijoellatirándoleynoprecisamentedelamano—.Élsabesiestás

dormido—canturreóella,doblandolascomisurasdeloslabiosenunalevesonrisa—.Élsabesiestásdespierto…¡Oh,chico!Louis,¿quétehapasado?

—Esalgoquedespertódepronto—dijoélquitándoselabata—.TendremosqueintentarqueseduermaotravezantesdequelleguePapáNoel,¿noteparece?

Ellaseincorporóapoyándoseenuncodo.Élsintiósualientocálidoydulce.

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—Élsabesihassidobuenoomalo…Conqueprocuraserbueno…,anda…¿Hassidobueno,Louis?

—Creoquesí—respondióélconvoznomuyfirme.—Vamosaversiestástanbuenocomoaparentas.Mmmmm…

***

Todofuemuybien,pero,después,Louisnosedurmióenseguidaapaciblementecomosolíaocurrirlecuandotodoibabienyélsesentíaenpazconsigomismo,consumujeryconlavida.PasólasprimerashorasdeaquellaNavidaddespiertoenlacama,escuchandolarespiraciónlentayprofundadeRachelypensandoenelpájaromuertoquehabíaencontradoensupuerta:elregalodeNavidadquelehacíaChurch.

«Noseolvidedemí,doctorCreed.Yovivía,luegomoríyahoravuelvoavivir.Hehechoelviajedeidayvueltayestoyaquíparadecirlequedelotroladosevuelvesinganasderonronearyconlaaficióndelacaza,paradecirlequeelhombrecultivaloquepuede,ylocuida.Noloolvide,doctorCreed,ahorayoformopartedeloqueustedha cultivado.Usted tiene esposa, unahija, unhijo…Yahorame tiene amí.Recuerdenuestrosecretoycuidebiensuhuerto.»

AlfinLouissequedódormido.

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Fue pasando el invierno. Ellie recobró la fe en Papá Noel —por lo menos,temporalmente— gracias a las huellas de la bota. Gage abrió sus regalosespléndidamente, parándose de vez en cuando amasticar un pedacito de papel deaspectosuculento.Yaquelaño,amediatarde,losdosniñosestabanjugandoconlascajas.

EnNochevieja, losCrandall entraron a degustar el ponche de huevo que habíapreparado Rachel, y Louis, insensiblemente, empezó a examinar a Norma condisimulo. Tenía una palidez y una fragilidad que él había visto en otros casos. Suabuela habría dicho que Norma había dado un «bajón», y no era desacertada laexpresión.Susmanos,hinchadasydeformadaspor laartritis,sehabíancubiertodemanchasoscurasdelanochealamañana.Yteníaelpelomáspobre.LosCrandallsefueronasucasaaesodelasdiez,ylosCreedrecibieronalAñoNuevodelantedeltelevisor.AquéllafuelaúltimavezqueNormaestuvoenlacasa.

Fueron unasNavidades lluviosas y templadas. Si bien, por un lado el deshieloprematuro permitía a Louis ahorrar en calefacción, por otro lado, las brumasresultabandeprimentesyagobiantes.Louispasabaeltiempohaciendochapuzasenlacasa, fabricando librerías y armarios para Rachel y construyendo un Porsche enminiaturaparaél.Cuando,el23deenero,sereanudaronlasclases,Louissealegródevolveralauniversidad.

Por fin llegó lagripe—enel"campus"sedeclaróunaepidemiabastante fuertemenos de una semana después de que se reanudara el curso— y Louis tuvo quetrabajardefirme;algunosdías,diezyhastadocehoras,peroellonoledesagradaba.

Aquelperíodorelativamentetempladoacabóbruscayespectacularmenteel29deenero,conunafuerteventiscaseguidadeunasemanadetemperaturasinferioresalosveintegradosbajocero.Undía,mientrasLouisexaminabaunafracturadebrazodeunmuchachoquecreía—vanamente,enopinióndeLouis—poder jugaralbéisbolaquellaprimavera,unadelasenfermerasauxiliaresasomólacabezaparadecirlequesuesposalellamabaporteléfono.

Louis contestó desde el despacho. Rachel estaba llorando. Esto le alarmó. «EsEllie—pensó—. Se ha caído del trineo y se ha roto un brazo. O se ha abierto lacabeza.»Recordóconangustiaelaccidentedelosseisestudiantesborrachos.

—¿Rachel?—preguntó—.¿Sehahechodañoalgunodelosniños?—No,no—respondióella,llorandoconmásfuerza—.Noesunodelosniños.Es

Norma,Lou.NormaCrandall.Murióestamañana, a esode lasocho,dice Judquedespuésdeldesayuno.Vinoaversiestabas,perotútehabíasmarchadohacíamediahora.Oh,Lou,está tanaturdido…tanviejo…GraciasaDios,EllieyanoestabayGageaúnnocomprende…

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Louis frunció el entrecejo. A pesar de la terrible noticia, lo que ahora lepreocupaba eraRachel.Ya estaba otra vez.No era nada concreto, sinouna actitudgeneral.Ladequelamuerteeraunsecreto,algoterriblequehabíaqueocultaralosniños,delmismomodoquelasdamasycaballerosVíctorianoslesocultabanlacrudayescabrosarealidaddelavidasexual.

—¡Caray!¿Hasidoelcorazón?—No lo sé.—Ya no lloraba, pero tenía la voz afónica—. ¿No podrías venir,

Louis?Meparecequeéltenecesita.Eresamigosuyo.«Amigosuyo.»«Lo soy, sí—pensó Louis con una ligera sorpresa—. Nunca imaginé que me

haría amigo de un octogenario, pero así es.» Y entonces se le ocurrió que erapreferible que fueran amigos, teniendo en cuenta lo que había entre ellos.Seguramente, Jud había descubierto aquella amistad mucho antes que el propioLouis.Poresotratódeayudarleentonces.Y,apesardetodoloocurridodespués,apesardelosratones,apesardelcuervo,LouispensabaquetalvezJudhabíaestadoacertadoo,sinoacertado,porlomenos,solícito.ÉlharíaahoratodoloquepudieraporJud,inclusoactuardemaestrodeceremoniasenelfuneral.

—Ahoramismovoy—dijo.Ycolgó.

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Nofueunataquealcorazón.Fueunderramecerebral.Súbitoy,probablemente,indoloro.CuandoLouisllamóaSteveMastertonaprimerahoradelatardeparadarledetalles,Stevedijoqueaélnoleimportaríairsedeaquelmodo.

—HayvecesenlasqueDiosledalargasalasuntoyotrasselimitaahacerteunaseñaparaquetelargues.

RachelnoquisohablardelasuntoniconsintióqueLouislomencionarasiquiera.Ellie,másqueafligida,semostrósorprendidae intrigada.EnopinióndeLouis,

fue una reacción perfectamente sana y natural para una criatura de seis años.Preguntó si Mrs. Crandall había muerto con los ojos cerrados o abiertos. Louiscontestóquenolosabía.

Jud reaccionó lo mejor que cabía esperar, teniendo en cuenta que habíacompartidocamaymesaconaquellamujerdurantecasisesentaaños.Louisencontróalanciano—porqueaqueldíaparecíarealmenteunancianodeochentaytresaños—sentado juntoa lamesade lacocina, fumandounChesterfield,bebiendocervezaycontemplandolapuertadelasalaconmiradaausente.

CuandoentróLouis,lemiróydijo:—Bueno,sefue,Louis.—Lodijoconunavoztanclarayenuntonotannatural

que Louis pensó que aún no se había percatado de lo sucedido. Luego, empezó amoverloslabiosysecubriólosojosconunbrazo.Louisseacercóaélyloabrazóporloshombros.Judentoncesclaudicóyseechóallorar.Sísehabíapercatado.Judcomprendíaperfectamentequesuesposahabíamuerto.

—Esoteharábien—dijoLouis—.Sigue.Además,ellaquerríaquellorases.Alomejorseofendesinolohaces.—Tambiénélteníalosojosllorosos.JudseasióaélconfuerzayLouisleestrechóasuvez.

Judestuvo llorandounosdiezminutos,y luegose serenó.Louisescuchabacongran atención todo lo que decía Jud. Le escuchaba como amigo y como médico,tratando de descubrir reiteraciones y, sobre todo, síntomas de si había perdido lanocióndel tiempo (la del lugar nopodíaperderla, porquepara JudCrandall nuncahubomáslugarqueLudlow,Maine)ysiutilizabaelpresentealhablardeNorma.NodescubrióelmenorindiciodequeJudestuvieraperdiendoelcontroldesusfacultadesmentales. Louis sabía que no era insólito que una pareja que habían convividodurantetantosañosmurieranconunintervalodeunmes,unasemanao,incluso,undía.Talvezeltrauma,oelafándereunirseconelausente(éstaeraunaideaquenosele hubiera ocurrido antes de lo de Church; Louis advertía que sumodo de pensarsobreelmundoespiritualysobrenaturalhabíaexperimentadouncambioprofundo).LaconclusiónquesacófuequeJudestabamuyafligido,peropor lomenos,porelmomento, sumente regía perfectamente. No detectó en Jud aquella fragilidad que

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mostraraNorma la víspera deAñoNuevo, cuando los dosmatrimonios estuvieronbebiendoponchedehuevoencasadelosCreed.

Jud,aúnconlacaracongestionada,lesacóunacervezadelfrigorífico.—Aún es temprano; pero en algún sitio ya se habrá puesto el sol y, dadas las

circunstancias…—No digas más —le atajó Louis destapando la cerveza. Miró a Jud—.

¿Brindamosporella?—Puesclaro—dijoJud—.Silahubierasvistoalosdieciséisaños,Louis,cuando

volvía de la iglesia con la chaqueta desabrochada y aquella blusa blanca…, se tehubieran ido losojos trasella.Hastaelmismodiablohubieradejado labebidaporella.GraciasaDios,amínuncamelopidió.

Louismoviólacabezaylevantólabotella.—PorNorma—dijo.Jud hizo chocar su cerveza con la de Louis. Estaba llorando otra vez, pero

tambiénsonreíayasentía.—Quegocedelapazdondequieraqueesté,yquenotengaartritis.—Amén—dijoLouis.Ybebieron.FuelaúnicavezqueLouisvioaJudmásquemedianamenteachispado;peroni

aun así disparataba. De sus labios brotaba un torrente de anécdotas y recuerdos,cariñosos, vividos y, en ocasiones, conmovedores. Pero no por hablar del pasadodescuidaba el presente, yLouis no podía sino admirar su entereza.Dudabamuchoque él hubiera reaccionado con tanta serenidad si Rachel hubiera caído fulminadaaquellamañana,despuésdelpomeloyelcereal.

JudllamóalafunerariaBrookings—SmithdeBangor,avanzóporteléfonotodoslos datos y quedó en ir al día siguiente para ultimar detalles. Sí; quería que laembalsamaran.Elvestidoselodaríaél.Ropainterior,también.No,noqueríaquelafuneraria lepusieradeesoszapatosqueseabrochandetrás.¿Podríanencargarsedequelelavaranelcabello?Ellaselohabíalavadoellunesporlanoche,demaneraqueyalotendríasucio.SequedóescuchandoyLouis,queconocíaelramo,supusoqueelempleadodelafunerariaestabadiciendoaJudqueelúltimolavadoymarcadoestabaincluidoenelservicio.Judasintióydijoquemuchasgracias.Sí,quelamaquillaran;perocondiscreción«Estámuertay todoelmundolosabe—dijoencendiendootroChesterfield—.No hace falta que le ponganmuchos potingues.» El féretro estaríacerradoduranteel funeral,dispusoen tono tranquiloy tajante,yabierto lavíspera,duranteelvelatorio.SeríaenterradaenelcementeriodeMountHope,dondehabíancompradotumbasen1951.Teníalospapelesamanoydioalempleadoelnúmerodelatumba,paraquepudieranempezarlospreparativos:H-101.Él,segúndijodespuésaLouis,teníaelH-102.

Cuandocolgóelteléfono,JudmiróaLouisydijo:

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—Paramí que el cementeriomás bonito delmundo está precisamente aquí, enBangor.Sácateotracerveza,Louis,queestovaparalargo.

Louis, que ya empezaba a estar mareado, iba a rehusar cuando ante sus ojosapareció de improviso una imagen grotesca: vio a Jud arrastrando el cadáver deNormaporelbosqueenunasparihuelas,caminodelcementeriomicmac,másalládePetSematary.

Aquellavisiónleprodujoelefectodeunabofetada.Sindecirpalabra,selevantóysacóotracervezadelfrigorífico.Judmoviólacabezaafirmativamenteymarcóotronúmero.Cuando,alrededordelastresdelatarde,Louissefueasucasaacomerunbocadillo y tomar un tazón de sopa, Jud tenía ya muy adelantada la labor deorganizacióndelosfuneralesporsuesposa.Pasabadeunacosaalasiguientecomoelquepreparaunacena importante.Llamóa la iglesiametodistadeNorthLudlow,dondesecelebraríaeloficio,yalaoficinadelcementerioMountHope.Lafunerariallamaríadetodosmodos,peroJudprefirióavisarpersonalmenteporcortesía.Eraésteungestoquepocosdeudossolíantener;unos,porquenocaíanenelloyotros,porquenosesentíanconfuerzas.LouisadmirabaaJudporestedetalle.DespuésavisóalosescasosparientesdeNormayalossuyos,hojeandounadecrépitaagendadepiel.Y,entrellamadayllamada,bebíacervezayrecordabaelpasado.

Louissentíaunagranadmiración…¿Yafecto?Sí;ledecíasucorazón.Yafecto.

***

Aquellanoche,cuandoElliebajóyaconelpijamaparadarleunbeso,preguntóaLouissiMrs.Crandalliríaalcielo.Lodijocasienunsusurro,comosisupieraqueerapreferiblequesumadreno looyera.Rachelestabaen lacocina,preparandounpasteldepolloquepensaballevaraJudaldíasiguiente.

Al otro lado de la calle, en casa de los Crandall, estaban encendidas todas lasluces.Habíacochesaparcadosenlasendadeljardínyenhilera,juntoalacarretera,alolargodeunostreintametrosacadaladodelacasa.Elvelatoriooficialtendríalugaraldíasiguiente,enlafuneraria,peroaquellanochelagentehabíaidoaconsolaraJudlomejor posible, a ayudarle a recordar, y hacerle compañía.Entre una y otra casasoplaba un gélido viento de febrero. En la carretera había placas de hielo negro.AhorateníanencimalomáscrudodelinviernodeMaine.

—Bueno, cariño,puesno séquédecirte—respondióLouis sentandoaEllie ensusrodillas.

Enlatelehabíauntiroteo.Unhombregirósobresímismoysedesplomósinqueningunodelosdosleprestaraatención.Louissedijoentonces—untantoincómodo—que probablementeEllie sabíamuchasmás cosas acerca de Spiderman,Ronald

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McDonaldyBurgerKing,quesobreMoisés,JesúsysanPablo.ErahijadeunajudíanopracticanteydeunmetodistaapartadodesuIglesia,ysuponíaquelasideasdelaniñaacercadelmundoespiritualnopodíansermásvagas—noyamitos,nisueños,sinosueñosdesueños—.«Yaestardeparaeso—pensóLouis,desconcertado—.Notiene más que cinco años, pero ya es tarde. ¡Y es que se hace tarde tan pronto,rediez!»

PeroEllieestabamirándole,yhabíaquedeciralgo.—Lagentecreemuchascosasacercade loquenosocurrecuandomorimos—

dijo—.Unospiensanquevamosalcielooalinfierno.Otros,quevolvemosanacer.—Sí,lacarnación.LoquelepasaaAudreyRoseenlapelículadelatele.—¡Perositúnolahasvisto!—LouispensóquesiRachelllegabaasospecharque

ElliehabíavistoAudreyRose,seguroqueteníasupropioderramecerebral.—MelocontóMarieenelcolegio—dijoEllie.Marieeraunaniñadesnutriday

desaliñada que parecía amenazada de impétigo, tiña e incluso escorbuto y que sehabía como autoproclamado la mejor amiga de Ellie. Tanto Louis como Rachelprocuraban fomentar aquella amistad con la mejor voluntad, pero un día RachelconfesóaLouisquecuandoMariesemarchabasentíasiempreelimpulsodemirarlela cabeza a Ellie en busca de liendres y piojos. Louis se echó a reír moviendoafirmativamentelacabeza—.AMariesumamáledejavertodaslaspelículasdelatele.HabíaenestaspalabrasunaimplícitacríticaqueLouisprefiriópasarporalto.

—Se dice reencarnación, pero imagino que ya tendrás una idea. Los católicoscreenquehaycieloeinfierno,pero,además,limboypurgatorio.Yloshindúesylosbudistascreenenelnirvana…

Unasombraseproyectóenlapareddelcomedor.Rachelestabaescuchando.Louisprosiguió,másdespacio:—…yprobablementehayotrasmuchascreencias.Peroendefinitiva,Ellie,nadie

losabe.Lagentedicesaberlo,peroloquequieredeciresquelocreeporlafe.¿Túsabesloqueeslafe?

—Pues…—Mira, túyyoestamosahorasentadosenmibutaca.¿Túcreesquemañanala

butacaseguiráaquí?—Sí.—Esoeslafe.Túconfíasenqueseguiráaquí.Yotambién.Tenerfeescreerque

vaapasarloquetúimaginas.¿Comprendido?—Sí.—Elliemoviólacabeza,convencida.—Peroni túniyo sabemos si labutacavaa estar.Estanochepodría entrar en

casaunladróndebutacasyllevársela,¿verdad?Ellieahogólarisa.

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—Pero nosotros tenemos fe en que no ocurra eso. La fe es algo grande, y laspersonasauténticamentereligiosasquisieranhacernoscreerquelafeylacertidumbresonunamismacosa,peroyonolocreoasí.Porqueexistendemasiadasopinionesalrespecto. Lo que sabemos es: cuando nosmorimos, una de dos, o nuestra alma ynuestro pensamiento sobreviven a la muerte, o no. Si sobreviven, puede ocurrircualquiercosa.Sino,puespunto.Fin.

—¿Comositequedarasdormido?Élreflexionóydijo:—Mejor,comositedieranéter.—¿Túencuáldelasdoscosastienesfe,papi?Lasombradelaparedsemovióyvolvióaquedarsequieta.Durante casi toda su vida adulta, por lo menos desde su época de estudiante,

Louis creyó que lamuerte era el fin. Él había vistomorir amucha gente y nuncasintióelpasodeunalmacaminode…dondefuera.¿Nopensólomismoalamuertede Víctor Pascow? Louis opinaba, como su profesor de psicología, que lasexperienciasdelavidadespuésdelamuerte,recogidasenrevistasespecializadasydivulgadaspor laprensapopular, indicaban,probablemente,unúltimointentodelamente por resistir la acometida de lamuerte: lamente humana, con su inagotableinventiva, se sustraía a la desesperación construyendo una alucinación deinmortalidad. Louis también estaba de acuerdo con lo que dijo un compañero decuartoquetuvoenChicagoensusegundoañodefacultad,duranteunareuniónquedurótodaunanoche,dequeresultabamuysospechosoquelaBibliaestuvierallenade milagros que cesaron de producirse casi por completo durante la Época de laRazón («cesaron por completo», dijo al principio, pero luego fue obligado aretrocederporlomenosunpasoporlosqueafirmaban,conciertaautoridad,queaúnocurrían multitud de cosas inexplicables, reductos aislados de perplejidad en unmundocadavezmásasépticoybieniluminado;ahíestaba,porejemplo,elSudariodeTurín,quehabíaresistidotodaslastentativasquesehicieronparadesacralizarlo).«Sediceque Jesucristohizo resucitar aLázarode entre losmuertos—decía aquelmuchachoqueseconvertiríaenunprestigiosoginecólogodeDearborn,Michigan—.Muybien.Sinohaymásremedio,melotrago.Esdecir,siyotengoqueaceptarelconceptodequealgunasvecesungemelopuedeengullirel fetodeotro"inútero",digamos en un acto de canibalismo prenatal, no hay nada que oponer si veinte otreintaañosdespués,aquélpresentadientesenlostestículosoenlospulmones,parademostrarlo.Y,simetragoeso,puedotragarcualquiercosa.Peroloqueyoquieroesverelcertificadodedefunción.¿Veisadondequieroiraparar?Yonopongoendudaque saliera de la tumba. Pero queme enseñen el certificado de defunción.Yo soycomoTomás,quedecíaquenocreeríaqueJesúshabíaresucitadohastaquepudieramirar por los agujeros de los clavos ymeter lamano en la herida del costado del

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sujeto.Paramiéleraelverdaderomédicodelapandilla,ynoLucas.»No;Louisnuncacreyóenlaotravida.Porlomenos,hastalodeChurch.—Yo creo que hay algo más allá—dijo a su hija, hablando despacio—. Pero

cómopuedeser,esonolosé.Talvezseadistintoparacadacual.Talvezsealoquecadaunocreyóqueseríadurantetodasuvida.PerocreoquehayalgoycreoqueMrs.Crandalldebedeestarenalgúnlugardondepuedaserfeliz.

—Tútienesfeeneso—dijoEllie.Noeraunapregunta.Parecíaintimidada.Louissonrió,entresatisfechoycohibido.

—Seguramente.Y también tengo fe enque eshoradeque te vayas a la cama.Llevasdiezminutosderetraso.Lebesóenloslabiosyenlapuntadelanariz.

—¿Túcreesquelosanimalestienenotravida?—Sí—dijoélsinpensarlo,yestuvoapuntodeañadir:Sobretodo,losgatos.Las

palabrascasileasomaronasuslabios,ysintióquelapiellequedabarígidayfría.—Bueno—dijolaniñadeslizándosealsuelo—.Tengoquedarunbesoamamá.—Pues,adelante.Louislasiguióconlamirada.Alllegaralapuertadelcomedor,laniñasevolvió

ydijo:—AqueldíamepusemuytontaconChurch,¿verdad?¡Ycómolloraba!—No,cariño—dijoél—.Amínomeparecistetonta.—Si ahora se muriera, me parece que podría resistirlo —dijo ella, y pareció

quedarseunpocosorprendidapor loqueacababadedecir.Luego,corroboró—:Sí,podría.—YsefueenbuscadeRachel.

***

Aquellanoche,enlacama,Racheldijo:—Heoídoloqueledecías.—¿Yno te parece bien?—preguntóLouis.Decidió que seríamejor hablar sin

tapujos,siasíloqueríaella.—No es eso—dijo Rachel en un tono de vacilación impropio de ella—. No,

Louis; no es eso.Es que…me asusto.Y tú yame conoces, cuandome asustomepongoaladefensiva.

LouisnorecordabahaberoídonuncaaRachelhablarcontantadesconfianzay,depronto,sesintióreceloso,comosiestuvierapisandouncampodeminas.

—¿Teasustas?¿Dequé?¿Delamuerte?—Noesmimuerte loquemeasusta.Casi nuncapienso en ella…Yano.Pero

cuandoeraniñapensabamuchoeneso.Ynopodíadormir.Soñabaconmonstruosqueveníanacomermeenlacama.YtodosteníanlacarademihermanaZelda.

«Sí—pensóLouis—.Yasalióporfin,alcabodetodosestosañosdematrimonio.

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Yasalió.»—Nohablasmuchodeella.Rachelsonrióyleacariciólamejilla.—Eres un encanto, Louis. Yo nunca hablo de ella. Y trato de no acordarme

siquiera.—Siemprepenséquetusrazonestendrías.—Ylastengo.Guardósilencio,pensativa.—Séquemurió…demeningitisespinal…—Meningitisespinal—repitióella,yLouisvioqueestabaapuntodellorar—.En

casayanohayniunasolafotosuya.—Yovilafotodeunaniñaen…—…eneldespachodepapá.Sí;lohabíaolvidado.Ymimadrellevaotraenel

billetero,segúncreo.Teníadosañosmásqueyo.Cayóenferma…,ylapusieroneneldormitoriodeatrás…enelcuartodeatrás,comounsecretovergonzoso,Louis,mihermanamurióenelcuartodeatrás,yesohasidosiempre…unsecretovergonzoso.

Depronto,Rachelsevinoabajo,yeneltonocadavezmásagudodesussollozos,Louis detectó, alarmado, un síntoma de histerismo. Extendió la mano y tocó unhombroquesedesasióbruscamente.Sintióen lasyemasde losdedosel rocede lasedadelcamisón.

—Rachel…,nena…basta…Ellaaúnpudodominarlossollozos.—Nomeimpidashablar,Louis.Sólomequedanfuerzasparadecirlounavez,y

noquierovolverahablardeellonuncamás.Detodosmodos,tampocoibaapoderdormirestanoche.

—¿Tan horrible fue? —preguntó Louis, a pesar de que conocía la respuesta.Aquelloexplicabamuchascosas, incluso incidentesquenoparecían tener lamenorrelaciónencajabanahoraperfectamente.Rachelnuncaasistióconélaunfuneral,nisiquieraaldeAlLocke,uncompañeroquemurióenaccidentedetráficocuandoelcocheenelqueviajabachocócontrauncamión.AlibaconfrecuenciaavisitarlesalapartamentoyRachelleapreciaba.Peronofueasufuneral.

«Aqueldíasepusoenferma—recordóLouis—.Parecíagripeoalgoporelestilo.Bastantegrave.Peroaldíasiguienteestabaperfectamente.»

«Estaba perfectamente después del funeral», rectificó. Ahora recordaba que yaentoncespensóquepodíatratarsedealgopsicosomático.

—Fue horrible, desde luego.Mucho peor de lo que puedas imaginar. Louis, laveíamosempeorardedíaendía,sinpoderhacernada.Teníadoloresconstantes.Sucuerpo parecía encogerse… contraerse… Se le encorvaron los hombros y se ledesfigurólacarahastaconvertirseenunaespeciedemáscara.Susmanoserancomo

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lasgarrasdeunpájaro.Avecesyoteníaquedarledecomer.Mehorrorizaba,perolohacíasinprotestar.Cuandoeldoloraumentó,empezaronadarlecalmantes,suavesalprincipio,perolosqueledabandespuéslahubierandejadoperturbadaparasiempre,porañosquehubieravivido.Aunquetodossabíamosquenoviviría.Seguramenteporesoesparanosotrosunsecreto.Porquequeríamosquemuriera,Louis,deseábamossumuerte,ynoeraparaqueellaacabaradesufrir,sinoparanotenerquesufrirnosotros.Eraporqueparecíaunmonstruoyempezabaaserunmonstruo…Oh,Dios,yaséquepareceunaespantosabarbaridad…

Secubriólacaraconlasmanos.Louislatocóconsuavidad.—Rachel,noesunabarbaridad.—¡Loes!—gritóella—.¡Loes!—Eslarealidad,sencillamente.Aveces,lasvíctimasdeunalargaenfermedadse

convierten en series ariscos y tiránicos. La imagen del enfermo sufrido y santo esfalsa.Tanprontocomoempiezanallagarse,yaestánamargándoleslavidaalosqueestán a su lado.Y es que no pueden evitarlo. Pero eso no es un consuelo para losdemás.

Ella le miraba sorprendida…, casi esperanzada. Luego volvió el gesto dedesconfianza.

—Esoteloinventasahora.Élsonriótristemente.—¿Quieres que te enseñe los libros? ¿Y la estadística de los suicidios? En las

familiasquehancuidadoencasaaunenfermodesahuciadodurantemuchotiempo,lacifradesuicidiossedisparahacialaestratosferadurantelasseissemanassiguientesalamuertedelpaciente.

—¡Suicidios!—Se atiborran de pastillas, o abren la espita del gas, o se saltan la tapa de los

sesos.Odio…, agotamiento…, repulsión…, tristeza…—Se encogió de hombros yjuntó los puños con suavidad—. Los supervivientes empiezan a sentirse como sihubierancometidouncrimen.Yclaudican.

EnlacaradeRachel,congestionadaporelllanto,sepintabaahoraunaexpresióndedoloridoalivio.

—Zeldaeraexigente…,odiosa.Aveces,seorinabaen lacamaapropósito.Mimadresiemprelepreguntabasiqueríaquelaayudaseairalbañoy,después,cuandoyanopodíalevantarse,siqueríaelorinal…yZeldadecíaqueno…,yentoncesselohacíaenlacama,paraquemimadreomimadreyyotuviéramosquecambiarlelassábanas…Ydecíaqueselehabíaescapado,perohabíaunasonrisaensusojos.Seveíalasonrisa.Lahabitaciónolíasiempreaorinesymedicina.Tomabaunosfrascosdecalmantequeolíaaciruelassilvestres,como lasgotaspara la tos…Eraunolor

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quenosequitabaconnada.Avecesaunahoramedespiertoporlanocheoliendoaciruelay,sinoestoydespiertadeltodo,pienso:¿AúnnohamuertoZelda?Aún…

RachelcontuvoelalientoyLouisleapretóunamanoconvehemencia.—Cuando la cambiábamos se le veía la espalda retorcida y llena de bultos.Al

final,Louis,alfinal,parecíaque…,parecíaqueelculoselehubierasubidohastalaspaletillas.

AhoralosojoshúmedosdeRachelteníanlamiradahorrorizadayvidriosadelosdeunaniñaquerecordaraunapersistentepesadilla.

—Aveces,metocabaconsusmanos…susmanosdepájaro…yamímefaltabapocoparaponermeagritar,yundíasemecayólasopaenelbrazoporqueellamehabíatocadolacara,ymequemé,yentoncessíquegrité.Yotravezvilarisaensusojos.

»Haciaelfinal,loscalmantesyanohacíanefecto.Yentonceslaquegritabaeraella,yningunodenosotrospodíarecordarlacomoeraantes,nisiquieramimadre.Yano eramás que aquella cosa deforme que gritaba en el cuarto de atrás…Nuestrosecretovergonzoso.

Racheltragósalivaylagargantalechasqueó.—Mispadreshabíansalidocuandoella,porfin…,cuandoella…bueno,cuando

ella…Conunesfuerzoterribleydesgarrador,Rachelpronunciólapalabra.—Cuandoellamurió,mispadresnoestabanencasa.Yomequedé.EraPascuay

habían ido a ver a unos amigos.No iban a estar fueramás que unosminutos.Yoestaba en la cocina, leyendouna revista o, por lomenos,mirándola.Esperaba quefuera hora de darle la medicina, porque ella estaba gritando. Empezó a gritar encuanto se fueronmis padres.Yo, con aquellos gritos, no podía leer.Y entonces…entonces… bueno… Zelda dejó de gritar. Yo tenía ocho años, Louis, y pesadillastodaslasnoches…Empezabaapensarquemihermanameodiabaporqueyoteníalaespaldaderecha,porqueyonoteníaaquellosdolores,porqueyopodíaandar,porqueyo viviría…Empezaba a pensar que queríamatarme.Aún hoy,Louis, aún hoy nopuedocreerquetodofueranimaginaciones.Estoyconvencidadequemeodiaba.Nosésihubierallegadoamatarme,perosihubierapodidoapoderarsedemicuerpo…,echarmeamídeélcomoenuncuentodehadas…,esosí lohabríahecho.Cuandodejódegritar,subíaversilehabíaocurridoalgo,sihabíacaídodeladooresbaladodelosalmohadones.Entréenlahabitación,lamiréypenséquesehabíatragadolalenguayestabaasfixiándose.Louis—suvozvolvíaaserchillonaylacrimosayteníaunalarmanteacento infantil, comosihubiera regresadoenel tiempoy reviviera laexperiencia—,Louis,yonosabíaquéhacer.¡Teníaochoaños!

—¡Quéibasasaber!—dijoLouisabrazándolayRachelseasióaélconelfrenesídelmalnadadorcuyoboteacabadevolcarseenmediodeunlago—.¿Alguienteha

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hechoalgúnreproche?—No—respondióella—.Nadiemeechólaculpa.Peronadiepudoremediarlo

ocurrido.Nadiepudohacerquenoocurriera,Louis.Nosehabía tragadola lengua.Entoncesempezóahacerunsonidoextraño,nosé…,algoasícomogaaaaa…

Ensuatormentadayvividadescripcióndelossucesosdeaqueldía,RacheldebiódeimitarbastantebienelruidoquehicieraZelda,yaLouisleasaltóelrecuerdodeVíctorPascow.Estrechóconmásfuerzaasuesposa.

—…ybabeaba…—Basta,Rachel—dijoélconlavoznomuyfirme—.Conozcolossíntomas.—Tengoqueexplicar—respondióRachelcontestarudez—,explicarporquéno

puedo ir a los funerales de la pobreNorma.Y también por qué aquel día tuvimosaquellaestúpidapelea…

—Sssh…,esoyaestáolvidado.—Yo no lo he olvidado—dijo ella—. Lo recuerdomuy bien, Louis. Tan bien

comorecuerdoquemihermanaZeldamuriódeasfixiael14deabrilde1965.Duranteunosinstantes,sehizoelsilencio.—Lapusebocaabajoylegolpeélaespalda—continuóRachelalfin—.Nosabía

quéotracosapodíahacer.Ellapataleabaconsuspiernasdeformes…,yrecuerdoquesonóunruidocomodepedos…Creíqueeraellaotalvezyo;peronoeranpedos,sino lascosturasde lasmangasdemiblusaqueseabrieroncuando ledi lavuelta.Ellaempezóatener…espasmos…yviqueteníalacaraladeadaenlaalmohada,ypensé «Zelda está ahogándose, y cuando vengan dirán que yo la asfixié». «Tú laodiabas,Rachel—medirán,yeraverdad—,ydeseabasquemuriese»,ytambiéneraverdad.Porque,Louis,loprimeroquepensécuandoellaempezóaagitarsedeaquelmodoenlacama,fue:«Oh,Diosmío,porfin.Zeldaseahogayestovaaterminar.»Lapuseotravezbocaarriba.Ahorateníalacaranegra,Louis,ylosojosselesalíandelasórbitasyteníaelcuellohinchado.Yentoncesmurió.Yodiunospasosatrás,supongoquebuscandolapuerta,perochoquécontralaparedytiréuncuadro.Eraundibujo de uno de los cuentos deOz que a Zelda le gustabanmucho antes de caerenfermaconlameningitis.EraundibujodeOzelGrandeyTerrible,sóloqueZeldadecía siempre Oz el Ggande y Teggible, porque no podía pronunciar la erre. Mimadre lo mandó enmarcar… porque a Zelda le gustaba… Oz, El Ggande yTeggible…cayóalsuelo,yelcristalsehizoañicosyelmarcosaltóenpedazos,yyoempecéagritar,porquecomprendíquehabíamuertoypensé…,creoquepenséquesu espírituquería castigarme,porque su espíritudebíadeodiarme tanto comoella,perosuespíritunoestabaatadoa lacama…Poresoechéacorrery salía lacallegritando: «¡Zelda hamuerto! ¡Zelda hamuerto! ¡Zelda hamuerto!»Y salieron losvecinos… y me vieron correr por la calle, con la blusa rota, gritando «¡Zelda hamuerto!»,Louis, y pensarían que estaba llorando, pero yo creo…, yo creo queme

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reía,Louis,sí,mereía.—Sitereías,medescubroanteti—dijoLouis.—No hablas en serio —dijo Rachel con la absoluta certeza del que ha dado

vueltasymásvueltasaunaidea.Élnoinsistió.PensabaquequizáalgúndíaRachelselibraradeaquelrecuerdoespantosoyputrefactoquelahabíaatormentadodurantetantos años, pero algo quedaría. No se borraría del todo. Louis Creed no era unpsiquiatra, pero sabía que en el humus de toda vida hay objetos semienterrados yoxidadosyqueloshumanossientenunayotravezelimpulsodetirarytirardeellos,aunquelescortenlasmanos.HoyRachellohabíaarrancadocasitodo.Eracomounamueladeforme,ypodrida,deraícesennegrecidas,infectadas,fétidas.Yaestabafuera.Sóloquedabaunacélulanocivaque, siDioserabondadoso,permaneceríadormidaparanoaflorarmásqueenlossueñosmásprofundos.Eracasiincreíblequehubierapodidoexpulsar tanto.Ellono sólodenotabavalor, sinoque lopregonabaagritos.Louisestabaimpresionado.Sentíadeseosdelanzarunhurra.Sesentóenlacamayencendiólaluz.

—Sí—dijo—;medescubroante ti.Y,por sime faltabanmotivospara…,paradetestaratuspadres,ahoralostengo.Nuncadebierondejartesolaconella,Rachel.NUNCA.

Comounaniña—laniñadeochoañosque era cuandoocurrió aquellahistoriaincreíbleyvergonzosa—,ellaprotestó:

—Lou,eraeltiempodePascua…—ComosieraeltiempodelJuicioFinal—dijoLouconlavozroncadeunfuror

candente que la hizo sobresaltarse. Él se acordaba de las dos estudiantes deenfermera, las dos auxiliares que tuvieron la mala fortuna de estar de servicio lamañanaenquellevaronaPascowmoribundo.Unadeellas,unajovencitaconmuchotemple que se llamaba Carla Shavers, volvió al día siguiente y trabajó con tantaeficaciaquehastalamismaCharltonquedóimpresionada.Alaotranohabíanvueltoaverla.Louisnosesorprendióniseloreprochaba.

«¿Dónde estaba la enfermera? Debían de haber contratado a una enfermeradiplomada.Perono;semarcharondejandoaunacriaturadeochoañossolaconsuhermanamoribundaqueprobablementeestabayaclínicamenteperturbada.¿Porqué?Porque eraPascua.Yporque, aquellamañana, la eleganteDoryGoldmannopudoseguirsoportandoelmalolorytuvoquesalirunratitoatomarelaire.YRachelsequedó de guardia. ¿Cierto, amigos y vecinos? Rachel se quedó de guardia. Ochoaños, coletas y blusa de colegiala. Rachel tuvo que cargar con la jodida guardia.Rachelpodíaquedarseyaguantarelmalolor.¿PorquélaenviabandespuéstodoslosañosseissemanasalcampamentoSunsetdeVermont,sinoporqueaguantólosmalosolores de su hermana,moribunda y demente? Los nuevos conjuntos deGage y lamediadocenadevestidosdeEllie,yyotepagolosestudiossirompesconmihija…

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¿Dóndeestabaelsustanciosotalonariocuandotuhijasemoríademeningitisespinalytuotrahijaestabasolaconella,cerdoroñoso?¿Dóndeestabalajodidaenfermeradiplomada?»Louissaltódelacama.

—¿Adondevas?—preguntóRachel,alarmada.—AtraerteunValium.—Yasabesqueyonunca…—Estanoche,sí.Rachel tomó la pildora y le contó el resto. Su voz permaneció tranquila. El

calmantehacíasuefecto.Un vecino sacó a la pequeña Rachel de detrás del árbol donde se había

acurrucado gritando: «¡Zelda ha muerto!» Le sangraba la nariz y tenía la blusamanchada. El mismo vecino llamó a la ambulancia y a los padres. Después decortarle la hemorragia y darle una taza de té caliente y dos aspirinas para que secalmara, consiguió que le dijera el paradero de sus padres. Estaban en casa de losCabrán, que vivían al otro lado de la ciudad. Peter Cabrán era el contable de laempresadelpadre.

Antesdelanoche,sehabíanproducidograndescambiosencasadelosGoldman.Zelda ya no estaba. Su habitación fue vaciada y fumigada. Se llevaron todos losmuebles.Elcuartodeatráseraunacajavacía.Después—muchodespués—,DoryGoldmaninstalóallísucuartodecostura.

Aquellamismanoche,Rachel tuvosuprimerapesadilla.Cuandodespertó,a lasdosde lamadrugada, llamandoagritos a sumadre, descubrió aterradaque apenaspodíamoverse.Laespaldaledolíaterriblemente.SelalastimóalmoveraZelda.Enaquelparoxismodepánico,pudodesarrollarlafuerzasuficientecomoparalevantaraZelda,abriéndoselelablusaenelesfuerzo.

Que se había producido una lesión al tratar de impedir que Zelda se ahogaraestabaclarísimoparatodoelmundo.Paratodoelmundo,salvoparalapropiaRachel.EllaestabaseguradequeaquelloeralavenganzadeZelda.ZeldasabíaqueRachelsealegraba de que hubieramuerto; Zelda sabía que cuandoRachel salió corriendo ygritando«¡Zeldahamuerto,Zeldahamuerto!»,nolloraba,sinoquereía;Zeldasabíaque había sido asesinada y por eso ahora le había pasado la meningitis espinal aRachel,yaRachelprontoempezaríaadeformárselelaespalda,ytambiénellatendríaquequedarseenlacamaypocoapocoseconvertiríaenunmonstruoylasmanosseleretorceríancomogarras.

Con el tiempo, gritaría de dolor, como Zelda, y mojaría la cama, y un día seahogaríaconlalengua.EralavenganzadeZelda.

Nadie pudo convencer a Rachel de que estaba equivocada: ni sumadre, ni supadre, ni el doctorMurray, que diagnosticó una leve luxación y dijo a la niña consequedad(cruelmente,enopinióndeLouis)queestabaportándosemuymal,quesus

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padresestabanabrumadosporeldoloryquenoeraelmomentodehacermoneríasdeniña pequeña para llamar la atención. Hasta que remitió el dolor, Rachel no seconvenciódequenoeravíctimadelavenganzadeZeldanideuncastigodeDiosporsumaldad.Durantemuchosmeses(esodijoaLouis;enrealidad,fueronochoaños),tuvo pesadillas en las que su hermana moría una y otra vez y, al despertarsobresaltada, se llevaba las manos a la espalda, para cerciorarse de que seguíaperfectamente.Luego,enlahorriblesecueladeaquellaspesadillas,leparecíaquelapuertadelarmarioteníaqueabrirseviolentamenteyZeldaseabalanzaríasobreella,moradaycontrahecha,conlosojosenblanco,lalenguafueraylasgarrasextendidas,paramatar a la asesina que se acurrucaba en la cama con lasmanos pegadas a laespalda…

RachelnoasistióalosfuneralesdeZelda,nianingúnotro.—Simelohubierasdichoantes,sehabríanaclaradomuchascosas—dijoLouis.—Nopodía,Lou.—Suvoz sonabaadormilada—.Desdeentoncesmequedó…

unapequeñafobiaenestetema.«Unapequeñafobia—pensóLouis—.Sí,eso.»—No puedo evitarlo… Comprendo que tienes razón, que la muerte es

perfectamente natural, y hasta buena. Pero entre lo queme dice la razón y lo quesiento…aquídentro…

—Ya…—Aquel día en queme puse furiosa contigo, yo sabía que, pormás que Ellie

lloraraantelaposibilidaddequeChurchmuriera,ellonoerasinounmodocomootrocualquieradehacersealaidea,peronopudecontenerme.Perdóname,Louis.

—No hay nada que perdonar —dijo él, acariciándole el pelo—. Pero, ¡quédiantre!,aceptolasdisculpas,siesohacequetesientasmejor.

Ellasonrió.—Yasíes.Mesientomejor,sí.Escomosihubieraexpulsadoalgoqueestuviera

envenenandoduranteañosunapartedemí.—Quizáseaesoloquehashechoenrealidad.Rachelcerrólosojosyvolvióaabrirlos…lentamente.—Ynoleechesamipadretodalaculpa,Louis.Fueunamalaépocaparaellos.

Losgastosde laenfermedadlosdejaroncasiarruinados.Mipadrenopudoabrir lasucursal que había proyectado poner en las afueras, y las ventas de la tienda delcentroflojeaban.Además,mimadreestabamedioloca.

»Después,todoempezóaarreglarse.FuecomosilamuertedeZeldamarcaraelcomienzodeunabuena racha.Seacabó la recesión,volvióacirculareldinero,mipadre consiguió el préstamo y, desde entonces, los negocios le han ido bien. Perotodoaquellohizoquemispadrestendieransiempreaprotegermeexcesivamente.Noessóloqueyofueraloúnicoquelesquedaba,sinotambién…

—Remordimiento—dijoLouis.

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—Probablemente. ¿Y no te enfadarás si el día en que entierren a Norma mepongoenferma?

—No,cariño;nomeenfadaré.—Letomóunamano—.¿PuedollevaraEllie?LamanodeellasecerróconfuerzasobreladeLouis.—Oh,puesnoséquédecirte.—Volvíaatemblarlelavozacausadelmiedo—.

Aúnesmuyniña.—Hacemásdeunañoquesabededóndevienenlosniños—lerecordóél.Ellaguardósilencio,mirandoaltechoymordiéndoseloslabios.—Siatiteparecebien—dijoalfin—.Sicreesquenohadeafectarle…—Ven aquí, Rachel —dijo él, y aquella noche durmieron espalda contra

estómago,ycuandoelladespertótemblando,unavezdisipadoelefectodelValium,éllatranquilizóconsuscaricias,susurrándolealoídoquetodoibabien,yellavolvióadormirse.

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«Porqueelhombre(ylamujer)soncomolasfloresdelvalle,quehoyseabrenymañanasonechadasal fuego: lavidadelhombrees sólounaestación,que llegaypasa.»Oremos.

Ellie, resplandeciente con su vestido azulmarino comprado ex profeso para elacto,agachó lacabeza tanbruscamentequeLouis leoyócrujir lanuca.Elliehabíaestadomuypocasvecesenlaiglesiayésteerasuprimerfuneral.Lascircunstanciaslahabíanreducidoauninsólitosilencio.

Aquellas circunstancias permitían aLouismirar a su hija de unmodo distinto.Normalmente,elamorquesentíaporella,comoelquesentíaporGage,leimpedíaobservarlafríamente;perohoycreíatenerdelanteloqueeracasiunejemplotípicodelaniñaqueestáapuntodeterminarsuprimerafasededesarrollo:unorganismotodopura curiosidad que almacena información en unos circuitos casi sin fin. Ellie semantenía quieta y callada y no dijo nada ni siquiera cuando Jud, muy raro peroeleganteconsutrajenegroyzapatosconcordones(Louispensóqueeralaprimeravezquenoleveíaconzapatillasobotas)seinclinóparadarleunbesoyledijo:

—Estoymuy contento de que hayas venido, cariño. Y supongo queNorma sealegrarátambién.

Ellielemiróconlosojosmuyabiertos.Ahora, el reverendo Laughlin, el pastor metodista, pronunció la bendición,

pidiendoaDiosquevolvierasurostrohaciaellosylesdieralapaz.—¿Hacenelfavordeadelantarselosportadores?—preguntó.Louisfuealevantarse,peroEllieletiródelamangaconfuerza.Parecíaasustada.—¡Papi!—dijoenunfuertesusurro—.¿Adóndevas?—Soy uno de los portadores, cielo —dijo Louis sentándose un momento y

rodeándole los hombros con el brazo—. Eso quiere decir que tengo que ayudar allevaraNormahastaelcoche.Somoscuatro:elcuñadodeJud,dosdesussobrinosyyo.

—¿Dóndenosencontraremos?—LacaradeEllieaúnestabatensaypreocupada.Louismiróhaciaadelante.Losotrostresportadoresyaestabanallí,juntoaJud.

Elrestodelosasistentessalíanya.Algunoslloraban.VioaMissyDandridge,quenollorabaperoteníalosojosirritadosyquelesaludóalzandolevementeunamano.

—Sitequedasenlaescalera,enseguidavoyabuscarte.¿Deacuerdo,Ellie?—Sí.Peronoteolvidesdemí.—No,descuida.Élvolvióalevantarseyellaletiródelamano.—Papi.—¿Qué,cielo?

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—Nolasueltes—susurróEllie.

***

Louisseunióalosdemás,yJudlepresentóasussobrinos,queenrealidaderanprimos en segundo o tercer grado…, descendientes del hermano del padre de Jud.Erandosmocetonesdeunosveintitantosañosconunairedefamiliamuymarcado.ElhermanodeNormafrisabalossesenta,segúnsupusoLouis,ysibienensucaraseadvertíanlashuellasdeldisgusto,parecíasobrellevarlobastantebien.

—Celebroconocerles—dijoLouis.Sesentíaunpocoviolento.Alfinyalcabo,eraunextrañoalafamilia.

Elloslesaludaronconunmovimientodecabeza.—¿Ellieestábien?—preguntóJudhaciéndoleunaseñaconelmentón.Laniña

remoloneabaenelvestíbuloylosmiraba.«Desde luego; sólo quiere asegurarse de que nome esfumo en el aire», pensó

Louiscasiconunasonrisa.Peroaquelpensamientolesugirióotro:«Oz,elGgandeyTeggible.»Ylasonrisasedesvaneció.

—Sí,creoquesí—dijoLouisagitandolamanohaciaella.Laniñahizootrotantoydiomediavueltaparasalir,haciendovolarlafaldadesuvestidoazulmarino.Louisobservó en ella, con cierta dolorosa sorpresa, un aire de madurez. Fue sólo unmomento,peromomentoscomoaquéllehacenaunorecapacitar.

—¿Qué?¿Estamoslistos?—preguntóunodelossobrinos.LouisasintióylomismohizoelhermanomenordeNorma.—Concuidado—dijoJud.Teníalavozronca.Luego,diomediavueltaysubió

porelpasillolentamente,conlacabezainclinada.Louis se situó en el ángulo posterior izquierdo del féretro gris acero modelo

American Eternal que Jud había elegido para su esposa. Agarró el asa que lecorrespondíayentreloscuatrohombressacaronlentamenteelataúddeNormaalamañana gélida y luminosa del primero de febrero. Alguien —seguramente elsacristán—habíaechadounagruesacapadecenizasobreelsenderoresbaladizodenievepisadayhelada.Juntoalaacera,unfurgónCadillacdespedíaunhumoblancopor el tubo de escape. A su lado, observándolos y preparados para ayudar por sialgunoresbalabaodesfallecía(quizáelhermano),estabaneldirectordelafunerariaysuhijo,unmuchachoafónico.

Jud,depiejuntoaellos,contemplócómointroducíanelféretroenelcoche.—Adiós,Norma—dijoencendiendouncigarrillo—.Hastapronto,muchacha.LouisabrazóaJudporloshombros,yelhermanodeNormaseleacercóporel

otrolado,relegandoasegundotérminoaldirectoryasuhijo.Losfornidossobrinos(o primos segundos, o lo que fueran) ya habían hechomutis, una vez realizado el

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simpletrabajodelacarreo.Ellosnofrecuentabanaquellaramadelafamilia.ANormala conocían por las fotografías y alguna que otra visita de cumplido: largas tardespasadasenlasala,comiendolasgalletasdeNormaybebiendolacervezadeJud,noprecisamente aburridos por las viejas historias de tiempos y personas que ellos nohabían conocido, pero sí pensando en lo que hubieran podido hacer aquella tarde(lavaryabrillantarelcoche,jugarunapartidadeboloso,simplemente,verporlateleuncombatedeboxeoconlosamigos)ycontentosdemarcharseunavezsatisfechaslasformalidades.

Para ellos, la familia de Jud ya era cosa del pasado; era como un planetoideerosionadoquesealejabadelamasaprincipal,aladeriva,disminuyendodetamañohasta convertirse en una mota. El pasado. Fotos en un álbum. Viejas historiascontadas en habitaciones excesivamente caldeadas: ellos no eran viejos; susarticulaciones no estaban artríticas ni su sangre se había enfriado. El pasado sereducíaaunasasasquehabíaqueagarrardevezencuandoyluegosoltar.Alfinyalcabo,sielcuerpohumanoeralaenvolturaqueconteníaalalmahumana,lacartaqueDios enviaba al universo, según enseñaban la mayor parte de las religiones, elAmericanEternalseríalaenvolturaqueconteníaelcuerpohumano,yparaaquellosaguerridossobrinosoprimosoloquefueran,elpasadoeraunacartaviejaquehabíaquearchivar.

«Dios salve el pasado», pensó Louis, estremeciéndose sin más motivo que elpensarquellegaríaeldíaenqueélsesentiríaigualdedesligadodesupropiasangre,delfrutodeloshijosdesuhermano…odesuspropiosnietos,siEllieoGageteníanhijos y él llegaba a conocerlos.El centro de gravedad se desplazaba.Los vínculosfamiliaressedeterioraban.Carasjóvenesenfotosviejas.

«Dios salve el pasado», pensó nuevamente oprimiendo con más fuerza loshombrosdelanciano.

Lospajescolocaronlasfloresenlatraseradelcochefúnebreylalunetasealzóeléctricamenteyquedóencajadaensuranura.LouisretrocediópararecogeraEllieyjuntos se dirigieron al coche. Louis sujetaba a la niña por el brazo, para que noresbalaraconsuszapatosnuevosdesueladecuero.Arrancaban losmotoresde loscoches.

—¿Por qué encienden las luces, papi?—preguntó Ellie con extrañeza—. ¿Porqué,siesdedía?

—Lohacen en señal de respeto por lamuerta—dijoLouis, y notó que su vozsonaba ronca, mientras tiraba de la palanca que encendía los faros del Ford—.Vámonos.

***

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Cuando, al fin, regresaban a casa —una vez terminada la ceremonia delcementerio, celebrada en la pequeña capilla deMount Hope, ya que la tumba deNormanopodríacavarsehastalaprimavera—,depronto,Ellieseechóallorar.

Louislamiró,sorprendidoperonomuyalarmado.—¿Quétienes,Ellie?—Yanohabrámásgalletas—sollozóEllie—.Ellahacíalasmejoresgalletasde

avenaquehecomido.Yahorayanopodráhacerlasnuncamás,porqueestá"muerta".¿Porquétienequemorirselagente,papá?

—En realidad, no lo sé —dijo Louis—. Supongo que para dejar sitio a losjóvenes,alagentenuevacomotúycomoGage.

—¡Yonomecasarénunca,niharé lodelsexo,ni tendréhijos!—declaróEllie,llorando con más fuerza—. Entonces quizá a mí no me pase eso. ¡Es u—u—unaguarrada!

—Perotambiéneslaformadeacabarconelsufrimiento—dijoLouisenvozbaja—.Yyo,comomédico,hevistomuchosufrimiento.Simebusquéesetrabajoenlauniversidadfueporqueestabahartodeversufriralagente,díatrasdía.Losjóvenestambiéntienendolores,yavecesmuyfuertes,peroesotracosa.

Hizounapausa.—Aunque tú no lo creas, cielo, cuando uno es muy, muy viejo, la muerte no

parece tanmala ni tan terrible como ahora te resulta a ti.Y tú aún tienesmuchos,muchosañospordelante.

Ellielloró,luegohipóyporfinsecalló.Antesdellegaracasa,preguntósipodíaponer la radio.Louis le dijoque sí y ella encontró aShakin'sStevensque cantaba"This Ole House" por la WACZ. Al poco rato, estaba coreando la letra. Cuandollegaron a casa, la niña fue en busca de su madre y empezó a darle detalles delfuneral.EnhonoraRachel,Louisreconocióqueescuchabacontranquilidadyhastaconinterés,aunqueunpocopálidaypensativa.

Luego, Ellie le preguntó si sabía hacer galletas de avena, y Rachel dejóinmediatamente la labor de punto que estaba tejiendo y se levantó como si noesperaseotracosa.

—Sí—respondió—.¿Quieresquepreparemosunafuente?—¡Yay!—gritóEllie—.¿Ahora,mamá?—Ahora,situpadrevigilaaGageduranteunahora.—Seráunplacer—dijoLouis.

***

Louispasólatardeleyendoytomandonotasdeunlargoartículoquepublicaba"The Duquesne Medical Digest". Había vuelto a plantearse el viejo tema de las

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suturas solubles; en elmundillo de las contadas personas que se interesaban en elcosido de las pequeñas heridas, la cuestión parecía tan interminable como aquellaantiguacontroversiapsicológicaqueenfrentabaalospartidariosdelacrianzanaturalyalosdelaeducaciónreglamentada.

Louisdecidióescribirunacartaaquellamismanoche,enlaquedemostraríaquelosargumentosdelautoreranendebles,losejemplos,amañados,yladocumentación,casi criminalmente somera. En suma, se relamía de gusto ante la perspectiva detorpedear aquella estúpida monserga de una vez por todas. Estaba buscando suejemplar de "El tratamiento de las heridas" deTroutman en la librería del estudio,cuandoRachelbajóhastamediaescalera.

—¿Subes,Lou?—Aúntardaréunrato.—Éllamiró—.¿Todovabien?—Yaduermen.Losdos.Éllaobservódetenidamente.—Duermenlosdos,perotú,no,—Meencuentrobien.Estabaleyendo.—¿Teencuentrasbien?¿Deverdad?—Deverdad—sonrióella—.Tequiero,Louis.—Yyoati,nena.—Lanzóunarápidamiradaalanaquel.AllíestabaTroutman,

ensusitiodesiempre.Louispusolamanosobreellibro.—Church trajo una rata a casa mientras tú y Ellie estabais fuera —dijo ella

tratandodesonreír—.Uf,quéporquería.—Caray.Rachel,síquelosiento.—Louisprocuróquesuvoznodejaratraslucir

loculpablequesesentíaenaquelmomento—.¿Fuemuyasqueroso?Rachel se sentó en la escalera. Con su bata de franela rosa, la cara limpia de

maquillaje,lafrentebrillanteyelpelorecogidoenunacoletaconunagoma,parecíaunaniña.

—Yalolimpié.Perotuvequeechardelapuertaaesegatoestúpidodándoleconlaboquilladelaspirador,paraquedejarademontarguardiaalladodel…delcadáver.Ymegruñó.Churchnuncamehabíagruñido.Últimamenteestámuyraro.¿Creesquepuedetenerelmoquillo,Louis?

—No;pero,sitúquieres,lollevaréalveterinario.—Supongoquenoseránada—dijo,yentonceslemirócondisimulo—.¿Porqué

nosubes?Esqueyo…Yaséqueestástrabajando,pero…—Pues claro—dijo él levantándose como si no tuviera nada que hacer. Y, en

realidad, tampoco era tan importante; pero él sabía queyanunca escribiría aquellacarta,porqueeldesfilenuncasedetiene,ymañanahabríaotrascosasquehacer.Perolarataeratodasuya,¿no?LarataqueChurchhabíatraídoacasa,seguramentehechatrizas, con los intestinos colgando y tal vez sin cabeza, era suya. Sí; él había

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adquiridolosderechos.—Vámonos a la cama —dijo, apagando las luces. Él y Rachel subieron la

escalera.Louislaabrazóylehizoelamorlomejorquepudo…,peroinclusocuandoentraba en ella, duro y erecto, escuchaba el gemido del viento al otro lado de loscristalescubiertosdeescarchaypensabaenChurch, elgatoque fuerade suhijayahoraerasuyo,preguntándosedóndeestaríayquéacecharíaomataríaestavez.«Elfondodelcorazóndelhombreesmásárido»,pensó,yelviento silbabasu lúgubremúsica, y a nomuchos kilómetros de allí, NormaCrandall, que había tejido unosgorros de punto a juego para sus hijos, yacía en su féretro de acero gris modeloAmerican Eternal sobre una losa de mármol del depósito de Mount Hope, y elalgodónconquelehabíanrellenadolasmejillashabríaempezadoaennegrecerse.

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Ellie cumplió seis años. El día de su cumpleaños, volvió de la escuela con unsombrerodepapelladeado,variosretratosdibujadosporsuscompañeros(enelmejordeloscualesEÍlieparecíaunespantapájarosrisueño)yterriblesrelatosdecaídasenel patio durante el recreo. La epidemia de gripe pasó. Tuvieron que enviar a dosestudiantesalCentroMédicodeBangor,ySurrendraHarduprobablementelesalvólavidaaunestudiantedeprimeroquesellamabanadamenosquePeterHumpertonycayó gravemente enfermo, con convulsiones, poco después de ingresar. Rachel seprendódelrubiorepartidordelsupermercadoA&PdeBreweryunanocheestuvoponderandoaLouislorellenoqueteníaelpantalónvaquero.«Talvezseasólopapelhigiénico» —agregó—. «Pues pellízcale —propuso Louis—. Si grita, es todoauténtico.» Rachel lloró de risa. Pasó febrero, azul, quieto y con temperaturas demuchos grados bajo cero y llegómarzo, con sus heladas y lluvias alternativas, loshoyosenelhieloy las señales anaranjadasen la carretera enhomenaje aldiosdelPATINAZO.EldolorlaceranteyangustiosodeJudCrandallfuemitigándose.Eseldolorque,segúnlospsicólogos,empiezaalostresdíasdelamuertedelserqueridoy,en la mayor parte de los casos, dura seis semanas, como ese período que loshabitantesdeNueva Inglaterra llaman«lomáscrudodel invierno».Peroel tiempopasa,encargándosedesoldarentresílosdistintosestadosdeánimocomounaespeciedearco iris.Lapenaagudavahaciéndosemásroma,seconvierteenañoranzay laañoranza,enrecuerdo…Esunprocesoquepuededurarentreseismesesytresañosyaún quedar dentro de lo normal. Llegó el día del primer corte de pelo deGage, ycuandoLouisadvirtióqueasuhijoempezabaaoscurecérseleelcabellobromeó,perolosintió,aunquenolomanifestara.

Llególaprimaveraysequedóalgúntiempo.

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LouisCreedpensaríadespuésqueelúltimodía realmente felizde toda suvidafueel24demarzode1984.

Las cosas que iban a ocurrir y que se cernían sobre ellos como unamortíferaavalancha,aúntardaríansietesemanasenllegar;peroduranteaquellassietesemanasno hubo nada que se destacara con aquel color y aquella fuerza.Aunque aquelloshorrores no hubieran ocurrido, él habría recordado siempre aquel día. Los díasrealmentebuenos—buenosdeverdad—sonescasos,pensabaél.Talvezlosdetodauna vida, reunidos, no llegaran al mes, en las mejores circunstancias. A Louis leparecíaqueDios,ensuinfinitasabiduría,semostrabamuchomásgenerosocuandosetratabaderepartirsufrimiento.

Aquel día era sábado y, por la tarde, él se quedó en casa, cuidando de Gage,mientrasRachelyElliehacían la compra semanal.Habían idocon Juden suviejacamioneta IH59, no porque estuviera averiado el coche grande de la familia, sinoporque al anciano le gustaba su compañía. Rachel preguntó a Louis si tendríainconvenienteenquedarseconGage,yLouiscontestóqueninguno,desdeluego.Sealegraba de que ella pudiera salir; después de todo un invierno enMaine, casi sinmoversedeLudlow,pensabaquesumujernecesitabadistracción.AunqueRachelenningúnmomento sequejó, aLouis leparecíaqueempezabaamostrar síntomasdeinquietud.

Gagedespertódesusiestaaesodelasdos,demuymalhumor.Louishizovariastentativasdedistraerle,peroelniñonosedejabaimpresionar.Paracolmodemales,elmuyrepelentehizounadeposiciónmonumental,cuyacalidadartísticanoganóenméritoaojosdeLouisporestarrematadaporunacanicaazul.UnadelascanicasdeEllie. El crío podía haberse ahogado. Louis decidió que en lo sucesivo, basta decanicas—todo lo que caía enmanos de Gage iba directamente a la boca—, peroaquelladecisión,aunquemuy laudable,no leayudaríaamantenerdistraídoalniñohastaelregresodesumadre.

Louisoía silbar en tornoa la casaelvientode la recién llegadaprimaveraquehacíadanzarlassombrasdelasnubesenelcampodeMrs.Vinton,contiguoalacasa,ydepronto se acordóde la cometa en formadebuitre que comprarapor caprichohacíacincooseissemanas,alregresardelauniversidad.¿Habíacompradotambiéncordel?Enefecto.¡Magnífico!

—¡Gage!—dijo—.Gagehabíaencontradounlápizdeceraverdedebajodelsofáy estaba rayando uno de los cuentos favoritos de Ellie. «Un nuevo motivo paraalimentar los sentimientos de rivalidad fraternos», pensóLouis conuna sonrisa. SiEllieseponíamuypesadacuandodescubrieralasfiligranasqueGagehabíadibujadoenellibro,élnoteníamásquealudiraladornitoquehabíaaparecidoenlospañales

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delniño.—¿Qué?—contestóGage.Yahablababastantebien,yLouisempezabaapensar

quetalvezfueramásquemedianamenteinteligente.—¿Quieressalir?—¡Quiere salir! —respondió Gage con entusiasmo—. ¡Quiere salir! ¿Patillas,

papi?Lapregunta, traducida, era: ¿Dónde estánmis zapatillas, papi?Con frecuencia,

Louis se admiraba del modo de hablar de Gage, no porque fuera gracioso, sinoporque le parecía que todos los niños pequeños hablaban como inmigrantes queestuvieranaprendiendounidiomaextranjeroconunmétodoanárquicoyameno.Élsabíaquelosbebésproducíantodoslossonidosquepuedeemitirlavozhumana:eltrinonasal tandifícil para los estudiantesdeprimer añode francés, losgruñidosychasquidos guturales de los aborígenes australianos y las ásperas consonantes delalemán. Era una facultad que perdían al aprender la lengua materna y Louis sepreguntaba amenudo si loque sehacíadurante laniñezno seríaolvidar,másqueaprender.

Las«patillas»deGageaparecieronporfin…tambiéndebajodelsofá.OtradelassospechasdeLouiseraladequeenlasfamiliasconniñospequeños,lazonasituadadebajodelsofádelasalaposeíaunamisteriosafuerzamagnéticaquesuccionabatodaclasedeobjetos,desdebotellase imperdibleshasta lápicesdecoloresy tebeosconrestosdecomidaranciaentresuspáginas.

PerolachaquetadeGagenoestabadebajodelsofá:estabaamitaddelaescalera.Fuemásdifícildarconlagorradebéisbol,sinlaqueGagenoconsentíaensalirdecasa,porqueestabaensusitio,elarmarioque,naturalmente,fueelúltimolugarenelquemiraron.

—¿Dónde vamos, papi?—preguntó Gage amistosamente, dando la mano a supadre.

—AlcampodeMrs.Vinton.Alanzarunacometa,amigo.—¿Comeeta?—preguntóGage,receloso.—Tegustará.Unmomento,chico.Estabanenelgaraje.Louissacósullavero,abrióelarmariodelgarajeyencendió

laluz.Despuésderevolverenelarmario,encontróal«buitre»,todavíadentrodelabolsa,conelticketdecajaprendido.Locompróduranteelcrudofebrero,unatardeenquesualmanecesitabamantenerundestellodeesperanza.

—¿Eto?—preguntóGage.Osea:«¿Quédiantresesesoquetienesahí,padre?»—Eslacometa—dijoLouissacándolade labolsa.Gageobservabacon interés

cómo Louis desplegaba el buitre, cuyas alas, de resistente plástico, tenían unaenvergadura de un metro y medio. Sus ojos, saltones y sanguinolentos, parecíanmirarlesdesdelapequeñacabezasituadaalextremodeuncuelloflacoydesplumado.

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—¡Pácaro!—gritóGage—.¡Pácaro,papá!—Sí,unpájaro—dijoLouisintroduciendolasvarillasenlasjaretasdeldorsode

la cometa y revolviendo otra vez en el armario en busca del ovillo de cordel quecompró el mismo día. Por encima del hombro, repitió—: Verás cómo te gusta,compañero.

AGagelegustó.LlevaronlacometaalcampodeMrs.VintonyLouisconsiguióhacerlavolaral

vientodefinalesdemarzoalprimerintento,apesardequenolanzabaunacometadesde…¿peroeraposible?,desdeque teníadoceaños. ¿Habíanpasadodiecinueveaños?Dios,quéespanto.

Mrs.Vintoneraunaancianaqueteníacasi laedaddeJud,peronosufortaleza.Vivía en una casa de ladrillo situada al borde del campo, aunque casi nunca salía.Detrás de la casa empezaba el bosque, el bosque en el que se encontraba PetSemataryy,másallá,elcementeriomicmac.

—¡Lacometavuela,papi!—chillóGage.—¡Miracómosube!—gritóLouisasuvez,riendoentusiasmado.Soltabahilotan

deprisaqueelrocecasilequemabalapalmadelamano—.¡Miraelbuitre,Gage!Sevaahacercacademiedo…

—¡Caca de mieo…! —gritó Gage con una gran carcajada. El sol asomó pordetrásdeunaesponjosanubedeprimavera,yparecióquelatemperaturasubíacincogradoscasiderepente.Estabaaladiáfanaluzdeunmarzotempladoytraidorqueselasdabade abril, enmediodel campodeMrs.Vinton, cubiertodehierbas secasyaltas,mientras el buitre subíay subíahacia el azul, con sus alasdeplástico tensascontra el viento, yLouis, comohacía de niño, se alzó en espíritu hacia la cometa,fundiéndoseconellaycontemplólaverdaderafazdelmundo,laquesindudavenensueñosloscartógrafos:elcampodeMrs.Vinton,blanquecinoydormidodespuésdeldeshielo, que ya no era un campo, sino un paralelogramo limitado por paredes depiedraendosdesusladosy,enlabase,larayanegradelacarreteraylacuencadelrío. Eso veía el buitre con sus ojos saltones. Veía la cinta gris del río que aúnarrastraba trozos de hielo y, al otro lado,Hampton,Newburgh,Winterport, con unbarco en el puerto, tal vez incluso veía la fábrica St.Regís, enBucksport, bajo subanderadehumo,yhastaelcabo,enelqueelAtlánticoembestíalosacantilados.

—¡Miracómosube,Gage!—gritóLouis,riendo.Gageechabaelcuerpohaciaatrásdetalmaneraqueparecíaque,deunmomento

aotro,ibaacaersedeespaldas.Sonreíadeorejaaorejaysaludabaalacometaconlamano.

Cuandoseaflojólatensióndelhilo,LouisdijoaGagequepusieralamano.Gageextendió el brazo, sin mirar siquiera. No podía apartar los ojos de la cometa quegirabaydanzabaalvientomientrassusombracorríaporelcampodeunladoaotro.

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LouisdiodosvueltasalrededordelamanodeGageconelhiloyentoncessíqueelpequeñobajólamiradaconungraciosogestodeperplejidadalsentireltirón.

—¡Oh!—Ahoralahacesvolartú—dijoLouis—.Túmandas,compañero.Estucometa.—¿Gage hace volar? —preguntó él. Aunque más que a su padre parecía

preguntárseloasímismo.Tiródelhiloparaprobarylacometaoscilóalviento.Diootrotirónmásfuerteyelbuitrehizounapirueta.Louisysuhijorieronalunísono.Gage extendió lamano libre yLouis se la tomó.Y así se quedaron, enmedio delcampodeMrs.Vinton,mirandoalbuitre.

FueunmomentoqueLouisnuncaolvidaría.Sicuandoeraniñosealzabahastalacometa, ahora sintió que se fundía conGage, su hijo. Le pareció que se achicabahasta caberdentrodelpequeñocuerpodeGageyquepodíamirarpor losojosdelniñoaquelmundoinmensoyluminoso,unmundoenelqueelcampodeMrs.Vintonera casi tan grande como las salinas de Bonneville, en el que la cometa volaba akilómetrosdealtura,mientraselhiloletemblabaenlamanocomosiestuvieravivoyelvientoledespeinaba.

—¡Vuela, cometa! —gritó Gage mirando a su padre, y Louis le rodeó loshombrosconelbrazolediounbesoenlamejillaencendidaporelviento.

—Tequieromucho,Gage—dijo.Alfinyalcabo,quedaríaentrelosdos,ynadiepodíadecirnada.

Y Gage, a quien quedaban menos de dos meses de vida, reía con estrépito yalborozo.

—¡Vuelalacometa!¡Vuelalacometa,papi!

***

AúnestabalacometaenelairecuandoRachelyEllievolvieronacasa.Tanaltalateníanquecasiseleshabíaacabadoelhiloyalbuitrenoseleveíalacara;eraunapequeñasiluetanegraenelcielo.

LouissealegródeverlasysoltóunacarcajadacuandoElliedejóescaparelhiloylo persiguió entre la hierba, atrapándolo en el momento en que el ovillo iba adevanarse del todo, dando tumbos por el suelo. Pero la presencia de ellas doscambiaba un poco las cosas, y Louis no lamentómucho entrar en casa cuando, alcabodeveinteminutos,RacheldijoqueleparecíaqueGageyateníabastantevientoyquepodíaresfriarse.

Así que hubo que recoger el hilo y la cometa fue bajando. A cada vuelta delovillo,pugnabaporvolveralcielo,hastaquealfinserindió.Louissellevódebajodel brazo a aquel enormepajarracode losojos saltonesyvolvió a guardarlo en elarmario del garaje.Aquella noche,Gage tomó una cena enorme, a base de perros

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calientesyalubiasy,mientrasRachelleponíaelpeleleparaacostarle,LouissellevóaparteaEllieytuvoconellaunacharlaconfidencialsobrelasconsecuenciasdedejarlas canicas por ahí tiradas. En otras circunstancias, tal vez hubiera acabado porgritarle, pues Ellie se ponía muy soberbia—y hasta impertinente— cuando se lereprochabaalgo.Erasólosuformadereaccionaralascríticas,peroellonoimpedíaqueLouisperdieralosestriboscuandolaniñaseextralimitabaoélestabacansado.

Pero, aquellanoche,gracias a la cometa, estabademuybuenhumoryEllie semostró razonable. Prometió tenermás cuidado y luego bajó a ver la tele hasta lasochoymedia,unaconcesióndelsábadoporlanochealaquenohubierarenunciadopor nada del mundo. «En fin, asunto terminado y puede que hasta haya sido unasuerte»,pensóLouis,sinsospecharqueelpeligronoestabaenlascanicas,nienlosresfriados,sinoenungrancamióndelaOrincoyenaquellacarretera…,talcomolesadvirtieraJudCrandallundíadeagosto.

***

Aquella noche, Louis subió la escalera unos quince minutos después de queRachelacostaraaGage.Encontróalniñoquietoensucunapero todavíadespierto,apurandounbiberónyconlosojosfijoseneltechoenactitudcontemplativa.

Louisletomóunpie,lolevantó,lediounbesoyvolvióadepositarloenlacuna.—Buenasnoches,Gage.—Vuelalacometa,papi.—¡Cómovolaba! ¿Eh?—dijoLouis y, sin saber por qué, sintió lágrimas en el

fondodelosojos—.Hastaelcielosubió.—Vuelalacometa.Hastaelcielo.Sepusodelado,cerrólosojosysedurmió.Así,sinmás.Alsaliralpasillo,Louismiróatrásyviobrillarunosojosamarillentosdentrodel

armario de Gage. La puerta estaba entreabierta… sólo una rendija. Sintió que elcorazónselesubíaalagargantaytorcióloslabiosenunamueca.Abriólapuertadelarmariopensandonosabíaqué.

(Zelda,Zeldaestáenelarmario,con la lenguaennegrecidaasomandoentre loslabios)

Naturalmente,eraChurch,elgato,quesehabíametidoenelarmarioyalveraLouisarqueóellomoydiounbufidoenseñandounosdientecitoscomoalfileres.

—Fueradeahí—susurróLouis.Churchvolvióabufarynosemovió.—Fuerahedicho.—Louisagarróloprimeroquelevinoamanodelmontónde

juguetes deGage: una locomotora de plástico rojo que a aquella luz débil tenía elcolorescarlatadelasangrecoagulada,yamenazóconellaalanimal.Churchnosólo

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sequedódondeestaba,sinoque,además,volvióabufar.Depronto,sinpensar,Louisarrojóeljuguetealgato,ynoparaahuyentarlosino

apuntando adar, furiosoy asustadoporque sehubiera escondido en el armariodelniñoy,además,senegaraamarcharse,comosituvieraderechoaestarallí.

La locomotora dio de lleno al animal que lanzó unmaullido y huyó y, con suacostumbradaagilidad,tropezóconlapuertayestuvoapuntodecaer.

Gagesemovió,balbuceó,cambiódeposturayvolvióaquedarsequieto.Louissesentíaunpocomareado.Teníalafrenteempapadaensudor.

—¿Louis?—preguntóRacheldesdeabajo,alarmada—.¿SehacaídoGagedelacuna?

—Nopasanada,cariño.Church,quetropezóconunosjuguetes.—¡Ah,bien!Louissentíalamismasensaciónquehubieraexperimentadosi,alentraraverasu

hijo, hubiera encontrado una serpiente deslizándose sobre él o una enorme rataagazapadaenelestantesituadosobrelacuna.Quizáfueraalgoirracional,yquizáno.Pues,porsupuestoqueteníaqueserirracional.Perocuandolebufódeaquelmododesdedentrodelarmario…

(¿Zelda,pensaste,Zelda,pensasteOzzelGgandeyTeggible?)Cerró la puerta del armario, empujando con el pie varios juguetes. Escuchó el

chasquidodelpicaportey,despuésdeunossegundosdevacilación,echóelseguro.Louis volvió a acercarse a la cuna. Gage, al moverse, se había bajado lasmantashasta las rodillas. Louis volvió a arroparle con cuidado y se quedó largo rato allíplantado,contemplandoasuhijo.

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SEGUNDAPARTEELCEMENTERIOMICMAC

CuandoJesúsllegóaBetania,ledijeronqueLázaroyacíaensutumbadesdehacía

cuatrodías.CuandoMartaoyódecirqueveníaJesús,salióasuencuentro.

«Maestro—ledijo—,sitúhubierasestadoaquí,mihermanonohabríamuerto.PeroahoraquehasvenidoséqueDiosteconcederáloque

lepidas.»Jesúsrespondió:

«Tuhermanoselevantará.»

EvangeliodeSanJuan(paráfrasis)

Hey-ho,let'sgo[3]

TheRamones

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36

Sindudaseequivocaquienpiensequeexisteunlímiteparaelhorrorquepuedeexperimentarlamentehumana.Porelcontrario,pareceserque,segúnvancerrándoselas tinieblas, empieza a actuar una especie demultiplicador que, por pocoquenosagradeadmitirlo,laexperienciademuestrademúltiplesmanerasque,cuandoarrecialapesadilla,elhorrorengendrahorror,queunadesgraciafortuitaacarreaotras,acasoprovocadas, hasta que el horror lo llena todo. Y tal vez la incógnita másestremecedora sea cuánto horror puede soportar la mente humana sin perder lafacultad de lúcido raciocinio. Por supuesto, estas situaciones suelen tener uncomponente absurdo. Y, a partir de un punto determinado, todo puede empezar aresultar inclusohumorístico.Talvezseaésteelpuntoenelquelarazónempiezaaimponerse o, por el contrario, a resquebrajarse; el punto en el que interviene elsentidodelhumordecadacual.

LouisCreedhubierapodidoentenderloasí siaqueldiecisietedemayo,despuésdelfuneraldesuhijo,GageWilliamCreed,hubierasidocapazderazonar;peroLouisdejódepensar racionalmente—e inclusode intentarlo—en lasalade la funeraria,despuésdeunapeleaapuñetazolimpioqueacabóconlafrágilserenidaddeRachel.Loshorroresdeldíanoterminaronhastaqueellafuesacada,gritando,delacapilladelafuneraria,dondeGageestabadecuerpopresente,ensuataúdcerrado,ySurrendraHardulepusounainyeccióncalmante.

Laironíadelcasoesqueellanohubieratenidoquepresenciarelepisodio,aquellaapoteosisdehistorietadehorror,silapeleaentreLouisCreedyMr.IrwinGoldmandeDearbornsehubieraproducidodurantelashorasdevisitadelamañana(de10a13.30) en lugar de por la tarde (de 14 a 15.30). Rachel no fue a la capilla por lamañana;sencillamente,nopodía.Sequedóencasa,acompañadadeJudCrandallyde Steve Masterton. Louis no tenía ni idea de cómo hubiera podido resistir lascuarentayochoprecedentesdenoserporJudySteve.

FueunasuerteparaLouis—unasuerteparalostresmiembrosdelafamiliaquequedaban— que Steve hubiera acudido con tanta prontitud, ya que Louis,momentáneamente al menos, quedó incapacitado para tomar cualquier decisión,incluso,lamássimple,comoeraponerunainyecciónasumujerparamitigarsuvivodolor.Louisnisediocuentadeque,alparecer,Rachelpretendíairalvelatorioconlabatadecasa,ymalabrochada.Teníalacarademacradayelpeloenmarañado,ysusoscurosojos,dilatadose inexpresivosensuscuencashundidas,parecíanlosdeunacalavera viviente. Aquella mañana, sentada a la mesa del desayuno, mientrasmordisqueabauna tostadasinuntar,decía frases incoherentes.Enunmomentodijode pronto: «A propósito del remolque que piensas comprar, Lou…»Lou no habíavueltoahablardecomprarelremolquedesde1981.

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Louis se limitó amover la cabeza y siguió tomando su desayuno, un tazón decereal al cacao, el predilecto de Gage. Le revolvía el estómago, pero pensabatomárselo todo.Louis ibamuyacicalado, con sumejor traje—noeranegro; élnotenía traje negro, sino gris antracita, algo es algo—, afeitado, duchado y peinado.Teníaunaspectomagnífico,yestabatraumatizado.

Elliellevabasustejanosazulesyunablusaamarilla.Acudióadesayunarconunafoto en la mano. No consentía en separarse de ella. Era una ampliación de unainstantánea que Rachel había tomado con la Polaroid que Louis y los niños leregalaron en su último cumpleaños, y en ella se veía aGage, sonriendo desde lasprofundidades de la capucha del anorak y sentado en el trineo de Ellie, y a suhermanatirandodeél.RachelcaptóaElliesonriendoaGageporencimadelhombromientrasélparecíaestargritandodejúbilo.

Ellieibaatodaspartesconlafoto,peroapenashablaba.Eracomosilamuertedesuhermano,ocurridaenlacarretera,delantedelacasa,lehubierahechoolvidarcasitodosuvocabulario.

Louiseraincapazdedarsecuentadelestadodesumujerydesuhija.Mientrascomíaelcereal, sumente repasabaelaccidenteunayotravez;peroensupelículapersonaleldesenlaceeradiferente.Ensupelículaéleramásrápido,yloúnicoqueocurría era que Gage se llevaba una zurra por no haberse parado cuando ellos legritaron.

Enrealidad,fueStevequienreparóenelestadodeRachelydeEllie.ProhibióaRachelasistiralvelatoriodelamañana(pormásqueerabienpocoloquequedabaporvelar;sielataúdestuvieraabierto,todossaldríancorriendo,entreelloselpropioLouis)ydispusoqueElliesequedaraencasa todoeldía.Rachelprotestó.Elliesequedósentada,sindecirnada,conlafotografíaenlamano.

Fue Steve quien puso a Rachel la inyección que necesitaba y dio a Ellie unacucharadadeunjarabetransparente.Ellie,quenormalmenteprotestabaagritoscadavez que tenía que tomar unamedicina, fuese lo que fuese, esta vez se la tragó ensilencioysinunamueca.Alasdiezdelamañana,laniñadormíaensucama(conlafotografíadeGagetodavíaenlamano)yRachelestabasentadadelantedeltelevisormirando«Laruedadelafortuna».SusrespuestasalaspreguntasdeSteveeranlentas.Estabaaturdida,peroensurostronohabíayaaquellaexpresióndementeque tantopreocupara—yasustara—aljovenmédicocuandollegóacasaalasochoycuartodelamañana.

Naturalmente, Jud se encargó de todos los trámites. Los realizó con la serenaeficaciaquedesplegaratresmesesantesconmotivodelamuertedesuesposa.PerofueSteveMastertonelquesellevóaparteaLouisantesdequeéstesalierahacialacapilla.

—Yolallevaréestatarde,siestáencondiciones—dijoSteve.

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—Bien.—Paraentoncesyaselehabrápasadoelefectodelainyección.Mr.Crandalldice

queélcuidarádeEllieestatarde.—Bien.—DicequejugaráconellaalMonopolyoalgoasí…—Humm-humm.—Pero…—Bien.Steve enmudeció. Estaban en el garaje, el terreno de Church, el lugar al que

llevabalospájarosylasratasquemataba.YdelosqueLouisteníaqueencargarse,porqueeranresponsabilidadsuya.Fuera,soldemayoyunpetirrojoquecruzabaelsenderodeljardín,comosituvieraasuntosurgentesquedespacharenotrositio.

—Louis—dijoStevealfin—,tienesquesobreponerte.LouismiróaStevecongestodecortésinterrogación.Apenashabíaoídoloquele

decía—estabapensandoquesihubierasidomásrápidohabríasalvadolavidadesuhijo—,peroestaúltimafrasecalóunpocomás.

—No creo que tú lo hayas notado—dijo Steve—, pero Ellie no vocaliza. Enabsoluto.YRachelestátanaturdidaquenotieneninocióndeltiempo.

—¡Bien!—dijoLouis.Aquíparecía imponerseuna respuestamásenérgica.Noacababadecomprenderporqué.StevepusounamanoenelhombrodeLouis.

—Lou, te necesitanmás que nunca en la vida. Tal vezmás de lo que puedannecesitarteenel futuro.Mira,chico…,yopuedoponerleuna inyeccióna tumujer,pero…tú…Louis,tú…¡Caray!¡Quéputamierda!

Louisadvirtió,conciertasensaciónquepodíaserdealarma,queSteveseechabaallorar.

—Claro—dijo,yestabaviendoaGagecorrerporel céspeddel jardínhacia lacarretera.Ellos le gritabanquevolviera, pero él noquería—últimamente jugaba aescaparse de papi y mami— y ellos corrían tras él. Louis enseguida sacó muchaventajaaRachel,peroGageestabamuylejos,Gagesereía,Gageseescapabadepapi—en esto consistía el juego— y Louis le perseguía, estaba acortando la distancia,peromuydespacio.Gagecorríapor la suavependientedel jardínendireccióna lacarretera15,yLouispedíaaDiosqueGagesecayera.Cuando losniñospequeñoscorrentandeprisa,casisiempresecaen,porquelapersonanocoordinaperfectamentelosmovimientosdelaspiernasporlomenoshastalossieteuochoaños.LouispedíaaDiosqueGagesecayera,quesecayera,sí,yqueseaplastaralanarizoseabrieralacabezayhubieraquedarlepuntosoloquefuera,porqueestabaoyendoelrugidodeuncamiónqueseacercaba,unodeaquellosdiez-ruedasqueconstantemente ibanyveníanentreBangorylafábricaOrincodeBucksport,yentonceschillóaGageyleparecióqueGage leoíayque tratabadeparar.YesqueGagehabríacomprendido

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queeljuegohabíaterminado,quelospadresnochillanasícuandoestánjugando,ytratódefrenarlacarrera,peroentonceselruidodelcamiónestabamuycerca,eraunruidoquellenabaelmundo.Comountrueno.Louisselanzóhaciaadelante,tratandodeplacaralniño,ysusombrasearrastróparalelaalcuerpo,comolasombrade lacometa se arrastraba por el campo deMrs. Vinton cubierto por la hierba seca definalesdeinvierno,yélcreía(peronoestabaseguro)quehabíarozadoconlayemadelosdedos la telade lafinachaquetadeGage,peroentonces la inerciaarrastróaGagehacialacarretera,yelcamióneracomountrueno,elcamióneradestellosdesol en metal cromado, el camión era el alarido grave de una bocina de airecomprimido,ytodoesofueelsábado,yhacíatresdías.

—Estoybien—dijoaSteve—.Ahoratengoquemarcharme.—Siconsiguieras reunir las fuerzas suficientescomoparaprestarlesapoyo,eso

seríatambiénunbienparati—dijoSteveenjugándoselaslágrimasconlamangadelaamericana—.Tenéisqueafrontarlolostresjuntos,Louis.Eslaúnicaforma.Esloúnicoqueunopuededecir.

—Estábien—convinoLouis,ydentrodesucabezatodovolvíaaempezar,sóloque esta vez él saltabamediometromás a la derecha y conseguía agarrarlo y noocurríanadamás.

Ellieseperdióelespectáculode lacapillade la funerariaBrookins-Smith,peroRachel, no. Cuando aquello ocurría, Ellie empujaba su ficha delMonopoly por eltablero al tuntún—y en silencio— sentada frente a Jud Crandall. Con una manotirabalosdadosyconlaotrasujetabafuertementelafotografíaenlaqueellapaseabaaGageeneltrineo.

Steve Masterton estimó que Rachel podía estar en el velatorio por la tarde,decisiónque,alavistadelosacontecimientosposteriores,tuvoquelamentar.

Los Goldman habían llegado de Chicago en avión aquella mañana y sehospedaban en el Holiday Inn deOdlin Road.Antes delmediodía, el padre habíallamadoporteléfonocuatroveces,yStevehabíatenidoquemostrarsecadavezmásfirme,alacuarta,casiamenazador.IrwinGoldmanestabadecididoaverasuhijayni todos losperrosdel infierno le impediríanacudir a su ladoen susmomentosdedolor, dijo. Steve respondió que Rachel necesitaba sosiego, para recuperarse deltraumaantesdeiralacapilla;queélnosabíaloqueharíanlosperrosdelinfierno,pero que, desde luego, aquelmédico ayudante sueco-americano no tenía lamenorintencióndedejarentraranadieencasadelosCreedhastaqueRachelaparecieraenpúblicoporvoluntadpropia.Despuésdelvelatoriodelatarde,añadióSteve,estaríaencantado de que el consuelo familiar entrara en funciones.Hasta entonces, teníanquedejarlaenpaz.

Elpadrejuróenyiddishycolgóelauricular.Stevesemantuvoalacecho,porsiaparecía el hombre; pero, evidentemente, Goldman había decidido esperar. A

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mediodía,Rachelparecíahabermejoradounpoco.Porlomenos,ahorateníaideadela hora que era y hasta fue a la cocina, para ver si había fiambres para prepararbocadillosoalgunacosaparadespués.Porquemástardelagentequerríairalacasa,¿verdad?,preguntóaSteve.

Steveasintió.Nohabíaembutidoni rosbif;pero teníaunpavorellenoenel refrigerador,y lo

puso en la rejilla a descongelar. Steve se asomó a la cocinaminutos después y laencontróllorandodelantedelfregaderoymirandoelpavo.

—Rachel…Ellasevolvió.—A Gage le gustaba el pavo relleno. Sobre todo, la pechuga. —Esbozó una

sonrisaatroz—.Semehaocurridoqueyanuncamáslocomerá.Steve la mandó arriba a vestirse—en realidad, ésta era la prueba final de su

serenidad—ycuandolaviobajarconunsencillovestidonegroconcinturónyunapequeñacartera(enrealidad,unbolsodenoche),estimóquepodíadejarlair,yJudsemostródeacuerdo.

StevelallevóalaciudadysequedóenelvestíbulodelacapillaconSurrendraHardy,mirandoaRachelavanzarporelpasillohaciaelféretrocubiertodeflores.

—¿Cómoestánlascosas,Steve?—preguntóSurrendraenvozbaja.—Nopuedenestarmásjodidas—dijoSteveásperamente—.¿Cómocreestú?—Pueseso,jodidas—suspiróSurrendra.

***

Enrealidad,lacosaempezóporlamañana,cuandoIrwinGoldmannoquisodarlamanoasuyerno.

Al ver reunidos a tantos amigos y parientes, Louis salió un poco de suaturdimientoyempezóapercibirmásclaramenteloqueocurríaasualrededor.Habíaentradoenaquelestadodeafliccióndócilquelosdirectoresdelasfunerariassabenaprovechar.Louiserapaseadoporlacapillacomosifueraunafichadeparchís.

Contigua a la capilla, había una salita donde se podía fumar y descansar enmullidasbutacasqueparecíansacadasdeunlúgubreclubinglésquehubieraidoalaquiebra.Enunatrildemetalnegroydorado,colocadoalapuertadelacapillahabíaunpequeñorótuloenelqueseleía,simplemente:GAGEWILLIAMCREED.Siunorecorría aquel espacioso edificio blanco con engañoso aspecto de vieja mansiónfamiliar,encontrabaotrasalitaidéntica,juntoaotracapilla,conunrótuloquedecía:ALBERTABURNHANEDEAU.En la capilla de la parte posterior del edificio elatrilestabavacío.Aquelmartesporlamañana,estacapillaseencontrabavacante.Enelsótanoestabalasaladeexposicióndeféretros,cadamodelo,iluminadoporunfoco

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instaladoenel techo.Simirabasarriba—yLouismiró, loquelevalióungestodereprochedeldirector—,creíasdescubrirunacoleccióndeanimalejosacurrucadoseneltecho.

Judfueconéleldomingo,aldíasiguientede lamuertedeGage,paraelegirelataúd.Cuandobajaronalsótano,enlugardetorcerinmediatamentehacialaderecha,dondeestabalasaladeexposiciones,Louissiguiópasilloadelanteendirecciónaunapuertablancaoscilantecomolasquesuelehaberentreelcomedorylacocinadelosrestaurantes.Judyeldirectordelafunerariadijeronrápidamentealunísono:«Noesporahí.»YLouis,obediente,sealejódelapuertaoscilante.Peroélsabíaloquehabíadetrás.Sutíoteníaunafuneraria.

En la capilla había varias filas de sillas plegables, de las caras, con asiento yrespaldo tapizados.Delante, en un combinadode altar y glorieta, estaba el féretro:LouishabíaelegidoelmodeloEternalRestdepaloderosa,delaAmericanCasketCompany.Conforrocapitonédesedarosa.Eldirectorsemostródeacuerdoenqueeraunataúdpreciosoylamentónotenerloconelforroazul.LouisrespondióqueniélniRachelsehabíanpreocupadonuncadetalesmatices.Elhombreasintió.Luego,preguntóaLouissihabíapensadoyacómopagaríalosgastosdelentierro.Siaúnnoloteníadecidido,podíanpasarunmomentoaldespachoyélleinformaríadesustresmodalidadesmáspopulares.

EnlacabezadeLouis,unlocutoranunciódeprontojovialmente:«¡Unataúdparasuhijo,gratisconloscuponesRaleigh!»

Comoensueños,Louisrespondió:—Pagarécontarjetadecrédito.—Muybien—dijoeldirector.El ataúd tenía poco más de un metro de largo: un miniataúd. El precio, sin

embargo,rebasaba losseiscientosdólares.Louissupusoque lohabíanpuestosobreunos caballetes, pero las flores los cubrían. De todos modos, no quería acercarsemucho.Elolordeaquellasfloresledabaganasdevomitar.

Alextremodelpasillo,juntoalapuertaquecomunicabaconlasalita,habíaunamesita con un álbumy un bolígrafo sujeto a lamesa con una cadena.Allí situó aLouiseldirector,paraquepudiera«saludaralosparientesyamigos».

Losparientesyamigosdebíanfirmarenellibro,connombreydirección.Louisnunca había podido adivinar cuál era el objeto de tan absurda costumbre, y ahoratampoco lo preguntó. Suponía que, después del entierro, él y Rachel tendrían quellevarse el libro a casa. Y esto le parecía aún más disparatado. En algún sitio, élguardabasuálbumdelaescuelasecundaria,suálbumdelauniversidadysuálbumdelaFacultaddeMedicina;habíatambiénelálbumdelaboda,conlainscripciónMIBODAestampadaenletrasdoradassobresímil-piel,queempezabaconlafotografíadeRachelprobándoseelvelodenoviadelantedelespejo,ayudadaporsumadre,y

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terminabacon la fotodedosparesdezapatos colocadosdelantede lapuertade lahabitación del hotel. También empezaron un álbum de Ellie… pero pronto secansarondeirpegandofotos;realmente,ésteeraunamonada,consupáginaparaMIPRIMERCORTEDE PELO (péguese unmechón del bebé) y el espacio rotulado¡PUMBA!(péguesefotodelbebécayendodeculito).

Y ahora, éste. ¿Cómo lo llamamos?, se preguntaba Louis, yerto al lado de lamesa, esperando que empezara el desfile. ¿MI ÁLBUM DE LA MUERTE?¿AUTÓGRAFOSFUNERARIOS?¿ELDÍAENQUEPLANTAMOSAGAGE?¿Otalvezalgomássolemne,como:UNAMUERTEENLAFAMILIA?

Mirólastapasdelálbumque,aligualquelasdeldeMIBODAerandesímil-piel.Peronoteníannadaescrito.Como era de esperar, la primera persona en llegar aquella mañana fue Missy

Dandridge, la buena de Missy que había cuidado de los niños docenas de veces.Louis recordó que Missy estaba con ellos la noche del día en que murió VíctorPascow.EllasellevóalosniñosyRachellehizoelamorenlabañerayenlacama.

Missyhabíallorado,habíalloradomucho,yalverlacaraserenaeimpasibledeLouis volvió a echarse a llorar y extendió los brazos hacia él, como buscándole atientas.Louislaabrazó,pensandoqueeraloobligado:seguramente,seestablecíaunaespecie de corriente humana que abría brecha en elmuro del aturdimiento y hacíaque,alcalordelapena,sefundieraelhielodeltrauma.

Losiento,decíaMissy,apartandosumelena rubiocenizadesupálidacara.Unniño tanbuenoycariñoso.Yo lequeríamucho,Louis.Es terrible.Esacarreteraescriminal.Ojaláencierrenalchóferpara toda lavida, ibademasiadodeprisa,eraunniño tan dulce, tan vivo, ¿por qué ha tenido que llevárselo Dios?No lo sé, no locomprendemos,peroesterrible,terrible,terrible.

Louis la consolaba.La tenía abrazada y la consolaba.Ella estabamojándole elcuellodelacamisaconsuslágrimasyélsentíaenelpecholapresióndesussenos.LepreguntóporRachelyélledijoqueestabadescansando.MissyprometióiraverlayseofrecióparacuidardeElliesiemprequequisieran.Louislediolasgracias.

Missyyasealejaba,hiposa,conlosojosmásirritadosquenunca,enjugándoselaslágrimas con un pañuelo negro, en dirección al ataúd, cuando Louis la llamó. Eldirectordelafuneraria,cuyonombreLouisnirecordabasiquiera,lehabíadichoqueleshicierafirmarenelálbumymalditosinolesharíafirmaratodos.

«El invitadomisterioso tenga la bondadde firmar», pensóy a punto estuvodesoltarunacarcajadahistérica.

PerolosojosafligidosdeMissyahuyentaronlarisa.—Missy,¿haríaselfavordefirmar?—dijo.Y,puestoqueparecíaqueseimponía

añadiralgo,explicó—:ParaRachel.—Oh,puesclaro.PobreLouisypobreRachel.—Y,depronto,Louissupoloque

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ibaadecirleacontinuación,algoqueél,sinsaberporqué,estaba temiendo.Sí;yavenía, como una negra bala de grueso calibre disparada por un asesino, y élcomprendió que aquella bala le heriría una y otra vez durante los interminablesnoventaminutos siguientes y por la tarde, otra vezmientras sangraban todavía lasheridasdelamañana.

—GraciasaDios,nosufrió,Louis.Porlomenos,fuerápido.«Sí, muy rápido—le hubiera dicho él, ah, cómo la haría llorar oír aquello. Y

Louis sintió elmalévolo impulso de decirlo, de escupirle las palabras a la cara—.Fulminante,yporesoestácerradoelataúd,yesquenohabíapordóndeagarrarlo,aunque Rachel y yo fuéramos de los que visten a los parientes muertos con susmejoresgalas,comosifueranmaniquíesdeescaparate,ylespintanlacara.Fuemuyrápido,Missymona,todofuesaliralacarreterayquedartirado,perounbuentrechomásallá,frentealacasadelosRinger.Logolpeó,lomatóyluegoloarrastróymásnosvaldrápensarquefuerápido.Uncentenardemetrosomás,ellargodeuncampodefútbol.Yocorría,Missy,gritandosunombre,comosiesperasequeaúnestuvieravivo;yo,unmédico.Corrídiezmetrosyallíestabasugorradebéisbol,veintemetrosy una zapatilla de "La guerra de las galaxias", cuarentametros y el camión ya sehabíasalidodelacarretera,yestabaconlacaja,dobladohaciaunlado,enelcampoque hay detrás del granero de los Ringer. De las casas salía la gente y yo seguíagritando su nombre, Missy, y a los cincuenta metros, estaba el jersey, vuelto delrevés,yalossetenta,laotrazapatillay,luego,Gage.»

Bruscamente, la capilla se puso toda gris. Los objetos se borraron de su vista.Sentía levementeque el picode lamesaque sostenía el álbum se le clavaba en lapalmadelamano,peroesoeratodo.

—¿Louis?—LavozdeMissy.Lejana.Arrullodepalomasenlosoídos.—¿Louis?—Ahora,máscerca.Alarmada.Lasformasrecobraronsuperfil.—¿Teencuentrasbien?—Muybien—sonrióél—.Estoybien,Missy.Missy firmó por ella y por su marido—David Dandridge y esposa— con su

estilográficaPalmerydebajopusoladirección:CarreteradeBucksport,67.Luego,levantólosojoshaciaLouisydesviólamiradarápidamente,comosifuerauncrimenvivirenlacarreteradondehabíamuertoGage.

—Valor,Louis—susurró.DavidDandridgeleestrechólamanomurmurandoporlobajomientraslanuez,

puntiaguda y prominente, le subía y bajaba. Luego, se fue rápidamente pasilloadelante detrás de su esposa, para cumplir con el rito de la contemplación de unféretrofabricadoenStoryville,Ohio,unlugarenelqueGagenuncaestuvoydondenadieleconocía.

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DetrásdelosDandridgefuerondesfilandotodos,lentamente,arrastrandolospies,y Louis recibió sus apretones demanos, sus abrazos, sus lágrimas. El cuello y elhombro de su americana gris oscuro le quedaron húmedos. El olor de las floresllegabayaalapuertadelacapilla:olorafuneral.EraunolorqueLouisrecordabadesuniñez:olorempalagosodefloresmortuorias.Louistuvoqueoírtreintaydosveces—llevaba la cuenta— que «menos mal que Gage no había sufrido»; que «losdesigniosdeDiossoninescrutables»,veinticincoyque«ahoraestáconlosángeles»,doce.

Empezóa afectarle.Aquellos aforismos, en lugardeperder elpoco significadoquepudieran tener (comoelpropionombre llegaaperder sentidoe identidadsi serepitemuchas veces), parecían clavárselemás ymás a cada acometida, avanzandohacia los puntos vitales. Cuando, inevitablemente, llegaron los suegros, Louisempezabaasentirsecomounboxeadormuycastigado.

LoprimeroquepensófuequeRachelteníarazón,todalarazón.IrwinGoldmanhabíaenvejecido.¿Cuántosañostenía?¿Cincuentayocho?¿Cincuentaynueve?Hoyaparentabasetenta,consupétreohieratismo.Separecíacasideunmodoabsurdoalex primer ministro de Israel, Menahem Begin, con su calva y sus gruesos lentes.Rachel,alregresardesuviaje,yaledijoquesupadreestabamásviejo,peroLouisnoesperabaaquello.Claroquetalvezentoncesnoestuvieratanmal.YesqueenlaépocadeAccióndeGraciaselviejoaúnnohabíaperdidoaunodesusdosnietos.

Asu lado ibaDory,con lacaraocultabajodoso talvez trescapasdecrespónnegro.Supeloteníaesetinteazuladodelquetanpartidariassemuestranlasancianasamericanasde lasclasesaltas.Seapoyabaenelbrazode sumarido.LoúnicoqueLouisdistinguíaatravésdelosveloseraelbrillodelaslágrimas.

Depronto,Louispensóqueyaerahoradehacer laspaces.Yanopodía seguirguardándoles rencor. No se sentía con fuerzas. Quizá fuera por efecto del pesoacumuladodetantasfraseshechas.

—Irwin,Dory—murmuró—.Graciasporhabervenido.Hizounamplioademánconlosbrazos,comoparaestrecharlamanodelpadrey

abrazaralamadresimultáneamente,otalvezabrazarlosalosdos.Lociertoesqueempezabaasentirlágrimasenlosojosporprimeravezy,duranteuninstante,tuvoladisparatada ocurrencia de que podían reconciliarse, de que Gage, con su muerte,podíahaceresoporellos,comoenlasnovelasparaseñorasrománticas,enlasquelamuerte ponía la paz en las familias, creando algomás constructivo que este dolorinmenso,estérilydemoledorquenocesaba.

Dory inicióunmovimiento, comosi fueraaextender losbrazosa suvez.Dijoalgo—«Oh, Louis…» y unos sonidos que se le ahogaron en la garganta—, peroGoldman la atajó tirando de ella hacia atrás. Durante un momento, los tres sequedaron quietos como en un cuadro que nadie observómás que ellos (y quizá el

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directordelafunerariaquesemanteníadisimuladamenteenunángulodelacapilla:LouispensóqueeltíoCarllohabríaobservado),Louis,conlosbrazosentreabiertosylosGoldman,rígidoscomounaparejademuñecosenunatartanupcial.

Louisvioquelosojosdesusuegroestabansecosy teníanunamiradaadustayhostil(«¿PiensasquematéaGageparafastidiarte?»,lepreguntóLouismentalmente).Aquellosojosparecíanverenélalmismosujetoinsignificantequeraptóasuhijayque ahora le había ocasionado este sufrimiento… Luego, despectivamente, sevolvieronhacialaizquierda—haciaelataúddeGage—ysuexpresiónsesuavizó.

Apesardetodo,Louishizounaúltimatentativa.—Irwin—dijo—,Dory.Creoqueenestosmomentosdeberíamosestarunidos.—Louis—dijo Dory otra vez, y amablemente, según pensó Louis; pero ya se

alejaban: probablemente, Irwin iba tirando de su mujer sin mirar a derecha niizquierda y, desde luego, sin mirar a Louis Creed. Se situaron frente al ataúd yGoldmansacóunbonetenegrodelbolsillodelaamericana.

«Nohabéisfirmadoenellibro»,pensóLouis,ylesubióalabocauneructosordoytanamargoquelacaraselecontrajoenunamueca.

***

Porfinacabóelvelatoriomatinal.Louisllamóasucasa.Judcontestóalteléfonoylepreguntócómohabíaido.

Muybien,respondióaLouis.PidióaJudquellamaraaSteve.—Siescapazdevestirse,estatardeladejaréir—dijoSteve—.¿Teparecebien?—Sí—dijoLouis.—¿Ytúcómoestás,Louis?Sinpamplinas,¿cómoestás?—Bien—dijoLouis lacónicamente.Resistiendo—.«Les he hecho firmar en el

libro.YhanfirmadotodosmenosDoryeIrwin,quenohanquerido.»—Está bien —dijo Steve—. Oye, ¿quieres que nos reunamos contigo para

almorzar?Almorzar.Reunirseparaalmorzar.Parecíaunaideatanfueradelugar,queLouis

recordó las novelas de ciencia-ficción que solía leer de adolescente—novelas deRobert A. Heinlein, Murray Leinster, Gordon R. Dickson. «Teniente Abelson, loshabitantesdelplanetaCuarcotienenunaextrañacostumbrecuandoselesmuereunhijo:sereúnenparaalmorzar.Yaséqueparecegrotescoybárbaro,perorecuerdequeesteplanetatodavíanohasidocolonizadoporlaTierra.»

—Claroquesí—dijoLouis—.¿Qué restaurante recomiendasparaundescansoentredossesionesdevelatorio?

—Calma,Louis—dijoSteve,peronoparecíamolesto.Enaquelestadodecalladadesesperación,Louisadvirtióquepodíaverenelinteriordelagenteconmásclaridad

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quenunca.Quizáfueraunailusión,peroenaquelmomentointuyóqueSteveestabapensandoqueeramejorunexabruptosarcásticolanzadocomounasúbitabocanadadebilis,quesuanteriorestadodetotalapatía.

—No te preocupes—dijo a Steve—. ¿Te parece bien que nos encontremos enBenjamin's?

—Deacuerdo.Benjamin's,entonces.Louishabíahecholallamadadesdeeldespachodeldirector.Ahora,alpasarpor

delantedelacapilla,vioqueestabacasivacía,peroIrwinyDoryseguíansentadosenprimerafila,conlacabezainclinada.ALouisleparecióqueibanaquedarseallíparasiempre.

***

Benjamin'sfueunabuenaelección.EnBangorsealmorzabatemprano,yaesodela una ya no quedaba casi nadie en el restaurante. Jud fue también, conRachel ySteve, y los cuatro pidieron pollo frito. En un momento dado, Rachel se fue altocador, y tardaba tanto en volver que Steve empezó a ponerse nervioso.Ya iba apediraunacamareraquefueraaversileocurríaalgocuandoellavolvióalamesa,conlosojosirritados.

Louisapenasarañóelpollo,perobebiómuchacervezaSchlitz.Judsemanteníaasualtura,botellaabotella,sinhablarapenas.

Lascuatroracionesdepollo fritoquedaroncasi intactas,yLouis,consunuevaclarividencia, observó que la camarera, una muchacha gordita y mona, luchabaconsigomismasobresipreguntaronosihabíanquedadosatisfechosy,alverlosojosenrojecidosdeRachel,decidíaquelapreguntanoprocedía.Duranteelcafé,Racheldijodeprontoconunaosadíaquelesimpresionóatodos,especialmenteaLouis,queporfinempezabaaamodorrarseconlacerveza:

—Voyadartodasuropaalaparroquia.—¿Sí?—dijoSteve,despuésdeunapausa.—Sí; aún está en muy buen uso. Los jerséis…, los pantalones de pana…, las

camisas… Alguien los aprovechará. Todos están muy bien; todos menos los quellevabapuestos,claro.Ésosquedaron…destrozados.

Laúltimapalabra se le ahogóen lagarganta.Tratóde tomarun sorbodecafé,peronopudo.Unmomentodespuésestabasollozandoconlacaraentrelasmanos.

Entonces se produjo una tensión extraña. Había varias corrientes que parecíanconvergerenLouis.Élconlafinapercepciónqueleacompañaradurantetodoeldía,las notaba claramente. Hasta la camarera se dio cuenta. Él vio que les observabadesde una mesa del fondo, en la que estaba colocando manteles individuales ycubiertos.Louissequedódesconcertadounmomentoyluegocomprendió:esperaban

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queélconsolaraasumujer.Nopodía.Queríahacerlo.Comprendíaqueeraunaobligación.Peronopodía.Era

elgato loquese lo impedía.De improvisoysinveniracuento.Elgato.El jodidogato.Churchconsusratonesdestripadosylospájarosderribadosparasiempre.Cadavezquelosencontraba,Louislimpiabadiligentementeelcisco,sinrechistar.Alfinyalcabo,éleraelresponsable.Pero,¿eraelresponsabledeesto?

Louissemirólosdedos.SemirólosdedosylosviorozarlachaquetadeGage.Yluegolachaquetadesapareció.YdesaparecióGage.

Sequedóquieto,mientrasellalloraba,desamparada.Alcabodeunmomento—talvezrelojenmanofueracorto,perotantoentonces

comoenelrecuerdolepareciólarguísimo—,Steveechóunbrazosobreloshombrosde Rachel, oprimiéndola cariñosamente y lanzó a Louis una airada mirada dereproche. Louis buscó los ojos de Jud, pero Jud mantenía la vista baja, comoavergonzado.Deallínopodíaesperarayuda.

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—Sabía que tenía que ocurrir algo así—dijo IrwinGoldman.Y de estemodoempezóelincidente—.Heestadoesperándolodesdequesecasócontigo.«Novasatenermásquedisgustos»,ledije.Yahoramiraesto.Miraeste…desastre.

Louis se volvió lentamente hacia su suegro que había aparecido de improviso,comountentetiesoconbonete;luego,instintivamente,buscóconlamiradaaRachel,queteníaqueestaralladodelamesadelálbum—porlatardeletocabaaella—,perohabíadesaparecido.

El velatorio estuvo menos concurrido por la tarde y, al cabo de una horaaproximadamente,Louisbajóporelpasilloysesentóenlaprimerafiladesillas,sindarsecuentadeloqueocurríaalrededor(notaba,sí,vagamente,elhedorpersistentedelasflores).Sólosabíaqueestabamuycansadoyqueteníasueño.Probablemente,la cerveza era responsable sólo en parte. Por fin su cabeza se aprestaba a echar elcierre.Probablemente,erabuenaseñal.Talvezdespuésdedoceodieciséishorasdesueño,fueracapazdeconsolarunpocoaRachel.

Alpocorato,fueinclinandolacabezaysequedómirandosusmanos,flojamenteentrelazadas entre las rodillas. El murmullo de voces que se oía detrás resultabasedante.Fueunaliviover,alvolverdelalmuerzo,queIrwinyDoryyanoestaban.Pero,porlovisto,eramuchopedirquesehubieranidoparanovolver.

—¿YRachel?—preguntóLouis.—Con sumadre.Dondedebe estar.—Goldmanhablaba en el tono triunfal del

hombrequeacababadehacerungrannegocio.Elalientoleolíaawhisky.Amuchowhisky.Miraba a Louis como un mezquino fiscal de distrito a un reo convicto yconfeso.Setambaleabaunpoco.

—¿Qué le has dicho?—preguntóLouis, sintiendoun principio de indignación.SabíaqueGoldmanhabríadichoalgo.Loteníaescritoenlacara.

—Sólolaverdad.Lehedicho:Estotepasaporhabertecasadocontralavoluntaddetuspadres.Lehedicho…

—¿Eso lehasdicho?—preguntóLouiscon incredulidad—.Noesposible.¿Deverdadlehasdichoeso?

—Eso y algunas cosas más —repuso Irwin Goldman—. Siempre supe queocurriríaunacosaasí.Laprimeravezquetevimedicuentadelaclasedehombrequeeres.—Seinclinóhaciaadelante,exhalandovaporesdewhisky—.Amínomeengañaste,medicuchopresuntuoso.Túarrastrasteamihijaaunmatrimonioestúpidoydisparatado,luegohicistedeellaunafregonay,porúltimo,ahorahasdejadoquetuhijofueraatropelladoenlacarreteracomo…,comounperrovagabundo.

Louisseperdiólamayorpartedelaparrafada.Aúnnoacababadecreerqueaquelimbécilhubierasidocapazde…

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—¿Túle"dijiste"eso?—repetía—.¿Esoledijiste?—¡Ojalá te pudras en el infierno! —exclamó Goldman, y las cabezas de los

presentessevolvieronrápidamentehacialavoz.LosojospardosysanguinolentosdeIrwinGoldmanestabanhúmedosdelágrimasylacalvateníauntonorosaencendidobajolosfluorescentesamortiguadospordifusores—.Túconvertisteamipobrehijaenunafregona…arruinastesuvida…telallevaste…yahorahasconsentidoqueminieto muriera aplastado en la carretera.—Su voz subió de tono hasta hacerse unchillido furioso—. Di, ¿dónde estabas tú mientras el niño jugaba en medio de lacarretera?¿Pensandoentusestúpidosartículosdemedicina?¿Quéhacías,sabandija?¡Cerdoasqueroso!¡Infanticida!¡In…!

Allí estaban, en la capilla ardiente los dos, y Louis vio que el brazo se ledisparaba.Vioque lamangade la americana se le subía,dejandoaldescubierto elpuño de su camisa blanca. Vio brillar ligeramente un gemelo. Rachel le regalóaquellosgemelosensuterceraniversariodeboda,sinsaberqueundíasumaridoselospondríaparaasistiralashonrasfúnebresporelhijoqueaúnnohabíantenido.Supuñonoeramásqueunacosasujetaalextremodelbrazo.YconectóconlabocadeGoldman.Louissintiócómoloslabiosdelviejoseaplastabanyseabrían.Sintióunaviva repulsión, como si hubiera apretado una babosa con lamano. En realidad, elpuñetazonosignificóelmenordesahogoparaél.Detrásdelacarnedeloslabiosdesusuegrosintiólapétreadentadurapostiza.

Goldman se tambaleó hacia atrás y golpeó con el brazo el ataúd deGage quequedótorcido.Unodelosflorerossevolcócongranestrépito.Alguiengritó.

EraRachel,queestabaforcejeandoparadesasirsedesumadre.Lospresentes—unas diez o quince personas en total— estaban paralizados por el susto y lavergüenza.StevehabíaacompañadoaJud,aLudlow,yLouis,vagamente,sealegródeello.MejorqueJudnohubierapresenciadolaescena.Eradenigrante.

—¡Nolepegues!—gritóRachel—.¡Louis,nopeguesamipadre!—¿Tegustapegara losviejos?—preguntóconvozchillonaIrwinGoldman,el

del talonarioexuberante.Sonreíaconlabocaensangrentada—.¿Disfrutasconello?Enuncanallarepugnantecomotúnomesorprende.¡Quévaasorprenderme!

Louis se volvió hacia él y Goldman le golpeó en el cuello. Fue un golpedesmañado, torcido como un hachazo, pero le pilló desprevenido. Sintió en lagarganta una explosión de dolor que casi le impidió tragar durante las dos horassiguientes.Seledoblóelcuellohaciaatrásycayóenelpasillosobreunarodilla.

«Antes lasfloresyahorayo»,pensó.Leparecióquesentíadeseosdeecharseareír,peronohabíarisaenél.Loquelesaliódelagargantafueunlevegemido.

Rachelvolvióagritar.IrwinGoldman,sangrandoporlaboca,cruzóendoszancadashaciaellugardel

pasilloendondesuyernohabíaquedadoderodillasyledescargóunpuntapiéenlos

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riñones.Eldolorfuecomoeldeunlatigazo.Louisapoyólasmanosenlaalfombraparanocaerdebruces.

—¡Y ni con los viejos puedes, gallina!—gritóGoldman roncamente.Volvió agolpearaLouisconsuzapatonegrodeviaje.Estaveznoledioenelriñónsinoenlapartealtadelanalgaizquierda.Louisgruñódedoloryahorasícayó,golpeándoselabarbilla contra el suelo ymordiéndose la lengua—. ¡Toma!—gritóGoldman—, lapatada en el culo que debí darte la primera vez que apareciste husmeando pormicasa,¡cerdo!—Volvióagolpear,ahoraenlaotranalga.Llorabayreía.Louisadvirtióahora queGoldman iba sin afeitar: señal de luto.El director de la funeraria corríahaciaellos.RachelsehabíazafadodelosbrazosdeMrs.Goldmanytambiéncorría,gritando.

Louis giró desgarbadamente y se sentó. Su suegro había vuelto a levantar lapiernayLouis le asióel zapatocon lasdosmanos—elcuero,hizoun ruido seco,comoeldeunbalónbienblocado—ylolanzócontodassusfuerzas.

Goldman, conun alarido, salió disparadohacia atrás, haciendogirar los brazospararecobrarelequilibrio,yfueacaersobreelataúdmodeloEternalRestdeGage,fabricadoenlaciudaddeStoryville,Ohio,yquehabíacostadomuycaro.

«Oz elGgande y Teggible acaba de caer encima del ataúd demi hijo», pensóLouis,atontado.Elféretrosevinoabajoconestrépito.Primerosecayóelcaballetedelaizquierdaydespués,eldeladerecha.Saltólacerradura.Apesardelosgritosylosllantos,apesardelosaullidosdeGoldmanque,alfinyalcabo,noeramásqueunniñoviejoquejugabaabuscarunculpableparadesahogarse,Louisoyóelchasquidodelacerraduraalsaltar.

El ataúd no llegó a abrirse, desparramando losmaltrechos restos deGage paraquetodospudierancontemplarlos,peroLouiscomprendióqueaquellohabíaestadoapunto de ocurrir. No fue así gracias a que el ataúd cayó plano y no de lado. Noobstante,durante lafraccióndesegundoenquela tapaestuvoabierta,Louisdivisóunamancha gris: el traje que compraron para envolver el cuerpo deGage. Y unacositarosa.LamanodeGage.

Sentadoenelsuelo,Louisocultólacaraentrelasmanosyseechóallorar.Yanoleimportabasusuegro,nilosmisilesMX,nilassuturaspermanentesosolubles,nielcalentamiento atmosférico. En aquel momento, Louis Creed quería morir. Y, depronto,aparecióantesusojosunaescenaextraña:Gage,conunasorejasdeMickeyMouse,riendoydandolamanoaungranGoofyenlaavenidaprincipaldeDisneyWorld.Lovioconperfectaclaridad.

Unode loscaballetesestabaenel sueloyelotrohabíaquedadoapoyadoenelestradodesdeelquelosministrospronunciabanlaoraciónfúnebre.Tumbadosobrelasflores,yllorandotambién,estabaGoldman.Goteabaelaguadelosfloreros.Lasflores,algunasaplastadas,exhalabansuagobianteolorconmásfuerzatodavía.

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Rachelgritabaygritaba.Louis no podía reaccionar a sus gritos. La imagen de Gage con las orejas de

MickeyMouseseborraba,pero,antesdequeseesfumaradel todo,Louisoyóunavoz que anunciaba que aquella noche habría fuegos artificiales. Se quedó sentado,con la cara entre las manos, deseando que nadie le viera, que nadie viera suslágrimas,supena,suremordimiento,suvergüenzay,sobretodo,aquelcobardedeseodemorirparaescapardeaquellaangustia.

El director de la funeraria y Dory Goldman se llevaron a Rachel, que seguíagritando.Después,enotrasala (que, segúnsupusoLouis,estaba reservadapara losque no podían dominar el dolor: algo así como un «Salón del Histerismo»),enmudeció por completo. Fue el propio Louis, aún aturdido pero ya más sereno,quienleadministróelcalmante,despuésdehacersaliratodoelmundo.

***

Cuando llegarona casa, él la acompañóaldormitorioy lepusootra inyección.Luego,latapóconlamantaysequedómirandosucarapálidaydesencajada.

—Rachel, lo lamento—dijo—.Daría todo loque tengoparahacerqueestonohubieraocurrido.

—Estábien—dijoellaconunavozextrañayátonaysepusodelado,dándolelaespalda.

Élsintióqueleasomabaaloslabioslaconsabidapregunta:«¿Estásbien?»,perolarechazó.Enrealidad,noeraunapregunta;noeraesoloqueéldeseabasaber.

—¿Estásmuymal?—preguntóalfin.—Bastantemal,Louis—dijoella,ylanzóunsonidoquequeríaserunarisa—.En

realidadestoyjodida.Parecía faltar algo, pero Louis no podía aportarlo. De pronto, sintió irritación

haciaella,haciaSteveMasterton,haciaMissyDandridgeysumarido,eldelanuezpuntiaguda,yhaciatodalacondenadapandilla.¿Porquéteníaélquesersiempreelángeltutelar?¡Alamierda!

Apagó la luz y salió de la habitación.Luego, descubrió que tampoco a su hijapodíadarlemuchomás.

Duranteunmomentodeperplejidad,enlahabitacióncasiaoscuras,latomóporGage.—Leasaltólaideadequetodohabíasidounahorriblepesadilla,comoaquelsueñoenelquePascowlellevóalbosque,ysumentefatigadaseaferróaella.Lassombras contribuían a crear la ilusión—.Sólo había en la habitación el reflejo deltelevisorportátilquehabíatraídoJudparadistraerladurantelaslargas,largashoras.

PeronoeraGage,claro;eraEllie,queahoranosóloapretabaenlamanolafotodeellayGageenel trineo, sinoquesehabía sentadoenel silloncitodeGageque

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había sacado del cuarto de su hermano. Era un sillón plegable con el asiento y elrespaldo de lona y el nombre de GAGE estampado en el respaldo. Rachel pidiócuatrodeaquellossillonesporcatálogo,conelnombredecadaunodeellos.

ElliecasinocabíaenelsillóndeGage.Elasientosecombabacomosi fueraarompersedeunmomentoaotro.Laniñasosteníalafotografíacontraelpechoyteníalosojosfijosenlapantalladeltelevisorenlaqueaparecíaunapelícula.

—Ellie,eshoradeiralacama—dijoLouisapagandoelaparato.Ella se levantó con bastante dificultad y plegó el sillón. Al parecer, pensaba

llevárseloalacama.Louistitubeó,deseandodeciralgoacercadelsillón,peroselimitóapreguntar:—¿Quieresquetetape?—Sí,gracias.—¿No…notegustaríadormirestanocheconmamá?—No,gracias.—¿Estássegura?Ellasonrióligeramente.—Sí.Mamásequedacontodalaropa.Louissonrióasuvez.—Puesvamos.Ellienotratódemeterelsillónenlacama,sinoquelopusojuntoalacabecera.A

Louisseleocurrióentoncesunaanalogíaabsurda:elconsultoriodelpsiquiatramáspequeñodelmundo.

Mientras se desnudaba, Ellie dejó la fotografía encima de la almohada, perocuando se hubo puesto el pijama, la cogió, se la llevó al cuarto de baño, la dejómientrasselavaba,seenjuagabalabocaytomabasutabletadeflúor,yluegovolvióacogerlayseacostóconella.

Louissesentóenlacamayledijo:—Quieroquesepas,Ellie,quesiseguimosqueriéndonospodremosresistirlo.Pronunciarcadaunadeestaspalabrasfuecomoempujarunacarretillacargadade

balasdealgodónmojadas,ylasumadelesfuerzoledejóexhausto.—VoyadesearlomuchoyarezarmuchoaDiosparaqueGagevuelva.—Ellie…—Diospuedellevárseloypuededevolvérnoslo.Éllopuedetodo.—Ellie,Diosnohaceesascosas—dijoLouis,violento,acordándosedeChurch

encaramado en la tapa del inodoro,mirándolo con sus ojos terrososmientras él sebañaba.

—Síquelashace—dijoEllie—.Enclasedecatecismo,lamaestranoshablódeesesujeto,Lázaro.Estabamuerto,yJesúslohizovivirotravez.Ledijo«Lázaro,salfuera»,ylamaestranosexplicóquesisólohubieradicho«Salfuera»,probablemente

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hubieransalidotodoslosqueestabanallí.PeroJesússóloqueríaaLázaro.DelabocadeLouissalióentoncesunafraseabsurda(peroeldíahabíasidouna

sucesióndeabsurdos):—Esofuehacemuchotiempo,Ellie.—Yomeocuparédetenersuscosaspreparadas.Llevosufoto,mesentaréensu

sillón…—Ellie,esesillónespequeñoparati—dijoLouisoprimiendolamanofebrildela

niña—.Loromperás.—Diosharáquenoserompa—dijoEllie.Suvozsonabaserena,peroteníaunas

grandesojeras.Sólodemirarla,aLouisselepartíaelcorazón,ytuvoquevolverlacara.QuizácuandoserompieraelsillóndeGageellaempezaríaacomprendermejorloocurrido—.Llevarésiempresufotoymesentaréensusillón.Ytambiéntomarésudesayuno.—Gage y Ellie tomaban distinta clase de cereales. Según Ellie, los deGage sabían a gusano muerto y, si no había otros, prefería un huevo pasado poragua…onada—.Ycomerépastillasdelima,aunquenomegusten,yleerétodossuscuentos,y…,y…,bueno…,lotendrétodolistoporsi…

Ahoraestaba llorando.Louisno tratódeconsolarla;sólo leapartóelpelode lafrente. Lo que ella decía tenía su lógica. Mantener la línea abierta. Mantener lascostumbres.ManteneraGageenelpresente,enlaactualidad,nodejarquesealejara;¿te acuerdas cuandoGagehacía esto…,o aquello…?Sí, qué risa…,qué fabuloso,Gage,quéchico.Cuandodejadedoler,dejadeimportar.YLouispensóquetalvezellacomprendíalofácilqueseríadejarqueGagemuriera.

—Ellie,nollores—dijo—.Yaveráscómosetepasa.Estonodurarátodalavida.Peroellaestuvollorandotodalavida…quinceminutos.Inclusosiguióllorando

despuésdedormirse.Peroalfinsetranquilizóyabajo,enlacasasilenciosa,elrelojdiolasdiez.

«Manténlo vivo, Ellie, si eso es lo que deseas —pensó y le dio un beso—.Probablemente,lospsiquiatrasdiránqueesmalsano,peroyoestoyafavor.Porqueséqueundía,talvezmuypronto,talvezestemismoviernes,teolvidaráslafotografía,yyolaencontraréentucamamientrastúvasenbicicletaporlaexplanadaoestásencasa deKathyMcGown, haciendo vestidos para lasmuñecas con sumaquinita decoser. Y Gage ya no estará contigo, y entonces Gage saldrá del presente y seconvertiráen"algoquesucedióen1984".Unatragediadelpasado.»

Louissaliódelahabitaciónysequedóunmomentoenloaltodelaescalera,sinacabardedecidirseairalacama.

Sabíaloqueenaquelmomentonecesitaba,yesoestabaabajo.Louis Albert Creed se dispuso metódicamente a emborracharse. Abajo, en el

sótano, había cinco cajas de cerveza Schlitz Light. Louis bebía cerveza, Jud bebíacerveza,SteveMastertonbebíacerveza,MassyDandridgebebíaunaodoscervezas

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devez en cuandomientras vigilaba a los niños (a la niña, rectificóLouismientrasbajaba la escalera del sótano). Incluso lamismaMissCharlton, las contadas vecesque había estado en la casa, prefería una cerveza (siempre que fuera ligera) a unacopadevino.Demaneraqueundía,elinviernoanterior,Rachelfueycomprónadamenos que diez cajas de Schlitz Light aprovechando una oferta especial de lacerveceríaA.&P.«AsínotendrásquesalircorriendoaJulio'sdeOrringtoncadavezquetenemosvisita—dijo—.Además,siempreestásconloquedijoRobertParkerdeque cualquier cervezaque esté en la neveradespuésde cerrar las tiendas es buenacerveza,¿no?Conquebebeestoypiensaentodoeldineroqueestásahorrando.»Elinviernoanterior.Cuando las cosas estabanbien.«Cuando las cosas estabanbien.»Tienegracialafacilidadyrapidezconquetumentehaceesacrucialdistinción.

Louissubióunacajadecervezaypusolaslatasenelfrigorífico.Luego,tomóunalata, cerró la puerta del frigorífico y abrió la lata. Church salió lentamente de ladespensaaloírlapuertaysequedómirandoaLouisinterrogativamente.Elanimalnoseacercó.Yaempezabanaserdemasiadospuntapiés.

—Notengonadaparati—dijoalgato—.HoyyahascomidoturacióndeCalo.Siquieresalgomás,mataunpájaro.

Church lemiraba fijamente sinmoverse. Louis bebió lamitad de la cerveza ysintióqueselesubíaalacabezainmediatamente.

—Pero ni siquiera te los comes, ¿verdad? —preguntó Louis—. Te basta conmatarlos.

Churchpasóalasala,alcomprenderquenohabíanadaparaély,alcabodeunmomento,Louislesiguió.

«¡Ajajá,vamosallá!»,pensóotravezdistraídamente.Louis se sentó en su butaca y miró a Church. El gato estaba echado en la

alfombra, delante del televisor, vigilando a Louis; probablemente, preparado parasalircorriendosiLouisseponíaagresivoydecidíasoltarelpie.

PeroLouislevantólacerveza.—Por Gage—dijo—. Por mi hijo, que hubiera podido ser un gran artista, un

nadadorolímpicooeljodidopresidentedeEstadosUnidos.¿Quédicestú,cretino?Churchlemirabaconaquellosojosapagadosyextraños.Louis bebió el resto de la cerveza a grandes tragos que lastimaban su dolorida

garganta,selevantóyfueabuscarlasegundalataalfrigorífico.CuandoLouisllevabayatrescervezas,sintióqueporprimeravezentodoeldía,

empezabaaconseguirciertoequilibrioy,alterminarlaprimeramediadocena,pensóqueinclusopodríadormir,dentrodeunahoraaproximadamente.Cuandovolvíadelfrigoríficocon laoctavao lanovena(yahabíaperdido lacuentayhabíadejadodeandarderecho),sumiradatropezóconChurchqueestabadormitando—ofingiendodormitar— en la alfombra. La idea se le ocurrió de un modo tan natural que

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seguramentedebíadellevarmuchotiempoenelfondodesupensamientoesperandoelmomentopropicioparaafloraralasuperficie.

«¿Cuándopiensashacerlo?¿CuándoenterrarásaGageenPetSematary?»Y,arenglónseguido:«Lázaro,salfuera.»LavozdeEllie,aturdidaysoñolienta:«La maestra dijo que si sólo hubiera dicho "Sal fuera", seguramente habrían

salidotodoslosqueestabanenelcementerio.»Louissintióquelerecorríatodoelcuerpounescalofríotanviolentoquetuvoque

asirse los brazos para no echarse a temblar. De pronto, recordó el primer día decolegio de Ellie. Gage se había dormido en sus rodillas mientras él y Rachelescuchabanelparloteodelaniñaacercadelacancióndel"ViejoMacDonald"ydeMrs.Berryman.«Déjameacostaralniño»,ledijoély,mientrassubíalaescaleraconGage en brazos, tuvo un horrible presentimiento. Ahora lo comprendía: enseptiembre,unapartedesusersabíaqueGagemoriríapronto.UnapartedesusersabíaqueOzelGgandeyTeggibleandabaporallí.Eraunatontería,undisparate,unasimplesuperstición…yeralaverdad.Éllosupo.

Louis se derramó un chorro de cerveza en la camisa y Church abrió los ojosrecelosos,porsiaquelloeralaseñaldequeibaaempezarlasesióndepuntapiés.

YLouis recordó también lapreguntaquehizo a Judy cómo se sobresaltó Jud,tirandodosbotellasdecerveza.Unaserompió.«Deesascosas,nisehabla,Louis.»

Pero él quería hablar o, por lomenos, pensar en ellas. Pet Sematary.Y lo quehabíamásalládePetSematary.La ideaejercíaunamorbosaatracción.Existíaunaindiscutible analogía. Church fue muerto en la carretera; Gage fue muerto en lacarretera.Churchestabaaquí—diferenteyhastarepulsivo—peroaquíestaba.Ellie,GageyRachelconvivíanconélsinproblemas.Matabapájaros,sí,yhabíadestripadounos cuantos ratones; pero esas cosas las hacían los gatos. Church no se habíaconvertidoenunFrankengato.Enmuchosaspectoseraelmismodesiempre.

«Tratasdeconvencertea timismo—lesusurróunavoz—.Noeselmismo.Esespectral.Elcuervo,Louis,¿teacuerdasdelcuervo?»

—¡SantoDios!—exclamóLouisconunavoztemblorosaydesesperadaqueniélmismoreconoció.

Dios,sí,claro.Lainvocaciónnopodíasermásoportuna.Comoenunanoveladevampiros y fantasmas. Vamos ya, en el nombre de Dios, ¿qué es lo que estáspensando?Pensabaunahorrendablasfemia,algoqueniaunahoraacababadecreer.O,loqueerapeor,sementíaasímismo.Noeraquetrataradeconvencerse,eraqueseengañabadeliberadamente.

«¿Ydóndeestálaverdad?Sitantoteinteresalaverdad,¿cuálesesaverdad?»Paraempezar,queChurchyanoeraungato.Parecíaungatoyactuabacomoun

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gato, pero en realidad era sólo una pobre imitación. La gente no lo veía, pero lonotaba.LouisrecordóunanocheenqueMissCharltonestuvoenlacasa,conocasióndeunapequeñacenaquedieronlosCreedpocoantesdeNavidad.Alahoradelcafé,estabansentadosaquí,charlando,cuandoChurchsaltóalregazodelaCharlton,queselosacudiódeencimainmediatamente,conunamuecaderepugnanciainstintiva.

Fueunincidentesinimportancia.Nisiquieralocomentaron.Pero…ocurrió.LaCharltonnotóalgoraro.Louisapurólacervezayfueenbuscadeotra.SiGagevolvíacambiadodeaquelmodoseríaunaobscenidad.

Destapó otra lata y bebió largamente. Ahora estaba borracho, francamenteborracho, y al día siguiente tendría una cabeza como un bombo. "Cómo asistí alentierrodemihijoconresaca",porLouisCreed,autorde"Cómosemeescapódelosdedosenelmomentocrucial"yotrasmuchasobras.

Borracho. Completamente. Pero intuía que si se había emborrachado era parapoderpensarenaquelladescabelladaideaconserenidad.

Apesar de todo, la idea resultabamorbosamente atractiva, hechicera.Sí, desdeluego,porencimadetodo,teníahechizo.

AllíestabaJudotravez:«Lohacesporqueesalgoqueseapoderadeti.Lohacesporqueesecementerioes

unlugarsecreto,ytúquierescompartirelsecreto…Teinventasrazones…,parecenbuenasrazones…,peroenrealidadlohacesporquequieres.Oporquenotienesmásremedio.»

LavozdeJudarrastrandolassílabasconsuacentoyanqui,lavozdeJudquelehelabalasangreyleponíalacarnedegallinayleerizabalospelillosdelcogote.

«Son cosas secretas,Louis…El fondo del corazón del hombre esmás árido…comolatierradelviejocementeriomicmac.Elhombrecultivaloquepuede…,ylocuida.»

Louis empezó a repasar las otras cosas que Jud le había dicho acerca delcementeriomicmac,arelacionarlosdatos,asopesarlos.Procedíadelmismomodoenquesepreparabaparalosexámenesfinales.

Elperro."Spot".«Podíaverlossitiosenlosqueselehabíaclavadoelalambredeespino;allíno

habíapelo,ylacarneestabahendida.»Eltoro.OtroexpedientequeacudíaalamentedeLouis.«LesterMorgan enterró allí arriba a su toro campeón. Un black angus que se

llamaba"Hanratty"…Lesterloarrastróenuntrineo…Lepegóuntirodossemanasdespués.Aqueltorosevolviómalo,malodeverdad.Pero,queyosepa,eselúnico.»

«Sevolviómalo.»«Elfondodelcorazóndelhombreesmásárido.»«Sevolviómalodeverdad.»

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«Queyosepa,eselúnico.»«Ante todo lo haces porque, una vez has estado allí, es como si el lugar fuera

tuyo.»«Teníalacarnehendida."Hanratty",unnombreridículoparauntoro.«Elhombrecultivaloquepuede…ylocuida.»«Sonmisratas.Ysonmispájaros.Yosoyelresponsable.»«Esunlugarsecreto,ytepertenece,ytúleperteneces.»«Sevolviómalo,pero,queyosepa,eselúnico.»¿Quéquieresbuscarahora,Louis,cuandoempieceasoplarelvientodelanoche

ylalunailumineelsenderodelbosque?¿Quieresvolverasubirlaescalera?Cuando,enlaspelículasdeterror,elhéroeolaheroínasubenesaescalera,todoslosqueestánenelcinesabenqueesunaestupidez,peroen lavidarealellos lassuben también:fuman,noseabrochanelcinturóndeseguridad,llevanalafamiliaaviviralladodeunacarreterapor laquedíaynochepasancamionesarribayabajo.ConqueLouis,¿quépiensashacer?¿Vasasubirlaescalera?¿Quieresconservaratuhijooprefieresperderlarazón?

«Ajajá,vamosallá.»«Sevolviómalo…Queyosepa,elúnico…Lacarneestaba…Elhombre…Te

pertenece…»Louis tiró el resto de la cerveza por el fregadero. De pronto, sintió ganas de

vomitar.Lahabitaciónledabavueltasvertiginosamente.Sonóungolpeenlapuerta.Durante largo rato—por lomenos, a él le pareció largo—,Louis creyóque el

golpe había sonado sólo dentro de su cabeza, que era una alucinación. Pero lallamadaserepitióunayotravez,paciente,implacable.Y,depronto,Louisrecordóelcuentode lamanodelmonoysintióun terrorhelado.Lasentíacomounarealidadfísica;eracomounamanomuertaquehubieraestadoconservadaenun frigorífico,una mano muerta que hubiera cobrado vida y se le hubiera metido debajo de lacamisa para oprimirle el pecho a la altura del corazón. Era una imagen tonta yrepugnante;perolasensaciónnoeraunatontería.Oh,no.

Louisfuehacialapuerta,caminandosobreunospiesquenosentíaylevantóelpestillo condedos fláccidos.Mientras abría la puerta, pensaba: «SeráPascow.Consus shorts colorados, y conmásmohoqueunpandelmespasado.Pascowcon sucabezamonstruosa,quevuelveparaavisarme:Nosubasahí.¿CómoeralacancióndelosAnimals?"Babypleasedon'tgo,babyPLEASEdon'tgo,youknowIloveyouso,babypleasedon'tgo…"»[4]

Lapuertaseabrió,ysobreelfondodeaquellamedianocheoscurayventosaqueprecedía al día del entierrode suhijo, estaba JudCrandall.Su finopeloblanco se

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agitabamovidoporelvientofrío.—Pensandoeneldiablo,teloencuentrasenlapuerta—dijoLouisconvozronca.

Tratódereír.El tiempoparecíahaberretrocedido.EraotravezeldíadeAccióndeGracias.Ahoramismometeríanelrollizocuerpode"WinstonChurchill",elgatodeEllie, en una bolsa de basura de plástico verde y se pondrían enmarcha. «Oh, nohagaspreguntas;vamosahacerunavisita.»

—¿Puedo pasar, Louis? —preguntó Jud. Sacó un paquete de Chesterfield delbolsillodelacamisaysemetióunoenlaboca.

—Esqueyaesmuytarde—dijoLouis—.Yhebebidocantidaddecerveza.—Aja,yasíhuele—dijoJud.Encendióunacerillayelviento laapagó.Rascó

otrahaciendopantalla con lasmanos, pero losdedos le temblabany expusieron lallamaalviento.Aliraencenderlatercera,miróaLouisydijo—:Nopuedoencenderesto.¿Medejasentrarono,Louis?

LouissehizoaunladoyJudentróenlacasa.

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Sesentarona lamesade lacocina,conunacervezacadauno.«Laprimeravezquebebemosaquí»,pensó

Louis ligeramente sorprendido. Ellie gritó en sueños y los dos se quedaronquietoscomoestatuasenunjuegoinfantil.Elgritonoserepitió.

—Bien—dijoLouis—,¿quéhacesaquíalascerohorasquinceminutosdeldíaenquevamosaenterraramihijo?Eresunamigo,Jud,peroestoesllevarlascosasdemasiadolejos.

Judbebió,selimpióloslabiosconlapalmadelamanoymirófijamenteaLouis.Habíaalgoclaroyconcretoenaquellamiraday,al fin,Louis tuvoquedesviar losojos.

—Túsabesporquéestoyaquí—dijoJud—.Estáspensandocosasquenodebes,Louis.Peoraún,estáshaciendoplanes.

—Enloúnicoquepensabaeraenirmealacama—dijoLouis—.Mañanatengounentierro.

—Yotengopartedeculpadeesapenaquesientesestanoche—dijoJudenvozbaja—.Talvezyoseaelresponsabledequehayamuertotuhijo.

Louislemiró,asombrado.—¿Qué?¡Nodigasdisparates,Jud!—Estás pensando en llevarlo allá arriba—dijo Jud—. No niegues que lo has

pensado,Louis.Louisnorespondió.—¿Hastadónde seextiende sumaleficio?—dijo Jud—.¿Puedescontestarmea

eso?No.Niyomismolosé,yyonomehemovidodeesterincóndelmundoentodamivida.Sécosasdelosmicmacs,yséqueesesitioeraparaellosunlugarsagrado…Pero no en el buen sentido.Me lo dijo StannyB.Tambiénme lo dijomi padre…después. Cuando "Spot"murió por segunda vez. Ahora losmicmacs, el estado deMaine y el gobierno de Estados Unidos tienen un litigio para decidir quién es eldueñodeesas tierras. ¿Dequiénson?Nadie lo sabeacienciacierta,Louis.Yano.Las han reclamado varias personas en distintas épocas, pero ninguna reclamaciónprosperó.

UnadeellasfueAnsonLudlow,biznietodelfundadordeestaciudad.Talvezlasuyafuelareivindicaciónmásfundadahechaporunhombreblanco,yaqueelviejoJosephLudlowrecibiólaconcesióndelpropioreyJorgeIIIcuandoMainenoeramásque una provincia de la colonia de la bahía deMassachusetts. Pero aun entonceshubieratenidoquepleiteardefirme,porqueotrosLudlowlasreclamabantambién,aligualqueuntalPeterDimmart,queafirmabapoderdemostrarconvincentementequeéleraunLudlowilegítimo.YelviejoJosephLudlowteníamuchastierrasperomuy

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poco dinero y en sus últimos tiempos, cuando tomaba unas copas de más, solíaregalardoscientosotrescientosacresaquienseleantojaba.

—Pero,¿nosehacíanescrituras?—preguntóLouis,fascinadoapesarsuyo.—Oh, sí, nuestros abuelos se pintaban solos redactando escrituras de

compraventa—dijo Jud encendiendo otro cigarrillo con la colilla—. La concesiónoriginalde tupropiedaddice,másomenos, así—Judentornó losojosy recitódememoria—:«DesdeelviejoarcequeestáenloaltodelcerrodeQuinceberryhastalamargendelarroyoOrrington,eslaextensiónqueabarcaelterrenodenorteasur.»—Judsonriósinhumor—.Lomaloesqueelarcecayóen1882,digamos,yen1900estaba reducidoamusgo,yqueelarroyoOrringtonseempantanóen losdiezañostranscurridos entre el final de laGranGuerra y el hundimiento de la Bolsa.Y noquierassaberelzafarrancho.PeroalviejoAnsonacabópornoimportarle,porqueen1921lomatóunrayo,precisamentepordondeestáelcementerio.

LouismirabafijamenteaJud.Judtomóunsorbodecerveza.—Peronoimporta.Haymuchossitiosenlosquelacuestióndelapropiedadestá

muyembarulladaynohayquiensaquenadaenlimpio,sólolosabogadoshacensubuendinero.EsolosabíabienDickens.Yosupongoque,alfinal, iránapararalosindios.Pero,enrealidad,esonoimporta,Louis.EstanocheyohevenidoahablartedeTimmyBatermanysupadre.

—¿QuiénesTimmyBaterman?TimmyBatermaneraunodelaveintenademuchachosdeLudlowquefuerona

Europaa lucharcontraHitler.Semarchóen1942yen1943regresódentrodeunacaja envuelta en una bandera.Habíamuerto en Italia. Bill Baterman, su padre, nosaliódeestepuebloentodasuvida.Cuandorecibióeltelegramaporpocosevuelveloco…peroluegoseapaciguó.Élsabíalodelcementeriomicmac,yhabíadecididoloqueibaahacer.

Había vuelto la tensión. Louis miró fijamente a Jud, tratando de descubrir unindicio de que estuviera mintiendo, pero no lo vio. De todos modos, era muchacasualidadquefueraahablarledeaquelloprecisamenteahora.

—¿Por qué nome lo contaste aquella noche?—preguntó al fin—. Después…despuésdeque lleváramos al gato.Cuando te pregunté si se había enterrado allí aalgunapersonamedijistequeno.

—Porque entonces no hacía falta que lo supieras—dijo Jud—. Pero ahora esdistinto.

Louisguardósilenciounbuenrato.—¿Yésefueelúnico?—Elúnicoalqueconocípersonalmente—dijoJudgravemente—.¿Elúnicoen

intentarlo? Lo dudo, Louis. Lo dudo mucho. Yo soy como el predicador del"Eclesiastés",quedecíaquenohaynadanuevobajoelsol.Oh,aveceselbarnizque

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ponenalascosascambia,peroesoestodo.Loqueseintentaunavezyaseintentóantes…,yantes…,yantes.

Se miró las manos cubiertas de manchas amarillentas. En la sala, el reloj diosuavementelasdoceymedia.

—Ahoramedigoqueunhombredetuprofesióntienequeestaracostumbradoamirar los síntomas y deducir cuál es la enfermedad que hay tras ellos…, y decidíhablarteclarocuandoMortonson,elde la funeraria,medijoqueencargastepara latumbarecubrimientodeplacasenlugardebóvedasellada.

Louis se quedómirando a Jud sin decir nada. Jud enrojeció pero no desvió lamirada.

Alcabo,Louisdijo:—Alparecer,estuvistefisgando,Jud.Esomeduele.—Nocreasquelepreguntéquéhabíascomprado.—Talveznodirectamente.PeroJudnocontestó,yaunquesehabíasonrojadomásaún—ahorateníalacara

casicolorciruela—,nobajólosojos.Finalmente,Louissuspiró.Sesentíaindescriptiblementecansado.—Oh,alamierda,yquémásda.Puedequetengasrazón.Talvezestabaenmi

ánimo.Si así era, nomedi cuenta.Nopensaba en lo que estaba encargando; sólopensabaenGage.

—Ya sé que pensabas en Gage. Pero conocías la diferencia. Tu tío tenía unafuneraria.

Sí;Louisconocíaladiferencia.Unabóvedaselladaeraunapiezadeconstrucciónhecha para que durase mucho, mucho tiempo. Se echaba hormigón en un molderectangular, reforzado convarillas dehierroy, unavez terminada la ceremoniadelentierro,unagrúahacíadescenderunatapadehormigónlevementecurvada.Latapasesellabaconunasustanciaparecidaalmaterialqueseusapararepararlosbachesdelascarreteras.EltíoCarlhabíadichoaLouisqueaquelsellador—marcaregistradaEverLock—seagarrabadetalmodo,conelpeso,quenohabíaquienlodespegara.

EltíoCarl,quegozabacomoelprimerocontandohistorias(porlomenos,cuandoestaba entre colegas, yLouis, que trabajó con él durante varios veranos, podía serconsiderado como una especie de aprendiz de enterrador), relató a su sobrino unaexhumación que tuvo que hacer por orden de la oficina del fiscal del condado deCook. El tíoCarl se trasladó aGroveland para dirigir personalmente la operación.Estas cosas podían ser bastante complicadas. La gente, cuando se hablaba dedesenterraraalguien,solíapensarenlaspelículasdeterror,conBorisKarloffenelpapeldeldoctorFrankensteinyDwightFryeenelde Igor,y se equivocaba.Abrirunabóvedaselladanoeratrabajoparadoshombres,anoserquepudierandedicaraello seis semanas. Aquella exhumación parecía ir bien… al principio. Se abrió la

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tumbaylagrúaasiólapartesuperiordelabóveda.Perolatapanoseabrió,talcomotodos esperaban, sino que empezó a subir toda la cámara. Las paredes lateralesestaban ya un poco húmedas y descoloridas. El tío Carl gritó al operario quemanejabalagrúaquedieramarchaatrás.Éltraeríadelafunerariaalgoqueablandaraelpegamento.

Pero el operario, o no le oyó, o decidió seguir adelante por su cuenta y riego,comounniñoquejugaraconunagrúadejugueteapescarregalosenunaferia.EltíoCarl dijo que aquel idiota estuvo a punto de no contarlo.Cuando ya asomaban detierra las trescuartaspartesde labóveda—el tíoCarlysuayudanteoíangotearelaguadelabasealfondodelatumba(aquéllafueunasemanamuylluviosaenlazonadeChicago)—,lagrúabasculóehincóelbrazoenlatumba.Eloperariochocócontraelparabrisasyserompiólanariz.LosfestejosdeaqueldíacostaronalcondadodeCook unos tres mil dólares: dos mil más que el coste medio de estas alegresactividades.El tíoCarl lerelatóel incidentearaízdelaeleccióndeloperariodelagrúa para el cargo de presidente de la asociación local de conductores de carretas,acaecidaseisañosdespués.

Las cubiertas de placas eranmás sencillas.Consistían en una simple cubeta dehormigón abierta por arriba, que se introducía en la tumba lamañana del entierro.Después de la ceremonia, se depositaba el féretro en su interior. Luego, lossepultureroscolocabanlatapaquesolíaestardivididaendospiezas.Estaspiezassebajabanverticalmente,unaacadaextremodelatumba,hastaquedescansabancomoextraños soportesde libros.Enel extremodecadapiezahabíaunaanilladehierropor la que los sepultureros pasaban una cadena y hacían descender las piezaslentamente para cerrar la cubeta. Cada pieza pesaría unos treinta o treinta y cincokilos…,cuarenta,alosumo.Ynoseutilizabasellador.

Era relativamente fácilparaunhombresolo levantaraquellasplacas;esoera loqueJudqueríadecir.

Era relativamente fácil para un hombre desenterrar el cuerpo de su hijo paraenterrarloenotrolugar.

«Ssssh…ssssh.Deestascosasnosehabla.Sonsecretos.»—Sí, por supuesto que conozco la diferencia entre una bóveda sellada y una

cubierta deplacas—dijoLouis—.Peroyonopensaba…Yonopensaba lo que túpiensasquepensaba.

—Louis…—Es tarde—dijoLouis—.Es tarde, estoy borracho yme ahoga la pena. Si te

parecequetienesquecontarmeeso,puescuéntameloyacabemos.«Debí empezar con martinis —pensó—. Así hubiera estado roque cuando él

llamóalapuerta.»—Deacuerdo,Louis.Ygracias.

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—Adelante.Judsequedópensativounosmomentosyempezóahablar.

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—Por aquel entonces, durante la guerra, el tren todavía paraba enOrrington, yBill Baterman tenía un coche fúnebre en la estación, esperando almercancías quetraía el cuerpode su hijoTimmy.El féretro fue descargadopor cuatro obreros delferrocarril. Yo era uno de ellos. En el tren viajaba un soldado de la Sección deTumbasyRegistros, laversiónmilitardeunaempresadepompas fúnebres,Louis,peroniasomólacabeza.Estababorrachoenunvagónenelqueaúnquedabanotrosdoceataúdes.

«PusimosaTimmyenunfurgónCadillac,delosqueporaquelentoncesaúnsellamaban«rápidos»,porqueenaquel tiempo laprincipalpreocupacióneraponeralmuerto bajo tierra antes de que olieramal. Allí estaba Bill Baterman, con la caraimpenetrable y…, no sé…, seca, diría yo. No tenía ni una lágrima. Huey Garberconducíaeltren,ydijoqueeltipodelejércitollevabaunarutaespecial.DijoHueyque aLimestone, en Presque Isle, había llegado unmontón de ataúdes en avión ydesdeallílosataúdesysuacompañantehabíanemprendidoelviajehaciaelsur.

»El tipodel ejército, seacercaaHuey, sacaunquintodewhiskydedentrodelblusón del uniforme y le dice con acento sureño: «Señor maquinista, hoy llevaráusteduntrenfantasma,¿nolosabía?»

»Hueyledicequeno.»«Puesasíes.Porlomenos,asíllamamosenAlabamaauntrenfúnebre.Porque

yosoydeallí,¿sabe?»YHueydicequeel tíosacauna listadelbolsilloy lamira:«Empezaremos dejando dos de estos ataúdes en Houlton, luego tengo uno paraPassadumkeag, dos para Bangor, uno para Derry, uno para Ludlow, etcétera. Mesientocomounmalditolechero.¿Noquiereuntrago?»

»Hueyrehúsaeltrago,diciendoquelaBangoryAroostookesmuyquisquillosacon losmaquinistasa losque leshueleelaliento,yelmilitarnose lo tomaamal,comotampocoHueylereprochaalotrosuborrachera.Hastasedanlamano.

»Y emprendieron el viaje, dejando ataúdes con la bandera a cada dos o tresestaciones.Habíaunosdieciochooveinteentotal.DijoHueyqueteníanquellegarhastaBoston,yentodaslasestacioneshabíafamiliasquelloraban,entodasmenosenLudlow… En Ludlow estaba Bill Baterman que, según él, parecía que estuvieramuertopordentroysóloesperaraqueelalmaempezaraaolerlemal.Hueymecontódespuésquecuandoacabóelviajefueadespertaraldelejércitoyjuntosrecorrieronquinceoveintebares,yHueyagarrólaborracheramásgrandedesuvida,ydespuésfue a ver a una puta, algo que no había hecho nunca, y luego despertó con unagonorreafenomenal,ydijoquesiesoerauntrenfantasma,noqueríavolverallevartrenesfantasmaenloquelerestaradevida.

»El cadáver de Timmy fue depositado en la funeraria Greenspant (que estaba

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frentealalavanderíaFranklin)ydosdíasdespuéseraenterradoenelcementeriodePleasantviewcontodosloshonoresmilitares.

»Verás,Louis,Mrs.Batermanhabíamuertodiezañosantes,al tratarde traeralmundoasusegundohijo,yesotuvomuchoqueverconloqueocurriódespués.Otrohijo hubiera sido un consuelo, ¿no crees? Otro hijo hubiera hecho comprender alviejoBillqueotroscompartíansudolorylehubieraayudadoasobreponerse.Creoqueeneso tú eresmásafortunado,porque tienes a tuhijay a tu esposa,y lasdosestánbien.

»SegúnlacartaqueBillrecibiódeltenientequemandabaeldestacamentodesuchico,Timmymurióel15dejuliode1943,enelavancehaciaRoma.SucadáverfueembarcadodosdíasdespuésyllegóaLimestoneeldiecinueve.LocargaroneneltrenfantasmadeHueyGarberaldíasiguiente.LamayoríadelossoldadosquemurieronenEuropafueronenterradosenEuropa,peroloschicosquevolvieronacasaenaqueltren eran casos especiales: Timmy murió al tratar de capturar un nido deametralladorasyleconcedieronlaEstrelladePlataatítulopóstumo.

»Timmyfueenterradoel22dejulio,aunquenopodríajurarlo.Puesbien,cuatroocincodíasdespués,MarjorieWashburn,queentonceseralaencargadaderepartirelcorreo,vioaTimmyporlacarretera,caminodelestablodeYork.Bueno,Margieporpoco se sale de la carretera con el coche, y se comprende. La mujer volviódirectamentealaoficinadecorreos,dejólacarteracontodoelcorreotodavíadentroencimadelamesadeGeorgeAndersonydijoqueseibaasucasa,ameterseenlacama.

»«¿Qué te pasa, Margie? ¿Estás enferma?—le pregunta George—. Estás másblancaqueunaladegaviota.»

»«Acabodellevarmeelmayorsustodemivida,ynoquierodecirniunapalabramás—respondeella—.Ynose lodiréaBrian,niamimadre,nianadie.Cuandosubaalcielo,siJesúsmepregunta,talvezaÉlselocuente.Peronoestoysegura.»Ysemarchó.

»Todo el mundo sabía que Timmy habíamuerto. Salió su esquela en el DailyNews de Bangor y en el "American" de Ellsworth hacía apenas una semana, confotografíaytodo,ylamitaddelaciudadasistióalfuneral.YahoraMargieacababade verle, andando por la carretera, rondando por la carretera, como dijo al fin aGeorge Anderson, pero se lo dijo al cabo de veinte años, cuando ella se estabamuriendo,yGeorgemedijoqueparecíaqueestabadeseandodeciraalguienloquehabía visto aquel día. Dijo George que le dio la impresión de que aquello laobsesionaba,¿sabes?

»DijoMargie que estaba muy pálido y que llevaba unos viejos pantalones dealgodónyunacamisadefraneladescolorida,apesardequeaqueldíadebíandeestarcasiacuarentaa lasombra.DijoMargieque teníaelpelodepuntaen lacoronilla,

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comosillevaramásdeunmessinpeinarse.«Susojoserancomodospasasclavadasenunamasadepan.Aqueldíaviaunfantasma,George.Poresomeasusté.Yonuncalohubieraimaginado,peroyaves.»

«Bueno,secorriólavoz.ProntootrosvieronaTimmy.Mrs.Stratton…enfin,lallamábamos«señora»peroporloquenosotrossabíamostantopodíasersoltera,comodivorciada,comoabandonada.TeníaunacasitadedoshabitacionesenelcrucedelacarreteradePedersenconladeHancock,yunmontóndediscosdejazz,yaveces,sipodíasdistraerunbilletitodediezdólares,tedabaunafiestecita.Bueno,ellaloviodesdeelporchedesucasa,ydijoqueél fuehastaelbordede lacarreterayallíseparó.

»DijoellaqueTimmysequedóallí,conlosbrazoscolgandoylabarbillaunpocoadelantada, como el boxeador que está a punto de caer en la lona.Yque a ella elcorazón le ibaacien,yquesequedóplantadaenelporche,sinpodersemoverdelsusto.Luego, él giró en redondo, y era comover a un borracho tratandode dar lamediavuelta,sacandounapiernaygirandoelotropie.Estuvoapuntodecaerse.Yelladijoqueentonceslamiróyellasintióquelafuerzaseleibadelasmanosysoltóelcestodelacolada,ytodalaropaquedótiradaporelsueloyllenadehollín.Dijolamujer que los ojos de Timmy eran como dos canicas,mates, apagados, Louis. Alverla…sonrióydijoellaquelehabló.Lepreguntósiaúnteníalosdiscos,yañadióquelegustaríacelebrarunafiestecitaconella,talvezaquellamismanoche.YMrs.Strattonsemetióensucasaynosalióenunasemana,aunque,paraentonces, todohabíaterminado.

«MuchagentevioaTimmyBaterman.Lamayoríayahanmuerto,unodeellos,Mrs.Stratton,yotrossefueronaviviraotrositio,peroaúnquedabanunoscuantoscarcamalescomoyoquepodríancontarteelcaso,siselopidesbien.

»LevieronpaseandoarribayabajodelacarreteradePedersen,delantedelacasade supadre, unkilómetroymediohacia el este y otrokilómetroymediohacia eloeste.Arribayabajo,arribayabajotodoeldíay,seguramente,todalanoche.Conlacamisa fuera, la cara descolorida, el pelo revuelto, a veces, con la braguetadesabrochada,yaquellaexpresiónenlacara…aquellaexpresión.

Jud hizo una pausa para encender un cigarrillo, yLouis intervino entonces porprimeravezparapreguntar:

—¿Levistetú?Jud apagó la cerilla agitándola ymiró aLouis a través del humoazulado.Y, a

pesardequeelrelatonopodíasermásdisparatado,sumiradaerasincera.—Sí;levi.Bueno,sehanhechopelículasysehancontadohistorias,quenosési

serán ciertas, acerca de los zombies de Haití. En las películas no hacen más quecaminarcomoautómatasconlamiradaextraviada,muydespacioybastantepatosos.EsoeraTimmyBaterman,Louis,unzombiedepelícula.Peronoexactamente.Había

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algomás.Porelfondodesusojospasabaalgo,algoqueavecesveíasyaveces,no.Algoenelfondodesusojos,Louis.Peronocreoquepuedallamarlopensamiento.Nosécómollamarlo.

»Había ciertamalicia, eso por un lado. Como cuando dijo aMrs. Stratton quequería celebrar una fiestecita. Allí dentro había algo, pero no creo que fuerapensamiento, y no creo que tuviera mucho, quizá nada, que ver con TimmyBaterman.Eramásbiencomo…unaseñalde radioque le llegaradeotro sitio.Almirarle,pensabas:«Comometoque,grito.»Eso.

»Arriba y abajo, arriba y abajo de la carretera; así estaba siempre. Un día, alvolver del trabajo… sería hacia el treinta de julio… encontré aquí a GeorgeAnderson,elcartero,sentadoenmiporchedeatrás,bebiendotéheladoconHannibalBenson, que entonces era el secretario municipal, y Alan Purinton, el jefe debomberos.Normatambiénestaba,peroellanodecíaniunapalabra.

»Georgenohacíamásquefrotarseelmuñóndelapiernaderecha,laqueperdiótrabajando para el ferrocarril, que con el calor y la humedad le daba muchasmolestias.Peroaquíestaba,aunqueledoliera.

»«Esto ya pasa de la raya—me dice George—. La encargada del reparto noquiereacercarseporPedersen,perohaymás.Lopeoresqueahorahayjaleoconelgobierno,yesopuedetraercola.»

»«¿Jaleo?—preguntéyo—.¿Quéjaleo?»»«Dice Hannibal que le han llamado del Departamento de Guerra. Era un tal

tenienteKinsmanquesededicaainvestigardenunciasysepararloquesonsimplesinocentadas de los delitos. Cuatro o cinco personas han escrito anónimos alDepartamentodeGuerrayeltaltenienteKinsmanempiezaaestarescamado.Sinofueramásqueunacarta,no lehubieranhechocaso.Si fueranvariascartasescritasporunamismapersona,hubieranavisadoalapolicíadelestadodequepodíahaberun psicópata que odiara a la familia Baterman de Ludlow. Pero las cartas estabanescritas por personas diferentes. Dijo que eso se veía por la letra, aunque noestuvieran firmadas,y todasdecían lomismo:quesiTimmyBatermanestámuertonadielodiríaalverlepasearporlacarreteradePedersenacaradescubierta.»

»«Comoesto continúe, el talKinsmannos va a enviar a alguien o se nos va apresentaraquíenpersona—concluyóHannibal—.EsagentequieresabersiTimmyestá muerto, o ha desertado, o qué ha pasado, porque no les hace ninguna graciapensarquesusarchivosesténhechosunlío.YtambiénquerránsaberquiénestabaenelataúddeTimmyBaterman,sinoeraTimmyBaterman.»

»Yavesquéfregado,Louis.Estuvimosallísentadosmásdeunahora,tomandotéheladoyhablandodelcaso.Normapreguntósiqueríamosbocadillos,peroledijimosqueno.YesquelodeTimmyBatermannosteníaamaltraer.Eracomoencontraraunamujercontrestetas…quesabesquenopuedeser,pero,¿quépuedehaceruno?

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«EstuvimoshablandoyhablandoyporfindecidimosquehabíaqueiracasadelosBaterman.Nuncaolvidaréaquellanoche,aunquellegueavivirotrostantosañoscomolosquetengoahora.Hacíacalor,uncalorinfernal,yelsoleracomounbarreñode sangre que cayera por detrás de las nubes. Ninguno de nosotros tenía muchasganasdeir,peronohabíamásremedio.Normalocomprendióantesquenosotros.Seme llevóadentroconunpretextoymedijo:«Queno teconvenzandedejarloparaotrodía,Judson.Hayqueocuparsedeellocuantoantes.Esunaabominación.»

JudmiróaLouissinpestañear.—Asílollamóella,Louis.Ésafuelapalabraqueusó.Abominación.Yluegome

dijo al oído: «Si ocurre algo, Jud, tú sal corriendo.No te preocupes de los demás;cadacualtendráqueocuparsedesímismo.Acuérdatedeloquetedigoy,siocurrealgo,túahueca.»

»FuimosenelcochedeHannibalBenson;elmuycanallasiempreteníacuponesdegasolina,nosécómose las ingeniaba.Nohablábamosmucho,pero fumábamoscomo chimeneas. Estábamos asustados, Louis, asustados de verdad. El único queabrió la boca fue Alan Purinton, que dijo a George: «Bill Baterman ha estadotrajinandoporlosbosquesquehayalnortedelacarretera15,deesoestoyseguro.»Nadielecontestó,perorecuerdoqueGeorgedijoquesíconlacabeza.

»Bueno, cuando llegamos,Alan llamó a la puerta, pero nadie contestó, así quedimos la vuelta a la casa y allí los vimos a los dos: Bill Baterman, sentado en elporche de atrás, conuna jarra de cerveza, yTimmy, de pie en el fondodel jardín,mirandocómoseponíaaquelsoldesangre.Tenía lacaracolornaranja,comosi lehubierandesolladovivo.YBill…parecíaqueeldiablolehubierapilladodespuésdesussieteañosdevacasgordas.Elcuerpolebailabadentrodelasropas.Porlomenoshabíaperdidoveintekilos.Losojosselehabíanhundidoenlascuencasyparecíandos animalitos dentro de su cueva… Y la boca le temblaba tic-tic-tic hacia laizquierda.

Judhizounapausa,reflexionóyluegoasintiócasiimperceptiblemente:—Louis,parecíauncondenado.»Timmy volvió la cara y nos sonrió. Sólo de verle sonreír te daban ganas de

gritar. Luego, siguió contemplando la puesta de sol. Billy dijo: «No os oí llamar,chicos»,locualeraunamentiradescarada,puesAlanhabíaaporreadolapuertacontalfuerzaquehubierapodidodespertaraun…,aunsordo.

»Como ninguno parecía decidirse a hablar, yo dije: «Billy, dicen que tu chicomurióenItalia.»

»«Esofueunerror»,mecontestómirándomealosojos.»«¿Sí?»,digoyo.»«¿Esquenolevesahídelante?»,diceél.««Entonces, ¿quién crees tú que estaba en el ataúd que enterraste en

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Pleasantview»,lepreguntaAlanPurinton.»«Maldito si lo sé —dice Billy—. Y maldito si me importa.» Va a sacar un

cigarrilloyselecaentodosalsueloy,alrecogerlos,rompedos.««Probablemente, tendráquehaberunaexhumación—diceHannibal—.Eso tú

yalosabes,¿no?MehanllamadodelDepartamentodeGuerra,Bill.QuierensabersiconelnombredeTimmyenterraronaotro.»

»«Bueno, ¿y eso quéme importa amí?—dice Bill en voz alta—. Eso nomeinteresa. Yo tengo a mi hijo. Timmy volvió a casa el otro día. Había perdido lamemoriaporunaexplosiónyestáunpocoraro,perosepondrábien.»

»«Basta de pamplinas, Billy—le digo. De repente, me puse furioso con él—.Cuandodesentierreneseataúd,loencontraránvacío,anoserquecuandosacastealchico te tomaras lamolestia de llenarlo de piedras, y no lo creo.Ya sé lo que hapasado, y aquí Hannibal, y George, y Alan lo saben, y tú lo sabes. Has estadotrajinando por esos bosques, Bill, y has causado muchos problemas, tanto para ticomoparaestaciudad.»

»«Ya sabéis dónde está la puerta, chicos—dice él—.No tengo por qué darosexplicacionesnijustificarmeantevosotros.Cuandorecibíaqueltelegramafuecomosisemefueralavida.Lasentíquesemeibadelcuerpocomocuandounoseorinapiernas abajo. Bueno, ahora ya tengo otra vez a mi chico. Ellos no debieronquitármelo.Unmuchachodediecisieteaños.Eraloúnicoquemequedaba,yloquehice fue perfectamente legal. Conque, a la mierda el ejército, a la mierda elDepartamentodeGuerra,ya lamierdaEstadosUnidosdeAmérica.Ya lamierdavosotros,chicos.Ahorahavueltoysepondrábien.Estodoloquetengoquedecir.Yapodéisirospordondehabéisvenido.»

»Ylabocalehacíatic-tic-ticyteníalafrenteempapadaensudor.Entoncesmedicuenta de que se había vuelto loco.Amí tambiénme hubiera vuelto loco el vivircon…conaquello.

Louisestabamareado.Demasiadacervezaentanpocotiempo.Prontotendríaqueecharla.Elpesoquesentíaenelestómagoledecíaquenotardaríamucho.

—Bueno,nopodíamoshacernadamás.Cuandonosíbamos,Hannibaldijo:«Bill,queDiosteayude.»

»YBillcontestó:«Diosnuncamehaayudado.Yomeheayudadoamímismo.»»Fue entonces cuando Timmy se acercó a nosotros. Hasta andaba mal, Louis.

Andabacomounviejo.Levantabaunpie, lobajabay luego lo arrastrabaunpoco,entonces levantabaelotro.Eracomoverandarauncangrejo.Y llevaba losbrazoscolgando.Cuando seacercó,vimosque teníaunasmarcas rojasque le cruzaban lacara en diagonal como granos o quemaduras. Seguramente, las señales de laametralladoraalemana.Casidebiódevolarlelacabeza.

»Yolíaatumba.Eraunolorapodrido,comositodoloqueteníadentroestuviera

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corrompiéndose.Vi queAlanPurinton se tapaba la nariz con lamano.El olor eraespantoso.Casiesperabaunoverleandarlosgusanosentreelpelo…

—Calla—dijoLouisconvozronca—.Yaheoídosuficiente.—No—dijoJud—;todavíano.—Hablabaconvozgraveycansada—.Todavía

no.Nopuedoexplicarteelhorror.Nadiequenoestuvieraallípodríahacerseunaideade lo que era. Estabamuerto, Louis. Pero, almismo tiempo, vivía.Y…y… sabíamuchascosas.

—¿Muchascosas?—Louisinclinóelcuerpohaciaadelante.—Aja.SequedómirandoaAlandurantemuchorato,comosisonriera…,bueno,

porlomenosenseñandolosdientes…,yenunavozmuybajaqueapenastellegaba,comosituvieratierraenlascuerdasvocales,dijo:«Purinton,tumujerseacuestaconeldueñodelatiendadondetrabaja.¿Quéteparece?Ydagritosdegusto.¿Quédicesaesto?»

»Alandiounrespingo.Seveíaqueaquellolehabíaheridodeverdad.Ahoraestáen un asilo deGardner, o estaba…Debe de andar cerca de los noventa. Entoncestenía alrededor de cuarenta, y la gente murmuraba de su segunda mujer. Era unaprimalejanaquehabíavenidoavivirconAlanysuprimeramujerpocoantesdelaguerra.Luego,Lucymurió,yalañoymedioAlansecasóconlachica.Laurine,sellamaba.Cuandosecasaronnotendríaarribadeveinticuatroaños.Perohabíadadoque hablar. Los hombres decían que era una muchacha un poco libre ydespreocupada. Pero lasmujeres decían que era una golfa.Yquizá el propioAlanhubieratenidosusdudas,peroentoncesgritó:«¡Cállate!¡Cállateotepartolaboca,seasloqueseas!»

»«Sssh, Timmy—dice Bill, con peor aspecto que nunca, como si estuviera apuntodevomitar,odesmayarse,olasdoscosas—.Sssh,Timmy.»

»PeroTimmynolehizocaso.EntoncesmiraaGeorgeAndersonyledice:«Esenieto del que estás tan orgulloso, sólo espera que te mueras, viejo. Lo único quequiereeseldinero,eldineroqueélcreequeguardasenlacajadelBancodeBangor.Poresoestátancariñosocontigo.Peroaespaldastuyasseburladeti,lomismoquesu hermana. Viejo patapalo, así te llaman» —dijo Timmy, y, Louis, entonces lecambió la voz. Se hizo burlona y sonaba como si el que hablase fuera el nieto deGeorge.

»«Viejo patapalo—dijo Timmy—, y cómo rabiarán y se cagarán en ti cuandodescubranqueeresmáspobrequelasratas,porqueloperdistetodoen1938.¡Cómosecagarán,George!»

»EntoncesGeorgediounpasoatrásyseledoblólapiernaysecayódeespaldasen el porche de Bill, tirándole la jarra de cerveza, y estaba tan blanco como tucamiseta,Louis.

»Bill lo levantó como buenamente pudo, mientras gritaba a su hijo: «¡Basta,

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Timmy! ¡Basta!» Pero Timmy no le hacía caso. Dijo algo malo de Hannibal ytambién de mí, y entonces estaba… frenético. Sí, estaba rabioso y daba gritos. Ynosotrosempezamosaandarhaciaatrásyluegoacorrer,arrastrandoaGeorgealqueselehabíantorcidolascorreasdelapiernaylateníavueltadelrevés,conelzapatohaciaatrás.

»LaúltimavezqueviaTimmyBatermanestabaeneljardíndeatrás,alladodeltendedero,conlacararojaalaluzdelúltimosoldelatarde,yaquellasseñales,yelpeloerizadoyllenodepolvo…,ysereíaychillabaunayotravez:«¡Elpatapalo!¡Yel cornudo! ¡Y el putañero! ¡Adiós, señores! ¡Adiós! ¡Adiós!» Y se reía, pero enrealidadloquehacíaerachillar…Algodentrodeél…chillabaychillaba.

Judsedetuvo,jadeando.—Jud—dijoLouis—,loqueTimmyBatermandijodeti,¿eraverdad?—Eraverdad—murmuróJud—.¡Caray!Eraverdad.Devezencuando,yoibaa

unprostíbulodeBangor.Noescosaquenohayanhechomuchoshombres,aunquesupongo que tampoco faltan los que no se apartan del camino recto. De vez encuando,meentrabaeldeseo,oquizáelimpulso,dehacerloconunadesconocida.Ode pagar para que me hicieran lo que uno no se atreve a pedirle a la esposa. Alhombretambiénlegustacultivarsujardín,Louis.Noeratanterribleloquehacía,ynohevueltodesdehaceochoonueveaños.YNormanomehubieraabandonado,dehaberseenterado.Peroalgohubieramuertodentrodeella.Algodulceyprecioso.

Jud tenía los ojos irritados, hinchadosy legañosos. «Las lágrimasde los viejossonmuypocohermosas»,pensóLouis.PerocuandoJudbuscóatientaslamanodeLouis,ésteselaestrechófirmemente.

—Sólonosdijolomalo—continuóalcabodeunmomento—.Sólolomalo.BiensabeDiosquehaymuchascosasmalasen lavidade todohombre.Doso tresdíasdespués, la esposa deAlan Purinton se fue de Ludlow para siempre, y los que lavieron antes de que subiera al tren decían que llevaba dos buenos cardenales y eltrasero forrado de algodón.Alan no quiso decir ni una palabra del asunto.Georgemurióen1950,ysidejóalgoasusnietos,yonomeenteré.HannibalfuecesadodelcargoporalgoparecidoaaquellodeloqueTimmyBatermanlehabíaacusado,notediréloqueeraexactamente,porquenovienealcaso,peroalgoasícomoapropiaciónindebidadefondosdelmunicipio.Inclusosehablódeprocesarloporestafa,peronollegaron a hacerlo. Bastante castigo fue la pérdida del cargo, con lo que a él legustabadarseimportancia.

»Pero,entodosaquelloshombres,tambiénhabíacosasbuenas.Yesoesloquelagentesueleolvidar.FueHannibalelqueabriólasuscripciónparaelHospitalGeneraldel Este, poco antes de la guerra. Alan Purinton era uno de los hombres másdesinteresadosygenerososqueheconocido.YelviejoGeorgeAndersonnoqueríamásqueseguirsiendotodalavidaeljefedecorreos.

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»Y aquel ser sólo hablaba de lo malo. Nos recordaba lo malo porque él eramalo…yporqueveíaennosotrosasusenemigos.ElTimmyBatermanquesefuealaguerraeraunmuchachocorriente,Louis,talvezunpocoaburrido,perobueno.Lacosaquevimosaquelatardecer,alaluzrojadelsol…eraunmonstruo.Talvezfueraun zombie o un "dybuk" o un demonio.Quizá no haya nombre para una cosa así,perolosmicmacshabríansabidoloqueera,tuvieranombreono.

—¿Quéera?—preguntóLouis,embotado.—Algoquehabíasidotocadoporel"wendigo"—dijoJudconvozátona.Aspiró

profundamente,retuvoelaireunmomento,losoltóymiróelreloj—.Esmuytarde,Louis.Hehabladonuevevecesmásdeloquepensaba.

—Lodudo—dijoLouis—.Hasestadomuyelocuente.Cuentacómoterminó.—Dosnochesdespués,hubounincendio—dijoJud—.LacasadelosBaterman

ardióhastaloscimientos.AlanPurintondijoquenohabíalamenordudadequeelfuegofueprovocado.Lacasahabíasidoinundadadefueldelacalefacción.Estuvooliendotresdías.

—Yardieronlosdos.—Aja.Ardieronlosdos.Peroyaestabanmuertosantesdearder.Timmyteníados

balasenelpecho,disparadasconunaviejapistolaColtdeBillBaterman.LapistolaestabaenlamanodeBill.Alparecer,élmatóasuhijo,loechóenlacama,esparcióelfuel,luegosesentóensubutacaalladodelaradio,encendióunacerillaysemetióenlabocaelcañóndelaColt.

—¡Dios!—murmuróLouis.—Estabancarbonizados,peroelforensedelcondadodijoqueaélleparecíaque

TimmyBatermanllevabamuertodosotressemanas.Silencioyeltictacdelreloj.Judsepusoenpie.—Noexagerabacuandodijequetalvezyohabíamatadoatuhijo,Louis,ohabía

colaborado. Los micmacs conocían ese lugar, pero eso no quiere decirnecesariamente que ellos hicieran de él lo que es. Losmicmacs no estuvieron allísiempre.LlegarondelCanadá,quizádeRusia,oquizádeAsiahacemilesdeaños.Sequedaronaquí,enMaine,milotalvezdosmilaños;esdifícildeterminarlo,porquenodejaronunahuellaprofundadesupaso.Ysefueron…,comonosiremosnosotrosundía,aunquenuestrahuella,parabienoparamal,habrácaladomásqueladeellos.Peroseaquienseaelqueestéaquí,Louis,eselugarseguiráexistiendo.Noescomosialguienloposeyeraypudierallevarsesusecretoalmarcharse.Esunlugarmalditoycorrompido, y yo no debí llevarte allí para que enterraras a ese gato.Ahora lo sé.Tieneunmaleficioytúharásbienenguardartedeélsisabesloqueosconvieneatiyatufamilia.Yonofuilobastantefuertecomoparacombatirlo.TúsalvastelavidaaNorma y yo quería hacer algo por ti, y ese sitio se aprovechó de mis buenas

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intenciones para sus malos propósitos. Ese poder… creo que tiene fases, como laluna.Yahabíasidofuerte,ymeparecequeahorahavueltoaaumentar.Temoquesehayaservidodemíparaatacartea travésde tuhijo.¿Comprendes loque tequierodecir?—Susojossuplicaban.

—Imagino que quieres decir que ese lugar sabía que Gage iba a morir—dijoLouis.

—No; quiero decir que ese lugar "hizo morir" a Gage porque yo te revelé supoder.Quierodecirque,conmisbuenasintenciones,yoasesinéatuhijo,Louis.

—No lo creo—dijoLouis al fin con voz insegura.No lo creía.No quería, nopodíacreerlo.

OprimiófuertementelamanodeJud.—Mañana enterramos aGage.EnBangor.Y enBangor se quedará.Nopienso

volveraPetSematarynialotrositio.—¡Promételo!—dijoJudroncamente—.¡Promételo!—Teloprometo—dijoLouis.Peroenel fondodesumentesubsistíaunaespeculación,comounlevedestello

quenoacababadeapagarse.

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Peronoocurrióningunadeestascosas.Todoello—elatronadorcamióndelaOrinco,losdedosquerozaronlachaqueta

deGage,Racheldisponiéndoseairalvelatorioenbata,Elliellevandoatodaspartesla fotodeGageycolocandosusilloncitoal ladode lacama, las lágrimasdeSteveMasterton,lapeleadeIrwinGoldman,lahorriblehistoriadeTimmyBatermanquelahabíacontadoJudCrandall—,todoexistiósóloenelcerebrodeLouisCreeddurantelospocossegundosqueestuvopersiguiendoasuhijoquereíaacarcajadas,albordede la carretera. Detrás de él, Rachel volvió a gritar —«¡Gage, ven aquí, NOCORRAS!»—,peroLouisnomalgastóelaliento.Ibaafaltarlemuypoco,muypoco.Bueno,unadeaquellascosassípasó:porlacarreteraLouisoíazumbaruncamiónydentrodesucabezaseconectóuncircuitodememoriayoyóaJudCrandalldeciraRachel el día enque llegaron aLudlow: «Tengamucho cuidado con esa carretera,Mrs.Creed.Espeligrosaparalosniñosylosanimalitos.»

AhoraGagecorríaporlasuavependientedeljardínquebajabahastaelbordedela carretera,moviendo vigorosamente sus piernas rollizas, y no teníamás remedioquecaerse;perono, seguíaavanzandoyelcamiónya seoíamuycerca,conaquelronquidogravequeLouisoíaavecesdesdelacamaalquedarsedormido.Entonceseraunsonidoreconfortante,peroahoraleaterrorizaba.

«¡Oh,Diosmío, Jesúsmío, haz que pueda alcanzarle antes de que llegue a lacarretera!»

Louisdioun impulso finala sucarreray saltóhaciaadelanteparaleloal suelo,comounjugadorderugbyplacandoaladversario;debajodeél,susombrasedeslizósobrelahierba,yentoncesrecordólacometa,elbuitrequeproyectabasusombraportodoelcampodeMrs.Vinton,yenelinstantequeGagesalíaalacarretera,losdedosdeLouisrozaronlaespaldadelachaqueta…ylaagarraron.

TiródeGagehaciaatrásaltiempoqueaterrizabasobrelafranjadeseguridaddelacarretera.Dioconlacaraenelásperobordilloyempezóasangrarlelanariz.Perodondemás ledolió fueen los testículos—«Ohhh,dehaber sabidoque tendríaquejugararugbymehabríapuestolasdefensas»—,peronielgolpazodelanariznieldolor de las bolas ensombrecieron el alivio que le invadió al oír el grito deindignacióndeGagealcaerdeculosobreelbordilloy rebotarcon lacabezaenelborde del césped. Un segundo después sus berridos quedaban ahogados por elestrépitodelcamiónyelcasimayestáticotrompetazodelclaxon.

Louisconsiguióponerseenpieapesardelbraseroquesentíaenelbajovientre,consuhijoenbrazos.AlmomentoRachelllegóasulado.Veníallorandoygritaba:«¡Notevayasnuncaalacarretera,Gage!¡Nunca,nunca,nunca!¡Lacarreteraesmuymala!¡Muymala!»YGagequedótanatónitoporel lacrimososermónquedejóde

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llorarymiróasumadreconojosredondos.—Louis,tesangralanariz—dijoellaaLouis,yleabrazócontalfuerzaquele

dejócasisinrespiración.—Puesnoesesolopeor—dijoél—.Meparecequehequedadoestéril,Rachel.

¡Oh,ycómoduele!Yellaseechóareírhistéricamente.Duranteunmomento,Louissintiómiedoal

pensar:«SiGagellegaamorirse,ellasehubieravueltoloca.»Pero Gage no murió; todo aquello no fueron sino fugaces imaginaciones que

cruzaronporsumentemientrasLouisleganabaporpiesalamuertesobreelcéspedverde,unasoleadatardedemayo.

Gagefuealaescuelaprimaria,yalossieteañosempezóairaloscampamentosde verano, donde demostró unas extraordinarias y sorprendentes aptitudes para lanatación, al tiempo que daba a sus padres una poco grata sorpresa, al dejar bienpatente que era capaz de soportar un mes de separación sin trauma psíquicoapreciable.A losdiezaños,yapasaba losveranoscompletosenelcampamentodeAgawam, enRaymond, y a los once conquistó dos cintas azules y una roja en loscampeonatosdenataciónde losCuatroCampamentosquecerraronelprogramadeactividadesdelverano.Eraunmuchachoalto,peroseguíasiendoelmismoGage,quemirabaalmundoconojosalegresyunpocosorprendidos…YelmundoparaGagenuncatuvofrutosamargosnipodridos.

EramatrículadehonorenlasecundariaymiembrodelequipodenatacióndeSanJuanBautista, laescuelaparroquiala laqueseempeñóen ir,porque lapiscinaeraespléndida. Rachel se llevó un disgusto, pero Louis no se sintió especialmentesorprendido cuando, a los diecisiete años, Gage les comunicó su intención deconvertirse al catolicismo. Rachel estaba convencida de que la culpa era de lamuchachaconlaqueGagesalía;yyaleveíacasado(«Siesapécoraconlamedallitade sanCristóbalnoestá tratandodeatraparlocomosea,mecomo tuscalzoncillos,Louis», decía), abandonando los estudios universitarios y sus ilusiones por laOlimpíada y rodeado de nueve o diez pequeños católicos antes de cumplir loscuarenta.Paraentonces(porlomenos,segúnRachel)seríauncamionerobarrigudo,fumadordecigarrosybebedordecervezaque,entrepadrenuestrosyavemarías,haríaoposicionesalinfarto.

Louis sospechaba que losmotivos de su hijo eran sinceros, y, aunqueGage seconvirtió(aqueldíaLouismandóasusuegrounasocarronapostalquedecía:«Quizáaúnlleguesatenerunnietojesuita.Tuafectísimoyerno,Louis»),nosecasóconlamuchacha(quenoeratalpécora,sinobastanteagradable)conlaqueestuvosaliendoduranteelúltimoañodesecundaria.

Luego,fueaJohnHopkins,formópartedelequipoolímpicodenatación,yunatardelargayradiante,dieciséisañosdespuésdequeLouiscompitieraconuncamión

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delaOrincoporlavidadesuhijo,élyRachel—queteníatodoelpelogris,aunquese tapaba las canas con champú colorante— vieron con orgullo cómo su hijoconquistabaunamedalladeoroparaEstadosUnidos.CuandolascámarasdelaNBCseacercaronparacaptarunprimerplanodeGage,conlacabezaerguida,relucienteychorreando y los ojos serenos puestos en la bandera mientras sonaba el himnonacional,conlacintaalcuelloyelorosobrelasuavepieldesupecho,Louislloró.Lloraronlosdos,élyRachel.

—Esto es soberbio —dijo él, volviéndose hacia su esposa para abrazarla,emocionado.Peroellalemirabaconhorror,ysurostroenvejecíaaojosvistas,comomaceradopordías,mesesyañosdedolor.LossonesdelhimnoseapagaronycuandoLouis volvió amirar al televisor vio a otromuchacho, unmuchachonegro, con lacabezallenadeapretadosrizosenlosqueaúnbrillabanlasgotasdeagua.

«Estoessoberbio.»«Pero,¿ymihijo?»«¡Ay,Diosmío,sugorraestállenadesangre!»

***

Louis despertó abrazado a la almohada. Eran las siete de lamañana de un díalluvioso y fresco. Los latidos del corazón le retumbaban en la cabezamonstruosamente.Eldolorapretabaycedía,apretabaycedía.Eructóunácidoconsabor a cerveza pasada y se le revolvió el estómago. Había llorado en sueños, laalmohadaestabahúmeda.Porque,mientrassoñaba,unapartedeélsabíalaverdadylloraba.

Selevantóyfuealbañodandotraspiés.Elcorazónlegalopaba.Lafuerteresacaleimpedíapensarconclaridad.Llegóalretretejustoatiempoyvomitóuntorrentedecervezadelavíspera.

Sequedóarrodillado,conlosojoscerrados,hastaquesesintióconfuerzasparaponerseenpie.Buscóatientaseltiradorydescargóeldepósito.Luego,seacercóalespejo,paraversiteníalosojosmuyirritados;peroelespejoestabacubiertoporunpaño.Entoncesseacordó.Rachel,dejándosellevarporcostumbresdeunpasadoquedecíanorecordar,habíatapadotodoslosespejosdelacasa,ysedescalzabaantesdeentrar.

Nada de equipo olímpico de natación, pensó Louis, volviendo a la cama ysentándoseenelbordedelcolchón.Elsaboragriode lacervezalerecubría todalabocaylagarganta,ysejuróasímismo(noeralaprimeravez,niseríalaúltima)quenuncamásprobaríaaquelveneno.Niequipoolímpicodenatación,nimatrículaenlosexámenes,ninoviacatólica,niconversión,nicampamentodeverano,ninada.Laszapatillas,arrancadasdelospies;lachaqueta,vueltadelrevés;sucuerpo,robustoy

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sano, destrozado. La gorra estaba llena de sangre. Ahora, sentado en la cama,atontadoporlaresaca,mientraslalluviaresbalabaperezosamenteporloscristalesdelaventana,Louissintióquelapenaleacometíadefrente,comounatétricamatronagris de laSalaNuevedel purgatorio.Le embistió y se apoderó de él, le redujo, ledespojódelasdefensasqueaúnlequedaban,yélescondiólacaraentrelasmanosylloróbalanceandoelcuerpoypensandoqueharíacualquiercosacontaldetenerunasegundaoportunidad.Cualquiercosa.

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Gagefueenterradoalasdosdela tarde.Yahabíadejadodellover.Unasnubesdesgarradaspasabansobreelcementerioylamayoríadelosasistentesllegaronconparaguasalbrazo,proporcionadosporlafuneraria.

ApeticióndeRachel,eldirectordelafuneraria,quecelebrólabreveceremoniadelentierro,exentadesectarismo,leyóelpasajedesanMateoqueempieza:«Dejadque los niños se acerquen a mí.» Louis, que estaba a un lado de la tumba,contemplaba a su suegro, situado frente a él. Goldman sostuvo su mirada unmomentoybajólosojos.Hoynolequedabanganasdepelea.Lasbolsasqueteníadebajodelosojosparecíansacasdecorreoyentornoasubonetedesedanegraelvientoalborotabaunospelillosblancosyfinoscomohilosdetelaraña.Consubarbaentrecanasombreándolelasmejillasestabamásjudíoquenunca.ALouisledabalaimpresióndelhombrequenosabeexactamentedóndeestá.Pormásqueseesforzaba,Louisnopodíasentirpiedad.

ElpequeñoataúdblancodeGage—eradesuponerqueconelcerrojoreparado—descansaba sobre unas guías cromadas colocadas encima de las placas derecubrimiento.Losbordesdelafosaestabanalfombradosdecéspedsintéticodeunverde tan chillón que dañaba la vista. Sobre esta superficie artificial eincongruentemente alegre, se habían colocado varias canastillas de flores. Louismirabapor encimadelhombrodeldirectorde la funeraria.Habíaallíunapequeñaelevacióncubiertadetumbas,parcelasfamiliaresyunmonumentorománicoconelnombredePHIPPSgrabadoenél.JustoporencimadeltejadoinclinadodePHIPPSseveíaunafranjaamarilla.Louissepreguntóquésería.Siguiómirándoladespuésdeque el director dijera: «Inclinemos la cabeza para orar unmomento.» Louis tardóvariosminutos, pero lo consiguió. Era una palamecánica. Estaba aparcada al otrolado de la elevación, para que los asistentes al entierro no la vieran. Y, una vezterminada laceremonia,Ozaplastaríaelcigarrilloconel tacóndesu teggiblebota,echaría la colilla en el recipiente que llevara encima (los sepultureros que eransorprendidosarrojandocolillasalsuelosolíanserdespedidossumariamente:causabamalaimpresión;muchosdelosclienteshabíanmuertodecáncerdepulmón),subiríaa su máquina, la pondría en marcha, y privaría a su hijo de la luz del sol parasiempre…oporlomenoshastaeldíadelaresurrección.

"Resurrección…,ah,todaunapalabra"("quetúdeberíasolvidarcuantoantes,ybienlosabes").Cuandoeldirectordelafunerariadijo«Amén»,LouistomódelbrazoaRachely

selallevódeallí.Ellamurmuróunaprotesta—queríaquedarseunpocomás,Louis,por favor—, pero Louis se mantuvo firme. Fueron hacia los coches. Vio que eldirector de la funeraria recogía los paraguas con el nombrede la empresa grabado

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discretamenteenelpuñoylospasabaasuayudante,quelosmetíaenunparagüero,colocado sobre el húmedo césped. La imagen era totalmente surrealista. LouissosteníaelbrazodeRachelconlamanoderechaylaenguantadamanodeEllieconlaizquierda. Ellie llevaba el vestido que estrenara para asistir al funeral de NormaCrandall.

JudseacercócuandoLouisabría lapuertadelcocheparaquesubieransusdosmujeres.TambiénJudparecíahaberpasadomalanoche.

—¿Estásbien,Louis?Louisasintió.Judseinclinóhaciaelinteriordelcoche.—¿Cómoestás,Rachel?—Estoybien,Jud—susurróella.JudletocósuavementeunhombroymiróaEllie.—¿Ytúquédices,cariño?—Muybien—dijoEllieconunahorrendasonrisadetiburónquedebíademostrar

lobienquesesentía.—¿Quéfotoesésa?Porunmomento,Louispensóqueellaseresistiríaaenseñarlafotografía,perola

niña,con timidezy tristeza, lapasóaJud.Élsostuvo lacartulinaentresusgruesosdedos, achatados y toscos, dedos que parecían apropiados para manejar lastransmisionesdelasgrandeslocomotorasoengancharydesengancharvagones.PeroaquellosdedoshabíanextraídounaguijóndelcuellodeGageconlafácilhabilidaddeunmago…,odeuncirujano.

—Ajá. ¡Qué bien! —dijo Jud—. Tú paseándole en trineo. Apuesto a que legustaba,¿verdad,Ellie?

Ellieasintió,llorando.Rachelfueadeciralgo,peroLouisleoprimióelbrazo;«Esperaunmomento».—Yo le paseabamucho—dijo Ellie, sin dejar de llorar—, y él se reía. Luego

entrábamos en casa ymamá nos preparaba leche con cacao y decía: «Guardar lasbotas»yGagecargabacontodogritando:«¡Botas!¡Botas!»,tanfuertequetedolíanlosoídos.¿Teacuerdas,mamá?

Rachelasintió.—Sí,apuestoaquelopasabaismuybien—dijoJuddevolviendolafotoalaniña

—.Peroaunqueahoraestémuerto,túpodrásconservarsiempresurecuerdo,Ellie.—Es lo que pienso hacer —dijo ella, enjugándose las lágrimas—. Yo quería

muchoaGage,Mr.Crandall.—Esoyalosé,cariño.—Judseinclinóparadarleunbesoy,alretirarse,mirócon

durezaaLouisyRachel.Ellasostuvosumirada,desconcertadayunpocodolida,sincomprender.PeroLouiscomprendíaperfectamente:«¿Quéestáishaciendoporella?

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—preguntabanlosojosdeJud—.Vuestrohijohamuerto,perovuestrahija,no.¿Quéhacéisporella?»

Louisvolviólacarahaciaotrolado.Nopodíahacernada,todavíano.Tendríaqueconsolarsesola.Suhijoocupabasuspensamientos.

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Porlanochellegóunanuevaremesadenubes,empujadaporunfuertevientodeloeste.Louissepusolacazadora,subiólacremalleraydescolgólasllavesdelCivicdesuganchodelapared.

—¿Adondevas,Lou?—preguntóRachelsinmuchointerés.Despuésdelacena,empezóallorarotravezy,aunqueeraunllantosuave,parecíanopoderparar,porloque Louis la obligó a tomar otro Valium. Ahora estaba sentada, con el periódicodelante,abiertoporlapáginadelcrucigramaapenasempezado.Enlaotrahabitación,Elliemiraba en silencio «La casa de la pradera» con la fotografía deGage en lasrodillas.

—Atomarunapizza.—¿Nocomistelosuficiente?—Esquenoteníahambre—respondióél,diciendolaverdad.Yañadiómintiendo

—:Ahoralatengo.Aquellatarde,detresaseis,enlacasadeLudlowhabíatenidolugarelúltimorito

fúnebre por Gage. Era el rito de la comida. Steve Masterton y su esposa sepresentaron conuna cacerola de hamburguesas con fideos.MissCharlton les llevóquiche. «Se guardará hasta que la necesitéis, si no se la terminan ahora—dijo aRachel—.Laquichesepuedecalentarfácilmente.»LosDanniker,demásarribadelacarretera, llevaron un jamón cocido. Los Goldman—ninguno dirigió la palabra aLouis,nisiquieraseacercóaél,locualnolecausóningúndisgusto—sepresentaronconunsurtidodefiambresyqueso.Judtambiénllevóqueso,unaruedadesumarcafavorita, Mr. Rat. Missy Dandridge llevó un pastel de lima y Surrendra Hardu,manzanas.Porlovisto,elritodelacomidasaltabaporencimadelasbarrerasdelareligión.

Lareunión fuesosegada,peronoapagada.Sebebiómenosqueenuna reunióncorriente, pero sebebió.Despuésdeunas cuantas cervezas (lanocheantes jurónovolveraprobarelbrebaje,peroalafríaluzdelatardelanocheantesseleantojabaincreíblementelejana)Louispensóenreferirvariasanécdotasfúnebresqueleoyeraal tíoCarl: como ladeque, en los entierros sicilianos, las solteras solíancortaruntrocitodelsudarioparadormirconéldebajodelaalmohada,porquecreíanqueesolesdaríasuerteenelamor.Oqueenlosfuneralesirlandesessecelebrabanbodasdementirijillas,yquealdifuntoseleatabanlosdedosgordosdelospiesporque,segúnunaviejacreenciacelta,elloimpedíaqueelespíritudelmuertoecharaaandar.EltíoCarldecíaquelacostumbredeatarlasetiquetasdeidentificaciónaldedogordodelcadáver se inició enNuevaYorky, puestoque, enunprincipio, casi todos losquetrabajabanenlosdepósitoseranirlandeses,élestabaconvencidodequelacosateníasuorigen en aquella superstición.Luego, almirarles la cara, pensóque tal vez los

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presenteslotomaranamal,yoptóporcallarse.Rachelsedesmoronóunasolavez,yallíestabasumadreparaconsolarla.Rachel

llorósobreelhombrodeDoryGoldmanconunabandonoqueleeraimposiblehallarjuntoaLouisquizáporque,asusojos,losdosteníanpartedeculpadelamuertedeGage,oporqueLouis,extraviadoensuspropiascábalas,no laestimulabaabuscardesahogo junto a él. Lo cierto era que Rachel acudía a su madre en busca deconsuelo,yDoryseloprocurabadebuengrado,ymezclabasuslágrimasconlasdesuhija.IrwinGoldman,depiedetrásdeellas,conlamanoenelhombrodeRachel,mirabaaLouisconairedetriunfo.

Elliecirculabaconunabandejadecanapésypequeñosemparedadosatravesadospormondadientes.DebajodelbrazososteníalafotografíadeGage.

Louis recibía los pésames con un movimiento de cabeza y unas palabras degratitud.Y si sumirada parecía ausente y susmodales, un poco fríos, la gente loatribuíaaqueestabapensandoenelpasado,enelaccidente,enqueyanovolveríaaveraGage.Nadie(nisiquieraJud)habríasospechadoqueLouishabíaempezadoapensar en la estrategia del robo de tumbas…, aunque de un modo puramenteacadémico,porsupuesto.Noesqueélsepropusierahacernada.Erasólounaformadedistraerse.

Élnoseproponíahacernada.Louis paró en la tienda de Orrington Córner, compró dos paquetes de seis

cervezas frescas y llamó a la pizzería Napoli, para encargar una de pimientos ychampiñones.

—¿Quieredejarsunombre,señor?«Ozz,elGgandeyTeggible»,pensóLouis.—LouCreed.—Muybien,Lou.Ahoraestamosconmuchotrabajoyquizátardemosunostres

cuartosdehora,¿levabien?—Desde luego—dijoLouis colgando.Cuandovolvió a subir alCivic y dio la

vueltaalallavedecontacto,seleocurrióque,entrelasveintepizzeríasquehabíaenlazonadeBangor,habíaidoaelegirlaqueestabamáscercadePleasantview,dondeestaba enterrado Gage. «¿Y qué? —se preguntó, inquieto—. Hacen muy buenaspizzas,nadadepastacongelada.Laamasanalavistadelpúblico,tiranlamasaalaireylaatrapanalvuelo,yGagesereía…»

Cortóelpensamiento.Pasó por delante delNapoli y continuó hasta Pleasantview. Sin duda, antes de

salirdecasasabíayaqueloharía.¿Yquémalhabíaenello?Ninguno.Aparcóelcochealotroladodelacalleycruzólacalzadaendirecciónalaverja

dehierroforjadoquebrillabaalaúltimaluzdeldía.Arriba,enunarco,letrasdeforjaformabanlapalabraPLEASANTVIEW.Elcementerio,muybienarregladoenforma

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de paisaje natural, abarcaba varias colinas de suave perfil; había largas avenidasarboladas (ah, pero en aquellos últimos minutos de luz de día, las sombras deaquellos árboles eran tan negras y amenazadoras como las aguas de una charca) yunoscuantossauceslloronesaislados.Ellugarnoeraintranquilo.Laautopistaestabacercayelvientofresco traíaelzumbidoconstantedel tráfico.El resplandorquesedivisabaenelcieloeraelaeropuertointernacionaldeBangor.

Louis alargó el brazo hacia la puerta, pensando: «Estará cerrada.» Pero no loestaba. Quizá aún era temprano, y, si la cerraban, sería para proteger el lugar deborrachos,vándalosyparejitasadolescentes.LosdíasdelosdickensianosHombresde laResurrección [5] ("otravez lapalabraesa")habían terminado.Lapuertade laderechacedióconun levegemido,y,despuésde lanzarunamiradaporencimadelhombro,paraasegurarsedequenolehabíanseguido,Louisentró,cerrólapuertatrassíyescuchóelchasquidodelcerrojo.

Unavezdentrodeaquelmodestosuburbiodemuertos,Louismiróenderredor.«Unlugardistinguidoyparticular—pensó—;sibien,creoquenohayquiense

abraceenestelar.»¿Dequiénera?¿DeAndrewMarvel?¿Yporquélamemoriadelhombrealmacenabatodoestefárragodecosasinútiles?

EntoncesoyódentrodesucabezalavozdeJud,preocupaday…¿asustada?Sí.Asustada.

"Louis,¿quéhacesaquí?Estáscontemplandouncaminoquenodebesrecorrer".Louisahogó lavoz.Si torturabaaalguienerasóloasímismo.Nadie teníapor

quéenterarsedequeélhabíaestadoallíalanochecer.Se encaminó hacia la tumba de Gage por un sinuoso sendero. Enseguida se

encontró en una avenida bordeada de árboles que agitaban sus hojas nuevas conmisteriososusurrosobresucabeza.Elcorazónlepalpitabaconfuerza.Lastumbasymonumentosestabandispuestosenhileras.Porallíestaríalacasetadelguardayenella habría un plano de las tres o cuatro hectáreas de Pleasantview racionalmentecuadriculadas,yencadacuadranteseindicaríanlastumbasocupadasylasparcelasvacantes.Terrenosenventa.Apartamentosdeunasolapieza.Dormitorios.

«No se parece en nada a Pet Sematary», pensó y la idea le hizo detenerse,sorprendido. No; no se parecía. Pet Sematary daba la impresión de un orden quesurgía, casi inconscientemente, del caos, con aquellos toscos círculos concéntricos,aquellasestelasycruces rudimentarias,demaderaocartón.Comosi losniñosquehabían enterrado allí a sus animales hubiera creado el esquema a través de susubconscientecolectivo,comosi…

Duranteunmomento,LouisvioenPetSemataryunaespeciedereclamo…,unamuestra,comoenlasferias,dondesacanalacallealcomedordefuegoparaqueveassunúmerogratis,porqueelempresariosabequenoibasasoltartudineroaciegas…

Esastumbas,esastumbasencírculoscasidruídicos.

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Las tumbas de Pet Sematary reproducían el más antiguo de los símbolosreligiosos: loscírculosconcéntricosindicanunaespiralqueconducenoaunpunto,sinoalinfinito:elordenquesurgedelcaosoelcaos,delorden,segúnloenfoques.Estesímbolologrababanlosegipciosenlastumbasdesusfaraonesylosfenicios,enlos túmulos de sus reyes muertos en combate, se descubrió en las paredes de lascuevasde la antiguaMicenas, los reyesdeStonehenge loutilizaron comoun relojparasincronizareluniverso,aparecíaenlaBibliajudeocristianaenelremolinodesdeelqueDioshablóaJob.

Laespiraleralamásantiguaseñaldepoderdelmundo,elsímbolomásantiguoconelqueelhombrerepresentaeltortuosopuentequepodríaexistirentreelmundoyelAbismo.

AlfinLouisllegóalatumbadeGage.Lapalamecánicayanoestaba.Elcéspedsintéticohabíasidoretirado,enrolladosindudaporunobreroquesilbabapensandoen la cerveza que al salir se tomaría en el Fairmount, y almacenado en algúncobertizo. Donde descansaba Gage había un bien recortado rectángulo de unosnoventa centímetros por un metro y medio de tierra recién removida. Todavía nohabíanpuestolalápida.

Louissearrodilló.Elvientolealborotabaelpelo.Elcieloestabayacasioscuro.Seguíandesfilandolasnubes.

«Nadiemehaenfocadoconunalinternapreguntándomequéhagoaquí.Nomehaladradoningúnperroguardián.Laverjaestabaabierta.Laépocadelosladronesdecadáveresyapasó.Sivinieraconunpicoyunapala…»

Reaccionó con una sacudida. Estaba muy equivocado si imaginaba quePleasantviewpermanecíasinvigilanciadurantelanoche.¿Ysielguardalodescubríahundido hasta la cintura en la tumba de su hijo? Podía no salir en los periódicos,aunque talvezsísaliera.Quizá leacusarandealgúndelito.¿Quédelito?¿Robodetumbas?Noeraprobable.Seguramente,atentadoalapropiedadyvandalismo.Pero,aunquenolopublicaraelperiódico,secorreríalavozylagentehablaría.Yesqueseríasabrosalahistoria.Conocidomédicodelalocalidad,descubiertoaldesenterrara su hijo de dos años, muerto recientemente en trágico accidente de circulación.Perderíaelempleo.Aunquenoloperdiera,Rachelsufriríaconloscomentarios,ytalvezEllie tuvieraque soportar las burlas de sus compañerosde clase.Tal vez se leinfligieralahumillacióndetenerquesometerseaunapruebadeequilibriomentalacambioderetirarloscargos.

«¡PeroyopodríadevolverlavidaaGage!¡Gageviviría!»¿Realmentelocreíaasí?La verdad era que sí. Él se había repetido a símismo una y otra vez, antes y

después de la muerte de Gage, que Church no llegó a estar muerto, sino sóloconmocionadoyque,aldespertar,habíasalidodelhoyoescarbandoyvueltoacasa.

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Uncuentoconribetesdeterror.Las tribulaciones de un pobre gato. El caso del hombre que, por distracción,

enterróvivoasugatodebajodeun"cairn"depiedras.Elfidelísimoanimalexcavauntúnelyvuelveacasa.Precioso.Peromentira.Churchestabamuerto.Elcementeriodelosmicmacslehabíadevueltolavida.

Louis, sentado junto a la tumba de Gage, trató de coordinar todos los datosconocidos,delaformamásracionalylógicaqueaquellanegratramapermitiera.

Paraempezar:TimmyBaterman.Enprimerlugar,¿creíaLouisaquellahistoria?Ensegundolugar,¿suponíaalgunadiferencia?

Apesardesuaparenteartificiosidad,lacreíacasiensutotalidad.Erainnegablequesiexistíaunlugarcomoelcementeriomicmac(yexistía)ylagenteconocíasuexistencia (como la conocían antiguos vecinos de Ludlow), más tarde o mástemprano, alguien tenía que hacer el experimento. Por lo que Louis sabía de lanaturalezahumana,loincreíbleseríaquesehubieranlimitadoalosanimales.

Muy bien. ¿Creía él que Timmy Baterman había sido transformado en unaespeciededemonioomnisciente?

Estoyaeramásdifícilderesponder,puestoqueélnoqueríacreerlo,yyahabíavistolosresultadosdeaquellaspredisposicionesmentales.

No;noqueríacreerqueTimmyBaterman fueraundemonio;peronopodía,deningunamanera,nopodíaconsentirquesusdeseosempañaransuraciocinio.

Louis pensó entonces en "Hanratty", el toro. Según Jud, "Hanratty" se volviómalo.LomismolesucedióaTimmyBaterman.Después,Hanrattyfueliquidadoporel mismo hombre que realizó la hazaña de subir al toro en un trineo hasta elcementeriomicmac.TimmyBatermanfueliquidadoporsupadre.

Pero el que Hanratty se volviera malo, ¿significaba que todos los animales sevolvíanmalos? No. "Hanratty" era la excepción. Ahí estaban los otros: "Spot", elperro de Jud, el loro de aquella mujer, el propio Church. Todos cambiaban, y elcambioeranotableen todos loscasos;pero,concretamenteenelde"Spot",nofuetangrandecomoparahacerdesistiraJudderecomendarelprocesode…de…

("resurrección")Sí,deresurrecciónaunamigo,alcabodelosaños.Desdeluego,despuéspareció

arrepentirseytratódejustificarseaduciendorazonesconfusas.¿Cómono ibaaaprovecharélaquellaocasiónúnicae increíblesólopor loque

sabíadeTimmyBaterman?Unagolondrinanohaceverano.«Estásfalseandolaspruebasconelpropósitodepoderextraerlaconclusiónque

deseas—protestabasurazón—.Porlomenos,admitelaverdadsobreChurch.Aundescontando los pájaros y los ratones, ¿cómo está el gato? Liado… es la únicapalabra.Aqueldíaquelanzamoslacometa…¿TeacuerdascómoestabaGageaqueldía? ¡Qué vivo y qué despierto! ¡Cómo reaccionaba a todo! ¿No sería mejor

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recordarloasí?¿Pretendesresucitaraunzombiedepelículabarata?¿Oquizáalgotanprosaicocomounniñoretrasado?¿Unniñoquecomeríaconlosdedos,miraríaconaireausentelapantalladeltelevisorynosabríaescribirnisunombre?¿QuédijoJuddesuperro?"Eracomolavaruntrozodecarne."¿Esoesloquequieres?¿Untrozodecarnequerespira?Y,aunquetútedierasporsatisfechoconeso,¿cómoleexplicasa tu mujer el regreso de tu hijo de entre los muertos? ¿Y a tu hija? ¿Y a SteveMasterton?¿Yalagente?¿Quépasaríasi,alentrarenlaavenidadeljardín,MissyDandridge viera a Gage montando en bicicleta? ¿No te parece ya oír sus gritos,Louis? ¿No ves cómo se araña la cara con las uñas? ¿Y qué les dirías a losperiodistas?¿Quédiríasalosdelatelecuandofueranafilmaratuhijoresucitado?»

¿Teníaalgunaimportanciatodoeso,oerasólolavozdelacobardía?¿Creíanopoderhacer frentea lasituación?¿CreíaqueRachel recibiríaasuhijomuertomásqueconlágrimasdealegría?

Sí; existía la posibilidad de que Gage volviera…, bueno…, disminuido. Pero¿alteraría eso la calidad de su amor? Los padres amaban a sus hijos hidrocéfalos,mongólicos o autistas. Amaban a los que nacían ciegos, a los siameses, a los quenacíanconlasvíscerasmonstruosamentemuladas.Lospadressolicitabanclemenciaalosjuecesenfavordeloshijosqueviolaban,asesinabanytorturabanainocentes.

¿SecreíaincapazdeamaraGage,aunqueGagetuvieraquellevarpañaleshastalosochoaños?¿Aunquenopudieracontrolarelintestinohastalosdoce?¿Oaunquenolocontrolaranunca?¿Podíaéldescartarasuhijocomosifuera…unaespeciedeabortodivino,siexistíaotraposibilidad?

«Pero,Louis,porelamordeDios,túnovivesenelvacío.Lagentedirá…»Desechó el pensamiento con ruda impaciencia. Entre todas las cosas a no

considerarahora,laopiniónajenaera,sinduda,laprimera.LouismirólatierraquecubríalatumbadeGageysintióqueleinvadíaelhorror.

Susdedos,maquinalmente,sinqueélsedieracuenta,habíandibujadounoscírculosconcéntricos:élhabíadibujadounaespiraldecírculos.

Borró el dibujo con las dos manos. Luego, salió de Pleasantviewprecipitadamente,sintiéndoseunintrusoytemiendoserdetenidoeinterrogado.

***

Llegóconretrasoarecogerlapizzay,aunquelahabíandejadoencimadeunodeloshornos,estabacasifría,ygrasienta,ytansabrosacomoelbarro.Louistomóunbocadoyarrojóelrestoporlaventanilla,concajaytodo,cuandovolvíaaLudlow.Élnoerasuciopornaturaleza,peronoqueríaqueRachelvieraunapizzacasienteraenelcubodelabasura.PodíasospecharquenohabíaidoaBangorporlapizza.

AhoraLouisempezóapensarenelfactortiempoyenlascircunstancias.

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El tiempo. El tiempo podía tener importancia extrema, incluso crucial. TimmyBaterman llevabamuerto bastantes días cuando su padre, por fin, tuvo ocasión desubirlo al cementerio micmac… «Timmy fue enterrado, si mal no recuerdo, elveintidós de julio.Y cuatro o cinco días después, la talMarjorieWashburn lo viocaminandoporlacarretera.»

Está bien, digamos que Bill Baterman lo hizo cuatro días después del entierrooficial de su hijo. No; si había error, prefería pecar de conservador. Tres días.PongamosqueTimmyBatermanregresódeentrelosmuertoselveinticincodejulio.Entotal,seisdíasdesdelamuertedelmuchachohastasuregreso.Eso,porlomenos.Tal vez fueran hasta diez días. Desde lo de Gage habían pasado cuatro. Ya habíadejadopasarmuchotiempo,perotodavíapodíamejorarelmínimoquelecalculabaaBillBaterman.Esosi…

… si podía crear unas circunstancias similares a las que permitieron laresurrección de Church. Porque Church murió en un momento muy oportuno,¿verdad?Sufamiliaestabafuera.NoseenterónadiemásqueélyJud.

Laúltimapiezadelrompecabezasacababadeencajarconunlevechasquido.

***

—¿Quieresquenosotras…"qué"?—preguntóRachelmirándoleatónita.Eran las diez y cuarto. Ellie se había ido a la cama.Rachel tomó otroValium

después de retirar los detritus de la reunión (la «merienda fúnebre»; no había otromododellamaraloquehabíanhecho)ysehabíaquedadoapática…Peroaquellolahizoreaccionar.

—Queos vayáis aChicago con tus padres—repitióLouis impacientemente—.Ellossemarchanmañana.SilesavisasahoraydespuésllamasaDeltaquizápodáisirenelmismoavión.

—Louis,¿tehasvueltoloco?Despuésdelapeleaquetuvisteconmipadre…Louisseoyóasímismohablarconundesparpajoinsólito.Leproducíaunaviva

excitación.Sesentíacomoeldefensaquerecibelapelotainopinadamenteyconsigueanotar después de una carrera de setenta metros, regateando a los adversarios yescabullándosedeposiblesplacajesconunafacilidaddeliranteeirrepetible.Élnuncafue buen embustero y no había preparado detalladamente la escena, pero ahorabrotaba de su boca todo un rosario de mentiras plausibles, medias verdades einspiradasjustificaciones.

—EsapeleaesunadelasrazonesporlasquequieroquetúyEllieosvayáisconellos. Creo que es elmomento de hacer las paces, Rachel.Así lo comprendí… losentí… en la funeraria. Cuando empezó la pelea, yo trataba de conseguir lareconciliación.

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—Peroesteviaje…nomeparecebuenaidea,Louis.Nosotrastenecesitamos.Ytú nos necesitas a nosotras. —Le miró dudosa—. Por lo menos, eso espero. Yningunadelasdosestáencondiciones…

—… ninguna de las dos está en condiciones de quedarse en esta casa—dijoLouis con vehemencia. Se sentía como si tuviera fiebre—.Me alegro de que menecesites, y yo también os necesito a ti y a Ellie. Pero, en estosmomentos, no osconvieneestaraquí,cariño.Gagesehallaentodaspartes,encadarincóndelacasa.Esmuydolorosoparanosotros,peroesaúnpeorparaEllie.

Louislavioparpadearycomprendióquelahabíaconmovido.Sintióunpocodevergüenzaporaquellatácticadesleal.Todosloslibrosquehabíaleídosobreeltemadelamuertedecíanqueelprimerimpulsodelapersonaqueacabadeperderaunserqueridoeseldealejarsedellugardelatragedia.Ahorabien,sucumbiraesteimpulsopuederesultarpernicioso,yaquepermitealindividuoevadirsedelarealidad,loqueprocuraun falsoconsuelo.Los librosdecíanqueerapreferiblequeunosequedaradondeestá,batallandoconlapenaensupropioterreno,reducirlaaunrecuerdo.PeroLouisnoseatrevíaahacerelexperimentoconlafamiliaencasa.Teníaquelibrarsedeellas,porlomenosmomentáneamente.

—Losé—dijoella—.Esalgoque…teatacaportodaspartes.MientrasestabasenBangor,decidípasarelaspiradorpara…distraermey,alretirarelsofá,encontrécuatrocochecitosMatchboxdebajo,comoesperándole…paraque…paraquejugaraconellos…—Suvoz,queyanoeramuysegura,acabódefallarleyselesaltaronlaslágrimas—.YentoncesfuecuandotoméelsegundoValium,porqueempecéallorarotravez,comoestoyllorandoahora…Oh,estoespeorqueunmalditomelodramadelatele…Abrázame,Louis,porfavor.

Louislaabrazó,ybien;perosesentíacomountraidor.Nohacíamásquepensaren la manera de sacar partido de aquellas lágrimas. «Un buen elemento. ¡Ajajá,vamosallá!»

—¿Hasta cuándo? —sollozó ella—. ¿Se acabará algún día este dolor? Sipudiéramosrecobrarlo,Louis,juroquelovigilaríamejor.Esonoocurriría,yelqueesecamiónfueratandeprisanonosabsuelve.Yonopensabaquepudierahaberunapena tan grande, que te ataca una vez, y otra. Y duele tanto, Louis, porque nodescansas nimientras duermes, porque entonces lo sueñas. Lo veo una vez y otracorrerhacialacarretera,ylegrito…

—Ssssh—hizoél—.Ssh…Rachel.Ellaalzósucaracongestionada.—Esqueélnoestabahaciendonadamalo.Eraunjuego…Esecamiónllegóen

malmomento…YantesllamóMissyDandridge,cuandoyoestaballorando…,ydijoqueenel"American"deEllsworthponequeeldelcamióntratódesuicidarse.

—¿Qué?

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—Quería colgarse en su garaje.Dice el periódico que está traumatizado y condepresión…

—Lástima que no le dejaran—dijo Louis, furioso, pero su voz sonaba lejanaincluso a sus propios oídos, y tuvo un escalofrío. «El lugar tiene un maleficio,Louis…Antestuvomuchopoderycreoquevuelveatenerlo.»Mihijohamuertoyélestá en la calle, con una fianza de mil dólares, y seguirá sintiéndose suicida ydeprimidohastaqueun juez leretireelpermisodurantenoventadíasy le impongaunamultaridícula.

—DiceMissyquesumujersehaidodecasallevándosealosniños—dijoRachelconvozmortecina—.Esonololeyóenelperiódico,sinoquelosupoporelconocidodeunoqueviveenEllsworth.Eldelcamiónnoestababorracho.Nidrogado.Niteníamultasporexcesodevelocidad.DijoquecuandollegóaLudlowsintióelimpulsodepisarafondoelacelerador.Quenisiquierasabeporqué.Esloquesecomentaporahí.

Sintióelimpulsodepisarafondoelacelerador.«Eselugartienepoder…»Louisahuyentóaquellospensamientos.Asiendosuavementeporelantebrazoasu

esposa,dijo:—Llamaatuspadres.Ahoramismo.TúyEllienopodéisquedarosenestacasa

niundíamás.Niundíamás.—Pero no nos iremos sin ti—dijo ella—.Louis, yo quiero…Yo necesito que

sigamosjuntos.—Yomereuniréconvosotrosdentrodetresdías…,cuatroalosumo.—Sitodo

salíabien,RachelyElliepodíanestarotravezencasaal cabodecuarentayochohoras—.Tengoquebuscaraun suplente,por lomenosparaunashorasaldía.Mecorrespondenunosdíasdepermiso,peronoquierodejarsoloaSurrendra.Judpuedeecharle una ojeada a la casamientras estemos fuera, pero cortaré la electricidad yguardarélacomidaenelcongeladordelosDandridge.

—ElcolegiodeEllie…—Alcuernoelcolegio.Además,dentrodetressemanasterminanlasclases.Se

haráncargo,despuésdeloquehapasado.Ledaránunadispensa.Todosearreglará…—¿Louis?Élseinterrumpió.—¿Qué?—¿Quémeescondes?—¿Esconder?—Lamiródefrente,conojosdiáfanos—.Noséaquéterefieres.—¿No?—No.—Déjalo,esigual.Ahoramismolosllamo…,siesoesloquedeseasrealmente.

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—Loes—dijoél.Ylaspalabrasresonaronensucerebrocomounaldabonazo.—Quizáseapreferible…paraEllie.—Rachellemiróconsusojosribeteadosde

rojo, ligeramente vidriosos todavía por el Valium—. Pareces tener fiebre, Louis.Comosihubierascontraídounaenfermedad.

Rachelsefuealteléfonoymarcóelnúmerodelmoteldondeparabansuspadres,antesdequeLouispudieraresponder.

LosGoldmanrecibieronlanoticiaconalborozo.LaideaderecibiraLouisdentrodetresocuatrodíasyanolesparecíatangrata;pero,desdeluego,noteníanporquépreocuparse.LouisnoteníalamenorintencióndeiraChicago.Élsospechabaquelodifícilseríaencontrarpasajestantarde.Perotuvieronsuerte.Aúnquedabanasientosen el vuelo de Delta de Bangor a Cincinnatí y, tras una rápida comprobación,aparecieron dos anulaciones en un vuelo de Cincinnati a Chicago. Por lo tanto,RachelyEllieiríanconlosGoldmansólohastaCincinnati,perollegaríanaChicagomenosdeunahoradespués.

«Casiparececosademagia»,pensóLouisalcolgarelauricular,ylavozdeJudrespondióconprontitud:«Yahatenidopoderantesdeahora,yestoyasustado…»

«Vetealcuerno—dijoásperamentelavozdeLouis—.Duranteestosdiezmesesúltimos he aprendido a aceptar muchas cosas extrañas: si antes llegas a decirmeaunque sólo fuera la mitad, mi cerebro no hubiera soportado la tensión. Pero¿pretendesquecreaqueelsortilegiodeesetrozodetierraafectaalasreservasdelospasajesaéreos?Esoyano.»

—Tendréquehacerelequipaje—dijoRachel.MirabalosdatosdelosvuelosqueLouishabíaanotadoenelbloc.

—Llevasólolamaletagrande—dijoLouis.Ellalemiróconsorpresa.—¿Paralasdos?Bromeas,Louis.—Bueno,yunpardebolsasdemano.Peronotecansesmetiendoropaparatres

semanas. —Y pensaba: «Especialmente puesto que tal vez estés de regreso enLudlow muy pronto»—. Toma lo necesario para una semana o diez días. Con eltalonarioylastarjetaspuedescomprarloquetehagafalta.

—Pero no tenemos tanto dinero… —empezó a decir ella, titubeando. Ahoraparecía dudar de todo, desconcertada, confusa. Él no había olvidado la extraña eincongruente alusiónqueRachel hiciera al remolque cuya compra él comentaradepasadahacíadosaños.

—Tenemosdinero—dijoél.—Claro…PodríamosusarelfondoparalabolsadeestudiosdeGage,sihiciera

falta,aunquesetardaríaunpardedíasencancelarlacuentadeahorroyporlomenosunasemanaenvenderlosbonosdelTesoro…

Empezóatemblarleelmentónotravez.Louislaabrazó.Tienerazón.Teatacay

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atacasindarterespiro.—No,Rachel.Nollores.Pero,naturalmente,ellalloró.Teníaquellorar.

***

MientrasRachel estaba arriba, haciendo el equipaje, sonó el teléfono.Louis selanzóacontestar,pensandoqueseríadelaoficinadereservasdeDeltaparadecirquehabía sido un error y no quedaban pasajes. «Debí figurarme que algo iba a fallar.Habíasidodemasiadofácil.»PeronoerareservasdeDelta.EraIrwinGoldman.

—AvisaréaRachel—dijoLouis.—No.—Duranteunmomentonoseoyónada.Silencio.«Debedeestarbuscandoelinsulto.»CuandoGoldmanvolvióahablar,suvozsonabatensa.Parecíatenerquevencer

unagranresistenciainteriorparapronunciarlaspalabras.—Es contigo con quien deseo hablar. Dory quería que te llamara para pedirte

disculpas por mi…, por mi conducta. Y yo… Creo que yo también deseodisculparme.

«¡Caramba,Irwin!¡Peroquénobleza!¡Ay,quememojolospantalones!»—Notienesquedisculparte—dijoLouisconvozsecaymecánica.—Lo que hice es inexcusable —dijo Goldman. Ahora ya no empujaba las

palabrasunaauna,sinoquelasescupíacomosileahogaran—.TupropuestadequeRachelyEllievenganconnosotrosmehahechoverlogenerosodetuactitud…ylomezquinoqueyohesido.

Habíaalgomuyfamiliarenlaexpresión,algoalarmantementefamiliar…Entoncesdescubrióloqueerayapretóloslabioscomosiacabarademorderun

jugoso limón. Eso mismo hacía Rachel —aunque sin darse cuenta, él lo hubierajurado—cuandohabíaconseguidoloquequería.«Perdonaquemehayapuestotanantipática,Louis»,unavezsehabíasalidoconlasuya,graciasalaantipatía.Ahorasusuegro,conunavozparecida,aunquedesprovistadelencantodeladeRachel,ycon idéntico tono de contrición, le decía: «Perdona queme haya portado comouncerdo,Louis.»

Elviejorecuperabaasuhijayasunieta.Ellasvolvíanacasadelabuelito.PorcortesíadeDeltayUnitedabandonabanMainepararegresaralqueerasuhogar,allídondeIrwinGoldmanqueríaqueestuvieran.Ahorapodíamostrarsemagnánimo.ElviejoIrwinhabíaganado.«Asíquevamosaolvidarqueteinsultémientrasvelabaselcadáverde tuhijo,Louis,yque tedipuntapiésmientrasestabasenel suelo,yquederribéelataúdehicequeseabrieraparaquepudierasver—oimaginarqueveías—unaimagenfugazdesumano.Vamosaolvidarlotodo.Aguapasada.»

«Aunqueparezcaterrible,Irwin,cabrito,desearíaquetemuriesesahoramismo,si

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esonomeestropearalosplanes.»—Estábien,Irwin—dijoconsuavidad—.Fue…undíadepruebaparatodos.—No está bien—insistió, yLouis, aun a pesar suyo, se dio cuenta de que, en

aquelmomento,Goldman no sólo trataba demostrarse diplomático, no sólo pedíadisculpasporhabersidouncerdoahoraquehabíaganado,sinoquerealmenteestabacasi llorando y había en su voz temblorosa y en su lenta entonación un acento deangustia.

—Fueundíaatrozparatodosnosotros,graciasamí.Graciasaunviejotestarudoyestúpido.Lastiméamihijacuandonecesitabamiayuda…Telastiméati,ytalveztambién tú lanecesitaras.Yqueahorahagasesto…que teportesasídespuésde loquehice,mehacesentircomounabasura,Louis.Aunquemeparecequeasíescomodebosentirme.

«¡Oh, que pare ya, que pare antes de queme ponga a gritar y lo eche todo arodar!»

—Probablemente,Racheltehabrácontadoya,Louis,queteníamosotrahija…—Zelda.Sí,mehablódeZelda.—Aquello fueduro—dijoGoldmanconsuvoz temblona—,duropara todosy

quizámásaúnparaRachel…Sí;ellaestabaallícuandoZeldamurió…perotambiénfueduroparaDoryyparamí.Doryestuvoapuntodesufrirunadepresión…

«¿YquécreesquetuvoRachel?—hubieragritadoLouis—.¿Creesqueunaniñano puede tener una depresión? Veinte años después, aún da un brinco cuando semencionaalamuerte.Yahoraesto,esahorribledesgracia.Esunmilagroqueahoramismonoestéenelhospital,llenadetubos.Conquenomevengasahoraconsifueduroparatiytumujer,cerdo.»

—DesdequemurióZelda,nosotros,nosotrosnoshemosvolcadoconRachel…Siempretratandodeprotegerla…ydecompensarla.Compensarlaporlosproblemasquetuvocon…conlaespalda,duranteaños.Compensarlapornohaberestadoconella.

Sí;elviejoestaballorandodeverdad.¿Porquéteníaquellorar?AhoraaLouisleresultabamásdifícilaferrarseasuodiopuroysimple.Másdifícil;peronoimposible.Evocódeliberadamente la imagendeGoldman sacando el exuberante talonario delbolsillointeriordelesmoquin…Perodepronto,enelfondo,vioaZeldaGoldman,unespectro atormentado en una cama hedionda, con el rencor y la desesperaciónpintadosensucaragrasientaylasmanoscomogarras.ElfantasmadelosGoldman.OzelGgandeyTeggible.

—Basta,Irwin,telosuplico.Basta.Noempeoremoslascosas,¿quieres?—Ahoraveoqueeresunabuenapersonayquetehabíajuzgadomal,Louis.Oh,

ya sé lo que estás pensando. Tan estúpido no soy. Estúpido, sí, pero no tanto. Túpiensasque tedigo todo estoporque ahorayapuedo, oh, sí, ahoraya tiene loque

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quería,yunavezquisocomprarme;pero…,pero,Louis,yotejuro…—Basta —dijo Louis suavemente—. No puedo…, no puedo resistir más. —

Ahoratambiénaélletemblabalavoz—.¿Deacuerdo?—De acuerdo—dijo Goldman suspirando. Louis pensó que era un suspiro de

alivio—.Perodejaquetedigaunavezmásquelosiento.Notienesqueaceptarmisdisculpas,perotehellamadoparadecirteesto,Louis,losiento.

—Estábien—dijoLouis.Cerró losojos.Lemartilleaban lassienes—.Gracias,Irwin.Aceptotusdisculpas.

—Graciasati—dijoGoldman—.Ygraciaspordejarlasvenir.Talvezalasdoslesconvenga.Nosveremosenelaeropuerto.

—Conforme—dijoLouis,ydeprontoseleocurrióunaidea,unaideaatractivaydescabellada por sumisma sensatez.Olvidaría el pasado…ydejaría aGage en sutumbadePleasantview.Enlugarde tratardeabrirunapuertaquesehabíacerrado,daría dos vueltas a la cerradura y tiraría la llave.Haría precisamente lo que habíadicho a su mujer que iba a hacer: cerrar la casa y tomar un avión para Chicago.Podríanpasarallítodoelveranoél,sumujerysubondadosahija.Iríanalzoológico,alplanetáriumya remaral lago.LlevaríaaElliea laazoteade la torreSearsparamostrarle la gran llanura delMedioOeste, aquel enorme tablero, fértil y apacible.Luego,amediadosdeagosto,regresaríanaestacasa,ahoratantristeysombríaytalvezseríacomovolveraempezar.Talvezentoncespudieranempezaratejerconhilonuevo.LoqueahorahabíaeneltelardelosCreederaunpañohorrendo,manchadodesangrecoagulada.

Pero¿noseríaesocomoasesinarasuhijo?¿Comomatarlootravez?En su interior, una voz trataba de decirle que no; pero él la hizo callar

bruscamente.—Irwin,tengoquecolgar.QuieroiraversiRachelnecesitaalgoyprocurarque

seacuestecuantoantes.—Estábien.Adiós,Louis.Yunavezmás…«Comomedigaotravezquelosiente,grito.»—Adiós,Irwin—dijo,ycolgóelteléfono.

***

Rachelestabaenmediodeungrandesplieguedeprendasdevestir:blusasencimadelacama,sujetadorescolgadosdelrespaldodelasbutacas,perchasdepantalonesen el picaporte, zapatos alineados como soldaditos debajo de la ventana…Rachelparecíatrabajardespacio,peroaconciencia.Louisadvirtióqueibaanecesitarporlomenos tres maletas (o tal vez cuatro) y comprendió también que de nada serviríadiscutir,porloque,enlugardeprotestar,optóporayudarla.

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—Louis —dijo ella cuando hubieron cerrado la última maleta (él tuvo quesentarse encima para que Rachel pudiera accionar los cierres)—, ¿seguro que notienesnadaquedecirme?

—¡PorelamordeDios!¿Quépasaahora?—Noséloquepasa—respondióRachelsuavemente—.Poresopregunto.—¿Quécreesquevoyahacer?¿Irmeaunburdel?¿Unirmealcirco?¿Qué?—No lo sé. Pero hay algo que no está bien. Es como si trataras de librarte de

nosotras.—¡Rachel,esoesridículo!—Suvehemenciaestabaprovocadapor la irritación.

Inclusoen aquellosmomentosde angustia, le reventabaque ellapudiera leer en élcontantafacilidad.

Rachelsonriódébilmente.—Nuncahassabidomentir,Lou.Élfueaprotestar,peroellaleatajó:—Elliesoñóquehabíasmuerto—dijo—.Anoche.Sedespertóllorando,entréen

sucuartoymequedéconellaunpardehoras.Dijoquetehabíavistosentadoalamesadelacocina,conlosojosabiertos,peroellasabíaqueestabasmuerto,yqueoíagritaraSteveMasterton.

Louislamiróhorrorizado.—Rachel,suhermanoacabademorir.Esnormalquesueñequeotrosmiembros

desufamilia…—Sí,esopenséyo.Perosumaneradecontarlo…,losdetalles…,meparecióque

tenía carácter de profecía. —Rió débilmente—. O quizá es que tenía que soñarcontigo.

—Seguramente—dijoLouis.Apesardequehablóentonoracional,selehabíapuestolapieldegallinaysentía

rígidaslasraícesdelpelo.«Meparecióqueteníacarácterdeprofecía.»—Vamosa lacama—dijoRachelconsencillez—.Todas lasnoches,desdeque

murióGage,encuantocierrolosojos,allíestáZelda.Dicequevieneabuscarmeyqueestavezmeatrapará.QuemeatraparánentreellayGage,porhaberlesdejadomorir.

—Rachel,esoes…—Sí,losé;sólounsueño.Normal.Perovenalacamaconmigoytratadealejar

esossueños,sipuedes,Louis.

***

EstabanlosdosenelladodeLouis,aoscuras.

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—Rachel,¿aúnestásdespierta?—Sí.—Quieropreguntarteunacosa.—Venga.Louistitubeó.Noqueríacausarleaúnmásdolor,peronecesitabasaberlo.—¿Recuerdaselsustoquenosdiocuandoteníanuevemeses?—preguntóalfin.—Sí,lorecuerdo.¿Porqué?CuandoGageteníanuevemeses,Louissesentíaprofundamentepreocupadopor

lamedidacranealdesuhijo,queseapartabadelaescaladeBerterier,enlaqueseindicanloslímitesnormalesdedesarrollodelacabezadelniño,mespormes.Aloscuatromeses,elcráneodeGageempezóaacercarseallímitesuperiordelacurvaylorebasó. No tenía dificultad en mantener la cabeza erguida—ello hubiera sido unsíntoma fatal—, pero, a pesar de todo,Louis lo llevó aGeorgeTardiff, que estabaconsiderado el mejor neurólogo de todo el Medio Oeste. Rachel quiso saber quéocurríayLouisledijolaverdad:temíaqueGagepudieraserhidrocéfalo.Rachelsepusomuypálida,peroconservólacalma.

—Amímeparececompletamentenormal—dijo.—Yamítambién—asintióLouis—.Peronoquierocerrarlosojos,nena.—No;nodebes.Nodebemos.TardiffmidióelcráneodeGageyfruncióelentrecejo.Tardiffacercódosdedosa

la cara de Gage. Gage volvió la cara. Tardiff sonrió. Louis respiró un poco másdesahogadamente.TardiffdioaGageunapelota.Gagelasostuvounmomentoy ladejócaer.TardiffrecuperólapelotaylahizobotarobservandolosojosdeGage.LosojosdeGageseguíanlapelota.

—Yodiríaqueexisteuncincuentaporcientodeprobabilidadesdequeelniñoseahidrocéfalo —dijo después Tardiff a Louis en su despacho—. O quizá lasprobabilidades sean ligeramente mayores. Pero, de todos modos, sería muy leve.Parece muy despierto. Y, actualmente, con la cirugía derivativa, puede resolversefácilmenteelproblema,sihayproblema.

—Unaderivativaescirugíacraneal—dijoLouis.—Cirugíamenor.Louishabíaestudiadoelprocesocuandoempezóapreocuparleel tamañode la

cabezadeGage,yaquellaoperación,queteníaporobjetodrenarelexcesodefluidodel cráneo del paciente, no le parecía tan menor. Pero mantuvo la boca cerrada,mientrassedecíaqueaúngraciasqueexistíataloperación.

—Por supuesto—prosiguióTardiff—, existe la posibilidad de que vuestro hijotenga,simplemente,unacabezamuygrandeparauncríodenuevemeses.Creoquelomejorseráempezarporhacerunaexploración.¿Noteparece?

Louissemostródeacuerdo.

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Gage pasó una noche en el hospital de lasHermanas de laCaridad, donde fuesometidoaanestesiageneralyseleintrodujolacabezaenunaparatoqueparecíaungigantesco secador de ropa.Rachel y Louis esperaban en el vestíbulo de la plantabaja yEllie estaba en casa de los abuelos viendo películas de "BarrioSésamo" ensesióncontinuaenelnuevovídeodelabuelo.ParaLouis,aquéllasfueronunashorasterribles, durante las cuales pasó revista a una serie de posibles desgracias, a cuálpeor.Muertedurantelaanestesia,muertedurantelaoperación,levesubnormalidadaconsecuenciadehidrocefalia,subnormalidadprofundaporídem,epilepsia,ceguera…Oh, existía una gran variedad de posibilidades. «Para pormenores, consulte con sumédico»,pensabaLouis.

Tardiffsalióaesodelascinco.Llevabaenlamanotrescigarros.PusounoenlabocadeLouis,otroen ladeRachel (demasiadoatónitaparaprotestar)yotroen lasuyapropia.

—Elcríonotienenada.—Enciende esto—dijoRachel riendo y llorando a la vez—.Voy a fumármelo

aunqueechelaprimerapapilla.Conunagransonrisa,Tardiffencendióloscigarros.«Diosloreservabaparalacarretera15,doctorTardiff»,pensóLouisahora.—Rachel, si hubiera sido hidrocefálico y la operación no hubiera dado buen

resultado…¿lehubierasqueridolomismo?—¡Quépregunta,Louis!—Contesta,¿podríashaberlequerido?—Sí,naturalmente.YohubieraqueridoaGageapesardetodo.—¿Aunquehubierasidoundeficiente?—Sí.—¿Habríasqueridoenviarleaunainstitución?—No;creoqueno—dijoellalentamente—.Claroque,conloqueahoraganas,

hubiéramos podido pagarlo…Quiero decir un centro realmente bueno… Pero meparecequehabríapreferidotenerloconnosotros.¿Porquémelopreguntas,Louis?

—Nosé,hasidoalacordarmedeZelda—dijoél,asombradodesuaplomo—.Mepreguntabasihubieraspodidosoportarotraveztodoaquello.

—Nohubierasidolomismo—dijoella,divertida—.Gageera…bueno,GageeraGage.Eranuestrohijo.Esolohubieracambiadotodo.Hubierasidoduro,sí,pero…¿Ytú?¿Lohabríasmandadoaunainstitución?¿AunlugarcomoPineland?

—No.—Vamosadormir.—Buenaidea.Ahorameparecequepodrédormir.Quierodejaratrásestedía.—Lomismodigo.Muchodespués,Racheldijoconvozsoñolienta:

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—Teníasrazón,Louis…,nosonmásquesueñosyfiguraciones.—Claro—dijoél,dándoleunbesoenellóbulodelaoreja—.Duerme.«Meparecióqueteníacarácterdeprofecía.»Él tardó mucho rato en dormirse. Aún estaba despierto cuando asomó por la

ventanaelhuesocurvadodelaluna.

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43

El día siguiente amaneció encapotado y bochornoso, y Louis sudabacopiosamentedespuésdeentregarlasmaletasyretirarlospasajesdeEllieyRachelde la computadora. El tener algo que hacer era un alivio, y sólo sintió una sordacongojaalpensarenlaúltimavezqueembarcóasufamiliaenunaviónparaChicagoenvísperasdeldíadeAccióndeGracias,elprimeryúltimovuelodeGage.

Ellie parecía distante y rara.Durante aquellamañana, Louis había sorprendidovariasvecesunapeculiarexpresióndeespeculaciónenelrostrodesuhija.

«Complejodeconspiradordespertandorecelosgratuitos»,sereprendió.Ellienohizo comentario cuando ledijeronque todos se iban aChicago, ella y

mamádelante, quizá para todo el verano, y siguió tomando su desayuno (cereal alcacao).Después,subióasuhabitaciónaponerseelvestidoyloszapatosqueRachellehabíapreparado.HabíallevadoconsigoalaeropuertolafotografíadeGageyellaenel trineo,yestabamuyquietaenunode lossillonesdearmazóndeplásticodelvestíbulo inferiormientrasLouisguardabacolapara retirar lospasajesyel altavozanunciabaconestridenciallegadasysalidas.

Los Goldman llegaron cuarenta minutos antes de la hora de salida. IrwinGoldman,muy atildado (y aparentemente fresco) con americana de lana casimir, apesardelastemperaturasdeveintitantosgrados,seacercóalmostradordeAvisparadevolverelcoche,mientrasDoryGoldmansesentabajuntoaRachelyEllie.

***

LouiseIrwinGoldmansereunieronconlasmujerescasialmismotiempo.Louistemió que su suegro escenificara la segunda parte del melodrama "hijo mío, hijomío";peronofueasí.Goldmanselimitóatenderleunamanofláccidamurmurandoun «hola» bastante apagado. La rápidamirada de confusión que lanzó a su yernoconfirmólasospechaconlaqueLouishabíadespertadoaquellamañana,asaber:que,lavíspera,elhombredebíadeestarborracho.

Subieron en la escalera mecánica al vestíbulo de embarque y se sentaron sinhablarapenas.DoryGoldmanmanoseabanerviosamenteunanoveladeEricaJong,pero sin abrirla y de vez en cuando miraba con aire de preocupación la foto quesosteníaEllie.

Louispreguntóasuhijasileacompañabaalquioscoacompraralgoqueleerenelavión.

Ellie había vuelto a mirarle inquisitivamente. A Louis no le gustaba aquellamirada.Leponíanervioso.

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—¿Teportarásbienencasade losabuelos?—lepreguntómientrascruzabanelvestíbulo.

—Sí.Papi,¿medescubriráelinspector?DiceAndyPasiocaquealosquenovanalaescuelalosbuscalapolicía.

—Notepreocupesporelinspector.Yohablaréconlaescuelayenotoñopodrásvolversinningúnproblema.

—Ojalámeencuentrebienenotoño—dijoEllie—.Tengoqueempezarelprimergrado.Hastaahorasólohe idoalparvulario.Noséquéhacen loschicosenprimergrado.Deberes,seguramente.

—Yaveráscómoestásbien.—Papi,¿aúnestásmosqueadoconelabuelo?Éllamiróconlabocaabierta.—¿Quétehacepensarqueyoestoy…,queelabuelonomeessimpático?Ellaseencogiódehombros,comosieltemanotuvierauninterésespecial.—Cuandohablasdeél,parecesmosqueado.—Ellie,esoesunaordinariez.—Perdón.Laniñalelanzóotradesusmiradasenigmáticasyseacercóalasestanteríasde

libros infantiles. Mercer Meyer, y Maurice Sendak, y Richard Scarry, y BeatrizPotter,yelsempiternoDoctorSeuss.«¿Cómosedancuentalosniños?¿Oesquelointuyen?¿Cuánto sabeEllie?¿Cómo le afecta?Ellie, ¿quéhaydetrásdeesacaritadescolorida?Mosqueadoconél…¡Dios!»

—¿Mecomprasestosdos,papi?—Leenseñabaun«DoctorSeuss»yotro libroqueLouis no había visto desde su propia infancia: la historia del negritoSamboycómolostigressehicieronunbuendíaconsusropas.

«Cielos,yyoquecreíaqueeselibroestabaconsideradopernicioso»,pensóLouis,perplejo.

—Sí,hija—dijoLouisysequedaronaguardandoturnoenlacaja—.Tuabueloyyonosllevamosmuybien—dijo,acordándosedelcuentoquelecontósumadre,dequecuandounamujerquería realmenteunniño, lo«encontraba».Seacordóde lasneciaspromesasquesehabíahechoasímismodenomentirnuncaasushijos.Desdehacíaunosdías,llevabacaminodeconvertirseenunbuenembustero,peroahoranoqueríapensareneso.

—Oh—dijoEllietansólo.Aquelsilencioleinquietaba.Pordeciralgo,preguntó:—¿CreesquevasapasarlobienenChicago?—No.—¿No?Yeso,¿porqué?Ellielemiróconaquellaexpresióndezozobra.

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—Tengomiedo.—¿Miedo?—Louislepusolamanoenlacabeza—.¿Dequé,cielo?Notendrás

miedodelavión,¿verdad?—No—dijoEllie—;no sé de qué. Papi, soñé que estábamos en el entierro de

Gageyqueabríanlacaja,yestabavacía.Luego,soñéqueestabaencasa,ymirélacunadeGage,ytambiénestabavacía.Perohabíabarro.

«Lázaro,salfuera.»Entonces,porprimeravezenmuchosmeses,Louis recordóconscientementeel

sueñoquetuvoaraízdelamuertedePascow:elsueñoyeldespertar,conlospiesllenosdebarroylassábanassuciasdetierrayagujasdepino.

Sintióqueseleerizabaelvellodelanuca.—Bah,sueños—dijoaEllieconunavozquesonabaperfectamentenormal,por

lomenos,ensusoídos—.Yapasarán.—Me gustaría que vinieras con nosotras —dijo Ellie—. O que nosotras nos

quedáramosaquí.¿Nopodríamosquedarnos,papi?Anda…Yonoquieroiracasadelosabuelos.Yosóloquierovolveralcolegio.¿Vale?

—Será poco tiempo, Ellie. Tengo…—Tragó saliva—. Tengo unas cosas quehacer,ydespuésmereuniréconvosotras.Entoncesdecidiremosloqueharemos.

Louis esperaba protestas, incluso tal vez una rabieta a lo Ellie. Y lo hubierapreferido;porlomenos,eraalgoconocido,ynoaquellamiradaqueledesconcertaba.PeroElliepermaneciópálidaycallada.Hubierapodidopreguntarlealgomás,peronoseatrevía.Yalehabíadichomásdeloqueélhubieraqueridoescuchar.

Poco después de que Louis y Ellie volvieran al vestíbulo de embarque,anunciaronporelaltavozlasalidadesuavión.Sacaronlastarjetasdeembarqueyloscuatrosepusieronenlacola.Louisabrazóasumujerylabesóconfuerza.Rachelseapretócontraélunmomentoyluegosesoltó,paraqueLouispudieradespedirsedeEllie.Louistomóenbrazosasuhijaylediounbesoenlamejilla.Laniñalemirómuyseriaconsusojosdesibila:

—Tienesloslabiosfríos—dijo—.¿Eso,porqué,papi?—Nolosé—respondióLouis,aúnmásinquietoqueantes.Ladejóenelsuelo—.

Queseasbuena,tesoro.—Yonoquieroir—dijoEllieotravez,perotanbajitoquesóloLouispudooírla

entreelmurmullodelospasajerosqueibanaembarcar—.Tampocoquieroquevayamami.

—Vamos,Ellie.Estarásmuybien.—Yoestarébien,pero,¿ytú,papi?¿Ytú,papi?La cola empezaba a avanzar.Los pasajeros caminaban por el corredor hacia el

727.Rachel tiróde lamanodeElliey,duranteunosmomentos, laniñase resistió,provocandounpequeñoatasco,conlosojosfijosensupadre,yLouisnopudomenos

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querecordarlaimpacienciaqueElliedemostraraenelviajeanteriorysusgritosde«¡Vamos,vamos,vamos!»

—Papi…—Anda,Ellie,vete.RachelmiróaEllieyadvirtióporprimeravezsucaritadesencajada.—¿Ellie?—dijoconextrañezay,segúnLouis,conmiedo—.Ellie,quenodejas

pasar.Ellie tenía los labios blancos y temblorosos. Al fin, consintió en seguir a su

madre.Cuandosevolvióamirarleporúltimavez,Louisviofrancoterrorensucara.Élagitólamanoconfingidaanimación.

Ellienoledevolvióelsaludo.

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CuandoLouisabandonóeledificiodelaterminaldelaeropuertointernacionaldeBangor, un manto helado pareció caer sobre su mente. Entonces comprendió queestabadecididoallevaracabosuplan.Sucerebro,quehabíasidolobastantecapazcomoparapermitirleseguir lacarreraabasedebecasydeloqueganabasumujersirviendocaféypastasenelturnode5a11delamañana,seisdíasalasemana,sehabíahechocargodelproblemaysedisponíaaresolverlodesglosándoloenetapas,comosisetratasedeunexamen:elmásdifícilqueselehabíaplanteadoensuvida.Yeraunexamenqueélpensabasuperarconlanotamáxima,ciensobrecien.

Louis se fue aBrewer, la pequeña ciudad situada en lamargenopuesta del ríoPenobscot.EncontróunhuecoparaaparcarfrentealaferreteríaWatson.

—¿Quédesea?—preguntóeldependiente.—Unalinternagrande,delascuadradas,yalgoconquehacerunacaperuza.Eldependiente era flacoybajito; y tenía la frente anchay losojosmuyvivos.

Sonrió,perodeunmodopocoagradable.—¿Decaza,amigo?—¿Cómodice?—Quesivaacazargamosestanocheconlalinterna.—Nadadeeso—respondióLouis,muyserio—.Notengolicenciadecaza.Eldependienteparpadeóyluegooptóportomarloarisa.—O,dichodeotromodo,quemeocupedemispropiosasuntos,¿eh?Bueno,no

tengocaperuzasparaesaslinternasgrandes,peropuedeponerlesuntrozodefieltroconunaranura.Asílaluznoserámásqueunaraya.

—Magnífico—dijoLouis—.Gracias.—Nohaydequédarlas.¿Algunacosamás?—Pues sí—dijoLouis—.Necesitounpico,unapalayunazadón.Lapala,de

mangocortoyelazadón,demangolargo.Tresmetrosdecuerdagruesa.Unpardeguantesdejardinería.Yunalonaimpermeabilizada,detresportres.

—Todoesolotenemos—dijoeldependiente.—Hedelimpiarunafosaséptica—dijoLouis—.Porlovisto,estoyinfringiendo

lasordenanzasdelazona.Ytengounosvecinosmuycuriosos.Nosésimeservirádealgocubrirlalinterna,perotengoqueprobar.Podríacaermeunabuenamulta.

—Oh-oh—dijoeldependiente—.Puesnoseolvidedeañadiralalistaunapinzadelaropaparalanariz.

Louisrióelchiste.Suscomprasascendierona58,60dólares.Pagóenefectivo.

***

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Amedida que aumentaba el precio de la gasolina, los Creed usaban cada vezmenoselcochegrandetipofurgoneta.Además,teníaelcojinetedeunaruedaenmalestadoyLouis había ido aplazando la reparación, en parte por nodesembolsar losdoscientosdólaresy enpartepor pereza.Ahora le hubiera convenidousar el viejomastodonte,peronopodíaarriesgarseatenerunaavería.ElCivicteníaelmaleteromuypequeño,yLouisnoqueríavolveraLudlowconunpicoyunapalaalavista.JudCrandallteníaunbuenpardeojosyunacabezadespejada.Enseguidaadivinaríasuspropósitos.

Entonces se le ocurrió que no tenía por qué regresar aLudlow.Louis volvió aBangorpor el puenteChamberlainy se instaló en elmotelHoward Johnson, en lacarreteradeOdlin,cercadelaeropuertoydelcementerioPleasantviewdondeestabaenterradosuhijo.SeinscribióconelnombredeDeeDeeRamoneypagóenefectivo.

Louis se echó en la cama y trató de dormir, diciéndose que agradecería aqueldescanso.Enpalabrasdeunnovelistadel siglopasado, le aguardabaunanochedeímprobotrabajo:eltrabajodetodaunavida.

Perosucerebronoqueríareposo.Louisestabaechadoenlacamadeunmotelcualquiera,bajouncuadrovulgarde

barcas pintorescas amarradas a un muelle pintoresco de un puerto pintoresco deNuevaInglaterra.Estabavestido,perosinloszapatosyconlasmanosenlanuca.Enla mesita de noche había dejado la cartera, el dinero suelto y las llaves. Aquellasensacióndefrialdadpersistía;sesentíatotalmentedesconectadodesufamilia,desuentorno habitual y hasta de su trabajo. Elmotel hubiera podido estar en cualquierlugar:enSanDiego,enDuluth,enBangkokoenCharlotteAmalie.Sehallabaenunaespeciedetierradenadiey,devezencuando,cruzabaporsumenteunpensamientoasombroso:antesdevolveraveraquellascarasylugaresconocidos,habríavistoasuhijo.

Repasaba su plan una y otra vez. Lo examinaba desde todos los ángulos,buscandoposiblesfallosypuntosdébiles.Ysedabacuentadequeestabaavanzandoporunaestrechapasarelatendidasobreelabismodelalocura.Leenvolvíaunairedelocuraqueponíaensusoídosunaleteodeavesnocturnasdegrandesojosdorados:ibaaprecipitarseenlalocura.

Resonaronen supensamiento, comoenun sueño, losversosdeTomRush: "Odeath your hands are clammy / I feel themonmy knees / you came and tookmymother/won'tyoucomebackafterme?"[6].

Lalocura.Locuraalrededor,muycerca,acechando.Louiscaminabaporelfilodelarazón,repasandolosdetallesdelplan.Hoy,alrededordelasoncedelanoche,excavaríalatumbadesuhijo,levantaría

con la cuerda las cubiertas de hormigón, sacaría el cuerpo de su hijo del ataúd, loenvolveríaenuntrozodelonaylopondríaenelmaleterodelCivic.Cerraríaelataúd

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yrellenaría la fosa.VolveríaaLudlow,sacaríaelcuerpodeGagedelmaleteroy…daríaunpaseo.Eso,daríaunpaseo.

SiGageregresaba,cabíandosposibilidades:una,GageseguíasiendoGage,quizáatontado, torpe, incluso retrasado (sólo en lomás recóndito de sumente Louis sepermitía esperar que Gage volviera perfecto, tal como era; pero incluso eso eraposible,¿no?),perosuhijoapesardetodo,elhijodeRachel,elhermanodeEllie.

Laotraposibilidad:quedelosbosquessurgieraunaespeciedemonstruo.Habíaaceptado ya tantas cosas que no le chocaba la idea de losmonstruos, demonios yespíritusmalignos del otromundo que se apoderaban de un cuerpo resucitado quehabíasidoabandonadoporsualmaprimitiva.

Encualquiercaso,élysuhijoestaríansolos.Yél…«Haréundiagnóstico.»Sí.Esoharía.«Haréundiagnóstico,nosólodesucuerpo,sinotambiéndesuespíritu.Tendré

que descontar el efecto del accidente en sí, que él quizá recuerde. A la vista delejemplodeChurch,estoydispuestoaesperarunaciertasubnormalidad,quizáleveoquizáprofunda.Segúnloqueobserveduranteunperíododeveinticuatroasetentaydos horas, juzgaré la posibilidad de reintegración de Gage en la familia. Y si ladeficienciaesmuygrande—osivuelvecomoalparecervolvióTimmyBaterman,convertidoenunengendrodelmal—lomataré.»

Entoncesdescubrióquehabíallegadoaúnmáslejosensuplanteamientodeunayotraposibilidad.

Como médico, se consideraba capaz de matar a Gage, si Gage era sólo elenvoltoriodeotro ser.No sedejaríadisuadirpor súplicasni artimañas.Lomataríacomosemataaunarataquellevalapestebubónica.Ysincaerenelmelodrama.Uncomprimidodiluido,odos,otres.Ounainyección,sifueranecesario.Enelmaletíntenía morfina. A la noche siguiente, volvería a llevar el cuerpo sin vida aPleasantviewy loenterraríadenuevo,confiandoenque lasuerte leacompañara lasegunda vez («aunque no sabes si te acompañará la primera», se recordó). Desdeluego, seríamás fácil, y tambiénmás seguro, enterrar a Gage en Pet Sematary lasegundavez;peronoqueríallevarallíaGage.Pormuchasrazones.Cualquierniño,aliraenterrarasumascotadentrodecinco,diezoveinteaños,podíatropezarconlosrestos.Éstaeraunarazón;perolamásimportanteeramássimple:PetSemataryestaba…demasiadocerca.

UnavezhubieravueltoaenterraraGage, tomaríaelaviónysereuniríaconsufamilia en Chicago. Ni Rachel ni Ellie tendrían por qué enterarse de su frustradoexperimento.

Luego,sintiendoelhilodelaotraposibilidad—laqueansiabacontodasualmapoder realizar—, una vez terminado el período de observación, él y Gage

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abandonaríanlacasa.Seiríandenoche.Élllevaríaconsigociertospapeles,ynuncamásvolveríaaLudlow.ÉlyGagesealojaríanenunmotel,talvezelmismoenelqueahoraestaba.

Alamañanasiguiente,élretiraríalosfondosdetodaslascuentasylosconvertiríaenchequesdeviajedeAmericanExpress («no salgasdecasa sin ellos con tuhijoresucitado», pensó ahogando la risa) y dinero en efectivo. Él y Gage tomarían unaviónparacualquiersitio:probablemente,Florida.DesdeallíllamaríaaRachelparadecirledóndeestabaypedirlequesereunieraconélllevandoaEllie,perosindecirasuspadresadondeiba.Louiscreíapoderpersuadirla.«Nohagaspreguntas,Rachel.Peroven.Venahoramismo.Noesperesniunminuto.»

Ledaríalasseñas.Seguramente,unmotel.RachelyElliellegaríanenuncochedealquiler.ÉllesabriríalapuertaytendríaaGagecogidodelamano.TalvezGagellevaraunbañador.

Ydespués…Ah,no se atrevía a irmás allá.Erapreferiblevolver a repasar el plandesdeel

principio. Suponía que tendrían que construirse nuevas identidades, para que IrwinGoldman no pudiera localizarlos utilizando su exuberante talonario. Estas cosaspodíanarreglarse.

Recordaba vagamente que, el día en que llegó a la casa de Ludlow, nervioso,cansadoybastantepreocupado,debuenaganasehubieramarchadoaOrlandoparatrabajar de socorrista en Disney World. Quizá no fuera tan descabellada la idea,despuésdetodo.

Seviovestidodeblancoreanimandoaunamujerembarazadaquehabíacometidolaimprudenciadesubiralasmontañasrusasysehabíadesmayado.«Apártense,porfavor.Apártense.Dejenquecirculeelaire»,decíaél,y lamujerabría losojosy lesonreíaconagradecimiento.

Mientrassuimaginacióntejíaestahalagüeñafantasía,Louissequedódormido.Éldormía cuando su hija, en un avión que sobrevolaba las cataratas del Niágara,despertó de una pesadilla en la que todo eranmanos retorcidas y ojos estúpidos ycrueles; él dormía mientras Rachel, angustiada, trataba de calmarla; él dormíamientraslaazafatacorríaporelpasilloparaaveriguarquéocurría;éldormíamientrasElliegritabaunayotravez:«¡EsGage!¡Mami,esGage!¡EsGage!¡Gageestávivo!¡Gage tiene un cuchillo delmaletín de papá! ¡Que nome toque! ¡Que no toque apapá!».Éldormíacuandosuhija,yamáscalmada,seapretabacontraelpechodesumadre, tiritando, con los ojosmuy abiertos y secos yDoryGoldman pensaba quéespantoso ha sido esto para Eileen, y cómo me recuerda a Rachel después de lamuertedeZelda.

Louissedespertóalascincoycuarto,cuandoempezabaapalidecerlaluzdelatarde.

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«Tengountrabajoímprobo»,pensóestúpidamente,yselevantó.

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Cuandoa las tresydiezde la tarde,horariode lazonacentral,elvueloUnitedAirlines 419 descargaba a los pasajeros en el aeropuertoO'Hare deChicago, EllieCreed se encontraba en un estado de incipiente histerismo y Rachel estaba muyasustada.DesdeeldíaenquellevóalosniñosaMcDonaldyGageestuvoapuntodeahogarse con las patatas fritas, nunca había deseado tanto queLouis estuviera conella.

SirozabasaEllieenunhombro,elladabaunbrincoy temirabaconunosojoscomo platos, y tiritaba de pies a cabeza sin parar. Era como si estuviera llena deelectricidad.Simalafuelapesadilladelavión,esto…Rachelnosabíaquéhacer.

Al entrar en la terminal, Ellie dio un traspié y cayó de bruces. En lugar delevantarse,sequedótendidaenlamoqueta,mientraslagentelasorteaba(olamirabaconesa expresióndecondescendiente simpatíaydespegodelquevadepasoynotienetiempoqueperder),hastaqueRachellatomóenbrazos.

—Ellie,¿quétienes?PeroEllienorespondió.Cruzaronelvestíbulohacialascintastransportadorasde

losequipajes,dondeRachelvioasuspadresesperándolas.—Noshandichoquenonosacercásemosa lapuerta—dijoDory—.Demodo

quepensamos…¿Rachel?¿CómoestáEileen?—Regular.—¿Haylavabodeseñoras,mami?Voyavomitar.—Oh,Diosmío—dijoRachelcondesesperaciónylallevódelamanohaciael

aseoqueestabaalotroladodelvestíbulo.—¿Quieresquevayaconvosotras,Rachel?—preguntóDory.—No.Recogelasmaletas,yalasconoces.Estamosbien.Afortunadamente,elaseodeseñorasestabadesierto.Rachelllevóalaniñahacia

unadelaspuertas,mientrasbuscabaunamonedaenelbolso,yentoncesvioque—gracias a Dios— tres de los retretes tenían roto el cerrojo. En una de las puertasalguienhabíaescritocon lápizde labios:SIRJOHNCRAPPERERAUNCERDOMACHISTA.

Rachel abrió rápidamente lapuerta.Ellie sequejabacon lamanoenelvientre.Tuvodosarcadas,peronovomitó.Eranespasmosdeagotamientonervioso.

CuandoElliedijoencontrarseunpocomejor,Rachel la llevóa los lavabosy lerefrescólacara.Ellieestabalastimosamenteblancayteníaprofundasojeras.

—Ellie,¿esquenovasadecirmequétepasa?—Noséloquemepasa.Perodesdequepapámehablódeesteviajeséquealgo

vamal.Porqueélnoestabanormal.«Louis, ¿qué tratas de ocultar? Había algo raro, lo noté. Hasta Ellie se dio

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cuenta.»Racheladvirtióentoncesquetambiénellahabíaestadonerviosatodoeldía,como

siesperaseunadesgracia.Asísesentíasiempredosotresdíasantesdelaregla,tensayenvilo,apuntodereírodellorar,odesufrirunajaquecaquelaembestíacomountrenexpresoyalastreshorasselehabíapasado.

—¿Quédices?—preguntómirandoasuhijaenelespejo—.¿Porquénohabíadeestarnormalpapá,cariño?

—No sé—dijo Ellie—. Fue el sueño. Soñé conGage. O con Church. Nomeacuerdo.Nosé.

—Ellie,¿quésoñaste?—SoñéqueestabaenPetSematary.MellevóPascowymedijoquepapáiríay

quepasaríaalgoterrible.—¿Pascow?—Rachelsintióunapunzadadeterror,agudaperoimprecisa.¿Qué

nombreeraaquélyporquéleresultabafamiliar?Creíahaberlooídoantes,peronopodía recordar dónde—. ¿Soñaste que alguien llamado Paxcow te llevaba alCementeriodelasMascotas?

—Sí;asídijoquesellamaba.Y…—Depronto,susojossedilataron.—¿Recuerdasalgomás?—Dijoquehabíasidoenviadoparaavisar,peroquenopodíaintervenir.Dijoque

estaba…,nosé…,queestabacercadepapáporqueseencontrabanjuntoscuandosualmasedes…des…¡Norecuerdo!—gimió.

—Cariño,soñasteconPetSemataryporqueaúnestáspensandosiempreenGage.Yestoyseguradequeapapánolepasanada.¿Yaestásmejor?

—No—susurróEllie—.Mami,estoyasustada.¿Túno?—Humm-humm —hizo Rachel sacudiendo levemente la cabeza y sonriendo.

Pero lo estaba, estaba asustada. Y el nombre de Paxcow la obsesionaba. Estabaseguradehaberlooídomesesotalvezañosatrás,enrelaciónconalgohorrible,ynopodíalibrarsedeaquellazozobra.

Percibía algo…, algo amenazador que estallaría de un momento a otro. Algoterriblequeeraprecisorehuir.Pero¿elqué?¿Elqué?

—Estoyseguradequenopasanada—dijoaEllie—.¿Quieresquevolvamosconlosabuelos?

—Bueno—dijoEllie,apática.Entróenel tocadorunamujerpuertorriqueñaque llevabade lamanoaunniño

pequeñoalqueestabaregañando.Lospantaloncitosbermudasestabanmojadosalaalturadelasingles,yRachelseacordódeGageconunaangustiaquecasilaparalizó.Aquella impresión le hizo el efecto de una dosis de novocaína, aplacándole losnervios.

—Vamos—dijoalaniña—.Llamaremosapapádesdelacasadelabuelo.

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—Llevaba"shorts"—dijoElliedepronto,mirandoalniño.—¿Quién,cariño?—Paxcow.Enmisueño,llevaba"shorts"rojos.Estoiluminófugazmenteelnombre,yRachelvolvióasentiraquelmiedoquele

hacíatemblarlasrodillas…,peropasóenseguida.Nopudieronacercarsea lacinta transportadorade losequipajes.Rachelapenas

alcanzabaadistinguirlacopadelsombrerodesupadre,conlaplumita.SevolvióydescubrióaDoryGoldmanque lesguardabados sillas juntoa laparedy leshacíaseñasconlamano.RachelllevóaElliehastaallí.

—¿Estásmejor,cariño?—preguntóDory.—Unpoquito—dijoEllie—.Mami…Laniñamiróasumadreysequedóensuspenso.Rachelestabamuyerguidaenla

silla,conunamanodelantedelabocaylacarablanca.Yalotenía.Habíabrotadodepronto,conungolpesordo.Puesclaro;debiódarsecuentainmediatamente,perotratódedesentenderse.Claro.

—¿Mami?Rachel se volvió lentamente hacia su hija, y Ellie oyó cómo le crujían los

tendonesdelanuca.Rachelapartólamanodelaboca.—¿Tedijoelhombredelsueñocuálerasunombredepila?—Mamá,¿estásb…?—¿Tedijosunombredepila?Dorymirabaasuhijayasunietacomosilasdossehubieranvueltolocas.—Sí,peronomeacuerdo…¡Mami,mehacesdaaaño!Rachelbajó lamiraday

vioquesumanoasíaelantebrazodeElliecomounastenazas.—¿NoseríaVíctor?Ellieaspiróbruscamente.—¡Sí,Víctor!¡DijoquesellamabaVíctor!¿Tútambiénsoñasteconél?—PeronoesPaxcow—dijoRachel—.EsPascow.—¡Eso,Pascow!—¿Quépasa,Rachel?—preguntóDory.TomólamanolibredeRachelehizouna

muecaalnotarlahelada—.¿YquétieneEileen?—NoesEileen—dijoRachel—,sinoLouis.ALouislepasaalgomalo.Olevaa

pasar.QuédateconEllie,mamá.Tengoquellamaracasa.Selevantóycruzóelvestíbuloendirecciónalosteléfonos,mientrasbuscabaun

cuarto de dólar en el bolso. Pidió la conferencia con cobro revertido, pero nadieaceptólallamada.Nocontestaban.

—¿Volveráallamar?—preguntólatelefonista.—Sí—dijoRachel,ycolgó.Sequedómirandofijamenteelteléfono.

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«Dijoquehabíasidoenviadoparaavisar,peroquenopodíaintervenir.Dijoqueestaba…cercadepapáporqueseencontrabanjuntoscuandosualmasedes…des…¡Nomeacuerdo!»

—Sedesencarnó—susurróRachel, clavando lasuñas en el bolso—. ¡Oh,Diosmío!¿Seráéstalapalabra?

Tratódepensarconcoherencia.¿Habíaalgo,ademásdesudolornaturalpor lamuerte deGage y de aquel precipitado viaje que era comouna huida? ¿Qué sabíaEllie del muchacho que murió el día en que Louis empezó a trabajar en launiversidad?

«Nada—respondíasumente,inexorable—.Túseloocultaste,comoleocultabastodolorelacionadoconlamuerte, incluso laposibilidaddequesemurieseelgato.¿Oesqueyanoteacuerdasdeaquellaestúpidadisputaquetuvimosenlacocina?Seloocultaste,porque teníasmiedo,comolo tienesahora.Se llamabaPascow,VíctorPascow.¿Ycómoestánahora lascosas?¿Esuna situacióndesesperada?¿Quéestápasandoaquí?»

Lasmanos le temblaban de talmodo que no consiguiómeter lamoneda en laranurahastaelsegundointentó.Ahorallamabaalaenfermeríadelauniversidad.LaCharlton aceptó la llamada, un poco intrigada. No; no había visto a Louis, y lehubierasorprendidoverlehoyporallí.Dichoesto,volvióadarelpésameaRachel,quelediolasgraciasylepidióquehicieraelfavordedecirleaLouisquelallamaraacasadesuspadres,siloveía.Sí;élteníaelnúmero,dijoenrespuestaalapreguntadelaenfermera,puesnoqueríadecirle(aunquelaotrayadebíadesaberlo,puesRacheltenía la impresión de que a laCharlton no se le escapaba una) que la casa de suspadresestabaamediocontinentededistancia.

Rachelcolgóelteléfono,sofocadaytemblorosa.«DebiódeoírelnombredePascowencualquiersitio,esoes.Tampocosepuede

criaraunacriaturaenunajauladecristal,como…unhámster,oquéséyo.Oiríalanoticia por la radio. O se lo dirían en la escuela, y se le quedó el nombre en lamemoria. Incluso esa palabra que ella desconocía, esa especie de trabalenguas,"desencarnado"oloquefuere,¿quétienedeparticular?Nodemuestranada,sinoqueelsubconscienteesnimásnimenosqueesepapelmatamoscaspegajosoconelquelagentelocompara.»

Recordóqueunprofesordepsicologíalesdijounavezenlauniversidadque,enlasdebidascondiciones, lamemoriapuededarte losnombresde todas laspersonasquetehanpresentado,todoslosplatosquehascomidoyeltiempoquehahechocadadíadetuvida.Parailustrarestaincreíbleafirmación,elprofesorlesdijoquelamentehumanaeraunordenadorconunnúmerodechipsimpresionante:nadade16K,32K,ni64K,sino,talvez,milmillonesK,esdecir,unbillón.¿Ycuántainformaciónpodíaalmacenarcadaunodeestoschipsorgánicos?Esonadielosabía.Peroerantantos,les

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dijo,quenoeraprecisoborrarlosparapodervolverausarlos.Enrealidad,lamenteteníaquedesconectaralgunosparaprotegeralindividuodelademenciainformática.«Unopodríaserincapazderecordardóndehabíapuestoloscalcetinessienlasdosotres células adyacentes de memoria estuviera almacenada toda la "EnciclopediaBritánica"»,lesdijoelprofesor.

Laclaserió,comoerasuobligación.«Pero esto no es una clase de psicología, bien iluminada por los tubos

fluorescentes, con una pizarra llena de tranquilizadoras definiciones y undicharacheroprofesorauxiliarqueimprovisaparamatarlosúltimosquinceminutos.Aquíhay algo espantoso, y tú lo sabes, lonotas.No sé si tendrá algoquever conPascow,conGageoconChurch,peroseguroquetienequeverconLouis.¿Qué…?¿Será…?»

Se le ocurrió una idea que la dejó helada. Volvió a descolgar el auricular yrecuperó sumoneda. ¿EstaríapensandoLouis enel suicidio?¿Seríapor esopor loquelashabíaechadodecasa?¿TeníaElliedotesparanormales?¿Habíarecibidounarevelaciónpsíquica?

Esta vez hizo la llamada con cobro revertido a Jud Crandall. El teléfono sonócincoveces…seis…siete.IbaacolgarcuandolavozdeJuddijo,jadeante:

—Diga…—¡Jud!Jud,soy…—Unmomento,porfavor,señora—dijolatelefonista—.¿Aceptaunallamadaa

cobrorevertidodeMrs.Creed?—Ajá.—Perdón,señor,¿esoessíono?—Yodiríaquebueno.Hubounapausa,mientraslatelefonistadescifrabalafrase.—Gracias.Hable,señora.—Jud,¿hasvistoaLouishoy?—¿Hoy?Nopuedodecirquelehayavisto,Rachel.Peroporlamañanamefuia

Brewer, a comprar comestibles y por la tarde he estado trabajando en el jardín deatrás.¿Porqué?

—Oh, probablemente no es nada, pero Ellie tuvo una pesadilla en el avión, ypenséquelatranquilizaríasi…

—¿Enelavión?—LavozdeJudpareciócobraruntonomásagudo—.¿Dóndeestás,Rachel?

—EnChicago.Ellieyyohemosvenidoapasarunatemporadaconmispadres.—¿Louisnohaidoconvosotras?—Élvendráestefindesemana—dijoRachel—.Yahorayarequeríaunesfuerzo

mantenerfirmelavoz.HabíaalgoeneltonodeJudquenolegustaba.

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—¿Fueideasuyalodelviaje?—Sí…Jud,¿pasaalgo?Pasaalgomalo,¿verdad?Ytúsabesquées.—Talvezdeberíascontarmeelsueñodelaniña—dijoJuddespuésdeunalarga

pausa—.Megustaríaquemelocontaras.

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DespuésdehablarconRachel,Judsepusounachaquetaligera—elsolsehabíanubladoysehabíalevantadoviento—ycruzólacarreteraendirecciónalacasadeLouis, no sin antesmirar conprecaución a derecha e izquierda, por si venía algúncamión.Loscamionesteníanlaculpadetodo.Loscondenadoscamiones.

Peronoeraeso.SentíacomosiPetSemataryyloquehabíamásallátirasedeél.Perosiantesde

aquella llamadaeracomounatractivoarrullo,unavozqueprometíaconsueloyunciertopoder,ahorasumensajeeramássordoytenebroso:algohoscoyamenazador.«Notemezclesenesto,tú.»

Peroélnopodíamantenersealmargen;eraresponsabledemuchascosas.JudvioqueelHondaCivicdeLouisnoestabaenelgaraje.Allínohabíamásque

elFord grande, cubierto de polvo, como si hicieramucho tiempoque no se usara.Probólapuertatraseradelacasaylaencontróabierta.

—¿Louis?—llamó, seguro de que Louis no podía contestar, pero deseoso deromperelsilenciodeaquellacasa.Oh,esodehacerseviejoempezabaaserunalata,teníalosbrazosylaspiernastorpesypesados,nopodíaestarnidoshorastrabajandoeneljardínsinquelaespaldalemartirizara,ysieralacadera,avecesleparecíaqueunberbiquíselaestabataladrando.

Judempezóarecorrerlacasametódicamente,buscandolasseñalesqueteníaquebuscar: «El atracador más viejo del mundo», pensó sin mucho humor, mientrasregistraba.Noencontróningunadelashuellasquelehubieranalarmadorealmente:nicajasdejuguetesqueaúltimahoranosehubieranentregadoabeneficencia,niropadeniñodisimuladadetrásdeunapuerta,enunrincóndelarmario,nidebajodeunacama…ni, loquehubierasidopeor, lacunamontadadenuevoenlahabitacióndeGage.Absolutamenteningunadelasseñalesqueélbuscaba.Noobstante,senotabaenlacasaundesagradablevacíoquedeunmomentoaotrotuvieraquellenarsede…enfin,dealgo.

«Quizá no estaría de más que me diera una vuelta por el cementerio dePleasantview.A lomejorallíhaynovedades.Podría tropezarmeconLouisCreedeinvitarleacenaroalgoasí.»

PeroelpeligronoestabaenelcementeriodeBangor,sinoallí,enaquellacasa,ydetrásdeella.

Jud salió y volvió a cruzar la carretera. Ya en su casa, sacó del frigorífico unpaquetedeseiscervezasylollevóalasala.SesentódelantedelmiradororientadoacasadelosCreed,abrióunacervezayencendióuncigarrillo.Mientrascaíalatarde,elpensamientodeJudempezóadiscurrirhaciaatrás,comosolíahacerdurante losúltimosdosotresaños,describiendoórbitascadavezmásamplias.Dehabersabido

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loquepensaraRachelCreedhacíapocorato,hubierapodidodecirlequetalvezteníarazón aquel profesor de psicología, pero que cuando envejecías, esa función debloqueodelamemoriasedeterioraba,lomismoquetodoslosórganosdetucuerpo,yempezabas a recordar caras, lugares y hechos con una nitidez impresionante.Recuerdosquehabíanadquiridoeltonosepiadelasviejasfotografías,reavivabansuscolores, las voces se despojaban de la sordina que les había puesto el tiempo yrecobraban su sonoridadoriginal.Y Judhubiera podidodecir a aquel profesor queestonoerademenciainformática.Estosellamabasenilidad.

Judvolvíaavera"Hanratty",eltorodeLesterMorgan,conlosojosribeteadosderojo, embestir contra todo lo que se le ponía por delante. Incluso embestía a losárboles,cuandoelvientomovíalashojas.AntesdequeLestersedieraporvencido,todos los árbolesdelpastizalvalladode "Hanratty"mostraban las señalesdeaquelfuror ciego, y el animal tenía los cuernos astillados y la cabeza ensangrentada.Cuandomatóaltoro,Lesterestabaaterrorizado:lomismoqueahoraJud.

El anciano bebía cerveza y fumaba. Estaba anocheciendo. No encendió la luz.Pocoapoco,sucigarrilloseconvirtióenunpunto incandescente.Bebía, fumabayvigilaba la entrada de coches de casa de los Creed. Cuando Louis regresara dedondequiera que estuviera, él entraría a charlar un rato, para asegurarse de que notramabanadamalo.

Yseguíasintiendoelsuavetiróndeloquequieraquefueraelmaléficopoderquehabitabaaquellatierradiabólicadondesehabíanconstruidolos"cairns".

«Notemezclesenesto,tú.Notemezcles,ovasasentirlo.»Lavozeracomounjiróndenieblaquesurgieradeunsepulcroabierto.

Esforzándoseporhaceroídossordosalavoz,Judfumabaybebía.Yesperaba.

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Mientras Jud Crandall, sentado en su mecedora, acechaba el regreso de LouisdesdeelmiradorymientrasRachelyEllieviajabanporlaautopistahacialacasadelosGoldman(Rachel,mordiéndoselasuñas,sinpodersustraersealaangustiayEllie,pálidacomounamuerta),LouisconsumíaunacopiosaeinsípidacenaenelcomedordelHowardJohnson.

Lacomidaeraabundanteysosa:exactamenteloquelepedíaelcuerpo.Yahabíaoscurecido.Los farosde losautomóvilesparecíandedosquepalparan las sombras.Louisengullíalacomida.Unbistec.Unapatataalhorno.Unafuentedejudíasdeunverde chillóny artificial.Un trozode tarta demanzana conun copete de helado amedioderretir.Louisestabaenunamesadeunrincón,observandoalosqueentrabany salían, mientras se preguntaba si vería a algún conocido. En el fondo, casi lodeseaba.Leharíanpreguntas—«¿YRachel?¿Quéhacesaquí?¿Cómoestás?»—yquizá las preguntas traerían complicaciones, y quizá eran complicaciones lo que élestabadeseando.Unaescapatoria.

Y,efectivamente,cuandoLouisterminabasutartademanzanaylasegundatazadecafé,entróunaparejaconocida,RobGrinnell,unmédicodeBangoryBárbara,subonitaesposa.Éldeseabaquelevieran,sentadoaaquellamesaindividualdelrincón,perolacamareralosllevóalosdivanesdelotroladodelcomedor,yLouislosperdiódevistaysólodevezencuandodivisabafugazmenteelpeloprematuramentegrisdeGrinnell.

LacamareraletrajolacuentayLouislafirmó,anotóelnúmerodesuhabitacióndebajodelafirmaysalióporlapuertalateral.

Fuerasoplabaun fuertevendavalconun rugidoconstantequehacíazumbardemodoextrañoloscablesdelaelectricidad.Nohabíaestrellasyseintuíaenlasalturasundesfiledenubesagranvelocidad.Louissequedóunosmomentosplantadoenlaacera, con lasmanos en los bolsillos y la cara al viento. Luego, diomedia vuelta,subió a su habitación y conectó el televisor.Aún era temprano para hacer algo enserio,ynosesabíaloquepodíatraeraquelviento.Poníanervioso.

Louis vio cuatro horas de televisión, ocho telefilmes de un tirón.Hacíamuchotiempo que no pasaba tanto rato delante del televisor. Le pareció que todas lasprotagonistas eran lo que él y sus amigos de la escuela secundaria llamaban«calientabraguetas».

EnChicago,DoryGoldmanexclamaba:«¿Quequieresvolver?¿Porqué,hijita?¡Siacabasdellegar!»

EnLudlow, JudCrandall, sentado en sumirador, fumandoybebiendo cerveza,repasabasuálbumderecuerdosmientrasesperabaelregresodeLouis.Mástardeomás temprano, Louis tenía que volver a casa, lo mismo que la perra "Lassie" de

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aquellaviejapelícula.HabíaotroscaminosqueconducíanaPetSemataryyalotrositio,peroLouisnolosconocía.Siintentabaalgo,partiríadelapuertadesucasa.

Ajenoaestoshechosqueerancomoproyectilesdemarchalentayque,enbuenabalística, apuntaban no donde él estaba sino donde estaría, Louis contemplaba lapantalladeltelevisorencolor.Nohabíavistoningunadeaquellasseries,perohabíaoídohablardeellas:unafamilianegra,unafamiliablanca,unniñoqueeramáslistoquelasacaudaladaspersonasmayoresconlasquevivía,unamujersoltera,unamujercasada,unamujerdivorciada.Luego,lastresjóvenesdetectivesprivadosquehacíantodas sus pesquisas con atuendos playeros. Se lo tragó todo, en su habitación delmotel,lanzandodevezencuandounamiradaalaborrascosanoche.

Cuando empezaron las noticias de las once, Louis apagó el televisor y salió ahacerloqueteníadecididotalvezdesdeelmomentoenqueviolagorradebéisbolde Gage llena de sangre en medio de la carretera. Ahora volvía a sentir aquellafrialdad aúnmás intensamente, pero debajo había algo: un rescoldo de ansia, o depasión, o de sensualidad. No importaba. Aquello le protegía del frío y le armabacontraelviento.AlarrancarelmotordelHonda,LouispensóquetalvezJudtuvierarazóncuandodecíaqueaquellugarteníaunafuerzacreciente,porqueahoralasentíaasualrededor,guiándole(oempujándole),ysepreguntó:

«¿Podríadetenerme?¿Podríadetenermeaunquequisiera?»

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—¿Que quieres…qué?—preguntóDory otra vez—.Rachel, estás trastornada.Unanochededescansoy…

Rachel sólomovió la cabeza.No podía explicar a sumadre por qué tenía queregresar. La decisión se alzó en ella delmismomodo que se levanta el viento: lahierbaempiezaatemblar,labrisaescadavezmásfuerte,seturbalacalma,luegoyasilbanlasráfagasenlosalerosyalpocotiemblatodalacasa,yentoncestedascuentade que es un verdadero huracán y que, como siga aumentando su fuerza, van aempezaracaercosas.

Eran las seis de la tarde enChicago.EnBangor,Louis empezaba su copiosayanodinacena.RachelyEllieapenasprobaronbocado.CadavezqueRachellevantabalosojosdelplatosetropezabaconlamiradadesuhijaquelepreguntabaquépensabahacerparaayudarapapá,quépensabahacer.

Estabaalertaporsisonabaelteléfono,porsiJudllamabaparadecirlequeLouishabíavueltoy sonóunavez—elladiounbrincoyEllieestuvoapuntode tirarelvasodeleche—,peroeraunaseñoradelclubdebridgedeDory,quepreguntabasihabíantenidobuenviaje.

EstabantomandocafécuandoRachelsoltólaservilletabruscamenteydijo:—Papá…,mamá…,losiento,perotengoquevolveracasa.Siencuentroplazaen

unavión,meiréestamismanoche.Sus padres la miraron con la boca abierta, pero Ellie cerró los ojos con una

expresióndealiviopropiadeunapersonamayor.Hubieraresultadocómica,denoserporlapalidezycrispacióndesucara.

Ellos no comprendían, y Rachel no podía explicárselo, como tampoco hubierapodidoexplicarporquéesossoplosdeairequeapenasalcanzanamover lahierbapuedenaumentardefuerzahastasercapacesdederribarunacasa.EllanocreíaqueElliehubieraoídoporlaradiolanoticiadelamuertedeVíctorPascowyalmacenadolainformaciónenelsubconsciente.

—Rachel, cariño…—Sumadre hablabamelosamente, como el que se dirige aunapersonaquesufreunhisterismopasajeroperopeligroso—.Estonoesmásqueunasecueladelamuertedetuhijo.TúyEllieestáismuyafectadas,yesnatural.Peropodríasderrumbartesi…

Rachelnolecontestó.Sefuealteléfonodelvestíbulo,buscóelnúmerodeDeltaenlasPáginasAmarillasymarcómientrasDory,asulado,decíaquedebíanpensarloy hablar más despacio, tal vez hacer una lista… Y Ellie, detrás de su abuela, lamiraba con su carita de angustia, y ahora con una leve esperanza que animaba aRachel.

—DeltaAirlines—contestóunavoz jovial—.Al aparato,Kim. ¿Enquépuedo

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servirle?—MeurgellegaraBangor.¿Podríahacerelviajeestamismanoche?Setrata…

setratadeunaemergencia.¿Haríaelfavordecomprobarsihayenlaces?—Lo miraré, señora —dijo la voz, dubitativamente—. Pero hay muy poco

margen.—Losé,peroleagradeceréquelocompruebe—dijoRachelconlavozunpoco

ronca—.Aunqueseaenlistadeespera,cualquiercosa.—Estábien,señora.Noseretire,porfavor.—Lalíneaquedóensilencio.Rachelcerró losojosy,almomento,notóqueensubrazoseposabaunamano

fría.Alabrir losojos,vioaEllieasu lado. IrwinyDorysemanteníanadistancia,hablandoenvozbajaymirándolas.«Asísemiraalosquecreeunoqueestánlocos»,pensóRachelconcansancio.EsbozóunasonrisaparaEllie.

—Noleshagascaso,mami—dijolaniñaenvozbaja.—Descuida, hermanamayor—dijoRachel.E hizo unamueca de dolor.Así la

llamabandesdequenacióGage.Peroyanoerahermanamayordenadie.—Gracias—dijoEllie.—Esmuyimportante,¿verdad?Ellieasintió.—Mivida,yotecreo.Peromeayudaríamuchoquemedijerasalgomás.¿Essólo

elsueño?—No—respondióEllie—.Ahora…es todo.Es algo queme corre por todo el

cuerpo.¿Nolonotas,mami?Escomo…—Comounviento.Elliesuspiróentrecortadamente.—Pero¿nosabesloquees?¿Norecuerdasnadamásdeesesueño?Elliecerrólosojostratandoderecordarymoviólacabezalentamente.—Papá.Church.YGage.¡Peronoséporquéestánjuntos!Rachellaabrazófuertemente.—Nopasaránada—dijo,perolaopresióndelpechonoselealiviaba.—Oigaseñora…—dijoelempleadodelaoficinadereservadepasajes.—Diga…—Racheloprimióconmásfuerzaelteléfonoyasuhija.—MeparecequepodréponerlaenBangor,señora.Perollegarámuytarde.—Esonoimporta—dijoRachel.—¿Tieneunlápizamano?Escomplicado.—Sí; ya puede empezar—dijo Rachel, sacando un cabo de lápiz del cajón y

disponiéndoseatomarnotaeneldorsodeunsobre.Rachel escuchó atentamente y lo anotó todo. Cuando el empleado acabó de

hablar, ella sonrió un poco y formó una O con el índice y el pulgar, para dar aentenderaElliequetodosaldríabien.Probablementesaldríabien,rectificó.Algunos

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delostransbordosparecíanmuyjustos…,especialmente,eldeBoston.—Hagatodaslasreservas,porfavor—dijoRachel—.Ygracias.ElempleadoanotóelnombreynúmerodelatarjetadecréditodeRachelyella

colgóporfin,extenuada,peromástranquila.Miróasupadre.—¿Meacompañasalaeropuerto,papá?—Quizá debería decir que no —dijo Goldman—. Me parece que tendría que

impedirtequecometierasestalocura.—¡Pobredeti!—gritóEllie—.Noesunalocura.¡No!Goldmanparpadeóydiounpasoatrásanteaquellaexplosióndeferocidad.—Acompáñala,Irwin—dijoDorypausadamente—.Yotambiénempiezoaestar

nerviosa.MesentirémejorcuandosepaqueLouisestábien.GoldmanmiróasumujerunmomentoyluegosevolvióhaciaRachel.—Deacuerdo—dijo—.Tellevaréalaeropuertosiesoesloquequieres.Yhasta

estoydispuestoaacompañarteaLudlow.—Gracias, papá —dijo Rachel moviendo la cabeza—. Pero me han dado el

últimoasientoquequedabaencadaavión.EscomosiDiosmeloshubieraguardado.IrwinGoldmansuspiró.Enaquelmomento,parecíamuyviejoyRachelhastale

encontróciertoparecidoconJudCrandall.—Aún tienes tiempo de preparar un maletín de mano —dijo—. Si conduzco

comocuandotumadreyyonoscasamos,podemosestarenelaeropuertodentrodecuarentaminutos.Déjaletuneceser,Dory.

—Mami—dijoEllie.Rachellamiró.Laniñateníalacarabrillantedesudor.—¿Qué,mivida?—Tencuidado,mami—dijoEllie—.Tenmuchocuidado.

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Losárbolesnoeranmásquesombrasquedesfilabansobreelfondodelasnubesiluminadas por las luces del cercano aeropuerto. Louis aparcó elHonda enMasonStreet,quediscurríaa lo largodel ladosurdelcementerio.Elvientoera tan fuertequecasi learrancó lapuertade lamanoyLouis tuvoqueempujarconfuerzaparacerrarla.ElvientoleazotóelfaldóndelachaquetacuandoélseinclinóparaabrirelmaleterodelHondaysacarlasherramientasquehabíaenvueltoenuntrozodelona.

Antes de cruzar hacia la reja de hierro forjado que circundaba el cementerio,Louis se paró en el bordillo, en una zona de sombra entre dos farolas,mirando aderechaeizquierda,porsiseacercabaalgúncoche.Sipodíaevitarlo,noqueríaservisto,aunqueelotronosefijaseenél.Asulado,gemíanlasramasdeunviejoolmo,sacudidasporelviento.

Dios,yquéasustadoestaba.Aquellonoeraun trabajo ímprobo.Eraun trabajodemencial.

No había tráfico. En Mason Street las farolas estaban alineadas en perfectaformaciónproyectandocírculosdeluzsobrelaaceraenlaque,duranteeldía,alashorasde salidade la escuelaprimariaFairmount, los chicos ibanenbicicletay lasniñassaltabanalacombaojugabanalarayuela,sinrepararenelcementerio,salvoquizáenvísperasdeTodoslosSantos,enqueelrecintoadquiríauntétricoencanto.Algunos se acercaban a colgar un esqueleto de papel en la alta reja de hierro,mientrasrepetíanentrerisasahogadaslosviejoschistesdesiempre:«Eselsitiomáspopular de la ciudad; la gente se muere por entrar. ¿Por qué está feo reír en elcementerio?Porquehayunsilenciosepulcral.»

—Gage—murmuróLouis.Gage estaba allí dentro, detrás de la reja de hierro,injustamenteprisionero,bajounacapadetierraoscura,yesonoeraunchiste.

«Tesacarédeahí,Gage—pensó—.Tesacaré,muchacho,omoriréenelintento.»Louis cruzó la calle con el pesado fardo en los brazos, subió a la otra acera,

volvióamiraraunoyotro ladoyarrojóel fardoporencimade la reja.Seoyóunleve tintineo cuando el paquete cayó al otro lado. Louis se frotó las manos parasacudirelpolvoyechóaandar,despuésdetomarunpuntodereferencia.Detodosmodos,aunquesedesorientara,noteníamásqueseguirlacercaporlapartededentrohastasituarsefrentealCivicydaríaconelsitio.

Pero¿estaríaabiertalaverjaaaquellahora?SiguióporMasonStreethastalaseñaldestop.Elvientoleempujabahaciéndole

apretarelpaso.Sombrasbailabanyseentrelazabanenlacalzada.Dobló por Pleasant Street, siempre siguiendo la reja. Los faros de un coche se

acercabanyLouissedetuvo,disimulándosedetrásdeunolmo.Noerauncochedelapolicía,sinounacamionetaquesubíahaciaHammondStreety,seguramente,haciala

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autopista.Cuandohubopasado,Louissiguióandando.«Laverjaestaráabierta,desdeluego.Tienequeestarabierta.»Llegóalaverja,queteníatrazadecatedralesbeltaygrácil,entrelassombrasque

elvientohacíadanzar.Louisextendióelbrazoyempujó.Cerrada.«Pues claro, estúpido, ¿imaginabas que iban a dejar abierta la verja de un

cementerio situado dentro de los límites municipales de una ciudad americana,despuésdelasoncedelanoche?Lagenteyanoestanconfiada,amigo.Yano.¿Yquéhacesahora?»

Ahoratendríaqueescalar,confiandoenqueenelvecindarionadieapartaría losojos del show de Johnny Carson para mirar por la ventana y ver a este torpegrandullóntreparporlasbarrasdehierro.

«¿Oiga,policía?Acabodever aun tipo torpeygrandullónescalar laverjadelcementeriodePleasantview.Alparecer,semoríaporentrar.Asuntodevidaomuerte.No, no bromeo. Estoy mortalmente serio. Me parece que deberían ustedesinvestigar.»

Louis continuóporPleasantStreet y torció nuevamente a la derecha.El vientoenfriaba y evaporaba las gotas de sudor de su frente y sus sienes. Su sombra sealargabayacortabaalaluzdelasfarolas.Asulado,impertérrita,laaltareja.Louissedetuvo,obligándoseasímismoamirarlarealmente.

«¿Túpiensassaltareso?Vamos,nomehagasreír.»LouisCreederaunhombrealto,decasiunmetronoventa,peroaquellarejatenía

porlomenostresmetrosdealtoycadaunodesusbarrotesestabarematadoporunadecorativapuntadelanza.Bueno,decorativaanoserquealirapasarlapiernaporencima resbalaras y te clavaras una de aquellas puntas en los testículos. Y allí tequedarías, ensartado como un cerdo en el asador, dando voces hasta que alguienllamaraalapolicíaytesacaranyllevaranalhospital.

Seguíasudandoyteníalacamisapegadaalaespalda.NoseoíamásqueellejanorumordeltráficodeúltimahoraenHammondStreet.

Teníaquehaberunmododeentrar.Teníaquehaberunmodo.«Vamos, Louis, tienes que aceptar la evidencia. Puede que estés loco, pero no

tanto. Aunque consiguieras subir a pulso hasta ahí arriba, tendrías que ser unconsumadogimnastaparasalvaresaspuntassinquedarteclavado.Y,aunsuponiendoqueconsiguierasentrar,¿cómoibasasalirconGageenbrazos?»

Siguióandando.Teníaunaligeraideadequeestabadandolavueltacompletaalcementerio,perosinhacernadaconstructivo.

«Bueno, lo que voy a hacer es lo siguiente: esta noche regresaré a Ludlow yvolveré mañana, al anochecer. Entraré por la puerta antes de que cierren y me

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quedaréescondidohastalamedianocheomástarde.Enotraspalabras,mañanaharéloquehubierapodidohacerhoy,dehabersidomáslisto.»

«Buena idea, oh gran maestro Louis… y mientras, ¿qué pasa con el fardo deherramientasqueechéporencimadelacerca?Pico,pala,linterna…nofaltamásqueunletreroquediga:EQUIPOPARAROBARTUMBAS.

«Cayóentrelosarbustos,¿quiénquieresqueloencuentre,porelamordeDios?»Eso sería lomás sensato.Pero ¿era sensata aquella empresa en laque sehabía

embarcado? Además, su corazón le decía categóricamente que al día siguiente novolvería. Si no lo hacía esta noche no lo haría nunca. Ya nunca podría volver amentalizarseconestefrenesídelocura.Ésteeraelmomento,elúnicomomentoquetenía.

Poresteladohabíamenoscasas—alotroladodelacalle,sedivisabaalgúnqueotro cuadrado de luz amarillenta y en uno de ellos, el parpadeo grisáceo de untelevisor en blanco y negro—, y, almirar entre los barrotes, observó que aquí lastumbaseranmásviejas, las lápidasestabanerosionadasy,algunas, inclinadashaciaadelanteohaciaatrás,porefectodemuchasheladasydeshielos.Habíaotraseñaldestop delante de él y al torcer otra vez hacia la derecha estaría en una calle quediscurríaendirecciónmásomenosparalelaaMasonStreet,supuntodepartida.Y,cuando hubiera dado la vuelta completa, ¿qué haría? ¿Cobrar doscientos dólares yempezardesdelaprimeracasilla?¿Darseporvencido?

UnosfarosdoblaronlaesquinayLouisseparódetrásdeotroárbol,aesperarquepasaraelcoche.Ésteavanzabamuydespacioy,alospocossegundos,elhazblancodeunfarosurgiódelaventanillalateralyrecorriólareja.Louissintióunadolorosaopresión en el pecho. Era un coche de la policía que patrullaba alrededor delcementerio.

Louisseapretócontraeltronco.Sintióenlamejillalaásperacorteza.Confiabaque el tronco fuera lo bastante grueso como para ocultarle. El haz luminoso seacercaba. Louis bajó la cabeza, hurtando la cara a la luz, que, al llegar al árboldesaparecióunmomentoparasurgirdenuevoaladerechadeLouis.Élsedesplazóligeramente, para mantenerse fuera del campo visual del coche. Por unmomento,distinguiólaslucesazulesdeltechodelvehículo.Ahoraseencenderíanlasbombillasrojasdelfreno,seabriríanlaspuertasyelfocoretrocederíaparaseñalarlecomoungrandedoblanco.«¡Eh,usted!¡Eldelárbol!Salgadondepodamosverle,yconlasmanosvacías.¡Fuera,YA!»

Elcoche-patrullasiguiósumarcha.Alllegaralaesquina,hizopausadamentelaseñalconelintermitenteytorcióhacialaizquierda.Louisseapoyóenelárbol,conlaboca seca y agria. Seguramente, pasarían junto al Honda, pero no importaba. EnMasonStreetsepodíaaparcardesdelasseisdelatardehastalassietedelamañana.Había otros muchos coches. Sus dueños debían de habitar los bloques de

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apartamentosdiseminadosporelotroladodelacalle.Louissequedómirandolacopadelárboltraselquesehabíaescondido.Mismamenteencimadesucabezaestabalahorquilla.Seríafácil…Sindarsetiempoparapensarlo,seizóhastalahorquilla,apoyándoseeneltronco

conlassuelasdesuszapatillasyhaciendocaerfragmentosdecorteza.Afianzóunarodillayalmomentoestabadepiesobre lahorquilladelárbol.Sielcoche-patrullavolvíaenaquelmomento,elfocoiluminaríaaunextrañopájaroposadoenelolmo.Teníaquemoversedeprisa.

Subió a otra rama que se extendía por encima de la reja. Sentía la absurdasensación de tener otra vez doce años. El árbol no estaba quieto, sino que sebalanceaba suave, casi sosegadamente, a impulsos del viento. Louis calculódistanciasy,adelantándosealmiedo,secolgódelaramaconlasmanos.Laramaeratal vez un pocomás gruesa que lamuñeca de un hombre robusto.Colgado de lasmanos, con las zapatillas bailando a casi dosmetros ymedio del suelo, Louis fueavanzandohacia la reja.La rama sevencía, peronoparecíaque fuera a romperse.Conelrabillodelojo,Louisdistinguíasusombrasobrelaacera,comolasiluetadeunmonocontrahecho.Elvientolehelabalasempapadasaxilasyempezóatiritarapesar de que el sudor le resbalaba por la cara y el cuello. A cada uno de susmovimientos, la rama caía y bailaba. A medida que él se separaba del tronco elbalanceodelaramasehacíamáspronunciado.Ledolíanlaspalmasdelasmanosylasmuñecasyempezóatemerquelaramaseleescurrieraentrelosdedossudorosos.

Por fin llegó a la reja. Sus zapatillas quedaban a un palmo por debajo de laspuntas.Vistasdesdeaquí,aquellaspuntasparecíanmásagudastodavía.Pero,agudasono,allípeligrabaalgomásquelostestículos.Sisecaíaencimadeaquellaslanzas,supropiopesoharíaqueseleclavaranhastalospulmones.Ensupróximaronda,lospolicíasencontraríanunalúgubrecolgaduraenlarejadePleasantview.

Respirandodeprisa,sinllegarajadear,Louisbuscólaspuntasdelarejaconlospies,paradescansarunmomento.Asíestuvounosinstantes,conlospiesdanzandoenelaire,buscandoapoyoysinencontrarlo.

Leenfocóunaluzqueaumentabadeintensidad.«¡Mierda,uncoche!¡Ahoravieneuncoche!»Trató de deslizar lasmanos hacia adelante, pero las palmas le resbalaron y se

deshizoelnudodesusdedos.Aúnbuscandounpuntodeapoyo,volviólacabezahacialaizquierdaymirópor

debajodeltensobrazo.Erauncoche,peropasórápidamentecallearriba,sinfrenarenelcruce.Menosmal.Sillegaa…

Las manos le resbalaron otra vez. Sintió que le caían en la cabeza trozos decorteza.

Uno de sus pies encontró apoyo, pero la otra pernera del pantalón se había

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enganchadoenunapunta.Y,¡mierda!,noibaapoderresistirmuchorato.Louisagitóconfuerzalapierna.Laramaseinclinó.Volvieronaresbalarlelasmanos.Seoyóundesgarrón de tela y Louis se encontró de pie sobre dos puntas de lanza que se leclavabanenlassuelasdelaszapatillas.Muypronto,lapresiónsehizodolorosa,peroLouissemantuvosobreellas,porlomenosunosmomentos.Eramayorelaliviodelasmanosylosbrazosqueeldolordelospies.

«Vayaaspectoquedebodetener»,pensóLouisconunligeroytristehumorismo.Sosteniéndoseenlaramaconlamanoizquierda,sefrotólapalmadeladerechaenlateladelachaqueta.Luegorepitiólaoperacióncambiandodemano.

Permanecióunmomentomássobrelaspuntasdelosbarrotesydeslizólasmanosa lo largo de la rama que en aquel punto eramás delgada y le permitía entrelazarcómodamente los dedos. Balanceó el cuerpo hacia adelante como Tarzán,abandonandoelapoyodelospies.Laramasedoblódeunmodoalarmanteconuncrujidodemalagüero.Louissesoltó,saltandoaciegas.

Cayómal.Segolpeóunarodillaconunalápidaysintióqueundolorinsoportablele subía por el muslo. Rodó sobre la hierba abrazado a la rodilla y un rictus deangustia en los labios, temiendo haberse destrozado la rótula. Luego, el dolor fuemitigándose y Louis comprobó que podía doblar la articulación. Todo iría bien siseguíamoviéndoseynodejabaqueseleagarrotara.Porlomenos,asíloesperabaél.

Se pusode pie y echó a andar siguiendo la cerca endirección aMasonStreet,donde había tirado el equipo.Al principio cojeaba, pero poco a poco el dolor fueremitiendoyquedóenunamolestiasorda.TeníaaspirinaenelbotiquíndelHondayhubiera debido traerlo consigo. Pero ya era tarde. Semantenía alerta por si veníaalgúncochey,aladvertirqueunoseacercaba,seapartódelareja.

Cuando llegó a la parte de Mason Street, que podía estar más concurrida, semantuvolejosdelarejahastaqueestuvofrentealCivic.Yaibaaaproximarsealacercapara sacarel fardode losarbustoscuandooyópisadasen laacerayuna risagravedemujer.Se sentódetrásdeuna lápidagrande—eldolorde la rodillano ledejabaponerseencuclillas—yvioque,porelotroladodeMasonStreet,pasabaunapareja.Ibanenlazadosporeltalley,ensuformadecaminarpasandodeunazonadeluzalasiguientehabíaalgoquehizopensaraLouisenunaviejaseriedetelevisión.Yalotenía:"LahoradeJimmyDurante".¿Quéharíanaquellosdossiélselevantabaahora,comounasombraenlasilenciosaciudaddelosmuertosylesgritaba,convozcampanuda:«Buenasnoches,Mrs.Calabash,dondequieraqueesté»?

LaparejasedetuvomismamentedetrásdelCivicyseabrazó.Louis,almirarlos,sintióunaextrañaperplejidadydespreciohaciasímismo.Allíestabaél,agazapadodetrásdeuna sepultura, comounmacabrovampirodehistorietabarata, espiandoauna pareja de enamorados. «¿Tan fina es la línea divisoria?—se preguntó, y esepensamientotambiénlesonabafamiliar—.¿Tanfácilespasaralotrolado?Tesubes

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aun árbol, tedeslizasporuna rama, saltas aun cementerio,miras aunapareja…,abres una tumba…¿Así de fácil? ¿Es esto la locura?Tardéocho años enhacermemédicoyunsolopasomehabastadoparaconvertirmeenladróndecadáveres,enloquemuchosllamaríanunnecrofílico.»

Seoprimióloslabiosconlospuños,paraimpedirqueseleescaparaungemido,mientras trataba de encontrar aquella frialdad interior, aquella ecuanimidad. Allíestaba,yLouissearrebujóenellaconfruición.

Cuandolaparejasealejó,Louislosmiróconimpaciencia.Separarondelantedeunodelosedificiosdeapartamentos.Elhombresacóunallaveyentraron.Lacallevolvió a quedar en silencio.No se oíamás que el constante rumor del viento queagitabalasramasdelosárbolesylerevolvíaelsudorosopelosobrelafrente.

Louis corrió hacia la reja, doblando el cuerpo y buscó el fardo de lona. Allíestaba.Sintióenlosdedoselrocedelaásperatela.Lolevantóyoyóellevetintineode lasherramientas.Salióa laanchaavenidadegravaqueconducíaa laverjaysedetuvoparaorientarse.Teníaquecaminarenlínearectay,alllegaralabifurcación,torcerhacialaizquierda.Muysencillo.

Caminabapor el bordede la avenida, amparándose en la sombrade losolmos,porsihabíaunvigilantenocturnoyandabaporallí.Enrealidad,Louisnoesperabaproblemas a este respecto.Al fin y al cabo, era un cementerio de ciudadpequeña;aunqueseríamejornoarriesgarse.

Torció hacia la izquierda. Ya estaba cerca de la tumba de Gage. De pronto,consternado, se dio cuenta de quenopodía recordar la cara de su hijo.Se detuvo,mirando fijamente las hileras de lápidas y las sombrías fachadas de los panteones,mientras trataba de evocar la fisonomía del niño. Acudían a su memoria rasgossueltos: su pelo rubio, todavía fino como la seda, sus ojos un poco oblicuos, suspequeñosdientes,ladiminutacicatrizdelmentón,decuandosecayóporlasescalerasdeatrásdelacasadeChicago.Louisveíaestascosas,peronopodíareunirlasenuntodocoherente.VeíaaGagecorrerhacialacarretera,haciasucitaconelcamióndelaOrinco,peroelniñoestabadeespaldas.TratóderepresentarseaGagedormidoensu cuna la noche del día en que lanzaron la cometa, pero en su cerebro todo eraoscuridad.

«Gage,¿dóndeestás?»«¿No se te ha ocurrido pensar, Louis, que tal vez no vayas a hacer a tu hijo

ningún favor?Tal vez sea feliz donde ahora está, tal vez estés equivocado y todasesascosasnoseanpamplinas.Talvezsehalleconlosángelesoesté,sencillamente,dormido.Y,siduerme,¿acasosabesloquevasadespertar?»

«Oh,Gage,¿dóndeestás?Quieroquevuelvasacasa.»Pero¿eraéldueñodesusactos?¿PorquénopodíarecordarlacaradeGageypor

quéobrabaencontradetodaslasadvertencias:ladeJud,lasdelsueñodePascow,las

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desupropiocorazóninquieto?RecordólasestelasdePetSematary,aquellostoscoscírculosqueibancerrándose

enespiralentornoalMisterio,yvolvióasentiraquellaserenafrialdad.¿Quéhacíaallíparado,tratandoderememorarlacaradeGage?

Muyprontopodríaverla.

***

Allí estaba ya la lápida. Sólo tenía grabado el nombre, GAGE WILLIAMCREED, y las dos fechas.Alguien había estado allí aquelmismodía; había floresfrescas.¿Quién?¿MissyDandridge?

Elcorazónlelatíaconfuerza,perodespacio.Bien,yaestabaallí.Siibaahacerlo,sería mejor poner manos a la obra. No podía perder tiempo. La noche tenía queacabar,yllegaríaeldía.

Louisrecapacitóporúltimavezydescubrióquesí,queestabadecididoaseguiradelante.Asintiócasiimperceptiblementeymetiólamanoenelbolsilloparasacarelcuchillo.Habíaceñidoelpaqueteconcintaadhesivaqueahoracortó.Desenrollólalonaalpiedelatumbaydispusolosútilesdelmismomodoquehubieraordenadoelinstrumentalantesdesuturarunaheridaohacerunapequeñaintervención.

La linterna con la lente cubierta con un fieltro, tal como le sugiriera eldependiente.El fieltro tambiénestabasujetoconcintaadhesiva.Conayudadeunamonedadeuncentavo,habíacortadouncírculoenelcentroconelescalpelo.Elpicodemangocortoqueseguramentenonecesitaría;sólolotrajoporprecaución,yaqueno tendría que levantar una bóveda sellada ni encontraría rocas en una tumba tanreciente.Lapala,elazadón, lacuerday losguantes.Sepuso losguantes,agarróelazadónyempezó.

Latierraestabablandayseremovíafácilmente.Elcontornodelatumbaestababien definido y la tierra que extraía eramás esponjosa que la de los bordes. Casiautomáticamente,Louiscomparólafacilidaddeestaexcavaciónconelesfuerzoquelecostaríahincarelpicoenelsueloáridoyrocosodel lugarenelque,si todo ibabien,aquellamismanocheenterraríaasuhijo.Allíarribatendríaquebregar.Luego,tratódenoseguirpensando.Eraunengorro.

Amontonabalatierraalaizquierdadelatumba,moviéndoseconunritmoregularquesehacíamásdifícildemanteneramedidaquedescendíaelnivel.Louisbajóalhoyo,aspirandoeloloratierrahúmedaqueletrajoelrecuerdodelosveranosenlosquetrabajabaconeltíoCarl.

«Cavador»,pensó,haciendounaltoparasecarseelsudordelafrente.EltíoCarlle dijo que ése era elmote que se ponía enAmérica a todos los sepultureros.Losamigostellamaban"Cavador".

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Reanudóeltrabajo.Sóloparóotravez,paramirarelreloj.Lasdoceyveinte.Leparecíaqueeltiempo

seleescurríaentrelosdedoscomounobjetobienengrasado.Cuarentaminutosdespués,elazadóntropezóconlacubiertayLouissemordióel

labiosuperiorhastahacersesangre.Iluminóelfondodelhoyoconlalinterna.Entrela tierraasomabauna franjagrisáceaendiagonal.Louis fueapartando la tierraconprecaución,paranohacerruido;nadamásescandalosoqueunapalaraspandosobreunalosadecementoenplenanoche.

Cuandohuboquitadolatierra,Louissubióenbuscadelacuerdaquepasóporlasanillasdeunadelascubiertas.Volvióasalirdelhoyo,extendiólalona,seechóenellayagarrólosextremosdelacuerda.

«Louis,adelante.Tuúltimaoportunidad.»«Tienesrazón;esmiúltimaoportunidadynopiensodesperdiciarla.»Louisdiounpardevueltasconlacuerdaalrededordelasmanosytiró.Laplaca

decementosealzófácilmenteconunsonidoásperoyquedóverticalsobreuncuadrodeoscuridad.

Louissacólacuerdadelasanillasylaarrojóaunlado.Paralaotraplacanolanecesitaría.Podríaponersedepiesobrelosbordeslateralesdelcajónylevantarlaconlasmanos.

Volvióabajaralatumba,moviéndoseconprecaución,paraquelaplacaqueyahabía quitado no le cayera en los pies o se rompiera, pues era bastante delgada lacondenada.ResbalaronunosguijarrosquegolpearonconunsonidohuecoenlatapadelataúddeGage.

Louisseagachóy tiróde laotraplaca.Alagarrarlasintióen lamanounacosafríayblanda.Cuandohubodejadolaplacaapoyadaverticalmenteenelbordedelacubeta,semirólamanoyviounagruesalombrizdetierraqueseretorcíadébilmente.Ahogandoungritoderepugnancia,Louisrestrególamanoenlapareddetierradelatumba.

Luego,enfocóelfondoconlalinterna.Allí estaba el ataúd que él viera por última vez descansando sobre unos

travesañosmetálicosyaquelhorriblecéspedartificial,alladodelatumba,durantelaceremonia del entierro. Allí estaba la caja de depósito en la que él debía enterrartodaslasilusionesquehabíacifradoensuhijo.Sintióunfurorcandente,laantítesisdesufrialdaddeantes.¡Quéestupidez!Larespuestaera:¡No!

Louisbuscóatientaselazadón,lolevantósobreelhombroylodescargósobrelacerraduradelataúdunavez,dos,tres,cuatro.Enseñabalosdientesconunamuecaderabia.

«¡Ahoramismotesaco,Gage!¡Yaverástúsino!»Lacerradurahabíasaltadoalprimergolpe,yprobablementenohacíanfaltamás,

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pero él siguió golpeando porque lo que quería era no sólo abrir el ataúd, sinoromperlo,lastimarlo.Peroentoncesvolvióaél,másprontodeloquehubierapodidorecobrarla en otras circunstancias, una cierta dosis de cordura, y se detuvo con elazadónenalto.

La hoja de la herramienta estaba doblada y rayada. Louis la tiró y salió de latumbacasi gateando.Le flaqueaban laspiernas.Sentíanáuseasy su furor sehabíaevaporadotanrepentinamentecomoseencendiera.Ahoravolvíaasentirlafrialdad.Nuncahabíaexperimentadoaquellasensacióndesoledadyaislamientodetodo.Eracomounastronautaque,duranteunpaseoespacial,sehubieradesligadodelacápsulay flotara en una inmensa negrura, con los minutos contados. «¿Sentiría esto BillBaterman?»,pensó.

Estaba tendido de espaldas en el suelo, esperando recobrar las fuerzas paracontinuar.Cuandodejaronde temblarle laspiernas,sesentóysedeslizóal interiordel hoyo. Enfocó la cerradura con la linterna y vio que no sólo estaba rota, sinodeshecha. Había golpeado con furia ciega, pero cada golpe dio en el blanco conexactitudmatemática,comosialguienlehubieraguiadolamano.Lamaderaestabaastillada.

Louis se puso la linterna debajo del brazo y se agachó extendiendo lasmanoscomoeltrapecistaquesedisponeahacerunsaltoarriesgado.

Allí estaba la ranura de la tapa y en ella introdujo los dedos. Se detuvo unmomento—casinopodríallamárselevacilación—yabrióelataúddesuhijo.

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50

RachelCreedcasillegóatiempoalavióndeBostonaPortland.Casi.ElavióndeChicago despegó a la hora (lo cual era una especie de milagro), aterrizó en LaGuardiasindemora(otromilagro)ysaliódeNuevaYorkconsólocincominutosderetraso, para llegar a la terminal de Boston quince minutos después de la horaprevista,alas11.12delanoche.Lequedabanquinceminutosdemargen.

Aún hubiera podido enlazar, pero el autobús que conecta las terminales en elaeropuertoLogannoacababadellegar.Rachelesperaba,conunprincipiodepánico,apoyandoelpesodelcuerpooraenunpieoraenelotro,comosituvieranecesidadde ir al bañoy cambiándosedehombro el bolsodeviaje que le había prestado sumadre.

Al ver que eran las 11.25 y el autobús no aparecía, Rachel echó a correr. Nollevabataconesaltos,peroaunasísetorcióuntobilloysedetuvoparadescalzarse.Ahora corría sólo con las medias. Cruzó por delante de Allegheny y de EasternAirlines,respirandocondificultadyconunapunzadaenelcostado.

Elairelequemabalagargantayeldolordelcostadoseagudizaba.AhoraestabadelantedelaterminalinternacionalyalladoseveíayaelsignotriangulardeDelta.Entróentromba,casiselecayóunzapato,lorecuperóenelaire.Eranlas11.37.

Unodelosdosempleadosdeserviciolamiró.—Vuelo104—jadeóella—.APortland.¿Sehaidoya?Elempleadoconsultóel

monitorqueteníaasuespalda.—Ahídicequesigueenlapista—dijo—.Perohaceyacincominutosquedieron

elúltimoaviso.Llamaréparaquelaesperen.¿Algunamaletaquecomprobar?—No—susurróRachel,apartandodelafrenteunmechóndepelosudoroso—.El

corazónlegalopaba.—Entonces pase sin esperar a que yo llame. Llamaré, pero le recomiendo que

corra.¡Deprisa!Rachelcorrió,aunquenomuydeprisa:yanopodía.Perohizounúltimoesfuerzo.

Laescaleramecánicanofuncionabaporlanocheytuvoquesubirandando.Alllegaral control de seguridad, casi arrojó el bolso de viaje a la sorprendida agente y sequedó esperandoque se lo devolviera la cinta transportadora, apretando los puños.Apenas salió el bolso de la cámara de rayos X, lo agarró por la correa y saliócorriendo.Elbolsodescribióunarcoylerebotóenlacadera.

Mientrascorría,miróunodelostablonesdeSalidas:VUELO104PORTLANDSALIDA1125PUERTA31EMBARCANDOLaPuerta31estabaalotroextremode lasala—yenelmismoinstanteenque

Rachelponíalamiradaeneltablón,lapalabraEMBARCANDO,enletrasfijas,fuesustituidaporDESPEGANDOqueseencendíayapagabaconrápidaintermitencia.

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Lanzóungritodedesolación,yunamujernegraquesosteníaenbrazosasuhijopara que bebiera en la fuente, se volvió amirarla con extrañeza.Rachel llegó a lapuerta en el momento en que el empleado retiraba los rótulos en los que se leía:VUELO104BOSTON-PORTLAND1125

—¿Yasehaido?—preguntóconincredulidad—.¿Seha"ido"?Elempleadolamirócompasivamente.—Salióalapistaalas11.40.Losiento,señora.Porsilesirvedeconsuelo,lediré

que loha intentadousted conmuchoestilo.—El empleado señalópor el ventanal.Rachel vio un gran 727 con el anagrama de Delta, iluminado como un árbol deNavidad,querodabaporlapistadedespegue.

—¿Esquenolehanavisadodequeveníayo?—exclamóRachel.—Cuandollamarondeabajo,el104yahabíaentradoenlapistaderodadura.Si

lohubierahechovolver,habríatenidoqueponersealacoladelosqueesperanparaentrar en la pista 30, y el pilotome hubiera sacado los hígados. Y el centenar depasajeros, no digamos. Lo sientomucho. Sólo que hubiera llegado cuatrominutosantes…

Rachelsealejó, sinescucharmás.Amitaddecaminodelcontroldeseguridad,notó que se le iba la cabeza.Entró tambaleándose en otra zona de embarque, y sesentó a esperar que se le pasara elmareo. Luego, se puso los zapatos, después dedespegarunacolilladeLarkdeladestrozadamedia.«Tengolospiessuciosymalditosimeimporta»,pensócondesconsuelo.

Sedirigióalaterminal.Elguardiadeseguridadlamiróconsimpatía.—¿Loperdió?—Loperdí.—¿Adondequeríair?—APortland.YdeallíaBangor.—¿Porquénoalquilauncoche?Si esque realmente tienenecesidadde llegar.

Normalmente, yo le aconsejaría que buscara un hotel cerca del aeropuerto, pero sialgunavezhevistoaunapersonaconprisaporllegar,esapersonaesusted.

—Yo soy esa persona —dijo Rachel. Lo pensó un momento—. Sí, es unasolución.Sihaycoches,claro.Elguardiarió.

—¡Ynohadehaberlos!EnLogansóloseacabanloscochescuandoelaeropuertoestácerradoporlaniebla.Locualocurreconmuchafrecuencia.

Rachelapenasleoía.Estabahaciendocálculosmentales.No podría llegar a Portland a tiempo de tomar el avión para Bangor, eso por

supuesto,aunqueselanzaraporlaautopistaaunavelocidadsuicida.Peropodíahacerel resto del viaje por carretera. ¿Cuánto tardaría? Eso dependía de la distancia.Cuatrocientos kilómetros, ésa era la cifra que le parecía haber oído. Quizá a Jud.

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Seríanporlomenoslasdoceycuartocuandosepusieraencaminoo,probablemente,lasdoceymedia.Eratodoautopista.Podíahacerunamediadeciensinriesgodequeladetuvieranporexcesodevelocidad.Talvezunpocomás.

Podríahacerloencuatrohoras, incluidaunaparadapara iral lavabo.Yaunqueahora el sueño le parecía una quimera, ella conocía sus limitaciones y sabía quetendríaquepararotravezpara tomaruncafébiencargado.Aunasí,podíaestarenLudlowantesdelamanecer.

Mientras lo meditaba, se dirigió hacia la escalera. Las agencias de alquiler decochesteníanlasoficinasenlaplantainferior.

—Buenasuerte,guapa—dijoelguardiadeseguridad—.Ytengacuidado.—Gracias—dijoRachel.Pensóqueyasemerecíaunpocodesuerte.

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Elolorlehizoretrocederconunaviolentanáusea.Seasióalbordedelatumba,respirandoprofundamente,y cuandoyacreía tener controladoel estómago, toda lainsípidaycopiosacenalesubióalagargantaenunborbollóncaliente.Vomitóalotroladodel hoyoy luego apoyó la cabeza en el suelo, jadeando.Por fin se le paró elmareo.Apretandolosdientes,enfocóconlalinternaelataúdabierto.

Se apoderó de él un horror demencial: ese sentimiento que se reserva para laspeorespesadillas,esasqueapenasrecuerdasaldespertar.

LacabezadeGagenoestaba.Louistemblabadetalmodoqueteníaquesostenerlalinternaconlasdosmanos,

delmismomodoquelosaspirantesapolicíasostienenelarmadurantelasprácticasdetiro.Aunasí,laluzbailabaviolentamenteyLouistardóvariossegundosendirigirhaciaelfondodelatumbaelhazluminoso,finocomounlápiz.

«Esimposible—sedecía—.Esoquecreeshabervistoesimposible.»Louispaseó lentamente la luzpor lossetentacentímetrosescasosdelcuerpode

Gage,empezandoporloszapatosnuevos,elpantalónlargo,laamericana(ay,Dios,lasamericanasnosonparalosniñosdedosaños),elcuellodesabrochadoy…

Louis ahogó una exclamación y al momento volvió a él toda la rabia y ladesesperaciónprovocadasporlamuertedeGage,sofocandotodossustemoresdelosobrenaturalyloparanormalylacertezadequehabíapenetradoenelmundodeloslocos.

Sellevólamanoalbolsillodeatrásdelpantalónysacóelpañuelo.Sosteniendolalinternaconunamanovolvióainclinarsehaciael interiordelatumbacasihastaperder el equilibrio. Si una de las placas llega a caerse en aquel momento,seguramentelehubieradesnucado.Conelpañuelo,limpiócuidadosamenteelmohoque cubría la cara de Gage, un moho tan oscuro que le hizo pensar durante unmomentoqueGagesehabíaquedadosincabeza.

Eraunmohohúmedo,unaespeciedeespuma.Debiófigurárselo;habíallovidoylasplacasquerecubríanla tumbanoeranherméticas.Louismiróaunoyotroladodelataúdyvioquedebajohabíauncharcodeagua.Unavezretiradoelmoho,Louispudo ver a su hijo. El amortajador, aun a sabiendas de que tras un accidente tanespantoso, el ataúd tendría que estar cerrado durante el velatorio, hizo todo lo quepudo.Siemprelohacen.Gageparecíaunmuñecomalhecho,conlacabezadeformeylosojoshundidos.Unacosablancaleasomabaporlabocay,enunprincipio,Louispensóquepodríatratarsedepasta.Quizáhabíanabusadodellíquidodeembalsamar.Sinormalmenteeradifícilcalcularladosis,conunniñoresultabaimposibleacertaryunasvecesponíanpocoyotras,demasiado.

Luegovioquesóloeraalgodón.Alargóelbrazoyseloextrajodelaboca.Los

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labiosdeGage,extrañamenteblandos,oscurosygruesos,secerraronconun"plip"leveperoperfectamenteaudible.Louis tiróel algodónal charcodeagua,donde sequedóbrillandodeunmodorepulsivo.AhoraGageteníaunamejillahundida,comounviejo.

—Gage—susurróLouis—,ahoramismotesaco,¿eh?Louishacíavotosparaquenadieseacercaraporallí,algúnguardiánhaciendola

rondadelasdoceymedia,porejemplo.Peroahorayanosetratabadesilepillabanono;sialguienleenfocabaconlalinternamientrasestabarealizandosumacabratarea,lepartiríalacabezaalintrusoconelazadón.

PasólosbrazospordebajodelcuerpodeGagequeeracomounamasablandaysinhuesosyLouissintiódeprontolaterriblecertidumbredequecuandololevantaraseledesharíaentrelasmanos.Yélsequedaríadepiesobrelasplacasdehormigónque recubrían los costados de la tumba, con los trozos de Gage en las manos,chillando.Yasíloencontrarían.

«¡Andaya,gallina,¿quéestásesperando?!»Respirandounairehúmedoyfétido,LouisasióaGagepordebajodelosbrazosy

lolevantó,sujetándolocomotantasvecesalsacarlodelabañeradespuésdelbañodela noche. El cuello deGage se dobló hacia atrás y la cabeza le cayó hastamediaespalda, Louis vio el círculo de puntos que le habían dado para unir la cabeza altronco.

Jadeando y luchando contra los espasmos que le levantaban en el estómago elolorylaflaccidezdeldestrozadocuerpodesuhijo,LouisconsiguiósacaraGagedelataúd. Luego, se sentó en el borde de la tumba, con los pies colgando, apretandocontra el pecho el cuerpo de su hijo, con la cara lívida, los ojos comodos huecosnegrosyenlabocaunrictusdehorror,piedadytristeza.

—Gage—dijo,empezandoameceralniño.ElpelodeGagelerozabalamuñeca,inerte como alambre—.Gage, todo saldrá bien, te lo juro.Gage, todo saldrá bien,esto acabará, esto es sólo por esta noche, Gage, te quieromucho, papá te quiere,Gage.

Louismecíaasuhijo.

***

A la una y cuarto, Louis se dispuso a salir del cementerio. La peor parte fuemanejar el cuerpo. Era entonces cuando su mente, aquella especie de astronomíainterior,parecíaflotarenelvacíoamayordistancia.Peroahora,mientrasdescansaba,conlaespaldadoloridayagarrotada,creíaposibleterminareltrabajo.

PusoelcuerpodeGageenlalonayloenvolvió,atándoloconlargastirasdecintaadhesiva.Luego,cortólacuerdaendostrozosqueanudóalosextremos.Podíapasar

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por un rollo de alfombra, simplemente. Cerró el ataúd, pero, pensándolo mejor,volvióaabrirloypusodentroelazadón.Pleasantviewpodíaquedarseconélcomorecuerdo;peronoconsuhijo.Cerrónuevamenteelataúdycolocóunadelasplacasde cemento. Pensó en dejar caer la otra, pero temió que se rompiera con el golpe.Despuésdereflexionarunmomento,pasólacuerdaporlaanillaybajólaplacaconsuavidad.Luego, empezó a rellenar el hoyo con la pala.No había tierra suficienteparadejarloaras.Nuncalahabía.Talvezalguiennotaraeldesnivel.Otalvezno.Otalvez,silonotaban,noledaríanimportancia.Ahoranopodíapreocuparseporeso:aúnquedabamuchoporhacer.Trabajoímprobo.Yestabamuycansado.

«Ajajá,vamosallá.»—Esoes—murmuróLouis.Selevantóotravezelviento,queaullómomentáneamenteentrelosárbolesyle

hizomirarentornoconinquietud.Pusoalladodelfardolapala,elpicoqueaúnnohabía utilizado, los guantes y la linterna. Le tentó la idea de utilizar la luz, perodesistió.Dejóelcuerpoylasherramientasyvolviósobresuspasos.Alcabodecincominutos,llegóalareja.AlotroladodelacasaestabaelCivic,bienaparcadojuntoalbordillo.Muycerca,peromuylejos.

Louis se quedó unos segundos mirando el coche y reanudó la marcha en otradirección.

Sealejóde laverjasiguiendo lacercahastaelpuntoenqueéstadejabaMasonStreet, formando ángulo recto. Allí había una zanja de desagüe. Louismiró en suinterior.Loqueviolehizoestremecerse.Eraunamasadefloresputrefactas,capasymáscapas,arrastradaspormuchasestacionesdelluviasynieves.

«Oh,Cristo.»«No;Cristo, no.Aquellasofrendashabían sidohechasparapropiciar aundios

queeraanterioralDioscristiano.Loshombreslehandadonombresdistintos,segúnla época; pero creo que la hermana de Rachel acertó al llamarle Oz el Ggande yTeggible, eldiosde lascosasmuertasquequedanen la tierra, eldiosde las floresputrefactasqueseamontonanenlaszanjas,eldiosdelMisterio.»

Louismiraba la zanja como hipnotizado. Al fin, apartó lamirada con un leverespingo,elrespingodelquevuelveensíosaledeuntrancealacuentadediez.

Siguióandando.Notardóenencontrarloquebuscaba,algoquedebiódequedargrabadoensusubconscienteeldíadelentierrodeGage.

Allí,enlaoscuridad,seadivinabalamoledelacriptadelcementerio.Duranteelinvierno,cuandonisiquieralaspalasmecánicaspodíanabrirfosasen

la tierra helada, allí se guardaban los féretros. También se utilizaba cuando habíaaglomeración:almacénfrigoríficoparapersonas.

Devezencuando,esolosabíaLouismuybien,seproducíaunaacumulacióndeloqueeltíoCarlllamaba«fiambre»;enunacolectividaddeterminada,habíaépocas

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enlascuales,sinquenadiesupieraelporqué,semoríaunmontóndegente.—Alfinalquedacompensado—decíaeltíoCarl—.Sienelmesdemayonohay

ni una solamuerte en dos semanas, Lou, es seguro que en noviembre tendré diezentierros en dos semanas. Aunque casi nunca es en noviembre y, menos aún, enNavidad,apesardequemuchoscreenqueenesaépocamueremásgente.Esodeladepresión navideña son pamplinas. No tienes más que preguntar a cualquierempresariodepompasfúnebres.LamayoríadelagenteesfelizenNavidad,ytieneganasdevivir.Yvive.Generalmente,esenfebrerocuandohayagobio.Lagripeselleva a los viejos, y luego están las pulmonías, claro; pero eso no es todo. Haypersonasquehanestadounañooañoymediopeleandoconuncáncercomofieras,yllegaelcochinofebreroyescomosisehartarande todoyelcáncerse losechaalsaco.El31deeneroparecequevanamejoryyasecreensalvados,yel24defebreroestán bajo tierra. En febrero hay ataques al corazón, en febrero hay embolias, enfebrerohay fallos de riñón.Esunmesmalo.En febrero la gente se harta.Losdelramoestamosacostumbrados.Perolomismopuedeocurrir,sinmásnimás,enjuniooenoctubre.Enagosto,nunca.Agostoesmesdepocotrabajo.Anoser,desdeluego,queestalleunatuberíadegasoqueunautocarsecaigadesdeunpuente.Engeneral,enagostonuncasellenaeldepósitodelcementerio.Perohahabidofebrerosenlosquehemostenidoqueamontonarlosféretrosentrespisosyrezadoatodoslossantosparaquellegaraeldeshieloypudiéramosplantaralgunos,paranotenerquealquilarunapartamento.

EltíoCarlseechóareíryLouis,sintiéndoseimportanteporestarenteradodeunsecretoquenilosprofesoresdelafacultadconocían,seriótambién.

Lapuertadobledelacriptaestabaempotradaenunmontículocubiertodehierba,tannaturalyatractivocomounpechofemenino.Lacimadelmontículo(queLouissospechaba era artificial: su contorno era excesivamente simétrico) quedabaaproximadamentemediometropordebajodelasdecorativaslanzasdelarejaque,enlugardeascenderconlaelevacióndel terreno,manteníanlahorizontalporsupartesuperior.

Louis echó un vistazo alrededor y subió a lo alto del montículo. Al otro ladohabíaunaexplanadavacía,decasiunahectárea.No…,nototalmentevacía.Seveíauna nave cubierta. «Probablemente, pertenece al cementerio», pensó Louis. Allídebíandeguardarlamáquinaparamoverlatierra.

Las lucesde lacallebrillabana travésde lasramasdeunahileradeárboles—grandesolmosyarces—queseagitabanalviento.Losárbolesocultabanelsolaralavistadelacalle.Noseadvertíamásmovimientoqueeldelasramas.

Louis bajó arrastrando las posaderas, para evitar una posible caída que hubierapodido acabar con su rodilla, y volvió a la tumba de su hijo. Estuvo a punto detropezarconelfardodelona.Comprendióquetendríaquehacerdosviajes,unocon

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el cuerpo y otro con las herramientas. Se agachó haciendo unamueca de dolor aldoblar la espalda y levantó el rígido paquete. Notó en el interior el balanceo delcuerpo,mientrastratabadebloquearlapartedesumentequelesusurrabasincesarquesehabíavueltoloco.

Llevó el cuerpo al montículo que albergaba la cripta del cementerio dePleasantview, con sus dos puertas correderas de acero (aquellas puertas le dabanaspectodegarajeparadoscoches).Entoncesvioloquetendríaquehacerparasubirlapronunciadapendiente conaquellosveintekilosdepeso, ahoraqueyanopodíautilizarlacuerda.Retrocedióunospasosparatomarcarrerillae,inclinandoelcuerpo,selanzóhacialacima.Casiloconsiguió,peropocoantesdellegararriba,resbalóenlahierbahúmeda.Mientrasempezabaacaerhaciaatrás, lanzóelenvoltorio lomáslejos posible. El paquete cayó casi en la cumbre. Louis volvió a subir, esta vezayudándoseconlasmanos,volvióamiraralrededoryapoyóelfardocontralareja.Luego,volvióabuscarelresto.

Subiódenuevoalmontículo,sepusolosguantesydejólalinterna,elpicoylapalaal ladodelpaquete.Luego,sesentóadescansar,deespaldasa la reja,con lasmanosenlasrodillas.ElrelojdigitalqueRachelleregalaraenNavidadmarcabalas2.01.

Louis se concedió cincominutosde respiro, luego agarró lapalay la echóporencima de la reja. La oyó caer en la hierba con un golpe seco. Trató demeter lalinternaenelbolsillodelpantalón,peronocabía.Ladeslizóporentrelosbarrotesylaoyórodarporlapendiente,mientraspensabaqueojalánoserompierasichocabacontraunapiedra.Debíahabertraídounamochila.

Luego,sacóelrollodecintaadhesivadelbolsillodelachaquetaysujetólapartemetálicadelpicoalfardodelona,comprimiéndolobienconvaríasvueltasdecintahastaagotarlayguardóelcarretevacíoenelbolsillo.Levantóelpaqueteporencimadelacerca(suespaldalanzóun¡ay!deprotesta;seguramenteleesperabaunasemanademartirio)ylodejócaer.Cerrólosojosaloírelgolpesordo.

Pasóunpieporencimadelaspuntasdelanza,seasióalosbarrotesconlasdosmanos, pasó el otro pie y se deslizó por el terraplén, hundiendo las puntas de laszapatillasenlatierra.

Al llegarabajo, sepusoabuscarentre lahierba.Enseguidaencontró lapala.Apesar de que la luz de las farolas estaba amortiguada por los árboles, se reflejabadébilmenteenelmetal.Pasóunossegundosdezozobramientrasbuscabalalinterna.¿Adóndehabríaidoaparar,conaquellahierba?Sepusoderodillasypalpóelterrenoconlasmanos,mientraselcorazónleretumbabaconfuerzaenlosoídos.

Porfin ladistinguió,unamanchanegraaunmetroymediodel lugarenelquepensaba encontrarla: lo mismo que el montículo que disimulaba la cripta delcementerio,sedelatóporlasimetríadesuforma.Larecogió,pusounamanosobreel

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fieltroquecubríalalenteyoprimiólatetinadegomaqueprotegíaelinterruptor.Lapalma de la mano se iluminó y él volvió a pulsar el interruptor para apagar labombilla.Funcionaba.

Conelcuchillocortólacintaquesujetabaelpicoalfardoyllevólasherramientashasta los árboles. Se situó detrás delmás corpulento ymiró a uno y otro lado deMasonStreet.Lacalleestabadesierta.Sóloseveíaluzenunaventana:unrectánguloamarillentoenunpisoalto.Alguienquepadecíainsomnio,oalgúnenfermo.

Andandodeprisa,perosincorrer,Louissalióalaacera.Despuésdelaoscuridaddelcementerio, la luzde las farolas lehacíansentirsemuyaldescubierto.ApocosmetrosdelsegundocementeriodeBangoryconunpico,unapalayunalinternaenlosbrazos,sialguienleveíaahora,sacaríaconclusiones.

Cruzó la calle rápidamente.Allí estaba elCivic, amenos de cincuentametros,pero a Louis le parecían cinco kilómetros. Estaba sudando, con el oído atento acualquier sonido:elmotordeuncoche, laspisadasdeotrapersona,el rocedeunaventanaaldeslizarseporlasguías.

LlegójuntoalHonda,dejóelpicoylapalaapoyadosenelcostadodelcocheybuscó las llaves. No estaban en ninguno de los bolsillos. Ahora sudaba máscopiosamente,seledisparóotravezelcorazónyapretabalosdientesparacontenerelpánico.

Lashabíaperdido,seguramente,cuandosesoltódelarama,segolpeólarodillacon la lápida y rodó por el suelo. Las llaves estaban entre la hierba, y si le costótrabajoencontrarlalinterna,¿cómoesperabadarconlasllaves?Todoelplanporlossuelos.Unmomentodemalasuerteytodoperdido.

«Espera,esperaunsegundo,malditasea.Vuelveabuscarenlosbolsillos.Aquíestánlasmonedassueltas.Ysilasmonedasnosecayeron,tampocopudieroncaerselasllaves.»

«Esta vez se registró los bolsillos más minuciosamente», sacó las monedas yhastavolviólosbolsillosdelrevés.

Lasllavesnoestaban.Louisseapoyóenelcochesinsaberquéhacer.Tendríaquevolver,seguramente.

Dejar a su hijo donde estaba, y escalar otra vez la cerca llevando la linterna, parapasarelrestodelanochebuscandoinútilmente…

Depronto,ensucansadocerebrosehizolaluz.Seagachóymiróalinteriordelcoche.Lasllavesestabanpuestasenelcontacto.Louis emitió un gruñido, dio rápidamente la vuelta al coche, abrió con

brusquedadlapuertadelladodelconductorytiródelasllaves.Enaquelmomento,lepareció oír la voz autoritaria de KarlMalden, en uno de sus severos y paternalespersonajes, con su nariz de patata y su arcaico sombrero flexible de ala inclinada:«Cierra el coche y coge las llaves. No contribuyas a que se descarríe un buen

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muchacho.»AbriólapuertatraseradelCivic,metióelpico,lapalaylalinterna.Yasehabía

alejadodelcocheunosdiezodocemetroscuandoseacordódelasllaves.Estavezlashabíadejadopuestasenlacerraduradelapuertatrasera.

«¡Estúpido! —se increpó—. Si has de ser tan condenadamente estúpido, serámejorqueteolvidesdelasunto.»Louisretrocedióysacólasllaves.

***

YateníaaGageenbrazoseibaasaliraMasonStreetcuandoempezóaladrarunperroporlosalrededores.No;noeraladrar,sinoaullar,yllenabatodalacalleconsuvozdesgarrada.¡Aggg-Roouuu!¡Aggg-RUUUUUU!

Sequedódetrás de un árbol, preguntándose qué iría a ocurrir ahora, quépodíahacerélahora.Esperabaverencenderselucesportodaspartes.

Enrealidad,unaluzseencendióenlafachadalateralquequedabafrenteallugarenelqueseescondíaLouis.Yunavozroncagritó:

—¡Cállate,Fred!¡Aggg-Roooooo!,respondióFred.—¡Hazquesecalleelperro,Scanlon,ollamoalapolicía!—gritóalguiendesde

elladodelacalleenqueestabaLouis,quesesobresaltóaladvertirloengañosaqueeralailusióndesoledadyvacío.Habíagentealrededordeél,cientosdeojos,yaquelperroestabaatentandocontraelsueño,suúnicoaliado.«MalditoseasFred—pensó—.¡Maldito!»

Fredinicióotroagudo.Lanzóelagggg,peroantesdequepudierahacermásqueempezarunrotundoROOOO,seoyóungolpeseco,seguidodeunaseriedegemidos.

Se hizo el silencio y se oyó un leve portazo. La luz lateral de la casa de Fredsiguióencendidaunmomentoyluegoseapagó.

Debuenagana,Louissehubieraquedadoun ratomásescondidoen lasombra;sinduda,lomejorseríaesperaraqueseapaciguaraelvecindario,peroseleacababaeltiempo.

—Vámonos—dijo,ysalióalaacera.CruzólacalleconsufardoenbrazosyvolvióalCivicsinveranadie.Frednodio

señalesdevida.Sosteniendoelpaqueteconunamano,Louissacólasllavesyabrióelmaletero.

Gagenocabía.Louisprobódecolocarloensentidovertical,horizontalydiagonal.Elmaletero

delCivicerapequeño.Hubierapodidodoblarloyaplastarlo—aGageno lehabríaimportado—,peroLouiseraincapaz.

«Vamos,vamos,vamos,hayquemarcharsedeaquí,nopuedesseguirtentandoa

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lasuerte.»Peroseguíaallíplantado,conelfardoqueconteníaelcadáverdesuhijoenlos

brazos,sinsaberquéhacer.Entoncesoyóacercarseuncochey,sinpensar,abrió laportezueladelladodelpasajeroydejóelfardoenelasiento,doblándolopordondeimaginabaqueestaríanlasrodillasylascaderas.

Cerrólapuerta,corrióhacialapartedeatrásybajólatapadelmaletero.Elotrocoche pasó por la calle transversal y Louis pudo oír una algarada de voces deborrachos.Sesentóalvolante,pusoelmotorenmarchaycuandoibaaencenderlasluces de cruce, le asaltó un pensamiento horrible. ¿Y si había puesto a Gage deespaldas,conlasarticulacionesdobladasalrevésysushundidosojosvueltoshacialalunetatraseraenlugardeencaradoshaciaelparabrisas?

«¿Y qué importa eso? —le dijo su mente con la irritabilidad nacida delagotamiento—.¿Esquenotedascuentadequeesonotienelamenorimportancia?»

«Latiene.Sí,latiene.¡AhídentroestáGageynounmontóndetoallas!»Extendió el brazo y empezó a palpar la lona, buscando el contorno de su

contenido.Parecíaunciegoquetrataradeadivinarquéeraelobjetoqueteníaenlamano.PorfinencontróunaprotuberanciaquenopodíasermásquelanarizdeGage,apuntandoladireccióncorrecta.

Sólo entonces se decidió a poner en marcha el Civic y emprender el viaje deveinticincominutoshastaLudlow.

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A la una de la madrugada, el teléfono de Jud Crandall empezó a sonar conestridencia en la casa vacía, haciéndole despertar sobresaltado. Se había quedadotraspuestoyestabasoñando,soñabaqueteníaveintitrésañosyestabasentadoenunbancodeldepósitodeenganchede laB&AconGeorgeChapinyReneMichaud,pasándoselabotelladewhiskyilegalincautadoysellado,mientrasfueraaullabaconfuerzaelnoroeste,reduciendoalsilenciotodoloquesemoviera,incluidoelmaterialrodante del Ferrocarril B & A. Estaban sentados delante de la salamandra,contemplando cómo las brasas del carbón se consumían detrás de la mica,proyectandosobreelsuelounfulgor tembloroso,ycontándose lashistoriasque loshombresguardandentroduranteaños,delmismomodoquelosniñosguardandebajode la cama sus tesoros, reservándolas para las noches comoaquélla.Eranhistoriastenebrosasconunpuntodefuegodentro,comolostizonesdelasalamandra,queseavivaba con el viento.Él tenía veintitrés añosyNorma estabaviva, peroquemuyviva(aunqueahoraestaríaenlacama,seguro;noleesperaríaconunanochecomoaquélla),yReneMichaudestabacontandoelcasodeunbuhonerojudíodeBucksportque…

FueentoncescuandoempezóasonarelteléfonoyJudseirguióbruscamenteensumecedorahaciendounamuecaporeldolordelanucaysintiendounsaboramargoen la boca y una pesadez en el cuerpo, como si todos aquellos años transcurridosdesdelosveintitréshastalosochentaytres,sesentaentotal,lehubierancaídoencimadegolpe,comounapiedra.Y,arenglónseguido,pensó:«Tehasdormido,chico.Ésanoesmaneradellevaresteferrocarril…»Estanoche,no.

Judselevantóconlaespaldarígidaycruzólasalahaciaelteléfono.EraRachel.—Diga…—Jud,¿havueltoya?—No—dijoJud—.¿Dóndeestás,Rachel?Tuvozsuenamáscerca.—Estoy más cerca —dijo Rachel. Pero, aunque parecía, efectivamente, que

estabamáscerca,seoíaunzumbidolejanoenelhilo.Eraelviento,enalgúnlugar,entre esta casa y dondequiera que ella estuviera. Esta noche soplaba con fuerza.AquelsonidosiemprehacíapensaraJudenvocesmuertasquesuspiraranacorootalvez cantaran algoque ladistancianodejabaoír—.Estoyen el áreade serviciodeBiddeford,enlaautopistadeMaine.

—¡Biddeford!—NopodíaquedarmeenChicago.Estabaempezandoaafectarmeamítambién

loquesienteEllie,sealoquefuere.Ytúlosientestambién,telonotoenlavoz.—Ajá. —Jud sacó un Chesterfield del paquete y se lo puso entre los labios.

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Encendióunacerillademaderayvioparpadearlallamaensumanoquetemblaba.Yaélnoletemblabanlasmanos;porlomenos,hastaqueempezólapesadilla.Fueraarreciabaelviento.Eracomositomaralacasaconlamanoylasacudiera.

«Esepoderestácreciendo.Lonoto.»Sentía un leve terror en sus viejos huesos.Era como filigrana de vidrio, fina y

frágil.—¡Porfavor,Jud,dimequéocurre!Judcomprendíaqueellateníaderechoasaberlo,quenecesitabasaberlo.Yqueél

acabaríaporcontárselo.Alfinlecontaríatodalahistoria,cómohabíaidoforjándoselacadena,eslabónaeslabón.ElinfartodeNorma,lamuertedelgato,lapreguntadeLouis.(«¿Sehaenterradoallíaalgunapersona?»),lamuertedeGage…yasaberquéotro eslabón estaría forjandoLouis en aquelmomento. Se lo diría, sí. Pero no porteléfono.

—Rachel,¿cómoesqueestásenlaautopistaynoenunavión?EllaleexplicóquenohabíapodidoenlazarenBoston.—Alquilé un coche Avis, pero no voy a poder cumplir el horario que había

previsto.MeequivoquédecarreteraalsalirdeLoganyhastaahoranoheentradoenMaine.Nopodréllegarhastaelamanecer.Pero,Jud…,porfavor.Porfavor,dimeloquepasa.Estoymuyasustadaynisiquieraséporqué.

—Rachel, escúchame. Ahora te vas a Portland y duermes allí, ¿me has oído?Buscaunmotelyprocura…

—Jud,nopuedohacer…—…procuradormir.No te inquietes.Puedequeaquíocurraalgoestanoche,y

puedequeno.Siocurre,ysiesloqueyoimagino,nocreoquedesearasestaraquí.Yopodréarreglarlo,oasílocreo.Ytengoquearreglarloporqueesculpamía.Pero,sino pasa nada, tú llegas aquí por la tarde y todo perfecto. Imagino que Louis sealegrarádeverte.

—Estanochenopodríadormir,Jud.—Sí —dijo él, pensando que lo mismo había creído él, y, probablemente, lo

mismopensóPedrolanochequeprendieronaJesús.Dormirdurantelaguardia—.Síque puedes. Rachel, si te quedas dormida al volante de ese condenado coche dealquilerytesalesdelacarreteraytematas,¿quéserádeLouis?¿YdeEllie?

—Dime lo que pasa. Jud, sime lo dices, tal vez te haga caso. Pero tengo quesaberlo.

—CuandolleguesaLudlow,quieroquevengasdirectamenteamicasa—dijoJud—.Antesquealatuyaytedirétodoloquesé,Rachel.YoestoyesperandoaLouis.

—Dímelo.—No,señora.Porteléfono,no.Noquiero,Rachel.Nopuedo.Ahorahazloquete

hedicho.VeteaPortlandydescansa.

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Sehizounapausa,mientrasellareflexionaba.—Está bien—dijo al fin—.Reconozco queme costaba un pocomantener los

ojos abiertos. Puede que tengas razón. Dime sólo una cosa, Jud. Dime si es muygrave.

—Puedosolventarlo—dijoJudconcalma—.Lascosasnosepondránpeordeloqueestán.

Enlacarreteraaparecieronlosfarosdeuncochequeseacercabalentamente.Judse levantó a medias, para mirar y volvió a sentarse cuando el coche aceleró y seperdiódevista.

—Bien—dijoella—.Supongo.Elrestodelviajesemeantojabaunapesadilla.—Olvídatedelapesadillaydescansa.Aquínoocurriránada.—¿Prometesquemelocontarás?—Sí.Mañana,mientrasnostomamosunacerveza.—Adiós—dijoRachel—.Hastamañana.—Hastamañana,Rachel.Antesdequeellapudieradecirmás,Judcolgóelauricular.

***

Judcreíatenerpíldorasdecafeínaenelbotiquín,peronolasencontró.Volvióallevarelrestodelacervezaalfrigorífico—nosinciertopesar—ysepreparóuncafé.Llevóelcaféalasalayvolvióasentarseenelmirador,avigilarentresorboysorbo.

Elcafé—ylaconversaciónconRachel—lemantuvodespiertoyalertadurantetrescuartosdehora.Perodespuésvolvíaadarcabezadas.

«Noteduermasdurantelaguardia,viejo.Túdejastequeesacosaseapoderasedeti; tú lo liaste todo, y ahora tienes que arreglarlo.Demodo que nada de dormirsedurantelaguardia.»

Encendióotrocigarrillo,inhalóprofundamenteytosió,consuroncatosdeviejo.Dejóelcigarrilloenlamuescadelceniceroysefrotólosojosconlasdosmanos.Porlacarreterapasózumbandoundieztoneladas,hendiendolanocheborrascosaconlosfaros.

Yavolvíaadormirse,peroseirguióbruscamenteyempezóadarsecachetesconlapalmayconeldorsodelamanohastaquelezumbaronlosoídos.Ahorapenetróensucorazónelterror,visitantesigilosodeaquelsecreto.

«Quierehacermedormir…quierehipnotizarme…loquesea.Noleconvienequeesté despierto. Porque ya no puede tardar en volver. Sí, lo noto. Y eso trata dedeshacersedemí.»

—No—dijoásperamenteenvozalta—.Noloconseguirás.¿Mehasoído?Voyaacabarconesto.Demasiadolejoshemosidoya.

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Elvientosilbabaenelaleroylosárbolesdelotroladodelacarreteraagitabansushojasconmovimientohipnotizador. Jud retrocediónuevamenteconelpensamientohasta aquella noche pasada con sus compañeros frente a la estufa de carbón de lanavedeenganchedeBrewerqueestabaenelsitioqueahoraocupabanlosMueblesEvart.Estuvieronhablandotodalanoche,élyGeorge,yReneMichaud,yahorasóloquedaba él. Renemurió aplastado entre dos vagones demercancías una noche detormentademarzode1939yGeorgeChapinmuriódeunataqueal corazónahorahacía un año. Él era el único que quedaba de tanta gente, y los viejos se vuelvenestúpidos.Aveces la estupidez se disfraza de amabilidad, otras veces, de vanidad:afán de revelar viejos secretos, de transmitirmensajes, de trasvasar las cosas a unnuevorecipiente,de…

«Yelbuhonero judíoentraydice: "Tengounacosaquenohabéisvistonunca.Unas postales. Parece que lleven puesto el bañador, pero si frotas con un pañohúmedo…—Juddoblóelcuelloysumentónseposósuavementeenelpecho—…sequedancomovinieronalmundo.Luegosesecanyyaestánvestidasotravez.Ytengomás…"»

Renesiguehablandoenlanavedeenganche,sonriendo,conelcuerpoinclinadohacia adelante. Jud sostiene la botella, siente la botella en lamano y sus dedos secierranenelaire.

Enelceniceroibacreciendolacenizadelcigarrillohastaqueésteseconsumió,peroconservandoperfectamentesuformacilíndrica.

Juddormía.YcuandofuerabrillaronlaslucesdelfrenoyelHondaCivicdeLouisenfilóla

avenidadel jardínunos cuarentaminutos despuésy entró en el garaje, Judnooyónada,nisemovió,nidespertó,comotampocoPedro,cuandollegaronlosromanos,aprenderaunvagabundollamadoJesús.

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Louisencontróunrollonuevodecintaadhesivaenuncajóndelacocina,yenunrincón del garaje, al lado de los neumáticos de invierno, había varios metros decuerda.Con lacintaadhesiva,unióelpicoy lapalaenunhatocompactoycon lacuerdasefabricóunatoscabandolera.

Lasherramientas,enbandolera,yGage,enbrazos.SeechólabandoleraalaespaldaysacóelfardodelCivic.Gagepesabamucho

más que Church. Tal vez fuera arrastrándose cuando llegara con su chico alcementeriomicmac,yaúntendríaquecavarlafosa,partiéndoselosbrazosenaquellatierrapedregosaydura.

LouisCreedsaliódelgaraje,despuésdeapagarlaluzconelcodoysedetuvounmomento al borde del escalón de cemento.Delante de él, divisaba el sendero queconducíaaPetSematary.Seveíabien,apesardelaoscuridad;lahierbaralaquelocubríabrillabaconunaleveluminiscencia.

El viento le revolvía el pelo con susdedos, yduranteunmomentopasópor élaquelviejotemoralaoscuridadqueavecesleacometía,deniño,ysesintiódébil,pequeñoyaterrorizado.¿Ibaameterseenelbosque,conuncadáverenbrazos,entrelosárbolesagitadosporelviento,enmediodeaquellaoscuridad?¿Yestavezsolo?

«Nolopiensesmás.Adelante.»Louisempezóaandar.

***

Cuando,veinteminutosdespués,llegóaPetSematary,losbrazosylaspiernasletemblaban de agotamiento y se dejó caer, jadeando, con el fardo en las rodillas.Descansóallíotrosveinteminutos,casiadormilado.Yanoteníamiedo;alparecer,selohabíaquitadoelcansancio.

Alfinsepusoenpie,sincreerquepudieratreparporlostroncos,perodecididoaintentarlo.Sucargaparecíapesarahoracienkilosenlugardeveinte.

Pero entonces volvió a ocurrir lo mismo de la otra vez; era como recordarvividamente un sueño. No; recordarlo, no; revivirlo. Al poner el pie en el primertronco,volvióainvadirleaquellaextrañasensaciónqueeracasieuforia.Elcansancionodesapareció,perosehizotolerable:enrealidad,secundario.

«Tú sígueme. Sígueme sin mirar abajo, Louis. No vaciles ni mires abajo. Yoconozcoelcamino,perohayquepasardeprisayconseguridad.»

Deprisayconseguridad;asíextrajoJudelaguijón.«Yoconozcoelcamino.»

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Peronohabíamásqueuncamino,pensóLouis.Otedejabapasaronotedejaba.Otravezyatratódetreparporlostroncosélsoloynopudo.Ahorasubíapisandoconfirmezayrapidez,comolanocheenqueJudleguiaba.

Arriba,arribasinmirarabajo,consuhijoenbrazos,envueltoenunsudariodelona. Arriba, hasta que el viento volvía a revolverle el pelo, haciéndole rayas yremolinos.

Sedetuvounmomento en lo altoy empezóabajar, comoporuna escalera.Elpicoylapalatintineabanligeramenteasuespalda.Enmenosdeunminutollegóalsuelo, alfombrado de agujas de pino. A su espalda, más alto que la reja delcementerio,sealzabaelmontóndetroncos.

Avanzóporelsenderoconsuhijoenbrazos,oyendoelgemidodelvientoentrelosárboles.Aquelsonidoyanoleinspirabaterror.Eltrabajodelanochecasiestabahecho.

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Rachel Creed dejó atrás el letrero que decía: SALIDA 8. PORTLANDWESTBROOK,pusoelintermitenteycondujoelChevettedelaAvishacialarampadesalida.DistinguíaclaramenteelrótuloverdedeunHolidayInnrecortándosesobreel cielo nocturno. Una cama, descanso. Poner fin a aquella tensión dolorosa einexplicable.Yponerfintambién—momentáneamentealmenos—asuaflicciónporlapérdidadesuhijo.Ellacomparabaaquellapenaaloquesesientedespuésdeunaextracción dentaria múltiple. Al principio, el dolor está dormido, pero notas supresencia;estáagazapadocomoungato,dispuestoasaltarsobre ti.Ycuandose tepasaelefectodelanovocaína,ah,amigo,noquedasdefraudado,desdeluego.

«Éldijoquehabíasidoenviadoaavisar…,peroquenopodíaintervenir.Dijoqueestaba cerca de papá, porque se encontraban juntos cuando su alma fuedesencarnada.»

«Judsabealgo,peronoquieredecírmelo.Ocurrealgo,sí,pero…,¿qué?»«¿Suicidio? ¿Louis, suicidarse? No; no lo creo. Pero estaba mintiendo, se le

notabaenlosojos…Oh,mierda,loteníaescritoenlacara,asícomosiquisieraqueme diera cuenta… y le disuadiera…, porque una parte de él tenía miedo, muchomiedo…¿Miedo,Louis?¡Élnuncatienemiedo!»

RacheldiounbruscogolpedevolantehacialaizquierdayelChevetterespondiócon todo el brío de los coches pequeños entre un chirrido de neumáticos. Rachelpensóqueibaavolcar.Peronofueasíy,segundosdespués,volvíaacircularhaciaelnorte.AtrásquedabanlaSalida8yelrótuloinvitadordelHolidayInn.Aparecióunnuevo indicador.Las letras fosforescentesparpadeabanen laoscuridad.PRÓXIMASALIDA CARRETERA 12 CUMBERLAND CUMBERLAND CENTROJERUSALEM'S LOT FALMOUTH FALMOUTH EXTRARRADIO. «Jerusalem'sLot—pensóRacheldistraídamente—,quénombretanraro.Noséporqué,noresultaagradable…VenadormiraJerusalem.»[7].

Peroestanochenodormiría.ApesardelarecomendacióndeJud,estabadecididaaseguirviaje. Judsabía loqueocurriríay lehabíaprometidosolucionarlo;peroelhombreteníaochentaytantosañosyhacíatresmesesquehabíaperdidoasumujer.EllanoconfiabaenJud.NuncadebióconsentirqueLouislasacaradecasadeaquelmodo,perolamuertedeGagelehabíadebilitadolavoluntad.YEllie,conlafotodeGage,siempreen lamanoysucaritadeangustia…era lacaradeunacriaturaqueacabadeescapardeun tornadoodeunrepentinobombardeobajouncieloclaroyazul.Hubomomentos,duranteaquellas largashorasde insomnio,en losquedeseóodiar a Louis por aquel dolor que había engendrado en ella y por no brindarle elconsueloquenecesitaba(nipermitirqueellaleconsolaraaél),peronopodía.Aúnlequeríademasiado.Yestabatanpálido…envilo.

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LaagujadelindicadordevelocidaddelChevetterozabalosnoventakilómetros.Un kilómetro y medio cada minuto. Dentro de dos horas y cuarto, en Ludlow…Quizáaúnllegaraantesdelamanecer.

A tientas, buscó la radio, la conectó y encontró una emisora de Portland quetransmitíaunprogramaderock.Aumentóelvolumenysepusoatararearlacanción,paramantenerse despierta. Al cabo demedia hora, la emisora empezó a oscilar yRachel volvió a sintonizar una estación deAugusta, bajó el cristal de la ventanillaparaqueentraseelvientodelanoche.

Aquellanochequeparecíanotenerfin.

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Louishabíarecuperadosusueñoysusueñolemanteníacomoenuntrance;unayotravez,semirabalosbrazosparacerciorarsedequellevabauncuerpoenvueltoenuna lona y no un saco de plástico verde. Ahora se daba cuenta de que cuandodespertóporlamañanadespuésdequeJudleacompañaraaenterraralgato,élcasinorecordabaloquehabíanhecho.Peroahoravolvíaadescubrirlovívidasquefueronaquellassensaciones,lodespiertosqueteníalossentidos,cómoparecíanfundirseconlosbosques,estableciendoconellosunaespeciedecontactotelepático.

Louissubíaybajabaporelcamino,recordandolossitiosenlosqueparecíatananchocomo la carretera15yaquellosotrospuntos en losque se estrechabade talmodoqueLouisteníaqueandardecostadoparaquelosextremosdelpaquetenoseengancharanen losmatorrales,o los lugarespor losque lasendaserpenteabaentreárbolestanaltoscomocatedrales.Olíaaresinaybajosuspiescrujíanlasagujasdepino,perotanlevementequelasensacióneramásdeltactoquedeloído.

Eldescensosehizomáspronunciadoyconstante.Alpocorato,unodesuspiessehundióenellodo…,elpantano.Arenasmovedizas,segúnJud.Louisbajólamiradaydistinguióun agua estancada,macizosde juncosyunasplantas bajas y feas conunas hojas enormes, casi tropicales.Aquella otra noche parecía habermás luz, eramásintensalafosforescencia.

«Este trecho que viene ahora es como los troncos; tienes que andar con pasofirmeyseguro.Síguemeynomiresabajo.»

«Sí,estábien…Y,apropósito,¿habíasvistoplantascomoéstasenMaine?¿EnMaineoencualquierotraparte?¿Quédiablopuedenser?»

«NotepreocupesLouis.Ahora…,vamosallá.»Louis siguió andando, mientras buscaba con la mirada entre la acuática

vegetación la primera elevación de tierra firme para asentar el pie y, una vez laencontró, siguió adelante sin preocuparse más. Y sus pies parecían encontrarautomáticamentelospequeñospromontorios.

«La fe es aceptar la gravedad comounpostulado», pensó.Esono se lo habíandichoenclasedeteologíanidefilosofía.Lafraselapronunciósuprofesordefísicade la escuela secundaria en vísperas de un fin de curso… y Louis no la habíaolvidado.

Louis aceptaba que el cementerio micmac tenía el poder de resucitar a losmuertosyentróenelPequeñoDiosPantanoconsuhijoenbrazos,sinmirarabajoniatrás.Enaquellosparajeshabíaahoramásruidosqueafinalesdelotoño.Lospájaroscantabanconstantementeenlosjuncos;erauncoroestridentequeaLouisleparecióextraño y repelente. De vez en cuando, una rana regurgitaba sordamente. CuandoLouis había avanzado unos veinte pasos por el pantano, una sombra se lanzó en

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picadosobreélylepasórozandolacabeza…Unmurciélago,quizá.Lanieblaempezóarizarsusbuclesarasdetierrayfuecubriéndoleloszapatos,

laspiernasyalfinenvolviótodosucuerpoensublancuraincandescente.ALouislepareció que la luminosidad se hacíamás intensa, era un fulgor palpitante, comoellatidodeunextrañocorazón.Elnuncahabíapercibidoenlanaturalezaaquellafuerzacasipalpabledeserreal…posiblementesensitivo.Elpantanovibraba,peronoconsonidodemúsica.Sialguienlehubierapedidoquedefinieralanaturalezadeaquellavida, él no habría sabido qué decir. Pero era sugestiva y poderosa.Dentro de ella,Louissesentíamuypequeñoymortal.

Entoncesseoyóunsonido,otracosaqueLouisrecordódelaotravez:unarisachillona que terminó en sollozo. Luego, se hizo el silencio y volvió la risa,alcanzando un agudo demencial que a Louis le heló la sangre. La niebla rebullíablandamente en torno suyo.Se apagó la risay sóloquedó el rugidodel viento, unvientoqueseoía,peronosesentía.Naturalmentequeno;aquelloeraunahondonada,unreplieguegeológico.Dehaberpenetradohastaallí,elvientohabríahechojironesaquellaniebla…,yLouisnoestabasegurodedesearverloquehabíadebajo.

«Talvez teparezcaoír sonidosdevoces,pero son los somormujosdel ladodeProspect.Elecollegamuylejos.Escurioso.»

—Los somormujos —dijo Louis, y apenas reconoció su propia voz, por locascadayhorripilantequesonó.Peroparecíadivertido.¡SantoDios,divertido!

Vacilóunmomentoysiguióadelante.Comoparahacerlepurgarsuvacilación,supieresbalóysehundióenellodo,yapuntoestuvodeperderelzapatoalretirarlodeaquellasustanciaviscosaqueloaprisionaba.

La voz —si voz era— volvió a oírse, ahora por la izquierda. Al cabo de unmomento,sonódetrásdeél…mismamentedetrásdeél,comosi,dehabervueltolacabeza, hubiera podido ver una cosa ensangrentada a menos de un palmo de suespalda,todadientesyojos…peroahoraLouisnoaminoróelpaso,sinoquesiguióandandoymirandoadelante.

Depronto,lanieblaperdiósufulgoryLouisadvirtióqueanteélflotabaenelaireuna cara, sardónica y burlona. Los ojos, oblicuos como los de los viejos grabadoschinos,erandeungrisamarillento,hundidosybrillantes.Labocaestabaabiertaenun rictus con las comisuras de los labios dobladas hacia abajo y el labio inferiorvueltohaciafuera,enseñandounosdientesmanchadosdenegroyroídos.Peroloquemás extrañaba aLouis eran las orejas, que no eran tales orejas, sino cuernos y nocuernosdeldiablo,sinodecarnero.

Aquella horrible cara flotante parecía hablar y reír. La boca semovía, pero ellabioinferiorseguíadoblado,sinrecobrarlaformanatural.Enéllatíanvenasnegras.Lasaletasdelanariztremolaban,comorespirandoyexpulsabanunvaporblanco.

AlacercarseLouis,lacarasacólalengua.Eralargaypuntiaguda,coloramarillo

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sucio. Estaba cubierta de escarnas y, mientras Louis la miraba, una de aquellasescamas se levantó como una tapa de alcantarilla, y asomó un gusano blanco. Lapunta de la lengua tremoló perezosamente en el aire, a la altura de donde hubieradebidoestarlanuez…Lacosasereía.

Louis oprimía aGage con fuerza, como para protegerle y sus pies vacilaron yempezaronaresbalarenlosmontículosdehierbadondenoteníanbuenasidero.

«Podríasverlaauroraboreal,loquelosmarinerosllamanelfuegodeSanTelmo.Dibujaformasextrañas,peronoesnada.Sivesalgunacosaquetemolesta,notienesmásquemirarparaotrolado.»

La voz de Jud le dio cierto aplomo. Louis empezó a avanzar nuevamente condecisión, al principio vacilando y después con equilibrio. Nomiró para otro lado,peroadvirtióquelacara—sieraunacaraynouncaprichodesuimaginaciónydelaniebla— parecía mantenerse siempre a la misma distancia. Y segundos o tal vezminutosdespuéssucontornosedesdibujabaydiluía.

«Peronoeralaauroraboreal.»No, desde luego. Este sitio estaba lleno de espíritus, plagado de ellos. En

cualquiermomentopodíasverdelantedetialgoquepodíavolvertelocofurioso.Noqueríapensar.Nohacíafaltapensar.Nohacíafalta…

Algoseacercaba.Louis se paró y se quedó escuchando el ruido… un ruido que se acercaba

inexorablemente. Se le abrió la boca al fallarle los tendones que le sujetaban elmentón.

Aquelsonidonoseparecíaanadadeloqueélhabíaoídonunca:unsonidovivo,grande.Cercadeallí,yaproximándose,habíaalgoquehacíaoscilarlasramas.Seoíael crujido de los matorrales al romperse bajo unos pies inimaginables. La viscosatierraquehabíabajo lospiesdeLouisempezóa tremolarconunavibraciónsorda,Louissediocuentadequeestabagimiendo(«oh,Diosmío,Diosmío,¿quéesloqueseacercaahoraatravésdelaniebla?»)yoprimiendoaGagecontrasupecho.Sediocuentadequelospájarosylasramashabíanenmudecido,sediocuentadequeelairehúmedoteníaunolornauseabundoaguisodecerdocorrompido.

Loquefueraeraenorme.ElrostroperplejoyaterradodeLouissealzabayalzabacomoeldequiensiguela

trayectoriadeuncohetealserdisparado.Lacosaveníahaciaélhaciendotemblarlatierraconsuspisadas,ymuycercadeallíseoyóelcrujidodeuntronco—noyaunaramasinotodountronco—altroncharse.

Louisvioalgo.Durante un momento, la niebla se oscureció adquiriendo una tonalidad gris

pizarra, pero aquella silueta difusa como una marca al agua, tenía más de veintemetrosdealto.Noerasombranifantasmainmaterial;Louissentíamoverseelairea

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supaso,temblarelsuelo,chasquearelbarrobajosuspiesmonumentales.Creyóverunmomento,muyarriba,doschispasanaranjadas.Chispascomoojos.Entonces el sonido empezó a alejarse y un pájaro gritó tímidamente: sólo uno.

Otrolerespondió.Untercerointervinoenlaconversación.Uncuartohizodeellounareunión de junta. El quinto y el sexto lo convirtieron en asamblea de pájaros. Lossonidosdelavancedelacosa(lentoperonoerrático,ytalvezesofueralopeor,esasensacióndeavanceconsciente)sealejabanhaciaelnorte.Seiban…seiban…fuera.

Por fin Louis empezó otra vez a moverse. Tenía los hombros y la espaldabaldados.Estababañadoensudordelospiesalacabeza.Losprimerosmosquitosdelatemporada,jóvenesyhambrientos,dieronconélysesentaronadarseellote.

«El"wendigo",santoDios,erael"wendigo",lacriaturaquevagaporlastierrasdel norte, la criatura que, si te toca, te convierte en caníbal. Era él. El "wendigo"acabadepasaramenosdesesentametrosdemí.»

Bastadeestupideces,sedijo,habíaqueimitaraJudyevitarelpensarenloquepudieraserloqueseveíamásalládePetSematary:eranlossomormujos,laauroraboreal,lossociosdelclubPENdelosYankeesdeNuevaYork.Quefueracualquiercosa, menos las criaturas que saltan y reptan y serpentean en el submundo. Quehubiera Dios, que hubiera mañanas de domingo, que hubiera risueños ministrosepiscopalesdedeslumbrantesobrepelliz…,peroquenohubieraestosespeluznanteshorroresenlacaraoscuradeluniverso.

Louissiguióandandoconsuhijo,yelsuelovolvióaendurecersebajosuspies.Segundos después encontró un árbol caído: su contorno se dibujaba en la brumacomoungranplumeroverdegristiradoporladoncelladeungigante.

El tronco estaba partido, y la rotura era reciente; la pulpa amarillo pálido aúngoteabaunasaviaqueLouisnotócalientealapoyarseparapasaralotrolado…,yenelotroladohabíaunadepresióndelterrenodelaquetuvoquesalircasiarastrasy,aunquehabíamatasdeenebroydelaurelaplastadascontraelsuelo,Louisnoqueríapensar que aquello fuera la huella de un pie. Una vez hubo salido de ella, habríapodidovolverseamirar,paracomprobarsi tenía talconfiguración,peroprefiriónohacerlo. Y siguió adelante, con la piel fría, la boca caliente y seca y el corazónalborotado.

Prontodejódeoírbajosuspieselchasquidodelbarro.Ahorasonabaelcrujidolevedelasagujasdepinoy,después,roca.Yacasihabíallegado.

El terreno se elevaba rápidamente.Algo le golpeó la espinilla, algoqueno erauna simple roca. Louis alargó un brazo conmovimiento torpe (la articulación delcodo,queselehabíadormido,lediountrallazo)ypalpóelobstáculo.

«Escaleras.Talladasen laroca.Túsígueme.Cuandolleguemosarriba, finde laexcursión.»

Y Louis empezó a subir, y le volvió la euforia que, una vez más, disipó el

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cansancio… de forma momentánea. Contaba mentalmente los escalones mientrassubíahaciaelfrío,entrandoenaquelríoincesantedeviento,ahoramásfuerte,queleagitabalasropasyhacíasonar la lonaqueenvolvíaaGagecondetonacionessecascomolasdeunaveladesplegada.

Levantó una vez la cabeza y vio un gran revoltijo de estrellas. No consiguióreconocerningunaconstelaciónybajólamirada,inquieto.Asuladoestabalaparedrocosa,astillada,conestrías,quebradiza,insinuandoaquílaformadeunbarco,allí,ladeuntejón,másallá,unrostroceñudo,deojoshundidos.Sólolosescalonesquehabíansidotalladosenlarocaeranlisos.

Louis llegó a lo alto de la escalera y se quedó quieto, con la cabeza baja,oscilando,respirandoconfatiga,comosisollozara.Suspulmoneserancomovejigasperforadasyleparecíatenerunaastillaclavadaenelcostado.

Elvientolebailabaentreelpeloylerugíaenlosoídoscomoundragón.Esta noche eramás clara. ¿Estaba nublado la otra vez, o sería que él no quiso

mirar?Yanoimportaba.Peroahoraveíayloqueviolehizosentirotroescalofrío.EraigualqueelCementeriodeAnimales.«Peroesoyalosabíastú—sedecíaalcontemplarlosmontonesdepiedrasqueun

día fueron "cairns"—. Lo sabías, o hubieras tenido que saberlo: no exactamentecírculosconcéntricos,sinounaespiral…»

Sí,encimadeaquellamesaderoca,decaraa la fría luzde lasestrellasya lososcuros espacios interestelares, había una espiral gigantesca, formada por ManosVarias,comohabríandicholosantiguos.Peronoseveían"cairns";todaslaspiedrasestabandesparramadas;habíanrodadocuandoloqueestabaenterradodebajovolvióalavida…ysalióarañándolas.Sinembargo,laspiedrashabíanquedadodemaneraquelaformadelaespiralpermanecíavisible.

«¿Alguien habrá visto esto desde el aire? —pensó Louis distraídamente,recordando los dibujos trazados en el desierto por algunas tribus de indígenas deAméricadelSur—.¿Yquéhabrápensadoelquelohayavisto?»

SearrodillóydejóelcuerpodeGageenelsuelo,conungemidodealivio.Porfin,sumenteempezóadiscurrirconmásclaridad.Sacóelcuchilloycortóla

cinta que ataba el pico y la pala. Las herramientas cayeron al suelo con ruidometálico. Louis se tendió de espaldas, con los brazos y las piernas extendidos ycontemplólasestrellasinexpresivamente.

«¿Quéeraesacosadelbosque?Louis,Louis,¿deverdadpiensasquepuedetenerunbuendesenlaceunaobraquetengaasemejantepersonajeenelreparto?»

Peroyaeratardeparavolverseatrás,yéllosabía.«Además—argumentó—, aún puede salir bien; no hay ganancia sin riesgo, y,

quizá,niriesgosinamor.Siemprepuedorecurriramimaletín,noelqueestáabajo,sinoelqueguardoenelestantedearribadenuestrocuartodebaño,elqueenviéa

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JudabuscarlanocheenqueNormatuvoelinfarto.Allíhayampollas,ysiocurrieraalgo,algomalo…nadielosabríamásqueyo.»

Suspensamientossediluyeronenunaoraciónmentalapenasarticulada,unsordomurmullo, mientras sus manos buscaban el pico… Y, todavía de rodillas, Louisempezó a hincarlo en la tierra. A cada golpe, se doblaba sobre el mango de laherramienta,comounantiguoromanoqueseecharasobresuespadaparasuicidarse.

Pero poco a poco, el hoyo iba tomando forma y profundidad. Arrancaba laspiedrasconlamanoy,lamayoría,lasarrojabaalmontóndelatierraremovida.Peroalgunaslasreservaba.

Parael"cairn".

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Rachelsedabacacheteshastasentiralfilerazosenlasmejillas,y,apesardetodo,selecerrabanlosojos.Unavezdespertódegolpe(estabaenPittsfieldyteníatodalaautopistaparaellasola)y,duranteunafraccióndesegundo,leparecióquedocenasdeojosplateadosycrueleslamirabanparpadeandoconavidez.

Luego, los ojos se convirtieron en las señales reflectantes de los pilares de labarrera.ElChevettesehabíadesviadoalarcén.

Rachel hizo girar el volante hacia la izquierda y, entre el chirrido de losneumáticos, le pareció oír un ligero roce metálico, producido tal vez por elparachoques delantero al rozar uno de los pilares. El corazón le dio un vuelco yempezó a latirle con tal fuerza que ante sus ojos aparecieron unas motas que sedilatabanycontraíanalcompásdesupercusión.Sinembargo,almomento,apesardelsustoydequeRobertGordonestabavociferando"RedHot"porlaradio,Rachelempezóadormitarotravez.

Tuvoentoncesunpensamientodisparatado.Sindudaeraelcansancio,nopodíaserotracosa,peroempezabaasospecharquealgotratabadeimpedirlequellegaraaLudlowaquellanoche.

—Esundisparate—murmuró,sobreunfondoderockandroll.Tratódereír,perono podía. No podía. Porque la idea persistía, y, en plena noche, tenía una tétricaverosimilitud.Empezabaasentirsecomounmuñecodedibujosanimadossujetoenlabanda elástica de un gigantesco tiragomas.El infeliz tiene cada vezmás dificultadpara avanzar hasta que, al fin, la resistencia de la goma iguala la potencia delcorredor… y la inercia acumulada… ¿Qué…? Física elemental… Una fuerza quetrataba de retenerla… «tú no te metas…», y todo cuerpo en reposo tiende apermanecerenreposo…«ElcuerpodeGage,porejemplo…»,perocuandoseponeenmovimiento…

Estavezelchirridodelosneumáticosfuemásestridenteyelroce,másfuerte.ElChevettearremetíacontraloscablesdelavalla,seoíaelsiseodelapinturaalsaltar,dejandoaldescubiertoelmetaldelacarroceríaquerechinaba.Duranteunmomento,elvolantenorespondió,yRachelpisóelfrenoafondo,sollozando.Estavezsehabíadormido del todo, ya no había sido dar una cabezada sino que se había quedadodormida,yhastasoñaba,acienkilómetrosporhora,ydenoserporlavalla…,osillegaahaberelpuntaldeunpasoelevado…

Estacionó el coche en el arcén y lloró con la cara entre lasmanos, perpleja yasustada.

«Algotratademantenermeapartadadeél.»Cuandoleparecióquehabíarecobradoelcontroldesusmovimientos,reanudóla

marcha.Ladirecciónparecíaestarbien,aunquesuponíaque tendríaproblemascon

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Aviscuandoaldía siguientedevolviera el cocheenelAeropuerto InternacionaldeBangor.

«Eso ahora no importa.Hay que ir por partes.Ahora lomás urgente es tomarcafé.»

RacheltomóporlasalidadePittsfield.AunkilómetroymediollegóaunazonabrillantementeiluminadaconlucesdesodioenlaqueseoíaelcastañeteouniformedelosmotoresDiesel.Paró,mandóllenareldepósito(«Vayatrompazolehandado»,comentóelmozodelsurtidorcasiconadmiración)yentróenlacafeteríaqueolíaatocinofrito,huevosy…,afortunadamente,cafédelbueno.

Rachel se bebió tres tazas, una tras otra, como si fuera medicina: solo y conmucho azúcar. En el mostrador y alrededor de las mesas había camioneros quegastabanbromasa lascamareras,peroellas,a la luzde los tubos fluorescentesyaaquellashorasdelamadrugada,teníanaspectodeenfermerascansadasyconmalasnoticias.

Despuésdepagar,Rachel salióy se fue enbuscadelChevette.El cocheno seponíaenmarcha.Aldarlavueltaalallave,seoíaunchasquidosecodelabatería,ynadamás.

Rachel,lentamenteysinfuerza,sepusoagolpearelvolanteconlospuños.Algoqueríadetenerla.Noeranormalqueuncoche,nuevocomoaquél,conmenosdeochomil kilómetros, se quedara sin batería. Pero así era y allí estaba ella, atascada enPittsfield,casiaochentakilómetrosdesucasa.

Aloírelzumbidososegadoyuniformedelosgrandescamiones,tuvodeprontolacertezaatrozdequeentreellosestabaelquehabíamatadoasuhijo…,peroésenorugía,sinoquesereíaentredientes.

Rachelbajólacabezayseechóallorar.

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Louistropezóycayódebruces.Alprincipio,pensóqueyanopodríalevantarse—noteníafuerzasparaeso—yquesequedaríaallítendidoescuchandoelcorodelospájarosdelPequeñoDiosPantanoquequedabaa suespaldaysintiendoelcorodedoloresdesumagulladocuerpo.Sequedaríaallíhastaquesedurmiera.Osemuriera.Estoúltimo,lomásseguro.

Recordabahabercolocadoelfardodelonaenelhoyoquehabíaabiertoyhaberlorellenadodetierraconsuspropiasmanos.Ycreíarecordarquehabíaamontonadolaspiedrasformandounafiguraanchaenlabaseyqueterminabaenpunta…

Despuésyacasinorecordabanada.Habríabajadolaescalera,esoporsupuesto,onoestaríaaquí,en…,¿dóndeestaba?Almirarentorno,creyóreconocerungrupodeabetoscorpulentosqueestabanyacercadelmontóndetroncos.¿HabríaatravesadoelPequeñoDiosPantanosindarsecuenta?Posiblemente.

«Yamehealejadobastante.Mequedaréadormiraquí.»Pero la falsa seguridad que pretendía infundir este pensamiento le dio fuerzas

paraponerseenpieyseguirandando.Porque,sisequedabaallí, lacosapodríadarconél…Lacosapodíaestarbuscándoleporelbosqueenaquelprecisomomento.

Sefrotólacaraconlapalmadelamanoylaretirómanchadadesangre.Mirólasangre con estúpida perplejidad. Había tenido una hemorragia nasal. «¿A quiéncuernosleimportaeso?»,murmuróconvozronca,mientras,apáticamente,buscabaatientaselpicoylapala.

Diezminutosdespués,estabaanteelmontóndetroncos.Louistrepóporéldandotraspiés, aunquenosecayóhastaquecasihabía llegadoabajo.Fuealmirardondeponíaelpiecuandosepartióunarama(«nomiresabajo», lehabíadichoJud),otrarama se enderezó bruscamente lanzándole el pie hacia fuera y Louis cayó de ladoquedandosinrespiración.

«Es la segunda vez en una noche queme caigo en un cementerio…y quemeahorquensinoesparahartarse.»

Volvióabuscarelpicoylapalayestaveztardóalgúntiempoendarconellos.Sequedómirandoel entorno, a la luzde las estrellas.Cercade él estaba la tumbadeSMUCKY. Era obediente, pensó Louis fatigosamente. Y la de TRIXIE,ATROPEYADOENLACARRETERA.Seguía soplando el viento y se oía el levetintineodeuntrozodemetal—talvez,entiempos,unalatadeDelMonte,recortadalaboriosamente por el afligido dueño de un animal con las tenazas del padre,aplastadaconelmartilloyclavadaaunpalo—yaquello lehizovolvera sentir elmiedo. Aunque ahora, embotado por el cansancio, ya no lo experimentaba conaquella intensidad como una sacudida candente sino amortiguado, como unapulsaciónprofundayangustiosa.Yaestabahecho.Yaqueltintineomachacónquese

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oíaenlaoscuridadlehizodarseplenacuentadeello.Cruzó el Cementerio de Animales, por el lado de la tumba de MARTHA

NUESTRA CONEJITA, muerta el 1 de MARZO de 1965 y del GEN. PATTON;sorteó el deteriorado cartón que señalaba la últimamorada de POLYNESIA.AquísonabaconmásfuerzaeltintineoyLouissedetuvomirandoalsuelo.Sobreunatablaclavada en el suelo que se había torcido ligeramente, se veía un rectángulo dehojalata, en el que a la luz de las estrellas, Louis leyó: RINCO NUESTROHÁMSTER1964-1965.Eraaqueltrozodehojalataloquegolpeabainsistentementela tabla situadacercadelarcode laentradadePetSematary.Louis seagachóparaenderezarlatabla…,yquedóparalizado,conunhormigueoenelcuerocabelludo.

Porallídetrássemovíaalgo.Algosemovíaalotroladodelostroncos.Eraunruidosigiloso:elcrujidofurtivodelasagujasdepino,elchasquidodeuna

rama,elsusurrodelosarbustos.Sonidosquecasiquedabanahogadosporelrumordelvientoentrelospinos.

—¿Gage?—gritóLouisconvozronca.Aladvertirloqueestabahaciendo—llamandoasuhijomuerto,enplenanoche—

seleerizóelpelo.Empezóatiritarinconteniblemente,comosipadecieraunasfiebresmortíferas.

—¿Gage?Lossonidossehabíanapagado.«Todavíano;aúnespronto.Nomepreguntescómolosé,perolosé.Nopuede

serGage.Es…otracosa.»EntoncesrecordóloqueledijoEllie:«Élgritó:"Lázaro,salfuera."Porque,sino

llegaallamarleporsunombre,sehabríanlevantadotodoslosqueestabanenaquelcementerio.»

Ahoravolvíanaoírseruidosalotroladodelostroncos.Alotroladodelabarrera.Casi—no del todo— sofocados por el viento. Como si algo ciego le persiguiera,movidopor instintos primarios.Su cerebro, hipersensibilizado, imaginabahorriblescriaturas:untopogigante,unenormemurciélagoaleteandoarasdelsuelo.

Louis salió de Pet Sematary andando hacia atrás, sin volver la espalda a lostroncos—aquelpálidofulgor,lívidodesgarrodelaoscuridad—hastaqueestuvounbuentrechodentrodelcamino.Allíapretóelpasoyunoscuatrocientosmetrosantesdesaliralaexplanadadesucasa,aúntuvofuerzasparaecharacorrer.

***

Louis lanzóelpicoy lapaladescuidadamenteal interiordelgarajey sequedóunos momentos en la puerta, mirando en la dirección por la que había venido, y,luego, al cielo. Eran las cuatro y cuarto y ya no podía tardar en amanecer. La luz

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debía de haber recorrido ya las tres cuartas partes del Atlántico; pero aquí, enLudlow,aúnimperabalanoche.Elvientonoamainaba.

Entróenelgaraje,avanzóatientasalolargodelaparedyabriólapuertatrasera.Cruzólacocinasinencenderlaluzysemetióenelpequeñocuartodebañocontiguoalcomedor.AllíencendiólaluzyloprimeroqueviofueaChurchenroscadoencimadeldepósitoymirándoleconaquellosojosterrosos,entreamarillosyverdes.

—Church,creíquealguientehabíasacado.Elgatolemirabadesdeloaltodeldepósito.Sí;alguienhabíasacadoaChurch.Él

habíasacadoaChurch,lorecordabaperfectamente.Comorecordabahabermandadoarreglarelcristaldelaventanadelsótanoypensadoentoncesqueyaestabaresueltoelproblema.Pero,¿aquiénpretendíaengañarconeso?CuandoChurchqueríaentrar,Churchentraba.PorqueahoraChurcheradiferente.

Eso no importaba. Con esta abulia y este agotamiento, nada parecía importar.Ahora se sentía infrahumano como uno de esos estúpidos zombies de película deGeorgeRomero, o alguien salido del poema de los hombres vacíos deT. S. Eliot.«HubieratenidoqueserunpardeásperasgarrasquecorrieranporelPequeñoDiosPantanoyelcementeriomicmac»,pensóriendoentredientes.

—Una cabeza llena de serrín, Church —dijo con aquella voz destempladamientrassedesabrochabalacamisa—.Esesoyyo.Puedesestarseguro.

Teníaunhermosocardenalsobrelascostillasdelladoizquierdoylarodillaquechocaracontralalápidaestabahinchándosecomoungloboymostrabaunfeotonomorado.Louis supusoque en cuantodejaradedoblarla, la articulación lequedaríatiesa, como si la hubieran metido en cemento. Parecía una de esas lesiones querecuerdasduranteelrestodetuvida,sobretodocuandoamenazalluvia.

Alargó el brazo para acariciar aChurch, pues necesitaba un poco de consuelo;peroelgatosaltóalsuelotambaleándoseconaquelairedeborrachoquenadateníadefelino,lanzandoaLouisunaamarillamiradadeindiferenciaalsalir.

Enelbotiquínhabíalinimento.Louisbajólatapadelatazadelaseo,sesentóyseuntólarodilla.Luego,conmanotorpe,sediounafriegaenlosriñones.

Luego,fuealasala,encendiólaluzdelvestíbuloysequedóunosmomentosalpie de la escalera, mirando en torno con expresión estúpida. ¡Qué extraño se leantojaba todo!Allímismo estaba él la víspera deNavidad, cuando dio el zafiro aRachel.Lollevabaenelbolsillodelabata.Aquéllaeralabutacaenlaquetratódeexplicar a Ellie lo que era la muerte cuando Norma Crandall tuvo la embolia.Explicaciónqueahoraélmismonohabíapodidoaceptar.Enaquelrincónestabaelárbol deNavidad, el pavo de papel charol recortado porEllie—el que aLouis leparecía una especie de cuervo futurista— estaba pegado con cinta adhesiva a esaventanay,muchoantes,enaquellasalanohabíamásqueunacoleccióndecajasdelaagenciadetransportesqueconteníanlosenseresdelafamilia,acarreadosatravésde

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medio continente.Ahora recordaba haber pensado que, embalados de aquelmodo,susefectosparecíaninsignificantes,unpequeñobaluarteentresufamiliaylafrialdaddelmundoexterior,dondenoseconocíasunombrenisuscostumbres.

Quélejanoparecíatodo…YcómodeseabaahoranohaberoídohablarnuncadelaUniversidaddeMaine,nideLudlow,nideJudyNormaCrandall,ninada.

Subiólaescalera.Enelcuartodebaño,arrimóeltaburetealarmario,sesubióaélybajóelmaletínnegroqueguardabaenloalto.Selollevóaldormitorio,sesentóyempezóarevolverensuinterior.Sí;habíajeringuillasy,entrelosrollosdevendas,esparadrapos, pinzas, tijeras y bolsas estériles de material quirúrgico, había variasampollasdesustanciamuymortífera.

Porsihacíafalta.Louiscerróelmaletínylodejóal ladodelacama.Apagólaluzdeltechoyse

tendióenlacamaconlasmanosenlanuca.Aqueldescansoeraunadelicia.Sepusoa pensar otra vez en DisneyWorld. Se vio a sí mismo con un sencillo uniformeblanco,conduciendounafurgonetablanca,conelemblemadelasorejasde"Mickey"enlaportezuela.Exteriormente,nadadebíaindicarquesetratabadeunaambulancia,olaparroquiapodríaalarmarse.

Gage iba sentado a su lado, con la pielmuybronceaday el blancode los ojosazulado,rebosandosalud.Ahímismo,alaizquierda,estaba"Goofy"estrechandolamanoaunniñoquelemiraba,atónito.Másallá,"Pluto"posabaentredossonrientesabuelitas con pantalones mientras una tercera manejaba la cámara, y una niña,luciendosumejorvestido,gritaba:«¡Tequiero,"Tigger";tequiero,"Tigger"!»

Louisysuhijohacíanlaronda.Élysuhijoeranloscentinelasdeaquelpaísdefantasía, por el que patrullaban incansablemente en su furgoneta blanca, con losdistintivos rojos perfectamente disimulados para no llamar la atención. Ellos nobuscabanproblemas,peroestabandispuestosaafrontarlos,sisepresentaban.Porque,inclusoenunlugardedicadoataninocentesdiversiones,acechabaladesgracia.EsecaballerosonrientequeestabacomprandounrollodepelículaparalacámaraenMainStreetpodíacaeralsueloconlasmanosenelpechoalsufrirunataquealcorazón,olaseñoraembarazadaquebajabalasescalerasdeunacarrozapodíaempezaratenerdoloresdeparto, o esa jovencita tan lindacomounaportadadeNormanRockwellpodíasufrirunataquedeepilepsiayempezaragolpearelasfaltocon laszapatillascuando, de pronto, en su cerebro se cruzaran las señales. Insolaciones, colapsos,emboliasy,talvez,enunodeaquellosbochornososatardeceresdeOrlando,inclusounrayodelcielo.Y,sino,elmismoOz,elGgandeyTeggible,elquepodíaversepasearporlosalrededoresdelaestacióndelmonorraíldelReinodelaMagiaovolaralomosde"Dumbo",consumiradaestúpidayabúlica.LouisyGageyasehabíanacostumbradoasupresencia,eraunpersonajemásdelparquedeatracciones,como"Goofy", o "Mickey", o "Tigger" o el eminente señor "Donald". Pero con él nadie

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quería retratarse, ni presentarle a los niños. Louis y Gage le conocían; le habíanconocidoenNuevaInglaterratiempoatrás.Estabasiemprealerta,esperandoahogarteconuna canica, asfixiarte conuna bolsa del aspirador, electrocutarte con el primerenchufe.Lamuertepodíaestarenunabolsadecacahuetes,enuntrozodecarnequeseteatravesara,enelsiguientepaquetedecigarrillos.Siempreteandabarondando,de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujasinfectadas,insectosvenenosos,cablesmalaislados,incendiosforestales.Patinesquelanzabanaintrépidoschiquillosacrucesmuytransitados.Cadavezquetemetesenlabañeraparadarteunaducha,Ozteacompaña:duchaparados.Cadavezquesubesaunavión,Ozllevatumismatarjetadeembarque.Estáenelaguaquebebesyenlacomidaquecomes.«¿Quiénandaahí?»,gritas en laoscuridadcuandoestás soloyasustado,yesélquienteresponde:Tranquilo,soyyo.Eh,¿cómovaeso?Tienesuncáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia!¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis!¡Ajajá,vamosallá!Unchorizoenunportal,conunanavajaenlamano.Unallamadatelefónicaamedianoche.SangrequehierveconácidodelabateríaenunarampadesalidadeunaautopistadeCarolinadelNorte.Puñadosdepíldoras:anda,traga.Esetonoazuladodelasuñasquesiguealamuerteporasfixia;ensuúltimoesfuerzoporaferrarsealavida,elcerebroabsorbetodoeloxígenoquequedaenelcuerpo,inclusoel de las células vivas que están debajo de las uñas.Hola, chicos,me llamoOz elGgandeyTeggible,peropodéisllamarmeOzasecas.Alfinyalcabo,somosviejosamigos.Pasabaporaquíyheentradounmomentoparatraerteestepequeñoinfarto,este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto conhemorragiay,luego,inhalacióndehumotóxicoenOmaha.

Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, "Tigger", te quiero! ¡Creo en ti,"Tigger"!¡Siempretequerréycreeréenti,yseguirésiendoniña,yelúnicoOzquehabitaráenmicorazónseráesesimpáticoimpostordeNebraska!Tequiero…»

Vamos patrullando,mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni laguerra,sinolanobleyterriblebatallasinesperanzacontraOz,elGgandeyTeggible.ÉlyyopatrullamosennuestrafurgonetablancabajoelcieloradiantedeFlorida.Yelfarorojoestá tapado,perosigueallíporsi lonecesitamos…,ynadie tieneporquésaberlo,porqueelcorazóndelhombreesmásárido;elhombrecultivaaquelloquepuede,ylo"cuida".

Conestosembarulladospensamientos,LouisCreedibaresbalandohaciaelsueñoydesconectandoclavijasconelmundoreal,líneaalínea,hastaquesumentequedóenblancoyelagotamientoloarrastróalainconsciencia.

***

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Pocoantesdequelasprimerasseñalesdelamanecerasomaranenelcieloporeleste, se oyeron pisadas en la escalera. Eran lentas y torpes, pero decididas. Unasombrasedeslizóentre lassombrasdelpasillo.Conellaveníaunolor…unhedor.Louis,aúnenaquelsueñoprofundo,gruñóysevolviódeespaldasaaquelolor.Seoíaunarespiraciónlentayregular.

La figurapermaneció inmóvil unosmomentos frente a la puertadel dormitorioprincipal. Luego, entró. Louis tenía la cara hundida en la almohada. Unas manosblancasseacercaronalmaletínqueestabajuntoalacama,yseoyóelchasquidodelcierre.

Unligerotintineoalserrevueltosucontenido.Lasmanos exploraban, apartandomedicamentos, ampollas y jeringuillas sin el

menorinterés.Luego,encontraronalgoylolevantaron.Alaluzdelamanecerbrillóunreflejoplateado.

Lafigurasaliódelahabitación.

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TERCERAPARTEOZELGGANDEYTEGGIBLE

Jesússeestremecióy,llenodedolor,seacercóalsepulcro.Ésteeraunacuevaconuna

piedrapuestaenlaentrada.DijoJesús:«Quitadlapiedra.»

Martadijo:«Señor,yahuele,puesestádecuatrodías.»

Y,cuandohuborezado,Jesúsdijoconvozfuerte:«¡Lázaro,salfuera!»Ysalióelmuerto

atadodepiesymanosconvendasyenvueltalacaraenunsudario.

Jesúslesdijo:«Desatadleparaqueande.»

EvangeliodeSanJuan(paráfrasis)

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—Ahoraacaboderecordarlo—dijoellahistérica—.¿Porquénolopenséantes?¿Porquénolopensastetú?

—¿Pensar?¿Enqué?—preguntóél.—Enlosotrosdosdeseos—repusoellaconrapidez—.Sólohemos

gastadouno.—¿Yaúnnotienesbastante?—preguntóél,furioso.

—No—exclamóellaentonotriunfal—;pediremosotromás.Anda,dateprisa,bajaytráela,ypidequenuestrohijovuelvaalavida.

W.W.JACOBS,TheMonkey'sPaw

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JudCrandallsedespertóconunasacudidatanfuertequeestuvoapuntodecaerdelamecedora.Noteníaideadecuántoratohabíadormido;lomismopodíansertresminutos que tres horas. Miró el reloj y vio que eran las cinco y cinco. Tuvo lasensación de que todo lo que había en la habitación se habíamovido y le dolía laespaldadearribaabajo,dedormirsentado.

«¡Buenalahashecho,viejoestúpido!»Peroélsabíaquenoeraeso;enelfondo,élsabíaquenoeraeso.Nohabíasido

él.Élnosehabíadormidodurantelaguardia,sinoquelehabíandormido.Esto le asustaba, pero otra cosa le asustaba todavía más: ¿Qué fue lo que le

despertó?Teníalaimpresióndehaberoídoalgo,unsonidocomo…Contuvoelalientoysequedóescuchando.Elcorazónleretumbabaenlosoídos.Ahoraseoíaalgo;noeraelmismosonidoqueledespertó,peroeraalgo.Elleve

crujidodelosgoznesdeunapuerta.Judconocíacadaunodelossonidosdelacasa:sabíaquétablasdelsuelocrujían,

quépeldañodelaescalerachirriabayenquépuntodelcanalóndeltejadobramabaelvientocuandoseponíaasoplardefirme,comolanocheanterior.Yenseguidasupoquépuertaacababadecrujir.Eralapesadapuertadeentrada, laquecomunicabaelporcheconelvestíbulo.Y,coneste indicio,pudodeducircuáleraelsonidoque lehabía despertado: el producido por la lenta expansión del muelle de la puertamosquiteradelporche.

—¿Louis?—llamó,aunquesinconfiar.ElqueentrabanoeraLouis,sinoalguienenviadoacastigaraunviejoporsuorgulloysuvanidad.

Unospasosseacercabanlentamentealasala.—¿Louis?—intentódecirotravez,perosólolesalióungraznido,porqueahora

empezabaaolerloquehabíaentradoenlacasaenlahoraúltimadelanoche.Eraunolorinfecto,aaguacorrompida.

Juddistinguíaenlapenumbraelcontornodelosobjetos—lavitrinadeNorma,elaparador,lacómoda—peronolosdetalles.Tratódeponerseenpieconunaspiernasquenosentía,mientrassucerebrolegritabaquenecesitabamástiempo,queyaerademasiadoviejoparaenfrentarseconaquellootravezsinmástiempo.AúnrecordabaelhorrordecuandolodeTimmyBaterman,yJuderajovenentonces.

Se abrió lapuertaoscilantey entraronunas sombras, unamásconcretaque lasotras.

Dios,quéolor.Arrastrardepiesenlaoscuridad.—¿Gage?—Judconsiguiópor finponerse enpie.Por el rabillodelojo,vio el

cilindrodecenizadelcigarrilloenelcenicerodelatón—.Gage,¿erestú…?

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SonóunmaullidoespeluznanteyaJudleparecióqueloshuesosseleconvertíanenhielo.AquellonoeraelhijodeLouisqueregresabadelatumbasinounrepulsivodemonio…

No;tampoco.Era Church que estaba agazapado en la puerta del pasillo. Los ojos del gato

relucíancomodosbombillassucias.Luego,Judvolviólamiradahaciaelotroladoydistinguiólafiguraquehabíaentradoconelgato.

Jud empezó a retroceder, tratando de coordinar ideas, tratando de seguirrazonando,apesardeaquelolor.Yquéfríohacíaahora.Aquellohabíatraídoelfríoconsigo.

Jud se tambaleó—el gato se le enredaba entre las piernas haciéndole vacilar.Estabaronroneando.Judloapartódeunpuntapié.Elanimalleenseñólosdientesylanzóunbufido.

«¡Piensa,piensa,viejoestúpido!Talvezaúnnoseatarde…Talveznoseatarde,apesardetodo…havuelto,peropuedemorirotravez…Sitúpudieras…sipudieraspensar…»

Retrocedíahacialacocina,yentoncesrecordóelcajóndeutensiliosquehabíaalladodelfregadero.Guardabaunamedialunaenaquelcajón.

Susdelgadostobillostropezaronconlapuertaoscilantedelacocina.Judlaabrió.Lacosaquehabíaentradoenlacasaseguíaescondidaentrelassombras,peroJudlaoíarespirar.Yveíaoscilarunamanoblanca:habíaalgoenaquellamano,peroélnodistinguíaelqué.Lapuertavolvióacerrarsecuandoélentróenlacocinay,porfin,Judsevolviódeespaldasaellaycorrióhaciaelcajóndeutensilios.Loabrióysumanoencontróelgastadomangodemaderadelamedialuna.Loasióconfuerzaysevolvióhacialapuerta,yhastadiounospasoshaciaella.Habíarecobradopartedesuvalor.

«Recuerdaquenoesunniño.Puedequegriteo intentealgúntrucocuandoveaquelehasdescubierto,yhastallore.Perotúnotedejesengañar.Bastantesvecestehanengañadoya,viejo.Estuúltimaoportunidad.»

Lapuertaoscilantevolvióaabrirse,perodemomentosóloentróelgato.Judlomiróyenseguidavolvióalevantarlavista.

Lacocinaestabaorientadaal esteypor lasventanasentraba laprimera luzdelamanecer,débilygrisácea.Noeramucha,perosuficiente.Demasiada.

Entró Gage Creed, con el traje del entierro. Tenía musgo en las solapas y loshombrosyenlapecheradelacamisa.Supelorubioteníacostrasdebarro.Teníaunojovueltohacialaparedconterribleconcentración.ElotroestabafijoenJud.

Gagelesonreíaampliamente.—Hola, Jud —dijo Gage con una voz fina e infantil, pero perfectamente

inteligible—.Hevenidoamandaral infierno tucochinaalma.Unavezme jodiste.

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¿Creíasquenovendríaatomarmeeldesquite?Judlevantóelcuchillo.Adelante,sácalaya,quienquieraqueseas,yveremosquiénjodeaquién.—Normahamuerto,ynotienesanadiequetellore—dijoGage—.Peroellaera

unaputabarata.Seacostabacontodostusamigos,Jud,ydejabaqueselametieranporelculo.Eracomomáslegustaba.Ahoraestáenelinfierno,conartritisytodo.Yolaviallí,Jud.Yolavi.

Lafiguraavanzódospasos,dejandounashuellasdebarroenelgastadolinóleo.Traíaunamanotendidaylaotraescondidaalaespalda.

—Escucha, Jud—susurró. Y abrió la boca, enseñando sus blancos dientes deleche.Y,apesardequeloslabiosnosemovían,saliólavozdeNorma.

—¡Mereíadeti!¡Todosnosreíamosdeti!Nosreíiiiiiamos…—¡Basta!—Elcuchilloletemblabaenlamano.—Lo hacíamos en tu cama,Herk y yo lo hicimos y lo hice conGeorge y con

todos.Yosabíalodetusputas,perotúnosospechabasquetehabíascasadoconuna.¡Cómonosreíamos,Jud!Follábamostodosjuntosynosreíiiiiiamosde…

—¡BASTA! —gritó Jud abalanzándose sobre la pequeña figura del traje deamortajar sucio,y fueentoncescuandoelgato salióde laoscuridad,dedebajodelbancodondeestabaescondido.Bufabacon lasorejasaplastadascontraelcráneo,yderribó a Jud limpiamente. El cuchillo le salió disparado de la mano y resbalórodando por el gastado linóleo.El asa tropezó con la pata de lamesa y se deslizódebajodelfrigorífico.

Jud comprendió que le habían engañado otra vez, y su único consuelo fue queéstaseríalaúltima.Elgatoestabaencimadesuspiernas,conlabocaabierta,losojosllameantes y silbando como una tetera. YGage se le vino encima, con una negrasonrisadealegría,losojosrasgadosyribeteadosderojo.Entoncessacólamanoquellevaba a la espalda, y Jud vio que aquella mano sostenía un bisturí sacado delmaletíndeLouis.

—¡Ay, Jesús!—exclamó Jud, levantando la mano derecha para protegerse delgolpe.Yentoncesseprodujounailusiónóptica,sindudasehabíavueltoloco,porqueparecíaqueelbisturíestabaenunouotroladodesumanoalavez.Entoncesalgocalienteempezóagotearleenlacara,yJudcomprendió.

—¡Voy a follar contigo, viejo! —gritaba el engendro echándole a la cara sualientonauseabundo—.Voyafollarcontigo,afollarcontigo…¡Cuantoquiera!

Jud sedebatióy agarró aGagepor lamuñeca, pero sequedócon lapiel en lamano.

Elbisturífueretiradoviolentamente,dejándoleunaheridavertical.—¡CUANTO…QUIERA!ElbisturícayósobreJudotravez.

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Yotra.Yotra.

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—Aver,señora,pruebeotravez—dijoelcamionero,inclinadosobreelmotordelcochealquiladoporRachel.

EllahizogirarlallaveyelChevetterugióconbrío.Elhombrecerróelcapóyseacercó a la ventanilla, limpiándose los dedos con un gran pañuelo azul. Tenía unacaratoscaysimpáticayllevabaunagorradeviseraenlacoronilla.

—Muchísimasgracias—dijoRachel, casi llorando—.Yonohabría sabidoquéhacer.

—Eso podía arreglarlo un niño—respondió el camionero—. Pero es curioso.Nuncahabíavistoesefalloenuncochetannuevo.

—¿Quétenía?—Puesuncablede labatería suelto.Nadiehabráestadohurgandoenel coche,

¿verdad?—No—dijoRachel,yvolvióapensarenaquellasensacióndeestarprendidaen

labandaelásticadeltiragomasmásgrandedelmundo.—Habrásidolavibración;peroyanotendrámásproblemasconloscables.Selos

heapretadobien.—¿Aceptaríadinero?—preguntóRacheltímidamente.Elcamionerosoltóunacarcajada.—No,señora;nosotrossomosloscaballerosandantesdelacarretera,¿recuerda?—Muchasgracias—sonrióella.—Notienedequédarlas.—Elhombrelededicóunaampliasonrisaqueeracomo

unincongruenterayodesolaaquellahoradelamadrugada.Rachelsonrióasuvezycruzóconprecauciónelaparcamientoendirecciónala

carreteradeaccesoalaautopista.Miróaderechaeizquierdaantesdesaliry,cincominutosdespués,estabaotravezcirculandoporlaautopista,endirecciónalnorte.Elcafélahabíadespejadomásdeloquecreía.Sesentíacompletamentedespierta,sinasomodemodorrayconunosojoscomoplatos.Volvióaexperimentaraquellaligeradesazón,aquellaabsurdasensacióndequealguienlamanipulaba.Aquelcablequesesoltódelterminalsinmásnimás…

Sólopararetrasarlalosuficientepara…Seechóareírnerviosamente.Losuficiente,¿paraqué?«Paraquesucedieraloirrevocable.»Quéestupidez.Eraridículo.Noobstante,Racheldiomásgasalcoche.Alascinco,mientrasJudtratabadeesquivarunbisturírobadodelmaletíndesu

buenamigo,eldoctorLouisCreed,ymientrassuhijadespertabaerguidaenlacama,chillando bajo los efectos de una pesadilla que, por fortuna para ella, no podríarecordardespués,RachelsaliódelaautopistaporeldesvíodeHammondStreetque

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discurríacercadelcementeriodondeunazadóneraloúnicoqueestabaenterradoenelataúddesuhijo,ycruzóelpuentedeBangor-Brewer.Alascincoycuarto,estabaenlacarretera15,rumboaLudlow.

***

Iría directamente a casa de Jud. Por lo menos, cumpliría aquella parte de supromesa. El Civic no estaba en la avenida del jardín, de todos modos. Claro quepodíaestarenelgaraje.Perolacasaparecíaabandonada.NohabíaindicioalgunodequeLouishubieravuelto.

Rachelaparcódetrásde la furgonetadeJudyseapeódelChevettemirandoenderredor con precaución. El rocío centelleaba en la hierba a la luz diáfana de lamañana.Cantóunpájaro,peroenmudecióenseguida.En lascontadasocasionesenque,desde la adolescencia, había estado levantada a aquellahoradel amanecer sinmotivo justificado, Rachel siempre experimentó una sensación de soledad yexaltaciónalavez:unsentimientoparadójicodecontinuidadyrenovación.Pero,estamañana,nosentíanadatanlimpioypuro.Sóloaquellavagainquietudquenopodíaatribuir por completo a las últimas y terribles veinticuatro horas y a su recientedesgracia.

Subiólasescalerasdelporcheyabriólapuertamosquitera,ysedispusoatocareltimbre.Recordabaque le encantóaquel timbre laprimeravezque fueconLouisacasadelosCrandell;lohacíasgirarhacialaderechayemitíaunsonidofuerteperoarmonioso,anacrónicoperoencantador.

Acercó lamano al timbre, pero entoncesmiró al suelo del porche y frunció elentrecejo.Habíabarroen la alfombra.Eranhuellasdepisadasqueveníandesde lapuertamosquiterahastaallí.Huellaspequeñas.Alparecer,depisadasdeniño.Peroellahabíaviajadotodalanocheysabíaquenohabíallovido.Viento,perolluviano.

Sequedómirandolashuellasmuchorato—enrealidad,demasiado—ydescubrióque teníaquehacerunesfuerzoparaacercar lamanoal timbre.Loasió…y luegoretirólamano.

«Lo que ocurre es que me resisto a tocar el timbre con este silencio.Probablemente,élsehabráacostadoapesardetodoytalvezledéunsusto…»

Peronoeraesoloqueellatemía.Estabanerviosayunpocoasustadadesdequesediocuentadequeeraincapazdemantenersedespierta;peroestemiedodeahoraera distinto y se lo provocaban aquellas pisadas. «Unas pisadas que eran deltamaño…»

Sucerebrotratódebloquearelpensamiento,peroestabacansadoytorpe.«…delospiesdeGage.»«Oh,basta,¿esquenopuedesdejareso?»

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Alargóelbrazoehizogirarlapalancadeltimbre.Elsonidoeraaúnmásfuertedeloqueellarecordaba,ymenosmusical:ungrito

ásperoysofocadoenel silencio.Rachel saltóhaciaatrás, lanzandouna risitaen laquenohabíaniasomodehumor.SequedóesperandooírlospasosdeJud,peronohabíapasos.Silencioymássilencio,yRachelyaempezabaapreguntarsesitendríavalorparahacergirarnuevamentelamanivelacuandodetrásdelapuertaseoyóunsonido,unsonidototalmenteinesperado.

¡Uaou…!¡Uaou…!¡Uaou…!—¿Church?—preguntóRachel,sorprendidaydesconcertada.Arrimólosojosal

cristal,pero,naturalmente,noseveíanada.Elcristaldelapuertaestabacubiertoporunvisilloblanco,obradeNorma.Pero¿estásahí,Churcht

¡Uaou!Rachel empujó la puerta. Estaba abierta. Church se hallaba sentado en el

vestíbulo, con la cola recogida alrededor de las patas. Tenía unas estrías de algooscuro en el pelo. Barro, pensó Rachel, y entonces vio que las gotitas de líquidoprendidasenelbigoteeranrojas.

Elgatoempezóalamerseunapata,sindejardemiraraRachel.—¡Jud…!—llamóella,realmentealarmada,desdeelumbral.Lacasanolediorespuesta.Sólosilencio.Racheltratódepensar,pero,depronto,sucerebrohabíaempezadoallenarsede

imágenesdesuhermanaZelda,queleimpedíancoordinarideas.Cómoseleretorcíanlasmanos.Cómosegolpeabalacabezacontralaparedcuandoseenfadaba;elpapelestabarotoyelyeso,agrietado.PeroahoranoeraelmomentodepensarenZelda.¿YsilehabíaocurridoalgoaJud?Quizásehabíacaído.Eraunanciano.

«Tienesquepensareneso,noenlossueñosqueteníasdeniña,dequeabríaselarmario yZelda se te echaba encima, sonriendo tétricamente con la cara negra, dequeestabasen labañerayveías susojosque temirabanporeldesagüe,deque laencontrabasenelsótanoagachadaalladodelacaldera,deque…»

Churchabriólaboca,enseñandosusafiladosdientesygritó¡Uaou!otravez.«TeníarazónLouis,nodebimosoperarle.Eseanimalnohavueltoaserelmismo.

PeroLouisdijoque lequitaríasus instintosagresivos.Aunqueenesoseequivocó.Churchsiguecazando.Yhasta…»

¡Uaou!,hizonuevamenteelanimal.Luego,diomediavueltaysubiórápidamentelaescalera.

—¿Jud?—gritóRachel—.¿Estásahí?¡Uaou!,gritóelgatodesdeloaltodelaescalera,comoparaconfirmárselo.Luego,

desaparecióporelpasillo.«¿Ycómohabráentrado?¿LeabriríaJud?¿Porqué?»Rachel hacía oscilar el cuerpo sobre sus pies, indecisa. Lo peor era que todo

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aquelloparecía…,parecíapreparado,comosialguienquisieraqueellaestuvieraallíy…

Yentoncesseoyóunquejidoenelpisodearriba,unquejidobajoydolorido:eralavozdeJud,sinduda.«Sehacaídoenelcuartodebaño,ohatropezadoconalgoyseharotounapiernaolacadera.Losviejostienenloshuesosfrágiles,ytúquéestáshaciendoaquí,mujer,moviendoelcuerpocomosituvierasganasdeirallavabo.Esoque el gato tenía en el pelo era sangre. ¡Jud se ha hecho daño y tú te quedas ahíplantada!¿Quétepasa?»

—¡Jud!Volvióaoírseelquejidoyellasubiólaescaleracorriendo.Rachel nunca había estado en el piso de arriba. La única ventana del pasillo

estabaorientadaaponienteyentrabatodavíamuypocaluz.Elpasillodiscurríajuntoal hueco de la escalera hacia la parte trasera de la casa, y la barandilla de cerezorelucía levementeconfinaelegancia.En laparedhabíaungrabadode laAcrópolisy…

("esZelda,quedurantetodosestosañosha,estadopersiguiéndoteyahoraabriráuna puerta y allí estará, jorobada y oliendo ameados y amuerte, esZelda que hallegadosuhorayporfintetieneensupoder")

…lavozvolvióaquejarselevemente,detrásdelasegundapuertadeladerecha.Rachelsedirigióhacialapuerta.Sustaconesrepicabanenelsuelodemadera.Le

parecíaqueentrabaenotradimensión,peronoeraunadimensiónde tiemponideespacio,sinodetamaño.Estabaencogiéndose.ElcuadrodelaAcrópolisestabacadavezmás alto, y aquel picaporte de cristal tallado le quedaba casi a la altura de losojos.Sumanoseacercóaél…pero,antesdequepudieratocarlo,lapuertaseabrióbruscamente.

Zeldaestabaallí.Su cuerpo estaba tan atrozmente contrahecho que parecía el de una enana de

menosde setenta centímetrosy, poruna razón inexplicable, llevaba elmismo trajeconelquehabíanenterradoaGage.PeroeraZelda,desdeluego,quelamirabaconuna alegría malsana en su cara lívida; Zelda que gritaba: «Por fin he venido abuscarte,Rachel,yvoyaretorcertelaespaldaynuncamástelevantarásdelacama,NUNCAMÁSTELEVANTARÁSDELACAMA…»

Churchestabasubidoasushombros,yentonceslacaradeZeldasetransformó,yRachel,mudadehorror,vioquenoeraZelda—¡quéestúpidaequivocación!—,sinoGage.Y su cara no estaba lívida, sino sucia,manchadade sangre.Y terriblementehinchada,comosihubierasidodestrozadayluegorecompuestaporunasmanosrudaseindiferentes.

Ellagritósunombreyabriólosbrazos.Élcorrióhaciaellaconunamanoenlaespalda,comosiescondieraunramodefloresquehubierarecogidoenelpradodeun

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vecino.—¡Tetraigounacosa,mami!—gritaba—.¡Tetraigounacosa,mami!¡Tetraigo

unacosa!¡Tetraigounacosa!

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Cuando Louis Creed se despertó, el sol le daba de lleno en los ojos. Trató deincorporarseehizounamuecaalsentircomountrallazoenlaespalda.Eraundolorinsoportable.Dejócaerlacabezaenlaalmohadaysemiró.Estabavestido.Joder.

Sequedó inmóvilunbuen rato,disponiéndosea luchar contra la rigidezque leatenazabatodoslosmúsculos,ysesentóenlacama.

—Oh,mierda—murmuró.Duranteunossegundos,lahabitaciónoscilóantesusojos suave pero perceptiblemente. La espalda le latía como una muela podrida ycuandomovíalacabezaleparecíaquelosmúsculosdelcuellohabíansidosustituidosporhojasdesierra.Perolopeoreralarodilla.Ellinimentonolehabíahechonada.Debió ponerse una inyección de cortisona. La hinchazón le tensaba la tela delpantalón.Allídentroparecíahaberunglobo.

—Puesvayasimelocasqué—murmuró—.¡Ay,ay,ay…!¡Québárbaro!Dobló la rodillamuydespacio, para sentarse en el bordede la cama.Tenía los

labios blancos de tanto apretarlos. Luego empezó a flexionarla un poco, dejandohablaraldolor,tratandodededucirdeéllagravedaddelalesión,sipodría…

«¡Gage!¿HavueltoGage?»Esto le hizo ponerse en pie a pesar del dolor.Cruzó el dormitorio renqueando,

salióalpasilloyentróenlahabitacióndeGage.Miróentornoansiosamente,conelnombredesuhijoenloslabios.Perolahabitaciónestabavacía.Luego,seasomóalahabitacióndeEllie,tambiénvacía,yaladeloshuéspedes.Estaúltima,quedabaalacarretera,tambiénestabavacía;pero…

Habíauncochedesconocidoparadoenfrente,detrásdelacamionetadeJud.—¿Yqué?Puesqueuncochedesconocidosólopodíaacarrearproblemas.Eso.Louisapartólosvisillosymiróelcocheconatención.Erapequeño,unChevette

azul.Y,enroscadoeneltecho,dormidoalparecer,estabaChurch.Locontemplólargamenteantesdesoltarelvisillo.Judteníavisita,simplemente.

¿Yqué?Además,quizáaúneratempranoparapreocuparseporloquefueraaocurrirconGage.Churchnovolvióhastacasilauna,yahorasóloeranlasnueve.Lasnuevedeunahermosamañanademayo.Bajaríaalacocina,haríacafé,sacaríalaesterillaeléctricayselapondríaenlarodilla,y…

«¿…yquéhaceChurchencimadeesecoche?»—Oh,andaya…—dijoenvozaltaysefueporelpasillo,cojeando.Losgatos

duermenencualquiersitio,poralgosongatos.«SalvoqueChurchyanocruzabalacarreteraparanada,¿recuerdas?»—Olvídaloya—murmuró,yseparóamitadde laescalera(quebajabacaside

lado).Estabahablandosoloyesoeramalsíntoma.Esosignificaba…

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¿Quéeraloquevioenelbosquelanochepasada?Elpensamientoleacometióbruscamente,haciéndoleapretarloslabioslomismo

queeldolordelarodillacuandofueasaltardelacama.Aquellolohabíasoñado.ElsueñodeDisneyWorldparecíafundirsesinsolucióndecontinuidadconunsueñodeaquellaaparición.Habíasoñadoqueaquelloletocaba,echandoaperderparasiempretodos sus sueños hermosos y corrompiendo todas sus buenas intenciones. Era el"wendigo",quelehabíaconvertidonoyaencaníbal,sinoenpadredecaníbales.Enelsueño,élestabaenelCementeriodeAnimales,peronoestabasolo,sinoconBillyTimmyBaterman.YconJud,que teníacarademuertoy llevabaasuperro"Spot"atadoconuntrozodecuerdadetenderlaropa.AllíestabaLesterMorgan,consutoro"Hanratty"sujetoaunacadenaderemolcarcoches."Hanratty"estabatendidodeladoylesmirabaconunfurorestúpidodedrogado.YtambiénestabaRachel,queporlovistosehabíaderramadoelfrascodecatsupolamermeladadegrosellaenelvestido,porqueloteníamanchadoderojo.

Y, detrás del montón de troncos, alzándose con estatura titánica, con la pielamarilla y cuarteada como la de un reptil, unos ojos como faros antiniebla concaperuzayaquellasorejasquenoeranorejassinograndescuernosdecarnero,estabael"wendigo",unanimalconaspectodelagartonacidodemujer,quelosseñalabaconundedocartilaginoso,deuñapuntiaguda,yellosalzabanlacaraparamirarle…

—Déjaloya—susurró,yseestremecióaloírsupropiavoz.Ahorairíaalacocinay se prepararía un desayuno, como si aquél fuera un día cualquiera. Un buendesayuno de soltero, lleno de reconfortante colesterol. Un par de huevos fritos ybocadillosdefiambreconunarodajadecebollatiernacadauno.Olíaasudor,atierray a inmundicias, pero la ducha la reservaba para después; por el momento, no sesentíaconánimodedesnudarse,inclusotalveztuvieraquesacarelbisturíparacortarelpantalóny liberarsumaltrecharodilla.Erauna lástimatratarasíun instrumentaltanbueno;peroenlacasanohabíacuchilloquecortaralagruesalonadelpantalónvaqueroylastijerasdelabordeRachel,muchomenos.

Peroloprimero,eldesayuno.Cruzólasaladandounrodeoporlapuertaprincipalparamirarelpequeñocoche

azulparadodelantedelacasadeJud.Estabacubiertoderocío,locualindicabaquellevaba allí un buen rato. Church seguía en el techo, pero ya no dormía, sino queparecíamirarfijamenteaLouisconsusfeosojosamarillentos.

Louis se retiró de la puerta apresuradamente, como si le hubieran pilladofisgando.

Entróenlacocina,sacóunasartén, lapusoenelfogón, tomódoshuevosde lanevera.Lacocinaestaba limpia, clara, luminosa.Louis tratóde silbar—unsilbidoambientaría la mañana—, pero no pudo. Las cosas parecían estar bien, pero noestabanbien.Sentía lacasa terriblementevacía,yel trabajode lanocheanterior le

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pesabaenloshuesos.Lascosasestabanmal,muymal;percibíaunasombraquesecerníasobreélysintiómiedo.

Entrócojeandoenelcuartodebañoysetomóunpardeaspirinasconunvasodezumodenaranja.Cuandovolvíaalacocina,sonóelteléfono.

Nocontestó enseguida, sinoque lomiró sintiéndose lentoy estúpido, comouncretinoquejugaraaalgosinsaberlasreglas.

«Nocontestes,noseteocurracontestar,porquetevanadarlamalanoticia,ahíestáelfinaldelacorreaquetearrastrahaciaelotroladodelaesquina,dondeestálooscuro,yestoysegurodequeno tienesganasdever loquehayallí,Louis,seguroqueno,demaneraquenocontestesysalcorriendo,elcocheestáenelgaraje,subeaélylárgate,peronocontestesalteléfono…»

Louis cruzó la habitación y levantó el auricular, apoyando una mano en lasecadora,comotantasotrasveces.EraIrwinGoldman,yenelmomentoenqueIrwindecía hola, Louis vio las pisadas que cruzaban el suelo de la cocina—huellas debarrodeunospiespequeños—ysintióqueelcorazónseleparalizabayquelosojosse le salían de las órbitas, y pensó que si en aquelmomento se hubieramirado alespejohabríavistounacarasacadadeungrabadodeunmanicomiodelsigloXVII.EranlaspisadasdeGage.Gagehabíaestadoallí,habíaestadoallídurantelanoche.Pero¿dóndeestabaahora?

—AquíIrwin,Louis…¿Louis…?Oiga…—Hola,Irwin—dijoél,sabiendoyaloqueibaadecirIrwin.Ahoraseexplicabalapresenciadelcocheazul.Ahoraseloexplicabatodo.

Lacorrea…,lacorreaquelearrastrabahacialaoscuridad…Ahoraavanzabadeprisa,unamanodelantedeotra.Ah,sipudierasoltarseantesdeverloquehabíaalfinal…Peroerasucorrea.Élselahabíabuscado.

—Creíquenoshabíancortado—dijoGoldman.—Esqueelteléfonomeresbalódelamano.—Louisteníalavozserena.—¿Rachelllegóbien?—Oh, sí—respondióLouis, pensando en el coche azul, en cuyo techo dormía

Church, aquel coche azul, tan quieto,mientras seguía con lamirada lasmarcas debarrodelsuelo.

—Tengoquehablarconella—dijoGoldman—.Cuantoantes.SetratadeEllie.—¿Ellie?¿QuétieneEllie?—CreoqueesconRachel…—Rachel no está aquí en estemomento—dijo Louis ásperamente—. Fue a la

tienda,abuscarlecheypan.¿QuélepasaaEllie?¡Vamos,Irwin!—Hemostenidoquellevarlaalhospital—dijoGoldmanaregañadientes—.Tuvo

unaseriedepesadillas.Estabahistéricaynoreaccionaba.Estaba…—¿Lahansedado?

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—¿Cómo?—Quesiledieronunsedante—dijoLouis,irritado.—Oh,sí,sí.Ledieronunapíldorayvolvióadormirse.—¿Dijoalgo?¿Quéfueloquelaasustó?—Losnudillosdelamanoquesostenía

elteléfonoestabanblancos.Enelotroextremodelhilosehizoelsilencio,unsilenciolargo.EstavezLouis

noapremióaIrwin,pormásquelodeseaba.—Eso fue lo que asustó aDory—dijo Irwin al fin—.Ellie dijomuchas cosas

antes de ponerse… Antes de que el llanto le impidiera hablar. La misma Doryestaba…,yasabes.

—¿Quédijo?—DijoqueOzelGrandeyTerriblehabíamatadoasumadre.Peronolodijoasí.

Dijo… dijo «Oz el Ggande y Teggible» que era como lo decía nuestra otra hija.NuestrahijaZelda.Louis,yopreferiríapreguntarleestoaRachel,pero,dime,¿quésabeEileendeZeldaydelaformaenquemurió?

Louisteníalosojoscerrados.Elmundoparecíaoscilarligeramentebajosuspies,ylavozdeGoldmanparecíallegarleatravésdeunaespesaniebla.

Talvezoigassonidoscomodevoces,peronosonmásquelossomormujosdelladodeProspect.Elecollegalejos.

—Louis,¿estásahí?—¿Se pondrá bien? —preguntó Louis. Su propia voz sonaba lejana—. ¿Han

hechoundiagnóstico?—Untraumapsíquicoprovocadopor lamuertedesuhermano—dijoGoldman

—.Lahavistomipropiomédico,Lathrop.Esmuybueno.Dijoqueteníaungradodefiebreyquecuandodespertaraestatardequizánoseacordaradenada.PeroamímeparecequeRacheldeberíavolver.Louis,estoyasustado.Ytútambiéndebesvenir.

Louisnorespondió.ElojodeDiosmiraalgorrión,oesodecíaelbuenreyJaime.PeroLouis,unsermuyinferior,mirabalashuellasdebarro.

—Gagehamuerto,Louis—decíaGoldman—.Comprendoqueaceptaresotieneque sermuyduro, tantoparaRachelcomopara ti.Perovuestrahijaestávivayosnecesita.

«Sí, lo acepto. Puede que seas un cabrito estúpido, Irwin, pero tal vez aquellapesadillaquevivistecontushijasundíadeabrilde1965tediociertacomprensión.Ellamenecesita,peroyonopuedoirporquemuchometemoquetengolasmanosmanchadasdelasangredesumadre.»

Louissemirabalasmanos.Mirabala tierraqueteníadebajodelasuñasqueseparecíanmuchoalatierradeaquellaspisadasquehabíaenelsuelodelacocina.

—Tienes razón —dijo—. Saldremos para allá en cuanto podamos. Quizálleguemosestamismanoche.Graciasportodo.

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—Hemos hecho lo que hemos podido—dijoGoldman—.Quizá es que somosmuyviejos.Quizá,Louis,esquesiemprelofuimos.

—¿DijoElliealgomás?—preguntóLouis.LarespuestadeGoldmanfuecomoeltañidodeunacampanaquetocaraamuerto

contralapareddesucorazón.—Muchascosas,peroloúnicoqueentendífue:«DicePascowqueyaestarde.»

***

Louis colgó el auricular y se fue hacia el fogón, como si pretendiera seguirpreparando el desayuno o recoger las cosas, no sabía exactamente, pero hacia lamitaddel trayecto sintióunvahído, se lenubló lavistay sedesmayó.Aquelloeradesmayarse, porque parecía que perdía el conocimiento. Caía y caía hacia lasprofundidades, entre nubes, dando vueltas y vueltas, hizo un "looping", un par depéndulos, un deslizamiento Immelmann… Luego cayó sobre la rodilla mala y elfogonazodedolorqueestalló en su cabeza lehizovolver en sí conunalarido.Sequedóunosinstantessinpodermoverse,conlágrimasenlosojos.

Luegoconsiguióponerseenpieysequedóbalanceándose.Perovolvíaatenerlacabezaclara.Porlomenos,esoyaeraalgo,¿no?

Sintióporúltimavezelimpulsodehuir,másimperiosoquenunca.Hastallegóapalparconlamanoelreconfortantebultodelasllavesdelcoche.SubiríaalCivicyseiríaaChicago.AllírecogeríaaEllie.ClaroqueGodmanyasabríaquealgoandabamal,quealgoestabaterriblementemal;pero,apesardetodo,selallevaría…Sieranecesario,laraptaría.

Luego,dejócaerlamano.Loquesofocóelimpulsonofueniunasensacióndefutilidad, ni un sentimiento de culpabilidad, ni la desesperación, ni el profundocansancio.Fueronaquellasmarcasdebarroenelsuelodelacocina.Mentalmente,lasviorecorrertodoelpaís—primero,hastaIllinois,después,hastaFlorida—yportodoelmundosierapreciso.Loquetúadquieresteperteneceyloqueteperteneceacabasiempreporvolverati.

UndíaabriríaunapuertayallíestaríaGage,unaparodiademencialdesuantiguoser, conuna sonrisa siniestray sus clarosojos azules, turbiosymalévolos.OEllieabriría la puerta del baño para darse su duchamatinal y encontraría aGage en labañera,conelcuerpollenodebultosycosturones,limpioperoapestandoatumba.

Oh,sí;esedíallegaría,indudablemente.—¿Cómohepodidoser tanestúpido?—preguntóhablandosolootravez,y sin

queleimportara—.¿Cómo…?«Pena, Louis, no estupidez. Existe una diferencia…, pequeña pero vital. La

bateríadeesecementerioindiosubsiste.Ysupoderaumenta,dijoJud,yteníarazón,

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desdeluego,yahoratúformaspartedesupoder.Porquesehacebadoentudolor…Másaún,sehaduplicado,sehatriplicado,sehamultiplicadohastaelinfinito.Peronosólosealimentadedolor.Tambiénhadevoradoturazón.Ylabrechafuelafaltadeconformidad,algomuycorriente.Tehacostadoatumujerytehacostadotambiénatumejoramigo,ademásdetuhijo.Nimásnimenos.Cuandotedescuidasytardasmásdelacuentaenahuyentarloquevieneallamaratupuertaenplenanoche,loqueteencuentrasesesto:laoscuridadtotal.»

«Ahora debería suicidarme —pensó—, y seguramente estará en el programa,¿no? Tengo el equipo en el maletín. Todo ha estado muy bien traído desde elprincipio.El cementerio indio, el "wendigo", lo que sea, obligó al gato a salir a lacarretera,ytalvezobligótambiénaGage,ytrajoacasaaRachel,pero,esosí,cadacosa en sumomento. Sin duda está previsto queme suicide… y las ganas nomefaltan.»

«Peroanteshayquedejarlascosasbienarregladas,¿no?»TeníaqueocuparsedeGage.Gageandabaporahí.Enalgúnsitio.

***

Siguió las huellas por el comedor, la sala y la escalera. Allí estaban borrosasporqueél laspisóalbajar, sindarsecuenta.Entrabaneneldormitorio.«Haestadoaquí—pensóLouis,sorprendido—.Aquímismo.»Yentoncesvioelmaletínabierto.

Su contenido, que él mantenía siempre minuciosamente ordenado, estabarevuelto.PeroLouisnotardóendescubrirquefaltabaelbisturí,ysecubriólacaraconlasmanos,ysequedóunratosentadoenlacama,gimiendodedesesperación.

Luego,volvióaabrirelmaletínysepusoabuscar.Otravezabajo.Elchasquidodelapuertadeladespensaalabrirse.Eldeunarmarioqueseabría

ysecerraba.Elzumbidodelabrelataseléctrico.Porúltimo,lapuertadelgaraje.Ylacasaquedóvacíaalsoldemayo,tanvacíacomoaqueldíadeagostodelañoanterior,enqueesperabaasusnuevosocupantes…Comoesperaríaaotrosenel futuro.Talvez, una pareja de recién casados sin hijos (pero con ilusiones y proyectos). Unapareja jovenybrillantequebeberíavinoMondaviycervezaLöwenbräu.ÉlpodríasereljefedeldepartamentodecréditosdelBancodelNordesteyella,diplomadaenhigienedentalocon tresañosdeprácticadeayudantedeloptometrista.ÉlcortaríaleñaparalachimeneayellallevaríapantalóndepanaconpetoyrecogeríahierbasdeotoñoenelcampodeMrs.Vinton,parahaceruncentrodemesa,conelpelopeinadoconcoladecaballo,unanota luminosabajoelcielogris, totalmenteajenaalbuitreinvisiblequeplaneabaenlasalturas.Losnuevosdueñosdelacasasefelicitaríandesu faltade supersticióny su sensatezalhabersequedadocon lacasaapesarde su

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historia.Diríanasusamistadesquehabíasidounagangayharíanchistesacercadelfantasma del desván, y todos tomarían otra Löwenbräu y otra copa deMondavi yquizájugaranalchaqueteoalascartas.Yquizátuvieranperro.

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Louis se paró en el bordillo para que pasara un camión Orinco cargado defertilizante,queveníazumbando,ycruzólacarreteraendirecciónalacasadeJud,arrastrandosusombraqueapuntabaaloeste.LlevabaenlamanounalataabiertadeCalo,alimentoparagatos.

Church,alverleacercarse,seirguióconmiradaalerta.—Hola,Church—dijoLouiscontemplandolasilenciosacasa—.¿Quierestomar

unbocadito?PusolalataencimadelmaleterodelChevetteysequedómirandocómoChurch

saltabarápidamentedeltechodelcocheyempezabaacomer.EntoncesLouismetióla mano en el bolsillo de la chaqueta. Church volvió la cabeza, tensando losmúsculos,comosilehubieraleídoelpensamiento.Louissonrióysealejódelcoche.Churchvolvióacomer,yLouissacóunajeringuilladelbolsillo,rompiólabolsadepapel y la llenó con 75 miligramos de morfina. Volvió a guardar la ampollamultidosisenelbolsilloyseacercóaChurchqueunavezmás lemiróconrecelo.Louissonrióalgatoydijo:

—Come,come,Church.Así,muybien…Ajajá,vamosallá.—Acaricióellomodelanimal,sintiócómoéstesearqueabaycuandoChurchvolvióacomer,Louisleagarróporlashediondasancasyhundiótodalaagujaenelmuslo.

Churchparecióelectrizarse.Sedebatía,bufabayarañaba.PeroLouisnolesoltóhastaquehubovaciadolajeringuilla.EntoncesChurchsaltóalsuelosilbandocomouna tetera y mirándole con furia y rencor en sus ojos turbios. Aún tenía la agujaclavadaylajeringuillacolgandoqueluegosedesprendióyserompió.Noimportaba.Louisteníamás.

Elgatosefuehacialacarretera,luegodiomediavueltayregresóalacasa,comosi recordase algo. A mitad de camino, empezó a tambalearse como un borracho.Llegóhastalaescalera,subióelprimerpeldañoycayó,quedandotendidodeladoenlasendadecemento,respirandodébilmente.

Louismiróal interiordelChevette.Porsinecesitabaconfirmaciónde loque leanunciabaaquellapiedraqueteníaenlugardecorazón,allíestabaelbolsodeRachel,elpañuelodelcuelloyunfajodepasajesdeaviónqueasomabandeunacarpetadeDeltaAirlines.

Cuando Louis se volvió otra vez hacia el porche, el costado de Church habíadejadodetemblar.Churchhabíamuerto.Otravez.

Pasandoporencimadeél,Louissubiólasescalerasdelporche.—¿Gage?Elrecibidorestabafresco.Frescoyoscuro.Lapalabracayóenelsilenciocomo

unapiedraenunpozoprofundo.Louisarrojóotra.

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—¿Gage?Nada.Noseoíanieltictacdelrelojdelasala.Nadielehabíadadocuerdaaquella

mañana.Perohabíahuellasdebarroenelsuelo.Louisentróenlasala.Olíaatabacofríoyrancio.ViolamecedoradeJuddelante

del mirador. Estaba ladeada, como si se hubiera levantado bruscamente. Había unceniceroenelalféizardelaventana,conunperfectocilindrodeceniza.

«Jud estuvo aquí sentado vigilando. ¿Vigilando el qué? Vigilando la carretera,desdeluego,paravermellegar.Peronomevio.Lociertoesquenomevio.»

Louis vio las cuatro latas de cerveza bien alineadas. No eran suficiente parahacerle dormir, pero tal vez se levantó para ir al cuarto de baño.De todosmodos,demasiadacasualidad.

Lashuellasseacercabanalsillón.Mezcladasconlashuellashumanas,seveíanotras, más borrosas, de patas. Como si Church hubiera pisado el barro que ibandejandolospequeñoszapatosdeGage.Luego,lashuellassedirigíanhacialapuertaoscilantedelacocina.

Conelcorazóndesbocado,Louissiguióelrastro.Alabrirlapuerta,violospiesdeJud,suviejomonoverde,lacamisadefranelaa

cuadros. El anciano estaba tendido con las piernas abiertas en un gran charco desangrequeempezabaasecarse.

Louissetapólosojosconlospuños,comosiquisieradestrozarselavista.Peronopodía;veíaunosojos,losojosdeJud,abiertos,acusándole,talvezacusándoseasímismo,porhaberprovocadotodoaquello.

«Pero¿fueélquienempezó?—sepreguntóLouis—.¿Fueélrealmente?»AJudselodijoStannyB.,yaStannyB.selodijosupadre,yalpadredeStanny

B.selodijosupadre,elúltimotraficanteenpielesquenegociabaconlosindios,unfrancésdelastierrasdelnorte,delaépocaenqueFranklinPierceerapresidente.

—Oh,Jud,losiento—susurróLouis.LosojosdeJudlemirabaninexpresivamente.—Losientomucho—repitióLouis.Suspiesparecíanmoverseautomáticamente,ysupensamientovolviódepronto

aldíadeAccióndeGracias,alpavoqueNormapreparóparalacomidaquelostrescelebraronalegremente, losdoshombres,concervezayella,conunvasitodevinoblanco, sobre el mantel blanco que ella sacó del cajón de abajo, como él lo sacóahora;sóloqueellalopusoenlamesa,fijándoloconbonitoscandelabrosdepeltre,mientrasqueél…

LouisvioinflarselatelasobreelcuerpodeJud,cubriendopiadosamentelacaramuerta.Casiinmediatamente,pequeñospétalosescarlataaparecieronenaquelcampoblanquísimo.

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—Losiento—dijoporterceravez—.Los…Entonces algo semovió en el piso de arriba, se oyó un roce y la palabra se le

quedó en los labios. Fue un ruido leve y sigiloso, pero deliberado. Oh, sí, estabaseguro.Unsonidoproducidoparaqueéllooyera.

Susmanos querían temblar, pero él no lo permitió. Se acercó a lamesa de lacocina,cubiertaconsumanteldehuleacuadros,ymetiólamanoenelbolsillo.Sacóotras tres jeringuillas Becton—Dickinson, rasgó los envoltorios y las dejócuidadosamente alineadas. Luego las llenó de morfina suficiente para matar a uncaballo—oaltoro"Hanratty",sieranecesario—yvolvióaguardarlasenelbolsillo.

Saliódelacocina,cruzólasalay,desdeelpiedelaescalera,llamó:—¿Gage?De las sombras del piso de arriba brotó una risa apagada, una risa fría y sin

alegríaquepusounhormigueoenlaespaldadeLouis.Empezóasubirlaescalera.Fue una ascensión muy larga. Igual de larga (y horriblemente corta) debía de

parecer laescaleradelcadalsoalcondenadoquelasubíaconlasmanosatadasa laespalda,sabiendoquecuandonopudieraseguirsilbandosemearía.

Por fin llegó arriba y se paró mirando la pared, con una mano en el bolsillo.¿Cuántoratoestuvoasí?Nolosabía.Ahoranotabacómoempezabaaresquebrajarsesu razón. Era una sensación casi física. Era interesante. Imaginaba que así podríasentirseunárbol(suponiendoquelosárbolessintieran)cargadodeunagranmasadehielo,pocoantesdeser tronchadoporelvendaval.Resultaba interesante…yhastadivertido.

—Gage,¿quieresiraFloridaconmigo?—gritóalfin.Otravezlarisa.Louis se volvió y se encontró con el cuadro de sumujer—a la que un día él

llevarauna rosaentre losdientes—tendidaenmediodelpasillo,muerta.Tenía laspiernasabiertas,aligualqueJudylaespaldaylacabezaapoyadascontralapared.Parecíaunamujerquesehubieraquedadodormidamientrasleíaenlacama.

Louisseacercóaella.«Hola,amormío—pensó—,hasvueltoacasa.»Lasangrehabíasalpicadoelpapeldelapareddegarabatosestúpidos.Lahabían

apuñaladounadocenadeveces,otalvezdos.Subisturíhabíahechoeltrabajo.Depronto,lavio,laviorealmente,yLouisCreedsepusoagritar.Sus gritos resonaban en las paredes de aquella casa, en la que ahora sólo la

muerte vivía y andaba. Con los ojos desorbitados, la cara lívida, el pelo erizado,Louis gritaba. Los sonidos que salían de su garganta congestionada eran como lascampanas del infierno, unos gritos terribles quemarcaban la pérdida no del amor,sino de la razón.De pronto, en su cerebro irrumpieron a un tiempo todas aquellas

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imágenes horrendas. Víctor Pascow agonizando en la moqueta de la enfermería,Churchconfragmentosdeplásticoverdeen losbigotes, lagorradeGage, llenadesangreenmitadde lacarreteray, lopeorde todo,aquellacosaquevieracercadelpantano,lacosaquearrancaraunárbolasupaso,lacriaturadelosojosamarillos,el"wendigo", el espíritu de las tierras del norte cuyo contacto despierta apetitosinconfesables.

ARachelnolahabíanmatadosimplemente.Sehabíanensañadoconella.(¡CLIC!)El clic sonó dentro de su cabeza. Era el chasquido de un relé al fundirse

definitivamente,elsonidodelrayoalcaer,elsonidodeunapuertaalabrirse.Louislevantólavista,aturdido,conelgritotemblándoleaúnenlagarganta,yallí

estabaGageporfin,con labocaensangrentaday los labiosabiertosenunasonrisadiabólica.EnunamanososteníaelbisturídeLouis.

Cuando fue a clavárselo, Louis retrocedió instintivamente, el bisturí le pasórozando la cara y Gage perdió el equilibrio. «Es tan torpe como Church», pensóLouis, acabandodederribarloconunazancadilla.Gagecayódebrucesy, antesdequepudieralevantarse,Louisyaestabasentadosobreél,oprimiendoconunarodillalamanoquesosteníaelbisturí.

—No—jadeólacriatura,debajodeél,contrayendolacaraenunamuecayconunaestúpidamiradaderencorensusojosmezquinos—.No,no,no…

Louissacóunadelasjeringuillas.Teníaqueobrarconrapidez.Aquellacosaeraresbaladizacomounpezengrasado,ynosoltabaelbisturí,pormásqueleapretaralamuñeca.Ysucarasetransformabaaojosvistas.EralacaradeJud,conlafijezadelamuerte;eralacaradestrozadadeVíctorPascow,poniendolosojosenblanco;eralapropiacaradeLouiscomoreflejadaenunespejo,atrozmentepálidaymarcadaporlalocura. Por fin, se transformó en la cara de la criatura del bosque, con su frenteestrecha, los ojos amarillos, la lengua larga, puntiaguda y bífida, sonriendosardónicamenteyresoplando.

—No,no,no-no-no.Lacosadiounafuertesacudidaylajeringuillarodóporelsuelodelpasillo.Louis

sacóotraylaclavóenlosriñonesdeGage.La cosa gritó, forcejeando hasta casi derribarle.Louis, con un gruñido, sacó la

tercerajeringuilla,laclavóenelbrazodeGageyvaciótodosucontenido.Luego,selevantó y retrocedió por el pasillo.Gage se puso en pie lentamente y empezó a irhaciaél,tambaleándose.Diocincopasosyelbisturíselecayódelamanoyquedóclavado en la madera, temblando. Diez pasos más, y empezó a apagarse aquellaextrañaluzamarilladesusojos.Otrosdos,ycayóderodillas.

Entonces Gage le miró y, durante un momento, Louis vio a su hijo —su

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verdaderohijo—conlacaratristeydolorida.—¡Papá!—gritó,ycayódecara.Louis permaneció un momento a la expectativa y se acercó a Gage con

precaución, esperandoalgún truco.Peronohubo truco,ni salto repentinoal cuellocon las manos agarrotadas. Louis le palpó la garganta con dedos expertos hastaencontrarelpulso.Hacíademédicoporúltimavezensuvida.Estuvocontrolandoelpulsohastaqueseextinguió.

EntoncesLouisselevantóysefueaunrincóndelpasillo.Sesentóenelsuelo,hecho una bola, apretándose contra el rincón más y más. Descubrió que abultabatodavíamenossisemetíaelpulgarenlaboca,yasílohizo.

***

Allí se quedó durantemás de dos horas…y entonces, poco a poco, empezó aperfilarseanteélunaideatenebrosa,pero,esosí,perfectamenteplausible.Sesacóelpulgardelabocaconunsonorochasquido,yLouis…

("ajajá,vamosallá")…sepusootravezenmovimiento.

***

Sacó una sábana de la cama del dormitorio en el que se escondieraGage y lallevóalpasillo.Envolvióconella el cuerpode sumujer, cariñosamente, con sumocuidado.Estabatarareandoperonosedabacuenta.

***

EncontrógasolinaenelgarajedeJud.Diezlitrosenunbidónrojo,alladodelasegadora.Más que suficiente.Empezó por la cocina, donde estaba Jud, debajo delmanteldeAccióndeGracias.Loempapóbien.Luego,conelbidónbocaabajo,pasóalasalayrociólaalfombra,elsofá,elrevistero,lasbutacas,salióalrecibidoryfuealdormitoriodeatrás.Eloloragasolinaerafuerteydulzón.

LascerillasdeJudestabanalladodelsillóndesdequeélmontarasuinfructuosaguardia,encimadeloscigarrillos.Louislastomó.Enelumbraldelapuertaprincipal,encendióunacerillaylalanzóporencimadelhombroantesdesalir.Laigniciónfueinmediata y brutal. Sintió en la nuca un fuerte calor y cerró la puerta con todocuidado.Sequedóunosinstantesenelporche,viendodanzarlasllamasanaranjadasdetrásdelosvisillosdeNorma.Luego,cruzóelporche,recordandolascervezasque

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ély Judhabían tomadoallíhacíaunmillóndeañosyescuchandoel rugidode lasllamas.

Ysemarchó.

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SteveMastertondoblólacurvaquequedabafrentealacasadeLouisyenseguidavio el humo. Pero no salía de casa de Louis, sino de enfrente, donde vivía elvejestorio.

Venía porque estaba preocupado por Louis,muy preocupado.MissCharlton lehabíahabladodelallamadadeRachel,yélempezóahacercábalasacercadeloquepudieraestarplaneandoLouis.

Era una preocupación vaga, pero persistente. No estaría tranquilo hastacerciorarse de que todo estaba bien… Todo lo bien que cabía esperar, dadas lascircunstancias.

El tiempo primaveral había vaciado la enfermería como por arte de magia, ySurrendraledijoquepodíamarcharse,queélseencargaríadeloquesepresentara.YStevehabíamontadoensuHondaque tuvohibernandoenelgarajehastael findesemanaanterior,ypuestorumboaLudlow.Talvezapretabalamotounpocomásdeloestrictamentenecesario,perolainquietudnoleabandonaba;eraalgoqueleroíaelestómago.Yluegoestabalaabsurdasensacióndequeibaallegartarde.Eraestúpido,desdeluego,peronoconseguíadominarunhormigueoparecidoalquesintióelotoñoanterior,cuandoocurriólodePascow:eracasicomounchasco.Stevenoerahombrereligioso,nimuchomenos(enlauniversidadfuesociodelaSociedadAteadurantedos semestres y si se borró fue porque el tutor le dijo—confidencialmente, desdeluego— que ello podía mermar sus posibilidades de conseguir una beca), peroreconocía que estaba tan sujeto como cualquier otro mortal a esas condicionesbiológicasobiorrítmicasquepodíaninterpretarsecomopresentimientos,ydealgúnmodo lamuertedePascowpareciómarcar lapautapara todoelaño.Quenohabíasidobuenoprecisamente.DosparientesdeSurrendrahabíansidoencarceladosensupaísporcuestionespolíticas,ySurrendralehabíadichoqueseguramenteunodeellos—untíoalquequeríamucho—yahabríamuerto.Surrendrallorabaaldecírselo,ylaslágrimas de aquel indio, de ordinario tan jovial, impresionaron profundamente aSteve. Y la madre de Miss Charlton había sufrido una mastectomía radical, y laenérgicaenfermera-jefenosesentíamuyoptimistarespectoalasposibilidadesdesumadredenosufrirunarecaída.ElpropioStevehabíaasistidoacuatroentierrosdesdela muerte de Pascow; una cuñada, muerta en accidente de carretera; un primo,electrocutado al intentar subir a un poste de la electricidad por una apuesta; unabuelo,yelchicodeLouis,desdeluego.

Steve apreciaba sinceramente a Louis y quería asegurarse de que estaba bien.Últimamente había pasado un infierno.Al ver el humo, lo primero que pensó fue:otracosaqueagradeceraVíctorPascowque,almorirparecíahaberdesencadenadounarachademalasuerteparaaquellapobregente.Peroestoeraunaestupidez,yla

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casadeLouiseralaprueba:estabaperfectamentetranquilaypulcra,unamuestradelagrácilarquitecturadeNuevaInglaterra,bañadaporelsoldelamañana.

Varias personas corrían hacia la casa del vejestorio y, al entrar en el senderoasfaltadodeljardíndeLouis,Stevevioaunindividuocruzarelporcheyacercarseala puerta principal de la casa para retroceder inmediatamente. Y con muy buenacuerdo,yaquealmomentoelcristalcentraldelapuertaestallóylasllamassalieronviolentamenteporelhueco.Sielmuyimbécilllegaaabrirlapuertalallamaradalehubieradejadoasado.

StevedesmontóydesplegóelcaballetedelaHonda,olvidándosedeLouisporelmomento.Elantiguomisteriodelfuegoleatraía.Habíanacudidounamediadocenadepersonas.Salvoelhéroefrustrado,queseguíaeneljardíndelosCrandall,todossemantenían a distancia prudencial. Ahora estallaron las ventanas del porche. Lasastillasdecristalvolabanporlosaires.Elhéroefrustradohundiólacabezaentreloshombros y salió corriendo. Las llamas recorrían la pared interior del porche comomanosquetantearanlevantandoburbujasenlapinturablanca.Unodelossillonesderotenseincendió.

Entre el crepitar del fuego, se oía gritar al héroe frustrado con una especie deoptimismochillónyabsurdo:

—¡Arderá hasta los cimientos! ¡Seguro, arderá hasta los cimientos! Como Judestédentro,valisto.Milvecesleheavisadodelacreosotadelachimenea…

Steveabriólabocaparagritarlessihabíanllamadoalosbomberos,peroenaquelmomento empezó a oír el aullido lejano de las sirenas. Muchas sirenas. Habíanllamadoalosbomberos,peroelhéroefrustradoteníarazón:lacasaibaaarderhastaloscimientos.Lasllamassalíanyapormediadocenadeventanas,yelalerofrontalteníaunamembranadefuegocasitransparentesobresusbrillantestejasverdes.

Entonces Steve se acordó de Louis y se volvió hacia la casa; pormás que, dehaberestadoallí,Louissehabríaunidoalosdemás.

Enaquelmomento,Stevecaptóalgoderefilón.Másalládelsenderodecochesdel jardíndeLouishabíaunagranextensiónde

terrenoqueascendíasuavementeporunaladera.Aquelmesdemayo,lahierbaestabayamuyalta,peroSteveveíauncamino tan recortadocomouncampodegolfqueserpenteaba por la ladera, elevándose hacia los bosques que, espesos y verdes,empezabanenlamismalíneadelhorizonte.Yallí,dondeelverdepálidodelahierbalindabaconlaoscurafranjadelbosque,Stevedivisóalgoquesemovía.Fuecomoundestelloblancoquedesaparecióenseguida;peroélhabríajuradoquehabíavistoaunhombrecargadoconunacosablanca.

«EraLouis—ledijosumenteconirracionalcerteza—.EraLouisyprocuradarteprisaenalcanzarle,porquehaocurridoalgomuymaloyprontoocurriráalgopeor,comotúnoloimpidas.»

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Stevesequedóindecisoenelsenderoasfaltado,haciendooscilarelcuerpodeunoaotropie.

«Steve,chico,estáscagadodemiedo,¿no?»Loestaba,sí.Cagadodemiedo,ysinmotivo.Perosentíatambiénunacierta…,

unacierta…("atracción")…sí,unaciertaatracciónquepartíadeaquelsenderoquesubíapor la laderay

que sin duda continuaba por el bosque. Porque el camino tenía que llevar a algúnsitio,¿no?Porsupuesto.Todosloscaminosllevanaalgúnsitio.

«Louis.NoteolvidesdeLouis,cretino.TúhasvenidoaveraLouis,¿recuerdas?,ynoaexplorarlosbosques.»

—¿Qué tienes ahí, Randy? —preguntó el héroe frustrado. Su voz, chillona yoptimista,seoíaconclaridad.

LarespuestadeRandyquedócasi,aunquenodel todo,sofocadaporlassirenasdelosbomberosqueseacercaban.

—Ungatomuerto.—¿Quemado?—Noselevequemado—respondióRandy—.Sólomuerto.Y el pensamiento de Steve, implacable, insistía en lo mismo, como si la

conversaciónqueacababandemanteneralotroladodelacalleaquellosdoshombres,tuvieraalgoqueverconloqueélhabíavisto,ocreídover.ÉseeraLouis.

Entoncessepusoenmovimiento,empezóatrotarporelcaminohaciaelbosque,dejandoelfuegoasuespalda.Sudabacopiosamentecuandollegóallindedelbosque,y agradeció la sombra de los árboles. Se respiraba el olor dulce del pino, olor acortezayasavia.

Unavezenelbosque,echóacorrer,sinsaberporquécorríaniporquéelpulsolelatíaaritmoacelerado.Elaire lesilbabaenlospulmones.Aúnpudoavistarel trencuando empezó la cuesta abajo—el camino estaba admirablemente limpio—,perocuando llegó al arco de entrada delCementerio deAnimales iba apenas a paso demarcha.Sentíaunpinchazocandenteenelcostadoderecho,cercadelaaxila.

Susojosapenasrepararonenloscírculosdetumbas:lasplanchasdehojalata,lasplacasdemadera,laslosasdepizarra.Sumiradaestabafijaenunaasombrosavisiónqueteníalugaralotroladodelaexplanadacircular.SumiradaestabafijaenLouis,quetrepabaporunmontóndetroncos,desafiandolaleydelagravedad.Subíaporlosempinados troncos paso a paso, mirando hacia delante, como hipnotizado osonámbulo.EnbrazosllevabalacosablancaqueStevevieraporelrabillodelojo.Aestadistancia,suformaerainconfundible;aquelloerauncuerpohumano.Asomabaun pie, calzado con zapato negro de medio tacón. Y Steve tuvo súbitamente laespantosacertezadequeLouisllevabaelcuerpodeRachel.

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Louisteníatodoelpeloblanco.—¡Louis!—gritóSteve.Louisnosedetuvonivaciló.Llegóaloaltodelostroncosyempezóadescender

porelotrolado.«Sevaacaer—pensóSteve incoherentemente—.Hastaahoraha tenidosuerte,

perodentrodenadasecaerá,ymientrasnoserompamásqueunapierna…»Pero Louis no se cayó. Llegó al suelo y Steve lo perdió de vista hasta que

reaparecióuntrechomásallá,andandoendirecciónalbosque.—¡Louis!—volvióagritarSteve.EstavezLouissedetuvoymiróatrás.Steve quedómudode asombro.No era sólo el pelo blanco, también la cara de

Louisparecíaladeunviejomuyviejo.Al principio, Louis no pareció reconocerle. Después, poco a poco, como si

alguienestuvieramaniobrandounreostatoensucerebro,suexpresiónseanimóysuslabiossemovieronespasmódicamente.StevetardóalgúntiempoendarsecuentadequeLouistratabadesonreír.

—Steve—dijoconvozrocaeinsegura—.Hola,Steve.Voyaenterrarla.Tendréquehacerloconlasmanos.Talvezmellevehastalanoche.Ahíarribaesmuyduroelsuelo.Supongoquenoquerríasayudarme,¿verdad?

Steveabriólaboca,peronolesalíanlaspalabras.Apesardelasorpresa,apesardelhorror,éldeseaba"ayudar"aLouis.Allí,enaquelbosque,leparecíacorrecto,lomás…,lomásnatural.

—Louis—consiguió decir al fin con la voz rota—, ¿qué ha pasado?Dios delcielo,¿quéhapasado?¿Hasido…?¿Hasidoenelincendio?

—ParaGageesperédemasiado—dijoLouis—.Algoentró enélporqueesperédemasiado.PeroconRachelserádistinto,Steve.Estoyconvencido.

Setambaleabaligeramente,yStevecomprendióqueLouissehabíavueltoloco.Locomprendiócontodaclaridad.Louisestabalocoyespantosamentecansado.Pero,parasuconfusocerebro,sóloestoúltimoparecíaimportar.

—Mevendríabienunaayuda—dijoLouis.—Aunquequisieraayudarte,Louis,nopodríatreparporesemontóndetroncos.—Oh, sí—dijo Louis—. Sí que podrías. No tienesmás que pisar fuerte y no

mirarabajo.Ésteeselsecreto,Steve.Entonces giró sobre sus talones y siguió andando, y aunque Steve le llamaba,

Louis semetió en el bosque sin volver la cabeza. Durante varios segundos, Stevedistinguióelparpadeodelasábanablancaentrelosárboles,yluegodesapareció.

Stevecorrióhacia los troncosyempezóasubirsinpensarennada,alprincipiobuscandoasideroconlasmanos,tratandodepasarelobstáculoagatas,peroluegosepuso de pie y al hacerlo se sintió invadido de una euforia que le incitaba a la

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temeridad;eracomorespiraroxígenopuro.Creíapoderconseguirlo,yloconsiguió.Conpasofirmeyrápido, llegóhasta lacimaysedetuvo,oscilandosobresuspies.AhoraveíaaLouisavanzarporelsenderodelbosque.

LouissevolvióamiraraSteve.Llevabaenbrazosasuesposa,envueltaenunasábanaensangrentada.

—Talvezoigassonidos—dijoLouis—,sonidoscomodevoces.Peronosonmásquelossomormujos,delladodeProspect.Elecollegamuylejos.Esmuycurioso.

—Louis…PeroLouisyavolvíaacaminar.Steveestuvoapuntodeseguirle.Lefaltómuypoco.«Yopodría ayudarle, si es eso loquequiere…ydeseo ayudarle, sí.Es la pura

verdad,porqueaquíhayalgoraroymegustaríadescubrirlo.Parecealgomuy…,muyimportante.Parececomounsecreto.Comounmisterio.»

Entoncesunaramasepartióbajosuspies,conunestampidoseco,comountiro.Aquello le hizo volver en sí y darse cuenta de dónde estaba y de lo que hacía.Aterrorizado, dio media vuelta torpemente buscando el equilibrio con los brazosextendidos,yenlacaralamuecadehorrordelsonámbuloquedespiertaenelalerodeunrascacielos.

«Ellahamuerto,yyodiríaquelahamatadoLouis.Louissehavueltoloco,locodeatar,pero…»

Peroallíhabíaalgopeorquelalocura,algomucho,muchopeor.Eracomosienaquellos bosques hubiera un imán y él sintiera sumagnetismo en una parte de sucerebro.YleatraíahaciaellugaralqueLouisllevabaaRachel.

"Ven,recorreelsendero…recorreelsenderoparaveradóndeva.Aquítenemosmuchoqueenseñarte,Steverino,cosasqueignoranlosdelaSociedadAteadeLakeForest".

Y entonces, quizá porque, sencillamente, ya tenía suficiente para un día y deprontoperdiótodointerésenél,el lugardejódeejerceratracciónsobresucerebro.Stevediodospasosdeborrachoalirabajardelostroncos.Serompieronmásramasconunaroncacrepitaciónysupieizquierdosehundióenaquellamarañademaderamuerta.UnasafiladasastillaslearrancaronlazapatillaylearañaroncuandoélretiróelpiebruscamenteycayódecarasobreelsuelodelCementeriodeAnimalesrozandoun trozo de madera de una caja de naranjas que hubiera podido clavársele en elvientre.

Stevesepusoenpie,aturdido,preguntándosequélehabíapasado,ysi lehabíapasadoalgo,yaempezabaaparecerunsueño.

Yentonces,enlosbosquesdelotroladodelmontóndetroncos,unosbosquestanespesos que en ellos la luz era empañada y verde hasta en los díasmás radiantes,resonóunacarcajadagrave.Elsonidoeraenorme.Stevenopudonisiquieratratarde

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imaginarlaclasedecriaturacapazdeproducirlo.Steve corría con un pie descalzo, tratando de gritar, pero sin conseguirlo.Aún

corríacuandollegóacasadeLouisyaúntratabadegritarcuandopusoenmarchalamotoy salió a la carretera 15.Estuvo a puntode chocar conun coche-bombaquellegabadeBrewer.EnelinteriordesucascoBell,sucabelloestabadepunta.

CuandoStevellegóasuapartamentodeOronco,yanorecordabaconprecisiónhaberestadoenLudlow.Llamóalaenfermeríaparadecirqueestabaenfermo,tomóunapíldorayseacostó.

Steve Masterton no volvió a acordarse de aquel día… salvo en sueños, esossueños profundos que se tienen demadrugada, en los que sentía que algo enormepasaba por su lado, algo que iba a tocarle y que después, en el último segundo,retirabasumanoinhumana.

Algoconunosgrandesojosamarillosquebrillabancomofarosantiniebla.AvecesStevesedespertabagritando,con losojosdesorbitadosypensaba:«Te

parecequegritas,perosonlossomormujos,del ladodeProspect.Elecollegamuylejos.Escurioso.»

Peroélnosabía,nopodía recordar loquesignificabaestepensamiento.Alañosiguiente,encontróunempleoenSanLuis,amilesdekilómetros.

Desde la última vez que vio a LouisCreed hasta el día de sumarcha hacia elMedioOeste,StevenovolvióalaciudaddeLudlow.

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EPÍLOGOLapolicíafueamediatarde.Estuvieronhaciendopreguntas,peronoexpresaron

sospechas.Lascenizasestabancalientesyaúnnosehabíanremovido.Louiscontestóa laspreguntas.Ellosparecieronsatisfechos.Hablaronfuerayél llevabasombrero.Fueunasuerte.Dehabervistosupeloblancotalvezhubieranhechomáspreguntas.Yesohabríasidomalo.Élllevabasusguantesdejardinería,yesotambiénfueunasuerte.Teníalasmanosdestrozadas.

Aquellanoche,estuvohaciendosolitarioshastamuchodespuésdelasdoce.Precisamenteempezabaunocuandooyóabrirselapuertadeatrás.«Loqueadquierestuyoes,ymástardeomástempranovuelveati»,pensóLouis

Creed.No volvió la cabeza, sino que siguiómirando las cartasmientras se acercaban

aquellospasoslentosquecrujían.Saliólareinadeespadas.Élpusolamanoencima.Lospasossedetuvierondetrásdeél.UnamanoheladaseposóenelhombrodeLouis.LavozdeRachelsonócascada.—Amormío—dijo.

Febrero,1979-Diciembre,1982.

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[1]Referenciaimplícitaalanovela“Cujo”deStephenKing(NotadelaT.)

[2]Cementeriodeanimalesdomésticos(«Sematary»:grafíaconvencional,presuntamenteinfantil,delafonéticade«cemetery»,cementerio).(NotadelaT.)

[3]¡Ajajá,vamosallá!

[4]Novayas,niña,novayas,yasabescómotequieroyo,novayas,niña…

[5]Ladronesdecadáveresquesurtíanalosestudiantesdemedicina.

[6]Ohmuerte,tieneslasmanosviscosas/lassientoenlasrodillas/tútellevasteamimadre./¿Noquieresllevarmeamí?

[7]Referenciaa“ElmisteriodeSalem’sLot”deStephenKing.Tambiénpublicadaconeltítulode“Lahoradelvampiro”.

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