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INFLUENCIAS MEDITERRÁNEAS SOBRE PRODUCCIONES TARDÍAS REGIONALES EN EL NOROESTE PENINSULAR: LA CERAMICA DE ENGOBE ROJO DE LA VILLA DE TORALLA (VIGO) ADOLFO FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ 1 , SANTIAGO VIEITO COVELA 2 , FERMÍN E. PÉREZ LOSADA 3 1 Investigador del Laboratorio de Arqueoloxía da Universidade de Vigo (LAUV), 2e Andar, Facultade de Humanidades, 32004 Ourense, España ([email protected]) 2 Investigador del LAUV 3 Profesor Titular de Arqueoloxía da Universidade de Vigo e investigador principal del LAUV Presentamos en este artículo un conjunto de fragmentos en cerámica común recuperadas en las excavaciones de la villa de Toralla (Vigo, España). Se trata de una serie de piezas que imitan tanto las formas como las decoraciones de la T.S. Africana D. La fidelidad de estas copias valoriza a esta cerámica hasta el punto de poder considerarse un auténtico fósil director en el noroeste para los siglos IV y V, a la altura de las propias sigillatas a las que imita. En este estudio se analizan las formas, las decoraciones y la funcionalidad de los productos recuperados en Toralla para, finalmente compararlos con piezas similares provenientes de las capitales conventuales de Lucus y Bracara en busca de un posible centro productor. PALABRAS CLAVE: ESPAÑA, INFLUENCIA MEDITERRÁNEA, CERÁMICA COMÚN, CERÁMICA DE ENGOBE ROJO, IMITACIÓN TSA. D, VILLA DE TORALLA. 1. INTRODUCCIÓN Y LOCALIZACIÓN Hasta hace bien poco se creía que la presencia en el Noreste de los productos norteafricanos y orientales que inundan los mercados del mediterráneo en época tardía era casi anecdótica. Esta imagen, labrada en parte por la total ausencia de publicaciones sobre materiales, ha sido mutada en la última década de siglo XX gracias a las excavaciones que se vienen realizando y que han sacado a la luz un cuantioso expolio de materiales tardíos de importación –ARSW, LRC, LRD, DSP del grupo atlántico en lo que respecta a la cerámica fina y ánforas africanas y orientales como cerámica de almacenamiento- que sitúan a las costas gallegas dentro de las rutas comerciales de larga distancia en época tardía. Durante la segunda mitad del siglo IV y buena parte del siglo V, la sigillata africana D domina en los mercados del mediterráneo y del atlántico. El triunfo de un producto suele llevar aparejado una respuesta por parte del propio mercado, dicha respuesta en el mundo del comercio cerámico no es otro que la aparición de producciones de ámbito local-regional que imitan el producto de “moda” a un menor coste, produciéndose una competencia en destino entre: producto importado (caro, de buena calidad, de moda…etc.) y el producto local (más barato, de peor calidad y que imita al producto de moda). En el momento de mayor éxito de la TS Africana D, el efecto de la imitación se desarrolla en numerosos centros de destino e incluso en los propios puntos de origen. La DSP del grupo narbonense, los grandes platos del Duero producidos en TSHT o la propia LRC son ejemplos de imitaciones en oriente y en occidente que llegan a convertirse en auténticos competidores del producto imitado y en casos superarlo, alcanzando difusiones semejantes, como es el caso de la LRC (Atlante I, 80). El Noroeste no escapa al fenómeno de la imitación, cuyo exponente en el siglo IV y principios del V, van a ser una serie de productos en cerámica común recuperados en la villa de Toralla que copian fielmente algunos ejemplares y las decoraciones de la africana D. Su riqueza decorativa hizo que en ocasiones estos ejemplares fuesen identificados como auténticas sigillatas africanas. La villa de Toralla se encuentra enclavada en un pequeño cabo costero situado frente a la isla homónima, entre las playas de O Vao y Canido, en pleno centro de la ría de Vigo (Galicia) (Fig. 1). A partir del año 2002 y gracias a un proyecto de I+D llevado a cabo por la Universidad de Vigo (Laboratorio de Arqueología da Universidade de Vigo, LAUV) encargado por el Excmo. Ayuntamiento de Vigo, ha sido intensamente excavada e investigada. Los trabajos recientes de excavación (campañas 2002, 2003 y 2006) han permitido completar las excavaciones llevadas a cabo en los años 90 (campañas 1992-1994), obteniéndose como resultado la exhumación total del edificio principal de la villa así como el descubrimiento LRCW 2. Late Roman Coarse Wares, Cooking Wares and Amphorae in the Mediterranean: Archaeology and Archaeometry 99

Cerámica de engobe rojo de la villa de Toralla (Vigo)

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Fernández Fernández, A., Pérez Losada, F., Vieito Covela, S. (2007): “Influencias mediteráneas sobre producciones tardías regionales en el NW peninsular: la cerámica de engobe rojo de la villa de Toralla (Vigo)”, LRCW 2. Late Roman coarse wares, cooking wares and amphorae in the Mediterranean. Archaeology and Archaeometry, Archaeopress (BAR International Series 1662), Oxford, 2007, ISBN 978-1-4073-0098-6, Vol. 1, pp. 99-108.

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INFLUENCIAS MEDITERRÁNEAS SOBRE PRODUCCIONES TARDÍAS REGIONALES EN EL NOROESTE PENINSULAR:

LA CERAMICA DE ENGOBE ROJO DE LA VILLA DE TORALLA (VIGO)

ADOLFO FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ1, SANTIAGO VIEITO COVELA2,FERMÍN E. PÉREZ LOSADA3

1Investigador del Laboratorio de Arqueoloxía da Universidade de Vigo (LAUV),2e Andar, Facultade de Humanidades, 32004 Ourense, España ([email protected])

2Investigador del LAUV3Profesor Titular de Arqueoloxía da Universidade de Vigo e investigador principal del LAUV

Presentamos en este artículo un conjunto de fragmentos en cerámica común recuperadas en las excavaciones de la

villa de Toralla (Vigo, España). Se trata de una serie de piezas que imitan tanto las formas como las decoraciones de

la T.S. Africana D. La fidelidad de estas copias valoriza a esta cerámica hasta el punto de poder considerarse un auténtico fósil director en el noroeste para los siglos IV y V, a la altura de las propias sigillatas a las que imita. En

este estudio se analizan las formas, las decoraciones y la funcionalidad de los productos recuperados en Toralla para,

finalmente compararlos con piezas similares provenientes de las capitales conventuales de Lucus y Bracara en busca de un posible centro productor.

PALABRAS CLAVE: ESPAÑA, INFLUENCIA MEDITERRÁNEA, CERÁMICA COMÚN, CERÁMICA DE ENGOBE ROJO, IMITACIÓN TSA. D, VILLA DE TORALLA.

1. INTRODUCCIÓN Y LOCALIZACIÓN

Hasta hace bien poco se creía que la presencia en el Noreste de los productos norteafricanos y orientales que inundan los mercados del mediterráneo en época tardía era casi anecdótica. Esta imagen, labrada en parte por la total ausencia de publicaciones sobre materiales, ha sido mutada en la última década de siglo XX gracias a las excavaciones que se vienen realizando y que han sacado a la luz un cuantioso expolio de materiales tardíos de importación –ARSW, LRC, LRD, DSP del grupo atlántico en lo que respecta a la cerámica fina y ánforas africanas y orientales como cerámica de almacenamiento- que sitúan a las costas gallegas dentro de las rutas comerciales de larga distancia en época tardía.

Durante la segunda mitad del siglo IV y buena parte del siglo V, la sigillata africana D domina en los mercados del mediterráneo y del atlántico. El triunfo de un producto suele llevar aparejado una respuesta por parte del propio mercado, dicha respuesta en el mundo del comercio cerámico no es otro que la aparición de producciones de ámbito local-regional que imitan el producto de “moda” a un menor coste, produciéndose una competencia en destino entre: producto importado (caro, de buena calidad, de moda…etc.) y el producto local (más barato, de peor calidad y que imita al producto de moda). En el momento de mayor éxito de la TS Africana D, el efecto de la imitación se desarrolla en

numerosos centros de destino e incluso en los propios puntos de origen. La DSP del grupo narbonense, los grandes platos del Duero producidos en TSHT o la propia LRC son ejemplos de imitaciones en oriente y en occidente que llegan a convertirse en auténticos competidores del producto imitado y en casos superarlo, alcanzando difusiones semejantes, como es el caso de la LRC (Atlante I, 80).

El Noroeste no escapa al fenómeno de la imitación, cuyo exponente en el siglo IV y principios del V, van a ser una serie de productos en cerámica común recuperados en la villa de Toralla que copian fielmente algunos ejemplares y las decoraciones de la africana D. Su riqueza decorativa hizo que en ocasiones estos ejemplares fuesen identificados como auténticas sigillatas africanas.

La villa de Toralla se encuentra enclavada en un pequeño cabo costero situado frente a la isla homónima, entre las playas de O Vao y Canido, en pleno centro de la ría de Vigo (Galicia) (Fig. 1). A partir del año 2002 y gracias a un proyecto de I+D llevado a cabo por la Universidad de Vigo (Laboratorio de Arqueología da Universidade de Vigo, LAUV) encargado por el Excmo. Ayuntamiento de Vigo, ha sido intensamente excavada e investigada. Los trabajos recientes de excavación (campañas 2002, 2003 y 2006) han permitido completar las excavaciones llevadas a cabo en los años 90 (campañas 1992-1994), obteniéndose como resultado la exhumación total del edificio principal de la villa así como el descubrimiento

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parcial de otras estructuras anexas como edificaciones secundarias o uno de los esquinales de una gran salina. Podemos decir sin miedo a caer en equívocos que Toralla es el caso mejor conocido de todas las villae del noroeste peninsular pudiendo llegar a convertirse en verdadero paradigma arqueológico de la ocupación rural tardía en las costas de la Gallaecia.

A grandes líneas, se trata de una villa formada por un edificio principal (pars urbana), varias estructuras anexas y una parte dedicada a la explotación salinera (pars rustica). El edificio principal, de planta rectangular alargada fue concebida siguiendo una cuidada mensuración latina (3:1) respondiendo perfectamente al modelo de villa lineal típica de las provincias atlánticas, solamente “rota” por el ábside del triclinium que sobresale justo en el centro de la fachada sur (Fig. 3). El edificio se divide en varias áreas funcionales donde distinguimos un primer sector residencial noble, articulado en torno a un gran pasillo porticado que funciona al mismo tiempo como fachada abierta al patio y como área de distribución hacia las diferentes estancias y un sector de servicio. Dentro del sector residencial distinguimos de nuevo una parte más “de prestigio”, a la cual se accede desde un espacio cuadrangular a modo de hall, formada por un triclinium, situado frente a la puerta principal y en el eje central del edificio, un oecus situado sobre el eje perpendicular y un pequeño complejo termal con acceso desde el propio triclinium. El sector residencial se completaría con los diferentes cubicula,todos ellos accesibles desde el pasillo. En el sector de servicio, situado en la parte oeste del edificio, nos encontramos con tres estancias con dedicaciones claramente domésticas careciendo de accesos directos desde la parte residencial a non ser por la zona exterior. Esta parte está formada por una cocina, una despensa y por el almacén donde se sitúa el praefurnium. El Edicicio 3, parcialmente excavado, se sitúa muy cerca de la parte servil por lo que nos inclinamos a atribuirle una función de estructura auxiliar de servicio. El complejo se completa con la presencia del tanque salinero que de extenderse hasta la costa aclararía tajantemente cual fue la base económica y productiva de Toralla (Fig. 3).

2. LAS IMITACIONES DE LA T. S. AFRICANA D

En el expolio cerámico de Toralla también aparecen formas en cerámica común que imitan fielmente ejemplares hispánicos, como la Forma 37T o la Forma 82 – Palol 5. No es el momento ni el tema de estudio el presentar aquí estos ejemplos por lo que nos centraremos en las piezas que imitan formas y decoraciones de la Africana D para mostrar la gran influencia que tuvo esta cerámica mediterránea en las tradiciones alfareras del noroeste.

Las imitaciones en Toralla conviven con las propias piezas a las que imitan y que suponen el grueso de la cerámica de mesa del yacimiento. Como observamos en

la gráfica (Fig. 2), la Africana D supone más el 50 % de la cerámica fina de mesa recuperada destacando las formas 58B, 59A y B y en menor medida la 61 y la 67. Por detrás, con porcentajes similares se sitúan la TSHT, la Africana C y el grupo de las imitaciones con un 14 %. Es evidente que en el yacimiento esta cerámica es minoritaria por detrás de las sigillatas, una situación que se pude explicar mediante el mapa de dispersión de estas piezas en Toralla. Las imitaciones, exceptuando algunos hallazgos en la parte norte del edificio principal, se concentran en la denominada área de servicio compuesta por el almacén, la cocina, la despensa y el Edificio 3 (Fig. 3). Esta distribución, nos lleva a pensar en la posibilidad de que se trate de la cerámica de mesa utilizada por las personas al servicio de los dueños de la villa. De esa forma, el personal de Toralla contaba con una vajilla a imagen y semejanza de la que disfrutaban los “señores”, aunque de menor coste y de peor calidad que las sigillatas. Los hallazgos cerámicos de una futura excavación del Edificio 3 vendrán a corroborar o anular esta primera hipótesis sobre los posibles usuarios de este tipo de producción.

2.1. Caracterización macroscópica:

pasta, barnices y funcionalidad

Existen apreciables diferencias entre las pastas de los ejemplares recuperados en Toralla. Por esta razón no queremos aventurarnos y elaborar una serie de grupos atendiendo a características macroscópicas por lo que solamente apuntaremos una serie de características generales de pastas y engobes. Para la descripción de los colores se ha utilizado el “Code des couleurs des sols” de A. Cailleux (Paris, Editions N. Boubée et Cie.).

Las pastas presentan generalmente una apariencia depurada a pesar de la existencia de bastantes materiales no plásticos de grano fino, medio o incluso grueso cuando se tratan de cuarzos. En la fractura, la pasta aparece laminada a modo de galleta aunque bastante dura o en ocasiones muy dura en ejemplares mejor cocidos. La gama de colores que presentan estas pastas es muy variada predominando las tierra siena, tanto natural clara (N39) como tostada (P25), aunque también están presentes la tierra verde tostada (N29) o la tierra sombra (P29).

En cuanto a los engobes decir que la mayoría aparecen como una capa fina y aguada –en ocasiones con marcas de pulido- que apenas cubre bien toda la superficie quedando en algunos ejemplos la pasta al aire. Normalmente recubre toda la pieza incluyendo, en la mayoría de los ejemplos de Toralla, la propia superficie de apoyo del plato. Este engobe suele ser mate con tonalidades que van desde el rojo inglés (R13) al rojo venecia (R17) pasando por el rojo inglés claro (N17/P11).

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Ninguno de los ejemplares recuperados en Toralla presenta marcas de una posible exposición al fuego. Esta característica, unida a que los barnices no parecen tener una clara funcionalidad más que la de embellecer la pieza y darle un aspecto más próximo al de las sigillatasa las que imita, nos hacen llegar a la conclusión de que se tratan de piezas destinadas al servicio de mesa, es decir, como receptores de líquidos y sólidos y nunca como artefactos para la transformación de alimentos. De esta forma se separan funcionalmente de sus hermanas, las fuentes de “imitación de engobe rojo pompeyano” destinadas no solo a la recepción de alimentos sino también a su transformación.

2.2. Las Formas

Las formas aparecidas en Toralla se resumen en dos tipos de fuentes: por un lado los ejemplares de borde largo y variable de los que conservamos una fuente y un plato decorado., y por otro, el ejemplar que imita la forma Hayes 61.

Del primer grupo (Fig. 4, nº 1-4) podríamos decir que se trata de una imitación de la forma Hayes 59B pero parece claro que existen otras influencias que hay que tener en cuenta. Se trata de fuentes/platos con borde curvo – una característica poco común de la forma africana- jalonado por acanaladuras y en los ejemplares 2 y 3 escalonado. El perfil de estos recuerda a la conocida forma híbrida 59/67 o “forme bâtarde” identificada en el yacimiento de Lestrade (Martin 1977, 99-101). La inspiración en estos ejemplares de Francia tan raros y por ahora inexistentes en el noroeste peninsular parece poco probable por lo que hay que pensar en una forma ecléctica creada a partir de las formas Hayes 59 y 67. El ejemplar 1 sustituye el escalón por una nueva acanaladura dando lugar a un perfil similar al de los otros platos mientras que el fragmento 4 se adivina similar a los demás aunque con un escalón menos marcado. Los dos ejemplares que conservan la unión de la pared y el fondo están decorados con motivos estampillados en banda limitados por acanaladuras. La forma Hayes 59B parece comenzar a producirse sobre el 320 para finalizar sobre el 420 (Hayes 1972, 97-100). En cuanto a la cronología de la forma Hayes 67, Hayes propone las fechas de 360 al 470 (Hayes 1972, 115-116). La otra forma presenta en Toralla es la que imita a la Hayes 61 (Fig. 4, n° 5), concretamente a la variante A datada entre el 325 al 420 (Hayes 1972, 107).

2.3. Las Decoraciones

Todos los motivos representados están estampillados sobre el fondo de los platos y la mayoría dispuestos en banda. Entre los motivos, las palmetas son, sin lugar a dudas, las protagonistas ya que solamente no están presentes en los fragmentos nº s 10, 12, 14, 23 y 24 (Fig. 5 y 6). Junto a las palmetas, aparecen otros motivos como círculos, rosetas o galones.

Palmetas

Del Tipo 1, una palmeta simple ovoide la tenemos presente en los fragmentos 1 y 7 (Fig. 4 y 5), concretamente de la variante b – parece que estamos ante el mismo punzón- perteneciente al Estilo A (i)-(ii) de Hayes datado en la 2ª mitad del s. IV. Concretamente el motivo aparece estampado sobre las formas 59A, 61A y 67 (Hayes 1972, 229).

Del Tipo 2, con nervadura central, tenemos la palmeta estampillada sobre el 2 (Fig. 4). Este motivo perteneciente al Estilo A (ii) y datado a mediados del s. IV apareciendo sobre la forma Hayes 67 (Hayes 1972, 229).

En el Tipo 5 incluimos con dudas las dos palmetas de pequeño tamaño, redondeadas y con nervadura central estampados sobre los fragmentos 15 y 16 (Fig. 5). Este motivo pertenece al Estilo A (iii), datado en mediados del s. V sobre la forma Hayes 61 (Hayes 1972, 231).

Las demás palmetas: 6, 8, 13, 17, 18, 20, 21 y 22 (Fig. 5 y 6), de forma ovoide las consideramos como novedades decorativas basadas en las palmetas del Estilo A (i)-(ii). Esta palmeta recuerda a los punzones utilizados para decorar las DSP cuyo contorno suele ser a base de punteados.

Círculos

Del Tipo 24, dos círculos concéntricos, tenemos los ejemplos 2 y 12 (Fig. 4 y 5). Este motivo pertenece al Estilo A (ii) datado entre el 350 y el 380 (Hayes 1972, 235). El círculo del 2 alterna con una palmeta del Tipo 2 (Fig. 4).

Del Tipo 26, concretamente de la variante q o x, dos círculos concéntricos con punto en el interior, lo tenemos representado en el 1 alternando con una palmeta del Tipo 1 (Fig. 4). Este motivo pertenece al Estilo B o C que Hayes data desde mediados del s. IV hasta principios del V (Hayes 1972, 219-220).

Del Tipo 31, dos círculos de variado tamaño con orla dentada, conservamos en Toralla los ejemplos de los fragmentos 10, 14, 17 y 22 (Fig. 5 y 6), alternando estos dos últimos con la palmeta considerada por nosotros como novedad de la producción. Este motivo aparece en los Estilos A (ii)-(iii) y sobre las formas Hayes 59 y 67 en torno a finales del s. IV e principios del V (Hayes 1972, 236). Mención aparte merece el motivo estampado en el fragmento 18 (Fig. 6). Se trata de un gran círculo con orla dentada que en su interior guarda una estrella de cinco puntas redondeadas. El motivo, del cual no encontramos paralelos, alterna con una de las palmetas “autóctonas”, lo que hace pensar en una composición propia de la producción.

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Galones

En el fragmento 23 (Fig. 6) nos encontramos con una serie de galones estampados en banda. Se trata del Tipo 75, perteneciente al Estilo A (ii) y más tarde adoptado por el Estilo A (iii) que aparece sobre la forma 67 y esta datado en la primera mitad del s. V (Hayes 1972, 243). Quizás el motivo del 11 (Fig. 5) también sean galones de menor tamaño.

Rosetas

Sobre el fragmento 24 (Fig. 6) se estampó una serie de rosetas unidas entre si por galones apuntados formando una especie de guirnalda en banda. No encontramos paralelo en las decoraciones sobre Africanas D por lo que lo consideramos un motivo novedoso de la producción quizás influenciado por las decoraciones sobre algunos platos de gran tamaño de TSHT.

2.4. Cronología

Como pudimos observar en la descripción de los motivos existe una discrepancia entre la disposición en banda, propia del Estilo A(iii) y los punzones identificados que en casos pertenecen al Estilo A(i)-(ii). El único fragmento en el que coinciden distribución y motivo es el nº 23 que podríamos datar en la primera mitad del siglo V. Los dos platos que conservamos íntegros, nº s 1 y 2, presentan palmetas del Tipo 1 y 2 alternando con círculos de los tipos 24 y 26 propios de la segunda mitad del siglo IV pero dispuestos en banda. Tanto la unificación de estilos decorativos como la creación de formas híbridas responden al propio carácter de la producción, una producción de imitación que busca abaratar costes con menos punzones y sobre todo con menos formas. Se imita la forma 59 y la 67 en una sola nueva forma y la 61, las formas más exitosas de la primera fase de la TS Africana D con las conviven en el propio yacimiento. Las imitaciones aparecen en los mismos niveles que las piezas a las que imitan (Hayes 59B, 61B y 67) y que nos da una cronología continua desde principios del siglo IV hasta principios del V.

2.5. Un posible centro productor

A pesar de los pocos estudios existentes sobre las cerámicas del noroeste en la última década, hemos podido confrontar el expolio cerámico de Toralla con los rescatados en las capitales conventuales de la Gallaecia:Lucus y Bracara. Entre la cerámica común de Lucus se incluyen una serie de platos/fuentes que imitan a las sigillatas africanas, concretamente a la forma Hayes 59 (I59). Estas fuentes están recubiertas por un engobe rojo intenso y adherente que cubre solamente el interior de las piezas, mientras que el exterior se pule. En cuanto a las decoraciones, se utiliza casi exclusivamente el espatulado conjugándose la tradición indígena con la

romana (Alcorta 2001, 375-382). Parece claro que se trata de una producción diferente a la encontrada en Toralla, quizás local y con el objetivo de abastecer la demanda de este tipo de productos en la ciudad, debido a la aparente escasez de cerámica fina (Alcorta 2001, 375-382). Por el contrario, la cerámica de imitación recogida en Braga y estudiada por Manuela Delgado, (Delgado 1993-94, 113-149) presenta unas características similares a las de Toralla. Las formas –la imitación de la 61 y sobre todo un gran número de fuentes de la forma ecléctica 59/67-, los engobes y las decoraciones –presencia de la misma palmeta novedosa de Toralla- muestran una clara similitud. A pesar de que no hemos podido comprobar visualmente el expolio de Braga creemos que estamos ante la misma cerámica de imitación. La existencia de estos productos en la capital conventual nos lleva a pensar que el posible centro productor puede estar enclavado en la propia ciudad o en sus cercanías. Esta circunstancia no sería de extrañar debido a la tradición alfarera de Bracara que se remonta a la triunfante “Cerámica Bracarense” de los siglos I-II y parece extenderse hasta los siglos VI y VII con las denominadas “Cerámicas Cinzentas” que imitan a la TS Africana, a las Focenses y sobre todo a las DSP del grupo atlántico (Gaspar 2003, 455-481). La presencia en Braga y no en Lugo refuerza el eje costero (Porto-Braga, Bajo Miño, Rías Baixas) que parece ser un gran centro de llegada de productos tardíos orientales y de redistribución de los regionales. Otras producciones del noroeste en época tardía, como las cerámicas localizadas en la costa Asturiana parecen influenciarse más por las DSP del grupo atlántico y por lo tanto con una cronología posterior.

3. CONCLUSIONES

El estudio del lote cerámico recuperado en la villa de Toralla y su confrontación con los ejemplares de Braga nos lleva a pensar que estamos ante una producción de carácter regional, quizás con centro en la propia capital conventual. Esta hipótesis sitúa a Toralla como uno de los destinos de estos productos, donde se observa a la perfección la convivencia de la imitación con lo imitado y quienes parecen ser los consumidores de unos productos y de los otros. De todos modos, todavía nos encontramos en un primer estadio sobre el conocimiento de estas piezas. Solamente podremos alcanzar un profundo conocimiento sobre la producción y la difusión de esta cerámica en los siglos IV y V si analizamos los expolios cerámicos las diferentes estaciones entre Braga y Vigo, en las costas gallegas y hacia el sur de Braga. Si la producción alcanza cierta magnitud, se podría elaborar un catálogo de formas y punzones.

Desde el LAUV y con la colaboración del Servicio de Fluorescencia y Difracción del CACTI (Universidade de Vigo) hemos puesto la primera piedra para una caracterización arqueométrica de estos productos que se completará con la unificación de los lotes cerámicos de

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Braga y Vigo y la comparción de los resultados con vetas de arcilla existentes en la región de Braga.

La fidelidad que demuestra esta producción la puede llegar a convertir en un auténtico fósil director para los siglos IV y V, incluso más preciso a la hora de datar que la propia sigillata, ya que no debemos olvidarnos de que estamos ante una cerámica común, seguramente con una vida mucho más corta que la cerámica fina importada.

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