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CENTRO DE INVESTIGACIONES Y DE ESTUDIOS AVANZADOS DEL INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL
Sede Sur
Departamento de Investigaciones Educativas
Condiciones del trabajo docente y su entrecruce con la vida privada. Tensiones y
posibilidades
Tesis que para obtener el grado de Maestra en Ciencias con la Especialidad en Investigaciones Educativas
Presenta
Kenya Ruth Camacho Pérez
Licenciada en Pedagogía
Directora de tesis
Dra. Alicia Civera Cerecedo
Doctora en Investigaciones Educativas
Febrero, 2017
Calzada de los Tenorios 235, Col. Granjas Coapa, C.P. 14330, Apartado Postal 86-355, México D.F.
Tel. 54 83 28 00, fax 56 03
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Para la elaboración de este trabajo se contó con el apoyo de una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
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Agradecimientos
Las preguntas de investigación académica no son casuales, son parte de una búsqueda
permanente de respuestas a nuestras propias interrogantes. Lo paradójico en el intento de
responder a una pregunta surgida de un propósito de vida, es que en ocasiones lo rodea algo
de muerte. A quienes de una u otra forma me compartieron algo de sí mismos en este camino
inmenso, retador e inagotable.
A los protagonistas de esta investigación, gracias a cada maestra y maestro que me
brindó su confianza y su historia de vida, para comprender un poco mejor a quienes han
ayudado a construir la sociedad mexicana. Gracias: Adelina, Edvina, Fabia, Juventina,
Martina, Camerino, Cornelio, Hernando, Jacobo y Teodoro.
La realización de una tesis siempre requiere del acompañamiento y guía de personas
con la capacidad para compartir grandes enseñanzas. Alicia, infinitas gracias por tu
confianza, paciencia y apertura. Por tu ser humana, por todo lo compartido y lo construido.
Mi afecto y mi respeto.
Una investigación sin lecturas desde diferentes puntos de vista carece de riqueza. Mi
agradecimiento especial a la Dra. Rosa Nidia Buenfil, a la Dra. Sarah Robert, a la Dra. Inés
Dussel, al Dr. Eduardo Weiss y a la Dra. Alejandra Birgin. No sólo me ofrecieron su lectura
académica, sino en ello, parte de sí mismos.
Al compartir un grupo con la misma meta se corre el riesgo de llegar a compartir el
alma, gracias a mis “hermanoidas” de seminario: Sandra, Male, Naye y Aleida, por las
angustias compartidas y las tácticas ideadas, los hombros y los brazos. Ninguna
coincidencia es casual, gracias a las coincidencias que nos identificaron y volvieron
cómplices en alguna etapa de nuestras vidas: Sina, Robert, Pao, Merce, Erik, Ana, Jorge,
Adri, Clau, Isa, Itzel, Vic, Kari, Adriana.
A quienes, por investigar yo el uso del tiempo, les resté el propio: Teresa y Doris,
nuestro hilo de sangre es la valentía y la fortaleza, sin ustedes, nada. Jorge, gracias por tanto:
tu compañía, tus abrazos y chocolates en tiempos de escritura difícil, por tus días, tus noches,
tu vida. Te amo. Isaac: gracias por todos los aprendizajes inesperados.
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Resumen
En esta tesis se analizan las tácticas y estrategias que diez docentes de primarias públicas en
zonas semiurbanas del Estado de México, llevan a cabo para desarrollar su trabajo, a partir
de las condiciones institucionales y de algunos ámbitos de su vida privada, como la etapa de
vida, las posibles diferencias de género desde el uso del tiempo y su nivel socioeconómico.
El trabajo docente es analizado desde tres dimensiones a lo largo de sus trayectorias: sus
condiciones laborales, su formación profesional, así como las relaciones con su sindicato y
su cultura política. Se trata de un análisis sociocultural complementado con la perspectiva de
la economía feminista. Con la realización de entrevistas biográficas fue posible analizar los
significados que los docentes le dan a sus condiciones institucionales y de vida. El principal
argumento es que la vida privada de los maestros no es ajena al desarrollo del trabajo docente,
ya que las condiciones institucionales y de vida de los maestros entrevistados conllevan al
desarrollo de tácticas, más no estrategias, para desarrollar su trabajo y satisfacer sus
necesidades como sujetos de cierto género, con una vida familiar en una etapa de vida
específica.
Abstract
This thesis analyzes the tactics and strategies of ten elemental schoolteachers in semi-urban
areas of the Estado de México, to accomplish their work based on the institutional conditions
and some areas of his private life, such as phases of life, gender differences from the use of
time and their socio-economic level. From three dimensions, this research analyzes the work
of teachers along their teaching career: their working conditions, professional training, as
well as relations with their Union and their political culture. This is a sociocultural analysis
complemented by a feminist economics perspective. The main argument is the profoundly
connection between private life of teachers and teaching work, because the institutional
conditions and the life of teachers interviewed carry to do tactics, not strategies, to
accomplish their work and their needs as subjects of a certain gender, with a family life in a
specific phases of life.
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Índice
Siglas y acrónimos…………………………………………………………..………..7
Bases para un estudio sobre las tácticas y estrategias en el trabajo docente
Objeto de estudio y justificación………………………..………………………….….8
Miradas previas y orientaciones teóricas hacia la comprensión del trabajo docente.....9
Diseño metodológico………………………………………………………………....21
Capítulo 1. “Ya no tienes tiempo de pensarlo, sino más bien de actuar”: las
condiciones laborales a lo largo de su trayectoria docente…….............….......….24
1.1. “Como una maestra estaba embarazada, que me mandan al salón”: formas de ingreso a
la docencia…….......................................…………………………….........................25
1.2. “Era venirte en el transporte, ─córrele, hija, súbele al microbús”: logro y sostenimiento
de sus condiciones laborales……….....................……………….................…….......38
1.3. “Desde hace dos años que se rumoraba también me vino esa idea”: planes y
percepciones en torno a la jubilación……………………................……………...….54
Reflexiones preliminares………………………………………………………...……57
Capítulo 2. “Yo respeto mucho a una persona normalista porque al final es para lo
que se prepara”: formación inicial y continua frente a la
evaluación………...................................…………………………………….………62
2.1. “Querías hacer tus prácticas y te morías de ganas de estar en el grupo”: la formación
inicial de cara al trabajo docente…………………………………………….…….….63
2.2. “¡Ay, esta maestra sí se preparó! Vamos a darle la oportunidad”: ¿formación continua,
para qué? ..................................................................................................................... 72
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2.3. “No soy el mejor profesor, tampoco me considero el peor”: trayectorias y tácticas ante
la evaluación docente...........................................................................................….....83
Reflexiones preliminares…………………………………………….....…………….90
Capítulo 3. “La política realmente siempre, para dar, te pide”: la complejidad en la
relación con el sindicato magisterial..........................................................................95
3.1. “Yo estuve un año también, eso porque me obligaron”: ¿aversión a la actividad política
sindical?……………................................................……………….................….........96
3.2. “Faltaba mucho, porque me requerían mucho”: implicaciones de la participación
política sindical..............................................................................................................102
3.3. “Todavía no, siento que me falta experiencia y conocer más”: la participación política
sindical como táctica a futuro.......................................................................................108
Reflexiones preliminares…………………………………….....…………….…........110
Conclusiones finales………………………………………….....…………...............112
Bibliografía…...............................................................................................................116
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Siglas y acrónimos
ACE Alianza por la Calidad de la Educación
ANMEB Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica
CM Carrera Magisterial
ENUT Encuesta Nacional de Uso del Tiempo
ETC Escuelas de Tiempo Completo
INEA Instituto Nacional para la Educación de los Adultos
INEE Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación
INMUJERES Instituto Nacional de las Mujeres
ISSEMyM Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios
LGSPD Ley General del Servicio Profesional Docente
PRI Partido Revolucionario Institucional
RE2013 Reforma Educativa de 2013
SEDESOL Secretaría de Desarrollo Social
SEP Secretaría de Educación Pública
SMSEM Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México
SNTE Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
UNAM Universidad Nacional Autónoma de México
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Bases para un estudio sobre las tácticas y estrategias en el trabajo docente
Objeto de estudio y justificación
En esta tesis se analiza cómo diez docentes de primaria del Estado de México generan tácticas
y estrategias para desarrollar su trabajo profesional, a partir de las condiciones institucionales
y privadas que han tenido a lo largo de su trayectoria. La inquietud por este tema surgió a
raíz de la implementación de la Reforma Educativa de 2013 (RE2013), cuya centralidad es
la evaluación docente que se ha planteado como un mecanismo privilegiado para el logro de
una “calidad” educativa que responde a múltiples intereses. Uno de los principales cambios
que establece esta normatividad es la temporalidad de las plazas docentes y otras
modificaciones bajo el esquema de flexibilidad laboral cada vez más presente en todos los
ámbitos del mercado de trabajo. Ante ello, los maestros deben generar tácticas para
desarrollar su trabajo que incluyen la utilización del tiempo.
La forma de responder a estos escenarios de cambio depende de factores como sus
experiencias a lo largo de su trayectoria profesional, la cual tiene varias facetas que se
analizan en la tesis, por ejemplo, los factores que los llevaron a estudiar y trabajar como
maestros, las formas en que lograron sus condiciones laborales, y las razones y maneras de
realizar diferentes tipos de estudios. Pero los maestros no son sólo una identidad laboral: la
forma en que ven y viven su trabajo también depende de sus condiciones, experiencias y
expectativas como tales, dimensión que sólo puede observarse asomándose a su vida privada.
Lo que interesa destacar en esta tesis es cómo la condición socioeconómica y de
género de los docentes, así como su etapa de vida, se van organizando mutuamente, de
manera que inciden en el uso del tiempo y en la generación de tácticas y estrategias para
realizar su trabajo y construir sus trayectorias profesionales. Para ello, he dialogado con
diferentes autores que analizan diversas facetas de los docentes (como Elsie Rockwell,
Alberto Arnaut, Justa Ezpeleta y otros) así como perspectivas teóricas provenientes de
distintas disciplinas (como Michel De Certeau, Bethsaida Maldonado, Jennifer Cooper,
Nancy Fraser, Pierre Bourdieu, Bruno Latour, Herbert Blumer y Zygmunt Bauman), como
mostraré a continuación.
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El objetivo de investigación en este trabajo consiste entonces en analizar las tácticas
y estrategias con las que maestros de primaria llevan a cabo su trabajo profesional, poniendo
especial interés en sus condiciones laborales. La forma en que ingresan, permanecen, se
promueven, mejoran sus condiciones y generan expectativas profesionales futuras o de
jubilación, se relacionan con sus orígenes socioeconómicos, su etapa de vida y su condición
de género, mismas que se van organizando mutuamente con su vida privada y con el uso de
su tiempo. Los docentes estudian, se certifican, gestionan con el sindicato o las autoridades,
se apoyan con los pares, trabajan con los alumnos y sus padres y participan en diferentes
actividades de las escuelas. Para ello, también tienen que generar tácticas en su propia vida
privada, recurriendo a las redes familiares y de amigos, a otros trabajos, a personas que
apoyen el trabajo doméstico, o adecuar los gastos, modificar sus medios de transporte o su
lugar de residencia, hasta modificar su comportamiento público. Ambas esferas, la pública y
la privada, la profesional-laboral y la familiar doméstica, están fuertemente imbricadas.
Miradas previas y orientaciones teóricas hacia la comprensión del trabajo docente
El trabajo docente en México se ha consolidado como un tema de investigación académica a
partir de abordajes desde disciplinas, categorías analíticas y enfoques metodológicos
diversos. En particular, la investigación sobre el trabajo docente en escuelas primarias goza
de vastos análisis, los cuales han contribuido a una comprensión diferenciada del tema. Sin
embargo, existen tópicos aún no abordados con profundidad, o que han sido obviados, y que
merecen una atención obligada, dado que el trabajo docente es desarrollado por mujeres y
hombres, quienes han construido una historia de vida privada y una trayectoria profesional
continuamente entrelazadas, mismas que influyen en las decisiones que toman ante las
diferentes condiciones y contextos de trabajo cotidiano. Para tomar estas decisiones y actuar,
los maestros se encuentran muchas veces en situaciones en las que no tienen control de las
circunstancias, por lo que deben “aprovechar la ocasión” y “constantemente jugar con los
acontecimientos” (De Certeau, 1997, pág. L) desde su propia condición y posición, es decir,
llevar a cabo tácticas en diferentes ámbitos para realizar su trabajo. Entiendo las tácticas
desde la concepción de De Certeau, como
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[...] la acción calculada que determina la ausencia de un lugar propio. Por tanto
ninguna delimitación de la exterioridad le proporciona una condición de autonomía.
La táctica no tiene más lugar que el terreno que le impone y organiza la ley de una
fuerza extraña (De Certeau, 1997, pág. 43).
En virtud de lo anterior, considero importante dialogar con diferentes estudios
previos, realizados durante la última década en México y América Latina. Trataré de llevar
a cabo este diálogo en función de cada eje de análisis y dimensión de mi propio estudio, las
cuales se reflejarán en el capitulado. Las dimensiones que se abordan en esta investigación
como parte de la configuración en el desarrollo del trabajo docente, son: 1) las formas de
ingreso a la docencia y las condiciones laborales; 2) la formación inicial, continua y
evaluación docente y 3) la participación política sindical.
En primer lugar, coincido con Civera (2013), quien promueve lecturas más amplias
sobre los maestros y su trabajo. Desde la historiografía, la autora resalta lo valioso de muchos
estudios sobre maestros en México, cuyo enfoque ya ha superado formas fragmentarias de
análisis y miran a los docentes desde un entrelazamiento: “[…] como responsables de una
labor pedagógica, como empleados al servicio del Estado, como transmisores e intérpretes
de las políticas estatales y como trabajadores organizados que se enfrentan o no al Estado”
(Civera, 2013, pág. 18). En el estudio mencionado, Civera aborda la formación de maestros
normalistas rurales en México, donde pone énfasis en la capacidad de agencia, la cotidianidad
y las relaciones de poder que los maestros en formación construyen, más allá de las
disposiciones oficiales en la política educativa. La forma en que los estudiantes normalistas
van formando y apropiando una cultura magisterial, es decir, la forma en que ven la escuela
normal y el magisterio como carrera y se asumen como profesores, está relacionada, entre
otros factores, con sus experiencias y sus expectativas como jóvenes que provienen de cierto
estrato socio económico y cultural, así como su condición de género.
La mayoría de los estudios sobre los docentes de educación básica han centrado su
atención en la esfera de la vida profesional, adentrándose en niveles macro políticos (Gentili,
Suárez, Stubrin, y Gindín, 2004), laborales y sindicales (Arnaut, 1998a), de reforma y gestión
escolar (Ezpeleta, 1996), internacionales (Puiggrós, 1996) y de la cotidianidad escolar
(Rockwell, 2013). Todos estos trabajos son muy importantes para poder ver la docencia de
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una manera integral, como un trabajo. Varios factores que influyen en ella han sido
analizados en diferente profundidad.
Para entender mejor el trabajo docente, resulta necesario comprender el concepto de
culturas magisteriales, el cual en esta investigación es retomado como una forma
complementaria, de tres autoras cuyos trabajos se han orientado en este. En primer lugar,
Civera (Civera, 2013) concibe las culturas magisteriales como “la forma en que el colectivo
de docentes se asume como grupo profesional […]” (Civera, 2013, pág. 18) esto, a partir de
sus prácticas, sus identidades, su formación profesional, la vida cotidiana escolar, sus
experiencias y sus relaciones en diferentes ámbitos donde se desenvuelven los docentes. En
segundo lugar, Rockwell (1997) concibe las culturas magisteriales como un “eslabón
necesario entre las intenciones de los reformadores y las prácticas escolares”, donde se
entretejen “sus biografías personales, sus redes de relación y su inserción en movimientos
sociales y en las nuevas estructuras de gestión educativa” (Rockwell, 1997, pág. 10). Por
último, Aurora Loyo (2002) las define como el “conjunto de representaciones sociales,
valores, creencias y orientaciones propias del magisterio [y] […] que toman cuerpo en sus
prácticas dentro del campo educativo” (Loyo, 2002, pág. 46). Cada noción resulta pertinente
para la construcción de interpretaciones más cercanas en ciertos ámbitos y manifestaciones
del trabajo docente, expuestos con los relatos de los maestros.
Desde la perspectiva de la sociología de las profesiones, Arnaut (1998b) pone especial
atención a las condiciones laborales e identifica en la historia de la profesión docente,
elementos de continuidad, como los bajos salarios y el bajo estatus social y profesional, y de
ruptura, que de ser una profesión libre pasó a ser una profesión de Estado. Dado que este
estudio se ubica en el contexto de la implementación inicial de la Reforma Educativa de 2013
en México, es necesario tener presente, como el autor sostiene, que dentro de estos elementos,
hay “rasgos persistentes disfrazados de cambio” (Arnaut, 1998b, pág. 16). Algunas
investigaciones de la última década que abordan el trabajo docente a partir de diferentes
políticas de reforma pueden ayudar a identificar algunos de estos rasgos.
Existen estudios enfocados en políticas concretas como el programa Carrera
Magisterial (Torres, 2009 y Miranda Esquer, 2009), que presentan conclusiones similares en
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el sentido de que este programa se volvió un motivo de frustración para muchos docentes que
no accedieron o no ascendieron y generaba altos niveles de estrés, o un desinterés por seguir
participando y ausentismo creciente en los maestros; además de ser una vía para obtener un
mejor salario, un espacio de competencia entre colegas, un mecanismo de segregación y un
territorio para el clientelismo sindical. Estas investigaciones parten de diseños metodológicos
de corte cualitativo interpretativo, lo que suma esfuerzos para una comprensión del trabajo
docente desde la mirada de los maestros. Sin embargo, si bien con las reformas se establecen
las condiciones normativas de trabajo, mirar los efectos y los impactos de las políticas
educativas sobre el trabajo docente como un propósito de investigación, puede negar la
posibilidad de decisión de los docentes ante tales escenarios. Además deja de lado los
elementos con los que los maestros cuentan desde sus trayectorias personales para enfrentar
las nuevas condiciones laborales.
Son muy útiles los trabajos que analizan procesos de reforma educativa. Castrejón
(2003) y Loyo (2002), por ejemplo, analizan procesos completos de reforma como la
modernización educativa en México. La primera autora sostiene entre otros aspectos, que
mientras más se “moderniza” el magisterio, la jornada de trabajo de los docentes se
intensifica y se alarga. La segunda autora concluye que dentro del entramado institucional,
los docentes se encuentran desprovistos de la facultad de decisión, debido al carácter
arbitrario de las políticas y, aun con la mejora de los sueldos, los estímulos salariales
individuales son percibidos como “fuente de presión o de desgaste”. Pero contrario a ser “un
grupo indefenso y sin recursos”, Loyo encuentra estrategias de resistencia entre los docentes,
muchas veces pasiva, mediante la utilización de su capital social constituido por una “densa
red de relaciones”, con ello, las reformas son amortiguadas y diluidas en la práctica pero no
anuladas, lo que da estabilidad al sistema educativo. El estudio de Aurora Loyo resulta un
punto de coincidencia significativo con mi investigación, debido a la importancia que otorga
a las formas concretas en que los docentes hacen frente a las políticas de reforma, a partir de
los elementos con los que cuentan desde diferentes ámbitos de su vida.
Loyo (2002) y Rockwell (2013), conciben de manera similar a los docentes y el
desarrollo de su trabajo en contextos de reforma, pero desde diferentes enfoques
metodológicos. Mientras para Loyo, quien realizó entrevistas en profundidad, los docentes
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amortiguan pero no anulan las reformas, para Rockwell, quien parte de una metodología
etnográfica y pone más interés en la heterogeneidad del magisterio, los docentes con su
trabajo las cristalizan en la práctica. Interesada más por las cotidianidades escolares en tanto
“diversas”, “mutables” y que responden a “procesos de construcción histórica”, para
Rockwell “[…] lo fundamental de los cambios se ha dado en `las políticas en la práctica”
(Rockwell, 2013, pág. 438), y en estos procesos los maestros son los “actores centrales”.
Desde una perspectiva similar sobre la centralidad de los docentes y sus decisiones
ante la implementación de políticas, Robert (2013) analiza, mediante un estudio etnográfico,
las decisiones tomadas por docentes en Argentina a partir de un programa de incentivos que
buscaba atraer docentes calificados a comunidades rurales. Esta autora incorpora un eje de
análisis ausente en casi todos los estudios revisados: muestra que las decisiones de los
docentes por aceptar o no tales incentivos están “teñidas de género”, puesto que más allá de
ser una “toma racional de decisiones económicas”, estas se daban en función de la seguridad,
el transporte y la comunidad como condiciones decisivas a partir de las relaciones, las
identidades y el género de los maestros. Este estudio aporta elementos importantes para
resaltar que el trabajo docente es llevado a cabo por mujeres y hombres concretos, con una
construcción histórica de sus propios procesos y trayectorias de vida y profesionales.
Tenti Fanfani (2009) aborda en una parte de su estudio la vocación vs profesión a la
luz de las exigencias al trabajo docente, lo que para efectos de mi investigación, permite dar
continuidad al análisis de las decisiones de los maestros relacionadas con sus condiciones
laborales, en muchos casos marcadas por conflictos entre la vida privada y la vida
profesional.
Respecto a la segunda dimensión del desarrollo del trabajo docente en esta
investigación: la formación y la evaluación docente, pocos estudios buscan conocer a los
maestros mediante análisis, por ejemplo, que den cuenta de las condiciones socioeconómicas
y culturales en su trayectoria de vida que los llevaron a formarse en la docencia, lo que, dicho
sea de paso, potencialmente contribuiría a superar las visiones pedagogistas de mirar a los
maestros, y se comprendería mejor la esfera de la vida privada entrelazada en la elección de
una profesión. Desde una perspectiva historiográfica, Civera (2006, 2010, 2013a, 2013b) ha
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producido una gran gama de conocimientos en diferentes contextos sobre la formación inicial
de docentes, entre los que sobresale el medio rural. Sin embargo, para el tiempo de
realización de esta tesis, fueron pocos los estudios encontrados con los que pudiera dialogar
sobre este aspecto en particular. Birgin y Charovsky (2013) brindan claros elementos para la
comprensión de otras dimensiones al analizar las trayectorias de formación inicial de futuros
docentes –de escuelas de nivel medio en una zona de Buenos Aires, Argentina- a partir de
categorías como territorio y espacio, que entretejidas con el origen socioeconómico, lugar
de vivienda y el género de los estudiantes, deviene en lo que las autoras llaman circuitos
socioeconómicos y educativos, que definen a mediano plazo la elección y desarrollo de su
carrera profesional, en este caso, la docencia.
Un estudio que no aborda específicamente la formación inicial, pero sí pone atención
en categorías de vida privada como el origen social, la escolaridad de sus padres, el género y
la edad de los docentes de un Centro de Actualización de Maestros en el estado de Guerreo,
México es Jaimes, (2007). Desde un enfoque que combina el análisis cualitativo y
cuantitativo, busca rasgos característicos en docentes que expliquen sus trayectos de
formación, entre los que incluye la formación inicial. Los hallazgos de este estudio que
permiten un diálogo con mi propia investigación consisten en que los maestros vieron en la
docencia una alternativa para alcanzar mejores niveles de vida y que han tenido poca
movilidad geográfica.
Cabe señalar que la mayoría de los estudios revisados sobre formación inicial, se
enfocan en abordarla como un proceso que responde a necesidades sociales (Barba Casilla y
Zorrilla Fierro, 2009), o bien, desde un enfoque curricular y su transformación a la luz de las
reformas educativas (Mercado Maldonado, 2010). Por otra parte, algunas investigaciones
relacionan el papel de la formación inicial con el desarrollo del trabajo docente. Básicamente,
estas investigaciones realizan este abordaje a partir de la categoría de inserción docente o
construcción de saberes docentes: Montaño (2005) y Marcelo (2008) analizan las
problemáticas que viven los maestros de primaria de recién ingreso al servicio docente y, de
manera similar, expresan las condiciones escolares y las relaciones con colegas y autoridades
del lugar donde les haya tocado trabajar, como un factor importante para la construcción de
sus saberes.
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Hasta antes de la Reforma Educativa de 2013 (RE2013), la formación continua vista
dentro de espacios institucionales –incluidos también los procesos de certificación-, estuvo
presente en las agendas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE) a través de un tránsito del ámbito profesional, al
económico y al administrativo (Arnaut, 1998). Algunas de las investigaciones sobre estos
rubros, como las de Borja Lira, Vera Noriega y García (2009) y (García Orozco, 2003)se han
enfocado en los sentidos y significados que la formación continua tiene para los docentes en
su práctica, dentro del contexto de diferentes programas institucionales, tales como los
Talleres Generales de Actualización o el Programa Nacional de Actualización Permanente
de Maestros de Educación Básica en Servicio, entre otros. Este tipo de abordajes contribuye
a conocer la mirada de los docentes con los elementos que les da su práctica, ante las
diferentes líneas oficiales que incluye la formación continua. Sin embargo, hacen falta
estudios en los que además de compartir la voz de los docentes desde su práctica profesional,
ofrezcan elementos para seguir construyendo el tejido del desarrollo del trabajo docente, con
las condiciones y posibilidades de vida que intervienen en las decisiones sobre su formación
continua.
Ante los procesos de evaluación docente implementados en México desde hace
tiempo y que en la RE2013 quedaron en el centro de la política y como condición para el
ingreso, permanencia y promoción de los docentes, se vuelve necesario comprender a fondo
desde dónde los docentes resuelven las exigencias de su evaluación. Este es un aspecto que
no localicé en la literatura como tal, sin embargo varios estudios ayudan a contextualizar las
consecuencias o implicaciones de los procesos de evaluación. Gentili, et. al., (2004) desde
una reflexión sobre las reformas neoliberales de la década de los 90 en América Latina, y con
base en una conceptualización de conflicto docente y educativo, contribuyen a comprender
cómo las políticas de reforma han regulado la organización del trabajo docente, así como sus
condiciones laborales, mediante “transformaciones amenazantes” (Gentili, et. al., 2004,
pág.1256) que incluyen la evaluación al trabajo docente a través de cambios en los estatutos
laborales, la incorporación de incentivos diferenciados por desempeño y la evaluación
estandarizada a partir de políticas curriculares acordes a los modelos neoliberales. Rockwell
(2015) aporta elementos para una crítica sustentada sobre las evaluaciones estandarizadas y
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basadas en “buenas prácticas” y con consecuencias punitivas para los docentes. Por su parte,
Fernández (2012) hace un balance sobre lo que llama las influencias políticas laborales y
sociales entre la evaluación docente, los incentivos para los dirigentes del SNTE y la calidad
de la educación en el contexto electoral mexicano de ese año. Este es un tema muy actual
que está generando diversos estudios, pero hasta ahora prevalecen más los artículos de
opinión que productos de investigación sistemática.
En relación con el ámbito sindical, autores como Arnaut (1998a), Ornelas (2008) y
Muñoz (2008) son referentes obligados para analizar procesos políticos generales entre el
SNTE, las autoridades educativas de todos los niveles y las decisiones que han afectado o
beneficiado al magisterio, y los trabajos de Cortina (1990), Street (2002) y Tarrés Barraza
(1998) ofrecen análisis fundamentales de género en las relaciones de poder dentro de la
actividad política sindical. Además, debido a la ubicación geográfica del trabajo de campo
para esta tesis, la investigación histórica de Norberto López Ponce (2001)sobre la
organización sindical de docentes en el Estado de México durante el segundo tercio del siglo
xx, resulta de gran valor para comprender el camino recorrido por los maestros y las
autoridades estatales que dieron paso a la fundación, conclusión o mantenimiento de diversas
organizaciones magisteriales.
El rubro de las relaciones de los maestros con su sindicato y autoridades, al igual que
las dimensiones de las condiciones laborales y de formación, también suelen entrecruzarse
con aspectos de su trayectoria de vida privada e influyen en el desarrollo del trabajo docente,
dado que el ámbito sindical representa un área de la vida profesional de los docentes en
México. En este sentido, es sustancial contar con investigaciones que aporten conocimiento
sobre ello.
En este rubro, algunas investigaciones identificadas parten de categorías como las
trayectorias de vida, Barrera (2007) abarca la interacción entre etapas de vida profesional,
personal y biológica; el autor afirma que el proceso de construcción de trayectoria entre los
docentes se entrecruza singularmente con la vida biológica y profesional, a lo largo de los
periodos críticos en los que debe afrontar y confrontar dilemas y decisiones coyunturales de
su trabajo profesional. Calvo (2003) estudia los componentes sociales y políticos en la
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trayectoria profesional de una maestra frente a grupo que asciende a un cargo de supervisión.
La autora concluye que los espacios y vida privada de los maestros como actores sociales se
engarzan con espacios públicos que trascienden lo educativo. Por su parte, Torres (2005)
propone una categorización de ocho etapas que identifican la vida privada y profesional de
los docentes: acceso a la carrera, novatez, inicio de consolidación, consolidación docente,
preparación de la salida y salida inminente.
Puede advertirse que las investigaciones sobre subjetividad docente de la última
década en México, hay un número creciente de estudios que ponen el centro de su interés en
el malestar docente, es decir, abordan temas como la satisfacción/insatisfacción docente en
el trabajo (Noyola y Padilla, 2009), el síndrome de burnout o estrés laboral y las
enfermedades desarrolladas, etc. (Aldrete, Pando, Aranda, & Balcázar, 2003). También se
encuentran los trabajos desarrollados desde perspectivas psicoanalíticas (Anzaldúa, 2004;
Lara, 2007). En algunos casos, se trata de trabajos de intervención, más que de investigación,
que, si bien contribuyen a la producción académica o a la intervención educativa, no van más
allá de lo que les sucede a los docentes en el ejercicio de su trabajo, sin una reconstrucción
temporal y espacial de sus trayectorias, una problematización del carácter político y
económico del trabajo docente, y el carácter colectivo de las culturas magisteriales. Vale la
pena, contrastar estos trabaos con la investigación de otros autores, como Tenti Fanfani
(2007), que aunque enfocado en la identidad del trabajo docente y la profesionalización,
analiza el trabajo docente en América Latina con los cambios sociales como telón de fondo,
los cambios en las relaciones de poder entre diferentes generaciones de alumnos y grupos
familiares, además de las innovaciones tecnológicas a las que se enfrentan los docentes;
concluye que el trabajo docente es doblemente colectivo: porque los docentes no lo realizan
solos, y porque se trata de una actividad profundamente política.
Carolina Domínguez (2014) también aborda la subjetividad docente, en este caso
desde un enfoque sistémico que da cuenta de diferentes aspectos de la persona del docente.
A lo largo de su libro, producto de su investigación doctoral, la autora pone énfasis en la
importancia de conocer a los docentes como personas, ya que son a quienes se les exige
resultados concretos desde las políticas pero sin conocerlos más allá de su trabajo profesional,
lo cual es un punto importante para dialogar con mi investigación. En uno de sus capítulos,
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Domínguez presenta a las madres y padres de familia, y las relaciones que los docentes tienen
con ellos, como un factor fundamental que influye en su vida personal y laboral, en función
del papel que los padres tengan ante su trabajo. La investigación de Domínguez forma parte
de los escasos trabajos realizados en México cuyo foco es la subjetividad de los docentes
frente a su trabajo profesional, lo cual es un hecho bastante plausible para el avance de las
investigaciones educativas en el país. Sin embargo, el uso de la teoría de sistemas como base
teórico-conceptual puede limitar las interpretaciones de esa subjetividad docente, al cercarla
con su propia individualidad, soslayando los contextos históricos, las relaciones de poder y
sobre todo, la capacidad de agencia de los docentes ante los diferentes escenarios.
Cada rubro del trabajo docente aquí abordado: las situaciones cotidianas, las
instituciones, los ideales y distintas condiciones de las que cada uno parte, van adquiriendo
ciertos significados que orientan los actos (Blumer, 1982) en este caso de los maestros. Estos
significados van modificándose a lo largo de su trayectoria de vida y profesional, lo que
precisa interpretarse desde distintas conexiones con los contextos estructural, contextual y
global (Latour, 2008). Para enriquecer la lectura de estos contextos y significados, la
perspectiva crítica de Bauman (1999, 2003, 2007) sobre la posmodernidad y el mundo líquido
resultan de gran importancia.
Como quedó plasmado en este diálogo con las investigaciones anteriores a mi propio
estudio, el trabajo docente ha sido abordado desde múltiples posibilidades interpretativas, lo
que da cuenta de la formación de un cuerpo de conocimientos en marcha. Sin embargo, es
necesario delinear nuevas rutas de análisis hacia la comprensión del trabajo docente y de sus
ejecutores. En este sentido, los abordajes desde la multi, trans e inter disciplinariedad
adquieren mayor importancia. En mi trabajo considero varios elementos que pueden aportar
miradas distintas, entre ellos, la perspectiva de género, el cuestionamiento de los ámbitos de
vida privada y pública, así como las problemáticas provocadas por la creciente flexibilización
de los mercados de trabajo.
Rockwell ha mencionado la biografía de los maestros como una aproximación a la
práctica docente y un elemento que se entreteje en las culturas magisteriales. Ezpeleta (1992)
utiliza el concepto de sujeto entero. Sin embargo, a diferencia de los estudios de educación
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superior y científicos que han mostrado la riqueza de conocer a los sujetos para comprender
la formación de habitus e identidades (Méndez Ochaita y Remedi Allione, 2016; Remedi,
2005), la mayor parte de las investigaciones de docentes de educación básica no traspasan
la esfera profesional, laboral o didáctico-pedagógica y por lo tanto no logran captar a los
maestros como personas en todas sus dimensiones. Los estudios de trayectorias de vida y
subjetividades son un avance, pero aún insuficiente en este sentido.
La comprensión del trabajo docente de forma integral implica partir de una
articulación analítica entre lo público y lo privado. Nancy Fraser (1993) plantea una crítica
magistral a la noción de ámbito público de Habermas, la cual para la autora en pocas palabras,
es una “concepción masculinista burguesa”. A partir de uno de los supuestos de Habermas
sobre el tema, cuestiona las fronteras planteadas entre el ámbito privado y el ámbito público.
La propuesta de Fraser es que estos términos deben mirarse desde una perspectiva más crítica
y aguda, pues para ella “[…] no son simplemente designaciones directas de ámbitos sociales;
son clasificaciones culturales y etiquetas retóricas. En el discurso político son términos
poderosos que frecuentemente se despliegan para deslegitimar algunos intereses, opiniones
y temas, y para valorizar otros” (Fraser, 1993, pág. 51). La autora retoma la noción propuesta
a su vez por Geoff Eley para las sociedades estratificadas como “el marco estructurado en
donde tiene lugar el concurso o la negociación cultural o ideológica entre una variedad de
públicos” (Eley, G. citado en Fraser, 1993, pág. 43).
La comprensión del trabajo docente precisa mirarlo también como un mercado de
trabajo construido socialmente, y como tal, es importante destacar la presencia del género, y
el tránsito hacia una creciente flexibilidad laboral. Para ello, el análisis de Bethsaida
Maldonado (2010) es un referente muy importante. La autora, desde la economía feminista,
muestra la importancia histórica, social y cultural que implica el estudio del género en los
mercados de trabajo, y los define como “ámbitos donde tienen lugar las batallas de mujeres
y hombres por reconocerse como personas productivas y demostrarlo socialmente”
(Maldonado L., 2010, pág. 86). Desde esta perspectiva es importante analizar de manera
transversal, cómo el género se relaciona con las estrategias de mujeres y hombres frente a las
condiciones que han enfrentado en la docencia como mercado de trabajo, a lo largo de sus
trayectorias profesionales.
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El desarrollo del trabajo docente se materializa casi siempre en la escuela, pero no
siempre es realizado en el salón de clases con los alumnos. Rockwell (1999) poniendo
atención en el uso del tiempo contribuye a entender mejor estos espacios desde la
cotidianidad. Sin embargo, la categoría de uso del tiempo empleada también en la economía
feminista, permite interpretar de manera un tanto más concreta las tácticas que los docentes
llevan a cabo, en algunos casos a partir de diferencias de género, para atender su trabajo
profesional y su vida privada. Las tácticas que los docentes desarrollan para realizar su
trabajo se relaciona con la forma en que sus familias se organizan internamente para el trabajo
doméstico y frente a la flexibilidad laboral. Alma Espino (2010) critica cómo bajo el enfoque
del capital humano, “las decisiones de los individuos son tomadas a partir de unas relaciones
de interdependencia entre necesidades, actividades y características definidas desde la
división sexual del trabajo que predomina en los hogares” (Espino, 2010, pág. 10). Como
sostienen Mauricio Rodríguez y Brígida García (2014), esta división sexual no siempre se
manifiesta de la misma manera, en distintas sociedades, o incluso en diferentes estratos de
una misma sociedad. Los autores reconocen que en diferentes países se ha impulsado mayor
participación masculina en el ámbito familiar que ha implicado una movilización en la
construcción de la identidad masculina, lo cual nos alerta a evitar determinismos. No
obstante, los autores, cuyo objeto de estudio fue el trabajo doméstico y cuidado masculino,
encontraron diferencias de género por una dedicación de tiempo de hasta el triple de horas
más por parte de las mujeres. De igual manera que los autores, para esta tesis retomo del
Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) la conceptualización de trabajo doméstico:
[…] conjunto de actividades no remuneradas realizadas en los hogares de manera
cotidiana, enfocado a la producción de bienes y servicios que garantizan el bienestar
y desarrollo de los integrantes de la familia mediante su consumo directo; incluye las
actividades para el mantenimiento del hogar tales como la elaboración de alimentos,
cuidados e higiene, cuidado de la salud, atención a niños, niñas, personas enfermas y
adultos mayores (Rodríguez, M. y Brígida García, 2014, pág. 381).
En concreto, esta tesis se trata de una aproximación hacia la comprensión del desarrollo del
trabajo docente desde los maestros mismos, que procura superar perspectivas centradas en
ámbitos como el pedagógico o el laboral. Para ello, el análisis fue enriquecido con elementos
de la economía feminista, cuya principal apuesta disciplinar y metodológica es el análisis de
la reproducción humana como proceso social central, y que, como sostiene Cristina Carrasco
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(2010), “jamás se ha utilizado como categoría analítica fundamental en los estudios de las
sociedades” (Carrasco, 2010, pág. 23).
Diseño metodológico
Esta investigación se construye desde una perspectiva sociocultural y un enfoque de análisis
interpretativo-comprensivo, basado en los relatos de vida de diez docentes: cinco mujeres y
cinco varones, a través de entrevistas biográficas.
La pertinencia de las entrevistas biográficas radica en los ámbitos de la vida de los
sujetos que es posible abarcar, por ejemplo, el entorno familiar, ya que ahí se encuentran
claves importantes para comprender el modo de actuar de los sujetos (Bertaux, 2005). Para
el autor, con este tipo de entrevistas es posible explicitar los significados que, en un texto,
“se hallan en el punto de encuentro de dos <<horizontes>>, el del sujeto y el del analista. Lo
que está más allá del analista no puede ser percibido por él” (Bertaux, 2005, pág. 91). Esto
es posible mediante la identificación de indicios que remiten a un “mecanismo social” en las
prácticas de los sujetos, pero va más allá de una “distinción fundamental entre sistema y
actores” para instaurarse “en un nivel intermedio, el de las relaciones intersubjetivas firmes
(y en general, duraderas) […]” (Bertaux, 2005, pág. 96).
Los docentes entrevistados trabajan en escuelas primarias públicas semiurbanas de
un municipio del Estado de México. De cinco escuelas, dos de ellas se encuentran en colonias
de un nivel socioeconómico medio alto, una más en el límite entre un fraccionamiento de
nivel medio alto y una colonia de nivel medio bajo; la ubicación de estas tres es cercana a
algunas principales vías de comunicación. Mientras que las otras dos escuelas se ubican en
colonias populares de nivel medio bajo, con una distancia mayor a las vías de comunicación.
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), por ejemplo, una de las
colonias con nivel socioeconómico bajo se encuentra en el rango de un nivel de marginación
alto, ya que el 22.81% de su población mayor de 15 años no tiene la escolaridad de la primaria
completa; el 66% de las viviendas particulares habitadas no tiene agua entubada; y el 41.13%
de las viviendas del mismo tipo no disponen de refrigerador.
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Los diez docentes entrevistados son cinco mujeres y cinco varones de entre 24 y 51
años de edad, de los cuales seis son casados y tienen de uno a tres hijos, cuyas edades van de
los tres meses a los 21 años, para 2015. El lugar de vivienda de cinco de ellos es en el mismo
municipio, cuatro viven en un municipio cercano, y una más proviene de un municipio
alejado, aunque en la misma entidad. El tiempo de traslado de su casa a la escuela va desde
los 10 minutos hasta las cuatro horas.
Se realizaron entrevistas de entre cuatro y seis horas a cada docente, divididas en
sesiones en promedio de una hora por día, aunque hubo casos en los que algunos maestros
por propia iniciativa dedicaron hasta tres horas por sesión. Las entrevistas se realizaron en la
escuela donde trabajan durante los tiempos que tenían libres por recreo, clases de sus alumnos
con otros maestros o después del horario de clases; sólo una sesión fue en una cafetería
cercana a la escuela porque esta se encontraba en el periodo de receso de verano. La
participación de los maestros fue totalmente voluntaria luego de que a cada uno le expuse mi
propósito de investigación.
Cabe señalar que luego de la realización de entrevistas, apliqué un instrumento sobre
uso del tiempo, con el cual pretendía complementar el análisis sobre este tema desde la
metodología de la economía feminista. Sin embargo, sólo lo contestaron y entregaron las
maestras mujeres, por lo que el análisis sistemático quedó limitado.
En el diálogo con los docentes surgió una gran cantidad de temas importantes en el
entrecruce de su vida profesional y su vida privada. Entre ellos se encuentran la forma de
relacionarse con los estudiantes y las familias de estos, a quienes los maestros también suelen
dedicar tiempo y energía extra al horario de clases para compartir, transmitir o enseñar
aspectos que ellos consideran fundamentales, no sólo para sus procesos de aprendizaje, sino
para la convivencia entre las familias. El rubro que a cada docente le interesa enseñar o poner
énfasis con sus alumnos y/o los padres de familia, tiene que ver con sus propias experiencias
de su historia de vida, sus gustos personales y el significado que les den. Además, por lo
menos la mitad de los docentes de este estudio viven en la misma colonia de donde provienen
sus estudiantes, por lo que se relacionan y manejan su imagen pública de distinta manera a
partir de posibles diferencias de género. Todo ello también es parte del papel de la vida
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privada en el trabajo docente, pero precisa de un abordaje mucho más específico adentrado
en el análisis pedagógico.
La riqueza de estos hallazgos es sustancial, sin embargo, por razones de espacio y
tiempo quedarán como temas a futuro. Para esta tesis, me concentré en el análisis de algunos
aspectos específicos de la trayectoria profesional de los docentes, que son analizados en el
entretejido de su vida privada y las condiciones del trabajo docente. En el primer capítulo,
estudio las tácticas que los maestros han llevado a cabo para ingresar a la docencia,
permanecer, mejorar sus condiciones y sus planes futuros, incluyendo su jubilación. En el
segundo capítulo abordo las tácticas de los docentes respecto a sus procesos de formación
inicial y continua, formal e informal y procesos de certificación en diferentes momentos de
su trayectoria profesional. Finalmente, en el tercer capítulo analizo las relaciones que los
maestros han construido con el sindicato al que están afiliados, la cultura política que han
internalizado y su participación político sindical. En los tres apartados privilegio el análisis
de las etapas de vida de los maestros, su contexto socioeconómico y el uso del tiempo como
expresión del género.
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Capítulo 1. “Ya no tienes tiempo de pensarlo, sino más bien de actuar”: las
condiciones laborales a lo largo de su trayectoria docente
Las condiciones laborales que los docentes de este estudio han vivido a lo largo de sus
trayectorias, desde su ingreso hasta su jubilación, dan cuenta de las posibilidades o limitantes
que les han dejado las diferentes normatividades y prácticas institucionales para ingresar,
transitar y retirarse de la docencia. El conocimiento de estas trayectorias ha permitido
comprender de qué maneras se entrelazan con su vida privada, así como las tácticas que han
llevado a cabo ante tales escenarios. Para que los maestros puedan desarrollar su trabajo,
deben hacer uso de diferentes prácticas que les permitan maniobrar con las tensiones y
posibilidades presentes en sus condiciones laborales y en su propia vida privada. El
significado que le dan a estas condiciones, tiene que ver, de acuerdo con Bourdieu (2007),
con el conjunto de estructuras estructuradas a partir de sus condiciones de existencia, lo que
ha funcionado como principio generador y organizador de sus prácticas y sus
representaciones.
En este capítulo centraré el análisis, en primera instancia, en las distintas formas de
ingreso a la docencia, tomando en cuenta las disposiciones de política educativa vigente en
el momento. En el segundo apartado, el análisis responde a cómo los docentes lograron
obtener sus condiciones laborales actuales y de qué manera las han sostenido. Finalmente, en
el tercer apartado enfoco el análisis en los planes y las percepciones de los docentes en torno
a su jubilación, con especial atención al posible impacto de la RE2013. En cada apartado
tomo en consideración las condiciones socioeconómicas, de género y de etapa de vida de los
docentes como factores fundamentales para comprender desde su vida privada de qué manera
han cambiado o no sus condiciones laborales a lo largo de sus trayectorias.
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1.1. “Como una maestra estaba embarazada, que me mandan al salón”: formas de
ingreso a la docencia
La forma en que los maestros del estudio ingresaron a la docencia no siempre ha
correspondido con una idea generalizada de trayectorias lineales, en las que una vez cursados
los estudios profesionales se ingresa al trabajo docente. Es más frecuente que en su
trayectoria de vida aparezca el ingreso a la docencia antes que el inicio o la culminación de
su formación profesional, e incluso el primer trabajo como docentes no siempre fue en
escuela primaria. No obstante las circunstancias, todos entraron con un contrato, ya sea por
interinato o con plaza de tiempo indeterminado. Pero en el interjuego con su trayectoria de
vida, los maestros llegaron a la docencia por cuatro diferentes vías: plaza directa al egresar
de la Normal, plaza mediante examen sin impacto, interinato mientras estudiaban y por
gestión sin estudios normalistas.
Estas formas de ingreso se relacionan con el género y la etapa de vida, en específico
con la maternidad, pero sobre todo, se relacionan con las condiciones socioeconómicas,
expresadas en la vida privada a partir de la presencia de redes de apoyo y las aspiraciones
profesionales y económicas.
En la siguiente tabla se presenta una sistematización de diversos factores que ayudan
a comprender más sobre quiénes son los docentes, así como las tensiones o posibilidades que
la vida privada tiene con la vida profesional y viceversa.
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Tabla 1. Relación entre la forma de ingreso a la docencia y factores socioeconómicos
Forma de
ingreso
Docente Año de
ingreso a
la
docencia
Formación
profesional al
ingresar
Origen
socioeconómico
(padres)
Factores
socioeconómicos
Plaza
directa al
egresar de
la Normal
Edvina 1985 Formación
profesional
docente de
primaria
Madre ama de
casa y criadora
de animales de
corral/padre
militar
Quería ser sobrecargo
de aviación. Su
familia no podía
pagarle esa carrera.
Cornelio 2000 Licenciatura en
educación
primaria
Madre ama de
casa/padre
obrero
Quería estudiar una
carrera profesional
para no ser obrero
como su padre. Su
hermana, también
maestra, lo animó a
elegir la profesión
docente.
Hernando 2000 Licenciatura en
educación
primaria
Madre ama de
casa, criadora de
aves y
vendedora de
artículos por
catálogo/padre
obrero
sindicalista
Eligió “la
comodidad” de la
rutina que ya tenía al
trasladarse de un
municipio a otro
donde cursaba la
preparatoria, la cual
se encuentra junto a la
Normal. Es el primero
que accede a una
carrera profesional en
su familia.
Camerino 2007 Licenciado en
educación
secundaria
Madre maestra
de primaria
jubilada / SD de
padre
Su mamá, le exigió un
título profesional
después de haber
dejado inconclusas
dos carreras
anteriores.
Plaza (en
primaria)
mediante
examen sin
impacto
(ACE)
Martina 2013 Licenciatura en
educación
preescolar
Madre obrera en
fábrica de
ropa/padre
comerciante de
papelería
En su familia es la
primera integrante
que accede a una
carrera profesional. A
partir de la
interacción y cuidado
de sus sobrinos le
tomó gusto al trato
con niños.
Fabia 2013 Licenciatura en
educación
preescolar
SD Es la primera mujer
que accede a una
carrera profesional en
su familia.
Interinato
como
estudiante
Juventina 1990 Preparatoria
anexa a la
normal
Madre
comerciante de
comida
casera/SD de
padre
Trabajaba como
auxiliar
administrativa en la
primaria donde
estudió por invitación
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de los directivos,
debido a la amistad y
vecindad de su mamá
con ellos. Tuvo que
atender un grupo
escolar que no tenía
docente porque la
maestra a cargo
estaba embarazada.
Teodoro 1998 Licenciatura en
educación
primaria
Madre ama de
casa / padre
obrero
Quería estudiar
Ingeniería Civil pero
con el resultado de su
examen para la
universidad obtuvo
lugar en otra
ingeniería, no la
cursó. Una
supervisora escolar lo
invitó a dar clases
cuando estudiaba en
la Normal.
Por gestión
sin estudios
normalistas
Jacobo 2008 Licenciatura en
Mercadotecnia y
Publicidad –
universidad
particular
Madre militar
jubilada /padre
militar (finado)
Algunos de sus
familiares son
docentes. Ellos le
hablaron de la
posibilidad de ser
docente mediante la
gestión en alguna
instancia.
Adelina 2012 Licenciatura en
Pedagogía –
UNAM
Madre maestra
egresada de
Normal
particular / padre
otra profesión
Su mamá, también
maestra, la animó
para ser docente por
las cualidades que en
ella veía.
Fuente: elaboración propia con datos obtenidos de las entrevistas a docentes.
La tabla muestra que para el ingreso a la docencia de la mayoría de los maestros
entrevistados, la presencia de redes y relaciones con otros docentes en su trayectoria de vida
es un factor común que se entreteje con las posibilidades de sus condiciones socioeconómicas
de origen. Además, entre quienes sus padres no son docentes, prevalecen ocupaciones como
amas de casa, comercio en micro negocios, obreros y militares.
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“Sí fue una ventaja y una bendición de Dios”: la obtención de plaza directa al egreso de
la Normal
Para tres de cuatro docentes entrevistados que obtuvieron una plaza directa al egresar de la
Normal, ello marcó una diferencia respecto de su origen socioeconómico, así como de su
condición laboral frente a generaciones posteriores de docentes. Por el contrario, en un caso,
esta condición representó un ingreso insuficiente ante el nivel de gastos que dijo tener. A
algunos de ellos les tomó por sorpresa la serie de beneficios laborales que en su tiempo
implicaba haber estudiado en la Normal.
La maestra Edvina estudió la formación para maestra a nivel profesional, mientras
que los maestros Hernando, Camerino y Cornelio realizaron estudios de nivel licenciatura.
Estos tres últimos ingresaron regidos por la Ley General de Servicio Profesional Docente de
1993, la cual establecía (en su capítulo III: del ingreso al servicio, artículo 21), que el ingreso
de los docentes se daría con base en los resultados de idoneidad obtenidos en un concurso de
oposición preferentemente anual. En el artículo 22 del mismo capítulo quedaba establecido
que después de seis meses de servicio sin ninguna nota desfavorable, los docentes serían
acreedores de un nombramiento de base definitivo. Es visible la heterogeneidad en las formas
de ingreso, sin embargo, es preciso recordar que cada docente tuvo condiciones de ingreso
correspondientes con la temporalidad en las políticas educativas.
El ingreso a la docencia de la maestra Edvina en el año 1985 (para 2015 contaba con
casi 30 años de servicio docente), se dio en la etapa de reforma de las escuelas normales en
México. Desde 1975 el gobierno federal estableció la elevación de la formación profesional
de los maestros a un nivel universitario, para lo cual debían cursar el bachillerato como
requisito de ingreso y, luego, cursar la licenciatura en cuatro años. Fue hasta 1984 cuando
esta formación adquirió el carácter de requisito obligatorio para ingresar a la docencia.
La maestra Edvina, al terminar la secundaria deseaba estudiar la carrera técnica de
sobrecargo de aviación pero no le fue posible por los inconvenientes económicos de sus
padres para pagarle esa carrera. Cabe señalar que su madre realizaba trabajo doméstico
remunerado (lavado y planchado de ropa) y cuando su padre, quien era militar renunció, su
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madre también se dedicó a criar animales de corral. Por consejo de su mamá, explicó que vio
en la docencia la posibilidad de trabajar para poder pagarse sus estudios de la carrera técnica
que deseaba, o bien una carrera universitaria, y le entusiasmó la idea de cursar el bachillerato
en dos años y además contar una preparación profesional en la Normal, para recuperar un
año que había perdido durante la primaria. Para ella, la asignación de su plaza indefinida, fue
una “ventaja” y una “bendición de Dios”, y más al compararla con la situación de los
maestros jóvenes:
Sí, yo entré con plaza […] ya salía uno y con plaza (sonríe) […] Pues [la plaza
significó para mí] mucho porque yo creo que se me hubiera hecho muy difícil.
Ahorita, como ellas (señala a algunas maestras en el patio) tocando puertas para ganar
tu base. Entonces sí fue una ventaja y... una bendición de Dios que te hayan dado,
saliendo de la Normal, tu base (PR4.Edvina.S4.280515).
El ingreso a la docencia de la maestra Edvina estuvo marcado, por lo menos, por dos
aspectos de su vida privada: el significado que tuvo para ella cursar el bachillerato en dos
años y la preparación docente adicional, lo que resultó una táctica que dentro de sus
posibilidades, le garantizaba, más que una formación profesional específica y planeada, la
posibilidad de recuperar un año de escolaridad “perdido” en un nivel escolar anterior. El
segundo aspecto también habla de una táctica, pero para poder estudiar otra carrera. La
maestra tuvo que “coger al vuelo las posibilidades de provecho” (De Certeau, 1997) que le
dio la docencia para llevar a cabo sus aspiraciones profesionales.
El maestro Camerino, quien ingresó a la docencia en secundaria en el año 2007 (y
para 2015 contaría con ocho años de experiencia docente), lo hizo con una formación
profesional de Licenciatura en Educación Secundaria (no mencionó la especialidad, pero
imparte la mayoría de clases en ciencias sociales). Debido al gusto que había desarrollado
por la docencia mientras estudiaba, terminó la licenciatura y de inmediato comenzó a estudiar
una maestría en educación en una universidad particular. Sin embargo, su nombramiento en
una secundaria estatal no era suficiente para pagar los gastos que su posgrado implicaba, por
lo que comenzó a impartir clases también en dos escuelas particulares de nivel básico y
posteriormente, en la maestría que estudió, durante un semestre. Estos, sus primeros espacios
de experiencia docente, fueron sus instrumentos tácticos para ampliar su formación
profesional. Cabe señalar que la construcción de su cultura magisterial (Rockwell, 1997)
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inicia desde sus experiencias de vida con su mamá quien fue maestra de primaria. Es notable
la dedicación de tiempo que el maestro tuvo que hacer para llegar a mantener la
responsabilidad de cuatro empleos. Posteriormente, obtuvo una plaza docente en una
primaria de un municipio diferente al de la secundaria donde ya trabajaba. Un amigo suyo,
le contó que había una vacante en primaria y lo animó a “llevar sus papeles” para que no
siguiera con “el ritmo frenético” que llevaba en sus actividades, ritmo que, reconoce, pudo
llevar por el hecho de ser soltero y vivir solo:
Tenía una vida de locos, la verdad […] creo que lo que me ha ayudado bastante es
que todavía soy soltero y pues el hecho de vivir solo me ayuda bastante […] los
tiempos y nunca saber a qué hora llegar, eso de llegar de madrugada…
(PR3.Camerino.S1.180315).
El relato del maestro Camerino refleja condiciones de género y etapa de vida que le
permitieron hacer un uso del tiempo casi de manera exclusiva a su vida profesional desde el
inicio de su trabajo. Como Santoyo y Pacheco (2014) han mostrado, los hogares con familias
unipersonales tienen mayores posibilidades de utilizar su tiempo a desarrollar su carrera
profesional y laboral. Las autoras determinan que la dedicación de horas semanales a
diferentes actividades en estos hogares guarda diferencias de género. Para el trabajo
extradoméstico, los hombres dedican 50.6 y las mujeres 41.9, al trabajo doméstico los
hombres destinan 17.0 y las mujeres 28.1, al estudio los varones dedican 32.7 y las mujeres
42.8, a las necesidades personales los hombres 64.7 y las mujeres 69.5, mientras que a la
recreación los hombres destinan 21.6 y las mujeres 21.0 horas semanales.
“Si perdías la señal de internet perdías el examen y ya”: plaza mediante examen de
ingreso ¿sin impacto?
Las maestras Fabia y Martina refirieron haber obtenido la asignación de su plaza de tiempo
indeterminado, ambas en 2013, cuando una vez cursada su formación de licenciatura en la
Normal, debieron sustentar el examen concerniente al Concurso Nacional para el
Otorgamiento de Plazas Docentes, en su convocatoria para nuevo ingreso. Cabe señalar que
las dos maestras cuentan con formación docente en nivel preescolar, sin embargo, las dos
recibieron su nombramiento en escuela primaria. Este concurso comenzó a llevarse a cabo
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dentro del marco de la firma de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), entre el
gobierno federal a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE), en 2008. Tal política auguraba las reformas
aplicadas a la Ley General de Educación y se convertía en precedente de la implementación
de la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) respaldado en la Reforma
Educativa de 2013.
La maestra Fabia, quien es licenciada en educación preescolar y dijo que su grata
experiencia con sus propias maestras de preescolar había sido la causa por la que decidió ser
maestra, expresó que para ella la obtención de su nombramiento significó una gran
satisfacción por tratarse de una plaza de duración indeterminada, aunque fuera en escuela de
nivel primaria. Mencionó que a algunas de sus compañeras de la Normal les fueron asignados
nombramientos de interinatos, razón por la cual consideró afortunada su situación, aunque
no conoció el resultado de su examen ni la dinámica de asignación por la cual trabaja en
primaria y no en preescolar. La maestra, quien tiene tres hijos que para 2015 tenían siete,
cinco y dos años de edad, también mencionó que era la primera mujer de su familia que
llegaba a un nivel de educación superior y para ese tiempo ya contaba con dos años de
servicio docente en el subsistema estatal. Expresó que al enterarse de su nombramiento pasó
del gusto a la preocupación, debido a que el lugar de su centro de trabajo, aunque está ubicado
en la misma entidad, se encuentra a una distancia que recorre en cuatro horas de camino. Su
principal preocupación era su familia:
[…] Ya después te preocupas de muchas cosas, primero por tu familia, en mi caso fue
como que peor (con énfasis y tono angustiado) porque ya siendo madre de familia
dije: ─mis hijos, ¿dónde los voy a dejar?, ¿quiénes se van a quedar con ellos?, ¿me
los llevo, se quedan?, ¿cómo le hago, no? Son muchas cosas que tienes que
replantearte y que tienes que responder tú misma en el instante porque ya no tienes
tiempo de pensarlo, sino más bien de actuar (PR5.Fabia.S1.180515).
De acuerdo con los relatos de varios docentes entrevistados, es común que al
momento de recibir su nombramiento, deban decidir si lo aceptan o no y, en caso positivo,
presentarse al día siguiente a su centro de trabajo, por lo que deben ubicar con urgencia la
nueva escuela. En el caso de la maestra Fabia, explicó que el nombramiento se lo dieron con
tres días de retraso, lo que percibe como una normalidad, según su relato:
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[…] el nombramiento tenía una fecha, supongamos, del 15 de agosto y el
nombramiento me lo entregaron el día 18 de agosto. Entonces se supone que ya debía
haber estado en la escuela y es por eso que de inmediato tenía que presentarme a la
institución a la que me asignaron, porque ya tenía tres días aparentemente en los que
debía estar en la escuela, pero pues bueno, las cosas no son así
(PR5.Fabia.S1.180515).
La maestra Martina, quien como varios de los docentes entrevistados, es la primera
integrante de su familia en contar con una carrera de nivel superior, mencionó que su deseo
desde niña había sido ser maestra y compartió que sus padres tuvieron intentos por estudiar
en la Normal pero por cuestiones económicas y familiares no pudieron. Cabe señalar que sus
padres cuentan con una carrera técnica que nunca ejercieron: su madre en Secretariado y su
padre en Contabilidad; él se dedicó al comercio en el rubro de la papelería y la madre a la
costura en una fábrica de ropa.
Esta maestra dijo que desconoce detalles del proceso de asignación de plazas del
concurso en el que participó, pero se mostró satisfecha por haber obtenido una plaza
indefinida. A ella como Licenciada en Educación Preescolar le dieron un nombramiento en
primaria, pero a otras de sus compañeras de la Normal les asignaron plaza casi dos años
después. Un aspecto que llama la atención en este proceso es la dinámica del día que sustentó
su examen, en donde las condiciones de su aplicación tuvieron consecuencias como si
hubieran sido responsabilidad de los sustentantes:
Nos citaron en una escuela sede para hacer un examen, ahí venían varias preguntas
de situaciones didácticas de que: “la profesora tal hizo esta actividad: ¿estuvo bien o
no?” Ahí daban las opciones. Era por computadora, si perdías la señal de internet
perdías el examen y ya... Como a tres compañeras sí les pasó, pero lograron
contestarlo como en 20 min de nuevo […] (PR3.Martina.S2.170315).
De acuerdo con Flores-Crespo y Mendoza (2012), la Alianza por la Calidad de la
Educación fue uno de los pactos políticos instrumentados por el gobierno federal a fin de
profesionalizar a los maestros en México. Esto incluyó cinco acuerdos, de los cuales los
autores resaltan el referente al ingreso y promoción docente mediante concursos de
oposición, a partir de los cuales, docentes y autoridades accederían a plazas de nueva creación
y vacantes. El punto medular de estos concursos sería la selección de los docentes mejor
calificados para desempeñarse frente a grupo. Sin embargo, para Flores-Crespo y Mendoza
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aunque que se trata de una iniciativa “intrínsecamente valiosa”, provoca varias interrogantes,
por ejemplo: “¿Con qué criterios se diseñó el examen de ingreso al servicio docente? ¿Qué
competencias se priorizaron? ¿Cuáles fueron las características de las preguntas y cuáles las
ponderaciones para calificar? ¿Cómo fue el proceso de evaluación de los aspirantes?”
(Flores-Crespo y Mendoza, 2012, pág. 140).
Las preguntas anteriores abonan a la problematización de los relatos de las maestras
Fabia y Martina, pues aunque a ambas les fueron asignadas plazas por tiempo indeterminado,
fue en un nivel diferente al de su formación. Ninguna de ellas conoció la dinámica de
asignación que las llevó a una escuela primaria y, en el caso de la maestra Fabia, a una
comunidad tan lejana de su lugar de origen. Además, se encuentra la imputación de un alto
grado de responsabilidad a los sustentantes por su resultado, independientemente de la
dinámica y condiciones concretas en el desarrollo del examen. El relato de historias de sus
colegas, quienes aun cuando sustentaron el mismo examen recibieron su nombramiento en
condiciones de flexibilidad laboral con interinatos de tres meses o plazas asignadas dos años
después, también hace preguntarse sobre la forma de asignación de plazas en este periodo y
su relación con el examen realizado.
La investigación realizada por Flores-Crespo y Mendoza sostiene que, por lo menos
en los dos primeros años de implementación de la ACE, no todas las plazas vacantes fueron
sometidas a concurso. Los autores exponen cifras de cada entidad federativa, las cuales
revelan que en el primer año de implementación (2008), en el Estado de México no se puso
a concurso ninguna plaza estatal (subsistema al que pertenecen todos los docentes
entrevistados) y presentan una sistematización adaptada1 con cifras de 2009, en la cual se
puede observar que en esta entidad hubo un incumplimiento del 32% en relación con los
maestros aceptados y las plazas (estatales y federales) asignadas. Es decir, de 1,595 docentes
aceptados, fueron asignadas 1,086 plazas (Flores-Crespo y Mendoza, 2012).
Las experiencias de las maestras Fabia y Martina muestran que en años posteriores
(2012) aún hubo un mecanismo dual (Flores-Crespo y Mendoza, 2012) en la asignación de
1 Los autores refieren la adaptación de las cifras de [Sonia del Valle, “Complican alianza educativa”,
Reforma; 23 de noviembre de 2009 con datos de la SEP].
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plazas docentes, es decir, este proceso incluyó la asignación por concurso, pero también por
prácticas clientelares.
En el caso de la maestra Fabia, la satisfacción y la preocupación juntas reflejan una
tensión entre sus condiciones de vida privada y las condiciones laborales que le tocaron en
su condición de género y su etapa de vida. Sin embargo, no contaba con elementos para
“asegurar su independencia en relación con sus circunstancias” (De Certeau, 1997) y tuvo
que decidir si aprovechaba la oferta de una plaza, en su tiempo, indeterminada, pero a cuatro
horas de distancia, o bien, rechazarla. La maestra debió tomar la decisión en función de su
papel como madre y proveedora de su familia, teniendo que reacomodar sus condiciones de
tiempo y el espacio con sus hijos.
Las dos maestras dijeron sentirse afortunadas de no estar en peores condiciones, como
sus compañeras de la Normal, lo que, recogiendo el concepto de capital cultural (Bourdieu,
1998) se relaciona con el hecho de ser las primeras mujeres de su familia en llegar a un nivel
de escolaridad superior.
“No me costó mucho trabajo, tuve la fortuna”: interinato como estudiantes
Para que algunos docentes pudieran ingresar al servicio profesional sin haber culminado sus
estudios en la Normal y, en algunos casos, contando con estudios de bachillerato, fueron
necesarias redes de apoyo. Por ejemplo, una de los docentes que comenzaron su trayectoria
profesional con un interinato fue la maestra Juventina, cuyo nombramiento fue gestionado
por los directivos de la escuela donde comenzó a trabajar:
Yo salí de la preparatoria (anexa a la Normal) […] y los directivos de donde yo estudié
la primaria le dijeron a mi mamá que me mandara a que les ayudara en dirección, a
lo administrativo. Pues ya me fui. Pero (después de unos meses) como una maestra
estaba embarazada [...] que me mandan al salón, a un grupo de ¡sesenta niños! […]
(PR2.Juventina.S1.150315).
Ella nunca se había imaginado ser docente, de hecho, expresó que su deseo había sido
estudiar la carrera de Derecho para la cual presentó una vez el examen de admisión en una
universidad pública, pero no obtuvo el lugar y no le interesó volver a presentarlo en los años
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siguientes. Uno de los elementos de vida privada que llevó a la maestra Juventina a la
docencia, fue la relación de amistad, que dijo, había entre su mamá y los directivos de la
primaria.
Por su parte, el maestro Teodoro comenzó a trabajar como maestro del subsistema
estatal cuando todavía era estudiante en la Normal, con la cobertura de un interinato. En su
caso, recibió la invitación de una supervisora escolar para trabajar, lo cual también manifiesta
la presencia de redes de apoyo como un factor de ingreso a la docencia. Además, dos primas
del maestro Teodoro, una de ellas docente frente a grupo y la otra directora escolar, tuvieron
un papel de apoyo moral cuando tuvo problemas de estudio en el bachillerato del Instituto
Politécnico Nacional (IPN), y lo animaron a retomar sus estudios en la Preparatoria Anexa a
la Normal. Es de resaltar la presencia de mujeres en estas redes: supervisora y primas
docentes.
El maestro Teodoro también compartió su aspiración por estudiar la carrera de
Ingeniería Civil, pero al presentar su examen de admisión a una universidad pública obtuvo
lugar en otra carrera que no fue de su interés, por lo que decidió ingresar a la escuela normal
de su municipio, también motivado por una experiencia satisfactoria como instructor de
estudiantes en el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). En su relato
denota una impresión positiva al haber comenzado a trabajar mientras estudiaba en la
Normal; también explicó cómo hizo para manejar su tiempo y cumplir con sus actividades
como estudiante y como docente de primaria, para ello contó con el apoyo de sus profesores
de la escuela Normal, lo cual calificó como una “fortuna”:
Entonces ¡yo ya estaba estudiando y trabajando! […] Yo entraba a la una y media
(pm) acá (en la primaria), hablé con los maestros (de la Normal) al final, ahora sí que
los últimos dos años de licenciatura para que me dejaran salir temprano, me ponía al
corriente. Yo les dije que ya estaba empezando a trabajar y me decían: ─no pues,
¡perfecto, está muy bien! No me costó mucho trabajo, tuve la fortuna…
(PR1.Teodoro.S1.170215).
Un factor que comparten la maestra Juventina y el maestro Teodoro, es la presencia
de relaciones con otros docentes que formaban parte de su círculo de relaciones, ya sea en lo
familiar, de amistad o en lo académico; ellos incidieron en su ingreso a la docencia. Con lo
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que comenzó a entretejerse una cultura magisterial (Civera, 2013a; Rockwell, 1997) que
configuraría en lo subsecuente su trabajo docente.
El significado que para cada uno de ellos tuvo su ingreso en la docencia fue diferente.
Ambos habían reprobado exámenes de ingreso a otras licenciaturas. La maestra Juventina
nunca imaginó dedicarse a la docencia, mientras que el maestro Teodoro consideró su ingreso
como una “fortuna”, lo cual dependió en parte, del momento y circunstancia particular les
llevó a comenzar a trabajar como maestros.
“Es una oportunidad que no iba a desaprovechar”: ingreso por gestión sin estudios
normalistas
El ingreso a la docencia, si bien hasta antes de la RE2013 había dado prioridad a egresados
de las escuelas normales, quienes se habían formado en carreras universitarias afines a la
docencia tenían ciertas posibilidades de ingresar sobre todo en secundaria. Este fue el caso
de la maestra Adelina, quien ingresó por interinato en 2012 y es egresada de la licenciatura
en Pedagogía de la UNAM. Ella realizó gestiones ante el Sindicato de Maestros al Servicio
del Estado de México (SMSEM), e hizo hincapié en el esfuerzo que tuvo que hacer para
ingresar a la docencia en primaria a partir de las continuas visitas al sindicato para conocer
el estado de su solicitud. Ella percibe su ingreso como “suerte”, lo que deja ver no sólo el
poder que tenía el sindicato para el otorgamiento de plazas, sino también las dificultades a
las que se enfrentan los egresados de estudios distintos a la Normal para ingresar al servicio:
[…] Yo entré aquí cubriendo... o sea, sí me costó mi tiempo ¿no? y el esfuerzo de
estar metiendo documentos, estar yendo a ver qué ha pasado. Sí tuve suerte porque a
comparación de muchas compañeras con las que tengo comunicación, que me dicen
que siguen sus papeles estancados y no hay respuesta. Entonces yo sí,
afortunadamente sí tuve suerte, logré ingresar […] (PR2.Adelina.S2.180315).
Es de notar que la maestra Adelina mencione el tiempo y esfuerzo que le costó
ingresar a la docencia por los trámites que debió hacer, pero no indica los criterios para haber
accedido a la docencia en nivel primaria, regulada por el subsistema estatal en el Estado de
México.
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Por otro lado, el maestro Jacobo, egresado de la licenciatura en Mercadotecnia y
Publicidad en la institución particular Universidad del Valle de México, y que ingresó en
2008, dijo que cuando se enteró por sus familiares que son maestros, de que podía ejercer la
docencia, llevó su documentación a un departamento en la ciudad de Toluca, aunque no
quedó claro qué tipo de departamento o si fue en el sindicato. Expresó que su pretensión era
ser profesor en escuela secundaria o preparatoria, lo cual consideraba más congruente con su
formación profesional. Sin embargo, narró que le fue asignado un nombramiento de base en
primaria: “[…] me llaman y me dicen (sin especificar quiénes) que hay una oportunidad pero
en primaria, ¿bajo qué conceptos? no lo sé, pero es una oportunidad que no iba a
desaprovechar” (PR5.Jacobo. S1.190515).
El maestro, hijo de militares, no especificó si esta “oportunidad” era de tipo
económico o profesional, pero sobresale que un egresado de una universidad particular y con
formación en un área alejada de la docencia como la Mercadotecnia y Publicidad haya tenido
interés por ingresar a este campo profesional en el subsistema educativo público. Aunque el
nivel al que aspiraba ingresar era en secundaria o bachillerato, y la motivación que mencionó
para ingresar a la docencia refiere un interés por esta profesión, no puede dejarse de lado el
panorama de los mercados de trabajo en México, que en muchos casos puede resultar
limitante para las oportunidades de desarrollo profesional en la formación cursada.
Así que aunque estudiaron otras cosas, su inserción en el campo educativo inició en
casa. Las expresiones emitidas por ambos maestros en torno al significado que tuvo su
ingreso a la docencia: “afortunadamente sí tuve suerte, logré ingresar” y “es una oportunidad
que no iba a desaprovechar”, dejan ver el significado que para ellos tuvo su ingreso laboral
en una escuela primaria pública. Es decir, ya había algún nivel de conocimiento sobre las
condiciones laborales en escuela primaria pública por sus familiares maestros y por su
interacción social (Blumer, 1982) con los discursos y representaciones de la docencia como
profesión y como campo de trabajo. Así mismo, dado que para el año en que entraron aún
existía la posibilidad de obtener una plaza con carácter indefinido como maestro, ello
implicaba una estabilidad económica para el plan de vida de los maestros, además del interés
y gusto por la docencia, como lo mencionaron ambos.
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1.2. “Era venirte en el transporte, ─córrele, hija, súbele al microbús”: logro y
sostenimiento de sus condiciones laborales
En el apartado anterior expuse las maneras por las que los docentes entraron a la docencia,
considerando tanto las posibilidades que les dejaba la política educativa en México como
elementos de su vida privada. Hasta el momento de la investigación de campo en 2015 todos
los docentes entrevistados tenían plaza docente por tiempo indefinido, dos de ellos tenían
una segunda plaza en secundaria; uno más contaba con un contrato temporal por algunas
horas en una primaria integrada al programa Escuelas de Tiempo Completo (ETC); todos los
demás sólo atendían un turno. La forma en que cada docente logró las condiciones laborales
que tenía hasta 2015, permite comprender mejor las decisiones que han tomado en relación
con las posibilidades y exigencias que encuentran entre las políticas educativas, su vida
privada y la materialidad de su trabajo profesional.
Para lograr las condiciones mencionadas, tres de diez maestros tuvieron que trabajar
como interinos algún tiempo, cuatro obtuvieron su cambio de adscripción en algún momento
y una maestra se encontraba en espera del suyo desde que ingresó a la docencia, dos años
atrás.
“Así me la estuve llevando mucho tiempo”: interinatos
De quienes realizaron interinatos, la maestra Juventina mencionó que una vez que empezó a
trabajar en la primaria donde cubría funciones de trabajo administrativo, los directivos
gestionaron su nombramiento, mismo que le llegó dos meses después con una duración de
tres meses. Durante los siguientes dos años trabajó con nombramientos con la misma
duración, un tiempo en la misma escuela y posteriormente en otra escuela del mismo
municipio (cambio que atribuyó a su estatus de interina).
Al cabo de dos años con nombramientos como interina comenzó a estudiar la
licenciatura en la Normal en modalidad intensiva, durante los sábados, pero después ya no le
llegó ningún nombramiento, lo que no le iba a permitir seguir estudiando, debido a que, como
dijo en algún momento de las entrevistas, ella se convirtió en la principal proveedora material
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de su familia. Entonces recibió la invitación de una colega suya para trabajar en un kínder
particular, donde estuvo por seis meses. Renunció al kínder debido a que un primo suyo, que
formaba parte de una delegación sindical en otra zona escolar, le avisó que había un interinato
vacante en esa escuela y le pidió su documentación para llevarla al sindicato, obtuvo su
nombramiento de interinato y terminó ahí el ciclo escolar. Posteriormente, por
recomendación de un maestro delegado sindical, llevó su documentación a instancias del
sindicato y acudía varias veces a la semana para saber el estado de su solicitud, hasta que le
dijeron:
[…] ─ ¿Sabes qué? Ya no vengas, ya vi que sí tienes interés, yo te voy a hablar en el
momento que exista una vacante. Y sí, me habló y me dijo: ─hay dos vacantes en
(dos escuelas de la misma zona escolar). ─Pues donde salga primero, no me voy a
poner exigente ¿verdad? Donde exista (PR2.Juventina.S1.150315).
Las condiciones socioeconómicas de la maestra Juventina le llevaron al inicio de su
trayectoria profesional a tomar decisiones tácticas respecto a sus condiciones laborales, bajo
una posible urgencia económica. De acuerdo con De Certeau, “debido a su no lugar, depende
del tiempo” (De Certeau, 1997, pág.L). Es decir, la maestra asumió que debía aprovechar la
primera oportunidad de plaza que tuviera y que no podía “ponerse exigente”.
Las dos vacantes que le comunicaron correspondían a una plaza con base, es decir,
de tiempo indefinido. Como en aquel entonces la maestra Juventina era estudiante, recibió
una plaza de estudiante y cuando terminó sus estudios de licenciatura recibió la plaza “de
titulada”. Trabajó 13 años en la misma escuela donde obtuvo su plaza. Luego, por conflictos
con sus colegas, obtuvo su cambio a otra escuela de la misma zona, en la cual trabaja desde
2008. Todo ese camino, dice “Sí me ha costado bastante” (PR2.Juventina.S1.150315).
Los otros dos maestros que tuvieron que cubrir interinatos antes de obtener su plaza
por tiempo indefinido fueron la maestra Adelina y el maestro Teodoro. Este último agregó
que al egresar de la Normal no sabía que tenía derecho a una plaza:
[…] cubrí interinatos en la mañana, me hablaba la maestra (supervisora). Decía que
si me interesaba con interinatos en las escuelas, pues de gravidez, de incapacidades,
estuve cubriendo. Así me la estuve llevando mucho tiempo [...] Trabajé un año
exactamente, de 1997 al 98 lo trabajé de manera interina, al 98-99 la maestra
(supervisora) me dijo que ya había llegado yo como base, entonces que tenía que
echarle ganas. Yo no sabía qué era indeterminado […] hasta que me dijo una de mis
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primas: ─es que ya eres indeterminado, ya nadie te puede mover de ahí. Dije: ─ ¡wow,
es una base! (PR1.Teodoro.S1.170215).
“Solamente me traje a una niña, la mayor, conmigo”: cambios de adscripción
Los cambios de adscripción son un asunto muy importante en la trayectoria de los docentes.
Los maestros han tenido diferentes razones para solicitarlo, cuatro de ellos lo habían logrado
desde hace tiempo y una maestra llevaba dos años esperando. Las condiciones de género y
etapa de vida son asumidas de manera diversa e inciden en diferentes niveles sobre la
necesidad de un cambio de adscripción, así como del desarrollo del trabajo docente. Por
ejemplo, el maestro Camerino, mencionó que requirió el cambio debido a dos accidentes
automovilísticos que sufrió, ya que la primaria donde trabajaba en el turno matutino se
encuentra en un municipio diferente de la secundaria donde labora en el vespertino, para lo
cual, debía realizar un trayecto diario por autopista, casi siempre a alta velocidad para
alcanzar a llegar a su segundo turno. En su caso, la coincidencia que identificó con una colega
que conoció en un curso tuvo que ver para que su cambio se diera en una semana, razón por
la que dijo sentirse premiado.
En su caso, la maestra Fabia, quien recibió el nombramiento en una primaria a cuatro
horas de su casa, mencionó que solicitó desde el primer día su cambio de adscripción para
poder estar con sus hijos, pero desde 2013 hasta 2015 no había recibido ninguna noticia del
SMSEM, institución ante la cual había gestionado su cambio. Así que con apoyo de su
familia, la táctica que llevó a cabo fue dejar a sus dos hijos más pequeños al cuidado de su
mamá, mientras que a su hija mayor, quien empezó la escuela primaria, se la llevó con ella y
alquiló una vivienda cercana a la escuela donde fue asignada. La maestra describe este
proceso como “sumamente complicado” y explicó la organización y negociaciones que tuvo
con su familia para poder responder a su trabajo:
Mi esposo, por cuestiones laborales tuvo que quedarse allá y pues mi mamá es la que
se hizo cargo de los dos más pequeños. Solamente me traje a una niña, la mayor,
conmigo, porque pues los otros dos no tenía quién me los cuidara. Intenté traérmelos
un tiempo junto con mi esposo, pero pues las cosas no se dan así tan fácilmente, pues
como uno quisiera (PR5.Fabia.S1.180515).
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El relato de la maestra Fabia permite ver cómo las condiciones laborales y la dinámica
de su vida profesional se ven en continua tensión con su vida privada, en aspectos como las
pocas posibilidades para estar cerca de sus hijos. Cabe señalar que la ocupación de su esposo
es militar, por lo que, dijo, disponía de poco tiempo a la semana para hacerse cargo de sus
hijos. Con ello, quedan reflejadas ciertas tensiones de género, particularmente en el uso del
tiempo entre la maestra y su esposo, que a su vez se entrecruzan con las condiciones laborales
de la docencia como mercado de trabajo. Es decir, debido a las condiciones laborales, no sólo
suyas sino también de su esposo, la maestra debe resolver casi por completo las
responsabilidades de cuidado de sus hijos, en este caso apoyada por su mamá.
Jenni Cooper (2010), desde la economía feminista, explica que además del campo
cultural, social e ideológico, las diferencias de género también se constituyen por el modo de
“ganarse la vida”, es decir, las políticas económicas tienen un impacto diferente en mujeres
y hombres. Bajo esta lógica, queda expuesto que la maestra Fabia ha tenido que aprovechar
las situaciones y modificar la organización de su tiempo y espacio para responder a su trabajo
profesional, cuyas regulaciones normativas e institucionales no le han permitido un cambio
de adscripción hacia su lugar de origen. Además, el modo de “ganarse la vida” de la maestra
frente al de su esposo, implica una reproducción de la división sexual de los trabajos de
cuidados. Cooper también aclara que
[…] el problema de la conciliación no es únicamente un problema de las mujeres […]
Hay que voltear la mirada al efecto perverso de las políticas económicas en la vida de
las familias mediante la contención salarial, la reestructuración de los programas
sociales y las reformas de los sistemas solidarios que trasladan responsabilidades
sociales a las familias, especialmente a las mujeres (Cooper, 2010, pág.17).
Con todo ello, la maestra mencionó sentirse agradecida por la estabilidad de su
trabajo: “[…] doy gracias a que estoy laborando ya de forma pues estable en la carrera”
(PR5.Fabia.S1.180515). Sin embargo, para 2015, año en que se llevó a cabo el primer ciclo
de evaluación del desempeño docente que marca la RE2013, la “estabilidad laboral” sólo
alcanzaba a cubrir cuatro años en el mejor de los casos, a partir de un proceso de evaluación
con resultados favorables.
Entre los otros maestros que habían obtenido un cambio de adscripción se encuentra
el maestro Hernando, quien lo buscó porque iba a comenzar estudios de licenciatura en la
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UNAM, y la primaria donde trabajaba se encuentra a una mayor distancia. Cambio que logró
por medio de una permuta con otro profesor, lo que implicó una aceleración del proceso.
Por último, el maestro Jacobo trabajaba en una primaria de otro municipio a más de
dos horas de camino y dijo que aunque le resultaba “pesado” no había pensado solicitar su
cambio porque le apasionaba trabajar en aquella primaria, de contexto prácticamente rural y
donde la colaboración entre los habitantes de la colonia y los diferentes actores de la escuela
era lo que la caracterizaba. Sin embargo, cuando una colega suya obtuvo un puesto en el
sindicato, se acercó a ella para solicitarlo.
Los motivos que han tenido los maestros para solicitar su cambio de adscripción van
desde los planes profesionales y de estudio, hasta la intención de acercarse al lugar de origen,
asuntos aparentemente de orden más personal, pero que guardan relación con el desarrollo
del trabajo docente por las condiciones institucionales que facilitan o limitan estas
solicitudes. Sin embargo, con base en los relatos de los maestros que obtuvieron su cambio,
lo han logrado mediante situaciones de coincidencia o eventualidades que obedecen más al
azar, y que ellos deben estar continuamente persiguiendo.
“Le dijimos que teníamos dos niñas, pues que andaban conmigo aquí en la escuela”:
dos plazas
Dos maestros trabajan, además de su jornada en la primaria donde fueron entrevistados, en
una secundaria también del subsistema estatal, en el turno contrario; otro maestro después de
su jornada en la primaria labora las horas complementarias de la jornada en otra escuela que
es de tiempo completo.
El maestro Teodoro, quien es licenciado en educación primaria, durante sus primeros
años de ejercicio profesional trabajaba en una secundaria de otro municipio con contratos
temporales. Posteriormente, debido a las faltas acumuladas por su actividad sindical, expresó
que “ ya no se le apoyó” y le redujeron las horas que atendía, así que renunció y pidió a la
supervisora de la primaria donde ya trabajaba, la oportunidad de dar clases también en el
turno matutino, y lo hizo por un año. Pero como en aquel tiempo, dijo, tenía planes de casarse,
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buscó de nuevo dar clases en secundaria para tener otro ingreso, al parecer asumiendo como
inherente al matrimonio el tener hijos, o bien, un rol de proveedor principal.
Por su parte, el maestro Cornelio quien además de su jornada en primaria llevaba tres
meses trabajando horas complementarias de otra primaria de tiempo completo, dijo que
aunque no buscaba más trabajo remunerado, llegó ahí porque su esposa, quien también es
maestra de primaria de recién ingreso al servicio, trabajó cubriendo ese tipo de horas en la
misma escuela. Cuando ella consiguió un lugar de jornada completa en otra escuela, le
propuso al maestro quedarse en su lugar para que el grupo que atendía no se quedara sin
maestro. Cabe señalar que el horario de trabajo en esa Escuela de Tiempo Completo para el
maestro Cornelio es de 13:00 a 16:00 horas y el contrato sólo era por el resto del año escolar,
alrededor de cuatro meses, sin ninguna garantía de renovación para el siguiente. Mencionó
que llevó su documentación y que ese mismo día se quedó a trabajar ahí.
El maestro Cornelio explicó que es la primera vez que trabaja en una ETC. Desde
antes de ingresar a esta modalidad de escuela ya llevaba una organización del tiempo en la
que combinaba el desarrollo de su actividad profesional con el cuidado de sus dos hijas
mayores, quienes estudian, una en la misma primaria donde él trabaja en la mañana y otra en
el kínder que se ubica a un lado de esta escuela. Este fue un aspecto que el maestro tomó en
cuenta para decidir si aceptaba el trabajo, pues el director de la ETC no tuvo objeción en que
llevara consigo a sus hijas. De otra manera, no hubiera aceptado el trabajo:
Hablamos con el director (su esposa y él), le dijimos que teníamos dos niñas, pues
que andaban conmigo aquí en la escuela (donde lo entrevisté). Me dijo: ─no hay
problema, aquí está el comedor y las puedes tener. Pues fue por lo que más me dio
ánimo de estar ahí trabajando, porque si me hubiera dicho que no, pues: ─ ¿sabes
qué? lo siento mucho pero no puedo […] le dije: ─si me das esa oportunidad te lo
agradezco, yo te voy a responder con trabajo y cuando necesites algo pues me avisas,
si tengo las posibilidades pues yo te echo la mano (PR4.Cornelio.S1.190515).
Además de sus dos hijas, el maestro y su esposa tienen un bebé, quien se queda al
cuidado de la mamá del maestro durante las mañanas. De nueva cuenta, es necesario mirar
la presencia de mujeres en las redes de apoyo, las cuales abarcan tanto el ámbito privado
como al profesional. El tiempo que el maestro Cornelio dijo destinar al traslado entre su casa
y sus centros de trabajo es entre veinte y veinticinco minutos por trayecto, en auto. Esta forma
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de desplazarse fue la razón por la que su esposa y él acordaron que sus hijas estarían a su
cuidado en los horarios de escuela y trabajo, ya que su esposa trabaja la jornada completa en
otra ETC ubicada cerca de su casa y que ella se desplaza en transporte público, además de
que apenas llevaba tres meses con un trabajo estable. El ambiente que describió el maestro
Cornelio en los trayectos cotidianos con sus hijas entre su casa, la primaria regular y la ETC
(también primaria), incluye plática, chistes, música y golosinas. El maestro lo calificó como
tranquilo:
Para mí es fácil porque como traigo el coche me puedo mover con las niñas y ella (su
esposa) como se va en el trasporte (público) pues no puede […] Por la forma en que
nos transportamos fue que tomamos la decisión de tener así a las niñas […]
(PR4.Cornelio.S1.190515).
Sólo tres de diez docentes trabajan más de una jornada; dos de ellos tienen plaza de
tiempo indefinido para sus jornadas tanto en escuela primaria como en secundaria; el tercer
docente, además de su plaza indefinida en primaria, trabaja por horas extra con un contrato
temporal. Los tres son varones y tienen diferentes condiciones en el tipo de familia y de
organización económica. Esto refiere diferencias en el uso del tiempo dentro del ámbito
profesional entre maestras y maestros, lo que implicaría que también hay diferencias en el
ámbito privado.
Es necesario recordar que las razones que los maestros expusieron para trabajar una
segunda jornada o su equivalente, tienen que ver con aspectos sobre satisfacción de
necesidades materiales en la vida privada. Esto queda más claro en la tabla 2, donde se
distinguen, en el caso de estos maestros, la etapa de vida del matrimonio y el sostenimiento
del nivel de consumo familiar. Es posible que estos tres docentes se encuentren ante una
posibilidad u obligación de mayor dedicación de tiempo al trabajo remunerado, así como una
posible función de proveedores principales en su vida familiar. Santoyo y Pacheco (2014)
sostienen que el uso del tiempo permite conocer: “[…] la distribución de tareas que tienen
mujeres y hombres, así como la intensidad de participación en tareas remuneradas y no
remuneradas […]” (Santoyo y Pacheco, 2014, pág. 176). Las autoras también relacionan
directamente el uso del tiempo con las decisiones sobre la participación o no en los mercados
de trabajo, de acuerdo con el tipo de hogar.
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“Sí ganas más, pero […] te descuentan lo triple”: carrera magisterial
Únicamente dos maestras mencionaron haberse posicionado en un nivel del programa
Carrera Magisterial (CM) durante su trayectoria profesional. La maestra Edvina, quien
ostentaba el nivel “B” de CM explicó que para ella, estar dentro de ese esquema implica tener
ventajas y desventajas. En primera instancia dijo que en comparación con sus colegas que no
están en CM, no veía mucha diferencia en el monto de su salario neto, puesto que aun cuando
gana más, dijo que se le aplican descuentos establecidos: “[…] sí ganas más [en carrera
magisterial], pero entras a otro tabulador, te descuentan lo triple que le descuentan a ella (una
colega) y más o menos vas quedando en un nivel [similar]” (PR4.Edvina.S4.280515). Sin
embargo, reconoció que en cuanto al pago por conceptos como aguinaldo, sí le conviene estar
en Carrera Magisterial.
La manera en que la maestra Edvina trató de conciliar los requerimientos de su trabajo
profesional con su vida privada, sobre todo cuando sus hijos eran pequeños, fue llevando a
su hija mayor a estudiar a la primaria donde trabaja, la cual está en un municipio diferente de
donde vive, en transporte público a dos horas de distancia, mientras que su hijo más pequeño
iba a la escuela en su misma comunidad. Ella contó la cotidianidad de varios años durante
los que debía salir muy temprano de casa con su hija:
[…] era venirte en el transporte (público), ─córrele hija, súbele al microbús. Casi en
las escaleras. Si había mucho tráfico nos bajábamos en una avenida, nos
atravesábamos todo el deportivo caminando en la mañana y nos veníamos. A ella me
la traje hasta 4o año porque ya estaba fastidiada, y lógico, de la histeria ¿no? de: ─
¡vamos a llegar tarde, párate, péinate y...todo! Entonces ella me dijo en 4o año: ─ya
no quiero ir hasta allá, mamá (PR4.Edvina.S1.190515).
Posteriormente explicó que una vecina la apoyó para llevar a su hija a la escuela, y
en las tardes, la mamá de la maestra atendía a sus dos hijos.
Por su parte, la maestra Juventina, quien para 2015 había alcanzado el nivel “A” de
CM percibía como “muy difícil” pasar a los siguientes niveles. En primera instancia
mencionó con convicción que en el contexto de implementación de la RE2013, sólo quienes
aprobaran el examen de evaluación docente conservarían su nivel alcanzado en CM, aunque
no precisó en qué se fundamentaba tal aseveración. Por otro lado, con base en su experiencia
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explicó que para pasar al siguiente nivel de este sistema de promoción, cada año aumentaba
el puntaje mínimo y los requisitos. Como ejemplo de ello, habló de la evaluación hacia su
desempeño que es llevada a cabo por sus autoridades escolares y que tiene un peso importante
para su promoción en CM. Para la maestra Juventina estas dos situaciones se trataban más
de una estrategia –de las autoridades educativas─ para frenar el avance de los docentes por
los diferentes niveles de CM, puesto que ello significaba la asignación de más recursos para
el pago de salarios a docentes: “[…] Pues bueno, ya no nos queda de otra más que seguirle
[…] yo ahí sí veía que entre más [avanzabas], más trabas te ponían para irte incorporando.
Obviamente pues no les convenía, ¿no? Porque es un dinero extra”
(PR2.Juventina.S2a.180315).
Cabe recordar que la maestra Juventina es soltera, sin hijos y vive con su mamá. En
apariencia, esto podría significar una dedicación de tiempo menor al trabajo doméstico y de
cuidados, sin embargo, la maestra ha tenido que conciliar su trabajo profesional con los
cuidados de su mamá a raíz de una enfermedad. No obstante, a diferencia del inicio de su
trayectoria, hasta 2015 ya contaba con unas condiciones laborales e información sobre la
dinámica de CM que le permitían decidir si dedicaba más tiempo y esfuerzo a estudios que
le remuneraran en este programa. En términos de De Certeau, ya contaba con una “base para
capitalizar sus ventajas, preparar sus expansiones y asegurar su independencia en relación
con sus circunstancias” (De Certeau, 1997, pág. L). Sin embargo, en el contexto de
implementación inicial de la RE2013 esa información sobre el funcionamiento de CM
resultaba incierta por los rumores que circulaban.
“Si no lo hacemos de esa manera no podríamos tener esta estabilidad”: fuentes de
ingreso paralelas
El salario de los docentes como trabajadores del Estado todavía es el único ingreso
económico para ocho de los diez maestros entrevistados, dos maestros sí desarrollan
actividades remuneradas, académicas o no, de forma paralela. Cada docente, de acuerdo con
sus necesidades económicas por etapa de vida y proyectos profesionales, ha realizado o prevé
realizar a futuro diversas actividades de ese tipo.
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El maestro Cornelio compartió que desde hace quince años también ha trabajado
como mesero en un salón de eventos, los fines de semana. Al momento de las entrevistas dijo
que se desempeñaba como capitán de meseros, también dijo que él y su esposa tienen un
negocio de papelería, donde pagan a una persona encargada para que atienda. Dijo sentir que
su familia y él llevan un ritmo muy acelerado de vida, sin embargo, consideró que de no ser
por eso la estabilidad económica que tienen no sería posible:
[…] Los fines de semana trabajamos (él como mesero) de 2:00 pm a 3 o 4:00 am […]
Yo siento que es un ritmo muy acelerado, siento que estamos viviendo muy a prisa
(tono de descontento) pero… pues si no lo hacemos de esa manera no podríamos tener
esta estabilidad que tenemos. Necesitamos adaptarnos al tipo de necesidades que
tenemos, tratar de cubrirlas todas (PR4.Cornelio.S1.190515).
En otra sesión, el maestro Cornelio mencionó que trabajando como mesero un fin de
semana gana lo mismo que como maestro en una quincena: “[…] de mesero sólo son uno o
dos días, yo ando ganando lo que ganas aquí (en la primaria, como maestro) de toda la
quincena (PR4.Cornelio.S4.270515). Al preguntarle sobre alguna diferencia en el tiempo de
dedicación que le exige su trabajo como docente y como mesero, el maestro contestó en
relación al tipo de actividad que desarrolla en cada ámbito. Dijo que la docencia es más una
actividad de tipo intelectual, con la que se olvida del ajetreo físico del fin de semana, mientras
que a ser mesero le atribuyó un carácter de descanso de la actividad mental. Enfatizó que son
actividades que disfruta hacer: “[…] cuando lo haces con gusto nada es difícil, nada es
complicado, al contrario, te sabe rico hacerlo (PR4.Cornelio.S4.270515).
El maestro Cornelio reconoció necesario que tanto él como su esposa trabajen (de
manera remunerada) si quieren concretar algunos proyectos como comprar un auto para su
esposa o remodelar la casa donde viven -la cual es de sus suegros-, aunque dijo que antes de
casarse, él ya había construido su propia casa. Respecto al nivel de consumo que llevan él y
su familia, mencionó que no acostumbran ahorrar mucho dinero, ya que prefieren realizar
viajes periódicamente a diferentes estados del país y a lugares cercanos durante los fines de
semana. También compartió que su nivel de consumo incluye sitios populares de
esparcimiento urbano como cines, parques, plazas comerciales, restaurantes de comida
rápida, entre otros.
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El contexto laboral en el que los maestros de este estudio trabajan, principalmente en
cuanto a la implementación inicial de la RE2013 se refiere, ha llevado al trabajo docente a
una transición caracterizada por la flexibilización. Bauman (1999), desde sus estudios sobre
la posmodernidad, caracteriza los empleos en este contexto como contratos temporales, en
horarios de tiempo parcial y que se combinan con otras ocupaciones, pero principalmente,
no garantizan la continuidad ni mucho menos la permanencia del trabajo, tienen pocas reglas
y estas pueden ser cambiadas de manera unilateral durante el mismo juego. Mientras tanto,
como un escenario macro, los docentes deben sobrevivir a lo que Bauman ha llamado
“sociedades de consumidores”, donde el consumidor trabaja para consumir y hay una
ausencia de ahorro con tal de “vivir experiencias”.
Los propósitos por los que el maestro Cornelio trabaja de la manera en que lo hace,
pueden ser interpretados desde esta lupa si también se mantiene presente que el origen
socioeconómico del maestro, como de algunos otros, es el trabajo obrero de su padre y el
trabajo doméstico no remunerado de su madre. En este sentido, Bauman caracteriza la
pobreza (económica) dentro de una sociedad de consumo como lo equivalente a una
exclusión de una “vida normal” o “no estar a la altura de los demás”. Para el autor, también
implica no poder acceder a una `vida feliz”, la cual define como “aquella en la que todas las
oportunidades se aprovechan, dejando pasar muy pocas o ninguna […] en lo posible, antes
[que los demás]” (Bauman, 1999, pág. 64). Así, de acuerdo con el autor, en una sociedad de
consumo, si los consumidores no tienen acceso al estilo de vida que esta manda, serían
considerados “consumidores defectuosos o frustrados, expulsados del mercado […]
consumidores imperfectos, deficientes, incapaces de adaptarse a nuestro mundo” (Bauman,
1999, pág. 64). Lo cual sería causa de “degradación social” y “exilio interno”.
Otro maestro que mencionó tener una actividad remunerada además de la docencia
es el maestro Jacobo, que en ocasiones regularizaba niños en su casa por las tardes, actividad
que, dijo, realiza por gusto. En algún ciclo escolar anterior, también había trabajado en las
horas complementarias de una ETC. Él no mencionó por qué realizaba estas actividades
paralelas, pero sí que su situación familiar lo ha llevado a permanecer en su casa materna, ya
que, siendo el menor de cuatro hijos, siente responsabilidad de cuidar a su mamá. Ante su
situación familiar, explicó que la organización económica incluye el pago de servicios para
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la realización del trabajo doméstico, de manera eventual. Gastos como estos son asequibles
para el maestro Jacobo, quien además expresó que su mamá es pensionada del ejército como
ex trabajadora y como viuda. Por lo tanto, el ingreso en su hogar se compone además de la
pensión de su mamá, con su salario como docente del subsistema estatal y en ocasiones por
la regularización a estudiantes o el trabajo en escuela de tiempo completo.
La tabla que aparece a continuación resulta de utilidad para distinguir la proporción
en la participación laboral de cada docente en este estudio, en articulación con algunas
condiciones de su vida privada.
Tabla 2. Relación entre condiciones familiares y dedicación a actividades laborales
Tipo de
familia y
qué
miembro es
Docente Plazas
Razón del
número de
plazas
CM* IEXD ** Dependientes
económicos
Proporción
de su salario
al gasto
familiar
Nuclear
(ellos son los
padres)
Teodoro 2 Proximidad
de contraer
matrimonio.
Buscó un
interinato
que después
logró como
plaza
indefinida.
NO NO 2 hijos
Mayor
Hernando 1 La plaza de
un turno le
permite un
nivel de vida
decoroso,
aunque no de
lujos.
También le
da la
posibilidad
de tener
tiempo libre
en las tardes
para hacer
deporte y
estudiar
música, y
hace unos
años, para
NO NO 2 hijos
Menor
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Tipo de
familia y
qué
miembro es
Docente Plazas
Razón del
número de
plazas
CM* IEXD ** Dependientes
económicos
Proporción
de su salario
al gasto
familiar
estudiar otra
carrera.
Adelina 1 Posibilidad
de tiempo
disponible
para cuidar a
su bebé
NO NO 1 hijo
No especificó
Edvina 1 Posibilidad
de tener más
tiempo con
hijos
Nivel
B NO 2 hijos
Mayor
Cornelio 1 y horas
extra con
contrato
temporal
Sostenimient
o del nivel de
consumo
familiar y
posibilidad
de cuidar a
sus hijas en
las tardes.
No buscó un
segundo
turno de
jornada
completa
porque
atendía su
negocio de
papelería en
las tardes.
NO
Capitán
de
meseros y
Micro
negocio
de
papelería
3 hijos
Mayor
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Tipo de
familia y
qué
miembro es
Docente Plazas
Razón del
número de
plazas
CM* IEXD ** Dependientes
económicos
Proporción
de su salario
al gasto
familiar
Fabia 1 Posibilidad
de atender a
su hija que
vive con ella,
a sus hijos
que viven en
su lugar de
origen y su
maestría.
NO NO 3 hijos
Aunque no lo
dijo
expresamente,
sus relatos
dejan ver que
asume la
mayor parte, si
no es que la
totalidad
Nuclear (ella
es hija)
Martina 1 Posibilidad
de tiempo
para estudiar
su maestría,
aunque sí
aceptaría
otra plaza o
interinato.
NO NO No
hijos/padres
Mayor
Mono-
parental
(ellos son
hijos)
Juventina 1 De manera
implícita
expresa que
con un solo
turno de
trabajo es
muy
cansado, sale
de la escuela
varias horas
después de
su jornada.
Nivel
A NO
No hijos/
madre
Mayor
Jacobo 1 Al inicio de
su
trayectoria
en primaria
también
daba clases
en
preparatoria
particular,
pero cuando
vio que
necesitaba
más tiempo
para trabajar
en primaria
dejó las
NO
Regulariz
ación
eventual
de
alumnos
Sin
dependientes
económicos
Mayor
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Tipo de
familia y
qué
miembro es
Docente Plazas
Razón del
número de
plazas
CM* IEXD ** Dependientes
económicos
Proporción
de su salario
al gasto
familiar
clases en
preparatoria.
Unipersonal Camerino 2 Buscó dar
clases en
primaria
pública para
sustituir las
clases que
daba en dos
escuelas
particulares
más.
Necesitaba
pagar las
colegiaturas
de su
maestría. En
2015 se
encontraba
en la etapa
final de la
construcción
de su casa.
NO NO
Sin
dependientes
económicos
Único
Fuente: elaboración propia con datos obtenidos de las entrevistas a docentes. *Carrera Magisterial; **Ingreso
Económico Extra a la docencia.
Los datos anteriores reflejan que los docentes que tienen más de una plaza laboral
son varones y dedican mayor tiempo a las actividades remuneradas; los motivos que
expresaron refieren a un papel proveedor. Quienes entraron a CM son mujeres; de las dos
maestras que lo hicieron, una es casada y tiene dos hijos, y un solo turno para dedicar
tiempo a su familia. Las cinco maestras del estudio tienen una sola jornada de trabajo y las
razones que expusieron tienen que ver, en su caso, con el cuidado de sus hijos, mientras las
dos maestras que no tienen hijos dedican más tiempo a actividades de estudio o de trabajo.
Prácticamente todos los docentes del estudio, independientemente del tipo de hogar donde
vivan, asumen la mayor parte de los gastos familiares. El nivel de responsabilidades
económicas como el número de hijos o familiares dependientes económicamente no
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siempre corresponde con el número de plazas o fuentes de ingreso de los maestros
entrevistados.
Prestaciones laborales: del beneficio a la incertidumbre
La mayoría de los docentes considera que las prestaciones laborales, de las que gozaban hasta
2015, eran benéficas, pero también externaron una preocupación generalizada por que las
puedan perder con la serie de cambios anunciados con la RE2013. Ejemplo de ello es una
prestación específica del gobierno del Estado de México, la cual es un pago adicional al
salario de los maestros llamada “Labores docentes”, mejor conocida en el gremio como
Colaterales. Desde la normatividad, este pago servía a los maestros para comprar material
didáctico, entre otros gastos. Sin embargo, por lo menos tres docentes externaron que habían
recibido mensajes (no especificaron el medio) donde se rumoraba que esta prestación iba a
desaparecer.
También los servicios médicos proporcionados por el (Instituto de Seguridad Social
del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) forman parte de sus prestaciones laborales
docentes, de las cuales expresaron que hacen uso esporádico y, en su generalidad, son
percibidos por los maestros como deficientes y hasta nefastos a partir de sus experiencias en
diferentes niveles de atención, aunque dos maestros los definieron como excelentes. Los
principales usos que mencionaron tienen que ver con intervenciones quirúrgicas y
tratamientos especializados, mientras todos evitan cualquier consulta general por el tiempo
que tienen que dedicar. La maestra Edvina compartió su percepción del servicio y una
experiencia negativa de atención en una clínica de la institución:
¡Pésimo! (se ríe). De hecho mis hijos no nacieron ahí. Cuando estuve con la amenaza
de aborto fue un pésimo servicio […] en el área de ginecología no había una toalla
sanitaria para las personas que estaban internadas […] Había una sola enfermera para
la sala, era... gruñona, insatisfecha con su trabajo […] No había gel para los
ultrasonidos, salí peor, tanto psicológicamente como físicamente salí peor
(PR.4.Edvina.S2.210515).
Los relatos de los maestros entrevistados aportan elementos sustanciales para
mantener presente que “lo privado” y “lo público” no se debe pensar más de forma separada.
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Para poder desarrollar su trabajo en diferentes momentos de su trayectoria de vida, los
maestros describieron tensiones, casi siempre entretejidas con su vida privada. Cristina
Carrasco (2010), desde la economía feminista, explica la existencia de una tensión entre dos
objetivos contradictorios dentro del sistema social y económico occidental, estos son “la
obtención de beneficios, por un lado, y el cuidado de la vida, por el otro” (Carrasco, 2010,
pág. 23).
1.3. “Desde hace dos años que se rumoraba también me vino esa idea”: planes y
percepciones en torno a la jubilación
Pensar en la jubilación de una trayectoria profesional está relacionado de manera cercana con
las diferentes etapas de vida. En este capítulo aparecen relatos de docentes que han pensado
su jubilación desde diferentes etapas de su vida, ya sea como planeación a largo plazo desde
el inicio de su ejercicio profesional, o como táctica emergente ante rumores sobre las
consecuencias de la evaluación docente, en el contexto de implementación inicial de la
Reforma Educativa de 2013.
La mayoría de los docentes entrevistados manifestaron su deseo de continuar en la
docencia hasta su jubilación, excepto uno. La razón principal que externaron fue el gusto por
el trabajo con los niños. No obstante, cuatro maestros dejaron ver cómo la implementación
de la RE2013, específicamente los efectos de la evaluación docente, han trastocado sus
planes: las decisiones van desde adelantar su proceso jubilatorio aún con ganas de seguir
trabajando frente a grupo; compartir, como broma, un escenario en el que aprueben la
evaluación docente de 2015, pero en cuatro años reprobar la siguiente a propósito y jubilarse;
hasta no protestar por un resultado reprobatorio y dejar la docencia. Algunos otros maestros
manifestaron su preocupación por la pérdida de prestaciones, los ataques mediáticos a la
figura de los docentes, entre otras condiciones, pero reafirmaron su deseo de seguir frente a
grupo hasta el momento de su jubilación.
Por ejemplo, la maestra Edvina, con 28 años de servicio, dijo que sus planes de
jubilación se vieron adelantados a raíz de la incertidumbre generalizada que pesó sobre los
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cambios en las condiciones laborales marcadas por la RE2013. La maestra dijo sentirse muy
triste por estar en su proceso jubilatorio, ya que aun cuando había pensado en tomar un tiempo
de descanso, sólo era de manera temporal. Sin embargo, mencionó que prefería irse porque
había rumores de que los docentes (sin importar antigüedad) iban a dejar de gozar de
jubilaciones para sólo obtener liquidaciones por su trabajo:
Viendo la situación ahorita de la reforma, todo lo que conlleva, de que con un examen
te vas para afuera, de que ya no va a haber jubilaciones, sino liquidaciones, desde
hace dos años que se rumoraba también me vino esa idea. Bueno, a mí no me conviene
una liquidación a estas alturas del partido, mejor una jubilación […] pero sí me
pregunto qué diablos voy a hacer en mi casa, si no me gusta tanto el quehacer de casa
como el quehacer del trabajo (PR.4.Edvina.S1.190515).
Con este escenario, la maestra Edvina dijo que después de su jubilación esperaba
encontrar un empleo y de hecho ya tenía una propuesta para ser docente en una escuela
particular, pero le atemorizaba no rendir como se esperaba.
Por su parte, la maestra Juventina dijo que su plan a futuro era permanecer como
docente en la misma escuela, debido a que ella asumía en mayor medida el cuidado de su
mamá que había estado enferma (y no era conveniente que se quedara al cuidado de ninguno
de sus tres hermanos). En una sesión de entrevista posterior, la maestra compartió que había
recibido una notificación para ser evaluada en el contexto de la RE2013. Expresó su
intranquilidad por el proceso y los resultados de la evaluación docente, de modo que, en tono
de broma, mencionó una táctica que había pensado, dijo que iba presentar la prueba de 2015,
pero ya que le faltaban seis años para jubilarse, presentaría la siguiente evaluación en cuatro
años más e intencionalmente la reprobaría para jubilarse:
[…] Yo voy a poner lo mejor de mí para que por lo menos, cuatro años me dejen en
paz y a la siguiente que lo haga si quiero pues ya lo repruebo y me voy, me jubilo, ya
me va a tocar [risas]. Todavía me faltan seis años (para jubilarse), si me dejan cuatro
años en paz... pues ya nada más serían dos. Pero sí te pones a pensar…
(PR2.Juventina.S3.210715).
De esta manera, aunque la maestra Juventina nunca haya reprobado ningún examen
de CM como dijo, y eso le dé cierta probabilidad de aprobar la evaluación docente de la
RE2013, la jubilación como una etapa de su vida profesional se ve adelantada por efecto
indirecto de la evaluación docente. Sin embargo, desde su contexto y con sus condiciones, es
la manera que tiene a su alcance para quedar fuera de los efectos de la reforma educativa.
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A su vez, el maestro Camerino, quien estudió la licenciatura en educación secundaria,
compartió en un primer momento que incluso antes de entrar a trabajar comenzó a pensar en
su jubilación. Por ello, explicó que no le interesaba pasar tantos años en la docencia hasta la
edad de jubilarse. Asoció la idea de llegar a la edad de jubilación como docente con su temor
a la frustración y falta de motivación: “[…] no me gustaría quedarme aquí, no me gustaría
terminar mi vida aquí, es decir, la verdad tengo miedo de ser una persona frustrada, sin
motivación para un futuro” (PR3.Camerino.S4.010615). En un momento posterior de la
entrevista, relacionó el futuro del trabajo docente con la incertidumbre que le provoca la
reforma educativa. Mencionó que no pensaba asirse al sistema (de educación pública) y que
si al presentar la evaluación obtenía un resultado insuficiente, no lo impugnaría, de hecho,
expresó que si tuviera la oportunidad de obtener otro ingreso dejaría la docencia, al menos
en el sector público:
Siempre he tenido en mente que estoy preparado por si un día me cesan o me quitan
el trabajo […] por eso pienso tan rápido, porque no me estoy tratando de sujetar,
quedarme en el sistema y de estar sufriendo todo el tiempo […] así como están las
cosas en el país, si se nos llega a evaluar y no llego a cumplir con los requerimientos,
yo soy de la idea de no pelear, no hacer gran caso a esa situación
(PR3.Camerino.S4.010615).
Las respuestas de cada docente en relación con su jubilación, en buena medida
estuvieron permeadas por una incertidumbre sobre el futuro de sus condiciones laborales a
partir de la evaluación docente impulsada como punto medular de la RE2013, lo que además
facilitaba la circulación de rumores. Cada docente expresó sus planes respecto a esta etapa
de su trayectoria profesional, desde una relación entre esta incertidumbre, lo que para ellos
representa la docencia en sus planes profesionales y sus propósitos de acuerdo con su etapa
de vida. Sin embargo, ningún docente externó algún tipo de estrategia (colectiva) para
responder a esta reforma. Se evidencia una limitación entre sus formas de responder que se
quedan en tácticas, desde lo individual, con las que pretenden sortear las consecuencias de
una política que pone al trabajo docente en condiciones de flexibilidad laboral.
Los maestros con planes, o concreción, en el adelanto de su jubilación han sido
nombrados por Alberto Arnaut como “las primeras víctimas de la evaluación del desempeño
(docente)” (Arnaut, 2016), incluso antes de la implementación de la Reforma Educativa de
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2013, debido a la “amenaza” que representaba esta política por su carácter obligatorio y
punitivo. Este anticipo a su jubilación representa una táctica con la que las dos maestras en
condiciones de hacerlo buscan resguardar lo que puedan de sus beneficios laborales ganados
en décadas anteriores.
Reflexiones preliminares
Al ingreso a la docencia de los docentes entrevistados, se le puede atribuir en la mayoría de
los casos la presencia de redes de apoyo, las cuales resultaron ser un factor importante de su
vida privada para el desarrollo de su trabajo docente, a lo largo de sus trayectorias
profesionales.
El tipo de redes de apoyo con que han contado los maestros de este estudio guarda
una relación cercana con el nivel socioeconómico al que pertenecen o en el que se
desenvuelven. En algunos casos, la ubicación geográfica y la distancia entre la vivienda de
los maestros respecto de las instituciones educativas más cercanas jugaron un papel
importante en el desarrollo de esas redes de apoyo, pues los maestros que ingresaron a la
docencia por interinato mientras eran estudiantes de la Normal o habían egresado del
bachillerato pedagógico, tenían un tipo de relación cercana con otros maestros, formadores
de maestros o autoridades educativas, a partir de sus actividades cotidianas y del círculo
social donde se desenvolvían.
El significado que tuvo el ingreso a la docencia para los maestros que lo hicieron por
interinato en su etapa de estudiantes, estuvo ligado con sus condiciones de origen
socioeconómico. Resultó ventajoso cuando el estatus de estudiante llegó primero y, su salario
como interino, aunque fue importante para el sostenimiento de sus estudios, al parecer no fue
determinante. Sin embargo, cuando la realización de los estudios dependía de los
nombramientos de interinato, la posibilidad de trabajar y obtener un ingreso para la
subsistencia se veía directamente comprometida.
Los maestros no externaron haber entrado a la docencia por una intención explícita
de mejorar o subir su nivel socioeconómico de origen, sin embargo, para quienes ingresaron
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a través de una plaza directa al egresar de la Normal, esto significó, en casi todos los casos,
una mejora económica. No obstante, se observa una posibilidad de táctica para llevar a cabo
sus aspiraciones profesionales, dentro o fuera de la docencia, a partir de la estabilidad que
daban las condiciones laborales.
Al parecer, el ingreso de los maestros a la docencia mediante la gestión individual en
el sindicato del Estado de México, estuvo ligado con la formación inicial de los aspirantes.
Es decir, los maestros de este estudio, cuya formación inicial no fue en una Normal, tuvieron
que realizar gestiones en instancias sindicales. Esto causó que una vez que recibieron una
oferta de nombramiento en la docencia lo percibieran como “suerte” u “oportunidad que no
iban a desaprovechar”. Lo que en parte puede explicarse desde su condición de externos al
“normalismo”, como lo caracteriza Etelvina Sandoval (2007), al referirse a este como un
concepto identitario y unificador de los docentes, el cual incluye entre otros rasgos, “[…] la
base de un discurso con el que se envuelven prácticas hegemónicas de grupos sindicales para
influir en el nombramiento de directivos, ganar espacios de poder […]” (Sandoval, 2009,
pág. 95). Con ello, como ya ha sido señalado a lo largo del capítulo, se observa el poder que
hasta antes de la entrada en vigor de la RE2013, ostentaba el sindicato, en este caso el
SMSEM, para la asignación de plazas. Cabe señalar que oficialmente no se cuenta con un
conteo diferenciado entre los docentes con formación universitaria y con licenciatura en
escuelas Normales, por lo menos los documentos e informes del Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación (INEE) dicen que no es posible hacer esta diferenciación.
Las políticas de reforma educativa en México han puesto énfasis en diferentes
propósitos, cuya implementación ha situado a los docentes como los principales actores y
responsables del “éxito” o “fracaso” que estas tengan. Los docentes de este estudio
conforman un grupo heterogéneo que ingresó en la docencia durante diferentes épocas de
reforma: desde la década de los ochenta hasta un ciclo anterior a la reforma de 2013. Cada
época ha facilitado en mayor o menor medida alguna forma de ingreso. Quienes comenzaron
su trabajo docente mediante un examen sin impacto en el otorgamiento de su plaza, no sólo
se pueden ubicar en el marco de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) firmada en
2008, sino que este contexto marcó una diferencia en las condiciones laborales de muchos
maestros. Para el caso de quienes participaron en esta investigación, resulta un rasgo común
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que al aprobar tal examen, les fue asignada una plaza por tiempo indefinido en un nivel
diferente del de su formación inicial y, en algunos casos, a una lejanía geográfica
considerable de su hogar.
En este contexto de política educativa se aprecia una tensión con la vida privada, más
aún si son responsables del trabajo de cuidados de hijos. La etapa de vida y el género juegan
un papel diferenciado cuando se conjugan con la flexibilización de las condiciones laborales,
factores que los maestros deben manejar desde sus posibilidades, muchas veces con el apoyo
de redes familiares, para responder al desarrollo de su trabajo docente.
En este capítulo se refleja que el logro y sostenimiento de las condiciones laborales
de los docentes hasta 2015 tuvo lugar a partir de diferentes tácticas que les fueron de utilidad
para alcanzar un fin relacionado con la etapa de vida en curso, la realización de estudios
profesionales o las necesidades y aspiraciones económicas. En primer lugar se encuentran
los interinatos, ejercidos por algunos docentes a fin de continuar con sus estudios
profesionales, y cuya viabilidad encontró eco en las redes de apoyo, regularmente de colegas
con más experiencia o de mentores, hacia los docentes de este estudio en las primeras etapas
de su trayectoria profesional.
Resulta relevante que las tácticas como la gestión y obtención de una doble plaza o
las fuentes de ingresos paralelas a la docencia en el subsistema estatal han sido llevadas a
cabo por los maestros varones, mientras que las maestras que han conseguido incrementar su
salario lo hicieron mediante CM, con la conservación de un turno. Sin ánimo de generalizar,
esto puede guardar una relación con las necesidades económicas familiares, pero también
con la asunción de un papel como proveedor para los varones, es decir, la reproducción de
una visión de sociedad separada en dos esferas: la pública -masculina- y la privada o
doméstica -femenina- (Carrasco, 2010). En estas dos formas de aumentar sus ingresos
también sobresale el papel que juegan las redes de apoyo desde colegas y familiares con los
docentes.
Existe una diversidad en la etapa de vida de los docentes de este estudio. Para
desarrollar su trabajo profesional, algunos de ellos han tenido que llevar a cabo una serie de
modificaciones en la dinámica de su vida privada, en diferentes momentos de su vida. Al
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parecer esto ha sido un fenómeno común en la trayectoria profesional de los docentes. Sin
embargo, en contextos de implementación de políticas de reforma como la ACE o la Reforma
Educativa de 2013, ha habido un impacto en las condiciones laborales, ya sea de ingreso, en
la permanencia o en la jubilación de los docentes. Ellos han tenido que llevar a cabo tácticas
de organización familiar frente a escenarios institucionales que les exigen actuar con un
sentido de emergencia.
En términos de micropolítica y desde un contexto británico, Stephen Ball (1994)
llama “incertidumbres estructurales” a los cambios institucionales que pueden manifestarse
“del modo más dramático” en las carreras profesionales de los docentes, menciona, entre
otros, el desempleo y la coerción para que los docentes adelanten sus procesos de jubilación.
Con ello, Ball afirma que “las carreras de los docentes son trastornadas por los efectos de
estos cambios [en las instituciones]” (Ball, 1994, pág. 179).
A simple vista, estos cambios pudieran leerse como pertenecientes a la esfera
profesional, sin embargo, la realización de esta investigación permite visibilizar que para
comprender el desarrollo del trabajo docente, es necesario tener presente que esas
“incertidumbres estructurales” no sólo afectan las carreras profesionales de los docentes, sino
que, de manera inherente, la vida privada de ellos puede verse comprometida con situaciones
como la asignación lejana al lugar de trabajo y la falta de respuestas institucionales para un
cambio de condiciones de trabajo.
Pensar en la jubilación de una trayectoria profesional está relacionado de manera
cercana con las diferentes etapas de vida. En este capítulo aparecen relatos de docentes que
han pensado su jubilación desde diferentes etapas de su vida, ya sea como planeación a largo
plazo desde el inicio de su ejercicio profesional, o como táctica emergente ante rumores sobre
las consecuencias de la evaluación docente, en el contexto de implementación inicial de la
Reforma Educativa de 2013.
En la decisión de jubilarse resaltan ciertas diferencias por etapa de vida y género entre
los docentes entrevistados, las cuales evidencian los conflictos que enfrentan desde su
condición como trabajadores en un mercado de trabajo específico. Dependiendo de la etapa
de vida en la que se encontraban, los docentes externaron diferentes decisiones respecto a su
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jubilación. En el contexto de implementación inicial de la RE2013, cuando se está en una
edad cercana para jubilarse, es posible adelantar este proceso o idear alguna otra táctica a fin
de quedar fuera de los efectos de tal reforma. Sin embargo, cuando aún quedan décadas para
hacerlo, la decisión de permanecer o no en la docencia hasta esta etapa, tiene que ver con los
intereses de desarrollo profesional, las condiciones familiares donde se asumen
responsabilidades de cuidados a algún familiar, así como la percepción de la profesión
docente.
La importancia de la vida privada en la trayectoria profesional, específicamente en la
etapa de la jubilación, puede observarse cuando se conjugan rasgos de la etapa de vida, origen
socioeconómico y género con intereses profesionales a futuro. De esto pueden surgir
intereses de arraigo en la docencia como opción profesional, o bien, un sentido de
transitoriedad en el trabajo docente.
Llama la atención que un maestro haya externado su propósito de no permanecer en
la docencia hasta su jubilación, mientras los nueve docentes restantes expresaron su deseo
por sí permanecer. Esto puede hablar de que entre la mayoría de docentes todavía prevalecen
ideas de la permanencia en el trabajo y la dedicación de un tiempo importante de la vida
misma a su realización, aunque las condiciones laborales de la RE2013 no lo promuevan. Sin
embargo, cuando ya no se considera la carrera docente como un plan profesional y de vida a
largo plazo, esto puede estar definido, por un lado, por las mismas condiciones laborales, que
proveen escenarios hostiles a este tipo de proyectos. También es importante enfatizar que
existe una diferencia generacional entre los docentes con más años de vida y de servicio
docente, quienes han construido sus aspiraciones con base en discursos de estabilidad laboral,
frente a los algunos de los docentes más jóvenes, quienes crecieron con una narrativa
posmoderna del trabajo.
Contextualizado esto en un mundo global, las críticas de Sygmunt Bauman sobre el
trabajo ayudan a comprender que la flexibilización de los mercados de trabajo no “ofrecen
ni permiten un verdadero compromiso con las ocupaciones actuales”. Para el autor, esto se
debe a que en la medida en que un trabajador se “enamora” y se identifica con lo que hace,
“se transforma en un rehén en manos del destino […] dada la corta vida de un empleo y el
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hasta nuevo aviso implícito en todo contrato” (Bauman, 1999, pág. 60). Con ello, se ponen
en evidencia las transformaciones en el significado que cada docente puede darle a su trabajo
y de qué manera construye su vida profesional a partir de las condiciones laborales que se le
presentan, pues en el contexto de implementación inicial de la RE2013 se puede leer un
momento de transición sobre la idea del trabajo para toda la vida, la cual pareciera comenzar
a diluirse también entre los docentes mexicanos.
Capítulo 2. “Yo respeto mucho a una persona normalista porque al final es
para lo que se prepara”: formación inicial y continua frente a la evaluación
Los procesos de formación inicial, formación continua, así como de evaluación de los
maestros entrevistados, se han llevado a cabo bajo la implementación de diferentes políticas
educativas en forma paralela a diferentes etapas en sus propias trayectorias profesionales y
de vida. En varios casos, el significado que para ellos tiene la RE2013, así como su respuesta
ante la evaluación docente, está ligado a la manera en que reformas anteriores les han
afectado o no.
El desarrollo de este capítulo comprende, en el primer apartado, el abordaje de la
formación inicial de los docentes entrevistados como parte de su trayectoria profesional,
especialmente con qué aspectos de su vida privada estuvieron relacionadas sus motivaciones
y circunstancias para llevar a cabo su formación inicial y, la manera en que esta influye en
su percepción sobre el desarrollo del trabajo docente. El segundo apartado se centra en la
formación continua, misma que diferencio de la certificación por el significado que los
docentes le dan a sus estudios posteriores a la formación inicial, de acuerdo con sus
condiciones de vida y aspiraciones profesionales. Cabe señalar que el desarrollo del trabajo
docente, en el caso de los maestros de recién ingreso al servicio, está ligado con los saberes
docentes que construyen, en parte, mediante las condiciones escolares y las relaciones con
colegas y autoridades del lugar donde les haya tocado trabajar (Marcelo, 2008; Montaño
Sánchez, 2005). Es por ello que en este capítulo la formación se aborda en un sentido amplio,
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incluyendo apoyos y asesorías para realizar el trabajo, es decir, contemplo no sólo la
educación formal, sino también la informal. Finalmente, la evaluación docente es abordada,
en primer lugar, con las diferentes modalidades evaluativas por las que han pasado los
docentes a lo largo de su trayectoria; posteriormente, a partir de su percepción y respuesta
respecto al proceso de evaluación en el que se centra la RE2013.
2.1. “Querías hacer tus prácticas y te morías de ganas de estar en el grupo”: la
formación inicial de cara al trabajo docente
Antes de entrar a la docencia, la mayoría de los maestros de esta investigación realizó
estudios previos en escuela normal o universidad, en diferentes niveles, especialidades y
carreras. Posteriormente, el tipo de estudios y la temática elegida para su formación continua
guardan una estrecha relación con sus gustos, como la práctica de un deporte en la infancia
en el caso del maestro Teodoro, o en general, algún evento de su historia de vida. También
se encuentran las maestras que realizaron su formación por una identificación con alguna
maestra, sobre todo en sus primeros años de escolaridad o, por algún propósito relacionado
con la atención y el cuidado de niños como una actividad satisfactoria, lo que implica
aspectos maternales.
La siguiente tabla muestra un panorama de la trayectoria formativa de cada docente
entrevistado, así como del tipo de institución en la que realizaron sus estudios profesionales
después de su formación inicial.
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Tabla 3. Formación profesional de docentes entrevistados
Docente Formación inicial y tipo de institución Formación profesional continua
Edvina Formación profesional docente - Escuela
Normal pública
Inició estudios de licenciatura en
Educación Primaria en Escuela Normal
pública bajo la modalidad intensiva
sabatina, pero no concluyó.
Juventina Preparatoria anexa a la Normal pública Licenciatura en Educación Primaria –
Escuela Normal pública
Teodoro Licenciatura en Educación Primaria –
Escuela Normal pública
Maestría en Educación Física –Universidad
del Futbol y Ciencias del Deporte (en pausa
hasta 2015) Particular
Hernando Licenciatura en Educación Primaria –
Escuela Normal pública
Licenciatura en Sociología –UNAM
(inconclusa) Pública
Licenciatura en Pedagogía –UNAM
(inconclusa)
Cornelio Licenciatura en educación primaria –
Escuela Normal pública
Especialidad en Español – Centro de
Maestros (inconclusa). Pública
Camerino Licenciatura en Ingeniería en Sistemas
Computacionales – universidad
particular (inconclusa)
Licenciatura en Arquitectura –
universidad particular (inconclusa)
Licenciado en Educación Secundaria con
especialidad en un área social – Escuela
Normal pública
Maestría en valores – Universidad “Albert
Einstein” (sin titulación). Particular
Fabia Licenciatura en Educación Preescolar –
Escuela Normal pública
Maestría en Desarrollo y Psicoterapia
Infantil –universidad particular (en curso)
Martina Licenciatura en educación preescolar –
Escuela Normal pública
Maestría en Docencia - Universidad
Lucerna (en curso) Particular
Adelina Licenciatura en Pedagogía – UNAM
Pública
Diplomado en Programación
Neurolingüística – UNAM
Ninguno todavía
Jacobo Licenciatura en Mercadotecnia y
Publicidad – universidad particular
Especialidad en Educación – Universidad
del Valle de México. Particular
Fuente: elaboración propia con datos de entrevistas realizadas a docentes y datos de SEP.
La tabla permite identificar que ocho de los diez docentes cuentan con formación en
algún nivel y especialidad del subsistema de educación Normal. Respecto a los estudios de
formación continua, hasta 2015, también ocho de los diez los habían realizado. Algunos no
los habían concluido.
Quienes estudiaron en escuela Normal o Pedagogía, independientemente del plan de
estudios cursado, tuvieron acercamientos con el trabajo frente a grupo o de enseñanza, lo que
para muchos significó un descubrimiento o reafirmación de su gusto por la docencia y el trato
con los niños. Esto no hubiera sido posible sin una trayectoria de vida que posibilitara esta
reafirmación y que en ocasiones implica una carga de género, como es el caso de la maestra
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Martina, quien compartió que desde niña convivió mucho con sus sobrinos, más pequeños,
y vio en la docencia la posibilidad de “ayudarlos y apoyarlos”. O como la maestra Fabia,
quien guarda gratos recuerdos de sus maestras de preescolar, de quien tomó el modelo para
su quehacer profesional.
En 1972 durante el sexenio de Luis Echeverría, los planes de estudios de las escuelas
normales aprobados en 1969 fueron modificados hacia una educación dual. Con ello, los
jóvenes podían hacer la carrera de profesor en educación primaria o preescolar y a su vez,
estudiar el bachillerato en ciencias sociales. Esto implicaba una dedicación de ocho
semestres, con 36 horas semanales para cursar 101 materias en total (IEESA, s.f.). Tal
formación bastaba para que los egresados de las escuelas normales pudieran incorporarse a
la atención de la educación básica. Este fue el caso de la maestra Edvina, quien al momento
de la entrevista en 2015 contaba con casi treinta años de docencia, los últimos 28 en la misma
escuela y había comenzado sus trámites de jubilación. La maestra tomó la decisión de
estudiar en la escuela Normal, donde el bachillerato se cursaba en dos años, entre otras
razones, para recuperar un año perdido en un nivel anterior de su escolaridad. Ella relata:
[…] Fue desde tercero (semestre) que me mandaron a grupos, por eso me decidí en
quedarme a trabajar [...] me empezó a gustar... Es bonito (sonriendo) y hasta la fecha,
digo, no me arrepiento porque es una carrera muy difícil, muy pesada, pero hay una
ventaja: el tiempo que tienes para convivir con tus hijos (PR4.Edvina.S1.190515).
El maestro Hernando formó parte de la última generación que cursó sus estudios de
la Normal con el plan de estudios de 1984, el primero de nivel licenciatura en la formación
docente, en el ciclo escolar 1997-98. Él decidió estudiar en la Normal a partir de una
introspección acerca de lo que él llamó sus “posibilidades” o habilidades académicas y
prácticas, con lo cual, aunque había deseado estudiar arquitectura en la UNAM, concluyó
que la escuela era donde mejor se desempeñaba. Así mismo, antes de ingresar a la
licenciatura tuvo una novia en la preparatoria anexa a la Normal, que pensaba quedarse a
estudiar ahí, lo que al maestro Hernando le pareció cómodo por la rutina que llevaba desde
que inició el bachillerato. El profesor recuerda el entusiasmo que le provocaba la proximidad
de las prácticas profesionales:
[...] Querías hacer tus prácticas y te morías de ganas de estar en el grupo, eso sí, eran
desveladas [...] me acuerdo que si no quedaba (el material didáctico que preparaba)
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te lo regresaban y si no: ─ ¡hazlo otra vez! No dormías pero tú ya querías estar en tus
prácticas, a donde te mandaran (PR1.Hernando.S1.170215).
Para los docentes entrevistados que cuentan con formación docente o pedagógica, las
prácticas profesionales en sus diversos niveles de intervención fueron un rubro medular de
su formación inicial. El maestro Camerino compartió que su decisión por entrar a la Normal
se debió principalmente a dos factores: la influencia de su madre, quien también es maestra,
así como la búsqueda de una opción profesional para lo que él llamó un problema de
hiperactividad durante su niñez y adolescencia y después de haber cursado por un cierto
periodo las dos primeras carreras. Reconoció que cuando inició sus estudios en la Normal no
estaba convencido de que fuera para él, pero compartió que su experiencia en las prácticas
profesionales cuando estudiaba en la Normal le significó un cambio sustancial en su
percepción de la carrera docente:
Llego a la Normal y con la iniciativa de querer saber qué onda con esta carrera, ¿no?
Y digo: ─ ¡chin! esto no es para mí. Sin embargo, híjole, mi vida cambia
completamente cuando empiezo a practicar y me mandan a escuelas, primero de
observación, empieza esa espinita de: ─ ¿por qué no lo intentas? ¿Por qué no sigues?
(PR2.S1.Camerino.180315).
Las razones que tuvieron estos tres maestros para estudiar específicamente en la
Normal se conjugaron con algunas de sus circunstancias personales, por lo que en su
momento esta formación les ofrecía una respuesta para el trazo de sus planes a futuro. La
opción educativa que eligieron les quedaba más o menos próxima a su lugar de origen. Como
decía Bourdieu, a partir de sus “condiciones de existencia” contaron con “principios
generadores de prácticas” (Bourdieu, 2007).
Las expectativas que tenían sobre el trabajo docente cuando eran estudiantes oscilaron
entre su propósito de desarrollar un buen trabajo como docentes, el deseo de trabajar con los
alumnos y el anhelo de fundar una escuela. Por ejemplo, el maestro Hernando compartió que
cuando estudiaba la licenciatura en la Normal quería que lo asignaran a un lugar donde
tuviera que fundar una escuela, porque para él, un maestro fundador siempre es recordado y
reconocido por la comunidad:
[…] mi expectativa fue llegar y hacer una escuela desde cero […] llegar a un lugar
donde no hubiera nada [...] que quede plasmado de alguna manera tu nombre en la
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historia. Porque un maestro fundador está ahí y es recordado [...] y van a ver a los
hijos de tus alumnos, a los nietos de tus alumnos si es posible, eso era lo que yo quería
[...] llegar y trascender (PR1.Hernando.S3.240215).
Ambos docentes, mantuvieron una interacción social con diferentes elementos
cotidianos de su formación inicial y de su entorno, a partir de lo cual su aspiración adquirió
significado (Blumer, 1982). Probablemente, el ideal que expresa el maestro Hernando era
parte de la figura mítica del maestro como misionero que se enalteció desde los tiempos de
la Revolución. Se ligaba también con la habilidad que se auto reconoce de “saber estar en la
escuela”. Además, el maestro externó su preocupación por la diferencia que observa entre las
condiciones laborales que le posibilitaron aspirar a ese ideal de maestro y la imposibilidad
que esto suceda con los estudiantes y recién egresados de la Normal, en el contexto de
implementación inicial de la RE2013.
¿Crees que tienen algún sueño? O sea, su principal preocupación es el trabajo (tono
muy preocupado), luego ¿cuánto te van a pagar? […] si vienes desde allá y tienes que
venir a rentar por otros lados… No es la misma [oportunidad] que nosotros tuvimos,
ellos están más preocupados en: ─ ¿me van a dar mi trabajo? Y después de eso, tu
nombramiento no viene de base, tu nombramiento son tres meses, y estás a la
expectativa de qué pueda pasar después de esos tres meses, porque no saben, ni nadie
sabe.
Por su parte, la maestra Edvina esperaba obtener un sustento económico decoroso y
cumplir con los propósitos encomendados como maestra, lo cual deja ver un vínculo entre
sus planes profesionales y sus necesidades de vida privada: “Primero que nada que me diera
de comer. Que tu sueldo te sirva para cubrir tus necesidades primarias; el reto era: ─ ¿sí la
voy a hacer o no la voy a hacer? (sonríe), pues era trabajar bien, funcionar como maestra”
(PR4.Edvina.S1.19.05.15).
Pese a que históricamente la profesión docente ha tenido dos grandes rasgos de
continuidad que representan problemas persistentes: “bajos salarios y modesto status social
y profesional” (Arnaut, 1998b, pág. 195), las condiciones socioeconómicas de la maestra
Edvina, con el desempleo de su padre mientras ella estudiaba en la Normal, repercutieron en
la importancia que ella le dio a su ingreso económico poniéndolo en primer lugar.
Posiblemente, estas expectativas de conseguir tales retribuciones devengan tanto de su propia
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historia de vida como de los significados sociales que aprehendieron sobre la profesión
docente.
Al preguntarles a los maestros si percibían diferencias en el trabajo entre quienes
cuentan con formación docente y quienes tienen algún otro tipo de formación profesional,
algunos mencionaron que en ocasiones los segundos no llevan a cabo un trabajo adecuado
en el aula, sea por su desempeño frente a grupo, o bien porque, según ellos, le dan prioridad
a asuntos fuera del salón de clases.
La maestra Juventina, por ejemplo, expresó que conoce el trabajo de algunos colegas
que tienen formación profesional en diversas áreas como Matemáticas o Leyes, que no
atienden de manera adecuada su trabajo en el aula, por poner atención a asuntos legales y
delegan muchas responsabilidades de aprendizaje en los alumnos y sus familias:
[…] Como que les interesa más lo que las leyes establecen, entre comillas, según
ellos, que lo que es su trabajo. Faltan mucho, no se desempeñan como debería de ser
[...] yo siento que cuando no estás enfocado en lo que eres pues sí hay mucha
diferencia (PR2.Juventina.S3.210715).
Por su parte, el maestro Jacobo, el único maestro que no cuenta con formación inicial
docente o pedagógica, sino en Mercadotecnia y Publicidad, y que para 2015 llevaba siete
años de servicio docente, comentó que en el contexto de implementación de la reforma
educativa (que establece la apertura de espacios en la docencia de educación básica para
egresados de diferentes profesiones) ha observado que dentro de redes sociales virtuales ha
observado ataques mutuos entre normalistas y no normalistas y que en su lugar de trabajo ha
habido comentarios de molestia de normalistas. El maestro reflexionaba acerca de la
desatención del Estado hacia la formación profesional en las Normales:
[...] El mismo gobierno está haciendo que los normalistas se sientan atacados y en
vez de que ellos se sientan bien con que se puedan integrar otros profesionistas, al
contrario [...] Yo respeto mucho a una persona normalista porque al final es para lo
que se prepara: para estar frente a grupo, ya la preparación con la que salga no
depende de ellos (PR5.Jacobo.S4.280515).
En el desconcierto ante la implementación de la RE2013, circularon entre los
docentes distintas creencias, rumores e interpretaciones. Por ejemplo, para la maestra Martina
la reforma trata de retirar de las aulas a los docentes con formación inicial en escuela Normal
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y sustituirlos con egresados universitarios a mediano plazo: “La nueva reforma educativa
[…] es para quitarnos el empleo […] piensan despedir el 60% de los normalistas y para dentro
de 10 o 15 años va a ser puro universitario […]” (PR3.Martina.S4.200515). La maestra
agregaba:
Por lo que entendí es que [los egresados universitarios] van a ser mano de obra barata
[…] y a los niños les va a faltar ese tacto que uno como normalista tiene […] la
necesidad algunas veces los obliga a aceptar lo que haya […] con tal de recibir dinero
[…] bueno, es lo que yo pienso, ¿verdad? [...] por lo menos hasta que encuentren,
ahora sí que el puesto para lo que estudiaron (PR3.Martina.S4.200515).
En la siguiente tabla, se muestra de manera sintética la postura de los maestros
entrevistados ante los dos tipos de formación inicial de otros docentes en su contexto de
trabajo:
Tabla 4. Postura de docentes entrevistados ante tipos de formación inicial según su propia
formación.
Formación
inicial
Docente Postura ante tipos de formación inicial
Normal Juventina Crítica del trabajo docente de colegas con formación no
normalista y defensora de su formación en la Normal con base
en sus conocimientos y habilidades para el trabajo frente a
grupo.
Martina
Camerino
Fabia Crítica de su formación en la Normal, por la “infantilización”
del contenido y la falta de actualización de los docentes de la
Normal. Hernando
Edvina
No expresaron comentarios al respecto. Cornelio
Teodoro
Universitaria Adelina Respeto y reconocimiento tanto de la formación normalista
como universitaria. Jacobo
Fuente: elaboración propia con datos de entrevistas realizadas a docentes.
La tabla muestra que entre los docentes con algún tipo de formación en escuela
Normal hay percepciones diferenciadas respecto a la relación entre la formación inicial y el
desarrollo del trabajo docente. Destacan los conocimientos adquiridos en la Normal y su
relación con el desarrollo del trabajo docente frente a grupo, como parámetros de
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comparación. Sin embargo, los maestros con formación universitaria muestran percepciones
comunes sobre los dos tipos de formación inicial que existen en la docencia, probablemente
desde una posición de desventaja porque en la escuela primaria, los egresados universitarios
prevalecen como una minoría2. Además, desde su formación inicial, no han asumido una
identidad como grupo profesional para conformar una cultura magisterial.
Contrario al relato de los maestros con formación universitaria, ningún docente con
formación en escuela Normal mencionó alguna percepción positiva sobre el desarrollo del
trabajo de los primeros. Alberto Arnaut describe al magisterio –de nivel básico- en México
como “un grupo muy celoso de sus conocimientos, habilidades y, sobre todo, de su
experiencia profesional” (Arnaut, 1998b, pág. 211). Las opiniones de los maestros
entrevistados, egresados de la escuela Normal, cristalizan una lucha con trasfondo histórico
y político, en la que entran al campo de fuerzas (Bourdieu, 2007) que se refiere a las
identidades del magisterio –normalista- frente a los universitarios o no normalistas, como un
intento de afirmarse frente a otros grupos (Arnaut, 1998b). Esta identidad parece afianzarse
ante lo que se ve como una amenaza por la Reforma.
Siete maestros mencionaron la presencia de algún familiar o amistad que los motivó
para estudiar en la Normal o a ser docentes. Cinco de ellos dijeron que también contaron con
algún tipo de apoyo para llevar a cabo su trabajo profesional al inicio de su trayectoria
docente. Por ejemplo, la maestra Adelina expresó que en sus inicios como docente su mamá
la motivó y apoyó mucho con consejos de su experiencia, tanto para estudiar lo que a ella le
satisficiera como en el trabajo con los alumnos y con los padres de familia: “[…] me daba
muchos consejos, de: ─mira, en las juntas comenta esto, o con los niños haz estas actividades
en la mañana para que empiecen a relajarse para poder trabajar […]”
(PR2.Adelina.S2.180315).
La maestra Juventina recibió apoyo cuando comenzó a trabajar en la docencia con
estudios de preparatoria. Un profesor de la Normal que era comensal frecuente en el negocio
2 En el informe 2015 del INEE dice que no se puede saber la proporción de universitarios frente a la
proporción de egresados de Normal.
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de comida casera de su mamá, la invitó a estudiar la licenciatura en horario sabatino en esa
institución y le “brindó” información sobre la carrera:
[…] Yo era interina, necesitaba estudiar [...] De la Normal había un maestro […] mi
mamá les vendía de comer, y me dijo: ─ya me enteré que estás trabajando ¿No te
gustaría estudiar? […] Pues de mi cuenta corre que tú estudies, voy a hacer todo lo
posible por abrir los sábados la licenciatura en intensivo y en cuanto esté te me vas a
poner a estudiar […] (PR2.Juventina.S1.150315).
Parte de la dinámica de la maestra Juventina entre sus estudios, el trabajo y su vida
privada implicaba que se hiciera cargo de tareas domésticas en su casa, lo que le resultaba
cansado: “Ay, bien pesado [...] ir a trabajar, llegar, hacer lo que tienes que hacer en casa, y
luego pues todavía hacer tarea, ponerte a estudiar, y los sábados...
(PR2.Juventina.S1.150315).
El apoyo académico, institucional y administrativo de colegas con mayor experiencia
frente a grupo para los maestros de recién ingreso al trabajo docente ha sido un aspecto
ausente en más de la mitad de los casos y algunos de ellos mismos aceptaron que tampoco
ofrecen este apoyo a sus compañeros noveles, a menos que se lo pidan. Por ejemplo, el
maestro Camerino mencionó que en su experiencia no tuvo apoyo sobre el trabajo concreto
en el aula cuando comenzó su carrera docente. Aunque un Asesor Técnico Pedagógico sí le
mencionaba cómo debían planearse las actividades, ninguno de sus colegas le dijo de alguna
actividad o material que le ayudara a alcanzar los propósitos didácticos de su planeación. La
manera en que el maestro resolvía sus dudas para el desarrollo de su trabajo, dijo, fue a partir
de la investigación documental que él mismo hizo. Sin embargo, el maestro reconoce que
tampoco ofrece apoyo a maestros noveles por iniciativa propia, únicamente si se presenta
alguna situación en alguna reunión o si le preguntan directamente. El maestro Camerino
expresó como una generalidad que los docentes actúan con recelo en relación con sus
conocimientos y sus recursos didácticos frente a otros colegas:
[…] Como maestros lo que sí percibo es que somos un poquito envidiosos, en el
sentido de proporcionarnos material. Es decir, yo tengo un material, pero no te lo
presto porque a mí me costó investigarlo, conseguirlo. […] Creo que por ese medio
estoy un poquito mal, porque soy un poquito hermético, […] Si me preguntan sí, si
no me preguntan no (proporciona ayuda) (PR3.Camerino.S1.180315).
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Al parecer, la presencia de redes de apoyo es un tema ineludible en la trayectoria
profesional de los docentes de este estudio, desde la formación hasta el ejercicio profesional.
Sin embargo, sobresale que sean familiares y amistades quienes prevalezcan como apoyo al
trabajo profesional y sólo durante los inicios de la trayectoria de los docentes de esta
investigación, en comparación con los colegas y autoridades escolares, quienes fueron
mencionados en los relatos de algunos maestros como figuras con poca presencia. Esto, quizá
sea parte de la materialización de una cultura magisterial bajo la acepción que le da Aurora
Loyo en tanto “conjunto de representaciones, valores, creencias y orientaciones que toman
cuerpo en el campo educativo”, mismas que son permeadas desde las capas medias e
inferiores de autoridades educativas con sus prácticas (Loyo, 2002). La cultura magisterial
de los profesores inicia con estas redes, que resultaron fundamentales al haber poco apoyo
entre colegas dentro de la escuela y para quienes no reciben una formación inicial específica
para el magisterio.
Esta falta de apoyo al trabajo entre colegas persiste tanto entre egresados de escuela
Normal como de universitarios, lo que, al menos en este sentido niega la presencia de
“modelos de desventajas” con la presencia de “grupos privilegiados” (Ball, 1989). Este
aspecto, la falta de apoyo entre profesores, debe ser tomado en cuenta. De ser una actitud
generalizada, pone en cuestionamiento la efectividad de la Reforma al restringir la formación
de los docentes en los primeros años de servicio.
2.2. “¡Ay, esta maestra sí se preparó! Vamos a darle la oportunidad”: ¿qué formación
continua para qué fines?
Los docentes que no cuentan con formación para la atención de primaria, han tenido que
llevar a cabo diferentes actividades para desarrollar su trabajo en el aula. Estas actividades,
de índole autodidacta, abarcan desde la búsqueda en Internet de manera individual, la compra
de libros, hasta la creación de redes profesionales.
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Por ejemplo, el maestro Jacobo, con formación en Mercadotecnia y Publicidad, contó
que le gusta actualizarse constantemente, por lo que aprovecha ofertas y situaciones en las
que puede adquirir libros y enciclopedias, lo cual considera una inversión, pues le facilita el
desarrollo de su trabajo docente.
Por su parte, la maestra Fabia, quien es licenciada en Educación Preescolar, compartió
que cuando inició su carrera docente le fue asignado el primer grado de primaria con un grupo
de 45 alumnos, quienes mediante un examen diagnóstico reflejaron contar con escasos o
nulos conocimientos de lectoescritura, eje de trabajo para ese grado. La directora escolar le
planteó la meta de que los alumnos leyeran y escribieran en dos meses a partir de haber
iniciado el ciclo escolar. Para ella, esta situación no era excepcional: “[…] no sé si fue la
novatada que nos toca a la mayoría de los maestros […]” (PR5.Fabia.S2.220515). Le
representó grandes dificultades llevar a cabo tal encomienda, que ella vio como “un reto”,
pues desde su formación como maestra de preescolar contaba con elementos didácticos muy
diferentes a los que se manejan en primaria: “[…] el desarrollo de las competencias de
preescolar a un primer grado fue brutal tanto para ellos (sus alumnos) como para mí [...]
(PR5.Fabia.S2.220515).
La maestra explicó que una de las maneras como resolvió la tarea fue a partir de la
formación de una red de trabajo con algunas excompañeras suyas de la Normal, también con
formación en educación preescolar, y que se encontraban trabajando en primaria, lo que fue
muy enriquecedor debido a la información y conocimientos que compartieron entre sí,
aunque mencionó que, a diferencia de ella, otras excompañeras sí tuvieron la oportunidad de
trabajar en conjunto con sus colegas de trabajo o sus directivos. El reto tuvo para ella un
impacto negativo en diferentes ámbitos de su vida, por el desgaste físico y emocional que le
provocaba tener que redoblar esfuerzos todos los días: “A veces me causaba dolores de
cabeza [...] A veces sí me tiraba, sí me derrumbaba el hecho de decir: ─ ¿cómo le voy a hacer,
qué hago? No conocía esos métodos de lectoescritura […] (PR5.Fabia.S2.220515).
La maestra Adelina, como otros docentes, resalta cómo las condiciones y contexto de
los alumnos que encontró desde el inicio de su carrera docente distaban mucho del carácter
teórico o la facilidad para resolver las situaciones, de acuerdo con lo estudiado en su
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formación como pedagoga. Cuando estuvo en contacto directo con la diversidad de historias,
expectativas y el contexto socioeconómico de sus alumnos, cayó en cuenta de que el trabajo
con ellos no era tan fácil como lo aprendió en la universidad: “[…] Ya cuando estás al tope
con la realidad ya empiezas a pensar: ─este niño tiene problemas con papá que no vive con
él, mientras acá son problemas a lo mejor de violencia familiar” (PR2.Adelina.S1.170315).
Para enfrentar las diferentes situaciones con sus alumnos echó mano de los elementos que
adquirió en un diplomado que cursó para titularse de la licenciatura, cuya temática es la
Programación Neurolingüística. Mencionó que le ha sido difícil, pero ha tratado de llevar a
cabo diversas estrategias con sus alumnos para facilitar sus procesos de aprendizaje a pesar
de los contextos difíciles de los que a veces provienen.
Los ejercicios autodidactas que llevaron a cabo los maestros de este estudio forman
parte del desarrollo de su trabajo docente para responder en concreto a una encomienda
profesional: la responsabilidad del aprendizaje de sus alumnos, en algunos casos, dentro de
un contexto de reforma. La propuesta de Ezpeleta (1992) de romper el “cerco pedagógico” a
través del que se ha mirado al trabajo docente desde el campo de la política educativa,
conlleva a mantener presentes las dimensiones no pedagógicas. En este sentido, las acciones
autodidactas se encuentran ligadas con la disponibilidad de recursos económicos ligados a
una condición familiar, como en el caso del maestro Jacobo, o de las relaciones y posibilidad
de redes a su alcance, como lo vivió la maestra Fabia.
La búsqueda de estudios formales, generalmente cursos, licenciaturas y maestrías, ha
tenido lugar, entre otras razones, por las necesidades pedagógicas frente a grupo, la
posibilidad otorgada por una política de reforma, o bien, por el significado que para ellos
tiene la realización de este tipo de estudios. Un ejemplo de búsqueda de estudios por
necesidad pedagógica, es la experiencia de la maestra Fabia, quien decidió estudiar una
maestría en Desarrollo y Psicoterapia Infantil porque dijo que deseaba “sustentar y enriquecer
su trabajo docente”. Desde que inició su carrera docente en 2013, observó diferentes
situaciones que le sorprendieron y conmovieron del contexto social y familiar de sus
alumnos, a quienes ubica como parte de una colonia urbano marginal. Ella se preguntaba qué
podía hacer por sus alumnos como docente, pues en la mayoría de las ocasiones los maestros,
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dijo, no cuentan con los elementos pedagógicos para atender diferentes problemáticas de los
alumnos.
Para atender su trabajo profesional, su vida familiar y el estudio de su maestría, la
maestra Fabia atiende entresemana todas las tareas que le requiere su trabajo docente durante
el día y se dedica a estudiar cuestiones de la maestría por las noches; son días en los que,
mencionó, se esfuerza más. Un fin de semana completo de cada mes asiste a las clases de su
maestría, a la que dedica cuatro horas los viernes, doce horas los sábados y seis horas los
domingos. Mientras tanto, sus hijos están al cuidado de su mamá, aunque explicó como algo
positivo que su hija mayor ya puede convivir con sus hermanos más pequeños y que ella
misma puede pasar momentos con sus hijos, como darles de cenar o verlos dormir. La
percepción que la maestra tiene de su dedicación a la formación continua guarda una
conexión positiva con su etapa de vida y la edad de sus hijos: “[…] aprovechar que ellos
ahorita están chiquitos para dedicarme a hacer otras cosas en mi formación […] ya llego,
estoy un ratito con ellos, les doy de cenar, los veo dormir o yo misma los duermo […]”
(PR5.Fabia.S1.180515). Es de notar que en el caso de la maestra Fabia, prevalecen figuras
de mujeres en sus redes de apoyo.
El maestro Hernando regresó a estudiar después de la Normal por su viejo anhelo,
desde tiempos de su educación secundaria y preparatoria, de estudiar en la UNAM. Para
poder hacerlo, el maestro tuvo que pedir su cambio de adscripción hacia una escuela primaria
cercana a la institución, a través de una permuta con otro profesor. En 2003 comenzó a
estudiar la licenciatura en Sociología, pero dejó sus estudios debido a conflictos familiares y
por apoyar a su esposa, quien es maestra de matemáticas en secundaria y también empezó a
estudiar la licenciatura en Matemáticas en la UNAM (aunque ella tampoco pudo concluir).
Él regresó a la universidad en 2005, esta vez a la carrera de Pedagogía. Su organización
familiar en este segundo periodo incluyó prisas cotidianas, como por ejemplo, ir a trabajar
en la mañana a la primaria, regresar a su casa en otro municipio (al que hace alrededor de 30
minutos), dejar a su hijo mayor quien en ese tiempo era bebé, asistir a la universidad en un
horario de 4:00 pm a 10:00 pm y por las noches, realizar lecturas y tareas. Dijo que al igual
que en la primera ocasión, no pudo concluir por los conflictos familiares que le llevaron a un
proceso de separación temporal de su esposa: “[…] Ya después se viene el conflicto y
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pregúntame si terminé una u otra. Ahí fue mi gran decepción con la escuela”
(PR1.Hernando.S1.170215).
Las trayectorias profesionales, incluida la formación profesional, como hasta ahora
ha quedado expuesto, se van entretejiendo con las mismas trayectorias de vida y las
condiciones de las que parten, en este caso, los docentes de primaria entrevistados. Esas
trayectorias se han nutrido de los anhelos y significados que cada maestro tiene respecto a
ciertas cosas como las instituciones o ideales importantes, y actúan a partir de ello (Blumer,
1982).
Para la maestra Edvina las cosas fueron distintas. En las últimas décadas del siglo xx
en México, los jóvenes que aspiraban a la profesión docente fueron requiriendo más estudios
para poder formarse como maestros, debido a las exigencias de las políticas de reforma que
han regulado la formación docente (Arnaut, 1998a). Como ya comenté antes, desde 1975 las
Normales ofrecieron la licenciatura en educación preescolar y primaria, sólo para maestros
en servicio. De acuerdo con De Ibarrola (1998), en 1984 el bachillerato se volvió el
antecedente académico obligatorio para acceder a la licenciatura en escuela Normal y a su
vez, este nivel fue obligatorio para los nuevos aspirantes a maestros.
La maestra Edvina terminó sus estudios de formación docente (a nivel bachillerato),
comenzó a trabajar, y entre 1985 y 1987 entró a estudiar la licenciatura en Educación
Primaria en la Escuela Normal, lo que, dijo, le exigía la elaboración de vastos trabajos de
investigación. Cabe recordar que el plan de estudios con el que ingresó requería de la
formación de investigadores (De Ibarrola, 1998). Por ello, decidió cambiarse a otra escuela
Normal cercana a su centro de trabajo, donde se ofrecía la licenciatura en modalidad intensiva
con dedicación sabatina. La experiencia no le fue grata, ya que le pareció que el nivel
académico de la segunda Normal era inferior a la primera. Aunque tuvo intensiones de
regresar no le fue posible por cuestiones familiares: “[…] entonces nos cambiamos para acá,
era los sábados, pero no me gustó […] nada más me vine a sentar (sorprendida), nada más
entregamos tareas y pues no me agradó (PR4.Edvina.S1.190515).
La realización de estudios de formación continua, si bien se liga a las necesidades
pedagógicas que los maestros tenían en su ejercicio en el aula, como dejan ver los relatos de
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los maestros anteriores, ha sido motivada por las orientaciones, afinidades y disponibilidad
de recursos de ellos, lo que depende, en parte, de su propia trayectoria de vida. En los relatos
es posible mirar tensiones en el uso del tiempo entre sus proyectos de formación y su vida
familiar, y entre la realización de su propio trabajo profesional y sus deseos profesionales.
De estas tensiones no se suele hablar en los espacios de la política educativa. La forma en la
que cada uno ha resuelto estas tensiones a partir de la toma de decisiones, está ligada con la
misma condición y posición en que se percibe cada maestro, como quedará expuesto más
adelante.
Aunque la necesidad de formación continua no es exclusiva de la profesión docente,
las condiciones concretas que enfrentan los maestros en este rubro, obligan a mantener
presente, como propone Civera (2013b), que hay que mirar a los docentes, entre otros rasgos,
como responsables de una labor pedagógica y como empleados al servicio del Estado, por lo
que no es casual que a la luz de diferentes reformas curriculares y programas educativos en
los últimos veinte años, deban dedicar mayor esfuerzo a su preparación y a la de sus alumnos
(Arnaut, 2014).
Aquí referiré a los procesos de formación continua que son tratados como
certificación, para fines analíticos. En este rubro, al menos cuatro de los docentes
entrevistados dijeron que buscaron su certificación a fin de obtener mejoras en sus
condiciones laborales, así como por la utilidad de los conocimientos que podrían adquirir. La
mitad de los maestros ha cursado estudios en instituciones públicas y la otra mitad en
instituciones privadas, ante una creciente oferta formativa diferenciada.
En el caso de la maestra Fabia, además del deseo de mejorar su práctica con sus
alumnos, quiso estudiar la maestría con la expectativa de una mejora económica. Aunque
ello implicaba seguir “sacrificando” a sus hijos, sus estudios de maestría le darían la
posibilidad de ganar un mejor salario como docente del subsistema estatal, o bien, la apertura
hacia un desarrollo profesional en áreas diferentes a la docencia, lo que redundaría en una
mejor condición económica de la que actualmente tenía, tanto para ella como para su familia.
Mencionó que a sus hijos les habla de los beneficios económicos a futuro por el tiempo que
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ella utiliza, tanto para asistir a sus clases de maestría como para trabajar a la distancia que lo
hace:
[…] También se acostumbran, me comprenden de esta forma, no sé qué tanto después
me lo reprochen. Pero yo he tratado de decirles: ─hijos, pero es por su bien […] Mi
hija la grande dice: ─ay, si mi mamá trabaja, entonces me puede comprar esto, o
podemos tener esto... Mi hijo también: ─mamá, ¿para qué estudias más? ─Pues para
saber más. ─ ¿Qué es saber más? ah, pues entonces me van a pagar más porque sé
mucho, ah bueno, entonces sí, mamá, sí estudia (PR5.Fabia.S1.180515).
La maestra Fabia considera que dentro del servicio docente estatal considera tendría
mayores posibilidades de obtener un ascenso a futuro o incluso el cambio de adscripción que
había tramitado desde que inició su carrera docente, si obtenía un posgrado (en otro momento
de las entrevistas mencionó que desea ejercer la docencia pero en el nivel preescolar, que es
el que ella estudió): “[…] El hecho de que digan (tal vez las autoridades educativas): ─ ¡ay,
esta maestra sí se preparó! Vamos a darle la oportunidad de que esté cerca de su casa […]”
(PR5.Fabia.S1.180515). Cabe destacar que otra posibilidad que vislumbra a partir de sus
estudios de maestría es el desarrollo profesional en un ámbito diferente de la docencia, como
la terapia infantil.
Por su parte, la maestra Martina, estudia una maestría en Docencia en una institución
particular por su deseo de contar con grados de escolaridad más allá de la licenciatura, para
no quedarse sólo con estudios de ese nivel. Debido a su experiencia positiva como docente
en primaria, teme que en el contexto de la RE2013 la “regresen” al nivel preescolar, que es
su formación inicial, aunque también mencionó que en algún momento le gustaría ejercer la
docencia a nivel medio superior. Escogió esa maestría por su corto tiempo de duración (un
año y cuatro meses), en la que se cursa una materia en cada sábado. Es decir, el atractivo que
vio la maestra Martina fue de un ahorro de tiempo.
La búsqueda de realización de estudios en menor tiempo, no denota, solamente, que
quienes lo hacen son portadores del síndrome de la impaciencia (Bauman, 2007) por sí
mismos, sino que hay una circulación de una idea que estratifica a los sujetos en la medida
en que encuentran, o no, atajos para obtener lo que desean sin tener que pasar tanto tiempo
trabajando en ello. “El tiempo trae consigo pérdidas y no ganancias” (Bauman, 2007, pág.
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24). Aquí resulta pertinente la pregunta: ¿por qué una maestra de 24 años de edad como
Martina desea “ahorrar” tiempo en su formación?
La maestra Martina, además de asistir cada día sábado, dedicaba tiempo a la
realización de tareas esporádicas y el estudio individual por las noches, después de llegar del
trabajo en la primaria en el turno vespertino y después de hacer un trayecto aproximado de
45 minutos en transporte público. Al preguntarle cómo percibe sus condiciones de trabajo
para la realización de sus compromisos profesionales, académicos y de vida privada, contestó
que el horario que tiene le da la posibilidad de atenderlos de manera adecuada, pues realiza
su planeación didáctica por bimestre, lo que a veces le deja tiempo para leer en la escuela
donde trabaja, mientras las responsabilidades de trabajo doméstico en su hogar, donde vive
con sus padres y hermana menor, las comparte con su hermana.
En algunos casos, la decisión por iniciar, interrumpir, abandonar o posponer los
estudios de formación continua y la obtención de certificados, puede relacionarse con la etapa
de vida de cada docente desde el punto de vista de sus responsabilidades de cuidados a hijos
o a algún otro dependiente como sus padres. A continuación se presenta una sistematización
de la etapa de vida de los diez docentes en relación con sus procesos de su formación
continua.
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Tabla 5. Etapa de vida (en 2015) y formación continua de docentes entrevistados
Docente Edad Estado
civil
Hijos u otros
dependientes
Sucesos en formación continua/certificación relacionados con su
etapa de vida
Edvina 51
Casados
2 hijos: 21 y 17
años
Inició estudios de licenciatura cuando aún no tenía hijos; después de
una interrupción intentó regresar pero ya no pudo por “motivos
familiares” no especificados.
Realizó múltiples cursos de actualización, sobre todo cuando entraban
en vigor nuevas reformas. Lo hizo cuando sus hijos eran pequeños, con
ayuda de su mamá para su cuidado.
Cuando tomaba cursos que le valían para CM su mamá murió;
completó su formación pero, debido a su estado de ánimo, además de
que no tuvo el desempeño esperado, suspendió los exámenes
correspondientes para pasar al siguiente nivel de CM.
Teodoro 38 2 hijos: 5 y 3 años
Madre
Interrumpió sus estudios de maestría cuando su mamá enfermó y tuvo
que cuidarla.
Cornelio 36 3 hijos: 10, 4 y 3
años
Después de cursar parte de una especialidad, no ha querido hacer más
cursos porque considera que lleva un ritmo de vida muy agitado y ello
implicaría restarle tiempo a su familia.
Hernando 36
aprox.
2 hijos: 8 y 2 años Inició sus estudios de licenciatura en la UNAM en dos ocasiones (en la
segunda su hijo mayor era bebé), pero los abandonó por problemas
familiares de índole organizativa.
Adelina 25 1 hijo: 3 meses
(en marzo de
2015)
Mencionó que cuando su bebé sea un poco mayor pretende realizar
estudios en alguna especialidad o maestría.
Fabia 24 3 hijos: 7, 5 y 2
años
Realiza estudios de maestría. Considera que la corta edad de sus hijos
le permite dedicar más tiempo a sus estudios.
Juventina 42
Solteros
Madre Cuando estudiaba su licenciatura en modalidad sabatina le fue
extenuante tener que atender también el trabajo doméstico en su casa,
más sus responsabilidades de trabajo.
Jacobo 34 Madre Realizó estudios de especialidad. Considera que su plan de no tener
hijos le ha facilitado proyectos como este.
Camerino 30 No tiene Realizó estudios de maestría. Considera que su condición de vivir solo
y sin hijos aún, le ha facilitado proyectos como este.
Martina 24 No tiene Realiza estudios de maestría. Prefiere estudiar y en un momento
posterior pensar en tener pareja e hijos.
Fuente: elaboración propia con datos de entrevistas realizadas a docentes.
De la tabla anterior se desprende que entre la heterogeneidad en la etapa de vida de
los docentes entrevistados, hay posibles diferencias de género. Entre las mujeres es más
frecuente que se realicen estudios cuando no tienen hijos, sobre todo si son estudios de larga
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duración como una licenciatura o maestría. O bien, las maestras que tienen hijos posponen
sus estudios hasta que sus hijos crezcan (a excepción de una maestra que realiza su maestría
“aprovechando” que sus hijos son pequeños). Todos los varones iniciaron sus estudios
continuos con la presencia de hijos pequeños, aunque dos de los tres que tienen hijos han
tenido que interrumpir sus estudios a causa de algún inconveniente familiar, lo que puede
relacionarse con una presión por hacerlo a causa de su rol como proveedores. Evidentemente,
para las maestras y maestros solteros y sin hijos es más sencillo realizar estudios sin
interrupciones.
La maestra Edvina compartió que durante toda su trayectoria docente recibió un
apoyo importante de su madre para poder asistir a cursos, tanto los que formaban parte de la
oferta para CM, como de actualización sobre las diferentes reformas curriculares que le tocó
vivir. Este tipo de apoyo, explicó, consistió principalmente en hacerse cargo del cuidado de
los hijos de la maestra: “[…] contaba con mi mamá, yo le decía: ─mamá, es que no entiendo
esto, me voy a meter a cursos. ─Vete, hija, yo veo a tus niños, tú no te preocupes. Te podría
decir que delegaba responsabilidades mías en mi mamá […]” (PR4.Edvina.S4.280515). Para
la maestra Edvina el trabajo doméstico tuvo un lugar importante, cuya realización estaba
ligada a la posibilidad de asistir a sus cursos: “A veces sí buscaba quién me ayudara para la
lavada y la planchada para poder estar en los cursos, fue así como los fui sacando”
(PR4.Edvina.S4.280515). Aquí aparece nuevamente la presencia de mujeres en las redes de
apoyo de los docentes.
Hubo maestros que intentaron ingresar a Carrera Magisterial, pero tuvieron
experiencias diversas en relación con los tipos de cursos ofertados y los mecanismos de
ingreso. Por ejemplo, el maestro Hernando expresó que debido al tiempo de dedicación que
le exigían sus estudios en la universidad no tomaba cursos de CM. Dijo que en algún
momento sí llegó a tomar cursos, pero agregó que tuvo una experiencia “desmotivante”
cuando un profesor de un curso le asignó la totalidad de los puntos a un colega que sólo
asistió a una clase; mientras el maestro Hernando sólo faltó a una, para ir a presentar su
examen de admisión a la universidad:
¿Dónde está la congruencia, no? Tú quieres ir por la de ley y no te dan los puntos, no
se vale. Entonces eso me desmotivó bastante y dije: ─ ¡Ay, a la gorra con esto! […]
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Sales de la universidad, sales de aquí corriendo, te vas desde las 4 hasta las 10 pm, y
¿todavía levantarte temprano para ir a cursos? Yo no iba y menos con eso
(PR1.Hernando.S6.10.03.15).
Asistir a diferentes actividades con fines de certificación, como en cualquier
profesión, implica hacerlo en espacios fuera del horario establecido para el trabajo directo,
en este caso, en el aula. Para cada docente puede representar una dedicación de tiempo
diferente de acuerdo a factores como el género y la etapa de vida. El maestro Hernando
explicó que asistía a los cursos para CM junto con su esposa, así que sus suegros se hicieron
cargo del cuidado de sus hijos de 9:00 a 16:00 horas los días sábado. Además, dijo que esos
eran los días que realizaba deporte, lo que, expresó, significaba prisas y desgaste que, para
él, no valían los cursos: “O sea, era mucha... bueno, así como que digas: ─tienen un gran
valor... no, no lo valen” (PR1.Hernando.S6.10.03.15).
Los propósitos expuestos por los maestros entrevistados para realizar estudios de
formación continua, principalmente con fines de certificación, mantienen ciertas similitudes.
En primer lugar, que la obtención de un grado les otorgue posibilidades de mantenerse o
cambiarse de lugar y nivel de trabajo. En segundo, diversificar su quehacer profesional y con
ello, aumentar sus ingresos económicos, fuera de la docencia y del empleo estatal. No
obstante el gusto o la necesidad pedagógica que también expresaron, es de hacer notar su
experiencia negativa en los cursos de formación continua ofrecidos por las instancias
oficiales, debido al tiempo que dedican y la poca relevancia de estos.
El contexto global en el que los docentes entrevistados actúan y persiguen sus
objetivos de formación continua, plantea lógicas a las que intentan responder desde sus
posibilidades. Una de estas es la caducidad de los conocimientos, que Bauman (2003)
identificó como parte de una modernidad líquida, donde “la vida laboral está plagada de
incertidumbre” (Bauman, 2003, pág. 157). En esa incertidumbre los docentes están obligados
a “conciliar” la exigencia de contar con una formación continua, permanentemente, con su
vida familiar. Rockwell, en sus estudios históricos ha criticado las continuas modificaciones
a los criterios para ser maestro en México, que mediante las constantes propuestas de
formación han puesto a los maestros en una condición de déficit, ya que “reforma tras
reforma [se] criticó a los maestros, fijó nuevas normas, y luego estableció programas de
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actualización o de formación. El ciclo parece ser interminable” (Rockwell, 1997, pág. 10).
De esta manera, los conocimientos de los maestros entrevistados ya no son válidos cada vez
que hay cambios curriculares. Por otro lado, es importante recordar que en el uso del tiempo
de los docentes no sólo se encuentra el que utilizan fuera del horario de clase, para mejorar
su formación o para hacer trámites burocráticos. Además, preparan clases y materiales y a
veces trabajan con alumnos que necesitan atención especial por ser de capacidades diferentes,
o tener problemas de desempeño y/o familiares.
2.3. “No soy el mejor profesor, tampoco me considero el peor”: trayectorias y tácticas
ante la evaluación docente
Todos los docentes entrevistados vincularon el tema de la evaluación docente con el núcleo
de la RE2013 y hablaron de las posibles implicaciones en sus condiciones laborales. Las
percepciones y las acciones de los maestros respecto a la evaluación docente están ligadas,
en algunos casos, con su propia experiencia en evaluaciones anteriores, tales como los
exámenes para Carrera Magisterial a partir de 1993, de ingreso sin impacto con la Alianza
por la Calidad de la Educación a partir de 2008, o la Evaluación Universal a partir de 2011.
“Nos la ganamos a pulso”: la evaluación docente desde las trayectorias
Las experiencias previas de los maestros en procesos de evaluación anteriores a la RE2013,
estuvieron marcadas por un carácter opcional y sin impacto en sus condiciones laborales.
Esto ha sido parte de transiciones en el sistema educativo mexicano que como dice Arnaut
(2014), pasó de ser un sistema no evaluado a uno hiperevaluado. La mayoría de los maestros
entrevistados se considera capaz de aprobar un examen con el cual se les evalúe y algunos
aseveran que han estado acostumbrados a realizar este tipo de pruebas a lo largo de su
trayectoria profesional.
No obstante esta percepción de capacidad, por lo menos seis docentes son críticos de
que la evaluación docente de la RE2013 sea un mecanismo definitorio de su permanencia en
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su trabajo. Sólo un maestro opinó que hacía falta una medida así dado que muchos colegas
realizan un trabajo deficiente, aunque otros consideran que la evaluación obliga a los
docentes a profesionalizarse, lo cual asegura cierta calidad en el trabajo que la sociedad
espera de ellos. Lo que sí es recurrente en sus relatos es una gran incertidumbre que denota
la escasez de información que les brindan las autoridades escolares y sindicales, o la que ellos
mismos pueden buscar acerca del proceso de evaluación.
Al preguntarle al maestro Teodoro qué cambios nota a partir de la RE2013, dijo que,
desde su posición como representante sindical, veía que se había quitado el poder político al
sindicato, porque los procesos al ingreso, permanencia y promoción en el servicio se hacen
con base en los resultados de una evaluación. Para el maestro Teodoro, estos dos últimos
procesos son positivos. Se siente capaz y seguro de sus conocimientos como para poder
aprobar un examen de evaluación para la permanencia y decía estar consciente y conforme
con la necesidad de presentar un examen con el que pueda acceder a una promoción: “[…]
tengo que seguir preparándome porque sí quisiera un ascenso” (PR1.Teodoro.S1.170215).
La seguridad del maestro Teodoro ante los exámenes de evaluación, tiene como
antecedente los exámenes que anteriormente había presentado para su ingreso a Carrera
Magisterial: “[…] No soy el mejor profesor, tampoco me considero el peor […]
afortunadamente en todos los exámenes de carrera (magisterial) nunca he sacado una mala
calificación. Siempre los he pasado (risa)” (PR1.Teodoro.S3.230215).
En la misma lógica, el maestro Cornelio refirió la Evaluación Universal, llevada a
cabo en 2010, en la que obtuvo resultados aprobatorios. Subrayó que sólo él y dos colegas
más de la escuela donde trabaja tuvieron resultados satisfactorios. Además, expresó su
divergencia respecto a la actitud de docentes que se encuentran preocupados o hasta
resignados por un futuro resultado reprobatorio, reconociendo en cambio a quienes llevan a
cabo diversas acciones para su preparación: “[…] Hay muchos maestros que ya están
pesimistas esperando los resultados y otros que siguen informándose, leyendo, estudiando,
tomando cursos para eso de la reforma” (PR4.Cornelio.S1.190515).
Para el maestro Cornelio, la RE2013 significa un intento político del Estado mexicano
por querer “dar pasos agigantados” para equipararse a otros países, lo que desde su
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perspectiva, puede provocar el perjuicio de muchos docentes, ya que considera que las
reformas deben hacerse poco a poco: “En México en un abrir y cerrar de ojos quieren que la
educación se eleve como en otros países […] siendo que tenemos un retraso de varios años
en cuanto a la educación […] va a haber mucho descontento” (PR4.Cornelio.S4.240715).
Por su parte, la maestra Adelina percibe un panorama difícil, debido a que, como
varios maestros más, dice que nadie les había informado qué aspectos en concreto iban a ser
evaluados de su trabajo, ni de qué manera, y que no tenía mucha idea de las características
del examen de la evaluación docente en la RE2013. En los exámenes de Carrera Magisterial,
dijo, las preguntas son muy extensas, así como sus posibles respuestas. Para la maestra, este
tipo de exámenes parecieran tener el objetivo de confundir a los docentes que los presentan.
Dando por hecho que los exámenes de la reforma serían del mismo tipo, expresó que no
considera que sea una forma pertinente para evaluar a los docentes, y estaba preocupada por
recibir información: “Esperemos que nos den la información para también empaparnos de
todo esto y no salir tan mal librados […]” (PR2.Adelina.S3.110515).
El maestro Jacobo expresó en un primer momento su afinidad porque la docencia sea
evaluada como cualquier otra profesión. Para él los docentes, como cualquier profesionista,
siempre deben actualizarse, conocer cómo realiza su trabajo y de qué manera puede aportar
a su trabajo profesional. Además, expresó su seguridad para presentar una evaluación
respaldada en sus conocimientos y su experiencia:
[…] con una evaluación yo no tengo ningún problema. Y no porque todo lo sepa, no.
Pero al final creo que los años que llevo de servicio, lo único que voy a plasmar en
esa evaluación es la experiencia que hasta ahora tengo (PR5.Jacobo.S2.210515).
Sin embargo, también expresó que para él es necesario un proceso de evaluación que
vaya de la mano con la actualización para los docentes: “[…] perfecto, a mí evalúame, pero
también actualízame, a mí dame capacitación. Yo no le huyo al examen, yo no le tengo temor
al examen, pero actualízame […]” (PR5.Jacobo.S2.210515). Otro punto divergente con la
RE2013 es lo que se evalúa de la práctica docente, pues para él, quienes definen los aspectos
a evaluar deben conocer qué sucede dentro de los salones de clase y en general en educación
básica. Así mismo, el maestro Jacobo expresó que el desconocimiento de los contextos
concretos donde se lleva la práctica docente representa un problema para implementar tal
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evaluación: “[…] (como tomador de decisiones) tienes que preguntarles directamente a los
involucrados, […] docentes frente a grupo. No lo están haciendo […]”
(PR5.Jacobo.S2.210515).
Por su parte, la maestra Martina, quien para 2015 contaba con poco más de dos años
en el servicio docente, cree que los exámenes de la evaluación docente que conforma la
RE2013 serán difíciles en sí, al no contar con información sobre las pruebas. Para ella un
examen no es suficiente para dar cuenta del trabajo que realizan los docentes en la práctica
cotidiana y en las condiciones materiales en que lo hacen, y como agravante añade la
presencia de los medios de comunicación, de los que dijo sentirse atacada como parte del
magisterio:
[…] por un lado a uno lo quieren evaluar con un examen, con todo lo que hay a su
alrededor […] y uno aquí hace lo que puede porque las condiciones en las que estamos
no son muy buenas, nos exigen pero pues tampoco nos apoyan […] (los medios de
comunicación) nos atacan con todo (PR3.Martina.S3.190315).
El maestro Hernando, considera que no reprobaría la evaluación ya que, dijo, nunca
había reprobado un examen presentado en CM. Además, ve lejana la posibilidad de que tanto
su esposa como él tengan un resultado desfavorable y en consecuencia, se queden sin empleo,
debido a que ella ha obtenido resultados sobresalientes, así como el compromiso que los dos
tienen con su profesión: [...] no somos excelentes, pero sí estamos bastante comprometidos
con esto porque tenemos la certeza de que esto así lo tenemos que hacer y nos gusta hacer
(PR1.Hernando.S2.230215). Para él, la evaluación promovida en la RE2013, es una
consecuencia ante prácticas arraigadas en maestros que han visto en la docencia una opción
ocupacional sin ser de su entera preferencia. Esto, para el maestro Hernando está relacionado
con la falta de interés en aspectos como la formación continua:
[...] a cerca de la reforma educativa, de cómo nos la ganamos a pulso, viene de esta
situación que decíamos, de aunque sea de maestro. Tengo amigos […] que de plano
me lo han dicho: ─no sé para qué estás estudiando. Si yo siempre estoy en la escuela,
¿para qué la estudio?, ¿yo para qué le voy a leer? (PR1.Hernando.S6.100315).
El maestro Hernando también habló desde su posición como representante sindical.
Al preguntarle su expectativa sobre la RE2013, trajo a colación el descontento que hubo
cuando se implementó el programa de CM en la década de los noventa, pero reconoció que
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a largo plazo, esta resultó una política que benefició a los maestros. De la misma forma,
externó su expectativa porque sucediera lo mismo con la RE2013:
¡Ah! (suspiro). Así como lo veo, en general (silencio prolongado), históricamente
hablando espero que sea uno como cualquier otro bache que nos puedan poner. Digo,
ahí está (Carlos) Salinas de Gortari, ¿no? Él hizo el recorte presupuestal a todos los
proyectos, a todos los beneficios sociales. Pero fue él que puso esto de Carrera
Magisterial, ¿no? y fue un buen beneficio para todos los profesores en la República.
Entonces pienso que con el paso del tiempo pues debe haber alguien que cambie o
modifique... o la riegue (risa) para bien (señal de entrecomillado). Que pueda ser
como cualquier otra reforma que se ha vivido a lo largo de la historia del magisterio
(PR1.Hernando.S6.100315).
La maestra Fabia también se pronunció a favor de la evaluación docente, ya que
considera importante mejorar el desarrollo de su trabajo con sus alumnos. Piensa en el tipo
de maestra que quisiera tuvieran sus propios hijos y considera que la evaluación
implementada con la RE2013 se trata de un proceso que parte de la exigencia de los padres
de familia para que sus hijos tengan “buenos docentes”, expectativa ante la cual muestra
empatía.
Por ello, de obtener un resultado insuficiente en su evaluación manifestó su
disposición a retirarse del servicio docente: “[…] si requiero retirarme y seguir aprendiendo
y seguirme capacitando, lo acepto […] si tengo que esforzarme más, también lo hago […]
digo: ─si es para fortalecer mi labor, por supuesto que lo acepto” (PR5.Fabia.S1.180515).
Sin embargo, manifiesta que teme que se cometan arbitrariedades y le retiren su plaza debido
a alguna circunstancia ajena a los resultados en su evaluación: “[…] a lo que le temo es a que
se diera alguna circunstancia de injusticia […] que me digan: ─no, maestra, ¿sabe qué? que
siempre ya no y tiene que desocupar esa plaza” (PR5.Fabia.S1.18.05.15).
La maestra Fabia reconoce que tuvo condiciones favorables para su ingreso a la
docencia con una plaza por tiempo indefinido, pero no le teme a la evaluación docente ni a
las reformas, ya que se sentía preparada y lo asumía como un reto. Cabe señalar que fue la
única docente mujer que pronunció seguridad ante la evaluación docente:
[…] Significa más un reto. Decir: ─ah, ¿tengo que hacer un examen? O.K. (con tono
tranquilo). Eso significa que tengo que prepararme y adelante (tono decisivo). Nunca
me he sentado a cruzarme de brazos y esperar las cosas, y si hay que hacerlo lo hago,
lo afronto y lo asumo como pueda ser (PR5.Fabia.S1.18.05.15).
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El punto en común entre los dos docentes cuya percepción de la evaluación con la
RE2013 era positiva por ser profesionalizante y ganada a pulso, es que plantearon críticas
similares al hablar de su propia formación inicial. La maestra Fabia, licenciada en educación
preescolar, criticó la falta de actualización de sus profesores de la Normal, y el maestro
Hernando, licenciado en educación primaria, criticó la infantilización de los contenidos en la
formación normalista. Ello puede dar cuenta de ciertos anhelos en ambos docentes por algún
mecanismo que rompa con esas “deficiencias” de la formación inicial, y con el que también,
los mejores maestros puedan diferenciarse. Sin embargo, este mecanismo implica una
incertidumbre laboral, pues se da en un contexto en el cual, el trabajo docente ha transitado
hacia su flexibilización, quedando regido por “contratos breves, renovables o directamente
sin contratos” así que, “la vida laboral está plagada de incertidumbre” (Bauman, 2003, pág.
157).
Para comprender mejor el significado que tiene la evaluación docente en el trabajo
profesional de los maestros entrevistados, es necesario tomar en cuenta que aunque se
identifican cuatro bloques generacionales por el número de años de servicio: 1) 2 y 3 años,
2) 7 y 8, 3) 15 y 17, y 4) 25 y 30, no siempre corresponden con una postura a favor o en
contra de las políticas de reforma. Por ejemplo, el maestro Hernando, con 15 años de servicio,
a pesar de su preocupación por la incertidumbre laboral de la RE2013, con la que deben
trabajar los maestros de recién ingreso, señala la responsabilidad de muchos maestros de
generaciones anteriores en la implementación de la evaluación docente, mientras que para la
maestra Fabia, con dos años de servicio, la incertidumbre laboral que acompaña a la
evaluación docente es vista con mayor naturalidad que los docentes con mayor trayectoria
profesional.
“Prepárate y a ver qué pasa”: tácticas ante la evaluación docente
Sólo una maestra había sido notificada para evaluarse y llevaba a cabo diferentes actividades
de preparación, sin embargo algunos docentes aún sin haber sido llamados a este proceso ya
se organizaban en pequeños grupos para irse preparando con los elementos que tenían.
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Algunos otros docentes todavía no emprendían ningún tipo de acción al respecto pero
manifestaban interés por hacerlo, mientras otros más externaron su expectativa de recibir la
capacitación correspondiente.
La maestra Juventina compartió que supo por parte de autoridades escolares que había
sido seleccionada para presentar su evaluación docente, ante lo cual, se manifestó muy
preocupada: “[…] el día que me dijeron: ─ ¡te toca la evaluación! [Señalando con el dedo].
Lloré” (PR2.Juventina.S3.18.05.15). Aunque ya había comenzado a asistir a capacitaciones
proporcionadas por el sindicato, estaba muy preocupada por ser parte de la primera
generación de maestros evaluados, lo que le restaba la posibilidad de conocer cómo había
sido el proceso en ciclos anteriores. Por otro lado, no entendía por qué había sido
seleccionada con veinticinco años de servicio. La información con que contaba era que se
evaluarían los docentes que tuvieran entre seis y veinte años de servicio. Le causaba angustia
que para junio de 2015 no había recibido su notificación oficial ni su contraseña para accesar
a la plataforma correspondiente, cuando debía presentar su evaluación ya en los siguientes
días. Es decir, de acuerdo con su relato, sólo había recibido la noticia de manera verbal de
parte de sus directivos. Así mismo, no conocía de qué manera debía cumplir con los
productos requeridos puesto que, aun cuando había trabajado, no conocía del todo los
conceptos ni los parámetros de la evaluación. Por último, se sentía preocupada porque
algunas de las autoridades que según ella, habían tenido acciones de protesta contra esta
reforma, difundían en las redes sociales información sobre las consecuencias sobre hacer el
examen: “Ahorita con lo de la evaluación, que si lo haces estás renunciando a la antigua ley
y que te van a despedir, que prácticamente es un examen hecho para reprobarlo [...]”
(PR2.Juventina.S3.18.05.15). La maestra expresaba su divergencia, pues para ella la reforma
ya representaba una cuestión inamovible debido a su carácter constitucional, y por lo tanto,
las acciones de protesta realizadas hasta 2015 y a las cuales un director instaba a asistir, no
le parecían conducentes para un cambio, más bien, había que aceptar las nuevas normas y
prepararse:
Decía [un] director: ─tenemos que irnos a la marcha. Si con eso realmente se pudiera
hacer otra cosa, pues a lo mejor ¿no? […] pero yo me pongo a pensar: ─si ya hay un
documento […] ¿tú qué podrías hacer como representante? […] No hay de otra, ya
aceptarlo. […] Prepárate y a ver qué pasa (risa y expresión de incertidumbre y
nerviosismo) (PR2.Juventina.S3.18.05.15).
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Mientras tanto, algunos maestros tomaron acciones de preparación en colectivo,
aunque no se les hubiera llamado para ser evaluados. La maestra Martina y sus colegas en la
escuela se organizaron para dedicar un tiempo fuera del horario de clases para estudiar
diferentes documentos útiles para su evaluación y para su entendimiento sobre la reforma.
Sin embargo, el tiempo dedicado a ello, dijo, había disminuido debido a diferentes razones,
como la cantidad de trabajo en la escuela donde trabaja, por ejemplo, para preparar festivales,
así como el aumento de tareas en sus estudios de maestría. Las reuniones, ya se habían dado
de manera irregular, ya sólo tenían lugar en las sesiones de Consejo Técnico.
Es posible que la aceptación o resignación que muestran la mayoría de los maestros
entrevistados se relacione también con las circunstancias particulares con que cuentan, en el
contexto de un estado donde el sindicalismo magisterial y el gobierno local han sido actores
políticos que actúan de manera conjunta (López-Ponce, 2001). No obstante, el relato de la
maestra Juventina deja ver manifestaciones de oposición y resistencia. Es importante destacar
el alto nivel de desinformación e incertidumbre sobre la Reforma, así como la proporción de
docentes varones que expresaron seguridad de aprobar su evaluación, a diferencia de las
mujeres.
Reflexiones preliminares
Las decisiones de formación profesional que han tomado los docentes a lo largo de su
trayectoria, expresan una relación estrecha con su origen socioeconómico. Respecto a la
formación inicial, algunas expresiones de esta relación son la cercanía geográfica de su hogar
con la escuela Normal como una de las pocas opciones educativas públicas en su lugar de
origen, así como la presencia de docentes en su entorno familiar o social más cercano, que
los apoyaron de diferentes maneras.
En su caso, el propósito de los maestros entrevistados por formarse en la docencia, de
acuerdo con sus relatos, estuvo más ligado a una segunda opción profesional que a una
manera de superar sus condiciones socioeconómicas de origen, aunque este segundo
propósito sí acompañaba las expectativas de algunos docentes. Podría decirse que esta fue la
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principal táctica en relación con su formación inicial que, en relación con sus condiciones
particulares de vida, los llevó a formarse como maestros.
Por su parte, en los procesos de estudios con fines de certificación, puede identificarse
una relación inversa en sus motivos en comparación con la formación inicial. Es decir,
aunque no excluyen razones como el interés por el área de conocimiento elegida, estos
estudios se caracterizan por ser una táctica en la búsqueda de ascensos y mejora de las
condiciones laborales. Entre estas mejoras se encuentran el desarrollo profesional en áreas
diferentes a la docencia u otros niveles educativos, o para conseguir un cambio de adscripción
respecto a su lugar de origen, este último no como un derecho laboral, sino como resultado
de un mérito.
Es importante recordar que el estudio fue realizado en 2015, bajo la implementación
inicial de la RE2013, pues los propósitos como el desarrollo en áreas diferentes a la docencia
y otros mencionados por los docentes, guardan una estrecha relación con las percepciones y
expectativas de los maestros, motivados en gran parte por un clima de incertidumbre laboral
ante los procesos de evaluación a su trabajo, propios de esta reforma. Por ello, el sentido que
dieron en la mayoría de los casos a la realización de estos estudios, resulta una táctica frente
a tal contexto de reforma. No obstante, en su caso, estas percepciones y expectativas frente a
la evaluación fueron diferenciadas de acuerdo con sus experiencias en el pasado con otras
reformas.
En el interjuego de la vida privada y la vida profesional, se observa una relación entre
la formación inicial y el inicio de la trayectoria profesional, que da lugar a una relativa
ausencia de tensiones a partir de por lo menos dos factores: 1) la etapa de vida en la que cada
docente de este estudio se encontraba mientras realizaba su formación inicial, y 2) el tipo de
formación inicial con que entraron al servicio docente y la implementación de alguna reforma
educativa, que les llevó a dedicar, o no, tiempo extra a las actividades autodidactas.
El primer factor se refiere a que nueve de diez docentes eran solteros y no tenían hijos,
ni al parecer, otro tipo de responsabilidades de trabajos de cuidado. Sin embargo, se identifica
que cuatro de los diez maestros tuvieron que trabajar de manera remunerada mientras
realizaron sus estudios iniciales: dos mujeres y dos varones, cuyos rasgos compartidos son
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que, a excepción de una maestra, los otros tres dependían en su totalidad de ese ingreso para
pagar su manutención y estudios; además de que son los docentes con más años de
trayectoria. Respecto al segundo factor, se observa un vínculo entre la necesidad de
implementar estrategias autodidactas al inicio de la trayectoria y su formación inicial, cuando
esta última no es específica para la docencia a nivel primaria, y que en ciertos casos ha
impactado tanto en el uso del tiempo entre la vida privada y profesional, como a nivel
emocional.
La vida privada de los maestros mantiene una relación doble con la realización de
estudios posteriores a su formación inicial. Primero, los antecedentes en la trayectoria de vida
que hicieron a cada docente elegir algún tipo de formación y en cierta área de conocimiento.
Entre los cuales se encuentra el interés por mejorar la práctica, la predilección por un campo
de estudio, (en su caso) la práctica de algún deporte o actividad desde la infancia, la
orientación por el ejercicio intelectual, etc. En estas razones se pueden leer aspectos de origen
socioeconómico como las experiencias de vida, además de una carga de género, ya que hay
maestras que realizaron su formación, motivadas su propia experiencia con alguna maestra
de la infancia, o por un propósito de atención y cuidado a los niños. Además, aunque sólo
una maestra lo dijo explícitamente, resalta una conveniencia referente al uso del tiempo para
la dedicación a los cuidados de sus hijos, más allá de la percepción sobre la dificultad del
ejercicio en esta profesión.
El segundo tipo de relación con la vida privada tiene que ver con las formas de
organización en el uso del tiempo para llevar a cabo aquellos estudios con diferentes niveles
de exigencia académica. Ante esta exigencia, de manera indistinta si se trata de estudios de
formación continua o de certificación, los docentes de acuerdo con su etapa de vida deben
organizar sus actividades en la esfera privada y profesional. Entre los docentes entrevistados
son notables algunos rasgos frente a la realización de sus estudios: mientras las mujeres
tienden a realizar estudios continuos –de larga duración como una licenciatura o una
maestría- antes de tener hijos o posponen su ingreso si ya los tienen; los varones sí empiezan
sus estudios continuos aunque tengan hijos, pero ellos han interrumpido esos estudios por
motivos de organización con la pareja o necesidad de cuidar a algún familiar. No obstante,
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cuando mujeres o varones buscan apoyo para el cuidado de sus hijos, lo encuentran en otras
mujeres, casi siempre con sus propias madres.
Con la búsqueda de una mejora en las condiciones laborales mediante la realización
de estudios continuos, va implícita la posibilidad de mejorar las condiciones de vida. Esto es
extensivo tanto para mujeres como para varones, pues como se demuestra en el capítulo, la
mayoría de los docentes entrevistados es el principal proveedor en su hogar. Sin embargo,
algunas cuestiones de género atraviesan esta búsqueda. Por ejemplo, cuando hay maestras
que son las primeras integrantes de su familia, mujeres, que acceden a un nivel de educación
superior y provienen de un nivel socioeconómico bajo.
Otra forma en la que el género encuentra expresión es por el apoyo que algunos
docentes recibieron de otros maestros tanto para iniciar o culminar sus estudios profesionales,
como cuando comenzaron su trayectoria profesional. Esto, que ya hemos llamado redes de
apoyo, casi siempre fue por parte de docentes con mayor antigüedad en el servicio, ya fueran
familiares, amistades o en contadas ocasiones, sus propios compañeros de trabajo, y entre
quienes prevalecen figuras de docentes mujeres. Curiosamente, mientras la mayoría de los
maestros de este estudio recibieron claras muestras de apoyo de sus redes cercanas, entre
colegas de trabajo no se dio de la misma manera. Lo que permite ver que el ejercicio de la
docencia implica trabajar en condiciones escolares cotidianas donde prevalecen procesos de
micropolítica que dan lugar a conflictos de diferente magnitud en la carrera de los docentes,
y que forman parte de la construcción histórica del trabajo docente. Ante un escenario así al
inicio de la trayectoria docente, las tácticas llevadas a cabo fueron más de tipo individual y
sólo una maestra recurrió a la creación de redes profesionales de estudio con excompañeras
de la Normal en condiciones laborales muy similares.
En sus relatos, los maestros de este estudio no se detuvieron mucho para explicar de
qué manera se prepararon o cómo se organizaron en su vida privada ante una evaluación
inminente en el pasado. Sin embargo, al parecer, la etapa de su trayectoria profesional y de
vida orienta las tácticas en el contexto inicial de la RE2013, ya sea estudiar o jubilarse: una
maestra de ingreso reciente mencionó la realización de una estrategia colectiva con otros
colegas para la preparación de su evaluación. Mientras, algunos docentes con una trayectoria
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media buscaban información sobre la reforma de manera individual o la compartían con otros
colegas de forma esporádica y aún no habían iniciado ninguna actividad de preparación. Sin
embargo, entre las docentes cuya trayectoria profesional estaba más cercana a su jubilación,
y aunque una de ellas fue notificada para ser evaluada, los planes a futuro fueron perturbados
debido a las consecuencias a sus condiciones laborales, pero también se leía cierta
tranquilidad en el camino que les restaba para dejar la docencia.
Con todo lo anterior, el desarrollo del trabajo docente enfrenta, además, otro tipo de
tensiones, identificada a partir del tipo de formación inicial, pues existe una polarización en
las percepciones de los docentes sobre este rubro y su quehacer frente al aula. Algunos
maestros que estudiaron en escuela Normal fueron muy críticos con su propia formación, y
en algunos casos perciben “carencias” o “infantilización del contenido” como características
de las escuelas normales, frente a la formación universitaria, al considerar esta última con
más autonomía en el aprendizaje. Mientras, algunos otros expresaron de manera similar su
insistencia por exaltar las habilidades desarrolladas en su formación dentro de la Normal,
frente al desconocimiento práctico de los universitarios.
El desarrollo del trabajo docente cotidiano ha posibilitado por un lado, la detección
de diferentes problemáticas con sus alumnos y las familias de estos, lo que en varios casos
ha sido un móvil para buscar opciones en áreas específicas de su formación continua. Por
otro lado, la expresión de seguridad, de la mayoría de los maestros, frente a la evaluación
docente incluida en la RE2013, basada en tres factores: sus conocimientos, su experiencia y
resultados en procesos de evaluación a lo largo de sus trayectorias, así como el compromiso
con sus alumnos y las familias de estos. Al parecer esta seguridad no tiene relación con el
número de años en la docencia, como se pensaría por el dominio de los conocimientos, sino
que obedece a una diferencia de género. Los cinco docentes varones se dijeron seguros de, si
bien no obtener un resultado excelente, no reprobar su evaluación; pero de las cinco docentes
mujeres sólo una expresó seguridad para aprobar y estar dispuesta a seguirse preparando si
no aprobaba; el resto de las maestras expresó opiniones que van desde la total angustia e
inseguridad, a la preocupación pero tomando acciones estratégicas.
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Capítulo 3. “La política realmente siempre, para dar, te pide”: la complejidad en la
relación con el sindicato magisterial
La actividad sindical adquiere distintos significados para los docentes entrevistados a partir
de la experiencia que han tenido a lo largo de su trayectoria profesional con diferentes
instancias y actores, así como de la cultura política que han internalizado. Esto define en gran
parte el tipo de relación que se tiene con el sindicato magisterial. En este capítulo se analiza
el tipo de relaciones que los docentes entrevistados establecen con el sindicato en el contexto
de implementación inicial de la RE2013.
El magisterio de nivel básico en el subsistema del Estado de México, está adscrito al
Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM), organización que refiere
sus antecedentes al año de 1926 con la fundación de la Sociedad Mutualista de Maestros
“Anfora”, mediante la cual, ante la escasez de recursos estatales para pagar sus salarios, los
maestros “hallaron la manera de otorgarse apoyo mutuo en los momentos de infortunio y de
desgracia, pulir sus costumbres y refinar su cultura” (López-Ponce, 2001, pág. 66).
Posteriormente, “la reducción salarial, el atraso en el pago de los salarios, la inseguridad del
empleo, la falta de criterios para los ascensos y los cambios de adscripción y la ausencia de
una mínima prestación social” (López-Ponce, 2001, pág. 71), llevaron a los maestros a fundar
en 1930 la Liga de Maestros del Estado de México, organización que nació con el propósito
de representar y mediar las demandas del magisterio, ante el gobierno del estado. El
funcionamiento del SMSEM como tal, inició en 1952 y se mantiene independiente del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
El autor describe cómo el SMSEM se fue corporativizando al Partido Revolucionario
Institucional (PRI), actuando políticamente, a fin de asegurar una continuidad del dominio
sindical y de sus conquistas laborales logradas. Aunque la conquista de demandas salariales,
representó para los maestros del Estado de México innegables beneficios, se instauró una
práctica “colaboracionista” con el gobierno estatal, de la que “los maestros aprendían que no
era necesario recurrir al enfrentamiento con el Estado […] Sus demandas podían alcanzarse
apoyando los programas de gobierno, renunciando a la movilización y manteniendo una
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actitud no beligerante” (López-Ponce, 2001, pág. 166). De acuerdo con el autor, los maestros
ya se encontraban atados y sometidos a una burocracia sindical y política, que en tiempos de
crisis, los beneficios logrados se quedarían sólo en manos de esas cúpulas.
Estas prácticas sindicales no son exclusivas del SMSEM, autores como como Arnaut
(1998a), Ornelas (2008) y Muñoz (2008), han contribuido a explicar por qué el SNTE logró
tener tanta importancia y poder político en la vida nacional. En ambas organizaciones, los
rasgos persistentes son básicamente prácticas como la intermediación y negociación ante las
demandas laborales, así como de control de sus agremiados y de búsqueda de concesiones en
las cúpulas políticas.
Diez docentes entrevistados, cinco (tres mujeres y dos varones), expresan un
desinterés y hasta un rechazo por la actividad política dentro o fuera del sindicato. Dos
docentes varones, ambos con 18 y 13 años como docentes respectivamente, fueron los únicos
que mencionaron tener actividad política dentro del sindicato: uno de ellos es secretario
general de zona escolar, y el otro es delegado de zona escolar. Dos maestras expresan un
interés por incursionar en la política sindical pero en un momento posterior, cada una con
diferentes razones.3 Cabe señalar que ninguno de los docentes refirió que desarrollara
actividad política en organizaciones civiles, partidos políticos o de alguna otra índole.
3.1. “Yo estuve un año también, eso porque me obligaron”: ¿aversión a la actividad
política sindical?
Los cinco docentes que no tienen interés por la actividad sindical expresan una
diversidad de percepciones sobre lo que implica la participación dentro del sindicato y
algunos de ellos tampoco manifiestan interés en otros espacios políticos. Hay quienes
consideran necesario contar con cierto carácter y habilidades para este desempeño, como el
maestro Jacobo, quien muestra disgusto por la manera en que funciona la política sindical:
3 De un último docente no se cuenta con información en este rubro, sin embargo, nunca mencionó que ejerza actividad política, ni sindical ni en otros espacios.
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Porque la política realmente siempre, para dar, te pide y a veces son cosas que a mí
no me gustan. Por ejemplo, que acude a Toluca, que acude a cierta marcha, que acude
a apoyar... Realmente yo no tengo el carácter, ni el temple, ni nada para estar en ese
tipo de movimientos, a menos que sea obligatorio o necesario, pero cuando el término
es voluntario, realmente no lo hago (PR5.Jacobo.S1.190515).
En el relato del maestro Jacobo aparece la relación entre participar en el sindicato y
obtener cargos:
[…] Y créame que si de alguna manera me gustara, ahorita yo a lo mejor ya estaría
en otro cargo o aspirando a otra cosa. Porque realmente es lo que pide la política, ¿no?
el apoyo para que se le apoye, entonces no me considero ser una persona a la que le
guste la política (PR5.Jacobo.S1.190515).
Llama la atención la percepción del maestro sobre las implicaciones de la actividad
sindical por un carácter obligatorio en dos niveles. El primero tiene que ver con lo que el
sindicato le exige que cumpla en tanto es trabajador sindicalista: acudir a marchas y “apoyar”.
Cabe señalar que en los estatutos del SMSEM se lee en el artículo 12 del capítulo IV, De los
derechos y obligaciones de los miembros del sindicato, que los afiliados deben “Asistir a los
eventos convocados por la Organización Sindical” (SMSEM, n.d.). La presencia de esta
obligatoriedad cobra relevancia al cuestionarse sobre las consecuencias en su situación
laboral si no cumpliera con esas normas institucionalizadas.
El segundo nivel de obligatoriedad que se hace visible se encuentra al pensarse él en
la actividad política, cuando dice que estaría obligado a dar para recibir beneficios, como
otros cargos. Esto sugiere el funcionamiento de las relaciones clientelares dentro del
sindicato, acordes con una cultura política donde el cobro de favores es una práctica
arraigada.
No obstante, el maestro Jacobo considera importante mantenerse informado de lo que
sucede en el ámbito sindical: “Obviamente sí tienes que estar enterado del funcionamiento,
de lo que nos provee el sindicato, de todo lo que hay en cuanto a lo sindical, pero que yo me
involucre, realmente no” (PR5.Jacobo.S1.190515).
La opinión de otros docentes sobre la actividad sindical también es negativa porque
se le identifica con actos de corrupción. Esta opinión también es compartida por el maestro
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Cornelio, quien durante un año fungió como representante sindical de la escuela de manera
obligada, aunque no explicó quién lo obligó ni de qué manera:
No, no me gusta la política, de hecho no soy muy afín a estar metido en la política.
Se me hace como muy corrupto, o sea, si tienes dinero puedes lograr algo, si no tienes
no puedes, no son las cosas derechas, como quien dice. Mejor me hice a un lado. Yo
te digo, un año tuve la oportunidad de entrar al comité de los representantes de los
maestros pero no quise, dije: ¿sabes qué? no, [ademán de negación] no me gusta esto.
A mí háblame de ir a jugar futbol, de ir a alguna actividad y voy, pero eso de la política
[gesto de desagrado] no, no me llama la atención [...] Aquí (la representante sindical
en la escuela) es la maestra […]; estuvo la maestra [...] Yo estuve un año también,
eso porque me obligaron, si no… [Gesto y ademán de desagrado]
(PR4.Cornelio.S1.190515).
La maestra Juventina tampoco tiene interés en la actividad política. Su percepción
muestra algunas claves para comprender la relación entre los docentes y el sindicato más allá
del ámbito político o gremial. En primera instancia, considera que su carácter no se presta
para ello, sin embargo reconoce que conlleva mucha responsabilidad asociada al ”ver por los
demás” y que por lo tanto requiere de tener ciertas características, entre ellas la vocación:
Sindicalmente no, no, no, esas ya son palabras mayores [risas], y mi carácter no se
presta para ese cotorreo sindical […] el que se mete ahí es porque de veras tiene
mucho amor a su trabajo y le gusta compartir con todos los demás, pero yo siento que
es mucha responsabilidad […] Cuando tienes realmente esa vocación pues ves más
por los demás que por ti mismo […] ahorita el que está (se refiere al secretario general
de la zona escolar) como que sí ha hecho más por los compañeros que por él mismo.
Ahorita él tiene una comisión (sindical), […] con el riesgo de perder sus dos lugares
(plazas), y que lo manden a donde haya. [...] Siento que es una responsabilidad muy
grande [...] (PR2.Juventina.S3.210715).
A manera de paréntesis, el riesgo mencionado por la maestra Juventina respecto a que
el secretario general de zona pudiera perder sus dos plazas, se refiere a la incertidumbre que
acompañó el cumplimiento de esa comisión sindical, ya que en palabras del maestro, eso
implicó ausentarse de sus grupos en las dos escuelas donde trabaja, durante dos o tres meses.
A esto se hace referencia por el mismo secretario general de zona como veremos más
adelante.
La misma maestra observa desde afuera de la actividad sindical algunas prácticas que
denotan rivalidades entre los diferentes grupos sindicales. Además menciona conocer el
trabajo del actual secretario general de zona:
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Ahorita el que está, siempre está informando pero el maestro de nuestra escuela, como
que no se lleva con él, no lo quieren, en la escuela no les cae, no dan la información
a tiempo, y luego tú te enteras por otro lado, y dices: ¿por qué […] no ha dicho esto?
Y luego ya le preguntas al que es representante de la zona: ─Es que yo ya le di la
información desde cuándo. ─Espérate, si él no nos ha dicho nada. Con tal de dejar en
mal al otro pues no informan. [...] Y es que este maestro de la escuela cuando fueron
las elecciones quería ese puesto. Los trienios pasados así como que: yo quiero estar
ahí y pues no se le hizo. Y luego ya quedó ese maestro (el actual representante), otra
maestra que es su familiar, y bueno ya sabes, [en tono irónico] `que la mafia´, que no
sé qué. ¡Por favor! o sea, yo siento que de todos los que han estado, el que está ahorita
ha trabajado muy fuerte. Cada quien sus pensamientos ¿no?
(PR2.Juventina.S3.210715).
En relación con el contexto de implementación inicial de la RE2013, la maestra
Juventina externó que la información manejada por un directivo y el representante sindical
escolar entre el grupo docente de la escuela donde trabaja, tiene poca credibilidad para ella.
Además, se hace visible que el directivo y el representante sindical escolar forman parte de
un grupo dentro del SMSEM, cuya postura en relación con la RE2013 es contraria a la de
esta institución en el plano oficial:
Hay un grupo de whats (app, en su escuela) y como que nada más lo utilizan (el
director y el representante sindical de la escuela) para estarte bombardeando con
información tan negativa, que te pone más de nervios, y dices: ¿y todo esto va a pasar?
La verdad, ahorita llegan (los mensajes), veo de quién es, lo borro sin verlo. […]
Ahorita con lo de la evaluación, que si lo haces estás renunciando a la antigua ley, y
que te van a despedir, que prácticamente es un examen hecho para reprobarlo [...]
(PR2.Juventina.S3.210715)
.
Son diferentes las estrategias y tácticas que los docentes desarrollan a partir de las
facultades que les da su posición. En este caso, el directivo y el representante sindical gozan
de un cargo de autoridad, escolar y sindical respectivamente; desde ahí es que impulsan una
respuesta de cierta resistencia en relación con la RE2013. Sin embargo, la diversidad de ideas
y perspectivas sobre las implicaciones de esta reforma es vasta, de tal manera que no en todos
los casos se encuentra eco. Por ejemplo, la maestra Juventina mencionó que el directivo
llamaba al colectivo docente a no evaluarse como lo estipula la RE2013, y ella es incrédula
de la información recibida desde esta autoridad escolar, entre otras razones, por no poder
explicar el posicionamiento actual del directivo en contra de la delegación sindical de la zona
escolar, si él mismo, menciona la maestra, formó parte de ésta tiempo atrás:
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El director (de esa escuela) siempre ha estado muy en contra (de la actual delegación
sindical), y no lo entiendo porque él fue alguna vez parte de esa delegación [...] y
como después la gente ya no volvió a confiar en él, ya no volvieron a votar por él [...]
hasta la fecha sigue con sus ideas, ahora de la evaluación. Que si lo haces estás
renunciando, que si en el cajero en lugar de decir ¿donas dos pesos? te van a decir:
¿renuncias a la antigua ley y aceptas la nueva? si no, no puedes retirar dinero [...] Son
tantas cosas que dices: ¿de dónde lo sacas? Tiene que haber un papel donde alguien
te esté firmando, ¿no? para que sea real (PR2.Juventina.S3.210715).
Es de notar cómo la postura de cada docente en relación con las instituciones o con
las políticas gubernamentales se constituye, entre diferentes cuestiones, a partir de la
información con que se cuenta, pero también, a partir de la relación que se tenga con quien
brinda esa información y la confianza que se le tenga. Esto incluye la toma de decisiones y
la definición de tácticas y estrategias con las cuales se responderá a las condiciones que
plantea esta reforma. Para la maestra Juventina, por ejemplo, informarse a través de la lectura
sobre las políticas educativas es importante para formarse un criterio propio:
Ahorita que me estoy yendo a mi curso, (preparación para la evaluación, en el
sindicato), [risa] me estoy dando cuenta de muchas cosas, esta reforma está desde el
(19)93, nada de que Peña Nieto llegó y la impuso, no es cierto, esto ya viene de más
atrás, y todos que: ─Peña Nieto, Peña Nieto. O sea, ¿por qué no leemos? como que
no estamos habituados a leer. Decía el director: ─es que tenemos que ir a la marcha,
y hay que hacer esto. Otros dicen que porque el sindicato no nos está respaldando
como debería ser, que al contrario, ellos aceptaron todo esto
(PR2.Juventina.S3.210715).
Aunque no lo mencione de manera explícita, en el relato se puede entrever que la
maestra Juventina se mantiene informada de lo que pasa en el sindicato a través de la cercanía
con otros docentes que sí están involucrados, aunque guarda sus distancias.
Es interesante la forma en que la maestra Juventina se expresa respecto a la
participación de las mujeres en el sindicato. Al preguntarle si en sus más de 25 años de
trayectoria como docente había visto diferencias de género en la representación sindical, la
maestra dice:
De todos los años que llevo de servicio [risa], solamente ha habido una maestra mujer,
una representante, y como que en ese trienio no… Se supone que debería haber sido
un poquito mejor, ¿no? Bueno, yo siento. Pero como que no, como que se fue mucho
para abajo la delegación […] No, no lo trabajó como debería, o como se esperaba que
lo hiciera […] (PR2.Juventina.S3.210715).
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Al preguntarle qué esperaría del liderazgo de una mujer, la maestra Juventina también
manifiesta su expectativa:
Pues que hiciera más cosas por todos los maestros, sus compañeros ¿no? como una
representatividad realmente. En ese tiempo fue cuando más se atacó a la zona [tono
irritado], como lo peorcito y los que más conflictos daban, todo eso… Allá en el
sindicato así se tenía, para serte específica, la escuela (donde trabaja) era el punto rojo
[con tono irritado], la que más conflictos daba, porque siempre el director ha estado
así como que muy en contra, y bueno, no lo entiendo porque alguna vez él fue parte
de esa delegación, representante de la zona. Y como ya después la gente ya no confió
en él, ya no volvieron a votar por él, pues como que si se vio muy… y a la fecha sigue
así con sus ideas […] (PR2.Juventina.S3.210715).
Independientemente de que el liderazgo fuera femenino o masculino, la maestra
relaciona la actividad política con el “ver más por los demás”. Sin embargo, al hablar del
único liderazgo de una mujer, plantea que “se supone que debería haber sido un poquito
mejor” (PR2.Juventina.S3.210715). Siguiendo las palabras de la maestra, son relevantes las
expectativas hacia una mujer líder. Por un lado, es posible que se tornen más altas en la
medida en que la maestra espera ser “mejor” representada por otra mujer; por otro lado, existe
la posibilidad de que subyazca cierto sentido estereotipado de las funciones femeninas, tales
como la entrega, el sacrificio, el compromiso, la honestidad y la consideración por los demás
lo que implica una carga sobre el cuerpo sexuado de un liderazgo femenino. Aunque en el
relato el causante de los conflictos es el director, la maestra responsabiliza a la representante
de un mal resultado en su gestión.
Como ya han demostrado muchos trabajos anteriores, la escasa participación política
de las mujeres es una característica generalizada en los espacios políticos. María Luisa Tarrés
(1998), por ejemplo, menciona que en América Latina uno de los problemas más evidentes
en la actividad política es la ausencia, la discriminación, o la falta de reconocimiento de las
mujeres en los ámbitos donde se toman las decisiones para el desarrollo de una sociedad. La
percepción compartida por la docente respecto del único liderazgo femenino que ha
conocido, deja ver la ausencia de las mujeres en el liderazgo sindical.
La maestra Edvina, al igual que el maestro Jacobo, expresó que no le gusta la política:
“No me gusta la política, no me gusta andar ahí” (PR4.Edvina.S4.280515). De manera
similar, a la maestra Adelina no le interesa la actividad política, aunque como vimos en el
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primer capítulo, entró al servicio docente por gestiones en el sindicato desde antes de entrar.
Mencionó que llevó su documentación al sindicato y frecuentemente volvía para ver si ya
había una asignación para ella (esto antes de la implementación de la RE2013). Reconoce
que fue así como entró al trabajo docente:
Sí me costó mi tiempo y el esfuerzo de estar metiendo documentos, estar yendo (al
sindicato) a ver qué ha pasado […] Pero estar inmiscuida en todo esto que es la
política y que los partidos políticos, y que: ─vamos para allá. No. Nunca me ha
llamado la atención estar metida ahí. [A futuro] La verdad no, no, no me llama la
atención [...] se me hace la verdad como mucha pérdida de tiempo. Estar yendo, [tono
de desgano] que siguiendo a un político, y que hacer montón y todo eso [gesto de
fastidio], la verdad no, no me gusta (PR2.Adelina.S2.180315).
3.2. “Faltaba mucho, porque me requerían mucho”: implicaciones de la participación
política sindical
En relación con quienes sí llevan a cabo una actividad política, los únicos docentes que lo
hacen son dos varones y es dentro de las instancias sindicales. Los dos maestros mencionaron
que siempre han tenido un interés por la política. El maestro Teodoro expresa que “Desde
aquel entonces (se refiere al inicio de su carrera docente) me ha gustado mucho la cuestión
política y anduve muy metido en el sindicato […]” (PR1.Teodoro.S1.170215). Al rememorar
los cambios que ha tenido su ejercicio docente, la historia que comparte permite evidenciar
el tiempo de dedicación necesario para realizar actividad política en el sindicato y de qué
manera organizaba sus actividades. Pareciera que para ejercer actividad política, es necesario
contar con ciertas condiciones laborales y profesionales que permitan realizar esta actividad,
tales como concesiones desde el sindicato y autoridades escolares, redes de apoyo entre
colegas, u otras ligadas al uso del tiempo.
Cuando el maestro Teodoro fungió como delegado, tuvo dificultades para compaginar
el tiempo de dedicación a los requerimientos sindicales con las obligaciones profesionales
frente a grupo en una secundaria:
En ese lapso (cuando entró a la actividad sindical) me mandaron para [otro municipio]
y trabajé ahí dos años. Pero me quitaron esas horas, las renuncié y me regresé a
trabajar aquí en 2005 (al municipio donde actualmente trabaja) […] Yo era delegado
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sindical en ese entonces de esta zona (escolar) y estuve trabajando allá (en el otro
municipio). Yo recuerdo que en aquel tiempo, sabemos no, de antemano la cuestión
política cómo está en la actualidad, en aquel tiempo pues había al menos más horas,
ahorita está muy difícil. Pero sí, me quitaron esas horas, el primer año lo trabajé y lo
trabajé bien, entre comillas, faltaba mucho, porque me requerían mucho, que: ─tienes
que estar aquí (en el sindicato), tienes que hacer esta actividad, tenemos este trabajo
de este lado. La verdad era muy desgastante, entonces pues aquí (en la escuela donde
lo entrevisté) no lo descuidaba tanto pero allá (en el otro municipio) sí estaba muy
descuidado porque todo era en la mañana (PR1.Teodoro.S1.170215).
También se evidencian las formas en que se manejaban las faltas de los docentes que
ejercían actividad sindical y el tipo de apoyo que en este caso, el maestro pudo obtener, tanto
del sindicato como de autoridades escolares:
Entonces allá (en el otro municipio) no tuve problemas en cuanto a faltas, porque pues
me las justificaban. El segundo año, se trabajó y siguió de la misma manera, hasta un
poco más, y a raíz de ahí siento que ya no se me apoyó, y digo, con justa razón porque
pues, la maestra (directora de la otra escuela, en el otro municipio) yo creo que
necesitaba a alguien que estuviera de 100%, cubriendo su lugar. Entonces ya no se
me apoyó, me dijeron (en el sindicato): ─ya no vas a estar aquí, vas a estar en otra
escuela. Salió mi nombramiento, como no era base de esa zona, de esas horas me
bajaron de 20 ¡a 9! (PR1.Teodoro.S1.170215).
El maestro Teodoro deja ver cómo antes de la implementación de esta reforma, la
posibilidad de conseguir horas clase era mayor y estaba ligada al apoyo en el ámbito sindical
o con autoridades de supervisión escolar.
En cuestión sindical ya no pedí el apoyo (sindical), sino lo pedí (después de que le
quitaron horas en el otro municipio) en cuestión laboral con la maestra (la supervisora
de la primaria donde lo entrevisté) que me consiguiera horas aquí (en esta zona
escolar). Trabajé en [una primaria de la misma zona escolar]. En esas horas las trabajé
pues todo un año, pero eran nombramientos de tres meses, de agosto a noviembre y
otros tres meses. De ahí pues ya se me terminó el contrato, todavía no terminaba mi
cuestión sindical, todavía era delegado. Sí pedí el apoyo (en el sindicato), me dijeron:
─bueno, pues estas horas que están aquí (en una secundaria del actual municipio
donde trabaja), están vacías ahorita, las acaban de dejar porque el maestro se hizo
subdirector, entonces, ¿las necesitas? ─Sí. ─Bueno, van interinas. Y así, las trabajé
durante dos años. Yo creo que aquí (en la secundaria del actual municipio donde
trabaja) influyeron mucho el supervisor y el director para que me quedara, [por] el
trabajo que haces con los alumnos, te decía: ─¿sabes qué? te propongo para el
siguiente año […] (PR1.Teodoro.S1.170215).
Otro aspecto que resalta es el entrecruce de la vida familiar con la toma de decisiones
sobre la participación política, lo cual implica la definición de estrategias en función del uso
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del tiempo. Por ejemplo, el maestro Teodoro externa que a partir de sus condiciones
familiares como el matrimonio y el nacimiento de su primer hijo decidió retirarse
temporalmente de la vida política. No obstante, el mantenimiento de las relaciones y
contactos en el ámbito político jugaron un papel importante en su reincorporación.
A raíz de que me caso es que decido retirarme un poquito de la cuestión política. Yo
me casé en julio y terminé mi proceso de delegado hasta el mes de marzo. Me alejé
un poco de la cuestión política, regresé hace apenas dos años. Seis años, dos trienios
completos me desaparecí. Y conozco el ámbito, ahorita me volví a empapar porque
mucha de la gente que en su momento conocí, la volví a encontrar ahorita y ya muchos
son nuevos. Y saben que ya has trabajado en revistas, y saben que conoces el
ambiente. Pero decidí retirarme principalmente por dedicarle tiempo a mi esposa y en
ese momento pues ya venía mi hija. Yo sí dedico, bueno procuré dedicarme a ellos.
Dije: ─voy a dejar un poquito (PR1. Teodoro.S2.190215).
El entrecruce entre la vida familiar y la actividad sindical conllevó la decisión
consensuada con su pareja de retomar la carrera gremial. El maestro Teodoro no externó
explícitamente las razones por las que regresó a la actividad política, pero puede leerse en su
relato la apuesta por una estrategia con posibilidad de ascenso, aunque incierta, ya que el
regreso el retorno político de este maestro se dio en 2013, año en que inició la
implementación de la RE2013. Además, se evidencia que el ejercicio político implica una
dedicación de tiempo sustancial:
No te creas, antes de entrar yo sí lo retomé con mi esposa. Y me dijo: ─sí, adelante,
échale ganas, eso a lo mejor te puede dar un ascenso después. Y ahora que se viene,
te digo, lo de [una comisión en el sindicato], yo sí lo consulté con ella. Yo le dije que
me iba a desaparecer dos o tres meses, que iba a venir a lo mejor cada ocho días si
bien me iba. Le dije: ─ ¿cómo ves? Me dijo: ─pues adelante, sí. Como siempre ha
habido mucha comunicación, confía y confío en ella (PR1.Teodoro.S2.190215).
Entre las diferentes tareas sindicales, el maestro Teodoro fue elegido para participar
en la comisión organizadora de las elecciones internas, lo cual le demandaría ausentarse de
su trabajo frente a grupo y de su familia, ya que las actividades se desarrollarían en otra
ciudad:
Dentro del sindicato hay elecciones internas, este año (2015) es cambio de comité
ejecutivo, tanto del secretario general como de las comisiones. Para esto necesitan un
órgano electoral, como el INE, pero que controle esto, se saca de los delegados.
Somos trece regiones a nivel estado, y de esas trece se saca una persona por región,
de esta región me escogieron a mí. Entonces yo me voy a ausentar en su momento de
las labores escolares, unos dos meses, dos meses y medio posiblemente, para estar en
la ciudad de Toluca arreglando toda esa cuestión. Me tengo que alejar aquí del trabajo
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por la cuestión política, de planillas, tengo que involucrarme con ello. Para ese
entonces sí necesito ese tiempo (PR1.Teodoro.S1.170215).
El ejercicio de la actividad política también incluye reuniones sociales y asistencia a
eventos especiales, en ocasiones quizá más relativos al mantenimiento y construcción de
relaciones públicas, pero al parecer hay posibilidad de elegir entre asistir o no. Sin embargo,
aunque el maestro reconoce la importancia de hacerse presente ante los líderes sindicales,
hay ocasiones en que estos eventos se contraponen con sus momentos de convivencia
familiar:
Por ejemplo el fin de semana, tenía una actividad en la ciudad de Toluca. La verdad
no pude asistir. Además de que no pude, no quería asistir porque era una convivencia
con compañeros delegados, a la cual yo no quería asistir, porque dije: es 14 (de
febrero), yo quiero estar con mis hijos, quiero estar con mi esposa, quiero salir a
comer, quiero que estemos juntos [...] Yo tengo que estar cuidando mucho eso (las
relaciones públicas), porque sí es muy importante el estar presente. Me decía hace
días uno de los del comité ejecutivo: ─tienes que estar porque el jefe te tiene que ver
ahí, ya te está ubicando, te ubica muy bien. Pero sí repercute, no te creas. De hecho
tuvimos un evento y me dijo un compañero del comité que si podía dar el discurso:
─Prepárate un discurso de agradecimiento al líder. Ya lo preparé, lo mandé para que
lo leyeran, lo checaron. De una u otra manera, cuando me acerqué a darle el abrazo
al líder, él ya más o menos me empieza a ubicar. […] hay que cuidar mucho las
relaciones, ¿no? Pero pues he tratado de asistir a casi todos los eventos importantes.
Por ejemplo, el domingo tuvimos otro, pero una convivencia familiar, ahí sí me gustó
mucho porque pude ir con mi familia (PR1.Teodoro.S1.170215).
El maestro Hernando, otro de los maestros con actividad política también percibe que
el sindicato ha perdido la fuerza política que tenía antes de la RE2013. En su relato refiere
una posición subyugada del sindicato del Estado de México al gobierno estatal y hace
patentes las formas de relación clientelar, incluso en el contexto de la RE2013:
[…] Sí nos están quitando mucho poder, porque antes: ─ok, tienes el perfil, meto al
sindicato mis papeles, te buscamos un espacio, empiezas a cubrir interinatos, ya
después te basificamos y tienes por medio del sindicato una plaza, ¿no? Ahora
definitivamente, el poder que pueda tener el sindicato en ese sentido, pues necesitas
así como que ser hermano del líder, o familiar del líder como para que te hagan un
espacio […] (El sindicato) es cien por ciento partidista, ya sabemos de quién, hay toda
una estructura política que está basada en los profesores. Los eventos o las cosas,
bueno, todas las negociaciones, todo lo que pueda darse es directamente con el
gobernador […] (PR1.Hernando.S2.230215).
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Llama la atención que el maestro Hernando hable desde el colectivo, desde un
“nosotros” cuando se refiere al sindicato. Esto podría indicar que se ha asumido parte de un
grupo de poder. En seguida, la condición que este maestro menciona para obtener un lugar
en el magisterio sin pasar por los procesos normativos de ingreso que marca la reforma: ser
pariente del líder sindical, no es una sorpresa para quien está mínimamente enterado de este
tipo de prácticas institucionales, mismas que significaron uno de los mecanismos para que el
sindicato mantuviera el control de sus agremiados, y que fue solapada por numerosos
funcionarios públicos y diversos niveles de gobierno desde sus inicios.
El maestro Hernando menciona, algunos cambios en las condiciones laborales con las
que los docentes de recién ingreso deben trabajar, esto es en una flexibilización. Considera
que estos cambios repercutirán en la contribución al sindicato y por lo tanto, en el futuro
sobre las pensiones de varias generaciones de docentes:
Ahora haces tu examen y si te quedas te dan tu nombramiento por tres meses, […] no
te da derecho de afiliación al sindicato, lo que me preocupa porque digo: ─OK, mi
jubilación, ¿quién la va a pagar? Y entonces están restando poder al sindicato […] no
solamente en lo político, está lo económico porque todavía te digo, tengo como quince
generaciones que van a ir pagando mi jubilación […] digo: ─OK. Pero cuando lleguen
las demás generaciones, ¿qué va a pasar? porque digo, ahorita ya nos estamos
quedando sin agremiados, ahorita ya no están llegando con documento de base,
entonces si no eres de base no eres sindicalista, y por lo tanto ¿Cómo te afilias?
¿Tienes seguro? Yo no sé si tengan seguro las personas que estén llegando ahorita,
no sé si tienen las prestaciones que nosotros tenemos. No tienen los días económicos,
no tienen eso del ahorro, no puedes sacar ni la credencial [risa sarcástica] […]
(PR1.Hernando.S2.230215).
Resalta que un delegado de zona, como es el maestro Hernando, afirme que para ser
sindicalista se debe contar con base magisterial. Dentro de los estatutos del SMSEM, el
capítulo IV referente a los derechos y obligaciones de los miembros del sindicato no existe
algún artículo que refiera esto. De hecho, el requisito de acreditar ser maestro de base se
menciona únicamente para ejercer el derecho a voto en cada delegación o representación
sindical, lo cual se encuentra asentado en el artículo 76 del mismo documento. Es importante
mantener presentes las dudas y afirmaciones del maestro, ya que las prácticas concretas
pueden ser diferentes a las estipuladas en la normatividad. Por otra parte, el maestro vincula
la pensión y otras prestaciones como si estas las otorgase directamente el sindicato.
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También el maestro Hernando manifiesta un conflicto por el tiempo que debe dedicar
a las actividades sindicales. Él se hace cargo de los cuidados de su bebé de dos años de edad
y su hijo de nueve por las tardes. Para él, una táctica que le ha permitido cumplir con su
función política y familiar ha sido conseguir el apoyo del secretario general de zona. Una vez
más se observa un entrecruce entre la vida sindical y la vida familiar:
Ya llegando a casa, el bebé es más exigente conmigo […] y por eso también decidí
que ya no voy a tener trabajo para estar allá (en su casa) […] las juntas del sindicato
son en la tarde a las seis, los miércoles ya no he ido, generalmente las han hecho en
miércoles. Entonces yo lo único que hago es: me pasan la información, de hecho [el
secretario], me pasa la información, ya sea que yo haga las impresiones de la
información, y pasa él y reparte, o yo reparto a las escuelas que me tocan. Solo me
toca ésta (escuela) y [otra primaria] que está ahí (a unas cuadras). Si llega a pasar eso
tengo que escaparme a la hora del recreo, está aquí a cinco minutos, voy, regreso. O
luego en la tarde voy a [otra primaria de la zona], pero ya trato de organizarme de
manera que quede de paso y pierda el menor tiempo posible [...] No es difícil, es
laborioso pero pues hay que estar… vamos, no descansar, simplemente
(PR1.Hernando.S2.230215).
Con base en lo anterior, puede decirse que el ejercicio de la política sindical implica
una dedicación de tiempo para las diferentes acciones como reuniones, comisiones,
organización y participación en eventos masivos, etc., las cuales se deben compaginar con
las obligaciones inherentes al trabajo docente y por supuesto, familiares. Los dos docentes
que ejercen actividad político sindical reconocen esta condición, pero en su discurso se
develan ciertas diferencias, tanto en el uso del tiempo entre la vida profesional y la vida
privada, como en las condiciones personales y familiares.
Por ejemplo, el maestro Hernando tiene plaza docente sólo en el turno matutino, por
las tardes cuida a sus dos hijos: un bebé de dos años y un niño de nueve, su esposa también
es maestra pero en nivel secundaria y trabaja en los dos turnos. Por su parte, el secretario
general de zona, el maestro Teodoro trabaja el turno matutino y el vespertino, en una primaria
y en una secundaria. Su esposa es comerciante, y se encarga del cuidado de sus dos hijos la
mayor parte del día.
La disponibilidad de tiempo para el ejercicio profesional y político sindical es
diferente, y por lo tanto, la organización del tiempo también lo es. Sin embargo, las
condiciones laborales son iguales: ya no es posible, al menos en lo normativo, obtener
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ascensos, puestos, número de horas, entre otros beneficios, a partir de la actividad política
sindical. Ahora las reglas están marcadas en la LGSPD. Esto da lugar a una diversidad de
motivos por los que quienes participan en la política sindical lo sigan haciendo si ya no hay
posibilidades de obtener muchos o algunos de los beneficios en el ejercicio docente.
Los relatos del maestro Hernando y el maestro Teodoro dejan ver la prioridad que
asignan a los asuntos familiares frente a los de política, aunque no por ello dejan de realizarla.
Es evidente que ejercen un tipo de masculinidad no tradicional de forma preponderante,
debido a la importancia que le dan a la convivencia familiar. Sin embargo, cabe preguntarse
más allá de los tiempos de ocio, cuál es el manejo del tiempo que existe para aquellas
actividades que tradicionalmente realizan más las mujeres, tales como el trabajo doméstico
y de cuidados a los miembros dependientes del hogar. Los diversos estudios que existen sobre
el uso del tiempo (García y Rodríguez, 2015), ayudan a revelar cómo se da este uso y si hay
diferencias de género.
3.3. “Todavía no, siento que me falta experiencia y conocer más”: la participación
política sindical como táctica a futuro
En el contexto de la implementación inicial de la RE2013, la participación política como un
plan a futuro es vista como una táctica, entre otros fines, para mejorar las condiciones
laborales. Son las dos maestras quienes expresan un interés por la incursión en la política
sindical, pero la han pospuesto. Sus razones tienen que ver para una de ellas, con la
autopercepción de sus habilidades y desenvolvimiento en ámbitos políticos, y para la otra, la
falta de tiempo disponible debido a sus condiciones de trabajo y de organización familiar.
Por ejemplo, la maestra Martina dice:
Todavía no, siento que me falta experiencia y conocer más. Luego mis compañeras
hablan de cosas y yo me quedo: ─eso no me lo dijeron en la Normal [gesto de
extrañamiento]. Entonces tengo que tomar más experiencia. [A futuro] A lo mejor sí,
subir a otro nivel.
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La maestra considera que la participación política implicaría un ascenso de puesto en el
magisterio. Al preguntarle qué necesitaría para lograr esto, respondió:
Más que nada conocer a los de a mi alrededor, no soy muy sociable que digamos,
entonces sí necesito relacionarme más con las personas que tienen esos cargos o que
se involucran más con eso […] darme a conocer […] porque desgraciadamente aquí
en el país el que no conoce y el que no tiene palancas no avanza
(PR3.Martina.S2.170315).
Puede leerse que para entrar a la actividad sindical su táctica es esperar a contar con
más años de servicio y con ello, tener mayor conocimiento del trabajo docente. Pero la misma
entrada a la actividad política se entiende como una estrategia para concretar sus planes de
ascenso en el servicio docente y mejorar sus condiciones laborales, lo que coincide con las
formas gremiales anteriores a la implementación de la RE2013. En términos de cultura
política, la expresión habla por sí misma: “el que no tiene palancas, no avanza”.
La maestra Fabia menciona que también le interesa la actividad política, pero que por
ahora no tiene tiempo para ello, pues de lunes a viernes, aunque vive a unos pasos de la
escuela y se encarga del cuidado de una de sus tres hijos, también debe atender la maestría
que estudia los fines de semana y por supuesto sus obligaciones docentes. Los días viernes
viaja cuatro horas para reunirse con el resto de su familia en otra ciudad.
Sí me gustaría poder hacerlo, pero pues no he tenido la oportunidad de ingresar […]
por la dinámica de trabajo y también porque laboralmente a veces son muchas cosas
con las que hay que cumplir y bueno, con eso no hay de otra, ¿no? Hay que cumplir
o cumplir. (PR5.Fabia.S1.180515).
Las razones de esta maestra para iniciar una carrera gremial también están
relacionadas con la intención de lograr ascensos como docente, pero a partir de la obtención
de su grado de maestría:
En el sindicato te ofrecen ese apoyo, que tú docente puedas estudiar y ya después de
que terminaste los estudios, ingresas tu documentación para que puedan otorgarte otro
puesto. Un nivel diferente al que tienes, ya no eres docente, sino que ahora tienes la
maestría, y se te remunera económicamente (PR5.Fabia.S1.180515).
Mientras tanto, sus relaciones con el sindicato implican que hasta el momento de las
entrevistas, llevaba dos años esperando su cambio de adscripción para poder vivir y trabajar
cerca de su familia en el municipio de donde es originaria, o por lo menos no tan lejano:
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Yo he estado solicitando el cambio desde el ciclo pasado, y pues hasta ahorita no ha
llegado. No sé de qué dependa, a lo mejor de que no conozca a alguien en mi
sindicato, quien me pueda ayudar, no lo sé, no lo sé (PR5.Fabia.S1.180515).
Reflexiones preliminares
Es posible distinguir entre los docentes que no tienen interés por ejercer algún tipo de
actividad política, ya sea dentro o fuera del ámbito sindical. Entre “hacer montón”, “andar
ahí”, “la corrupción”, o el que “para recibir de la política haya que dar”, constituyen una
serie de significaciones negativas que orientan la decisión de no participar.
Pero también habla de una cultura política internalizada y desde la cual, la generalidad
de los docentes entrevistados perciben que las anteriores afirmaciones son la única forma en
que funcionan las instituciones sindicales, salvo una docente que refirió a una dimensión de
vocación como condición necesaria para tener actividad sindical.
El desencantamiento, rechazo o fastidio de los docentes no interesados en la política,
necesariamente tuvo que pasar por una socialización donde observaron y/o experimentaron
cómo funciona el ámbito político, principalmente el sindical, pero también en otros espacios
(Blumer, 1982). De estos docentes sólo uno refirió su experiencia personal concreta como
representante sindical de su escuela; el resto, al parecer expresó más su percepción desde
afuera, pero con el establecimiento de las interacciones ya mencionadas.
No obstante, aunque la mitad de los docentes expresó una negativa por la actividad
sindical, la mayoría considera importante mantenerse enterado, tanto de la información
generada en el ámbito sindical como de las políticas educativas y condiciones laborales. Las
razones expresadas versaron en el cuestionamiento de la credibilidad de la información
recibida por algunos actores escolares, sobre los planes de ascenso y participación sindical a
futuro, los cambios en las condiciones laborales que experimentaban, la inmediata evaluación
docente, o diferentes trámites realizados, como el cambio de adscripción.
Además de mantenerse informados, quienes sí tienen actividad sindical reconocieron
la importancia de hacerse presentes en su sindicato. La razón principal fue el mantenimiento
de relaciones con las figuras de poder en esta institución y el labrar posibles beneficios, si no
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como docentes, sí dentro del mismo sindicato. Salvo la maestra que mencionó la dedicación,
en ningún relato se destaca la característica central de una organización gremial: la defensa
de los derechos de sus agremiados.
A partir de los relatos de los docentes entrevistados, se hace visible la importancia de
la disposición y uso del tiempo para tener actividad política. Sin embargo, las diferencias por
género se presentan cuando esta participación se pospone, se pausa o se limita, debido a los
trabajos de cuidados principalmente, que deben asumir mujeres y hombres en la docencia.
La participación sindical, entonces debe competir con el uso del tiempo en el ámbito familiar,
las obligaciones profesionales inherentes a la escuela, los pasatiempos y en algunos casos
con la formación y proyectos profesionales paralelos. Esta lucha se da en un contexto social
donde están presentes diferentes cambios en las masculinidades.
El conflicto por el uso del tiempo dedicado a la actividad sindical y las obligaciones
frente a grupo parecen arreglarse gracias a las redes de apoyo en el propio sindicato o las
autoridades escolares, mientras que la competencia con el tiempo dedicado a la familia parece
ser más difícil de manejar.
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Conclusiones finales
El desarrollo del trabajo docente se ha transformado a la par de los cambios institucionales y
de vida de los docentes a lo largo de sus trayectorias. Debido a la heterogeneidad de los
maestros entrevistados, es posible observar que sus condiciones laborales, de formación
profesional y de relaciones con su sindicato, han cambiado desde mediados de la década de
los ochenta hasta la entrada en vigor de la RE2013.
Las condiciones institucionales y de la propia vida de los maestros entrevistados los
han llevado a desarrollar sólo tácticas y no estrategias que les han permitido, no sin tensiones,
desarrollar su trabajo y satisfacer sus necesidades como sujetos de cierto género, con una
vida familiar en una etapa de vida específica.
Podemos observar diferentes tipos de tácticas. En las primeras etapas que marcaron
el inicio de las trayectorias de los maestros, es visible que los jóvenes buscaban forjarse un
futuro a partir de las condiciones que ofrecía no sólo el sistema educativo mexicano, sino el
modelo económico del país. Especialmente las opciones educativas ofrecidas por el Estado
en ciertos contextos socioeconómicos y geográficos, las representaciones sociales sobre la
profesión docente como campo laboral y las condiciones laborales. Para jóvenes que con
esfuerzos fueron profesionistas de primera generación en sus familias echando mano de las
escuelas cercanas, los apoyos familiares y la influencia de familiares o círculos sociales
cercanos al magisterio, ser docentes se llegó a considerar una fortuna, una bendición de Dios,
o a una conformidad con nombramientos de tres meses, en sitios apartados y utilizando una
buena cantidad de tiempo, sobre todo para los no normalistas, en gestiones burocráticas o
sindicales.
Ante las estructuras de trabajo docente, los maestros entrevistados generan tácticas
pero difícilmente estrategias. Un ejemplo de ello es su afiliación a un sindicato cuya única
movilización política se ha construido históricamente a partir de una corporativización a un
partido en el poder estatal, en el que las relaciones clientelares han sido frecuentes. Las
trayectorias de los maestros se fueron desarrollando bajo diferentes circunstancias,
comenzando en la década de los ochenta con los sueldos bajos pero con la estabilidad laboral
de las plazas de tiempo indeterminado y con prestaciones laborales complementarias.
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Con la implementación de Carrera Magisterial se vieron cada vez en ritmos más
acelerados de trabajo y estudio para tratar de entrar o avanzar en un esquema meritocrático,
optar por un segundo turno de trabajo, o diversificar sus fuentes de ingreso. En estas tácticas
tuvieron peso los deseos y gustos profesionales, pero sobre todo, las diferencias de género y
la etapa de vida. Las mujeres apostaron a la formación y la carrera magisterial, mientras los
hombres lo hicieron a la doble plaza, trabajos alternativos o incluso la actividad sindical. Al
estar la mayoría en etapa reproductiva, la formación profesional y la certificación implicaba
la búsqueda de redes de apoyo familiares. Al parecer, para las mujeres era más viable realizar
estudios largos y luego tener familia, mientras para los hombres, algunos de los cuales
tuvieron que interrumpir sus estudios por cuestiones familiares, las opciones educativas
cortas y laborales parecen combinar mejor con sus papeles sociales de proveedores, si bien
todos, hombres y mujeres, eran los proveedores principales de sus familias. Con el tiempo
como un bien escaso, la ubicación de las escuelas donde trabajan tiene un lugar importante
en la organización familiar cotidiana, y por lo tanto, los cambios de adscripción son un punto
central de las condiciones de trabajo.
Por otro lado, a falta del apoyo de los colegas dentro de las escuelas así como de
cursos de actualización de buena calidad, los docentes tenían que echar mano del apoyo de
los familiares o compañeros de sus carreras para poder desenvolverse en la escuela. Esto es
importante ya que la formación de culturas magisteriales se liga más a la formación inicial y
a las redes familiares que al trabajo en las escuelas que aparece como solitario. Es notoria,
también, la crítica a los escasos apoyos del Estado a la formación continua y a las escuelas
normales.
En las entrevistas se hizo evidente cómo el cambio de reglas laborales en 2013, con
las que los derechos ganados como la permanencia quedan en riesgo de ser perdidos, impera
una incertidumbre que perturba los mismos planes de vida de los docentes.
En parte, esta incertidumbre era causada por la falta de información proporcionada
por su sindicato y las autoridades y, aunque buscaban información, en algunos casos habían
surtido efecto los rumores relacionados con los alcances de esta reforma, en términos de los
derechos laborales que les preocupaba perder. Dentro de la incertidumbre es notoria la poca
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confianza en el sindicato y una escasa cultura política. Hubo posturas de confianza en los
posibles beneficios a futuro de la RE2013 basadas en experiencias con políticas de reforma
anteriores, por una retórica de la flexibilidad laboral normalizada o la aceptación de la
evaluación como una posibilidad. Pero los docentes, según su etapa de vida, fueron
preparando tácticas ante un escenario incierto. El adelanto en el proceso de jubilación, es un
recurso a la mano de quienes ya cumplían o se acercaban al número de años de servicio
requeridos. Pero esta no resultaba una opción entre quienes comenzaban su trayectoria
profesional o se encontraban a la mitad del camino, en parte por el tiempo que les faltaba
para llegar a la edad de jubilación, pero también por la satisfacción que la mayoría de los
docentes expresó acerca del desarrollo de su trabajo con los alumnos.
La etapa de vida, como parte de la vida privada de los docentes entrevistados cobra
importancia, pues sus responsabilidades familiares, les demandan en su mayoría, un papel
como proveedores principales, ya sea de su descendencia o de familiares mayores. Para el
grueso de los docentes entrevistados, las posibilidades tácticas se ceñían a permanecer en la
docencia y prepararse para una subsecuente evaluación a su trabajo, pese a la desconfianza
de que las autoridades cometan injusticias o errores. Este itinerario tiene distintos sentidos
según el género y los deseos profesionales, ya que las mujeres, a diferencia de los varones
que se dicen confiados, no tienen la certeza de lograr pasar las evaluaciones. Mientras que
algunos, hombres y mujeres, se inclinan por llevar a cabo estudios de formación continua y
certificación que les permitan diversificar sus áreas de desarrollo profesional, ya sea para
amortiguar la incertidumbre laboral prevaleciente o como previsión ante un posible resultado
como docentes no idóneos y su posible salida de la docencia. Además, como ya mencioné,
la táctica de realizar otros estudios profesionales está diferenciada por el género, debido al
peso de la dedicación de tiempo y la organización familiar que implican, ya que la
responsabilidad del cuidado de los hijos o padres es asumida principalmente por las maestras,
aunque algunos maestros también la asumen.
Las redes de apoyo familiares, la mayoría de las veces femeninas, resultan cruciales.
Una ventaja de analizar al trabajo docente como un mercado de trabajo sujeto a las
transformaciones socio-históricas y económicas nacionales y globales, es que con ello se da
cuenta de aquellas tensiones y posibilidades entre la vida privada y la vida profesional, que
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pueden acentuarse en contextos de flexibilidad laboral. Al respecto, valdría preguntarse si las
redes de apoyo seguirán presentes y bajo qué condiciones. Así mismo, si las formas de
responder de los docentes seguirán siendo a partir de tácticas individuales, o si estas nuevas
condiciones los llevarán a organizarse de formas diferentes.
Como se ha visto a lo largo de la tesis, para desarrollar el trabajo docente los maestros
han tenido que llevar a cabo tácticas donde su dinámica de vida privada se ve muchas veces
en tensión, pero también el trabajo docente ha sido una táctica para satisfacer necesidades de
su vida familiar. Aquí sólo se han tomado aspectos limitados tanto de la vida privada como
del propio trabajo docente (ya que no se abordó el trabajo en clase y las relaciones de los
docentes con los alumnos y los padres de familia), pero puede apreciarse que la vida privada
no es ajena al desarrollo del trabajo docente, y que en la forma en que los docentes se
enfrentan a los cambios en su situación laboral hay diferencias de género y de etapas etéreas
que son importantes y rara vez son tomadas en cuenta por las políticas educativas.
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